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Dilemas éticos del principio de la vida

Dilema bioético
Dificultad en la toma de decisiones frente a un paciente, en cuya resolución es
necesario referirse a valores o principios que especifiquen lo que debe ser hecho en
oposición a lo que simplemente puede ser hecho o frecuentemente se hace.

Un profesional de la salud se ve enfrentado a un desafío ético cuando se plantea la


pregunta por el deber ser, en contraposición al simple poder hacer.

Los dilemas éticos del principio de la vida se pueden presentar en 4 situaciones:


● Aborto
● Anticoncepción
● Reproducción artificial: manipulación embrionaria
● Clonación - Investigación con células madres

Procedimiento de análisis de casos para cada una de las situaciones:

Lo común para estas situaciones es preguntarse:


● ¿Cuándo comienza la vida humana?
● ¿Qué es una persona humana?
● ¿Qué es un embrión no implantado?
● ¿Cuándo adquiere un embrión condición de persona y dignidad?
● ¿Cuándo adquiere derechos?
Respuesta según la ciencia
La vida comienza en la fecundación.
En el embrión, el proceso de desarrollo determinado por el código genético reúne
tres propiedades biológicas:
1. Coordinación: en todo el proceso de desarrollo, los cambios están dirigidos y
controlados por el genoma, y se producen dentro del embrión, entre este y su
medio, y desde el momento de la concepción hasta el nacimiento, confiriendo
una unidad compacta.
2. Continuidad: por ser un proceso sin interrupción. Se trata de un mismo
individuo humano que va adquiriendo su forma definitiva. Si en algún
momento ese proceso se interrumpe, se produciría la muerte del individuo.
3. Gradualidad: por la fuerza organizadora del genoma pasa de formas
simples a complejas, y eso permite que conserve su identidad e
individualidad.

LA VIDA HUMANA COMIENZA EN EL INSTANTE MISMO DE LA FECUNDACIÓN,


es decir, en el momento preciso de la unión de los gametos sexuales: femenino
(ovocito) y masculino (espermatozoide).

Con la conformación del huevo o cigoto se constituye un nuevo código genético


contenido en los cromosomas, es decir UN NUEVO GENOMA HUMANO; que es, en
todos sus aspectos ÚNICO E IRREPETIBLE en el universo, y distinto al de sus
padres.

Es el que IDENTIFICA AL NUEVO SER COMO BIOLÓGICAMENTE HUMANO y da


comienzo en él una serie de cambios, buscando primero, su formación, y luego su
desarrollo; para constituir su propia realidad biológica. Es este código genético la
fuerza intrínseca (propia del nuevo ser), que va determinar el impulso y a la vez la
dirección que va tener esa formación y ese desarrollo.

Por lo tanto el embrión tiene, por ser humano, el valor propio de la persona humana:
DIGNIDAD DE PERSONA HUMANA

Teorías sobre el inicio de la vida humana


LA VIDA COMIENZA:
● Con la anidación: día 14 – Pre - embrión: Informe Warnock (R.U. 1984): la más
difundida hoy.
● Con la formación de los esbozos de SNC
● Con el registro de la actividad cerebral fetal
● Con la posibilidad de mantener la vida extrauterina
● Con el nacimiento o el reconocimiento de la sociedad
Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la
interrupción legal del embarazo. (art. 86 inc. 2 del Código Penal)
En la Argentina toda mujer, niña, adolescente y, en general, toda persona con
capacidad de gestar, tiene derecho a solicitar una interrupción legal del embarazo
que cursa según los mismos estándares de calidad que el resto de los servicios de
salud, cuando:
● El embarazo representa un peligro para la vida de la mujer y este peligro no
pueda ser evitado por otros medios;
● El embarazo representa un peligro para la salud de la mujer y este peligro no
pueda ser evitado por otros medios;
● El embarazo proviene de una violación;
● El embarazo proviene de una violación sobre una mujer con discapacidad
intelectual o mental.

Respuesta según la ética


Juramento hipocrático - Escuela de Cos Grecia (SIGLO IV a. C)
“No daré a nadie, aunque me lo pida, ningún fármaco letal, ni haré semejante
sugerencia. Igualmente, tampoco proporcionaré a mujer alguna, un pesario
abortivo”.

La discusión sobre el embrión se plantea a varios niveles:


1. Saber si el cigoto tiene suficiencia constitucional de la que surge un valor
asimilable al de la persona constituida.
2. Saber si, independiente de que tenga o no suficiencia constitucional, el hecho
de estar en un proceso de desarrollo confiere a los embriones un valor y
dignidad asimilable a un ser humano a término.
3. Dilucidar si el valor conferido al cigoto tiene valor absoluto o puede, en
ciertas condiciones, ser ponderado frente a otros valores.
4. Dilucidar si en caso de duda sobre el valor del cigoto se tiene que optar
siempre por la opción que se cree ser la más correcta, es decir, optar por su
inviolabilidad.

Tres posiciones destacadas en la discusión:


1. Los embriones humanos son seres humanos merecedores del mismo respeto
y consideración que el resto de las personas a la luz de una constitución
biológica y genética que le permitirá culminar su desarrollo. Es la condición
de ser vivo y humano del embrión la que le confiere un estatuto equiparable
al estatuto de persona.
2. No resulta tan evidente y clara la premisa que equipara los embriones al
resto de las personas. Los embriones carecen de capacidad sensitiva y
reflexiva lo cual les impide establecer relaciones basadas en el
reconocimiento mutuo y el respeto como hacen las personas. Esto sitúa a los
embriones fuera de la moral activa y merecen un trato similar al que recibe
cualquier otro tipo de células humanas.
3. Considera que tienen que examinarse las razones a favor y en contra de la
utilización biomédica de los embriones y tratar de alcanzar, si no en el
terreno moral sí en el terreno legal y político, algún marco que concilie las
exigencias de respeto o protección del propio embrión, la investigación y las
aplicaciones terapéuticas derivadas de la experimentación.

Conclusión:
Al adoptar una posición tiene que estar gobernada por la responsabilidad y la
prudencia, basada en el conocimiento de los hechos que la biología molecular y la
genética nos aportan y nos seguirán aportando.
Recordar las dos palabras: responsabilidad y prudencia.

FALLO FAL
Aborto
Por aborto se entiende “la interrupción del embarazo en el seno materno”.
Desde el punto de vista médico se distingue entre:
● Aborto inducido o provocado: es el causado intencional y artificialmente, sin
importar el método al que se recurra.
● Aborto espontáneo: es el que sucede de manera natural y por accidente no
querido.
Desde el punto de vista jurídico se distingue entre:
● Aborto criminal: en el que la única intención es la muerte del niño.
● Aborto terapéutico: que designa al aborto indicado médicamente para
procurar la vida de la madre, el cual, generalmente la ley civil permite o al
menos lo tolera sin penarlo.
Fallo FAL (CSJN) Tres reglas
La primera:
● Que la Constitución y los tratados de derechos humanos no sólo no prohíben
la realización de esta clase de abortos sino que, por el contrario, impiden
castigarlos respecto de toda víctima de una violación en atención a los
principios de igualdad, dignidad de las personas y de legalidad.
● De este modo, se puso fin a la incertidumbre relacionada con el alcance del
artículo 86, inciso 2º, del Código Penal, en tanto algunas instancias judiciales
han entendido que éste sólo se aplica respecto de la víctima de una violación
que poseyera alguna discapacidad mental, criterio que llevaba a que la
cuestión se judicializara a lo largo del país con resultados adversos y, en
algunos casos, con riesgo a la realización del aborto o a la salud de la madre.
La segunda:
● Que los médicos en ningún caso deben requerir autorización judicial para
realizar esta clase de abortos, debiendo practicarlos requiriendo
exclusivamente la declaración jurada de la víctima, o de su representante
legal, en la que manifieste que el embarazo es la consecuencia de una
violación.
La tercera
● Que los jueces tienen la obligación de garantizar derechos y su intervención
no puede convertirse en un obstáculo para ejercerlos, por lo que deben
abstenerse de judicializar el acceso a estas intervenciones, las que quedan
exclusivamente reservadas a lo que decidan la paciente y su médico.

Exhortaron a las autoridades nacionales, provinciales y de la Ciudad Autónoma de


Buenos Aires, a implementar y hacer operativos, mediante normas del más alto
nivel, protocolos hospitalarios para la concreta atención de los abortos no punibles
a los efectos de remover todas las barreras administrativas o fácticas al acceso a
los servicios médicos y a disponer un adecuado sistema que permita al personal
sanitario ejercer su derecho de objeción de conciencia sin que ello se traduzca en
derivaciones o demoras que comprometan la atención de la requirente del servicio.

Objeciones al FALLO FAL


Uno de los puntos que sin dudas más llamaron la atención, es lo señalado en el texto
del Protocolo en cuanto a que el mismo es de “aplicación obligatoria en todo el
territorio argentino y debe ser puesto en práctica por todas las instituciones
sanitarias, tanto públicas como privadas”. Sin embargo, pretender otorgar tal
alcance resulta infundado, atento las consideraciones que brevemente pasamos a
exponer:
1. Imponer obligatoriamente el Protocolo resulta violatorio del principio de
división de poderes y de las autonomías provinciales. El Protocolo al
pretender ser obligatorio se aparta de lo expresado por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el fallo F.A.L. (2012), citado en el mismo protocolo, en
que en su parte resolutiva dispone:
● “Exhortar a las autoridades nacionales, provinciales y de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, con competencia en la materia, a
implementar y hacer operativos, mediante normas del más alto nivel,
en los términos aquí sentados, protocolos hospitalarios para la
concreta atención de los abortos no punibles y para la asistencia
integral de toda víctima de violencia sexual”.
● Sin entrar aquí a considerar las múltiples objeciones que se han
formulado al citado fallo FAL de la Corte Suprema, en lo que aquí
estamos analizando se puede constatar que la sentencia está en línea
con la postura de la Corte que siempre ha considerado los temas
vinculados con el poder de policía como de jurisdicción local.
● De lo expuesto surge que de acuerdo con el régimen federal de
gobierno adoptado por la Constitución Nacional, la obligatoriedad del
documento bajo análisis se encuentra acotada exclusivamente a la
órbita del Gobierno Nacional y sólo para el caso que cumpla con los
requisitos propios del derecho administrativo nacional, siendo los
gobiernos locales quienes, en ejercicio de sus poderes no delegados,
resultan competentes para implementar en su jurisdicciones
protocolos como el analizado.
● Por otra parte, y conforme la cita jurisprudencial transcripta, tales
disposiciones deben concretarse mediante el dictado de normas del
más alto nivel, es decir, con investidura legal.
● El protocolo en cuestión se encuentra lejos de tal ropaje legal, ya que
como públicamente lo han reconocido autoridades del Ministerio de
Salud, el mismo no ha sido aprobado por resolución alguna.
2. El Protocolo carece en sí mismo de validez y eficacia.
○ La doctrina administrativista suele discutir si los denominados
“protocolos” o “instrucciones internas” resultan ser “actos
administrativos de alcance general”, o bien, encuadran en los
denominados “actos internos de la administración”. Cualquiera sea la
conclusión a la que arribemos, veremos que el presente protocolo
carece de toda validez y eficacia.
○ Si se pretendiera otorgarle el carácter de acto administrativo de
alcance general, la Ley de Procedimiento Administrativo (Ley 19.549)
prescribe de manera clara y precisa en su artículo 11 que todo acto
administrativo de alcance general para adquirir eficacia deber ser
objeto de publicación. Ello sin perjuicio de los vicios manifiestos que a
todas luces afectan la validez del presente protocolo como tal, en
cuanto carece de elementos esenciales y de forma requeridos por la
misma Ley 19.549.
○ Asimismo, si se entiende que el protocolo consiste en un mero acto
interno de la administración y que como tal, no resultaría necesario su
publicación (artículo 103 del Decreto 1759/72), la jurisprudencia[i] de
nuestro país se ha ocupado de aclarar, que cuando tales instrucciones
proyectan sus efectos sobre terceros quebrando el círculo de sus
destinatarios internos, generan consecuentemente el efecto de un acto
administrativo general, y en tales condiciones debe ser publicado.
○ Al respecto, cabe destacar el presente protocolo sólo ha tomado
notoriedad a través de la difusión por medios periodísticos de la
publicación efectuada por el Ministerio de Salud de la Nación en un
sitio web del propio organismo, la que en absoluto puede sustituir la
publicación en el Boletín Oficial exigida por el Decreto 1759/72.
○ En consecuencia, cualquiera sea el criterio que se adopte respecto a la
naturaleza del protocolo, en ningún caso se lo puede reputar válido
(dado los vicios manifiestos que lo afectan), ni eficaz (puesto que no
ha alcanzado la debida publicidad), y de allí que la pretensión de su
“aplicación obligatoria” es meramente declamatoria y a todas luces
discutible en el terreno jurídico.
○ A las razones expuestas podrían sumarse más argumentos vinculados
con el derecho a la vida y la necesidad de su protección, con la
imposibilidad de “reglamentar” las causales de abortos no punibles,
con la finalidad terapéutica de la actuación médica, con el respeto a la
objeción de conciencia, con la incoherencia entre el protocolo y la ley
25673 que crea el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación
Responsable que emite el Protocolo. Por todo ello, entendemos que
resulta una exigencia jurídica apremiante dar de baja al Protocolo del
sitio web del Ministerio y en su lugar avanzar en políticas públicas para
salvar siempre la vida de la madre y su hijo por nacer.
○ Informe de Juan Bautista Eleta e Ignacio Segón.

Eutanasia
Tener en cuenta
Los principios basales para resolver los problemas relacionados con la conservación
de la propia salud y de la propia vida han sido siempre dos.

● El primero: no es obligatorio el recurrir a los medios extraordinarios,


pudiendo contentarse con el recurso a los medios ordinarios. De aquí se sigue
el rechazo del así llamado “ensañamiento terapéutico”, es decir, el intento de
prolongar la vida a todo costo.

● El segundo principio es la licitud de recurrir a ciertos medios que alivien el


sufrimiento aunque conlleva como efecto secundario el acortamiento de la
vida, cuando la muerte es algo inminente e irreversible.

Conclusiones de estos principios:


1. En el coma “reversible” es obligatorio usar todos los medios a disposición,
porque la recuperación de la vida, posible o probable, vale más que todo tipo
de sacrificio económico o servicio. Esto incluso recurriendo a los medios de
reanimación extraordinarios con la condición de que sean accesibles. Mucho
más por el hecho de que el paciente no puede expresarse ni dar su
consentimiento a la prescindencia de estos medios.
2. En el coma “irreversible”, quedando firme la obligación de las curas
ordinarias (entre éstas se comprenden la hidratación y la nutrición
parenteral), no se está obligado a practicar el empleo de medios
particularmente dolorosos u onerosos para el paciente, condenando a una
prolongación de la agonía.
3. Prolongar la vida puramente aparente y totalmente artificial, después que las
funciones cerebrales hayan cesado completa e irreversiblemente, sería una
ofensa al moribundo y a su muerte.
4. Cuando la reanimación tiene posibilidades de salvar de la muerte al paciente,
pero la vida del mismo quedará en condiciones infrahumanas a consecuencia
de daños irreversibles sufridos por el cerebro, ¿qué hacer?
Sería lícito suspender los medios extraordinarios cuando las perspectivas de vida
son tales que la intervención a duras penas puede llamarse terapia.

Principios morales
¿Cuál es el principio moral que rige la licitud de la suspensión de tales medios
extraordinarios? Es el principio de doble efecto. En este caso:
A. El acto lícito (bueno o indiferente) es una omisión, es decir, la suspensión de
los actos extraordinarios y, por tanto, no obligatorios en determinadas
circunstancias.
B. El efecto bueno y querido es el “humanizar” los últimos actos del paciente,
evitando el tecnicismo abusivo; el dar serenidad a los últimos momentos del
paciente, etc.
C. El efecto malo permitido es el aceleramiento de la muerte del paciente.

Historia y cultura de la eutanasia


En muchas civilizaciones de la antigüedad se practicaba, estaba dentro de las
normas y costumbres e incluso, en algunos lugares, legislados. Se puede citar como
ejemplo de esto: los antiguos masagetas, sardos, eslavos y escandinavos; también
los espartanos (en el monte Taigetos), en Roma (la roca Tarpeya), etc.
● Platón preceptuaba en el libro III de la República: “Establecerán en el Estado
una disciplina y una jurisprudencia que se limite a cuidar a los ciudadanos
sanos de cuerpo y de alma; se dejará morir a quienes no sean sanos de
cuerpo y alma”
● Tácito, en su relato del suicidio de Séneca, alude al auxilio que prestaban los
médicos a la consumación de estos actos
● El filósofo Libanio se expresó así ante sus discípulos: “Si vuestra existencia os
resulta abominable, morid; si os sentís abrumados por la suerte, bebed la
cicuta”.
● Licurgo, legislador de Esparta, ordenó despeñar por el monte Taigetos a los
niños que nacían con malformaciones. Los romanos los abandonan
exponiéndose en la calle, y cualquier persona podía quedarselo para que le
sirviera de esclavo, bufón o mendigo; o bien podían tirarlos desde la roca
Tarpeya, en la colina Capitolina
Es evidente que el mundo antiguo no comprendió el sentido del dolor y de la muerte
en su realidad profunda y metafísica.

● Hipócrates hacía jurar: “No daré ningún veneno a nadie, aunque me lo pida,
ni tomaré nunca la iniciativa de sugerir tal cosa”.
● La cultura judía y el cristianismo se opusieron de modo absoluto a la
eutanasia. Con la cristianización de Occidente, esto se hace parte de nuestra
cultura.
● Sólo es sostenida por algunos autores aislados, como Francis Bacon
(1561-1626), el cual acuña el término eutanasia para este género de
homicidio.
● La defensa masiva de la eutanasia comienza a reaparecer en el siglo XIX,
como fruto del racionalismo y del materialismo, y se afianza en el siglo XX
como fruto del hedonismo, y de la cultura de muerte.

El fenómeno cultural de la eutanasia


En cuanto al “humus” cultural, podemos indicar algunos factores:
A. La mentalidad tecnológica: el hombre se siente señor de sí mismo y dela
naturaleza; sólo parece negarse a este dominio la muerte; por eso, la
eutanasia aparece como la única forma de hacer entrar la muerte en el reino
de la cultura tecnológica: no sufriéndola pasivamente sino como un evento
querido y programado.
B. La crisis filosófica creada en las inteligencias por el existencialismo yel
nihilismo.
C. La mentalidad materialista: no comprende el sentido del mal y del
sufrimiento, por eso una vida destinada al sufrimiento y al dolor no tiene más
sentido y es un absurdo intolerable.
D. La mentalidad egoísta: como fruto del fenómeno de la anticoncepción y del
aborto, la nuestra es una sociedad de viejos, y la vejez tiende a
apesadumbrar la sociedad (los costos de los servicios sociales, de la
asistencia sanitaria, etc.) sin que haya sangre joven que aliviane esta carga.
Por eso, al mismo tiempo que crea una sociedad de viejos, busca eliminarlos
ni bien éstos aparezcan como demasiado pesados.
E. La mentalidad secularista. Con secularismo se quiere indicar la grave
fractura o divorcio que se ha dado en la sociedad moderna, entre la fe y el
estilo de vida del hombre que quiere vivir como si Dios no existiese. Quien se
deja contagiar por esta atmósfera, entra fácilmente en el torbellino de un
terrible círculo vicioso: perdiendo el sentido de Dios, se tiende a perder
también el sentido del hombre, de su dignidad y de su vida

Opinión pública
A. Numerosos episodios de crónica diaria sobre asesinatos “piadosos, cada vez
más numerosos, desde los años ’60.
B. La carta de los derechos del enfermo, elaborados por la
“AsociaciónAmericana de Hospitales” y publicado en el “New York Times” el 9
de enero de 1973. El artículo 4º hablaba del derecho del paciente a rechazar
el tratamiento en toda la extensión permitida por la ley. Los periódicos lo
presentaron como una afirmación del derecho a la eutanasia, en contra de la
intención de la Asociación (apuntaba tan solo a los medios extraordinarios) y
a sus explícitas protestas.
C. El manifiesto sobre la eutanasia. Tres días después, el 12 de enero de1973,
sobre “Le Monde”, tres premios Nobel, J. Monod, L. Pauling y G. Thompson,
con 37 personalidades más del mundo cultural se declararon a favor de la
eutanasia. Estos hechos tuvieron mucha repercusión y surgieron asociaciones
a favor del “derecho a morir con dignidad”, entendiendo por esto el derecho
a la eutanasia.
D. A esto hay que añadir la acción sistemática de la propaganda a favor.

Los argumentos que se esgrimen a favor de la eutanasia


A. Argumentos afectivos: la compasión (con la eutanasia se busca el poner fin
a dolores particularmente atroces, cuando la muerte es de suyo inevitable).
“Cuando decimos que cedemos a la compasión, en realidad deberíamos
hablar de autocompasión, o sea, de una fuga frente a una situación que nos
perturba, que queremos evitar, y ante la cual quisiéramos poder cerrar los
ojos. Para nosotros que estamos bien y en pleno uso de nuestras facultades,
esta visión de un ser que sufre es intolerable. Sin embargo, ¿puedo resolver
ese problema, que se me plantea, a costa de la vida de otra persona, de
alguien cuyo estado psíquico y mental no he tenido la posibilidad de conocer,
sólo porque le resulta difícil expresarse de modo lúcido y normal?” .
B. Argumentos individualistas: cuando el enfermo es quien pide la eutanasia el
médico se limita a ejecutar un pedido. Volveré sobre el problema del suicidio
en el punto siguiente, sin embargo, tengamos en cuenta solamente lo
siguiente: “Según la experiencia referida por numerosos psiquiatras que
examinan los casos de intento de suicidio, muy a menudo esos actos fallidos
manifiestan llamamientos desesperados, peticiones de ayuda. Por tanto, se
corre el riesgo de que la persona que asiste al paciente que pide el suicidio
asistido no perciba en él ese llamamiento latente, pero no descifrado.
En consecuencia, esa petición de asistencia no se interpreta realmente como
lo que es, o sea, como una demanda de ayuda, como una aspiración a la
acogida calurosa de una persona desesperada. Ante alguien que me
comunica su decisión de suicidarse, puedo, pues, adoptar dos actitudes muy
diferentes: o me dirijo al vendedor de cuerdas para comprarle una y ayudarlo
a ahorcarse, o, de modo más humano, me acerco a él, le hablo y trato de
hacerle comprender que tiene aún valor ante los ojos de algunos,
independientemente de las dificultades en las que se encuentra y que estoy
dispuesto a afrontar junto con él” .
C. Argumentos pseudomédicos: se afirma fundamentalmente que no hay
diferencia esencial entre prescindir de los medios extraordinarios y el
producir activamente la muerte.
Este argumento ha sido defendido no sólo por médicos sino también por
algunos teólogos, como por ejemplo Charles Curran, quien, por ejemplo, dice:
“Propuse tentativamente que cuando comienza el proceso de agonía no me
parece que haya diferencia entre el acto de omisión (el no recurso a medios
extraordinarios) y el acto positivo que causa la muerte. Subrayo que en la
práctica esta posición sólo difiere ligeramente de la enseñanza oficial de la
jerarquía, y también reconozco posibles abusos que pueden constituir una
razón suficiente para no adoptar semejante posición en la práctica” . En
realidad hay una diferencia esencial y abismal: la que va de un acto de pura
omisión que no reúne las condiciones morales para ser considerado como
“querido” y “responsable” (o sea, no hay posibilidad de impedir la muerte, ni
se la desea, ni hay obligación porque se trataría sólo de medios
extraordinarios) a un acto positivo que no puede realizar sino “queriéndolo”.
D. Argumentos económicos y sociales: basándose en criterios puramente
utilitaristas, se considera que la vida de una persona que es inútil económica
o productivamente a la sociedad, no tiene más sentido ni valor, y por tanto,
en tales circunstancias la aplicación de la eutanasia es una decisión correcta.
Supone –este razonamiento– la plena cosificación del ser humano.

“Por eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender una acción o una
omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de
eliminar cualquier dolor” .
“De ella debe distinguirse la decisión de renunciar al llamado ‘ensañamiento
terapéutico’, o sea, ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación
real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar
o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia.
En estas situaciones, cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en
conciencia ‘renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una
prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo las
curas normales debidas al enfermo en casos similares’. Ciertamente existe la
obligación moral de curarse y hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar
según las situaciones concretas; es decir, hay que examinar si los medios
terapéuticos a disposición son objetivamente proporcionados a las perspectivas de
mejoría. La renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale al
suicidio o a la eutanasia; expresa más bien la aceptación de la condición humana
ante al muerte” .
Clasificación
A. Según su finalidad se habla de eutanasia eugénica y piadosa:
a. Eutanasia eugénica (Razzehygiene): por razones de higiene racial o
razones sociales, económicas, etc. Pretende liberar a la sociedad de
enfermos crónicos, discapacitados, minusválidos que consumen lo que
no producen, y que son una carga. Sus propulsores se basan en teorías
eugénicas de Galton, Garófalo, Lombroso, Sanger, Nietzsche,
Rosember, etc. Tuvo su paradigma en el nazismo; el régimen obligó a
esterilizar, abortar y a eutanasiar a todos los considerados no
productivos, sin valor o disidentes. Sus médicos aceptaron la doctrina
de que el control de la vida es una función de la sociedad y del Estado
y que se debe juzgar en base a factores demográficos, económicos,
políticos, utilitarios, hedonísticos.
b. Eutanasia piadosa (mercy killing): se practica con el fin de aliviar los
dolores y sufrimientos del enfermo. Parten sus apologistas de que en
la vida no tiene sentido el dolor, no hay trascendencia. La sostuvieron
Thompson, Pauling, Modod, Barnard, Platón, Voltaire, Sartre, etc.
B. Según los medios empleados se distingue en positiva y negativa:
a. Eutanasia positiva: es el homicidio, cometidos por fines eugénicos o
piadosos, en el que el agente de manera directa o positiva o activa
actúa sobre la persona enferma provocándole la muerte (ahogándola,
haciéndole inhalar gases venenosos, inyecciones tóxicas, etc.).
Pertenecen a esta modalidad el suicidio y el suicidio asistido, y la
eutanasia prenatal o aborto eugénico.
b. Eutanasia negativa: es la muerte del paciente por medios indirectos,
pasivos o negativos. El agente deja de hacer algo que permite
proseguir la vida, omite practicar o seguir practicando un tratamiento
activo. Tiene dos modalidades importantes: la ortotanasia (que es la
interrupción u omisión de medios médicos proporcionados, ordinarios
y normales; en esta categoría hay que colocar el moderno concepto de
“versterving” ) y la distanasia (que es la interrupción u omisión de
medios médicos desproporcionados, extraordinarios y extranormales,
de gran envergadura; técnicamente no es eutanasia).
c. Según la intención se distingue en directa e indirecta. Se considera
eutanasia directa cuando la intención del agente es la de provocar la
muerte, ya sea por homicidio o por suicidio asistido; no importa los
fines o los medios. En cambio se llama indirecta o lenitiva a la que
técnicamente no es eutanasia, pues consiste en realizar determinados
actos (administración de sedantes, ciertas drogas) con un fin bueno (el
disminuir el dolor del paciente), el cual tiene por efecto secundario el
abreviar la vida del paciente.
d. Según la voluntad del paciente se divide en voluntaria e
involuntaria: la voluntaria es la solicitada por el paciente, ya sea por
medios positivos o negativos; la involuntaria es la que se aplica a los
pacientes sin su consentimiento.

Valoración moral
A. Cuando es sólo suicidio pueden darse casos de moralidad subjetivamente
atenuada por la desesperación y por perturbaciones psicológicas producidas
por ciertas enfermedades terminales. Lo cual no quita la gravedad objetiva
del hecho, aunque puede limitar (o anular en algún caso) la responsabilidad
subjetiva de la persona que le ejecuta sobre sí misma.
B. Cuando se trata de suicidio asistido, aun mediando “razones de piedad”, se
añade el agravante de los lazos de parentela de quien asiste positivamente o
consiente al suicidio del moribundo, o las obligaciones de justicia y
deontología de quienes lo practican (es el caso de los médicos, enfermeros,
etc.): “La eutanasia, aunque no esté motivada por el rechazo egoísta de
hacerse cargo de la existencia del que sufre, debe considerarse como una
falsa piedad, más aún, como una preocupante ‘perversión’ de la misma. En
efecto, la verdadera ‘compasión’ hace solidarios con el dolor de los demás, y
no elimina a la persona cuyo sufrimiento no se puede soportar.
C. Cuando se trata sólo de homicidio, la eutanasia presenta características
particularmente agravantes y repugnantes: el cinismo de desembarazarse de
los seres juzgados “sin valor”, la negativa de prestar servicio al que sufre, el
pecado contra la justicia propio de todo homicidio, la calidad de indefenso
del enfermo.
Dice la Evangelium Vitae: “La opción de la eutanasia es más grave cuando se
configura como un homicidio que otros practican en una persona que no la
pidió de ningún modo y que nunca dio su consentimiento. Se llega además al
colmo del arbitrio y de la injusticia cuando algunos, médicos o legisladores,
se arrogan el poder de decidir sobre quién debe vivir o morir.
Así, se presenta de nuevo la tentación del Edén: ser como Dios conocedores
del bien y del mal (Gn 3,5). Sin embargo, sólo Dios tiene el poder sobre el
morir y el vivir: Yo doy la muerte y doy la vida (Dt 32,39; cf. 2Re 5,7; 1Sam 2,6).
Él ejerce su poder siempre y sólo según su designio de sabiduría y de amor.
Cuando el hombre usurpa este poder, dominado por una lógica de necedad y
de egoísmo, lo usa fatalmente para la injusticia y la muerte. De este modo, la
vida del más débil queda en manos del más fuerte; se pierde el sentido de la
justicia en la sociedad y se mina en su misma raíz la confianza recíproca,
fundamento de toda relación auténtica entre las personas” .

Derechos del paciente y responsabilidad médica.


Médicos y pacientes ante una intervención deben tomar en consideración la libertad
de elegir el bien y la verdad. Luego hacerse cargo de la decisión y de las
consecuencias del acto.
Los pacientes tienen la obligación moral de colaborar con los tratamientos
ordinarios y necesarios para salvar su vida y su salud y para expresar su
consentimiento.

Derechos del paciente: Ley 26.529


El paciente tiene derecho a saber sobre tu estado de salud y los posibles
tratamientos.
Puede decidir si quiere recibir o no los tratamientos que prolonguen su vida
artificialmente.
Atención médica
● ¿Puede un médico u hospital negarme atención médica?
No. Toda persona tiene derecho a ser asistida por médicos. Sólo pueden dejar
de atenderte cuando se haya hecho cargo otro médico o personal
competente.
● La ley reconoce el derecho al trato digno y respetuoso, ¿qué significa esto en
la práctica?
Que te traten bien, que respeten tus pensamientos sobre cuestiones de
género, pudor e intimidad. Las personas que te acompañan también tienen
este derecho al trato digno.

Estado de salud.
● ¿Tengo derecho a que me informen sobre mi estado de salud?
Sí. Tiene derecho a que los médicos den una explicación clara sobre:
● Los beneficios y riesgos de los tratamientos que te recomiendan.
● Las consecuencias de no seguir los tratamientos recomendados.
● Toda la información puede ser por escrito para hacer consultas con
otros médicos.
● Tiene derecho a negarse a recibir toda o parte de la información que
no quiera conocer.
● ¿Puedo pedir que mi estado de salud no se dé a conocer?
Sí. Como paciente tiene derecho a que los equipos médicos respeten tu
intimidad y no den a otras personas información sobre su salud.
Los médicos que lo atienden sólo pueden informar a otros tu estado de salud:
● Cuando tienen su autorización.
● Cuando un juez se lo pide.

Consentimiento informado
● ¿Qué es el consentimiento informado?
○ Después de que el médico explica claramente cuál es el tratamiento
recomendado, sus beneficios y sus riesgos, pregunta si lo acepta. Esa
aceptación se llama “consentimiento informado”.
○ Puede hacer todas las preguntas que quiera al médico antes de dar su
consentimiento para un tratamiento o intervención médica.
○ Sólo en casos excepcionales los médicos pueden atender sin el
consentimiento. Eso puede pasar cuando:
■ Existe grave peligro para la salud pública.
■ Está en grave peligro la salud o la vida y no puede dar el
consentimiento ni lo pueden dar los representantes legales.
● El consentimiento informado ¿debe darse por escrito?
○ En general no. Sólo debe hacerse por escrito cuando se trata de
operaciones, internaciones y tratamientos invasivos o riesgosos.
● ¿Puedo negarme a recibir un tratamiento?
○ Sí. Siempre puede negarse a recibir un tratamiento médico. Nadie
puede obligarlo a dar explicaciones por eso.

Enfermedad terminal
● ¿Puedo rechazar tratamientos que prolongan la vida artificialmente?
○ Sí. En caso de tener una enfermedad irreversible, incurable o en estado
terminal, tiene derecho a negarse a que te alimenten, te hidraten, o te
reanimen si esos procedimientos producen mucho sufrimiento y no
sirven para que tu salud mejore.
○ También tiene derecho a pedir que retiren las medidas de soporte vital
si no sirven para que tu salud mejore.
● ¿Puedo decidir no recibir determinados tratamientos?
○ Sí. Toda persona mayor de edad puede dejar por escrito que acepta o
rechaza determinados tratamientos médicos, preventivos o paliativos.
Puede cambiar de opinión en cualquier momento.
● Si tengo una enfermedad terminal ¿puedo recibir los cuidados necesarios
para no sufrir?
○ Sí. Se llaman cuidados paliativos. Son las atenciones y tratamientos
que se dan a los enfermos terminales para mejorar su calidad de vida
y evitar el dolor. Tiene derecho a recibirlos.

Historia clínica
● ¿Qué es la historia clínica?
○ Es el documento donde están todas las actuaciones médicas que te
realizaron y la información sobre tu salud.
● ¿Puedo pedir la historia clínica?
○ Sí, la historia clínica es tuya. Puede pedirla en cualquier momento.
Deben dártela dentro de las 48 horas de tu pedido. Si se trata de una
urgencia, tienen que dártela antes.
● ¿Qué hago si no me quieren dar la historia clínica?
○ Podes iniciar una acción legal que se llama Hábeas Data.
● Si yo no puedo retirar mi historia clínica ¿la puede retirar otra persona?
○ Sí. La pueden retirar, entre otros:
■ Tu cónyuge o la persona que convive con vos.
■ Tu representante legal (tu abogado, por ejemplo)
■ Médicos autorizados por vos.

Involucra a los médicos a ser responsables con los pacientes y a actuar con ciencia
y conciencia frente al ser humano que sufre.

La confidencialidad
La confidencialidad remite a una información que debe mantenerse en secreto.
Etimológicamente ésta palabra deriva de un participio verbal latino, secreno, que
significa poner aparte, separar.

Secreto es aquello que se mantiene separado del conocimiento de los otros, oculto a
la mirada de los demás, lo que queda en nuestro interior después de haberlo
escuchado.

La regla ética de confidencialidad podría entenderse como la conducta del personal


biomédico que consiste en guardar reserva de los hechos conocidos en el ejercicio
de la profesión, quedando aquí englobados, también, los datos que del paciente se
conocen aunque no hayan sido expresamente revelados por éste de manera
confidencial.

Secreto es, entonces, tanto el material que en forma expresa el paciente ofrece a su
cuidador cuanto aquello otro que denuncia, implícitamente, por el solo hecho de
entrar en relación con su cuidador.

El material confidencial y expreso junto con la información implícita suministrada


surge de la interacción entre paciente y equipo, y por eso se encuentran sometidas
a la regla de reserva, incluyendo el hecho mismo de consultar.

El secreto del cuerpo médico, junto con el de abogados y sacerdotes, forma parte
de un tipo específico de secreto profesional, con algunas semejanzas y diferencias
respecto de sus parientes cercanos.
El abogado no requiere de su cliente la verdad para poder defenderlo, incluso puede
suponer la culpabilidad de su defendido sin que ello modifique su accionar posterior.
El sacerdote, por otro lado, se coloca muchas veces en un nivel en el cual su
interlocutor es anónimo, y tiene además la obligación de olvidar todo aquello que
escuchó en el transcurso de la confesión.

El cuerpo médico no se puede colocar en ese lugar anónimo, debe por fuerza
perseguir la verdad que el paciente tiene por contar, y no puede darse el lujo de
olvidar eso que llegó a oír. Por el contrario, debe recoger y retener esa confesión
para poder establecer oportunamente un diagnóstico y ofrecer tratamientos
adecuados.

¿Quién decide qué es secreto y qué no lo es?

Generalmente esta atribución se la ha arrojado el cuerpo médico, claro está. Pero


pensando ahora en el autogobierno y en la intimidad del paciente resultará fácil
comprender que ese secreto tiene por objeto preservar esas notas (autogobierno e
intimidad) que le son propias y exclusivas a cada persona, a cada paciente.
No les corresponde a los profesionales, entonces, determinar lo que es íntimo para
cada paciente, no les corresponde calificar si algo conocido en el trato con el
paciente es para él importante o no lo es a la hora de decidir si se puede o no
divulgarlo, no pueden tampoco de manera lícita hacer demasiadas averiguaciones
y caer en la tentación de querer conocer datos del paciente que excedan lo
imprescindible para su mejor diagnóstico y cuidado.

La veracidad
La veracidad (del latín verax, que dice siempre la verdad) es una regla derivada del
principio de respeto por el autogobierno o autonomía de las personas.

No decir toda la verdad a un enfermo resulta incompatible con esta regla, porque
ocultarle datos esenciales que hacen a su salud equivale a faltarle el respeto a su
condición personal misma.

Pero la cuestión se complica cuando reparamos en que el modelo de la beneficencia


justifica la ocultación de información clave al enfermo, y hasta el engaño liso y
llano, si con ello se evitan males a los que se juzga mayores.

Dos posturas:

● Ocultar la verdad –en todo o en parte- aducen que revelarla puede


convertirse en algo pernicioso para el paciente, anticipan que puede
provocarle un estado de depresión tal que lo conduzca al suicidio o lo prive
de su fe en el tratamiento propuesto. En numerosas circunstancias el
paciente no desea conocer toda la verdad; o los pacientes no son capaces de
comprender complejos asuntos biomédicos, o que éstos no les interesan.

● No ocultamiento se entiende que una acción tal es equiparable al engaño, sin


más. La única excepción permisible para retener una información crucial es
evaluar que el enfermo no está, en un momento determinado, en condiciones
de recibirla; y que de ello se deriva directamente un daño. Esa noticia,
entonces, podrá posponerse, con el objeto de evitar herir al interesado
(principio ético de no maleficencia).

El tema del debate en torno de la veracidad debiera desplazarse hacia la manera de


transmitir la información que debe ser proporcionada, y no si brindarla o cuando
retacearla.

Transmitir de manera cruda, frontal y directa una mala noticia sin reparar en el
impacto y el daño que se le puede ocasionar al receptor es un sincericidio.

Por tal razón puede optarse por una modalidad dosificada, continuada y creciente
de comunicar malas noticias, permitiendo la asimilación, la comprensión y el
esclarecimiento progresivo y oportuno del paciente -y por extensión también de la
familia- que desea ser informado.

Objeción de conciencia
La conciencia moral
La función de la conciencia consiste en que de la universalidad y de la exterioridad
relativa de la ley hay que llegar a la singularidad y a la interioridad del juicio de
valor individual (objetividad de la norma moral a la subjetividad de la regla de
conducta).

La conciencia es el juicio por el cual se reconoce la moralidad o inmoralidad de


nuestra conducta. Lo propio de ella, en su carácter intrínseco, es su ordenación a un
fin. Por lo tanto, el reconocimiento de su índole moral consiste en un dictamen
acerca de su buen o mal ordenamiento al fin.

Para que pueda darse el juicio de conciencia se necesita la existencia de un criterio


invariable por el que se distinga entre el bien y el mal que ha de aplicarse a todas
las situaciones singulares de la persona. Este criterio es el principio de la sindéresis
o hábito natural de los primeros principios práctico-morales.

El acto constitutivo de la conciencia moral es un juicio reflexivo comparativo pues se


dirige al acto realizado o a realizarse y lo compara con la ley, las normas y los
valores a fin de juzgar su adecuación o inadecuación. De la comparación con la ley
y las normas surge lo lícito y lo ilícito y, frente a esto, la obligatoriedad.

En la comparación con los valores, el juicio de la conciencia aparece como una


evaluación que relaciona el acto humano con el perfeccionamiento que la persona
humana se ha propuesto para el logro de la felicidad, entendida ésta como la “vida
buena”.

En la cosmovisión del hombre en el mundo antiguo, sea griego, romano, Judío o


cristiano, el denominador común es el respeto a la ley y a los gobernantes.

El fundamento de este respeto lo hallamos en la convicción de que el derecho y la


ley, como su principal manifestación, son consustanciales a la justicia.

La injusticia legal es vivida como una anomalía y aún en estos casos se prefiere la
obediencia a la ley.
Tómese como ejemplo la actitud de Sócrates, quien se inmola a partir del
cumplimiento de una sentencia injusta y argumenta su decisión afirmando: “es
mejor sufrir una injusticia que cometerla”.
Según la doctrina tomista de la ley, al hombre se le presentan las
siguientes posibilidades:

A. frente a leyes justas, obediencia indiscutible;


B. Frente a leyes injustas en tanto opuestas al bien humano, posibilidad de
desobediencia condicionada a la no producción de desorden;
C. Frente a leyes injustas en cuanto se oponen a la ley divina, obligación de
desobediencia.

El racionalismo supone que el hombre con su sola razón se basta a sí mismo y es


capaz de conocer, entender y dominar todo el mundo y la naturaleza que lo
rodea, sea mediante la razón calculadora de Hobbes o la razón-cogito de
Descartes.
No importa el contenido de la ley sino la autoridad inmanente de la que emana.
El soberano, como persona artificial, crea las leyes civiles a partir de
las cuales algo es bueno o malo, justo o injusto, tuyo o mío.

Otras nociones políticas modernas derivadas del contractualismo son la “regla de la


mayoría” y aneja a ella la noción del consenso. Éstas aparecen, claramente, en la
doctrina de John Locke, para quien el principio de la sociedad política depende del
consenso de los individuos que deciden juntarse y crear la sociedad, que es la que
tiene el poder de hacer leyes que son tales por el consenso. (Locke)

La objeción de conciencia aparece como una verdadera oportunidad para que el


ciudadano, creyente o no-creyente, salga de la anomia y del escepticismo político al
que lo condujo la cultura relativista en la que vive y se manifieste, valga la
paradoja, como amante de la ley, para mostrar en sus actos de objetor la justicia en
su sentido pleno, y así obrar con motivos rectos y determinantes, que serían la
causa buena por la que se realiza una acción justa. (Dra. María Liliana Lukac de
Stier)

Etimológicamente, conciencia significa la aplicación de la ciencia a algo, en este


caso, la aplicación de ciencia o de conocimiento a nuestra propia actividad con el
fin de juzgar acerca de su calidad moral.

La “objeción de conciencia” es una especie de desobediencia al derecho en la que el


objetor incumple el deber legal basándose en un motivo ético o religioso pero
dejando excluida toda motivación política.

El sentido de la “objeción de conciencia” se entiende como el derecho de resistirse y


negarse a cumplir una ley humana que no sea justa, ni tenga como fin el bien
común social o no respete la jerarquía de valores que la persona humana se ha
propuesto en orden a su perfección.
Los objetores de conciencia son los no creyentes cuya racionalidad les permite
evaluar situaciones negativas e inaceptables para la dignidad del hombre. Se trata
de las “conciencias laicas”, que sin una visión de fe, igualmente son capaces de una
experiencia valoral, básicamente centrada en la justicia, y perciben la irracionalidad
de ciertas leyes positivas.

La objeción de conciencia ha sido definida por la jurisprudencia como “el derecho a


no cumplir una norma u orden de la autoridad que violente las convicciones íntimas
de una persona, siempre que dicho incumplimiento no afecte significativamente los
derechos de terceros ni otros aspectos del bien común” (CSJN “Bahamondez”, voto
en disidencia cons. 12, Fallos: 316:479; y CSJN, “Asociación de los Testigos de Jehová
c/ Consejo Provincial de Educación de Neuquén s/ acción de inconstitucionalidad”,
voto en disidencia cons. 13, Fallos: 328:2966).

El derecho a la objeción de conciencia se desprende de la libertad de pensamiento,


de culto, de conciencia y de religión.
Se encuentra garantizado en diversas normas constitucionales y convencionales
(arts. 14, 19 y 33 de la Constitución Nacional, art. 18 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, art. 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
art. 12 de la Convención Americana de Derechos Humanos y art. 3 de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; todos de jerarquía constitucional
según art. 75, inc. 22, de la Carta Magna).

Bioética
Antecedentes
● Código de Nuremberg
● Experimento de Tuskegee
○ "Estudio Tuskegee sobre sífilis no tratada en varones negros", estudio
clínico llevado a cabo entre 1932 y 1972 en Tuskegee, Alabama
(Estados Unidos), por los servicios públicos de salud americanos.
399 campesinos negros, en su mayoría analfabetos, fueron estudiados
para observar la progresión natural de la sífilis si no era tratada.
○ OBJETIVO: como los tratamientos para la sífilis eran tóxicos,
peligrosos y de efectividad cuestionable se busca:
■ Determinar si los beneficios del tratamiento compensaba su
toxicidad, y reconocer las diferentes etapas de la enfermedad
para desarrollar tratamientos adecuados a cada una de ellas.
■ Estudiar el progreso de la enfermedad durante los 40 años
siguientes.
○ Los sujetos utilizados en este experimento:
○ No dieron su consentimiento informado,
■ No fueron informados de su diagnóstico,
■ Se les informó que tenían "mala sangre"
■ Recibirían tratamiento médico gratuito, transporte gratuito a la
clínica, comidas y un seguro de sepelio en caso de fallecimiento
si participaban en el estudio.
● Declaración de Helsinki
○ “En investigación médica en seres humanos, el bienestar de la persona
que participa en la investigación debe tener siempre primacía sobre
todos los otros intereses.”
Van Rensselaer Potter, especialista en cáncer, de los Estados Unidos, en 1970, (La
bioética: Un puente hacia el futuro):
“El saber científico debe estar relacionado e iluminado por valores morales.
“Ante los avances científicos y el desarrollo de la biotecnología, el conocimiento
científico solo no alcanza para responder a los desafíos actuales en el campo de las
ciencias de la vida y la salud.”

Ética
Definición etimológica: según venga de éthos (griego): modo de actuar; ó mos-moris
(latín): modo de obrar Son sinónimos. Para algunos la Ética es pública consensuada
a un grupo social; y la Moral es privada, es decir referida a la persona.

Bioética
Área de investigación, que valiéndose de una metodología interdisciplinaria, tiene
por objeto el examen sistemático de la conducta humana en el campo de las
ciencias de la vida y la salud, en cuanto esta conducta es examinada a la luz de
valores y principios morales. Elio Sgreccia
● El objetivo
○ Obtener un juicio verdadero y valedero ,no por via del consenso sino
buscando la verdad que involucre la mejor solución al conflicto ético
planteado.
Al ser una ética aplicada a las ciencias de la salud atiende a determinados
problemas morales en el área de las ciencias de la vida, en el marco de la
ética general. Sus principios en consecuencia, habrán de armonizarse con los
propios de la ética y con los códigos éticos pertinentes a las ciencias de la
vida y la salud. A través de la Ética habrá de guardar Ias relaciones con la
Filosofía
● Ámbitos de la bioética
○ Problemas éticos de las profesiones sanitarias.
○ Problemas éticos emergentes en el ámbito de la investigación sobre el
hombre.
○ Políticas sanitarias.
○ Ética del ambiente.
● Modelos bioéticos
○ Modelo sociobiologista o Ética Descriptiva: no juzga los hechos, no
dice si es lícito o ilícito, simplemente los describe.
■ Se basa en la teoría de la evolución de Darwin, en el
sociologismo de Weber y en el sociobiologismo de Heisenk.
■ Fundamento: como el hombre y el cosmos evolucionan
permanentemente, también evolucionan y mutan los códigos
morales, para ellos es imposible detenerse en un punto y juzgar
los hechos de las ciencias de la vida y la salud. Todos viven en
una permanente evolución.
■ Es reduccionista pues reduce al hombre a un determinado
momento histórico
■ Niega la objetividad de la ética, puesto que no hay referencias
éticas objetivas
■ Niega la ley moral natural
○ Modelo subjetivista o liberal - radical: Toma como fundamento a la
libertad, una libertad sin límites que sólo ve el propio interés.
■ Inspirado en el filósofo liberal Marcuse, propone:
■ La libertad o mejor dicho la capacidad de elegir significa
«liberarse» de tres ataduras: «libertad del trabajo », «libertad de
los vínculos y del matrimonio», «libertad del cuerpo y de la
ética».
■ Si la libertad es el valor supremo, está por encima de la misma
vida humana.
■ Es lícito todo aquello que es libremente elegido.
○ Modelo pragmático utilitarista: define lo lícito como lo útil, maximizar
el placer y minimizar el dolor. En el campo de la medicina se expresa
con el costo – beneficio. Reniega de un criterio superior o metafísico,
como norma universal.
■ Se inspira en la filosofía de Bentham y Stuart Mill. La bioética
anglosajona, se funda en este modelo y es la que ha tenido
mayor difusión.
■ Este modelo incluye tres escuelas de Bioética:
● El contractualismo: sostiene que la moral se dirime
gracias a un contrato social establecido por la
comunidad ética, o sea, entre aquellos con capacidad de
decidir, que son considerados personas. Según
Engelharth, en su obra» The Foundations of bioethics», la
comunidad ética solo la forman los adultos conscientes y
libres con capacidad de decidir.
● Ética Fenomenológica
○ Ante el hecho concreto, la valoración del acto es
subjetiva y se apoya en el consenso.
○ La moralidad no se funda en normas objetivas,
sino en la subjetividad de quien está involucrado
en el hecho bioético. Se funda en la filosofía de M.
Scheller y N. Hartmann.
● Ética de los principios: Es la bioética norteamericana, en
1989, T. L. Beauchamp y J. F. Childres fueron los mentores
de esta bioética de corte utilitarista que nació en el
Kennedy Institute of Ethics (Georgetown University).
○ AUTONOMÍA: Facultad de gobernarse a sí mismo, la
afirmación de la autonomía individual, es el respeto a
la autodeterminación de la persona racional y libre.
Preserva el derecho a la no-interferencia, a la libertad.
■ Límites:
● incapacidad de los pacientes para
ejercerla, en casos de enfermedades
mentales, o cuando la misma
enfermedad turba la autonomía por
temor o desconocimiento.
● Puede entrar en conflicto con la
autonomía de otra persona involucrada.
○ BENEFICENCIA, NO MALEFICENCIA: Es el antiguo
principio de la ética médica hipocrática, por
beneficencia se entiende hacer el bien al paciente,
aliviarlo, prevenir sus enfermedades, promover el bien
integral del paciente. Por no-maleficencia no dañarlo,
cumplir con aquello de »primum non nocere», no
hacerle ningún mal.
■ Límites:
● Puede entrar en conflicto cuando
beneficiando a uno dañamos a otra
persona involucrada.
○ JUSTICIA: marca el deber de darle a cada persona lo
que necesita o lo que le corresponde. Tiene un
fundamento de Justicia distributiva.
■ Límites:
● Solo está referido al costo – beneficio
de los tratamientos.
No tienen jerarquía entre sí
Sin valores de referencia que lo sustenten
Pueden entrar en conflicto entre sí.
No obstante han sido considerados una especie de «llave
mágica « para resolver todos los dilemas bioéticos.
○ Modelo Personalista

Reglas de la bioética
Las reglas morales constituyen guías orientadoras para la acción, en tanto
especifican, precisan y particularizan las acciones que resultan prohibidas,
permitidas o requeridas en una situación dada, utilizando para ello un lenguaje de
corte prescriptivo.

La confidencialidad
La regla ética de confidencialidad podría entenderse, entonces, como la conducta
del personal biomédico que consiste en guardar reserva de los hechos conocidos
en el ejercicio de la profesión, quedando aquí englobados, también, los datos que
del paciente se conocen aunque no hayan sido expresamente revelados por éste de
manera confidencial.

Antecedentes
“Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca
de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré
con secreto inviolable.”
● Versión del juramento hipocrático de la Convención de Ginebra ( 1948)
○ Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.
● Versión del Juramento Hipocrático de Louis Lasagna (1964)
○ Respetaré la privacidad de mis pacientes, pues no me confían sus
problemas para que yo los desvele.
● Versión actualizada de la Declaración de Ginebra 2017
○ GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso
después del fallecimiento de mis pacientes;

El secreto es garantía social indispensable para la práctica de las artes médicas,


pues sólo gracias al secreto es posible el acercamiento confiado del paciente a los
servicios de salud.

Si esta regla no se mantuviera a rajatabla, algunos pacientes se mostrarían


recelosos para buscar ayuda médica y poco dispuestos a revelar su intimidad ante
los profesionales. Desde este punto de vista que atiende a las consecuencias, el
secreto aparece como garantía para mejorar y proteger la salud de los enfermos
¿Quién decide qué es secreto y qué no lo es?
La intimidad es parte constitutiva y esencial del ser personal del hombre, algo
propio y exclusivo de cada persona, el secreto sólo puede entenderse en cuanto se
funda básicamente en el respeto de la persona y de su dignidad humana. En tanto
las personas tienen dignidad merecen respeto incondicional y absoluto, por ello su
intimidad debe ser respetada como ámbito propio y exclusivo.

Para responder, entonces, a la pregunta de por qué debemos mantener el secreto en


la relación profesional-paciente, podemos resumir la cuestión anotando que la
intimidad reclama ser respetada por ser parte constitutiva esencial de la persona, y
que ésta –por ser tal- exige un respeto absoluto.
Prosenjit Poddar, nacido en India, llegó a esudiar a California a fines de los sesenta.
En ese estado conoció, en el otoño de 1968, a Tatiana Tarasoff, durante actividades
recreativas de la residencia estudiantil donde vivía. Iniciaron una relación que
Prosenjit interpretó como seria, visión que no era compartida por Tatiana. Al darse
cuenta Tatiana de la disparidad de opiniones le dijo a Prosenjit que estaba
comprometida con otro hombre y que no deseaba iniciar una relación con él. El
rechazo provocó en el estudiante una seria crisis emocional; descuidó su apariencia
personal y su ánimo se tornó fuertemente depresivo.

Durante 1969, con posterioridad a un viaje de Tatiana a Brasil, Prosenjit buscó


apoyo profesional y en agosto de ese año figuraba como paciente externo en el
Cowell Memorial Hospital. En un comienzo fue visto por el Dr. Stuart Gold,
psiquiatra, para posteriormente ser derivado al cuidado del psicólogo Lawrence
Moore. En su novena sesión con Moore, el 18 de agosto de 1969, el estudiante le
confidenció que iba a matar a una mujer, claramente identificable como Tatiana,
cuando ésta retornase de Brasil. Dos días después, Moore notificó a la policía que
Poddar sufría de una reacción esquizofrénica paranoide y que se encontraba en
riesgo de dañarse a si mismo, o de dañar a otros. La policía del campus retuvo a
Poddar y lo liberó una vez satisfecha que el estudiante había cambiado de actitud y,
aparentemente, por la intercesión del Director de Psiquiatría del centro asistencial,
quien solicitó al Jefe de Policía la devolución de la carta de Moore y ordenó a este
último la destrucción de sus registros de la terapia, así como las copias de la carta
enviada a la policía.

En octubre siguiente Tatiana, al regresar de Brasil, continuó siendo acosada por


Poddar, siendo acuchillada y muerta por éste el 29 de ese mes, al negarse a sus
requerimientos. Moore, en su testimonio judicial, reveló que Poddar había dado a
conocer sus intenciones de matar a Tatiana durante las sesiones de terapia.
Subsecuentemente, durante las audiencias, surgieron serias discrepancias entre los
peritos presentados por las partes respecto al exacto diagnóstico del imputado,
terminando en una condena de primera instancia por homicidio en segundo grado..

Los recursos presentados a la Corte de Apelaciones y, posteriormente, a la Corte


Suprema de California, sin embargo, terminaron por encontrar vicios de
procedimiento que obligaban a reconducir el juicio, lo que fue conmutado por la
expulsión de Poddar a la India donde, de acuerdo algunos autores, se encuentra
felizmente casado con una abogada

Los padres de Tatiana Tarasoff, por su parte, decidieron querellarse en contra de la


Universidad de California y sus psicoterapeutas. Una de la quejas contenidas en la
demanda era que los psicoterapeutas no habían dado oportuno aviso a Tatiana, o a
sus cercanos, de las intenciones que tenía Prosenjit de matar a su pretendida. Tanto
la Corte del Condado de Alameda, como la Corte de Apelaciones correspondiente,
encontraron que no había razones para condenar, agregando esta última que al no
existir relación alguna entre el psicoterapeuta y Tatiana, o sus padres, no existía,
por consiguiente, la obligación de informar.

La Corte Suprema de California, sin embargo, pensó distinto. En su decisión final


sostuvo, entre otras consideraciones, la siguiente: “… los terapeutas no pueden
escapar a su responsabilidad simplemente porque Tatiana no era su paciente.
Cuando un terapeuta determina, o de acuerdo a los estándares de su profesión,
debiese determinar, que su paciente representa un serio peligro para otros, le asiste
la obligación de ejercer cuidados razonables dirigidos a proteger a las victimas de
tal peligro. El cumplimiento de este deber puede requerir del terapeuta tomar una o
más medidas, dependiendo de la naturaleza del caso. Así, puede llevarlo a advertir
a la posible víctima o a otros que puedan advertir a la víctima del peligro, notificar
a la policía o tomar las medidas que sean razonablemente necesarias en esas
circunstancia.

1. Hacer una buena evaluación clínica tratando de dimensionar el riesgo real,


conversar abiertamente primero con el paciente de los riesgos y de la
eventual obligatoriedad del médico de hacer la denuncia, esto a veces tiene
valor terapéutico. Debe evitarse que el paciente se vea sorprendido con
nuestra denuncia.
2. Evaluar muy bien quien será la persona o institución que reciba la denuncia,
esto dependerá del tipo de violencia y su gravedad. Considerar siempre que
la información entregada debe ser la mínima suficiente para prevenir el
daño.
3. Los casos son siempre distintos por lo por lo que no hay fórmulas generales.
4. Siempre discutir estos casos con colegas, idealmente de más experiencia.
5. Dejar registro en la ficha clínica de los hallazgos psicopatológicos, de la
problemática, de las decisiones tomadas y su argumentación. En caso de
haber discutido el caso hacer resumen de las conclusiones

La veracidad
La veracidad (del latín verax, que dice siempre la verdad)

Dilema bioético: ocultar la verdad – en todo o en parte ?

Dos posturas principales:

● Una apoyada en el principio de beneficencia: admite sistemáticamente la


negación en todo o en parte de la verdad para evitar sufrimientos
innecesarios al paciente.
● Apoyada en el principio de respeto por la autodeterminación: considera
inadmisible ocultar una noticia crucial al paciente, por dolorosa que ésta sea,
ya que la verdad dignifica al otro cuando se lo reconoce como agente moral
autónomo. Pero también porque desde un punto de vista ético consecuencial,
al ser sistemáticamente engañadas, las personas acabarían perdiendo su
confianza en todas las propuestas que es capaz de formularle la biomedicina.

El verdadero debate es:


La manera de transmitir la información que debe ser proporcionada, y no si
brindarla o cuando retacearla.

Transmitir de manera cruda, frontal y directa una mala noticia sin reparar en el
impacto y el daño que se le puede ocasionar al receptor es una falta ética.

Por tal razón debe implementarse una modalidad dosificada, continuada y


creciente de comunicar malas noticias, permitiendo la asimilación, la comprensión y
el esclarecimiento progresivo y oportuno del paciente -y por extensión también de
la familia- que desea ser informado.

El consentimiento informado
El consentimiento informado es un requisito, a la vez moral y legal, a ser
cumplimentado con el objeto de dejar constancia expresa de que tanto uno como
otro polo de la relación profesional - paciente emprendían juntos una acción médica
de común acuerdo: con competencia –esto es, estando el paciente moralmente
capacitado para decidir-, sin que mediara coacción, y contando -antes de tomar la
decisión- con toda la información relevante del caso.

El consentimiento informado es un acto por el cual el médico describe al paciente,


de la manera más clara posible, el estado de salud y el procedimiento a seguir,
detallando los beneficios y riesgos que ello implique.

Requiere de parte del paciente el entendimiento y la aprobación de dicho


procedimiento.
La expresión "consentimiento informado" (informed consent) fue acuñada en
Estado de California (EE.UU.) en 1957, con ocasión del pleito Salgo contra Leland
Stanford Jr. University-Broad of Trustees. La sentencia aclaraba que el cuerpo
médico estaba obligado a "obtener el consentimiento" del enfermo y, además,
a "informar adecuadamente" al paciente antes de proceder a tomar una
decisión. En otros términos, la sentencia subrayaba el derecho del enfermo a una
información de calidad y la obligación del equipo médico de brindar esa
información relevante.

El caso Nathanson versus Kline (EE.UU.) selló, en 1960, el ingreso del consentimiento
informado a la órbita sanitaria y, desde entonces, se lo incorporó como parte
constitutiva de todo acto médico. Se señalaba allí que el profesional no podía
decidir por su paciente, ni aún para proteger sus mejores intereses. La
completa autodeterminación de las personas inhibía a los expertos para
sustituir con juicios valorativos propios los deseos del enfermo, por medio de
cualquier forma o engaño, aún si le iba en ello su vida o su integridad física.

La Asociación Médica Americana en 1981, marcó que el derecho del paciente a la


decisión autónoma sólo podía ejercerse en caso de poseer información suficiente
para elegir de manera inteligente, y oponiendo dos excepciones a la citada
prerrogativa:
● Cuando el paciente se encontrara inconsciente o incapaz para consentir
frente a una situación de necesidad o peligro inminente.
● Cuando la revelación de información conllevara una amenaza psicológica de
daño.

La ley 26.529 (Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e


Instituciones de la Salud) del año 2009 establece en su artículo 2°, entre otros, los
siguientes derechos del paciente:

Intimidad.
Toda actividad médico - asistencial tendiente a obtener, clasificar, utilizar,
administrar, custodiar y transmitir información y documentación clínica del paciente
debe observar el estricto respeto por la dignidad humana y la autonomía de la
voluntad, así como el debido resguardo de la intimidad del mismo y la
confidencialidad de sus datos sensibles.

Confidencialidad.
El paciente tiene derecho a que toda persona que participe en la elaboración o
manipulación de la documentación clínica, o bien tenga acceso al contenido de la
misma, guarde la debida reserva, salvo expresa disposición en contrario emanada
de autoridad judicial competente o autorización del propio paciente;

Autonomía de la Voluntad.
El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o
procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así
también a revocar posteriormente su manifestación de la voluntad.

Consentimiento informado
Agentes de la salud y pacientes ante una intervención deben tomar en
consideración la libertad de elegir el bien y la verdad, y luego hacerse cargo de la
decisión y de las consecuencias del acto.

Existe la obligación moral de los pacientes de colaborar con los tratamientos


ordinarios y necesarios para salvar su vida y su salud y para expresar su
consentimiento.

Involucra a los médicos a ser responsables con los pacientes y a actuar con ciencia
y conciencia frente al ser humano que sufre.

Libre y responsable

Consentimiento informado
Es la aceptación de una intervención médica por un paciente, en forma libre,
voluntaria y consciente, después que el médico le haya informado de la naturaleza
de la intervención con sus riesgos y beneficios, así como de las alternativas posibles
con sus posibles riesgos y beneficios.

Es un derecho humano individual que debe añadirse a la lista clásica junto a los
derechos a la vida, la salud, la libertad y la propiedad.

Es el elemento central de la relación médico paciente en el nuevo modelo de


asistencia médica.

Tener en cuenta
No es un derecho ilimitado, y no significa que los pacientes puedan imponer al
médico cualquier cosa que deseen.

Renuncia expresa del paciente: El paciente puede, si quiere, renunciar a la


información y dejar voluntariamente que otros decidan por él. En este caso debe
existir algún familiar o sustituto legal dispuesto a asumir la responsabilidad de las
decisiones. El paciente también también podría designar para ello al propio médico.
No puede reducirse a una recitación mecánica de los hechos estadísticos, ni a la
firma de un formulario de autorización.

Breve reseña histórica


● 1773: Se escribe la Declaración de Filadelfia, donde se presentan los primeros
antecedentes del derecho a la decisión terapéutica y del consentimiento por
parte de los pacientes.
● 1803: Thomas Percival escribe su Ética médica donde expresa que el médico
debe asegurarse de que el paciente y los familiares tengan la información
adecuada sobre el estado del enfermo para proteger de esta manera sus
intereses.
● 1914 “todo ser humano de edad adulta y juicio sano tiene el derecho a
determinar lo que se debe hacer con su propio cuerpo; por lo que un cirujano
que lleva a cabo una intervención sin el consentimiento de su paciente,
comete una agresión, por la que se pueden reclamar legalmente daños”.
● 1957: Se introduce por primera vez el término “consentimiento informado” a
raíz de la sentencia del caso Salgo vs. Leland Stanford en Estados Unidos

Las condiciones que debe reunir el paciente


Cuatro condiciones que debe reunir un paciente para que sus decisiones sean
racionales y autónomas.
1. INFORMACIÓN SUFICIENTE.
2. COMPRENSIÓN ADECUADA DE LA INFORMACIÓN.
3. LIBERTAD PARA DECIDIR SEGÚN LOS PROPIOS VALORES.
4. CAPACIDAD PARA DECIDIR.

Información suficiente
A. Lo que es operativo para el médico
B. Lo que el paciente quiere saber
C. Lo que el paciente debe saber
Completa, comprensible, adecuada y prudente

Comprensión adecuada de la información


● Dificultad de comprensión “objetiva” que el médico debe solucionar evitando
los tecnicismos y utilizando un lenguaje asequible.
● Dificultad de comprensión “subjetiva” ligada a la mayor o menor capacidad
de comprensión de cada paciente.
El objetivo es procurar que el enfermo adquiera una impresión realista sobre su
propio estado y una valoración adecuada de las alternativas que se le ofrecen.

La libertad para decidir según los propios valores


● La persuación: es el uso de argumentos razonables con la intención de
inducir en otra persona la aceptación de una determinada opción
● La coacción: Es el uso de amenazas o daños importantes para conseguir
influir en alguien.
● La manipulación: falsear, desfigurar u ocultar ciertos hechos, modificando
selectivamente sus características o su atractivo.

Capacidad para decidir


1. Aptitud para darse cuenta de la propia situación y de las expectativas
razonables.
2. Aptitud para comprender la información relevante.
3. Aptitud para deliberar sobre las opciones que se ofrecen, de acuerdo con los
objetivos personales y los valores propios.
4. Capacidad para comunicarse, verbalmente o no, con el profesional de la
salud.

El consentimiento informado ideal


El implícito
Debe ser visto como la oportunidad para una relación más plena con nuestros
enfermos. Y como la posibilidad de satisfacer uno de los derechos más específicos
de la persona humana: el derecho a saber y a decidir.

Decisión bioética
Caso clínico
● Fecha de Nacimiento: 9/10/16
● Antecedentes Perinatológicos: RNPT (35 sem) PAEG (3.200 gs), nace por
parto vaginal espontáneo, deprimido grave con APGAR de 1-3-5 en Hospital
de 3°nivel de atención , donde permaneció internado durante 1 mes en
Neonatología, en ARM durante 4 días.
○ Presenta convulsiones desde las 6 hs de vida medicado con FNB y
levetiracetam sin respuesta. Es trasladado a la Unidad de Cuidados
Críticos Pediátricos.
○ Paciente con cuadriparesia espástica distónica que no maneja la vía
aérea, con lago faríngeo. Se realizo traqueostomía y gastrostomía
para mejor manejo de vía aérea.
● Exámenes complementarios
○ RMN que informa: hiperintensidad de señal en ambos tálamos y de la
sustancia blanca periventricular posterior. Los ventrículos laterales, III
y IV se muestran amplios.
○ Ecografía Cerebral: con signos de atrofia del parénquima cerebral.
○ ECG: hipsarritmia
○ Ecocardiograma normal.
○ Laboratorio Infectológico: se descarta enfermedad infecciosa
neonatal.
○ Examen Genético y laboratorio para Enfermedades Metabólicas:
pendientes de realización.
○ En su evolución desarrolla Síndrome de West Sintomatico Refractario.
● Tratamiento
○ Recibe tratamiento anticonvulsivante con: fenobarbital,
levetiracetam, piridoxina, ácido valproico, ACTH, vigabatriba,
trihexifenidilo, clobazán, y baclofeno.
○ Actualmente tiene 5 meses y se encuentra internado, dependiente de
oxigeno por traqueostomía; alimentándose por gastrostomía y en
estado secuelar neurológico grave.
○ Hace 3 días que no presenta convulsiones.
○ Por intercurrencia infecciosa, se encuentra cumpliendo un esquema
antibiótico. Además tiene tratamiento broncodilatador.

¿Hasta dónde Continuar con el Diagnóstico?


¿Hasta dónde seguir con el Tratamiento?
¿Hasta dónde Hablar con los Padres?

Dilemas
Situaciones dilemáticas
● RPC y Técnicas de Soporte Vital.
● Alimentación e Hidratación Artificial.
● Confort e Higiene.
● Tratamiento para el Dolor.
● El momento de la Muerte.
● Las terapias génicas
● La Información al paciente y a la familia.
● Cuidados Paliativos y Técnicas de Soporte Vital

¿Qué nos pasa ante un dilema bioético?


Un dilema es un conflicto de Valores ante un caso clínico concreto.
Cuando entran en Juego Situaciones como la Vida o la Muerte, la responsabilidad
aumenta.
● Se debe actuar con Libertad
● No Empíricamente
● Se debe actuar con Prudencia.
● Con un Método adecuado.
● Con un abordaje interdisciplinario

Ante los dilemas presentados


Las decisiones pueden tomarse en forma:
● Personal: dependerá de la formación personal y de su experiencia.
● Con el Equipo de Salud. Con la derivación o consulta a un Equipo de Cuidados
Paliativos.
● Con una consulta al Comité de Bioética

Comité bioética clínica


Tipos de comité
● Comité de expertos: analiza diagnóstico, pronóstico o tratamiento de
determinadas enfermedades o casos complejos.
● Comité de ética de la investigación: analiza y evalúa protocolos de
investigación y el consentimiento informado de los sujetos participantes de
una investigación.
● Comité de ética clínica: análisis de casos clínicos que plantea problemas
morales. Función consultiva.

Recibe el nombre de Comité Hospitalario de Ética (C.H.E.) aquella comisión, o grupo


autorizado de personas, de carácter consultivo e interdisciplinar, creada para
analizar y asesorar en la resolución de posibles conflictos éticos que se producen
durante la práctica clínica en las instituciones de salud, y cuya finalidad es mejorar
la calidad de dicha asistencia sanitaria.

Características de los CHE


● Formados por grupos multidisciplinarios: médicos; enfermeros; psicólogos;
miembros no directamente relacionados con el cuidado de la salud.
● Funciones esenciales:
○ Educación: autoformación; educación en el hospital.
○ Formulación de lineamientos o guías respecto de determinadas
cuestiones éticas.
○ Discusión y análisis de casos clínicos: aconsejar en la toma de
decisiones.

Integración del comité de ética


● Miembros que representen distintas disciplinas y profesiones.
● Personas respetadas por el resto de la institución.
● Personas interesadas en cuestiones éticas.
● Personas que acepten dedicar tiempo a esta actividad.
● Temperamento de los integrantes: saber escuchar.
● Educación de los integrantes del Comité.

Reglamento del comité hospitalario de ética


● El C.H.E. tendrá carácter de asesoramiento y consulta, gozará de autonomía
absoluta en todas sus actuaciones. No vinculante.
● Dependerá orgánicamente de la Dirección o Subdirección Médica del
Hospital.
● Lo formarán un mínimo de ocho miembros (8) y un máximo de alrededor de
doce (12). Se podrán incluir transitoriamente personas que puedan brindar
asesoramiento cuando los casos planteados al CHE así lo aconsejen

Principales funciones del CHE del Hospital de clínicas Nicolás Avellaneda


1. Proteger los derechos de los pacientes.
2. Analizar, asesorar, y facilitar el proceso de decisión clínica en las situaciones
que plantean conflictos éticos entre el personal sanitario, los pacientes, la
familia y las instituciones.
3. Colaborar en la formación en Bioética del personal del hospital y del área de
salud, y muy en particular en la de los miembros del C.H.E.
4. Proponer a la Institución protocolos de actuación para las situaciones en que
surgen conflictos éticos y que se presentan de manera reiterada u ocasional.
5. Análisis y elaboración de informes y recomendaciones ante casos concretos.

Métodos de resolución
Métodos de Calipari
● Dos diadas:
1. Proporcionalidad/Desproporcionalidad: La primer díada la reserva
fundamentalmente para aplicarla a los medios técnicos que están a
disposición; en su trabajo ofrece una caracterización de los mismos:
■ La disponibilidad concreta o la posibilidad plausible de hallar el
medio.
■ La actual posibilidad técnica de usarlo adecuadamente.
■ Las expectativas razonables de ‘eficacia médica’ real.
■ Los eventuales efectos colaterales, perjudiciales para el
paciente.
■ Los previsibles riesgos para la salud/vida del paciente
eventualmente implicados en el uso del medio.
■ La posibilidad actual de recurrir a alternativas terapéuticas de
igual o mayor eficacia
■ La cuantificación de los recursos sanitarios (técnicos,
económicos, etc.) necesarios para el empleo del medio”.
2. Ordinariedad/Extraordinariedad: La segunda díada la aplica a la
persona del paciente; se debe tener en cuenta desde la subjetividad,
desde la condición única e irrepetible de cada persona enferma.
Caracteriza a los “medios extraordinarios”:
■ Un esfuerzo excesivo para hallar y/o usar el medio.
■ Experimentar un dolor físico enorme o insoportable, que no
pueda ser suficientemente aliviado.
■ Costos económicos, vinculados con el uso del medio, que sean
muy gravosos para el paciente o para sus parientes;
■ Experimentar un tremendo miedo o una fuerte repugnancia en
relación con el empleo del medio.
● Tres Fases: Teniendo en cuenta estas dos díadas propone un dinamismo
evaluativo en tres fases que son articuladas entre sí:
1. La primera fase: analiza la proporcionalidad/ desproporcionalidad de
un medio de conservación de la vida.
2. La segunda fase: analiza la ordinariedad/extraordinariedad de tales
medios respecto de la persona concreta del paciente en su situación
concreta.
3. La tercera fase: teniendo en cuenta las dos anteriores cruza las
posibilidades teóricas que pueden darse.

Orientación para obrar


● Medios proporcionados y ordinarios modo de obrar: obligatorio
● Medios proporcionados y extraordinarios modo de obrar: facultativo
● Medios desproporcionados y ordinarios modo de obrar: ilícito
● Medios desproporcionados y extraordinarios modo de obrar: ilícito

Caso clínico: resolución


1. Con relación al diagnóstico:
● En cuanto a los exámenes complementarios: de la presentación del
caso, surge que se encuentran tomadas las muestras de sangre y orina
para la realización de estudios tendientes a descartar enfermedad
metabólica. Además, es posible tomar una muestra de sangre para
estudio genético. Se recomienda la realización de estos exámenes
complementarios, ya que es posible acceder a los mismos y no es
necesario efectuar ninguna intervención extraordinaria.
● Se recomienda aclarar a los familiares que los estudios, de poder
realizarse, redundarán en una mejor comprensión de la enfermedad de
F, pero no cambiarán el pronóstico de la misma.
● Ambos estudios (genético y metabólico) buscan encontrar un
diagnóstico de enfermedad, que posibilitará dar consejería genética a
la madre. En este caso no se incurre en ningún conflicto.
2. Con relación al Cuidado y Atención:
○ Con la finalidad de seguir brindando a F una atención integral
adecuada a su estado clínico, se debe proseguir con los cuidados
habituales de higiene, confort, aspiración de secreciones, alimentación
y demás tratamientos, mientras estos últimos no revistan el carácter
de extraordinarios.
○ En el caso de intercurrencias: se debería realizar tratamiento de las
mismas en tanto y en cuanto no signifique la aplicación de medidas
invasivas o de carácter extraordinario. Para este tipo de tratamientos
se recomienda la utilización de la gastrostomía como vía de
administración de medicamentos.
○ En caso de un Paro Cardiorrespiratorio recomendamos no realizar
maniobras de Resucitación Cardiopulmonar. Para esta recomendación
se tiene en cuenta el curso clínico irreversible (Síndrome de West
Sintomático Refractario); y el hecho de que no contar con un
diagnóstico definitivo de enfermedad (genético o metabólico), no
cambiará el pronóstico ni la calidad de vida de F.
3. Con respecto a la Familia de F.:
○ Capacitación para el manejo de F: En caso de estar dadas las
condiciones clínicas de estabilidad, se recomienda trasladar la
internación a un espacio intermedio dentro del hospital, que facilite la
permanencia por mayor tiempo de la madre, tendiente a capacitar a
la misma, y por lo menos a un familiar más, en los cuidados que
necesita F (Traqueotomía, Gastrostomía, administración de
medicación, etc.)
○ En caso de tener la posibilidad de internación domiciliaria: sería
necesario valorar si la familia puede brindar los requerimientos
edilicios, materiales y de movilidad que exige la situación de F,
identificando quienes serían los responsables para evaluar y lograr
dicha adecuación, articulando con los mismos ( Servicio Social del
Hospital; Área Social de la Provincia y o Municipalidad ; Sistemas de
Referencia y Contrareferencia del SIPROSA; etc)
○ Procurar también, de ser posible, el contacto con Unidad de Cuidados
Paliativos.
○ Con relación a la madre, y teniendo en cuenta lo referido por los
profesionales de la UCIP que concurrieron a la reunión del Comité,
sería importante poder aprovechar la internación de F para promover
la concientización de su madre para que reconozca la importancia de
buscar atención médica para mejorar su salud psicofísica y consejo
genético.
4. Con respecto al manejo de las consultas de urgencia.
○ Consulta por Guardia: Sería recomendable que la familia posea una
tarjeta, provista por la Unidad de Cuidados Críticos Pediátricos, con
directivas para el manejo del paciente e indicación de inmediata
comunicación con profesionales del mismo servicio.
○ En caso de Dudas en el manejo durante la internación domiciliaria:
Sería recomendable que la familia posea número de teléfono de la
UCIP o de un médico de referencia, tendiente a evacuar dudas,
aclarando las debidas limitaciones que conlleva este medio.
5. Con respecto a la comunicación con la madre y la familia.
○ Recomendamos profundizar la preparación de los mismos para el
cuidado de F y para la elaboración del proceso vital que se encuentra
atravesando, procurando que puedan avanzar en la comprensión de la
importancia de poder brindar al mismo los cuidados necesarios hasta
que muera, evitando el uso de recursos terapéuticos que le provoquen
sufrimiento y no contribuyan a su curación. (Futilidad terapéutica)
6. Con relación al Equipo de Salud.
○ Se recomienda comunicar a la madre y los familiares el pronóstico
ominoso de F, consignando por escrito de manera diaria en la historia
clínica el pronóstico y la comunicación.
○ Dejar registrado también en la historia clínica cuál sería el proceder en
el caso de Alta hospitalaria, tanto en lo referido al cuidado diario de F
como al manejo de las urgencias.
○ Asentar en la historia clínica, las reuniones que se efectúan con la
familia.
El comité de bioética hospitalaria considera que su opinión en este caso es una
recomendación no vinculante para el equipo de salud.
El servicio de UCIP puede o no tomar en cuenta estas recomendaciones en la
atención de F, en forma parcial o total.

Problema de la última cama

Situación extrema donde los profesionales de salud tienen que elegir entre dos
pacientes a cuál tratar y a cuál dejar sin tratamiento.

Cuando escasean los recursos de soporte vital en relación con los pacientes que los
requieren, la distribución o asignación de estos solo debe hacerse en base a
consideraciones relativas al bien que corresponde a los profesionales de la salud
resguardar, esto es, a las condiciones objetivas de salud del paciente

Criterios injustos
Discriminan en base a consideraciones ajenas al bien en cuestión y son
incompatibles con una medicina centrada en la persona.
1. Primero en llegar, primero en ingresar: argumento del corredor olímpico.
2. El máximo beneficio posible: argumento utilitarista: Busca “la mayor
utilidad para el mayor número posible”, y puede discriminar entre pacientes
según:
a. Los años de vida de calidad que le quedan.
b. El esfuerzo médico que haya que invertir en cada uno de ellos
(pensando que mientras menor sea el esfuerzo se podrá tratar a un
mayor número).
c. Una combinación de ambos.
3. El más joven: argumento del tiempo cumplido
La lógica de este criterio es que una vida normal puede durar unos 70 años,
por lo que después de esa edad ya se considera un “bono extra”. Por el
contrario, una muerte más temprana, implica no haber podido gozar de esa
“porción justa” o “tiempo suficiente” de años. Así, al momento de elegir,
habría siempre que optar por dejar morir al que ya tuvo su porción justa” y
dar la oportunidad al que todavía no la ha completado.
4. El que pueda pagar: Afirma que se debe priorizar al paciente que puede
pagar, pues eso permite mantener el servicio funcionando y seguir
atendiendo personas.
5. El que más conviene: argumento populista: Según este criterio, se debe
salvar a aquel que es más valorado por la sociedad, o el que es más útil para
ella.
6. El que más se lo merece: argumento 1+1: Este criterio parte del supuesto
que se debe premiar a quien ha hecho un esfuerzo por cuidarse. Por
ejemplo, se prefiere a la persona que no fuma antes que al tabaquista.
7. Lo que el paciente decida: Este criterio traspasa la responsabilidad de la
decisión al paciente. Esto podrá realizarse por medio de voluntades
anticipadas; en otros será por una conversación directa del paciente (o sus
cercanos) y el equipo tratante. El médico supone que honra la autonomía del
paciente, y actúa acatando lo que él decida (al margen de su juicio clínico).
8. El que tiene más éxito terapéutico: el argumento del triage militar: Frente
a una situación de necesidad extrema y escasez de recursos, se hace un
cálculo estratégico de recursos, basado en criterios de inclusión y exclusión
estrictos.

Criterios generales para el cuidado de los pacientes en UCI


1. Cada persona merece un trato digno.
a. La dignidad no depende de los recursos gastados, sino del trato que se
le presta.
b. No existen pacientes que no se puedan cuidar –el primer deber ético
es no abandonar, y no considerar a ningún paciente como “imposible
de cuidar” (aunque no se pueda curar).
2. La consideración de la condición del paciente es anterior a la consideración
de los recursos a disposición
a. Cada paciente se merece un trato ad hoc, y representa un “unicum” en
la atención clínica
b. Establecer el pronóstico de recuperación de cada paciente con los
elementos clínicos que se tienen es el elemento central: los otros
elementos pueden ayudar a complementar la decisión, pero no pueden
ser factores determinantes
3. Es necesario considerar los recursos a disposición – racionar: hacer todo lo
posible, con lo poco (o mucho) a disposición
a. El equipo de salud tiene que conocer con precisión los recursos de los
que dispondrá en el día a día (particularmente la cama crítica con
ventilador mecánico y los elementos de protección personal), para
poder racionarlos y prever su posible distribución.
4. Justicia: es importante recordar que no todos los pacientes son iguales, por lo
que los tratamientos no serán necesariamente iguales
a. Para que sean medidas justas, la diferencia en el manejo de los
pacientes debe basarse en criterios clínicos objetivos, disminuyendo la
incertidumbre, y en protocolos de procedimientos y tomas de
decisiones previamente diseñados. Con esto se busca reducir cualquier
diferenciación arbitraria

Recomendaciones específicas para el cuidado de los pacientes en UCI


1. Tener un listado de los recursos a disposición a corto, mediano y largo plazo,
que se actualizará constantemente.
2. Tener un listado actualizado de los pacientes en quienes se juzga
proporcionado el ingreso a una unidad de cuidados intensivos y ventilación
invasiva en caso de necesitar mayores cuidados.
3. Incorporar explícitamente en la entrega de turno las disposiciones
específicas para cada paciente respecto a medidas de mayor soporte
(ventilación invasiva).
4. Actualizar diariamente los scores de gravedad de los pacientes en las
unidades de cuidados intensivos y establecer el pronóstico vital para
determinar la proporcionalidad de la ventilación mecánica del paciente para
cada caso en cada día.
5. En caso de tener dudas sobre la mejor conducta a implementar con algún
paciente, tener algún teléfono de contacto a quien llamar (médico de mayor
experiencia, miembro del comité de ética asistencial).
6. Realizar interconsultas regularmente con algún médico con experiencia en
cuidados paliativos para optimizar el manejo sintomático de pacientes, en
particular el de aquellos para los que se ha acordado que no ingresarán a
unidades de mayor complejidad.
7. En la medida de lo posible, integrar las entregas de turno de los distintos
profesionales.
8. Entregar material escrito a los familiares sobre las normas de visita y los
modos de obtener información de los pacientes ingresados.

Conclusiones
El médico –o el equipo de salud– no decide sobre quién tiene que vivir y quién tiene
que morir, sino que trata de ofrecer una atención adecuada a la condición clínica
del paciente, de acuerdo con los medios que tiene a disposición en un contexto
dado: implica asumir en su integralidad al paciente. El foco central de la atención
médica no es la cama (no sería correcto hablar del “dilema o ritual de la última
cama”), sino el paciente y los pacientes que hay que cuidar, aun cuando se vuelva
imposible curar.

Así como nos ocupamos de a quién se le asignará “la última cama”, debemos
determinar con la mayor atención el cuidado que se le brindará a quien no ocupará
esa última cama. Para este grupo de pacientes se debe asegurar en todo momento
una atención digna, respetuosa y compasiva, que incluya el adecuado manejo de
síntomas y un adecuado acompañamiento

Ética de los principios


Aristóteles en los analíticos Tomás de Aquino en la suma teológica afirman:
● Los principios son verdades primeras a partir de las cuales se estructura el
razonamiento
● Son puntos de partida evidentes, por tanto se enuncian, no pueden
demostrarse ni consensuarse.
● Son el punto “desde” el cual se develan o iluminan nuevas conclusiones y él
“hacia” el cual se busca fundamentar y justificar las mismas.

Principio de beneficencia no maleficencia


Es el antiguo principio de la ética médica hipocrática, por beneficencia se entiende
hacer el bien al paciente, aliviarlo, prevenir sus enfermedades, promover el bien
integral del paciente.
Por no-maleficencia no dañarlo, cumplir con aquello de »primum non nocere», no
hacerle ningún mal. Este principio se aplica en las terapias del dolor -consolar-, la
donación de órganos, en general a todas las actividades diagnósticas y
terapéuticas, que el médico lleva a cabo con el paciente. También se usa para el
ensañamiento terapéutico y la relación costo beneficio de los tratamientos.

Principios de beneficencia
Se refiere al deber de hacer el bien al enfermo u obrar en función del mayor
beneficio posible del paciente.

¿En qué consistirá hacer el bien al paciente?


No está en otra cosa que hacer al paciente lo que él o sus familiares piensen que es
su bien, lo que variará enormemente de un caso a otro, llevando sin duda una fuerte
carga relativista.
La corriente filosófica supuesta en el “mayor beneficio posible para el paciente” es
el utilitarismo.
Tiene su origen en Inglaterra, en la persona de Jeremy Bentham (1748-1832)
“El hombre para decidirse a una acción u otra deberá medir antes sus efectos, esto
es, la cantidad de placer que dichas acciones son capaces de producir. Su felicidad
consistirá en obtener el máximo placer y evitar el dolor.” (1780)

A diferencia del hedonismo clásico de Epicuro, el de Bentham es social y


comunitario.

Se llega así al principio de la moral utilitaria: “LA MAYOR FELICIDAD POSIBLE PARA
EL MAYOR NÚMERO DE PERSONAS”

James Mill añade a esta filosofía la teoría del asociacionismo psicológico


“la conducta individual se conformará con la colectiva ya que nuestra idea de los
dolores y placeres de otro hombre no es más que la idea de nuestros propios dolores
y placeres asociados con la idea de otro hombre.
Gracias a las asociaciones nuestros placeres se unirán a los de otros hombres hasta
tal punto que el deseo del bien de los demás, por el automatismo asociativo, se
convierta en el único objeto de interés personal”.(1829)

John Stuart Mill, en su obra Utilitarism (1863) afirma que


“la creencia que acepta como fundamento de la moral la utilidad o el principio de
bienestar mayor tiene por cierto que las acciones son buenas en proporción del
bienestar que reportan y malas si tienden a producir lo contrario. Su moral supone
el esfuerzo de armonizar todos los principios éticos con el principio de la mayor
felicidad individual y social, basada en la teoría asociacionista que mostraría que
todos los hombres buscan la felicidad (entendida como máximo placer) como el
único y máximo fin de su actividad”

Crítica:
Es la abolición del principio “el fin no justifica los medios” y la sustitución por su
contradictoria “un fin bueno puede justificar un medio que de suyo es inadmisible”

Principio de no maleficiencia:
Su aplicación conlleva el cálculo riesgo-beneficio como criterio para la decisión. El
beneficio que vaya a recibir la persona debe ser mayor que el perjuicio que reciba y,
cuando no haya certidumbre, el riesgo del daño debe ser superado por la
probabilidad y valía del beneficio intentado.

Debe entenderse como la prohibición de causar directamente cualquier daño a un


ser humano.
Principio de autonomía
Significa la facultad de gobernarse a sí mismo, la afirmación de la autonomía
individual, es el respeto a la autodeterminación
de la persona racional y libre. Preserva el derecho a la no-interferencia, a la
libertad, hace la relación médico – paciente simétrica, dialógica y participativa.
En el principio de autonomía se fundan:
● El secreto profesional
● El consentimiento informado
● El rechazo a los tratamiento, el testamento de vida y las órdenes de no
reanimar
En su aplicación práctica manda respetar la decisión del paciente y el debido
respeto por la voluntad del paciente.
El principio de permiso (así denomina Tristan Engelhardt al principio de autonomía)
expresa la circunstancia de que “para resolver disputas morales en una sociedad
pluralista, la autoridad no puede partir ni de argumentos racionales ni de creencias
comunes, sino únicamente del acuerdo de los participantes”.
Provee de justificación a la actuación conforme al principio de beneficencia y al
resto de los principios bioéticos.

Sostiene que el valor ético básico radica en la posibilidad de cada sujeto de


escoger, sin coacciones o condicionamientos externos, el modo de vida que quiere
vivir, rechazando como inadmisible cualquier tipo de precepto o valor heterónomo,
vale decir, que no sea formulado y aceptado por el mismo sujeto, quien elabora su
propio “proyecto vital” con el único límite de no causar un daño directo a otro sujeto
particular.
Limitaciones:
● La primera limitación de la autonomía es la incapacidad de los pacientes
para ejercerla, en casos de enfermedades mentales, o cuando la misma
enfermedad turba la autonomía por temor o desconocimiento
● El otro limitante es que puede entrar en conflicto con la autonomía del
medico tratante, así por ejemplo un paciente puede pedirle al medico algo
que el no conciente, por ejemplo la eutanasia. Vean ustedes cómo en estos
dos ejemplos se demuestra que al no tener un horizonte ético y metafísico
trascendente los conflictos se manifiestan.

Principio de justicia
Se refiere a la obligación de igualdad en los tratamientos y, respecto al Estado, a la
distribución equitativa de los servicios de salud en la comunidad. Es el principio
rector para decidir a qué individuos adjudicar determinadas terapias o tecnología
médica escasa o costosa.
En el libro A Theory of Justice (1971) JOHN RAWLS, profesor de Harvard, propone:
Primer principio de justicia: cada persona ha de tener un derecho igual al más
amplio y total sistema de libertades básicas, compatible con un sistema similar de
libertades para todos.
Segundo principio de justicia: las desigualdades económicas y sociales se tienen
que estructurar de manera que redunden en:
1. Mayor beneficio de los menos aventajados, de acuerdo con un principio de
ahorro justo.
2. Unidos a que los cargos y funciones sean asequibles a todos, bajo
condiciones de justa igualdad de oportunidades

Marca el deber de darle a cada persona lo que necesita o lo que le corresponde.


Tiene un fundamento de Justicia distributiva.
Se lo aplica a la atención y tratamiento que corresponde dar a cada enfermo,
también en la distribución de los recursos en salud, y vela por terceras personas
involucradas ( casos de enfermedades contagiosas).

El problema de la bioética de los principios:

Los principios es que estos a menudo entran en conflicto entre sí, por carecer de una
jerarquía entre ellos, y no tener una sistemática correlación entre sí.

Por otra parte al no tener una fundamentación en una teoría ética de referencia,
quedan sin sustento y no permiten dar respuestas objetivas a los dilemas bioético

Modelo personalista
Fundado por monseñor Elio Sgreccia en 1983

Definición:
Es una ética racional que a partir de la descripción de datos científicos, biológicos y
médicos, analiza racionalmente la licitud de la intervención humana sobre
el hombre.
Esta reflexión ética tiene su polo inmediato de referencia en la persona humana y
en su valor trascendente y en su referencia última en Dios. que es el valor absoluto.

Bases
● Utiliza como parámetro para definir si un acto es lícito o ilícito la persona
humana, el bien integral de la persona.
● Se funda en el respeto, la defensa y la promoción de la persona humana, en
su derecho primario y fundamental a la vida y al respeto de su dignidad
como persona, dotada de alma espiritual y de responsabilidad moral.

Principios
1. Principio de respeto y defensa de la vida física
2. Principio de totalidad O terapéutico
3. Principio de libertad responsable
4. Principio de sociabilidad subsidiariedad.
Los principios son verdades primeras a partir de las cuales se estructura el
razonamiento. Son puntos de partida evidentes, por tanto se enuncian, no pueden
demostrarse ni consensuarse.

Principios de la bioética:
● Son directrices generales de y para la acción.
● Son reglas de conducta, guías de acción perfectivas
● Son ideas que se convierten en normas de acción y de vida

Carácter de pseudoprincipios
● Cuando no cumplen las características propias de los verdaderos principios
por el solo hecho de ser consensuados.
● Cuando no hay referencia alguna a un criterio objetivo de lo bueno y lo malo
● Al quedar todo procedimiento subordinado a la subjetividad

Principio de respeto y defensa de la vida física


● El primer principio es el de respeto y defensa de la vida física desde el
instante de la concepción hasta la muerte.
● La vida física es el valor fundamental de la persona.
● La vida física debe ser valorada y defendida, pues implica la defensa y
dignidad de la persona humana.
● Defender la vida física de cada individuo humano, implica reconocer su
carácter inviolable, aún cuando es débil e indefensa, enferma o pobre, el
valor de la vida humana es único.
● El reconocimiento del valor de la vida humana se hace con la luz de la razón,
es a través de ella que el hombre encuentra en su propia conciencia la ley
moral natural.
● El derecho a la vida es el primero de los derechos, y no puede jamás ser
subordinado a la libertad, a la salud o a cualquier otro derecho humano.
● Invocando este primer principio queda claro la ilicitud de los atentados
contra la vida humana: el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido, el
genocidio.

¿Cómo y cuándo comienza la vida?


● Las células de la vida
○ Los gametos (del griego Gameto, cónyuge) son unas células sexuales
que tienen solo una versión, paterna o materna, de la información
genética que determinará las características físicas de la persona.
■ Espermatozoide (del griego esperma, semilla, y zoon, animal).
Se forma en los testículos cada 60 días aproximadamente. Tiene
23 cromosomas paternos
■ Óvulo: es la célula más grande del ser humano. La mujer nace
con toda la dotación de ovocitos, que maduran desde la
pubertad , uno por mes. Tiene 23 cromosomas maternos
● Fecundación: es la fusión de los gametos dando lugar al CIGOTO, donde se
encuentran reunidos los cromosomas de los dos gametos: Tiene 46
cromosomas. Normalmente, la fecundación tiene lugar en la parte superior
de las trompas, (unión del tercio externo con el tercio medio).
● La fusión de los gametos es un proceso irreversible y marca el comienzo de
un nuevo ser: el cigoto o embrión unicelular.
● Embrión unicelular
○ Primera célula del nuevo individuo, tiene en su núcleo toda la
información genética de un nuevo ser humano, distinto de sus padres.
○ Ese nuevo ser unicelular posee la capacidad de empezar a desarrollar
todo un individuo humano.

Muerte cerebral
● La muerte cerebral es el cese irreversible de toda actividad cerebral vital (de
los hemisferios cerebrales y el tallo cerebral).
● Implica la pérdida irreversible de función de las células cerebrales y su
destrucción total o casi total.
● El cerebro está muerto y el funcionamiento de los otros órganos se mantiene
directa e indirectamente por medios artificiales.
● Esta condición se debe única y exclusivamente al uso de técnicas médicas
modernas y, salvo en raras excepciones, sólo puede mantenerse por tiempo
limitado.
● Cuando una situación de salud es irreversible comienza la falla de las
funciones integradoras que el cerebro y el tallo cerebral ejercen en el cuerpo.
● El proceso concluye con la muerte cerebral y por ende la muerte de la
persona.
● Una persona que reúne los criterios clínicos de muerte cerebral nunca, jamás,
recuperará un estado semejante a la conciencia o la actividad consciente

Bioética personalista: 2. principio de libertad responsable

Libertad: capacidad de autodeterminarse que pone al hombre en sus propias


manos: lo hace señor de su propia vida.
Responsabilidad: el hombre está obligado a responder por sus actos: es
intransferible. Debe hacerse cargo de las consecuencias de sus actos sean por su
acción y omisión.
La libertad responsable es la fuente del acto ético: exige el compromiso y la
fidelidad a los valores, principios y virtudes.
La libertad está subordinada al valor de la vida, es una libertad para la vida, no
contra de la vida.
Serán lícitas las acciones que obrando con libertad y responsabilidad respeten la
vida humana y busquen como fin el bien integral de la persona.

Agentes de la salud y pacientes ante una intervención deben tomar en


consideración la libertad de elegir el bien y la verdad, y luego hacerse cargo de la
decisión y de las consecuencias el acto.

Este principio comprende la obligación moral de los pacientes de colaborar con los
tratamientos ordinarios y necesarios para salvar su vida y su salud y para expresar
su consentimiento.

Involucra a los médicos a ser responsables con los pacientes y a actuar con ciencia
y conciencia frente al ser humano que sufre.

Bioética personalista: principio de totalidad o terapéutico


El principio de totalidad o terapéutico es el tercer principio de la Bioética
personalista y por el cual son permitidas las intervenciones médicas y quirúrgicas
que con el fin de la curación, de salvar la vida de un paciente o mejorar la calidad
de vida, se puede sacar una parte para salvar el todo.

Este es un principio básico de la ética médica, hacer siempre el bien del paciente.

Premisa: el cuerpo humano es un todo unitario, es la resultante de partes distintas y


entre ellas orgánicamente y jerárquicamente unificadas por la existencia única y
personal.
Premisa: se puede intervenir sobre una parte del organismo para alcanzar el bien de
todo el organismo.

Condiciones:
● Qué se actúe sobre la parte enferma.
● Qué no haya otro médico eficaz que sea menos invasivo o destructivo
● Qué haya una posibilidad concreta de éxito
● Qué se haya obtenido el consentimiento informado

Este principio exige una PROPORCIONALIDAD en el tratamiento propuesto para


determinada enfermedad y el beneficio que se quiere lograr.
Se relaciona con los medios terapéuticos ordinarios o proporcionados y medios
terapéuticos extraordinarios o desproporcionados.
Medios terapéuticos ordinarios
● Razonable esperanza de beneficio
● Medios de uso común, de fácil acceso y empleo
● Ausencia de cargas significativas para el paciente
● Moralmente obligatorios

Medios terapéuticos proporcionados


● Disponibilidad concreta y real del medio
● Posibilidad técnica de usarlo
● Expectativa de eficacia médica
● Eventuales efectos colaterales
● Riesgos previsibles
● Alternativas terapéuticas de igual o mayor eficacia

Medios terapéuticos extraordinarios


Comportan para el paciente una imposibilidad moral para su uso:
● Esfuerzo excesivo para alcanzarlo o utilizarlo.
● Dolor físico insoportable, miedo, repugnancia.
● Gastos excesivos para el paciente o familiares.
● Probabilidad alta de riesgo para la vida o salud.
● Baja tasa de eficacia global del miedo.

Medios terapéuticos desproporcionados


● Produce cierto beneficio pero produce efectos colaterales nocivos.
● No produce ningún beneficio
● Es nocivo para la salud del paciente

Cruzando estos criterios tenemos medios:


1. Proporcionados y ordinarios: obligatorios
2. Proporcionado y extraordinario: obligatorio
3. Desproporcionado y ordinario: ilícito
4. Desproporcionado y extraordinario: ilícito

Recordar siempre
El aspecto subjetivo del paciente: aquello que resulta ordinario o extraordinario
para una determinada persona podría no serlo para la misma persona en una
situación diferente o para otras personas en la misma situación.

Ensañamiento terapéutico
Se definen como ciertas intervenciones médicas, ya no adecuadas a la situación
real del enfermo o, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían
esperar o bien por ser demasiados gravosas para él o para su familia.
Principio de acción de doble efecto o voluntario indirecto
Su aplicación requiere
1. Que la intención del agente sea moralmente buena
2. Que el efecto directo sea positivo
3. Que el efecto bueno sea superior o al menos equivalente al efecto negativo o
malo.
4. Que esta acción no pueda ser sustituida por otras que no tengan efectos
negativos.

Principio de sociabilidad - subsidiariedad


El principio de sociabilidad se refiere a que cada uno debe ser responsable de
gestionar la propia salud y a colaborar para que todas las personas tengan acceso
a la salud.
Se trata de que en la promoción de la salud, cada uno ponga su empeño para
considerar la salud como un bien que hay que alcanzar socialmente, sin excluir a
nadie.
Hoy se habla del derecho al acceso a la salud para todos, lograr que
todos los ciudadanos tengan acceso a prevenir, curar y rehabilitar su salud.
1. Somos seres en sociedad
2. Es la concreción de la justicia
3. Conciencia de interdependencia e interrelación
4. Realidad que nos llama a compartir bienes, recursos, responsabilidad y
dificultades
5. En un clima de reciprocidad e igualdad e igualdad de derechos y deberes.
Este principio está integrado con el subsidiariedad, por el cual la sociedad debe:
● Ayudar a aquellos miembros que están imposibilitados de hacerlo solos
● Dar más a quién más lo necesita, sin pensar en las utilidades que se
obtendrán con esa ayuda.
Alienta a las personas a instaurar libremente relaciones dadoras de vida y exige el
respeto de las autoridades más elevadas de la sociedad y los gobiernos. Estos
deben sostener grupos inferiores en caso de necesidad y ayudarlos a coordinar su
acción con la de los demás componentes sociales.
La sociabilidad y la subsidiariedad ayudan a generar bienes comunes en
abundancia transformando así la sociedad global en una civilización del bien
común.

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