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Carajo, Malena

ó
(“Tres maneras de quedarse sola”)
Obra en tres obras

Zaría Abreu Flores

Estoy convencido de que todo acto sexual


es una acción en la que participan, por lo menos,

dramaturgiamexicana.com cuatro personas.


(Sigmund Freud)

obra protegida por INDAUTOR A JP,


con amor, de todos modos.

A quien mi sonrisa le es “impúdicamente necesaria”,


también, con amor.

A M por su adicción a mis palabras,


con absoluta cachondería.

Y a una mujer, la única:


Otra vez, Marcela, para ti.
Instrucciones de vuelo para Carajo, Malena.

a) Es una obra en tres obras. Según los deseos y las ganas, se puede montar cada
una como una historia independiente o hilar las tres en una sola.

El autor confiesa que a ella le gustan más las tres juntas, pero que en todo caso, por
algo las escribió de tal manera. Así que no pondrá objeciones a estas alturas...

b) Existe la posibilidad de que lo que teja el entramado sea únicamente que tres
personajes femeninos diferentes se llamen Malena, y que todas estén viviendo algún
tipo de enredo ¿amoroso? (no es seguro). Pero puede ser también, que sean tres
momentos en la vida de una misma Malena.

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c) Se puede elegir al gusto cómo ordenar las tres obras que integran el conjunto.
Sea cual sea la decisión, es importante saber que cada obra debe empezar con el
mismo número de personajes con que ha terminado la anterior. Estando separadas

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tan sólo por un breve oscuro.

Si se decide un orden matemático, es decir: del uno al tres, hiladito, sin mayor
complicación, basta con leer cada texto completo y de corrido.

Si se decide escoger un acomodo distinto: después de cada obra se encontrarán


otros dos finales posibles, según el orden que se elija. Es evidente que también
puede irse eligiendo el final que más convenga o venga en gana…

De igual modo, al leerlas, se puede elegir por cual se inicia y termina..

d) El autor recomienda (sólo “recomienda”) que la obra sea representada por 3


actores y se turnen los papeles masculinos; así mismo, aunque se decida que sean
tres Malenas diferentes, es conveniente (quizá hasta imprescindible) que sea la
misma actriz quien las represente.

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e) Algunos datos sobre Malena:

* Le gustan los gatos.


* Le gustan los juegos de palabras.
* Le gustan los hombres.
* Le gustan las mujeres.
* Es tres y una al mismo tiempo, cual dios.
* Al hablar por teléfono, nunca toma directamente la bocina, la sostiene entre
hombro y oreja mientras hace cualquier otra cosa con sus manos.

A excepción de los datos anteriores, puede ser construida como mejor venga a los
deseos.

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f) No habiendo más que decir, el autor se declara culpable de cualquier cosa que se
le impute, con o sin testigos, y hace declararse culpable también a Malena de -como
dice el personaje principal de Javier Velasco en Diablo Guardián-:

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“Me acuso de ser yo por todas partes. O sea de querer
siempre ser otra. Y hasta peor: conseguirlo ¿Ajá?”

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Carajo, Malena

O…

“Una”

Querrás saber que se me cortó el resuello


o que, al menos, un escalofrío se me atoró
en los pulmones
sentí la tarascada del desastre
y la sangre crujir entre las venas.
Querrás saber que entonces valió madre.
(Miguel Ángel Galván)

Espacio: El cuarto de Malena

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Indispensable: * Altar. Un mueble. Mezcla de costurero antiguo, vitrina y escaparate;
lo conforman una foto, un gato de trapo, piedras venidas de varios
lugares, algún caracol marino, fotos recortadas de periódico, tal vez

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una vela y lo que se ha ido sumando elegido por las “mágicas
coincidencias”. Es grande, no hay duda.
* Cama y sábanas blancas. Espejo en el techo.

Lo demás: A tu gusto

Personaje:
Malena: Mujer joven.

Los “en off”:


Ariela: Una fotografía en la pared, el motivo del altar.
Andrés: Pareja de Ariela.
La escuincla: Opción para Malena.

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Empieza:

Oscuro.

Algo similar a un quejido sexual, pero impreciso. Es indispensable sutileza.


LUZ: Close up de iluminación. Un pie sale debajo de la sábana.

Oscuro.

En off: Una boca tararea aburrida la siguiente tonada bien bajito.


LUZ: Close up de iluminación. La boca que tararea.

Oscuro.

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Malena en off: (chicle en boca, bombitas reventadas y toda la cosa) ¿Cómo
se llama una mujer que perdió el 90% de su coeficiente

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intelectual?... Viuda. (Recuerda una canción, canta)
“Felicidad, que bonito nombre tienes, felicidad, vete tú a
saber dónde te metes, felicidad, cuando salgo sola a bailar,
me tomo dos copas de más y se me olvida que te quiero…”

Risa.

La luz va abriéndose triangularmente, un par de pies femeninos sobresale de la


sábana.
Malena está acostada boca arriba, jugando con su chicle.

Malena: Odio mis pies.

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Día 1.

Entra Malena, viene de hacer las compras, va sacando los productos mientras se
los muestra a Ariela.

Te compré atún en agua, pa’ no engordar, un poco de verduras en


lata, mayonesa Light, lechuga para una ensaladita, aderezo de
mandarina, del que más de gusta, y dos cervezas.

Y… este es para mí (muestra un tubo de lubricante) ¡Ah! Y este,


este es para Andrés. (muestra orgullosa una botella de tinto), le
encanta.

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La pausa.

Ya ví lo que intentas hacerme con lo de la escuincla… Pinche Ariela,

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mejor mándale una a Andrés que ese sí se ve re jodido…

Camina hasta el altar, coge un gato de trapo, lo acaricia, el gato maúlla, ella sonríe.

¿No es increíble?, Me lo regaló mi abuela, cree que me siento sola,


llegó una tarde con el gato en la mano a preguntarme por qué
todavía no me he casado... le dije que era porque estoy ahorrando
para un jeep.

Pausa.

Ni manejar sé, carajo.

Deja el gato en el mueble. Se acuesta en la cama, se acurruca de espaldas al altar.

No me siento sola, te lo juro.

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Malena se toca, coloca su mano derecha en su entrepierna. Malena se masturba.
Suena el teléfono. Un timbrazo, dos. No contesta, deja que entre la contestadora, se
detiene, escucha.

El recado de Andrés: “Supongo que a esta hora estás dando clase, pero te llamé
para pedirte una disculpa... ¿Oye no hice nada ridículo o indebido, no?” Malena
detiene la contestadora

¿Qué cosa indebida iba a hacer con tamaña borrachera? No podía ni


pararse. Lo cuidé toda la noche, es la primera vez que duermo en su
casa… en tu casa… cuando Andrés se quedó dormido me solté a
llorar como una niña.

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Tenías razón no ronca nada, yo creía que a su edad ya todos los
hombres roncaban… hubo un momento en el que hasta creí que se
había muerto (pausa) ya ves lo exagerada que soy. Luego me

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terminé su botella y dormí como un bebé… (carcajada) No mames,
“cómo un bebé” ¿A quién se le habrá ocurrido esa frase? Si los
bebés cómo chingan las noches. Igualito que tu ex marido.

Reinicia la tarea inconclusa. Suena el teléfono, otra vez. Malena se detiene,


escucha.

El recado de la escuincla: “Hola, soy yo, de repente me dieron ganas de cantarte una
canción de cuna… para que duermas bien. (Canta) A la roro niña, a la roro ya… “

Mierda. (detiene la contestadora) ¿Es que esta escuincla no


entiende razones? El otro día me llevó flores, me las dio enfrente
de todo el salón. ¿Qué se cree? ¿Que no sospechan? Bonita me
vería con una alumna… Me acordé de mí: cuando iba en la
facultad no sabes cómo acosé a una de mis compañeras, una
vez le llevé tres ramos de gerberas, de doce flores cada uno…

Reinicia la tarea inconclusa. Oscuro. Teléfono. Malena en off: ¡Chingada madre!

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Ф Ф Ф

Malena canta una rola de Janis Joplin. Baila un poco.

Tu disco de Janis estaba todo rayado. Se lo conté a Andrés y me


preguntó que quién era Janis Joplin. No inventes, Ariela, ¿te cae que te
casaste con un tipo que no sabe quién es Janis Joplin? Da lo mismo,
saliendo del restaurante te lo compré nuevecito, para que no extrañes.

A pesar de su ignorancia me la paso muy bien con tu viudo. Se le


ve mejor. Ya nada más le falta una mujer y creo que se aliviana.
Cualquiera, la que sea, si ya tendría edad para saber que hay

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mujeres-aspirina.

Teléfono, no contesta, entra la contestadora.

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El recado de Andrés: “Hola, soy yo, nada más para contarte que me fue muy bien en
la junta, te quería platicar los detalles… ¿Qué haces mañana? Tal vez podamos
volver a comer…”

Detiene la contestadora; voltea a ver a Ariela.

Te pasas, cabrona.

Malena se acuesta, algo en su gesto da la impresión de que va a empezar a


masturbarse, pero no es seguro.

Teléfono. Deja que entre la contestadora.


El recado de la escuincla: “Hola, soy yo… este, ¿nos vemos hoy no?”

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¿Bueno?
(…)
Ah, sí, estaba dejándome un recado Andrés.
(…)
(empieza a hojear un viejo periódico) El que te conté, el viudo de mi
ex-marida.
(…)
¿Qué vas a saber tú lo que es sano, escuincla? ¿Bueno, a dónde
quieres ir o qué?
(…)
No, ya te dije que a cenar no. Mejor a comer. Paso por ti y de ahí
nos vamos a otro lado
(…)

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Sale, bye.
(…)
Igual. Chao.

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Ay, Arielita, más terca que yo, de plano…

Mira la foto en la que se ha detenido.

Esta foto es hermosa.

Reinicia la tarea inconclusa.

Oscuro.

En off: Algo similar a un quejido sexual, pero impreciso. Es indispensable sutileza.

E l i p s i s.

Malena está sentada en la cama, desnuda, con los ojos cerrados, Hace un
inventario.

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Ojos grandes.
Lúbrica.
Manos pequeñas.
Redonda, curvada.
Un culo delicioso
Un lunar en el muslo izquierdo.
Labios…
Hombros…

Se me está olvidando tu cuerpo, Ariela, se me está olvidando tu


cuerpo…

Sensualidad sutil, muy, muy sutil. Se levanta, va hacia el mueble.

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¿Quieres que haga maullar al gato?

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Toma el gato entre sus manos, lo hace maullar dos o tres veces con gesto triste.

A veces pienso que hubiera sido mejor morirme yo, es horrible


porque es muy egoísta desear que hubieras sido tú la que
sintiera esta tristeza y no yo… Si lo pienso al revés hay días
que me pongo a llorar tan solo de imaginar tu dolor y no
puedo parar en todo el día… Es mucho más difícil si no tienes
dios, y no sueñas con el maldito paraíso. A la verga con todo
Ariela, a la verga contigo.

Ф Ф Ф

Oscuro.
Timbre de Teléfono.
Malena en off: ¡Chingada madre!
Suena una, dos, tres veces.
Luz.
Malena está en camisón, contesta.

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¿Bueno?
(…)
No, nada… ¿Estás tomado?
(…)
(empieza a hojear un viejo periódico) ¿Otra vez con eso? …Ay,
Andrés, no sé, ya no te andes haciendo chaquetas mentales, nos
quería a ambos… de distinta forma, no puedes quedarte en el
pasado toda tu vida.

Pausa incómoda.

El altar es otra cosa, un recuerdo nomás…

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(…)
Míralo así: nos dejó la ventaja de acompañarnos y a ti te dejó la
ventaja de que soy más joven, eso me hace más divertida.

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(…)
No es sólo eso, también es que coger con un güey ha de estar
de la chingada, sinceramente. Soy mejor en la cama que tú.
(…)
No cojo con hombres, corazón.
(…)
(ríe) Ok. Te mando un beso. Bye.

Cuelga. Se acerca al altar, hace maullar al gato -otra vez-.

Me gustan los ojos de la escuincla, mira profundo, su mirada es


de una dureza enternecida, seguro que me entiendes porque tú
mirabas igualito. Me gustan las mujeres así, cabronas…

Mira la hoja del periódico en que se ha detenido.

Es muy extraño mirar las fotos que tomaste, pensar que tus ojos
están en esta imagen, pero del otro lado, ¿entiendes? Atrás de la

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fotografía… ver lo que viste, lo que elegiste de entre una enorme
multiplicidad de instantes…

Me gustaba cuando te ponías esa línea azul sobre los párpados,


loquísima, y luego un ojo cerrado y el otro seleccionando, mirando
a través de la cámara. La mitad de ti era ciega en esos momentos,
era hermoso el instante en que te separabas del ocular y con
ambos ojos bien abiertos me sonreías, tenías una manera de
mirarme que me cachondeaba y enternecía al mismo tiempo,
recuerdo que los primeros meses me decía “se va a acabar”, esto
se va a acabar, y te buscaba los ojos, segura de que esa manera
de verme no podía durar para siempre, y sí duró, hasta la última
mañana, mirándome igualito que el primer día…

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Se empieza a masturbar. Se detiene, llora.

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La primera vez que salí con Andrés, estuvimos hablando de cosas
de ti que no sabíamos. Las que sólo sabía el otro. De repente se
soltó a llorar sobre la mesa, dios, jamás había visto llorar a un
hombre así. Lo abracé, entonces me dijo: “Se están comiendo sus
ojos los gusanos”. Pinche Andrés, es una imagen que todavía no
me puedo quitar de la maldita mente… como si sucediera a
diario…

Malena sigue llorando

Ф Ф Ф

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Malena está absolutamente borracha, hablando con la escuincla por teléfono, ríe a
carcajadas. De cuando en cuando hojea un viejo periódico.

…Y me pregunta: “¿No qué estaba en un congreso?” Y yo, con el


rabo entre las patas y el cadáver en el coche: “Bueno sí, pero al
final se canceló y nos fuimos a descansar, nada más 8 días”
Y él insistiendo: “¿Y porqué no me avisó?” Yo quería matarlo, no le
caía el veinte, y nomás preguntaba porqué estaba conmigo y qué
hacíamos en Puerto Vallarta. Ay, escuincla, y ella rete tranquila,
como si estuviera dormida en el asiento de atrás. Pobre hombre.
Si eso seguía así no la íbamos a enterrar hasta dentro de tres
meses. ¿Entiendes? Ese cabrón con tal de no enfrentarse al pedo
era capaz de quedarse preguntándome cosas el resto de su vida,

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así que ahí nomás le solté toditita la verdad, así de golpe.
Se quedó frío, yo creí que también se me iba a morir. Y no digamos que
a esas alturas me importara, porque estaba hecha mierda y me

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valía madres todo, pero ¿quién me iba a ayudar a pagar todos los
gastos?
Se soltó a llorar de una manera, yo no sabía si era por la noticia
que le di cuando abrió la puerta o por la que le di justo minutos
antes de que me azotara la misma puerta en las narices.

Apenas y puede hablar del ataque de risa.

Sé que te lo he contado treinta veces pero es que bien mirado es


chistosísimo ¿No?

Cuelga sin esperar respuesta, se acaba de “hidalgo” lo que queda de la botella.


Habla con Ariela.

¡Salud!...

La invité al panteón, de repente estaba ahí parada a mi lado, no


me dí cuenta ni cómo.

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Media hora eterna, calladas las dos, separadas casi por un metro...
Se sentó a un lado de tu tumba y se puso a hablar bajito, creo que
se entendían, yo no pude decirte nada, estaba viéndola, intentando
descifrarla.

Cuéntame Ariela ¿qué te dijo?

Flores y más flores sobre tu tumba, se secan, se ponen horribles,


hay que cambiarlas cada semana… ya no voy tan seguido,
entonces cuando llego es todo un amasijo de ramas secas, de
pétalos regados, cafés, horribles.

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Ya no te voy a llevar flores. Don Juan no hace su trabajo. No
limpia nada, ni madres, le vale. ¿Qué don Juan no tendrá muertos?

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Malena se queda dormida, luz sobre el mueble, vela prendida, la primera.

ESCUINCLA EN OFF: Concédemela, Ariela, te juro que la cuido.

Elipsis
Día siguiente, la cruda.

Malena está desnuda sobre la cama. Suena el teléfono, no contesta. Deja que entre
la grabadora.

El recado de la escuincla: “ No, no es chistosísimo, es muy triste. A los dos les ha de


haber dolido mucho… Ay, Malena, has de estar ahí con una cruda detestable…
Anoche no dormí pensando en cómo te sentías… Llamé por eso, para mandarte un
abrazo, no sé que más decirte… este… te veo al rato ¿No?... (Cuelga)”

“Un abrazo”, si yo ahorita lo que necesito son unos chilaquiles.

Malena mira su reflejo en el techo.

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El otro día me descubrí varias estrías, a este paso acabo
cebra…Ya tengo cuerpo de treintañera, soy una idiota porque
cuando miro las fotos de cuando tenía 20 me da nostalgia y no
entiendo por qué mi cuerpo ha cambiado tanto. La verdad, Ariela,
es que no crecí nunca, y tú que decías que te gustaba que fuera
tan “mujer”. Él dice lo mismo, pero es que no me ve como tú,
cuando ando de niña desvalida.

Se da vuelta en la cama, le da la espalda.

¿Tú también ya me notas el cuerpo de treintañera?

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Malena se tapa la desnudez avergonzada, se acaricia el cuerpo, empieza a
masturbarse, sus manos se detienen en sus senos.

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Puta madre, Ariela, no sabes, no tienes la más mínima idea de
cómo extraño tus senos.

Silencio largo, largo, largo. Congelamiento del movimiento y de la entraña.

Hace una semana la escuincla me llevó flores otra vez, gerberas.


¿No es demasiada coincidencia?... ¿Me estás haciendo trampa y
mandándome algún tipo de señal? La verdad es que se me hizo un
hueco en la panza.

Por eso te llevé las gerberas al panteón. No me preguntes por qué


no entré… De verme llegar con las flores seguro que me metes
una mentada de madre que todavía me estarían zumbando los
oídos, por eso mejor te las envíe con Don Juan. Igualito que
Andrés; ese ya me anda contagiando sus rarezas. ¿Estaré
envejeciendo? Me duele ir a trabajar, dar clases, rodearme de
muchachitos estúpidos que no entienden nada.

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Total, que después del panteón me llama la escuincla al celular,
que si podía venir a la casa a cenar y por supuesto que le dije que
no. No podía dejar de pensar en lo que diría al llegar aquí y no
ver las gerberas. Ni madres, me dije, mejor que no venga.

Pausa incómoda.

La capacidad de adaptación del ser humano es una basura. No


debería ser así, somos asquerosos, absolutamente volubles.

Los pingüinos son más fieles, lo ví en “Animal Planet”. Cruzan


distancias enormes para llegar al lugar en el que se aparean y
entre miles (o cientos) de pingüinas reconocen a su hembra, se

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aparean con la misma toda la vida; si se les muere se quedan
solos, ¿sabes? Absolutamente solos, ya no se cruzan con ninguna,
¿te imaginas? Nadan esa distancia, para llegar y darse cuenta de

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que está muerta y ya, no se andan con mamadas, se acabó.

Los pingüinos son tristes.

Suena el teléfono. Malena no contesta, deja que entre la contestadora.

El recado de la escuincla: “Malena, ya no sé ni como decírtelo, ya me acabé la


florería, las palabras… en serio me gustas, con todo y tus dolores y tus necedades y
ese complejo de avestruz que te cargas. Las avestruces cuando esconden la
cabeza, paran el culito, ¿te has fijado…?”

Malena se ríe, descuelga.

No soy una avestruz, soy un pingüino.


(…)
Es en serio
(…)
Tendrás que averiguarlo, qué ignorante.

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(…)
No puedo, tengo muchas cosas que hacer.
(…)
Ok, ok, está bien. ¿A qué hora?
(…)
Paso por ti, entonces.
(…)
Igual. Adiós.

Cuelga.
¿Cómo le hacen los pingüinos para elegir a su pareja? ¿Si se
equivocan se chingaron?

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Se viste, toma su bolsa y una chamarra.

Voy a salir, todo el día. No me esperes a cenar. Y si tengo suerte ni a

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dormir…

Le guiña un ojo a Ariela, sale.

Se cierra la puerta e inmediatamente se abre.


¿Cuánto tiempo ha pasado?
Malena viene apenas borracha, notablemente triste, prende la contestadora.

El mensaje de Andrés: “Necesitaba hablar con alguien… Fui al panteón, le llevé


margaritas, las dejé con el sepulturero; otra vez me dio miedo entrar, ¿no es
absurdo?...”

Detiene la contestadora.

Soy un fracaso, Ariela, no pude ni tocarla, me estaba muriendo del


miedo.

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Oscuro.

En Off: Algo similar a un quejido sexual, pero impreciso. ¿Llora o gime?

Ф Ф Ф

Malena está en camisón sobre la cama, es de noche, habla con Ariela

Andrés dice que es normal lo de la escuincla, que a él le ha pasado


igual… lo estuvimos hablando, me hizo bien, es que no hay nadie
que pueda entender esto que no sea él, es como si no necesitara

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contarle nada, lo sabe ¿entiendes?, lo sabe con la entraña, de
pronto nos descubrimos la tristeza en una mirada y no necesitamos
ni preguntar, ni responder.

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Prende un cigarro.

Me estoy fumando dos cajetillas diarias. Despierto con una tos


asquerosa, pero dice el psiquiatra que está bien, que por el
momento dejarlo supondría una angustia más. ¿No es increíble
cómo hablan? “supondría una angustia” No mames, después de
todo.

No entiende nada, dice que soy fóbica, que no me quiero volver a


enamorar porque me da miedo que la otra persona también se
muera. ¿Me vio cara de pendeja o qué?, son tan simples. Total, me
salí de la terapia y fue cuando me ví con Andrés para cenar, nos
estuvimos riendo un poco de los terapeutas…

Mugre Andrés, al fin y al cabo hombre, no dejó de verme el escote


toda la noche… ¿Qué no sabe que mis tetas son lesbianas? En fin,
sospecho que manos son manos, es decir, ¿si cierras los ojos

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notarías la diferencia? Para mí que tú con Andrés cerrabas los ojos
todo el tiempo…

Tocan el timbre. Le hace un gesto a Ariela para que guarde silencio. Vuelven a
tocar, ella no abre.

Teléfono. La contestadora. Malena escucha.


El recado de la escuincla: “Estoy afuera de tu casa, no estás, oye, no hay bronca por
lo del otro día; entiendo, todo lo que me contaste de la muerte de tu chava y eso, no
sé, al principio ha de ser un poco difícil ¿no? Con tanta tristeza y miedo, no sé, te llamo
luego.(cuelga)”

Mugre escuincla… si a esa edad piensan que lo entienden todo,

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que lo sienten todo, con su experiencia de Kinder hablando de que
me siento triste o de si tengo miedo… Ay, Ariela, ya tengo edad
para saber que no es buena idea…

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Dice que soy vital, pero no se da cuenta de que es por ella… por
esa manera de acosarme que tiene, con terquedad de mosca
estrellándose contra un cristal…

No tengo ni la mitad de su energía…

Apaga la luz, silencio absoluto, la vuelve a prender.

¿Qué se siente hacer el amor con un hombre? A fin de cuentas


¿no da lo mismo si es plástico o piel…?

Juguetea con un dildo.

Apaga la luz, otra vez.


Ni un maldito sonido.
Prende la luz.

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Estoy francamente loca ¿verdad?

Pone el dildo en el altar

Para que te entretengas.

Toma el gato de trapo, regresa a la cama. Oscuro. En off: el gato maúlla.

Ф Ф Ф
Malena al teléfono.
Saudade. Llanto.
Fotos de periódicos.

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En cuanto entré al cuarto y la ví supe, pero uno siempre guarda
una maldita esperanza, es como en las películas, igualito, la

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sacudí como diez veces.

No lloré, era más grande el espanto, un terror que me mordía todos


los huesos, algo que nunca había sentido. El vacío.

En la mañana habíamos cogido, y yo salí a caminar un rato.

En la mañana habíamos cogido…

Tenía uno senos hermosos. Carajo, los senos más hermosos que
haya visto nunca.

Como ella no usaba escote, me di cuenta hasta la primera vez que


le quité la blusa, no mames, y eran suaves, bien suaves, podías
hundir la manos en ellos…

Caminé por la playa, me acuerdo que había una niña haciendo


acrobacias en una hamaca, se paraba en ella y se daba vueltas...

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Le pregunté su nombre: María de los Ángeles, tenía 6 años, me
quedé media hora viéndola jugar.

Después regresé al hotel… Creo que era uno de los viajes más
hermosos que tuvimos.

No podía creerlo, no entendía nada, de pronto, así nomás, ya no


estaba, ¿entiendes?
Yo veía su cuerpo y sabía que ya no era ella, que ella ya no estaba
ahí, y su cuerpo entonces me pareció algo grotesco, absurdo, una
especie de enemigo, no podía tocarla, no quería tocarla.

Me preguntaron con qué quería vestirla, me salí, no pude

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aguantarlo, no podía tocarla, tenía miedo. Su piel era de una
suavidad fuera de lo común y creí que de repente iba a ser dura,
áspera, que podría cortarme. ¿Es muy estúpido?

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Salimos de ahí, calladísimos, lo que más me molestaba era la
curiosidad amable con la que me miraban, atentos, al pendiente de
cada gesto, ochocientas mil veces preguntándome si necesitaba
algo. ¿Qué iba yo a necesitar? Ya todo había valido madres.

Tú nunca has sentido eso, es un desgarramiento de la entraña,


piensas “de esta no salgo”. Y cuando ya pasaron unos meses te
detestas, te sientes bien culpable porque sí saliste, porque sigues
ahí respirando –Andrés dice que le pasó igual-.

La primera risa es horrible, yo me acuerdo perfecto de la primera


vez que escuché mi carcajada, como si fuera de otra persona,
como si viniera de muy lejos, miré a la gente que estaba ahí y me
avergoncé tanto que tuve que irme, estaba segura de que todos se
preguntaban cómo era capaz de reírme.

Y cada vez fue más seguido ¿ves? Cada vez me fui riendo más.

22
Tú no andas buscando eso, escuincla, no te lo mereces. Eso
déjaselo a otro tan podrido como yo.

Ф Ф Ф

Malena al teléfono. Hojea un viejo periódico.

Mira Andrés, lo que te hace falta es una mujer o volverte gay.


(…)
Estás en la edad perfecta para experimentar, tu muerta empezó a
los 40 ¿No?

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(…)
No digas estupideces.
(…)

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Ok. Lo hablamos más ampliamente al ratito ¿no?
(…)
Sale.
(…)
Bye.

Cuelga.

Míralo nomás. Ay Ariela, dale un poco de luz.

La pausa.

La verdad es que me gusta más ver a Andrés que a la escuincla,


ella me deja rara, no sé, inquieta; en cambio con Andrés todo es
tranquilo y suave… ¿entiendes? Claro que entiendes.

Deja en el altar la hoja del periódico en que se ha detenido.

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Ф Ф Ф
Malena entra trae una maleta.

Andrés también es un pingüino, está clarísimo. Debiste haber nacido


en el polo norte con ese afán tuyo de palmíferos. ¿Así se llaman? Me
suena a palmito…

Medio saca las cosas de la maleta desordenadamente, saca una piedra pequeña y
despostillada, la pone en el altar.

Fuimos a Tlalmanalco. Te traje esta.

Mi jeep va a ser rojo, de un rojo intenso. Y nos vamos a ir en él a

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recorrer el mundo, y voy a manejar YO, por caminos terregosos y
sucios, habrá mucho polvo, pero estaremos felices y
despeinados…

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(dice, que le gusta como me despeino por las noches, que
amanezco guapa y que eso es una ventaja que pocas mujeres
tienen, dice también que le caigo bien y que me quiere un
chingo, y algunas veces, sólo algunas, me mira fijo, desde muy
lejos)

¿Por qué no te gustaba Tlalmanalco? La próxima vez que vaya


te voy a llevar conmigo… ¿De verdad me sigues queriendo? …

Nos hizo bien, al menos escribí mucho, en el periódico están


felices porque ya les entregué todas las reseñas atrasadas. No
es un mal tipo tu viudo, y no está mal ¿eh?, podría conseguirse a
alguien…

Carajo, Malena, ya cállate.

Prende la contestadora.

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El recado de la escuincla: “Hola, soy yo ¿Dónde te has metido?, te he extrañado y
estos…”

Detiene la contesadora, se sienta, fuma. Mira a Ariela.

No entiendes nada, los muertos nunca entienden nada, ¿Qué vas


a saber tú lo que nos está pasando?

Lo que duele, Ariela, es que tú estés tan sola en tu tumba, y


nosotros aquí, jugándole al pendejo a lo pendejo. Nomás porque
sí, porque estamos asustados de que te hayas muerto y porque
no sabemos qué hacer con eso…

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Le descubro gestos tuyos, palabras, lugares compartidos…

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¡Los muertos no hablan, Ariela, los muertos no hablan, déjame en
paz. No me estés chingando la madre!

Ф Ф Ф

Close up de iluminación sobre El mueble, la luz se va abriendo triangularmente


hasta la cama, está vacía.

Ariela está sola.

Malena no llegó a dormir.

Ф Ф Ф

25
Malena está sentada sobre la cama. Desgarramiento atroz. Bebe de una botella de
tequila.

Ariela, tenemos que hablar…

Tocan, Malena se sobresalta, sale a abrir. Entra con Andrés.

Andrés: (acerca de la foto) ¿No se ve un poco más vieja?


Malena: Claro, han pasado dos años.
Andrés: Oye, de lo de anoche…
Malena: No tienes que explicarlo. Lo entiendo.
Andrés: ¿De verdad?
Malena: Sí,

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Andrés: …
Malena: ¿Te sientes muy solo, no?
Andrés: …

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Malena: No inventes, no soy buga.
Andrés: …

La luz baja poco a poco hasta quedar en un completo oscuro.

E L I P S I S.

Un poco más tarde:

Mismo juego de luz y sonidos del principio.

Luz, sobre Andrés y Malena que están desnudos.


Malena llora desconsolada.

Andrés: Carajo… Malena…

Callan, miran el altar absolutamente desolados. Suena el teléfono.

26
Contestadora.

La escuincla: (El recado va bajando de volumen en Fade out, junto con la luz): “Hola,
soy yo… sé que estás ahí dentro, al menos contéstame el teléfono, dos segundos…
Oye, no es tan grave, podemos seguir saliendo, total si no funciona no pasa nada…
Sé que estás confundida… ¿Malena?.”

Malena sigue llorando.

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27
EN CASO DE QUE AL UNO LE SIGA EL TRES:

Malena: ¿Te sientes muy solo, no?


Andrés: …
Malena: No inventes, no soy buga.
Andrés: …

La luz baja poco a poco hasta quedar en un completo oscuro.

E l i p s i s.

Un poco más tarde:

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Mismo juego de luz y sonidos del principio.

Luz, sobre él y Malena que están desnudos.

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Tocan a la puerta, los dos se miran
¿Quién va a abrir?

Malena se levanta en cueros, Andrés se tapa con la sábana, Malena abre, entra un
joven, evidentemente deprimido, hablando por un celular, trae en las manos un ramo
de gerberas, ni siquiera se percata de la desnudez de Malena.

El de las flores: Pinche vieja. ¿Cómo te atreves? Ya te dije que


no me vuelvas a llamar. ¡Púdrete! (cuelga)
(a Malena) Mi ex esposa. Me engañó. (Le
extiende el ramo) Se las mandan. Aquí está la
tarjeta.

Malena lee la nota. Silencio.

28
Andrés le da un trago a la botella, se la ofrece al joven, él duda pero toma de la
botella un trago largo. Se sienta a un lado de Andrés en la cama, Malena deja la
tarjeta en el altar y toma el gato de trapo.

Malena: La vida es una mierda.


El de las flores: Sí.

Teléfono. Contestadora.

El recado de la escuincla: “Hola, soy yo… sé que estás ahí dentro, ¿Recibiste mis
flores?...”

El de las flores: ¿No le va a contestar?

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Malena niega, se sienta entre los dos, en la cama, abrazando el gato.

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El de las flores: ¿Y no se va a vestir?

Malena niega, el de las flores se encoge de hombros y le pasa la botella de tequila,


Malena bebe.

El recado de la escuincla “…Malena… al menos contéstame el teléfono, dos


segundos… Oye, no es tan grave, podemos seguir saliendo, total si no funciona no
pasa nada… Sé que estás confundida… ¿Malena?.”

Malena llora desconsolada.

Andrés: Carajo… Malena…

Los tres callan, miran el altar absolutamente desolados.

Malena sigue llorando.

29
EN CASO DE QUE EL UNO CIERRE:

Malena está sentada sobre la cama. Bebe de una botella de tequila.

Ariela, tenemos que hablar…

Teléfono, Malena se sobresalta, deja que entre la contestadora.


El recado de Andrés: “No sé que decirte, Malena, estoy enloqueciendo de pensar en
como puedes estar sintiéndote en este momento…” (Cuelga)

Cogí con Andrés. Anoche. Simplemente sucedió. No sirve de nada


cerrar los ojos, Ariela, de nada... Creí que… no sé, es mucho
tiempo. De repente pensé que podía uno enamorarse de una

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persona, sin importar su sexo. Cogí con Andrés. ¿Entiendes de qué
putas te estoy hablando?

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Suena el teléfono, deja que entre la contestadora.

Recado de la escuincla: “Hola, soy yo… sé que estás ahí dentro, ¿Recibiste mis
flores?... Malena, lo que pasa es que te desapareciste tanto tiempo…conocí a alguien,
la neta es que me gustabas un chingo, te volviste entrañable, y estoy segura de que
hubiera funcionado, pero ’ hubiera no vino’ diría una amiga, en fin, no sé. Bye”

Malena mira el altar absolutamente desolada.

¡Los muertos no hablan, Ariela, los muertos no hablan, déjame en


paz. No me estés chingando la madre!

Malena llora.
Mismo juego de luz y sonidos del principio.

Oscuro.

En off: Algo similar a un quejido sexual, pero impreciso, es indispensable sutileza.

30
Carajo, Malena
O…
“Dos”

Lo nuestro fue caer el uno en el otro


como si nos hubiésemos caído al suelo
y la verdad, mejor nos hubiéramos caído al suelo.
(Paco Ignacio Taibo II)

Espacio: Un cuarto de hotel.


Indispensable: Cama y sábanas blancas. Espejo en el techo. 2 celulares. (Puede ser
uno para dos)
Lo demás: A tu gusto.

Personajes:

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Malena: Mujer joven, quizá sin evidencias
Emilio: ¿Pareja de Malena?

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Empieza:

Oscuro.
Algo similar a un quejido sexual, pero impreciso. Es indispensable sutileza.

LUZ: Close up de iluminación. Un pie sale debajo de la sábana.

Oscuro.
En off: Dos bocas se besan, se lamen, se chupan. Indispensable sutileza.
De repente una de las bocas tararea aburrida alguna tonada bien bajito.

Luz

Close up de iluminación. La boca que tararea.


Al fondo se siguen escuchando las bocas que se besan.

OSCURO.

31
Malena en off: (chicle en boca, bombitas reventadas y toda la cosa)
¿Qué es lo más inteligente que ha salido de la boca de una
mujer? … El pene de Einstein.

Risas.

La luz va abriéndose triangularmente, un par de pies masculinos sobresale de la


sábana, la mujer está acostada boca arriba, colgando hacia atrás el cuello, mirando
los pies de él; jugando con su chicle.

Los dos están desnudos, él está debajo de las sábanas, ella no.

Malena: Tienes… curiosos pies.

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Emilio: ¿Define “curiosos”?

Ella ríe...

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Pausa incómoda.

Los pies se mueven.

Malena: No te muevas tanto. ¿Qué haces?

Pausa incómoda.

Emilio: ¿Qué hacemos aquí?... es decir.... ¿Porqué no nos hemos


ido? ¿Qué estamos esperando o qué?
Malena: ¿Te quieres ir?
Emilio: Vete tú, no hay tos.
Malena: A ver ¿Porqué estás aquí?
Emilio: Me da hueva salir. Malena: No me gusta estar
sola.
Emilio: ¿Y tú?
Malena: No sé.

32
Emilio: ¿No sabes?
Malena: ¿Dónde está el puto encendedor?

Emilio se lo pasa.

Malena: ¿A dónde?
Emilio: ¿Qué?
Malena: ¿A dónde iríamos?
Emilio: ¿Desde cuándo?

Malena calla.

Emilio: ¿Desde cuándo, Malena?

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Malena: No sé... olvídalo.

Emilio fuma.

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Emilio: ¿Por qué no te largas y me dejas dormir?
Malena: Porque yo también tengo sueño.
Emilio: Pues duérmete.
Malena: No puedo.
Emilio: Chinga…
Malena: Bueno, basta ¿Por qué estás tan enojado?
Emilio: ¿Que por qué, Malena, que por qué? Con una chingada.
Malena: A ver, respira. Odiar no es bueno, te hace daño…
Emilio: Debería agarrarte a madrazos.
Malena: …
Emilio: ¿Nunca te has enamorado?
Malena: Sí, de ti.
Emilio: Bien que lo demuestras mamacita.
Malena: Sé fingir.
Emilio: ¿Y de qué te sirve enamorarte si finges que no?
Malena: Ay, no inventes, Emilio, si hasta los orgasmos se fingen.
Emilio: ¿Has fingido conmigo?

33
Malena: No…
Emilio: Puta madre, Malena.
Malena: Quizá sólo un poquito, sólo a veces… (referencia a
que acaban de coger, lanza una evidente mirada a la
desnudez de los dos y a la situación) ¿Te gustó?
Emilio: No, no me gustó.
Malena: ¿En serio?
Emilio: Me puse calientísimo, ¿Eso es lo que quieres oír? Tu culo
me fascina
Malena: Yo lo odio, cuando tienes buen culo, tienes que andar
soportando que todos los hombres te cojan de a perrito.
Detesto coger de a perrito…
Emilio: ¿Te cae?

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Malena: Emilio, ¿5 años y nunca te diste cuenta?
Emilio: (ofendidísimo) ¿Por qué nunca me dijiste? Creí que te
gustaba coger conmigo.

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Malena: Es que al principio creí que eras algún tipo de gay
reprimido…
Emilio: ¿Y luego?
Malena: Pues nada, supongo que asumí mi papel histórico.
Emilio: No pareces de esas mujeres.
Malena: No lo soy.
Emilio: ¿Entonces?
Malena: Tú no eres el tipo de hombre que pueda soportar a alguien
que no sea “de esas mujeres” ¿Neto, no eres gay?
Emilio: Chingada madre, Malena.

Malena se levanta, camina desnuda hasta el baño, entra, se tarda horas.

Emilio se queda unos segundos mirando hacia donde ha salido el culo de Malena,
levanta la sábana, se mira el pito.

Emilio: Carajo, ya se me paró.

34
Grita hacia el baño:

Emilio: ¿Cuándo salgas podrías taparte el culo? Con una chingada…


Malena: (ella ríe dentro del baño, grita) ¿Has ido al “butter”?

Él calla.

Malena: (Desde el baño) No tengo con qué taparme.


Emilio: Invéntate algo.

Segundos después sale Malena, con el papel de baño enredado alrededor del culo.

Emilio ríe.

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Malena: ¿Así está bien? … ¿Neto, no eres gay?
Emilio: No me estés chingando.

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Malena levanta la sábana, se asoma, le ve el pito parado.

Malena: No, no lo eres.


Emilio: Fue por verte el culo.
Malena: Ah, bueno, entonces quizá sí.
Emilio: No mames, no tienes culo de hombre.
Malena: Que alivio…

Pausa.

Emilio: ¿Cómo es?


Malena: No te tortures.
Emilio: La que me tortura eres tú, lo demás es apenas afinar
algunos detalles.
Malena: No te voy a contestar.
Emilio: Anda.
Malena: Alto, 1.90, una verga enorme…
Emilio: Cállate.

35
Malena: Deja de preguntar.
Emilio: ¿Te gusta torturarme?
Malena: Emilio, cambiemos de tema.
Emilio: Entonces déjame tocarte.
Malena: No.

Emilio se voltea dándole la espalda a Malena.


Malena queda boca arriba, viéndose en el espejo del techo.
El silencio es atroz.

Malena: ¿Tienes un cigarro?

Él le extiende un cigarro, sin voltear a verla.

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Malena: (trampa) ¿Me lo prendes?

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El voltea, le prende el cigarro, la mira.

Emilio: ¿Desde cuándo?


Malena: No importa.
Emilio: Sí importa
Malena: No importa.

Se miran.

Emilio: Antes…
Malena: (interrumpiéndolo) ¿Antes de qué, qué?
Emilio: Nada. No importa.
Malena: Sí importa.
Emilio: A estas alturas nada importa
Malena: No seas exagerado...
Emilio: ¿Cómo llegamos a este punto?
Malena: Tú, no sé, yo, haciéndome pendeja.
Emilio: Que literal. ¿No hay nada más detrás?

36
Malena: Hay todo detrás, lo sabes…
Emilio: …
Malena: No sé como ocurrió. Simplemente pasó.
Emilio: Esas cosas no pasan “simplemente”.
Malena: Ay, Emilio, a veces sí. Una mirada; dos o tres tardes juntos,
y ya, todo valió madres.
Emilio: Así de fácil.
Malena: Nada fácil.
Emilio: Imagínate para mí.
Malena: Imagínate para él.
Emilio: Me importa un carajo él.

Pausa incómoda.

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Emilio: ¿Por qué me llamaste?
Malena: Quería verte.

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Emilio: ¿Para qué?
Malena: Para ver qué sentía.
Emilio: ¿Y qué sientes?
Malena: Nada.

Silencio.

Emilio: Mierda.
Malena: Sí: mierda.

Emilio: Supongo que ya todo entre nosotros valió gorro, ¿no?


Malena: Pero desde hace siglos.
Emilio: ¿Y porqué no me avisaste?

Callan. Le da un beso en la frente de despedida. Se dispone a vestirse.

Emilio: Tienes mi número.


Malena: (mirada de muérete) Desde hace 5 años…

37
Emilio: Bye

Suena el celular de Malena. Él apenas ha logrado ponerse los calzones, se vuelve


a sentar en la cama, escucha.

Malena: ¿Bueno? Ah, hola.


Emilio: ¿Es él?
Malena: (Tapando la bocina) No te importa.
Emilio: Claro que me importa.

Señal de que se calle.

Malena: No, nada.

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(…)
Malena: En un café con una amiga.

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Emilio se exaspera, pero de igual modo no hace ningún ruido. Malena habla por
teléfono mientras se pelea con el papel de baño que trae enredado alrededor del
culo.

Malena: No, ya te dije que ya no nos vamos a ver


(…)
Malena: No insistas.
(…)
Malena: De verdad no es el momento.
(…)
Malena: Basta, güey, no…
(…)
Malena: Mira, yo te llamo al rato ¿ok?
(…)
Malena: En serio.
(…)
Malena: Sale, bye. ¡Oye! Estate tranquilo, saldrás bien de esta…

38
Cuelga.

Emilio: ¿Terminaste con él?


Malena: Que no te importa.
Emilio: ¿Cómo no me va a importar?
Malena: Sí, terminé.

Visible gusto en Emilio.

Emilio: ¿Y?
Malena: Nada. (avienta al bote de la basura el papel de baño hecho bolas)
Emilio: ¿Por qué?
Malena: No sé era una experiencia hermosa, pero menor…

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¿Entiendes?
Emilio: ¿No qué tenía una verga enorme?
Malena: No te comportes como un adolescente.

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Emilio se ríe.

Malena: ¿Qué?
Emilio: Ay, Malena ¿”Estate tranquilo, vas a salir bien de esta”?

Silencio

Emilio: Si “esta” eres tú; nadie sale bien de esta.


Malena: Uy, ahora resulta que tengo un infinito poder para fastidiar a
los hombres.
Emilio: Algo hay ¿no?
Malena: No es precisamente eso.
Emilio: ¿Entonces qué es?
Malena: No sé, cualquier cosa.
Emilio: ¿Cualquier cosa?
Malena: ¿Nunca has sentido que en realidad eres distinto de lo que
eres?

39
Emilio: ¿O sea?
Malena: Sí, que hay una enorme diferencia entre lo que sientes y lo
que haces.
Emilio: No siempre es bueno hacer todo lo que se siente, la
civilización existe.
Malena: ¿De qué demonios estás hablando?
Emilio: No tengo idea.

Ella intenta besarlo, él la rechaza.

Emilio: ¿Una “amiga”? Primero soy gay, luego mujer, voy a salir de
este hotel con un conflicto de identidad que ni Zelig.
Malena: ¿Quién es esa? ¿Te la cogiste?

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Emilio: (carcajada) No mames.
Malena: ¿Qué?
Emilio: Olvídalo.

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Malena: No, dime quién es.
Emilio: No me la cogí ¿Con eso basta?
Malena: No.

Intenta algún gesto de cariño.

Emilio: Ya, cachorra.


Malena: Me revienta que me digas cachorra.
Emilio: Ok. No lo vuelvo a hacer, lo prometo.

Se sonríen.

Emilio: Así que tal vez no todo ha valido gorro ¿no?


Malena: (lo más tierna que puede) Tal vez no.
Emilio: ¿Me extrañas?
Malena: Sí.

Suena un celular otra vez.

40
Emilio: Bueno, ya, hola. ¿Qué pasó? ¿Cómo andas?
(…)
Emilio: Ya, que bueno…
(…)
Emilio: No ahorita no puedo. Estoy ocupado.
(…)
Emilio: Ya, no, nada.
(…)
Emilio: Bueno, no es que nada, estoy ocupado.
(…)
Emilio: Luego te cuento.
(…)

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Emilio: No, no te angusties.
(…)
Emilio: Mira lo que…

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(…)
Emilio: Ya, cálmate, mira ¿te puedo llamar luego?
(…)
Emilio: En ningún lugar.
(…)
Emilio: Digo, sí, en la Roma…
(…)
Emilio: No, este… ¿Te llamo luego no? En serio.
(…)
Emilio: Un beso, bye.

Malena: ¿Quién era?


Emilio: Un amigo.
Malena: Entonces, sí eres gay…
Emilio: No me estés chingando.
Malena: Pues dime quién era.
Emilio: No tiene importancia.

41
Malena: Ja, No la tiene si se trata de ti y si es sobre mí sí. No
entiendo tu tabula rasa.
Emilio: Malena…
Malena: ¿Con quién estás saliendo?
Emilio: Con nadie.
Malena: Mierda, ¿Desde cuándo?
Emilio: Poco. Pero es algo sin importancia, como tú dices:
“menor”.

Silencio.

Emilio: ¿Cuánto tiempo estuvimos sin coger?


Malena: Terminamos ¿no?

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Malena toma la sábana y se cubre la desnudez avergonzada…

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Emilio: No, hablo de antes.
Malena: Ay, no me acuerdo…
Emilio: ¿Y cómo no querías que me enredara con otra persona?
Me tienes a pan y agua.
Malena: No me estés chingando, eso es un pretexto.
Emilio: Claro que no. ¡Soy hombre!
Malena: No hay bronca con que te la cojas ¿no entiendes?
Emilio: Ah, ahora resulta que te vale que coja con otras personas,
así de poco te importo.
Malena: No chingues.

Fuma, analiza, descubre…

Malena: Güey…
Emilio: ¿Qué?
Malena: ¿Cómo que “hablo de antes”? Te “enredaste” con ella
antes de que termináramos.
Emilio: No inventes, cómo crees…

42
Malena: Carajo, Emilio.

Silencio.

Malena: Y bien bonito, yo sintiéndome culpable, tú haciéndome


sentir culpable… No tienes madre. Chale, ya no hay ética
¿o qué chingados?

Resistir la tentación de golpearlo.

Malena: Mírate nomás ahí, armándomela de pedo, no tienes


vergüenza, Emilio.
Silencio.

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Emilio: Me siento absolutamente encuerado.
Malena: Lo estás.

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Emilio: ¿Me amas?
Malena: ¿Cómo te atreves a preguntar eso ahora?
Emilio: Estás celosa.
Malena: No estoy celosa, no entiendes nada.
Emilio: ¿Y tú qué? ¿Libre de culpas?
Malena: Nada libre; de nada.
Emilio: ¿Y no es lo mismo?
Malena: No, no es lo mismo.
Emilio: ¿Por qué?
Malena: Yo te amo.
Emilio: No mames, pura chaqueta mental.
Malena: “No mames, que enamoras”.

Él entra al baño, ella aprovecha para espiar su celular, aprieta varios botones, lee,
se congela, tiembla, se sienta en la cama, ¿aterrada o furiosa? Emilio sale del baño.

43
Malena: No mames, cabrón.
Emilio: ¿Qué?
Malena: ¿Cómo te atreves?
Emilio: …
Malena: Emilio, le dices “Violeta”

Le ve el celular en la mano.

Emilio: (enojadísimo) ¿Con qué derecho lees mis mensajes?


Malena: Pues porque no me dices nada, si fueras honesto, yo no
tendría que andar haciendo estas chingaderas. Eres un
mentiroso.
Emilio: Ajá.

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Malena: Esa no es la maldita discusión.

Silencio.

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Malena: Era MI libro.
Emilio: ¿Por qué tu libro?
Malena: Me lo regalaste, Emilio, lo leíamos juntos.

Silencio.

Malena: Creí que era tu violeta…


Emilio: Lo eres.
Malena: Puta, tienes un huerto entero ¿no? Carajo, en mi vida te
perdono esto ¿entiendes?, N u n c a. (León enjaulado).
Emilio: Malena…
Malena: No me digas Malena, me caga.
Emilio: Deja de dar vueltas.
Malena: Doy las vueltas que se me da la gana.
Emilio: Malena…
Malena: Que no me digas Malena, con una puta chingada…

44
Silencio

Malena: A ver… (Busca el mensaje en el celular, lee:) “Era un vino


endiablado. ¿No, Violeta?”
Emilio: Malen…

Ella lo ve, lo quiere matar, él se calla.

Emilio: Violeta…
Malena: No, Violeta tampoco, pendejo. No reuso sobrenombres.
Emilio: OK. ¿Entonces cómo te llamas?
Malena: Yo también tengo problemas de personalidad, ¿Si? como
esa Zalig ó Zilag o como se llame esa otra que te andas

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cogiendo.

¿Él se ríe, te cae?

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Malena: ¿De qué te ríes, estúpido?
Emilio: Malena… (Se sigue riendo) Es que… (Carcajada franca).

Ella se le va encima para golpearlo. Estado de furia incontenible.

Malena: No le encuentro la gracia.

Malena se le lanza encima a Emilio. Emilio se escabulle, escondiéndose detrás de


los muebles, en visible desacuerdo con agarrarse a madrazos. La situación es tan
ridícula que Emilio se ríe a carcajadas.

Emilio: Es “Zelig”, es una película, Malena. Una “pelí” ¿Entiendes?

Ella se detiene, lo ve. Absurdo ser tan idiota, se aguanta las ganas.

Emilio: Ríete, anda.


Malena: (carcajada) No inventes.

45
Emilio: Te ves muy chistosa enojada.
Malena: Es uno de mis mejores estados.
Emilio: Sin olvidar el etílico.
Malena: No, ya no chupo.
Emilio: ¿Te cae?
Malena: Neto.

Tristeza, de nuevo, no basta reírse.

Malena: ¿Por qué?


Emilio: ¿Qué?
Malena: ¿Por qué “Violeta”?
Emilio: …

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Malena: ¿En serio es más “Violeta” que yo?
Emilio: …
Malena: Ahora sí me partiste toda la madre, cabrón.

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Emilio: …
Malena: Siempre quise parecerme a Violeta.
Emilio: No sé…

Lo mira. Infinita tristeza, otra vez.

Malena: No importa. Igual y no me conoces tanto como para


saberlo. ¿No?
Emilio: Male, ¿Después de 5 años?
Malena: No sabías que odio que me cojan de a perrito…
Emilio: Ahora lo sé. Malena… quizá podríamos intentarlo otra vez.
Malena: Sí, quizá.
Emilio: Mira, podemos viajar un poco más.
Malena: ¿Y vivir juntos?
Emilio: (Calla, lo analiza) Un poco después, tal vez, ¿Porqué no?
Malena: ¿Y hacernos famosos?
Emilio: Sí, hacernos famosos.
Malena: Y… ¡Irnos a España!

46
Emilio: Y a Egipto.
Malena: Y a Roma.
Emilio: Y escuchar todos los discos del mundo.
Malena: Y bailar muchísimo, de todo.
Emilio: Sabes que detesto bailar

Mirada de reproche.

Emilio: Bueno, aprendo.

Les cuesta, pero retoman.

Malena: Y bucear en mares casi transparentes, de un azul

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translúcido.
Emilio: Y tomar todos los aviones del mundo.
Malena: Y tomarnos todo el vino de Francia

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Emilio: ¿No que no chupabas?
Malena: (mirada de reproche, otra vez) Emilio, que afán…

Celular, otra vez. Tensión. Vale madres.

Malena: ¿Bueno?
(…)
Malena: Sí.
(…)
Malena: Te dije que yo te llamaba al rato.
(…)
Malena: Todavía no me desocupo, hablamos después, ¿ok?
(…)
Malena: A ver, cálmate, respira, no te hace bien enfurecerte.
(…)
Malena: ¿Ya? ¿Ya te desahogaste? ¿Ahora sí podemos
comportarnos como los adultos que somos?
(…)

47
Malena: Ajá.
(…)
Malena: Caray, no, no es eso.
(…)
Malena: Que no.
(…)
Malena: (se olvida de la presencia de Emilio, explota) Bueno: Sí.
¿Eso quieres saber? Estoy en un hotel, con otro cabrón, y
además… me… ¡me voy a ir a Francia con él…!
(…)
Malena: Claro, soy una puta ¿Y tú qué, a quién encontré en la
cama con otra vieja? Vete a la chingada.
(…)

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Malena: Ajá. Pero decidiste dejarme ¿recuerdas?
(…)
Malena: No, no podemos ser amigos.

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(…)
Malena: Ay, no me estés jodiendo.

Cuelga, respira hondo tres veces, ni mira a Emilio.

Reinicia y empieza a juguetear con la sábana descubriendo poco a poco su cuerpo,


coqueteando con Emilio.

Malena: Y tomarnos todos los vinos de Francia


Emilio: …
Malena: Y leer juntos todos los libros del mundo
Emilio:…
Malena: Y… ¿Neto, vas a aprender a bailar?
Emilio: (mirada de muérete)
Malena: (deja de jugar con la sábana, se sienta a su lado) ¿Qué?
Emilio: No terminaste con él, te dejó.
Malena: Ya no funcionaba. ¿Qué diferencia hace?
Emilio: Toda, me llamaste porque te dejó.

48
Malena: No es cierto, quería verte.
Emilio: ¿Y si no te hubiera dejado, qué? ¿Eso es lo que llamas
“una experiencia “menor”?
Malena: ¿Y tu “Violeta”?
Emilio: No cambies el tema.

Pausa

Emilio: ¿Por qué estás aquí?


Malena: No me gusta estar sola… Además, tengo miedo.
Emilio: ¿De qué?
Malena: De mí.
Emilio: Y tienes razones, créeme.

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Malena juega con un tubo de lubricante.

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Malena: (se vuelve a cubrir con la sábana) Tengo meses sin saber cómo
decirte que ya no te amo.

Él se levanta, vuelta al cuarto, se asoma por la ventana, saca un cigarro, fuma.

Emilio: (Sin voltear a verla) Tengo meses sin saber cómo decirte
que te amo.

Silencio. Incomodidad. Culpa.

Malena: Me amas.
Emilio: Malena, estuvimos juntos 5 años.
Malena: Pero jamás me lo dijiste.
Emilio: Sí y ahora fue una estupidez decirlo ¿verdad?
Malena: Tú eres una estupidez, nada me sorprende.

Tocan a la puerta, los dos se miran

49
¿Quién va a abrir?
Puerta abierta, el tercero en discordia:

Un hombre entra al cuarto de hotel.

Malena: ¿Cachorro?

Estupefacción.

Emilio: ¿Le dices cachorro?

Silencio.

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Los dos: ¿Cómo supiste que estaba aquí?
Él: ¿Será porque siempre te traía?

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¿A quién le habla?

O s c u r o e n f a d e.

50
EN CASO DE QUE AL DOS LE SIGA EL UNO:

Emilio: (sin voltear a verla) Tengo meses sin saber cómo decirte
que te amo.

Ella juguetea con el celular entre sus manos. Lo ve de espaldas.

Malena: ¿Te cae?


Emilio: Sí, me cae.

Silencio. Incomodidad. Culpa.

Malena: Fue hermoso. ¿No? De todos modos fue hermoso.

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Emilio asiente.

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Malena: Además, hubo un tiempo en que sí te amé. Tal vez, hasta
si lo intentamos de nuevo…
Emilio: ¿Para qué?
Malena: ¿Y si me pongo de a perrito?

Grotesca, se quita la sábana y adopta la posición.

Emilio: Malena, eres patética

Se viste, ella lo mira, sin dejar de estar a cuatro patas…

En la puerta.

Emilio: ¿Cuándo dejaste de amarme?


Malena: Cuando me fui con él, supongo.
Emilio: Elegiste mal.
Malena: No elegí.
Emilio: Carajo, Malena.

51
Sale. Malena se tapa la desnudez, avergonzada. Llora a penas, canta bajito. Auto
burla.

Oscuro en fade

Malena en off: “Felicidad, que bonito nombre tienes,


Felicidad, vete tú a saber dónde te metes
Felicidad, cuando sales sola a bailar,
Y te tomas dos copas de más y se te olvida que me quieres…”

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52
EN CASO DE QUE EL DOS CIERRE:

Silencio. Incomodidad. Culpa.

Malena: Fue hermoso. ¿No? De todos modos fue hermoso.

S i l e n c i o.

Emilio: ¿Cuándo dejaste de amarme?


Malena: Cuando me fui con él, supongo.
Emilio: Elegiste mal.
Malena: No elegí.
Emilio: Carajo, Malena.

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Silencio.

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Emilio: ¿Qué hacemos aquí?... es decir.... ¿Porqué no nos hemos
ido? ¿Qué estamos esperando o qué?
Malena: ¿Te quieres ir?
Emilio: Vete tú, no hay tos.
Malena: A ver ¿Porqué estás aquí?
Emilio: Me da hueva salir. Malena: No me gusta estar
sola.

OSCURO EN FADE

Juego de pies y bocas del principio.

53
Carajo, Malena
O…
“Tres”

“De joder con mi cuerpo te jactabas,


Jáctate hoy de haber jodido mi alma.”
(encontrado en un separador)

Espacio: Un cuarto de hotel.


Indispensable: Cama y sábanas blancas. Espejo en el techo.
Lo demás: A tu gusto.

Personajes:
Malena. Mujer joven, de evidente bigamia.

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Pedro. Pareja de Malena
Daniel. Amante de Malena.

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Empieza:

OSCURO.
Algo similar a un quejido sexual, pero impreciso. Es indispensable sutileza.

LUZ: Close up de iluminación. Un pie sale debajo de la sábana.

Oscuro.
En off: Dos bocas se besan, se lamen, se chupan. Indispensable sutileza.
Otra boca más tararea aburrida alguna tonada bien bajito.

LUZ: Close up de iluminación. La boca que tararea.

Al fondo se siguen escuchando las bocas que se besan.

Oscuro.

54
Malena en off: (chicle en boca, bombitas reventadas y toda la
cosa) ¿Qué diferencia hay entre una puta y una
hija de puta?... la puta es la que se acuesta con
todos; la hija de puta es la que se acuesta con
todos menos contigo.

Risas de los tres.

La luz va abriéndose triangularmente, dos pares de pies masculinos sobresalen de


la sábana, la mujer está en medio, acostada boca arriba, colgando hacia atrás el
cuello, mirando hacia uno y otro, jugando con su chicle. Los tres están desnudos,
ellos dos debajo de la sábana, ella no.

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Malena: Tienes lindos pies.
Daniel: ¿Yo? Pedro: ¿Quién?

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Ella ríe...

Malena: Los dos.

Silencio incómodo.
Los pares de pies se mueven.

Malena: No se muevan tanto. (mira hacia el piso)¿Qué hacen?.

Silencio.

Malena: ¿Cuál es la cosa que más miedo les ha dado en toda


su vida?
Daniel: Yo.
Malena: A mí la necesidad de posesión.
Daniel: ...Que hueva…

55
Malena: No, en serio, me da miedo necesitar poseer a las
personas, esa especie de derecho de exclusividad. Es
una tortura.
Pedro: Pero es que eso es natural y necesario, te da
confianza, seguridad.
Malena: No sé, de alguna manera, tal vez, pero no de la
manera en la que estamos acostumbrados.
Daniel: ¿Cuál es esa manera? Hay miles. Más bien estás harta
de la tuya, no generalices.
Pedro: Bueno, pero sí hay un común denominador...
Daniel: Chance.

Ella mira traviesa los pies que están a su lado... y luego...

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Malena: ¿69 al cuadrado cuánto da?

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Pedro ríe.

Daniel: (con infinita naturalidad y mamonería) 234 ¿porqué?


Pedro: (se levanta) Ay no mames.
Malena: ¿Cómo lo haces?

Los tres sueltan una carcajada, callan. Pedro y Daniel se miran en silencio, por entre
las piernas de Malena. Se evitan, pero se miran.

Malena: Es como cuando eliges una carrera. ¿No es absurdo?


Estás prácticamente definiendo lo que harás durante toda
tu vida. Una sola cosa toda tu vida, que desperdicio. Y de
ahí pa´l real, todo es lo mismo.
Pedro: ¿Te cae que sientes eso?
Malena: Es una necesidad humana, el movimiento.
Pedro: A mí me gustan las cosas y lugares fijos.

56
Ellos cambian el lugar de los pies por la cabeza, ahora están los tres con las
cabezas colgando, mirando el cuarto al revés.

Malena: Es en serio, tienes lindos pies.


Pedro: Gracias. Daniel: Lo sé.

Sonríen los tres.

Daniel: Malena... ¿Estuviste mascando chicle “todo” este tiempo?


Pedro: (levanta la sábana y mira hacia abajo) Creo que no...

Ellos dos ríen, ella no.


Malena se saca el chicle de la boca y lo pega debajo de la cama.

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Silencio incómodo.
Daniel la observa.

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Pedro: ¿Dónde dejaste el chicle?
Malena: Aquí (señala debajo de la cama).
Daniel: No mames, Malena, eres una cerda.
Malena: ¿Por qué? (lanza una evidente mirada a la desnudez
de los tres y a la situación) ¿Por el chicle? ¿Te cae?.

Pedro sonríe.

Daniel: (le mesa el cabello) Eres imposible ¿No?.


Malena: A veces.
Daniel: Y a veces no.

Pedro observa esa confianza con intriga e intenta tomar la mano de Malena, ella la
quita.

Pedro: ¿Por qué, qué pasa?

57
Malena: (ignorando a Pedro) ¿No están hartos un poco de lo
mismo? ¿No están hartos? ¿No creen que se pueda ser
distinto?
Daniel: ¿Distinto de quién o qué?
Malena: De los otros.
Pedro: ¿Cuáles otros? Son un chingo.
Daniel: Yo quiero ser distinto de mí, con eso me conformo.
Pedro: No sea mamón...

Silencio complacido, amodorrado.

Pedro: ¿Alguno de los dos ha ido al antro que se ve en la esquina?


Malena: No.

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Daniel: Yeap.

Malena mira a Daniel, sorprendida.

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Pedro: ¿Y qué tal está?
Malena: (a Daniel) ¿Ya fuiste? ¿Cuándo? ¿Con quién?...
Daniel: No me acuerdo bien. Está de hueva.

Pedro observa a Malena y Daniel.

Silencio.

Daniel revuelve las sábanas y se contorsiona increíblemente buscando una cajetilla


de cigarros.

Daniel: Mierda...
Malena: (sin mirarlo) Se te acabaron los cigarros.
Daniel: Aclaremos algo, no se ME acabaron. Te los fumaste casi
todos tú pendeja.

Malena se ríe. Pedro no.

58
Pedro juega con sus manos peligrosamente cerca del cuerpo de Malena.
Daniel quita las manos de Pedro de la cama.

Daniel: A ver, déjame buscar...


Malena: (sonríe) Te pones imposible sin cigarros...
Pedro: ¿No los suben a la habitación?
Malena: Pero aquí los cobran carísimo.

Pedro se le queda viendo a Malena.

Pedro: ¿Ah, si?

(Elipsis, como gustes, han subido ya los cigarros)

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Daniel está sentado de tres cuartos al público encima de una silla, con el respaldo
entre sus piernas. Se ve el humo del cigarro sostenido en la boca.

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Malena acostada y Pedro sentado, en la cama, cubiertos con las sábanas.

Silencio

Malena: No hay nada más prepotente que pensar que uno le es


suficiente a una persona. Nada más egoísta que querer
que esa persona sólo se otorgue a nosotros. Como si uno
bastara para tanto.
Pedro: (mira fijo a Malena) Claro que se puede.
Malena: No, no se puede. Aunque, no sé; también lo otro me da
un poco de miedo.
Daniel: Define “lo otro”.
Malena: No sé, estoy por averiguarlo.

S i l e n c i o.

Pedro: Ah, claro que fácil, pero no es lo mismo decirlo a que te


encuentres a tu pareja con otro güey en la cama ¿No?

59
S i l e n c i o.

Malena: No, no es lo mismo.


Pedro: Esa “open mind” de los setentas ya dejó bastantes
traumados.
Malena: Bueno, tal vez hay otra manera.
Pedro: ¿Cuál?
Malena: No sé, habría que inventarla.
Pedro: No mames Malena, carajo.

S i l e n c i o.

Pedro: Yo no podría, juro que no podría.

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Malena: ¿Por qué?
Pedro: Me caga, me caga pensar en esa especie de
destrucción de algo que consideras sólo tuyo, la pareja,

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el mundo en pareja.
Daniel: ¿A poco a ti nunca te han dado ganas de tener otra
chava aparte de la tuya?
Pedro: Claro que me han dado, pero...
Daniel: Tengo un amigo que dice: “No me importa que mi mujer
me engañe mientras no me entere y no me deje de
amar” Yeap, yo creo en eso.
Malena: Yo no, resulta la misma mierda de todos, al final salen
más personas lastimadas.
Daniel: ¿En serio, Malena...?

S i l e n c i o.

Pedro: ¿Y tú qué? ¿Serías capaz de perdonar una infidelidad?.


Malena: “Perdonarla”. No hay nada que perdonar en una
infidelidad más que el engaño. Es de lo que les estoy
hablando, de terminar con el engaño, que las cosas
vayan derecho.

60
Pedro: ¿Tú has engañado?

S i l e n c i o.

Malena: No sé, creo que no, depende en que términos.

Daniel se ríe.
S i l e n c i o.

Pedro: Pareces un extraño juez sentado en cueros de esa


manera... cagado... para una peli.
Daniel: A ver confiesen...
Pedro: ¿De que se nos acusa?

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Malena: De no dejar dormir, por ejemplo.
Daniel: De egoísmo.
Malena: ¿De egoísmo?

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Daniel: Sí, egoísmo, narcisismo e ideas escandalosas.
Malena: Ok. Me declaro culpable. ¿Me puedo dormir ahora?

S i l e n c i o.

Daniel: Es imposible cualquier comunicación con esa mujer ¿No?


Pedro: Mmm (se encoge de hombros) no.
Daniel: Cómo chingados no... sólo piensa en ella misma.
Pedro: ¿Y no hacemos eso todos todo el tiempo?
Malena: Los estoy oyendo...

Cada uno prende un cigarro

Malena: (Se sienta) Denme uno ¿no?

Los dos le extienden sus cigarros recién encendidos. Ella los mira y evalúa, se
levanta y coge un cigarro de una cajetilla que hay a los pies de la cama, Daniel
sonríe y le extiende el cigarro nuevamente...

61
Daniel: Para que lo prendas, linda.
Malena: (mientras prende su cigarro con el cigarro de Daniel) Hay
algo en tu manera de decirme linda que es una mentada
de madre. (Le devuelve su cigarro) Toma, lindo.
Daniel: (dándole una fumada) La tuya.

Los dos ríen. Pedro calla. Daniel se levanta y regresa con una chela, la abre con el
encendedor y chupa.

Malena: Voy al baño.

Se levanta y sale por la puerta que da al baño, se encierra horas. En cuanto Malena

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sale del cuarto, Daniel y Pedro no se pueden ni mirar, intentan cubrir su desnudez,
como si al irse Malena, sus cuerpos desnudos hubieran perdido la naturalidad. El
problema: Sólo hay una sábana, no se quieren meter a la cama juntos y no se

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quieren poner la ropa, sería demasiado obvio.

Daniel se sienta en la silla y pone entre sus piernas la botella de chela, tapándose el
pito. Pedro agandalla la sábana, sentado sobre la cama.

Daniel: Ay güey, está fría.

Pedro lo observa.

Pausa incómoda. Se hablan sin mirarse.

Daniel: Equipo de futbol favorito...


Pedro: El Necaxa.
Daniel: ¡¿¿¿Necaxa???!
Pedro: Sí.

Largo silencio incómodo.

62
Daniel señala la chela que tiene entre sus piernas.

Daniel: ¿Quieres?
Pedro: No.

Daniel le da un trago.

Daniel: (hacia el baño) ¿Qué tanto haces ahí dentro?!!!

Silencio incómodo..

Pedro: (lo observa llamarla, lo interroga) ¿De dónde la conoces?


Daniel: (no lo mira) Es una historia de hueva.

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Pedro: Pero de dónde.
Daniel: No sé, por correspondencia.
Pedro: Ayy no mames... ¿Por Internet, te cae? Pinche Malena.

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Daniel: Sí
Pedro: Está bien.

Silencio otra vez.

Daniel: ¿Y tú?
Pedro: En un reven.
Daniel: Ah.

S i l e n c i o.

Daniel levanta la chela para darle un trago, Pedro le mira la verga, Daniel se da
cuenta, Pedro baja los ojos, Daniel coloca la caguama otra vez frente a su sexo,
mira a Pedro, Pedro se ríe...

Pedro: (haciendo una evidente referencia a la intención de


Daniel de taparse el pito con la botella de cerveza) Con
una ampolleta de Corona te bastaba... (ríe)

63
Daniel: Ayayay, ¿Y tú qué, necesitabas una patona no?

Pedro se atreve, levanta la sábana...

Pedro: Pus, nomás chécale...

Daniel le mira el pito.

Daniel: No es pa’ tanto.

Se miran, se dan cuenta del ridículo, se ríen, Daniel levanta la caguama de nuevo,
se ven uno y otro el pene, se aprueban con algún movimiento de cabeza, después
se atreven a un poco más, dejan el encogimiento casi adolescente, se miran los

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brazos, el pecho, los piernas. Tal vez, haciendo referencia a lo ridículo de la
comparación de vergas, comparen el tamaño de sus manos o pies, levantándolos
desde la cama y desde la silla. Vuelven a terminar viéndose la verga... A partir de

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este momento ya no cubrirán su desnudez.

Daniel: Malena!!!! No mames, ya sal.

S i l e n c i o .

Pedro: ¿Es linda no?


Daniel: Está loca.
Pedro: Por eso es linda...
Daniel: Nel, nomás está loca.

Malena: (desde el baño) Los estoy oyendo.

Daniel se ríe, Pedro no.

Daniel: (brinda con la puerta) Salud Reina. (se le cae un poco de chela en
la pierna) Mierda, pásame un kleenex ¿no? están ahí, en la puerta
de la derecha.

64
Pausa larga, larga, larga. Pedro mira a Daniel, con interrogación evidente, así que
en la puerta de la derecha están los kleenex...

S i l e n c i o.

Pedro: ¿Por qué aceptaste?


Daniel: ¿Qué? ¿Venir?

Pedro asiente y le pide un trago.

Daniel: (mientras le extiende la botella) No sé, sonó divertido. ¿Y tú?


Pedro: La neta, sólo por Malena.

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Silencio. Se miran.

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Daniel: ¿Desde hace cuanto la conoces?
Pedro: Cinco años.

Se miran, Daniel comprende.

Daniel: Mierda....

Silencio

Daniel le pide la cerveza. Le da un trago.

Daniel: Mierda... no mames... ¿Ustedes son...? (señala la puerta


del baño y a Pedro).

Silencio.

65
Daniel vuelve a taparse el pito con la chela, Pedro se vuelve a poner la sábana, se
cubre hasta el pecho, cruza los brazos, se sienten ridículos, ahora la desnudez es
distinta, mucho más vulnerable.

Pedro: (desconfiando) ¿Y tú?


Daniel: Poco, unos meses.
Pedro: (desconcertado)¿Meses?... ¡Carajo!, ¿Y antes ya...?

Daniel interrumpe la pregunta, contestándola afirmativamente con un movimiento de


cabeza.

Pedro lo observa, silencio, se miran, se miden, se reconocen. Pedro agacha la


cabeza y se queda mirando fijamente el piso, en silencio.

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Daniel: Salud.

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Sale Malena del baño, trae el papel de baño enredado alrededor del cuerpo, juega,
gira sobre sus talones.

Malena: Estoy de vuelta y con vestido nuevo.

Silencio.

Malena: ¿Qué?

Silencio Los dos la observan.

Malena se sienta en la cama. Malena se peina. Malena se acaricia los senos.


Malena los mira. Malena se agacha. Malena sospecha. Malena se mete bajo las
sábanas a un lado de Pedro. Pedro mira el piso, Daniel mira a Malena.

Daniel: Estás bien loca. ¿Cómo chingados se te ocurre?

66
Daniel se levanta al baño, cubriéndose con la primera prenda que encuentra, se
encierra. Malena se calla. Pedro la mira.

Malena: ¿Hay más? (Pedro le pasa la caguama, Malena le da un


trago, se vuelve a mirar en el espejo) Pedro...
Pedro: Carajo, Malena.

Malena le da otro trago a la chela.


Sale Daniel del baño.

Daniel: Bueno, me voy. Han de necesitar hablar ¿no?

Malena lo mira, contención de la taquicardia.

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Malena: ¿Y tú, qué, no necesitas hablar?

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Daniel mira a Malena, la quiere matar. Busca su ropa, comienza a vestirse.

Malena: ¿Conocen el restaurante de acá abajo, es bueno?


Daniel: ¡Chinga tu madre, Malena!

Pedro fuma en silencio, pasmado.

Pedro: (parco, asesta el golpe bajo) Sí, es bueno.

Malena calla.

Malena: ¿Ya has ido?


Pedro: Sí.
Malena: ¿Y que hacías acá?

Daniel sonríe...

Daniel: Ándale Malenita...

67
Malena: Tú chinga tu madre.

Pedro calla, pasmado.


Silencio de tres.

Malena: ¿Cuándo comiste ahí, con quién?

Pedro calla, pasmado.

Daniel se sienta a la orilla de la silla, semi-vestido.

S i l e n c i o .

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Le ofrece la cajetilla a Malena, ella la toma, saca un cigarro y se la pasa a Pedro,
Pedro la toma saca un cigarro y se la regresa a Daniel, Daniel agarra su cigarro.
Daniel se los prende a los dos y luego prende el de él.

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Daniel: Ay Malena, Malenita, a ver ¿Qué quieres?
Malena: ¿Con quién viniste, Pedro?
Pedro: No importa.

Daniel mira el piso, Malena mira su reflejo en el techo, Pedro mira a Malena.

Pedro: ¿Y tú, desde cuando?

Malena calla.
Daniel mira a Malena retándola.

Malena: Desde ayer, apenas. ¿Y tú?


Daniel: No te hagas pendeja Malena. A como yo veo las cosas,
aquí todo mundo tiene cola que le pisen ¿No? ¿No que
mucha honestidad?... A ver, a ver...

Pedro calla, pasmado.

68
Malena: ¿De verdad es bueno el restaurante?

Pedro asiente, pasmado.

Daniel: ¿Qué, hacer ojetadas te produce hambre?


Malena: No, pensaba que tal vez, podíamos platicar un rato.
Pedro: ¿Platicar? Carajo, Malena.
Daniel: No te disculpes que ni falta hace, linda.
Malena: Si les digo, no vienen.
Pedro: ¿Y para qué chingados querías que viniéramos?
Malena: Para que se conocieran.

S i l e n c i o.

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Pedro: Te cae.
Malena: ¿Pues qué querían, que los presentara a la entrada? ¿”Ya

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se conocen, ahora encuérense, estoy segura de que se
van a caer bien”?, Mierda... (pausa y guiño) Además es
neto, ¿a poco no se llevaron bien?

Daniel está enojado, pero no puede evitar que la situación y el arrojo de Malena lo
diviertan un poco.

Pedro: No pues sí, Malena, el güey este que te anda cogiendo me


cae de poca madre…

Daniel se ríe.
Malena y Pedro lo voltean a ver, Daniel se calla.

Malena: ¿Y ustedes qué? ¿A poco han venido aquí antes nada


más a leer un libro?
Daniel: Pues la neta no.

Pedro calla, pasmado.

69
Malena: Así que tienen amantes...
Daniel: Sí, tú eres una.

Pedro se le lanza encima a Daniel. Daniel se escabulle, escondiéndose detrás de


los muebles, en visible desacuerdo con agarrarse a madrazos. La situación es tan
ridícula que Daniel está apunto de reírse a carcajadas.

Daniel: No mames güey... pártesela a ella, que nos trajo acá como si
fuera un puto partido de futbol amistoso… (recuerda algo) No
mames, ¿Al Necaxa, en serio?.

Pedro se sienta en la cama, asiente. Observa a Malena.

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Malena: (caminando hacia atrás) No me mires así...

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Nerviosismo ridículo.

Malena: Además tú ... tú también...


Daniel: (amarrando navajas) Sí, linda, pero él no te invitó. Y cuando
yo vine, tampoco.

S i l e n c i o.

Pedro comienza a vestirse, Malena lo mira.

S i l e n c i o.

Malena: ¿Te vas a ir?

Pedro calla , pasmado.

Daniel: (Divertidísimo, escondido atrás de Malena) ( … )

70
Pedro se sienta al lado de la puerta del cuarto, no se atreve a irse ¿Dejarla ahí sola,
con él? Malena se sienta sobre la cama a llorar. Daniel la mira, le ha ganado el
divertimento al enojo. Se sienta al lado de Malena y la abraza.

Daniel: ¿Y que esperabas que saliéramos los tres agarraditos de la


mano?
Malena: No exactamente pero algo así.
Daniel: Ay, Malenita, tienes agallas, eso sí y además estás bien
loca. Pero si mi vieja me hiciera algo así, la mato a
putazos... (a Pedro, que permanece callado) La neta
Pedrito es que sí eres un buen tipo.

S i l e n c i o.

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Pasa un buen rato. Pedro en la puerta, sin moverse.

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Pedro: Mónica.
Malena: ¡¿Mónica?! ¿Te cae?

Pedro asiente. Se miran. Pedro intenta sonreírle, no puede.

Pedro: Bueno, ya estamos a mano ¿No?

Se miran los tres.


Silencio largo, largo, largo.

Pedro: ¿Y tú, tienes chava?


Daniel: Sí ¿Por qué? ¿Quieren que la invite?

Los tres se medio ríen.

Malena: Ahora tal vez sí pudiéramos platicarlo un rato ¿No?


Daniel: Sólo si Pedro trae a la tal Mónica esa.

71
Malena calla, perturbada.

Malena está sentada en medio de la cama, Pedro a su lado le pone una mano en la
rodilla derecha, ella voltea a ver a Daniel, Daniel mira la mano de Pedro en la rodilla
de Malena, se sienta a lado de ella...

Daniel: (extendiendo la mano hacia la rodilla de Malena) Tienes


bonitas manos.
Malena: ¿Yo? Pedro: ¿Quién?
Daniel: (sonríe) Los dos.

Semi oscuro.
Juego de pies y bocas del principio.

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Voz de Malena, bajita: Un elefante se columpiaba, sobre la tela de una araña...

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Voz de Pedro, un poco menos bajita: ... Como veía que resistía, fue a llamar a otro
elefante, dos elefantes se columpiaban sobre la
tela de una araña...
P a u s a.

Voz de Daniel, un poco menos bajita: ... Como veían que resistía, fueron a llamar
a otro elefante (bajando la voz, hasta que sea
casi imperceptible) tres elefantes se
columpiaban...

O S C U R O F I N A L.

72
EN CASO DE QUE AL TRES LE SIGA EL DOS:

Pedro comienza a vestirse, Malena lo mira.


Silencio.

Malena: ¿Te vas a ir?

Pedro asiente, pasmado.

Malena se sienta sobre la cama a llorar, se quita tristemente el “vestido” armado de


papel de baño.

Daniel: ¿Y que esperabas, que saliéramos los tres agarraditos de

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la mano?
Malena: No exactamente pero algo así.

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S i l e n c i o.

Pasa un buen rato. Pedro en la puerta, sin moverse.

Pedro: Mónica.
Malena: ¿Mónica?

Pedro asiente. Se miran.

Silencio largo, largo, largo.

Pedro sale.

Daniel mira a Malena, le ha ganado la compasión al enojo; se sienta a su lado y la


abraza.

73
Daniel: Ay, Malenita, tienes agallas, eso sí y además estás bien
loca. Pero si mi vieja me hiciera algo así, la mato a
putazos...

SEMI OSCURO.

Juego de luz y sonido del principio.

Voz de Daniel, bajita: Un elefante se columpiaba, sobre la tela de una


araña...Como veía que resistía, fue a llamar a otro elefante,
dos elefantes se columpiaban sobre la tela de una araña...

P a u s a.

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Voz de Daniel, un poco menos bajita: ... Como veían que resistía, fueron a llamar
a otro elefante (bajando la voz, hasta que sea

obra protegida por INDAUTOR casi imperceptible)


columpiaban...
tres elefantes se

Malena sigue llorando

O s c u r o f i n a l.

74
EN CASO DE QUE AL TRES LE SIGA EL UNO:

Pedro comienza a vestirse, Malena lo mira.

S i l e n c i o .

Malena: ¿Te vas a ir?

Pedro asiente, pasmado.

Malena se sienta sobre la cama a llorar. Se quita tristemente el “vestido” armado de


papel de baño. Daniel la mira.

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Pedro se recarga en la puerta del cuarto, no se atreve a irse ¿Dejarla ahí sola, con
él?

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Daniel: ¿Y que esperabas que saliéramos los tres agarraditos de la
mano?
Malena: No exactamente pero algo así.
Daniel: Ay, Malenita, tienes agallas, eso sí y además estás bien
loca. Pero si mi vieja me hiciera algo así, la mato a
putazos... (a Pedro) La neta es Pedrito que sí eres un
buen tipo.

S i l e n c i o.

Pasa un buen rato. Pedro en la puerta, sin moverse.

Pedro: Mónica.
Malena: ¡¿Mónica?! Daniel: ¿Se llama Mónica?

Pedro asiente. Se miran. Pedro intenta sonreírle, no puede.


Silencio largo, largo, largo.

75
Daniel: ¿Sabes dónde vive?

S i l e n c i o.

Pedro: Sí, en Villa Olímpica.

Daniel empieza a vestirse. Nervioso.

Daniel: ¿Y qué hace?


Pedro: ¿Qué importancia tiene?
Daniel: ¿Qué hace, pendejo?
Pedro: Trabaja en la Enah en…
Daniel: difusión cultural… hija de su pinche madre.

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Malena calla, perturbada.

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Daniel: Le voy a arrancar la vagina, pinche vieja, la mato, juro
que la mato. (sale del cuarto)

Pedro sale tras él.

Pedro: No te atrevas a tocarla o te parto la madre.

Malena se tapa la desnudez, avergonzada. ¿Ante quién? Llora a penas, canta bajito.
Auto burla.

BAJA LUZ E N F A D E
Malena en off: “Un elefante se columpiaba, sobre la tela de una araña, como veía
que resistía, fue a llamar a otro elefante, dos elefantes se columpiaban sobre la tela
de una araña, como veían que resistía, fueron a llamar a otro elefante (Bajando la
voz, hasta que sea casi imperceptible) tres elefantes se columpiaban...”

Malena sigue llorando


O S C U R O F I N A L.

76
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