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Bastidas, S y Pineda, A (APA) 221222
Bastidas, S y Pineda, A (APA) 221222
FACULTAD DE DERECHO
SEMINARIO CONSTITUCIONAL-4TO SEMESTRE
PROFESOR LEONARDO VERONICO OSORIO
Presentado por:
Sorangel Bastidas C.I.23.638.687
Andreina Pineda C.I. 27.904.700
Caracas, diciembre 2022
ÍNDICE GENERAL
Pg.
Í N D I C E G E N E R A L...............................................................................2
INTRODUCCIÓN...............................................................................................4
CAPITULO I........................................................................................................6
El Estado Federal.............................................................................................7
La supremacía Constitucional..........................................................................9
CAPITULO II....................................................................................................10
CAPITULO III...................................................................................................16
2
Sentencia Referendo Consultivo II con la Ponencia del Magistrado Héctor
Paradisi................................................................................................................17
CONCLUSION..................................................................................................23
REFERENCIAS.................................................................................................25
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INTRODUCCIÓN
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CAPITULO I
EL PROCESO CONSTITUYENTE EN VENEZUELA
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de la época no había otra forma para construir un Estado sobre la base de una
estructura político-territorial de ex-colonias descentralizadas.”
Como Venezuela, siendo colonia española, tuvo una enorme descentralización
y autonomía provincial, se llegó a escoger el esquema federal en la iniciación de un
Estado nuevo, siendo esto propuesto por el liderazgo político del primer ciclo.
El Estado Federal
En el año 1901 se inició el tercer ciclo político llamado “El Estado autocrático
centralizado” que comenzó con la verdadera integración del país, consolidándose el
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Estado Nacional, un proceso tardío en Venezuela, una aparición en la primera mitad
del siglo XX. Este ciclo se fue acabando seguidamente con todos los vestigios del
Estado Federal, debido principalmente a que el liderazgo no comprendía los cambios
que se estaban provocando en la sociedad, en las relaciones del poder y los cambios
políticos que se produjeron gracias a las consecuencias de la Segunda Guerra
Mundial. Se hizo una reforma Constitucional en el 1945, que se considera una
reforma superficial ya que no se tocó los aspectos importantes del régimen; debido a
esto, se produjo la Revolución de octubre de 1945, para establecer el sufragio
universal, directo y secreto en beneficio del pueblo venezolano.
A partir del año 1945, se eliminó el tercer ciclo histórico y se dio un nuevo
inicio al cuarto ciclo político llamado “El Estado democrático centralizado de
partidos” un sistema de Estado democrático, pero de igual manera centralizado. Un
sistema iniciado en 1945, establecido ya en 1958 y con la Constitución de 1961. Este
ciclo se consolidó en un régimen democrático, pero solo siendo democracia de
partidos, teniendo como resultado la monopolización del poder para la
representatividad y en la participación política.
En el año 1946 se estableció un sistema ejemplar para que los partidos políticos
asumieran el monopolio de la representatividad, siendo el que se aplicó hasta la
reforma electoral de 1993. Ya que tenían este sistema a su favor, los partidos
pudieron tener la representación en los cuerpos deliberantes, sin tener acceso a alguna
otra organización social. Este sistema se llegó a cambiar a la conformación del
“Tarjetón electoral” para la inducción del voto partidista.
Los partidos políticos no solo tuvieron el monopolio de la representación, sino
también el monopolio de la participación, llegando a asumir el manejo político del
país, en otras palabras, los ciudadanos solo tenían la participación electoral ya a
través de los partidos políticos. A pesar de que esto era legítimo, en los últimos 40
años del desarrollo del sistema, los partidos políticos se empezaron a cerrarse en ellos
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mismos y llegando a cambiarse un sinfín de veces en sí mismos, produciéndose el
ahogamiento de la sociedad civil, también ahogaron a los Estados y Municipios,
quedando como desechos históricos. Todo este sistema comenzó a resquebrajarse,
desmoronándose en la actualidad, siendo todos los venezolanos testigo de ello.
La supremacía Constitucional
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CAPITULO II
EL PROCESO DE ENMIENDA Y REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN DE
VENEZUELA DE ACUERDO A LA CONSTITUCIÓN DE 1961
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por el establecimiento de una democracia, con sus instituciones, y el mantenimiento
de la misma, como una reacción contra el poder absoluto.
La voluntad de mantener un régimen democrático se refleja en la Constitución,
en su rigidez, al limitarse las posibilidades de su modificación solo mediante
procedimientos complejos de reforma o enmienda, según los casos. En tal sentido, en
la Exposición de Motivos del texto se señala lo siguiente:
"Desde el primer momento la Comisión hubo de plantearse el problema
de darle una mayor rigidez al texto fundamental, con el objeto de evitar en lo
posible/la multiplicidad de reformas que, por no conllevar, como
frecuentemente ha ocurrido en nuestro país, cambios sustanciales en las
instituciones, dan la desfavorable impresión de mudanza permanente y de
inestabilidad - jurídica. Afincándose generalmente en los problemas de la
reelección y de la amplitud del lapso constitucional, han surgido entre nosotros
múltiples textos que dejaron intocadas las materias de fondo que son las que
reflejan en verdad la transformación de la vida social, económica y jurídica de
la Nación. Apenas se puede decir, con propiedad, que en las Constituciones de
1864 y 1947, se incorporan disposiciones que vienen a marcar hitos en nuestra
historia constitucional".
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necesario, y se prevé en cambio la aprobación del Proyecto por las Asambleas
Legislativas de los Estados.
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La Constitución preveía, dos mecanismos para su revisión o modificación
mediante el poder constituyente instituido o de revisión. Primero, la Reforma
General, que sancionadas por las Cámaras Legislativas, debía ser aprobada por
referendo aprobatorio de la mayoría de los sufragantes de toda la República esto se
encontraba reflejado en el artículo 246 de la constitución vigente, y segundo la
Enmienda, que sancionada en discusión bicameral por las Cámaras Legislativas,
debía ser ratificada por las dos terceras (2/3) partes de las Asambleas Legislativas de
los Estados de la Federación mediante Acuerdos aprobados por la mayoría absoluta
de los miembros de las mismas como así lo establecía en su artículo 245.
La Constitución había regulado con precisión el poder constituyente instituido,
es decir, el poder constituyente de revisión o modificación de la Constitución, el cual
no atribuyó pura y simplemente a los Poderes Nacionales constituidos, pues estos no
podían, por sí solos, reformar la Constitución. Es decir, las normas relativas al poder
constituyente instituido eran manifestaciones de la rigidez constitucional que
impedían a los poderes constituidos efectuar las reformas constitucionales.
La Constitución venezolana de 1961, como se dijo, no preveía la posibilidad de
convocar una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución y recomponer el
sistema político democrático. Por ello, en diciembre de 1998 y en enero de 1999,
después de la elección del Presidente Chávez, el debate político no fue realmente
sobre si se convocaba o no la Asamblea Constituyente, sino sobre la forma de
hacerlo: o se reformaba previamente la Constitución, para regularla y luego elegirla, o
se convocaba sin regularla previamente en la Constitución, apelando a la soberanía
popular. Se trataba, en definitiva, de un conflicto constitucional entre supremacía
constitucional y soberanía popular que había que resolver, y sólo el juez
constitucional podía hacerlo. Pero lo cierto es que aún antes de que se pudiera asumir
que la Corte había resuelto el conflicto, el Presidente electo fue quien optó por la
segunda vía, manifestando públicamente su decisión de convocar la Asamblea
Constituyente apenas asumiera la Presidencia de la República, el 2 de febrero de
1999, sin necesidad de reformar previamente la Constitución de 1961 para regularla.
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En este proceso, apoyado por la popularidad que en ese momento tenía,
formulaba amenazas y ejercía públicamente presiones indebidas ante la Corte
Suprema de Justicia en apoyo de su propuesta. Para diciembre de 1998, en efecto, la
Corte Suprema conocía precisamente de sendos recursos de interpretación que habían
sido intentados para que resolviera, justamente, sobre si era necesario o no reformar
la Constitución para regular la Asamblea Constituyente para poder ser convocada.
El resultado de la presión política que se originó, fue precisamente la emisión
de las dos sentencias indicadas por la Corte Suprema, el 19 de enero de 1999, dos
semanas antes de la toma de posesión de su cargo por el Presidente de la República,
en las cuales si bien la Corte no resolvió expresamente lo que se le había solicitado
interpretar, glosó ampliamente en forma teórica la doctrina constitucional sobre el
poder constituyente, desencadenando así el proceso que luego no pudo ni contener ni
limitar, costándole como se dijo, su propia existencia.
El referendo consultivo, en realidad, sólo era y es eso, una consulta que se
traduce en la manifestación de un mandato político que debe ser seguido por los
órganos constitucionales para reformar la Constitución y regular lo que la consulta
popular propone. Pero pretender que con la sola consulta popular se pudiera crear un
nuevo poder constituyente de reforma, significaba el desconocimiento de la
Constitución.
Una consulta al pueblo nunca podía considerarse inconstitucional, pues es una
manifestación de la democracia. Pero pretender que mediante una consulta popular
pudiera crearse un órgano constitucional, como la Asamblea Constituyente,
establecerse su régimen y que pudiera proceder a realizar la reforma constitucional,
eso sí podía considerarse inconstitucional, pues ello implicaba reformar la
Constitución, y para ello, había que seguir ineludible mente el procedimiento pautado
en el artículo 246 que exigía la actuación del poder constituyente instituido que
implicaba, incluso, que la reforma sancionada se sometiera a un referendo
aprobatorio. Sustituir todo ello por un referendo consultivo podía considerarse como
una violación de la Constitución.
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CAPITULO III
LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DE
1999
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La Sala Político Administrativa en su sentencia Caso Referendo Consultivo II,
sólo se limitó a decidir el primer aspecto señalado, declarando que:
Si es procedente convocar a un referendo en la forma prevista en el
artículo 181 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, para
consultar la opinión mayoritaria, respecto de la posible convocatoria a una
Asamblea Constituyente, en los términos expuestos en este fallo.
En la sentencia se hizo referencia a la otra sentencia que había dictado la Sala el
mismo día 19 de enero de 1999 (Caso Referendo Consultivo I) con ponencia del Dr.
Humberto J. La Roche, en el sentido de señalar que:
Esta conclusión se corresponde, en un todo, con el fallo publicado en esta
misma fecha, con motivo del recurso de interpretación interpuesto por Raúl
Pinto Peña, Enrique Ochoa Antich y Viviana Castro, en cuyo dispositivo se
afirmó que a través del artículo 181 de la Ley Orgánica del Sufragio y
Participación Política “... puede ser consultado el parecer del cuerpo electoral
sobre cualquier decisión de especial transcendencia nacional distinta a las
expresamente excluidas por la Ley... incluyendo la relativa a la convocatoria de
una Asamblea Constituyente.
La Sala Político Administrativa en esta sentencia Caso Referendo Consultivo II,
se limitó a interpretar el artículo 181 de la Ley Orgánica del Sufragio y Participación
Política. Ahora bien, con respecto a: “con fundamento en dicha norma puede
convocarse un Referendo que sirva de base para la convocatoria de una Asamblea
Constituyente sin que medie una Enmienda o una Reforma de la Constitución”, no
fue resuelto expresamente.
En la parte motiva de la sentencia Caso Referendo Consultivo II, la Sala lo
único que argumentó fue lo siguiente, con motivo de considerar la viabilidad jurídica
de la consulta:
Ciertamente que el asunto que se debate en el presente caso, tiene una
especial transcendencia nacional, en la medida en que los resultados de una
consulta popular como la que se pretende, sería factor decisivo para que los
órganos competentes del Poder Público Nacional diseñen los mecanismos de
convocatoria y operatividad de una Asamblea a los fines propuestos; o para
que, previamente, tomen la iniciativa de enmienda o de reforma que incluya la
figura de una Asamblea de esta naturaleza.
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Finalmente, se puede decir que la Corte en la decisión de la sentencia Caso
Referendo Consultivo II, no resolvió en forma clara y precisa la consulta
constitucional planteada.
De nuevo, con este párrafo, surgía la misma perplejidad que con su equivalente
en la sentencia Caso Referendo Consultivo II, en el sentido de que, conforme al
criterio de la Corte Suprema, una consulta popular sobre la convocatoria a una
Asamblea Constituyente no bastaba para convocarla y reunirla. La consulta popular
sólo sería un mandato político obligatorio, conforme al criterio de la Corte, para que
los órganos del Poder Público competentes pudieran proceder a efectuar las
modificaciones jurídicas derivadas de la consulta popular, siguiendo los
procedimientos ordinarios previstos en el orden jurídico vigente, tanto constitucional
como legal. Sólo después de que estas modificaciones se efectuasen, conforme al
criterio de la Corte, que no podían ser otras que no fueran las de una revisión
constitucional, era que la consulta popular sería efectiva.
El tema de los órganos del Poder Público competentes para implementar los
resultados de la consulta popular, por supuesto, seguía siendo crucial, pues de
acuerdo con la Constitución, que es parte del “orden jurídico vigente”, el único
órgano del Poder Público competente para efectuar las modificaciones necesarias al
ordenamiento jurídico para establecer el régimen jurídico de la Asamblea
Constituyente, era el poder constituyente instituido (Reforma constitucional), que
combina la participación de los diputados y senadores y de las Cámaras Legislativas,
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con la participación del pueblo vía referendo aprobatorio conforme a los artículos 245
y 246 de la Constitución.
Es decir, lejos de decidir con precisión la cuestión constitucional planteada
respecto de la posibilidad constitucional de la convocatoria de una Asamblea
Constituyente y de la necesidad o no de reformar previamente la Constitución, tanto
la sentencia Caso Referendo Consultivo I como la Caso Referendo Consultivo II,
dejaron abierta la discusión constitucional.
Sin embargo, tal era el deseo general que existía en el país por que la Corte
pusiera fin a la discusión constitucional, que la opinión pública, reflejada en titulares,
declaraciones, editoriales y noticias de prensa, estimó que con las mencionadas
decisiones se habría legitimado el referendo consultivo para convocar la
Constituyente sin necesidad de reforma constitucional previa. Lamentablemente, en
estricto derecho, no fue así, a pesar de que nadie quería saber de ello. Sin embargo, si
bien en las decisiones de las sentencias Caso Referendo Consultivo I y Caso
Referendo Consultivo II, la Corte Suprema no resolvió definitivamente la discusión
constitucional, sino que la dejó abierta, si debe señalarse que en la parte motiva de la
sentencia Caso Referendo Consultivo I, la Corte hizo una serie de consideraciones
sobre el poder constituyente y las revisiones constitucionales que tocaron aspectos
esenciales del constitucionalismo y que permitían vaticinar una posición jurídica
futura en caso de nuevos conflictos. En efecto, al dejar sentado esos criterios, la Corte
quizás apuntaba indirectamente a la resolución del conflicto, pues en caso de que,
efectuado el referendo consultivo sobre la Constituyente, si se plantease de nuevo
como efectivamente ocurrió- un conflicto constitucional sobre el régimen de la
Asamblea Constituyente, ya había suficientes elementos como para poder determinar
cuál sería el sentido de la futura decisión.
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CONCLUSION
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REFERENCIAS
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