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Las escondidas.

Un juego aparentemente de niños, aunque en esta época cuando los adultos


se van a la guerra, nos gusta ser y sentirnos niños. Nos subimos a un tren con mis hermanos sin
saber nuestro destino, supongo que en estos años, nadie lo sabe porque una bomba puede
caer en cualquier momento.

Lucy y Edmund discuten por el asiento de la venta, Peter duerme y yo, bueno… yo me dedico a
mirar el paisaje. Por suerte tenemos un vagón solo para nosotros y también por suerte o
quizás por desgracia, es el primero. Los arboles nos abrazan primero pero si chocamos, seguro
que nos morimos. Que los arboles nos abrazan es claramente una metáfora, no tienen brazos;
ni siquiera tienen hojas. Lo del choque y morirnos no es metáfora, es posta.

Si… ya se… Soy re optimista.

Mi hermana menor propone el juego de niños. Peter, obvio, se ofrece a contar. No tengo
ganas de jugar pero si me niego me van a decir amargada, asique juego igual. Sin pensar
mucho ni poner mucho esfuerzo. Aprovechando la oscuridad del túnel, me escondo en la
cabina principal sin que el maquinista me vea.

Los arboles sin hojas se convierten en imponentes pinos llenos de verde, oscuro y claro, claro y
oscuro. El maquinista ya no está, desapareció por arte de magia… quizás se fue cuando
cruzamos el túnel o quizás nunca estuvo. Esos melancólicos y llanos paisajes, todos grises
tampoco están. Ahora hay un lago transparente que refleja cuerpos extraños, que no puedo ni
nombrar.

A lo lejos se impone una construcción con infinidad de torres, incontables casi. Ventanitas
pequeñas levemente iluminadas. ¿Dónde estamos? ¿Y mis hermanos? Me distrae ese castillo.
Susan volvé a la realidad, nena. Peter ya debe haber terminado de contar.

Un carrito de golosinas me pasa por la cara. ¿Queres algo del carrito? – me pregunta la señora
sonriendo. Nega con la cabeza Susan y sonreí. ¿Qué es esto?

Comienzan a oírse murmullos, gritos y risas de otros chicos. Tengo que caminar, tengo que
buscar a mis hermanos. ¿Soy yo o los pasillos se hicieron más estrechos? No sé dónde estoy.
Tengo que encontrar a mis hermanos, en realidad primero tengo que encontrarme.

¿Y estos quiénes son? Son tres chicos con capas negras y un logo extraño en el lado izquierdo
del pecho. Ah pará… No son todos el mismo logo. Ese es un león y tiene rojo, ese es una
serpiente… ¿Y este qué carajo es? Tiene pinta de águila o de halcón y es azul.

- ¡Harry! Apúrate – una nena pelirroja que debe tener la edad de Lucy le grita a un morocho
con anteojos.

- ¿Y Ron? – contesta el pibe.

Parece que falta alguien… Ahí se acerca uno: cabello rojo, pecoso, ropa usada y libro de
segunda mano. El tren se detiene y los tres hacen fila.

Yo también tengo puesta la capa… Si mis hermanos me vieran…

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