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Clase Nº6

Planificación y política energética

Curso:
Economía de la Energía

Profesor

Enzo Sauma (Ph.D.)


Clase Nº6:
Planificación y política energética

Contenido
Resultados de aprendizaje esperados u objetivos de la clase .......................................................................... 3
1. Introducción................................................................................................................................................. 3
2. Política Energética ....................................................................................................................................... 3
2.1 Políticas en las tecnologías de producción ............................................................................................. 4
2.1.1 Políticas en las tecnologías de producción de hidrocarburos.......................................................... 4
2.1.2 Políticas para disminuir las asimetrías de información en la producción de electricidad ............... 4
2.2 Políticas en las tecnologías de transmisión y distribución ..................................................................... 5
2.3 Políticas en las tecnologías de consumo ................................................................................................ 6
2.3.1 Políticas en consumo eficiente ........................................................................................................ 7
2.3.2 Políticas en uso de la leña ............................................................................................................... 7
2.4 Impacto ambiental y social de la política energética ............................................................................. 7
3. Planificación de la expansión del sistema eléctrico ..................................................................................... 9
3.1 Selección de escenarios de inversiones en generación .......................................................................... 9
3.2 Clasificación según formulación matemática ....................................................................................... 11
3.3 Co-optimización con otros recursos ..................................................................................................... 12
5. Conclusión ................................................................................................................................................. 13
6. Bibliografía ................................................................................................................................................. 14

Bienvenido(a) a la clase: “Planificación y política energética”. En esta clase abordaremos los siguientes temas
y sus respectivos contenidos:

- Política energética
- Planificación de la expansión del sistema eléctrico
Esperamos que en esta clase logres entender cuál es el objetivo de una política energética de largo plazo y
cuáles son sus principios rectores. Asimismo, se busca que esta clase te permita entender cómo se realiza la
planificación de la expansión del sistema eléctrico, su importancia y la relación con la planificación de otros
recursos naturales que tienen relación con la energía eléctrica.

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Resultados de aprendizaje esperados u objetivos de la clase
Los objetivos de esta clase son:

- Comprender cuál es el objetivo de una política energética de largo plazo.


- Aplicar los principios rectores de una política energética de largo plazo en cada uno de los
componentes del sistema energético.
- Analizar el impacto ambiental y social de una política energética de largo plazo.
- Comprender cómo se realiza la planificación de la expansión del sistema eléctrico.
- Distinguir el rol de la selección de los escenarios de inversiones en la planificación de la expansión
del sistema eléctrico.
- Clasificar los distintos modelos que se utilizan para la planificación de la expansión del sistema
eléctrico según su formulación matemática.
- Analizar la importancia de la co-optimización de la planificación de la expansión del sistema eléctrico
y de otros recursos relacionados con la energía.

1. Introducción
El objetivo de la política energética es establecer las bases para garantizar un suministro de energía que sea
confiable, de modo de garantizar la seguridad y la independencia de la oferta, eficiente y competitivo, en el
sentido de que se realice al menor costo posible atendiendo a los costos ambientales y de seguridad de
suministro que aseguren la competitividad del país y sustentable, de modo de tener en consideración el
cuidado por el medio ambiente, haciéndose cargo de las responsabilidades ambientales, sin hipotecar el
futuro de las próximas generaciones.

De esta forma, la política energética se fundamenta en estos tres pilares: la seguridad energética, la
competitividad de los precios de la energía y el tener una energía amigable con el medioambiente. El lograr
un desarrollo sostenido cumpliendo a cabalidad con estos pilares constituye el principal desafío del sector
energético.

En 2016, el Gobierno de Chile aprobó un cambio de Ley que establece un nuevo marco regulatorio para los
sistemas de transmisión de energía eléctrica y crea un organismo coordinador independiente del sistema
eléctrico nacional. Uno de los principales cambios contenido en la Ley, corresponde a la creación de un
procedimiento de Planificación Energética. Se incorpora un proceso quinquenal de Planificación Energética
de Largo Plazo (PELP), a cargo del Ministerio de Energía. El proceso de la PELP de la Ley considera diversos
aspectos que se deben llevar a cabo. Uno de ellos, y que resulta clave en la PELP, es la elaboración y selección
de escenarios energéticos. Dichos escenarios son claves en la planificación de cómo se va a expandir el
sistema energético en el futuro.

2. Política Energética
En este apartado estudiaremos la racionalidad de una política energética sustentable a partir de los principios
rectores bajo los cuales se rige y su aplicación en cada uno de los componentes del sistema energético. Tal
como fue mencionado anteriormente, el objetivo principal de la política energética es garantizar un
suministro de energía confiable, eficiente y competitivo, y sustentable. Este objetivo se consigue a través de

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políticas y medidas que impactan cada uno de los componentes del sistema energético: la producción de la
energía, su transmisión y distribución, y el consumo final.

2.1 Políticas en las tecnologías de producción


En las siguientes secciones de este apartado analizaremos la aplicación de los principios rectores de la política
energética en la producción de energía.

2.1.1 Políticas en las tecnologías de producción de hidrocarburos


La energía del futuro deberá, sin lugar a dudas, tener ciertas semejanzas con la energía del pasado. Si bien
las energías renovables incrementarán considerablemente su contribución a la matriz energética nacional,
los combustibles fósiles seguirán siendo parte importante de la matriz energética, al menos hasta el año
2030.

En este sentido y en concordancia con la preocupación por el problema del cambio climático, la política
energética debe buscar mejorar la calidad de los combustibles fósiles utilizados, reduciendo drásticamente
los contenidos de elementos contaminantes. Así, por ejemplo, la política energética debe buscar mejorar la
calidad de la gasolina, el petróleo y la parafina, regulando en forma más estricta los contenidos de elementos
contaminantes.

Apuntando en la misma dirección, la política energética debe fomentar el uso de biocombustibles que sean
competitivos en la matriz energética. Para ello, se debe desarrollar la tecnología adecuada, lo que se logra
mediante el fomento de la investigación y de la innovación tecnológica. En el futuro, para lograr el desarrollo
deseado de los biocombustibles y poder tomar decisiones políticas al respecto, se debe estudiar en detalle:
(i) el impacto en la reducción de emisiones de distintos niveles de penetración de los biocombustibles, (ii) la
infraestructura necesaria para la producción nacional de biocombustibles y (iii) la evaluación económica de
si al país le conviene más producir o importar los biocombustibles.

Respecto de la seguridad de suministro, existen variados desafíos de los que se debe hacer cargo la política
energética nacional siendo algunos de los más importantes el incentivar la diversificación de la matriz
energética y la diversificación de los proveedores de combustibles fósiles.

2.1.2 Políticas para disminuir las asimetrías de información en la producción de electricidad


Las decisiones de inversiones en capacidad de generación eléctrica y las decisiones de producción de
electricidad están fuertemente influenciadas por la información disponible, debido a la alta incertidumbre
que existe en el mercado eléctrico. Incertidumbre que no solo se refiere al ámbito regulatorio, sino también
a incertidumbre en la flexibilidad del sistema eléctrico, la disponibilidad de viento y sol, etc.

En primer lugar, tanto para el desarrollo de instrumentos eficientes y efectivos de política pública como para
las decisiones de los agentes privados, se requiere de información confiable y asequible sobre la
disponibilidad, precios y costos de los recursos energéticos, además del consumo actual y proyectado de
energía y sus costos en los diferentes sectores. Resulta crucial que exista un esfuerzo permanente y sostenido
para mejorar la información disponible y que ésta esté disponible en tiempo y forma adecuados para una
mejor evaluación de las decisiones y diseño de políticas públicas y de las decisiones del sector privado.

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En este aspecto resulta esencial ordenar y mejorar la información dispersa sobre la disponibilidad y
características de los recursos energéticos nacionales tanto de las fuentes no renovables como de las
renovables (como la geotermia, eólica, solar, mini-hidro, biomasa y las energías del mar) y mejorar el acceso
público a dicha información. Esta medida contribuye a la generación de un catastro nacional de recursos
energéticos disponibles y del uso de la energía y facilita las mediciones y exploración de diversas tecnologías
por parte de los inversionistas.

Asimismo, resulta importante el ordenar y mejorar la información disponible de precios, costos y series
sistemáticas de consumo de energía a nivel de usuarios finales en sectores relevantes y por fuentes
energéticas, y de la información disponible sobre el sector eléctrico y de su operación. De esta forma, los
inversionistas pueden estimar de mejor manera los posibles ingresos de sus inversiones.

Otro desafío informacional que debe abordar la política energética con el fin de desarrollar sustentablemente
el mercado eléctrico es el estudio de las cuencas y cursos de agua mayores que no cuenten con información
hidrológica, caracterizando detalladamente el potencial hidroeléctrico óptimo sustentable. De esta forma,
las empresas que inviertan en centrales hidroeléctricas podrán estimar mejor el retorno de sus inversiones y
el impacto de fenómenos como el cambio climático sobre sus operaciones.

Por otra parte, se deben evitar las distorsiones artificiales de los precios, permitiendo que éstos reflejen de
la mejor manera posible los costos de los productos o servicios, evitando injustificadas distorsiones entre los
precios de los diferentes combustibles (donde, atendiendo a las consideraciones ambientales y estratégicas,
no se discrimine entre los diferentes tipos de combustibles). Al respecto, resulta fundamental reconocer que
la política energética se basa en la iniciativa privada, donde el Estado debe cumplir un rol regulador y
supervisor, velando para que los mercados de energía sean competitivos con especial preocupación por los
sectores que presentan un mayor riesgo en la población. Se debe procurar que no existan barreras artificiales
que inhiban el ingreso de nuevos actores y de otras tecnologías para garantizar una oferta de energía en
cantidad y calidad suficiente, con seguridad de suministro, a precios asequibles y competitivos, y que tenga
el debido cuidado con el medio ambiente.

2.2 Políticas en las tecnologías de transmisión y distribución


El desarrollo de los sistemas de transmisión y distribución son fundamentales para el desarrollo competitivo
del sector de generación de electricidad.

En Chile, los cambios regulatorios introducidos al segmento transmisión resolvieron algunos problemas, pero
perduraron otros o surgieron otros nuevos, donde el desarrollo de las líneas de transmisión enfrenta desafíos
en el sentido de que: (i) existen plazos excesivos desde la realización de los estudios hasta la licitación de los
proyectos en el caso del sistema nacional; (ii) los plazos de obtención de las concesiones son mayores a los
plazos definidos para el desarrollo de los proyectos; (iii) en la práctica se ha observado un retraso general en
los proyectos debido a las demoras en los procesos de Evaluación de Impacto Ambiental y (iv) hay un
encarecimiento de los proyectos debido a una mayor resistencia social a su desarrollo.

Al respecto, la política energética debe perfeccionar la normativa de otorgamiento de plazos para los
proyectos de transmisión, los que siendo servicios públicos (cuya función es lograr el bien común), debiesen
contar con un procedimiento acorde a las exigencias que tienen. Con ello se debe asegurar el desarrollo de
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los proyectos de transmisión nacional y zonal de conformidad a los requerimientos y plazos expresados por
la autoridad al momento de ordenar o licitar su desarrollo.

Asimismo, se deberá resguardar la evaluación técnica ambiental y social de los proyectos de transmisión
nacional y zonal, desarrollando mecanismos que delimiten los beneficios que se pueden entregar a nivel
local, buscando resguardar el bien común.

La política energética debe estudiar en detalle la coherencia del modelo de competencia en generación y el
modelo de desarrollo de la transmisión, donde el desarrollo de la transmisión se planifica centralizadamente
con tarifas reguladas.

Respecto de los criterios de seguridad utilizados en los sistemas eléctricos, la entrada de Chile en la Agencia
Internacional de Energía (AIE) conlleva algunas modificaciones que deben ser implementadas. En particular,
Chile debe estar preparado para fortalecer su sistema de transmisión de manera de satisfacer en su totalidad
el criterio N-1 de las redes de transmisión eléctrica. Este es un desafío que debe ser enfrentado en la política
energética nacional.

Por otra parte, la política energética debe buscar promover la interconexión energética a nivel regional,
siempre que ello se logre a precios competitivos y no ponga en riesgo la seguridad de suministro nacional. Al
respecto, los países de América Latina y el Caribe cuentan con recursos energéticos abundantes y variados:
petróleo, gas natural, carbón, biomasa y otros renovables, así como un gran potencial hidroeléctrico, los que
no siempre están simétricamente distribuidos. Es esta asimetría lo que resalta el gran potencial para que se
desarrollen importantes flujos de comercio regional, no sólo esporádicos sino con perspectivas muy
importantes para la integración de mercados energéticos en redes como el gas natural y la electricidad.
Además, dicha comercialización a nivel subregional y regional no solamente redunda en una mejor utilización
de los recursos, sino que contribuirá también a consolidar la reforma del sector en los países pequeños y a
aumentar la disponibilidad de combustibles más limpios en muchos de ellos.

Al año 2021, gran parte de los primeros pasos de integración de mercados se ha limitado a interconexiones
físicas, con algún comercio de combustibles vía gasoductos u oleoductos o venta de energía eléctrica en
algunos casos de interconexión. Sin embargo, los grandes beneficios para las sociedades vendrán con una
integración de los mercados en el sentido de permitir el comercio dinámico de energía. Esta integración
puede darse a través de la comercialización de energía y/o de la comercialización de servicios (por ejemplo,
podría establecerse un sistema de concesiones de centrales hidroeléctricas o centrales a gas natural de
empresas de un país que se instalen en otros países y exporten su energía a éste).

2.3 Políticas en las tecnologías de consumo


Respecto del consumo de energía, la política energética debe fomentar un uso más eficiente de la energía
(tanto en lo que respecta al consumo de electricidad como al consumo de hidrocarburos) de parte de los
usuarios finales. La regulación del uso de leña es un aspecto clave en los muchos países de Latinoamérica.

A continuación, estudiaremos los aspectos más relevantes de las políticas en consumo eficiente y el caso
concreto de las políticas en el uso de leña.

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2.3.1 Políticas en consumo eficiente
Para fomentar un uso más eficiente de la energía, la política energética debe preocuparse de mejorar la
información pública existente sobre el consumo de energía, mejorar la eficiencia de los procesos industriales,
mejorar la condición térmica en el sector residencial, fijar ciertos estándares de eficiencia energética, mejorar
la eficiencia energética en el sector transporte, mejorar la eficiencia energética en el sector energía y
aumentar la educación, capacitación e investigación y desarrollo en eficiencia energética.

Un ejemplo de una política exitosa en consumo eficiente es la implementación de un mecanismo de


desacoplamiento entre la cantidad de energía vendida y los ingresos de las empresas distribuidoras de
electricidad que se implementó en California en el año 2002. Este mecanismo se basa en una nivelación
periódica de las tarifas eléctricas ($/kWh) de modo de asegurar la estabilidad en los ingresos percibidos por
las distribuidoras. Esto permite eliminar el tradicional desincentivo que tienen las distribuidoras a
proporcionar programas que ayuden a sus consumidores a ser más eficientes en el uso de la energía, debido
a que eliminan el vínculo entre una reducción en las ventas de energía y una reducción en sus beneficios.

2.3.2 Políticas en uso de la leña


Muchos países en vías de desarrollo, en especial en Latinoamérica, hacen un uso intensivo de la leña como
combustible primario. En las estadísticas nacionales, la producción de leña se calcula a partir de los datos
forestales disponibles. Sin embargo, también fuera de las áreas forestales propiamente dichas, en tierras
incultas o en las zonas rurales, se recogen cantidades importantes de leña que no se evalúan con precisión.
Así, los datos disponibles son, en el mejor de los casos, estimaciones o extrapolaciones hechas a partir de
estudios parciales del consumo. En este sentido, la política energética debe requerir la realización de
encuestas sistemáticas que permitan conocer el consumo de leña y su evolución, la importancia de las
diferentes fuentes de aprovisionamiento, la parte relativa del consumo que corresponde a los diversos
sectores y la relación entre consumo y nivel económico y social. Esto es complejo debido a que la leña se
utiliza principalmente a nivel local, sin transportarla a grandes distancias y sin pasar por los circuitos
comerciales, que es donde se toman las estadísticas oficiales.

En particular falta información sobre las disponibilidades y el consumo de residuos agrícolas, combustible
cuyo uso está muy extendido para completar o sustituir a la leña. Al respecto, en general, sólo es posible
hacer estimaciones a partir de los datos de la producción agrícola, lo que es bastante inexacto. La política
energética debe avanzar en estudios detallados que permitan apreciar con exactitud la importancia que
tienen los residuos agrícolas, como complemento de la leña, en el consumo energético.

En el proceso de obtención de la leña, uno de los principales problemas en la actualidad es el acopio de la


misma. El no contar con lugares adecuados de acopio hace que muchas veces la leña se utilice con altos
niveles de humedad, haciendo poco eficiente y altamente contaminante el proceso de combustión. En este
sentido, la política energética debe reglamentar los sitios de acopio de leña y regular y fiscalizar el uso de
leña proveniente de centros informales de acopio.

2.4 Impacto ambiental y social de la política energética


Los países han ido asumiendo compromisos internacionales de reducción de sus emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI). Es por ello por lo que, para tomar decisiones que beneficien al país, se debe tener claridad

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en algunas interrogantes antes de asumir compromisos. Un aspecto clave que debe abordar la política
energética es el saber cuál es el impacto en el PIB de reducir las emisiones de GEI y cuál es el impacto en el
PIB de no reducir las emisiones (no sólo saber cuánto cuesta reducir una tonelada de CO2). De esta forma
se podría estudiar cuál es la cantidad óptima de emisiones a reducir.

En el mismo sentido, se requiere estudiar el impacto del cambio climático en la hidroelectricidad y analizar
los cambios regulatorios que serían necesarios para dar una mayor flexibilidad al despacho de las centrales
eléctricas en caso de sequías u otros eventos extremos.

Por otra parte, la política energética debe definir ciertos indicadores de desarrollo sostenible en energía
(emisiones, producción, etc.), requerir su publicación periódica y fomentar una culturización de toma de
decisiones en base a estadísticas concretas (y no en base a creencias). Esto resulta primordial para lograr una
visión de largo plazo que anticipe los impactos de los posibles escenarios energéticos.

Adicionalmente, también se debe destacar que, en el cumplimiento de las metas de reducción de emisiones,
resulta importante que los países busquen sellar alianzas de cooperación con países “pares” (países de
realidades de desarrollo similares). Esto representa un cierto cambio en el paradigma de cooperación
internacional que existe en Latinoamérica, el cual generalmente se refiere a la ayuda realizada por un país
desarrollado sobre nuestros países.

Las políticas energéticas tienen un impacto transversal sobre la sociedad en cuanto ellas permiten mejorar
el acceso de energía y la equidad, asimismo como asegurar la maximización del beneficio social en la
operación de los mercados energéticos. De esta forma, la política energética debe establecer los incentivos
para el adecuado desarrollo de infraestructura eléctrica, de gas y petróleo, en logística, producción, etc.,
revisando los mecanismos de aprobación de estudios de impacto ambiental y de resguardo de los intereses
de la comunidad, llevando a un otorgamiento objetivo de los permisos ambientales en tiempo y en forma
estableciendo medidas objetivas de mitigación, cuando corresponda. Todo ello con la finalidad de
resguardar, en su conjunto, los intereses de la ciudadanía y de los inversionistas, para que cuenten con
normas claras, preestablecidas y de rápida ejecución que no retrasen innecesariamente las inversiones en el
sector.

Otro de los aspectos importantes de la política energética, es que debe fomentar el programa de
“energización” rural (en contraste con la electrificación rural), donde se otorgue equitativamente
posibilidades de agua caliente y calefacción a través del uso de las energías renovables. Al respecto, la política
energética debe normar un estándar de calidad de agua caliente y de calefacción en las viviendas nuevas y
evaluar los incentivos tributarios y/o crediticios a las viviendas usadas. También se debe normar un estándar
de calidad de las instalaciones respectivas (por ejemplo, un estándar de calidad de las instalaciones de
colectores solares térmicos). Junto con esto, la política energética debe incentivar la culturización sobre la
implementación de soluciones usando las energías renovables, a través de la realización de talleres y
capacitaciones.

Por otra parte, se requiere definir una política clara de investigación y desarrollo tecnológico en el tema de
la energía. Este rol de la política energética es crucial, puesto que la innovación científica y tecnológica
constituye la única vía para dejar de ser importadores de tecnología. En este sentido, la política energética
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debe apoyar el desarrollo de programas de educación e investigación en el ámbito de la energía y potenciar
el desarrollo de alianzas internacionales en materias de educación. En especial, se debe buscar usar la ciencia
y tecnología para satisfacer las necesidades energéticas de la población con soluciones que sean mejores y
más adecuadas a la realidad de cada país.

3. Planificación de la expansión del sistema eléctrico


Parte de las labores centrales de la política energética es la planificación de cómo el sistema eléctrico va a
evolucionar a lo largo del tiempo. Existen diversas herramientas para realizar dicha planificación. En este
apartado estudiaremos las más utilizadas en los mercados eléctricos.

En Chile, la Ley Nº 20.936 (ley de Transmisión) crea un proceso quinquenal de Planificación Energética de
Largo Plazo (PELP), a cargo del Ministerio de Energía, para un horizonte de al menos 30 años. Dicho proceso
debe entregar los lineamientos generales relacionados con escenarios del sistema eléctrico que el país podría
enfrentar en el futuro. Dentro de este marco de planificación de largo plazo, se establece un proceso anual
de expansión de todo el sistema de transmisión, a cargo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), con
expansiones vinculantes y considerando un horizonte de al menos 20 años.

3.1 Selección de escenarios de inversiones en generación


En mercados eléctricos regulados, como el que existía en Chile antes de la reforma impuesta por la Ley
General de Servicios Eléctricos en 1982, todas las decisiones de inversión en nueva infraestructura de
generación y transmisión eléctrica podían ser tomadas por una única autoridad. Bajo aquella estructura
administrativa, el desafío para el planificador central no era la selección de escenarios de inversiones en
generación, sino la identificación e implementación de un plan de obras que cumpliera con un cierto objetivo
técnico-económico. Este objetivo podía ser, por ejemplo, la minimización del costo total de operación del
sistema para satisfacer la proyección de demanda eléctrica o la minimización de la probabilidad de pérdida
de carga, traducida finalmente como un costo de oportunidad para los consumidores, entre otros posibles
objetivos. En consecuencia, la aplicación de herramientas de optimización para problemas de identificación
de un plan de obras bajo una estructura de planificación centralizada fue directa.

Si bien inicialmente la planificación de inversiones en transmisión y generación en mercados con planificación


centralizada se hacía de forma independiente—generación primero y transmisión después—a fines de los 70
y principios de los 80 se publicaron una serie de propuestas académicas para que ambos activos se
seleccionan de forma conjunta. El argumento en favor de seleccionar inversiones en ambos activos de
manera simultánea fue que, dependiendo de la situación, inversiones en transmisión y generación podían
presentar propiedades sustitutivas o complementarias. Por ejemplo, una nueva línea de transmisión entre
dos barras que históricamente presentan grandes diferencias de precios nodales podría postergar la
necesidad de agregar nueva capacidad de generación en la barra que presente altos precios. En este caso los
activos serían suplementarios. Por otro lado, el desarrollo de nuevas inversiones en generación en una barra
que esté muy alejado de los centros de consumo puede resultar rentable si y sólo si es posible reforzar el
sistema de transmisión para poder transportar la energía generada. En este caso la transmisión y la
generación serían activos complementarios. Lamentablemente no poseemos evidencia de que tales
propuestas hayan sido efectivamente implementadas como procedimientos de planificación en la práctica.
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En contraste, en mercados desregulados como el chileno y muchos otros alrededor del mundo, la selección
y el desarrollo de nuevos proyectos de generación eléctrica lo realizan inversionistas privados y no un
planificador central. La teoría económica plantea que este esquema de planificación descentralizada es más
eficiente que un esquema regulado en los casos en que: a) dadas las tecnologías disponibles, una industria
presenta pequeñas economías de escala en relación a la demanda total por el servicio o producto y b) si es
que existen bajas barreras de entrada al mercado. Tales condiciones se presentan actualmente para el
segmento de generación eléctrica, lo cual justifica su desregulación. Sin embargo, el segmento de transmisión
eléctrica no presenta tales condiciones y por tanto aún permanece regulado.

Esta disparidad en la forma en que operan los segmentos de generación (desregulado) y de transmisión
(planificación centralizada) en mercados desregulados presenta una dificultad para la selección óptima de
inversiones de ambos grupos de actores. Desde el punto de vista del planificador central de la transmisión,
la dificultad radica en que no se tiene certeza absoluta del tipo, tamaño, o ubicación las inversiones que
finalmente llevarán a cabo las firmas generadoras. Es por esta razón que en el contexto de la planificación de
inversiones en transmisión en mercados desregulados parece más acertado referirse a escenarios de
inversiones en generación en vez de a un “plan de obras de generación”. Lo segundo implica certeza y control
respecto a lo que se llevará a cabo en el segmento de generación, correspondiente al caso de un mercado
con planificación central. En cambio, lo primero deja en claro que corresponde a lo que el planificador central
de la transmisión presume probable que harán las firmas generadoras. La palabra escenario destaca que el
portafolio de inversiones en generación corresponde sólo a una posibilidad, ya que la decisión final de
inversión será de las firmas generadoras. Hipotéticamente, éstas seleccionarán el portafolio de plantas
generadoras que maximice sus utilidades económicas.

Producto de la discrepancia en la forma en que se toman las decisiones de inversión en transmisión y


generación en mercados con planificación central y desregulados, no es posible utilizar directamente las
herramientas de optimización de inversiones desarrolladas para sistemas centralmente planificados. Sin
embargo, en situaciones en que se cumplen ciertos supuestos acerca de la estructura del mercado de
generación, la estructura de precios, y la secuencialidad en que se toman las decisiones, es posible aplicar
estas herramientas para identificar posibles escenarios de inversiones en generación. Los supuestos
necesarios son los siguientes. Primero, es necesario que el mercado de generación sea competitivo, lo que
implica un elevado número de firmas generadoras, información perfecta, y ausencia de barreras de entrada,
entre otras cosas. Segundo, es necesaria la existencia de precios nodales que varíen en el tiempo, los cuales
reflejen los costos marginales de generación reales por nodos o barras, considerando restricciones en
transmisión.

Bajo estos dos supuestos se ha demostrado que el portafolio de inversiones que seleccionarán las firmas de
generación intentando maximizar sus utilidades es equivalente al que se encontraría realizando una
planificación centralizada, minimizando los costos totales de operación e inversión. Por lo tanto, un
planificador central de la transmisión en un mercado desregulado podría utilizar las herramientas de
planificación de inversiones en generación de un mercado regulado para seleccionar un posible escenario de
inversiones en generación. Si bien este escenario no es vinculante para las firmas generadoras, corresponde
a una predicción del portafolio de inversiones más probable a realizarse bajo fundamentos económicos de
competencia perfecta con precios nodales.
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Sin embargo, existe una forma aún más sofisticada de utilizar estas herramientas de planificación. Como lo
mencionamos antes, nuevas inversiones en transmisión pueden suplementar o complementar proyectos de
inversiones en generación. Para un mercado desregulado con precios nodales esto implica que el planificador
central de la red puede afectar la ubicación, tipo, y tamaño de inversiones en generación que resultarán más
rentables para las firmas (Sauma & Oren, 2006). Si el planificador central de la transmisión incorpora esta
información al momento de seleccionar los escenarios de inversiones en generación, entonces éstos serán
dependientes del plan de inversiones en transmisión a desarrollar.

Existe un tercer y último supuesto que permitiría capturar esta interacción entre las inversiones en
transmisión y generación de manera relativamente simple. En este se asume que el planificador de la
transmisión tomará decisiones de inversión anticipando la respuesta que tendrán las firmas generadoras a
distintos planes de transmisión de forma perfecta. Bajo el cumplimiento de los tres supuestos mencionados
anteriormente, un escenario de inversiones en generación que considera interacciones con un potencial plan
de inversiones en transmisión corresponde al portafolio de generación seleccionado por un modelo que
minimiza costos seleccionando ambos activos, transmisión y generación, de forma simultánea. Estos
corresponden a los modelos de co-optimización que mencionamos anteriormente en el contexto de una
planificación centralizada. Al respecto, en Chile, la Ley Nº 20.936 permite realizar una planificación proactiva
(anticipativa) de los sistemas de transmisión eléctrica.

3.2 Clasificación según formulación matemática


Existe una gran variedad de aplicaciones de optimización a la selección de planes de obra de generación. En
este apartado nos enfocamos en su formulación, pudiendo ser ésta lineal, no lineal, mixta entera lineal, o
mixta entera no lineal. Discutiremos las ventajas y desventajas de cada una de ellas con respecto al grado de
realismo del modelo y a las dificultades computacionales asociadas a encontrar una solución óptima.

Uno de los primeros usos de estas herramientas fue la aplicación de la programación lineal para la selección
del nivel óptimo de inversiones dada una variedad de tecnologías de generación, de forma tal de minimizar
los costos totales del sistema. Al año 2021, los modelos de planificación lineal son frecuentemente utilizados
para analizar el efecto de distintas políticas energéticas en mercados eléctricos. Algunos de los modelos más
conocidos incluyen Haiku del centro de investigación Resources for the Future, IPM de la consultora ICF,
ReEDS del National Renewable Energy Laboratory, SWITCH de la Universidad de California Berkeley y
MARKAL de la International Energy Agency. Todos estos modelos consideran que la demanda es
perfectamente inelástica, una versión simplificada de la red de transmisión y, en algunos casos, optimizan
inversiones en generación y transmisión de manera simultánea.

Una de las grandes ventajas de los modelos que utilizan formulaciones lineales es su simplicidad. Producto
de los avances tecnológicos en hardware computacional y software comercial de optimización, hoy es posible
resolver grandes problemas de optimización lineales sin mayor dificultad. Esto permite, por ejemplo,
formular problemas de inversiones considerando un gran número de bloques de despacho representativos
para un horizonte de planificación, lo cual es altamente relevante para capturar el verdadero valor
económico de recursos intermitentes como la energía solar o eólica. Sin embargo, los modelos de
planificación lineal presentan la desventaja de que se asume que todas las decisiones de inversión, tanto en
generación como en transmisión, se pueden hacer en pequeños incrementos. Para inversiones en generación
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este supuesto parcialmente válido, ya que inversiones en nuevas centrales de generación de ciclo combinado,
eólica, solar, o mini hidroeléctricas no presentan economías de escala importantes. Esto implica que el
tamaño mínimo eficiente de estas tecnologías es relativamente pequeño en comparación a la demanda
eléctrica total. En contraste, nuevas inversiones en transmisión eléctrica o centrales generadoras a carbón,
nucleares, o hidroeléctricas de gran escala presentan importantes economías de escala que hacen que estas
tecnologías sólo sean costo-eficientes si es que son desarrolladas en módulos de gran capacidad (Munoz et
al., 2013). Por lo tanto, la utilización de modelos de planificación lineales se debe hacer tomando en
consideración el posible error que se introduce en la solución si es que gran parte de las tecnologías
consideradas no se encuentran disponibles en módulos pequeños.

Como alternativa a los modelos de planificación lineales, existen los modelos no lineales que no consideran
variables discretas o enteras. Estos incorporan características más realistas de los sistemas de potencia y
mercados eléctricos que los modelos puramente lineales, incluyendo la elasticidad-precio de la demanda
eléctrica, pérdidas cuadráticas de transmisión, cambios incrementales a la reactancia de las líneas y costos
de operación no lineales. A pesar de los potenciales beneficios de capturar algunas de las no linealidades de
los mercados, éstos modelos no se utilizan tan frecuentemente como los modelos lineales mencionados
anteriormente. La principal dificultad radica en que el software de optimización no lineal no ha progresado
a niveles comparables con el software de optimización lineal, lo que limita los modelos no lineales a
aplicaciones relativamente pequeñas. Además, el software comercial de optimización no lineal no entrega
garantías de que la herramienta será capaz de encontrar una solución óptima local o global, lo que introduce
incertidumbre a la selección de planes de inversiones.

Al año 2021, uno de los tipos de modelos más comúnmente utilizados es el que no considera no-linealidades
ni en su función objetivo ni en las restricciones, pero que permite que un subconjunto de variables puede
adoptar valores enteros. Estos modelos se conocen como modelos mixtos enteros lineales. La gran ventaja
de este tipo de formulación es que permite representar indivisibilidades en las decisiones de inversión de
generación y/o transmisión. Como lo mencionamos antes, estas indivisibilidades pueden afectar de forma
importante las inversiones en centrales de generación nucleares, a carbón, o hidroeléctricas de gran escala,
todas de las cuales poseen economías de escala importantes. Para el caso de modelos de planificación que
consideran la transmisión también es posible representar inversiones en circuitos individuales de distintas
características. Algunos ejemplos de modelos mixtos enteros lineales se presentan en Munoz et al. (2013) y
Pozo et al. (2013).

Finalmente, existen también los modelos de planificación de inversiones mixtos enteros no lineales. Estos
permiten incorporar además características no lineales de los generadores o del sistema de transmisión,
incluyendo restricciones de confiabilidad, pérdidas cuadráticas, y elasticidad de la demanda. Este tipo de
formulaciones son generalmente evitadas, dada su alta complejidad y la inexistencia de software
computacional eficiente para resolverlos.

3.3 Co-optimización con otros recursos


En un contexto de inversiones de red anticipativa y con una mirada proactiva y de largo plazo, es importante
tomar decisiones flexibles en el corto plazo (“aquí y ahora”) y así que se puedan adaptar a un sin número de
escenarios que puedan ocurrir a futuro. Diversas investigaciones recientes demuestran que decisiones que
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contemplan inversiones en nueva tecnología de red, como por ejemplo equipos de transmisión AC flexible
(FACTS), conexiones en corriente continua (HVDC), esquemas de protección especial (SPS), baterías, control
de la demanda (DSM), dynamic line rating (DLR) y varias otras opciones basadas en equipos que entregan
más controlabilidad y flexibilidad al operador del sistema, representan un complemento importante a las
inversiones tradicionales de red (líneas y transformadores) para enfrentar la incertidumbre de largo plazo de
manera más eficiente. Por ejemplo, en lugar de realizar inversiones de red que a futuro podrían resultar
subutilizadas producto de la incertidumbre (por ejemplo, la posibilidad que a futuro prolifere la instalación
de paneles fotovoltaicos en los centros de consumo puede producir que parte de la infraestructura de red
que se está planificando hoy quede en desuso), es posible esperar para obtener más información acerca de
lo que ocurrirá a futuro (estrategia conocida en teoría de opciones como “wait and see”) y manejar las
congestiones en el corto plazo con inversiones rápidas que tienen la capacidad de mejorar la controlabilidad
del sistema. Esta infraestructura de rápida instalación, e.g. una batería (a diferencia de la inversión en una
línea o un transformador) puede prestar múltiples servicios, por lo que en el corto plazo puede aliviar
congestiones y a futuro (cuando no existan congestiones) puede proveer otros servicios sistémicos
relacionados al control de frecuencia, maximizando su utilización durante toda su vida útil.

Es importante destacar además que los altos tiempos necesarios para la construcción de activos tradicionales
como líneas y subestaciones no contribuyen a un manejo eficiente del riesgo de largo plazo, ya que limitan
la capacidad de “adaptabilidad” de las opciones de inversión a lo largo del horizonte temporal. Por esta razón,
tecnologías como equipos FACTS, HVDC, DLR, line switching –entre otros– que son de rápida instalación y
que permiten aliviar congestiones de red mediante el desvío de flujos sobre la red de transmisión,
representan una alternativa valiosa para enfrentar la incertidumbre.

Esto se hace aún más relevante en un contexto de incertidumbre sobre el impacto que tendrán en el futuro
tecnologías promisorias tales como la electromovilidad y la producción de hidrógeno verde. Estas dos
tecnologías posiblemente producirán cambios disruptivos muy importantes en el consumo y el
almacenamiento de electricidad; lo que tiene una fuerte interacción con la capacidad de transmisión
requerida en el futuro en el sistema eléctrico.

5. Conclusión
En esta clase hemos aprendido cuál es el objetivo de una política energética de largo plazo y cuáles son sus
principios rectores. Asimismo, hemos comprendido los impactos ambientales y sociales de una política
energética de largo plazo.

Por otra parte, esta clase nos ha permitido entender cómo se realiza la planificación de la expansión del
sistema eléctrico y el rol de la selección de los escenarios de inversiones en la planificación de la expansión
del sistema eléctrico. También aprendimos a clasificar los distintos modelos que se utilizan para la
planificación de la expansión del sistema eléctrico según su formulación matemática y comprendimos la
importancia de la co-optimización de la planificación de la expansión del sistema eléctrico y de otros recursos
relacionados con la energía. Este último punto es de gran importancia en un contexto de alta incertidumbre
del consumo eléctrico a futuro debido a potenciales cambios tecnológicos disruptivos en electromovilidad y
la producción de hidrógeno verde.
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6. Bibliografía

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