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Señor Juez Federal:

Paula Inés Lo Gioia, Defensora Pública Oficial Federal

Coadyuvante, de actuación ante el Juzgado Federal de la ciudad de Dolores en la causa

N°48 /2019 caratulada " caratulada "Bustos, Yamil y Costa, Ellen Juan s/ int

ley 23.737", me presento y digo:

1.-OBJETO.

Que, vengo por el presente a interponer recurso de apelación -

art. 449 y concordantes del C.P.P.N.- contra la resolución dictada con fecha 25 de abril

del corriente año, notificada a esta parte el día 26/04/2019, en cuanto dispone el

procesamiento sin prisión preventiva de YAMIL BUSTOS en orden al delito de


U S OO F I CI A L

transporte de estupefacientes (art. 306 C.P.P.N., art. 45 C.P. y art. 5° inc. "e" de la ley

23.737), por causar gravamen irreparable a esta parte.

II.- FUNDAMENTOS.-

Que, luego de conocer los fundamentos por los que ha sido

dispuesto el procesamiento de Yamil Bustos, debo señalar que no comparto el

temperamento incriminatorio adoptado, entendiendo que esa decisión ha sido

consecuencia de una errónea e incompleta valoración del hecho acontecido y de las

pruebas obrantes en autos, soslayándose que mi asistido declaró su carácter de

consumidor de sustancias estupefacientes y asumió el exclusivo fin de consumo que

tenía el material estupefaciente, cuyo transporte aquí se le atribuye, no existiendo

ninguna prueba que permita descartar la verdad de sus dichos, ni acreditar que el

destino de esa sustancia era su posterior comercio a terceros, elemento constitutivo de

todas las conductas previstas en el art. 5 inc. "c" de la Ley 23.737, en que ha sido

encuadrado jurídicamente el hecho por el que hoy se lo procesa.-


Todas estas cuestiones ya fueron señaladas por esta Defensa

Oficial, al solicitarse que se resolviera la situación procesal de Bustos (ver presentación de

fecha 29 /03/2019) , subsumiéndose su conducta en la figura de tenencia prevista en el art.

14 de la Ley 23.737, sosteniéndose que ninguna de las pruebas obrantes en el expediente

permite sostener fundadamente que mi asistido haya detentado y participado en el transporte

de estupefacientes que se le achaca con "dolo de tráfico", requisito necesario para poder

subsumir legalmente su conducta en el art. 5 in c "c" de la Ley 23.737, que reprime las

distintas modalidades del tráfico ilícito de estupefacientes.-

En aquella oportunidad, primeramente se recordó que el

presente sumario se inició a raíz de un procedimiento policial que -a criterio de esta Defensa-

se encuentra viciado de nulidad absoluta, dado que los funcionarios policiales actuaron

ilegítimamente, sin respetar los estándares constitucionales y convencionales establecidos en

resguardo del Debido Proceso, el Derechos a la Intimidad, la Vida Privada y el Derecho a la

Libertad Personal (arts. 14, 18, 19 y 75 inc. 22 de la CN)- y ello debe llevar a declarar la

inaprovechabilidad de todo el material probatorio incautado en autos y el sobreseimiento de

mi asistido, cuestión que se encuentra pendiente de resolverse a raíz del recurso de apelación

interpuesto contra la resolución del Juzgado que rechazó la nulidad planteada.-

Aclarado ello, se señaló que la adecuación típica del hecho que

pretende atribuírsele hoy a Bustos, no puede extenderse más allá de las modalidades de

tenencia que describe el art. 14 de la ley 23.737, dada la imposibilidad -que ha tenido la

instrucción- de demostrar que él ha cometido una conducta que resulte alcanzada por las

previsiones del art. 5 inc. "e" de la Ley 23.737, norma que castiga distintas modalidades del

tráfico ilícito de estupefacientes, entre ellas el transporte.-

Se recordó que, el a quo había reconocido esa probatoria al

tiempo de conceder la excarcelación a mi asistido y el coimputado Costa, cuando


prudentemente señaló que "...
Otro elemento que tengo especialmente en consideración para

la ocasión, es que haciendo un juicio meramente hipotético para la instancia, las conductas

que se endilgaron a los imputados podrían encuadrarse tanto dentro de las previsiones del

art. 5 inc. "c" como también a la luz del art. 14, ler. párrafo de la ley 23.737, las que si

bien prevén una sanción penal de 4 a 15 años de prisión, como de uno 1 6 años, lo cierto es
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que -por el momento- deben ser interpretadas a la luz de lo normado en el art. 2 y 3

C.P.P.N. -esto es restrictivamente y lo que sea más favorable al imputado- razón por

la que es posible pensar que -en esta instancia embrionaria aún del sumario donde

aún restan llevarse adelante medidas de prueba podría ser de aplicación una

condena de ejecución condicional (art. 312 C.P.P.IV., art. 26 C.P.) mas allá del

temperamento que -en definitiva- se adopte al tiempo de resolver la situación de

ellos, según los términos previstos en el Código de Rito...",

Desde que V.S. reconoció la dudosa y ambigua situación que

se presentaba en presente caso, ello es que las conductas podrían encuadrarse tanto

en el arts. 5 inc, "e" como en el art, 14, ler párrafo de la Ley 23.737 y destacó la

necesidad de llevar a cabo las medidas de prueba que permitan superar esa

indeterminación, no se ha incorporado al sumario ninguna prueba nueva -y

distinta a las entonces valoradas-, que permita aclarar aquella situación de duda
U S OOF ICI A L

y poder -fundadamente- vincular la conducta de Bustos con el delito de tráfico ilícito

de estupefacientes.-

Sin perjuicio de ello, hoy, el Sr. Juez vuelve a valorar

aquellos mismos elementos de prueba que -presentes en el mismo inicio de presente

investigación- lo llevaron a afirmar sus dudas y entiende que:

" .... El repaso de la materialidad de los hechos descriptos

precedentemente, permiten encuadrar la conducta que se les atribuyó a los nombrados

en los términos del art. 5 inc. "c" de ley 23.737, en la modalidad de transporte de

sustancias estupefacientes con fines de comercialización.

Lo dicho es cuando se analiza de manera razonada y

conjunta todos- los elementos del sumario, tales como la cantidad de la sustancia

estupefaciente que se incautó (758 gr) la forma en que la trasladaban -compactada y

fraccionada en el baúl del auto, dentro de una valija y dentro de una bolsa de nylon

semitransparente-. También es lo que razonablemente se puede apreciar cuando se

observa que entre esas cosas tenían en su poder una balanza de precisión digital.
Las cuestiones señaladas se refuerzan cuando a esas

circunstancias se las valoran junto con los mensajes de Messenger de la red social

"Facebook" que se encontraron dentro de la Tablet mencionada -cuyas impresiones de

pantallas obran a fs. 103/125 y certificadas a fs. 126... ".-

Es entonces cuando se advierte, la contradicción en que se ha

incurrido en el auto en crisis, defecto que afecta la validez de su fundamentación,


en cuanto
luego de afirmarse, con fecha 15 de enero de 2019, que la conducta podría encuadrar en el

"... art. 5 inc. "c" como también a la luz del art. 14, 1 er. párrafo de la ley 23.737 ", hoy

con idéntica base probatoria como respaldo, sostiene que, finalmente, la conducta encuadra

jurídicamente en el delito de tráfico ilícito de estupefacientes, bajo la modalidad de

transporte, penalizada en el art. 5 inc. "e" de aquella ley.-

Lo cierto es que, desde el punto de vista probatorio, nada ha

cambiado desde entonces, la investigación no ha avanzado, ni se obtuvieron nuevos

elementos de convicción que permitan reforzar probatoriamente la hipótesis de delito que

vincula su conducta con un presunto tráfico ilícito de estupefacientes.-

Pese a ello, a fin de poder justificar la calificación legal escogida

en el auto en crisis, sin justificación objetiva que razonablemente lo avale, se optó por

revalorar, ahora cargosamente, circunstancias (cantidad de estupefaciente, forma de

acondicionamiento, balanza, modalidad de traslado, mensajes de "Facebook"), que fueron

conocidas desde el mismo inicio del sumario (por lo que razonable y lógicamente debieron

ser objeto del análisis de mérito que precedió el dictado del auto de fecha 15/01/1 9) y en ese

momento llevaron al magistrado a reconocer aquella imposibilidad de subsumir la conducta

en la figura del art. 5 inc. "e" de la Ley 23.737.-

La inexistencia de aquella utltraintecionalidad - fin de tráfico- fue

afirmada por Bustos desde el primer momento de la investigación, explicándole a V.S. -al

momento de declarar en el Juzgado-, que sólo era un consumidor, adicto a las drogas desde

hace muchos años, afirmando que la sustancia incautada era para satisfacer su propio
consumo.-

En esa oportunidad señaló que: "la marihuana no la compramos

para vender, sino para consumo personal. La compramos en Munro, antes de salir para acá,
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en el mismo día que salimos de casa con la val ya. La balanza la compramos porque

consumismos mucha marihuana y la compramos para que no nos cagen, porque

compramos mucha cantidad y siempre nos cagan. No escondimos nada de lo que

compramos, eso estaba en la valija de mi hermano. lbamos a la casa de mi hermano

de los primos de mi hermano a pasar las vacaciones.. .Me preguntaron si eso era

nuestro y dijimos que si. No mentimos. Estoy dispuesto a hacer un tratamiento porque

consumo mucho marihuana. La marihuana la compramos en Munro, nos salió $

10.000, no quiero aportar mas datos de lo que dije porque tengo miedo.

...Fuimos en un auto, estacionamos en calle Mitre y Pelliza,

vino otro auto, nos lo dio, la pesamos y le pagamos. Desde ahí directamente

emprendimos el viaje para aca. Había tres pedazos, nosotros lo abrimos para ver la

calidad de lo que compramos, porque fumo desde los 15 arios para que no nos cagen,

mi hermano compro la balanza hace más de un mes, no pesa mas de un kilogramo.

Nosotros no vendemos, somos sosten de familia, jamás vendí drogas en mi vida,

trabajo desde los 18 años y pago monotributo... ".-

o De la contundencia y claridad de su descargo, re-sulta que


o bien pudo explicar y justificar la razón por la que junto a su concausa llevaban esa

cantidad de sustancia, la forma de acondicionamiento, la modalidad de traslado del

estupefaciente y la existencia de una balanza, que se valoran como indicios de aquella

fmalidad de tráfico ilícito.-

No obstante la referencia que realizada el Juzgado en el auto

recurrido, en cuanto a la cantidad de sustancia incautada, no puede afirmarse que en

lo cuantitativo, exceda lo que personas adictas -con el nivel y arios de adicción que

declararon tener Bustos y su compañero de causa- puedan comprar para auto-

abastecerse durante algún tiempo, y aun siendo que esa cantidad supere lo necesario

para su propio consumo, ello por sí mismo, no alcanza para afirmar que su finalidad

era su posterior comercialización, habiéndose señalado que:


"..El transporte de estupefacientes debe ser entendido como una

etapa en el tráfico ilícito, es decir un segmento más del proceso de comercialización. Así, la

sola circunstancia de haberse secuestrado estupefacientes en poder de una persona, en

momentos en que transitaba por la vía pública, no basta, en principio, para considerar la

acción incluida dentro de las previsiones del inc. c del art. 5 -ver texto la Ley 23.737- en la

modalidad de transporte-, puesto que para ello es menester acreditar que tal actividad

integra la fase de su comercialización, resultando insuficiente la mera ponderación de la

cantidad secuestrada, máxime cuando la normativa aplicable tipifica la tenencia simple

para aquellos casos en que pueda afirmarse que esa posesión excede las necesidades del

propio consumo..." (C. Nac. Crim. Y Con. Fed, sala 2 a, 05/09/2000- Punta, Nicolás s/

proc".).-

En cuanto a la forma que la trasladaban "compactada y

fraccionada en el baúl del auto, dentro de una valija y dentro de una bolsa de nylon

semitransparente... ", cuestión que entiendo que, además de que ello es simplemente

mentionado sin aclararse cuál es su capacidad demostrativa o vinculación con una supuesta

finalidad de tráfico, nada de particular e indiciario tiene dicha forma de trasladar el

estupefaciente por el consumidor adicto, que es la forma en que normal y habitualmente se

adquiere y traslada la droga desde su lugar de compra hasta el lugar donde será finalmente

consumido, sobre todo en este caso en que se dirigían a una ciudad distinta a la de su

domicilio con fines vacacionales.-

Lo mismo ocurre, con el indicio que pretende obtenerse a partir

del hallazgo de una balanza en el vehículo en que Bustos viajaba junto al coimputado Costa;

tal cuestión fíe aclarada por mi asistido al efectuar su descargo en autos, explicando que "La

balanza la compramos porque consumismos mucha marihuana y la compramos para que no

nos cagen, porque compramos mucha cantidad y siempre nos cagan


"y no hay razón
que permita desechar la verdad de esta explicación y optar por darle un significado

indicativo de "dolo de tráfico" como pretende el magistrado en el auto en crisis; nos

encontramos ante dos explicaciones posibles ante un mismo hecho y no existen elementos

que objetivamente permitan sostener que la interpretación que realiza el Juzgado -


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probatoriamente- se impone sobre la versión que dio Bustos, quien goza de presunción

de inocencia, debiendo la instrucción destruirla aportando la prueba de cargo que así

lo permita.-

Respecto de los mensajes de Messenger de la red social

"Facebook", la ambigüedad de su contenido impide obtener cualquier conclusión

seria, solo son supuestos diálogos entre personas cuya identidad se desconoce,

refiriéndose a cuestiones confusas, que admiten infinidad de interpretaciones,

careciendo de todo sustento objetivo sostener que esas conversaciones dan cuenta de

la finalidad y ultraintención de cc).mercialización respecto del material estupefaciente

incautado en su poder el día 14 enero de 2016, mientras transitaban por el km. 155.500

de la Autovía 2, localidad de Lezama.-

Obtener de estas particularidades del hecho, la prueba del

"dolo de tráfico" es forzar una interpretación cargosa, a fin de adecuarla

funcionalmente a la finalidad probatoria perseguida -probar una supuesta conducta de

tráfico ilícito de estupefacientes-, dejando de lado las reglas de la lógica, la experiencia

común y la razonabilidad, ya que no logra explicarse el camino deductivo seguido para

concluir que el simple hallazgo accidental de la sustancia estupefaciente, ocurrido en

el marco de un operativo policial "Operativo Sol" y debido a la detención aleatoria y

casual del vehículo en que viajaba mi asistido, es un delito constitutivo del tráfico

ilícito que penaliza en el art. 5 inc. "c" de la ley 23.737.-

Es, claro que aquellas particularidades no pueden ser

analizadas y valoradas fueras del contexto propio y particular en que se produce el

hallazgo del estupefaciente, que en el concreto caso que nos ocupa, implica contemplar

que no existía ninguna denuncia previa, ni medidas investigativas en marcha, que

pudieran avalar la sospecha de una finalidad de tráfico, sino sólo fue un hallazgo

accidental mientras se trasladaban por la vía pública, por lo que -en esas

circunstancias- afirmar que tienen el valor indiciario que pretende el Juzgado, implica

alejarse de la realidad ocurrida, un análisis parcial e incompleto de lo ocurrido, que da


lugar a una decisión que al no encontrar debida fundamentación, deviene arbitraria (art. 123

del CPPN).-

De esta forma, la orfandad probatoria, vinculada al dolo de

tráfico, que fue advertida y analizada por el a quo al inicio del sumario, no sólo persiste, sino

que luego del tiempo transcurrido y la inexistencia de medidas de prueba pendientes de

realizarse, aparece definitiva e inmodificable.-

La gravosa calificación legal escogida por el a quo en el auto

en crisis, se aleja de la realidad del caso y desconoce la función de recorte que tiene la

exigencia de "dolo de tráfico", que como elemento subjetivo del tipo, distinto del dolo,

aparece como exigencia en el art. 5 inc. c de la Ley 23.737, como una especial tendencia o

móvil y frente a su ausencia en el caso concreto determina que la conducta pierda

trascendencia penal o se subsuma en otro tipo.-

De este modo, habiéndose descartado toda finalidad de

comercio de la tenencia verificada en poder de Bustos, el hecho que se le atribuye solo puede

ser encuadrado jurídicamente en el art. 14 de la Ley 23.737 que reprime la tenencia de

estupefacientes, y una interpretación distinta implicaría una violación a los principios

esenciales del Derecho Penal, como el de legalidad, culpabilidad, lesividad y

proporcionalidad (arts. 19, 18 y 75 inc. 22 de la CN).-

Por su ubicación sistemática en la ley y reparando en las

graves penas que allí se establecen, no hay dudas que en el citado art. 5 inc "c" el legislador

ha descripto las distintas modalidades que puede llevarse a cabo el delito de tráfico de

estupefacientes y que todas ellas comparten como requisito común que la detentación de la

droga que presuponen -son todos delitos de tenencia-, se encuentre dirigida a un fin de

comercio, siendo precisamente ese el sentido de la calificante, fundado en el mayor peligro

que para la salud pública presupone su propagación a terceros.-

Es por ello que sostener que la conducta de Bustos, por solo

haber trasladado -junto al cohnputado Costa- droga para el consumo personal y exclusivo de

ambos, se subsume legalmente en esa previsión normativa, implica extender su aplicación a

supuestos que no resultan alcanzados por ella, haciendo una interpretación extensiva in
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malam partem del tipo penal que contaría el principio de legalidad (art. 18 CN),

mediante una aplicación extensiva y analógica que viola la exigencia de "ley stricta",

que deriva de él.-

Es evidente que el hecho de que mi asistido hayan tenido la

droga para su consumo personal, estando parado, caminando, o llevándola desde el

lugar donde la recibió hasta el lugar privado en que la consumiría, jurídicamente no

implica una diferencia esencial con tener esa misma sustancia estáticamente, ello no

cambia la esencia del delito de tenencia, solo tendría incidencia para trasladar la

conducta del art. 14 al 5 inc. "c", una diferencia cualitativa, que es la intención, cuando

esta fuera no solo de llevarla, sino además de colaborar con el tráfico ilícito.

Si el hecho de detentar estupefacientes dinámicamente,

para consumo personal y exclusivo, desde el punto de vista jurídico tuviera una

diferencia esencial con tenerlos de manera estática con la misma finalidad, se incurriría

en una injusta desigualdad, ya que al consumidor que fue a comprar sustancia y lo

interceptan llevándola a su casa, sería castigado con una escala penal cuyo mínimo es

o de 4 años y no admite la excarcelación, pero si por el contarlo hubiera llegado a su


o casa y es en su domicilio donde se produce el hallazgo, su conducta se subsumiría en

el art. 14 de la ley de drogas, con penas sensiblemente menores y su delito sería

excarcelable.-

Desde la óptica del principio de proporcionalidad también

debe desecharse esa posibilidad, ya que de otro modo se estaría asimilando el castigo

de conductas cuya dañosidad social dista significativamente, en el caso de la tenencia

el perjuicio-en todo caso- es para el propio consumidor y solo indirectamente la salud

pública, mientras que en caso del transporte el daño se expande al daño moral y físico

por su inserción en el tráfico, el dallo a la salud pública es directo y grave.-

Bustos, fue el último receptor de esa sustancia y la adquirió

para su uso personal y exclusivo, no la compró para vender, ni formó parte de la cadena

de tráfico, de modo que asimilar su responsabilidad a la del narcotraficante,


sometiéndolo a las mismas penas no encuentra justificación racional ni legal a la luz del

principio de culpabilidad, lesividad y proporcionalidad.-

Ello es afirmado doctrinariamente, sosteniéndose que "... no

resulta insalvable, más allá de la literalidad de la fórmula legal, aceptar que el mero

transporte (sin elementos objetivos o subjetivos de recorte) sea sancionado con la misma

pena que la tenencia con fines de comercialización. No puede soslayarse que el art. 5 de la

ley 23.737 se refiere a distintos segmentos de• la cadena de tráfico, por lo que una mala

técnica legislativa, no puede legitimar una aplicación de la ley que viole la proporcionalidad

que deben guardar las penas entre sí, tomando como parámetro el disvalor del injusto ...entre

la tenencia simple y mero transporte (sin elementos subjetivos especiales) apenas existe una

leve diferencia ontológica, consistente en el carácter dinámico o estático de la tenencia, por

lo que la interpretación que pregona la punición de estas conductas con penas

sustancialmente distintas, resultaría violatoria de la lesividad, proporcionalidad y

culpabilidad..." ("El Delito de Transporte de Estupefacientes y la utilización de elementos

distintos del dolo para precisar su tipicidad"; Horacio Santiago Nager, artículo publicado en

La Ley 17/07/09)

También ha sido entendido reiteradamente por la


Jurisprudencia, señalándose que: "... la sola circunstancia de haberse secuestrado la droga

en poder del imputado al transitar por la vía pública no basta, en principio, para considerar

tal acción incluida dentro de las previsiones del art. 5 inc.. c, ley 23737 -en la modalidad de

transporte-, puesto que para ello es menester acreditar que tal actividad integra la fase de

su comercialización -extremo hasta aquí no probado-, resultando insuficiente la mera

ponderación de la cantidad de sustancia incautada, máxime teniendo en cuenta que la ley

mencionada tipifica la tenencia simple para aquellos casos en que pueda afirmarse que la

posesión de la droga excede las necesidades del propio consumo..." ( C.N.C.C.F. causa

12153, "González Elizabeth y Arce, Patricias! procesamiento y prisión preventiva" 9/05/96

y Maza, Raúl s/ Infracción ley 23737, 2/4/97, sala la).-

Del mismo modo se ha dicho que no puede afirmarse que la

mera acción de llevar droga de un lugar a otro, con prescindencia de la cantidad, el destino,

las motivaciones y en especial el fin último al que puede estar destinada la sustancia, pueda
Signé 55s.344 A4m.
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por sí sola, constituir una figura agravada de la ley de estupefacientes. El transporte

es una etapa dentro de la cadena de comercialización que se materializa entre la

producción y la distribución. Quien lo ejecuta es un intermediario entre los distintos

niveles en que se divide todo el proceso del comercio de drogas... " (C.Fed. La Plata,

Sala II, "Benítez., J.F. y otros s/ Int'. Ley 23.737", 8/11/2007).

En similar sentido se señaló que:: "... La sola circunstancia

de secuestrarse la droga en poder del procesado al transitar por la vía pública no

basta, en principio, para considerarla incluida dentro de las previsiones del incido C

del art. 5 de la ley 23.737 sino que es menester probar que ello integra la fase de

comercialización del estupefaciente, lo que debe acreditarse, resultando insuficiente

la mera ponderación de la cantidad de marihuana, máxime cuando la ley tipifica la

tenencia simple para aquellos casos en que la droga excede las necesidades del

propio consumo" (CCC Fed. , Sala II" Mendoza Puig-rós, A." 10/12/92 (voto del Dr.

Cattani al que adhirió el Dr. Frégoli).-

Estando, Bustos protegido por la presunción constitucional


pt,
o de inocencia, no es él quien debe demostrar que no cometió el delito que aquí se le
o
enrostra, sino que es la parte acusadora quien debe animar al legajo la prueba que

demuestre que los hechos ocurrieron en la forma que se afirma y lo cierto es que

ninguna prueba incriminatoria se ha agregado que permita pensar que la droga que

tenía en su poder tuviera un fin distinto al consumo asumido al declarar en autos.-

A pesar de ello y de la ausencia de toda prueba respecto de

estarse ante un supuesto de narcotráfico, se está aplicando todo el peso del poder de

coerción penal, a una persona adicta que debería ser objeto de tutela y asistencia por

parte del Estado, sin perjuicio de ello, se recurre al Derecho Penal, brazo sancionador

del poder del Estado, a fin de castigar a quien no es más que otra víctima del delito de

tráfico ilícito de estupefacientes que la ley 23.737 busca castigar, alejándose del

propósito de la ley y invisibilizando el grave problema de salud pública que representa


el consumo de estupefacientes en un Estado, que debiendo posibilitar su atención y

tratamiento, sanciona al enfermo, como se pretende en el presente caso.-

Un análisis cauteloso y objetivo del hecho verificado, a la luz de

las constancias de prueba existentes en la causa, hubiera llevado a la conclusión de que no

hay razón alguna que permita vincular a Bustos con el delito de transporte de estupefacientes

que se le achaca, figura que como todas las reguladas en el art. 5 inc "e" reclama en su aspecto

subjetivo el llamado "dolo de tráfico" y ese es el criterio reiteradamente mantenido por el

Juzgado.-

Así, el propio A quo ha dicho que "... de ninguna manera puede

suponerse que la mera acción de llevar la droga de un lugar a otro, con prescindencia del

destino, las motivaciones y, en especial, el fin último al que puede estar destinada la

sustancia, puede por sí sola, constituir la figura agravada de la Ley 23.737 de transporte

"... (también debe probarse que el agente tiene directa o indirectamente el propósito de

participar de alguna forma en la cadena de tráfico (dolo de tráfico)..."

Para que se configure en autos el delito de transporte de

estupefacientes entonces, además de acreditar el traslado de la sustancia ilícita, debe

demostrarse que el encausado, al menos en el caso concreto, fue un elemento activo en la

cadena de tráfico... Esto significa que se requiere por parte del actor de una ultraintención

de características especiales, que como elemento subjetivo distinto del dolo exige que sea

probada autónomamente(...)(Trib. Nac. Oral en lo Crim. Fed N° 2, 02/2/2006- Reyes,

Miguel; reg. Nro. I 304, causa nro.I192)... " 1

Similar criterio ha mantenido el Tribunal Oral Federal de Mar del

Plata, que en distintos precedentes ha señalado que "... El transporte de sustancias

estupefacientes requiere de un elemento dinámico o propagador que apunta a convertir al

transportista en un engranaje del tráfico ilícito de estupefacientes. No basta con que alguien

traslade de un lugar a otro droga para atribuirle dicha conducta (..) Si así fuera

prácticamente desaparecería la tenencia de estupefacientes cuando el enervante se

1
Juzgado Federal de Dolores, Causa N° 8421, "Gallegos, Mario Ramón y Miño, Claudia Beatriz s/
Int Ley 23.737". rta. 8/02/2013
Seetis ~eagirada
griendoids .esiistser4 6SIC"
" encuentra dentro de un automóvil en marcha...". (causa Rojas Héctor Libertario" Reg.

714/723, 31/11/99).-

Es por todo ello que entiendo que la hipótesis de cargo

sostenida por el Juzgado, no puede ser mantenida, ya que ha quedado claro que Bustos

es adicto a los estupefacientes desde hace años y la droga que llevaba en el vehículo

era para su propio consumo, su tenencia no ha tenido trascendencia a posibles terceros

que pudieran resultar damnificados, verificándose en el ámbito de su intimidad (sólo

se fue advertida a raíz de la irregular inspección vehicular que sufrieron) y ello - a

criterio de esta defensa- colocaría su conducta en el segundo párrafo del art. 14 de la

Ley 23.737 y correspondería resolver conforme lo hizo el Máximo Tribunal de la

Nación en "Arriola", declarando la inconstitucionalidad de la aplicación de aquella

norma para el caso concreto, pero aún en el caso que el Superior considere que no

se dan los presupuestos señalados por la C.S.J.N. para la aplicación de aquel


U S OO F IC I A L

precedente, ello determinaría su subsunción en el art. 14 inc. 1 ° de la Ley 23.737,

figura residual, que debe ser aplicada conforme los lineamientos antes expuestos, lo

que así solicita.-

111-PETITORIO

Por lo todo lo precedentemente expuesto es que

requiero, se tenga por interpuesto en tiempo y forma el presente recurso de apelación

y se mande elevar las presentes actuaciones a la Cámara Federal de Apelaciones de la

ciudad de Mar del Plata a fin de que, oportunamente trate el recurso, revoque la

resolución recurrido, de conformidad con lo aquí peticionado.-

Proveer de Conformidad que

SERA JUSTICIA

PAULA JNES LO CiJOIA


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