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Clase: 3º
Objetivos de la clase:
El alumno, luego de la lectura de los contenidos de esta unidad y de la resolución de las actividades
que se le proponen, estará en condiciones de:
Lecturas obligatorias:
Esta tercer clase es la última clase correspondiente a la Parte I del programa por lo que deberán
relacionar los temas que estudiarán con los ya aprendidos en la clases uno y dos.
En primer lugar, antes de leer la carpeta de trabajo, la bibliografía y el presente documento, les
pido tenga a bien responder las preguntas abajo descriptas, con el objetivo de evaluarse a ustedes
mismos y poder así comparar sus respuestas con el resultado final de la clase, que incluirá la
bibliografía leída y mi soporte.
Para un mejor aprendizaje, es muy importante en esta clase que ustedes constantemente puedan
comparar los conceptos sobre cada tema que tienen antes y luego de la clase y realizar una
evaluación sobre lo aprendido. Además, les pido que cada uno realice un análisis de cada tema
sintiéndose libre de poder estar de acuerdo o no fundamentando cada punto en forma adecuada,
de acuerdo a la responsabilidad profesional que cada uno de nosotros debe tener.
Me gustaría que esta clase tenga mucho feedback por parte de ustedes ya que considero que es la
mejor manera de aprender. Tengan en cuenta que cada pregunta que se hace, es un aprendizaje
para todos, el cual podemos hacer sinergia de conceptos y así enriquecernos con el aporte de cada
uno de nosotros.
Ahora, como primer paso antes de iniciar, les pido que respondan las siguientes preguntas:
1.1 Introducción
En las clases uno y dos aprendimos las diferentes concepciones de sistemas y la organización como
sistemas por lo que está directamente relacionado con los sistemas administrativos que son a su
vez sistemas de la organización.
Si bien la lectura de los contenidos de la carpeta y la bibliografía citada en ella basta para
comprender profundamente el concepto y contenido de los Sistemas Administrativos, se
complementará con información específica sobre el profesional, variable fundamental para que los
sistemas administrativos en una organización funcionen eficientemente.
Como concepto general, tenemos que tener en cuenta que la “Actitud Profesional” está relacionada
con la gestión ya que un profesional obtiene resultados por intermedio de ella.
Partiendo de este punto, todas nuestras acciones son abordadas racionalmente. Recordemos que
en las clases anteriores estudiamos el concepto de Organización en donde una de las variables era
que estaban configuradas racionalmente. Por lo expuesto, el Modelo racional de toma de decisiones
es también muy importante en la vida de un profesional y de una organización en donde se
encuentra altamente relacionado con la Actitud profesional impactando positivamente o
negativamente en los Sistemas Administrativos dependiendo la forma en que se aborda.
Responsabilidad Profesional
De esto se desprenden los fundamentos de la ética organizacional que toda empresa debería poner
en práctica ya que aporta no sólo al crecimiento de los individuos y de la sociedad sino al desarrollo
de la organización.
Ética
ETICA ORGANIZACIONAL
Marcelo Briola (Universidad de Buenos Aires)
Este trabajo refiere a la ética organizacional y será muestra con el inicio de un panorama histórico
del desarrollo del ser humano, de su comportamiento, de su hacer, apoyado en una escala de
valores que definirá su rol dándole la implicancia necesaria para su inserción en la sociedad.
PANORAMA HISTORICO
La preocupación por el “deber ser” se remonta a los tiempos más remotos. En Egipto se han
encontrado manuscritos en los que se describe cómo se formaba a quienes ejercían actividades de
“dirección”, exhortándolos a ser veraces y honestos. El Antiguo Testamento prohibe abusar del
débil, condena el fraude y la usura, promueve el respeto a la propiedad ajena. El Nuevo
Testamento hace hincapié en el carácter instrumental del dinero y de los negocios.
Durante la Baja Edad Media y el Renacimiento, dos moralistas conocedores de la economía y los
negocios fueron Bernardino de Siena y Antonio de Florencia. Ya en el Siglo XVIII, Adam Smith, en
su obra La Teoría de los sentimientos morales, identifica el crecimiento de los mercados y la
división del trabajo con el progreso material de la sociedad, advirtiendo que paralelamente éste
puede aplacar el progreso moral, disminuyendo la solidaridad, la capacidad de entender el
sufrimiento ajeno.
A mediados del siglo XIX, los problemas morales creados por la Revolución Industrial estimularon
la profundización de la ética. El papa León XIII, en su Encíclica FERUM Novarum (1891), aporta a la
economía y a la actividad empresarial una perspectiva ética. De igual forma, en 1899, Andrew
Carnegie, publicó un libro llamado El evangelio de la riqueza. En él introdujo el concepto de
responsabilidad social de las empresas, sobre la base de dos principios paternalistas: el principio de
caridad y el principio de custodia, en alusión al papel que los dueños de las empresas
desempeñaban en la sociedad.
En Europa, tras la Segunda Guerra Mundial, y en Estados Unidos a partir de los años cincuenta y
sesenta, comenzaron a desarrollarse movimientos a favor de las responsabilidades sociales de las
empresas.
La visión clásica, cuyo defensor más representativo es Milton Fridman, Premio Nobel de Economía
en 1976. Esta postura sostiene que los gerentes son empleados que deben rendir cuentas a los
inversores y proteger sus intereses, a partir de la premisa de que la única responsabilidad de la
administración es maximizar los beneficios de los accionistas sin engaños ni fraudes y en franca
competencia.
La ética es una rama de la “filosofía moral”. Podemos definirla como: “La ciencia que estudia las
acciones humanas en cuanto son buenas o malas”. Se ocupa del debe ser1. Presenta un conjunto
de principios y normas que forjan el “modo” en que el ser humano será más virtuoso.
El hombre siempre actúa para obtener algún fin. La ética es la ciencia que le enseña cómo debe
actuar para conseguir ese fin.
Está comprobado que todos tenemos un conocimiento ético espontáneo y un conocimiento ético
racional2. Mediante el primero hacemos valoraciones morales. El segundo surge cuando el ser
humano reflexiona sobre su experiencia moral para encontrar bases firmes, generando un saber
sistemático. En tal sentido, el hombre orienta su comportamiento hacia la búsqueda de la verdad
acerca de lo que es bueno. La ética racional busca profundizar la ética espontánea porque nos
invita a reflexionar sobre la conducta de cada uno de nosotros.
Conocer y comprender como tienen que ser los actos humanos rectos es el objeto de la ética, que
se puede definir con el proceso de comprensión de las acciones que tienden al bienestar del
hombre y al tipo de comportamiento y decisiones necesarias para lograrlo. La ética se configura en
la conjunción de principios y valores que determinan el actuar y el reaccionar de una persona o un
grupo.
Cómo y quién determina que un acto humano es bueno o malo? La libertad del hombre hace de él
un sujeto moral, cuyos actos son calificables moralmente como buenos o malos, según sea: a) el
objeto elegido, b) las circunstancias de la acción, y c) el fin buscado. Los actos humanos, a
diferencia de los actos del hombre como ser viviente, son aquellas acciones que se realizan con
pleno conocimiento y con libre voluntad. Sin embargo, la calificación de un acto como moralmente
bueno o malo no siempre es fácil y por ello surgen frecuentemente los problemas o dilemas
morales.
1
Etkin J. (1993). La doble moral de las organizaciones: Los sistemas perversos y la corrupción nstitucionalizada. Etica de
las Organizaciones (pp. 13-45). McGraw-Hill.
2
Cardozo A.P., Braidot N.B., Genoud M.A. Gutierrez C. y Krause F. (2004). Administración Empresaria (4a ed). La ética y los
negocios (pp. 69-134). Temas Grupo Editorial SRL
Los juicios de valor expresan o implican la opinión de que algo es bueno o malo, correcto o
incorrecto, mejor o peor, que debía ser o que no debía ser. Indican la actitud de una persona
favorable o desfavorable a una situación determinada. Se caracterizan por su polaridad; para cada
valor se puede enunciar un disvalor (o un contravalor): belleza – fealdad; lo sagrado, lo profano, la
justicia – la injusticia. Cuando los valores inspiran o determinan la conducta personal y son la base
para la toma de decisiones de un sujeto, un grupo de personas o una organización nos
encontramos con los valores morales. El conjunto de valores morales que son compartidos por un
grupo de personas y que los distingue de otros grupos son parte de la cultura de la organización,
como también el lenguaje común, los hábitos de vida diaria y en algunos casos la identidad
demográfica y religiosa. Resulta así que el sistema de valores es un conjunto de convicciones,
compatibles y sustentables, estables en el tiempo, aceptables y compartidos como base del actuar.
Dentro de la ética de los negocios, se necesita establecer un sistema de valores para la
organización, que respondan a las preguntas: ¿son buenos, honorables, éticos? ¿Están fundados en
principios generales? Luego se establecerán prioridades, que se sincronizarán con los valores
basados en los principios éticos universales de justicia y reciprocidad, concordantes con el cuidado
y sensibilidad hacia las personas.
Luego de lo descripto anteriormente ¿Por qué hablar de ética en el mundo de los negocios? La
finalidad de la empresa, por ser una comunidad de personas, no es solamente producir utilidades,
sino también promover el desarrollo integral del ser humano. Esto último consigue mediante la
práctica de conductas éticas por parte de las personas que componen la organización. Lo enunciado
permite identificar, en una empresa, diferentes ámbitos éticos desde los cuales es posible analizar
los mandatos morales:
Le ética personal es entendida como las exigencias propias de cada persona, independientemente
de cuál sea su trabajo en la organización
Ahora, qué debe hacer una organización para poder llevar adelante sus códigos de ética ?, Qué
valor agregado aporta una organización al individuo y a la sociedad ? Cuáles son los problemas
frecuentes que tanto Directivos como Gerentes encuentran para poder llevar adelante un proceso
ético ?
Para generar un clima que motive un comportamiento ejemplar, las corporaciones requieren de
una actitud que vaya más allá de la tradicional postura punitiva. Un enfoque basado en la
integridad combina una preocupación por el cumplimiento de la ley con un énfasis en la
responsabilidad gerencial por un comportamiento ético (debe estar definido en la organización). No
obstante, las estrategias de integridad puedan variar en diseño y alcance, todas están impulsadas
a definir los valores rectores, aspiraciones y patrones de pensamiento de una compañía. Cuando se
integra esta estrategia en el día a día de una organización, se pueden prevenir daños por traspiés
éticos, como inculcar al mismo tiempo impulsos humanos poderosos de pensamientos y acciones
morales. De este modo, el marco ético deja de ser una limitación opresiva, transformándose en el
carácter distintivo de una organización.
Las empresas se han convertido en un factor de cambio e influencia social3. Lo que las compañías
hacen o dejan de hacer afecta de manera significativa a su entorno y a su ámbito más directo, sus
propios empleados y trabajadores.
Altruismo o discrecional generosidad han sido dos formas de ver la responsabilidad social; sin
embargo, el significado de responder ante la sociedad no es solo filantropía o un acto de caridad,
sino cuestión de principios y compromisos como empresa y como empresarios.
Los puntos críticos sobre la responsabilidad social son muy controvertidos y han originado
prolongadas polémicas y, en ocasiones, reducidos resultados. Resolver estos puntos es tomar una
posición como organización o asumir un compromiso social.
Es frecuente que se afirme que si la empresa cumple con la ley, su compromiso está satisfecho.
Las leyes marcan responsabilidades, entre otras las sociales, sin embargo, conviene aclarar que las
leyes establecen condiciones que deben ser satisfechas antes de dar por cumplida su
responsabilidad social. En la legislación, dos ámbitos se destacan de manera especial: el trabajo y
el ambiente. El trabajo como actividad regulada por el Estado y el medio como preocupación
ecológica. Sin embargo, las leyes son el mínimo deseable, ya que la responsabilidad social rebasa
los límites de la ley.
3
Cialdini R. B., Petrova P. K. y Goldstein N.J. (2004). The Hidden Costs of Organizational Deshonesty. MIT Sloan
Management Review. 45 vol 3, 67-73
Tres fases pueden observarse en la decadencia de la sociedad contemporánea, que resultan de las
desviaciones sistemáticas de las conductas individuales y grupales. La primera, configura la
sociedad transgresora en la cual el incumplimiento de normas mínimas se convierte en un mal
hábito no sancionado (infracciones de tránsito, falsedad en las relaciones personales, búsqueda de
ventajas al margen de lo establecido). La segunda, se encuentra en la sociedad corrupta, cuando
se alteran los medios para obtener resultados económicos para dominar los resortes del poder y
afectar la administración de la justicia. El daño que comienza en los individuos alcanza así a las
instituciones fundamentales que terminan desnaturalizadas y pervertidas. Se llega entonces, a la
tercera fase donde la confusión y el desorden se aúnan a la indecisión y a la desorientación que
configuran una sociedad caótica, en la que no existen reglas ni usos aceptados y donde los actos
ilícitos son de práctica común y el fraude en los negocios son parte del costo de gestión.
Frente a este esbozo de la decadencia de una sociedad se ha planteado la vigencia de las normas
morales, como fundamento de la convivencia humana, y para el estudio de los actos humanos, en
tanto que sean libres y orientados a su debido fin.
Cada acción o decisión gerencial contiene – implícito o explícito – un problema ético, en tanto y
cuanto los resultados tendrán impactos favorables y desfavorables en los miembros de la
organización o en los grupos relacionados externos y cuyos serán afectados. Los aspectos humanos
de la gestión son los más sensibles, por lo cual es necesario el análisis de las consecuencias
probables, además de los estudios legales, financieros y organizacionales que son de práctica.
El análisis comienza en el detenido examen del contenido de la decisión o acción que creará
beneficios definidos y ayudará a determinados grupos o individuos, pero que podrá causar efectos
no deseados, daño y perjuicios a otras personas y grupos.
Este dilema está integrado por cinco elementos: Aspectos Financieros, Normas Legales, Contexto
Organizacional, Entorno Social e Impacto en lo personal. Dichos elementos, que no tienen
respuesta única, muestran la dificultad para tomar una decisión, ya que de por sí los datos
obtenidos no son comparables entre sí y tienen sus propios métodos y medidas para evaluar sus
efectos. Por un lado los datos financieros y legales pueden expresarse en forma cuantitativa;
mientras que las consecuencias en la organización, en el entorno social y el impacto en lo personal
sólo puede considerarse cualitativamente. Es difícil combinar ambos grupos que tienden más bien a
ser conflictivos.
Las acciones que producen consecuencias adversas en los integrantes de la organización o entre
los miembros de la sociedad, a menudo producen buenos resultados financieros para los
accionistas. Es sabido que las reducciones en la dotación mejoran los ingresos. Esta correlación
negativa justifica la necesidad del análisis ético en la gerencia de recursos humanos. Para ello
existen dos caminos: Normas morales de conducta y Sistemas éticos de creencias.
Las normas morales de conducta fundamentan el modo en que creemos debemos actuar frente a
situaciones determinadas. Se consideran subjetivas, imprecisas y variables según las personas.
El utilitario juzga el efecto de las decisiones y conductas sobre otras refiriéndose al análisis costo –
beneficio. Si el beneficio supera los costos, la acción es éticamente aceptable porque produce el
mayor beneficio para el mayor número. Si resulta a la inversa, no se considera ética, porque es
mayor al daño que el beneficio obtenido.
Un tercer método del razonamiento ético se refiere a que la justicia existe cuando hay una
distribución imparcial y equitativa de costos y beneficios entre individuos y grupos.
CONCLUSION
Toda organización debe tener un programa de ética para ejecutarlo debido a que el mismo
aportará al crecimiento del individuo, de la sociedad y de la organización. Si bien la mayoría de las
empresas piensan en que sin riqueza no hay futuro, se debe tener en cuenta que sin reglas de
juego claras y justas tampoco es posible pensar en un sostenimiento de los vínculos a través del
tiempo. Por tal motivo, la ética organizacional debe ser parte de la estrategia de cada compañía y
ser incluida dentro de la Misión. Las empresas que la ignoran corren el riesgo de enfrentar
responsabilidades corporativas muy graves.
Para la implementación del programa se deben tener en cuenta dos puntos muy importantes: el
primero, es que no hay un solo sistema de creencias con normas morales de conducta o con
métodos de razonamiento ético que pueden guiar completamente a quienes deben tomar
resoluciones en casos de dilemas éticos. El segundo, es que no hay medios que nos permitan
afirmar que determinada acción es buena o mala, justa o injusta, propia o impropia; en vez de
utilizar un sistema único de valores se debe recurrir al más adecuado a cada situación o una
combinación de varios. No es simple ni fácil, pero facilitará la posición más honesta y cercana a las
convicciones de quien adoptará la decisión. Al momento de tomar decisiones, aparece la vigencia
de las virtudes gerenciales: coraje, honestidad y persistencia, que unidas a la prudencia, a la
justicia y alineadas al programa de ética, permitirán actuar con una fuerte dosis de pragmatismo
en la consideración de los hechos y creencias; con moderación en el actuar, basado en una ética
mínima que mantenga vigente los valores fundamentales de las relaciones humanas.
Si cada organización define su programa de ética utilizando un sistema de creencias que aplique
adecuadamente la combinatoria de las variables, con el tiempo, el nivel socio-cultural a nivel país y
a nivel mundial será mas equilibrado ya que hoy en día hay una disparidad muy grande en virtudes
Desde una perspectiva más amplia, le vigencia a través del tiempo sostiene finalmente que la
ética, la responsabilidad empresaria, el desarrollo de los negocios y la rentabilidad son valores
perfectamente compatibles.
BIBLIOGRAFIA
Cardozo A.P., Braidot N.B., Genoud M.A. Gutierrez C. y Krause F. (2004). Administración
Empresaria (4a ed). La ética y los negocios (pp. 69-134). Temas Grupo Editorial SRL
Cialdini R. B., Petrova P. K. y Goldstein N.J. (2004). The Hidden Costs of Organizational
Deshonesty. MIT Sloan Management Review. 45 vol 3, 67-73
Cortés C., Gascó J. L. y Llopis Taverner J. (1996). Los recursos humanos en la empresa: Un
enfoque directivo (2a ed.). La ética empresarial (pp. 389-403).Madrid: Civitas.
Etkin J. (1993). La doble moral de las organizaciones: Los sistemas perversos y la corrupción
institucionalizada. Etica de las Organizaciones (pp. 13-45). McGraw-Hill.