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4 EL ESPÍRITU SANTO EN LA LITURGIA

“La acción de Cristo y la acción del Espíritu son


inseparables y no se está unido a Cristo sin la presencia
y posesión de su Espíritu; por lo cual, el culto en Cristo
es necesariamente culto en el Espíritu. En este sentido el
culto litúrgico es espiritual, en el Espíritu”. (Manuel
Garrido, OSB).

PRESUPUESTO
 En Cristo Jesús se resume y perfecciona toda la
acción sacerdotal del A.T.
 La muerte de Jesús en la Cruz es el sacrificio y culto
sacerdotal definitivo agradable al Padre Eterno.
 Jesús se ofreció a sí mismo en sacrificio, una vez por
todas.
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 Cristo Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, formó un


nuevo Pueblo y lo hizo Reino de sacerdotes para
Dios su Padre. (Ap. 1,6)
 Los bautizados son consagrados como casa espiritual
y sacerdocio santo para que ofrezcan sacrificios y
anuncien las maravillas de quien les llamó de las
tinieblas a la luz admirable (1Pe 2,4-10).
 De ese modo todos los discípulos de Cristo
perseverando en la oración se ofrecen como hostia
viva, santa y grata a Dios (Rm 12,1).
 La función sacerdotal de la Iglesia encuentra su lugar
privilegiado en la sagrada liturgia; así lo afirma el
Concilio Vaticano II: “La liturgia es la cumbre a la
cual tiende la actividad de la Iglesia, y al mismo
tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza”.
 Así, la Eucaristía, enciende y arrastra a los fieles a la
apremiante caridad de Cristo de quien brota la fuente
de la santificación de los fieles.
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EL ESPÍRITU SANTO ALMA DE LA LITURGIA


 Jesús ejerció su sacerdocio ungido por el Espíritu
Santo (Lc 4,16-21). Por su medio, el sacerdocio del
pueblo es impulsado por el Espíritu Santo que,
derrama su amor en nuestros corazones (Rm 5,5).
 Se comprende, por consiguiente, que el Espíritu
Santo es el alma de la liturgia orante, sacramental y
Eucarística.

 LITURGIA ORANTE. Jesús es el gran orante por la


humanidad ante el Padre (Hc 7,25) por medio de la
acción del Espíritu Santo. Así, nuestra oración se une
a la oración de Jesús por el Espíritu que intercede por
nosotros porque no sabemos pedir como conviene. El
Espíritu Santo que nos hace clamar ¡Abbá! (Rm.
8,15.26). Por tanto, no puede darse oración cristiana
sin la acción del Espíritu Santo, el cual realizando la
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unidad de la Iglesia nos lleva al Padre por medio de


Hijo (Cfr. Ef. 5,18-20).

 LITURGIA SACRAMENTAL. Los sacramentos


ordenados a la santificación y a la edificación del
Cuerpo de Cristo necesitan del influjo del Espíritu
Santo para que el signo sensible sea eficaz y
verdadero sacramento.
 Por el BAUTISMO formamos un solo cuerpo y
bebemos del mismo Espíritu (1Cor 12,13).
 En la CONFIRMACIÓN el Espíritu Santo desciende
para darnos la fuerza de ser verdaderos testigos y
misioneros (Cfr. Hc. 1,4-5.8).
 En la EUCARISTÍA se recibe el Espíritu Santo por
medio del Cuerpo y la sangre de Cristo que nos
vivifica en la caridad.
 LITURGIA EUCARÍSTICA. En la plegaria
eucarística, se invoca el Espíritu Santo (Epíclesis)
para que el pan y vino se conviertan en el Cuerpo y
Sangre de Cristo.
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 Es el Espíritu Santo quien gime en nuestro interior


aguardando la redención de nuestro cuerpo (Rm 8,23-
24). Es el Espíritu Santo quien hace suspirar a la
Iglesia por la venida de Cristo: “El Espíritu y la novia
dicen ¡Maranatha!...Amén. ¡Ven Señor Jesús! (Ap.
22,17.21).

4.5 EL ESPÍRITU SANTO EN NOSOTROS


“Por medio del Espíritu Santo somos hijos en el Hijo”.
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TEMPLOS DE DIOS
 El verdadero templo, el único templo, el definitivo
templo, el nuevo templo es Cristo Jesús que establece
su morada entre nosotros y en nosotros (Jn 1,14;
2,19-22).
 La Iglesia es prolongación del Cuerpo de Cristo y se
constituye en templo de Dios en el que Cristo es la
piedra angular (1Cor 3,10-17; 2Cor 6,16; Ef 2,20-22).
 Todos los miembros de la Iglesia son piedras vivas
del único templo (1Pe 2,5). Cada bautizado está
habitado por el Espíritu de Jesús (Jn 14,23; Gal 4,6).

 Por el derramarse el Espíritu Santo en nosotros somos


habitados por la Santísima Trinidad (Jn 14,16; Rm
8,9-11; 1Cor 3,16; 6,19). Somos partícipes de la
naturaleza Divina (2Pe 1,4). Sucede en nosotros la
deificación por obra del Espíritu Santo.

HIJOS ADOPTIVOS
 “Miren qué amor nos ha tenido el Padre para
llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1Jn 3,1).
 Somos hijos e hijas por nacimiento y por Cristo; en la
acción del Espíritu Santo se nos concede ser hijos de
Dios (Jn 1,13); hijos e hijas por adopción (Rm 8,15).
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Se trata de un nuevo nacimiento: nacidos del agua y


el Espíritu (Jn 3,3-5).

 Hijos en el Hijo y por tanto herederos del Reino de


Dios (Rm 8,17; 1Jn 3,2; 1Tes 4,17-18). Hemos
obtenido la esperanza de poseer la vida eterna (Tt
3,5-6).
 El Espíritu Santo es el anticipo de la Gloria que se ha
de manifestar en nuestros cuerpos mortales; es la
garantía de lo que hemos de recibir (2Cor 1,22; 5,4-5;
Ef. 1,4).
 Cuando el Espíritu Santo desciende sobre nosotros el
alma rebosa de gozo. Gozo del Espíritu Santo que se
experimenta incluso en las mayores dificultades y
contrariedades de la vida. Y llenos de Espíritu Santo
cantamos para el Señor himnos y cánticos inspirados
(Ef. 5,18-19).
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4.6 EL ESPÍRITU SANTO Y EL UNIVERSO

“Creo que el universo es una evolución. Creo que la


evolución camina en dirección del Espíritu. Creo que el
Espíritu en el ser humano llega a su perfección en lo
personal. Creo que el personal supremo es Cristo
universal.” (Teilhard de Chardin).

NUEVA CREACIÓN
 Dios hizo la Creación; la puso al servicio del ser
humano. Mediante el trabajo la persona se consagra a
Dios y administra el bien que se le ha confiado. Dios
todo lo hizo bueno (Gn 1). Pero la muerte entró en el
mundo (Gn 3).

 Pero el desorden de las pasiones lleva a perder el


orden natural de las cosas y atenta contra la misma
Creación salida de las manos de Dios por obra del
Espíritu Santo.
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 A causa del pecado, la Creación necesita ser liberada


en la acción del Espíritu de Cristo; la misma
Creación gime con dolores de parto (Rm 8,19-22).
 Por Cristo Jesús, Mesías Salvador, ocurre la
reconciliación de la Creación; entonces ocurre una
nueva creación: un cielo nuevo y una nueva tierra (Is
65,17; 66,22) volviendo la naturaleza a su primitiva
armonía (Is 2,1-5; 9,5-6; 10,17-21; 11,6-13).

RE-CREACIÓN EN CRISTO
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 La segunda creación se realiza en Jesucristo, la


Palabra eterna hecha carne (Jn 1,14; Col 1,15-21;
Ef 1,4-23).
 Mediante la Cruz de Cristo y su santa Resurrección
la creación entera ha entrado en un proceso de
liberación y pacificación que llegará a su plenitud
cuando sean sometidos todos los enemigos (1Cor
15,28).
 La creación espera ansiosa el instante de la
gloriosa libertad de los hijos de Dios (Rm 8,21)
cuando se establezca la paz de Cristo en la tierra y
en el cielo (Col 1,20).

POR OBRA DEL ESPÍRITU SANTO

 El Espíritu del Señor llena la tierra (Sab 1,7) y está en


todas partes (12,1). Por el Espíritu todo es creado y se
mueve la faz de la tierra (Sal 104,30).
 El Espíritu Santo, en los últimos tiempos, se derrama
profusamente en el género humano transformando la
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obra modelada por Dios que ha sido deformada por el


pecado.
 El Espíritu Santo que actúa en la Creación y en la
Iglesia es conductor de salvación, de la recreación en
Cristo.
 Su acción en el ser humano le permite los frutos del
Amor , de la Verdad y de la Santidad.

 Vivificados y reunidos en su presencia caminamos


hacia la consumación de la historia humana. Su
amoroso designio es “restaurar en Cristo todo lo que
hay en el cielo y en la tierra (Ef 1,10).

 Por acción del Espíritu toda la Creación alaba a Dios


(Rm 8,26-27). La Creación se convierte en un himno
armonioso para el Creador. Es el Espíritu Santo quien
nos hace descubrir al Creador en las creaturas y nos
impulsa a alabarlo por ellas. Se llega a una alabanza
cósmica en Cristo por el Espíritu Santo.
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4.7 VIRTUDES, DONES, CARISMAS Y FRUTOS


DEL ESPÍRITU SANTO.

“El Espíritu Santo es el primer Don… está en nosotros por


misión y envío. De este Gran Don proceden todos los demás
dones de Dios.” (A. Royo Marín OP).

¡ATENCIÓN!: Virtudes, Dones, Carismas y Frutos se


infunden en el alma de la persona humana la cual se
compone de tres potencias: INTELIGENCIA, MEMORIA
Y VOLUNTAD.

VIRTUDES (Catecismo 1803-1845)

 Las Virtudes son actitudes firmes, disposiciones


estables, perfecciones habituales del entendimiento y
de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan
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nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la


razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo
para llevar una vida moralmente buena. La persona
virtuosa es la que practica libremente el bien.

 VIRTUDES TEOLOGALES: Fe, Esperanza y


Caridad. Son virtudes que se refieren directamente a
Dios. Nos disponen a vivir en relación con la
Santísima Trinidad. Son virtudes que fundan, animan
y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan
y vivifican todas las demás virtudes. Son infundidas
por Dios en el alma de los fieles para que sean
capaces de obrar como hijos e hijas suyos y merecer
la vida eterna. Son garantía de la presencia del
Espíritu Santo en las facultades del ser humano.

 La FE es la virtud por la que creemos en Dios y en


todo lo que Él nos ha dicho y revelado. Por la fe la
persona humana se entrega entera y libremente a
Dios. La fe se hace concreta cuando se profesa y por
las obras que la demuestran con el fin de alcanzar la
salvación.
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 La ESPERANZA es la virtud teologal por la que


aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna
poniendo nuestra confianza en las promesas de Dios
por medio de su Santo Espíritu. Esta virtud
corresponde al anhelo de felicidad que Dios ha puesto
en el corazón humano. Ahí, se inspiran las
actividades humanas, se supera el desánimo y el
egoísmo. Las bienaventuranzas reflejan la esperanza
cristiana de quien espera llegar al cielo siguiendo la
voluntad de Dios.

 La CARIDAD es la virtud por la que amamos a Dios


sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros
mismos por amor de Dios. Por esta virtud se cumplen
los mandamientos de la ley de Dios. La caridad es la
virtud más importante; conduce a la perfección en
Dios. La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la
misericordia. Exige la práctica del bien y la
corrección fraterna; es benevolencia; suscita la
reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es
amistad y comunión.

 Las VIRTUDES CARDINALES son: prudencia,


justicia, fortaleza y templanza:
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 La PRUDENCIA es la virtud que dispone a discernir


el verdadero bien y los medios para realizarlo. Es la
regla recta de la acción buscando el bien y evitando el
mal.
 La JUSTICIA consiste en dar a Dios y al prójimo lo
que es debido. La justicia para con Dios se llama
“virtud de religión”. La justicia para con el prójimo
promueve la equidad respecto a las personas y al bien
común.
 La FORTALEZA es la virtud que segura firmeza en
las dificultades y la constancia en la búsqueda del
bien. Reafirma la resolución de resistir en las
tentaciones y de superar los obstáculos. La virtud de
fortaleza nos hace capaces de vencer el temor, las
pruebas, las persecuciones, tribulaciones y la misma
muerte.
 La TEMPLANZA (dominio de sí) es la virtud que
modera la atracción a los placeres y procura el
equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el
uso de la voluntad sobre los instintos y pone límite a
los deseos para tener una vida moderada haciendo en
todo la voluntad de Dios.
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Con el ejercicio de las virtudes y los frutos se vencen los


pecados capitales:

Humildad contra el pecado de la Soberbia.


Generosidad contra el pecado de la Avaricia,
Castidad contra el pecado de Lujuria,
Paciencia contra el pecado de la Ira,
Templanza contra el pecado de la Gula,
Caridad contra el pecado de la Envidia,
Diligencia contra el pecado de la Pereza.

DONES
 Los dones nos colocan bajo la acción directa del
Espíritu Santo, quien, viviendo dentro de nosotros,
ilumina nuestro entendimiento, enciende nuestro
corazón y fortalece nuestra voluntad.
 El nombre y número de los dones los encontramos en
Isaías 11,1-2.
 Dones de ENTENDIMIENTO Y DE CIENCIA.
Corresponde a la virtud teologal de la Fe que tiene su
sede en el Entendimiento. El don del entendimiento
vuelve la fe más lúcida y luminosa, y nos da una
penetrante intuición de las verdades reveladas.
Además, nos da la sensibilidad para conocer la acción
de Dios.
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 El don de Ciencia hace que la persona creyente


conozca y ame a las creaturas bajo la luz y el amor de
Dios. Se llega a contemplar el poder infinito de Dios
por medio de sus obras.

 DON DE SABIDURÍA. Reside en el entendimiento y


en la voluntad, porque derrama en nosotros la luz del
Amor. Es un rayo de luz que ilumina, esclarece y da
brillo a los ojos del alma; rayo de calor que calienta
el corazón, lo abraza en amor y lo colma de gozo. Se
trata de un don que supera a la razón misma. Se
relaciona con la virtud teologal de la Caridad.
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 DON DE TEMOR DE DIOS Y DE PIEDAD. El don


de Temor de Dios corresponde a la virtud teologal de
la Esperanza y a la virtud de la Templanza e
íntimamente unido al don de Piedad. Por el don de
Temor la persona creyente se siente invadida por un
sentimiento de dependencia de Dios en todo, como
creatura. Se mantiene ante Dios en una actitud de
humildad y de agradecimiento buscando en todo su
santa voluntad con un firme propósito de no
ofenderle.

 El don de Piedad acompaña a la virtud de la justicia


y hace que vivamos la filiación Divina: somos hijos e
hijas de adopción por medio del Espíritu Santo que
nos va transformando a imagen de Jesús. Es un don
que muestra reverencia a Dios y nos hace sentir la
fraternidad sincera hacia nuestro prójimo.

 DON DE CONSEJO. Hace perfecta la virtud de la


Prudencia dándonos a entender lo que conviene
hacer. Es un don que ayuda a mantener en equilibrio
el ejercicio de las demás virtudes encontrando el justo
medio.
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Los dones del Espíritu se reciben en el santo bautismo y


en el sacramento de la Confirmación. Los dones lo mismo
que las virtudes necesitas cultivo para su crecimiento. Para
ello hay que invocar continuamente al Espíritu Santo,
ejercitándose en la vida espiritual o interior que nos
disponga a servir siendo dóciles a las mociones e
inspiraciones que Dios concede.

Es preciso saber que a cada quien se le otorga la


manifestación del Espíritu para el bien común (1Cor 12,7)
y la edificación de la Iglesia. El juicio de la autenticidad
de los dones, carismas y frutos corresponde a quienes
tienen autoridad en la Iglesia.

CARISMAS
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La palabra Carisma viene del griego jaris = gracia. Es


Gracia de Dios que obra la salvación cuyo término es la
vida eterna (Rm 5,15-16; 6,23; Tt 2,11; 3,4-5).

Hay diversidad de carismas, pero quien obra es el mismo


y único Espíritu Santo (1Co 12,4) que distribuye como el
quiere (1Cor 12,11). Cada persona que lo recibe como don
prestado de Dios debe cuidarlo, cultivarlo, ejercitarlo,
avivarlo (1 Tim 4,14; 2Tim 1,6). Gracias que vienen del
Padre Dios por medio del Hijo en el poder del Espíritu
Santo (1Cor 12,4-6; 1Cor 12,28; Ef 4,11). Cada quien
debe saber administrar la multiforme gracia de Dios que
recibe (1Pe 4,1-10).

Encontramos en la primitiva comunidad cristiana


referencias a los carismas (1Cor 12,7-11; 1Cor 12,27-28;
Rm 12, 6-8; Ef 4,11-13; 1Pe 4,10-11; 1Cor 3,5.10;
7,7;13,1-3; 14,6; 2Cor 6,3; 12,1-12; Ti 1,5; 1Tim 1,12; Mc
16,17; Hc 6,1-6; 11,27; 13,1; 20,28) cuya lista
presentamos:
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 Carismas de apostolado, enseñanza y gobierno:


apóstoles, profetas, pastores, maestros, evangelistas,
epíscopos, presbíteros, diáconos y otras diaconías.
 Carismas de conocimiento y de palabra: palabra de
profecía, palabra de sabiduría, palabra de
conocimiento, revelaciones, penetración de espíritus,
visiones, discernimiento, xenoglosia, lenguas,
interpretación de lenguas.
 Carismas de servicio: Funciones administrativas,
presidir, asistencia en las necesidades, exhortación y
consuelo, obras de misericordia, distribución de los
propios bienes, entrega de la propia vida.
 Carismas de poder: Fe, curaciones, obras de poder,
exorcismos.
 Carismas de estado de vida: matrimonio, celibato,
virginidad, soltería consagrada.

Los carismas como manifestación del espíritu Santo se


manifiestan en forma personal y se ejercen en los
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ministerios de la Iglesia para edificación de la comunidad,


en modos diversos, en caridad y armonía. La lluvia de
dones y carismas hacen fecunda y hermosa a la Iglesia.

FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

 Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en


nosotros el Espíritu Santo como primicias del la
gloria eterna. Los frutos son la cosecha del Espíritu
en el creyente.
 San Pablo los menciona así: el fruto del Espíritu es
amor, alegría, paz, comprensión, benignidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, templanza o domnio de sí
( Gal 5,22), bondad justicia, verdad (Ef 5,9), justicia,
paz y alegría en el Espíritu Santo (Rm 14,17),
honradez, conocimiento, comprensión, bondad, amor
sincero, palabra de Dios, poder de Dios (2 Cor 6,6-7;
St 3,17-18).

 La Iglesia sintetiza los frutos en número de 12:


caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad,
benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia,
continencia, castidad.
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 Los frutos del Espíritu manifiestan la vida de Cristo


en nosotros que nos permite amar, a su modo, en la
vivencia de las bienaventuranzas. Son la expresión
concreta de la vida en el Espíritu que nos participa su
Santidad y nos hace herederos de la vida eterna.

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