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La Revolución Copernicana
La Revolución Copernicana
En esta unidad vamos a analizar la revolución científica que tal vez haya
marcado el cambio más importante de la historia del saber occidental: el
reemplazo del paradigma1 geocéntrico (que sostenía que la tierra estaba en el
centro del universo y estuvo vigente durante la antigüedad y la edad media) por el
paradigma heliocéntrico. Este paradigma empezó a desarrollarse en la
modernidad2 (repasar línea de tiempo de la UNIDAD N° 1) a partir de la propuesta
del astrónomo Nicolás Copérnico, quien conjeturó que la tierra no era el centro del
universo sino que se movía alrededor del sol.
1
Paradigma es un conjunto de supuestos compartidos por una comunidad científica que determina un modo de ver el
mundo estudiado. Este concepto será ampliamente desarrollado en la unidad 7.
2
La edad moderna es el periodo que va desde el descubrimiento de América hasta la Revolución Francesa (1492 al
1789) Siglos XVI, XVII y XVIII.
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Esta fue la respuesta de Copérnico: “En primer lugar, es tal su inseguridad acerca de los movimientos del
sol y de la luna que no pueden deducir ni observar la duración exacta del año estacional. (…) Finalmente, en
lo que respecta al problema principal; es decir, la forma del mundo y la inmutable simetría de sus partes, no
han podido ni encontrarla ni deducirla" .
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Que no se refiere a cuestiones sagradas.
Resulta fácil constatar que las ideas que los seres humanos nos formamos
acerca de la realidad cambian cada tanto. Lo que todavía nos resulta complejo de
entender es que los cambios no dependen solo ni principalmente, de la irrupción de
sujetos más sagaces, dotados de una imaginación más audaz que sus predecesores, ni
tampoco de la acumulación de las evidencias empíricas a lo largo de los siglos o de la
detección de errores que hasta entonces habían pasado inadvertidos.
Cambia nuestro saber acerca del mundo porque cambia nuestra forma de ser
en el mundo. Una revolución en el saber es la emergencia de una nueva subjetividad y a
esta emergencia contribuye una trama de acontecimientos imposibles de manejar a
voluntad. Y éstos acontecimientos tampoco se pueden reducir a una serie de sencillos
7
Thomas Khun: un filósofo de las ciencias del que luego hablaremos con más amplitud.
pasos metodológicos.
Para comprender las fuerzas que se despliegan en un acontecimiento tan
complejo y extenso como la revolución copernicana -tanto en su duración como en sus
consecuencias- es conveniente desapegarnos de la idea de que el saber científico es
algo que se funda a sí mismo, a partir del desarrollo de su fuerza interior.
Es innegable que el saber tiene su propia dinámica que lo impulsa a volverse
más detallado, más preciso o a buscar fundamentos más convincentes y resultados más
eficaces. Pero los criterios que rigen esa convicción y esa eficacia dependen de factores
que van más allá de toda teoría y de cualquier método: lo que en determinado contexto
histórico resulta convincente y eficaz, en otro momento se revela infructuoso o irrelevante.
Las conclusiones a las que llegó Copérnico no solo pueden ser vistas como
una gran innovación científica (es decir, como un cambio en el plano de las teorías), sino
también como un cambio drástico en las condiciones en las que el saber se producía y se
validaba. Por ello mismo, resulta como una mutación política y antropológica: cambian las
relaciones de poder en las que el saber se funda, cambia el mundo en que vivimos y
cambia la humanidad que lo habita.
Por eso, a mediados del siglo pasado, su planteo estuvo dirigido a cuestionar
las nociones dominantes de una concepción cientificista que concibe la marcha de la
ciencia como el simple despliegue de la racionalidad humana.
Kuhn quería también cuestionar los planteos tradicionales acerca de cuál es el
método que nos garantiza descubrir u otorgar validez objetiva al conocimiento científico.
El resultado de su investigación lo expuso en el ya citado libro La revolución
copernicana 8. Cinco años más tarde, las conclusiones a las que llegó en esa
investigación fueron tomadas como base para proponer una nueva perspectiva sobre el
problema del progreso científico en general, ya no solo acotado a la revolución
copernicana, en un libro que produjo una polémica en el campo de los debates de la
filosofía de la ciencia: Estructura de las revoluciones científicas. (1962).
Veamos algunas de las ideas propuestas por Kuhn en La Revolución
Copernicana:
8
The Copernican Revolution. Planetary Astronomy in the development of Western Tought,1957
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FIGURA 1 –
En consonancia con esta cosmología, Aristóteles elaboró una física. El tema central
de la física es el movimiento y dicho movimiento es explicado a partir de una causa
final, puesto que es propio de todos los entes tender hacia un determinado fin o
meta.
Esta concepción se denomina finalista o teleológica (telos: meta, fin). Todo ente
tiende a ubicarse en su posición natural, dado que, para Aristóteles, hay un lugar
propio para cada cosa. Como lo explica Alexander Koyré:
“Todo, orden cósmico, armonía; estos conceptos implican que en el
universo las cosas están (o deben estar) en un cierto orden determinado,
que su localización no es indiferente ni para ellas ni para el universo; que,
al contrario, cada cosa tiene, según su naturaleza, un ‘puesto’
determinado en el universo, el suyo propio. Un lugar para cada cosa y
cada cosa en su lugar” (A. Koyré, Estudios de historia del pensamiento
científico, México, Siglo XXI, 1978, págs. 158-159).
Esta física explica el funcionamiento del universo, sus zonas de armonía y su
región turbulenta, el movimiento y el reposo:
“Lo que está en su lugar propio, lo que ha alcanzado su forma, no
tiene necesidad de moverse y podría permanecer en estado de reposo
indefinidamente(…). En este sentido, más que un estado, el movimiento
es una transición, un proceso de duración limitada que finaliza en la
recuperación del lugar propio. Este retorno al orden garantiza la armonía y
el equilibrio del universo”9.
Física y astronomía se hallan en mutua dependencia. El lugar propio de la Tierra es
el centro y su estado natural el reposo. Esto se explica de la siguiente manera: en la
región sublunar, todos los cuerpos se componen de los cuatro elementos mezclados en
diversas proporciones. Así se pueden clasificar los cuerpos en livianos o pesados según
cuál sea el elemento preponderante en ellos:
“La tierra, el elemento más pesado, se colocaría en la esfera que
constituyese el centro geométrico del universo. El agua, elemento también
pesado, aunque menos que la tierra, constituiría una envoltura esferica
alrededor de la región central ocupada por la tierra. El fuego, el más ligero
de los elementos, se elevaría espontáneamente para constituir su propia
esfera justo por debajo de la luna. Y el aire, elemento asimismo ligero,
completaría la estructura conformando una esfera que llenara el hueco
9
Giardina, Mónica, “La concepción aristotélica de la naturaleza” en Díaz, Esther (compiladora) La producción de los
conocimientos científicos, Buenos Aires, Biblos, 1994, pág. 137)
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Empírico: relativo a los hechos observables.
los escolásticos posteriores a Tomás, señalaba el punto más alto al que una inteligencia
humana puede llegar sin la ayuda de Dios. Si al saber mundano de Aristóteles le
sumamos la fe en Cristo, se creía, tenemos la mejor de las combinaciones posibles: la
suma de una verdad natural y una sobrenatural, que en última instancia no pueden ser
contradictorias.
Una única verdad tradicional, heredada de los antiguos que solo requería saber
leerla en aquellos textos en los que estaba fijada: las Sagradas Escrituras y los libros
filosóficos y científicos de Aristóteles.
De allí que el irónico resultado de un movimiento innovador como la Escolástica
desembocara en un principio de autoridad dogmática y, lo que nos resulta hoy no menos
sorprendente, que la Iglesia terminara defendiendo la idea de una Tierra fija como parte
de la doctrina cristiana.
Este esfuerzo doctrinario (que suponía la supremacía cultural de la Iglesia
durante los siglos altos del medioevo) se logró mantener mientras las condiciones
sociales, económicas y tecnológicas lo hicieron posible. Pero el principio de autoridad
estaba destinado a no poder durar por siempre.
La Europa del siglo XV vio proliferar una actividad cultural que desbordaba los
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claustros escolásticos. Surgió una nueva clase social que venía a disputar la posición
dominante que durante siglos habían ejercido la nobleza y el clero. Se trataba de una
burguesía que se había enriquecido en la actividad comercial de las ciudades
renacentistas. Era una clase pujante y poco apegada a la inmovilidad de la tradición, para
la cual las innovaciones tecnológicas serían una clave de su poder creciente.
En el campo religioso, Lutero y Calvino encabezaron grandes desafíos al poder
del Papado y terminaron provocando un cisma de la Iglesia.
La invención de la imprenta en el año 1440, por parte del alemán Johannes
Gutemberg, implicó la posibilidad de la reproducción masiva de los libros, lo que ayudó a
la difusión de nuevas ideas y relativizó el poder de la Iglesia que hasta entonces había
acopiado los libros manuscritos en sus propias bibliotecas.
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Claustros: Lugares de enseñanza.
Uno de los primeros libros que circularon masivamente por Europa fue nada
menos que la Biblia traducida por Lutero al alemán. Esta novedad implicó un desafío al
poder de las jerarquías eclesiásticas católicas que se arrogaban 12 la potestad de leer el
texto religioso en latín culto e interpretárselo a una feligresía que no entendía esa lengua.
El propósito polémico de Lutero era que cualquier creyente pudiera establecer una
relación personal con las Escrituras, sin la mediación de una autoridad eclesiástica.
Otro factor de cambio queda marcado 50 años antes de Copérnico cuando
comienza un período de viajes y exploraciones marítimas, en el momento en que los
imperios coloniales se lanzan a la conquista de nuevos territorios.
El mal llamado “descubrimiento” de América fue realizado cuando Copérnico
tenía 19 años. Los navegantes, en su exploración de regiones desconocidas, pudieron
observar los cielos desde nuevas perspectivas. En los viajes transoceánicos, astrónomos
y navegantes descubrieron muchos nuevos errores en la astronomía heredada.
Durante el Renacimiento se multiplicaron sectas neoplatónicas que postulaban
que, más allá de las cambiantes apariencias sensibles del universo, este escondía claves
matemáticas eternas que solo estaban en conocimiento de los iniciados en los misterios.
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Arrogar:tomar para sí, apropiarse.
Si la Tierra se mueve, ¿cómo es que las cosas se caen hacia abajo en línea
recta? Durante el lapso en que un objeto tarda en caer la Tierra debería haber estado
moviéndose, de modo que veríamos al objeto caer oblicuamente.
La Escolástica, que sostenía tener todo resuelto en los libros de la tradición
aristotélica, quedaría refutada si se aceptaba lo que Copérnico decía.
Los maestros avalados por la institución eclesiástica estarían exhibiendo una
falibilidad que al poder de la Iglesia le resultaba insoportable: si se admitiera un asunto tan
básico como el posible movimiento de la Tierra, eso podría dar lugar a otras discusiones
que la Iglesia no estaba dispuesta a dar.
Había aún un problema decisivo: Copérnico, al atribuir el centro del universo al
Sol y al postular la idea de que la Tierra y los otros planetas se movían en órbitas
circulares alrededor del Sol, estaba también equivocado. La trayectoria visible de las
estrellas no permitía afirmar ni que la Tierra ni que los otros planetas se movieran en
círculos. Por todo lo cual, la innovación de Copérnico parecía destinada al fracaso.
En las décadas posteriores a la muerte de Copérnico proliferaron los
astrónomos dedicados a demostrar que él estaba equivocado. El más célebre fue Tycho
FIGURA 3