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El ratoncito y la flor II

2/7/2022
«¿Puedes escucharme? ¡Flor, delicada flor! ¿Puedes
oír mi voz?»

—El silencio sobrecogedor ahogaba la voz del


ratoncito en la distancia. Él gritaba. —¡Mi flor!
— Pero solo su propio eco entre las montañas le
respondía. Había pasado mucho tiempo desde la
última vez que vio a la flor, justo antes de aquel
momento cuando la lombriz le hizo caer y fue
rodando más allá del joven gigante que le impidió
acercarse. Por un tiempo la flor le hablaba, aunque
sin poder visualizar nada, pero en algún momento
todo cambió. — «¡La mariposa me mintió!» Ella dijo
que… me dijo(…) — El semblante de Tobías se
tornaba cada vez más oscuro, los recuerdos del
jardín quemado del principio y los sueños donde
veía a la flor por segundos, hasta que, un viento
rebelde la arrebataba y raía con violencia sus raíces
del suelo atormentaban su mente —«¡No… Noo!
Flor…» No puedo continuar así. — Se repetía una y
otra vez mientras caminaba de una esquina a otra
de su guarida fría y golpeando su cabeza como
deseando despertar de una pesadilla que nunca
eligió.
En ese instante ocurrió algo extraño. El ratoncito
comenzó a sentir mareos. Voces venían a su cabeza
y parecían proceder de todos lados. Sus oídos
alcanzaban a escuchar el canto del Búho en lo
profundo del bosque, el arrullo de la paloma y sus
polluelos, la rama seca en el suelo quebrándose al
paso de una pantera montés, escuchó el llamar del
águila en lo alto del cielo y escuchó latir con fuerza
a su propio corazón..

—¿¡Que me ocurre!? ¡Voy a enloquecer, no


aguanto un segundo más! ¡¡¡Ahhhh…!!! (…) —
Tobías gritó y calló al suelo como muerto pero
consciente. No podía moverse, no alcanzaba a ver
nada, pero podía escucharlo «todo». Una fuerte
conmoción estremeció su corazón cuando entre
tantos sonidos identificó no solo su propio
corazón(…) logró escuchar el corazón cansado de la
flor. Había sido plantada en otro suelo pero aún se
estremecía al recordar la voz de Tobías. Entonces
logró escuchar otra voz amenazante —«¡¡Roedor,
no te acerques, no llames más porque ella tiene un
nuevo jardinero!!» — Una lágrima corrió por los
ojos de Tobías con su cuerpo aún inmóvil en el
suelo. Él sintió que esa lágrima quemaba su mejilla
y el corazón latió tan fuerte que ya no escuchó más
que sus latidos. — Uhm… lo sabía, la mariposa se
equivocó… — Dijo en voz baja, con los ojos cerrados
pero ya reponiendo sus fuerzas. — Es tiempo de
olvidar a la flor y seguir mi camino. — Dijo Tobías
poniéndose en pie. — Tal vez el futuro sea más
noble que mi pasado; sin gigantes, lombrices y
acertijos, quizá así, consiga ser feliz.

—Con dolor en el pecho pero con una tonelada de


resignación, el ratoncito se fue a dormir. Un largo
viaje le esperaba y Tobías no sabía todo lo que
estaba a punto de atravesar. Un sin número de
aventuras y desventuras se encontraban justo ante
él; pero, él dormía profundamente.

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