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MÁRSICO, Claudia e INVERSO, Hernán

Platón. Eutidemo
(Introducción traducción y notas). Colección Griegos y Latinos. Editorial Losada,
Buenos Aires, Argentina, 2012, 213 págs.
ISBN 978-950-03-9690-5

por Mariana Gardella Hueso


[CONICET/Universidad de Buenos Aires - marianagardellahueso@gmail.com]

E
l Eutidemo de Platón se pre- dia Mársico, y a los trabajos puntuales
senta al lector como un diálogo sobre Aristipo de Cirene, desarrollados
enigmático, en torno al cual se por Hernán Inverso, que contribuyen
vuelve compleja y laboriosa la tarea a poner en valor el pensamiento de
de desentrañar las intenciones del los discípulos de Sócrates. Aunque a
autor, delimitar los referentes polémi- diferencia de Platón y Jenofonte figuras
cos de la obra y develar el hilo con- como Euclides de Mégara, Antístenes,
ductor que hilvana la multiplicidad de Aristipo, Fedón de Elís y Esquines de
temas que allí se desarrollan. Por este Atenas fueron considerados como
motivo, suele ser abordado de manera pensadores ‘menores’, sus propues-
soslayada y sin prestar atención a tas filosóficas constituyen verdaderos
las múltiples conexiones que guarda hitos del pensamiento del siglo IV
con el resto del corpus platonicum. a.C., a la luz de los cuales es posible
Sin embargo, la traducción que aquí reinterpretar las doctrinas de los filo-
presentamos procura revertir esta sóficos que la tradición consagró como
tendencia, al mostrar el singular valor ‘mayores’.
que esta obra posee no solo para la La presente traducción está hecha
comprensión de problemas centrales en base a la edición de L. Méridier,
de la filosofía platónica, sino también publicada en 1931 en la editorial pari-
para el conocimiento de la relación sina Les Belles Lettres, y toma como
que Platón mantuvo con otros dis- referencia la edición canónica de Henri
cípulos de Sócrates, entre los que se Estienne para la numeración del texto.
cuentan principalmente los filósofos La traducción logra ajustarse fielmente
megáricos, de cuya propuesta filosó- al original griego respetando, al mismo
fica el autor del Eutidemo pretende tiempo, las estructuras castellanas. Asi-
diferenciarse. mismo sortea las dificultades adicio-
La presente versión del Eutidemo nales que impone una traducción del
se suma a la traducción completa de Eutidemo, pues en numerosos pasajes
los fragmentos y testimonios de los de la obra, los hermanos Eutidemo y
filósofos socráticos, a cargo de Clau- Dionisodoro, interlocutores de Sócra-

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tes, presentan razonamientos que se El segundo apartado, “Escenario,
estructuran en base a ambigüedades datación y personajes”, está dedicado a
semánticas o sintácticas propias de la la descripción del gimnasio Liceo, sitio
lengua griega que no tienen un corre- donde transcurre el diálogo, y al trata-
lato estricto en nuestra lengua, e.g. los miento del problema de la fecha ficcio-
razonamientos que operan en torno a nal en la que se desarrolla la trama y
la ambigüedad de ciertas proposicio- de la fecha real de composición del diá-
nes objetivas, en las que el sustantivo o logo. En torno a este último punto, sin
participio en acusativo puede interpre- duda controvertido, los autores ubican
tarse como sujeto u objeto directo del al Eutidemo como un diálogo de tran-
verbo en infinitivo (cf. Eut. 299e-300c). sición, escrito circa 384 a.C., destinado
Por esta razón, en profusas notas a pie a conformar el “cinturón protector” de
se consignan explicaciones sobre estos la teoría de las Formas desarrollada en
fenómenos y se presentan al lector tra- diálogos posteriores. El tratamiento de
ducciones alternativas que ponen de los personajes, lejos de ser una cues-
relieve la ambigüedad en cuestión. tión de detalle menor, es uno de los
La traducción está precedida de puntos nodales de la interpretación
una introducción que comprende una del diálogo, de modo que, allende la
centena de páginas y que ofrece las descripción de los principales prota-
principales líneas de la interpretación gonistas del diálogo, Sócrates, Critón,
original de la obra que proponen los y los muchachitos Clinias y Ctesipo, el
autores. Esta culmina con una lista de tratamiento de las figuras del interlo-
bibliografía actualizada que se com- cutor innominado y de los hermanos
pleta con las menciones de piezas Eutidemo y Dionisodoro se profundiza
bibliográficas adicionales en notas a y completa en apartados posteriores.
pie. El primer apartado de la introduc- Tras una referencia en el tercer
ción, “Sobre enfrentar hidras y cangre- apartado, “Estructura de la obra”, a la
jos”, indaga la analogía que Sócrates organización general del diálogo, cuyas
establece entre su encuentro con los diversas secciones son distribuidas en
hermanos Eutidemo y Dionisodoro y un cuadro, el cuarto apartado, “Síntesis
la segunda de las doce tareas de Hera- exegética de los problemas centrales”,
cles, donde el héroe se enfrenta, según dividido a su vez en diferentes seccio-
algunas versiones del mito, a la Hidra nes, se aboca al tratamiento de la cues-
de Lerna y al cangrejo que Hera le tión de la identidad de los adversarios
enviara para atacarle los pies. Este epi- del diálogo y a la crítica platónica de
sodio se propone como clave de lectura otras filosofías socráticas (4.1). Luego
del diálogo y muestra las batallas que el de analizar las referencias a la tradi-
propio Platón debe librar contra líneas ción literaria (4.1.1) y a las menciones
intelectuales que, como la megárica, se marginales a sofistas que tienen lugar
reclaman herederas de las enseñanzas en la obra (4.1.2), se argumenta a favor
socráticas. del vínculo entre la práctica erística

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retratada en el Eutidemo y la dialéctica monios supérstites sobre el grupo, en
megárica. La hipótesis que los autores especial, los que conciernen a las figu-
defienden es que, aunque la dialéctica ras de Euclides de Mégara y Eubúlides
megárica guarda algunas semejanzas de Mileto. Sopesando la interpretación
con la platónica, pues ambas derivan platónica, los autores señalan cómo,
de la práctica de interrogación del lejos de ser solo una práctica litigante,
Sócrates histórico, en el Eutidemo se la dialéctica megárica pretende alertar
enfatizan las diferencias que existen a los usuarios poco precavidos de una
entre una y otra, al mostrar cómo el lengua sobre las múltiples ambigüeda-
aspecto beligerante de la erística con- des, tanto sintácticas como semánticas,
trasta con el diálogo cooperativo socrá- que presenta el lenguaje y que son el
tico-platónico. En este punto, Platón motivo por el cual este se convierte en
no solo muestra las falencias formales una herramienta inútil para acceder
del procedimiento erístico, sino tam- al conocimiento de lo real. Para ello el
bién la falta de una dimensión ética filósofo megárico diseña una serie de
que procure la mejora del interlocutor, argumentos que manifiestan las con-
al exhortarlo a la vida virtuosa. En este tradicciones de los conceptos gnoseo-
punto, el análisis de los autores podría lógicos y ontológicos utilizados por
enriquecerse con la consideración de la la tradición filosófica. Este es el caso
diferencia entre la práctica refutatoria de los argumentos desarrollados por
o élenchos, propia de los diálogos tra- Eubúlides, conocidos como el Menti-
dicionalmente llamados ‘socráticos’, y roso, el Velado (o Electra) y el Sorites
la dialéctica que Platón desarrolla en (o Pelado), los cuales son analizados
el Fedón y en los libros centrales de en la introducción.
República, escritos en su madurez. A Luego, los autores realizan un exa-
diferencia de lo que ocurre en estos men pormenorizado de los argumen-
últimos diálogos, donde los interlo- tos refutativos que utilizan Eutidemo
cutores cooperan con Sócrates en la y Dionisodoro (4.2). Entre ellos se
búsqueda conjunta del conocimiento, cuentan, por una parte, las paradojas
en las obras tempranas la actitud de sobre la imposibilidad de conocer (Eut.
algunos interlocutores, e.g. Calicles 275e-278e), elaboradas en torno a la
en el Gorgias y Trasímaco en el primer homonimia del verbo manthánein, que
libro de la República, se caracteriza por poseen una estructura similar a las que
la hostilidad y la renuencia a entablar Platón consigna en Menón 80d-e. Por
una conversación amigable, que no se otra parte, la tesis sobre la imposibili-
adecuan a la identificación total de la dad del error (Eut. 283a-286b), que los
dialéctica socrático-platónica con el autores vinculan no solo con la doc-
diálogo cooperativo. trina protagórica, sino también con la
Los fundamentos y aspectos for- de Antístenes. Contra este socrático
males de la dialéctica de los megáricos Platón mantuvo abiertas disidencias,
son reconstruidos a partir de los testi- motivadas especialmente por la dife-

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rencia que la propuesta materialista de la luz de su vinculación con algunos
Antístenes guardaba con la doctrina planteos que serán desarrollados pos-
platónica. Por último, un argumento teriormente en la República. Asimismo,
contra las Ideas (Eut. 300e-301c), que señalan el valor de la apelación a este
problematiza la relación que existe género en el contexto del Eutidemo,
entre lo Bello y la multiplicidad de que sirve a los efectos de mostrar a
las cosas bellas. Los autores muestran los ojos del lector que la exhortación,
cómo esta sección puede ser vincu- ligada con el ámbito práctico y con la
lada no solamente con los dilemas transmisión de contenido ético, está
de la participación presentados en ausente en la erística que impulsan
Parménides 130e-131c, sino también, Eutidemo y Dionisodoro, pero no así
y en esto radica la novedad del plan- de la dialéctica platónica.
teo, con la objeción conocida tradi- Por último, los autores se dedican
cionalmente como ‘el tercer hombre’. al análisis de la figura del interlocutor
Aunque las versiones más conocidas innominado, que aparece al final del
de esta objeción son las que Platón diálogo censurando frente a Critón
aporta en Parménides 132a-b y las tanto a los cultores de la erística como
que Alejandro de Afrodisia atribuye a Sócrates. Los autores adhieren a la
a Aristóteles y a Eudemo (in Metaph. identificación de este personaje con el
83.34-84.7; 84.21-85.3), los megáricos orador Isócates, cuyo Contra sofistas
también formularon versiones de este condena diversos modelos educativos,
argumento. A diferencia de las ver- entre los que se cuentan los de los filó-
siones tradicionales, las megáricas no sofos socráticos. Por este motivo es que
postulan un regreso infinito de For- Platón pretende marcar distancia con
mas, sino que objetan el concepto de respecto a prácticas filosóficas que, a
participación. Los autores analizan la ojos de otros intelectuales como Isó-
versión del megárico Políxeno (Alejan- crates, pueden parecer idénticas.
dro, in Metaph. 16-21) y muestran su Por todo lo dicho, esta traducción
vinculación con el pasaje del Eutidemo. del Eutidemo logra no solo revalorizar
A continuación, los autores se esta obra, sino también acercar al lec-
dedican al análisis de los modelos pro- tor del diálogo al conocimiento de las
trépticos desarrollados por Sócrates en voces de los interlocutores platónicos,
la obra (4.3). Luego de formular algu- cuya consideración permite el surgi-
nas consideraciones sobre el protéptico miento de interpretaciones nuevas
qua género textual tradicional, anali- sobre obras y problemas tradicionales.
zan el contenido de estos discursos a

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