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El Jardín

Escrito por Mónica Cejas, Gestalt 2, turno noche, diciembre 2021

Había una vez un jardín muy hermoso en el que crecían todo tipo de árboles y plantas
maravillosas. Cuando llegaba la primavera sucedía una explosión de colores. Había
rosales de los tonos más vibrantes y aromas exquisitos. Árboles frutales que daban
enormes frutos llenos de delicioso jugo. Los nogales y su fruto arrugadito y sabroso,
cuando caían las nueces de a montones, hacían temblar la tierra. También había
cactus exóticos con flores creadas de una geometría creada por los dioses. Este jardín
era una delicia para todos los sentidos.
Era un jardín único, las plantas y árboles se sentían muy felices de ser parte de ese
pedacito de cielo en la tierra.
A excepción de una plantita, que era apenas un palito enano y flaquito. Se sentía muy
desdichada porque no daba ningún tipo de fruto, no tenía ningún tipo de color y se
sentía inferior en belleza. Pasaron muchas primaveras y esa plantita palito seguía
siempre igual, no crecía, y para sumar a su angustia estaba don roble, rígido y
exigente, que todos los días le decía:
_Lo seguís haciendo mal, no te estas forzando lo suficiente, dale, dale dale… pensa un
poquito mas, usa la cabeza! concéntrate y, que queres? Dar manzanas? da manzanas!
Es fácil!

Pero la plantita palito, por mucho que se quedaba en silencio y trataba de imaginar que
de su tronco finito crecían ramas con rojas manzanas, no lo conseguía.
Todos los días sentía que se perdía de la fiesta de colores, de aromas y sabores.
Porque ella no tenía nada que ofrecer, era un simple palito que crecía milímetros por
años, y ya no podía soportar mas que el roble le exigiera que sea una planta
productiva. Estaba sumergida en una angustia que solo ella sabia como dolía. La
plantita palito lloraba a escondidas todas las noches, a escondidas lloraba porque en
ese jardín no estaba permitido llorar porque don roble ante la primera incipiente
lágrima, burlaba:
_de verdad estas llorando?? Que pabota jajaja mira si vas a llorar por eso jajaja

Fue así, que la plantita palito, dejo de llorar, pero cada una de esas lagrimas las sentía
recorrer por dentro de su pequeño y frágil tallito como si fueran lágrimas de fuego que
ardían y lastimaban su interior.
Una mañana apareció una caballo que paseaba por el campo y al ver tan hermoso
jardín decidió explorarlo.
Sereno y calmo pastaba con elegancia, mientras escuchaba las risas de las flores que
cuchicheaban entre si, De fondo el roble le gritaba:
_ey, caballo… veni, comete una mandarina, a ver ustedes! (hablándole a las plantas de
mandarina) Vino un invitado y no le están ofreciendo algo para comer!!! Servite una
mandarina por favor, son muy sabrosas, yo les dije lo que tenían que hacer para ser las
mejores mandarinas del jardín.
El caballo con su mirada mansa y amigable rechazo la invitación porque hubo algo que
llamo su atención: había una plantita palito detrás del gran don roble que parecía estar
secándose. Pensó que algo realmente grave le pasaba. Con mucho respeto, el caballo
se acercó y le habló:
– Perdona que te moleste… Mira, yo no sé mucho acerca de los problemas que tienen
las plantas y los árboles, pero acá estoy. Soy un animal muy observador y quizá pueda
ayudarte.
La plantita palito suspiró y confesó cuál era su dolor.
– Gracias por alentarme a hablar. Como puedes ver, en este jardín hay cientos de
plantas y árboles, todos bonitos y llenos de frutas increíbles, excepto yo…Mira lo que
soy, un palito insignificante. ¡Me siento frustrada y enfadada conmigo misma por no
ser capaz de crear ni una simple mínima ramita!
El caballo, que era muy sabio, le dijo:
_si no estás cómoda en este lugar, ¿porque no sacas tus raíces hacia afuera y te vas
caminando a otro sitio?
La plantita se quedó petrificada ante semejante planteo:

_tenes razón, es que nunca lo pensé, nunca se me ocurrió ver esta parte mía que no se
ve, que esta oculta. Voy a hacer fuerza para sacar mis raíces e irme de acá.
El caballo le aconsejo que esa misma noche, bajo la luz tenue de la luna, hiciera
silencio, cerrara los ojos y que vea con los ojos de su interior para poder descubrir sus
raíces.
Y fue esa misma noche, bajo la luz tenue de la luna, en silencio, que la plantita palito
cerro los ojos y comenzó un viaje descendiendo por dentro de su finito tallo, se
sumergió a explorar que había abajo en esa tierra fría y oscura, sintió mucho miedo por
iniciar este viaje desconocido, nunca había visto esta parte de su ser, ella creía que era
solo un palito chiquito y tenía miedo de encontrarse con lo desconocido. Sumergida en
ese vacío de tierra fértil, descubrió que su existencia era mucho más de lo que se veía,
todas esas ramas que soñaba tener, las tenía! Siempre las tubo! Ramificaciones
infinitas se extendían por kilómetros y kilómetros y al sentirlas, se sintió gigante! SE dio
cuenta que todos esos años que pensó que no había crecido, si lo había hecho. De
repente algo mágico sucedió al conectar con sus raíces, la planta palito sintió el saludo
de otras plantas palito, árboles y plantas, que con sus raíces entrelazadas, comenzaron
a hablar:
_al fin nos sentís!!! Al fin te sentís a vos misma!!! Nuestras raíces son una red que
contiene y nutre esta tierra, nos cuidamos entre todas y deseábamos que este día
llegara. Ahora que viste lo gigante y profundas que son tus ramificaciones, podrás
poner toda tu energía en crecer también a lo alto, porque ser una caña de bambú es
algo maravilloso. Simplemente espera y observa lo que sucede cuando lleguen las
peores tormentas. Te vas a sorprender…
Y así fue, como la planta palito, descubrió quien era y con confianza por haber
descubierto la esencia de su ser, creció y creció en pocas semanas tan alto como el
roble.
Pasaron las semanas y la peor tormenta finalmente llegó. Rayos y huracanes, agua y
piedras. El viento soplaba con fuerza lastimando todo lo que había a su paso. Don
roble se resistía, gritaba furioso porque no podía controlar el clima ni tampoco podía
controlar que sus ramas se quedaran quietas.
_yo soy duro y fuerte!!! No sabes con quien te metiste!!
Gritaba con enojo el roble mientras le dolía sentir quebrarse sus ramas. Y en medio de
ese caos las plantas y los arboles asustados, escucharon que alguien cantaba. Todos se
giraron al mismo tiempo para ver que la melodía venia de la plantita palito, que era ahora
un caña larga y flexible, quien estaba danzando bajo la lluvia, fluyendo con el viento,
balanceándose al dejarse llevar por la tempestad. Los gritos de pánico y de enojo del
roble y las plantas cesaron, porque la danza de la caña de bambú era inspiradora.
Y mientras danzaba con una sonrisa en su rostro ella decía:
_ser receptiva y paciente es mi arte, porque aprendí que no puedo dar manzanas si no
soy un manzano, porque aprendí a conocerme a mi misma, a descubrir y respetar mis
tiempos diferentes al de ustedes, aprendí a conectar con mi flexibilidad gracias a la
profundidad de mis raíces, la profundidad de mi ser. Me siento relajada y con confianza
de que todo está sucediendo como debe suceder, aún en esta tormenta…me sumerjo
en las aguas de la vida y disfruto fluir, flotar, ser flexible, porque en esta suavidad me
siento libre.
FIN

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