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El pietismo es sinónimo de religión práctica que fue acogido por la Iglesia Luterana de los

siglos XVII y XVIII. Fue fundado por Philipp Jakob Spener a partir del ideal de que el
cristianismo prevaleciente en el luteranismo debía recibir una reforma, inclinándose así
por la piedad en donde se vive una fe activa y que se visualiza en una conducta recta.

Hay muchas opiniones de frente al pietismo ya que este no produjo escritos doctrinales ni
oficiales, ni principios que dieran algunas luces para comprender los intereses de este
movimiento. Sin embargo, se cuenta con un recurso devocional que puede ser sometido a
una examinacion subjetiva, aunque esto puede ser peligroso debido a los muchos
elementos heterogéneos que encierra este movimiento.

El luteranismo se había esforzado en poseer una doctrina pura, una correcta


administración de los sacramentos y una Iglesia nacional establecida y organizada,
aunque seguía la postura prevaleciente del siglo XVII en donde lo esencial eran los
dogmas definidos, aun a sabiendas de que la Biblia era reconocida como la más alta
autoridad.

La única exigencia para los miembros de la Iglesia luterana era el reconocer la doctrina de
la Iglesia como parte de la revelación, así como la recepción de la palabra, los
sacramentos y la obediencia a las órdenes de la vida eclesial.

De frente a este cristianismo que proponía la Iglesia luterana, el pietismo vino a proponer
el deber de luchar por la independencia personal e individual religiosa, declarando así que
la religión es algo meramente personal. Solo cuando se muestre una verdadera conducta
cristiana, habrá cristianismo evangélico. El pietismo no viene a ser un movimiento de
ataque a una doctrina o a la Iglesia luterana, sino es solo una protesta hacia el
absolutismo presente en ella.

Para Spener, el centro de la vida religiosa es la fe en la Providencia. El pietismo propone


la realización de una piedad viva en una vida religiosa activa, dejando espacio también a
la conciencia de pecado y a la culpa individual.

El pietismo se puso en contra de una exagerada vivencia de Iglesia. Sin embargo, este
movimiento no tenía consciencia de los peligros al que estaba expuesto al defender los
derechos individuales. La pretensión de que el desarrollo religioso se alcanzaba en la
emoción religiosa repercutió en un artificial sentimiento que transmitía insinceridad,
autoengaño y sentimentalismo, ya que al no haber autodisciplina y sobriedad se cayeron
en peligros peores. La importancia dada a las experiencias individuales y a la oración
espontánea no permitía distinguir si era sincera o si era solo una disertación. Quienes que
no tenían tales experiencias podían ser reprochados por ello se condenó a los pietistas de
auto-complacencia. Al subrayar el cristianismo personal en el desarrollo del cuidado
pastoral, el pietismo suplió importantes incentivos que fueron recibidos por
la ortodoxia luterana.

Spener siguió las líneas establecidas por Lutero en sus catecismos. El propósito de


Spener era la asimilación interior de la verdad religiosa más que la mera comunicación de
conocimiento. El pietismo pretendía estar exclusivamente basado en la Biblia, sin
embargo, el pietismo mostró su independencia de la ortodoxia luterana tanto regreso a la
Biblia como en su aplicación de las verdades bíblicas. Esto condujo a que la Biblia se
convirtiera en un libro mágico en el que se buscaban pronósticos y consejos.

El pietismo preparó el camino para una nueva investigación teológica en la que la Biblia
fue el primer campo de trabajo, mientras que la presentación de nuevos puntos de vista
suplió problemas correspondientes que habían de solucionarse.

El movimiento pietista produjo una depreciación del dogma y los documentos


dogmáticos; pues aunque no eran explícitamente atacados, el énfasis puesto por el
pietismo en la vida cristiana y su uso de la Biblia privó al dogma de la preeminencia que
anteriormente había disfrutado. Más aún, es innegable que el excesivo énfasis del
pietismo en la religión personal pudo posiblemente llevar a una depreciación de las
diferencias que separaban al protestantismo del catolicismo.

Como movimiento de oposición tuvo un atractivo para todos aquellos que estaban
insatisfechos con las condiciones existentes en la Iglesia. Aquí buscaban simpatía y
protección esperando hacer de los círculos pietistas un instrumento de sus propios
objetivos.

Se debe hacer una clara distinción entre pietismo y separatismo. El primero procuró
alcanzar sus proyectos de reforma dentro de la Iglesia luterana, tomando el dogma
existente y reconociendo la organización como algo fundamental, mientras que el
segundo había perdido toda esperanza sobre el futuro de la Iglesia a la que veía
moribunda y por tanto, por principio, se posicionó fuera de la Iglesia.
La principal característica del pietismo también incluye la intensa sinceridad moral y la
cruda austeridad que procuraba realizar en la vida práctica. El pietismo no sólo combatió
la mundanidad, sino que estimó al mundo mismo como un vasto organismo de pecado
que cada cristiano debía rechazar bajo peligro de condenación. Sin embargo, esta actitud
dio origen a la controversia sobre la demanda del pietismo de que la moralidad pública
fuera transformada de acuerdo con sus principios particulares, por lo que el teatro, baile,
cartas, fumar y chistes debían ser evitados por el cristiano como pecados y
abominaciones ante Dios.

El atributo destacado del pietismo fue su benevolencia práctica, que dirigió al movimiento
a una vida activa. Tal como Lutero había enseñado que las buenas obras deben ser
necesarias a partir de una fe viva, de ese modo la intensa vida religiosa del pietismo
inspiró a sus seguidores para compartir las bendiciones de la salvación con otros, a
testificar de su fe y a dar prueba de ella por una vida recta y un amor fraternal. En
armonía con esta actitud buscaron a los desdichados y necesitados como objetos de
beneficencia. Los pietistas también estaban faltos de una apropiada auto-restricción.

Las tendencias pietistas en la Iglesia reformada están en entero acuerdo con el pietismo
luterano en sus énfasis sobre el cristianismo práctico, su actitud hacia la ortodoxia
dominante de su tiempo y su tendencia hacia una estrecha unión entre los fieles.

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