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RENOVADO
ABSOLUTAMENTE
RENOVADO
OBRA ANTOLÓGICA
Escrita por:
Aura Beatriz Sterling Chávez
Laura Peña Rangel
Michael Méndez Granados
Álvaro Young Hidalgo Rosero
Lina María Rodríguez Pardo
Daniel David González Gamarra
Edgar Adolfo Covaleda Lozano
Humberto Restrepo
Richard Javier Oliveros Álvarez
Bruno Estiven Santamaría Sánchez
Diana Jazmín Ariza Valenzuela
Carolina Pino
Juan Camilo Gómez Osorio
Sara Rivera Cely
Silvia Camila León Villamizar
Erika Mesa Castro
Erika Liliana Rodríguez Castro
Felipe Romero Umaña
Wilson Echavarría Ordóñez
Adier Oliveros Carpintero
July Andrea Abaunza Orjuela
Lina María Gómez Arboleda
Rodolfo Libardo Cuellar Ortega
Juanita Alejandra Tinoco Gómez
Luis Yeferson Carrascal Ramírez
Andrés Santiago Castro Tirado
Juan Felipe López
Melissa Moreno Castillo
Eylin Nayibe Rodríguez Cabarcas
Celider Emiro Sanguino
Julieth Dayanna Díaz
Martín Alejandro Segovia Rodríguez
Germán Ernesto Pilonieta Camargo
Paola Andrea González Valencia
Aviso legal: Se prohíbe la reproducción total o parcial de la presente obra, restringiendo, además,
cualquier compendio, mutilación o transformación de la misma por cualquier medio o procedimiento. Los
comentarios descritos en la presente obra, realizados a título personal, no corresponde a pensamientos de
la compañía, sino a aseveraciones particulares de los autores. Se permite la reproducción parcial, con el
debido crédito a los autores y a la Editorial.
Autores: ©Aura Beatriz Sterling Chávez, ©Laura Peña Rangel, ©Michael Méndez Granados, ©Álvaro
Young Hidalgo Rosero, Lina María Rodríguez Pardo, ©Daniel David González Gamarra, ©Edgar Adolfo
Covaleda Lozano, ©Humberto Restrepo, ©Richard Javier Oliveros Álvarez, ©Bruno Estiven Santamaría
Sánchez, ©Diana Jazmín Ariza Valenzuela, ©Carolina Pino, ©Juan Camilo Gómez Osorio, ©Sara Rivera
Cely, ©Silvia Camila León Villamizar, ©Erika Mesa Castro, ©Erika Liliana Rodríguez Castro, ©Felipe
Romero Umaña, ©Wilson Echavarría Ordóñez, ©Adier Oliveros Carpintero, ©July Andrea Abaunza
Orjuela, ©Lina María Gómez Arboleda, ©Rodolfo Libardo Cuellar Ortega, ©Juanita Alejandra Tinoco
Gómez, ©Luis Yeferson Carrascal Ramírez, ©Andrés Santiago Castro Tirado, ©Juan Felipe López,
©Melissa Moreno Castillo, ©Eylin Nayibe Rodríguez Cabarcas, ©Celider Emiro Sanguino, ©Julieth
Dayanna Díaz, ©Martín Alejandro Segovia Rodríguez, ©Germán Ernesto Pilonieta Camargo,
©Paola Andrea González Valencia.
mamá se va, cuando papá la amenaza con dejarla en casa si no come rápido, tiene
miedo de equivocarse, ir al baño sola en su casa porque queda al final del patio y
es oscuro, pero sobre todo tiene miedo de hablar de lo que siente.
Cada vez que Lucía quiere hablar de lo que le molesta o de lo que no quiere
hacer empieza a temblar y su pancita se siente mal, algunas veces empieza a llorar
y otras simplemente decide callar. Comunicarse en casos de mucha presión es su
última opción. Cuando lo hace lo único que recibe son regaños, como cuando le
dijo a papá que no quería montar más en la bici o que deseaba regresar a casa con
su mamá.
En casa de papá, Lucía se siente muy pequeña. Bárbara, su hermanastra se lo
recuerda, dice que prefiere jugar con niñas de su edad, le hace preguntas como: −
¿Lucía, por qué hablas como bebé? ¿Por qué no corres rápido? ¿Por qué no eres
fuerte? Así no podemos jugar ¿Por qué no entiendes? Etc.
Lili, su prima mayor se divierte asustando a Lucía con historias tenebrosas, para
luego decirle: −Te asustas como una beba.
La esposa de su padre le pregunta: − ¿Por qué comes tan despacio? ¿Por qué no
te comes todo? ¿Por qué esos colores tan pequeñitos? ¿Por qué no usas aretes?
Y su padre: − ¿Por qué te vistes así? ¿Sabes qué día es hoy? ¿Por qué no sabes
qué día y qué fecha es hoy? Son cosas que ya tienes que saber ¿Por qué no
recuerdas tus horarios de clases? ¿Por qué te gustan los juguetes para bebés? etc.
Al regresar, en casa con mamá, las preguntas son: − ¿Cómo te fue, mi amor?
¿Te divertiste? ¿Me quieres contar cómo estuvo tu fin de semana? ¿Tuviste buena
digestión? ¿A qué jugaste? ¿Te cepillaste los dientes? ¿Oraste con papá? ¿Qué te
dijo papi al saber que estás leyendo súper bien?
Pero no se equivoquen, en casa con mamá también hacen esa clase de preguntas
que hacen sentir pequeña a Lucía: − ¿Por qué no te cepillas los dientes juiciosa?
¿Por qué muerdes el cepillo? Ya no eres una beba.
Una pregunta en común donde quiera que Lucía va es: − ¿Por qué comes tan
despacio?
Mamá se empieza enfadar cuando dice: − ¿Por qué te distraes con tanta
facilidad? ¿Por qué no pones atención? Te ahorraría sufrimiento ¿Por qué no
obedeces? ¿Puedes vestirte un poco más rápido por favor?
Por lo tanto, Lucía ha asociado que ser una niña pequeña no es bueno, que ella
es lenta y en definitiva no le gusta sentirse así, quiere ser grande para hacer lo que
a ella le gusta, estar donde ella quiere estar, ser como las superheroínas de su
imaginación.
Y sintió que cometió un error cuando se lo dijo a su mami, vio cómo le cambio
la expresión y se asustó: − ¡No puedo creer que pienses eso! Dijo, evidentemente
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mano y le entregó una piedra piramidal que proyectaba el mapa donde encontraría
a los arcanos del triunfo.
Los arcanos son los dones que debes obtener. Dos guardianes Ágata y Airo te
acompañarán hasta el portal. Yo no puedo salir del santuario.
− ¿Cuándo podré regresar a casa? Preguntó Camila.
−Eso depende de ti, valiente guerrera, ¿Habías pensado que reconocer tu valía
salvaría un mundo?
−Cristal, no sé qué es valía y a mí me gustan los mapas, pero yo no sé leerlos,
yo no sé nada, yo soy una niña. Gritaba Camila desde su mente.
− ¡Ya basta! Deja de llorar aquí todo es posible, tu sabiduría es suficiente,
escucha tu instinto, es el momento para conocerte y saber todo lo que puedes
hacer, escuchar es parte de la comunicación. Respira profundo, si eres presa del
pánico no avanzarás y en esta misión avanzar es la clave. Camila abrió la mano
en la que recibió la piedra, el mapa se proyectó en el aire, ella no podía hablar,
pero tomó una rama y dibujó en la tierra mostrando el sendero y las montañas.
− ¡No está lejos! Exclamó Airo, iremos en dirección opuesta a la del río,
recogieron sus equipos, cuerdas, agua, cuarzos de luz entre otras cosas y corrieron
en esa dirección.
Camila siempre había pensado que corría lento, sin embargo, recordó las
palabras de Cristal: −Aquí todo es posible y corrieron como el viento a través de
las montañas encontrando cada pista hasta llegar al portal. Hasta aquí te
acompañamos y aquí esperaremos por ti, cruzando ese portal tendrás que viajar
sola.
Ella caminó hacia la cueva, a lo lejos pudo ver el portal, no le pareció que fuera
algo extraordinario. Al entrar en la cueva escuchó una voz dulce y tranquila como
la de su madre, miró en todas direcciones y no vio a nadie.
Te adentraste en la bóveda de los arcanos del triunfo, tu destino, Camila, es
salvar este mundo de los Desanimas Devastadores, que roban los dones del alma,
aunque queda poco tiempo para la invasión total, debo prevenirte, puedes
renunciar a ser la salvadora, como consecuencia te quedarás en este mundo, los
Desanimus absorberán los dones que tu alma ya posee y serás condenada a vagar
por esta tierra al igual que todos, sumidos en la niebla tóxica de la tristeza, sin
encontrar sentido a tu existencia. Si, por el contrario, decides cruzar el portal
hallarás al primer Arcano, tendrás que hacer un salto de fe, yo te acompañaré solo
cuando se requiera, en consecuencia, salvarás este mundo de la devastación y
podrás volver a casa.
Camila asintió con la cabeza y corrió hacia el portal, pensando que era un
pequeño salto, sintió su cuerpo caer al vacío mientras desde su mente gritaba
aterrada, gritó con todas sus fuerzas, pero seguía cayendo rápidamente, en aquel
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instante recordó que su madre ante los momentos difíciles siempre le recordaba
respirar profundo para calmarse, inmediatamente trató de relajarse y enderezarse
para la caída, pronto cayó al suelo, de pie, como las Amazonas que tanto adoraba
y se sintió poderosa.
Tu valentía, decisión y serenidad te han permitido obtener tu armadura para la
batalla ¡Úsala! En el peto hallarás lugar para cada gema, los arcanos constituyen
una sola fuerza, cada ser en ambos mundos posee estas cualidades, estas piedras
preciosas las contienen en su máxima potencia, obteniendo así el poder para
destruir a los Desanimus. Fuiste elegida por el universo, por tu fuerza interior,
ahora toma el primer arcano, es conocido como arcano cero: es el arcano de la
pureza, la inocencia, está dotado de un espíritu libre, solo un acto de fe puede
recuperarlo y tú lo hiciste cuando saltaste al vacío ¡Vamos, debes continuar!
Camila corrió nuevamente, saltando obstáculos y escalando rocas, la voz dijo:
−Mientras corres, imagina que tienes el segundo arcano, proyecta ese
pensamiento al exterior, siente en tu mano la textura de la piedra, imagina su
color, la forma que tiene, su brillo, su dureza ¡Concéntrate! Aprieta duro tu mano
¡Ya la tienes!
Camila se detuvo, en verdad la tenía ¡Muy bien! Dijo la voz, tienes el arcano de
la manifestación, representa el poder, las habilidades, la inteligencia, la fuerza de
acción, la creatividad y la facilidad de comunicación. Has recuperado tu voz
tienes que desarrollar la escucha, más allá del sonido está el mensaje, recuérdalo.
− ¿Es un laberinto? Preguntó Camila. −Sí, respondió la voz, tendrás que
recuperar el tercer arcano, está en el núcleo y al regresar te espera otro arcano.
Sin demora entró. Al principio se sintió perdida, luego empezó a tomar decisiones
escuchando su intuición y su sentimiento de desorientación desapareció, fue
entonces cuando encontró el arcano de los misterios, la voz lo describió como el
arcano de la sabiduría, la intuición, la espiritualidad, los poderes superiores, la
estabilidad emocional. Ágilmente Camila buscó el camino de regreso hasta llegar
al final del laberinto. Tomó la piedra y la voz dijo: −Hallaste el arcano madre,
representa la fuerza creadora de la naturaleza, la maternidad, la resolución de
problemas de forma creativa, la belleza.
Ahora Ágata y Airo podrán escucharte, concentra tu energía en ellos, debes
darle las instrucciones para llegar al lugar donde deben encontrarte al final de tu
viaje. El camino está señalado, tú lo podrás ver todo desde aquí, pero ellos no
podrán ver en absoluto.
Cuando Camila pudo hablarles, ellos se encontraban aturdidos y asustados por
la ceguera. −Tranquilos manifestó Camila, yo los guiaré, deben escuchar mi voz.
Airo, quédate donde estás, Ágata, avanza unos pasos delante de ti, encuentra el
hombro de tu compañero, vamos a hacer esto juntos. Así ella los guio hasta el
lugar del encuentro donde se les concedió nuevamente la visión. Camila recibió
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que estaba marchita, se sintió impresionada por esta imagen y directamente tomó
la piedra. Encontraste al arcano de la muerte, mencionó el oráculo.
− ¿Me voy a morir? Preguntó Camila de manera inquieta.
Sin duda nos pasará a todos alguna vez, la muerte es parte del ciclo de la vida,
pero ahora no te corresponde. En este caso el arcano representa el cambio cuando
se han completado ciclos, significa transición, transformación, renovación, dejar
atrás los apegos, las etapas, simboliza esa clase de inicios.
Es momento de bajar del árbol, ten cuidado. Dirígete hasta la balanza de la
equidad. Para obtener la joya debes agarrar una de esas rocas, la cual debe ser
proporcional a tu peso, si lo igualas, la balanza te entregará un arcano, solo tienes
una oportunidad.
−Pero… no sé cuánto peso, dijo Camila, y menos ahora. Tendrás que hallar una
manera, una estrategia propia. El recurso que utilizó fue levantar cada roca
calculando su peso hasta tener la adecuada y la puso en un extremo de la balanza,
caminó hacia el otro extremo y se subió, pero la balanza no se movió.
−No puede ser, pensó un poco desanimada, quiso bajarse e inclino su cuerpo,
de pronto la balanza se movió y sacó la gema dentro del centro del artefacto, sin
embargo, cuando ella se bajaba, la piedra se escondía. Tuvo que encontrar otra
roca semejante para solucionar el dilema.
−El trabajo duro te ha dado como recompensa el arcano del equilibrio,
representa la verdad, la justicia, la causa y el efecto, la integridad y la dignidad.
Ahora cambiaremos la dinámica, retira las rocas, usarás la balanza como
catapulta, levanta tu cabeza − ¿Ves la entrada en el muro? Preguntó el oráculo.
−Sí. Replicó Camila con preocupación.
−De acuerdo, ya sabes hasta dónde debes ascender, ubica tu objetivo, sube a un
lado de la balanza con una de las rocas que antes ocupaban los platos, lanza la
roca al otro plato y aprovecha el impulso.
− ¡Ah! Gritó Camila, se dio cuenta de que fue suficiente para llegar al arcano
de la revelación, a esta joya se le atribuye la liberación, la ruptura de ideas y
pensamientos errados, la toma de decisiones radicales, aquello que te sacude y te
invita a tomar nuevos caminos para mejorar.
Nos faltan los arcanos celestes, toma la cuerda, ve al interior de la cámara, allí
hay un imponente tótem al cual la amarrarás fuertemente, después corre a su
alrededor sin soltar la cuerda hasta que te eleves y te envuelvas, esto será muy
rápido, así que ten cuidado de frenar con tus pies para que no recibas el impacto.
Esta acción te revelará el arcano de la vida, este ópalo dorado te conecta con el
calor que irradia el sol, es el sol mismo dentro de ti, es la positividad, la energía,
la vitalidad, la alegría, el éxito y las bendiciones de tus ancestros.
17 | Absolutamente Renovado
−Te amo mami, expresó Lucía abrazando a su madre, amo que me cuentes
historias ¿Mañana leemos las aventuras del Osito?
−Claro que sí, ahora a dormir.
N o sabía cómo empezar, ni qué escribir, había tanto por pensar, tantas
imágenes, sombras, murmullos, corazones confundidos, abrumados
cansados, deprimidos, pensativos, preocupados, paranoicos, apenas sobrevivían
algunos pensamientos lógicos. Tantas verdades saliendo a luz, una luz fuerte e
insensible que le abrió los ojos al mundo y por fin logramos ver el verdadero
mundo, tan perdidos quedamos sintiendo asco de lo que nos aferramos en el día
a día y un sentimiento latente de haber sido engañados toda la vida centrados en
nuestros universos en la monotonía del existir con miles de preguntas, pero
acostumbrados a vivir en el conformismo, en la rutina viendo una y otra vez la
misma noticia matutina, de repente el mundo frena brusco y sin aviso
simplemente frena y la rotación del mundo para sacamos la cabeza de nuestro
hoyo así como la avestruz al sentir la presencia de su depredador.
Sentimientos encontrados, pánico por todos lados, de un momento a otro
empezamos a convivir con nosotros mismos, pero aún no ha acabado otro giro
inesperado, el mundo se revela la naturaleza reclama el pueblo, clama la
industria, cae el poder, el pueblo ha despertado ya ha escuchado los llamados de
la tierra, la nueva monotonía se convierte en una guerra, luchar con lo que nos
azota o con nuestro propio pensamiento, creer que ya nadie tiene la razón ¿Acaso
alguna vez alguien la tuvo o solo elegimos en qué pensar, en qué creer, con qué
soñar? Vuelven las preguntas con tonalidades de ansiedad.
Es como si nuestros ojos hubieran estado vendados desde el principio de
nuestro existir y estuviéramos aprendiendo a ver por primera vez, las personas
que conocíamos de toda la vida resultaron ser todo lo contrario, ponemos en
duda lo que creemos, lo que pensamos ya no tiene sentido como si fuera
inservible todo lo que hemos conseguido, nos encontramos frente a frente sin
máscaras, sin disfraz, conocemos por primera vez la verdadera decepción, el
verdadero temor la incertidumbre deja de ser una palabra olvidada por el léxico
que manejamos diariamente. Ahora me cuestiono si realmente he vivido o solo
he existido en una realidad alterna que he construido, o tal vez siempre ha sido
así, solo que ahora no tengo vendajes y veo frente a frente a la vida sin ropajes.
Tal vez ahora mi inconsciente despertó y se manifiesta por medio de
pensamientos nocturnos en días lluviosos.
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Continuidad
N o había cerrado el libro y mis ojos ya miraban hacia otro lado. No había
terminado el párrafo, pero mi mente ya me había llevado al final de la novela,
mi alma ya conocía el final de todo. Inminente. Así es el destino, como un final
ya escrito que nos negamos a leer y que nuestros ojos se niegan a ver, una
conclusión, una definitiva certeza que negamos en distracciones, a pesar de que
es la única seguridad que tenemos. Esa tarde, mis ojos fueron del libro a una pinta
de cerveza servida en la mesa contigua a la que había seleccionado
cuidadosamente para sentarme para terminar la novela que había empezado a leer
hacía ya algunos años. Esa tarde vino a mí como una nueva negación al final del
libro. Solo bastaba con leer un último párrafo, solo hacía falta poner mis ojos en
el punto final del libro, cerrarlo y expirar aliviado −Blank.
Pero a mí, como a todos, no soy diferente del resto, me encantaba distraer mis
certezas, posponer lo inminente hasta la última gota de sangre, quise darle largas
a mis metódicas rutinas para matar un libro, pues quise prolongar mis literaturas
y distraerme con la vida una vez más. De la pinta de cerveza, mi mirada se coló
más allá de la ventana hasta posarse en ella. No me pregunte usted por ella, Sarah.
No me pregunte necedades. Creo que dejamos usted y yo de ser simples necios
hace años. En este momento describirla a ella sería desgastar las palabras,
quitarles su fuerza y su esencia. Hace algunos años lo habría hecho sin duda. Le
habría dedicado cuatro o cinco páginas a describir su aspecto físico y unas diez a
describir lo que mis ojos vieron esa tarde en ella.
Por más de dos años he escrito hasta el desgaste de mi pluma incontables versos
que la definen a ella como una nada absurda, como las hay muchas en el universo,
y quien dada su naturaleza se le antojó transformarse en lo que a mí se me dio la
gana hasta saciar el capricho de mi pluma necia. Sí, hace unos años, con la poca
experiencia que tenía ese otro yo, quien hoy al verme no creería verse a él mismo,
hubiera descuartizado en una prosa descuidada la belleza de la persona que vi
aquella tarde ¡Gracias a Dios por la poesía! Con poemas logré acercarme a una
somera descripción de su ser. Hay cuadernos enteros llenos de ella, pero como
ella es esa suerte de arte inútil que solo se puede ver si se tiene alma, imagínesela
usted, si puede, como algo bello. Luego, si así lo quiere, escríbala, píntela, hágala
música o qué sé yo, y ella cobrará la forma que usted quiera. Y es que ella es así,
volátil. Esa nada de la que le hablo, que se deja transformar en lo que uno quiera.
Cerré, entonces el libro, me olvidé de la novela entera a un párrafo de
terminarla, pospuse nuevamente el destino, y al punto final le tocó esperar una
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vez más. −Blank. Y empecé con el boceto de una continuidad más. Sé que ya es
tarde, Sarah, y hemos estado aquí hablando por no sé cuántos años. Si se tiene
que ir no la voy a detener ¡Ah! ¿Tiene tiempo para una cerveza más, dice? Está
bien. Déjeme traer entonces dos más, cuatro o hasta seis, si así lo quiere, solo por
el hecho de acompañarnos un poco más a lo largo de estas décadas oscuras que
se nos vienen encima ¿Escuchó, por cierto, lo que dicen por ahí, que Bogotá se
terminó de dañar con tanto extranjero? −Sí Sarah, Bogotá siempre ha sido lo que
es, una gran nada de concreto, muy bella para el que la quiera pintar, con
extranjeros o sin ellos, es también la misma ciudad inútil de siempre.
Con limón y sal como le gusta, señorita, aquí tiene. Me quedé en la continuidad.
Bueno, ya sabe usted de qué está hecha. Ilusión, decepción, risas, angustias,
deseos, hambres, fiebres, noches, días, en fin, de esa infinita prolijidad que hoy
podría, si quiero, reducir a tres conceptos patéticos que son los que hierven en mi
sangre haciéndola correr. El amor, la tristeza y la ira. De eso he querido que esté
hecha la continuidad con ella, y ella se acopló muy bien, por eso quizá nos
entendimos tanto en todo. En nuestros besos, en nuestro llanto, en las noches en
que me convertía en montaña para explotar mientras ella se cernía sobre mí, y en
esas noches en que yo era un desierto inhóspito y desolado de humanidad mientras
ella era la montaña encima de alguien más, pero, ante todo, Sarah, siempre estuvo
la esperanza ¿Qué otra cosa puede componer una continuidad de decencia
aceptable?
Es lo que la hace mágica ¡Es la esperanza, el insumo que, sin lugar a dudas, les
da a las continuidades la tinta para que cada una ponga su firma en la
eternidad! Mientras duró esa continuidad mi biblioteca estuvo en reposo. Al bar
donde nos conocimos le fue negada mi presencia. El polvo cubrió mis cuadernos
y mi prosa descuidada entró en un estado de coma que la mantuvo conectada a
una elipsis que la aferraba a la vida. La poesía, sin embargo, Sarah, se volvió
intensa, una especie de materia orgánica que goteaba sangre y fluidos que no se
podían contener de manera alguna. Nos alimentaba. A mí, porque me permitía ser
tan inútil como ella, como el resto del mundo, y a ella porque eso era lo que la
creaba, esa era su fuente de vida, su propia continuidad era ver la mía. Vivimos
así por mucho tiempo en lo que yo llamé nuestras continuidades. Amor, tristeza
e ira.
− ¡Ah, sí, usted lo ha dicho, Sarah! Amor, tristeza, ira y esperanza. Vivimos
entre esas cuatro dimensiones humanas, hasta que como a todos los seres
humanos, nos distrajeron otras. Ella y yo tenemos una divergencia esencial en
nuestra manera de abordar los libros. Yo no los quiero acabar y ella no los quiere
empezar. Disfrutamos de nuestra continuidad mientras duró, pero siempre hubo
algo que no encajaba, o a fin de cuentas que encajó como tuvo que encajar para
que estemos hoy acá los dos nuevamente, Sarah. Yo la escribí a ella para que
leyéramos juntos su persona y como el lector que digo ser, también en la escritura
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soy mediocre, no quería yo escribir el final. Ella, por el contrario, quiso solo
apresurarlo, saltarse los capítulos, buscar un resumen como si todo esto se hubiera
tratado de una vulgar cuenta que tuviera que rendirse en el colegio a la mañana
siguiente. Acabó, sin aviso previo, cerrando de golpe el libro que yo escribía para
nosotros.
Acabó con nuestra continuidad y de paso con la única distracción que encontré
yo en este bar donde la conocí, y al que no quería volver. Me dejó nuevamente a
merced de una suerte límbica de la que se compone la nada. Se me acabó la
continuidad, se me acabó ella, se me acabó la distracción que me llevó a cerrar el
libro a un párrafo del final, se me acabó la vida bonita, mi vida, se me acabó “Mi
bonita”, como la llamé desde esa noche en este mismo bar en donde hoy estoy
sentado con usted, Sarah. Se me acabó todo y nuevamente vuelvo hoy aquí, tengo
el libro sobre la mesa, a un párrafo de terminar de leerlo, y no sé si quiero abrirlo
esta noche, delante de usted, por un instante efímero antes de que mis ojos se
posen sobre el final, no sé si quiero seguir tomando cervezas con usted durante
décadas y décadas de oscuridad, no sé si quiero otra distracción, otra continuidad,
otra excusa para no terminar el maldito libro. No sé si deba seguir desafiando
fuerzas que están más allá de mi comprensión. Sin embargo, si lo termino de leer,
sé que usted, Sarah, simplemente saldrá por la puerta de este bar sin decir una
palabra y se perderá en la noche del mundo, sé que ya no le escribiré más, y sabe
usted, Sarah, que me encanta escribir, pero no terminar, me encanta la elipsis de
la continuidad −Blank.
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L a noticia se había expandido como pólvora. Una nueva pandemia estaba suelta
en el aire y la atmósfera empezaba a sentirse poco a poco más pesada. El
mundo caería en una lenta revolución mientras ella aún dormía.
Día I
Isabella estaba despertando. Abría lentamente sus ojos como si tuviese alergia
a los rayos de luz que penetraban sus pupilas. Estiró sus brazos poco a poco
mientras exhalaba un gran bostezo. −Un día más, pensó. Apartó las cobijas con
sus piernas y fue al lavabo para echar algo de agua a su cara. Se miró al espejo
intentando adivinar qué tan dormida se encontraba. Lavó nuevamente su cara y
tomó la toalla que tenía al lado para secarse con ella. Se dispuso a ir a la cocina
para prepararse algo rápido y empezar su día. Llevaba tres semanas desempleada
y por momentos sentía desesperación. Sin embargo, en días como el de hoy
disfrutaba el hecho de poder hacer las cosas con calma y sin ningún afán.
Desayunó pan, jamón y queso.
Preparó un emparedado rápido y se sirvió un vaso con agua para evitar asfixiarse
con su desayuno. Se sentó en la mesa del comedor de cuatro puestos y encendió
el televisor. −Informamos nuevamente a toda la población nacional que el
aislamiento empezará desde hoy a las 2:00 pm. − ¿Qué? Isabella vio su reloj y
marcaba las 9 am, así que se levantó de un salto dispuesta a actuar de
inmediato. Sin embargo, al instante cayó en cuenta: − ¿Y ahora qué hago? Se dio
cuenta que no tenía ni la más remota idea de qué hacer o por dónde empezar.
Tomó asiento, pensó por unos minutos y finalmente tras un largo suspiro,
concluyo: −Bueno, a fin de cuentas, la pandemia es el menor de mis problemas.
Si no voy a poder salir, tendré que ver dónde esconderé el cadáver de mis
sentimientos. Empiezan a apestar.
Día II
Eran casi las 3:00 am cuando Mario se descubrió a sí mismo dando vueltas y
revoloteando en su propia cama. No podía dormir y aún no sabía por qué. Sintió
un leve ardor en su estómago y pensó que tal vez era a causa de una gastritis que
sospechaba tener hacía poco tiempo. Pensar en la hora le hizo dudar sobre bajar
por una botana hasta el refrigerador. Sin embargo, empezó a levantar su cuerpo
poco a poco, como si de una marioneta de tratase. −Mejor como algo ligero y
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vuelvo a dormir pronto, pensó. Se puso las chanclas de caucho que tenía ya hace
algunos años y empezó a mover los pies pesadamente, como si estuviesen unidos
al piso por un imán gigante. Bajó las escaleras de su casa mientras recordaba la
vieja creencia de que las 3:00 am era la hora de las brujas.
Aún no decidía si preocuparse por la nueva pandemia anunciada el día anterior
o si ceder al temor de que una posible bruja le estuviese espiando por una de las
ventanas de la casa. −Hay creencias que no cambian con los años. Al llegar abajo
abrió la puerta de su refrigerador, tomó un pequeño kumis que había y lo bebió
con lentitud intencional como acto de resistencia ante la tentación de ceder al
miedo de las brujas. Al terminar volvió a su habitación, sintiendo algo de
insomnio en sus párpados. Revisó casi instintivamente su celular. −Sin
novedades. Aún no me escribe.
Día III
Manuel no paraba de dar vueltas por el pasillo de su casa. Se encontraba en un
continuo vaivén que parecía no tener fin. Lo pensaba una y otra vez y no
encontraba la solución, sentía que su pecho iba a estallar. Intentaba identificar sus
emociones, pero era inútil. No sabía qué pensar o sentir. Su respiración era agitada
y parecía que el aire se negaba a entrar en sus pulmones ¿Estoy teniendo un ataque
de pánico? Paso tras paso se le nublaba un poco más la vista y sentía que en
cualquier momento podría desmayarse.
Iba y venía, hasta que, de repente, se detuvo. −Tengo que calmarme, pensó.
Pegó su espalda a la pared y fue descendiendo con cuidado hasta quedar sentado
en el suelo. Puso las manos sobre su cabeza mientras intentaba enfriarse un poco.
Cerró los ojos e intentó recapitular lo que estaba sucediendo. Aún le costaba creer
que apenas fuese el tercer día de cuarentena y ya se sintiese atrapado con una
completa desconocida. Él y su exesposa habían decidido divorciarse esa misma
semana y el destino había querido que fuesen prisioneros. Por si fuese poco, había
intentado conciliar con ella para llevar una buena convivencia en más de una
ocasión y siempre se estrellaba contra una pared que le ignoraba de la manera más
fría posible.
− ¿Qué puede ser más raro, irónico e incómodo? Pensó. Manuel soltó una larga
y cansada exhalación. Las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas y ahí,
sentado en medio del pasillo, sintió lo que estaba por venir. No le preocupaba la
pandemia, ni sus posibles consecuencias. Lo que realmente lo agobiaba era lo que
empezaba a experimentar en su ser, una nueva sensación de soledad y vacío que
le recordaba insistentemente su reciente pérdida que ahora deambulaba como
fantasma por todo su apartamento.
Día IV
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El viento golpeaba su rostro mientras corría sin rumbo. Corría como si intentase
escapar de algo. Miraba hacia atrás y ahí venían, le perseguían incansablemente.
No se detenían, no sucumbían ante el cansancio, no se rendían. Venían a por él y
no pararían hasta reclamar lo suyo. Ese era el pensamiento que martillaba su
mente cada mañana cuando salía a correr alrededor del parque. Daba vueltas y
vueltas hasta quedar exhausto. Se hidratada y continuaba, una y otra vez hasta que
sus piernas ya no respondían correctamente. Una vez que se encontraba en ese
estado, podía ir con tranquilidad a su apartamento y caer rendido en su sofá cama.
Ahí no pensaba en nada, estaba tranquilo. Ya no oía voces, podía descansar a
gusto.
En esos momentos podía descansar de verdad. En las noches solo sufría de
insomnio y las voces empezaban a aparecer poco a poco. Le atormentaban desde
hace ya un tiempo y no parecían dispuestas a irse. Sus ojos lucían cansados y
dormitaba cada vez con mayor frecuencia.
Desde que Leopold descubrió que correr era la mejor forma de callar aquellas
voces incesantes, lo hacía cada mañana sin falta. Su rutina era lo que le otorgaba
calma para el resto del día. Todo cambió aquel día, aquel maldito día en que
anunciaron la pandemia. Apenas habían pasado cinco días y sentía que
enloquecería. Es natural temer a lo desconocido o a la soledad, pues es ahí donde
nos enfrentamos a nosotros mismos. Es ahí donde nuestros demonios emergen de
lo más profundo de nuestro ser. −Si no me mata la pandemia, me va a matar la
soledad, mierda.
Día V
El sol entraba por la ventana alumbrando la cara de Alicia y para ella era solo
otro día más. Apartó sus viejas cobijas y se incorporó con lentitud. −Un paso a
la vez, pensó. Introdujo los pies en las pantuflas que le habían regalado algunos
de sus nietos en uno de tantos cumpleaños que cargaba sobre su espalda. Agarró
el bastón pegado a la esquina de la cama y empezó su lento andar. Miraba las
paredes, el techo, el piso, el armario, la mesa de noche. Todo le parecía
desconocido y lejano. Ya no recordaba mucho, ya no hablaba mucho. Con los
años había aprendido que las personas son esclavas de lo que dicen y amas de lo
que callan. Sus recuerdos, sus preciados recuerdos, estaban intactos.
Los años dorados de su juventud y de su vida aún no morían. Aun así, iba pie
tras pie por su propia casa, casi como una desconocida. Vivía sola, pero eso no
era problema ¿No le incomodaba la soledad ni el silencio, no le incomodaba la
pandemia o no poder salir de casa? No le interesaba hacerlo ni le hacía falta. A
pesar de sus años, nada de eso le molestaba. Había una cosa, solo una cosa que la
mantenía despierta casi todas las noches. Su viejo, su querido viejo. Muerto,
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fallecido, inexistente. Nunca más le vería, ni a él, ni a sus muecas. Nunca más
escucharía sus chistes cortos y graciosos por su simplicidad.
Nunca más pelearían o discutirán. Veía y escuchaba a todas las personas
preocupadas. La pandemia tenía a todos bajo mucha presión, nadie quería ser el
siguiente. Sin embargo, ella sí. Ella solo quería que todo acabara, quería dejar de
sentir la extrañeza dentro de su propia casa, quería dejar de sentirse ajena a todo.
El desinterés se había apoderado de ella y ya nada llamaba su atención. Alicia
había perdido su magia. Ya no había conejos y reuniones del té. Ya no había
orugas misteriosas ni gatos evaporándose en el aire. Todo había acabado para
Alicia. Ya no había sombrerero ni país de las maravillas, ya no.
Día VI
El uniforme blanco era todo para Anny. Solía alistarlo con esmero cada noche.
Siempre cuidaba de no mancharlo y tenerlo listo para su labor diaria. Aún
recordaba con amor el inicio de su carrera. Había sido hace un par de años y al
pensar en ello aparecía en su memoria un gran paisaje lleno de esfuerzo y
sacrificios. −Hazlo por ellos. Siempre pensaba en las personas que ayudaría a
salvar. Su anhelo, incluso desde su más tierna edad, había sido ayudar al
indefenso. Procuraba ser amable con todos los seres vivos que conocía. Anny era
una de esas chicas que no temía ir por la calle saludando a cuanto animal
encontraba. Incluso, tenía por costumbre cargar en su maleta pequeños trozos de
pan que iba por ahí repartiendo alegremente a quien lo requiriera. Persona o
animal, para ella todos eran seres vivos que merecían respeto, amor y admiración,
por eso, justo por eso, se sentía tan impotente, apretaba sus puños con rabia, le
parecía increíble que ahora, cuando las personas necesitaban más de su ayuda, la
vulnerabilidad de su sistema inmune le jugara tan mala pasada.
¿Cómo es posible que no me dejen quedarme? Ella quería estar allá, en el frente,
en las trincheras, donde estaba la acción ¡Quería estar en el campo de batalla!
¿Qué era su vida a cambio de salvar a familias enteras? Anny recordaba el
juramento hipocrático y no solo eso, lo sentía con cada fibra de su ser ¡Quería
vivir el juramento que había hecho con su vida y no le dejaban! Se sentía herida
e indignada. Le habían delegado un trabajo administrativo tras bambalinas. No,
eso no era lo que ella quería. Anny era una mujer valiente y entregada a su labor.
Anny era una heroína.
Día VII
Antonia estaba segura de que ahí estaba la clave de todo. Ya pasaban casi dos
semanas desde aquella noticia y las personas empezaban a desmoronarse. La falta
de socialización. El no poder acallar las voces. La soledad. Las personas se
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estaban viendo enfrentadas a sí mismas y estaba resultando muy mal. Los monjes
y uno que otro iniciado espiritual lo estaban tomando con calma. −Todo es cíclico;
sin embargo ¿Dónde quedaba la gran mayoría? ¿Dónde quedaban los millones de
seres sumidos hondamente en la cotidianidad? ¿Qué harían ahora que no tenían
su acostumbrado bullicio? Mucho que procesar. Antonia veía la quietud desde su
ventana. −Todo luce perfecto. Después de todo, somos el germen del planeta.
Los rayos de luz atravesando entre los árboles. Las mariposas volando, las
arañas tejiendo, las flores sonriendo. −La existencia en el silencio absoluto.
Mientras veía aquella pacífica escena recordó una vieja cita de algún libro
perdido. “Lo absoluto es absoluto. Es en sí, por sí, para sí y de sí. No es para ser
descrito, sino directamente captado” Según lo veía ella, todo se resumía al origen:
Adán y Eva. No, no ese origen.
Más bien nuestro origen, como individuos, si es que eso existe. Sí, la clave está
ahí, en el origen, en poder volver a él. Ser como al principio. Sin pretensiones ni
expectativas. Solos ante el mundo, pero armados con creatividad e imaginación.
Armados con capacidad de asombro, con sencillez. Antonia lo veía claro. Sí, ahí
está la respuesta. La solución a la pandemia y a cualquier mal. Volver al origen,
volver a la esencia. Volver a ti.
Día VIII
León, como solían llamar a Leonardo en el pasado, ya no era el mismo. 13,
número de mala suerte según dicen. Apenas se iban a cumplir dos semanas
exactas desde que se tomaron las medidas de confinamiento y para la mayoría el
tema apenas empezaba. Leonardo visualizaba fragmentos de su infancia con
nostalgia ¿Cabeza de ratón o cola de león? Recordaba claramente cómo había
elegido ser "cola de león". Ante sus ojos era mucho mejor ser, aunque sea una
parte pequeña de algo grande, que una gran parte de algo pequeño. −Al fin y al
cabo, sobran corderos, pensaba. Eso y la afinidad entre el rey de la selva y su
propio nombre, claro. Aun así, ahora era diferente.
Todos contaban trece días, pero para él era más tiempo. Había sido uno de los
primeros infectados con el virus y recordaba con claridad la mala experiencia. La
vivía día a día. Varios ya le admiraban. Otros huían.
De acuerdo con el diagnóstico oficial ya estaba libre de todo peligro, se había
curado. Sin embargo, las secuelas eran claras. Una fibrosis residual en sus
pulmones desgastados desde la infancia a causa del asma "natural" en los niños
que le dificultaba respirar minuto a minuto. Su cavidad torácica se expandía
lentamente y con dolor. Su contracción era aún peor.
Era un sobreviviente, le había ganado al desgraciado virus. Aun así, el maldito
había dado su mejor estocada y las secuelas neurológicas estaban presentes.
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Pasaba todo el día de mal genio y nada le hacía sonreír. No era el fin del mundo,
pero así somos los humanos. Inconformes. Ahora, el antiguo León, orgulloso y
gallardo ya no era el mismo. Ahora era solo un León herido. Escondía la cola
entre las patas. Su melena ya no brillaba como antaño. Su cacería había terminado.
Día IX
Revolución humana ¿Cuál ha sido la revolución humana? Erica era una chica
que tenía por costumbre desglosar las palabras con el fin de analizar su origen
etimológico y ver si hacían sentido finalmente. − ¿Han notado como muchas
personas hablan sin siquiera saber lo que están diciendo? Revolución, volver a
evolucionar ¿Acaso se puede hablar de evolución? ¿No sería mejor hablar en
términos de involución? Algunas preguntas no paraban de dar vuelta en la
enmarañada cabeza de Erica. No dejaba de pensar en la rueda de la vida.
No paraba de pensar en lo alejados que estamos. Dinero y vida.
Incompatibilidad. Tal vez era el bache económico por el que estaba pasando justo
en momentos de pandemia y virus o tal vez era su sentir sobre algo más grande e
importante lo que le hacía pensar ese tipo de cosas. Sea como sea, el virus no le
importaba tanto. No le quitaba el sueño ni la intimidaba. Lo que le daba
impotencia, era su bache, su pequeño bache económico. Aun así, procuraba
mantener las cosas bajo control.
−Lo más importante en momentos críticos, es la calma y la capacidad de
reacción lógica. Su energía se enfocaba en procurar mantener el optimismo. Su
consuelo, la idea de algo superior. Finalmente tenemos todo lo que necesitamos.
Lo importante es valorarlo y agradecer. Cada persona está donde quiere estar y
hace lo que quiere hacer. No sabía que pasaría. Más allá de si moría hoy o mañana,
más allá de si moría por la pandemia o por un resbalón en su ducha ella solo sabía
algo: siempre hay que seguir.
Día X
Pasaban las horas y el frío no menguaba. El viento soplaba y Adrián lo sentía
como agujas clavándose en su rostro. La orden había sido no salir de casa y sin
embargo él estaba en la calle. Había toque de queda y aun así él seguía
deambulando por las desoladas avenidas. Después de todo ¿A qué casa iba a
volver?
Un habitante de calle es alguien que no tiene un hogar donde volver. O, en el
peor de los casos, alguien que tiene un lugar al que volver, pero que prefiere no
hacerlo porque se siente más seguro en medio de la hostilidad exterior. Adrián ya
llevaba varios años viviendo así.
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Día XI
¿Y si hoy fuera la última noche? Esa había sido la pregunta que ella le había
hecho. Estaban acostados en la cama, viendo al techo y pensando en todas las
cosas que estaban cambiando poco a poco con la nueva situación de salud pública.
Hasta ahora habían estado animándose uno al otro. Luchando contra el tradicional
amarillismo de los medios de comunicación. Aun así, aquella noche se sentían
particularmente tranquilos y relajados.
− ¿Y si hoy fuera la última noche? Repitió ella.
−Bueno, si hoy fuera la última noche, no hablaría.
− ¿No hablarías?
−No.
−Mmm.
Mientras ella intentaba encontrar sentido a aquella respuesta, él se giró y la besó.
Besó sus tiernos labios lentamente y con pasión. Ella sintió cómo se aceleraba su
palpitar. El momento era perfecto. Luces tenues, buena música, gran compañía.
Ella solo acertó a rodearlo con sus brazos mientras él posaba su mano
delicadamente sobre su rostro. El cariño y la pasión fueron en aumento. Se
quitaron las prendas que traían. Lentamente y con la paciencia que da la plenitud
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Día XII
"Dios es guerra" Eso era lo que rezaba el grafiti que Ariel había pintado hace ya
varios años en una de las paredes de su cuarto. Era ya medianoche y la lluvia no
menguaba ni daba tregua alguna. Las gotas de lluvia caían con fuerza contra su
ventana. Caían como alfileres que punzaban, resaltando aún más el dolor que
estaba sintiendo. Era como si el cielo estuviese derramando las lágrimas que él
no dejaba escapar por ego y una idea errada de hombría. Aun así, su alma estaba
rota. Sentía dolor por la reciente pérdida de su amiga a causa de la pandemia. −Es
real, es real, era lo único que su mente estaba repitiendo desde el día en que su
amiga partió sin poder tener siquiera una despedida digna.
El cuerpo había sido consumido por las llamas, sin que nadie estuviese presente.
Ahora Ariel no sabía qué hacer. Su mente solo revivía el día en que la vio por
última vez. Se habían encontrado violando los protocolos de seguridad
recomendados. Habían reído e incluso se habían cuestionado sobre la veracidad
de la situación. Ahora Ariel estaba viviéndolo en carne propia. Vivía los cambios
que puede dar la vida en segundos.
Sufría la pérdida y le agobiaba la preocupación. Las posibles consecuencias de
su exceso de confianza. Nunca había sido creyente. −Si Dios existe, es guerra. Es
lo que demuestra la historia. Es lo que demuestra la vida. Día a día. Una guerra
tras otra. Guerra contra todo y contra todos. Está en nuestra naturaleza. Guerra
contra mis padres y mis hermanos.
Guerra contra nosotros mismos. Guerra contra la vida. Era lo que solía decir.
Pesé a ello, llovía. Su alma no menguaba y se inundaba cada vez más. Empezó a
toser. Retiró el termómetro que tenía bajo el brazo. Instintivamente cerró los ojos.
Por sus mejillas empezaron a caer lágrimas, prueba de su humanidad. En su mente
todo se silenció. Ahora solo podía pensar en algo.
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De la vida y su belleza
D éjame recordar algo, aquellos eran días extensos llenos de retos y exigencias
más allá de lo planeado, o posible, sin embargo, por un millar de conflictos
no había podido superar mis miedos aún, llegué a habitar este mundo sin metas
o progresos propios y permanecí estancada en ideas podridas por el tiempo,
guardadas en el baúl de los recuerdos.
Quería ser una isla quería no pertenecer a nadie, pues seguía siendo difícil
quitarse la venda, incluso el roce del viento por cada vello de mis brazos
levantándose como si de una ovación a los miles de seres minúsculos que
transporta este fenómeno se tratara veía soledad; el imaginar que se volvía un
transporte de susurros, suspiros revelador de otras vidas, únicas, tan ajenas que
luchaban por mantenerse a flote, a veces me reconfortaba, el hecho de que se
empeñaba en recorrer todo mi cuerpo, y jugar con mi cabello como protagonista
de hondas indescriptibles intentando tal vez, escapar de mí, de ser parte de mí,
como diciendo: − ¡Soy más libre que tú! Lo devolvía todo a un sentimiento de
vacío. Lo mismo sucedía con los pájaros cantando a mi alrededor, los colores de
los árboles y la naturaleza tan vibrantes dolían como si te demostrara a través de
estos potentes detalles que están vivos, que viven no solo por vivir, mueren en
el intento, como una recriminación a aquello que era yo.
¿Gracias? Aun así, en el constante fluir de esto que es ser humano me permití
por momentos cambiar de idea de manera lenta, como una tortuga en este mundo
de liebres, en esta suerte de pasividad interna que nos recuerda de dónde viene
la vida, miré hacia otro lado, a las entrañas de la tierra como un niño donde los
colores son intensos, y me permití percibir su flexibilidad en forma de líquido
que da y no espera nunca recibir, más bien se contenta con ayudar a prosperar;
le dio a la niña curiosa dentro de mí que buscaba ser astronauta pero no de la
NASA, sino más bien de aquellas que surcan los cuerpos estelares de mi propio
universo poco a poco, herramientas para ir construyendo un camino a mi interior
definiendo la salida de aquel agujero de autocompasión en el que me encontraba.
Aunque en el camino volvía a mirar atrás, dándome cuenta de que en esta
caótica vida el sistema se jodió y así mismo todos nosotros, ya no quería volver
a mi yo anterior, pues el probar esa luz que me llamaba desde lo lejos ya me
hacía imposible mi vida pasada demostrando que podía ser más de lo que creía.
Junto a este mundo que nos rodea con su capacidad no solo de suplir nuestras
necesidades básicas de manera exuberante, sino de darnos la oportunidad de
vivir en paz con los demás y para los demás alegremente, me volví codiciosa,
33 | Absolutamente Renovado
buscaba algo que antes no tenía, me propuse ser feliz, no para presumir, no para
llegar a los demás, sino recordando esas palabras de Lennon a su profesora: −No
estamos aquí por entender todo, sino para disfrutar cada uno a su manera, y en
el camino apoyar a otros en su propia búsqueda.
Esto no se reflejó únicamente en mi actitud frente a la vida, sino que también
entendí de lo que es capaz de hacer mi cuerpo, que gracias a él me permito tanto,
como su capacidad de apreciar: la delicada luz matutina que atraviesa mis
párpados y me anuncia el nuevo día donde miles de oportunidades provechosas
se nos presentan para poder escoger cómo llevar nuestro día a día, el hecho de
que mis ojos se permiten apreciar los colores tan intensos del pasto, su verde
vivo que transmite una sensación de humedad con el rocío de la mañana, el
amarillo cálido del techo de mi habitación, el blanco puro de los cabellos de mi
perro; también está la capacidad de protección de mi piel, la rapidez de curación
de una herida en la boca, o en si en cualquier parte del cuerpo, la forma en que
todo él se coordina, para levantarse, dar un paso o bailar, tanto así que para mí
la primera hora del día siempre era como un nuevo comienzo lleno de asombro,
casi imposible incluso para lo basta que es mi imaginación, y me pregunto cómo
puede existir tanto detalle en el milagro de la vida, para reconocer el mundo de
sorpresas e ilusiones a cada vuelta de la esquina, así mismo presenta a mis ojos
la existencia de una cantidad de héroes y heroínas que buscan sobrevivir y vivir
según sus propios ideales.
El camino sigue siendo doloroso aún pues, no siempre elijo caminar; a veces
me arrastro, me retuerzo de dolor, frente a la dificultad e imposibilidad de
compararse creyendo que lo hago bien, y entiendo que no hay precedentes para
una vida feliz, entonces seguir a los demás e inculcar un solo camino es solo una
forma rápida de llegar a una muerte segura del espíritu, también creo que es
válido dar vueltas y vueltas, no saber dónde empezaste, volver al inicio por
enésima vez o simplemente avanzar sin saber cuánto o en qué dirección es la
manera de romper con la rutina, resistir e ir en contra de la marea; aceptar esto
y mi pasado me permitió valorar lo que se me ha dado, para admitir que yo sola
no puedo con todo, conectar el querer a los demás queriéndome a mí misma para
darle una luz a quien puedo, quiero y debo ser, manifiesto después de todo este
proceso mi deseo firme de seguir aquí para descubrir qué más hay para mí, sin
quitarle el valor al sentimiento de miedo que siempre ha estado en mí. No
siempre se es valiente, más bien todos mis días me lanzo con miedo, no siempre
sale todo genial a veces es imperceptible o insulso, pero se aprende.
Eso de lo que te he estado hablando es llamado libertad, pero cuesta, según los
retos a los que cada uno debe enfrentarse, dónde debemos desprendernos de
ideas que no nos definen, el estrato, la familia y su economía, la etnia o raza,
entre otros estereotipos con los que nos marcan, más bien decidamos aceptar
que merecemos la pena, que el pasado no nos determina solo nos da un contexto,
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para decidir, construir ya sea sobre ruinas o limpiar y dar lo mejor de nosotros
para creer, ser valientes y no olvidar que estamos hechos de polvo de estrellas
que ha viajado por todo el multiverso para conformar este ser, que puede dar y
que entiende lo que es resistir aún en soledad.
35 | Absolutamente Renovado
Muchos ya conocerán algo acerca de esta historia, pero a los que no, permítanme
abrirles la curiosidad: tras reducir la potencia en el reactor número 4 con el que
se pretendía realizar una prueba, se presentaron algunos desequilibrios que
sobrecalentaron el núcleo, lo que originó una explosión y tras ella un incendio.
En ese momento, solo había iniciado un gran periodo de desgracias que hasta
la fecha no tienen fin, pues en la actualidad el daño biológico y ambiental que
ha generado esta catástrofe es irreversible. La explosión de un solo reactor
expulsó ingentes cantidades de elementos tóxicos y radiactivos que fueron
motivo suficiente para que 36 horas después del incidente Prípiat entrara en un
éxodo masivo. Los habitantes, en su mayoría cegados por la confusión, fueron
obligados a evacuar solo con lo que vestían sin saber que jamás volverían a sus
hogares. Prípiat, “La ciudad del futuro”, empezó a transformarse en una “ciudad
fantasma”.
Después de ello, se inició un exhaustivo proceso de descontaminación, pero
las personas que estuvieron expuestas a la radiación por más de un día, entre
ellas los bomberos, operarios de la central nuclear y civiles, sufrieron
consecuencias graves a corto y largo plazo: síntomas inmediatos, algunos
presentaron vómitos, mareos y quemaduras, tiempo después entre 600. 000 y
800.000 miembros especializados en la limpieza y descontaminación fallecieron
en distintos periodos a causa de realizar esa labor, mujeres en embarazo
sufrieron malformaciones y/o abortos espontáneos, más de 500 niños entre los
0 y 14 años desarrollaron cáncer de tiroides, la genética de familias enteras se
estropeó a causa de la mutación y entre otras muchas secuelas importantes de
las que no haré referencia para no profundizar en el asunto.
Hago una invitación para que hagan un escrutinio en el tema, miren los hechos
y cuestionen en su búsqueda si es posible planear una vida perfecta en este
mundo donde la permanencia es prestada. Si se consideran personas empáticas
usen esa capacidad para sacarle mayor provecho a esa experiencia y, al igual
que yo, construir un criterio sobre sus implicaciones. Este cataclismo nuclear
evidenció que, ante todas las opciones posibles para el peor de los sucesos, no
está dentro de los límites de la mente humana visualizar cada uno de sus
escenarios y mucho menos los alcances de sus magnitudes.
Era tanto el desconocimiento de aquel problema que la misma noche de la
explosión, muchas personas se aglomeraron para ver a la distancia los efectos
de luz que en cielo brillaban por la reacción del fuego con los elementos
químicos, mientras el viento se encargaba de impregnar en sus cuerpos dosis
letales de partículas radiactivas ¡Cuánto habrá sido el desconcierto de aquellas
personas que de buena voluntad intentaron socorrer la emergencia y de aquellos
que desde sus hogares fueron espectadores al verse moribundos en una unidad
de cuidados intensivos esperando a que la muerte terminara con su sufrimiento!
37 | Absolutamente Renovado
pero la sorpresa fue grande al darse cuenta de que en su útero se estaba alojando
una masa, más conocida por el nombre de mola, que comenzaba a crecer como
si de un embarazo normal se tratase, y para su extirpación se requería un legrado,
nombre del procedimiento con el que se enfrentan estas anomalías. El problema
parecía tener una solución sencilla, pero aquello solo era el génesis de la gran
ola de problemas que estaban a punto de hundirnos a todos en un mar de
angustias.
El legrado fue llevado a cabo, pero seguía habiendo problemas no propios de
un embarazo molar. Al estudiar más a fondo lo que ocurría, el médico se dio
cuenta de que alrededor de donde se había alojada la masa, también habían
empezado a desarrollarse células cancerígenas. Para estudios más
especializados, ella fue remitida con el oncólogo, quién determinaría finalmente
cuál sería el tratamiento más adecuado. Aquellos días no hubo nada más que
inquietud, no había dinero suficiente para solventar los gastos médicos, y lo poco
que había solo alcanzaba para el transporte del hospital a la casa y de la casa al
hospital. Mi padre se enteró de la situación tan pronto como ocurrió, y sin
pensarlo dos veces, empacó maletas y volvió otra vez a la ciudad.
Le partía el alma ver a mi madre en ese estado, aunque no vivían juntos, nunca
negaron el hecho de ser pareja y tenerse aprecio mutuo. Estuvo dispuesto a
acompañarla hasta el último día de su recuperación. Con mi madre ausente
empecé a descuidar el colegio, recién había ingresado a la secundaria y ella era
la única que me brindaba ánimos para afrontar las dificultades típicas de la vida
escolar, incluido el bullying. Pero con todos en el hospital acompañando a mi
madre, no había nadie en casa que se encargara mí. Al llegar de la escuela me
quedaba en casa de algunos vecinos cercanos, ahí comía y hacía tareas hasta que
llegara la noche y me fuesen a recoger. Aunque sabía qué era lo que estaba
ocurriendo, todos se encargaban de mantenerme oculta la gravedad de lo que
ocurría.
Lo único bueno de aquellos malos ratos, fue que pude compartir algunos días
consecutivos con mi papá. Él ya me conocía, nunca dejó de demandar
información sobre mí, pero yo no sabía muchos datos acerca de su vida. Iba a
recogerme en las tardes para ir a comer un helado, y en esos momentos veía en
él a un hombre interesado en nuestro bienestar, lleno de amor para dar y que
disfrutaban mucho de los pequeños detalles de nuestra convivencia, por lo que
entonces me llenaba de confusión el porqué no pasaba más tiempo con nosotros.
Llegué a observar que en medio de su ansiedad tenía siempre en su boca un
cigarrillo.
A él no le agradaba que lo viera haciendo esas cosas al igual que a mí no me
agradaba ver cuando lo hacía. En ese momento no lo entendía, pero ahora sé qué
tal vez le apenaba mostrarse ante mí como un hombre débil, incapaz de luchar
contra sí mismo y sus malos hábitos, razón por la cual se mantenía distante.
Absolutamente Renovado | 42
afición por las motos lo llevó a buscar un empleo que tuviera relación con
aquello que le apasionaba. Para su fortuna, tenía un amigo que le ofreció empleo
en un taller muy cotizado. Algún tiempo después de trabajar ahí, empezó a darse
cuenta de muchas cosas extrañas, en particular de una: los repuestos para las
motocicletas eran de muy buena calidad y llegaban, de manera muy inusual, con
constancia. La curiosidad lo llevó a profundizar en el tema, y aquél colega con
el que tenía tanta confianza le reveló la verdadera razón detrás del éxito del
lugar.
Todo se debía a un negocio con procesos y protocolos muy bien definidos que
operaba mediante el hurto organizado de motos. Quien quería entrar y ser
integrante, debían estar bien especializado para la labor, pero eso sí, el dinero
que ganaban era justo para lo que se hacía. Al analizar superficialmente los
beneficios que a simple vista ofrecía ese oficio, se quiso postular para hacer
parte de sus actividades y, como si para ello hubiese hecho alguna maestría,
consiguió entrar fácilmente. Tal vez al no hacerlo, hubiese evitado la tormenta
que se vendría.
Unos dos años más tarde, gracias a él teníamos un ingreso económico regular,
con el cual nos alcanzó para hacer una vida los tres en una casa independiente,
pero tarde que temprano la fuente de tanta dicha comenzó a levantar sospechas.
Por ejemplo, dejó de tener un horario de trabajo fijo, salía constantemente en
días que no le correspondía trabajar, y cargaba dinero en fechas donde se supone,
aún no le habían pagado. Mi madre, preocupada por su seguridad, le pidió
explicaciones sinceras sobre su extraño comportamiento. En ese momento, él no
tuvo más opción que ser honesto con ella y, muy detenidamente, sabiendo que
esto no sería de su parecer, le contó todo, incluso la manera en la que operaba la
banda delincuencial.
Básicamente del trabajo sucio se encargaban él y otros dos colegas, las
instrucciones las mandaban de arriba especificando el tipo y marca de motos que
necesitaban. Al robar alguna se llevaba a un pueblo a las afueras de la ciudad
donde se desarmaban, cambiaban las placas y se utilizaban para la reventa o
efectuar otro tipo de crímenes. El riesgo radicaba en que esta organización ya
llevaba bastante tiempo en operación, convirtiendo el hurto de motos en un
problema socialmente relevante al que la inteligencia de la policía ya había
empezado a seguir el rastro.
Por cada moto hurtada se ganaban cierta cantidad considerable de dinero,
tentador para alguien que en realidad se veía en la necesidad. Como bien dije,
mi padre nunca ha tomado buenas decisiones, pero antes de juzgarlo es mejor
comprenderlo, en esos momentos la situación económica en mi familia era
bastante crítica, mis padres supieron ocultarme muy bien lo que realmente
pasaba, pero mientras yo comía un plato de arroz con un poco de carne, ellos en
todo el día no habían comido nada en lo absoluto. Para cualquier persona en una
Absolutamente Renovado | 44
Agradecimientos
− ¡Y nos fuimos! Fue el grito que pegó Pedro cuando llegué a su casa, horas
antes le escribía por el chat que si viajábamos de repente dicho esto le dije que
ya le llegaba a su casa.
Llegué a Bosa Recreo, me transporté en un bus que me dejó en las Américas,
el compadre me dijo que al llegar allí tome otro transporte que me deje cerca de
un almacén de cadena llamado Olímpica. Listo, llego al Olímpica y me dice que
donde se encontraba es la vivienda de la abuelita, fuimos, sacó la guitarra, sacó
una maleta y nos fuimos para la vivienda de él. Empacó la maleta con sus cosas,
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y otras cosas más que no hacían falta pero que estuvieron bien porque se
utilizaron en momentos y lugares adecuados.
Terminando de empacar bajamos y nos dirigimos directo al terminal de
transportes del sur. Desde Bosa Recreo al Terminal del sur; nos pegamos una
“patoniada”, caminamos mucho, caminamos una distancia de cinco kilometro,
le pongo. Cuando llegamos al final me sale con el cuento de que no tiene dinero
y yo con ganas de ir a ver a la chica rasta, no lo pensé y dije bueno vamos a ver
qué onda. Paramos la primera flota, y nos cobró a 35.000 el pasaje. Embarcados
en ella suena una voz que me dice −Présteme para el transporte. Yo con el dinero
calculado para resistir unos días, le presto. Sí, era en serio lo del dinero.
Se logró dormir un poco, cansado de tanto caminar horas antes, llegamos al
terminal de Ibagué, el joven se ha provocado de un tinto, y nos hemos comprado
un par de tintos. Al joven se le dio por fumar, y fumamos en pleno terminal, lo
malo es que no contábamos con que un agente de la policía nos iba a abrochar,
pasan minutos después de pegarnos los primeros plones y más tarde decidimos
fumarnos otros plones, y desde lejos vi que el policía venía, lo cual muy casual
hice como si no sucediera nada y me senté. Cuando me pide la cedula y nos pide
que lo sigamos, en resumidas cuentas, para no darle largas a la situación, a la
tensión que vivimos porque casi nos hacen bajar maletas, pagar una multa y estar
horas de encierro en la llamada UPJ.
Decidimos arreglar con el policía, como les gusta a ellos, ya que el sueldo no
les alcanza, nos dijo que le habláramos y nos ha quitado cuarenta mil pesos que
salieron de nuevo del bolsillo de alguien que se gana monedas a punta de
canciones, pero para estos tipos eso les vale un comino. Bueno, nos dejó salir el
carro nos recogió más adelante, también porque no estábamos etiquetados y no
podían vernos en el bus ocupando puesto.
De nuevo en el ruedo. Llegamos a Armenia tipo tres de la mañana, los autos a
La Tebaida salían a las cinco, dormimos en el terminal, me la pasé llamando a
la chica rasta, no contestaba, se iba buzón, llegó la hora, nunca contestó,
llegamos al pueblo de ella, el pueblo que la vio nacer, crecer. Algo temprano,
nos tomamos otro tinto pero esta vez lo ganamos cantando en el parque mientras
amanecía. Llamé de nuevo, envié mensajes, cantamos más, esperamos más, nos
dimos una vuelta muy pequeña por el pueblo, mientras terminaban de despertar
los habitantes, se nos acerca un niño de 12 o 13 años pidiéndonos unos plones,
me negué, me sentí mal al negarle los plones, pero me hubiera sentido peor en
habérselos dado. Le preguntamos la edad y nos contestó que tenía 17, mentiras,
pensé. De igual forma se retiró y nosotros también.
Horas más tarde hablo con la chica rasta y me dijo que llegara por los lados de
un aeropuerto que quedaba cerca, emprendí la caminata, dejé al compa con la
artesanía que había llevado para trabajar, la llamo de nuevo y le digo que en el
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pueblo me dicen que eso queda lejos, que es mejor pagar un bus, ella me
convence diciendo que eso es mentira. Llego a al aeropuerto y no veo nada. La
llamo y me dice ahora me devuelva porque me he pasado. La vi, sí, la vi, una
mujer hermosa, de vestido y gafas oscuras, traía un olor a un perfume que la
verdad no me gusta, pero se veía magnifica, la besé como pude, la abracé, la
saludé, me dio mucha alegría haberla visto, hacía dos meses que no nos
habíamos visto, desde que estuvo acá en Bogotà.
Y se pasaron cuatro días y cuatro noches en el Quindío, visitando, conociendo,
y contento con esa mujer a mi lado, trabajamos, cantamos, vendimos, fumamos,
acampamos, nos cogió el aguacero, nos bañamos en la casa de su hermano, nos
enrumbamos, nos tomamos fotos, nos hicimos el amor ella y yo, nos conocimos,
no dijimos nada, solo lo disfrutamos, solo quise quererla mientras ella estaba
cerca. Al final de todo un poco extasiados de aventura, de música, de aguante.
Nos despedimos en Armenia, ella se fue a su pueblo, yo cogí flota para Bogotá,
con el compa había hablado de que tenía que regresar y no tenía dinero para
ayudarle que con la guitarra hiciera dinero, que la verdad se me salía de las
manos la situación, pero que gracias a ambos por su compañía.
para mirar de quién se trata hoy. En mi cara no hay desdicha desde que sea mujer
y es verdad, algunas veces son abuelas, en otras son tipos que no logran
acomodarse por más que incomode la posición de hombro, con mi pierna y mi
codo en punta. Y así son los viajes en el bus de mi ciudad.
Y propagandas. Eso sí. Sí, propagandas para los que vamos en el rumbo hacia
el trabajo, la universidad, el hogar, el rumbo que sea, todos estamos con más de
mil propagandas metidas en la cabeza. Cómo no, si en todo momento nos venden
cosas, nos brindan información acerca de productos y servicios que nuestros
oídos se acostumbran y terminan comprando y adquiriendo cosas que no
necesitamos o terminamos tarareando las canciones de promociones. O quizá sí.
Como cuando en la tele dicen que este programa es de contenido familiar y solo
muestran a las personas que una vez se conocen solo muestran cómo fornican y
se traicionan y arman un drama que termina en fornicación. Y cuando no hay
fornicación entran las escenas de “violencia moderada”. En donde hay una
víctima de violación y moldean a la sociedad con contenido basura, nos enseñan
cómo poder superar tragedias, nos transmiten un contenido carente de
importancia, o contenido inteligente. Ya no pensamos en mejorar el sistema de
transporte masivo, pensamos es en comprar una moto para poder desplazarme
sin ningún “caos”. Es un juego divertido cuando entre peones nos matamos.
¿Cómo es posible que la culpa la tenga mi vecino por no brindar un puesto?
Y así cada quien llega a su destino, con pensamientos vagos, con sentimientos
encontrados, con uno que otro objeto robado, con el cuerpo manoseado,
tarareando canciones de algún producto reconocido por el inconsciente. Con
ganas de consumir algún tipo de artículo, o comida. Con la leve idea de comprar
una moto y deseando el carro. Pero por algo se anda en transporte público. Y ya
en tierra, viendo mis pasos al caminar, viendo caminar a los demás, unos vienen
otros van, unos de prisa, otros, simplemente saliendo de trabajar, con paso
tranquilo ya saben que llegarán a descansar, otras hablando por celular,
últimamente muchas bicicletas pasan por el mismo lugar, muchas personas en
su vaivén cotidiano.
Momento de escucha en el aula, el maestro habla, y pensamientos llegan.
Colonización dos puntos: ¿cuándo dejaremos de estar colonizados? ¿Cuándo
dejaremos de pensar para darle solución a lo que llamamos paz con justicia
social? ¿Cuándo estos contenidos estarán sonando en los radios de los buses?
¿Qué narconovela hablará de esos hechos violentos y el daño que causan a los
demás en pro de una construcción y hacer real el lema de prosperidad para
todos? ¿Por qué un himno nacional? ¿Por qué una bandera, un escudo? ¿Por qué
sinfónico y operístico? ¿Por qué no un vallenato? ¿Por qué no un currulao, una
cumbia, un pasillo, un bambuco? Algo que represente verdaderamente nuestro
país como un lugar multicultural, en cual represente a nuestros indígenas en
extinción y con ella toda su magia.
Absolutamente Renovado | 54
Ahora, saliendo de las clases cometo el mismo error de desplazarme por medio
de transporte masivo. Esta vez era una pareja que me miró de extraña forma al
subir al bus. ¿Cómo no fijarme en su mirada de forasteros?, esa mirada que trae
un extranjero, sea europeo o norteamericano, o asiático. En este caso son un par
de rubios, altos, ella una mujer “guapa” lo digo porque al notar su mirada en mi
cara, la miré y volteé mi cabeza para pagar el pasaje. Al tipo no lo miré. Noté
obviamente que no eran de acá. Pero no le di trascendencia, me siento a lado de
ella y saco el libro de Borges, en medio de tanta lectura, distracción,
pensamientos, voces, música y gente haciendo bulla logro concentrarme en un
pedazo en especial del libro, sin hacer la mínima reflexión voy a citar las líneas
que llamaron la atención en medio de tanto caos: “volvió y podemos recordar su
condición de sombra. Vivió en soledad, sin una mujer, y sin amigos; todo lo amó
y todo lo poseyó, pero desde lejos, como del otro lado de un cristal “murió”, su
tenue imagen se perdió, como el agua en el agua”.
Cambios cotidianos
He pasado sin ningún problema el día de mi cumpleaños número veintinueve,
me he puesto un piercing en la fosa izquierda de mi nariz, me la he pasado
pensando en esa jovencita que, como raro, está ausente, en nuevos
enamoramientos, en mujeres que se han aburrido de mi larga y perezosa forma
de manejar estas cuestiones de cortejo.
En mi cabeza suena la vocecita de Michael Jackson con la canción Ben cuando
está comenzando en la música, cuando apenas era un chiquillo. Hoy, un día
después de mi cumpleaños, siendo las dos de la mañana con cuarenta y siete
minutos, no he podido conciliar el sueño, me la he pasado repasando
acontecimientos de mi vida, una línea de vida imaginaria me lleva a recordar
quien soy y lo que ha pasado en este cuerpo, en esta vida, en esta cabeza llena
de dilemas, esa transformación que satisface algunas expectativas de creación,
de realización de proyectos, sorpresas que nunca pensé que llegaran, amores que
nunca se realizaron. La vida fluye con el hecho de pensar en lo que se quiere,
me inquieta el no saber qué pensaran mis padres al ver que su hijo no ha
emigrado, al no conseguir un trabajo y un lugar a pesar de su edad.
Hoy me espera “El Escenario” una academia de arte fundada por el socio Jhon
Freddy y mi persona. Hoy me está esperando El Negro, es un gato que
adoptamos, un gato de cinco meses esperando a que le de su comida. Ayer no
pude llegar a tiempo, ayer tenía clases con paquita, Harry, Fernanda, José Luis.
En otro lugar tenía clase con Tania, que compró un ukulele y andamos
aprendiendo ambos a tocar dicho instrumento; a mí se me facilita porque mi
proceso ya tiene años y en la guitarra puedo conseguir el sonido de dicho
instrumento.
55 | Absolutamente Renovado
Ayer salí de clases a las dos y entré a las once y había llegado a la universidad
a las ocho y al llegar el celador no me dejó entrar, son de esos tipos que no
ayudan a nadie simplemente por seguir unas órdenes que omite cuando se trata
de mujeres, el caso fue que no me dejo entrar. Habíamos tenido un mal entendido
el año pasado. Se me dio por dejar la bicicleta en la universidad con el propósito
de ir al día siguiente. El día siguiente era sábado y yo fui el domingo en la
mañana con la idea de que me dejaran sacar la bicicleta. Pero no este tipo dijo
que no podía hacer este favor porque no era un día hábil. Yo tratando de
convencerlo del buen gesto que podía hacer, de la obra, del favor. Le dije que
estaba ayudándome, que no estaba haciendo ningún daño, que la vida le
recompensaría estos favores al sacarme de este apuro, pero se negó
profundamente. Recuerdo esa vez como si fuera ayer.
Salí del lugar, imaginándome encontrarlo en la calle y pegarle un empujón y
meterle dos puños en su cara y decirle un par de cositas. Sí, me llené de ira contra
él. No suelo sentir esta clase de cosas. Y cuando las siento me convierto en
alguien que no me gusta. De hecho, ando siempre en buena actitud hacia la vida.
Evito fijarme en cosas que pueden producir ese tipo de sentimientos. Ayer, en
mi espera al entrar a clases, me encontré al maestro y rector de la academia, y
me dice que los celadores y el señor de la bodega de instrumentos le han
comentado que me he portado muy grosero y que evitara dañar la convivencia
del lugar.
¿Acaso fue error mío no dejarme gritar por un tipo que se la pasa gritando al
que le pide un favor, cuando su deber es prestar instrumentos o cambiarlo?
Depende de la clase que se esté llevando, de estar pendiente del cambio, de
facilitar un proceso con el que prestamos de instrumentos ¿Acaso soy muy
grosero al ignorar a un tipo que se la pasa viéndome hablar con los profesores,
que me ve llegar a clases y como no es la hora no me deja entrar y siempre está
pidiéndome el carné tratando de llevar un control en donde sabe quiénes son los
que han pagado matricula? Como no darse cuenta si el lugar es bastante
pequeño.
Definitivamente piden resultados de algo que no se enseña, piden resultados y
no prestan instrumentos, piden resultados y los celadores siguen órdenes de no
dejar entrar a nadie si no es la hora de entrada y saber que todo esto cambia si
es una mujer la que llega. No tengo nada en contra de ellas. Me molestan esas
dinámicas de estos tipos que para mí son piedras en el camino no solo para mi
persona, pero lo he compartido con compañeros y resulta que les pasa algo
parecido. Concluyo que no estoy equivocado. Que si hay un problema se evalúan
temas que no se enseñan, que no facilitan procesos, que esta vida solo se trata
satisfacer a los que imponen las reglas.
Hace tres días Loreta se fue de viaje, ella también se ha comprado un ukulele,
ella se aprendió unas canciones y nos vimos antes de su partida, nos vimos y me
Absolutamente Renovado | 56
cantó unos temas, me dijo que no llevaría celular, me dijo que quería viajar sola,
que quería conocerse. Que quería vivir esta experiencia, que tenía su destino
trazado en Chile, me dijo que no contara a nadie, pero no me dijo que no lo
escribiera, necesitaba soltar de alguna forma esa información. No puedo
quedarme con secretos.
He puesto a sonar el reloj análogo de la sala de mi casa. Echo una mirada a mi
alrededor, y veo cosas y veo ropa, y veo colores y veo paredes y veo objetos,
recuerdos, regalos, formas, herramientas, pero no logro sentirme pleno, no logro
estar tranquilo cuando mi ser quiere otro ser a mi lado, cuando ese ser esta en
alguna parte de Colombia, cuando ese ser duerme en brazos de quién sabe quién,
en la cama de quién sabe quién. O puede que esté sola como me lo dijo una vez
que hablamos por teléfono, pero cuando la mentira existe y la utilización de este
recurso parece salvar vidas, ¿por qué no utilizarlo en casos como estos, donde
el desamor mata?
Color y tensión
Entre las notas musicales que conocemos comúnmente hay una distancia
“interválica” categorizada en tonos o semitonos, (hay quienes dicen tonos y
medios tonos) dicha distancia nos permite saber qué nota interpretar con
respecto a la que suena en un principio. Es decir “determinado instrumento está
tocando la nota DO, y un segundo más tarde toca la nota SOL”. Teniendo en
cuenta el orden de las notas musicales occidentales establecemos que DO es la
primera nota, seguidamente RE, luego MI, FA y SOL. Concluyendo así que SOL
es la quinta nota. La relación interválica, es de una quinta justa, ¿qué hace que
sea justa y no injusta? Es un término relacionado con la música el cual nos dice
que la relación interválica que hay entre DO y SOL es que tenemos tres tonos y
un semitono o tres tonos y medio. Hace de este una consonancia perfecta, es
decir, que la mínima modificación en su distancia altera su cualidad de
consonancia. Quiere decir que se convierte en una disonancia.
Los tonos y semitonos determinan las distancias más cortas en la música
occidental, teniendo en cuenta que una complementa la otra, en el momento que
se habla de semitono quiere decir que se habla de medio tono. Es decir, tono es
equivalente a dos semitonos o la distancia de un tono es equivalente a dos
semitonos. Hablamos de semitonos cuando en un piano vemos teclas negras y
teclas blancas. Tocada una por una de izquierda a derecha o de derecha a
izquierda, sin saltos vale aclarar. Cada tecla blanca o negra es un semitono. “Que
en otros lugares del mundo se utilizan los microtonos”. En otros lugares hay
instrumentos interpretados que no están temperados, que manejan otras
dinámicas entre sonidos e instrumentos. Es válido, pero este es un ejemplo,
como Occidente interpreta su contexto y tiende a categorizar o sistematizar,
57 | Absolutamente Renovado
Jaque mate
Y como si fuera un juego, hoy, como ayer y como mañana. Alguien ha muerto.
Hoy fue asesinado. Hoy esa persona corrió por el andén que da a la calle fuera
de mi casa, corrió tan rápido que no supimos quién fue. Corrió estando herido,
corrió dejando un rastro sangriento en el pavimento. Yo salí cuando escuché el
grito que decía: − ¡Cójanlo! ¡Ladrón! Y lo iban persiguiendo algunos. No sé
cuántos, pero eran varios. Pasé mi mirada hacia el lado contrario y una señora
estaba con escoba en mano y jabón en un balde dispuesta a borrar los pasos
transitados de un cuerpo en movimiento, al parecer perforado. Borrando el
camino. Para que la muerte no se diera cuenta, no lo siguiera. Supongo. En estos
casos hay personas que no nos lavamos las manos, preferimos lavar el
pavimento, para tener un pretexto de lavarnos las manos. ¿Qué se espera de esta
ciudad? Si somos un país corrupto, estamos corrompidos donde la desigualdad
reina, donde el que manda es el poder adquisitivo, la estafa y la justicia que es
aplicada según los ingresos de cada individuo y otros simplemente son los reyes
en este ajedrez.
desprecio, con pulgas, con rasquiña, con mil chicas, con adjetivos, con
sustantivos, con ventajas, con amparo, con auxilio, con esperanza, con
clemencia, con milagros, con flores, con rosas, con narcisos, con los pies entre
las cobijas, con mi cabeza hecha trizas, con desamor, con deserción, con
decepción, con discriminación, con un número infinito de palabras que faltan,
con una que otra interesante, con un poco más de lo prudente.
Con guitarra, con la nada, con hierba, con falta de ansias, con la oscuridad, con
su nombre, con su sombra, con su huida, con su compañía, con sus palabras, con
su olor, con sus ademanes, con mis parpados en caída, con la negra, con sombra,
con la gata, con silencio, con soledad, con migo mismo, con ruana, con gafas,
con otras gafas, con un par de gafas, con cuadros, con cuentos, con libros, con
más libros, con egolatrías, con virtuosismo, con ejercicios de agilidad mental,
con acné, con poca idea de que ocurre verdaderamente, con energía, con
paciencia, con ganas , con ideas, con falta de factores, con falta de solidez
económica, con falta de amigos, con falta de sexo, con falta de novia, con
ausencia de todas, con una familia extraordinaria, con mis hermanas, con mis
hermanos, con mis padres, con los padres de alguien, con mis vecinos, con mis
plantas, con planes, con viajes.
Con pendientes, con enemistades, con hipocresías, con amor, con cariño, con
respeto, con ganas de quitarle la ropa, con ropa, con honestidad, con un
compartir, con curiosidad, con sabiduría, con ignorancia, con crueldad, con
severidad, con coherencia, con sueño, con ganas de no dormir, con paranoia,
con amigas, con vecinas, con ventajas, con desgracias, con suplicas, con condón
y condición, con usted encima, conmigo arriba, con su pierna en mi hombro,
con la mirada al cielo, con las manos cogidas, con el cuerpo flotando, con mi
cerebro atrapado, con un día lluvioso, con una tarde soleada, con una noche en
la playa, con baile, con nuestras pelvis chocando, con besito en el cuello, con
lengüetazo en el pecho, con crema de leche, con fresas, con miel, con velas, con
luces, con casco, con bici, con jean, con camisa y zapatos, con carro, con sueño,
con ganas pero sin veneno.
Y como si no tuviera en que ocupar mi tiempo. Delirios bruscos ante el
presentimiento que todo está echado a perder con este paradigma de aceptar el
capitalismo como estilo de vida. ¡Esta vida en este momento de la vida! La
complejidad de la existencia en condiciones no solo “atmosféricas”, más bien
sociopolíticoculturales. Por ejemplo, el hecho de tener que tolerar porque aún
no sabemos aceptar las condiciones que padecen los demás, ¿por qué queremos
estar tranquilos con el fracaso ajeno? ¿Por qué no se pudieron rescatar esos
pensamientos, estilos, visiones, esa cosmología? Ahora es un proyecto de
investigación sustentada en un libro y/o discurso para archivar siendo un tema
de interés público, cuando se trata del comportamiento, de cómo concebimos
nuestra realidad, cómo concebimos esta o nuestra propia existencia. El ser
63 | Absolutamente Renovado
Sueño extraterrestre
Y son de esos días que me recuerdan que el año esta próximo en acabarse,
aunque le faltan seis meses hay una cierta energía, un festejo por todo, una
disculpa pa embriagarse de licor. Una cierta fascinación por las cosas u objetos
baratos, cosas que no se necesitan, pero el mercado, la publicidad, cumplen con
lo suyo, lo medios audiovisuales han logrado que las personas piensen de forma
que sea en beneficio a ese sistema de consumo masivo. Por otro lado, he dejado
la fantasía nocturna y he regresado a soñar en mis noches.
He tenido un sueño extraterrestre, eran tipo ocho de la noche del 19 de junio
del 2017 estaba en la casa de un compañero en la terraza divisando las estrellas
en la noche, hablando de lo bonito que nos va cuando nos va bonito, y de repente
aparece una nave espacial con forma circular y luces amarillas muy pequeñas
por los costados y una gran luz roja en el centro se dejó ver por nosotros, pero
inmediatamente me dio susto, alteré al compañero y bajé las escaleras muy
rápido en busca de una cámara de video.
Efectivamente encontré un cámara y procedí a grabar el acontecimiento,
mientras pasaba todo esto el compa solo me acompañaba en silencio,
empezamos a preguntarnos qué era lo que pasaba, asomé la cámara sin dejarme
ver, pero una luz roja apuntó hacia donde nos encontrábamos, luego dejó de
alumbrarnos y huyo, al asomarnos otra vez en la terraza divisamos que no era la
única nave. Se veían varias y organizadas en lo alto, el cielo negro se pintó de
rojo, unas hacia arriba, otras estáticas, una estaba encima de la terraza de un
65 | Absolutamente Renovado
vecino, que era la que habíamos visto de primeras, nos miramos con los vecinos
por las terrazas y preguntamos qué había sucedido, ellos atónitos, solo mostraron
una caneca de pintura que tenían y nos dijeron que la pintura esta está lista para
usar, que la tenían en la terraza porque se estaba dañado, (esa pintura es la que
necesitamos para pintar la fachada de la casa pensé yo) cuando nos dimos vuelta,
la nave bajaba hacia nuestra terraza, al parecer era más pequeña de lo que
pensaba, era como un auto o una camioneta blanca redonda.
Aterrizó a nuestro lado, vi que tenía marcas, pero no supe muy bien de qué
empresa, bajó un ser con aspecto humano de allí y le empecé a preguntar que si
había más seres humanos y rectifiqué diciendo que si había más seres vivos, ¿esa
nave es hecha en la tierra?, ¿que si esa tecnología es terrestre?, ¿por qué hasta
ahora nos hacen saber? Este tipo se bajó de la nave, bajó hacia mí al mismo
tiempo yo caminaba de espaldas y me dijo: −Ven con nosotros y me paralizó el
cuerpo, pero no me sentía con dolor o amenazado, solo quedé tieso como una
tabla y me puso en forma horizontal a un metro del suelo, pretendiendo llevarme
a su nave y fue cuando me desperté.
De pingüinos a robots
Y llegó el día que tanto esperaba y que tanto temía, mi disfraz de pingüino,
como le suele decir mi hija al traje de saco y corbata que siempre usaba su
abuelo, ahora posaba sobre mi cama, listo para usar. Era el día en el cual tomaría
las riendas de la empresa de aquel legado familiar que por muchos años mi padre
construyó y que hoy cedía en mis manos, en un momento donde las cosas no
marchaban del todo bien. Horas seguidas, al entrar a la sala de juntas, visualicé
muchos pingüinos sentados, con viejos portafolios de cuero y el símil de la nieve
pintada en sus cabellos.
Son tiempos difíciles y los pingüinos lo sabían, estamos viviendo un cambio
cultural y tecnológico a gran escala, patrocinado por aislamiento social y
coyuntura empresarial, cientos de empresas están cerrando sus puertas y para
muchos es la única opción, para otros el salvavidas está en la era digital, mi
campo de acción. Sin embargo, para los pingüinos, aquellos empresarios de traje
y corbata, chapados a la antigua, no es tan fácil dar el salto de pingüinos a robots,
la era de la automatización y digitalización, es de destacar la decisión de mi
padre en estos momentos, quizás no es fácil para papá pingüino tomar la decisión
de ceder su compañía, sin embargo, en el fondo de su corazón frío como el hilo
sabe que es la mejor opción, quizás su única opción.
Se podría decir que existe una gran desventaja empresarial en estos momentos,
la balanza esta inclinada a favor de modelos de negocios digitales y escalables,
sin estructuras rígidas y presencia física, con modelos de negocio disruptivos y
poco tradicionales, o tradicionales llevados a Internet. Desde mi punto de vista
esta balanza se puede nivelar a corto plazo, no todo es malo para una empresa
creada por pingüinos, los pingüinos han sobrevivido a muchos retos y “crisis”
en el pasado, bien dice el adagio popular: “más sabe el diablo por viejo que por
diablo”, pero incluso el diablo de seguro en esta era usa Facebook.
Este proceso no es solo difícil para las empresas, también lo es para los
usuarios y compradores, que deben cambiar sus hábitos normales de compra,
pasar del efectivo a las compras por internet, pasar del déjame verlo, tocarlo,
probarlo a confiar en que llegue todo acorde a lo esperado según la compra
realizada. Si unimos de forma global estos elementos: clientes, empresas e
internet nos daremos cuenta que dar el salto a la digitalización tecnológica y
presencia en internet, es solo uno de los elementos de esta gran mezcla, estemos
tranquilos pues ya contamos con una empresa y con clientes, fueron mis apuntes
ante la junta de pingüinos.
Absolutamente Renovado | 72
análisis de los datos, validaría las intuiciones de los presentes y otorgaría nueva
información complementaria o revelaría lo errados que están.
−Algunos ejemplos de información que podríamos descubrir luego de ordenar
los datos y analizarlos: Histórico de ventas por meses, semanas, días y horas,
frecuencia de re compra, rotación de inventario, productos más vendidos según
la fecha y hora, las formas de pago que emplean sus clientes al momento de
cancelar, reclamación de productos, costos de operación, costos de adquisición
de clientes, el registro fílmico aparte de servir como mecanismo de seguridad,
también es una fuente de datos que podrán aportar a la toma de decisiones:
estudio de movimientos dentro del comercio perfil del comprador.
Lo anterior por nombrar algunos ejemplos, dejando sobre la mesa los
marcadores, que estaba usando para ilustrar de primera mano mi punto de vista,
sobre aquel tablero que debería ser blanco pero que el tiempo había
transformado en amarillo. Es importante que ordenemos y digitalicemos estas
fuentes de datos, el hecho de digitalizar facilitará el análisis de los datos en el
futuro. En este punto estaríamos un paso más cerca de la adaptación a la nueva
era y la nueva economía digital, ya conoceríamos realmente a nuestros clientes
y tendríamos información valiosa que quizás antes desconocíamos, y es que
conocer nuestros clientes es quizás el punto clave en la era digital.
A contrario de lo que se cree como pensamiento filosófico y personal, no
somos tan únicos como creemos y esto lo saben las grandes compañías pioneras
en la era digital, una ventaja a favor de nuestra compañía, veamos un ejemplo,
retomando los marcadores sobre la mesa y acercándome al tablero. Miles o
quizás millones de usuarios podrán tener el mismo gusto por una misma lista de
reproducciones en internet creada por un usuario en un país de difícil
pronunciación, cuando Netflix nos sugiere una serie o una película, cuando
compramos algo en Amazon y amablemente nos indica que otros usuarios
también compraron esto o aquello. Son una muestra clara que compartimos
gustos y tendencias con muchas personas, y quizás todas estas personas tengan
algún factor en común, edad, educación, genero, etc.
Luego de analizar los datos ya conoceremos realmente a nuestros clientes,
ahora con el objetivo de entrar en la era digital, y pasar de pingüinos a robots,
es probable que allá afuera en ese basto mundo de internet existan miles, cientos
e incluso millones de usuarios que compartan las mismas características y
gustos, que los clientes analizados y categorizados de nuestras fuentes de datos.
−El siguiente paso, continué caminando alrededor de la mesa de juntas y
tocando suavemente algunos hombros en el proceso, es comprender que en la
nueva economía digital, no se juega en un ambiente local sino en un ambiento
global, las puertas de nuestro negocio crecerán, no solo ingresarán las personas
que pasan por la acera física frente a nuestras puertas, si no que ahora cualquier
75 | Absolutamente Renovado
usuario del mundo conectado a internet que se vea tentado a acceder al comercio
virtual, más adelante hablaremos de esto, podrá hacerlo, rompiendo barreras de
idioma y horarios.
−Pero, ¿cómo llegar a todos estos usuarios en internet? Alzó la voz el señor
Juan que había estado en silencio durante toda la reunión, hubo un silencio
incomodo por un momento.
−Como veíamos, continué, no somos tan especiales y únicos como creíamos,
y si tenemos claramente identificado el perfil exacto de nuestros clientes
podemos crear campañas publicitarias ahora no en televisión, radio o periódicos,
si no en mi lugar favorito, en internet, en donde segmentar e identificar los
potenciales clientes se hace una tarea relativamente sencilla, gracias a los
consumidores de la economía digital que otorgan de forma “gratuita” toda su
información en plataformas como redes sociales, que luego podemos comprar
para mostrar nuestros servicios o llamar a la acción, sería el equivalente de tener
no solo una joven frente al comercio, diciendo todo el día. −Siga, siga, a todo
aquel que pase frente a nuestras puertas, sino miles de jóvenes diciendo lo
mismo.
−Sé que el muchacho nos ha bombardeado de mucha información hasta el
momento, muchas cosas nuevas para muchos de nosotros, quizás debamos
tomarnos un descanso de 10 minutos y continuar, replicó mi padre.
Diez minutos más tarde, como mecanismos de reloj sincronizados, estaban
todos los pingüinos con tasas de café sobre la mesa, esperando el segundo round,
con cerebros recalentados que casi podría jurar que observaba salir humo de sus
cabezas, pensé por un momento que era la nieve sobra las mismas que se estaba
evaporando.
−Recapitulemos, continué con voz enérgica, luego del análisis de los datos,
identificamos el perfil exacto de nuestros clientes, sabremos cuáles productos
son los más vendidos, su recurrencia y mucho más, proseguimos con campañas
publicitarias en internet perfilando potenciales clientes, campañas publicitarias
pagas en Facebook, Google, Instagram etc.
−Pero ¿De qué hablas, muchacho? Rechinó una voz temblorosa en la sala de
juntas, interrumpiendo mi recapitulación, actualmente, continuó la voz, tenemos
un comercio anclado en una acera en una dirección específica y tú estás
hablando de jugar en un entorno global ¿Cómo piensas hacer para que un
potencial cliente de china entre a nuestro comercio? O es que ya estoy muy viejo
y existe la tele transportación y no me eh enterado.
Le interrumpí con respeto. −Se podría decir, que la teletransportación está aquí
y se llama tienda virtual, pudiendo teletransportar a todos aquellos que tengan
una conexión a internet desde cualquier parte del mundo hasta nuestro comercio
y es que justamente el siguiente paso de nuestra nueva estrategia es abrir una
Absolutamente Renovado | 76
nueva sede, pero esta sede no será física si no virtual y allí en esa nueva sede
virtual es donde accederán todos esos potenciales clientes, segmentados e
invitados a ingresar gracias a las nuevas pautas publicitarias en internet.
Existen muchas maneras para exponer nuestros productos y servicios en
internet, desde crear una página web con carrito de compras (ya hablaremos de
esto), crear una fan page en una red social, crear un blog, entre otros. Lo más
importante es que traslademos la experiencia adquirida en nuestro modelo
tradicional, nuestros resultados del análisis de datos realizado y la intuición de
todos ustedes en esta mesa a la presencia virtual.
Lo ideal sería crear una página web con carrito de compras, que básicamente
es un comercio en internet en donde los usuarios o potenciales clientes, podrán
ir comprando sus productos o servicios e ir adicionándolos a un carrito de
compra virtual. Me encanta pasearme por los pasillos virtuales de cientos de
tiendas con mi carrito, llenándolo de productos y servicios, que reconozco,
muchas veces compro de forma impulsiva, seducido por la publicidad, que me
incita a la compra. Luego los usuarios tendrán múltiples opciones de pagos, bajo
este modelo, debemos comprender que no solo los clientes pagarán en efectivo,
si no que tendrán la facilidad de pagar con otros medios de pago, para ello
adquiriremos el servicio a través de una pasarela de pago, que gestiona el
proceso de compra y envía de forma automática a nuestra cuenta bancaria
empresarial el dinero como efecto de la venta de nuestros productos y servicios.
−Me siento un poco nostálgico muchacho, intervino mi padre, siempre me ha
gustado la interacción con los clientes, estrechar la mano, un saludo cordial, una
sonrisa o un “buenos días, bienvenido”, siento que el convertirnos en robots nos
impedirá seguir haciendo este tipo de actos que tanto agradan a la gente.
−No te preocupes padre, te comprendo, sin embargo así como hemos visto el
cambio en los modelos tradicionales, que es el motivo principal de que hoy esté
aquí, el modelo de comunicación con los clientes también ha sufrido muchos
cambios en esta nueva era digital, podremos personalizar cada mensaje que
queramos transmitir a nuestros nuevos o potenciales clientes, podremos brindar
un “gracias por su compra”, de manera automática a través de un correo
electrónico cada vez que un usuario realice el pago por un servicio o producto,
podríamos saludar o dar una bienvenida con nombre propio cada vez que un
cliente realice una re compra, las posibilidades son ilimitadas padre, y lo mejor
es que este nuevo modelo nos permite capturar, organizar y analizar los datos de
manera mucho más rápida y eficiente.
−Trasladaríamos esa experiencia y ese buen trato para los clientes que te
caracterizan papá, pero ahora de forma digital, tendríamos muchos tú saludando
por doquier, a todos aquellos que entren a nuestra nueva sede virtual. La sala
retumbo de risas roncas. De seguir estas estrategias la balanza en este punto
77 | Absolutamente Renovado
Goku le dio las gracias a su maestro y se marchó de nuevo con rumbo hacia la
cueva. Todo el paisaje había cambiado radicalmente, a pesar de seguir siendo el
mismo. La visión del niño se amplió y ahora nada ni nadie podían detenerlo.
Había acabado de adquirir un poder indómito que sería su motor de ahora en
adelante: su voluntad dubitativa se convirtió en una convicción arrolladora. Su
viaje invisible hacia la cueva fue uno de los mejores de su vida, porque su noble
corazón rebosaba de amor, de una gratitud infinita hacia ese lugar que lo había
acogido en su seno y que le servía de hogar. A cada bocanada de aire, su cuerpo
entero recibía la energía que le brindaba aquella mansión llamada planeta tierra.
Antes de entrar a la desolada cueva, se aseguró de buscar una salida antes de
incorporarse a su pequeño cuerpo material, pero que ahora poseía en su interior
un secreto que lo conduciría al éxito, la felicidad, la humildad y a dejar una
huella indeleble entre sus amigos y miles de desconocidos. Un poder
inconmensurable que las Esferas del dragón no podrían ofrecerle, donde el
enorme Shenlong fracasaría sin remedio.
Absolutamente Renovado | 82
Pedazo de corazón
Una guerra ganada, una guerra perdida, todo esto solo deja llanto y dolor.
respirar, pero no podía, solo fue un segundo, pero para la muerte se sentía como
toda una eternidad.
Así, en un momento de soledad, decidió mirar el atardecer, aquel que hace que
los corazones nuevos se estremezcan a lo largo de los últimos rayos de sol y
vuelvan a latir como la primera vez, pero ahora ella tendría que tomar uno de
esos corazones y llevarlo al sueño eterno, ese del que nunca se vuelve, allí, a lo
lejos, en aquel puerto escondido, estaría el anciano barquero esperando esa
pequeña alma y sería la misma muerte la que pondría y entregaría las dos
monedas de oro, para que nunca más vuelva a aparecer en la tierra. Esa era su
labor, no podía echarse para atrás, simplemente debía cumplir el designio de las
miras.
en el tiempo, una simple mirada hacia atrás, un dudoso paso para retroceder, aun
así, nada evitó que Alicia no asistiera a esa cita, esa que cambiaría su vida para
siempre.
Alicia sentía que su cuerpo pesaba más que de costumbre y que sus pies se
enterraban en las profundidades de la arena, sin embargo, su destino ya estaba
marcado y debía continuar así ella no lo comprendiera. Su corazón, aunque
seguía latiendo, causaba un solo sonido, estrepitoso y ensordecedor, pero solo
era uno, ahora lo entendía todo, era un solo corazón el que estaba herido,
marchitándose lentamente, fundiéndose en la calamidad de la soledad, ya que
nuevamente había entendido que tendría que volver a caminar sola, casi
desalmada, con un corazón marchito, herido, lleno de cicatrices sin sanar.
Finalmente, entendió que esas heridas se verían reflejadas en su rostro, ese que
nunca volvería a sonreír.
Esperó un momento, se dio tiempo de robarle a su encuentro algunos minutos,
se acercó a la orilla, y en medio de la oscuridad vio su rostro reflejado en el mar,
entonces se llevó su mano al pecho, como si le doliera el corazón, y sintió que
no solamente estaba marchito, sino que una parte ya no estaba, ahora viviría con
medio corazón ¿Quién podría vivir así? Alicia no replicó nada, no se inmutó,
simplemente se levantó y siguió caminando hacia su encuentro final.
Un suspiro de alegría
Alicia caminaba por aquellas playas con ese bronceado color cobre que
resaltaba sus oscuros ojos, su cabello negro se movía al ritmo de sus caderas,
sus pies bailaban al son de las cálidas arenas del Caribe y su sonrisa brillaba más
que el sol. Sin embargo, este día no era un día cualquiera, puesto que el viento
y el mar le habían susurrado al oído esa anhelada noticia. Ella no lo podía creer,
era como estar suspendida en una pequeña nube y que su cuerpo volaba por entre
las palmeras con el fin de poner los pies sobre la tierra, simplemente no tenía
cómo describir esa felicidad que le causaba saber que en algunos meses sus
brazos guardarían ese pequeño cuerpo frágil y tierno que se convertiría en su
bien más preciado.
Entonces entendió que su vida ya no sería como antes, ahora todo cambiaría y
dejaría de estar sola. Había vivido tantas aventuras, encuentros y desencuentros,
que por fin llegaría algo que le daría sentido a su vida. No sabía cómo, no quería
ni entenderlo, solo podía sentir regocijo al darse cuenta de tan maravilloso
milagro, sí, milagro, era la única palabra que Alicia podía encontrar para ese
momento, que la dejaba suspendida en el tiempo. Así, sin más, Alicia parecía
levitar en un mar de emociones, su mente experimentaba un sinfín de
pensamientos, su cuerpo comenzaría a cambiar y finalmente ese sueño tan
deseado pronto se haría realidad.
Absolutamente Renovado | 86
Ella no lo conocía, ni siquiera lo había visto, pero sabía que era sangre de su
sangre. Aquel cuerpo frágil pronto comenzaría a formarse y ella estaría allí,
frente al mar, esperando poder cantarle esas canciones que solo las cantaoras
interpretan para las almas más inocentes. De cuando en cuando, en medio del
atardecer, Alicia recorría las playas en busca de pequeñas conchas, que serían
las que decorarían aquel móvil para cuando fuera necesario enseñarle el canto
del agua. Otros días, al amanecer, solo se posaba en su ventana, para ver los
primeros rayos de sol que traían consigo un sinfín de pensamientos que solo la
hacían sonreír tiernamente.
Y así, entre amaneceres y atardeceres, Alicia pasaba sus días, mirándose al
espejo para ver cómo su cuerpo estaba cambiando, tejiendo uno que otro saquito
y buscando en recortes de revistas qué nombre sería el más bonito para su tan
deseado sueño, un sueño que pronto se volvería realidad. Entonces, ella se miró
al espejo, vio cómo toda su vida pasaba al frente suyo, cerró los ojos y se llevó
la mano a su corazón, y allí solo sintió un latido estrepitoso y ensordecedor,
cerró los ojos, apretó su ceño y sus labios solo murmuraban: −Sé que estás ahí,
pero nuevamente solo escuchaba un latido.
Rápidamente abrió los ojos, se miró su cuerpo, tocó su vientre y simplemente
volvió a escuchar un solo latido, entonces se sintió atemorizada, comenzó a
respirar más rápido y recordó aquella vez, cuando era niña y casi se ahoga en su
primera escapada hacia el mar; volvió a acercarse a la ventana, la abrió de par
en par, respiró profundo y, sin embargo, entendió que ese día, el sol no brillaba
como siempre, nubes negras se posaron sobre su casa, a lo lejos ya no se
escuchaban los llamadores sino el canto triste de un pequeño cuervo que se posó
sobre su ventana, un dolor estrepitoso hacía que Alicia no contuviera el llanto y
un simple susurro se repetía una y otra vez en su mente: No te pertenece, es mío.
Alicia no lograba comprender y el pasar de las horas le confirmaría eso a lo que
tanto temía.
El trágico encuentro
Ese trágico día se había mirado al espejo, entendía que este encuentro no iba
a ser casual, que tendría que hacerlo y no podía desmeritar el alma que iba a
guardar, así que desechó su harapienta bata negra, tomó ese vestido blanco,
ocultó su rostro y dejó su oz cambiándola por un canasto lleno de flores blancas
y amarrillas, nuevamente se miró al espejo, tuvo un momento de duda, pero ella
es la muerte, y no puede dudar, así que silenciosamente salió en busca de aquel
encuentro. A veces la muerte también duda, pero debe cumplir los designios de
las miras y llevar a esas almas al encuentro con los dioses. Ella solo es la villana
en un cuento de terror.
87 | Absolutamente Renovado
Mientras tanto, Alicia sintió que el tiempo se detuvo, las olas del mar se
silenciaron y la luna se ocultó entre las nubes, entonces, a lo lejos volvió a
escuchar una voz que le decía: −No te pertenece, es mío, entrégamelo, cada paso
que daba, sentía esa voz mucho más cerca, ya era inevitable, allí estaba, frente a
frente, no podía ver su rostro, pero cuando volvió la luz de la luna, un cuerpo
sombrío y grandes alas se reflejaban en la arena, estiraba su brazo y su
esquelética mano pedía a gritos lo que pronto sería arrebatado. Ella no sentía
miedo, pero sí una gran tristeza embriagaba todo su ser, solamente tuvo valor
para tomar su vientre y lanzar una simple pregunta:
− ¿Por qué a mí?
Y la muerte le contestó: −Eso no lo decido yo, es el destino que está marcado.
Las miras lo han decidido así, el hilo de tu vida ya está tejido, y aún no es hora
de una nueva vida, por eso vengo yo, para llevarme ese pequeño corazón. Alicia
sabía que no podía huir, estaba desesperada, si por ella hubiera sido, habría
corrido tan rápido y tan lejos que la muerte nunca la hubiera encontrado, pero
sabía que no podía hacerlo, así que decidió preguntar, ella quería saber la verdad,
quería más explicaciones.
−Pero ¿Cómo pretendes robarte ese pequeño corazón, si aún no comienza a
latir?
− ¿Cómo te atreves a preguntarme algo así?
−Si te lo vas a llevar, lo mínimo que te pido es la más sincera verdad.
La muerte le dio la espalda, estaba perturbada, nadie, a lo largo de años y
milenios se había puesto a hablar con ella, nadie la había confrontado con tanto
valor como lo hacía Alicia, nadie, absolutamente nadie la había desafiado a
cumplir con su trabajo con tanta destreza, pues los seres humanos solo se habían
dedicado a pensar en sí mismos, en su obstinada vida llena de perjuicios. Así
que en un momento volteó a mirarla, guardó su mano y calmadamente le
respondió:
−Ese corazón, que es un pedacito del tuyo, pronto comenzara a latir, y ahí sería
imposible arrebatártelo, no quiero que sufras, no quiero que llores, simplemente
déjalo ir, no es para ti, aún no es tu momento, entrégamelo y no alarguemos este
sufrimiento.
Alicia no podía entenderlo ¿Cómo le iba a arrebatar un pedazo de su propio
corazón? ¿Cómo iba a acabar con un pequeño suspiro de vida que apenas se
comenzaba a formar? Ella no podía entenderlo, no quería entenderlo, pero ella
era fuerte y quería seguir alargando ese momento, solo porque era su tesoro más
valioso y un pirata había llegado para quitárselo de las manos. −
¿Quieres llevártelo? ¿Tú no entiendes que esto es lo más sagrado para mí? Es el
amor de mi vida. Alicia solo solloza, y sin embargo sigue conservando su
Absolutamente Renovado | 88
Desde aquella noche nunca más se volvió a ver a Alicia, algunos dicen que se
fue en busca de la muerte para que le devolviera el pedazo faltante a su corazón,
otros murmuran que su sangre se derramó en la arena y por eso en algunas
ocasiones toma un color rojizo, algunos creen que se convirtió en aquel cuervo
que merodeó su ventana y de vez en cuando se escucha un estrepitoso chillido,
como símbolo de reclamo a la muerte, otros comentan que se lanzó de aquel
acantilado por el dolor de su pérdida y así fundirse en el ambicioso mar.
Nadie sabe qué sucedió con ella, nadie volvió a verla sonreír o bailar a la orilla
del mar, no se volvió a escuchar su voz, solo se escuchan rumores de una mujer
con cabello color azabache, de ojos oscuros, que se acerca al atardecer a dejar
una rosa roja en el mar, esa misma que llevaba en su cabello, así las olas
purificaran su alma y algún día espera que las moiras se compadezcan de ella y
le devuelvan ese pedazo de corazón que la muerte le arrebató.
Absolutamente Renovado | 90
Esta ciudad es una cárcel de cemento que consume todo lo que podría llegar a
sentir, entonces todo es triste. Pasan los minutos y la hora de mi clase se aleja
mientras deambulo por las calles de la ciudad, también deambulo dentro de mí
misma, hasta que me encuentro pérdida y ya no reconozco los edificios que me
rodean, también me siento una turista con respecto a mis sentimientos, no
reconozco lo que siento, solo hay vacío y vitrinas de recuerdos que me miran
nostálgicos como mariposas sostenidas por alfileres, pero no reconozco nada. Y
el tiempo termina por atropellarme en mi propio recorrido. Me tambaleé y sin
más me dejé caer sobre la grama ennegrecida por el humo de motor, a mi costado
estaba un vago barbudo, igualmente ennegrecido y maloliente, pero a mí me
pareció lo más puro que podía tener esta ciudad.
Lo vi acostado sobre un cartón con manchas de grasa, noté de inmediato cómo
la piel se adhería a sus pómulos y huesos de una manera que parecía bastante
dolorosa, el vago encogía los dedos con cada bocina que rompía la rutina de una
avenida concurrida. La vista me causó un escalofrío y con algo de pesar me quité
la chaqueta para ponérsela sobre sus escuálidos hombros, el vago se espantó al
sentir el contacto de la tela. Entonces me miró y su mirada me traspasó como
una ráfaga de aire helado, frente a mí, un hombre con el cuerpo de un niño, me
miraba con dos lagunas negras y profundas. Luego me sonrió mostrándome los
pocos dientes que le quedaban, sin poder evitarlo, le abracé y acaricié los hilos
secos que tenía por cabello, tenía miedo de romperle a pesar de saber que lo
habían dejado caer hacía ya mucho.
−Lo primero que me quitó esta ciudad fue el contacto con el otro. Eso fue lo
que me dijo cuándo me volvió a mirar, sentí una mano huesuda aferrarse a la
mía y no pude evitar, posar la otra mano sobre la suya para reconfortarle, darle
un poco de calor. Lo miré por largo rato sin decir nada, sin romper el contacto
mientras me sumergía en cavilaciones.
−Podría ser tú. Le dije mientras sacaba un frasco con uvas de mí mochila, se
lo coloqué en las manos y él lo miró como si fuera la primera cosa nueva que
veía después de mucho.
−Podrías ser yo. Lo miré como si yo fuera él y él fuera las uvas que en sus
manos sostenía. Me dedicó una nueva sonrisa sin dientes que esta vez no pude
devolver, él no sonreía, aunque daba la impresión de que sí lo pude reconocer al
verme en aquellas lagunas negras que más bien parecían un charco de aguas
estancadas, que hacía mucho dejaron de brillar. Yo estaba allí, en ese charco
putrefacto con el cabello cayendo sin gracia sobre mis hombros y las ojeras que
llegaban a las mejillas pálidas. −Este es el reflejo de lo que pasa cuando no
puedes ser parte de la ciudad, cuando no puedes unirte al sistema y a los
sistematizados. La ciudad te escupe una bola de polución y te degradas, todo
sigue, todos corren y tú estás en una esquina de la avenida, sometido al frío que
no es tan doloroso como la pérdida de uno mismo.
Absolutamente Renovado | 92
habitando los rincones de una casa en ruinas. Y yo, como una extraña me fui a
la ciudad que Paul Auster describe en El país de las últimas cosas, yo era una
nueva Anna escribiéndole odas a mis recuerdos que ahora eran extranjeros
dentro de aquellas orillas recónditas de mi infancia.
No pude evitar soltar dos lágrimas silenciosas mientras me montaba
nuevamente en mi barco, queriendo encontrar otro recuerdo, pero ya no viajaba
en un barco, ahora estaba dentro de una gota de mar, ahogándome. El vago sin
nombre tomó mi mano y me sonrió, esa sonrisa sí fue real, y nada más importó,
ni la avenida, ni la ciudad sin nombre, ni la frialdad con la que se manejaban los
cadáveres. Nada más.
Ese día volví a casa justo cuando las estrellas deberían estar brillando en el
cielo y por primera vez, no me molestó que las estrellas fueran ahora un millón
de bombillas amarillas que parecían un valle de protuberancias llenas de
luciérnagas.
Y por primera vez, miré todo distinto, no me importó encontrar a mi madre
inmersa en una llamada con un hombre que no era mi padre y mucho menos me
importó la indiferencia de mi hermana, me fui a mi cuarto y tomé una vieja
agenda de hojas amarillas, no había nada en ella y por un momento me recordó
a los ojos del vago sin nombre. Vacía y profunda tomé un pedazo de lápiz que
había olvidado debajo de la almohada y empecé a escribir para no olvidarme
dentro de esta ciudad sin nombre.
Absolutamente Renovado | 94
N o sé. Nadie sabe, incluso nadie conoce más allá de lo que está dispuesto a
aceptar de sí mismo transformándolo en su verdad y su realidad, creando
de esta manera su identidad, teniendo por claro que distinguen sus sentidos es
aquello que puede ser real, y aún le asombra el observar a las estrellas y a su
corazón para ver que está hecho de “nada”, porque si supiera creer que es lo que
es, no sabría creer que está y estando aquí es.
No había nada de dónde estaba, o parecía así porque nada veía, si por querer
abrir mis ojos se tratara lo habría hecho, pero para ver habría una razón a la cual
poseer en mi atención algo, mas si no había nada, tampoco tenía que ver algo,
así pues, me quedé ahí estando ¿Cómo era que sabía si quiera, si estaba en
“algo”? o ¿En “algo”? ¿Cómo sabía si siquiera estaba? Poniéndome de acuerdo
con esta conclusión decidí optar por realizar algo que tan siquiera me revelara
que “estaba”, aunque fuera algo que me hiciera sentir incomodo o incomoda
¿Por qué pensaba que podría ser así? ¿Acaso había una parte distinta a mí?
Tantas preguntas me estaban haciendo marear y cuando menos lo pensé algo
sucedió, sentía algo que estaba creciendo ¿Era como si me llenara suavemente?
¿Era cálido? Me hacía sentir como si fuera algún tipo vacío, pero que estaba
empezando a llenar, tan pronto como lo descubrí percibí que algo estaba, era
algo que me hacía sentir a veces cálido y otras frío, y surgió un destello, mi
interior estaba emocionado y empezó a expulsar cosas, cosas que emitían algo
que no sabía cómo describir, pero estaba más presente, así fueran pequeños o
grandes y varias veces podía distinguir otras cosas que no tenían eso que estas
tenían, sentí que era gratificante, era como si llenara toda esa “nada” en la que
estaba, estaba perpetuando mi estar en algo que no sabía qué era ¡Ni siquiera
sabía yo qué es lo que era exactamente yo mismo!
Tal como estaba sentía algo que empezaba a “estar” también al igual que yo,
era… yo no sabía ni siquiera quién era yo ¿Qué era yo? Pero sentía que fuera lo
que fuera, realmente lo era y estaba ahí en toda esa nada que era y estaba y de
repente fue como si lentamente empezara a dejar de continuar esa cosa que hacía
que estuviera en todo, y luego todo se quedó en un punto, veía cosas que no
sabía qué eran, pero eran yo, sabía que eran yo, ahí era eso que me hacía sentir
calor y me llenaba y eso que me daba frío y me aquietaba, era todo eso que tan
grande y lleno de varias cosas que tenían eran yo, que a veces estaban
moviéndose a otro “ahí”, para estar de repente “allá”, cosas que se encontraban
95 | Absolutamente Renovado
con otras cosas y se hacían una cosa que da calor, para luego ser cosas más
chicas y moverse a otros ahí.
Era algo que me hacía sentir ese calor pero sin la cosa que daba calor, así que
decidí llamarla “luz”, porque había algo que no necesitaba percibir o “ver” para
saber que estaba en el ahí, era como algo que no veía pero estaba y me estremecía
a veces, a veces estaba cerca de mí estando yo en el ahí y el allá de toda esa nada
y me hacía sentir ese ahí y el allá estando y no estando ahí o allá, decidí llamarlo
sonido, acompañado de todo eso que veía me dejaba sin otra cosa que dejar de
sentir eso que me hacía, sentir algo que no sentía y saber que no sabía, sentía
que el sonido me daba esas cosas de saber que esto era esto y aquello era aquello,
todo formando parte de mí, todo eso era yo.
“Pensar” sentí eso, y era algo que no era como la luz que me daba calor o que
no verla daba frío, o el sonido que de sentirlo me estremecía o sabía cosas de
todo el yo ahí y allá, era algo que también me hacía mover pero algo que no
veía, algo que no era luz, ni eso que no era luz, oscuridad pensé, eso que no era
luz, pero que estaba ahí y allá en todo, pero no era el eso que pensaba, tampoco
esas cosas que grandes o pequeñas eran el yo, porque tampoco las sentía, era eso
que sin moverme me movía, pensar debía ser eso, pensamiento, eso era sonido
de la cosa que parecía luz y oscuridad.
De vez en cuando se movían cosas que eran yo, a veces se movían tan rápido
que se veían como luz y luego empezaban a volver a ser esas cosas, el sonido
que pensé fue “energía”, me sentí con ese calor de luz al creer que ese
pensamiento era, y era cálido ver energía que hacía más grande a la luz mientras
más cosas se movían para ser energía, y también cuando eran esas cosas de
nuevo, otra vez el sonido que pensé me dio esa luz, “materia”, era eso, esa luz
que era energía, se iba moviendo hasta ser energía la materia, para luego volver
a ser materia.
Todo aquello que veía, sentía, oía, pensaba, era yo, todo sabía que era yo, todo
estaba en esa nada, que era nada más que yo ahí y allá hasta donde no había nada
que no fuera yo, todo era yo, y ahí empecé a querer saber y pensar más de todo
ese yo, y estuve siendo cada materia hasta la energía, cada energía que era igual
que la luz hasta la oscuridad, cada oscuridad hasta el pensamiento, cada
pensamiento hasta el movimiento, cada movimiento que era el calor y el frío, y
todo esto que era yo, todo eso era y lo estuve en cada uno, y estaba seguro de
que después de estar en todo cosa por cosa todo era yo ¿Qué era todo eso que
era yo?
Francamente ni el sonido me lo dijo ni la luz me lo mostró, ni la materia le dio
forma, ni la energía lo formó, ni el pensamiento me lo demostró, y estuve ahí
sintiendo el frío y el calor en algo, algo de esas cosa tenía ese frío, y ese calor,
lo vi y era una materia pequeñita, tenía varias materias y luz, se movía y tenía
Absolutamente Renovado | 96
Un viaje de alteraciones
E ste texto está dedicado para todas aquellas personas que se han visto
derrotadas por la vida, que se han perdido bajo la oscuridad de su reflejo y
sus pensamientos, pero a pesar de eso, han logrado darle un giro inesperado a su
vida, opacando cualquier crítica negativa y enalteciendo la lucha de los
verdaderos guerreros, ustedes.
¿La vida? La vida es un viaje para algunos duradero y para otros, escaso, es
un camino estrecho que por momentos agobia, pero al mismo tiempo se
convierte en un cielo estrellado reflejando esperanza en las noches más oscuras
y salvajes, es una aventura que quizás no muchas veces puede definir con
exactitud algún tipo de sentimiento, ante todo, es un mar lleno de olas
cautivadoras, tormentas turbias y cambios.
La vida es un cambio constante que se construye de experiencias, cimas y
abismos, donde tenemos que estar dispuestos a un día ser la edificación estable
que por momentos estimula felicidad que cuesta tanto desterrar, pero que en un
abrir y cerrar de ojos, las ataduras sean un encierro temporal bajo el descontrol
y la desdicha. Es dejar de ser un aliado de la monotonía, escavar en el fondo del
mundo, e incluso de ti mismo, verte obligado a desnivelarte por situaciones
propuestas por el destino, tomar tu tiempo para respirar y finalmente así, volver
al ascenso.
−Y al final la luna estará brillando el destino que nos guarde la vida al final
del camino. S.R
I
No tengas miedo a los cambios
En muchas ocasiones estamos tan abrumados por el ir y venir de nuestras
acciones, tanto que no nos detenemos a pensar lo que en realidad necesitamos a
nivel personal, solemos encerrarnos en una burbuja donde no estamos dispuestos
a los cambios o a cerrar etapas en nuestra vida, simplemente queremos
pertenecer en un mundo que nos han establecido de manera mediocre, donde lo
último que importa es lo que en realidad nos genera la verdadera felicidad. El
problema es cuando nosotros mismos nos encargamos de vivir como la mayoría
de personas lo hacen hoy en día, bajo la planificación constante, la presión social
y la aceptación, llegando así a fijarnos un ideal promocionado por el siglo XXI.
99 | Absolutamente Renovado
II
Los cambios requieren mucho esfuerzo
Aunque los cambios son muy buenos, no siempre es fácil dar un paso tan
significativo, esto debido a que un cambio requiere de unos factores
fundamentales: la voluntad, la cual se puede convertir en nuestro enemigo
principal, pero al mismo tiempo en una de nuestras mayores fortalezas. Consiste
en un desarrollo y aprendizaje extenso, aunque se tenga el deseo de transformar
nuestra vida, no siempre basta con desearlo con todas nuestras fuerzas, sino en
el objetivo impulsado por la motivación y el nivel de capacidad que tengamos
al respecto. La voluntad no es algo establecido determinadamente porque cada
uno puede poner sus propios límites o en el mejor de los casos descartarlos para
sentir un verdadero cambio que nos genere orgullo sobre nosotros mismos y
nuestro camino recorrido.
La visualización futura, es la que nos permite idealizarnos logrando nuestros
propósitos ya analizados con anterioridad, esto va de la mano con la imaginación
que se quiera depositar, con la imagen que en un futuro queremos ver al mirarnos
al espejo, la sensación de satisfacción al conocernos como lo que somos y las
ganancias que obtenemos a medida que dejamos actuar al niño que habita en
nosotros y nos impulsa a siempre probar cosas nuevas y desconocidas.
Absolutamente Renovado | 100
III
Todos en algún momento necesitamos de un cambio
Los cambios están constantemente en nuestro diario vivir, solo que tal vez
muchas veces simplemente nos ponemos una venda para cegarnos de la realidad
que nos persigue y llama a nuestra puerta todas las mañanas. Cuando eres niño
no ves la hora para salir a jugar, ver tu programa favorito o comer tu snack de
preferencia. No pensamos en dinero, romance o psicología, nada más vivimos
el presente y nos encargamos de reír a carcajadas hasta quedar dormidos en
brazos de mamá, pero ¿Qué pasó? ¿En qué momento se convirtieron los juegos
en preocupaciones? ¿En qué momento empezamos a ver al chico o chica de
nuestra clase con otros ojos y nos asustamos por ello? ¿Cuándo empezaste a
cuestionarte si en realidad eras feliz?
Aunque la experiencia se convierte en una etapa por momentos tediosa, la
respuesta es sencilla, creciste, cambiaste tus intereses, tus hobbies y tus hábitos,
y ese anhelo que tenías de niño al querer ser grande, se convierte en tu realidad,
en tu presente. Este es un claro ejemplo de que incluso sin esperarlo, los cambios
empiezan a hacer efectos en nuestro recorrido y así como nos abre puertas
también se van cerrando otras a medida que seguimos avanzando, y este tipo de
101 | Absolutamente Renovado
cambios son los que nos permiten crecer, madurar y comprender que, aunque
puede que los cambios a veces duelan y se disfracen de fracaso o tragedia,
siempre van a darnos una lección, una recompensa personal.
Todas estas situaciones nos permiten reconocer que nunca podemos quedarnos
estancados ni atados a personas, momentos, recuerdos e incluso etapas, porque
esto lo único que permitirá será un deterioro de paz mental y un amor propio
escaso. Por esto mismo, en el momento que una persona no se sienta conforme
en el lugar que está debe marcharse, forjar un vuelo amplio y duradero hasta
encontrar comodidad y seguridad dentro de sí mismo, y mantener sus ganas de
seguir volando, de seguir cambiando, de seguir buscando la tranquilidad y la
libertad.
Absolutamente Renovado | 102
que se cubría con los brazos; unos de los chicos era moreno alto y esbelto pero
me miraba con sus ojos marrones llenos de miedo, los otros dos eran de la misma
estatura pero uno era de piel blanca, ojos verdes y cabello rubio pero con una
mirada bastante fría, mientras que el otro era de piel trigueña como yo, ojos
marrones y cabello corto y oscuro, este tenía una mirada que destilaba odio.
Los cinco parecían tener más o menos mi edad, cuando me vieron se acercaron
a mí rodeándome.
−Por tu bien será mejor que te vayas y nunca te aparezcas por los alrededores,
mencionó la chica morena con ojos color miel.
−Antes me gustaría saber quién son ustedes, dije inclinando un poco la cabeza
a un lado y con una sonrisa.
− ¡No sonrías! Gritó el chico alto moreno lleno de miedo, no entendí qué
estaba haciendo mal.
−Discúlpenme, no tenía conocimiento que este lugar estuviera habitado, lo
cierto es que yo…
– ¡Tiene los ojos de diferente color! Exclamó la pequeña chica delgada, al
decir eso todos se acercaron para cerciorarse de lo que la joven había dicho.
A pocos centímetros de mi estaban todos presenciando el color de mis ojos,
noté cómo el chico rubio tocaba mi cabellera rizada. Sentí un escalofrío recorrer
todo mi cuerpo de solo pensar que me podrían empujar por el acantilado, de
pronto me fijé como la presencia de ellos se alejaba mirándome fijamente, el
miedo que sentía poco a poco se iba desvaneciendo cuando me percaté en que
estaban parados formando una medialuna, pero no se alejaban demasiado de sí
mismos, estaban bastantes unidos, como si entre ellos mismos se refugiaran, al
ver eso me di cuenta de que era lo que debía decirles.
−Como pueden ver, soy una contra ustedes cinco, si tuviera alguna clase de
arma estoy segura que ustedes primero me inmovilizarían y luego se desharían
de ella, para ya después ocuparse de mí ¿Verdad? Les aclaro que no tengo malas
intenciones, este lugar lo conozco mucho más de lo que ustedes pueden
imaginar, nunca haría nada que pueda afectar a este majestuoso sitio.
La chica delgada y pequeña se acercó a mí, me tomó de la mano y me llevó al
interior de la cabaña y los demás entraron justo después, la joven me condujo
hasta la sala y me hizo sentarme en el sofá y al cabo de unos segundos me brindó
un vaso de agua, le dediqué una cálida sonrisa para demostrar mi gratitud ya que
no sabía si hablar sería apropiado, además no había caído en cuenta que en mi
carrera por la playa me había dejado sedienta por lo que disfruté tomar del vaso
de agua como si no hubiese tomado en un año.
− ¿Quién eres? Por estos lados nunca se avecina nadie, ni siquiera los turistas,
dijo el chico cuya piel era semejante a la mía y con odio en su mirar.
Absolutamente Renovado | 104
−Supongo que ustedes también son nadie, dije con una risita pícara.
Se miraron mutuamente como si pudiesen entenderse telepáticamente y me
dieron a conocer sus nombres, la chica morena y con vestido amarillo se llamaba
“Amber”, la pequeña chica y delgada “Dalia”, el chico alto y moreno “Adul”, el
chico frío de rubios cabellos “Flavio” y por último el trigueño de ojos marrones
“Félix”.
−Es un verdadero placer conocerlos, pero tengo una pregunta: − ¿Qué fue lo
que les hizo dejarme entrar en su humilde hogar?
−Tu ropa, dijo Dalia mirando atentamente mi vestimenta.
− ¿Mi ropa? pregunté sin entender a qué se refería, hasta que bajé la vista y
pude darme cuenta de que tenía mi vestido un poco rasgado, debió ser cuando
estaba subiendo y mi vestido seguramente se enganchó con algunas ramas de
los arbustos, las rasgaduras no eran grandes, pero si se alcanzaban a notar a
simple vista, cuando estaba corriendo solo podía pensar en llegar a la cima no
pensaba en nada mas sino eso.
− ¡Hash! qué desastre, pero bueno no pasa nada solo es un vestido, que bueno
que siempre llevo una blusa de tiras por debajo y un short, disculpen, ¿me
permitirían utilizar su baño si no es mucha molestia?
−Adelante, dijo Adul.
Me levanté y me dirigí primero a la cocina para dejar el vaso en su lugar y
posteriormente al baño, estando allí miré cómo lucía con el vestido rasgado, no
tenía más remedio así que me quité el vestido y lo terminé de rasgar en dos, una
parte decidí usarla como capa alrededor de mis hombros y la otra parte la puse
alrededor de mi cintura, simulando casi una falda, con la prenda que llevaba por
debajo y los trozos de tela del vestido encajaban perfectamente, una vez
finalizado me dispuse a integrarme en la sala con los demás.
−Gracias, dije mientras tomaba de nuevo mi asiento.
− ¿Quién eres y cómo llegaste hasta aquí? Ninguna persona sabe exactamente
la ruta para llegar hasta este punto, por lo que para los demás a excepción de
nosotros sería un verdadero laberinto, dijo Félix con un tono frío.
−Ahora se entiende por qué habías dicho que ni los turistas se acercaban,
pueden llamarme Alhelí y ya les había dicho que conozco este lugar mucho más
de lo que imaginan, este lugar ha cambiado mucho, pero me imagino que ha sido
obra de ustedes, antes esta casa no poseía un jardín tan esplendoroso como lo es
ahora, dije mientras miraba por la ventana el precioso jardín. −Puedo preguntar
¿De qué se conocen? Al verlos puedo afirmar que no son familia, no por su
apariencia sino porque se refugian entre ustedes como si realmente lo fueran.
105 | Absolutamente Renovado
−Así es, no estamos emparentados, pero todos hemos tenido unas experiencias
horribles que nos han hecho comprender el sufrimiento del otro, por lo que
estamos juntos para apoyarnos, dijo Amber.
− ¿Apoyarse entre ustedes? A mi percepción luce como si intentaran ocultarse
de todo y todos.
−Lo siento, he sido muy indiscreta, será mejor que me vaya, aun así, muchas
gracias por la atención.
−Lo que hemos tenido que vivir ha sido un giro de ciento ochenta grados, no
lo comprenderías, dijo Flavio.
Ya de pie y dispuesta a irme les mencioné una última cosa: – ¿Ustedes creen
que los cambios son buenos o malos? Nos veremos muy pronto, dije eso y sin
más salí de la casa.
−No es normal.
− ¿A qué te refieres Adul?
−Es chica alhelí no es normal Amber.
− ¿Por qué lo dices?
−Ella en el momento en que se dirigía al baño primero se dirigió a la cocina y
regresó el vaso al estante a donde pertenecía, una persona normal abriría todos
los estantes para saber que hay por dentro y en donde pertenece, pero ella lo
sabía de antemano, no se puede decir que lo sabía porque haya visto a Dalia
tomar el vaso de ahí, la sala de estar le da la espalda a la cocina, sin mencionar
que no preguntó indicaciones para llegar al baño.
−Es cierto, además sus ojos tampoco eran normales, no se puede decir que
tenga heterocroma y no parecían lentes de contacto ¿A qué se refería con que
conocía este lugar mucho más de lo que imaginamos?
−Dalia es cierto que sus ojos no son normales, pero quizás conoce este lugar
porque antes habitaba aquí, cuando encontramos este lugar estaba una de
habitaciones llena de sangre, un suceso como eso no puede ser obra de animales
sino de humanos.
−Amber puede tener razón en eso, tomando en cuenta que ella mencionó que
el jardín era diferente anteriormente
−Oigan, a ella no parecía importarle el dinero, su vestido era de seda y aun así
lo rompió en dos.
− ¿Félix cómo sabes que su vestido era de seda?
−Flavio, la seda es una tela elegante, pero su desventaja es que se rompe
fácilmente, además de que suele ser muy cara dependiendo de la prenda que
desees.
Absolutamente Renovado | 106
Un apretado día
Cuando me marché, de la nada recibí una llamada, se trataba de la recepción
del hotel donde me hospedo, me confirmaron que mi habitación estaba lista, no
tenía nada que hacer después así que me puse en marcha para llegar al hotel, esta
vez no decidí ir caminando, ya estaba lo suficientemente agotada tras la corrida
y subida al acantilado, cuando llegue a la playa decidí tomar el autobús, el hotel
no era muy lejos de la playa, pero tenía las piernas y los pies hechos polvo.
Estando dentro del autobús y mirando perdidamente el recorrido como si fuera
una bebé, las neuronas en mi cabeza todavía no podían asimilar lo mucho que
había cambiado Colina Roja, de tener chozas pequeñas ha pasado a cabañas
grandes y resistentes a las lluvias, aunque eso era hace cincuenta años, me
pregunto si ahora tienen chimenea por las noches suele hacer un poco de frío.
Un pequeño sentimiento de envida da visita a mi corazón con solo imaginar que
esos cinco no necesitan de chimenea para calentarse, que estén viviendo cinco
“Sanies” en una cabaña para tres, una pequeña risa se me escapa, apuesto que el
frío es un tabú para ellos.
Al llegar al hotel y con la energía de un perezoso, pero con la sonrisa de un
perro recibí las llaves de la habitación al tiempo de estar frente de ella. Sin
embargo, aunque me poseía una fuerza suprema de lanzarme al lecho y
hundirme en un sueño reparador, debía hacer resistencia puesto que tenía que
desempacar mis cosas, dejarlo para el día de mañana me generaría retraso para
mis planes razón por la cual debo hacer modificaciones gracias a esos cinco, me
resultaron agradables a pesar de su actitud distante, seguramente les generé una
primera impresión extraña pero no crecerán si no los hago dudar.
La luz del inconmensurable sol se filtraba por toda la habitación y una horrible
alarma solo estaban provocando que los pesados parpados cerrados lentamente
se levantasen, me sentía como un niño que buscaba razones para no ir al colegio
y quedarse un rato más durmiendo pero nunca faltaba esa voz que le decía que
debía despertarse de una buena vez, así pues me levanté todavía resonando en
mi cabeza la apretada agenda que me deparaba para el día, tomé el celular y en
eso di por apagada la alarma además de mirar de reojo la hora, tenía el tiempo
justo para asearme, vestirme, arreglar mi cabello y ya por último bajar a
desayunar.
Las palabras sobraban para describir solo el restaurante del hotel, si tuviera
que describirlo en una sola palabra sería “sofisticado”, pero aun estando en el
restaurante del hotel ya con el estómago lleno y el corazón contento, di las
gracias a los meseros por el excelente servicio aunque quería conocer al cocinero
el tiempo me limitaba, y como si tuviera el poder de la velocidad tome mis cosas
salí del hotel y me dirigí al pabellón del norte, allí tendría lugar un concierto de
107 | Absolutamente Renovado
−Los suniges son personas que una vez fueron humanos pero que después
fueron elegidos por los cuatro elementos para ayudar discretamente a los
humanos al mismo tiempo que deben pasar por muchas adversidades para
cumplir esto, si no son capaces de sobrellevarlo algunos llegan al punto de
suicidarse.
−Bueno ahora que vieron el espectáculo y escuchan atentamente lo que les
digo porque no entramos, dije y di por finalizado la ilusión de las tarántulas.
Fui la primera en entrar y ellos entraron después de mí, se sentaron en los sofás
y parecían paralizados, yo me ocupe de cerrar la puerta y en lugar de sentarme
decidí quedarme de pie, lo que les he dicho debe ser complicado de entender,
para cambiarles un poco el ánimo decidí hacerles ver y sentir un paraíso, pero el
paraíso que ellos siempre quisieron tener, es algo que gasta energías aún más
por lo agotado que tuve el día de hoy, en el mismo instante todos vieron su sueño
pero curiosamente el paraíso que cada uno desea tiene el mismo significado, tal
parece que ninguno tiene el valor de enfrentar aquello que les abrió profundas
heridas, la ilusión no tuvo larga duración, una vez desvanecida todos volvieron
en sus cinco sentidos.
−Ya nos habías mencionado que son los cuatro elementos quienes escogen,
eso quiere decir que ellos son un “alguien”, dijo Flavio.
−Exactamente, cuando se renace como suniges es porque son ellos quienes lo
deciden pero teniendo la aprobación de Dios, nos escogen precisamente para
enfrentar aquello que nos dio muerte, de esta manera evolucionamos un poco
más en nuestra peculiaridad para dar ayuda a los humanos, sin embargo nunca
seremos capaces eludir más momentos dolorosos puesto que esto nos hace
crecer como personas ya sea para bien o para mal, cuando esto sucede aparecen
otras características con el nivel de acuerdo a su crecimiento.
− ¿Estas tratando decir que nosotros habíamos muerto y renacimos? ¿Cómo es
eso posible? Dijo Dalia.
−Para ser suniges debes haber muerto con aquello que cambio tu vida y esto
es posible con la aprobación de Dios, si a medida que evolucionan y no ayudan
a los humanos serán castigados a vivir otra vida con más sufrimiento del que
experimentaron alguna vez, me gustaría saber qué les ocurrió en su vida
¿Recuerdan qué fue lo último que les paso antes de morir?
−Realmente no sé porque pasó, todo era normal hasta que se aproximaba mi
cumpleaños 16, ese día estaba terminando de trabajar y alistándome para volver
a casa, me desvié del camino para comprar comida para mí y mis hermanos
mayores para la cena, en eso recibo una llamada de ellos diciéndome que me
dirigiese al sótano al llegar a casa porque tenían algo que mostrarme, me ilusioné
pensando que era un regalo por mi cumpleaños que era el día después pero
cuando llegué allí.
Absolutamente Renovado | 112
chica cuyo nombre era Alexa y ella me correspondía, hacíamos muchas cosas
juntos no obstante el problema radicó en eso precisamente, ella poco a poco se
molestaba cuando yo decidía pasar tiempo con mis amigos, me controlaba
diciendo que ya no la amaba, yo no quería que ella pensara eso y seguí con ella,
me alejé de mis amigos incluso de mi familia.
Las discusiones ya eran absurdas ella no quería que yo fuese a trabajar decía
que no debía entablar relación alguna con algunas de las compañeras de trabajo,
esas discusiones me hicieron recapacitar ella quería que dejara de hacer todo y
no ver a nadie que solo debía estar para ella, eso me llevó a pensar y a tomar la
decisión de terminar la relación con ella, yo la amaba pero me di cuenta que la
relación que llevábamos no era sana para ninguno de los dos, le terminé y me
sorprendió un poco que lo aceptara tan fácil.
Al cabo de unas semanas después de la ruptura recibí una carta de ella, me
decía que nos reuniéramos en el bosque a las afueras de la ciudad a las cuatro de
la tarde un domingo, yo acudí al encuentro puntualmente, tenía la esperanza de
que razonara sobre sus acciones y en eso sentí un fuerte golpe en la cabeza y en
donde no me da el sol en eso aprovechó para atarme de manos y pies a un árbol
inclusive me amordazó, ella me dijo que si no volvía con ella no volvería a estar
con ninguna otras persona, yo me rehusé y sin dudar ella inició cavando un hoyo
en la tierra dando forma a una tumba.
Me di cuenta de que llegaron dos hombres, no tenía idea de quiénes podrían
ser y qué parentesco tendrían con ella, ellos me desataron del árbol, seguía atado
de manos y pies intenté librarme de ellos dándoles un cabezazo a cada uno, pero
eso les hizo enfurecer me empujaron al hoyo y entre los tres iban rellenando el
hoyo dejándome ahí dentro planeando enterrarme vivo, desde allí perdí el
conocimiento y cuando desperté estaba en la entrada del acantilado.
Su expresión de miedo era increíble, de solo recordar a su anterior novia
parecía como la de un niño de dos años asustado de estar solo, mi sangre se heló
mi corazón dio un golpe en mi pecho con el solo pensar que una persona es
capaz de enterrar alguien vivo por un sentimiento que no es ni por obligación
cercano al amor el único nombre que se le puede llamar a ese sentimiento es
obsesión enfermiza, no quería admitirlo pero en lo profundo de mi ser podía
sentir pena por la vida de esa chica pero sé que si Adul fue uno de los escogidos
debe ser porque él tendrá el coraje para hacer de frente a ese pasado.
−Yo sí quería morir, yo siempre me he sentido mal con mi cuerpo, soy muy
delgada, aunque no se debe a que no ingiera alimentos es todo lo contrario
siempre he tenido un peso estable, pero mi cuerpo en toda mi existencia ha
tenido una textura muy delgada, todos mis amigos en mi universidad me repetían
constantemente que debía acudir al hospital para inyectarme cualquier cosa que
me permitiera subir de peso, por más de que les explicaba ellos simplemente no
Absolutamente Renovado | 114
traía de valor, para evitar que los denunciara con la policía ellos me asfixiaron
y cuando abrí mis ojos estaba dentro de esta cabaña acostado en el sofá
completamente solo, poco días después llegaron Amber y Dalia, más tarde Adul
y por último Flavio.
Se dice que primero se tiene que pensar antes de actuar, pero en estos chicos
no se sabe si realmente será necesario aplicarlo, no son los primero suniges que
conozco con historias que hielan el corazón, inclusive hay unos pocos que no
sufrieron antes de renacer pero por alguna extraña razón los eligen y son
condenados a experimentar el dolor, aunque me hago una idea de porque son
elegidos, en este momento todos tienen sus cabezas inclinadas hacia abajo
mirando al suelo y yo siento como si una bruja me estuviera cociendo la boca,
temo decir algo que pueda hacerlos sentir peor de lo que están ahora, tal parece
que ellos están unidos por algo más fuerte y puro que la tristeza.
Entre ellos mismos compadecen su vidas y son conscientes de que eran
inocentes del mal de otras personas, de un momento a otro sentí como de mis
ojos caían lágrimas y como era de esperar ellos lo notaron, pasé mis manos
rápidamente sobre mi rostro para secarme pero por mucho que trataba era como
si mis lágrimas fuesen haladas por ese maldito sentimiento de impotencia, se
acercaron y me tomaron de las manos, sentir todas nuestras manos juntas para
mí era como la sensación de estar tocando el fuego me daba cuenta que sus vidas
se habían tornado un invierno pero sus manos se sentían cálidas como si ellos
hubiesen transformado su nevada en verano.
Mi corazón latía cada vez más fuerte en sintonía con las oleadas de llanto de
todos, estando con los ojos cerrados un sigiloso recuerdo de aquellos dos
cuerpos ensangrentados abrumó mi cabeza haciéndome volver a la realidad,
cuando dirigí mi mirada a ellos una sonrisa salió de mi boca de ver que sus
Tenxie ya habían surgido no pude contenerme y estallé en risa.
−Ustedes lucen raros, se miraron entre ellos y se quedaron con la boca abierta
de ver que cada quien tenía su propia Tenxie.
−Pero ¿cómo? Preguntó Flavio.
−Ya se los había mencionado como Sanies cada uno tiene su propio tenxie
solo que estos no se dan a relucir a menos que dentro de cada quien se manifieste
el deseo de cambiar su vida, cuando este deseo nace da lugar a la aparición de
los Tenxie y a medida de las experiencias se va evolucionando en ese deseo.
− ¿Cambiar nuestras vidas a que te refieres? Preguntaron todos al unísono.
−Creo que deberían preguntárselos a ustedes mismos, todos se quedaron
pensando y volvieron a sus asientos a excepción de Dalia.
Absolutamente Renovado | 116
dormiría solo puesto que él fue el primero entre ellos en llegar a esta cabaña,
pero mi imaginación no estaba lejos de la realidad resulta que Félix duerme con
Amber y Dalia los tres en la misma habitación.
Flavio y Adul dormían juntos en otra pero no entiendo porque dejar otra
habitación vacía, ellos me dejaron pasar la noche en aquella habitación vacía,
todos me acompañaron hasta el cuarto para darme las buenas noches sin
embargo cuando supe de cual recamara se trataba un fuerte escalofrío recorrió
mi cuerpo, sentía el temblor en mis manos al acercarlas a la cerradura para
abrirla, en un impulso cerré los ojos apretándolos firmemente y di un empujo a
la puerta; esta se abrió por consiguiente procedí abrir mis ojos reconocí el
edredón, las decoraciones, el suelo, el armario, intente convencerme de que no
podría ser pero era más evidente y más claro que el arrecife a mar adentro de la
playa esa era mi habitación.
−Dijiste que antes vivías aquí; así que suponemos que no te negaras a estar en
esta recamara, dijo Dalia.
−Gracias está perfecto, dije con voz baja.
−Buenas noches, dijeron todos.
−Buenas noches, dije y todos se fueron acto seguido cerré la puerta.
−Ahora lo entiendo, no bastaba con el hecho de tener que renacer por tercera
vez, debía enfrentarme a esto. No hice nada para impedirlo, desafortunamente
no llegué a tiempo para detenerlo, pero ¡Ya no me culparé por eso! Durante cien
años me culpé de eso, pero ahora me doy cuenta que yo hice hasta donde me fue
posible, desgraciadamente una sola persona no puede hacer nada si los demás
no aceptan su situación y la ayuda que se les brinda, yo no dejaré a estos chicos
pasar por lo que ellas pasaron, lo dije en mi exposición de arte.
No importa cuántas tormentas soporte el mar, no importa cuántos vientos tenga
que arrastrar la corriente, no importa el inconmensurable calor que haya, el mar
es el mar, sigue siendo el hogar de muchos animales a pesar de todo, sigue siendo
fuerte, profundo y relajante además de inigualable, que lo consideren peligroso
solo es una excusa para disimular su temor de enfrentarse a las experiencias que
se tengan ya sean buenas o malas, pero el mar sigue siendo un puente de unión
desde cualquier perspectiva que quieran verlo.
En esta que es mi tercera vida puedo decir que por fin he aprendido a dar la
cara ante la situación y adaptarme a todos los giros que ha dado mi existencia,
todas las experiencias que he vivido me han servido para ser lo que soy ahora,
mis sentimientos siguen igual, pero mi forma de pensar y de actuar cambiaron
gracias a ustedes que me dieron la oportunidad de llegar hasta aquí para
comprender que lo único que conecta al pasado del futuro son los cambios, sin
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Lilas
Un agradable frío rozaba todo mi cuerpo durmiente recostado sobre el
edredón, en mi brazo se sentía como un hormigueo que daba pasó a una sacudida
y una horrible luz se infiltraba en mi relajada oscuridad, levanto mis parpados
todavía pesados y la visión es nublosa pero consigo distinguir el rostro de una
persona que poco a poco se hace cada vez más nítida, en mi desconcierto me
sobresaltó y buscó desesperadamente mi celular debajo de las almohadas y
sabanas hasta llegué a revisar por debajo de la cama todo para después darme
cuenta que estaba en la mesita de noche, lo recojo y hecho un vistazo a la hora
en eso una caída me depara al levantarme rápidamente y apoyar mal el pie en el
suelo cuando determine que era casi las diez de la mañana, la persona que vi al
despertar se trataba de Flavio supongo que entró para despertarme pero saber
que me observó haciendo tal escena me genera vergüenza.
−Perdona, no quería asustarte.
−No, no me asusté es solo que tengo es sueño pesado sin una alarma o alguien
que me despierte seguiría durmiendo hasta por lo menos las cuatro de la tarde.
−Tienes los ojos hinchados debe ser por el hecho de que estás recién levantada,
vamos a desayunar debes estar hambrienta. Que Flavio se percatara que tenía
los ojos hincados no era por el efecto del sueño sino debido a que anoche me
liberé de un peso que cargaba desde hace casi cien años.
−De acuerdo, pero primero quisiera ir al baño. Rápidamente entre al baño y
cepille mis dientes con un cepillo que siempre traigo conmigo en mi bolso.
Acompañada de Flavio ambos dimos camino hasta el comedor y al ver a Félix,
Dalia, Amber sentados esperándonos me hizo dar tanta vergüenza de esas que
se llaman “vergüenza ajena”, el comedor era el mismo de siempre pero ellos lo
adornaron con un florero y unas lilas por dentro en todo el centro, no soy experta
en decoraciones pero me parecía tan hermoso ese detalle especialmente por las
lilas en color malva incrustadas en el florero estas tienen el significado de
“transformación” o “transmutación” las cuales indican que están presentes en
nuestras vidas cuando detectamos que se debe realizar un cambio razón por la
cual nos ayudará a dejar atrás lo viejo y emprender un nuevo camino.
Verme sentada en la misma mesa con los seis relucía un ambiente familiar,
cómodo y relajante como si estuviera con mis actuales padres en una de esas
cenas que preparan para mi cumpleaños, además de estar con ellos y conmigo
Absolutamente Renovado | 120
misma no sentía ese sentimiento tan cálidamente agradable como estar con las
otras personas que he conocido en mis tres vidas.
−Buenos días, perdonen por haberlos hecho esperar.
−Hay que ver cómo duermes, estuve intentando despertarte alrededor de media
hora, dijo Flavio.
− ¡No yo ya no puedo aguantar más! Dijo Dalia y comenzó a reírse uniéndosele
Amber y Flavio, pero Félix por su lado no reía, pero si mostraba una sonrisa con
dientes, en cambio yo los miraba con semblante serio sin entender el motivo de
su risa.
−Luces como una bruja con el cabello y los ojos así, dijo Amber cubriéndose
el estómago con los brazos.
−Más que bruja un león, dijo Dalia.
−Pensaba que Amber era la más fea recién levantada pero tu estas a un nivel
muy muy por encima, dijo Félix.
− ¿Qué es lo que les causa tanta gracia? Dijo Adul que justo acababa de llegar
cargando los platos para el desayuno.
Todos se estaban riendo de mi aspecto mañanero, pero no me molestaba todo
lo contrario empecé a reírme con ellos al tiempo, era la primera vez que me reía
junto con ellos desde que los conocí hace tan solo un par de días, pero se sentía
como si fuese desde siempre.
−Bueno ya dejen de burlarse y de mí y mejor coman.
− ¡Sí señora! Entonaron todos juntos y siguieron riéndose cada vez menos.
Terminamos de desayunar y me dispuse a llevar los platos, pero todos me
detuvieron con la mirada.
Deja, queremos hacerlo nosotros como agradecimiento y también para pedirte
un favor, dijo Félix.
− ¿Agradecimiento? ¿Favor? Dije, al cabo de unos minutos estábamos de
nuevo los seis juntos en la mesa.
−Queremos darte las gracias, tu nos dijiste las palabras que necesitábamos oír
para recapacitar, dijo Dalia.
−Pero queremos pedirte que nos acompañes a resolver nuestros asuntos
pendientes con la vida, dijo Adul.
−Verás, cuando nos levantamos todos nos mirábamos como si supiéramos que
habíamos tenido el mismo sueño, hablamos y curiosamente todos durante la
noche tuvimos un sueño en donde recordábamos nuestra muerte, pero todos
coincidíamos en una cosa, tú eras la última persona que veíamos antes de perder
la conciencia y despertarnos, dijo Félix.
121 | Absolutamente Renovado
−Ya veo, déjeme explicarles, ese sueño fue obra de los cuatro elementos, ellos
se manifiestan mediante los sueños siempre dejando una incógnita, el hecho de
que sueñen con su muerte puede tal vez significar que están listos para ver lo
que les espera en el futuro, pero que su factor común sea yo no me queda claro.
−Nosotros tampoco nos hacemos una idea de porque estás tú en el sueño, pero
si dices que es un mensaje de los cuatro elementos tal vez lo que te vamos a
pedir esa a lo que se refiere, dijo Adul.
−Antes de que digan nada permítanme terminar de explicarles algo que no se
les puede pasar, recuerdan que les había dicho que si no ayudaban a los humanos
serian castigados a vivir otra vez y que si no lograban sobrellevar las
adversidades de la vida podrían llegar a suicidarse.
−Ahora que lo dices esa parte no me quedó clara, dijo Amber.
−Una cosa es que si no se ven capaces de vivir tantas desgracias los mismos
cuatro elementos les permiten suicidarse pero eso tiene como consecuencia a
que sus almas no podrán ir a su mundo en donde sirven a Dios después de
muertos, en ese caso la Dios toma una decisión o sus almas desaparecen o
vagarán por otros mundos; esto es muy diferente a que se rehúsen a ayudar a los
humanos, si lo hacen vivirán cien años de mayor dolor y morirán con la muerte
que ellos mismos elijan, sin embargo no morirán volverán a nacer y recordaran
su anterior o anteriores vidas del mismo modo que experimentaran otra clase de
martirio hasta se decidan ayudarlos, pero esa decisión debe provenir del corazón
por voluntad propia y esto solo es posible cuando te encuentras contigo mismo,
lo que viene después lo desconozco.
− ¿Cómo sabes eso?
−Porque esta es mi tercera vida, en esta vida tengo 22 años, pero cuando me
convertí en Sunige tenía 12 años hace doscientos años, bueno, ahora díganme
su petición.
− ¿No dirás nada más? Preguntó Flavio.
Es todo lo que deben saber sobre ser suniges, a cerca de mí se los contaré más
adelante, dije con una sonrisa.
Bueno, queremos ver a aquellas personas, pero queremos que vengas con
nosotros y que estés con nosotros como amiga nuestra ¿Qué piensas? Dijo
Amber con la cabeza cabizbaja, aunque estando en esa posición podía percibir
que esta sonrojada al igual que todos.
− ¿Amiga? ¿Están seguros que quieren a una bruja de más de doscientos años
como amiga? Porque por mí, encantada, dije teniendo una gran sonrisa dibujada
en mi boca.
Absolutamente Renovado | 122
−Ahora que lo dices en lugar de una amiga tendríamos a una anciana con
nosotros, pero estamos de acuerdo –dijo Félix entre una sonrisa en su rostro.
−Bueno ¿Cuándo quieren partir?
−Pensábamos hoy después de desayunar, pero tal parece que esperaremos a
que hagas algo con tu cabello, dijo Dalia y todos asintieron mientras que yo
demostraba una falsa expresión de molestia.
Estando ellos preparándose mentalmente para la hora de la revelación yo me
encontraba en el baño intentando parecer medio presentable en realidad no me
di cuenta de cómo lucía cuando cepillaba mis dientes, tomé una pañoleta que
cargaba en mi bolso para atarme el cabello en una cola de caballo a causa de
estábamos en verano no quería tener el pelo suelto. Dejé el cuarto de baño y
seguidamente me reuní con los demás a fuera de la cabaña.
−Bueno, ¿a qué lugar iremos primero?
−A Montaña de arena, a la casa de aquellos que me trataron como un sirviente
–dijo Flavio.
−Está bien entonces dame la mano y los demás también sujétense de las manos
formando una cadena, Amber no te olvides de tu sinelasam sujétalo bien –dije y
todos se miraban, mientras que yo cerraba mis ojos para concentrarme en llegar
a Montaña de arena específicamente a la casa donde antes vivía Flavio, utilicé
una de mis características especiales que me permitía teletransportame al lugar
que tuviese en mente; característica que recién obtuve gracias a la exposición de
arte.
−Llegamos.
−Acaso nos teletransportaste ¿Cómo?
−Ya se los había dicho, recuerdan cuando les mencioné que nunca seriamos
capaces eludir más momentos dolorosos puesto que esto nos haría crecer como
personas ya sea para bien o para mal y que cuando esto sucede aparecen otras
características con el nivel de acuerdo a su crecimiento, bueno mis ilusiones, la
tele transportación entre otras más son una de esas características que yo poseo,
ustedes también adquirirán sus propias características conforme a su avance.
−Sabes esto de ser suniges puede ser divertido, pero ahora tenemos por delante
el antiguo hogar de Flavio, dijo Adul.
−Hogar, dijo Flavio y suspiró justo después, entremos.
Entramos todos juntos dejando a Flavio estar al frente.
−Familia Lubres, el chico que trataron como sirviente y que vendieron hace
casi cinco años está aquí. Flavio volteó hacia atrás donde estábamos todos. No
digan nada, solo observen, dijo y acto seguido todos asentimos con la cabeza.
123 | Absolutamente Renovado
− ¡Qué hace esta rata rubia en esta mansión! Dijo una señora mayor de cabello
castaño con piel blanca.
−Un gusto en verte “madre”. Claro, tú no eres mi madre.
− ¿Qué quieres en este lugar? Dijo un hombre con cabello castaño de piel
blanca y con muchas arrugas en el rostro.
−Veo que los años no vienen solos cierto “padre”, perdón tal vez no debería
llamarlos así, después de todo el viejo al que me vendieron como mercancía
sexual me reveló que ustedes no eran mis padres por petición de ustedes.
−Y ¿Qué vas a hacer? ¿Denunciarnos? Es tu palabra contra la de nosotros.
−Viene a hablar, después no volverán a saber de mí ni yo de ustedes.
−Nuera, hijo déjenle hablar, está en su derecho. al fin y al cabo, dijo una
anciana que apareció acompañada de otros chicos jóvenes, tal parece que son
los hijos de estos señores y anteriormente “hermanos” de Flavio.
−Lo que me hicieron no tiene nombre, venderme llevados por su sentimiento
de codicia no tiene justificación, yo los amaba hasta el punto de nunca
reprocharles el hecho de que me trataban como siervo, hasta el punto de hacer
ojos ciegos y oídos sordos a la nota anónima que me advertía de lo que planeaban
hacerme, quería creer que no serían capaz de llegar hasta ese extremo, pero me
equivoqué.
No quiero saber porque nunca me amaron, no me interesa, ahora no me
interesa, solo quiero decirles que yo no tomaré represalias en contra de
ustedes… ustedes valen tan poco aunque tengan mucho dinero como para
malgastar mi tiempo en planear una venganza que sé que no me hará sentir mejor
y que mucho menos cambiará el infierno que viví, yo ahora tengo la compañía
de personas que me valoran y me estiman tengo un verdadero hogar, pero sobre
todo ahora me doy la oportunidad de darme a respetar ante ustedes y ante las
personas que conozca de ahora en adelante. Es todo –dijo Flavio y dio media
vuelta hasta encontrarse con nosotros dándoles la espalda a aquellos
−Flavio, tus verdaderos padres…
−No quiero saber nada que provenga de la boca de ustedes, si en mi camino
está encontrarme con mis verdaderos padres o saber de ellos estoy seguro que
llegaré a ellos por cuenta propia, pero por el momento no tengo prisa. Adiós –
dijo Flavio aun estando de espaldas ante ellos, pero ya al lado de nosotros
dirigiéndonos a la salida y cerrando la puerta.
− ¿Cómo estás? Dijo Dalia.
−Honestamente me siento bien como si me hubiese quitado un peso de encima,
saben cuándo terminé de hablar pude sentir como otra cualidad surgía en mi
interior, miren, dijo Flavio y comenzó a levitar dejándonos a todos asombrados.
Absolutamente Renovado | 124
cinco. Dicho esto, Amber dio la vuelta y volvió a unírsenos, caminamos unos
metros hasta ya no pudiesen vernos.
−Yo sentía el fuego arder dentro de mí por no saber ni intentar saber lo que
sucedió, hoy sentí como ese fuego fue extinguido por una gran lluvia, dijo
Amber y en seguida comenzó a llover, crear lluvia es mi característica, aunque
no puedo hacer una gran tormenta, dijo Amber y su sineslam en su hombro se
tornó de color azul por un momento hasta que ella disolvió la lluvia volviendo
este a su aspecto similar al fuego, gracias por estar conmigo, ¿continuamos?
−Andando.
Nuestro próximo destino se trataba de nada más ni nada menos que la mansión
en donde Félix vivió una parte su niñez y su adolescencia, llegados a este punto
pude sentir como un panzazo se presentaba en mi corazón, el dolor era como si
estuvieran clavando agujas en él, sentía las piernas frías y un hormigueo recorría
mis manos, la cabeza me daba vueltas, los demás caminaban hacia adelante
dirigiéndose a la entrada y en eso escucho una voz; −“Alheli”, la voz decía mi
nombre, la vista se me nublaba cada vez más, intenté dar unos pasos hacia
delante pero las piernas me fallaron haciendo que callera al suelo, los demás
sintieron el ruido de mi caída y volvieron para socorrerme.
− ¿Qué tienes alhelí? Dijo Adul con un tono de voz preocupado.
−Solo estoy mareada, supongo que solo necesito descansar.
Ellos no me presionaron y tampoco siguieron adelante sin mí, prefirieron
sentarse en el suelo para dejar que yo tomara un respiro, mientras que Dalia y
Flavio intentaban con sus manos abanicarme, Félix tomó mis manos y al
sentirlas frías juntó sus manos sobre las mías llevándoselas cerca de su boca para
calentarlas soplando aire caliente en ellas, Amber intentaba darme un masaje en
las piernas y Adul estaba sentado detrás de mí su espalda junto la mía para serme
de apoyo, esta escena era como ver a unos niños intentando cuidar de su abuela
y una sonrisa se manifestó en el rostro de esta anciana de más de doscientos
años, estuvimos en esa posición hasta que apareció un auto negro que se detuvo
cuando se percató de nosotros; del asiento del conductor se bajaba un hombre
de la edad de unos cuarenta años para abrir la puerta del pasajero que de este se
bajaba un hombre viejo como de unos sesenta años, Félix que antes intentaba
calentar mis manos se levantó mirando atentamente al señor; los dos caminaron
al tiempo para encontrarse más de cerca frente a frente.
−Félix, dijo el viejo.
−Señor, dijo Félix.
−Regresaste, dijo el viejo.
−Señor yo.
127 | Absolutamente Renovado
−Félix, han pasado cinco años y en ese tiempo he pensado mucho en ti, en
como vivías antes de encontrarte y adoptarte, en cómo te eduqué y en como
terminaste.
−Señor, yo tenía intenciones de robarle y eso hice pero terminé huyendo,
cuando me di cuenta que usted ya sabía mis malas acciones hui como un cobarde
y regreso cinco años más tarde teniendo el valor de enfrentarme a usted, de
escuchar todo lo que tenga que decirme, al fin y al cabo yo fui un desagradecido
con usted; al darme un techo donde refugiarme, una comida todos los días,
estudiar además de permitirme trabajar en su compañía yo lo único que debía
hacer era atribuirle más dinero y aun así le pagué dándole un puñal por la espalda
al robarle.
−Félix, es cierto que me robaste, pero también es cierto que yo no te brindé lo
que realmente necesitabas; tiempo y amor.
−Félix yo nunca quise tener hijos porque sentía que no valía la pena tenerlos
cuando puedes disfrutar viajando, trabajando, comprando cualquier cosa que se
le apetezca, pero cuando te encontré y me fijé que estabas solo sin tus padres
pensé que tu podrías atribuirme más dinero mientras que yo seguía disfrutando
de mi costosa vida, en ese tiempo yo tenía sospechas que a lo mejor un día me
estafarías por eso te investigué desde que iniciaste en la empresa, de pronto
desapareciste sin dejar rastro alguno y los recuerdos de tu estadía en esta casa
llenaron mi cabeza.
Recuerdo cuando me mostrabas tus calificaciones en la escuela y yo no te
prestaba atención, recuerdo aquel día que me perseguías solo para estar un rato
conmigo y que yo te evitaba, recuerdo que cada vez te volvías más distante y sé
que en esa distancia comenzaste a tener apego hacia las cosas materiales y
llegando al momento en que iniciaste a trabajar supliste esa necesidad de cariño
en obtener más dinero, lo que me incitó a darme cuenta que fui yo el que te
condujo inconscientemente hasta ese punto, no verte en este tiempo me hizo
reflexionar sobre mi vida; tengo mucho dinero, puedo tener cualquier objeto que
quiera, puedo viajar por el mundo, pero de que me sirve todo eso si estoy solo y
no puedo disfrutarlo con alguien.
−Abandoné a mis padres porque sabía que ellos no me amaban, solo me usaban
para que ellos pudiesen seguir en su mar de licor, cuando estuve con usted sabía
que no me quería, pero usted me dio algo que ellos no; protección, de una forma
u otra usted me protegió de no haber acabado en el mismo estado que ellos,
ahora puedo verlo, porque he encontrado algo que quiero proteger y que no
quiero perder, algo por lo que usaré colmillos y garras si es necesario para no
perderlo y no es dinero. Señor le doy mis más sinceras disculpas por mis malas
acciones.
Absolutamente Renovado | 128
−Yo también te debo una disculpa y si no es muy tarde quisiera ser el padre
que no lo fui para ti y que siempre esperaste, dijo el viejo con una media sonrisa,
Félix al escuchar sus palabras se quedó en blanco durante unos segundos
prosiguiendo en tener una sonrisa de oreja a oreja en su rosto.
−Y si no es muy tarde me gustaría ser el hijo del que te sientas orgulloso de
nombrar.
−Verte aquí hoy y oírte decir que tienes algo que cuidar me hace sentir
orgulloso de ti. Ah, pero porque no entrar con tus amigos y descansan dentro.
−Te lo agradezco mucho, lo aceptaremos, dijo Félix y volteó hacia atrás para
hacernos saber que podríamos entrar a la mansión.
Todos me sujetaron para que yo pudiese entrar a la mansión, una vez dentro
se podía ver una gran telaraña de cristal colgando del techo, el anciano guiaba
el camino hacia una gran sala en donde había un gran sofá en el que me
recostaron, el anciano dio la orden a una de las muchachas del servicio que
trajesen unos bocadillos y un vaso de agua para mí, los demás se ubicaron en los
muebles y sillones que rodeaban al gran sofá
− ¿Cómo te sientes ahora? Dijo Dalia.
−Sigo un poco mareada
−Alhelí tus ojos no son tan brillantes como antes, dijo Adul.
− ¿Qué? ¿a qué te refieres? ¿Alguien tiene un espejo? Dije y levanté mi pecho
quedándome sentada, no puede ser lo que creo que es pero no puedo evitar
altérame al pensarlo; en escucha de mi petición una mujer vestida de sirvienta
me ofrece un espejo de mano, los nervios se me ponen de punta con imaginar
que realmente pueda ser lo que pienso, miro el reflejo de mi ojos en el espejo y
efectivamente es como dice Adul lucen un poco más pagados de lo que suelen
ser, los detallo detenidamente y trato de conversarme a mí misma que
posiblemente se deba al cansancio.
−No es gran cosa, seguramente es por lo que estoy un poco aturdida es todo.
−Adul supongo que tendremos que esperar a que Alheli se recupere para
acompañarte, dijo Dalia.
−No hay necesidad de ir, realmente no tengo conocimiento de en donde podría
estar Alexa, no tengo la menor idea de lo ha hecho todo este tiempo y
sinceramente siento que no es necesario que la vea.
−Tal vez, pero has pensado en tus padres, llevas mucho tiempo sin verlos, ¿no
los extrañas? Dije.
−Pues la verdad es que sí.
129 | Absolutamente Renovado
yo cometí un gran error al alejarme de todo y de todos para estar con ella, pero
si no lo hubiese cometido posiblemente ahora no estaría aquí con ellos.
−Hijo la verdad es que nunca se sabe que te depara el futuro, pero cuando vez
al pasado logras entenderlo, dijo su madre, continuamos hablando y jugando con
los padres de Adul, el sol demostraba estar ocultándose poco a poco y Adul nos
quiso llevar a un parque situado a cinco minutos o menos más delante de la casa,
se despidió de sus padres diciéndoles que los visitaría más a menudo y sin
percatarnos del tiempo nuestros pies ya habían llegado al parque que
mencionaba Adul.
−Es aquí, este parque ha sufrido unos pequeños cambios desde la última vez
que estuve aquí, pero sigue conservando su esencia serena. Adul prosiguió a
guiarnos hasta un árbol bastante robusto y grande y nos hizo una seña para
sentarnos bajo el árbol.
Este parque ha sido muy especial para mí, recuerdo venir de niño a jugar y a
treparme en los arboles con mis amigos, también en este parque le declaré mi
amor Alexa sé que suena un poco cursi, pero ella al principio de todo lograba
sacar de mi toda la ternura que ni siquiera sabía que tenía. Por el motivo de que
este parque es muy especial en mi vida quiero que este mismo parque sea testigo
de mi decisión. De ahora en adelante viviré sin temor de confiar en otros y en
tal caso de que no resulte como se espera no me deprimiré ni me cerraré ante los
demás, el mundo es muy grande y sé que hay personas como ustedes y como
mis padres que estarán conmigo y yo estaré para ellos de la misma manera.
−Adul, de verdad que tienes un lado muy tierno, deberías de sacarlo más a
menudo, dijo Amber.
−Sentados en el césped del parque bajo la sombra del inmenso árbol nos
deteníamos a ver a las personas pasar y sentir la maravillosa y refrescante brisa
acariciar nuestros cuerpos de pies a cabezas.
− ¿Alhelí tienes energía para un viaje más? Dijo Dalia con una cara seria.
−Puedes estar segura de eso, a donde quieres ir.
−A la playa.
− ¿Segura?
−Completamente, dijo, de inmediato me puse en pie junto con los demás y
procedimos a realizar el viaje con destino a la playa.
−Bien aquí estamos Dalia.
−No separemos las nuestras manos, dijo Dalia avanzando hacia el mar junto
con nosotros, seguíamos adentrándonos cada vez más al agua el sol tenía poco
tiempo para ocultarse por completo y el cielo se tornó naranja alrededor del sol
contrastando con un rosa entre el medio y ya por muy alejado del sol el cielo
131 | Absolutamente Renovado
−Me alegra mucho que hayas asistido, dime ¿Te gustó el evento?
−El evento me parecía muy noble, pero yo no diría que me gustó el concierto
en su totalidad, no soy muy cercana a la música, pero no me desagradó, lo que
me encantó de todo el evento fue la exposición de arte en especial tu obra.
−Bueno me complace que te hay gustado mi obra.
−Lo que me impactó en tu exposición no solo fue tu obra sino lo que dijiste,
bueno ahora ya debo irme, no interrumpiré tu tiempo libre, fue un gran honor
haber hablado con usted –dijo la muchacha siguiendo a delante su camino.
− ¿Oye eres escritora y artista? Preguntó Félix.
− ¿No se los había contado?
− ¡No!
−Perdón.
−A qué se refería con lo que me impactó en tu exposición no fue solo la obra
sino lo que dijiste, dijo Flavio.
−Ah, pues.
Despojé el mantel del cuadro, el público lo miraba atentamente dibujándose
una mirada de confusión por ver el contenido del cuadro que sin lugar a dudas
hay muchas creaciones casi con la misma imagen, se trataba de un océano
teniendo por detrás en el cielo unas tormentas eléctricas y las olas desembocadas
y por delante un bello cielo con un sol radiante atrayendo a unas aves dejando
ver al océano con en sus olas pacíficas, en la mitad de esos dos no había un
arcoíris o un barco como se suele pensar, en el centro se encontraba una línea
gruesa destellante.
−Llamo a esta obra “Entre el pasado y el Futuro”, dependiendo de la
perspectiva de ustedes mis espectadores pueden decidir que extremidad es su
pasado y viéndose ahora como ha sido su futuro desde entonces, pero esa brecha
que parece separarlos en realidad son sus experiencias que han tenido que cruzar
para llegar al otro lado. la inspiración de crear este cuadro fue originada
principalmente por mi experiencia en la vida y con el objetivo de demostrarles
que los animales también salieron de su pasado y vivieron por tantas cosas para
llegar a este refugio que será su futuro, todos tenemos un futuro porque en su
pasado se atravesaron muchos giros para llegar hasta allí sin embargo lo que
nunca cambiaron son los sentimientos, yo digo que los cambios no son buenos
ni malos, los cambios son necesarios para crecer o como digo yo para
evolucionar en la vida aunque posiblemente existan cosas como por ejemplo los
sentimientos que no tienen cambio alguno, lo que nos duele nos genera tristeza,
lo que nos hace sonreír cómodamente nos genera felicidad. Es por esto que
pienso que no se debe de temer al cambio.
133 | Absolutamente Renovado
y el Monte Dorado siendo una de las pocas sobrevivientes de colina de luz que
pasó a llamarse colina roja por un largo tiempo, era incapaz de comprender el
objetivo de ser suniges, después cuando quise intentarlo me arrepentí luego de
ver el final de mis amigas, y en esta que fue mi tercera vida por fin comprendí
el hecho de ayudar a los humanos, como humanos somos muy susceptibles ante
cualquier adversidad o giro, es por ese motivo que están los suniges porque ellos
experimentan aún más que cualquiera, pero son diferentes precisamente porque
toman sus heridas para sanarse primero ellos y después comprender el
sufrimiento de los humanos ayudándolos de esta manera
−Te llevó tiempo, pero te felicitamos, especialmente con los cinco novatos,
ahora tenemos un mensaje para ti de parte de nuestro señor; “Alhelí ahora mismo
puedes descansar en paz si así lo deseas o prefieres tomarte un poco más tiempo
con aquellos cinco, es tu decisión”.
− ¿Puedo elegir?
−En esta ocasión sí.
−La verdad es que he querido descansar en paz desde hace muchos años, pero
en mi tercera vida comprobé que Colina Roja evoluciono hasta ser llamada
Colina Azul y sus habitantes también, no hay guerras, ni sangre, ni hambruna
ahora hay muchas personas que crean métodos para ayudar a los demás, ¿es
posible que me dejen quedarme un poco más en esta tercera vida? Y
posteriormente ir a su mundo con su señor.
−Esa es tu elección y se respeta.
Estaba recuperando la respiración y la conciencia al mismo tiempo, abro mis
ojos y veo que los cinco suniges estaban llorando, los tres hombres estaban en
frente de mí y las dos chicas me sostenían
−Se ven tan feos cuando lloran.
−Estás viva, dijeron todos.
−Creen que he vivido más de doscientos años para morir ahora que me estaba
divirtiendo tanto.
−Cuando me convertí en sunige tenía solo doce años, mi muerte se debió a que
aquí anteriormente llamada Colina de luz entró en guerra con el Monte Dorado,
solo unos pocos habitantes sobrevivieron a la guerra entre esas yo, ya nadie vivía
aquí los pocos eran refugiados en unas cuevas, pero lo que sucedía después de
la guerra era de la misma magnitud o peor que la guerra, no teníamos comida,
ni agua entre los mismos habitantes se peleaban, era un paisaje detestable de ver.
−Yo me arranqué los ojos, el dolor físico era insoportable, los aldeanos
robaron mis ojos y se los comieron, no me importaban, si no los tenía mejor,
pero caí enferma de gravedad y morí, me convertí en sunige poco después tenía
135 | Absolutamente Renovado
un nuevo par de ojos pero estos eran diferentes, mi tenxie no nació de aceptar la
vida que se llevaba en aquel tiempo, nació de un sueño que tuve dormida la
noche siguiente a ser sunige en mis sueños me enteraba de lo que era ser sunige
y sobre los tenxie pero no lograba comprender porque debía ayudar a los
humanos que de por sí solo traen desgracias, así que me negué ayudarlos.
−En mi segunda vida intenté hacerlo teniendo la compañía de mis amigas
Florencia y Azucena pero me arrepentí de hacerlo cuando ellas se suicidaron en
la cabaña, en mi cuarto; yo tenía que bajar al pueblo ese día y cuando llegué sus
cuerpos eran un mar de sangre, sus vidas fueron hechas un infierno por las
personas que amaban siendo ellas suniges, me culpé por no haber llegado a
tiempo para detenerlas, me culpé por no haber hecho más y en mi culpa las
enterré dentro del bosque y me fui de la cabaña estuve sola por mucho tiempo
hasta que Colina roja recibió el nombre de Colina azul, en esta vida tuve una
infancia feliz pero tuve que irme cosa que me afectaba porque era mi castigo por
no cumplir con el objetivo pero viviendo en otro lugar fui recapacitando y
pensando en mis vidas, no puedo hacer nada para cambiar el pasado pero si
puedo hacer que mi futuro sea distinto y para todo eso debía empezar por mi
primero.
−Cielos, nunca me hubiese imaginado una historia como esa, dijo Amber.
Ahora se entiende el significado de tu Tenxie, dijo Félix.
−Bueno, cuanto hasta piensan tener esas caras tan largas, les saldrán arrugas
si se preocupan tanto. Todos nos sonreímos y ese gesto era como si se creara un
lazo entre nosotros.
−Ahora que recuerdo Adul, Félix y Dalia, todavía no han mostrado sus nuevas
capacidades.
−Es cierto, vamos queremos verlas, dijo Amber.
−Bueno, pues yo, dijo Félix mirando una gran piedra al otro lado de la playa
y este hizo que se rompiera en mil pedazos.
− ¿Cuál de los dos soy? Dijo Adul, este tenía un clon al lado suyo.
−Mmm pues yo puedo estar aquí –dijo Dalia estando al lado de Félix o puedo
estar acá –dijo y de manera veloz estaba dentro del agua.
−Esto será divertido –dijo Flavio y tomó a Amber y Adul volando con ellos
hasta el mar quedándome yo todavía en la arena.
−Hace doscientos años jamás vería este momento como mi futuro, pero lo que
me hizo llegar hasta aquí fue cambiar.
−Alhelí ¿Qué esperas? Dijeron todos.
−Voy.
Absolutamente Renovado | 136
C uando todo esto termine la gente apreciará aún más ¿Apreciará qué? Un
abrazo o una cerveza. Se dice que la gente dará abrazos con más fuerza o
las supuestas cosas que valen la pena las valorarán como se debe. Sin embargo,
yo digo que no es así, eso sigue siendo parte de las superficialidades, porque el
egoísmo humano es tan tremendo que luego de esto repartirá abrazos hipócritas
y a lo que realmente importa no le prestará atención. De todos modos, la
economía es lo único que importa. Mi Dios está furioso y a punto de morir, sus
pocas defensas y reclamos no son nada comparado con el daño que se le hace a
diario.
Lo dicen asegurando como si en verdad fuera a pasar. El ser humano no
aprecia, no valora lo que importa. A diario reparte saludos, besos y sonrisas
hipócritas, y los abrazos, aquellos que pocos saben dar y cada vez son más
escasos, los darán iniciando la fiebre de haber salido de esto ¿Pero luego qué?
Todo volverá a la normalidad, cada país queriendo ser potencias y la solidaridad
que se mostró en tiempos de pandemia se habrá extinguido. La destrucción a la
naturaleza seguirá incrementando, aunque seamos más las personas que
queremos cuidar el medio ambiente, somos tan estúpidos que, por seguir el
maldito sistema, en el silencio e ineptitud apoyamos la masacre que se realiza
con frecuencia.
El egoísmo es tan impresionante que la competitividad entre nuestra misma
especie hará que las demás especies sean destruidas. El mundo ha pasado por
guerras y epidemias y se ha recuperado con tal velocidad que el cuidado a la
naturaleza es lo que menos importa. Por lo tanto, puedo afirmar que todo volverá
a ser como antes, pues el egoísmo como raíz de todos los males, seguirá siendo
tan enorme que a la par será mayor la ausencia de amor a este Dios que grita
mientras se está siendo masacrado.
No será cierto, en todo seguirá gobernando el egoísmo, los intereses personales
reinarán sobre la protección a lo que nos da vida. ¿En serio creían que todo iba
a mejorar con la solidaridad humana? Hay que ser muy iluso para creerlo.
137 | Absolutamente Renovado
La odisea de mi abuela
¡Quévendrías
bonito volverte a ver! ¿Me das un abrazo, por favor? Pensé que no
después de que… Bueno, no importa, lo importante es que
nuevamente estás a mi lado, tengo muchas cosas que contarte. La vida nos ha
cambiado tanto este año, lo bonito es que papá y mamá están todos los días en
casa, papá trabajando frente a su computador todo el tiempo y mamá
lamentándose por haber perdido su negocio debido a la pandemia y
engordándonos con sus deliciosos manjares.
Una tierna y dulce sonrisa se dibuja en el rostro de su abuela, una mujer de
cabello blanco, ojos grandes y expresivos, baja estatura y contextura gruesa,
desliza su mano acariciando el rubio cabello de Mafe y las dos sentadas en la
cama se cubren del frío con una cobija de Hello Kitty. Mi niña hermosa, no te
preocupes los cambios son buenos y aunque luego nos toque volver a empezar,
eso nos enseñará a ser mejores personas y darnos cuenta de qué hemos hecho
bien o mal.
Nosotros los humanos siempre le hemos tenido miedo a los cambios y cuando
no podemos darles explicación inventamos justificaciones para ahuyentar el
miedo. Aquí donde ves a tu Mami Carmen, a mis 83 años viví muchos cambios
inexplicables, pero te puedo decir que, de cada uno, aprendí y al aprender deje
de hacer ciertas cosas o simplemente me quedé con lo bueno, lo malo me sirvió
de experiencia para madurar y crecer y en algún momento volver a empezar.
Mafe, mira a carmelita tratando de convencerla con sus dulces ojos verdes y
le dice: −Mami Carmen, ¿Y si me cuentas esas divertidas historias de tu vida
que te hicieron cambiar? Mi profe dice que cuando los abuelos narran sus
vivencias nos enseñan, por favor, por favor, dale, dale.
Carmen recoge su hermoso cabello blanco y lo coloca hacia el lado derecho,
tejiendo una trenza mientras se pone de pies, levanta delicadamente su largo
vestido, abre un baúl de madera color café envejecido que sostenía los muñecos
de Mafe, saca un pequeño libro con pasta de cuero y se acuesta nuevamente en
la cama, le dice a la niña que cierre sus ojitos y disfrute cada una de las historias
que le va a leer, donde le mostrará los cambios inesperados en su vida con su
mejor amiga Virgelina, con quien compartió hermosos momentos y de ellos
tiene grandes recuerdos:
−Imagínate mi niña. Era el año 1910 del mes de mayo, no recuerdo
exactamente la fecha, tenía más o menos tu edad, la gente del pueblo estaba muy
preocupada porque un astro errante, al que llamaban cometa Halley pasaría cerca
Absolutamente Renovado | 138
Viernes 2 de abril
Son las tres de la mañana, nos levantan a todos para que ayudemos en las
labores de la casa, mientras nos sermonean con que no se bañen, porque se
vuelven pescados, bueno eso es pasable porque la verdad el agua es para los
patos y para las matas. Después de moler vamos a hacer las arepas para los
trabajadores, nosotros a ayunar, para darle gracias a Dios, y luego sagradamente
a misa, bueno la verdad no tanto a misa sino a la procesión, donde detrás de
varias estatuas de la iglesia y la gente haciendo las diferentes estaciones
disfrazados, llegamos todos a casa. Mi hermanito Rafael no dejaba de llorar, mi
mamá le decía que se callará, pero el fruncía el hombro y se iba de allí gritando
más fuerte, hasta que mi papá sacó la cascara de ganado y a puro fuete lo llevó
al patio, relincha como una mula cuando iba a parir, pero ya se escuchaba menos
y podíamos dormir. Un nauseabundo olor a azufre invadió la casa y del niño no
se escuchaba nada, un estruendoso golpe contra la puerta sonó y mi hermano
volando despavorido cayó en cama de mamá Helena, todos se levantaron y mi
abuelo dijo: “el putas” está rondando la casa. Inocentemente y con voz
entrecortada le pregunté: ¿Cómo sabe eso abuelo? Y me respondió: no siente
ese olor a huevo podrido, eso es azufre y es el perfume de presentación del
diablo. Mi Rafa quedo privado en la cama parecía dormido.
Sábado 3 de abril
En la mañana fui a mirar al cansón de Rafael, el pobre no podía hablar, hasta
que mis padres llamaron al sacerdote, él era como el médico, creían más en él
Absolutamente Renovado | 140
que en los doctores. Cuando hubo llegado el señor padre, con su característica
mueca, se quitó la estola y se la envolvió en el cuello a mi hermano. No sé si por
fe, pero el niño empezó a contar lo que le había sucedido, decía que un hombre
negro alto, con ojos de candela, todo vestido de blanco, fumando tabaco y
haciendo figuras con el humo se le acercó, le dio una paliza y le dijo que él era
de los niños que le gustaba (gustarpia) llevarse y como Rafita invocó a Diosito
bendito con la oración que mis padres le enseñaron “El justo juez”,
inmediatamente el demonio lo aventó por la puerta, fue tan fuerte que el sentía
volar sin poder parar, gran experiencia para Rafael, para nunca volverse a portal
mal.
−Ves Mafecita, como hicieron cambiar a Rafa, de una manera fuerte aprendió
a respetar a mi mamá, en aquel tiempo los padres eran sagrados y no se permitía
que de ninguna manera se les faltara el respeto o se les incomodara. Aunque no
faltó aquella persona que creyó que consiguiendo dinero y dándole las migajas
a su madre iba a conseguir mucho, más adelante te contaré la historia,
prosigamos.
Domingo 4 de abril
Ayudo en los quehaceres de la casa y me voy con mi amiga Virgelina al
cementerio, en el pueblo hablan de la exhumación que harán hoy y
aprovechando que debo conseguir una greda para una tarea, allí estaremos, no
me lo pierdo por nada. Decían las viejas chismosas que iban a sacar un vampiro
que estaba cerca al árbol de obo, cuando empezaron a escavar todos estábamos
consternados, con el primer picazo salió un chorro de sangre de un hombre que
lo habían enterrado hace marras de años, eso apresuró a los enterradores a sacar
al muertito.
Cuando lo desenterraron, el hombre tenía el cabello largo, las uñas inmensas
y la boca untada de sangre fresca con unos dientes que parecían de jaguar,
afilados y grandotes, tanto que se salían de su horripilante boca. Mandaron
llamar el cura del pueblo, quien llegó con su agua bendita y lo roció, pero no
pasaba nada raro, entonces decidieron echarle gasolina y quemarlo, mientras se
quemaba las señoras del pueblo comentaban que esa era la maldición de nuestro
señor por no ir a misa y comportarnos. La verdad ese día fue muy cruel para mí,
no logré conciliar el sueño durante bastante tiempo.
141 | Absolutamente Renovado
Lunes 5 de abril
Día de estudio hablando de las sagradas escrituras y rezando, rezando, rezando
como los más pecadores de todos, escribiendo cada uno en sus pizarras. Llego a
casa y me mandan a la molienda a recoger la panela, me voy jugando con
Seferino, el vecino de la otra cuadra, hasta que el muy chistoso se paró en la
orilla del trapiche y cayó en la caldera, me asusté mucho, no sabía para dónde
coger, como ayudarlo, pero igual no pude hacer nada, solo llamar a alguien
grande, cuando los trabajadores de mi papá llegaron estaba achicharradito con
la panela, lo sacaron y fue lamentable para el pobre, pues los dolores eran
terribles.
Le hacían una y otra curación con cuanto curandero decían, hasta lo
envolvieron en hojas de plátano hasta que su cuerpo no resistió más. A partir de
este momento, mi vida cambiará, he conocido la tristeza, lloro todo el día y lo
seguiré haciendo, me siento tan culpable, creo haberlo podido impedir, hasta que
nos volvamos a encontrar en el cielo y pueda volver a abrazarte me lo perdonaré.
Martes 13 de abril
Son las 6:00 am me voy al colegio no sin antes recoger a Virgelina, cuando
llegamos a clase las cansonas y solapadas hermanas Uribe se empezaron a burlar
de nosotras al sentarnos, no sabíamos por qué, nos fue indiferente y seguimos
como si nada. Suena la campana y vamos a salir a descanso, pero no podemos
ponernos de pie, el puesto está pegado a nuestro trasero. Mientras intentamos
separar el culo de la silla, los compañeros se burlan de nosotros cual payasos de
circo pueblerino que empiezan su función. Rompemos el calzón para poder salir
de esa pesadilla y todos ríen a carcajadas. Nos vamos a casa y planeamos la
manera de vengarnos de esas sapas, en esa misma tarde.
Nos cambiamos, y vamos al campo donde juegan esas sanguijuelas Uribe,
subimos a un árbol inmenso, esperamos a que llegaran y se sentaran a los pies
de este frondoso árbol y nos orinamos encima. Ja, ja, ja, ja, ja, no podíamos de
la risa hasta que mi amiga Virgelina cayó encima de una de ellas, sin quererlo
claro está, y una de las regordetas que se llamaba Raimunda le pego, lo que me
conllevó a lanzarme encima y defender a mi amiga. Aunque la verdad todas
cuatro terminamos desgreñadas, rasguñadas y con los ojos como de mapache.
Cuando llegamos, cada una a su casa, nos esperaba una cascarita de ganado a
lo cual mi papá no le dio espera y ¡juacate!, tremenda muenda que me dieron.
Mi niña otro cambio que afectó mi vida, no tanto como lo sucedido con Seferino,
pero aprendí que la venganza no era nada bueno, mi amiga Virgelina terminó en
aquella ocasión con una pierna trastabillada y tanto sus padres como los míos
nos prohibieron volver a estar juntas en la escuela.
Absolutamente Renovado | 142
Miércoles 21 de abril
Me levanto asustada porque alguien golpea impaciente la puerta y es el capataz
que trabaja en la finca de mi primo, parece que algo malo le ha ocurrido, él es
un poco arrogante porque tiene mucho dinero, le encanta humillar la gente con
su fortuna, quiera Dios que algún día la vida lo haga recapacitar, anoche vino
mi tía y lloraba desconsoladamente abrazada a mi mamá, le decía que había ido
a visitarlo y a pedirle que le colaborará con algo de mercado y él le había dicho
que se pusiera hacer el oficio que faltaba en su hacienda y al terminar le daría
mercado y cuando ella hubo terminado la mandó a recoger las sobras de comida
para que se las llevara y el mercado que ya estuviera dañándose. Eso es
imperdonable, pobre de la tía, cuando mamá se refirió a él despectivamente, ella
lo defendió diciendo que lo perdonaba porque a él la plata lo había deslumbrado.
Bueno, pero vamos a escuchar a Tarsicio, el capataz, mi mamá está con sus
manos en la cara y llorando, a mi padre le escucho decir que solo a personas tan
inhumanas como él podía pasarles algo así ¡Dios mío!, según su trabajador,
después de que mi tía se marchó, el primo se fue a recoger un dinero muy cerca
de allí, cuando apenas salía de si hacienda, el cielo empezó a llorar hasta que se
formó una gran tormenta, segundos después la mula en que iba llegó a la
hacienda, inmediatamente salieron a buscarlo pero no lo encontraron, solo hasta
hoy en la mañana con toda la lengua afuera, llamaron al sacerdote, apenas llegó
colocó la estola en el cuello del primo y con las oraciones logró poner todo en
su sitio.
Mi hermosa niña, el primo nunca volvió a hablar, pero cambió su vida, se
volvió más noble y fue su mamá quien terminó lidiando con él, ella se fue a vivir
a la hacienda y junto con él cada mes sacaban un número de mercados de la
cosecha para ayudar a quienes lo necesitaban. Tengo que irme, alguien viene, te
prometo que estaré siempre contigo, te amo.
Alguien toca la puerta del cuarto de Mafe y la niña se despierta sobresaltada
gritando: −Mami Carmen, Mami, no te vayas, espera.
La madre de Mafe entra al cuarto, abraza la niña y le sirve un vaso de agua,
Mafe sudando y con los ojos hinchados de llorar bebe el agua y sosteniendo el
vaso entre sus pequeñas manos se queda mirando hacia la cama y luego mira a
su mamá entrando en llanto. Ella acaricia su carita y pone las manos en cada una
de sus mejillas y la lleva para que la mire a los ojos
−Volviste a soñar con ella, ¿verdad?, sabes bien que se fue al cielo y desde allí
siempre será la estrella que te cuidará en donde te encuentres.
143 | Absolutamente Renovado
Una noche
−Cállese, que nos pueden escuchar, deje sus niñadas para otro momento. Usted
llegó todo romántico y no revisé lo que me trajo. Martín se distanció. – ¿Cómo
así? Es lo que conseguí, no te vayas a poner con exigencias. Selena abrió el
paquete, sacó tres fajos de billetes, empezó a contar mientras de reojo miraba a
Martín. Él se levantó e intentó interrumpir. –Ya Selena, solo hay una parte ¿Sí?
Deje el show que usted sabe que yo le respondo por el resto. Selena molesta lo
agarró del buzo, de un jalón lo sentó de nuevo y se le acercó lo que más pudo
con ojos llenos de ira. –Mire Martín, a mí no me salen con estupideces, usted
tenía que traer diez mil dólares, aquí solo hay dos mil. Con razón se estaba
haciendo el idiota ¡Me da el dinero completo ahora! Martín se soltó y dio un
paso atrás. –No lo tengo, eso fue lo que conseguí. Si no le sirve, regrésemelo. –
Selena enojada se levantó, empujó fuerte a Martín. −Yo sabía que me metía con
un cobarde. Un sonido que provenía del Templete los hizo voltear a mirar. La
discusión continuó.
El camino se oscurecía cada vez más mientras la joven, ahora sola caminaba
por el sendero. Al pasar junto al templete del parque la joven se detuvo al
recordar lo juguetona que era su mamá, como aquella vez que entraron allí a
mirar y ella se atrevió a pasar corriendo junto a su mamá y al tocarla y le gritó:
− ¡Estás cogida! Ven por mí, y se armó la persecución madre e hija más divertida
que alguien pudo presenciar en ese lugar, hasta que las sacaron de allí por estar
correteando en lugares sagrados. Unos fuertes gritos la sacaron del recuerdo,
provenían de la parte posterior del Templete, junto a la enorme cruz. La
curiosidad se incrementó al tiempo que el volumen de los gritos aumentó, así
que bordeó la edificación para alcanzar a ver qué ocurría.
Ya la noche le ganaba la batalla al atardecer y la oscuridad solo permitía ver
algunas siluetas confusas a los pies de la cruz. La joven al intentar acercarse aún
más, no se percató de un escalón y cayó al suelo. La palmada que le dio al piso
retumbó por el techo de la edificación. La discusión a lo lejos continuó. Algo
sucedió, porque se intensifico más y más hasta que de repente un grito ahogado
se le escapó: − ¡Está muerto! y dejó de luchar.
Cinco minutos antes Ramiro seguía en busca de visitantes desobedientes que
aun deambulaban por el parque. Un grupo de muchachos en bicicleta lo
sobrepasaron a toda velocidad entre risas. – ¿Qué tan difícil es hacer caso?
Agradezcan que el piñón de la cicla este medio oxidado, o sino los alcanzaba
para ver cuál es la risita. Dio la vuelta y siguió en su búsqueda. A lo lejos vio
unas siluetas cerca de la playa. –Pero si ve, qué vaina que la gente no aprende
¿Dónde quedaron las buenas costumbres? Todo cambió y pa’ uno enchapado a
la antigua sí que es difícil acostumbrarse a toda esta altanería. Ramiro empezó a
pitar con su silbato y se encaminó al sector de arena, afanando el paso pues se
alcanzaba a ver como las siluetas se movían, hacia el lago.
Absolutamente Renovado | 146
E ran las 6:58 de la noche del 5 de marzo de 1972 cuando el tren a vapor de
carga 701, de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia, con sus dos
locomotoras en la parte delantera, la 404 y la 424, seguidas de una plataforma
cubierta con una lona y veinticuatro unidades férreas cargadas con algodón,
procedente del norte del país y con dirección a la ciudad de Medellín, entraba al
Túnel De La Quiebra con su plataforma en llamas. Mil quinientos metros atrás,
la carga de la plataforma comenzó a incendiarse, una llamarada caliente de
enormes proporciones se levantó con violencia y amenazaba con incendiar toda
la carga.
Los tripulantes que viajaban adelante en las dos locomotoras enganchadas, una
atrás de la otra, solo advirtieron el incendio cuando recorrían casi la mitad del
túnel, aproximadamente mil ochocientos metros. En la primera locomotora
viajaban el maquinista Guillermo Torres, de 31 años, que conversaba muy
animadamente del tema del sindicato de los costales, con el joven empleado de
la oficina de inventario contable, que recogieron en Barrancabermeja y se dirigía
a las oficinas de Medellín; y junto a ellos también estaba el operador Jaime
Orozco de 52 años.
En la segunda locomotora estaba el policía de carga y el revisor de material
rodante y técnico Jaime Jaramillo, éste último era el encargado de solucionar un
posible descarrilamiento. Fue precisamente el técnico quien entró lleno de
pánico a la locomotora delantera, gritando a todo pulmón que la carga se
incendiaba; justo en ese momento el tren fuertemente se estremeció y un ruido
atronador alertó que algo atrás había explotado. El técnico observó con angustia
que el maquinista llevaba su mano hasta el freno de emergencia y antes de decir:
− ¡No pare, no pare! El maquinista ya había accionado la palanca. El tren
después de varios chillidos por el contacto violento de los frenos paró en seco,
lanzando los tripulantes hacia adelante. El maquinista Torres angustiosamente
trató de reiniciar el curso, pero el tren no se movía.
− ¡Arranque de nuevo! Don Guillermo, arranque, vamos hasta la salida a
Santiago, allí hay un chorro de agua, donde podemos apagar el fuego. Exclamó
el joven empleado de la oficina de inventario contable al maquinista, justo en
ese instante una humareda caliente llenó la cabina del tren. El maquinista
desesperado trató en vano de reiniciar la marcha y viendo que no lo lograba le
dijo al operador que se dirigiera a la parte de atrás, y desactivara los frenos de
149 | Absolutamente Renovado
emergencia, que seguramente algún frenero los había activado por error. El
maquinista continuó tratando de reiniciar el arranque y entonces se da cuenta
que solo queda la alternativa de salvar las dos locomotoras, entonces giró a mirar
tras de sí buscando entre el humo al técnico Jaramillo y no lo halló, solamente
estaba el joven empleado de la oficina de inventario.
−Usted, vaya y desenganche las locomotoras, −le gritó al joven,
−Yo no sé de eso, no sé cómo desenganchar el tren, contestó el joven
empleado, y tenía razón, su trabajo en los Ferrocarriles Nacionales consistía en
llevar los inventarios de insumos e ignoraba de asuntos técnicos.
−Entonces vaya donde el operador, que está en la parte de atrás y dígale que
desenganche las locomotoras de la carga, ordenó el maquinista que seguía sin
rendirse tratando de encender la máquina.
El joven empleado salió de la cabina del tren y sintió que sus pulmones se
llenaban de humo caliente y se asfixiaba, saltó al lado de los rieles y advirtió que
había caído en un charco de agua acumulada en la cuneta, se inclinó y con la
misma agua refrescó su rostro, y cuando se sintió desfallecer, tomó la decisión
de correr despavorido y buscar la salida occidental del túnel a Santiago.
Mientras tanto el operador, Jaime Orozco, en medio del humo tóxico, se dirigía
con mucha dificultad y a punto de perder el sentido, a la parte de atrás para
desactivar los frenos de emergencia, pero un miedo que le heló la sangre lo
paralizó al ver que todo el túnel, parecía la misma boca del infierno, entonces
decidió devolverse, pero ya era demasiado tarde.
El joven empleado de la oficina de inventario buscando la salida corrió a toda
velocidad por una de las cunetas que había a cada lado de la carrilera, y que tenía
como fin, desaguar por gravedad las filtraciones del túnel, en el camino se
encontró con el policía y el técnico Jaramillo, que también huían del desastre,
los pasó y salió de primero a la boca del túnel; sintió un miedo profundo cuando
vio que de la estructura brotaba una bocanada de humo negro y espeso, y entre
aquél humo aparecieron las figuras jadeantes del policía y el técnico.
La conflagración tomó a los bomberos un día y medio apagar el fuego, por
treinta y seis horas, candela y humo negro salieron de las bocas del túnel, los
habitantes de las viviendas cercanas fueron evacuados ante el peligro de una
posible propagación. Cuando lograron apagar el fuego y sacar el tren, solo
hallaron hierro retorcido por el calor. No alcanzaron a salir el maquinista
Guillermo Torres, que al parecer se quedó hasta el último momento esperando
que el operador Jaime Orozco, que también murió, quitara los frenos de
emergencia. Como también murieron los freneros encargados de enganchar y
desenganchar, Octavio Parra y Hernando Raigoza, que viajaban en la parte
posterior del tren. Un tercer frenero se salvó porque alcanzó a salir por la boca
Absolutamente Renovado | 150
oriental, sector del Limón. Entre los hierros encontraron el cuerpo carbonizado
de una persona que escondido entre la carga viajaba de polizón.
II
Poco antes de cumplirse el segundo aniversario de la tragedia del incendio en
el túnel, un tren de pasajeros de los Ferrocarriles Nacionales, procedente de
Medellín y con destino a la ciudad petrolera de Barrancabermeja, estaba a
escasos minutos de entrar a la boca del túnel. Entre los pasajeros viajaban Alicia
y sus dos hijos, Juan de doce años y Agnes de 16. El niño juan, a pesar de tener
un carácter sereno, no podía ocultar su emoción al saber que pronto, el gusano
de hierro, entraría al histórico Túnel De La Quiebra.
Por primera vez, en su corta vida, pasaba por allí, y era menester recordar que,
su mismo padre le había narrado la historia de aquella magna obra de la época,
y orgullo de todos los colombianos. Quizás su padre le había exagerado un poco,
pero al niño no le importó, porque de todas maneras en su imaginario era una
realidad inamovible, que con orgullo narraba a sus amigos. En varias ocasiones
su padre le había enseñado uno de sus tesoros mejor guardados, las fotos de sus
padres y obviamente abuelos de Juan.
–Mira mis papás, le decía a su hijo mientras le mostraba unas fotografías
antiguas, unas en papel brillante blanco y negro, otras muy grises por el pasar
de los años, y otro color sepia mate.
Eran nueve fotos excelentemente muy bien conservadas, en varias de ellas
aparecían las imágenes de un hombre sumamente alto, de traje y corbata, con
sombrero, tez clara y una monumental nariz que lo caracterizaba en todas las
fotos. Al lado del hombre estaba la abuela de Juan, una hermosa mujer de
elegante vestido y graciosa pose. El hombre de la foto, aparentaba 35 años de
edad, mientras que la mujer no llegaba a los 25. En otra de las fotos estaban las
imágenes de la misma pareja, pero en esta ocasión, posaban alegremente al lado
de una de las entradas del Túnel De La Quiebra, parecía que apenas estaba en
construcción el túnel, porque en la fotografía se podía apreciar vehículos, rieles,
material de construcción y maderas apiñadas en los costados de la entrada.
−Este es mi padre, Jhon Henry Anderson, era un ingeniero estadounidense que
llegó con otros ingenieros de la empresa canadiense para construir el túnel, y
junto a mi padre está mi madre, Inés Restrepo.
El padre también le había relatado que antes del año 1929, los antioqueños no
habían terminado la vía férrea que llegaba hasta Puerto Berrio, y ese tramo era
muy necesario para el departamento de Antioquia porque comunicaba la región
vía férrea, con los polos progresistas del país, y le daba salida y entrada a la
región Caribe.
151 | Absolutamente Renovado
III
Los sucesos anteriores daban a entender a Juan que la magia del viaje por fin
había comenzado, estaba seguro que todas las cosas poseían sus propios
espíritus, los de su región eran los Espíritus de las montañas, los que regentaban
las montañas, cuidaban los bosques y ríos, y los mismos que les daban el carácter
a todos los nacidos en su reino. Los Espíritus de las montañas poseían autoridad
para hacer sentir feliz a sus habitantes, pero en ocasiones cuando éstos
contaminaban, los espíritus se hacían sentir permitiendo tragedias de la
naturaleza.
153 | Absolutamente Renovado
IV
Al aproximarse al pueblo, los burros continuaron con sus pasajeros por lo que
parecía una sola calle con hileras de casas a cada lado, una enfrente de la otra, y
entre más se internaban en el caserío las gentes iban saliendo de sus viviendas,
y se preguntaban quiénes eran aquellos extraños, y un rumor fue creciendo de
casa en casa hasta que comenzaron a gritar que: había vuelto Petra. Los hijos de
Alicia miraban para todos los lados buscando a quien se referían los moradores
y solo se veían a ellos mismos montados en sus burros. Al pequeño Juan todo
esto le pareció divertido, hasta había olvidado que veinte minutos atrás se moría
de sed, y pronto una fila de jóvenes, mujeres, niños y viejos los seguían. Juan
reía y hasta le pareció que todo aquello bien pudiera confundirse con una escena
bíblica, a la que solo le faltaban los ramos de bienvenida.
Alicia le indicó al niño de los burros que debía seguir derecho por la calle hasta
la ciénaga. Ella vio con asombro que su pueblo, después de 18 años, no había
cambiado absolutamente nada, se había quedado estático en él tiempo. Y era
cierto, allí carecían de acueducto, cómo en la mayoría de pueblos olvidados de
Colombia. Alicia se sintió en un paisaje al que pertenecía, pero en el que ya no
estaba. Extrañaba las costumbres, las canciones, el pescado y hasta las historias
míticas que les narró a sus hijos para asustarlos. Hacia 18 años que se había
escapado con Henry Restrepo, el padre de sus hijos; a sus pocos años de
juventud quiso experimentar una historia de amor que se había soñado, pero que
la realidad le hizo ver que se lanzó de un avión sin paracaídas. Lo cierto era que
la memoria de Alicia olvidaba viejos recuerdos y fabricaba otros enriquecidos
de nuevos matices para sentir que era feliz. Estaba dispuesta a enfrentar el
pasado, y si con ello debía soportar el mal genio de su padre, no importaba, con
tal de abrazar a su madre y a sus hermanos.
El pueblo tenía una solitaria calle larga que llegaba hasta la orilla de la ciénaga
Doña María, con filas de casas unas enfrente de las otras, tal vez 90 en total. La
mayoría de las casas eran de ladrillo y otras de madera, construidas sobre unas
plataformas de concreto que a medida que se acercaban a la laguna aumentaban
de grosor, y esto era con el fin que cuando la ciénaga se creciera no inundara las
viviendas.
Cuando llegaron a la última casa y Alicia dijo:
−Aquí es, se abrió todo el paisaje de la ciénaga
Absolutamente Renovado | 156
V
La tarde había caído por completo, y una fresca brisa llegaba directo de la
ciénaga y hacia más tolerante el calor, Alicia estaba sentada con sus hijos en las
escalas de la plataforma de la casa, viendo cómo llegaba la oscuridad a Patiño.
Unos pocos bombillos de luz eléctrica iluminaban algunas fachadas, mientras
que otras viviendas permanecían a oscuras porque la electricidad no había
llegado por igual a todo el pueblo, no todos podían pagar los recibos de energía.
Más temprano Alicia había hablado con su antigua amiga y ahora cuñada
Soledad, y esta la puso al corriente de los sucesos más importantes ocurridos
durante su ausencia.
Le dijo que después de su huida, hubo cierta desbandada de muchachas
buscando marido, unas se fueron para Gamarra, otras para Aguachica y la propia
hermana mayor de Alicia llamada Rosargénida, se había ido con un ocañero,
Absolutamente Renovado | 158
que tenía una tienda propia en su ciudad natal. Sentados allí los tres, Agnes no
se atrevía a preguntarle porque todos le llamaban Petra, hasta que Juan, como si
fuera muy natural se lo preguntó, pero ella evadió la respuesta diciendo que eso
era un sobrenombre que le habían puesto de niña.
La verdad es que Alicia sentía vergüenza de su verdadero nombre, inclusive
al mismo padre de sus hijos se lo había ocultado, y de nada le sirvió, porque
cuando su esposo se enteró y quería verla enojada la llamaba Petronila, que era
su verdadero nombre. Y al llegar a Medellín, lo primero que hizo fue gestionar
las diligencias para cambiar su identidad.
A ella siempre le fascinó el nombre de Alicia, porque siendo niña se leyó la
historia de Alicia en el País de las Maravillas y se identificó con el personaje, y
siempre deseó estar en un lugar como el que describía el libro. Pensó que al huir
con Henry Restrepo hallaría el cambio en su vida, existencia que a sus 17 años
ya no quería vivir en ese pueblo. Se cambió hasta su verdadero apellido para no
ser encontrada jamás, pero de nada le sirvió porque fueron sus mismos pasos
que la guiaron de regreso.
Esa noche Alicia por fin pudo comprender que los cambios obedecen a la
misma naturaleza, pero, aunque el ser humano piense que cambia no es posible,
porque siempre domina la esencia, y se pueden dar saltos, pero la esencia es la
misma. Entonces Alicia pensó que su vida era lo más parecido a un círculo,
dando vueltas sobre sí. En ese momento, y ante ellos se presentaron los siete
espíritus del cambio, quienes hacían comprender a las personas que él cambio
era una palabra que carecía de valor cuando quien lo buscaba se perdía en los
laberintos del verbo.
Alicia no pudo conciliar el sueño aquella noche, y en la mañana tuvo unos
deseos reprimidos de salir corriendo de allí, y no tener que ver el rostro de
reproche de su padre; imaginaba su mirada fija de inquebrantable carácter
diciéndole que tan culpable era ella por huir del hogar, pero también se dijo a sí
misma que ya había huido lo suficiente en su vida, y era hora de enfrentar la
situación. Alicia planeó ir en la mañana al cementerio a visitar la tumba de su
madre, antes que empezará a calentar el sol de mediodía y con sus hijos volvió
por el mismo polvoriento camino.
El cementerio parecía más triste y descuidado que el día anterior, el
encerramiento con palos de madera doblados y caídos, con la hierba invadiendo
las tumbas, daba a entender que los muertos de allí no tenían dolientes. Alicia
buscó con ansiedad la tumba de su madre y cuando la halló sintió pena porque
estaba tan olvidada cómo las demás. Entonces entre los tres limpiaron la tumba
y algunas otras cercanas, enderezaron las cruces y pusieron algunas ramas con
pequeñas flores que recogieron al azar. Alicia rezó una oración y en su interior,
pidió perdón por haber llegado tarde, al instante aparecieron los siete espíritus
159 | Absolutamente Renovado
VI
Soledad tomó dos pollos blancos y robustos del patio de atrás, les puso un palo
de madera sobre sus pescuezos y lo oprimió con sus pies contra el piso mientras
sus manos agarraban las patas y haló fuertemente hacia arriba, sus alas
revolotearon unos instantes con desespero hasta que se detuvieron, desplumó los
pollos en agua caliente e hizo un delicioso sancocho con papa, yuca y ñame para
los visitantes y también para cuando regresaran los Eduviges pescadores, cómo
ella les llamaba a su suegro y a su esposo.
Alicia y sus hijos que habían regresado del cementerio, disfrutaron del
almuerzo, y afortunadamente Juan no presenció la muerte de los animales
porque no hubiera comido con tanto gusto. Después de enaltecer las artes
culinarias de Soledad fueron juntos a la ciénaga a lavar la loza, cuando ven una
lancha delgada y larga con motor que se aproximaba a la orilla.
− ¡Llegaron los Eduviges! Exclamó Soledad con alegría, ojalá les haya ido
bien con la pesca.
El corazón de Alicia comenzó a latir con fuerza mientras Agnes y Juan oteaban
el horizonte tratando de distinguir las dos figuras sentadas que tripulaban la
lancha. Eduviges padre viajaba en la proa de la embarcación, pero fue Eduviges
hijo que controlaba el motor, quien distinguió a su hermana.
−Papá, tenemos visita, esa es Petra, por fin volvió.
El padre miró con ansiedad, buscó en su memoria las facciones del rostro de
la hija perdida hacía 18 años, y los encontró en aquella mujer madura de cabello
largo, que lo miraba fijamente, sintió alegría, pero su rostro permaneció
inexpresivo. Cuando estaban llegando a la orilla Eduviges hijo apagó el motor
y se bajó de la lancha para empujarla hasta la orilla, solo cuando la lancha se
incrustó en la arena Alicia pudo ver que su padre se ponía de pie para bajarse,
entonces observó que le faltaba su pierna derecha.
Eduviges Cerro, el padre de Alicia, era un hombre de 60 años de aspecto fuerte,
rostro ancho, tronco grueso y piel quemada por el Sol, le faltaba su pierna
derecha cortada más arriba de la rodilla. Inmediatamente Juan pensó en lo
emocionante del relato que les narraría a sus amigos: ¡Que su abuelo se había
enfrascado en una lucha por la supervivencia contra un enorme y diabólico
caimán, el animal había tomado por la pierna al abuelo y de un jalón la destrozó,
pero el abuelo con valentía, cuando casi perdía el conocimiento y estaba a punto
de ser devorado, le asestó un fuerte machetazo en la cabeza del animal
partiéndola en dos!
Absolutamente Renovado | 160
En la sala quedaron Alicia, sus hijos y su hermano, mientras tanto Soledad iba
a la casa de su comadre para recoger al niño y traerlo a su padre. Eduviges, el
hermano de Alicia era un hombre de manos grandes, con sombrero de paja de
ala ancha, dos años menor que Alicia, y tan parco como su mismo padre. Cuando
el padre salió de la habitación y se dirigió al patio, en la parte posterior de la
casa, donde estaba el gallinero y una caneca de agua recogida para el baño,
Alicia aprovechó para preguntarle al hermano en voz muy baja, del porque le
faltaba la pierna al papá. Inmediatamente Juan agudizó sus sentidos, esperando
el relato anhelado del enfrentamiento de su abuelo, contra un poderoso caimán
de cuatro metros.
−Petra, hace un año me tocó llevar a Soledad a Gamarra, para el nacimiento
del pelao, porque doña Crema, la partera del pueblo, dijo que venía atravesado
y que el parto no era normal, y dicho y hecho, tocó que le cortaran la barriga a
la Sole y la dejaron varios días hospitalizada, por lo que no pude acompañar al
viejo a pescar, entonces el viejo todo acelerado, le dio por decirle a un vecino
de Lebrija que lo acompañara a pescar.
− ¿Y entonces que pasó? Preguntó Alicia.
−Pues que ellos tenían su asunto arreglado, para dividir la pesca, ¿me
entiendes?, ellos van, hicieron buena recogida, y ese mismo día se larga un
aguacero, por lo que les tocó amanecer en un cambuche. Pero el tipo de Lebrija
lo tenía todo muy bien planeado, y llevó pistola, y en un descuido de papá, le
pega dos tiros, uno en la espalda y otro en la pierna, y creyéndolo muerto lo
abandonó en la manigua, robándose la carga y la canoa.
Yo, cuando regreso a los siete días de Gamarra, siguió diciendo Eduviges−
llegó acá y me encuentro con la noticia que papá no había regresado, entonces
me dio mala espina, porque cuando uno se va de pesca solo demora máximo tres
días, y ellos ya llevaban siete. Entonces le digo a Pepe, el hermano de Soledad,
que me lleve en su lancha hasta el sitio donde a veces nos quedábamos a dormir
mi papá y yo después de la jornada, al otro lado de la ciénaga. Y así fue, y allí
lo encontramos más muerto que vivo, y cuando lo atendieron en el hospital el
doctor me dijo que la herida de la espalda no era de gravedad, que la bala no
había dañado ningún órgano vital, pero en cambio la herida de la pierna se había
gangrenado por lo que había que amputarla, y se la cortaron. Y a los dos meses
siguientes estaba nuevamente pescando.
− ¿Y así puede pescar? Preguntó Alicia.
−Él puede, tú sabes que siempre ha sido un roble, así le faltaran las dos piernas
lo haría.
A Juan le gustó mucho la nueva versión, pero en su imaginación tendría que
modificar un poco la versión para presentar a su abuelo cómo un hombre lleno
de valor, que se enfrentó a un pistolero, que fue baleado y herido mortalmente,
Absolutamente Renovado | 162
VII
Esa misma tarde Alicia pensó que se había quitado un gran peso de encima, su
padre y su hermano la habían acogido con cariño, la incertidumbre había
desaparecido, y eso le dio mucha tranquilidad. Sintió que la deuda que tenía con
su familia que, aunque no estaba saldada, por lo menos había dado un gran
abono. Antes del anochecer aprovechó para visitar amigas que aún recordaba y
vivían en el pueblo, y pronto una romería de mujeres de edades similares con
hijos jóvenes se sentaron en lo que parecía una pequeña plaza pública.
Conversaron animadamente de muchos temas y también reían de las ocurrencias
y de los chismes que se produjeron cuando Petra huyó con Henry Restrepo,
llamado el gringo por su padre, entre todos los cuentos inventados se dijo que la
Petra estaba embarazada y prefirió escapar antes que enfrentar al malgeniado
padre, pero eso no era verdad.
A pocos metros los chicos y chicas hicieron un grupo aparte, y con ellos se
llevaron a los jóvenes visitantes. Agnes y Juan fueron profusamente
interrogados, de cómo era la vida en el interior del país, les hicieron preguntas
del acueducto y a donde iba a parar la caca depositada en los inodoros, y que si
era cierto que en cada casa había algo llamado televisor. Los visitantes
respondieron todas sus preguntas, algunas les parecieron un poco ingenuas, pero
poco a poco estaban descubriendo que Colombia no era igual en todas partes.
Juan se sintió muy a gusto con aquellas personas, se esforzaba por entender
esa jerga con acento dulce y casi musical, él sabía a su corta edad, que todos los
lugares de Colombia eran mágicos, se decía a sí mismo, que a donde fuera
encontraría una historia de héroes y fantasmas regionales. Para Agnes a sus 16
años todo era diferente, se esmeraba por lucir bien y miraba de reojo a los
jóvenes más atractivos. El grupo de chicos también a modo de charla hablaron
de palabras que tenía otro significado en cada región y rieron a carcajadas con
cada ocurrencia, hasta que alguno mencionó el nombre de Antón García.
−Si tienen suerte lo verán pasar por su casa esta noche de luna llena, saldrá a
caballo del fondo de la ciénaga, con capa negra y sombrero, cabalgando sobre
un caballo negro, dijo uno de los chicos.
− ¿Y quién es ese? Preguntó Juan, que presentía una buena historia e
inmediatamente varios chicos hablaron al tiempo y le fue difícil entender lo que
todos hablaban a la vez, hasta que una chica de cabello rizado pidió silencio y
dijo:
163 | Absolutamente Renovado
empedradas calles coloniales con rumbo a la capilla. Algunos que lo han visto
dicen que su rostro es el de una calavera con un cigarro en su boca.
Esa misma noche Juan estuvo de guardia, acostado al lado de su hermana en
unas esteras de paja, que acondicionó Soledad para que durmieran en la sala de
la casa. Él podía mirar por las rendijas de las paredes de tablas hacia afuera, y
sabía que en algún momento el fantasma de Antón García iba a pasar por allí,
pero todo fue en vano, porque el cansancio lo hizo dormir profundamente hasta
la mañana siguiente. En la mañana, después de un sabroso desayuno, el abuelo
les dijo a los nietos que los llevaría a dar una vuelta en lancha.
Era un día gris, y por la época la ciénaga estaba crecida y había invadido toda
la playa hasta llegar a los límites de las primeras casas. Juan estaba maravillado,
jamás en su vida había estado tan cerca de un cuerpo de agua tan grande, ni
siquiera se podía ver el otro lado de la ciénaga. El abuelo los hizo embarcar en
esa larga lancha y los llevó en un recorrido bastante amplio. A Juan le pareció
que la estrecha embarcación se mecía peligrosamente de un lado para otro, y en
cualquier momento se iba a voltear, pero eso no ocurrió y el resto del paseo fue
maravilloso para los chicos.
Cuando regresaron, los jóvenes le narraron con entusiasmo la experiencia a su
madre, jamás habían navegado y aquello les pareció simplemente fascinante. En
la tarde, los hijos de Alicia se comprometieron con un grupo grande de jóvenes
de ir a disfrutar de un buen baño en la ciénaga, y estando allí y ante el estupor
de todos se apareció el espíritu de la ciénaga, y solo era uno porque la ciénaga
no tenía vida propia, aquellas aguas pertenecían al río Lebrija, que ya poseía sus
siete espíritus, y solo le era permitido poseer un espíritu. En la noche Juan le
preguntaba a su madre sobre la historia de Antón García, que había sido narrada
por sus nuevos amigos la noche anterior.
−Esa leyenda tiene muchas versiones, y la más popular es que Antón García
vivía en Ocaña con su esposa doña María, y un día se enferman sus hijas,
entonces él acude a la capilla de Santa Rita, y promete a la virgen que si sana a
sus hijas irá todos los días a orar a la capilla, cuando regresó a la casa se encontró
con la noticia que las hijas sanaron milagrosamente, entonces olvida la promesa
y cuando muere su alma es condenada a vagar e ir todos los días a la capilla.
Contestó su madre
− ¿Y entonces quién es el jinete que se aparece por aquí? Insistió Juan a su
madre.
−Es el mismo Antón García, allá en Ocaña se aparece porque es donde vivía
con su esposa y donde hizo la promesa, y por aquí busca encontrar a doña María
bañándose en la ciénaga bajo la luna llena.
−Madre, me gustaría vivir aquí y también me gustaría ver el fantasma de Antón
García.
165 | Absolutamente Renovado
−Yo misma cuando era niña vi el fantasma de Antón García, salió de la ciénaga
montando un caballo negro, llevaba capa y sombrero, le reveló su madre.
− ¿Y sentiste miedo?
−Todos aprendemos a vivir con nuestros propios fantasmas.
−Yo también quiero verlo, anoche traté de quedarme despierto, pero al final
me dormí ¿Qué debo hacer para verlo?
−Para poder ver lo que otros no ven, hay que tener convicción y creer,
respondió Alicia.
−Entonces esta noche lo veré, exclamó Juan.
Esa misma noche Soledad les preparó a los jóvenes las esteras como el día
anterior, en una esquina de la sala. Juan no quería dormirse y le había dicho a
Agnes que también estuviera despierta por una posible aparición del fantasma,
pero a ella poco le importó la leyenda, y no estaba muy interesada. Pasaron dos
horas y Juan ya estaba cansado de mirar por las rendijas, y no pasaba nada, y fue
a eso de la media noche cuando escuchó el relincho de un caballo que se
aproximaba, y su relincho poseía un eco de ultratumba, inmediatamente Juan
supo que era el caballo de Antón García, poco a poco comenzaron a escucharse
los pasos de un trote de un animal con cascos, pero Juan, por más que se
esforzaba en ver, los ángulos de las rendijas no le permitían.
Despertó a su hermana, y le dijo que ya venía el fantasma por la calle, y ella
quiso llevarle la corriente y comenzó a mirar por las rendijas también. En un
breve tiempo los chicos pudieron presenciar la imagen de un hombre vestido de
oscuro sobre un brioso caballo negro, el hombre lucía un sombrero de ala ancha
adornado con penacho, tenía una capa larga que ocultaba sus botas, y tal vez el
jinete sintiendo que era observado se quedó quieto, justo en donde los chicos lo
podían ver con detalle, y entonces en ese instante se escuchó algo que a los
chicos les hizo cambiar de rendija para ver quienes estaban allí, y eran los
mismos espíritus que habían cantado cuando fueron al cementerio.
Cuando terminaron de cantar, los espíritus Custodios se desvanecieron en la
oscuridad de la noche. Los chicos vuelven a buscar la rendija en donde podían
ver el fantasma e inmediatamente sus cabezas se echaron para atrás cuando
vieron muy cerca que un aterrador ojo los observaba por las mismas rendijas
que ellos miraban anteriormente, al instante sintieron que su piel se erizaba del
susto y de un salto ya estaban al otro lado de la sala, inmediatamente pensaron
que iban a sentir el frío de los muertos cuando aquél espantoso ojo seguía
observándolos. Fueron unos momentos eternos para los jóvenes que trataron de
gritar y sus gargantas no emitieron sonido alguno, petrificados por el miedo no
lograron moverse más, hasta que escucharon que los pasos de cascos se alejaban
de la casa.
Absolutamente Renovado | 166
VIII
Llegó el día del final del viaje, los chicos después del encuentro con el
fantasma no comentaron nada del asunto, cómo tampoco volvieron a sentir el
frío de los muertos, y las dos noches siguientes sugirieron a Soledad que les
permitiera dormir lo más lejos posible de la sala. Los nietos lograron una
empatía aceptable con su abuelo, algunas veces lo vieron reír y su abuelo los
llevó en su lancha mucho más lejos que la primera vez. También hicieron
amistad con los jóvenes del caserío y les dieron su número de teléfono para que
los llamaran cuando fueran a Gamarra, porque al pueblo, para esa época no había
llegado la red telefónica.
A Juan todavía le quedaba una aventura más, y era volver a pasar por el Túnel
de la Quiebra y poder ver de nuevo las almas en llamas. Había recopilado
suficiente material para narrar a sus amigos todas las experiencias vividas,
inclusive por obligación, tendría que relatar el espantoso encuentro con Antón
García, pero a ésa historia en el futuro, le agregaría mucha más imaginación.
Antes de partir Alicia se miró al espejo, cómo lo hizo el mismo día del escape,
su reflejo era el de una mujer adulta, pero en su corazón aún veía la niña
adolescente que tomaba una decisión de mujer. Al fugarse con Henry pensó que
cambiaba el destino de una chica de un pueblo perdido, por el de una mujer llena
de ilusiones en una gran ciudad. La realidad fue otra, la ciudad, aunque parezca
brindar aventuras y progreso, no siempre lo es, porque entre más habitantes
tenga, menos personas se conocen entre ellas mismas, más soledad se siente.
La despedida estuvo llena de promesas y sentimientos encontrados, Alicia por
segunda vez partía de su tierra, pero en esta ocasión con la bendición de su
familia. Ella se sintió feliz porque su padre le dio por primera vez en su vida un
abrazo, que le oprimió el corazón. Agradeció a Soledad y besó en la frente al
pequeño Eduviges
Alicia con ese viaje buscó la redención consigo misma, hacía 18 años había
partido buscando un cambio en su vida, pero al final comprendió que por más
cambios que hizo, siempre al mirarse al espejo se encontró con su misma
esencia. Porque, así como el gusano de seda que teje su capullo, no sabe que
será mariposa; mientras se transforma en crisálida cree estar muriendo; y cuando
sale del capullo convertida en mariposa, aún cree que es gusano.
167 | Absolutamente Renovado
Facetas
La familia
Tengo que decir que soy conservadora pero me llamaría más respetuosa de la
idea original de familia, debo decir que más allá de todo lo que ve y se avala en
la actualidad, yo elijo quedarme con el concepto de familia natural con el cual
me crié, y tengo que decir que no exactamente porque tuve una familia súper
estructurada con mamá y papá a bordo, en realidad no, tampoco defiendo este
concepto porque tenga una familia perfecta, lejos de eso, lo que hace a las
familias importantes y valiosas es exactamente las diferencias, cada miembro de
la familia aporta con su vida, su personalidad, forma de ser y estar una parte
valiosa que la hace fuerte y distinta. Si te detienes un poco y observas a tu familia
ves que es un conjunto de partes increíbles, en realidad, cada integrante hace
que sea valiosa, que sea diferente.
Pero nos ha sembrado en la cabeza que no es así, que diferir es sinónimo de
conflicto. Que si alguien piensa diferente debo irme sobre él o ella y forzarlo a
cambiar, ahora si esto afecta su vida o a la familia, se debe buscar la forma, pero
hacerlo con amor, no con imposición o ejerciendo algún tipo de violencia de la
gran variedad que existen, pues esto hace que las familias sean en lugar de
unidas y diferentes, disfuncionales y conflictivas. Y luego vemos como detrás
se va el respeto y la tolerancia así en casa se forma un campo de batalla. Y se
suman otras cosas que a la larga crean división y discordia.
Antes no era así, las figuras de padres eran totalmente respetadas y valoradas,
todos tenía un papel específico en el hogar y había respeto y tolerancia por eso
vemos las familias de antes permanecían unidas, eran muchos miembros o hijos
y se apoyaban en medio de sus diferencias y ese concepto es el que se ha perdido
y el que yo defiendo. Por eso amo a la familia de antes de las reuniones, de los
abuelos, de los juegos y de los contratiempos donde se disfrutaba la vida en
esencia, donde cada uno tenía un rol definido y no había que inventarse ser
alguien que no existía para agradar a otros, donde se contemplaba lo valioso,
donde el amor, el compartir, el reír y recordar era el verdadero deleite de las
reuniones.
Amo ese concepto de familia para muchos anticuado donde se valora el ser, el
sentir y disfrutar de lo sencillo, de lo elemental donde cada miembro es esencial,
amado y valorado, allí se siente el amor y la lealtad, lo más importante son los
sentimientos y el ser humano, la persona; No este concepto etéreo, volátil y
efímero que nos pretenden vender en cosas materiales, en cosas pasajeras que se
quedan atrás y nada nos dejan, Amo ese concepto de familia que transciende que
pasa el tiempo y permanece, que nunca desaparece, Pero cada uno de nosotros
en nuestra realidad, en la vida que ahora tenemos con la familia que elegimos,
estamos invitados a cambiar de nuevo la historia, a rescatar a la familia de antes,
169 | Absolutamente Renovado
Las relaciones
En la actualidad el mundo nos enseña que podemos cambiar constantemente
de parejas sino nos hacen felices, echamos siempre sobre los hombros ajenos
esa gran carga de satisfacernos porque lo que importa es como yo me siento, lo
demás pasa a un segundo plano primero yo, luego yo y finalmente yo aunque
eso implique vivir de una manera en que ni siquiera se logra ser feliz, pues lejos
de lo que nos quieran hacer creer, Dios nos creó para amar y ser amados, con mi
respeto para los no creyentes, por eso cuando se ama se experimenta felicidad,
alegría, tranquilidad, gozo hablando de los amores sanos y cuando no hay amor
en nosotros ni siquiera propio experimentamos todo lo contrario tristeza, dolor,
melancolía.
El cambio en esta perspectiva no es conveniente, pienso que una pareja no se
debe cambiar por otra porque existan diferencias, y me voy a las relaciones de
pareja, se nos dice todo el tiempo que si algo no funciona simplemente lo debes
cambiar, así de simple se pretende hacer con todo y todo es todo. Por ejemplo,
hay relaciones de pareja que llegaron al matrimonio y que luego de muchos años
resulta que no se aman, que murió la chispa del amor y la emoción. Y como
estamos tan conectados con la cultura del desuso y el cambio, y el ser felices
entonces cambiemos de vida y de pareja por doquier. Así dejamos de
esforzarnos y para que complicarnos, ya no se lucha, ya no se cree, ya no se
intenta rescatar nada, ni a nadie.
Aplaudo a quienes luchan sin cesar hasta el final, no hablo de masoquismo, ni
terquedad eso lo tocaremos un poco más adelante, hablo de personas que dan
todo en la batalla, y no solo en las relaciones, en la familia, en el trabajo ¡En
todo! Aplaudo a quien cree que se puede ser mejor, que viven el cambio desde
adentro porque en realidad no son las situaciones que debemos cambiar, ni a las
parejas, somos nosotros quienes debemos hacerlo, pero de manera profunda, si
viviéramos esa realidad de forma individual todo sería más sencillo.
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Hay parejas que han decidido luchar juntas y en el camino han descubierto mil
maneras de hacer las cosas, de conocerse, de amarse, de rescatarse el uno al otro,
de ser mejores cada día, de vivir de manera plena han descubierto que, aunque
haya dificultades hay muchas maneras de afrontarlas y salir victoriosos, y no
son tontos son personas reales, que han entendido que el cambio viene de nuestro
interior. No podemos cambiar las condiciones del mundo, pero si podemos
encontrar maneras de cambiar nuestra forma de enfrentarlo.
No podemos cambiar el mar y la dirección de las olas, pero podemos aprender
a mover la barca y a conocer el viento que mueve las velas, me gusta hacer esta
comparación porque así funciona el mundo, el mar es desconocido y puede
asustarte, sorprenderte y tiene cambios bruscos pero cada uno tiene la capacidad
de enfrentarlo, de amar sus matices y de conocerlo a profundidad sin salir
huyendo y sin morir en el intento. He rescatado ciertos punticos que nos pueden
ayudar a comprender los cambios y aprender a asumirlos y he querido
compartirlo contigo que estás leyendo estas líneas.
Lo inevitable
Ajusta la vela de tu barco que cambiaremos de dirección. Los cambios son
inevitables, el mundo es cambiante, todo el tiempo y estoy de acuerdo con el
filósofo griego Heráclito quien decía: −Nadie se baña dos veces en el mismo río.
Y esto es porque si alguien llega al río, ni las aguas, ni el alguien son los mismos
y es porque todos, aunque no lo percibimos vamos cambiando día a día, eso sí
aclaremos para bien o para mal, así el cauce del río cambia también, por eso,
aunque no queramos aceptar los cambios ocurrirán en nuestra vida y es mejor
asumirlos porque realmente pueden ser positivos. Hago un paréntesis el único
estado en que considero los cambios no afectarían es en la eternidad, para mucha
fantasía, utopía, para otros, falsedad, pero para los creyentes es un sueño
realizable, todo es perfecto ahí sí que lo cambios ni te preocuparan.
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Aprender a perder
Toma la lección y guárdala en tu corazón. Este punto no le gusta a más de uno,
como nos enseñan que tenemos que ser exitosos, triunfadores, invencibles no
pensamos en otras circunstancias importantes para nuestra vida. En realidad, no
lo digo yo, es una lección de vida, esto es más profundo de lo que creemos, si
en tu mente esta que perder es fracasar seguramente este punto no va contigo,
porque el fracaso no es tan malo como lo pintan, en realidad hace parte de la
vida, el fracaso es la línea de aprendizaje más amplia solo que nos han enseñado
que es malo y que nunca debemos caer en él, mejor dicho, te dicen: −Has lo que
sea, pasa por encima de medio mundo, pero no fracases ¡Qué cosa tan absurda
eso!
No pasará realmente todos algunas vez hemos caído en ese lugar, hasta los
más exitosos y el golpe es tan fuerte como prevenido estés, por ejemplo para
llegar realmente lejos ¿Sabes cuantas veces fracaso Steve Jobs en la creación de
su prototipo de computadora o Manuel Patarroyo para llegar a la vacuna contra
la malaria?, ellos no se quedaron ahí lamentándose bueno en realidad si se
lamentaron con los tropiezos pero más rápido que ya dieron el segundo paso, se
retroalimentaron, corrigieron, hicieron cambios y llegaron a cumplir un sueño,
una meta, y a seguir adelante. Entonces perder no es tan malo, es en verdad un
parte importante, de lo que mueve este mundo. Aprendamos a perder y luego
con mayor ahínco podemos celebrar nuestra gran victoria.
Pretender que todo vaya bien o salga como esperamos dentro de nuestros
propios parámetros, es tener las expectativas muy altas en un mundo cambiante,
con personas cambiantes pero ¡ojo! no me refiero a tener una mentalidad de que
todo saldrá mal, eso es otra cosa y se llama negativismo, o algo así como para
que hago esto o aquello si igual me puedo equivocar eso equivaldría mejor has
un hueco y sepúltate vivo, lamento la ironía, pero es básicamente así y tampoco
fantasear demasiado debemos estar siempre aterrizados, pero no podemos estar
estáticos por miedo, debemos dar un paso adelante y hacer frente si la vida te ha
puesto a prueba, Dios en mi caso como creyente, te dará las herramientas para
enfrentarla y para salir adelante.
sana pero al menor tropiezo sangra, así pasa en nuestra vida sino tratamos de
sanar nuestras heridas duraran toda la vida y al menor descuido estaremos
sangrando y peor aún marcarán nuestro camino y pueden dañar nuestras
relaciones futuras.
¿Y cómo lo hacemos? En mi experiencia intenté de muchas formas, hasta con
psicólogos y no digo que no funcioné, claro que sí ayuda mucho en realidad,
pero lo primero que debes reconocer es que necesitas sanar tu corazón y para
lograrlo te diré la parte que más me gusta, y debes dejarte sanar por Dios. Abro
un pequeño paréntesis, esto lo recomiendo como cristiana católica, ahora bien,
si crees que hay otras maneras y te funcionan, adelante, pero ten cuidado, a veces
como dice el refrán popular: “Puede ser peor la cura, que la enfermedad", pero
yo comparto aquello que a mí me ha funcionado en la vida, y ha sido esa ayuda
infinita, real, invaluable y gratis que viene de Dios.
Él con su amor puede sanar cualquier cosa en tu vida. Y cualquier es cualquier
cosa, no hay nada que no pueda hacer, como lo dice el evangelio: "No hay nada
imposible para Dios" San Lucas 1,26−38. Solo tienes que creerle y estarás dando
el primer paso para sanar completamente tu corazón y tu vida. La decisión
siempre está en tus manos.
Lo ineludible
Si las olas te golpean aprende a surfear sobre ellas. Muchas veces en la vida
tenemos una lucha para que todo permanezca igual y está muy relacionado con
la etapa de negación que tiene un proceso de duelo. El dolor puede ocasionar
negación, el permanecer sumidos en la depresión o la tristeza y no querer
avanzar, no querer cambiar ese estado emocional. Y esto puede ser terriblemente
doloroso, en cuanto más tiempo te sumerjas en el dolor o en la negación más
difícil va a ser salir, pero no es imposible. Debemos avanzar, sujetarse a
cualquier cosa puede estancar tu vida, puede impedir que veas todo un mundo
de posibilidades que esté frente a ti, puede impedir que veas lo bien que se siente
ser libre, estar liviano dejando todas esas cargas atrás y asumiendo el cambio de
una condición a otra, disfrutando ese cambio y obteniendo lo mejor de él. El
bien que harás a tu vida y a tu ser será muy grande y gratificante ¡Compruébalo!
definitivamente les cuesta y se dan por vencidos. Todas las personas somos
diferentes, pero todas tenemos la capacidad de aprender cosas nuevas, es una
cuestión de decisión, de actitud y aptitud. Decisión porque debes dar ese brinco,
la demora no lo hace más sencillo, la actitud y aptitud porque ambas son
igualmente importantes para asumir un cambio, de ambas dependerán los
resultados ¡Ánimo!
movimiento podré ver una nueva perspectiva y estas son diversas formas de
hacer las cosas y hay mil maneras de moverte y causar un efecto distinto. Es
como un juego de ajedrez cada paso que des en el juego implica riesgo y avance.
Debes generar cientos de estrategias en segundos para blindarte y asegurar el
siguiente paso, es más debes estar 4 o 5 pasos adelante del contrincante y poder
llegar a la reina, así deberíamos mirar la vida y los cambios. Hay muchas jugadas
y la tensión hace parte del juego. En la vida existen muchas formas y los riesgos
hacen parte de la vida ¿Qué ganarás o que perderás? No lo sabrás sino te mueves
y experimentas.
R ecuerdo una de las últimas conversaciones que tuve con ella hace algunos
meses, la conocí hace unos años cuando estuvo en mi escuela, era un poco
mayor para el grado en que se encontraba. Yo iba en mi segundo año de
preparatoria, la vi por primera vez sentada en las gradas del coliseo, cuando
estábamos en medio de un partido de baloncesto con los chicos del grado mayor,
los cuales nos estaban dando una verdadera paliza, apenas si habíamos anotado
dos canastas. Aquella conversación fue así:
− ¿Tienes miedo?
− ¿De qué? Me respondió
−De la vida.
−Siempre estoy con miedo. Me miró sin ninguna emoción en su rostro.
Ella resaltaba entre las chicas que la acompañaban y no precisamente por su
belleza, había algo en ella que era casi inevitable no voltearla a ver.
−Oye ¿Dónde tienes la cabeza? Me gritó Miguel desde el otro lado, esperando
a que le lanzara el balón.
Ese día perdimos contra ellos con un marcador de “4 vs 12”, no era para
menos, había sido un partido desastroso, nuestro entrenador estaba furioso. El
día continuó sin ningún acontecimiento mayor, los chicos querían salir a algún
lado y no precisamente para celebrar, pero no estaba tan entusiasmado con la
idea. Así que simplemente me despedí y me fui directo a casa.
−Cariño ¿Qué tal el partido? Me preguntó mi madre cuando pasé por la sala
hacia mi cuarto, ella estaba en la cocina preparando la cena para esta noche.
−Perdimos. Le respondí.
−Es una lástima, habías entrenado mucho.
−Lo sé, el entrenador ni siquiera nos dijo algo cuando finalizó el partido. De
seguro lo decepcionamos.
−No lo creo, además la idea es divertirse.
Me quedé allí un rato sin decir nada, hasta que finalmente le dije: −Si, iré a mi
cuarto.
−De acuerdo, te llamo cuando este la cena.
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Dejé mis cosas sobre la cama y me tumbe en ella, no podía creer que habíamos
perdido, pero si lo pienso tampoco recuerdo que sucedió. Llegó un punto en el
que todo en mi cabeza se revolvió, habíamos armado un plan de juego bastante
bueno.
Presente
−Quiero los informes que solicite esta mañana sobre mi escrito para las 5 de
la tarde. Me gritó mi jefe desde su oficina.
Estaba casi por terminarlos, solo me hacía falta uno más para acabar, así el
señor Pérez los tendría antes de las 5:00 sobre su escritorio. Estos informes
debían estar listos desde el mes pasado, pero la anterior asistente del señor Pérez
había renunciado hacia un par de semanas, así que las tareas que no concluyó
fueron delegadas a mis ya múltiples tareas. Esperaba que pronto contrataran a
alguien más, pues ya era bastante tedioso tener que aguantar los gritos desde su
oficina, creo que nadie le enseñó que era posible hablar sin la necesidad de
levantar su voz.
− ¿Cómo van los informes? Me preguntó Isabel, ella trabaja en el área de
mercadotecnia para la editorial.
− ¿Cómo lo sabes? Le pregunté
− Como no saberlo, ya toda la oficina lo sabe. Respondió cómicamente.
− Van muy bien, ya los tengo casi terminados.
−Me alegra, es una lástima que Luciana haya renunciado. Es la que más ha
durado en ese puesto, no sé cómo lo hizo.
Era verdad, desde que había entrado a trabajar he visto como múltiples
asistentes había sido despedidas o habían renunciado; hasta el momento doce
han pasado por ese cargo. Sin duda Luciana fue la que se llevó el premio, pues
logró soportar más de dos años. Era la hora del almuerzo, así que salí a comprar
algo, caminé un par de calles para encontrar algún restaurante cercano. Al cruzar
la calle, me fijé en una muchacha que llevaba recogido su cabello en una coleta,
era de estatura promedio, parecía bastante ajetreada pues llevaba varios vasos
de cafés, apenas si podía cargarlos en sus pequeñas manos. Cuando salía de la
cafetería para cruzar la calle, me fijé en que era Juliana, nos quedamos viendo
un par de segundos.
Me acerque para platicar: − ¿Por qué tanta cafeína? Le pregunté curioso.
−Son para mis jefes, tenemos una reunión después de la hora del almuerzo y
me pidieron tener todo listo, antes de que iniciara.
− ¿Te ayudo? Me apresuré a tomar algunos para que ninguno se derramara.
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−Gracias, hoy he tenido mucho trabajo. Mi jefe esta histérico, creo que está a
punto de despedirnos a todos.
Se veía bastante preocupada, hacía un mes su jefe se había separado y las cosas
en la oficina se estaban poniendo bastante pesadas y el humor de su jefe no
estaba ayudando mucho. Ella hacía parte del área de edición y producción de la
editorial, solo que se encontraba un piso arriba y por ello no la veía muy seguido.
− ¿Por qué no renuncias? Me miró como si acabara de hacer la pregunta más
tonta del mundo.
− ¿Por qué no renuncias tú? Esperó unos segundos antes de continuar. No es
tan fácil, a veces simplemente tienes que soportarlo para tener una estabilidad
económica.
Lucía muy cansada, incluso su maquillaje no alcanzaba a disimular sus ojeras.
Se veía diferente esta mañana ha como la recordaba, pero no había pasado
mucho tiempo desde que la salude hace algunas semanas en el ascensor, lucía
mayor, como si no durmiera desde hace semanas, incluso su cabello se veía un
poco sucio a pesar de haberlo recogido en una coleta.
−Pero puedes encontrar otro trabajo. Le respondí, aunque no había respondido
a su pregunta sobre renunciar a mi trabajo, en varias ocasiones me lo había
planteado, pero era estúpido hacerlo necesitaba el empleo, además ya había
invertido mucho tiempo y dedicación para lograr encajar allí, no podía
simplemente arrojar a la basura todos estos años. Incluso pensaba que pronto me
iban a ascender, apliqué para el puesto como jefe de corrección de manuscritos,
pero aún estaban evaluando mi hoja de vida para el cargo, confiaba en obtenerlo,
cumplía con todos los requisitos y era el más antiguo de la empresa que había
aplicado para el cargo, esperaba que eso tuviera un punto más a mi favor.
Soltó una pequeña carcajada, pero no como si ello le hubiera causado gracia,
sino una más bien de sarcasmo.
− ¿Otro empleo? ¿En esta ciudad? Nadie va a contratar a una mujer con más
de 30 años y que está embarazada, tengo suerte de estarlo, de lo contrario ya
estaría con mis cosas fuera de esta oficina. Tomó los cafés de mi mano para
entrar al ascensor. −Gracias por acompañarme hasta aquí y ayudarme con los
cafés, hablamos luego. Se despidió antes de que las puertas del ascensor
cerraran.
Tenía razón, no sé en qué estaba pensando cuando le planteé la sola idea de
renunciar, era simplemente ridículo, cuando ni yo mismo soy capaz de hacerlo.
Ella iba a ser madre, no podía darse tal lujo, debía pensar en su bebé y quedarse
sin empleo no era una opción. Salí nuevamente para buscar dónde almorzar,
pues había perdido 15 minutos de mi hora de almuerzo, así que opte por comer
un sándwich, en la noche comería algo mejor. Llegué a mi apartamento
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−Lo sé, bueno en realidad no lo sé, según yo el plan de juego era muy bueno
y estaba convencido en que lograríamos la victoria, aunque claramente no
sucedió. Reí un poco también.
−Sí, qué mal que no hayan logrado ganar, pero igual no deberías permitir que
te molesten por eso. Me entregó el libro de biología.
−La verdad es que no me importa, en algún momento se aburrirán de hacerlo.
Comente.
−Yo creo que sí te importa. Me miró inquisitivamente, parecía analizar cada
uno de mis movimientos.
−No, para nada ¿Por qué lo dices? Comenzaba a ponerme un poco nervioso
con su presencia.
−Es fácil notarlo en tu cara, si quieres que paren deberías decirles algo.
Comenzó a organizar algunos libros que estaban regados por algunas de las
mesas.
−Lo tendré en cuenta y gracias por el libro. –Salí de la Biblioteca.
Nos encontrábamos a menudo en el recreo o por los pasillos del Colegio,
comenzamos a platicar un poco sobre nuestras vidas, luego comenzamos a
hablar sobre lo que queríamos lograr una vez nos graduáramos, nuestros sueños,
miedos, hablamos de casi de todo. Allí comenzó nuestra gran amistad, ella solía
ir a mi casa con frecuencia, pero muy pocas veces fui a su casa, su padre era un
hombre bastante intimidante y su madre no solía estar en casa antes de las diez
de la noche debido a su trabajo.
Era una familia normal en lo que cabe mencionar, pero había algo en el
ambiente de esa casa que me infundía cierto miedo por alguna razón, vivían en
un barrio cercano a la estación de “La campiña”, alquilaron una casa de dos
pisos, su cuarto se encontraba en la parte trasera de la casa del segundo piso, allí
compartía el espacio con su hermana menor, en esa época estaba cercana a
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cumplir los ocho años o nueve tal vez, no lo recuerdo con exactitud. La primera
vez que me invito a su casa fue en las vacaciones, debido a que faltaba más de
un mes para volvernos a ver en el colegio, así que decidimos encontrarnos fuera
de él.
Quedamos en vernos un día entre semana, su madre no se encontraba y su
padre estaba en su despacho terminando un artículo, él era escritor, pero por el
momento no había recibido algún tipo de reconocimiento por sus escritos,
llevaba más de un año trabajando en una novela de crimen que hasta el día de
hoy no ha sido publicada, varias editoriales se refirieron a ella como insulsa y
aburrida, así que para solventar los gastos en casa, escribía pequeños artículos
para algunas revistas de chismes, se veía un hombre bastante infeliz y lo
demostraba en cada ocasión que podía con su cólera hacia nosotros por algún
ruido que hiciéramos desde el cuarto de Paula, pues esté se encontraba encima
de su despacho. En una ocasión cuando estábamos en su cuarto platicando de
diversos temas, uno en particular me ha sido imposible olvidar, aún recuerdo las
palabras exactas que me dijo esa noche.
−No quiero ser como mi padre, es triste ver como no se resigna con el hecho
de que no nació para ser escritor ¿No es mejor simplemente buscar algo en lo
que realmente eres bueno? Inquirió. −Hay ciertos dones con los que nacemos,
uno de esos es tener la habilidad para crear mundos o historias que interesen a
la gente, a veces por querer ser bueno en algo desperdiciamos dones con los que
nacemos, pero por nuestra ceguera no percibimos.
−Pero el sueño de tu padre es ser escritor, entonces ¿Quieres decir que no
debemos seguir nuestros sueños?
−No, no es eso, lo que quiero decir es que la mejor forma para lograr tus sueños
es saber que eres bueno en ello. De lo contrario por más trabajo y esfuerzo no
será posible.
−Tal vez sea bueno, solo que no le han dado la oportunidad que merece.
−No, no creo. No digo que sea malo en cuanto redacción y ese tipo de cosas.
Pero cuando se trata de relatos debe haber cierta imaginación para lograr que lo
que estas imaginando sea plasmado de la mejor manera, además de envolver al
lector de una forma que sea parte también de lo escrito, que transmita algo. Sabes
no soy quién para juzgar los escritos de mi padre, pero si me preguntas a mí, no
creo que haya escogido la mejor carrera para él.
− ¿Cuál crees que debió ser su carrera? Estábamos tumbados en el suelo
mirando hacia el techo, al fondo se escuchaba la canción de Creep de Radiohead,
una de mis favoritas, por cierto.
−No lo sé, eso es algo que debes descubrir tú mismo.
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Faltaba unas cuantas manzanas para llegar al apartamento de Paula e hice una
parada antes para comprar algunas bebidas, mientras esperaba en la fila sonó mi
celular, sabía que era mi madre y aun no estaba preparado para esa conversación.
Le envié un pequeño texto para que no se preocupara: −Estoy aún el trabajo, te
llamo mañana. El apartamento de Paula no era muy grande, tenía dos
habitaciones, una pequeña sala junto a la cocina, una de las habitaciones la
convirtió en una provisional oficina. Ella se había decidido por el área de
derecho, termino sus estudios y actualmente estaba terminando su
especialización en derecho penal. Una de sus metas era fundar su propia firma
de abogados, pero por el momento había recibido una oferta como pasante en
un despacho de abogados de renombre en la ciudad. Tomé el ascensor hasta el
noveno piso, puerta 902, toqué dos veces y esperé allí.
Su cabello castaño estaba húmedo, llevaba un pijama color verde, hoy en día
era más alto que ella, debido a que en la secundaria comencé a crecer de una
manera excepcional pues alcancé a medir más de 1,80 mtrs.
−Menos mal llamaste, ya iba a ir a la cama. Sonrió.
−Lo siento. Respondí, dio un paso atrás para dejarme entrar.
−Pensé que tendrías algún plan con alguna chica. Le entregué el pack de
cervezas.
− No, no he tenido ninguna salida desde que comencé a trabajar. Respondí.
Soltó una pequeña carcajada. −Bienvenido a mi vida. Aunque era totalmente
falso.
−La verdad eso no me molesta, nunca fui del tipo de persona fiestera. Me
acomodé en el sofá mientras ella me entregaba una cerveza y acomodaba las
demás en la pequeña mesa de centro.
−Lo sé. Se sentó a mi lado mientras abría su lata.
− ¿Y qué ha pasado? Pensé que iba esperar un poco más antes de preguntarme
el motivo de mi visita, pero bueno, al mal paso darle prisa.
−No logré obtener el puesto que te había comentado hace unos meses atrás. Se
acomodó un poco mejor en el sofá.
− ¿Por qué? ¿Qué paso? Preguntó, un pequeño mechón castaño se atravesó en
su cara y rápidamente lo apartó.
−El hijo del gerente de una de nuestras distribuidoras de libros, se acaba de
graduar y le han dado el puesto. −Por un momento me sentí patético al estarle
platicando sobre ello, pero es que aún me era difícil creer que él hubiera ganado
el puesto, uno de los requisitos para participar como candidato era tener una
experiencia mayor o igual a tres años ¿Cómo es posible que alguien recién
graduado haya aplicado? Peor aún, que haya quedado seleccionado,
Absolutamente Renovado | 186
simplemente es una total injusticia no solo para mí, sino para los demás
candidatos.
−Qué basura, aunque no me sorprende, algunas empresas se muestran como
transparentes e íntegras y son totalmente lo opuesto.
−Mi empresa es la prueba de ello, pero no puedo hacer nada, de lo contrario
podría terminar sin empleo.
−No pueden despedirte por expresar tus ideas, sería demasiado ruin.
Mencionó.
−La verdad no me quiero arriesgar. Me miró un poco molesta.
−Ese es tu problema. Quedé un poco perplejo por su comentario.
−No entiendo ¿Cuál es mi problema? Pregunté.
−Siempre tienes miedo de expresar o de hacer lo que realmente quieres.
−Pero siempre dices que es bueno tener miedo. Su comentario me desagradó
un poco, aunque como siempre tenía razón, siempre he tenido miedo de
arriesgarme y termino haciendo las cosas que creo que esperan de mí. Cuando
al único que debería estar escuchando es a mí mismo.
−Sí y lo es, pero cuando tienes miedos debes hacer algo para superarlos, todo
está en la forma en que los enfrentes. Terminó de beber su cerveza. Solo quiero
hacerte entender que tus miedos no deben porque limitarte, todo lo contrario,
deben ser un motivo para lograr cosas nuevas en tu vida, hacer un cambio.
−Es fácil decirlo para ti. Le repliqué, tomé una nueva cerveza de la mesa.
−Necesitas un cambio en tu vida, piensa en lo que quieres y hazlo ¿De verdad
querías ese puesto? Me miró expectante.
−Claro que sí, iba tener un mayor cargo y no solo eso, iba a tener una mayor
remuneración. Respondí rápidamente.
−No hablo de lo económico, sino de lo que quieres, de tu felicidad, de que
ames lo que haces sin tener en cuenta lo que puedas generar de ello. Aclaró.
−No siempre haces lo que desearías, solo haces lo que te pueda generar dinero
para sobrevivir. Parecía más una excusa que un argumento válido, pero ya me
sentía un poco a la defensiva, como si tuviera que probar que todas las decisiones
de mi vida han sido propias y por supuesto que lo fueron, no es como si alguien
me hubiera apuntado con un arma para que tomara algún camino u otro. Es solo
que algunas decisiones de mi vida fueron más basadas en opiniones de otros que
propias.
−Es cuestión de ver las cosas con un poco de perspectiva, pero no crees que es
conformista entregarte a una vida que no te da felicidad, al final estarás en un
ataúd enterrado bajo un montón de tierra y allí se acaba tu vida, sin aprovecharla,
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sin hacer algo para construir tu propia felicidad. Tampoco es que vayas a ser
feliz cada segundo, cada minuto, cada hora del día o de tu vida, sería demasiado
ilógico. Pero la vida laboral es casi como el 60% de ella y es bastante
desagradable ver personas infelices con su trabajo, haciéndolo solo por cumplir
con su deber para obtener a final de mes su pago, lo cual no tiene nada de malo,
pero es que hacerlo de por vida es demasiado lamentable, es dejar pasar el
tiempo y desaprovechar oportunidades que pueda ofrecerte este mundo.
En este momento me encontraba considerando todo en mi vida, era como si
sus palabras se hubieran colado en partes sensibles de mi cabeza y de mi
corazón, incluso antes de llegar allí me sentía bastante deprimido por lo ocurrido
hace un par de horas, pero ahora era como el doble de ese sentimiento, además
de no saber qué hacer con tu propia existencia, todos en algún momento de
nuestra vida nos hemos sentido así, lo cual es normal. Llegas a un punto de tu
vida donde te detienes y das media vuelta para ver todo lo que has hecho, si lo
que has logrado es lo que imaginabas hacer o no. Lo más sensato es analizar si
ese camino es el que deseas para el resto de tu existencia y si no es así, hacer
algo por cambiarlo. − ¿Eres feliz? Le pregunté.
A lo cual me respondió. −Sí, lo soy. En este punto de mi vida he hecho todo
lo que alguna vez soñé, no todo es perfecto en ella. Aún no tengo un trabajo
totalmente estable, no tengo suficiente dinero como para amueblar todo mi
apartamento, no tengo mi propio bufete de abogados, pero sé que poco a poco
cumpliré todo lo propuesto. Terminó su cerveza. − ¿Y tú?
−En este punto de mi vida no lo soy, tengo un jefe que en serio quisiera matar
a veces, mis compañeros no son las personas con las que quisieras estar, son
peor de infelices que yo, lo cual hace un ambiente de trabajo bastante funesto.
No tengo ni siquiera el tiempo suficiente como para ir al supermercado y tener
una comida decente en mi mesa, mi trabajo no es reconocido o apreciado,
además del hecho de que la editorial prefiere poner a una persona en un cargo
mayor sin tener la suficiente experiencia.
− ¡Renuncia! Claro era la respuesta más obvia, pero la cual no quería escuchar.
−He trabajado más de tres años allá, no puedo tirar a la basura todo es tiempo.
− ¿Y qué? Es una empresa donde no se te valora y donde claramente no te
sientes a gusto.
−Lo sé, pero no están fácil hacerlo. Me sentía nervioso conversando sobre este
tema en particular.
− ¿Por qué no? Inquirió.
− ¿Y si no consigo otro empleo o peor aún, que sea más infeliz? Comenzaba a
estudiar mis opciones.
Absolutamente Renovado | 188
−Para mí eres la mujer más bella del mundo. Dije, dándole un pequeño beso
en los labios.
−Hola tortolitos. Nos interrumpió Paula, quien se encontraba frente a nosotros
junto a su esposo Ricardo.
− Hola, pensé que no llegarían. Dije acercándome para saludar de beso en la
mejilla a paula y estrechándole la mano a Ricardo.
−Lo sé, estábamos en un trancón por la calle 26 con carrera 68, un asco,
estuvimos como media hora esperando a que avanzaran. −Estaba bastante
molesta, no le gustaba llegar tarde, el defecto que más odiaba era la
impuntualidad, pero dejando a un lado el tema del retraso, se acercó para saludar
a Juliana.
− ¿Cómo va el embarazo?
−Muy bien, ya he dejado de sentir nauseas, era lo peor. Respondió. −Aunque
mis pies me están matando.
−Sí, es lo peor del mundo.
− ¿Dónde está Felipe? Pregunté a Paula.
−Ya viene, se está cambiando para jugar. Tomó la mano a Ricardo. −Vamos a
ir a sentarnos para ver el partido
− ¿Vienes, Juliana?
−Iré en un momento, esperare a Sebastián para guardar sus cosas. Respondió.
Luego de un minuto se unieron al equipo Felipe y Sebastián, eran amigos
desde pequeños y a los dos les encanta el baloncesto. Sebastián no es mi hijo de
sangre, aunque desde que nació lo amé como si lo fuera, es un niño encantador,
cada día aprendo más de él de lo que él aprende de mí. Resultó que unos meses
más tarde Paula conoció en un viaje de negocios a Ricardo, que además también
era abogado penal; luego de una repentina boda y luna de miel, nació Felipe, del
cual Sebastián nunca se despega, es como su hermano menor.
Por mi parte dejé todo el mundo de las editoriales para hacer lo que realmente
quería ser y era ser profesor de educación física, no era el mejor empleo, pero
estaba feliz; me encantaba trabajar con niños. Mi relación con Juliana había
resultado una total sorpresa para mí, no fue precisamente amor a primera vista,
pero es la mujer a quien amo, incluso ahora la amo más, pues me está dando el
mejor regalo del mundo y es ser padre por segunda vez. Nunca sabes las
sorpresas que pueda traer la vida.
Absolutamente Renovado | 192
Felipe
U n día nos encontramos y nos dimos todo, no pensamos en nada, solo vivir
el momento. Él me necesitaba y yo lo necesitaba, la vida simplemente nos
juntó. Felipe venía de una traición que le estaba destrozando el alma, descubrió
a su esposa con el amante, llevaba tres meses llorándola. Eran una pareja feliz
que lo tenía todo, eso creía él, sin hijos, ambos trabajadores, económicamente
estables, jóvenes, guapos, llenos de planes y con todos los sueños por cumplir.
Yo venía de un desengaño de más de un año, que por más que luchara, no salía
de mi cabeza, intentaba todo: conocer gente nueva, salir de fiesta, alguna vez
embriagarme, estudiar incansablemente o recordar lo peor de la relación. En
algún momento llegué a odiarlo con ímpetu, pero era infructuoso, ni así podía
recomponerme y olvidarlo. Yo era una jovencita en el esplendor de los 22 y él
mi gran amor, eso pensaba yo, sin saber que lo mejor vendría después de irme.
Me hacía creer que yo era el amor de su vida, la única. Me perdí enamorada de
un chico egoísta, egocéntrico, con una carrera prominente y bastante guapo.
Mirando en retrospectiva aún no comprendo qué me hizo amarlo tanto, no era
galante, no era caballeroso, no era romántico, era maltratador y nunca me hizo
sentir un orgasmo, pero pensé que era sincero e ingenuo cuando lo conocí a mis
19, con esa idea me quedé toda la relación, quizá fue la razón de mi amor
empecinado, creer que era diferente y que su actitud ingenua lo hacía bueno.
Nada más equivocado que eso, me cogió desprevenida, de sorpresa, cuando
después de tres años de noviazgo tuvo que confesarme que había dejado en
embarazo a una chica, tenía una relación de más de un año con ella. Creí morir
en ese momento, la puñalada más helada que jamás había sentido, a mi corta
edad se me desgarró el alma. Podrían pensar que es una exageración y que, con
tanta juventud por delante, las penas del corazón se pasan rápido, pero a esa edad
se ama con ferocidad, se entrega todo, sin desconfianza, sin esconderse nada,
desenfrenado, con locura, todo es nuevo, no se teme y todo se puede, sentimiento
primerizo que hace que creas sin atisbo de incertidumbre. Siempre supe que
pasaba algo, pero quería creerle, estaba tan ciega que preferí ignorar las señales.
Hubo otras chicas, luego me enteré.
De pronto, en una noche alguien me hizo olvidar todo. Recuerdo que fue en
una feria de la ciudad, todo lleno de flores y de gente alegre, yo estaba con mis
amigas y Felipe llegó con sus amigos, nos presentaron, me sentí seducida con
solo mirarlo, piel bronceada y ojos café oscuro, con una sonrisa que hace olvidar
cualquier dolor. Hombre alto de 30 años. No era solo su belleza, era su forma de
193 | Absolutamente Renovado
barras del balcón que daban sobre el interior de la casa, me asomé y entre risas
saludé a mis amigos, ellos miraron con picardía.
Nos olvidamos de todos por un buen rato, a pesar del frío, la habitación ardía,
un galante seductor me acarició despacio, me besó suavemente cada zona
erógena y luego me tomó con furia y pasión, como desahogando cada lágrima
derramada. Me olvidé del pudor, no me importó el tiempo de conocerle, solo me
permití sentir, darle rienda suelta a la fogosidad del momento y volver a sonreír.
De pronto sentí fuego dentro de mí, me recorrió entera e hizo explotar mi
corazón, algo extraño me hizo gritar, no sabía cómo se sentía, aunque lo había
deseado muchas veces. Ahí estaba, mi primer orgasmo en manos de un extraño.
A partir de ese momento no nos separamos por cinco meses. No fue amor
profundo, no fue vacilar, fue encanto, pasión y querer. Tan importante y
suficiente como para quitarnos la tristeza y disfrutar incansables del presente.
Nos gustaba estar y hacer planes divertidos, nunca pensamos en ser más.
Estábamos comprometidos sin comprometernos, éramos el propósito cada fin
de semana y entre semana estábamos al teléfono por horas. No hubo
desconfianza, suspicacia, sospecha de nada, simplemente éramos. Nunca
peleamos, no lo juzgue ni me juzgó, no hubo promesas, todo fluyó. Sentía
mariposas cada vez que lo veía, me hacía muy feliz.
No recuerdo bien el tiempo en el que terminó, ni la razón, solo evoco los
maravillosos e hilarantes momentos juntos. Después de él volví a ser, olvidé el
dolor y el rencor, la sonrisa regresó y todo se acomodó. Sé que fui su pequeña
luz, aunque tenía más dolor que yo, parecía ya no pesarle. Fuimos felices por un
corto tiempo, suficiente para coger impulso y continuar. Una locura que repetiría
una y mil veces.
195 | Absolutamente Renovado
Javier
T odos tenemos esa historia, ese secreto, la fábula sin enseñanza, el lado
oscuro de nuestra alma o tal vez la historia más emocionante de nuestras
vidas. Una historia salida de novela, una novela que es nuestra vida, una vida
que merece ser novela, una novela que es ignorada por los demás, pero una
novela totalmente ajustada a la realidad.
El amanecer abraza lentamente a una ciudad ubicada en una realidad olvidada
y alejada de los muros de cualquiera que no vive ahí, un sol se refleja lentamente
en un río caudaloso, centro de grandes leyendas e increíbles mitos, río que cruza
selvas y en tiempos de ira derriba árboles y se come la tierra. Las personas
despiertan con las aves en una realidad diferente.
Doña Juana, la señora que vende desayunos en la esquina de un hospital
deteriorado por el descuido de los gobernadores, piensa que su vida es muy dura
y que no sabe cómo responder por sus hijos, así que enciende una vela a una
virgen plasmada en una estampa corroída por el tiempo que se encuentra en un
humilde altar que fue hecho con flores artificiales, las cuales contienen polvo en
sus pétalos y ofrendas de belleza caduca, también es hecho sobre una base de
tabla consumida por las polillas y de telarañas que capturan los mosquitos que
rondan por la pieza, que atrapan recuerdos, recuerdos de antaño de tiempos
mejores los cuales cambiaron al desaparecer el amor de su vida, el padre de sus
hijos.
Altar conformado con fe, que suplica por un pronto cambio de vida y
protección para sus hijos que se encuentran profundamente dormidos ignorando
los sufrimientos de su madre y sus grandes esfuerzos por conseguir el pan de
cada día. Ella despierta al hijo mayor, el cual con movimientos torpes, se
despereza y se limpia los ojos, lo primero que hace es levantarse sin saludar a
su madre y se dirige al baño, toma un cepillo, le pone un poco de crema dental
y empieza a lavarse los dientes, mientras piensa en que es un día más en que
debe madrugar y anhela la llegada del fin de semana para dormir hasta tarde,
pero no se ha percatado de algo muy importante: él no se ha dado cuenta de que
está vivo, de que respira, de que se ha despertado, que tiene la posibilidad de ver
el sol que está un poco más alto en el firmamento en el cual lentamente se
posesiona como el rey de los astros, Javier está inmerso en una rutina que no le
da tiempo de vivir.
Se baña, se arregla, aunque es de pocos recursos, su uniforme está limpio y
muy bien planchado, pues su madre siempre ha dicho que el hecho de ser pobre
Absolutamente Renovado | 196
empieza a correr más rápido, pero siente un ardor en su pierna y de una manera
abrupta es tacleado por una silueta camuflada que lo derriba y somete de una
forma brusca mientras le amarra las manos a la espalda con una cuerda y grita a
otras personas desconocidas:
−Acá tengo otro prisionero de guerra para aplicarle justicia.
Javier se transportó a las discusiones con su hermano en las que debatían quién
tenía más comida, más agua, más dinero, llegando al punto de medir con una
regla el pan para poderlo partir en partes iguales o las discusiones sobre lo
injusto que era hacer unas cosas que no hacia el otro, pero ese no era el tipo de
justicia de la que hablaba aquella persona y esa justicia generó en Javier un
temblor en todo el cuerpo, en ese momento Javier, quien no prestaba atención a
las cosas y que pensaba que la ida era ridícula, entendió que todo en su vida
cambió y que jamás volvería a ser como antes.
Absolutamente Renovado | 198
El costo de la libertad
E l viento se sentía diferente, a pesar que en el patio central lo vivía todos los
días, al estar fuera de esas paredes viví todo de una manera particular. Pensar
que mi vida ya no dependía de un lugar, de unas personas con uniforme, de una
comida mal hecha, de los tiempos impuestos por un sistema defectuoso, ya nada
de eso me iba a controlar. La escena era apocalíptica, creo que el único
sobreviviente fui yo, pero el hecho de disfrutar ese momento acostado en el
pasto, a tres centímetros de la cárcel en la que viví años y años encerrado, lo
valió todo. La incertidumbre iba apareciendo poco a poco, pero parecía que mi
destino era disfrutar esos minutos de calma y de libertad.
− ¿Ya está todo listo?
−Sí, la acción inicia a las 12 de la noche. Todo está en manos de Dios.
− ¿Será que Dios si nos ayudaría? Pues, somos presos, se supone que somos
malos y la escoria de la sociedad.
− Yo creo que si Dios viera en las condiciones en las que vivimos por un error
que cometimos, estaría en el frente de batalla.
− Espero que lo haga, porque estamos dando la vida por una libertad que no
sabemos si va a llegar.
− ¡Póngale fe, hermano! Porque si no le pone fe nunca vamos a salir de acá y
prefiero morir por esto, a que algo me mate en este nido de ratas.
Llevábamos años preparando este plan, nuestras condenas habían sido
aumentadas desde que el primero y el segundo salieran mal. El primero consistía
en el clásico túnel por debajo de la prisión, con ayuda personas externas, pero el
sapo y lambón de la cárcel arruinó todo el plan; todos fuimos torturados por los
guardias y no nos dieron de comer por tres días, los que nos ayudaron desde
fuera estuvieron con nosotros encerrados, entre todos nos encargamos del sapo.
El segundo plan sí fue culpa de la improvisación, pensamos que iba a ser fácil
solo sobornar a algunos guardias a lo largo de nuestro recorrido hacia la libertad,
pero nada salió bien, y a último momento un guardia tuvo cargo de conciencia
por lo que estaba haciendo y decidió no colaborarnos, lo bueno fue que no le
dijo a nadie de lo planeado, nos tocó volver a la celda ya estando tan cerca de la
salida. El haber estado tan cerca nos dio esperanza y una nueva oportunidad.
Hicimos un nuevo plan donde aprendimos de los errores cometidos
anteriormente, cada detalle debía ser extremadamente cuidadoso, nada podía
203 | Absolutamente Renovado
de calle y echaban los cuerpos al rio más cercano, se enfrentaban a los grupos
de pandillas y las obligaban a irse de su territorio, buscaban que el territorio en
que ellos estaban y que consideraban propio, estuviera sin las cosas que ellos
consideraban dañaban el ambiente, generalmente ellos tenían sangre fría para
hacer las cosas.
Lo capturaron cuando estaba torturando a un habitante de la calle, debido al
aviso de los vecinos. Lo condenaron a bastantes años de prisión porque sus
compañeros de secta lo culparon por todas las cosas terribles que habían hecho.
Desde ese momento cambió de mentalidad, aunque no dejó de creer en lo que
proponía la secta, añadió a la lista de personas no aptas en su territorio a los
mismos que lo culparon de todo. Cuando lo vemos mirando a un punto fijo
sabemos que está en ese rincón de la imaginación donde puede hacerles lo que
él quiera, sin ninguna restricción, y los más importante, sin ninguna
consecuencia.
Ellos se convirtieron poco a poco en mis personas de confianza, a pesar que
no en todo estaba de acuerdo con ellos y cada quien tenía su propia historia,
coincidimos en cuidarnos como leones feroces unos a otros. Para todos era algo
novedoso, nunca habíamos tenido ese lazo de amistad tan fuerte que se
asemejaba a una relación familiar.
Teníamos roces a diario, pero alguno de los cuatro llevaba todo al plano de la
diplomacia y las peleas se terminaban con un partido de ajedrez entre los dos
beligerantes, con los demas comentando la partida. Solo Gustavo y yo
estábamos desde el primer plan, por lo que se podría decir que éramos los que
más experiencia teníamos y, por lo tanto, a los que más se nos consultaba para
la creación del plan número tres y el que tendría que ser exitoso, ya que, si no,
nos costaría más que la vida, el no obtener la libertad, sería peor que la muerte.
En muy poco tiempo se fue aclarando la situación, el plan fue tomando un
rumbo inesperado y cada tópico que ponía como condición inamovible, tal vez
con la esperanza de que nunca se cumpliera, llegaba a un punto de confirmación
y no retorno. A pesar de eso, yo siempre le puse problema a cada cosa e iba
agregando muchas más, todos pensaban que era en ánimos de detallar con
mucha rigurosidad cada parte, pero dentro de mi sabía que el miedo era quien
me controlaba para cada decisión en la que iba encaminando el plan.
Y como si fuera una señal divina, el último punto del plan se cumplió, y no
solo eso, un extra se unió a la táctica, un grupo de ex reos iban a estar listos por
si todo salía mal, para entrar con armas de grueso calibre y camiones, tratando
de sacar a los que más pudieran. No entendía el porqué del ofrecimiento, pero
luego me aclararon que se estaba conformado un grupo armado para luchar
contra las injusticias y combatir el Estado, estaban esperando una gran
Absolutamente Renovado | 206
oportunidad para dar un fuerte golpe de opinión y hacer saber a todo el país de
sus operaciones.
El plan fue escalando hasta un punto donde ya resultó imposible volverlo atrás,
muchas personas dentro y fuera de la cárcel estaban involucradas, no se podía
correr un riesgo más, era ahora o nunca. Se reunió a toda la organización
libertad, nadie podía faltar, y se les explicó cada detalle del plan; como era tan
largo, la exposición duró una semana completa, en cada día se desmenuzaba el
plan que se componía de seis partes. El domingo fue el último día de
aclaraciones y preguntas, cada parte del plan debía ser claro para todos los
integrantes, que al final resultaron ser más de 50, por lo que se procedió a votar
para decidir si todos estaban de acuerdo y contar con todos los que estaban allí.
Era la última oportunidad de desistir y de retirarse, pero esa opción no estaba
para mí, por lo que mi última esperanza se basaba en el supuesto de que la
mayoría se retirara y el plan no se pudiera realizar por la imposibilidad de
cumplir ciertas funciones, ya que cada integrante debía hacer algo específico,
sin eso, no era posible nada.
Cuando se hizo la pregunta solamente uno alzó la mano, pero al pasar los
segundos cada vez más manos se veían levantadas, por lo que un alivio me
recorrió todo el cuerpo. Mi tranquilidad me llevó a irme a la celda a conciliar el
sueño, ya que la última semana no había podido dormir pensando en la decisión
que se tomaría el domingo, nunca antes había logrado dormir tan bien en mi
vida.
Carlos me despertó muy emocionado, con ganas de matarme de lo feliz que
estaba, y en la cárcel no solo es una exageración. Lo escuché aun entre sueños,
pero cuando oí: −El plan sigue en pie, me levanté presuroso y le pedí
explicaciones; no atinó más que decir: −Solo una palabra bastó para que nadie
decidiera retirarse: autonomía. Minutos después me aclaró que después de mi
partida, Gustavo tomó la palabra y con contundencia recordó las palabras de
Emiliano Zapata: −Más vale morir de pie que vivir de rodillas, y Carlos con un
grito sonoro y contundente aclaró: − ¡Autonomía! y todos lo siguieron, en ese
momento nadie se quiso salir, el plan quedó listo para desarrollarse la segunda
semana de septiembre.
Cuando llegó el mes de septiembre mi preocupación y ansiedad empezó a ir
en aumento. Nunca me había sentido tan presionado por alguna situación,
suponía que algo del plan no iba a salir bien y todos moriríamos, o peor,
terminaríamos en una cárcel de máxima seguridad, donde nuestra vida
terminaría, no solo nunca disfrutaríamos de la libertad, sino que viviríamos el
infierno en la tierra, el suicidio sería la única escapatoria. Todos mis sueños iban
encaminados a examinar lo que podía salir mal, así que durante las dos semanas
que me separaban del inicio de la operación, tuve tantos sueños como noches
207 | Absolutamente Renovado
dormí, por ello, para el día del plan, tenía en mi mente más de quince formas en
las que podía morir.
Con esa imagen en mi mente llegó el día en que la operación se iba a llevar a
cabo. Todo estaba entre la vida y la muerte, pero parecía que nadie estaba
preocupado, durante las dos semanas envidiaba como mis compañeros dormían
plácidamente, no creía en la tranquilidad y hasta esperanza con que llevaron su
vida esas semanas; me sentí tan solo y frágil por no poder compartir todo lo que
estaba en mi cabeza, que en el día solo podía estar en la celda, para que nadie se
diera cuenta que sudaba y mis manos no podían estar quietas. Las cajas de
cigarrillos eran mi única salida, me los terminaba muy rápido, el inhalar y
exhalar la nicotina me daban otra perspectiva de la situación, así que esa acción
la tenía que repetir varias veces en el día y en la noche, tanto así que me acabé
el crédito de un mes en la tienda de la cárcel. Estuve muy alejado del plan, a
pesar de ser uno de los “lideres”, preferí escapar de la situación, pensé que de
esa manera estaría listo para enfrentarlo cuando fuera verdaderamente necesario,
pero no fue así.
El plan debía empezar justo a las doce de la noche del quince de septiembre.
Todos los que lo integrábamos teníamos un distintivo para reconocernos y evitar
hacernos daño en caso que la situación ameritara fuerza letal. Ninguno podía
dormir, solo podíamos estar en las camas esperando a que el reloj diera
exactamente la media noche. La señal debía venir de nuestra celda, con una tos
extremadamente seca el plan empezaba, ya que eso quería decir: la guardia había
cambiado. Teníamos algunos guardias infiltrados y el primero era el encargado
de abrir las celdas, el único que no hacia cambio de guardia, por lo que tenía
cierta libertad mientras los demas interactuaban entre ellos con la cordialidad
que caracteriza la terminación de un turno de trabajo y el descanso de iniciarlo
al otro día. Una persona debía, por celda, estar junto a la puerta, para que al
momento que se abriera, hiciera el menor ruido posible y los demas presos no
se percataran de la situación.
Las puertas se abrieron y los integrantes de la organización salimos de nuestras
celdas, pero no las cerramos del todo. Existían tres puntos de reunión: la bodega
de aseo, que siempre permanecía abierta, donde estarían quince compañeros; la
cancha de fútbol donde la cámara no era muy buena, allí estarían otros quince
compañeros, y el último grupo de veinte compañeros estaría escondido por las
celdas. Cada grupo estaría liderado por uno de mis compañeros de celda, yo no
me ofrecí para hacerlo porque no creo tener el don de liderazgo, pero estaría
acompañando a Gustavo en la bodega de aseo. La idea era esperar ahí hasta que
los guardias, a las tres de la madrugada, se fueran a tomar algo caliente en la sala
de empleados, mientras tanto nosotros íbamos a tener bastante paciencia y hacer
el menor ruido posible, además de preparar todo para la otra parte del plan.
Absolutamente Renovado | 208
a hacer nada, cualquier acción podría generar una balacera que nos mataría a
todos. De repente un disparo de parte de un guardia le dio a uno de nuestros
compañeros, de inmediato di la orden de disparar y ellos hicieron los mismo,
como éramos más los dimos de baja a todos, dos de nuestros compañeros
salieron heridos y uno resultó muerto. Desde ese momento el cuarto de
empelados se convertiría en una pequeña enfermería y una gran morgue, ya
empezaban a verse los primeros nueve cadáveres.
Nos dimos cuenta que un cuerpo se movía y tratamos de darle los primeros
auxilios con lo que teníamos a la mano, el disparo fue en el hombro, así que le
hicimos un torniquete para evitar que se desangrara. Esa parte había salido muy
mal, ya teníamos en nuestro haber la muerte de nueve funcionarios públicos,
debíamos usar todo lo que tuviéramos a la mano para lograr salir de allí.
Los disparos despertaron a los demas presos y se dieron cuenta que las celdas
estaban abiertas, en ese momento empezó el descontrol en la cárcel y el plan
había cambiado totalmente. Un motín inesperado y fuera del tiempo planeado
se empezaba a tomar la cárcel, no teníamos forma de comunicarnos con el resto
de compañeros, así que desde ese momento se desintegró la organización y el
plan se acabó, cada quien estaba por su lado y buscaba salvar su vida. La mayoría
de los compañeros se quedaron en el cuarto, a medida que se empezaron a
escuchar ruidos todos se fueron saliendo a intentar escapar como fuera. Solo
quedamos Gustavo, el guardia y yo, pero Gustavo prefirió salir a investigar,
aseguró que volvería, pero sabía que sería la última vez que lo vería y así fue.
Me quedé con el guardia, pero ninguno se atrevía a decir nada, era incomodo
lo que estaba pasando, pero en ningún momento pensé en irme, sabía que moriría
allá afuera, prefería la comodidad que me generaba el cuarto, donde las personas
que me podían matar estaban muertas, había cierta seguridad en ello. No sabía
cuánto tiempo era seguro estar allí, en algún momento tendría que salir y
enfrentarme con lo que pasaba, eso me generaba una gran ansiedad y me
imposibilitó por unos momentos. El guardia al notar eso me dijo: −Respire
profundo y recuéstese un rato.
− ¿Por qué?
− Ayuda a tranquilizarse y tomar la mejor decisión, no es fácil pensar con el
riesgo de morir con cualquier cosa que uno haga.
− ¿Sabe mucho de eso?
− Estuve en el ejército y me enfrenté a muchos guerrillos.
− Debe ser muy complicado pasar meses en la selva y saber que en cualquier
momento la vida se puede ir.
− Sí, pero toca enfrentarlo. Yo era el comandante de la unidad contra guerrilla
más importante del siglo pasado, tuvimos muchas operaciones que salieron bien,
Absolutamente Renovado | 210
las decisiones que tomaba nos solo me afectaban a mí, había más de treinta
personas a mi cargo y muchas familias que me estarían preguntado al llegar a
casa.
− ¿Por qué me cuenta todo eso? ¿No somos enemigos?
− Estando al borde de la muerte, todo cambia, para bien o para mal.
− En mi caso para mal, le tengo mucho miedo a la muerte, pero no sé porque,
tampoco tengo mucho porque vivir.
− ¿Por qué está en la cárcel?
−No creo que les interese.
−Posiblemente no, pero como tengo que entretenerme mientras muero sería
bueno.
−Pues la verdad es muy simple, nadie de la cárcel sabe porque estoy acá. En
un momento de rabia quemé un edificio entero, donde estaba una persona que
me había hecho mucho daño, no fui consciente de todas las personas que me
llevé hasta que estuve frente al juez. Tengo un problema psiquiátrico, pero no
para considerarme un enfermo mental que ameritara estar encerrado en una
institución mental. Los abogados de todas las familias hicieron todo lo posible
para encerrarme por mucho tiempo, y los entiendo, yo mismo lo habría hecho.
−Sí vi la noticia, fueron muchas personas, ¿no se siente mal?
−Creo que este remordimiento me va a acompañaran durante toda la vida, solo
estoy vivo por una razón: en el juicio una de las hijas de las victimas que no
estaba en el momento del incendio en el edificio, debía tener como siete años,
no sé si su inocencia pudo ver lo que estaba sufriendo, pero corrió hacía mí y
me abrazó, me dijo que ella me perdonaba y que, si su papá no me hubiera
juzgado, mucho menos ella y me limpió las lágrimas.
−Eso nunca lo había visto, siempre la victima quiere ver sufrir al victimario.
Yo no lo haría, posiblemente lo hubiera matado con mis propias manos.
−Lo sé, creo que yo también lo haría. Pero al ver como esa niña me miró pensé
que valía la pena vivir para poder lograr que los demas pudieran sentir lo mismo
que yo, con ese simple acto, creo que por eso le tengo miedo a morir, no poder
devolverle algo a las personas o salvar muchas vidas como la mía.
−Creo que es una buena razón para vivir, y con eso, ¿qué piensa hacer?
−Me gustaría salir, pero sé que me congelaría allá afuera y moriría.
−Es verdad, cuando salga allá vas a estar solo, cualquier persona va a intentar
matarlo porque va a pensar que así salva su vida, usted verá si decide cumplir
ese nuevo objetivo de su vida o morir.
− Es verdad, creo que llegó la hora de salir e intentar vivir.
211 | Absolutamente Renovado
−Es una buena opción, lo único que tengo para ofrecerle son unas bombas
aturdidoras y de gas, nada más.
−Muchas gracias, no tengo cómo agradecerlo.
−Claro que sí, por favor pégueme un tiro en la cabeza, prefiero morir en este
momento a que llegue alguien más y me mate o me torture.
− Yo no puedo hacer eso, no estaría bien, me sentiré muy mal.
Mientras le decía eso él se estaba insertando un pedazo de madera en la
garganta, lo único que pude hacer es dispararle en la cabeza para acabar con su
sufrimiento; creo que no me vio con las agallas para matarlo, eso me puso más
inseguro y me demoré un rato en salir. Me decidí mirar por la ventana de la
puerta para ver lo que pasaba, pero todo estaba borroso. Ya era la hora de salir
y lo hice. Al principio no vi nada, estaba tranquilo, toda la acción se estaba
desarrollando en el segundo piso, el primero se veía desolado y era una buena
oportunidad para salir. Bajé lo más rápido que pude las escaleras, en el camino
me encontré con varias personas forcejeando, no logré distinguir a nadie.
El segundo piso se había convertido en el epicentro de una batalla apocalíptica,
al parecer la policía militar estaba dentro de la prisión y mataba a todo lo que
encontrara en su camino, al parecer la orden era dar de baja a todo lo que se le
atravesara ya que según informaciones que tenían muchos presos le habían
quitado los uniformes a los guardias y estaban haciéndose pasar por ellos, por lo
que no distinguía a quien disparaban, lo que si distinguían era donde hacerlo, en
la cabeza, por la espalda y en el pecho. Guardias peleaban entre ellos y los presos
aprovechaban para asesinarlos. Un incendió se estaba empezando a propagar y
estaba consumiendo poco a poco la cárcel, cada vez menos partes podían ser
habitables. Bajé al primer piso y en las escaleras estaban dos personas
forcejeando, les disparé a las dos y seguí.
Encontré la cocina, por la ventana se veía a un grupo de hombres abrir la puerta
principal desde afuera, supuse que era el ejército, pero los camuflados un poco
viejos y desarreglados me dejó ver que era el grupo armado aliado; como estaba
la situación harían lo mismo que la policía, matar a cualquiera que se les
atravesara, no podía confiar en ellos. Vi un cilindro de gas y lo único que se me
ocurrió fue explotarlo, así que le solté las mangueras que tenía a su alrededor y
encendí la estufa. De inmediato corrí hacia el lado contrario lo más que pude y
me refugié en una pared, esperé unos minutos y explotó. Esperé unos minutos
para que todo estuviera mejor, cuando salí me topé con la terrorífica, muchos
habían decidido refugiarse en la cocina y la explosión se los llevó. De lejos vi
un boquete en la pared que se generó gracias a la explosión y no dude de salir
por allá, la cocina daba a un pastizal grande que conducía a la puerta principal,
ya abierta por el grupo alzado en armas, lo único que debía hacer era llegar con
vida hasta allá.
Absolutamente Renovado | 212
E ntre risas y ajetreos aquel niño hizo una pausa y miró detrás mío,
paulatinamente lanzó una pregunta de manera confusa:
− ¿Aquel niño eres tú? Este fruncía el ceño.
Volteé y era mi foto de hacía seis años que estaba colgada en el pasillo de la
casa.
− Sí, soy yo. Respondí con extrañeza
− Pero eres diferente.
Este comentario me causó gracia.
− Claro, en unos años tú también lo serás.
− ¿Y luego no podría volver a verme igual que antes?
Lo miré de cerca con ojos interrogativos, debido a sus desconcertantes
palabras, que hubiesen podido causar cualquier tipo de desatención de forma
general, pero estas me hicieron divagar entre interpretaciones loables y
reflexivas.
− Definitivamente no, si hubiese una manera lo habría hecho de seguro, pero
mírame.
Un tono decepcionante apareció en el rostro del niño, que luego volteó y se
fue a jugar a otro lado de la sala, tal vez olvidó la conversación de manera fugaz
o ahora le parecía indistinta; pero yo lo miraba y recordaba aquellas líneas en
apariencia sin sentido pero que de alguna forma indujeron un propósito distinto
en mí. Al cabo de un rato este niño se marchó con su madre la cual visitaba a mí
abuela que padecía enferma en una cama.
Comenzaba a llover y los vientos se hacían notables, yo me encontraba en el
patio de la casa, con la atención meramente puesta en el árbol de mango que
yacía a unos metros de mí, al parecer me complacía como se movía éste hacia
las direcciones que le indicaba el viento. Por un instante mí vista residió en sus
hojas, las cuales se desprendían y el árbol suscitaba el nacimiento de otras, era
temporada otoñal. Yo aún recordaba la conversación con aquel niño, pero ante
tal panorama me conmocioné y de alguna manera relacioné lo que me había
hecho entrever las palabras de aquel infante con el descenso sublime de las hojas
de aquel árbol.
Absolutamente Renovado | 214
¿Qué era lo que tenía ante mí? ¿Podría ser el mismo árbol que logré contemplar
unos días atrás mientras escuchaba la radio? O ahora, por una rutinaria mudanza
de sus hojas ¿Sería completamente distinto? Y si fuera así ¿Habría alguna
manera de que éste árbol volviese a sus estancias pasadas? Todo este vaivén de
preguntas e interpretaciones que germinaron gracias al acto primordial del niño
y su charla, me habían dejado completamente atónito ¿Cómo podría responder
estas cuestiones tan ambiguas?
En un instante recordé mi época de niñez, sugerí que era para variar de ideas
y concebir alguna relación en la problemática del árbol, pero al momento
emergieron sensaciones nostálgicas, llegaron a mí memoria recuerdos de
aquellos momentos en que mamá me concebía algún regaño y por ende, me
escondía detrás del auto del abuelo por tardes enteras, tristemente resentido por
aquellos agravios por los que era juzgado, pero muy feliz cuando al comenzar
las noches mamá me encontraba y me sumía entre sus brazos para ir a comer.
Recordé de igual manera en la que mi papá y yo vivíamos momentos
agraciados y llenos de afecto entre día y noche, entonces me envalentoné y
estaba ahora rememorando la actual escasa correspondencia que circulaba entre
mis padres y yo, me acompañaba un sentimiento sutil que me encaminó hacia
un ambiente introspectivo, me posicionaba años atrás cuando de mí manaban
quijotismos y ensueños valerosos de mí persona, pero donde también suponía
algún tipo de miedo hacia el porvenir; entonces me situé como aquel árbol,
tratando de discernir mis hojas, recordando las que estuvieron una vez y las que
hoy padecen en mis costados, haciéndome preguntar si las que acaecen conmigo
ahora se desprenderán o al menos por un día más me acompañarán.
Esta ambivalencia de recuerdos constaba dentro de mí una caída reflexiva, y
de forma espontánea pensé en mis abuelos, en qué tanta distancia personal se
encuentra lo pueril y lo senil. Me di cuenta de que vagaba entre ideas
insatisfechas, pensaba si aquel árbol, por algún cambio ínfimo era o no el árbol
de ayer, sustancialmente hablando. La lluvia comenzó a entonarse de forma
agresiva, yo estaba consternado, con la mirada en aquel árbol que se movía de
un lado para otro gracias a la agitada brisa de aquel día, no encontraba respuesta
alguna a mis inquietudes y cualquier pensamiento o propuesta me eran inútiles,
estaba en frente de una percepción que se mostraba deliberadamente absurda.
Escuché el grito de mí abuela y con dudas de dejar aquella perspectiva que me
había supuesto viajar entre juicios y cavilaciones, finalmente acudí a su llamado,
precisaba de mí compañía.
Pasaron días y meses, aquellos en los que vislumbraba aquella revelación en
casa de mis abuelos, el asunto aún me inquietaba, pero sabía que debía dejarlo,
pensaba que insistir no era la manera definitiva. Bajo del carro para hacer la
visita anual que hago a mis abuelos, me quedaré unos días y luego partiré a mí
hogar. A lo lejos veo aquel niño que va de la mano con su madre y me trae
215 | Absolutamente Renovado
Dejarte ir
E stás ahí, siempre lo has estado, nos hemos conocido al parecer bastante bien,
lo suficiente para saber que irremediablemente debo dejarte ir. No me
entiendas mal, formas parte de mí, te he llegado a apreciar lo suficiente para que
este proceso me duela, y muy probablemente a ti también, sin embargo, es el
orden natural de las cosas y no tenemos que ir contra la corriente, mucho menos
intentar modificarlo.
Siempre has estado aquí y, sin embargo, solo me he sentido, siempre te veo,
pero ya no te reconozco, eres esa foto en la pared, la cual ves e intentas recordar
quién está ahí, con un rostro familiar, pero con memorias modificadas, con
recuerdos vagos de aquellos sentimientos y aquellos años, ya han cambiado al
igual tú y que yo. Te veo cada mañana en mi espejo, siempre preguntándome si
esta persona aquí enfrente se irá y espero con ansias que llegue ese día, sin
ataduras, sin rencores ni más, solo dejarte ir, dejarte llevar por el inmensurable
rio de la memoria que con cálidos brazos te espera en la puerta.
Permíteme dejarte ir, ya no te quiero más aquí, deja que él entre y camine
lentamente a ocupar ese lugar en el espejo para verte con otros ojos, para verle
y despedirle allí mismo y tal vez cuando eso suceda al fin pueda reconocer ese
reflejo, aquel que fue y ya no espera seguir siendo. A medida que pasa el tiempo
te veo y me digo que es suficiente, todo lo he dado, me agotas día a día, me dejas
sin respiración, atónito y sin conciencia, ya no espero más de ti.
Te recodaré, por supuesto, viviré con el constante pensamiento que vuelve de
ti, de lo que pudiste o no darme y de lo que pudiste o no enseñarme. Me atengo
a las consecuencias porque, aunque no lo quisiera formas parte de mí, lo sigues
siendo, aún te veo cuando incluso las luces se apagan, voy a la cama, la ciudad
está dormida y solo quedamos tú y yo, aún te escucho en mi cabeza haciéndote
presente, sí, lo sé, me he decido a que no más, dolerá, pero debo dejarte ir, eres
esa parte de mí que me ahoga y me arrastra consigo, esta vez te mueres tú solo
y no me llevarás contigo.
217 | Absolutamente Renovado
Jamko
amigo. El señor Juan, admirado decía: −Jamko, Jamko, gracias por salvarme, te
amo Jamko, y le acariciaba la cabeza, la barriga. El perro movía su cola, su
instinto animal, su cariño y amor por quien lo había cuidado.
Después la señora y los niños abrazaban al perro, le daban las gracias por ese
enfrentamiento que tuvo con la serpiente, pasaron muchos años, en los que se
dedicaron a trabajar los señores, los niños ya eran jóvenes, Gregorio se casó y
tenía su familia, seguían cuidando de su perro, hasta que llegó un momento en
que el señor Juan dejó de trabajar, quería mudarse a un conjunto cerrado, a un
apartamento pequeño, estaban analizando la vivencia con Jamko en ese lugar,
entre todos hablaron y decidieron entregarlo al vecino del lado porque ya lo
conocía, la vivienda era amplia como en la que creció Jamko, así fue, lo llevaron.
−Señor Agustín, este es mi querido amigo Jamko, lo quiero mucho, pero él
está acostumbrado a espacios grandes, yo lo vendré a visitar.
−Sí, señor Juan, yo lo cuidaré, puede venir las veces que quiera, Jamko se
movía de un lado a otro, como presintiendo lo que se venía, el señor Agustín le
daba sus alimentos, estaba muy pendiente de sus baños, lo llevaba a caminar la
calles igual que su anterior amo.
El señor Juan trataba de ir los domingos a visitarlo, el perro mostraba todo su
cariño, pero cuando se iba, salían lágrimas de sus ojos, aullaba mucho, y no
quería levantarse de la hierba, de esta manera Jamko sentía cada día más
distancia, un vacío profundo, transcurrieron meses en esa situación, hasta que
un día miércoles el señor Agustín le hizo una llamada al señor Juan, a fin de que
viniera a alimentar a Jamko porque estaba muy delgado, aullaba mucho, jadeaba,
sin ánimo de caminar, efectivamente el señor Juan atendió el llamado, cuando
llegó le agarraba la cabeza, le hablaba: −Mi amigo Jamko, levántate, ven, vamos
a la calle.
El canino movía su cola lentamente porque estaba débil, llevaba varios días
sin comer, probablemente sin dormir. El señor Juan comprendió y se sentó en la
hierba abrazándolo vigorosamente, Jamko tenía respiración lenta, sin fuerza, el
señor Juan percibió un suspiro amplio, en ese preciso instante le dijo: −Mi
amado amigo, nos vemos en el puente de arcoíris, te amaré eternamente.
219 | Absolutamente Renovado
Alas de intercambio
hechicera. Ante los ojos de Dorian es una bella mariposa hecha de luz,
juguetona. En ese momento nace algo en ella, un extraño sentimiento que jamás
había sentido, no podía dejarlo de verlo.
En ocasiones Dorian jugaba con los animales, escribía poemas, nadaba en la
cascada. Abba llegaba con tanta ilusión a casa, se sorprende de no verlo, busca
en los árboles, en la piedra, detrás de la cascada. − ¿Dónde estás? Se pregunta,
se sienta en la piedra con tristeza en su mirada, unos enternecedores pucheros.
De la nada siente que le tocan las alas, pega un brinco, su pobre corazón late
desbocado, sus ojos totalmente abiertos lo ven, asombro, miedo, alegría, que
sentir. Es la primera vez que se encuentra con un nómada, bueno en su forma
natural, es él, se dibuja una sonrisa. − ¿Así que eres tú? No entiende la pregunta
de Dorian ¿Acaso ya la había visto? −Toda mi vida he esperado este momento.
Sigue sin comprender las palabras del chico. −Pensé que era un sueño, cuando
era un niño creí ver a mi abuela con alas, saltaba desde el techo de la cabaña
creyendo que podía volar ¿Acaso me estabas esperando? Le pegunta Abba.
−Llevo muchos años en esta cascada, me reúno con los animales, es la primera
vez que veo una mariposa tan especial, tan hermosa, tan llena de luz.
Las palabras de Dorian la llenan de tranquilidad, seguridad, en una total
confianza se encuentran todas las tardes, se dedican a jugar, nadar, correr, −
¿puedo volar igual que tú?, no le quiere romper el corazón, sabe que sus mundos
son totalmente diferentes, que a pesar del cariño que ha nacido en su interior, no
podrá darle falsas ilusiones, ¿lo siento, no puedes tener alas? Esas palabras le
clavan el pecho como espada en batalla, sus frágiles ojos la mirar y termina en.
sus frágiles ojos la mirar con tal dolor que sus temblorosas piernas corren. Abba
estirando su mano, tratando de detenerlo, lo sigue hasta su cabaña, se detiene de
golpe, hay varias cabañas, nómadas de un lado a otro, cabras encerradas con
árboles pequeños.
Ya han pasado 10 días humanos, siente que lo ama, que es prohibido, no se
puede dar por ser de tribus diferentes, ¿no volverá a la cascada? ¿no lo vera más?
el sueño de Dorian es volar, Se pregunta qué hacer por él, quiere verle feliz,
estaría dispuesta hacer lo que fuese por su chico de sonrisa alegre. Se la pasa
investigando en la gran biblioteca de la vieja hechicera, alguna pócima, que le
otorgue alas a Doria, no obtiene ningún resultado, solo un viejo pergamino,
donde relata el cambio que hizo un hada por amor, entregando sus alas para
quedarse con su amado.
Ahora se pregunta si estaría dispuesta hacer lo mismo, por un lado, es la
guardiana del bosque, por el otro esta su amor. Pasan varios días, no logra dar
respuesta. Una vez más llega a la cascada, allí esta él, sentado, sin ánimos de
vivir, ya no sonríe, siente que se le desgarra el corazón, que es su culpa. La
hechicera le cuenta que detrás de la cascada, en la zona prohibida se encuentra
un árbol sin hojas, allí podrá encontrar lo que realmente quiere su corazón.
221 | Absolutamente Renovado
no lo eran todo, que juntos podían estar a pesar de las circunstancias, que lo
amaba, que la aceptará − ¿Quién eres? Repite Dorian. Antes de poder decir una
palabra, Dorian abre sus alas, majestuosas, imponentes. Abba queda estupefacta,
sin palabras. −Me las dio mi abuela, ella era un hada, se enamoró de un elfo por
ello huyó de las tribus del oeste, se refugió con los nómadas, me adoptó por
quedar huérfano.
Siente una gran alegría, puede recobrar sus alas y la sonrisa, ahora ya nada
podrá separarle del hombre que ama. Lo ve fijamente a los ojos. Se le hace
conocida esa mirada. –Dorian, soy Abba. Esas palabras lo desconciertan, no
logra entender que la chica en frente sea la hermosa hada con la que ha
compartido su anhelo. − ¿Qué te ha pasado? ¿Usas algún hechizo para verte así?
¿No te gusta cómo me veo? El aire se convierte en un manto pesado, los
animales se retiran. Es difícil verse el uno al otro sin reconocerse, los cambios
tomados por cada uno los convierten en completos desconocidos, ahora solo
cuentan con lo que sienten en sus corazones ¿Por qué lo hiciste? −Por ti. Esa
respuesta suena tan ahogada, tan desgarradora que su ser se estremece viendo el
flagelo de su determinación. − ¿Me amas? −Haría lo que fuese por ti.
Sin pensarlo Dorian la toma en sus brazos, volando hasta la guarida de la vieja
bruja, dejando un camino de lágrimas que al tocar el suelo crece de nuevo
vegetación. –Ya sé cuál será mi respuesta, devuélveme las alas y mi sonrisa. La
petición se lleva con tanta determinación que la nueva caja musical rojo fuego
se abre, toca una melodía triste. –Mi niña, esa caja es tu sonrisa, tomaste una
decisión, cambiaste por amor. Sus lágrimas se asoman. − ¿Qué deseas para que
le devuelvas su sonrisa? Se hinchan los ojos de la vieja bruja ante la petición del
chico. − ¿Qué estás dispuesto a cambiar? Abba lo detiene con un “no” rotundo.
−Mis alas por su sonrisa, la oferta es tan tentadora que la bruja extiende sus
manos en un abrir y cerrar de ojos.
La transición de hada a nómada se da al mismo tiempo en que la caja musical
se cierra dándole luminosidad al rostro de Abba. Ya en la cascada se ven
fijamente a los ojos sin decir una sola palabra, saben que los dos sacrificaron sus
sueños el otro. Se abrazan de tal forma que forman un solo cuerpo, con ojos
cerrados se besan, no se sabe cuánto tiempo transcurre. Sus cuerpos levitan, una
corriente de agua los envuelve transformando su espíritu, su alma. Dorian, el
hada del aire, guardián de la vida y los cielos, Abba, hada de fuego, salamandra
protectora. Juntos son los avatares del bosque, la unión del amor y comprensión.
223 | Absolutamente Renovado
Érase una vez un tiempo de cuarentena donde todas las personas del mundo
debían estar en sus casas dejando de lado el contacto social y previniendo el
contagio de un famoso virus que llegó de China, al que llamaron Covid−19,
quién iba a pensar que este pequeño y diminuto virus, el cual nadie
absolutamente nadie puede ver a simple vista, iba a cambiar el mundo, su
economía, sus relaciones, su sociedad. Todo dio un giro inesperado, todos
empezamos a ver una realidad social que se estaba ocultando, y no solo en el
país al que pertenezco, esa realidad es la famosa desigualdad social, sí, una
desigualdad en la que si muchos no trabajan día a día no comen, no tienen una
estabilidad económica, su calidad de vida baja considerablemente, familias
enteras comienzan a pasar hambre, a no tener un lugar en dónde vivir y como si
fuera poco a ser estigmatizados, discriminados y rechazados.
Por una parte, hay población que no entiende que si estas personas no salen
sus vidas acabarán poco a poco, porque no tienen garantías estatales para
sobrevivir dignamente, y como dice una tía “por lo menos que haya agua de
panela y pan", pero muchos no tienen acceso, ni siquiera a esto. Ahora bien, este
famoso virus ha permitido ver muchas más cosas y es aquí donde comienza la
historia de Dadi, una joven de 20 años que ha sufrido cambios en su vida y que
vive preocupada por sí misma, por su familia principalmente y por los cambios
de la sociedad.
Cuando Dadi se entera de que ese virus maligno que ha atormentado a todos
llega a su país, toma las cosas con calma, habla con sus amigos al respecto, se
ríe del tema y continúa su vida normal sin saber lo que se iba a aproximar, días
después se empiezan a disparar las alarmas por posibles contagios e inicia la
cancelación de eventos, la prohibición de visitas y el no poder salir a la calle,
Dadi toma más en serio la situación y la acepta, toma las medidas pertinentes y
se queda en casa. Su casa, un lugar en donde muchas veces no se halla y por eso
sale a caminar y contemplar la naturaleza o por el contrario va de visita donde
su primos o amigos, pero bueno, no importa, es por su bien y el de su familia
que se queda en casa.
Dadi vive con su hermano mayor y con Sara, una amiga de su hermano, sus
padres viven en otro lugar y son ellos quienes trabajan día a día para que no les
falte nada mientras estudian, las labores del hogar se repartieron y, por supuesto,
cada uno hacía sus cosas, unos estudian, otros trabajaban, todo iba bien, pero
por el encierro Dadi comenzó a extrañar todo, a su padres y amigos, el salir a la
Absolutamente Renovado | 224
calle, ir al parque, hablar con la señora de la heladería donde iba muy seguido,
esos pequeños detalles comenzó a extrañarlos y trató de encontrar compañía en
su casa, pero le fue imposible.
Con quienes vivía, andaban trabajando todo el día y en vez de crear una
relación de afecto, sucede todo lo contrario, su solución fue quedarse en la
habitación la mayor parte del tiempo, apenas salía para comer e ir al baño, su
habitación comenzó a ser el refugio de sus emociones y el lugar en el que ella
se encuentra a sí misma, aunque seguía hablando a diario con quienes quería,
seguía sintiendo la necesidad de un abrazo, de un “yo estoy para ti”, pero en
persona, ese choque emocional nunca lo había sentido.
Poco a poco seguía hablando con sus primos, comenzaron a jugar conectados
por internet, allí pasaba el tiempo libre que tenía, jugando y conversando con
otros, entre esos juegos hay uno que conecta con otras personas de todo el
mundo y es allí donde Dadi conoce a Fer un joven estudiante de otro país que
está pasando por lo mismo, se sentía igual, siempre estaba acostumbrado al
contacto con los demás, estaba estudiando para ser profesor, su pasión era
enseñar, cuando Dadi y Fer comienzan a hablar se dan cuenta de que tienen
mucho en común, que sus vidas han sido muy parecidas y cada una de sus
historias eran únicas.
Comienza una amistad, a diario hablaban de los problemas sociales, de lo que
sentían al estar encerrados y de los cambios que ha tenido cada uno. Desde la
distancia y por medio del juego, reían, cantaban y lloraban, algo raro para
quienes se conocen por este medio, pero algo único porque nadie tiene esa
posibilidad de encontrar a quien vive y siente algo parecido, Dadi comienza a
sentir compañía, tanto así, que este joven quería enseñarle a hablar otra lengua
con el fin de distraer la mente en otras cosas, poco a poco y por las
responsabilidades de cada uno, por sus estudios no hablaban todos los días, pero
esa energía de paz se sentía desde la distancia.
Algo raro sucedió y es que pasaron los días y aunque no se hablaran todo el
tiempo, cuando uno necesitaba hablar, el otro estaba para escuchar, pese a las
circunstancias, es ahí donde se crea una amistad llena de energía algo empática.
Esa conexión aún sigue viva y se han convertido en los mejores amigos, eso sí,
Dadi no cambia a sus amigas de siempre a quienes han dedicado tiempo para
ella y con quienes se conecta de manera única, con ellas mensajea a diario otras
veces hacen videollamada y están pendientes una de otras.
La vida de Dadi continúa, sigue en su habitación leyendo, jugando y hablando
por celular con las personas a quien más quiere, pero nuevamente vuelve a
sentirse sola, esa necesidad de afecto y de que alguien esté ahí con ella, sigue
distrayéndose de día, pero sintiendo vacíos de noche, a diario realiza sus
actividades académicas y responsabilidades, los fines de semana optó por salir
225 | Absolutamente Renovado
un poco de casa, iba donde sus primos quienes viven apenas a unas casas, allí
preparaban comida, jugaban, pintaban y pasaban tiempo juntos, distraía la mente
por un rato, pero al regresar a casa nuevamente sentía una energía negativa, aún
necesitaba algo, habla con sus padres a diario, pero se da cuenta de que le
preocupa la situación en la que se encuentran, necesita de ellos ya que estaba
acostumbrada a verlos muy seguido, Dadi busca soluciones, no quiere dejarse
llevar por las emociones negativas, pero se da cuenta de que es buenos sentir
vacíos para soltar, aunque es complicado y siempre se confunde con lo que
realmente siente.
Poco a poco la relación en su casa mejora con su hermano, pero por otra parte
no se siente muy cómoda con Sara, quizás es una energía por la situación del
momento, pero se da cuenta días después de que hay algo más y que Sara está
ocultando algo y ha cambiado su forma de ser por algo que aún no entiende y se
da cuenta de que es solo con ella, aunque Dadi intenta no prestar atención a eso,
sigue sin salir de su cuarto y es consciente de que eso no está bien, pero tampoco
es capaz de hablar porque sabe cuál sería la reacción de Sara, sí, es algo así como
un miedo por lo que pueda pasar, así que decide dejar las cosas así y trata de
liberar esas tensiones realizando actividades que despejan su mente, comienza a
pintar, a escribir y a meditar, empieza a descubrir nuevas habilidades que tenía
guardadas, finalmente trata de no dejarse llevar por lo malo, porque sabe que
eso la puede afectar peor y ya bastante tiene con la soledad.
En medio de tantas cosas Dadi busca donde refugiarse y sabe que tiene adonde
ir, pero no le gusta escapar de sus problemas, prefiere enfrentarlos, pero su
necesidad de afecto la invade y es ahí donde decide irse donde su “tía mamá”,
así le decía a la hermana de su mamá quien la ha ayudado siempre y le ha dado
afecto en días grises, ella necesitaba ese abrazo incondicional que le permitía
sentir más seguridad, eso sí, Dadi al salir fue muy precavida y caminó por varios
minutos hasta llegar a ese lugar que le cambió su estado de ánimo, en ese abrazo
se sintió el amor que necesitaba desde hace casi dos meses, ese día fue mágico
para ella y lo aprovechó al máximo porque sabía que debía volver a casa para
estar con su hermano, ese último abrazo en la tarde tuvo una lágrima de
satisfacción de saber que por fin tuvo lo que anduvo buscando durante tantos
días, una lágrima que liberó ese sentimiento de soledad que estaba reprimiendo,
es así como Dadi regresa a casa llena de energía positiva y entusiasmo para
continuar la cuarentena.
Luego de esto tuvieron más visitas por parte de su tía mamá, quien iba en su
carro únicamente a darle ese abrazo semanal que ambas necesitaban y es así
como Dadi logra superar la cuarentena con lo que necesitaba y le hacía falta, eso
sí, su habitación sigue siendo ese lugar de encuentros emocionales, de tristezas
y alegrías, de encuentro personal y de aventura, poco a poco la relación con Sara
fue mejorando, se dieron que no tenía sentido estar enojadas y así la convivencia
Absolutamente Renovado | 226
En la búsqueda de la trans−realidad
Universo trans−verso
C uando me aprendí todas las respuestas, me cambiaron las preguntas, así que
decidí jamás responder y empezar a sentir, a vivir. Al tener que abrir los
ojos en el despertar de la vida me encontré dormido, era el momento del parto,
uno de los momentos más importantes de mi vida, definitivo realmente, me
quedé dormido, mi mamá pujaba y los doctores continuaban su trabajo cual
sinfonía armónica con trompetas que anunciaban mi llegada, y yo como la tuba
desafinada que sin miedo y sin prisa en cada resoplido parecía que aún el
despertador de la existencia individual no me sonaba.
Mientras atravesaba el túnel hacia la luz, parecía que saliera como en un
tobogán, aunque arrullado estuviera con tanto movimiento, al parecer a mi sueño
me aferraba, una hora más tarde, después de complicar un poco las cosas, la tuba
disonante se unió a la filarmónica de la vida, aún dormido, dos palmaditas del
doctor bastaron para iniciar, solo con unas tonalidades que le anunciaban a mi
mamá el estado de mis pulmones y la vida en mí. Así comenzó mi viaje en este
plano: con los ojos cerrados y soñando mientras me deslizo sutilmente a la luz
de la manifestación. Como condición para el resto de mi vida, seguí buscando
esa fluidez de la confianza dada, aunque la rigidez de las creencias que nos
construyen un cubo quisiera albergarme en su frío sótano.
Al mirar atrás solo pienso en la actividad constante sin reposo orientada por
un hilo firme y flexible que inicia con una dirección y se expande infinitamente
hacia muchas otras, casi sin comprender por nuestras mentes lineales, tan
imperceptible por el espacio temporal que ocupa el principio y el final de
pequeños ciclos que componen importantes saltos cuánticos, siempre vemos los
finales de esos grandes ciclos, es lo que se muestra como “realidad” frente a
nosotros y en su evidencia, con sutileza anhelamos y sin paciencia
emprendemos.
El cambio es inminente, en resistencia o fluidez ¡Sucederá! De acuerdo a
nuestras creencias o desfasado de ellas ¡Sucederá! decidiéndolo o no ¡Sucederá!
Con serenidad o ansiedad ¿Adivina qué? ¡Sucederá! Porque cuando pensamos
en el cambio mismo, él ya está sucediendo, es como si nosotros reaccionáramos
a él con un concepto preexistente de él mismo, son esos pequeños ciclos
moviéndose e incitando a lo nuevo, teniendo en cuenta siempre el valor
asociativo de la experiencia.
Absolutamente Renovado | 228
cuando llega a la luz se encandila de tal manera que los ojos y la cabeza duelen,
y cuesta mucho adaptarse, aunque al final lo haces y ves colores jamás antes
percibidos.
En este punto tengo claro que también era mi resurgir desde lo auténtico, era
mi luz incandescente, era mi caos: luz y oscuridad, el poder transicional. El caos
no conoce de binarismo, solo es, dentro de nosotros existe un mundo sistémico
lleno de caos, teniendo en cuenta que no representa desorden, porque tiene un
objetivo en lo caótico percibido desde nuestra perspectiva universal. Por otro
lado, desde la perspectiva trans−versa comprendemos de la existencia del caos
en la vida misma y lo integramos, aquí no existen hilos conductores, luces de
faro, ni nada parecido a lo lineal, solo el maravilloso fluir desde lo divergente,
lo trascendente y muchas veces pensado desde lo impensado. Lo que viví fue la
implosión pura antecesora del big bang de mi expresión real.
Mientras sucedía el principio de mi tránsito de género, mi esposa, quien
decidió acompañarme en esta aventura, transitaba conmigo desde su universo,
teníamos un hilo trans−verso que nos unía a los dos. Yo bajé la guardia, insistí
en buscar empleo como docente, pero por mi apariencia no era tomado en serio,
no importaron mis títulos ni mi experiencia, el mundo de la empleabilidad me
excluyó. Intenté con empleos diferentes que no exigieran contacto con personas
externas a la empresa y también requerían menos estudios; sin embargo, no lo
conseguía, no querían contratarme, aunque nadie se atreviera a decirlo. Ante
toda esta dificultad, mi esposa tomó la decisión de guiar el barco en las aguas
tormentosas, viviendo entre las dificultades económicas y emocionales, entre la
ilusión y la desesperanza, fueron momentos desafiantes que pusieron a prueba
nuestra unión.
Un año antes de todos estos eventos, Angelly, mi esposa, inició una empresa
de recreación, ella posee una gran experiencia en esta área; sin embargo, como
la empresa era tan joven, requería tiempo en capacitación y entrenamiento de
recreadores y además de ello exigía inversión, capital con el que no contábamos.
Ella en algún momento pensó en abandonar la empresa para buscar un ingreso
fijo, pero acordamos que así no debía ser, que era necesario poner todos nuestros
dones en ella, así yo estuviera a medias en mis tensiones caóticas.
Para lograr equilibrar esta situación, o por lo menos, sacar la cabeza de la
tierra, mi mamá tomó un contrato como asesora pedagógica e hicimos el trabajo
juntos, el caos empezaba a tomar forma, empezaba a ser comprendido por mi
observador, aunque lo más duro estuviera por venir. Cuando cumplí mis 35 años
estaba con las heridas abiertas, enfermo de un virus que me tenía aislado y
enmudecido. Dos días después, tomé la decisión clara de manifestarle al resto
de personas que no reconocían mi decisión de transitar de género, unos me
apoyaron, otros simplemente callaron, y yo, estaba sencillamente feliz, como si
235 | Absolutamente Renovado
U na de las cosas que todos criticaban en una amplia oficina, era el hecho de
que tuviese un baño pequeño, el cual solo tenía capacidad para una persona.
Aquello, sin embargo, era el motivo por el cual Miguel metido ahí en ese instante
estaba agradecido. Respiraba con dificultad y dolor de cabeza viendo hacia el
espejo. Aquel padecimiento poco le dejaba distinguir con detalle el estado de su
rostro, pero en su interior imaginaba que no tendría un aspecto para nada grato,
por causa del estrés por el que pasaba.
Daba gracias por la privacidad que proveía aquel pequeño baño, porque de una
manera u otra, nadie más podría irrumpir a advertir su aspecto, el cual
demandaría explicaciones que Miguel no estaba dispuesto a dar. Aun cuando
tuviese el derecho de negarlas, sería incómodo que se repitiera una y otra vez la
misma pregunta: − ¿Estás bien? Aquella reflexión le hizo preguntarse: ¿Estaba
todo bien en la vida de Miguel en ese instante? Era obvio que el hecho de que
su reflejo en el espejo se advirtiera borroso, no era una señal para nada buena,
pero al parecer el sentido en el cual se hizo esa pregunta, iba mucho más allá de
una falta de visión clara.
Abrió la llave del lavamanos con algo de dificultad y empapó su mano derecha.
Sintió algo de frescura por esa extremidad. La sacudió para escurrirla y dejar
que solo unas pequeñas gotas quedaran sobre esta, para así de esa forma pasarla
por su frente. Como un intento de relajación, buscando recuperar la nitidez de
su visión. Fue en vano. Aquello hizo que Miguel despidiera un bufido de
resignación. Luego dejaría escapar un suspiro y cerraría sus ojos, para así de esa
forma no afrontarse con la realidad de lo que estaba viviendo. Tenía nublada su
visión. No sabía cómo escapar de aquello que lo acorraló contados minutos atrás.
Aunque de repente vino a él un aliento de soberbia que le permitió erguirse. Se
llenaba de valor a medida que daba un prolongado respiro.
−No todo es mi culpa, pensaba mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción.
Como si aquello lo estuviera convenciendo de que tendría una posibilidad de
salirse con la suya en medio de esa situación.
Sin embargo, aunque estuviese ya erguido y con el gesto de su boca relajado,
todavía conservaba los ojos cerrados. Volvió a humedecer y sacudir su mano,
para pasarla una vez más por su frente. Como si de aquello fuese a surgir un
milagro que le devolviera la nitidez de su vista. Abrió los ojos y nuevamente el
terror le embargó el corazón. Miguel, a pocos centímetros del reflejo de su
rostro, el cual de seguro en la mañana pudo advertir claramente, en ese momento
237 | Absolutamente Renovado
no lograba detallarlo. Aquello hizo que ese pequeño aire de soberbia que lo
estaba reconfortando, se esfumara de nuevo. A pesar de querer ser voluntarioso
en medio de su mala situación, no había en su mirada cambio alguno.
Se volvió a encorvar y la angustia regresaba a su mente. La respiración se le
cortaba y perdía la noción del tiempo. No recordaba si quiera hace cuánto estaría
en esa posición. De seguro no tardarían en tocar la puerta. Para ese entonces, ya
la privacidad que le ofrecía el pequeño baño no sería suficiente para evitar la
pregunta que evadía: − ¿Estás bien? La verdad es que Miguel no llevaba ni tres
minutos en el baño. Tiempo ni siquiera suficiente para que extrañaran su
ausencia en la oficina. Era el estrés lo que le daba la sensación de estar viviendo
una tortuosa eternidad en ese pequeño y atrincherado espacio.
No era la ceguera lo que lo tenía así. Había sido la manera en como su jefe
hacía unos minutos lo confrontó dentro de su despacho. Aquello había sido
porque Miguel no respondió de la manera como se le indicó en un importante
proyecto. Miguel era mercadólogo, empleado de una agencia especializada en
marca personal, en la cual venía trabajando desde hacía más de un año. Estaba
agradecido con ese lugar, debido a que venía de una temporada extensa sin
empleo. Sin embargo, aquello no era el foco de su carrera que más le apasionaba.
A Miguel le gustaba más trabajar en marca comercial, pero no había logrado
conseguir trabajo en eso, por lo que supuso que su empleo actual podría ser un
escampadero a sus afanes económicos.
Aquella posición estresada y encorvada en el baño, la cual se acentuaba por su
aparente ceguera, indicaba que de escampadero no tenía nada. Al parecer el tener
dinero en ese momento no significaba mayor cosa. Recordó aun con los ojos
cerrados y con el corazón cada vez en un latir más rápido, las últimas palabras
de su jefe. De hecho, había recordado con lujo de detalle el desarrollo de toda
esa incómoda reunión. En el momento que se adentraba en la oficina de su jefe.
Miguel detectó que algo no olía si quiera bien en ese sitio. Había como era de
costumbre los mismo cuatro cuadros, imitaciones de Jackson Pollock que había
adquirido en la salida del museo principal de la ciudad y que mandó a enmarcar
para que se advirtieran algo más genuinas. Algo curioso para Miguel, pero lo
cual nunca se atrevió a mencionar.
El escritorio, de madera prefabricada y color blanco, bastante minimalista,
propio de los mercadólogos de esa época, se veía lleno con las mismos adornos
y carpetas, que con el paso del tiempo Miguel ya imaginaba que eran parte de la
decoración, porque permanecían inmutables en ese lugar. − ¿Me llamó jefe?
Preguntó con algo de timidez Miguel. No tenía una percepción de lo que le
esperaba en ese preciso instante. Pero algo si advirtió extrañado, su jefe se había
dado cuenta de su ingreso a su oficina, pero prefirió no prestarle atención por
unos extensos y tensos segundos, como si esperara que diera el primer paso en
señal de sumisión. En el interior de Miguel había rabia por la forma en que era
Absolutamente Renovado | 238
tratado. Tenía una vaga una idea de lo que podría tratarse todo, pero aquello lo
replicaba en su mente, convenciéndose de que su record de éxitos en la empresa,
lo hacía merecedor al privilegio de no ser reprendido por un error.
Absurda arrogancia la que crecía en el interior de Miguel, a la cual tuvo que
ceder en ese momento a casusa del abrumador silencio de su jefe. Su pregunta
en tono tímido, empoderaba una sonrisa socarrona que Eduardo dibujaba a
medida que giraba su silla y posaba su atención sobre él. –Siéntese, Hernández,
le dijo por su apellido. En el acostumbrado trato informal que su jefe siempre le
daba, eso denotaba un inmenso disgusto. Eduardo era una persona bastante
jovial y relajada con la manera de dirigirse a las personas. Frente a Miguel, la
mayoría de las veces era: −Migue, viejo Migue, Miguel, entre otros distintivos
de confianza con alguien con ese nombre, pero por primera vez en su paso por
esa empresa, era Hernández,
Aquel llamado hizo que un temblor en las piernas le dificultara el sentarse a
Miguel, pero lo logró con algo de orgullo que se guardaba, de tal forma que el
tempo para acomodarse, fue ralentizado para no dar seña a su jefe de que estaba
asustado. Absurda arrogancia que buscaba refrenar los temblores de las piernas
del empleado en ese momento. La habitación olía a pánico, el cual era expedido
por la mirada tiesa de Miguel, como si estuviera en constante expectativa de una
acción o gesto abrupto y descontrolado de su jefe. Cuando se sentó
completamente. Eduardo desdibujó su sonrisa socarrona y se dirigió de nuevo
al computador para abrir en pantalla completa un correo que en algunos apartes
tenían palabras en mayúscula y negrilla, como si el remitente buscara dar a
entender de manera evidente, que se encontraba disgustada.
Giró un poco el monitor para que quedara en una posición más cómoda de leer
para Miguel. −Lea esto, por favor, le dijo en tono tosco, algo poco acostumbrado
en Eduardo, especialmente en su trato hacia Miguel. El joven aún más asustado,
tragó saliva y sin siquiera ver a los ojos a su jefe, dirigió su mirada a la pantalla,
como si aquello le diera descanso de tener que ver la expresión de aquel hombre
que se sentía bastante molesto.
Estimado Eduardo,
Lamento tener que escribirle en estos términos, pero a decir verdad
me siento decepcionada de los resultados finales de la campaña que
llevaron a cabo para la reestructuración de mi marca personal. Desde
hace cuatro meses nos reunimos con su empleado, quien por puro
desánimo no quiero ni nombrar, para establecer los tres valores que
distinguirían la personalidad que quería exponer. En un principio lo vi
algo convencido de tenerlo claro, pero la verdad a medida que me daba
entregables y exponía el trabajo desarrollado, me daba cuenta de que
no era lo yo quería. A pesar de manifestarle mi inconformismo y
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un tono que seguramente empatizaría con el nicho nuevo al que ella pretende
llegar. No se desvía de la misma intención que ella nos compartió desde un
principio. Se vio interrumpido por la mano levantada de su jefe. Aquello
provocó más miedo que disgusto a Miguel. −Usted me está recitando un libro
de mercadología y marketing contemporáneo, le dijo con tono sarcástico.
−No niego que conozca de eso muy bien, pues jamás pondría en duda su
brillantez profesional. Sin embargo, no estamos vendiendo el producto de
Maribel, es ropa que a la larga se vende por la subjetividad del consumidor
mismo. Estamos vendiendo a Maribel, quien claramente se identificó con unos
valores Hernández, algo que usted desconoció y que justifica con sobradez el
disgusto de ella. Si usted me dijera que es una persona audaz y yo expongo su
imagen como alguien recatado ¿Cómo se sentiría? Miguel no tenía como
controvertir aquello.
−Imagino que su silencio me da la razón, dijo con aire triunfal. −Sé que lo
suyo es la marca comercial Hernández, pero ese no es el foco de negocio por el
cual usted fue contratado. Le sugiero que se adapte o de un paso al costado.
Cierre la puerta al salir. Lo último lo dijo mientras se giraba al computador.
Había sido como un portazo en toda la cara a Miguel, quien no daba crédito a lo
que escuchaba en ese momento. Absurda arrogancia apaciguada completamente
en aquel joven mercadólogo. Aunque pensaba, mientras se ponía de pie con
menor dificultad que la que le tomó sentarse, que no podía creer que su jefe le
pusiera sobre la mesa la posibilidad de renunciar.
Ambos puños golpeando el mesón del lavamanos fue lo que lo trajo de
inmediato al pequeño baño que le ofrecía privacidad en ese momento. Los ojos
aún cerrados y en esa oportunidad apretados por la rabia. Podría salir de ese
lugar y no solo eso, sino que también de esa empresa para nunca más volver.
Adiós al arrogante de Eduardo y a la bruja de Maribel. Era en lo que pensaba,
que le permitía un poco relajar los ojos y de paso esbozar una sonrisa.
Nuevamente un aire de arrogancia le permitió erguirse con la respiración un
poco más calmada.
Repitió el ritual con su mano derecha en el agua, para así refrescar sus ojos
que se sentían un poco fatigados de tanto mantenerse cerrados. Los volvió a abrir
y se dio cuenta que ni siquiera veía con claridad. No había cambio alguno en la
manera como se advertía su rostro en el reflejo del espejo. Incluso hasta alcanzó
a pensar que podría estar peor. Cerró los ojos antes de que el terror lo volviera a
agobiar y golpeó el mesón del lavamanos de nuevo con ambas manos. Aquella
que estaba humedecida todavía, resonó un poco más. Pero tal era su rabia, que
ni dolor sentía en eso.
−Si tan solo hubiera escuchado a Maribel y sus tres valores, se dijo así mismo.
Como si el disgusto en ese instante fuese con él y no con su jefe, ni con ella.
241 | Absolutamente Renovado
Una decisión tan simple en un momento tan decisivo podría haber cambiado el
curso de las cosas. No habría invitación de renuncia, ni mirada borrosa, ni una
tortuosa privacidad este absurdo y pequeño baño. Vino a su mente aquel día. Un
viernes en la tarde hace aproximadamente cuatro meses. Un dolor y un momento
de desgane por lo que hacía, era lo que ocupaba la cabeza de él en ese momento.
Lo suficiente para no escuchar tres simples valores, en tres sencillas palabras,
que habrían cambiado el curso de lo que vivía.
− Eso sería básicamente lo que el nombre de Maribel tiene que expresar. Me
he dado cuenta que hoy día lo importante son las personas y sus historias, decía
con algo de risa la extravagante diseñadora que tenía un tono algo pasivo y
arrastrado, lo cual arrullaba a Miguel en vez de captar su atención. Aunque eso
sí se los dejo a ustedes. Yo solo me encargo de diseñar prendas.
Aquello desprendió una risa concertada entre los que estaban en aquella mesa
de reuniones del estudio de Maribel. Había presentes por un lado de la ovalada
mesa, él y Eduardo, mientras que por el otro solo se encontraba sentada a la
asistente de Maribel, pues la extravagante diseñadora no podía evitar moverse
por todo el salón para poder expresarse con comodidad. Era una actitud que poco
ayudaba a Miguel a concentrarse. Después de todo, no le gustaba mucho la idea
de ayudar a una diseñadora como ella a desarrollar una campaña para mejorar
su marca personal. No creía que se había formado lo suficiente para terminar
haciendo algo que consideraba tan poco relevante.
Solo un vaso de agua que llenaba constantemente con una jarra llena, le
permitía mantenerse en movimiento y así no quedarse dormido. La luz del ocaso
del sol, que le entraba de frente en el ventanal que estaba de espaldas de Maribel,
además de la hora y el tono arrullador de la anfitriona, lo tenían completamente
adormilado. Su cabeza estaba más en las cosas que se propondría a hacer en el
fin de semana, que en enfocarse en un trabajo el cual no le apasionaba del todo,
para una mujer que no le era del todo grato y en un área como la moda, que no
le llamaba la atención para nada. −Mari, la verdad me parece espectacular esa
identidad que acabas de exponer, le decía con el acostumbrado tono cordial que
siempre usaba Eduardo en su relacionamiento con los clientes.
Miguel se preguntaba si eso siempre era genuino o si simplemente era una
manera en cómo él se vendía para empatizar con sus clientes. Imaginó que no
había tampoco un tipo de interés más allá del profesional, pues era un hombre
feliz y lealmente casado, además, porque aquella extravagante mujer no
despertaba ningún tipo de atractivo, no por lo menos al parecer de él. Seguía
pensando en esas vanas reflexiones que no le apoyarían de mucho. Solo percibía
un ruido de fondo en medio de esa sala de reuniones, en la que seguramente los
otros integrantes de la reunión disertarían sobre otros parámetros trascendentes
del proyecto que se proponían en ese momento. Aquellas reflexiones sobre
Absolutamente Renovado | 242
intrigas y supuestas motivaciones del trato tan afable de su jefe con esa extraña
cliente, lo hicieron recordar a su ex novia.
Su nombre era Lucy, una mujer atractiva y divertida, que había cautivado por
esos dotes la atención de Miguel, pero en fuerte contraste con eso, estaba el
hecho de que no era lo que se consideraba como una buena mujer. Era feliz
burlándose de él y sus sueños, poco era el apoyo y consuelo que encontraba a su
lado, su trato hacia los demás era despectivo y, por si fuera poco, tenía la
sensación de que su tendencia a coquetear con otros, no solo se detenía en una
mirada o comentario pícaro. Todavía le hacía algo de mal pensar en eso. Lo cual
sumado a los somnolientos factores a los cuales poca afrenta le daba, hacían
desviar su atención por completo de lo que acontecía en esa reunión. Solo hubo
un momento que logró despertarlo de ese trance y fue la pronunciación reiterada
de su nombre. Al parecer era Eduardo quien lo evocaba.
−Puede estar tranquila en que Miguel hará un estupendo trabajo, era al parecer
la conclusión de toda una premisa que él desconocía. Aquello dejó fuera de base
a Miguel. Ya no eran las intrigas absurdas y exageradas de sus pensamientos, ni
la nostalgia algo abrumadora en torno de Lucy lo que tomaba protagonismo en
su cabeza. Al parecer todo consistía en tratar de descubrir sobre en qué haría él
un estupendo trabajo. –Sí, claro, respondió él un poco condescendiente,
buscando no hacer quedar mal a su jefe.
Aquello al parecer fue percibido por Maribel, quien no se mostró muy
convencida de su tono. Era como si supiera que él no había puesto cuidado en
nada de lo que ella había comentado. Nada más acertado a la realidad. −Creo
que lo apropiado es que arranquemos esto de una vez para tener la campaña
completamente montada en cuatro meses, dijo Eduardo en ese momento. Ese
asunto tampoco dejó del todo cómodo a Miguel. Tendría que hacer una campaña
para alguien que no le agradaba, en un mercado que nada le llamaba la atención
y, aparte de todo, en un tiempo bien apretado. Pasó saliva con un sorbo de agua
que terminaría lo que quedaba de su vaso. Absurda arrogancia la que provocaba
su ego. Por más de que se sintiera en desventaja para la ejecución de ese
proyecto, Miguel no dejaría pasar la oportunidad de sorprender una vez más a
su jefe y de lucirse como acostumbraba a hacerlo.
Se enderezó para mostrar seguridad en su aceptación.
−Claro que sí, respondió con más firmeza en esa oportunidad. Estaré al tanto
de eso rápidamente y de seguro tendremos una gran campaña montada para
dentro de cuatro meses.
Decirlo con tanta seguridad no hacía que sonara más real para Miguel, pero al
parecer surtió efecto en el semblante de Maribel, quien cambió para bien la
manera en cómo le venía observando.
− Eduard, espero que tú también estés involucrado, le dijo un tanto coqueta.
243 | Absolutamente Renovado
Aún estaba el problema con su jefe, también estaba el problema con Maribel,
aún estaba lo que iba a disponerse a hacer, una vez volviera a ver con claridad.
Imaginó que ya estarían angustiados por su ausencia, pues aquella eternidad se
hacía cada vez más extensa. La verdad, Miguel no llevaba ahí más de cuatro
minutos. Absurda arrogancia que empezó a tocarle de nuevo las fibras de sus
pensamientos. Puesto que imaginó que la culpa no era de él, sino de su jefe que
lo había embarcado en un segmento de su profesión, que desde un principio le
había aclarado que no era de su preferencia. De nuevo sus pulmones se
hincharon y su tronco se erguía con soberbia. Para él era evidente el momento
en que todo empezó a marchar mal.
Era lunes en la mañana en plena reunión de inicio de semana. La planeación
de cómo iban a operar los proyectos en los próximos días, era algo muy
importante para Eduardo. Podría aplazar cualquier cosa o evitar compromisos
en ese momento, pero era casi vital, reunirse con su equipo a primera hora del
lunes. Miguel apenas llevaba un par de meses en esa empresa. Había sido
contratado como apoyo a algunos proyectos de marca comercial que era lo que
le gustaba, pero al parecer el rumbo y foco de negocios de su jefe, era más
encaminado a la marca personal. Se sentía un poco incómodo cuando le tocaba
asumir ese tipo de asuntos, aunque poca era su queja, ante la posibilidad de
devengar lo que durante mucho tiempo no había devengado.
Miraba las imitaciones compradas en el museo principal de la ciudad de los
cuadros más emblemáticos de Jackson Pollock, lo que le generaba un poco de
gracia, puesto que los enmarcaba de manera bastante sofisticada. Imaginó que
el marco sería más costoso que el mismo afiche de la obra. Aunque no se sentía
en confianza para bromear con eso. También había advertido que el escritorio
de Eduardo se encontraba atafagado de carpetas. Aspecto que nunca cambiaba
en las pocas veces que había visitado ese lugar.
− Muy buen trabajo Miguel, su jefe mencionaba palabras que a aquel
mercadólogo lo cautivaban. Para él era como si su razón de trabajo en ese lugar,
fuera escuchar a su jefe pronunciarlas. Cada vez era más común, por lo que no
le importaba el foco del trabajo principal de esa agencia, siempre y cuando él
fuese la estrella.
− Es todo un gusto jefe, le contestó con falsa humildad.
Aquello no se advertía, puesto que tanto el jefe como sus compañeros sonreían
por la actitud que prestaba Miguel ante la situación. Felipe era el empleado más
antiguo de aquel equipo. Un joven bastante hacendoso y apasionado por el foco
de negocio al cual el jefe de ellos se dedicaba. Sin embargo, su talento no era
tan grande como el de Miguel, por lo que le costaba destacar más.
245 | Absolutamente Renovado
−Sin embargo, debo decir algo frente a este segmento que has estado
manejando, le dijo un poco serio Eduardo en ese momento. Miguel imaginó que
las noticias que venían no serían para nada alentadoras.
− No creemos que vaya a tener mayor auge, comentó algo pesaroso. Considero
que tu talento nos puede hacer mucho más bien en el segmento de marca
personal. Es lo que más se mueve y siéndote sincero, creo que es la manera de
crecer más en la agencia.
Aquello no era lo que Miguel temía. Por un momento imaginó que fuesen a
desistir de ese segmento que a él le gustaba. Por otro lado, aquello parecía una
invitación casi forzosa a que asumiera el segmento que no le llamaba para nada
la atención. Básicamente estaría estancado si seguía haciendo lo mismo que
hacía hasta ese día.
−Te gustará manejar marca personal, le dijo Felipe. Aquel compañero de
trabajo de Miguel, era lo contrario a él, mostraba un verdadero interés por las
personas y procuraba el hacer un buen trabajo, antes que destacar.
Para Miguel abandonar lo que lo apasionaba no era tan sencillo. Pero el hecho
de estar en un escenario en donde no pudiese destacar, parecía suficiente
motivación para dejar lo que realmente le gustaba. Absurda arrogancia de aquel
joven mercadólogo. Prefirió la fama por encima de su pasión, pues en su interior
no imaginó que aquello trajera cambios sustanciales en su vida que lo fueran a
perjudicar.
−Podemos mirarlo jefe, le dijo confiado de tomar la mejor decisión.
Eduardo lo miró algo extrañado.
−Pensé que lo ibas a pensar más, dijo finalmente.
Miguel quedó asombrado ante la respuesta de su jefe a su decisión. Imaginó
que su mayor deseo sería que él estuviera en ese segmento, por lo contrario,
advirtió que lo que buscaba era una decisión bien pensada y sensata.
−No tienes por qué decidir hoy, le complementó al ver el tímido silencio de
Miguel. Era como si prácticamente le leyera la mente.
Miguel intentó relajar el rostro para no mostrar duda. Algo en su interior buscó
tomar aire y hacerlo retractarse de su decisión, pero a la larga su arrogancia
triunfó. No iba a quedar mal ante su jefe, estaba dispuesto a darle gusto para
seguir destacando y de esa manera ascender cada vez más en la agencia. Recordó
en ese instante las palabras de su novia Lucy. Las cosas no andaban muy bien
con ella, pero siempre lo impulsaba a que en cualquier lugar donde estaba y
cualquier cosa que se propusiera tenía que ser el mejor.
−No se preocupe jefe, dijo confiado y con el pecho hinchado. Estoy dispuesto
a medírmele a lo que sea.
Absolutamente Renovado | 246
cuando rompió con Lucy lo había hecho de esa manera. Recordó entonces su
tiempo de mayor frustración, aquella temporada en la que no había empleo, fue
en ese tiempo cuando lloró de la manera en como lo hacía en ese pequeño baño.
−Lloré por no tener y ahora por tener lo equivocado – pensaba en medio de su
desconsolado llanto, ya no le importaba que le tocasen la puerta, sabía que sería
en vano ocultar que algo pasara. La verdad es que Óscar no llevaba ni cinco
minutos en ese lugar. Para él nada había cambiado. Se trataba entonces del
mismo llorón, al que nada en su vida lo tenía contento. Ya no tenía a quien culpar
y maldecir. Solo a él, únicamente a él mismo podría culpar. Cuando las lágrimas
bajaron, se atrevió a abrir los ojos. Le ardían producto del llanto, pero pudo ver
con algo de tranquilidad que su rostro se advertía con más nitidez que antes.
Miguel no temió en ese momento, razón por la cual no cerró los ojos de nuevo.
De repente, recordó a quien más culpar. Aquella persona que ya no hacía parte
de su vida y que por motivos erróneos lo impulsó a destacar. Se trataba de su
exnovia Lucy. Absurda arrogancia la de Miguel, que no le permitía hacerse
responsable de sus decisiones, sino que incasablemente, buscaba culpables con
quienes poder reposar sus remordimientos.
−No puedo creer que en serio lo estés pensando, era la chillona y a veces
irritante voz de Lucy la cual lo reprendía por una reciente declaración. Miguel
se encontraba en el sillón más grande de su sala mirando hacia abajo. Estaba
achantado por lo que estaba ocurriendo. Lucy por su lado permanecía de pie y
lo señalaba con severidad, buscando hacerlo sentir peor de lo que estaba.
Resulta que recién le habían comunicado a Miguel que fue seleccionado para
ocupar un nuevo puesto de trabajo en una agencia de publicidad que se
encontraba en pleno ascenso. Una noticia que cualquier desempleado tomaría
con suma alegría, pero existía un motivo por el cual él no se sentía en completa
paz con aquello.
−No es tan sencillo, Lucy, le dijo con la mirada baja todavía.
Lucy torció los ojos y se tomó la cabeza.
−Miguel, dijo con total impaciencia. Llevas dos años sin un empleo fijo. Te
sale una gran oportunidad y de repente piensas si es o no el camino que debes
tomar ¿Qué es lo que ocurre contigo?
Miguel seguía manteniendo su rostro hacia el suelo. Era como si le tuviese
miedo a su propia pareja. Algo extraño, pero le incomodaba tener que
confrontarla. −No manejan principalmente el segmento de negocios que me
gusta de mi carrera, dijo todavía con tono quebrado y tímido.
− ¿Y qué pasa? Preguntó desesperada. Miguel, este es un mundo duro, las
personas no tenemos siempre la libertad de hacer lo que nos gusta. Muchas veces
tenemos que elegir lo que nos toca. Métete eso en la cabeza de por Dios.
Absolutamente Renovado | 248
Aquel joven mercadólogo suspiró con algo de dolor frente a ese comentario.
Era cierto que las condiciones laborales no eran las mejores por esos tiempos,
de hecho, rara vez lo eran. Entendía la angustia de su novia, al ver que durante
dos años él nunca tuvo la posibilidad de acceder a un empleo. De repente algo
le hizo levantar la mirada. Lucy se había puesto de rodillas.
−Piensa en nosotros mi vida, dijo con tono sumiso, algo raro en ella. Si
queremos juntos un futuro, tenemos que empezar a producir. Por favor, no dejes
pasar esa oportunidad.
Miguel estaba sorprendido al ver la postura de aquella mujer como nunca. Era
extraño encontrarse en una posición de superioridad frente ella. Absurda
arrogancia la de aquel joven, pues aun cuando hacía unos instantes estaba
rendido y quizá convencido de algo, sentirse poderoso en ese momento, lo hizo
cambiar su perspectiva. Ya no era el novio tonto y débil. Era el hombre capaz
de definir el destino de aquella relación, con el solo hecho de tomar una decisión.
Sería un cambio para bien, era lo que pensaba en ese preciso instante ¿Qué
podría salir mal?
−Está bien amor, dijo con una sonrisa de convicción, la cual tornaba el rostro
de Lucy en algo esperanzador. Tienes razón. Debemos pensar en nuestro futuro
y hacer sacrificios, aceptar este trabajo de seguro nos hará bien como pareja.
Lucy se puso de pie rápidamente y jaló de los brazos a Miguel para que hiciera
lo mismo. Sin duda estaba dichosa de la decisión de su novio. Aquello
simplemente alimentaba el ego del muchacho, puesto que se sentía como quien
orquestaba la dicha de la mujer que tantas veces intentaba dominarlo. Era como
si tuviese una falsa sensación de control sobre ella. Al estar juntos de pie se
besaron. Por un buen rato se alejaron de aquella decisión que él estaba a punto
de tomar. Nada podría salir mal. Aceptaría el trabajo, crecería como profesional
y viviría por siempre con la mujer que amaba. Sin duda alguna, aquello iba a
representar un cambio para bien.
Ya no fue un golpe lo que lo regresó al baño, sino una leve risotada al
reflexionar en lo incrédulo que había sido en aquel momento que recientemente
recordó. Si tan solo no hubiese escogido aquel empleo en lo que no le gustaba,
no se hubiera sentido presionado por su ego de enfocarse en un segmento que le
era indiferente, evitando así asumir el liderato de un proyecto al cual ni cuidado
puso, haciendo que aquella escena en el baño nunca hubiera pasado.
Fácil era pensar en ese pequeño espacio, que una pequeña decisión, que un
pequeño cambio, generaría algo exponencial en su vida, lo suficientemente
fuerte para evitar estar a portas de sucumbir en la pena de otra temporada de
desempleo. En esa oportunidad no fue agua la que derramó en su mano, sino que
tomó unas toallas de papel para secar las lágrimas que dejó escapar instantes
atrás. Para Miguel habrían sido varios minutos ahí encerrado, lo que le hacía
249 | Absolutamente Renovado
Era una mujer algo mayor, aunque todavía se mostraba atractiva y elegante.
Tenía un gesto sobrio bastante intimidante, pero no era suficiente para que su
empleado bajara la cabeza. Se impacientaba al escuchar las necias réplicas de
Miguel. Pasaba una y otra vez saliva con tragos bastante pesados, en aras de
buscar calmarse y no dar una reacción de la cual se pudiese desencadenar una
afrenta más pesada.
−Somos contratados en muchas ocasiones, para hacer ver al cliente lo que
realmente necesita, dijo con tono condescendiente Miguel.
Aquello hizo que la elegante mujer empezara a perder la paciencia. Sentía que
su empleado le estaba hablando prácticamente como par y no respetaba para
nada la autoridad que ella ejercía. Miguel al percibir el silencio de ella,
simplemente se recostó en su asiento y suspiró con gesto de desconcierto. Como
si estuviera mostrando una molestia por la manera en que su jefe estaba
reaccionando ante la situación. Absurda arrogancia la de aquel joven y
hacendoso mercadólogo. Había finalmente colmado la paciencia de la que tanto
se había revestido Esperanza en todo ese tiempo en la oficina.
−Retírese Hernández, le dijo cundida de ira. No pienso discutir lo que debo
hacer en mi agencia o no con mi empleado.
Aquello fue como un dardo directo al corazón de Miguel. Por un momento
llegó a sentir que el miedo lo estaba empezando a embargar, pero el orgullo
nuevamente le ganó. Recordó en ese preciso instante los consejos de su novia
Lucy, quien siempre le decía que él era la estrella de aquel lugar y que, sin duda
alguna, debía hacer respetar su criterio por encima de los otros, aun si eso incluso
le exigiese pasar sobre su jefe.
−Pienso retirarme, Esperanza, le dijo con tono agresivo.
Aquello dejó perpleja a la elegante mujer, quien con los ojos abiertos estuvo a
punto de reprender la irreverencia del tono de su empleado. Sin embargo, al
ponerse de pie y darle la espalda, la desarmó por completo.
−Pero retirarme de esta agencia, dijo con tono odioso y sin verla a los ojos. No
pienso estar más en un sitio en donde se menosprecia mi talento y mis
capacidades. Por lo que me iré y estoy seguro de que se arrepentirán por la forma
en la que me trataron.
Miguel esbozó una sonrisa pícara sin dejar que se viera. Avanzó lentamente a
la puerta, esperando que su jefe le rogase por el comentario que había dado hacía
unos pocos segundos. Absurda arrogancia la de aquel joven, que lo hizo perder
de vista lo que realmente era importante; que no le permitió agachar su cabeza
en un momento crucial de su vida.
−Hernández, dijo con tono apacible, lo cual por un segundo llenó de sentido
de victoria a Miguel.
251 | Absolutamente Renovado
Mi primer viaje
ra una chica “de casa”, no tenía casi amistades, interesada por el mundo de
E los libros, y de las aventuras que ellos plasmaban. Además de la cartografía,
los puntos rojos en los mapas de viajeros, curiosa de los destinos de viajes en
páginas de internet, o turismo. Imaginaba en mi habitación cómo sería una
escapada de fin de semana, o un viaje de unas semanas, Pero solo era eso, una
utopía que quería algún día vivir, eran sueños, intentos.
Un día, de repente seguí mi corazón, decidí viajar sola, tomar mi mochila con
un par de prendas que no hicieran mucho peso, mis audífonos, un par de zapatos
que me sirvieran para todo terreno y contra todo tipo de comentarios, críticas e
historias terribles de mujeres que caminan solas por calles y ciudades
desconocidas, en contra de mis miedos, emprendí mi camino hacia un nuevo
destino.
Tomé un avión que me llevaría a Perú, un lugar mágico con muchos lugares
ancestrales que valía la pena conocer. Estaba nerviosa lo admito, era la primera
vez que salía del país sin conocer a nadie ni saber exactamente que me
encontraría, aunque hubiese investigado un poco acerca de los destinos que
conocería. Al llegar al país, hacía frío, era un día con cielo nublado y una
temperatura baja a la que no estaba acostumbrada. Desde ahí fue toda una
aventura.
Llegué al hostal, en el que me hospedaría, me quedé asombrada de su
arquitectura moderna, desde el lugar de recepción hasta las habitaciones
evocaban una combinación entre lo cultural y vanguardista. Me sentía
verdaderamente emocionada de haber encontrado un lugar así mientras
caminaba por las calles de Lima. La habitación era realmente sencilla, sus
paredes blancas rústicas en combinación de colores azules y amarillos,
decoración con toques culturales que evocaban tranquilidad y descanso.
Al revisar mi itinerario de viaje, descubrí que no tenía un lugar fijo a donde ir,
así que debí organizar todo de nuevo, solo contaba con poco presupuesto así que
solo podía incursionar por algunos lugares mágicos de este país, por ejemplo,
Lima, Machu Picchu, y Cuzco. Estando en este último lugar, recorriendo sus
calles y llenando mi cámara de recuerdos, conocí en una de las más
impresionantes catedrales coloniales, mientras admirábamos su infraestructura,
a un grupo de chicas que también viajaban de otros países para conocer Perú,
ellas mochileras, me contaron sus interesantes anécdotas de cómo sin miedo a
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nada y con la libertad que las distinguía entre la multitud de turistas, viajaban
por todo Suramérica, dos de ellas eran argentinas, otra colombiana, y la más
joven de todas, Rebeca de Bolivia.
Cuatro chicas con las que iniciamos nuestro camino hacia los más
espectaculares lugares como San Blas el barrio “Bohemio” de Cusco, mercado
San Pedro, donde recibí de regalo una fruta típica La Lúcuma, cultivada desde
la época prehispánica, de sabor agradable, recorrer estos puestos, hacía que el
viaje valiera la pena, por su amabilidad, y sobre todo el respeto merecido a la
labor de cada mujer que se encontraba ahí, sus telares también eran realmente
impresionantes, ver cómo los tejían con esa dedicación y experiencia
enmarcando cada secreto ancestral transmitido de generación en generación.
Pasamos al hostal donde nos hospedaríamos esa noche, nos sentamos en las
mesas que se encontraban fuera de este para tomar unas chelas, como le dicen
en este país, y hablar de cada aventura que habían vivido estas chicas por cada
país, por ejemplo, Rebeca contaba cómo se había quedado encerrada en el baño
de un restaurante en Uruguay, que estaba a punto de cerrar y nadie la escuchaba
gritar que le abrieran, solo una hora después se percataron de su presencia, esto
nos hizo la noche, entre más anécdotas. Seguía Leyla de Argentina, contando
cómo participó de un ritual indígena al que ella le había interesado por cómo se
llevaba a cabo, y cómo estas bebidas la hicieron alucinar a tal punto que creía
que no escaparía de las visiones que esa noche la envolvían.
Diana, nos contó el primer día que se tiró de un Bongee jumping en San Gil,
Colombia, no quería soltarse de su guía, hasta que él le dijo una mentirilla que
suelen decir para poder hacer perder el miedo, soltándose, sintiendo como su
caída libre hacía que su vida cobrara sentido, y cuantos rezos de arrepentimiento
daría a cada dios del que se acordaba, cerrando sus ojos, sintió cómo casi toca
fondo y volviendo a volar una vez más hasta detenerse, viendo de cabeza el río
que corría por ese lugar. Entre historias pensaba cuan maravilloso hubiera sido
poder contarle una de mis grandes hazañas, o tal vez lo mágico de un lugar
recóndito conocido, pero solo podía escuchar asombrada cual niña le cuentan
sus cuentos favoritos. Así se iba haciendo cada vez más tarde, hasta que el
cansancio y el sueño nos invadía.
Al día siguiente, salimos juntas hacia el mítico Machu Picchu, para conocer su
majestuosidad y sentir desde lo alto la energía que emana sus tierras, y la historia
que cuenta cada detalle de este auténtico lugar. Sentada, admirando a lo lejos el
Cerro Huayna Picchu, pensaba cuanto había cambiado de perspectiva mi vida,
este día tomé otro rumbo, abriendo mi mente a nuevas experiencias, perdiendo
la timidez, permitiendo descubrir otras personas que me enseñarían cosas
hermosas de la misma vida, y de lo maravilloso que era vivir en piel propia cada
fotografía plasmada en papel. No podía creer cuanto me estaba perdiendo por
haber creado de mi miedo un gigante, pero esta vez logré cambiar esa realidad,
255 | Absolutamente Renovado
por una en la que yo era más fuerte que él, llevándolo de la mano para lanzarnos
juntos a nuevas aventuras y mis nuevas amigas entre abrazos dándome ánimo a
continuar.
Al descender, nos dimos cuenta que este sería nuestro último destino juntas,
de aquí cada una tomaría un rumbo diferente, era hora de volver a casa. Me llevé
cada recuerdo plasmado en fotografías, cada sonrisa de mis nuevas amigas, cada
pedacito de historia que contaba cada lugar recorrido, cada comida exótica con
sabores picantes, su clima, su compañía, sus habitantes, la amabilidad de sus
mujeres. Desde aquí descubrí que quería seguir recorriendo el mundo sola,
porque en el camino me reencontré conmigo misma, me reconstruí, y sobre todo
me di la oportunidad de conocer otras personas, otras culturas y con cada una
abriendo camino para otra experiencia en otro destino, aquí descubrí que mi
norte sería el sur.
Absolutamente Renovado | 256