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Por ello, la necesidad urgente de que el individuo aprenda a gobernarlas antes de que ellas
tomen el control de su vida y sea imposible establecer una sana convivencia en el hogar.
EMOCIONES
Las emociones se caracterizan por ser una alteración del ánimo de corta duración pero, de mayor
intensidad que un sentimiento. Las emociones son de reacción automática, hace que cambie
nuestro foco de atención, no permitiéndonos razonar sobre ellas. Esto se ve reflejado cuando un
estímulo nos atemoriza y reaccionamos de forma abrupta sin pensar en las consecuencias que
nuestra conducta puede generar. O cuando en un momento de arrebato, la ira puede
desencadenar en nosotros comportamientos que después lamentaremos.
Por lo general estas personas han sufrido alguna experiencia traumática en el pasado y no han
podido aun superar. ¿Existe tratamiento para estos casos de miedo? Dependiendo de la
intensidad de los síntomas el paciente puede recibir tratamiento farmacológico, psicoterapia, o
ambas.
Como vemos, sea que el miedo opere a favor nuestro ante una situación amenazante, o por el
contrario opere como un mecanismo desencadenador de conductas riesgosas, debemos
reconocer dos cosas:
La emoción del miedo y cualquier otra emoción es tan natural como respirar.
La necesidad de aprender a gobernar las emociones es imperiosa a fin de que nos ayude
para preservar nuestra supervivencia.
¿Son necesarias las emociones? Sí, porque nos permiten adaptarnos a diversas situaciones.
Son necesarias porque nos permiten conectarnos con nuestro entorno, prevenir males, enfrentar
desafíos, llevar a cabo nuestros proyectos, cumplir nuestras responsabilidades y compromisos,
vincularnos con nuestros seres queridos. En fin, nuestras emociones nos permiten vivir con cierta
intensidad nuestros sueños más preciados, experimentar nuestros fracasos y disfrutar nuestros
éxitos.
Sin las emociones, seríamos no más que seres que cumplen una función bilógica sin mayor
finalidad.
¿En qué parte de ese cerebro están ubicadas nuestras emociones? En un espacio llamado el
sistema límbico, específicamente en la amígdala cerebral.
Esta estructura forma un conjunto de núcleos neuronales capaces de procesar y almacenar todas
nuestras respuestas emocionales. La amígdala cerebral o cuerpo amigdalino junto a otra área el
hipocampo son los responsables del aprendizaje y el recuerdo del cerebro, siendo la amígdala la
especialista en asuntos emocionales. Si la amígdala queda separada del resto del cerebro, el
resultado es una notable incapacidad para apreciar el significado emocional de los
acontecimientos; a veces se llama a esta condición “ceguera afectiva” (Goleman, 2000). En
definitiva, la persona afectada será incapaz de reconocer sus propias emociones y las emociones
ajenas, y esto implica una serie de problemas y limitaciones que tendrá que afrontar para poder
conectarse efectivamente con sus relaciones interpersonales.
Joseph LeDoux, un neurólogo del Centro para la Ciencia Neurológica de la Universidad de New
York, fue el primero en descubrir el papel clave que juega la amígdala en el cerebro emocional
(Ibíd., 2000).
¿Sabía usted que nuestras emociones son capaces de transformar nuestro mundo personal y el
de los demás? ¡Y aquí, es donde debemos tener el mayor cuidado con nuestras emociones!
Educar nuestras emociones se ha convertido hoy por hoy en la mayor necesidad. Y cuando de
relaciones humanas se trata, así como para evitar cuadros peligrosos de ansiedad, estrés o
depresión, educar nuestras emociones, ya no es una opción, es un factor importantísimo de salud
mental.
Pero ¿quién tiene el “control” finalmente? Esto es un asunto determinante a la hora de analizar
porqué mucha gente procura salir de sus dificultades personales y no logra hacerlo. Tenemos
que hablar necesariamente del “Locus de Control”.
Locus de control es un término psicológico que hace referencia a la percepción que tiene una
persona acerca de dónde se localiza el agente causal de los acontecimientos de su vida cotidiana.
Es el grado en que un sujeto percibe que el origen de eventos, conductas y de su propio
comportamiento es interno o externo a él. (Hovenkamp, Hermelink, J.H.M, 2019). Desde luego, el
modo en que afrontamos todo lo que nos sucede influye enormemente en nuestra motivación
para actuar ante determinadas circunstancias, ya que se trata de ubicarse en una de dos
posiciones:
Sentir que tenemos las llaves de nuestro destino, en cuyo caso nos sentimos más capacitados y
libres para actuar y hacer los cambios necesarios. O sentir que estamos en manos de algo o
alguien más, que decide por nosotros sin nuestro consentimiento y que puede hacer que nuestra
vida se convierta en un pantano de desgracias. Esto último, por supuesto, hará mucho menos
probable que trabajemos para realizar cambios en nuestras circunstancias actuales o en nosotros
mismos. Como alguien dijera con certeza: o jugamos a los dados o tomamos nuestras propias
decisiones. Claro está, que ambas traerán sus propias consecuencias.
Cuando revisamos la historia bíblica y los acontecimientos que sucedieron, descubrimos que el
concepto de Locus de Control ya estaba implícito. Veamos:
Eclesiastés 7: 29. “He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero él se
buscó muchas perversiones”.
Génesis 3: 8- 13. “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el
hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el
huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó
que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre
respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová
Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”.
ACTIVIDAD
¿Tiene usted un locus externo o interno de control? ¿En qué lugar del continuum se encuentra su
locus de control? Aplique a su vida el siguiente Cuestionario.
Instrucciones:
Emplee las declaraciones que a continuación se presentan y seleccione aquellas que mejor
describen su visión de la vida.
Comencemos:
De
PERCEPCIÓN 1 Desacuerdo
Acuerdo
A menudo siento que tengo poco control sobre mi vida y lo
1.
que me sucede.
2. La gente rara vez obtiene lo que se merece.
No vale la pena establecer metas o hacer planes porque
3. demasiadas cosas pueden suceder que están fuera de mi
control.
4. La vida es un juego de azar.
De
PERCEPCIÓN 2 Desacuerdo
Acuerdo
Si usted trabaja duro y se compromete con un objetivo, puede
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lograr cualquier cosa.
12. No hay tal cosa como la suerte o el destino.
Si usted estudia duro y está bien preparado, puede realizar
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bien los exámenes.
La suerte no tiene nada que ver con el éxito; es sobre todo una
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cuestión de dedicación y esfuerzo.
15. Las personas están solas porque no intentan ser amistosas.
A la larga las personas, cuando se lo proponen, consiguen el
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respeto que se merecen.
Es imposible para mí creer que las oportunidades o la suerte
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juegan un papel importante en mi vida.
18. El esfuerzo propio determina en alto grado el éxito deseado.
Son las decisiones y mis hábitos practicados los que
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determinan el tipo de carácter que tengo.
Nunca me ha resultado confiar en el destino para tomar mis
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decisiones.
TOTAL
Cuantas más declaraciones tenga a favor en una de las dos Percepciones, esa es su tendencia y la
forma cómo usted responde a cada situación de su vida diaria.
Si usted observa que su tendencia general es hacia el Locus del Control Externo, entonces
debería retomar el control ahora mismo. De lo contrario, su vida será un sufrimiento permanente
de reclamos, frustraciones y reproches insustanciales.
ESTRATEGIAS
¿Y cómo debemos manejar nuestras emociones y nuestras relaciones familiares en estos tiempos
tan difíciles? Veamos:
Cuando decimos que debemos vivir una vida coherente, significa que en nuestra vida no
deben existir contradicciones internas. No debe usted tener una “disonancia cognitiva”.
¿Qué es una disonancia cognitiva? Es la percepción de incompatibilidad o desarmonía
interna que experimenta una persona en cuanto a su sistema de creencias o ideas
provocando un conflicto consigo mismo e impactando en la vida de los demás.
Si usted dice ser honesto, pero al mismo tiempo anda mintiendo por cuidar su imagen,
¡usted vive una contradicción! Y por lo tanto su manera de vivir refleja que usted tiene un
conflicto con sus propios valores. De hecho, su falta de coherencia es también motivo de
grandes conflictos con su entorno familiar.
¿Qué tengo que hacer entonces? Hágase un examen de consciencia. Realice un EXAMEN
DE CONSCIENCIA y compruebe si existe en su manera de vivir la coherencia que
esperada. ¿Y cómo se hace un examen de consciencia? El hecho de que alguien pregunte
cómo se hace un examen de consciencia, indica que está más perdido que un GPS sin
señal. Pero la Biblia deja en claro la importancia de hacerse un examen de consciencia:
Un examen de consciencia es… “utilizar la reflexión seria y sincera para evaluar y analizar
las causas y consecuencias que nos han traído hasta aquí nuestros errores y delitos
cometidos, y las oportunidades que no aprovechamos en su momento haciendo sufrir a
los demás; pero implica también tomar la iniciativa de enmendar el camino errado y
cambiar aquella dirección (voltear la página) en la que nos hemos conducido hasta ahora.
Si usted realiza este trabajo, entonces sus emociones y su vida entera comenzará a
experimentar un cambio notable, y su familia y sus amigos se lo agradecerán.
La FE es un elemento crucial en medio de una crisis. ¿Por qué? Porque usted puede vivir
en medio de una crisis, el mundo puede estar en crisis, pero usted no. Porque vive
confiado en su poderoso Dios. Él es quien controla los acontecimientos mundiales. Y
saber esto, nos proporciona la confianza para no entrar en desesperación. La Fe más que
desearla o entenderla, hay que vivirla. Porque le justo por la fe vivirá (Hebreos 10: 38).
Comunicación
Cohesión
Flexibilidad
Comunicación: Cuando menos mitos y tabúes existan entre ustedes, menos problemas
habrá. Sea capaz de abrir espacios de diálogo en casa. Quite toda distracción y fomente la
conversación amena.
Cohesión: ¿Cuándo hay cohesión? Cuando tengo más cosas por compartir que criticar,
cuando conozco las necesidades afectivas y emocionales de los integrantes de mi familia,
cuando existen más aspectos que nos unen de los que nos separan, y cuando estoy
contento de ser parte de algo: mi familia.
Si la persona está viviendo un “momento emocional” y si usted no desea pasar por una
situación embarazosa con esa persona, mejor no pida razones de la emoción que ella está
viviendo en ese momento. Si, por ejemplo, ella está enfadada, no busque que le explique
el por qué, es como revolver una cloaca pestilente, para nadie será gratificante ese
momento. Lo más seguro es que usted se gane su rechazo.
Quizás usted no lo acepte, pero respete la forma como cada quien vive sus emociones.
No pretenda que las personas con las cuales usted convive o se relaciona, viva sus
emociones como usted lo hace. Cada persona vive su propia experiencia, la interpreta de
acuerdo a sus creencias y tratará de adecuarse de la mejor manera a ella. Por lo tanto,
respete la forma cómo esa persona vive sus emociones. No la critique ni la juzgue. Trate
más bien de comprenderla y ponerse en su lugar. Habrá tiempo y lugar para sentarse a
conversar con ella, compartir esos momentos y brindarle algunos consejos.
7. ESCUCHE ATENTAMENTE.
Las personas que están viviendo una emoción determinada, más que dar consejos, lo que
ellas necesitan es que las escuchen y simpaticen con ese momento. Escúchelas, ponga
atención a sus gestos y sentimientos que expresa. No se distraiga con nada. Es una falta
de respeto que alguien esté compartiendo una conversación y la otra persona no le esté
tomando atención. Ese solo hecho, puede romper una amistad o una relación de pareja,
o con los hijos. Si usted no está dispuesto a escuchar, por alguna razón, es mucho mejor
9. HABLE LO JUSTO, PERO HÁBLELO BIEN. En primer lugar, cuando hable sea preciso y claro
al decir lo que quiere, no sature. En segundo lugar, no es tanto hablar lo justo como
hablarlo bien. Esto significa corregir nuestros modos. Cuando decimos “modos” nos
estamos refiriendo a tres aspectos fundamentales en la comunicación con nuestros
semejantes:
a. El tono de la voz.
b. Los gestos del rostro.
c. Y los ademanes que hacemos con el cuerpo.
No basta con decir lo que queremos decir: ¡hay que saber decirlo! No olvide, que los
seres humanos son seres proporcionales. Esto quiere decir, que si usted los trata bien,
generalmente ellos harán lo mismo con usted. Es la Regla de Oro de Jesús (Mateo 7: 12).
Es una muestra de debilidad y de poca seriedad tener que recurrir a terceras personas
para contarle nuestros problemas cuando somos nosotros los que debemos buscarle una
solución. Solo en caso de que se hayan agotado todos los recursos y medios posibles
para solucionar “ese” problema, entonces podemos buscar a un tercero con el perfil
adecuado para que sea garante y a la vez un medio intercesor para la resolución de la
dificultad que estamos viviendo.
Finalmente, la crisis actual amerita una respuesta concreta: y esa, ESTÁ EN NUESTRAS
PROPIAS MANOS. Porque una cosa es que el mundo esté en crisis, y otra muy diferente es
que usted tenga una crisis.
Dios le bendiga.