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Por,

Johana Velásquez Villa


ENSAYO SENTENCIA C-467/16 (Bonificación)
BIENES

El lenguaje, un instrumento para comunicarse con la administración y


solicitar justicia.

Las palabras forman distintivos para representar la realidad, describen, crean


y ostentan inmenso poder. Al punto, de afectar directamente el tipo de
experiencia que crean. Cuando utilizamos estas o aquellas palabras, estamos
abriendo el baúl emocional que habita en nosotros.
De tal forma que el resultado de lo expresado, también debe tener en cuenta
ciertas características; no todo lo que se dice debería ser asumido de una
forma literal, pues hay variaciones lingüísticas y ubicaciones depende del
contexto en que nos situemos para ese momento.
Así pues, debe tenerse en cuenta que la correlación entre las palabras y la
realidad es convencional, de modo que son los acuerdos sociales tácitos los
que determinan el vínculo entre los signos lingüísticos y la realidad que
señalan.
“las palabras constituyen símbolos para representar la realidad”. Asumiendo
la representación de esa realidad desde un punto de vista jurídico, ya habiendo
indagado con anterioridad el propósito del leguaje a nivel universal, es
coyuntural evidenciar el objeto de la especialidad que nos atañe, la justicia.
El lenguaje jurídico por sí mismo, le da un estatus primordial al ser humano,
que vive en sociedad y por ende figura la dependencia de todos como parte de
un todo, tanto así que la concepción de ser humano se toma gracias al
contacto con los demás, y todo lo que esto acarrea; la recepción de valores,
los diferentes comportamientos sociales y las normas que nacen de tales
actuaciones implícita o explícitamente.
El lenguaje jurídico entonces, se ratifica como requisito fundamental para el
hombre que vive en sociedad y que advierte de este lenguaje para
comunicarse con la administración y solicitar justicia.
No obstante, en la rama jurídica también se presentan multiplicidad de
temáticas que incurren en un debate lingüístico, como ejemplo de ello
traeremos a colación la sentencia “C-467/16 DEMANDA DE
INCONSTITUCIONALIDAD CONTRA EL CODIGO CIVIL-Exequibilidad de la
categorización de los animales como bienes muebles o inmuebles por
destinación.
[L]Sala concluyó que, ni desde la perspectiva de los efectos simbólicos, ni
desde la perspectiva de los efectos jurídicos del Derecho, la categorización de
los animales como bienes muebles o como bienes inmuebles por destinación
contenida en los artículos 655 y 658 del Código Civil, infringe la prohibición
constitucional de maltrato animal”.

La cita de la sentencia anterior, permite analizar la trascendencia del


lenguaje; pues en solicitud a una jurisprudencia constitucional
equitativa y responsable, se insta un control de constitucionalidad de
definiciones legislativas, su alcance y sus límites, en el ejercicio del
control de constitucionalidad sobre el empleo de la palabra.
El llamado circunda en que el lenguaje sea susceptible de inducir una
afectación negativa o un detrimento en las condiciones de vida de los
animales. Puesto que estos también tienen derechos, no son simples
objetos. Categorizarlos así, seria desconocer la terminología de
semovientes a cabalidad, sus derechos básicos y todo lo contenido a en
esto. Si bien, no son sujetos de derecho y carecen de personalidad
jurídica, no los hace menos importantes para la constitucionalidad de un
país; categorizarlos como objetos, seria constreñir el entendimiento
fascinante que tiene la diversidad natural; se ocasionaría sin duda un
distanciamiento con la naturaleza y la conciencia ecológica.
Posteriormente, una vez explícita la viabilidad y el alcance de la polémica
constitucional, se debe establecer la importancia de los mandatos
cuestionados, y en este caso, si la calificación de los animales como
bienes, era apartar la orientación ecológica de la Carta magna.
Sin ser extremistas y para tranquilidad de un colectivo, la propuesta que
definitivamente fue admitida, no se asentaba en vetar que los animales
quedaran comprendidos en el régimen civil de los bienes, al contrario,
germina de manera importante que tuvieran “reconocimiento de su
verdadero estatuto y su estado de seres sintientes en todos los
escenarios, incluido el civil”.
Cabe resaltar que la determinación legal de los animales como bienes
muebles o como bienes inmuebles por destinación no hace parte de un
discurso expresivo o aclaratorio que tenga por objeto definir el status
filosófico de los animales, al contrario de esta proposición se ratifica
como una definición simplemente pactada, operante y de origen
habitual, que apunta a precisar el alcance que se les otorga a las
expresiones “bien mueble” y “bien inmueble” en el contexto de la
legislación civil.
Pues, aunque rebasa en el escenario ya trazado, quede la constitución
se deriva un deber de protección a los animales en su condición de seres
sintientes; además de esclarecer que las descripciones, definiciones y
precisiones constitucionales, no son estériles, se puede decir que
consiguen ser controladas, siempre y cuando estas sean subyacentes a
los mandatos de la carta política.
uno de los magistrados intervinientes en el análisis, cotejo y con
aclaración de voto frente a la demanda de inconstitucionalidad contra
el código civil c-467/16, fue la magistrada Gloria Stella Ortiz “Como seres
sintientes, resulta irrazonable que el ser humano no les prodigue un
trato decente y no tome en consideración sus intereses”.
Lo anterior, argumentando evidencia que “no cabía hacer un análisis en
torno a la pretensión del actor conforme a la cual los animales son
titulares de derechos y sujetos de protección constitucional contra toda
forma de maltrato, por cuanto las normas acusadas contienen una
regulación de carácter civil, definitoria, orientada a establecer las
condiciones en las cuales los animales pueden ser objeto de relaciones
jurídicas, pero no disponen nada en relación con el tratamiento que
deban recibir ni con las obligaciones que, de otras normas, se derivan
para todas las personas como consecuencia de la proscripción del
maltrato animal”.
Su interpretación, y su propuesta, que sobre estos seres sintientes se
constituyan derechos reales, y se ejecuten ejercicios propios del tráfico
jurídico, también y de forma lógica deja esbozado que, la condición de
seres sintientes no puede ser apartada del resto del ordenamiento, pues
es una pieza fundamental para su percepción, sentido e inclusión.
“Fundamentalmente porque el Código Civil, a pesar de las
transformaciones evolutivas, es una norma antigua, cuya interpretación
debe acoplarse a las nuevas tendencias y a la propia Constitución”.
En conclusión, la integridad del ser humano, ha permitido otorgar una
disposición especial a los animales, que no son solo objetos de
utilización, aprovechamiento y disfrute, ya que, aunque sean parte de
actos y negocios jurídicos, son seres sintientes que merecen un
miramiento determinado diferente a la que corresponde a un objeto
inanimado.

Bibliografía

• https://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2016/C-
467-
16.htm#:~:text=Se%20reputan%20inmuebles%2C%20aunque%2
0por,que%20puedan%20separarse%20sin%20detrimento.

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