INTRODUCCION En el presente ensayo se intentará hacer un desarrollo al tema del tema “derecho natural”, teniendo como principal referencia los modelos iniciales que se obtuvieron a partir de Aristóteles y Tomás de Aquino. Tan sólo a partir del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, estuvo ocupada en su gran mayoría por el positivismo jurídico. Solo a partir de la segunda mitad del siglo XX este positivismo empezó a perder su posición dominante para ceder su turno a nuevas teorías del derecho que pretendían explicar de una manera más completa y precisa el fenómeno jurídico. Debido a la necesidad de entender al ser humano como un ser con naturaleza propia ha surgido la necesidad de “completar” o “contraponer” al modelo positivista con un modelo ius naturalista, el positivismo tuvo una especie de crisis que esto significó, por tanto, la renovación de una idea de antigua y reconocida tradición: la existencia de una serie de exigencias jurídicas anteriores e independientes de cualquier hecho social, la existencia de una especie de derecho distinto. DESARROLLO En la filosofía contemporánea se ha optado por continua por develar el concepto de derechos naturales, sin embargo ha existido u8na resistencia por utilizar el concepto de “derechos naturales”, por lo que se ha optado por el concepto de “derechos humanos”; y sin entrar en la discusión del origen de lo anterior a ello han creado una nueva expresión: derechos humanos o derechos del hombre. Más allá de la discusión acerca del origen histórico del concepto de derechos humanos, pero al menos coinciden en esta anterioridad e independencia de la norma positiva, de la razón y la voluntad humana y, por tanto, se constituyen en un criterio del juicio de corrección del derecho positivo. Quizás se deba lo anterior por la necesidad del hombre a lo largo de su historia por convencerse a sí mismo que es un ser único en la naturaleza y que las leyes “naturales” son aplicables de forma distinta al resto de la fauna en el planeta donde coexiste. Ahora bien, una pregunta fundamental a considerar es ¿Qué tan alejado está el ius naturalismo del positivismo?”, cuando tratamos de formar conceptos totalmente heterogéneos resulta casi imposible hacer una aseveración final ya que dichas exigencias reclaman, por su misma naturaleza, su positivización, es decir, la inclusión en los diferentes y disímiles ordenamientos jurídicos vigentes, no porque requieran de ello para su existencia (los derechos naturales y los derechos humanos existen con independencia de su positivización), sino porque si el ordenamiento jurídico vigente ha de tener cierta unidad y completitud debe reconocer y concretar estas exigencias, para saber cómo y bajo qué condiciones pueden ser realizados en cada situación particular y concreta, y cómo pueden ser mejor garantizados y protegidos. La concreción de estas exigencias es una necesidad intrínseca al concepto de derecho natural/derecho humano porque él mismo exige su realización plena y efectiva, y ello solo puede hacerse (irónicamente) a través del derecho positivo, que delimita el derecho para hacerlo exigible de una mejor manera en las circunstancias concretas. Cuando tratamos esta conversión histórica del modelo positivo al naturalista (o inclusión), entonces estamos tratando con una positivización de los derechos humanos, cuyo término suele ser redundante puesto que el derecho se adjudicó únicamente hacia y desde el ser humano, sólo hasta hace unas pocas décadas se incluyó el resto de los seres vivos dentro de la ciencia jurídica. Esto da lugar al concepto de derechos fundamentales. Estos son derechos positivos que reconocen exigencias de derechos humanos incluidas en el ordenamiento jurídico-positivo de una comunidad política determinada, y ello por su expresa disposición o querer. Ahora bien, no todos los derechos naturales deben estar expresamente reconocidos por el derecho positivo, pues hemos dicho que su existencia no depende de este reconocimiento, pero sí es verdad que hay ciertos derechos naturales que son tan importantes para toda comunidad política y para su viabilidad y persistencia, que difícilmente pueden ser excluidos del catálogo de los derechos fundamentales, es decir, podemos aceptar que hay derechos que son inherentes al ser humano. Existen también otros que están sujetos a la contingencia histórica y que quizás sólo sean válidas en su momento cronológico del derecho. CONCLUCIÓN En la actualidad es verdad que el derecho positivo ha sido totalmente reformulado para tener una mejor o más amplia comprensión del derecho aplicado al ser humano, con sus complejidades históricas acarreadas tal vez como un “lastre”, pero que sin embargo la explicación del derecho natural como origen del derecho humano no deba confundirse con la intervención de lo moral, debido a que se quedaría demasiado corta y además muy ambigua esta noción del derecho natural, convirtiendo a los jurista entonces en “moralistas”, lo cuál en mi humilde punto de vista sería algo peligroso inclusive, ya que el poder de decir que está “bien” y lo que está “mal” queda en manos de unos pocos con la ventaja de una posición sobre la sociedad, cuando es la misma sociedad la que dictamina mediante el uso y la costumbre (en una primera instancia) el verdadero comportamiento que se acepta en los márgenes legales de dicha población y que efectivamente termina por ser contingente al momento histórico del que se trata, entonces es así como se puede realizar nociones de derechos naturales, derechos humanos y derechos, poniendo como critica personal, al derecho positivo como un andamio en el cuál el derecho humano o “derecho natural”, de una forma casi totalmente contingente actuará en voz de la necesidad del ser humano que habita cierta sociedad en cierto momento histórico de la ciencia jurídica. REFERENCIAS - Eduardo García Maynes (México 2004), Introducción al estudio del derecho,Editorial Porrua 57ª edición.
- CARBONELL, Miguel. Sobre el concepto de jurisprudencia en el sistema