Está en la página 1de 2

Cuando en 1929 aparecio La sombra del caudillo, Victoriano

Salado Alvarez escribio: "Si de toda la sangre y todo el dolor


que Guzman ve acumulados surge una obra de verdad, sin-
cera y fuerte como La sombra del caudillo, celebremos que esa
epoca de tristeza haya encontrado su pintor y su novelista".
La afirmacion pesa si recordamos quien la firma. Salado
Alvarez, narrador, critico y periodista, fue victima de una de
esas maldiciones que se producen tras la ruptura violenta
de un tiempo historico. Escritor consentido del Porfiriato,
encargado de realizar los Episodios nacionales (1902), enemi-
go de la poesfa modernista, habfa vivido el infortunio de no
ser tan viejo como para morir antes de 1910 y tener la desa-
gradable oportunidad de tolerar veinte arios mas entre las
tinieblas de un tiempo nuevo. Extrario visitante, colmado de
rabia resignada, el novelista de Teocaliche tuvo los arrestos
para consentir que la violencia que 10 habfa condenado a
vegetar valla la pena por la fuerza y la entereza de Martin
Luis Guzman.
Salado Alvarez no se equivoco. Reconocemos en Guzman
no solo al novelista mas consistente de la primera mitad de
este siglo, hasta la aparicion de Pedro Paramo en 1955.
Guzman es el narrador que junto a Rulfo, Revueltas y, Mias!,
Carlos Fuentes, forma parte de esa minoria que supera y des-
truye la modesta tradicion de la novela mexicana.
Las obras de Martfn Luis Guzman (1887-1976) no provie-
nen de la tradicion social decimononica y tienen poco que ver
con la literatura de la Revolucion que aparecio a su lado. Son
un destello que arranca de esa alucinacion literaria de Maria-
no Azuela, Los de abajo, novela que comienza con un dialogo
de sombras y culmina con Demetrio Macias apuntando su 30-
30 hacia la nada. Que lejos ha quedado don Jose Lopez Por-
tillo y Rojas moviendo la pluma, como un oso hormiguero, su
nariz en busca de locacion para La Parcela (1893).
Martin Luis Guzman crecio en condiciones propicias para
separarse del curso de la tradicion. Era muy joven para en-
contrar una posicion en el poder gerontocratico pactado
entre Porfirio Diaz y los intelectuales. Pero como sus her-
man os Reyes y Vasconcelos, unos mas, otros menos, gozo de
la precision de la Escuela Nacional Preparatoria y de la
calculada pasion del Ateneo de laJuventud. Doble ventaja
sobre los escritores del siglo anterior: una idea ascetica de la
literatura y una fascinacion vital por la accion.

También podría gustarte