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3.3.2.2.1.

HermenÈutica

Etimológicamente, hermenéutica proviene de la palabra griega hermeneuein, que significa


interpretar o comprender. El origen del concepto actual de este término puede encontrarse en el
siglo XVII en relación a la interpretación bíblica (exégesis) y la necesidad de establecer un conjunto
de reglas apropiadas para esta interpretación (hermenéutica). Este enfoque de la interpretación
bíblica incluía no sólo un análisis gramatical, sino también un análisis del contexto histórico de
cualquier acontecimiento bíblico. De esta forma sólo fue necesario un pequeño paso para ampliar
el concepto de hermenéutica a un nivel de metodología general para la interpretación de todos los
textos escritos (Smith, 1993) . 60 Investigación cualitativa en educación En el siglo XIX la
hermenéutica evolucionó de un estatus de metodología filosófica hacia una filosofía del significado
de todas las expresiones humanas. Podemos citar a autores como Friedrich Ast (1778-1841) y
Friedrich Schleiermacher (1768-1834). Este último ejercería una gran influencia en Dilthey, quien
intentó establecer la hermenéutica como la metodología de las ciencias culturales o morales,
desafiando la aserción positivista de que el método y la metodología de las ciencias naturales
deberían fundamentar el estudio de los fenómenos humanos. Es así que diversos autores
comenzaron a reflexionar sobre la naturaleza misma del acto de comprender, de manera que la
hermenéutica se reconceptualizó no sólo como una herramienta para resolver los problemas de la
interpretación textual (hermenéutica filológica), sino como una fuente de reflexión sobre la
naturaleza y el problema de la comprensión interpretativa en sí misma (hermenéutica general). La
hermenéutica, tal y como fue perfilada por Dilthey al intentar establecerla como la metodología de
las ciencias culturales, se caracteriza por dos aspectos fundamentales: el referente para juzgar si
una interpretación es correcta o incorrecta reside finalmente en el otro; y es posible conseguir el
mismo grado de certitud en el conocimiento del estudio de las expresiones humanas que en las
ciencias naturales, pues aquéllas son dadas y pueden ser capturadas y comprendidas a través del
análisis hermenéutico. Para cumplir con este deseo de objetividad, Dilthey señala que el
investigador es capaz de mantenerse fuera de su propia historia para interpretar los significados
de los otros. Sin embargo, esta postura se contradice con la asunción acerca de la naturaleza
contextualmente histórica de la interpretación. Existe así una contradicción interna que Dilthey no
ha sido capaz de resolver, un desafío a la hermenéutica que se mantiene como preocupación
central de los pensadores hermenéuticos actuales (Smith, 1993). Es lo que conocemos como el
“círculo hermenéutico”: «la interpretación del significado sólo puede perseguirse con un
constante movimiento hacia delante y hacia atrás entre la expresión particular y la red de
significados en la que dicha expresión está inserta. Este proceso no tiene punto de comienzo y de
final no arbitrario. Este proceso circular además nos lleva a un desafío importante para la
hermenéutica, el grado en que la persona que realiza la interpretación es parte del círculo o
contexto en el que ésta se realiza» (Smith, 1993: 186-187). A diferencia de la fenomenología, la
hermenéutica no se preocupa tanto por la intención del actor, sino que toma la acción como una
vía para interpretar el contexto social de significado más amplio en el que está inmersa. En el
ámbito de la investigación educativa, el término filosofía hermenéutica ha venido usándose cada
vez con mayor profusión desde los años setenta. Anteriormente a esa fecha, su uso y discusión se
hallaba relegada al ámbito de las humanidades, apareciendo primordialmente en la filosofía
continental, la teología y la crítica literaria. Pero a partir de la década de los setenta en la literatura
metodológica sobre la investigación educativa ha habido un enorme incremento de las referencias
respecto la hermenéutica. En estos trabajos la hermenéutica se presenta como una filosofía que
permite redefinir y reconceptualizar el objeto, el método y la naturaleza de la investigación, en las
ciencias sociales en general y sobre fenómenos educativos en particular. Autores como
Polkhingorne (1983) o Ricoeur (1981) defienden que el empirismo positivista no es la filosofía más
adecuada para fundar la investigación sobre los fenómenos sociales, entre ellos la educación. La
sociología interpretativa o la antropología social fueron dos de los campos disciplinares que vieron
en la hermenéutica una filosofía alternativa que proveía un enfoque alternativo y más adecuado al
positivismo reinante, acerca de la naturaleza y estructura de los fenómenos sociales. Capítulo 3.
Perspectivas teórico-epistemológicas en la investigación educativa 61 Empezó a reconocerse la
hermenéutica como una filosofía que permitía fundamentar y legitimar aproximaciones
interpretativas a través de métodos de investigación que se centraban en la comprensión y el
significado en contextos específicos. Ese reconocimiento fue la consecuencia de la polémica
suscitada en la segunda mitad de nuestro siglo acerca de los límites del programa propuesto por el
positivismo lógico y de la consecuente necesidad de fundamentos filosóficos y epistemológicos
alternativos para la investigación educativa. De ese modo, el viraje hacia la hermenéutica que han
venido protagonizando profesionales e investigadores del campo de la educación puede
interpretarse como parte de la larga crisis que ha supuesto el serio cuestionamiento de la
autoridad del positivismo como fundamento filosófico y metodológico para la acción y la
investigación educativa. El discurso contemporáneo de la hermenéutica es un campo complejo y
plural que acoge en su seno diversas concepciones, a menudo opuestas, de la interpretación. La
mayoría de estas teorías pueden ser agrupadas en tres grandes enfoques o ramas de la teoría
hermenéutica. Nótese que cada posición teórica poseería implicaciones metodológicas
determinadas. • Hermenéutica de validación (u objetivista). Es posible capturar a través de la
indagación los significados de los textos (observaciones, entrevistas, diarios, cartas...) y el
significado que una persona atribuye a sus expresiones. Existen significados inmutables o
inalterables que son el objetivo de toda interpretación. Esta posición interpretativa defiende la
validez o la objetividad de la interpretación por encima, y en contra, de los intereses, prejuicios,
marcos de interpretación o deseos del investigador. • Hermenéutica crítica. Para los
hermenéuticos críticos, la representación del significado de una expresión es relativamente no
problemática. Lo importante es la valoración de los significados de dicha expresión a la luz de
condiciones históricas. La investigación se ocupa de clarificar las condiciones bajo las que una
comprensión distorsionada puede haber ocurrido, una clarificación que debe conducir a una
acción práctica emancipadora y de aquellas personas cuyas comprensiones han sido
distorsionadas. Podemos citar los trabajos de J. Habermas como representantes de esta postura. •
Hermenéutica filosófica. El encuentro con un texto histórico o las expresiones de los demás y el
interpretador es un encuentro dialógico, una fusión de horizontes en términos de Gadamer
(1975). Así la hermenéutica tiene una importancia ontológica profunda, porque trata la
comprensión como nuestra «forma primordial de ser en el mundo» (Gadamer, 1975, citado en
Smith, 1993: 130). El investigador se implica así en un diálogo con el otro en un intento de llegar a
una mutua comprensión del significado e intenciones que están detrás de las expresiones de cada
uno

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