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ASIGNACIÒN Nº 4

Forma de penetración Imperialista, Mecanismo de dependencia


económica y tecnológica, Repuesta del Socialismo.

Profesor:
Licdo. Augusto Molero

REALIZADO POR:
Arteaga José
CI: 19.438.680
Malavé Jesús
CI: 16.571.824
Pérez José
CI: 14.818.651
Prado Jesús
CI: 10.061.066

El Tigre 31 de Enero de 2023


INTRODUCCIÓN

El continente americano específicamente al Sur ha vivido


cambios políticos, los cuales han sido de aspecto positivo y
negativos causando transformaciones en la manera de dirigir
una nación, basados en la doctrina socialista, bajo el lema
de justicia social e igualdad de los pueblos, los cuales
según el capitalismos y las grande elites imperiales han
tenido sus grandes diferencia ya que ambas poseen corrientes
de ideologías distintas por ejemplo: El Socialismo no apoya
al capital privado debido a que no es justicia social gozar
de bienestar individual por la explotación y manejo de los
mercados, por otra parte el capitalismo si apoya al capital
privado a efectos de que puedan ampliar sus mercados, reducir
costos y aumentar la productividad, por lo cual según el
socialismo esto pueden ser de amenazas para la economía de
una nación. En este trabajo de investigación veremos la forma
de penetración del imperialismo en la economía, los
mecanismos de dependencia económica, tecnología y la reacción
del socialismo.
La congregación de capital ha dado lugar a grandes
monopolios que absorben sectores enteros con todo ello se
formará lo que se conoce como una cadena imperialista. Es
decir, una jerarquía entre las distintas potencias cuyos
enlaces de alianza y dependencia se establecen según la
fuerza política y militar y según el capital que poseen.
FORMAS DE PENETRACIÓN IMPERIALISTA EN LA ECONOMÍA.

Formas de ejercer el imperialismo económico

Inversión extranjera directa:

El país “A” realiza una importante inversión en el país


“B”, por ejemplo, en una obra de infraestructura. Pero a
cambio quizás solicitará un permiso para establecer una base
militar en el territorio de “B”. En armonía mediática,
incorporan al escenario de la “guerra de humo” a otro actor:
el imperialismo estadounidense, el cual (afirman) representa
una amenaza para la estabilidad nacional, para la democracia
y para el “exitoso” transitar de la revolución socialista
anti-imperialista apartada (al mejor estilo cubano de antaño)
del desarrollo capitalista, en una negación de la ortodoxia
que sostiene sobre la necesidad de su existencia para crear e
impulsar desde su seno una revolución de enfrentamientos sin
confrontaciones; amenaza que de ser cierta ya hubiese
recibido el rechazo natural y automático (sin presiones
coercitivas) del valiente pueblo venezolano. Sea propicio
señalar, que el término imperialismo utilizado en la
actualidad hace referencia a las “potencias” que actúan bajo
el mandato del capital (expansión mundial de los
oligopolios), a efectos de ampliar mercados, reducir costos y
aumentar la productividad en evidente desmedro de las
medianas y pequeñas empresas domésticas y del aparato
productivo nacional, causado especialmente por la remisión de
utilidades de las inversiones extranjeras incorporadas al
fluir de la economía; contexto donde desaparecen las guerras
inter-imperialistas (mencionadas por Lenin) y el antagonismo
económico entre grandes naciones con alarde militarista, para
dar paso a una mayor asociación económica entre capitales de
distinto origen en torno a un patrón mundial de consumo
flexible y producción variada de indiscutible penetración
global que continua afectando (como en el pasado) las
oportunidades de comercio internacional (y de desarrollo
económico-social) de aquellos países, que como Venezuela, no
han logrado superar su condición de exportadores de materia
prima. Tal situación no implica, de forma alguna, que estén
amenazados por una “ocupación territorial imperialista” que
pueda poner en riesgo la continuidad del capitalismo mundial
ante una absurda “invasión” a cualquier país dentro del
bloque de economías en vías al desarrollo; más aún cuando las
nuevas potencias que se están incorporando con liderazgo al
comercio global (con evidentes recursos naturales y
militares) como es el caso de Rusia, China, India, Brasil y
Sudáfrica muestran una próspera clase capitalista local con
ansias de presencia y participación activa a nivel del
comercio mundial.

Venezuela, luego de eliminar la autonomía del Banco


Central (2005) a los efectos de facilitar la intervención
(sin control) del Ejecutivo Nacional por la vía de un gasto
público populista financiado con dinero inorgánico, ha
configurado una nueva década perdida (2005-2015) que ahora
coincide (para males mayores) con un acoplamiento del mercado
petrolero mundial y una reducción del precio (por un lapso
indeterminadamente largo) en más de un 50% (se profundizará
ante la reincorporación de Irán), que para nuestro país
equivale, casi linealmente, a una disminución superior al 55%
en el ingreso de divisas, siendo que se requiere una cifra
aproximada de US$ 80.000 millones para mantener un
“funcionamiento” promedio anual (en 2015 ingreso un 39% de
ese monto); con la catástrofe que implica ello para su
indeseable economía de puertos que se ha sostenido en el
tiempo gracias a la presencia de un “imperialismo amistoso”
históricamente estadounidense (reciben más del 30% del total
exportado), ahora complementado con el imperialismo chino en
conjunto con el trueque latinoamericano (petróleo por comida)
apuntalado por un desorden macroeconómico asociado a una
ineficiente referencia ideológica, que ha contribuido a
malversar durante el “proceso” (1999-2014) más de ¡US$
850.000 millones de ingresos petroleros! a lo cual deben
sumarse unos US$ 205.000 millones por concepto de deuda
(externa e interna), pero igualmente “restarse” un monto
superior a US$ 300.000 millones que se “fugaron” luego de
instrumentarse en 2004 el control de cambio, lo que
referencia, sin duda alguna, que ese mal proceder contó con
una manifiesta complicidad y tutela corruptiva.

El imperialismo, fase superior del capitalismo es un


libro escrito por Vladímir Lenin en 1916.

En él, Lenin explica que la época del capitalismo de


librecambio toca su fin. Acompañado por múltiples datos y
estadísticas de la época, describe cómo en los países más
adelantados (fundamentalmente Gran Bretaña, Alemania y los
Estados Unidos de entonces), la concentración de capital ha
dado lugar a grandes monopolios que acaparan sectores enteros
de la producción. Esta parte es continuación de las tesis de
Marx en cuanto a las leyes de concentración de capital.

Los capitalistas han dejado de ser competidores anónimos


dentro de un mercado desconocido y la libre competencia se ha
trasformado en su contrario. La competencia en la nueva época
del capitalismo, se da ahora en unas condiciones nuevas en
las que solo los grandes monopolios pueden competir entre sí.
El estado ha dejado de ser propiedad de toda la burguesía
para pasar a estar controlado solo por los sectores
monopolistas de la burguesía. El estado sirve ahora solo a
los capitalistas dueños de grandes monopolios. De tal manera
Lenin desarrolla el punto de vista de Marx más allá de lo que
aquel pudiera haber hecho, dado que el fenómeno de los
monopolios se da a partir de muy a finales del siglo XIX.

Lenin expresa en esta obra los rasgos fundamentales de


la época del imperialismo.

El imperialismo se caracteriza por los siguientes rasgos


fundamentales: El elevado desarrollo de la producción
capitalista se ha concentrado en unos pocos grandes
monopolios y este fenómeno puede observarse (entonces y hoy
en día) en todos los países. Unas pocas empresas controlan
cada sector (telefonía, transportes, etc.) frente a los
rasgos iniciales del capitalismo (donde en cada sector
competían muchos pequeños productores).

El nuevo papel de los bancos y la fusión de estos con el


capital industrial llevan a la formación del capital
financiero y al poder de la oligarquía financiera. Los bancos
ya no son pequeños prestamistas. Los volúmenes de capital en
liza son tan grandes que su actividad se vuelve
imprescindible para la producción. Aún más, la información y
la capacidad de incidencia que tienen los bancos los
convierten en un centro decisivo (y decisorio) para la
economía de cada país.

La exportación de capital adquiere una gran importancia


respecto a la exportación de mercancías, característica de la
fase precedente. Esto facilita la penetración y el expolio de
las grandes potencias contra los países menos desarrollados.

La formación de asociaciones de capitalistas


internacionales que se reparten el mundo, y la terminación
del reparto territorial del mundo entre las potencias
capitalistas más importantes. En la época del librecambio, en
el siglo XIX, las burguesías de los distintos países buscaban
nuevos países para obtener más materias primas y nuevos
mercados donde colocar sus mercancías. Dicho proceso ha
terminado. El mundo se ha repartido territorialmente de forma
completa y concreta. Esto obliga a cualquier potencia a
desplazar o someter a otros países (o a otras potencias) si
pretende obtener más materias primas o ampliar su mercado. Y
si no lo hace las que sí lo hagan se acabarán haciendo más
poderosas.

Con todo ello se formará lo que se conoce como una


cadena imperialista. Es decir, una jerarquía entre las
distintas potencias cuyos eslabones de alianza y dependencia
(o sometimiento) se establecen según la fuerza (política y
militar) y según el capital que poseen. Para poder competir y
desarrollarse cada potencia se ve sometida al papel que ocupa
en dicha cadena. Dadas estas condiciones el sistema político
que prevalece es un sistema imperialista, propio de aquellas
potencias que se colocan a la cabeza para dominar al resto de
países a costa de someterlos de una u otra manera.

MECANISMO DE DEPENDENCIA ECONÓMICA Y TECNOLÓGICA.

La soberanía tecnológica se puede definir como el


derecho y el deber de una nación de dominar sus medios
tecnológicos a tal punto que no puedan ser controlados de
manera injerencista por otros intereses ajenos al bienestar
de su desarrollo y con el mismo adelanto de la ciencia y la
innovación, los procesos de avance de una sociedad que una
vez dependieron en gran parte del capital humano y el trabajo
manual, hoy en día se asocian cada vez más a una cultura
tecnológica capaz de abarcar cualquiera de sus esferas. Es un
fenómeno que cruza fronteras y por el carácter tan variado
que posee, engloba a personas de distintas profesiones.

En Venezuela, actualmente, el desarrollo tecnológico es


una realidad en el país, vinculado a un elemento importante
que se beneficia, participa y apropia de los conocimientos:
el pueblo. La política de Estado en materia tecnológica está
estrechamente ligada al Poder Popular, y a la necesidad de
dar acceso a oportunidades que en otras épocas estaban
disponibles para un grupo reducido.

La producción de software y hardware en Venezuela se ha


priorizado en los últimos años con la utilización cada vez
mayor de esa tecnología en el país. Las nuevas políticas
incluyen al desarrollo e investigación de soluciones con
software libre.

A continuación los antecedentes:

El software libre y el código abierto: Los sistemas


Microsoft y Apple contra los sistemas del proyecto GNU y el
sistema Linux.
El hardware libre: El esquema de hardware de cualquier
dispositivo es de acceso público.

Infraestructuras autónomas.

Características esenciales.

Informática libre y abierta: se usa tanto el software


libre como privativo pero de una forma muy medida.

Auto-organización horizontal: se caracterizan por


metodologías de trabajo y democracia interna tendentes a la
horizontalidad, donde las jerarquías se atenúan o desaparecen
por completo.

Resiliencia: No solo se benefician de la autonomía


política, sino la capacidad de robustez y recuperación de
cualquier perturbación. La soberanía tecnológica se puede
comprender como un conjunto de fuentes de perturbación bien
sea decisiones geopolíticas, arbitrariedad de corporaciones
privadas, sectores monopolizados, etc.

Características deseables.

Economía social: la soberanía tecnológica va unida a


fórmulas económicas no centradas en el beneficio monetario
directo, sino a financiaciones colectivas con crowdfunding,
acuerdos de apoyo mutuo, contraprestaciones con trueque o
monedas sociales, etc.

Economía local: se busca reducir las dependencias


exteriores y se dedican en sus procesos de aprovisionamiento
en cuanto a las necesidades geográficas próximas.

Además las naciones, hoy día, no suelen invadirse


mediante conflictos armados, sometiéndolas y haciéndoles
perder su soberanía e independencia.

Hay una nueva estrategia más sutil que sí que hace que
muchas naciones, entre ellas Venezuela y España, hayan
perdido, desde hace muchos años su soberanía e independencia
porque dependen de otras naciones para poder sobrevivir.

No nos estamos refiriendo a ser productores y


exportadores de crudo, caso de Venezuela. España,
desgraciadamente no tiene ese bien tan preciado. Nos estamos
refiriendo, por tanto, a la carencia de tecnología propia que
presentan nuestras mutuas empresas, las cuales, en su mayoría
se dedican a ser representantes de una determinada firma
extranjera, que se sienten orgullosos con fabricar bajo
licencia, que son meros intermediarios entre esa empresa
extranjera y el cliente nacional (típico caso de la industria
naval española, de ahí su crónica enfermedad que la está
llevando, poco a poco a su desaparición.

Pues bien, entrando en cifras, vemos que el pago de


royalties o licencias, por parte de empresas españolas a
empresas extranjeras, se ha duplicado en los últimos siete
años pasados y eso, naturalmente, es “sangría de divisas”
pero no parece preocupar demasiado a los responsables de
ello. ¿Para qué investigar si ya lo hacen otros? Es más
fácil, pues eso, ser mero intermediario y cobrar comisiones,
pero ni se arriesga nada ni se calientan la cabeza ni
invierten en eso que se llama INVESTIGACIÓN MAS DESARROLLO (I
+ D), pero claro está, para investigar hay que arriesgar e
invertir, por lo que deberíamos decir: INVESTIGACIÓN MAS
DESARROLLO MAS INVERSIÓN (I + D + I).

Lo que sí es cierto es que España paga un montante que


se aproxima a los 1.719 millones de Euros, por depender
tecnológicamente de naciones como Alemania, Francia, Italia,
EEUU, Japón.

No conocemos cuanto paga por este concepto Venezuela,


pero el mantenimiento y tecnología de sus principales
industrias depende de otras naciones. Lo hemos vivido ahí, en
Punta Cardón, ni más ni menos que en esa petrolera de PDVSA.
Hemos convivido con los técnicos que han coincidido con
nosotros durante nuestra estancia ahí. Ellos trabajando para
PDVSA, nosotros trabajando para el sector público naval
venezolano.

Somos defensores de que el concepto de Competitividad


Empresarial, no consiste en acudir al respectivo mercado con
los mejores precios. Eso, se da en mercados, donde la
utilidad del bien o servicio que se vende no tiene valor
añadido propio o es escaso. Pero cuando tiene una calidad
específica muy determinada, tal cual es la producción de
derivados y refinados del crudo, esa “guerra de precios” ya
no tiene validez.

Así, repetimos, en mercados, donde la tecnología y la


calidad es fundamental ese concepto ya no es válido. Es
competitiva aquella empresa que es capaz de afrontar su
mercado y sobrevivir en él, ofreciendo a su cliente
tecnología de punta y calidad total. En definitiva, está en
condiciones, en todo momento de satisfacer la necesidad, cada
vez más exigente que le requiere su cliente y lograr dársela,
causándole, plena satisfacción y fidelidad a la empresa.

Por tanto, Innovación Tecnológica Constante (KAIZEN) y


Calidad Total, son los dos pilares básicos sobre los que se
basa, hoy día la Competitividad Empresarial de las empresas
que concurren a este tipo de mercado. La “Guerra de Precios”
ha sido desplazada, en el campo de la Competitividad
Empresarial, por la “Oferta Constante de Nuevas Tecnologías,
Calidad Total”. Dicho de otra manera: ES MAS COMPETITIVA
AQUELLA EMPRESA QUE LOGRA, EN TODO MOMENTO, SATISFACER,
PLENAMENTE, LAS NECESIDADES DE SU CLIENTE Y LE TIENE,
PLENAMENTE SATISFECHO.

RESPUESTAS DEL SOCIALISMO.

El socialismo es un sistema de organización económica y


social que se basa en el control de los medios de producción
y del patrimonio público, con el fin de alcanzar una sociedad
más equitativa.

El socialismo contempla que todas las personas son


iguales, con la necesidad de acceder a los mismos bienes y
recursos naturales de un país. Por eso propone que el control
social sea la base para la prosperidad y para garantizar la
igualdad y la libertad.

Se opone al capitalismo que defiende a la propiedad


privada de los medios de producción y que permite las
decisiones individuales en el mercado. Considera al
capitalismo como un sistema injusto en el que el poder y la
riqueza recaen en una minoría.

Las raíces intelectuales del socialismo se remontan a


las ideas del filósofo griego Platón y su obra llamada “La
República” en la que hablaba sobre lo justo y lo injusto de
la sociedad, en la que unos pocos tenían el poder.

La palabra “socialismo” fue empleada por primera vez en


1766 por el monje Ferdinando Facchinei. La usó para hacer
referencia al concepto planteado en la obra de Juan Jaques
Rousseau sobre el “contrato social” entre el Estado y la
comunidad (pacto que defendía la libertad y la igualdad
social).
El origen del socialismo científico ocurrió durante la
Revolución Industrial. Fue una idea política elaborada en
1848 por Karl Marx y Friedrich Engels en su Manifiesto
Comunista que instaba a los trabajadores (llamados
proletarios) a unirse y a destituir del poder a los
capitalistas.

Las principales características del socialismo son:

La propiedad pública.

Es la característica central de una economía socialista


en la que los medios de producción y de distribución, son
controlados y regulados por el Estado con el objetivo de
mantener una sociedad justa (a diferencia del capitalismo
donde la propiedad privada se reparte de manera desigual
entre los ciudadanos).

La planificación económica.

En la economía socialista todas las actividades


económicas (producción, distribución, intercambio y consumo)
son planificadas y coordinadas por una autoridad central del
Estado para producir solo lo que es necesario y evitar
remanentes. No está impulsada por las leyes de la oferta y la
demanda como ocurre en el capitalismo, donde existe una
sobreproducción innecesaria.

La sociedad igualitaria.

En el sistema socialista la riqueza es distribuida de


manera igualitaria entre los ciudadanos para que no recaiga
en manos de una minoría. De esta manera, pretende desintegrar
las clases sociales y equiparar el acceso a los bienes y
servicios para toda la sociedad.

La falta de competencia en el mercado.

En el mercado socialista no existe la competencia dado


que el Estado es el único emprendedor y quien controla los
precios. No existe la elección del consumidor, solo puede
comprar lo que el Estado provee. Este tipo de intervención
pretende evitar la explotación laboral y el monopolio del
mercado.

El sistema socialista se caracteriza por el Estado que


administra los medios de producción de toda la sociedad de
modo que, son las empresas estatales o las cooperativas (con
autogestión de la clase obrera) las que se ocupan de dar
impulso a la economía. El objetivo primordial del socialismo
es construir una sociedad justa con un reparto igualitario de
la riqueza. Para eso, necesita que los medios productivos
sean administrados por una autoridad central y no por la
propiedad privada.

Sin embargo, existen opiniones contrapuestas entre los


socialistas respecto a la extensión y al tipo de propiedad
pública que la sociedad debería controlar. Algunos han
sostenido que casi todo debía ser propiedad social, excepto
los artículos personales como la ropa. Otros, como los
denominados social-demócratas, suelen aceptar el libre
mercado como sistema económico básico, junto con una
considerable intervención del Estado para corregir
desigualdades sociales.

Ventajas del socialismo

Entre las ventajas que presenta el socialismo, conviene


resaltar las siguientes:

 Los medios de producción son de propiedad pública, por


lo que sus beneficios, en teoría, se revierten a la
sociedad.
 Se elimina el privilegio del bienestar individual,
primando el interés general y el bienestar colectivo.
 Está muy centrado en conceptos como la desigualdad. En
otras palabras, promueve sociedades más igualitarias,
donde no existan diferencias notables en los niveles de
renta de la población.
 El socialismo tiene muy en cuenta las necesidades del
individuo. Por ello, contempla herramientas que
garantizan el acceso a un nivel básico de vida.
 El socialismo está muy comprometido con la clase obrera.
Por ello, aboga por la regulación del mercado laboral,
así como la protección del individuo, impidiendo la
explotación laboral y la vulneración de los derechos de
los trabajadores.
 De la misma forma, el socialismo está muy comprometido
con el medio ambiente. En cierta forma, también por su
enemistad con el capitalismo. Por ello, aboga por una
menor producción, con el fin de hacer sostenible el
crecimiento.

Desventajas del socialismo

De la misma forma que lo que comentamos puede ser una


ventaja, también podría ser una desventaja si lo miramos
desde el punto de vista de un defensor del capitalismo.

Por ello, conviene resaltar sus desventajas, entre las


cuales se encuentra el afecto adverso que se produce en el
caso de que alguna de las políticas anteriores no funcionase:

 Entre las primeras desventajas, la eliminación de la


propiedad privada podría eliminar los incentivos con los
que cuenta el empresario para invertir. Lo que podría
llevarnos a una situación de menor bienestar, por la
huida de los capitales.
 Privilegiar el bienestar general, por otro lado, también
podría mermar la economía. En este sentido, la defensa
de una sociedad igualitaria, al no primar tanto la
meritocracia, podría espantar el talento y el capital
humano.
 Las desigualdades, como decíamos al inicio, en ocasiones
son herramientas que, para el capitalista, permiten el
desarrollo y la libre competencia. En este sentido, una
constante lucha por eliminar las desigualdades, a largo
plazo, también podría fomentar la huida del talento.
 Garantizar el acceso universal a los servicios básicos
tiene un coste. Esa mayor presión fiscal, con el fin de
sufragar el mayor coste del Estado, podría espantar la
inversión extranjera y, de la misma forma, el capital.
 Asimismo, la defensa de la clase obrera, en ocasiones,
se hace en detrimento del empresario. Esto podría
desincentivar la llegada de empresas y, por ende, la
creación de empleo.
 De la misma forma, la sobrerregulación del mercado
laboral puede echar del mercado formal a muchos
empleados, que comienzan a trabajar en el sector
informal. Ello, con menos derechos y menor retribución,
entre otros aspectos.
CONCLUSIÓN

Se puede decir que, desde fines de los años 60 del siglo


XX, vivimos un periodo de transición o de bifurcación que aún
sigue abierto. La declinación de la hegemonía norteamericana
empezó a gestarse entre 1968 y 1973, periodo de tiempo al que
confluyen la crisis monetaria internacional, ocasionada por
el ataque especulativo contra el patrón oro-dólar, la derrota
militar de Estados Unidos en Vietnam, la recuperación
económica de Alemania y Japón, y la tercera revolución
tecnológica que se habría iniciado en 1973-1974 coincidiendo
con la fase B del ciclo Kondratief.

No cabe duda de que nuestra América ha sido el escenario


de múltiples y complejos procesos sociales que,
históricamente, la han sumido en la explotación, el abandono
y la dependencia. El subdesarrollo que la ha caracterizado no
es fruto del azar; por el contrario, es el resultado de un
sistema conscientemente ideado y ejecutado por élites y
centros de poder que han buscado siempre defender e imponer
sus propios intereses políticos, económicos, sociales y
culturales a expensas del bienestar de la inmensa mayoría. La
burguesía que la ha dominado ha hecho prevalecer sus
mecanismos de alienación y de control por décadas, pero en
los últimos años se han presentado acontecimientos y
circunstancias que muestran claramente que el capitalismo, y
más concretamente el neoliberalismo, es un sistema
insostenible y en decadencia que debe darle paso a una nueva
realidad: el socialismo del siglo XXI.

. En una tierra donde haya una conciencia vigilante o


tenga resortes de resistencia plenamente eficaces, sus
hombres se detendrán. En la historia de nuestro país sacudido
de guerras, como lo fue la Venezuela de 1870 habría sido poco
propicio al deslizamiento del Imperialismo en nuestro suelo.
No hubiera sido fácil la implantación de los intereses
imperialistas en nuestro suelo si el país no atraviesa un
descenso considerable en la economía, la decadencia que
significó en el gobierno de Gómez, la Venezuela doblegada de
1920 que no tenía fe ni alentaba esperanzas, era el país
ideal para el imperialismo.
BILIOGRAFIA

https://elpais.com/diario/1977/08/09/economia/
239925616_850215.html

https://humanidades.com/socialismo/#ixzz7riigfuN3

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