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3-. Elipsis. Mecanismo que se produce cuando uno de los términos que pudiera
repetirse se suprime, porque el contexto lingüístico suple su ausencia, es decir,
se omite puesto que se sobreentiende. Ejemplos de elipsis nominal, verbal y
oracional: “Juan y María se casaron enseguida. Un mes antes todavía no se
conocían.” “Tu madre sabe coser, pero tu padre no.” “Su pareja le pidió que
hiciese la comida, pero él no quiso”.
2-. Función comunicativa. Está relacionada con la intención del emisor y con la
finalidad del texto. En cada texto concurren, según el propósito comunicativo, unas u
otras funciones del lenguaje o funciones comunicativas en proporciones distintas, es
decir, aparecen jerarquizadas. Estas funciones son:
2.1 Expresiva o emotiva. El emisor destaca su estado de ánimo o su posición
ante lo comentado, es decir, muestra su subjetividad y se evidencia mediante
la presencia de unas marcas concretas:
2.1.1 Uso de la primera persona. Aparecen pronombres personales,
determinativos o desinencias verbales que implican al emisor. Con el plural
de modestia, atenúa su protagonismo: “Nosotros pensamos que…”. En
ocasiones, la 1ª persona del plural se usa para involucrar al receptor y que él
se sienta partícipe de la idea expuesta con una finalidad persuasiva (plural
sociativo): “Los seres humanos buscamos la felicidad, pero la condición
necesaria de la misma es la libertad”.
2.1.2 Voluntad de estilo. Se manifiesta en el uso de figuras retóricas (símil,
metáfora, metonimia, ironía, hipérbole, personificación, lítote –afirma
negando lo contrario, “no está nada mal”-, polisíndeton, paralelismo, etc., y
léxico connotativo: “Los vampiros son comparados a menudo con los
banqueros, pero no es justo. Los vampiros cobran a sus congéneres la misma
cantidad de sangre que estos les prestaron en su momento, sin intereses…”
2.1.3 Léxico valorativo. Evidencia el punto de vista del emisor en la elección de
sustantivos ponderativos (belleza, generosidad, usura, egocentrismo,
empatía), adjetivos valorativos (desconcertante, calamitoso, rarísimo,
incoherente), adverbios modalizadores (afortunadamente, desgraciadamente)
y los diversos procedimientos para expresar cantidad o intensidad:
“superfiel”, “ultracatólico”, “extraordinario”, “muy poco colaborativo” …
2.1.4 Tipografía. El tamaño, la disposición de la letra (negrita o cursiva) sirven
para llamar la atención del receptor sobre determinados contenidos del texto.
También los puntos suspensivos que pueden expresar ambigüedad, ironía,
vacilación, pero que son una invitación a que el receptor complete el sentido
de lo dicho por el emisor, es decir, de alguna manera guiado y persuadido por
este.
2.1.5 Otras marcas de subjetividad pueden ser las modalidades oracionales, ya
que expresan la actitud del hablante o su intención comunicativa (dudas,
deseos, posibilidades, sorpresas y, a menudo, como sucede con otras marcas
de subjetividad, apelaciones directas al receptor: interrogaciones, ruegos,
mandatos, donde se citan a la vez la función expresiva y apelativa). El modo
verbal también manifiesta subjetividad, sobre todo, el subjuntivo y el
imperativo: “Ojalá llueva este otoño”. Las perífrasis de obligación o de
probabilidad: “Tenemos que leer más si nuestro oficio ha de ser intelectual,
pero especialmente si queremos alcanzar nuestra humanidad plena”. Los
sufijos apreciativos: “Es un niñato, ¡menuda joyita!”
2.2 Apelativa o conativa. Se procura que el receptor actúe como respuesta al
mensaje enviado. Esta función se manifiesta en el uso de vocativos,
apelativos, interrogaciones, oraciones exhortativas, uso de imperativos,
perífrasis de obligación… Ejemplo: “Elisa, corazón, encárgate de llevar a los
niños al cole mañana, por favor”. Como ya hemos señalado, cuando el
emisor evidencia su subjetividad en un texto no solo aparece la función
expresiva, sino también la conativa: tipografía, plural sociativo, ironía…
2.3 Representativa o referencial. Se relaciona con el contexto, pues trata de
reflejar la realidad como es o como se percibe. Tiende a la objetividad. La
lengua trata de reflejar, de representar el mundo que nos envuelve, de
simbolizar lo real. Se relaciona con la modalidad enunciativa, el modo
indicativo de los verbos, el significado denotativo de las palabras, la ausencia
de los rasgos que marcan la subjetividad (2.1), empleo de oraciones con
indeterminación de agente: impersonales, pasivas reflejas o perifrásticas sin
CAg. (segundas de pasiva), aparición frecuente de construcciones nominales:
“Publicaré un artículo sobre el deporte matinal / Publicación de…” Es la
función dominante en los textos científico-técnicos.
2.4 Fática. Está encaminada al establecimiento y mantenimiento del contacto
entre emisor y receptor. Por ello se relaciona con el canal. Se plasma
mediante los saludos, las fórmulas de cortesía, la elevación del volumen de
voz o los subrayados, negrita y colores en los textos, las muletillas, las
provocaciones para llamar la atención… Ejemplo: ¿Me seguís?
2.5 Metalingüística. Se explica o aclara el código o se utiliza el código, para
hablar del código. Ejemplo: “Un verbo transitivo es aquel que necesita un
CD para formar un mensaje. ¿Me explico o no me explico?”. Aquí se
combina con la f. fática.
2.6 Estética o poética. Importa resaltar artísticamente el propio mensaje. La
función poética se manifiesta cuando se activa el significado connotativo de
las palabras y se usan las figuras retóricas. Ello redunda en la producción de
un mensaje polisémico, complejo, lleno de matices e interpretaciones. La
función estética suele aparecer en los textos humanísticos y periodísticos de
opinión, combinada con la función emotiva y conativa y, en menor medida, la
referencial.