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Análisis Montenegro:

Montenegro ha entrado en un período de inestabilidad política tras la


caída del Gobierno de Dritan Abazovic y su partido el “United
Reform Action”, que no han podido superar las grandes
polarizaciones identitarias. A cambio, el presidente se ha centrado
en las reformas en la vía hacia el ingreso en la Unión Europea.
Dritan Abazovic apoyaba un acuerdo con la Iglesia Ortodoxa Serbia
que, desde la perspectiva del DPS (Partido Democrático de los
Socialistas de Montenegro), se considera diluyente ante la identidad
nacional del país. El tema de identidad no es reciente en el país
balcánico pues la polarización está desde hace años la política y la
sociedad en Montenegro, pequeño país que en 2006 se independizó
del Estado que formaba con Serbia tras la disgregación de
Yugoslavia en la década de 1990. Montenegro se encuentra
polarizada entre los socialistas del DPS, encabezado por Milo
Djukanovic, y el pro serbio y pro ruso Frente Democrático (DF), las
dos mayores formaciones montenegrinas.

Djukanovic le dio la espalda a Serbia y llevó a Montenegro a la


independencia en 2006. Comenzó las conversaciones con Bruselas
para que el estado balcánico se incorpore a la Unión Europea. Meses
antes de las últimas elecciones, Djukanovic inició el proceso de
adhesión de Montenegro a la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN) transatlántica, una medida que provocó protestas
callejeras y, según se afirma, el golpe de Estado. El movimiento de
Djukanovic hacia occidente siempre chocó con la política exterior
de Vladimir Putin que ve a Montenegro como un aliado en los
Balcanes. También choca con Serbia, que ha desarrollado fuertes
lazos con Rusia bajo el presidente Aleksandar Vučić.

Respecto a la polarización, basta con regresar a 2006 cuando se


llevó a cabo el referendo de independencia, donde el 55,5% votó a
favor, dejando el 44,5% del país que no lo hizo, siendo una cifra
considerable. Montenegro está igualmente dividido respecto a la
anexión a la Unión Europea: el 54% de la población en 2020
apoyaba la adhesión a la UE, frente al casi 67% de 2018. El país
también está cada vez más dividido y esto debido al acuerdo que
apoya Dritan Abazovic; una ley que exige a la Iglesia Ortodoxa
Serbia (la mayoritaria en el país) demostrar la propiedad de sus
vastas propiedades, lo que lo ha convertido en un importante
problema electoral y ha dado lugar a protestas masivas y a críticas
de que el Gobierno está restringiendo la libertad religiosa. El hecho
es que para muchos montenegrinos la ley no trata de la propiedad de
la iglesia sino de dos visiones opuestas de lo que es Montenegro y
hacia dónde se dirige. Por un lado, los críticos de la ley ven a
Montenegro como un país que debería alinearse con Belgrado y
Moscú, con el mundo cristiano ortodoxo y eslavo del que durante
décadas, si no siglos, ha formado parte. Por otro lado, el opositor
Djukanovic ve detrás de la Iglesia Ortodoxa Serbia la mano de
Belgrado y, a través de ella, de Moscú.

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