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CULTURA

10-05-2022 14:52 - ROMPER CON EL PSICOANÁLISIS TRADICIONAL

Los Psicoargonautas: hoy, Eduardo “Tato” Pavlovsky


AUDIO

La eutonista, psicóloga social y profesora de Letras Susana Kesselman compartió grandes

momentos de su vida con Eduardo "Tato" Pavlovsky, ese gran psiquiatra, actor y dramaturgo que

falleció en 2015. Como afirma ella, es el cuarto "Psicoargonauta", junto a Emilio Rodrigué, Fernando

Ulloa y Hernán Kesselman.


POR SUSANA KESSELMAN
10-05-2022 | 14:52
El multifacético Eduardo "Tato" Pavlovsky (Foto: Daniel Darrás)

Llegó el momento del cuarto psicoargonauta del grupo de psicoanalistas. Ya escribí en esta

columna sobre Emilio Rodrigué (1923-2008), Fernando Ulloa (1924-2008), Hernán Kesselman
(1933-2019) y hoy es el turno del psicoanalista viajero, siempre en tránsito, autor teatral, actor y

antes nadador, boxeador. Me refiero a Eduardo “Tato” Pavlovsky (1933-2015), el amigo-hermano de

Hernán.

Mi computadora desborda de desgrabaciones de diálogos entre los dos amigos. Al leer esos textos

me siento violando intimidades aunque ellos sólo hablen del proceso creador.

Juntos escribieron “Las Escenas Temidas del Coordinador de Grupos”, libro que fue la apertura

de un camino de sinceramiento: los psicoterapeutas eran humanos. Y así varios libros que rompían

esquemas de un psicoanálisis tradicional.

En la etapa final del trabajo que emprendieron juntos, inspirados por "Obra Abierta", el libro de

Umberto Eco, y por el pensamiento de los franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari, se introdujeron

en una nueva producción estética del psicoanálisis, obra de la que, como en los laberintos de

Borges, sólo pudieron salir por arriba. Así arribaron a “La Multiplicación Dramática”, un salto

cuántico sobre la simplificación y el reduccionismo interpretativo que siempre intentaron dar… Y lo

dieron.
Hernán Kesselman y Tato Pavlovsky, colegas, compañeros, amigos, hermanos.

Tomo de Tato Pavlovsky las palabras con las que inicia el capítulo “Historia de un espacio lúdico”,
del libro “Espacios y Creatividad”, que escribió junto a Hernán Kesselman: “Me prometí a mi mismo

escribir este libro sin corregirlo. Con todos los errores juntos. Hacer correcciones o mejorarlo, sería

algo así como traicionar el espíritu mismo de lo que quiero transmitir”

Tato considera experiencias-juegos- relatos-ideas .Pero como bocetos. Bocetos escritos sin

compromisos estéticos ni literarios.

“Para escribirlo me he puesto en contacto con toda una etapa de mi vida que tenía olvidada. Al

desenterrarla sé que he puesto en movimiento algo. Y sólo eso me importa: el movimiento.”

La puesta en movimiento de algo que estaba quieto, que menciona Tato es lo que Julio Cortázar

define como el primer coágulo del proceso creador.

“Tenemos siempre la obra escrita -o lo que se representa-, lo que se exhibe al público. Lo que me

interesa es el cómo del proceso –o los pasos intermedios que transcurren–, las mediatizaciones

para llegar al final del camino. Los eslabones, los espacios previos. La malla intersticial por donde

se desliza el proceso creador a través del tiempo.”

Para Tato la imagen inicia la trama es lo enquistado que puja por nacer. Es visual y generalmente

estática. Tiene que empezar a moverse y a tener historia, un recorrido. Pero, ¡qué historia!

“¿Por qué carriles misteriosos transcurriran sus movimientos futuros? La imagen carece de

movimientos. Sin embargo podriamos invertir el proceso, y sugerir que es una imagen con una

historia previa de movimientos ya realizados.”

“…Lo que Hernán y yo hacemos en el proceso creativo es liberar la imagen inmóvil (la que se

recuerda, o queda grabada fuera del contexto) y dotarla de movimiento. (¿No desandamos historias

de movimientos que la imagen ya tuvo?)”


Tato ve personajes que interactúan y escribe lo que ve. La fórmula es simple: “Yo imagino

personajes de teatro de la misma forma que imaginaba las historias de los jugadores de fútbol hace

30 años y el lugar donde aprendí “a ver” en figuritas el espacio lúdico.

Yo veo a Dagomar (el personaje de "Cámara Lenta", la obra de Tato) como ex boxeador.

Tato sostiene que en toda actividad lúdica hay que descubrir dos niveles en los chicos (a través de

quienes aprendió en su tarea terapéutica): el juego, como el intento de elaborar situaciones

traumáticas y el juego, como expresión de la potencia creadora de los niños. “El espacio tiene

límites internos y externos aunque no es ni mundo interno ni mundo externo”. Cuando Tato conecta

el campo lúdico con el teatro y el Psicodrama potencia su producción teatral y terapéutica.

Alguna ideas sueltas -y geniales- de Tato

* “No se puede jugar a medias“.

* "Si se juega, se juega a fondo“.

* "Para jugar bien hay que apasionarse”.

* "Para aparionarse hay que salir del mundo de lo concreto”.

* "Salir del mundo de lo concreto es introducirse en el mundo de la locura. Del mundo de la locura

hay que aprender a entrar y a salir”.

* “Sin introducirse en la locura no hay creatividad”.


* “Sin creatividad uno se burocratiza- se torna hombre concreto. Repite palabras de otro”. 

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