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Este trabajo tiene como finalidad analizar a los partidos políticos y grupos de
presión desde los inicios de los mismos hasta la evolución de ellos. Al hablar de
democracia en los tiempos que corren sin considerar a los partidos políticos, pues
ellos son los principales articuladores y aglutinadores de los intereses sociales. Para
precisar su origen podemos distinguir dos acepciones. Una concepción amplia de
partido nos dice que éste es cualquier grupo de personas unidas por un mismo
interés, y en tal sentido el origen de los partidos se remonta a los comienzos de la
sociedad políticamente organizada. En Grecia encontramos grupos integrados para
obtener fines políticos, mientras en Roma la historia de los hermanos Graco y la
guerra civil entre Mario y Sila son ejemplos de este tipo de ''partidos''.
Una de las opiniones con mayor aceptación en la teoría afirma que los
partidos modernos tuvieron su origen remoto en el siglo XVII, evolucionaron durante
el XVIII y se organizan, en el pleno sentido del término, a partir del XIX y,
concretamente, después de las sucesivas reformas electorales y parlamentarias
iniciadas en Gran Bretaña en 1832. Los partidos modernos, aunque son producto de
la peculiar relación de los grupos políticos con el parlamento, fueron condicionados
por los procesos de formación de los Estados nacionales y por los de modernización,
que ocurrieron en el mundo occidental durante los siglos XVIII y XIX.
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exclusivo de su distrito, sino de toda la nación, y deja de estar obligado a seguir
ciegamente el mandato imperativo de sus electores.
INDICE
PROLOGO ………………………………………. 2
……………………………………….
INTRODUCCION 4
……………………………………….
TITULO I 6
……………………………………….
TITULO II 9
……………………………………….
TITULO III 12
……………………………………….
TITULO IV 14
……………………………………….
TITULO V 16
……………………………………….
TITULO VI 19
……………………………………….
TITULO VII 22
……………………………………….
CODIFO FEDERAL DE 23
PROCEDIMIENTOS ELECTORALES
……………………………………….
BIBLIOGRAFIA 34
……………………………………….
OPINIO PERSONAL 36
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INTRODUCCION
La Revolución Mexicana ha sido definida como una revolución democrático-
liberal, agraria, popular y antiimperialista. Fue democrático-liberal, se dice en cuanto
se planteó como un movimiento que perseguía la destrucción de un régimen político
que garantizara, a través del derecho, las libertades ciudadanas y la participación
efectiva del pueblo en la designación de sus gobernantes. Fue agraria y popular,
pues apelaba de modo esencial a la movilización del pueblo para la lucha contra el
orden establecido y recogía en sus banderas las demandas que reclamaba la
condición de total sometimiento del pueblo trabajador en el campo y en la ciudad.
De acuerdo con una visión histórica de conjunto, podría afirmarse que el punto
nodal del desarrollo de nuestro país los constituye la forma peculiar en que la política
influye en el problema. Es tal el papel dinámico que el elemento político juega en el
desarrollo de México, que las fuerzas productivas y en general, parecen ser creación
del Estado Constituido como entidad nacional.
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La política, desde un punto de vista, tiene dos maneras de concebirse: desde
su composición y desde su funcionalidad. La primera correspondería a qué
entendemos por política, cuál es el campo y las herramientas propias de la política y
la segunda es el para qué, es decir cuál es el fin de la política.
En 1824 se establecen las bases del proyecto liberal que hoy constituye la
nación mexicana. En ellas la identidad nacional se impone al resto de las identidades
étnicas, como una nación homogénea con una sola lengua, una cultura mestiza
dominante y excluyente de los pueblos indios.
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TITULO I
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través de levantamientos campesinos, que de minúsculos y esporádicos pasaron a
significar una amenaza ingente para la propiedad en el campo, y por medio de
espontáneos movimientos huelguistas que mostraron, por primera vez en México, la
presencia en masa del proletariado mexicano. La dictadura porfirista, por su parte,
propiciaba las manifestaciones de resistencia del pueblo al basar su existencia en el
mantenimiento de los privilegios, los que a su vez se fundaban en la explotación sin
freno de los trabajadores del campo y de la ciudad, pero especialmente del campo.
En la nueva época, que podríamos llamar de la internacionalización de la revolución
popular.
El periodo comprendido en los dos primeros tercios del siglo XIX, llamado por
los ideólogos porfiristas, con sobra razón (si bien con fines de apología
[ensalzamiento] respecto de su propia sociedad) como el “periodo de la anarquía”,
contempla un estado nacional que lo es solo de nombre, sin control efectivo sobre la
población y el territorio, sin autoridad y contendido por una mirada de poderes locales
cuya autonomía era el signo indudable de la debilidad de los poderes centrales. Por
otra parte, es también indudable que los dos grandes campos ideológicos, que solo
por convención se ha dado en llamar “Partidos”, el conservador y el liberal,
buscaban, cada uno con soluciones políticas radicalmente opuestas, el remedio a los
malos del país en la unificación del mismo mediante a creación de un verdadero
Estado nacional.
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excepciones esenciales, es verdad: la destrucción de la vieja clase terrateniente y la
aparición en el campo de una gran masa de pequeños productores (propietarios o
poseedores). Si de atiende al desarrollo de lo que llaman los sociólogos civilización
urbana, puede decirse con certeza que el proceso ha sido el mismo desde el
ascenso de Díaz al poder, con los retrasos y los saltos que ha impuesto la revolución
y que confirman, en lugar de negar, dicho proceso. En esencia, las reformas
sociales, que cobraron vida institucional con su consagración en los artículos 27 y
123 de la Constitución del 17, y que constituyen, por lo demás, un medio
insospechado por los porfiristas para la organización del poder en México, forman y
definen todo lo nuevo logrado con la revolución, desde el punto de vista estructural,
social y político.
Por primera vez en la historia del país los derechos de los obreros a mejores
condiciones de trabajo y de los campesinos a poseer la tierra tenían acogida en un
texto constitucional. Naturalmente, la institucionalización de los problemas y de las
demandas de las masas populares no implicaba su solución instantánea ni mucho
menos: la forma en que fueron recibiendo satisfacción demuestra con meridiana
claridad que, aparte el haberse convertido en derecho, tales reformas eran, ante todo
sobre todo, armas políticas en manos de los dirigentes del Estado. Podemos estar
seguros de que sus promotores no tenían ese propósito o, por lo menos, en su
opinión no representaba un peligro para la sociedad; de que al luchar por ellas
estaban imbuidos de la creencia sincera de que con tales reformas se daba
cumplimiento a los más altos ideales revolucionarios
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democrática, y acabaron inventando una nueva forma de revolución política urgidos
por la presión incontenible de las masas populares.
TITULO II
Durante los gobiernos de Calles y Portes Gil la manipulación de las masas por
el gobierno, sirviéndose de las mismas organizaciones populares, se hizo aún más
evidente. Calles, que tuvo siempre como adicto a Morones, a quien hizo su secretario
de Industria, Comercio y Trabajo, utilizó la CROM tanto contra los trabajadores
independientes del régimen como contra empresas. Portes Gil no cesó de cometer
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actos ilícitos contra la CROM por eso utilizo a otras organizaciones obreras como la
CGT rival de Morones incluso hasta el movimiento sindical comunista.
Mas el paso decisivo en este sentido lo es, sin duda alguna la organización del
partido oficial, a instancias y por influencia personal del general Calles. El propio
Calles comunicó el proyecto a Portes Gil en los primeros días del mes de agosto de
1928, en los términos que este último resumen: Después de muchas reflexiones
sobre la grave situación que se ha creado como consecuencia de la inesperada
muerte del general Obregón, he meditado sobre la necesidad de crear un organismo
de carácter político, en el cual se fusionen todos los elementos revolucionarios que
sinceramente deseen el cumplimiento de un programa y el ejercicio de la
democracia. Durante mas de 15 años, nos hemos debatido, los revolucionarios, en
luchas estériles por encontrar la formula para resolver los problemas electorales.
Todo ha sido inútil. Hemos visto que las ambiciones incontenidas de muchos han
arrastrado al país a luchas armadas que nos desprestigian y que nos convencen de
que hemos errado el camino. Es importante señalar que la organización de in partido
de carácter nacional servirá para constituir un frente revolucionario ante el cual se
estrellen los intentos de la reacción. Se lograría a la vez encauzar las ambiciones de
nuestros políticos disciplinándonos al programa que de antemano se aprobara. Con
tal organismo, se evitaran los desordenes que se provocan en casa elección y poco a
poco, con el ejercicio democrático que se vaya realizando, nuestras instituciones irán
fortaleciéndose hasta llegar a la implantación de la democracia. Semanas después el
general Calles anunciaba ante el Congreso que la hora de abandonar definitivamente
el “Régimen institucional” había llegado, pronunciándose por el establecimiento de
“Reales Partidos Nacionales Orgánicos.
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el elemento militar institucionalizado y las clases medias en torno de Cárdenas, por
una parte, y Calles y sus adláteres por la otra. En 1938 el PRN se transformó en
Partido de la Revolución Mexicana (PRM), englobando en sus filas a la mayoría de
los sectores obrero, campesino y medio. Unos días antes el gobierno de Cárdenas
había decretado la expropiación petrolera, y a partir de este acto cesaban las
grandes movilizaciones y el partido oficial entraba en su periodo institucional. Con
esto quedaba completo el ciclo de formación y consolidación del populismo.
Por otra parte, uno de los medios más eficaces para terminar con las
divisiones políticas que resolvían en los cuarteles sus diferencias, parecen haber sido
las diversiones del erario público que facilitaban la transformación de los militares en
empresarios. Sin embargo, el proceso de modernización del país, que un autor ha
llamado de “occidentalización, significa, sin duda, algo mucho más complicado que la
corrupción gubernamental y la existencia crónica de funcionarios ladrones: supone
toda la problemática que abarca por completo el proceso político del país, incluyendo
corruptelas y latrocinios, e implica, desde luego, algo más que simples “Valores
Ideologicos”.
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para que se tenga al General Cárdenas por el más audaz e inteligente estadista de la
época posrevolucionaria.
TITULO III
MOVIMIENTOS SOCIALES
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Además, los movimientos sociales rechazan en general su identificación con
un código político establecido (izquierda, derecha, liberalismo, conservadurismo), así
como los códigos socioeconómicos (clase obrera, clase media, pobres, ricos, etc.), y
prefieren utilizar códigos políticos provenientes de los planteamientos del
movimiento, con categorías tales como sexo, edad, lugar y género, aunque ello no
significa, ni por asomo, que los movimientos sociales sean entidades amorfas y
heterogéneas en términos de clase e ideología.
Por lo tanto, el control que los ciudadanos ejercían sobre sus mandatarios se
agotaba en el momento electoral. En dicho Estado los partidos tenían escasa
importancia, no existía aún el sufragio universal, sino el censitario, donde sólo unos
cuantos podían votar, por lo que no había necesidad de grandes organizaciones que
articularan y aglutinaran intereses con fines político-electorales. El Estado liberal se
caracterizaba por la contraposición tajante entre Estado y sociedad, por el
individualismo y la atomización del poder, y sobre todo por la idea, hoy puesta de
nuevo en circulación, del Estado mínimo o gendarme, encargado de vigilar el respeto
de las reglas del intercambio de la propiedad y de dotar de seguridad jurídica a tales
intercambios.
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TITULO IV
Las funciones sociales son aquellas que tienen los partidos como
organizaciones que nacen del cuerpo social, ante el cual tienen ciertas
responsabilidades. Entre éstas podemos destacar la socialización política, la
movilización de la opinión pública, la representación de intereses y la legitimación del
sistema político.
No obstante, algunos críticos de los partidos han señalado que éstos han sido
rebasados por los movimientos sociales en cuanto a su aptitud para movilizar la
opinión pública. Tal censura debe ser vista con objetividad. Seguramente, algunos
partidos han perdido capacidades para articular las demandas de la comunidad, y
ante ciertas reivindicaciones de los movimientos sociales no actúan con la celeridad
que se requiere. Otros, en cambio, actualizan y reformulan sus estrategias y logran
conformar mejores ofertas políticas frente a sus miembros y al resto de la sociedad
en los órdenes privado y público, frecuentados por las nuevas organizaciones
sociales.
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Los criterios para medir la legitimidad de un sistema son múltiples, y van desde su
capacidad para mantenerse estable, ser eficaz y gozar de la aceptación de los
ciudadanos, hasta la de respetar los derechos humanos en todas las esferas del
poder. Uno de los criterios más aceptados en una democracia para medir la
legitimidad del sistema alude a su capacidad para promover en su conjunto los
procedimientos y las instituciones democráticos y para garantizar y respetar los
derechos fundamentales de los ciudadanos.
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TITULO V
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Para realizar la juridización de los partidos es preciso tener en cuenta dos
ámbitos o esferas: el externo y el interno. El externo está conformado por los
derechos y deberes de los partidos frente al Estado, sobresaliendo entre los
derechos el de libertad de formación y acción de los partidos, y entre las obligaciones
la de no establecer partidos que persigan fines o motivos ilícitos o contrarios a los
principios constitucionales.
El ámbito interno se constituye con los derechos y deberes dentro del partido,
entendiéndose en primer lugar que la garantía de la libertad interna por medio de la
Constitución y de la ley puede considerarse como un requisito funcional para la
efectividad del sistema democrático; sin embargo, la libertad que tiene el partido para
organizarse internamente no puede llevarse al grado de afectar los derechos
fundamentales de los militantes. La democracia en su seno y la prerrogativa de
autonomía de los partidos en su funcionamiento constituyen las dos piezas
fundamentales de su regulación interna.
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medios pacíficos para la lucha política y respetar las reglas y los procedimientos
democráticos en su actuación frente al resto de los partidos.
¿Podrán los partidos sortear su crisis y, de ser así, cuál es su futuro? La respuesta
no puede ser única y definitiva; se trata necesariamente de un planteamiento múltiple
con diversas derivaciones. En principio, debemos situar el problema en el contexto
del futuro de la democracia. Además, una respuesta así debe ser capaz de distinguir
a los regímenes, pues no todos tienen el mismo grado de desarrollo y características,
en tanto que algunos son democráticos y otros no.
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trato de equidad que haga factible la unidad en la diversidad y procure un desarrollo
armónico e igualitario.
TITULO VI
Esto es originado por el coraje contenido por los indios chiapanecos por 500
años de opresión. Esto mismo causo y provoco un gran temor en la población. En el
zócalo capitalino arribaron los indios desde lejos vieron como sus voces eran
acallada por los gritos de los sectores que lo acompañaban en su movilización, con
rostros cubiertos por las mascaras de quienes querían protagonizar el acto.
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Dejando a un lado a Ernesto Zedillo que rápidamente pasó al olvido, entremos
a la era foxiana que no augura buenas nuevas para el conflicto en Chiapas.
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hecho que de ser comprobado debiera producir algún tipo de sanción; aunque por
otra parte, me inclino a pensar que el resultado será una decisión salomónica en la
cual se exima de cualquier responsabilidad al presidente, y al mismo tiempo se
refuerce la idea de autonomía del Poder Judicial de la Federación, frente a los otros
dos poderes, como signo inequívoco de los “nuevos tiempos”.
Sin duda que Chiapas sigue siendo una asignatura pendiente para el nuevo
gobierno y el EZLN es la piedra en el zapato (o mejor dicho en la bota de charol de
Fox) porque plantea un proyecto de nación diferente, inacabado en su formulación ya
que se trata de una construcción que tendrá que ser colectiva, o no será, pero que
apunta a la necesidad de ampliar la democracia política y económica a todo el país,
más allá de una democracia estrictamente electoral.
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TITULO VII
Los partidos políticos son entidades de interés público; la ley determinara las
formas específicas de su intervención en el proceso electoral.
Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en
la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como
organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del
poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y
mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo.
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Los partidos políticos nacionales tendrán derecho a participar en las
elecciones estatales y municipales.
Las organización de las elecciones federales es una función estatal que se ejerce por
los Poderes Legislativo y Ejecutivo de la unión, con la participación de los partidos
políticos nacionales y de los ciudadanos según lo disponga la ley. Esta función se
realizará a través de un organismo público dotado de personalidad jurídica y
patrimonio propios. La certeza, legalidad, imparcialidad, objetividad y profesionalismo
serán principios rectores en el ejercicio de esta función estatal.
ARTICULO 22.-
ARTICULO 23.-
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ARTICULO 24.-
1.- Para que una agrupación política nacional pueda ser registrada como
partido político nacional, deberá cumplir los siguientes requisitos:
ARTICULO 25.-
ARTICULO 26.-
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b) Proponer políticas a fin de resolver los problemas nacionales;
ARTICULO 27.-
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f) La obligación de sus candidatos de sostener y difundir la plataforma
electoral durante la campaña electoral en que participen; y
ARTICULO 28.-
II. Que acreditaron por medio de las actas correspondientes, que las
asambleas se celebraron de conformidad con lo prescrito en el inciso a) de
este artículo;
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V. Que se formaron listas de afiliados con los demás militantes con que cuenta
la organización en el país, con el objeto de satisfacer el requisito del
porcentaje mínimo de afiliados exigido por este Código. Estas listas
contendrán los datos requeridos en la fracción II del inciso anterior.
ARTICULO 29.-
ARTICULO 30.-
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afiliaciones cuenten con un año de antigüedad como máximo dentro del
partido político de nueva creación.
ARTICULO 31.-
ARTICULO 32.-
ARTICULO 33.-
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2. Las agrupaciones políticas nacionales no podrán utilizar bajo ninguna
circunstancia las denominaciones de "partido" o "partido político".
ARTICULO 34.-
ARTICULO 35.-
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la asociación interesada. La resolución correspondiente deberá publicarse en
el Diario Oficial de la Federación.
6. Las agrupaciones políticas con registro, gozarán del régimen fiscal previsto
para los partidos políticos en los artículos 50, 51 y 52 de este Código.
10. Las agrupaciones políticas con registro, a fin de acreditar los gastos
realizados, deberán presentar a más tardar en el mes de diciembre de cada
año los comprobantes de los mismos. Ninguna agrupación política podrá
recibir más del 20% del total del fondo constituido para este financiamiento.
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d) Por incumplir de manera grave con las disposiciones contenidas en este
Código;
ARTICULO 38.-
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i) Sostener por lo menos un centro de formación política;
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s) Garantizar la participación de las mujeres en la toma de decisiones en las
oportunidades políticas; y
ARTICULO 41.-
b) Gozar del régimen fiscal que se establece en este Código y en las leyes de
la materia.
ARTICULO 42.-
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BIBLIOGRAFIA
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Grupo Editorial Multimedios, Milenio Diario, Presidente, Francisco A.
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Proceso, Semanario de Información y Análisis, Consejo de Administración:
Presidente, Julio Scherer García, Vicepresidente, Vicente Leñero, Tesorero,
Enrique Maza, Director, Rafael Rodríguez Castañeda, CISA, Comunicación e
Información SA de CV.
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34
García Laguardia, Jorge Mario (comp.), Partidos políticos y democracia en
Iberoamérica, II Congreso de Derecho Constitucional, México, UNAM, 1981.
OPINION PERSONAL
Creo que los partidos políticos han demandado procesos más democráticos, la
sociedad civil ha aumentado su participación, cada vez mayor número de ciudadanos
participa en los procesos electorales, se ha presenciado la independencia de algunas
instituciones respecto al Estado, y existe una mayor libertad de los medios de
comunicación, pero mientras existan 40 millones de pobres, difícilmente podremos
decir como, dos vivas para la democracia.
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el EZLN haya ganado gran simpatía en la sociedad civil no es garantía de que sus
reivindicaciones sean atendidas favorablemente, ya que hace falta que los sectores
de la población expresen sus puntos de vista al respecto y que todos juntos, indios y
no indios, definamos el proyecto de nación al que aspiramos.
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