Está en la página 1de 1

Yacente, palabra proveniente del latín iacere (estar tendido), se utiliza en

escultura para definir a una persona muerta, generalmente tendida, que, además
suele estar dentro de un sarcófago.1

Una tumba en efigie, usualmente una efigie recostada o en francés gisant (que
significa "recostado") es una figura esculpida sobre un sepulcro representando al
muerto en efigie.2 Semejantes composiciones, desarrolladas en Europa occidental en
la Edad Media, siguió en el Renacimiento, y en tiempos modernos, y aún se usa
alguna vez. Ellos típicamente representan al muerto en un estado de "eterno
reposo", yaciendo con las manos dobladas en oración y esperando a la resurrección.
Esposo y esposa pueden ser representados yaciendo uno al lado del otro. Un
importante oficial o líder puede ser mostrado con sus atributos del oficio o
vestidos en el atuendo formal de su estatus oficial o clase social.

La efigie yacente a tamaño real se encuentra primero en tumbas de la realeza y los


clérigos principales, y luego se extendió a la nobleza. Un tipo peculiar de estatua
yacente medieval tardía fue el transi, o tumba de cadáver, en la que la efigie está
en la forma macabra de un cadáver en descomposición, o una figura semejante yace a
un nivel inferior, bajo una efigie más convencional. En el mismo período pequeñas
figuras de dolientes llamados plañideros o pleurants fueron añadidos debajo de la
efigie a tumbas importantes. En la Edad Moderna europea, las efigies a menudo se
muestran vivos, y arrodillados o bien en una pose más activa, especialmente para
figuras militares. Durante el Renacimiento, otros tipos de efigie no yacentes se
hicieron más populares. Variaciones muestran al muerto yaciendo sobre un lado como
si estuviera leyendo, arrodillados en oración e incluso en pie. La efigie yacente
tenía algo de una tendencia durante el período neogótico del siglo XIX,
especialmente para los obispos y otros clérigos. Muchas tumbas en el cementerio
monumental de Milán cuentan con figuras yacentes.

Algunos de los ejemplos más conocidos de esta forma se encuentran en la abadía de


Westminster en Londres, las basílicas de San Pedro en Roma, la de San Juan y San
Pablo en Venecia (veinticinco dogos), y la de la Santa Cruz en Florencia.

Un célebre poema describiendo y reflejando una estatua yacente está en An Arundel


Tomb de Philip Larkin.

También podría gustarte