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GUIÓN PARA PODCAST

Concepción Fenomenológica del Tiempo y su Influencia en la Cultura

17/04/2022

SEBASTIAN GAVIRIA GIRALDO

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Música de entrada: 10 segundos

Preguntarse por la naturaleza del tiempo es una propuesta siempre


interesante cuando queremos divagar sobre conceptos profundos y
hasta filosóficos, ¿Qué es el tiempo? ¿Existe el tiempo? ¿Cómo
podemos formalizar teorías que describan de una manera
satisfactoria la naturaleza del tiempo? Sin embargo, una pregunta no
muy recurrente dentro de estas divagaciones tiene que ver con una
relación más sutil que podemos encontrar a la hora de estudiar el
paso del tiempo a lo largo de la historia. ¿Cuál es la influencia, dentro 1 min y 7
Introducción de nuestro orden social, de la concepción que tenemos del tiempo segundos
como culturas? El hecho de que veamos el tiempo de una forma u
otra, ¿configura de cierta manera nuestra organización social y las
costumbres que determinan nuestra cultura? Y, es más, ¿puede
variar la concepción fenomenológica del tiempo dependiendo de la
cultura en la que nos encontremos? A continuación, trataremos de
ahondar un poco más en estas interesantes cuestiones e
intentaremos dilucidar sus posibles respuestas.

Música de transición: 9 segundos


Para empezar a abordar estas preguntas, primero debemos
enfocarnos en el aspecto físico o fenomenológico del tiempo. Es
decir, debemos entender cómo se comporta el tiempo, cuál es su
naturaleza. Y para ello, es necesario decir primeramente que los
descubrimientos más contundentes respecto a este tema son, en
principio, contraintuitivos. Pero primero se debe aclarar que durante
el siglo XVI y épocas previas, se pensaban al espacio y al tiempo
como entes absolutos, cuyas descripciones no dependían de nada
exento de ellos mismos y, por el contrario, estos entes, cada uno de
ellos por separado, constituían una base fundamental de los hechos
físicos que acontecen en la realidad y de las teorías científicas que
servían para describirlos. Digámoslo así, durante estas épocas, la
naciente ciencia de la física concebía al espacio y al tiempo como
cosas inmutables, “un minuto dura siempre un minuto, un metro mide
siempre un metro” y no hay nada que cambie esto. Además, el
espacio, para estas concepciones antiguas, era una cosa totalmente
diferente al tiempo, y no había ningún tipo de influencia entre ellos.
Entonces, hasta finales del siglo XIX esta idea de independencia
espaciotemporal y de absolutez, aunque con algunos problemas
conceptuales, se conservaba en todas las teorías físicas rigurosas y
exitosas, hasta que el experimento de Michelson-Morley demostró
que la velocidad de la luz es una constante universal, o sea que la
medición que se haga de esta velocidad va a ser la misma siempre,
en todos los sistemas de referencia (Los sistemas de referencia son
¿Cómo se las coordenadas espaciales que se asignan a un intervalo de tiempo
comporta el determinado al momento de realizar un experimento), demostrando 3 minutos y 20
tiempo así algo importante: El espacio y el tiempo no son absolutos, y por el segundos
físicamente? contrario se pueden tratar como variables que dependen del
movimiento, dando paso así a una de las conclusiones
fundamentales de la teoría especial de la relatividad. Después de
estos resultados, y de bastantes desarrollos matemáticos
adicionales que permitieron dar una formalización teórica, se
constató que no existe un sistema de referencia inercial que sea
universal, o sea que no existe un sistema de coordenadas ideal para
describir todos los sucesos físicos del universo, y que estas
observaciones son relativas al sistema de referencia que se escoja.
Así, los físicos de inicios del siglo XX se dieron cuenta de que el
espacio, en su conjunto, es un ente dinámico que puede cambiar su
comportamiento de acuerdo con el marco referencial que se adopte
a la hora de describir los sucesos. Este mismo comportamiento se
puede asociar a la naturaleza del tiempo. También de la teoría
especial relativista se intuye la relación intrínseca entre el espacio y
el tiempo, ya no teniendo dos componentes separadas, sino una sola
más general llamada coordenada espaciotemporal.
Vemos pues, de lo antes dicho, y a modo de resumen, que
actualmente, bajo algunas teorías modernas de la física
fundamental, el tiempo y el espacio no se pueden ver como entes
separados y también que esta estructura matemática llamada
espacio-tiempo no es algo general, sino que depende del
movimiento de los sistemas de referencia del observador. Esto nos
da la intuición de que el espacio-tiempo es algo moldeable y se
puede transformar. Dando paso a la pregunta acerca de la relación
entre la cultura y la concepción del tiempo en éstas.

Transición Música de transición: 6 segundos

Ahora veamos algunas relaciones interesantes entre las culturas y


su visión del tiempo. Una de las primeras relaciones entre cultura y
la concepción que esta tiene del tiempo para organizar sus procesos
sociales y económicos la podemos ver en la idea de tiempo cíclico,
viendo el paso del tiempo no como algo lineal y progresivo, sino
como un proceso con ciertos patrones armónicos que se repiten en
ciertos plazos e intervalos constantes. Esta forma de ver el tiempo
en los pueblos nómadas y las primeras civilizaciones se abstrae a
partir de una profunda interacción directa con la naturaleza, y esta
interacción, a su vez, se vio retroalimentada por la forma en que
concebían el tiempo estos pueblos, pues al ver el tiempo como algo
cíclico, empezaron a darle mayor importancia a las estaciones
climáticas por ejemplo, y en base a esto configuraron y planearon
sus actividades económicas y sociopolíticas, llegando a la creación
del calendario como uno de los resultados más importantes. Esta
forma de concebir la naturaleza del tiempo también influyó en la
mística de los pueblos, pues al ver cierto patrón repetitivo de las
condiciones materiales que los rodeaban, empezaron a creer en la
El tiempo en idea de eterno retorno cósmico y moldearon lo que serían las
las culturas primeras religiones tal y como hoy las conocemos. O, por ejemplo,
3 minutos y 27
los egipcios y los mayas culminaron con una historia marcada por los
segundos
tiempos de la naturaleza y la fantasía. En esto último resulta vital la
invención del calendario. Por otro lado, la idea de eterno retorno,
influenciada sobremanera por la concepción del tiempo cíclico (o en
bucles) también se puede ver reflejada en la creencia hindú de la
reencarnación, añadiendo así en este ciclo temporal universal, no
sólo a la naturaleza externa sino también al propio ser humano.
Ahora, una concepción curiosa e interesante del tiempo que me
gustaría mencionar es la que tuvieron y, aún hoy, aunque con menos
fuerza, tienen los pueblos indígenas Mapuches en Chile. El tiempo
considerado en el mundo mapuche no presenta el rasgo de
unidireccionalidad, de pasado a futuro como intuitivamente se piensa
en la mayoría del mundo, sino que ellos interpretan al tiempo como
parte de una bidireccionalidad. Dentro de esta concepción, el futuro
puede estar atrás y el pasado adelante en la línea temporal, o
viceversa. El indígena dentro de esta cultura vive el presente en una
realidad de continuo movimiento cíclico de la naturaleza y de sus
rasgos culturales (podemos ver aquí implícita la idea de tiempo
dinámico y en constante cambio como ya dijimos previamente). Para
estos pueblos, el término del año es el inicio de una nueva vida y no
la suma de años acumulados. El Universo para ellos es una red
autoconsciente por la que circula en todo momento la energía y la
información, bajo un orden autorregulado por la propia naturaleza de
las cosas. Todo esto influencia de su concepción “desordenada” de
la naturaleza del tiempo.
De todo lo ya dicho, podemos estar tentados a ver, aunque admito que
de cierta manera un poco superficial por la
forma reducida de tratar el tema, que existe implícitamente una
relación directa entre la concepción fenomenológica del tiempo y el
orden social que tienen ciertas culturas mencionadas, y muchas 1 minuto y 14
Conclusión otras que no alcanzó el tiempo para mencionar. Lo que sí es segundos
innegable es que la naturaleza del tiempo sigue siendo uno de los
mayores misterios de la física moderna y de la cosmología en todas
sus aristas. Quizá las comunidades humanas, sin saberlo, hemos
tratado de resolver este misterio de forma mística reflejando, dentro
de nuestras costumbres, las incógnitas asociadas al espaciotiempo.

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