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¿El feminismo es la forma?

Existen grupos de personas que ciertamente se niegan a establecer muchos de los diálogos y
acciones que se toman en la actualidad para acabar con la desigualdad de género, personas
que, por ejemplo, deciden no autodenominarse feministas por ver el término como algo
negativo, aun cuando la RAE define el feminismo como “principio de igualdad de derechos
de la mujer y el hombre.”, y cuando se ha dejado tan claro que la palabra no es antónimo de
machismo y que quienes pertenecen al movimiento no buscan esencialmente la supremacía
de la mujer; para eso existen de hecho palabras como “hembrismo” o “feminazi”, para
referirse a quienes sí apoyan el matriarcado y puntualizar que feminismo es equidad. Para
efectos de este escrito, me quedaré solo con una comunidad que considera que el feminismo
no es el camino y con ello no siguen los diálogos y acciones que este propone: se trata de los
cristianos (y debo decir que no necesariamente todos los que se denominan de esta forma
piensan así, pero los hay), de manera que procederé en las siguientes líneas a desarrollar los
motivos por los que ellos piensan esto, en virtud de lo cual deberé basarme bastante en lo que
dice la Biblia, por ser el sustento de su cosmovisión. Siendo así, que es bueno hacer
introspección porque no hay una única manera de ver la vida, como verán a continuación.

Para empezar, hay que comprender Génesis, pues en el principio de todo es en donde
hallaremos la respuesta de por qué para los cristianos el único camino es Cristo y no ningún
movimiento humano. En el versículo 1:27 se lee “Y creó Dios al hombre a su imagen, a
imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”, significa que ambos son hechos a
semejanza de su creador, son puestos en ese sentido en un mismo nivel. Pero ¿Qué sucede
más adelante? Adán y Eva pecan, de manera que Dios los castiga, por lo que también se
puede leer más tarde (Génesis 3:16): “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus
preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará
de ti.” Una parte del castigo a la mujer, por el pecado original, es que el hombre ejerza
dominación sobre ella, lo que se traduciría en patriarcado y machismo, ¿entonces qué sucede
con los cristianos? que precisamente confían en Cristo como hijo de Dios. Cristo para ellos es
quien vino a salvarnos del pecado y con ello del castigo que merecemos a causa de eso, es
decir, que si aceptamos al hijo de Dios como nuestro salvador no tenemos por qué padecer ni
reproducir ningún castigo que aparece en el Génesis, en consecuencia, la mujer no tendría
que sufrir ninguna forma de sometimiento al hombre.
El asunto deriva así en que los cristianos (repito que no todos lo opinan ), con Jesús, no
necesitan como tal de un movimiento feminista porque Dios los liberó a través de Cristo, lo
que implica que no deberían de reproducir acciones de control unos con otros.

En este orden de ideas, más allá de no poder protestar, no podríamos específicamente


participar de movimientos humanos que busquen derrocar con estrategias humanas el status
quo. Se entiende que toda autoridad es expresión de Dios porque es Él quien las establece y
decide que estén allí: aun cuando sean injustas los cristianos tienen la certeza de que todo lo
hace por un motivo, de manera que, incluso si quien tiene el poder es un tirano, estando en
Cristo tú no puedes tener actitud de rebeldía en contra de esa persona o en contra de todo el
gobierno. Lo que sí puede suceder es que ese gobernante te pida hacer algo que vaya en
contra de la voluntad de Dios, en ese caso, como Jehová es la verdadera autoridad, puedes
sentir del Espíritu no obedecer, pero todavía no acatando la orden, debes aceptar las
consecuencias de ese acto bajo el mandato de esa persona, hasta cuando no sean justas, por
no pasar por encima de su autoridad.

Dice Olegario González de Cardedal: “Dios en Cristo es acreditado y definido como amor”,
porque en eso se basa todo, como se expresa en Gálatas 5:14: “Porque toda la ley en esta sola
palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” ¿Qué pasaría si cada ser que hay
en este mundo aplicase este mandamiento? Para empezar establece una igualdad, un
equilibrio entre el amor propio y el amor por el otro, lo que impide que uno pase por encima
de cualquier persona a su alrededor, independientemente de quién sea o de lo que haga. Y no
creo se necesite respaldo para estar seguros de la justicia que subyace en ese versículo, pero:

“La figura del amor de Cristo a todos los hombres es precisamente la de un amor
sin excepciones, un amor que ama incluso a quienes son sus enemigos pues, a pesar de todo,
ve en ellos un germen ético que debe ser realizado y promovido. Por este motivo, el amor
cristiano expresa de modo patente la posición de igualdad que la ética husserliana concede a
todos los sujetos y la exigencia de extender el círculo del amor más allá de los límites de la
esfera de interés más inmediata. Así, podemos decir que el precepto de amar al prójimo no
sólo supone la asunción activa del amor natural que sentimos por aquellos a los que nos une
un lazo pre-social, sino que expresa una concepción del amor que va más allá de la relación
con los otros que son parte de mi entorno más cercano” Cabrera, C. (2019).

Es así como los cristianos, desde su punto de vista, siguiendo verdaderamente a Cristo serían
capaces de vivir en una sociedad sin discriminación de ningún tipo y sin iniquidad basada en
el género, contribuyendo incluso a hacerse mejores unos a otros. Todo esto, sin participar en
muchas de las acciones tomadas por el movimiento feminista, que aunque criticado, es lo que
hoy día se acepta socialmente para erradicar el machismo.

Como conclusión quisiera primero aclarar que sí, también es una actitud cristiana el no
señalar al otro por no practicar lo que ellos practican, en eso consiste amar al prójimo. De
manera que aunque no piensen como tú, por medio de Cristo se ejercitan en no juzgar en su
corazón y se fortalecen en la humildad y en los frutos del Espíritu (Gálatas 22 - 25). Ahora,
con este recorrido que hemos hecho ha quedado claro que el mundo efectivamente es diverso
y cada individuo o grupo social tiene sus razones por las cuales no hace las cosas, un ejemplo
son aquellos cristianos que no se denominan feministas; pero así mismo encontraremos a
cristianos que sí lo hagan o personas que sin ser lo uno ni lo otro no ven necesario poner el
tema de equidad de género sobre la mesa. La cuestión aquí, pienso yo, es que más que
explorar las diferentes cosmovisiones, te debes sentar por lo menos a preguntarte de dónde
viene la tuya. Preguntarte primero si tus pensamientos son tuyos realmente y también
cuestionar lo siguiente: ¿Eso que piensas te permite ser tú mismo y al mismo tiempo vivir en
sociedad?

Referencias bibliográficas:

https://www.biblegateway.com/

https://dle.rae.es/feminismo
de Cardedal, O. G. (1997). La entraña del cristianismo (Vol. 35). Secretariado Trinitario.

Cabrera, C. (2019). La normatividad del amor y el alcance universal del amor al prójimo en Husserl.
ideas y valores, 68(169), 109.

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