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DÍA 3

Hoy, pídele al Espíritu Santo que te guíe con la luz de la verdad.

Juan 16, 13: “Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá a toda verdad…”

Espíritu de verdad, hoy te pido la gracia de abrirme a la verdad que procede de ti. Dame la gracia de tener
el deseo de ver las cosas cotidianas tal como son y de querer caminar, cada momento de este día, en la
sinceridad que procede de ti.

Espíritu de Dios, dame los dones de la franqueza y de la autenticidad, no permitas que, a causa del temor o
por el deseo de agradar a los demás, me mienta a mí mismo o a quienes me rodean; ayúdame para que,
guiado por ti, pueda darte a conocer a todos aquellos que tienen necesidad de conocer la verdad que
procede de ti.

Si, en alguna ocasión, por causa de la mentira, he herido o decepcionado a alguna persona, has que me
perdona y sane su corazón. A su vez, yo te pido perdón por las veces que he sido del todo sincero, verás y
claro. Dame la oportunidad de ser testigo de la verdad que procede de ti, iluminando a todos a mi
alrededor.

Amén.

DÍA 4

Hoy, pídele al Espíritu Santo que aumente en ti la virtud de la auténtica esperanza.

Romanos 5, 5: “La esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado”

Espíritu Santo, hoy reconozco que, en muchas oportunidades, la esperanza que debía haber puesto solo en
ti la he puesto en mis propias capacidades, en otras personas o incluso en acontecimientos fortuitos.

Entonces, cuando las cosas no resultaron como esperaba, terminé triste, enojado, dolorido y
desesperanzado.

Ayúdame a comprender cuánto necesito crecer cada día en la esperanza, a fin de permitir que tu amor
actúe en mi vida. Entonces tú me librarás de cualquier sensación de fracaso y frustración, que yo mismo me
haya provocado, por haber puesto la esperanza en quienes nada o muy poco podían hacer por mí.

Gracias, Espíritu de Dios, pues también me ayudarás a comprender la fragilidad propia y ajena y a perdonar
de corazón.

Amén.

DÍA 5

Hoy, pídele al Espíritu Santo gustar de amor del Padre.

Romanos 8, 15: “Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el
espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre!

Espíritu Santo, dame la gracia de experimentar la cercana presencia de la Primera Persona de la Santísima
Trinidad; dame a gustar de la cercana y amorosa presencia de Dios Padre.

En mi alma, hay un espacio que precisa de él. Si Padre, necesito experimentar tu presencia, morando en mí,
necesito de la aprobación y el aliento, que tú como Padre me puedas dar, necesito de tu perdón y de tu
impulso, necesito de tu seguridad, que sana mi corazón de las heridas paternas que haya recibido a lo largo
de los años y de las ausencias que pudieron haber dejado en mí, áreas de vacío afectivo.

Por eso, Padre, abrázame y dame tu Espíritu paterno, con el cual:

 Me liberas de inseguridad y me colmas de tu seguridad


 Me liberas de complejos y me colmas de tu confianza
 Me liberas de las vacilaciones y me colmas de tu firmeza
 Me liberas de mis rebeliones y me colmas de docilidad
 Me liberas de amarguras y me colmas de buen humor
 Me liberas de sentimientos de orfandad y me colmas de tus brazos.

Gracias, Espíritu de Dios, porque, durante toda????????? La nada, me recordarás que mi Padre está cerca,
porque ‘’’’’’’’’ me quieren ayudar.

Amén

Día 6

Hoy, pídele al Espíritu Santo que continúe liberando

Gálatas 4, 7: “Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios”

Ven, Espíritu santo, y sopla sobre mí, alejando, como si fuesen nubes de tormenta, todos aquellos
cautiverios que podrían impedirme vivir este día con libertad interior.

 De las reacciones de impaciencia: Espíritu Santo, libérame.


 De irritabilidad: Espíritu Santo, libérame
 Del mal humor: Espíritu Santo, libérame
 De los celos: Espíritu Santo, libérame
 De la envidia: Espíritu Santo, libérame
 De las rivalidades: Espíritu Santo, libérame
 De los pensamientos negativos: Espíritu Santo, libérame
 De los pensamientos opresivos: Espíritu Santo, libérame
 De los pensamientos obsesivos: Espíritu Santo, libérame
 De todo aquello que pudiese impedirme caminar en tu paz y en tu alegría: Espíritu Santo, libérame.

Gracias, Espíritu Santo, porque al ser hijo y heredero de Dios, tú me capacitas para vivir esta jornada con
esa libertad interior que solo tú me puedes dar.

Amén.

Día 7

Hoy, pídele al Espíritu Santo ser intercesor junto a María, medianera de todas las gracias.

Juan 2, 3-5: “Y como faltaba vino, la madre de Jesús dijo:” No tienen vino”. Jesús le respondió “Mujer, ¿qué
tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía” Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo
lo que él les diga””

Espíritu Santo, tú eres Dios y, aun, así, has querido y quieres ser dócil a los deseos de la Santísima Virgen
María, por eso, no le niegas nada de aquello que ella te pide a favor de nosotros, sus frágiles hijos.

Hoy puedo decir que me siento aún más seguro al saber que ella es medianera de todas las gracias que
proceden de ti, pues ella, con su ternura y su sabiduría, sabrá cómo dosificar, durante la jornada, todo lo
bueno que Dios tiene preparado para darme, a fin de que yo no desaproveche ninguna de las bendiciones
que el Señor ha de derramar, en mi vida a través de mí, lo que él quiera hacer en otras personas.
Ayúdame a ser también yo, con mi oración, pensamientos, palabras y servicios, mediador entre ti y las
personas que necesitan, a fin de que, colaborando en el plan de salvación, pueda experimentar el gozo de
ser instrumento de tu amor y canal de tu gracia.

Amén.

Día 8

Hoy, pídele al Espíritu Santo el don de la fe y de la confianza

Salmo 40, 5: “¡Feliz el que pone en el Señor toda su confianza!”

Espíritu Santo, hoy necesito pedir tu presencia en mi vida y que traigas un aumento de fe en Dios, un
acrecentamiento de la confianza en mí mismo y en incremento de una equilibrada confianza en los demás.

Sana las heridas de mi corazón que me llevan a vivir dudando de todo y de todos.

Sáname de los que me hacen desconfiar de mis capacidades y talentos, y que, permanentemente, me
llevan a pensar que los demás no tienen rectas intenciones.

Espíritu Santo, haz que en mí se desarrolle la seguridad que poniendo en dios toda mi confianza no s eré
defraudado.

Guíame para que la fe en Dios le sume una mayor confianza en mí mismo, a fin de emprender con
serenidad y seguridad todo aquello que tú me inspires.

Abre aquellos caminos que se encuentran cerrados por las heridas que han mermado en mí la confianza y
fortalece con tu gracia mi seguridad interior.

Amén.

Día 9

Hoy, pídele al Espíritu Santo que abra los cielos y que descienda sobre ti todo su amor.

Marcos 1, 10-11: “Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él
como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: “Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi
predilección”.

Espíritu Santo, hoy te pido que, así como descendiste sobre Jesús en forma de paloma, también desciendas
sobre mí y que así yo pueda experimentar tu infinito amor por mí.

Quiero gustar interiormente de la gracia de que también yo soy un hijo muy querido del Padre y que, con la
fuerza del amor divino, puedo superar las tentaciones que surgen de las heridas que aún no han sido
sanadas en mí.

Desde la experiencia de sentirme un hijo predilecto del Padre:

 De todo sentimiento de orfandad: Espíritu de amor, sáname


 Del origen de la sensación de soledad: Espíritu de amor, sáname.
 De los celos: Espíritu de amor, sáname
 De la envidia y de la competitividad enfermizas: Espíritu de amor, sáname.
 De sentirme postergado y de poco valor: Espíritu de amor, sáname.

Gracias, Espíritu Santo, porque tú tienes el poder de hacer nuevas todas las cosas que hay en mí.

Amén.
Día 10

Hoy, pídele al Espíritu Santo ser liberado de toda contaminación.

Marcos 9, 26: “El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto
que muchos decían: “Está muerto”. Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie”.

Espíritu Santo, que nos liberas a nosotros tus hijos de toda fuerza del mal, hoy te pido que entres en cada
habitación de mi alma y que, si encuentras en mí cualquier cosa que no provenga de Dios y que me está
contaminando o robando la paz, la expulsen fuera de mí con todo tu poder.

Luego sella todo mi ser par que esos espíritus no regresen más a mi vida, ni a la vida de mis seres queridos,
ni de las otras personas por quienes también quiero pedirte en este día.

Finalmente, ayúdame a contemplar a Jesús que se acerca hasta donde estoy en este momento, me toma de
la mano y me ayuda a levantarme a ponerme de pie para caminar con la nueva paz, pureza y fortaleza que
procede de ti.

Amén.

Día 11

Hoy, pídele al Espíritu Santo no dejar jamás de crecer espiritualmente.

Lucas 1, 80: “El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en
que se manifestó a Israel”

Espíritu Santo de Dios, tú guiaste a Juan Bautista para que, a lo largo de su vida, desarrollase todo su
potencial y alcanzará el máximo de gracia para su vida y para la misión que le había sido confiada.

Hoy quiero pedir su intercesión para que también yo pueda crecer, reconociendo y valorando todos los
talentos y las capacidades que tú me has concedido.

Fortalece en mí todo o bueno que me has dado y debilita en cambio todo lo malo que pudiese haber en mí,
para que entre los dos logremos que desaparezca definitivamente toda inmadurez y oscuridad en cualquier
área de la vida.

Ayúdame también a tomar cada día minutos de desierto incluso en medio de las actividades y el bullicio
cotidianos, para bajar así el nivel de ruido interior que me dispersa y distrae, impidiéndome gustar de tu
presencia, oír tu voz y responde a tus inspiraciones.

Gracias, Espíritu Santo, por lo que hasta ahora has hecho en mí, por lo que estás haciendo y por lo que
harás.

Amén

Día 12

Hoy, pídele al Espíritu Santo que renueve la unción que recibiste en el bautismo, la confirmación o el orden
sagrado.

Lucas 4, 18: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción”

Espíritu Santo, gracias por estar no solo sobre mí, sino también dentro de mí, habitando cada área de mi
ser.

Tú eres como el aire y el oxígeno que no solo me rodea, sino que, además, cuando respiro entra en mi
cuerpo y renueva la frescura de mi sangre y mantiene con la vida todas las células de mi cuerpo.
Así también si yo te lo permito, si respiro tu presencia, si te llamo, si te anhelo, tú me ocupas plenamente
renovando el gozo de vivir.

Gracias por haber estado presente cada vez que recibí la unción con el óleo consagrado.

Hoy te lo pido que con tu presencia renueves esa unción, a fin de que el óleo espiritual que hay en mi alma
no se vuelva rancio, sino que acreciente día a día su perfume, para así verme a mí mismo, a quienes me
rodean, y los acontecimientos cotidianos, con la mirada del Señor.

Amén.

Día 13

Hoy, pídele al Espíritu Santo abrirte a su acción.

Juan 1, 32: “Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y
permanecer sobre él”

Espíritu Santo de Dios, tú descendiste sobre Jesús cuando él se acercó al Jordán para ser bautizado por
Juan.

Él supo reconocer que Jesús era el Mesías y el fundamento de su vida y de su ministerio.

Esta percepción provenía de la profunda comunión que Juan mantenía contigo, la cual le permitía descubrir
aquello que los otros no tenían la capacidad de ver.

Por eso, hoy me propongo abrirme a tu acción para que tú me capacites, a fin de descubrir aquellas
personas y tareas que tienen “olor” a las bendiciones de Dios, de manera tal de no perder las
oportunidades de que se abran nuevos caminos y senderos hacia aquellas bendiciones que el Señor me
ofrecerá en este día, en este mes y a lo largo de toda la vida.

Amén.

Día 14

Hoy, pídele al Espíritu Santo que seque las lágrimas de tu corazón.

Salmo 119, 50: “Lo que me consuela en la aflicción es que tu palabra me da la vida”

Espíritu Santo, hoy quiero pediré que cuando mi corazón sienta esa clase de tristeza que no se pueda
calmar, o cuando haya un vacío que no pueda llenar, que yo te permita que tú me abraces con tu gracia,
para que absorbas y saques de mí ese dolor y me ayudes a olvidar todo aquello que me haya hecho sufrir.

Espíritu de amor, mientras estés junto a mí, sé que no voy a caer.

Espíritu amigo, hoy te abro las puertas de mi corazón para que tomes el frío que pudiese haber en él y par
que seas tú quien abrigue mi alma, pues tengo la seguridad de que con tu amor siempre has estado a mi
lado, siempre lo estarás y jamás te alejarás.

Gracias, Espíritu de Dios, porque secas las lágrimas que mi corazón había llorado y ahora sé que jamás me
vas a fallar.

Espíritu del Padre y del Hijo, hoy reconozco que sin tu amor no puedo vivir. Por eso, quiero seguir
abriéndome cada día un poco más a la experiencia de tu infinito amor, hasta que nos encontremos
eternamente en el cielo.

Amén.

Día 15
Hoy, pídele al Espíritu Santo que derrame sanación en tu vida.

2 Samuel 22, 33-34: “Él es el Dios que me ciñe de valor y hace intachable mi camino; el que me da la
rapidez de un ciervo y me afianza en las alturas”

Espíritu Santo de Dios, tú eres quien puede y quiere sanarme.

Tú, viviendo en mí, restauras mi energía y mi vitalidad.

Al orar pensando en ti, mi mente se tranquiliza, mi cuerpo se relaja, y mi corazón se llena de gozo; porque
tú, Santo Espíritu de Dios, estás activo en mí.

Me permito en este día dejarme colmar, aún más, de tu sosiego y descansar en tu amorosa, poderosa y
constante presencia que sana todas as dimensiones de mi ser.

Siento una gran alegría al proclamar que soy creatura e hijo de Dios; Creado a su imagen semejanza.

Gracias, Señor, por haberme creado con el fin de recibir amor y de darlo a ti y a los demás. Gracias porque
tú me creaste para vivir en paz y comunión con todos.

Espíritu Glorioso de Dios, fluye por cada parte de mi cuerpo, dándome energía física, revitalizándome
emocional y psicológicamente, llenándome de paz espiritual.

Creo que tu poder de curación hoy viene sobre mí, sobre todos aquellos por quienes oro,

Gracias, Espíritu de Dios, por poder sentir en la oración tu actividad sanadora en lo más profundo de mi ser.

Amén.

Día 16

Hoy, pídele al Espíritu Santo bendiciones de prosperidad.

2 Corintios 9, 6-7: “Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio,
el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente. Que cada uno dé conforme a lo que ha
resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría”.

Espíritu Santo de Dios, tú bendices toda la creación al proveer la sustancia necesaria para mejorar y crecer
permanentemente; en estos momentos de oración, yo proclamo y reconozco tu divina providencia que me
ha bendecido a lo largo de toda mi vida.

Espíritu que deseas bendecir permanentemente a todas tus creaturas, reconozco sentirte obrando en mi
vida, colmándome de tu paz.

Querido Ruaj de Dios, hoy acudo con fe ante ti para que me concedas todo lo que necesito.

Yo de mi parte ponderé la generosidad, el desprendimiento, el trabajo y el esfuerzo necesario, sabiendo


que tú te ocuparás del resto y guiarás mis pasos hacia tierra de bendiciones abundantes.

Gracias, Espíritu amigo, pues tú me llenas de esperanza y paz, ya que, en lo más profundo de mi corazón, sé
que tú me cuidas y me bendices todo asunto de mi vida que es acorde con tu santa voluntad, de este
modo, con tu amor me brindas seguridad y prosperidad.

Ayúdame a ser generoso con mis hermanos y con las obras de evangelización de tu Iglesia, para que
sembrando con generosidad también la cosecha que surja y que yo recoja sea abundante.

Amén.

Día 17
Hoy, pídele al Espíritu Santo su orden en medio del caos.

Génesis 1, 1-3: “Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío las tinieblas
cubrían el abismo, y el soplo de Dios aleteaba sobre las aguas. Entonces Dios dijo: “Que exista la luz”. Y la
luz existió”

Espíritu Santo, tú eres un Dios que vienes a ordenar todo aquello que en torno a mi vida se encuentra fuera
de lugar y alterado.

Aun cuando a mi alrededor todo pudiese ser caos y confusión, tú me cubres con tu presencia y me
proteges, de tal manera que esa confusión no me toca, ni logra perturbarme, ni robarme la paz.

Por eso, quiero crecer en la comprensión –Con un grado de conciencia cada día más elevado- que tú estás
aquí en el centro mismo de mi ser; quiero ser aún más consciente de ti a medida que el caos empeore.

Espíritu de luz, sé que, con frecuencia, antes de que lleguen la calma y las bendiciones anheladas,
experimentaremos que el caos parece empeorar antes de mejorar, pues esto forma parte de los procesos
de la creación: que l luz más intensa suele ser precedida de la oscuridad más profunda.

Ayúdame a recordar, en estos momentos de mayor caos y oscuridad, que todo lo que es oscuridad debe
salir a la superficie para poder ser aclarado y que tu presencia es una luz que tiene mayor poder que la
oscuridad, por lo tanto, desaparecerá en la nada.

Te doy gracias porque tú eres la luz y porque iluminas y haces desaparecer toda oscuridad.

Amén.

Día 18

Hoy, pídele al Espíritu Santo estar lleno de su luz.

Mateo 5, 16: “Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean
sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo”

Espíritu Santo de Dios, ayúdame a sacudirme el viejo polvo que ha quedado adherido a mis pies, haciendo
más lento y cansino mi diario caminar.

Espíritu Santo, quiero proponerme que hoy caminemos juntos por los senderos de la luz.

Aumenta en mí la fe y la libertad interior para transitar juntos el camino de este día y de toda la vida con
una canción en ni corazón y una sonrisa en mis labios.

Ayúdame a crecer en la fe para así disponerme a que a mi vida y mi entorno lleguen noticias hermosas y
posibilidades nuevos colmadas de acontecimientos luminosos.

Que este día y los que vayan a venir no los viva de manera rutinaria y superficial, sino con la anhelante
expectación de las bendiciones que están por llegar.

Que con la ayuda de tu gracia sea días apasionantes, días de revelación y de inspiración, haciendo de las
cosas cotidianas un torbellino de amor.

Amén.

Día 19

Hoy, pídele al espíritu Santo la capacidad de permanente adaptación.

Juan 16, 13:” (El Espíritu Santo) no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que
irá sucediendo”
Espíritu Santo, hoy te pido que me concedas la capacidad de adaptarme con apertura de mente y prontitud
de decisión a todas las situaciones diferentes y nuevas que se me presentan y que se presentarán durante
la jornada y en el transcurso de toda mi vida.

Solo en esa capacidad de percibir con realismo y objetividad los cambios que se producen en mí y a mi
alrededor, yo podré adaptarme convenientemente para responder, de manera afectiva y real, a las
necesidades propias y ajenas, colaborando, de forma positiva y fructífera, con el desarrollo y la maduración
de todos los ambientes.

Gracias, Espíritu santo, porque tú eres siempre antiguo y siempre nuevo, y quieres guiarme en este proceso
de transformación hacia el sentido de una vida más plena.

Amén.

Día 20

Hoy, pídele al Espíritu Santo ser agradecido por el don de la vida.

Lucas 1, 46-48: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi
Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me
llamarán feliz…”

Espíritu Santo, hoy quiero alabarte, bendecirte y darte gracias por el don de la vida que me has concedido y
que me concedes día a día.

Gracias, Espíritu de vida, porque siempre has estado a mi lado y siempre lo estarás, cuidándome y
abrazándome por medio de los detalles que hasta en apariencia parecen serlos más insignificantes.

Concédeme la capacidad de valorar todo lo que me has concedido y todo lo que cada día me regalas, a fin
de que, con un corazón gozosamente agradecido, pueda glorificarte por el don de mi vida y por tanto amor
y misericordia que recibo de tu parte.

Espíritu de vida, hoy vuelvo a poner mi existencia entre tus manos, consagrándola a Dios por medio de las
manos de la Santísima Virgen María. Sigue formándome y transformándome según tu santa voluntad, para
la mayor gloria de Dios y el mejor servicio a todos mis hermanos.

Amén.

Día 21

Hoy, pídele al Espíritu Santo elevar cada mañana tus pensamientos.

2 Samuel 23, 2:” El Espíritu del Señor habla por mí y su palabra está en mi lengua (…), el que gobierna con
temor de Dios es como la luz matinal al salir el sol, en una mañana sin nubes: con ese resplandor, después
de la lluvia, brota la hierba de la tierra”.

Espíritu Santo, al despertar en este día y cada mañana, y me decido a elevar hacia ti todo mi ser para que
mi corazón y mis pensamientos lleguen a o más alto y elevado.

Creo que, por tu amor y tu fidelidad hacia mí y hacia todos tus hijos, este día está bendecido y que en cada
paso que daré, me colmarás de tu luz para poder iluminar con la verdad y la comprensión de todos mis
prójimos.

Espíritu Santo, toca mi mente para que mis pensamientos sean solamente positivos y amorosos.

Desde la mañana al despertarme, ayúdame a asumir pensamientos de optimismo, pue la forma en cómo
reacciono en esos primeros momentos puede matizar todo mi día con belleza, milagros y gloria, resaltando
todo lo que es perfecto y positivo; por el contrario, esas primeras actitudes pueden teñirlo todo con
negatividad.

Con tu ayuda e propongo cuidar mis pensamientos desde el momento mismo en que me desierto, elevando
mi mente a o más alto y permitiendo así que puedas bendecir toda mi jornada.

Amén

Día 22

Cada noche entrégale al Espíritu Santo todo lo vivido.

Salmo 3, 6: “Yo me acuesto y me duermo, y me despierto tranquilo porque el Señor me sostiene”.

Espíritu Santo, cada noche antes de dormir, ayúdame a ver con tu mirada la jornada que se termina.

Ayúdame a recordar todos los pequeños y los grandes detalles del amor providente del Padre, para
fortalecer mi corazón con la gratitud y la alabanza, de manera tal que puedas seguir sanando mi corazón y
de este modo disponerme para recibir nuevas bendiciones para los días que habrán de venir.

Pero también ayúdame a recordar junto a ti aquello que durante la jornada me haya perturbado y
molestado de algún modo, para no dormirme con enojos o frustraciones, pues eso podría afectar el
descanso nocturno y disponerme negativamente para el día siguiente.

Que, al mirar junto a ti lo que me ha molestado o dolido, yo pueda pedir perdón con sencillez por mis
pecados y errores, aceptando lo que me cuesta reconocer, dispuesto a tratar de transformar lo que me
pides cambiar.

Pero también te pido la gracia del perdón para quienes me hayan fastidiado, entregándote el dolor y enojo.

Dame tu paz y la sabiduría para hablar y obrar en el futuro, movido con tu autoridad, amor y libertad.

Amén.

Día 23

Hoy. Pídele al Espíritu Santo dejarte guiar por él.

Génesis 24, 27: “Bendito sea el Señor, Dios de mi patrón Abraham, que nunca dejó de manifestarle su amor
y su fidelidad. Él ha guiado mis pasos…”

Espíritu Santo, ayúdame a no vivir enganchado a los conflictos y a no pensar los acontecimientos cotidianos
con una mente rígida y cerrada, pues de este modo será imposible para mí vivir en tu paz y ser un canal
puro para tu inspiración divina.

Espíritu de Dios, en estos momentos, quiero serenarme interiormente, incluso en medio de todas las
actividades exteriores que estoy o que estaré realizando durante los próximos días.

Espíritu de concordia, en tu presencia encuentro serenidad, y, a medida que me vuelvo más consciente de
ti, aumentan la paz y la sabiduría en mí para tomar la dirección correcta.

Sigue guiándome para que, abriendo más mi mente y mi corazón a cada momento, tú puedas obrar en mí y
a través de mí.

Bajo tu guía, a lo largo de lo que queda de este año y en el año que en poco tiempo más habrá de
comenzar, podré experimentar cómo las diversas partes del rompecabezas de mi vida se irán acomodando
y encontrarán su lugar correcto haciendo que llegue a ser un año muy especial.
Espíritu de amor, ayúdame con tu gracia a no poner resistencias inconscientes a tu divino plan, de manera
que tu obra llegue a ser maravillosa, pues de este modo también será mayor el gozo que he de recibir.

Amén.

Día 24

Hoy, pídele al Espíritu santo recibir su fuerza y el amor del Padre.

Isaías 22, 22: “Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que
él cierre, nadie lo abrirá”.

Espíritu Santo, durante la pasión de Nuestro Señor Jesucristo el amor del Padre y tu continua presencia
fueron su fuerza para cargar con la cruz y llegar al calvario.

Hoy me dispongo yo también a recibir tu fortaleza, junto al amor tierno, cercano y poderoso del Padre, para
ser reconfortado en aquellas tareas que me cuesta realizar, pidiéndote las fuerzas que necesitaré para
cargar con las pequeñas o grandes cruces de este día y el discernimiento necesario para saber cómo actuar
en cada situación.

Al poner mi vida entre tus manos, con todos los acontecimientos que pudiesen aparecer, me siento
tranquilo, pues sé bien que nadie me va a cuidar como tú lo harás, y que, donde se cierren puertas, tú
abrirás portones.

Amén.

Día 25

Hoy, pídele al Espíritu Santo amarlo como María, Reina de la Paz.

Lucas 1, 35: “El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra””.

Espíritu Santo, esposo de María y fuente de toda santidad, hoy quiero pedirle a la Virgen Santísima, Reina
de la paz, que interceda ante ti por mí y por todos los bautizados en la Iglesia, para que, embellecidas
nuestras almas por la cercanía y el amor de la Virgen Santa, te abalances a nuestros pobres corazones, así
como lo hiciste en el santísimo corazón de Nuestra Madre.

Espíritu de Dios, así como por tu poder el Hijo de Dios se encarnó en el vientre purísimo de María, haz que
Jesús se encarne en nuestros pensamientos y en nuestros corazones para que, estando cada día más
enamorados de él y conscientes de su presencia, todos los bautizados vayamos dejando huellas de bien a lo
largo de la vida.

Cólmanos de tu poder, Espíritu de Dios, para que se derrumben en nosotros las murallas que pudiesen
estar bloqueando las bendiciones del cielo e impidiendo que nuestra vida fructifique aún más y que, en
poco tiempo, veamos surgir en nosotros la vida nueva que tú nos traes.

Amén.

Día 26

Hoy, pídele al Espíritu Santo retener su amor.

Jeremías 31, 3-4: “De lejos se le apareció el Señor: Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con
fidelidad. De nuevo te edificaré y serás reedificada”

Espíritu Santo, muchas veces en la vida, buscamos cosas que nunca alcanzamos o que, si las tenemos, luego
nos aburren o se terminan escapando de nuestras manos, pues no logramos retenerlas por mucho tiempo.
No obstante, hay algo que todos podemos alcanzar, un bien más valioso que el oro y la plata. Un bien que
cuando lo alcanzamos lo podemos retener con nosotros a lo largo de toda la vida, y que puede colmar
nuestro corazón de las más perfecta alegría.

Este bien es tu presencia de amor divino, el cual supera todo lo que podemos imaginar.

Hoy quiero entregar a esa, hoguera de amor sagrado todo lo que en la vida he buscado y no he llegado a
alcanzar, todo lo que sí he alcanzado, pero no resultó como esperaba, todo o que no logré retener, y que tu
divino amor sane toda herida de frustración, toda sensación de pérdida de desvalorización.

Que tú divina presencia me haga gustar de tu amor en mí, y por mí, colmando m ser de una sensación de
vida nueva y de plenitud.

Amén.

Día 27

Hoy, pídele al Espíritu Santo comprender el valor de los objetos bendecidos,

Números 21, 8: “El Señor le dijo (a Moisés): “Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre una asta. Y
todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado””.

Espíritu Santo, esposo de la Virgen María, a quien hoy recordamos en la Medalla Milagrosa, sabemos que,
siempre y en todas partes, ella está dispuesta a escuchar las oraciones de nosotros sus hijos, pero sabemos
también que ella tiene días y horas en los que se complace en interceder más intensamente ante ti por
nosotros, para que esparzas abundantes tesoros de tus gracias. Por lo cual, justamente en este día, elegido
para la manifestación de la Medalla Milagrosa de la Virgen María, venimos a ti, llenos de inmensa gratitud y
de ilimitada confianza, para agradecerles el gran don que nos han hecho dándonos dicha imagen, a fin de
que sea para nosotros testimonio de afecto y prenda de protección.

Ella ha prometido que grandes serían las gracias para quienes las pidiesen con confianza: vuelve benigna tu
mirada a nuestras súplicas.

Haz que la Medalla Milagrosa derrame sobre nosotros y sobre todos nuestros seres queridos sus benéficos
rayos: cure nuestros enfermos, dé la paz a nuestras familias, nos libre de todo peligro, lleve alivio al que
sufre, consuelo al que llora, luz y fuerza a todos. Especialmente, te pedimos por la conversión de los
pecadores, de aquellos que nos son más queridos. Recuerda que por ellos Jesús y María han sufrido a fin de
que, después de haberlos amado, invocado y servido en la tierra, podamos ir a agradecerles y alabarlos
eternamente en el cielo.

Amén.

Día 28

Hoy, pídele al Espíritu Santo la sanación interior.

Romanos 14, 17: “Después de todo, el Reino de Dios no es cuestión de comida o de bebida sino de justicia
de paz y de gozo en el Espíritu Santo”.

Espíritu Santo, en la pequeñez de nuestras vidas, no dada por la humanidad, sino por la soberbia, el
egoísmo y el orgullo que nos empobrecen, me dirijo a ti, en estos días, para pedir que, tanto a mí como a
todos los bautizados, nos llene de tu presencia.

Espíritu de Dios, déjanos sentir tu cercanía, tu amor y tu ternura. Que tu misericordia se adueñe de
nuestros corazones y que todo sentimiento de odio, tristeza, miedo, complejo, angustia, rencor, venganza y
de maledicencia, ya no sean los que reinen en nosotros y rijan nuestras acciones, más bien que sea tu
amor, tu perdón, tu comprensión, tu tolerancia y, sobre todo, tu paz, los que dominen nuestras vidas y
nuestros sentimientos.

Que en cada encuentro con nuestros hermanos y con toda criatura, prevalezcan el amor, la reconciliación y
la paz.

Que en este día seas tú, soplo divino, quien nos guíes, nos Mestres tu rostro en toda criatura y nos
concedas el amor y la paz.

Amén.

Día 29

Hoy, pídele al Espíritu Santo ser lleno de su luz.

Juan 12, 36: “Mientras tengan luz, crean en la luz y serán hijos de la luz”

Espíritu Santo, tú que me aclaras todo aquello que no llego a comprender;

Tú que iluminas los caminos que me son oscuros para que yo alcance la felicidad y la santidad;

Tú que me concedes el don divino de poder legar a perdonar y de entregarte el mal que me han hecho,
recibe mi gratitud por estar sanando esas heridas y estar conmigo en todos los momentos de la vida.

En este corto diálogo, quiero agradecerte por todo y renovar el propósito de no separarme nunca de tu
lado, por mayor que sean las tentaciones que pudiesen presentarse.

Deseo estar contigo en la alegría eterna del cielo.

Gracias por la lluvia de bendiciones que estás derramando sobre mi vida y sobre todos mis seres queridos.

Amén.

Día 30

Hoy, pídele al Espíritu Santo ser un fiel discípulo del Señor.

Juan 1, 40: “Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de
Simón Pedro”.

Espíritu Santo, tú inspiraste al apóstol san Andrés para que dejaras las redes y siguieses a Jesús. Hoy te pido
que el viento de tu presencia sople a mis espaldas dándome el impulso para ir siempre hacia adelante,
desprendiéndome de todo aquello a lo que mi corazón se encuentre apegado; libre para ir donde Jesús me
envíe, en obediencia a la Iglesia ya sus pastores; sin miedo a lo que tenga que venir, aprendiendo a disfrutar
de las pequeñas cosas cotidianas, sabiendo que el camino ya forma parte de la meta.

Que San Andrés interceda en este día por mí para que también yo sea dócil a tus inspiraciones y sediento
de tu santidad.

Amén.

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