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CODIGO DE COMERCIO

LIBRO I - DE LAS PERSONAS DEL COMERCIO


Sanción Ley N° 2637
TITULO II
Del mandato y de las comisiones o consignaciones

Art. 221. El mandato comercial, en general, es un contrato por el cual una persona se obliga a
administrar uno o más negocios lícitos de comercio que otra le encomienda.

El mandato comercial no se presume gratuito.

Art. 222. Se llama especialmente mandato, cuando el que administra el negocio obra en nombre
de la persona que se lo ha encomendado.

Se llama comisión o consignación, cuando la persona que desempeña por otros, negocios
individualmente determinados obra a nombre propio o bajo la razón social que representa.

CAPITULO I

Del mandato comercial

Art. 223. El mandato comercial, por generales que sean sus términos, sólo puede tener por
objeto actos de comercio.

Nunca se extiende a actos que no sean de comercio, si expresamente no se dispusiera otra cosa
en el poder.

Art. 224. El mandatario puede renunciar en cualquier tiempo el mandato, haciendo saber al
mandante su renuncia.

Sin embargo, si esa renuncia perjudica al mandante, deberá indemnizarle el mandatario, a no


ser que:

1° Dependiese la ejecución del mandato de suplemento de fondos y no los hubiese recibido el


mandatario o fuesen insuficientes;

2° Si se encontrase el mandatario en la imposibilidad de continuar el mandato sin sufrir


personalmente un perjuicio considerable.

Art. 225. Cuando en el poder se hace referencia a reglas o instrucciones especiales, se


consideran éstas como parte integrante de aquél.

Art. 226. Si la ejecución del mandato se deja al arbitrio del mandatario, queda obligado el
mandante a cuanto aquél prudentemente hiciese con el fin de consumar su comisión.

Art. 227. El mandante debe indemnizar al mandatario de los daños que sufra por vicio o defecto
de la cosa comprendida en el mandato, aunque aquél los ignorase.

Art. 228. El mandatario que tuviese en su mano fondos disponibles del mandante, no puede
rehusarse al cumplimiento de su órdenes, relativamente al empleo o disposición de aquéllos, so
pena de responder por los daños y perjuicios que de esa falta resultasen.
Art. 229. El mandatario está obligado a poner en noticia del mandante los hechos que sean de
tal naturaleza que puedan influir para revocar el mandato.

Art. 230. El comerciante que promete el hecho de un tercero se obliga a ejecutarlo


personalmente, o a pagar la indemnización correspondiente, si el tercero no verifica el hecho o
acto prometido.

Art. 231. Si la promesa consistiera en una obligación de dar, debe el promitente, en todos los
casos, dar lo prometido, sin que se le admita indemnización, a no ser que la dación se hubiese
hecho imposible.

El que acepta la promesa del hecho de un tercero, queda obligado a éste como si con él hubiera
contratado.

En todos los casos, la ratificación del tercero convierte el acto en un verdadero mandato con
todos sus efectos legales.

Explicación
Poderes para representar a los accionistas en reuniones del máximo órgano social

Acusa recibo esta Entidad de su escrito remitido vía correo electrónico, a través del cual consulta si un accionista puede
representar a otros, valiéndose de poderes no autenticados ante notaría, inclusive a mano y en cualquier papel, con lo
cual mantienen la mayoría para las decisiones a que hubiere lugar.

1.- El artículo 2142 del Código Civil define el mandato como aquel contrato mediante el cual una persona confía la
gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera; si el
mismo comprende uno o más negocios especialmente determinados, se le denomina especial; y si se da para todos los
negocios del mandante, es general, igualmente si se da para todos, con una o más excepciones determinadas; no
obstante, en uno u otro caso, el mandato se reputa perfecto por la aceptación del mandatario, la cual puede ser expresa
o tácita (art. 2150 ibidem).

Mientras tanto, el Código de Comercio (art. 1262), considera el mandato como aquel contrato en el que una parte
se obliga a celebrar o ejecutar uno o más actos de comercio por cuenta de otra, haciendo la salvedad que el mismo
puede conllevar o no la representación del mandante
.
Por su parte, el artículo 1263 ibidem, es claro en señalar que el mandato comprende los actos para los cuales haya
sido conferido y aquellos que sean necesarios para su cumplimiento.

2.- Con respecto a los requisitos exigidos por la ley para que el poder se considere válido, deben distinguirse los
meramente formales sobre los de fondo. Así, respecto de los primeros, la misma ley se ha encargado de guardar
silencio, mientras que para los segundos ha dispuesto la presencia de reglas de obligatoria inclusión, en donde la falta de
alguna de ellas puede conducir a la evasión de responsabilidades, o en su defecto a que el encargo a que el poder se
refiere no se cumpla.

Justamente, podemos señalar como elementos del mandato los siguientes:

a) El poder debe constar por escrito, ya que como lo anota el profesor Tamayo Lombana " Es el elemento en virtud
del cual el representante actúa en nombre del representado, haciendo producir en su cabeza y en su patrimonio
los efectos del acto jurídico celebrado.
b) La intención de representar o "contemplatio domini" en consideración a que por ella se producen los efectos
propios de la representación.
c) Manifestación de voluntad del representante: o el señalamiento de que se actúa en nombre de otra persona que
recibe el nombre de comitente, representado y en general mandatario, o lo que es lo mismo la individualización
de las partes en él involucradas. Consecuente con lo anterior, la ley ha dispuesto que esta clase de mandato se
puede constituir de algunas de las siguientes dos formas (art. 2149 C.C.), por medio de escritura pública, lo cual
es permitido para todos los casos, y en algunos se torna obligatoria (Art. 65 C.P.C. en concordancia con el art.
836 del Código de Comercio), y por documento privado en cuyo caso no se requiere formalidad adicional.

3.- Hechas estas necesarias aclaraciones, se procede ahora a dar respuesta a la inquietud planteada, en los siguientes
términos:
El artículo 184 del Código de Comercio, el cual fue objeto de reforma por el artículo 18 de la Ley 222 de 1995, otorga
sobre la base de los principios de libertad de empresa e iniciativa privada previstos por el constituyente de 1.991, el
derecho para los socios de cualquier compañía, de hacerse representar en las reuniones de la junta de socios o
asamblea, y señala como uno de los primeros requisitos que el poder conste por escrito, en el que se incluyan las
indicaciones a que el mismo alude, sin exigir como condición que se trata de documento legalmente reconocido o de
escritura pública, de donde resulta claro que el poder en ese evento no está sujeto a formalidad alguna distinta al escrito,
que podrá ser incluso telex, marconi o fax, salvo que en los estatutos se establezca algún requisito en particular.

De la misma forma, se deduce del artículo 184 que la representación puede encontrarse deferida a cualquier persona
natural o jurídica, así se trate de personas que ostentan o no la calidad de accionistas, pues el legislador no consagró en
la Ley 222 u otra disposición del estatuto mercantil norma en contrario, salvo cuando ese asociado tenga el carácter de
administrador o empleado de la sociedad (siempre que este último desarrolle labores administrativas), ya que en tal caso
no pueden representar más acciones que las propias (art. 185 C de Co).

Igualmente es claro que en una sola persona se pueden encontrar representadas varias voluntades, pues análogo a lo
aquí dicho, tampoco existe regla en contrario, además, y como principio de interpretación jurídica, donde la ley no
distingue, le es prohibido al interprete hacerlo. En estos términos se da respuesta a los interrogantes planteados, y se le
hace saber que los alcances del concepto son los señalados por el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.

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