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El ratoncito Tobías ha estado llamando a su flor por mucho tiempo sin recibir respuesta. Escucha voces en su cabeza y descubre que puede escuchar el corazón de la flor a lo lejos, pero también una voz amenazante que le dice que la flor tiene un nuevo jardinero. Aunque triste, Tobías decide seguir adelante y olvidar a la flor, esperando que su futuro sea más feliz sin gigantes ni acertijos. Con resignación, se va a dormir para enfrentar las aventuras y desventuras que le esperan en el viaje
El ratoncito Tobías ha estado llamando a su flor por mucho tiempo sin recibir respuesta. Escucha voces en su cabeza y descubre que puede escuchar el corazón de la flor a lo lejos, pero también una voz amenazante que le dice que la flor tiene un nuevo jardinero. Aunque triste, Tobías decide seguir adelante y olvidar a la flor, esperando que su futuro sea más feliz sin gigantes ni acertijos. Con resignación, se va a dormir para enfrentar las aventuras y desventuras que le esperan en el viaje
El ratoncito Tobías ha estado llamando a su flor por mucho tiempo sin recibir respuesta. Escucha voces en su cabeza y descubre que puede escuchar el corazón de la flor a lo lejos, pero también una voz amenazante que le dice que la flor tiene un nuevo jardinero. Aunque triste, Tobías decide seguir adelante y olvidar a la flor, esperando que su futuro sea más feliz sin gigantes ni acertijos. Con resignación, se va a dormir para enfrentar las aventuras y desventuras que le esperan en el viaje
2/7/2022 «¿Puedes escucharme? ¡Flor, delicada flor! ¿Puedes oír mi voz?»
—El silencio sobrecogedor ahogaba la voz del
ratoncito en la distancia. Él gritaba. —¡Mi flor! — Pero solo su propio eco entre las montañas le respondía. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que vio a la flor, justo antes de aquel momento cuando la lombriz le hizo caer y fue rodando más allá del joven gigante que le impidió acercarse. Por un tiempo la flor le hablaba, aunque sin poder visualizar nada, pero en algún momento todo cambió. — «¡La mariposa me mintió!» Ella dijo que… me dijo(…) — El semblante de Tobías se tornaba cada vez más oscuro, los recuerdos del jardín quemado del principio y los sueños donde veía a la flor por segundos, hasta que, un viento rebelde la arrebataba y raía con violencia sus raíces del suelo atormentaban su mente —«¡No… Noo! Flor…» No puedo continuar así. — Se repetía una y otra vez mientras caminaba de una esquina a otra de su guarida fría y golpeando su cabeza como deseando despertar de una pesadilla que nunca eligió. En ese instante ocurrió algo extraño. El ratoncito comenzó a sentir mareos. Voces venían a su cabeza y parecían proceder de todos lados. Sus oídos alcanzaban a escuchar el canto del Búho en lo profundo del bosque, el arrullo de la paloma y sus polluelos, la rama seca en el suelo quebrándose al paso de una pantera montés, escuchó el llamar del águila en lo alto del cielo y escuchó latir con fuerza a su propio corazón..
—¿¡Que me ocurre!? ¡Voy a enloquecer, no
aguanto un segundo más! ¡¡¡Ahhhh…!!! (…) — Tobías gritó y calló al suelo como muerto pero consciente. No podía moverse, no alcanzaba a ver nada, pero podía escucharlo «todo». Una fuerte conmoción estremeció su corazón cuando entre tantos sonidos identificó no solo su propio corazón(…) logró escuchar el corazón cansado de la flor. Había sido plantada en otro suelo pero aún se estremecía al recordar la voz de Tobías. Entonces logró escuchar otra voz amenazante —«¡¡Roedor, no te acerques, no llames más porque ella tiene un nuevo jardinero!!» — Una lágrima corrió por los ojos de Tobías con su cuerpo aún inmóvil en el suelo. Él sintió que esa lágrima quemaba su mejilla y el corazón latió tan fuerte que ya no escuchó más que sus latidos. — Uhm… lo sabía, la mariposa se equivocó… — Dijo en voz baja, con los ojos cerrados pero ya reponiendo sus fuerzas. — Es tiempo de olvidar a la flor y seguir mi camino. — Dijo Tobías poniéndose en pie. — Tal vez el futuro sea más noble que mi pasado; sin gigantes, lombrices y acertijos, quizá así, consiga ser feliz.
—Con dolor en el pecho pero con una tonelada de
resignación, el ratoncito se fue a dormir. Un largo viaje le esperaba y Tobías no sabía todo lo que estaba a punto de atravesar. Un sin número de aventuras y desventuras se encontraban justo ante él; pero, él dormía profundamente.