Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Nicole Dykes Hostile
Nicole Dykes Hostile
1
Nicole Dykes Hostile
2
Nicole Dykes Hostile
3
Nicole Dykes Hostile
4
Nicole Dykes Hostile
Contenido
Sinopsis Capítulo 17 Capítulo 35
Playlist Capítulo 18 Capítulo 36
Capítulo 1 Capítulo 19 Capítulo 37
Capítulo 2 Capítulo 20 Capítulo 38
Capítulo 3 Capítulo 21 Capítulo 39
Capítulo 4 Capítulo 22 Capítulo 40
Capítulo 5 Capítulo 23 Capítulo 41
Capítulo 6 Capítulo 24 Capítulo 42
Capítulo 7 Capítulo 25 Capítulo 43
Capítulo 8 Capítulo 26 Capítulo 44
Capítulo 9 Capítulo 27 Capítulo 45
Capítulo 10 Capítulo 28 Capítulo 46
Capítulo 11 Capítulo 29 Capítulo 47
Capítulo 12 Capítulo 30 Capítulo 48
Capítulo 13 Capítulo 31 Capítulo 49
Capítulo 14 Capítulo 32 Capítulo 50
Capítulo 15 Capítulo 33 Epílogo
Capítulo 16 Capítulo 34
5
Nicole Dykes Hostile
Sinopsis
Grayson
La vida ha sido fácil para mí. El mejor de mi clase. Mariscal de campo,
estrella del equipo de fútbol. Todos los chicos quieren ser mis amigos y
todas las chicas quieren salir conmigo.
Sí, la vida es bastante dulce.
Excepto que no lo es.
Todo es falso. La escuela es demasiado fácil para mí, y estoy aburrido. El
fútbol ya no es divertido. Los chicos con los que salgo no son realmente
mis amigos.
Y ¿Las chicas? No quiero salir con ellas.
La única persona con quien quiero salir... Es un poco... hostil.
Rhett
La vida nunca ha sido fácil para mí. Un niño de acogida, con la suerte de
ser adoptado cuando era adolescente, pero que aún no encuentra la
manera de ser feliz.
Tengo dos mejores amigos que son increíbles y me apoyan y, sin embargo,
no me atrevo a contarles mi mayor secreto.
Padres que pagan un colegio privado con el que un chico como yo nunca
podría haber soñado... que odio.
Se siente mal cuando debería sentirse bien.
Y supongo que... eso me ha hecho nada más que... hostil.
6
Nicole Dykes Hostile
No dejes que nadie más defina quién eres. Eres quien quieres ser. Tú
importas. Eres poderoso por derecho propio. Y nadie más puede decirte
quién eres o quién deberías ser. Este libro, y todos mis libros, están
escritos para empoderar y nunca, jamás, causar ningún daño. Espero
que encuentres fuerza en mis palabras.
7
Nicole Dykes Hostile
Playlist
Smells Like Teen Spirit – Malia J
You’re Gonna Go Far Kid – The Offspring
September – James Arthur
Every Time You Leave – I Prevail
Abcdefu – GAYLE
Teenagers – My Chemical Romance
DiE4u – Bring Me The Horizon
@ my worst – Blackbear
All These Things I’ve Done – The Killers
Change Your Mind – The All-American Rejects
Breathe Again – Cory Wells
Fuck It – Glass Tides
Here (In Your Arms) – J. Edward
Jellyfish – Slowly Slowly
8
Nicole Dykes Hostile
Uno
Rhett
Miro fijamente el glaseado azul de la magdalena que tengo delante e
intento por todos los medios sentir alegría. Cualquier tipo de alegría.
Diablos, a estas alturas, me conformaré con sentir cualquier cosa que no
sea la fea amargura que me arrastra a diario.
Tengo dieciocho años.
Dieciocho años y debería sentirme el chico más afortunado del mundo,
pero la verdad es que... que estoy roto. Innegablemente roto.
— ¿No vas a comerte la magdalena? Creo que eso da mala suerte.
Sonrío cuando oigo la voz de Bree detrás de mí y veo sus zapatillas
Converse rojas antes de que se deje caer en los escalones de la entrada
junto a mí. Me giro para mirarla, dejando la magdalena en el suelo.
— ¿Qué otra suerte hay?
Sus ojos se entrecierran y luego los pone en blanco.
—Por favor. Somos la definición de la buena suerte, Rhett —Se gira
ligeramente para señalar la enorme casa que pertenece a los escalones en
los que estamos sentados—. Niños de acogida adoptados por gente rica
que no son idiotas, sino que son increíbles.
Trago con fuerza e intento forzar una sonrisa, pero no me sale. Porque sé
lo afortunado que soy. O lo afortunado que debería sentirme. Mis padres
eran jóvenes cuando me tuvieron. Muy jóvenes. Y luego me perdieron en
el sistema varias veces antes de que mi madre se marchara y mi padre
renunciara definitivamente a su patria potestad sobre mí, dejándome
ahogado en una casa de acogida. Fui rebotando de casa en casa, cada una
peor que la otra.
Conocí a Bree y a Fletcher en la casa de acogida. Se convirtieron en mi
familia. Rara vez acabábamos en el mismo sitio, pero normalmente
permanecíamos en la misma zona y en los mismos colegios hasta que Bree
se escapó literalmente de su padre de acogida y se encontró con Rhys.
Rhys. Un malvado artista del tatuaje. Leal y feroz. No descansó hasta que
ella estuvo a salvo. Él y su esposa, Blair, adoptaron a Bree y luego,
eventualmente, a Fletch y a mí también. Son increíbles. Tienen dinero y
un amor con el que la mayoría de la gente sólo sueña.
9
Nicole Dykes Hostile
Nos trajeron a esta casa enorme que está llena de cosas que nunca hubiera
imaginado, incluyendo una piscina climatizada en el patio trasero que uso
con frecuencia. Cada uno tiene su propio coche, aunque yo casi nunca
conduzco el mío porque me siento culpable. Siento que no me lo he
ganado, así que no debería conducirlo.
Quieren que nos concentremos en la escuela. Y pagan por una lujosa
escuela preparatoria a la que niños como yo nunca tendrían acceso. Y lo
odio. Me negué a ir allí durante un tiempo, pero cuando Fletch cedió y
fue, yo también fui. Para estar con Bree y con él. Odio a los niños ricos
pretenciosos de esa escuela. Odio a los profesores que me dicen que no me
esfuerzo. Odio los partidos de fútbol y a los jugadores que gobiernan la
escuela simplemente porque pueden atrapar una pelota. Quiero decir, un
puto perro puede hacer eso, pero claro, démosles el visto bueno.
Vivo bajo el mismo techo –un techo seguro, debo añadir– con Bree y
Fletcher, mis mejores amigos del mundo. Pero siento que me asfixio cada
día cuando me despierto y entro en mi propio baño con suelo de mármol
calentado.
Me miro en el espejo y lo único que siento es que soy un fraude. Que este
no soy yo. Que no me merezco nada de esto.
Pero no puedo decírselo a Bree. Y no puedo decírselo a Fletcher. Porque
no están más que agradecidos, como debe ser. Y yo, por supuesto, no
puedo decírselo a Blair y Rhys porque son todo lo que podría haber
soñado y personas increíbles a las que quiero. Pero nada de eso cambia el
hecho de que hay algo roto en mi interior.
Algo que está arañando su salida, y me estoy hundiendo cada día. Y ahora,
tengo dieciocho años.
—Sí, tienes razón. Sólo estoy de mal humor.
Bree me da un codazo en el hombro, y me giro para mirarla, deseando
como el demonio poder explicarlo. Desearía poder explicárselo,
describirle todo lo que está dando vueltas en mi cabeza, pero no sé cómo
hacerlo. Fletcher y ella son lo mejor que me ha pasado y, sin embargo, ya
no puedo hablar con ellos. No sobre mí.
Su pequeña mano se desliza por mi pelo, que ha crecido demasiado, y
apoya su mano en mi nuca, buscando mis ojos con los suyos. Creo que
intenta consolarme. Estoy seguro de que está preocupada. Llevo un
tiempo siendo un idiota malhumorado. Pero entonces, noto sus ojos en
mis labios y veo que empieza a inclinarse hacia mí.
Oh. Mierda.
No.
—Bree.
10
Nicole Dykes Hostile
11
Nicole Dykes Hostile
12
Nicole Dykes Hostile
Dos
Rhett
— ¿Qué pasa entre tú y Bree?
Mierda.
Me giro para mirar a Fletcher, que está echando los cereales en su cuenco
y, como siempre, haciendo un desastre. Mi mejor amigo es un vago. Y un
genio. Uno de verdad. Parece un deportista, pero en realidad es un nerd.
— ¿De qué estás hablando? —Intento hacerme el desentendido y
servirme mis propios cereales.
No se lo cree. Sus grandes y tontos ojos marrones me miran expectantes.
—No soy idiota. Sé que pasa algo. Anoche no hablaron en absoluto y
esta mañana se ha ido sin decirte ni una palabra. Ni siquiera pudo
mirarte, lo cual es raro en ella. Siempre te está mirando.
Sí, su enamoramiento por mí, o lo que sea, tampoco ha pasado
desapercibido para Fletch.
—Déjalo.
—De ninguna manera, hombre —Se mete un bocado en la boca y
mastica, pero apenas termina antes de volver a hablar—. Sé que algo pasa,
y no voy a tomar partido por ustedes. ¿Qué has pasado?
—Parece que sí —refunfuño—. No he hecho nada.
Se ríe, y yo quiero matarlo. Estoy seguro de que mis ojos reflejan ese
sentimiento, pero a él no le importa. Me saca unos buenos quince
centímetros y al menos diez kilos de músculo, así que no se asusta lo más
mínimo.
—Entonces, ¿Es lo que no has hecho? —Mueve las cejas hacia mí de
forma exagerada.
—Bree es como nuestra hermana pequeña. No deberías fomentar
esa mierda. Es enfermizo, amigo.
Se ríe.
—No es tu hermana. No comparten sangre. Está totalmente bien, y
no sé... Tiene sentido. Siempre pensé que ustedes dos terminarían juntos.
13
Nicole Dykes Hostile
14
Nicole Dykes Hostile
Blair es una mujer muy dura, pero también es del tipo de las que cuidan a
los demás. Quiere y necesita que todos a su alrededor estén bien todo el
tiempo. Y, de nuevo, debería estar agradecido por ello. Pero en lugar de
eso, me inquieta porque no creo que yo vaya a estar bien nunca.
Y siento que la estoy defraudando.
—No. Estoy bien.
Ella estrecha los ojos, buscando, siempre buscando.
— ¿Seguro? Has estado...
Malhumorado. Enfadado. Desagradecido.
Relleno los espacios en blanco con las palabras que no dice y me levanto
de la mesa, llevando mi cuenco al fregadero para enjuagarlo.
—Estoy bien. Sólo dieciocho años. Probablemente debería dejar de
molestarte pronto.
No parece aliviada como debería. No. En cambio, parece dolida, igual que
Bree. Estoy en una jodida racha.
Las dos mujeres más importantes de mi vida, y me las he arreglado para
molestar a ambas en menos de veinticuatro horas.
—No tienes que irte sólo porque hayas cumplido años. Es una
locura.
Pero quiero hacerlo.
Lo sé, lo sé. Soy un imbécil. Debería amar vivir aquí en esta gran casa de
lujo.
—Sí... Lo sé —Me paro torpemente mientras ella me examina,
esperando una buena respuesta. Una charla en la que divulgue una parte
real de mí mismo como la que ella ha intentado que ocurra desde que
tenía trece años—. Es que creo que... —Me agarro la nuca—. Creo que
sería bueno para mí.
De nuevo con los ojos tristes mientras se apoya en la encimera de la
cocina.
— ¿A dónde irías?
Ok, sé delicado con esto. No le digas que lo tienes planeado desde hace
tiempo.
—Bueno... hay un estudio. No está muy lejos.
Ella parece sorprendida y pregunta cuidadosamente: — ¿Ya has
encontrado un lugar?
—S-sí —Suelto la mano y suspiro, tratando de no herir sus
sentimientos—. Me voy a mudar este fin de semana.
15
Nicole Dykes Hostile
Su boca se abre ligeramente y luego se cierra. Creo que está buscando algo
que decir, pero no puedo aguantar más culpa en mi camino. No importa
lo bien intencionada que sea.
—Sí. Así que... —Agarro mi mochila—… Me mudaré este fin de
semana, y sí... —Le doy un rápido e incómodo abrazo y un beso en la
mejilla—. Gracias.
Ella parpadea y yo me dirijo a la puerta.
—Espera.
Maldita sea. Tan cerca.
Me giro para mirarla. Tiene los brazos cruzados y un pie ligeramente
delante del otro.
— ¿Sí?
— ¿Te vas sin más? ¿Así de fácil? Sabes que, aunque te vayas a
mudar al otro lado del país, sigues siendo parte de esta familia, ¿Verdad?
Eso sí lo sé.
—Llego tarde a la escuela.
—Rhett…
Maldición, está usando su voz de mamá.
—Lo sé. Y me alegro. Quiero serlo. Yo sólo... —Mierda. ¿Cómo
explicar esto a la mujer que ha movido la tierra por mí? ¿Quién ha
cuidado de mí durante cinco años y me ha amado a pesar de que he hecho
todo lo posible para no ser amado?—. Necesito esto.
Sus ojos se suavizan ligeramente y respira profundamente antes de
asentir.
—De acuerdo. Te ayudaremos a trasladar tus cosas este fin de
semana. Y si está demasiado lejos, tendré que mudarme a la casa de al
lado.
Me río y sacudo la cabeza.
—Ojalá estuvieras bromeando.
Ella también se ríe.
—No.
La quiero. La quiero mucho. Sólo es raro cómo lo demuestro, supongo.
—No está lejos.
—Bien. Ahora lleva tu trasero a la escuela.
16
Nicole Dykes Hostile
—Sí, señora —Me voy, agradecido por el indulto, aunque tenga que
ir a la escuela que odio.
Cualquier cosa es mejor que hablar de mis sentimientos.
17
Nicole Dykes Hostile
Tres
Grayson
— ¡Lancaster! —Un brazo grande y musculoso me rodea el cuello y
luego una mano me alborota el pelo—. ¿Estás listo para la fiesta de esta
noche?
Oh, sí. No puedo esperar.
Empujo a Potter lejos de mí. Josh Potter. Receptor abierto. Mi mejor
amigo desde que éramos niños, si se nos puede llamar así. Realmente,
crecimos juntos. Nacimos en la misma ciudad en el mismo año. Nuestros
padres eran amigos, y hemos ido a la misma escuela desde el preescolar.
Así que sí. Amigos.
Por defecto.
—Sí, claro.
Me mira fijamente, claramente confundido por mi falta de entusiasmo por
salir a joder como hacemos cada fin de semana.
—Vamos, hombre. Va a ser una explosión. Sabes, Crystal ha estado
preguntando mucho por ti últimamente —Sus cejas se levantan en un
movimiento exagerado, y en lugar de emoción, siento esa misma
sensación de asco que siempre tengo cuando mis amigos hablan de chicas.
Porque, ¿Qué chico de dieciocho años que es un mariscal de campo no
quiere hablar de tetas todo el día? ¿Verdad?
Bueno... Soy yo. No quiero. Pero si digo eso... habrá muchas más
preguntas que no podré responder.
—Ah, ¿Sí? Pensé que habías dicho que le gustabas.
Se pone un poco más recto.
—Bueno, lo hacía. O… estuve dentro de ella no hace mucho tiempo
—De nuevo, con las cejas, y trato de no estremecerme.
—Sí, definitivamente no estoy interesado en meter mi polla en
cualquier lugar donde haya estado la tuya.
Hace la típica acción de los hermanos, se agarra las pelotas con una mano
y me hace un gesto con la otra.
18
Nicole Dykes Hostile
—Te gustaría que tu polla estuviera cerca de la mía —No lo dice con
otra intención que no sea la de hablar mierda. Lo sé, pero aun así... Me
tenso un poco. No es que quiera tener nada que ver con su polla. De
verdad, de verdad que no.
Eso es sólo.... Asco.
Y no por la parte de la polla. Por la parte de Josh.
—Paso.
Seguimos por el pasillo hacia nuestra primera clase del día, y él dice en
voz demasiado alta: —Nunca metes la polla en ningún sitio, amigo. Un
tipo no puede estar tanto tiempo sin que se le moje la polla. Es
antinatural.
Un profesor pasa, frunciendo el ceño pero sin decir nada, y yo miro a
Potter.
— ¿En serio? Grítalo a todo el mundo y no sabes nada de mi polla.
Me lanza una mirada que dice « ¿En serio?». Y hago una mueca porque sé
que hay muchos rumores sobre mí en el colegio. Rumores que estoy
seguro de que él piensa que deben ser ciertos.
—Lo que sea, amigo. Sólo folla a Crystal. Ella es buena.
— ¿Has oído hablar de besar y no contar? —Porque, ¿Cómo de
jodidamente cliché puede ser? Hablando de todas sus conquistas. Quiero
sermonearlo sobre lo perjudicial que puede ser eso. Sobre que cierre la
boca, pero sé que caería en saco roto. No escuchará. La gente no cambia.
Y esto es el instituto. Es incluso peor que el mundo real para hacer
cambios.
Sólo unos meses más y me iré de aquí.
Trato de recordarme a mí mismo eso mientras tomo asiento a su lado, y él
empieza a hablar con otros chicos que son de nuevo amigos por defecto.
Pero mis ojos acaban por posarse donde siempre lo hacen. En el chico de
pelo rubio arenoso y ojos verdes penetrantes. Es delgado y algo
larguirucho, unos centímetros más bajo que yo y mucho más pequeño.
Pero destila actitud y tiene un aire de «vete a la mierda» que no puedo
ignorar.
Quiero conocer su historia.
Todo sobre él. Pero todo lo que he conseguido sacar de él en los últimos
tres años han sido un par de gruñidos y un «movimiento de cabeza»
cuando mis amigos y yo estábamos por casualidad delante de su taquilla.
Creo que tiene un nuevo tatuaje en el brazo. Su brazo izquierdo está casi
cubierto de tinta, así que supongo que tiene unos padres muy geniales si
19
Nicole Dykes Hostile
20
Nicole Dykes Hostile
Cuatro
Grayson
—Vamos, Grayson... —Crystal me muerde la oreja, prácticamente
sentada en mi regazo—. Sabes que quieres subir conmigo.
De verdad, de verdad que no. Ninguna parte de mí quiere subir con
Crystal. Y no es que no me guste como persona... En realidad es buena
persona. Hemos tenido largas conversaciones sobre música y sobre lo que
quiere hacer en la universidad: quiere ser veterinaria. También hemos
estado en la misma clase desde el jardín de infancia. La mayoría de
nosotros crecimos juntos, asistiendo a las mismas actividades del club de
campo y a los eventos «benéficos» autoindulgentes que nuestros padres
suelen organizar. Por lo tanto, hemos estado muy cerca los uno del otro. Y
me gusta hablar con ella cuando es ella misma. La chica que susurra en
voz baja sus sueños futuros de tener una pequeña clínica veterinaria en un
pueblo pequeño.
Pero ¿Esta versión de ella? ¿En la que cree que sólo tiene tetas y un
pedazo de culo? Sí, lo odio. Lo odio por ella y por mí.
Y lo entiendo. Lo entiendo. Es la animadora principal. Es hermosa y
domina la escuela. Y nadie sabe que es inteligente. Porque nadie se
molesta en conocerla. Ven su cabello rubio perfectamente peinado y su
hermoso rostro. El cuerpo perfecto y la ropa de diseño. El flamante Jeep
que le han regalado este año por Navidad. Y asumen que ella no puede
tener una idea clara en su pequeña cabeza.
—Oye... —Pongo mis manos en sus hombros y la empujo
ligeramente hacia atrás para mirar sus bonitos ojos azules—. ¿Qué tan
borracha estás?
Sus ojos se oscurecen ahora mientras se echa hacia atrás y se cruza de
brazos.
—No estoy borracha, Grayson. Me gustas.
Puede que ahora no esté estúpidamente borracha, pero puedo oler el
alcohol en su aliento.
—Tú también me gustas.
—Pero no lo suficiente como para follar conmigo.
Dios.
21
Nicole Dykes Hostile
Apoyo la cabeza en el sofá, dándome una patada, una vez más, por haber
venido a esta estúpida fiesta. No quiero estar aquí. Pero en el instituto
todo son apariencias. Y si no apareciera esta noche, todo el mundo me
preguntaría por qué el lunes.
Ya no tengo energía para ello. Sólo quedan unos meses.
La universidad será diferente.
¿Verdad?
Baja los brazos y sus ojos se suavizan mientras se inclina, con sus labios
rosados demasiado cerca de los míos.
— ¿Por qué no te gusto así?
Trago con fuerza mientras sus ojos me examinan, y me pregunto
brevemente si lo ve.
—Crystal...
Ella resopla, y luego sus ojos se estrechan en alguien detrás de mí.
— ¿Es ella? ¿Kelly? Esa chica se ha follado a toda la clase de último
año. Probablemente incluso a algunas de las chicas.
Hago una mueca.
—Y eso es un problema, ¿Por qué?
No me gustan los idiotas prejuiciosos, pero seamos sinceros: de eso está
lleno el instituto. Ahora se está enfadando.
—Entonces, ¿Te gusta? ¿Es porque es una zorra? ¿Quieres una chica
con más experiencia? ¿Cómo esa profesora que te estás tirando?
Por Dios, carajo. Me pongo de pie, más que molesto ahora, y
desafortunadamente, ella también lo hace. Quiere respuestas.
— ¿Me estoy follando a una profesora o a Kelly? ¿De qué me acusas
exactamente?
Pone una mano en la cadera y se balancea ligeramente, indicando que ha
bebido más de lo que dice.
—Cualquiera de las dos cosas. De las dos. No tengo ni puta idea. No
me lo vas a decir.
Respiro profundamente, tratando de ser paciente con ella.
—No me estoy follando ninguna de las dos cosas. No me estoy
follando a nadie.
—Mentira —Ella hace un gesto amplio a todo mi cuerpo—. Te estás
follando a alguien. No te ves así y sigues siendo virgen.
22
Nicole Dykes Hostile
—No he dicho que sea virgen. Dije que no me acuesto con nadie. No
a ti. Ni a Kelly. Y ciertamente no a una profesora.
Se muerde el labio inferior con rabia, y por un momento me preocupa que
vaya a hacer sangre.
—Mira, si te gusta una chica con un poco más de... —sus ojos se
dirigen a Kelly—… experiencia...
—Para —Tengo que parar esto. No puedo soportarlo más—. No me
importa con quién se acueste nadie. Si es con nadie o con todo el mundo.
No es de mi incumbencia, y no tiene ninguna relación con que yo quiera
tener sexo con ellos o no.
Ella parece confundida.
— ¿No te importa que haya estado con toda la clase?
Un gemido frustrado burbujea en mi garganta. Nunca discutas con una
persona borracha. Ya lo sé.
—No me creo los rumores, en primer lugar. Cuando un chico dice
que se ha acostado con alguien... No lo creo, ni me importa si es verdad o
no. Y tú, más que nadie, deberías ser más sensible a eso y dejar de
difundir esa mierda.
Se echa hacia atrás a la defensiva.
— ¿Qué se supone que significa eso?
—Quiero decir que siempre hay rumores sobre todos nosotros. Y la
mayoría no son ciertos —Parece dolida por eso, y estoy seguro de que lo
está. Muchos chicos han afirmado haberse acostado con ella, pero no me
lo creí, igual que cuando Josh hablaba de ella hoy. Y realmente no me
importa—. Puedes acostarte con quien quieras, o no. Pero ella también
puede. Se supone que eres su amiga.
Las lágrimas se agolpan en sus ojos, pero no tengo ganas de sentir pena
por ella. Ya he superado esta mierda de instituto.
—Ella te quiere. Y sabe que me gustas.
—Ya. Y ¿Qué? Decidiste decirme lo zorra que era. ¿Crees que eso te
hace ver mejor?
Vuelve a estar enfadada, se cruza de brazos y me mira fijamente.
—Bien. Fóllatela todo lo que quieras. Ya no me importa, Grayson.
Está mintiendo.
Pero de nuevo... No puedo hacer que me importe.
—Genial.
23
Nicole Dykes Hostile
Antes de que pueda decir algo más, salgo de la sala de estar y de la casa,
saliendo al aire fresco de principios de primavera.
Debería haber traído una chaqueta.
Pero al menos aquí fuera puedo respirar. Puedo simpatizar con ella hasta
cierto punto. La gente asume que soy un idiota sólo con mirarme y luego
con mis estadísticas de fútbol. Piensan que soy un deportista con un fondo
fiduciario.
Esa ha sido mi imagen desde la secundaria, tal vez incluso antes.
Pero ese no soy yo.
Quiero decir... Bueno, en cierto modo lo es, hasta cierto punto. Pero la
verdad es que tengo tendencia a meterme en mi cabeza. Pienso demasiado
en todo. Estoy constantemente pensando en el futuro y en lo que voy a
hacer cuando llegue allí.
No me importa el fútbol ni el drama. No me importa echar un polvo,
aunque algún día, sí, quiero experimentar el amor.
Pero, ¿Cómo diablos voy a hacerlo si no encuentro el valor para ser mi
verdadero yo? Eso no lo sé.
24
Nicole Dykes Hostile
Cinco
Rhett
—Bueno, he hecho tu cama. Pero no sé, creo que deberías dejarme
comprarte ropa de cama nueva —Miro a Blair mientras está de pie,
mirando mi cama en el pequeño y sucio apartamento-estudio. Está
encima del garaje de la casa que pertenece a un tipo que conozco. Un tipo
que, por ahora, sólo es conocido por Blair y Rhys como mi amigo.
Mi amigo adulto... Pero no han indagado demasiado sobre cómo nos
conocimos, y por eso, estoy agradecido. Pero conozco a Blair...
—Y tal vez algunos muebles.
Intento no enfadarme. Sé que está tratando de ayudar. Ella es buena en
eso.
—Blair, estoy bien.
Mira a Rhys, que está callado, como siempre. El tipo no habla mucho, y
puedo apreciar eso.
—Está bien... —Mira el espacio vacío de la sala de estar y saca su
teléfono—. Voy a encargarte un sofá como mínimo. Considéralo un regalo
de inauguración.
Rhys casi esboza una sonrisa, lo cual es raro en él. No es que sea un idiota
ni nada por el estilo, pero no es de los que sonríen muy a menudo.
También fue un niño de acogida y lo pasó mucho peor que yo, así que es
comprensible. Se limita a sacudir la cabeza mientras Blair empieza a
hacer clic en su teléfono y me pone una mano fuerte en el hombro.
—Lo siento, chico. Será mejor que la dejes hacerlo o acampará aquí.
Sonrío ante eso porque sé que lo haría.
—Sí. De acuerdo.
Mira alrededor del pequeño espacio.
—No está mal.
—Gracias —Nos quedamos en un silencio que resulta cómodo, uno
al lado del otro, mientras Blair compra por Internet y, estoy seguro, está
comprando mucho más que un sofá.
25
Nicole Dykes Hostile
27
Nicole Dykes Hostile
28
Nicole Dykes Hostile
29
Nicole Dykes Hostile
Seis
Rhett
Sólo tengo veinte minutos de completo silencio en mi nuevo apartamento
antes de que llamen a mi puerta.
—Maldita sea, Blair —digo en voz baja mientras me bajo de la cama
y me dirijo a la puerta, abriéndola de un tirón.
Pero no es Blair quien está ahí. Es Fletcher.
—Oye, ¿Vas a darme un tour o qué?
Lleva su mochila, colgada de un hombro, y su pelo está perfectamente
peinado. Lleva pantalones vaqueros y las mangas de su camisa abotonada
están remangadas hasta los codos. Fletch es un enigma tras otro. Un nerd
total que parece venir directamente de un trabajo de modelo. O de un
partido de fútbol, aunque no podría lanzar una pelota muy lejos para
salvar su vida. No le interesan los deportes, a pesar de los muchos,
muchos intentos de todos los entrenadores de nuestra escuela. El béisbol,
el baloncesto, el fútbol y el fútbol americano han intentado atraparlo, pero
no.
A Fletcher le interesa mucho la escuela por el aprendizaje.
Es muy raro.
A pesar de querer estar solo en mi nuevo lugar, estoy muy contento de
verlo. Parece que hace tanto tiempo que no pasamos la noche bajo otro
techo. Y esto va a ser raro.
—Entra —Me quito de en medio, y su enorme cuerpo pasa rozando
el mío mientras echa un vistazo a mi casa con un silbido bajo.
—Este lugar es una mierda.
Le empujo el hombro y se ríe antes de cerrar la puerta.
—Que te jodan.
Se ríe y se deja caer en el borde de mi cama después de dejar caer su bolsa
al suelo, poniéndose cómodo.
—Estoy bromeando. No está mal.
—Sí —Me siento a su lado—. Me gusta.
30
Nicole Dykes Hostile
Lo conozco lo suficiente como para saber qué quiere decir algo, pero se
contiene mientras nos sentamos en silencio.
— ¿Qué pasa, Fletch?
Se ríe nerviosamente, mirando el suelo de madera que está bastante
brillante para ser una mierda.
—Le pregunté a Bree si quería venir conmigo a ver este lugar.
Me tenso ante la mención de Bree, y él lo nota, sin duda.
Me estudia detenidamente y no digo nada, aunque un millón de preguntas
pasan por mi cabeza. ¿Cómo de cabreada está? ¿Me odia? ¿Por qué no la
he besado? Podría haberlo hecho. Tal vez.
— ¿Ni siquiera vas a preguntar?
—Preguntar ¿Qué? —Intento hacerme el desentendido, pero no lo
consigo. Fletch es bastante franco.
—Todas las cosas que estás pensando. Como, por ejemplo, por qué
no quiso venir conmigo.
— ¿Sabes por qué? —Mi pecho se siente incómodamente apretado.
Estas dos personas son lo más parecido a hermanos que tengo. Son mi
familia y no puedo perderlos.
Pone los ojos en blanco y se vuelve a tumbar en mi cama, mirando al
techo como hacía yo hace unos instantes.
—No me dice nada, pero me ha dicho que me divierta y que vendrá
a verlo pronto.
Yo también me acuesto, mirando hacia arriba.
—Probablemente esté ocupada.
—Mentira.
Hago una mueca.
— ¿Qué?
Se gira para mirarme, pero no le miro.
— ¿Qué demonios ha pasado? En serio, ustedes dos son mis
mejores amigos. No voy a elegir entre ambos, pero tampoco voy a
sentarme a ver cómo se pierden el uno al otro.
—No puedo decírtelo.
Resopla enfadado, sin dejar de mirarme mientras yo me niego a mirarlo.
—Entonces, ella te ha dicho que está enamorada de ti o lo que sea, y
tú… —Cierro los ojos, odiando que sea tan condenadamente inteligente—.
31
Nicole Dykes Hostile
Tú ¿Qué? ¿Qué demonios has hecho? Por favor, dime que no rechazaste a
nuestra mejor amiga.
Abro los ojos y me giro para mirarle.
— ¿Qué se supone que debía hacer?
—Maldita sea, Rhett —Se incorpora. Sé que está enfadado conmigo,
pero realmente... ¿Qué demonios se supone que debía hacer? Y si Bree no
quería contárselo, ¿Cuánto puedo decirle sin que sea otra traición a ella?
Yo también me incorporo, sintiéndome aún más como una mierda.
—Yo no... —Me agarro la nuca, intentando calmar algo de la tensión
que hay allí—. No pienso en ella de esa manera.
Gira la cabeza para mirarme. No veo ira en sus ojos. Es más bien...
¿Lástima?
— ¿Por qué? Bree es genial.
—Sal con ella.
Él suelta una carcajada ante eso y sacude la cabeza.
—No. Eso es asqueroso. Es como mi hermana.
Le empujo el hombro.
—Eso es lo que estoy diciendo, idiota.
Se ríe de nuevo y luego gime: —Pero ella no te ve como un hermano. Creo
que nunca lo ha hecho. Ustedes dos tienen un vínculo diferente.
—Bree es demasiado buena para mí. Demasiado buena. Esa chica va
a cambiar el mundo.
Me da un codazo en el hombro con el suyo, mucho más grande,
empujándome un poco.
—Y ¿Tú no? Tienes que dejar esta mierda. Asumir que no eres lo
suficientemente bueno. Eso es un desastre —Sus ojos atrapan los míos—.
No hay nada malo en ti.
No tiene ni idea.
—No puedo quererla así.
Parece que se lo está pensando.
—Ok. Lo entiendo. Lo entiendo. Pero, ¿No puedes hablarle?
—Lo he intentado —me defiendo.
—Bueno, está herida. Tienes que hablar con ella. No ha sido ella
misma. Es difícil declararse, Rhett. Y luego ¿Ser rechazada?
32
Nicole Dykes Hostile
33
Nicole Dykes Hostile
Siete
Grayson
Hoy ha sido una mierda. Empezó con mi padre hablando de mis planes
para el futuro, un futuro, debo añadir, que ya tiene trazado para mí. Su
camino exacto. Voy a ir a la misma escuela de la Ivy League a la que él fue.
Me casaré con una buena mujer de una buena familia, pero no hasta
después de graduarme en la universidad, y entonces vendré a trabajar
para él.
Porque desarrollar bienes raíces es exactamente lo que quiero hacer.
Bostezo.
Pero todo está planeado. No hubo preguntas. Simplemente me lo dijeron,
como ha sido toda mi vida, mientras mi madre agarraba su bebida y
asentía con la cabeza en señal de conformidad.
No quiero su vida. Quiero ir a la universidad, pero no a una escuela de la
Ivy League. Quiero descubrir quién soy y tener tiempo para explorar. No
estar abrumado con tanto trabajo escolar que mis globos oculares sangren
y pidan un respiro.
Pero no se detuvo ahí. No. Tuve que encontrarme con mi entrenador de
fútbol y escucharle hablar de jugar al fútbol en la universidad y de lo
decepcionado que está de que haya rechazado a tantos reclutadores. Eso
sí, es primavera, y el fútbol ha terminado hace meses.
Todavía está enfadado conmigo.
Y sí, me encantaba jugar al fútbol hasta que se convirtió en una
obligación. En el instituto. Como si la vida de todos dependiera de que yo
pudiera jugar. El entrenador. La escuela. Los aficionados en las gradas.
Todos miraban cada uno de mis movimientos.
Somos chicos de la escuela preparatoria. No dependemos de las becas
para ir a la universidad como en otras escuelas. Pero éramos un maldito
buen equipo.
Crystal está enfadada conmigo desde la fiesta y se empeñó en el almuerzo
en besarse con Chad, mientras se sentaba en su regazo, manteniendo sus
ojos en mí todo el tiempo. Como si fuera a empezar a quererla si veo su
lengua en la garganta de otro tipo.
Y luego, en la última hora, tuve que quedarme para hablar con mi
profesora de cálculo porque me olvide de responder una puta respuesta
34
Nicole Dykes Hostile
en un examen, lo que era tan inusual, que quería asegurarse de que estoy
bien. No, no estoy jodidamente bien.
Siento que me estoy ahogando. Defraudando a todo el mundo, a pesar de
que estoy haciendo todo a la manera que debe hacerse. He solicitado y he
sido aceptado en la escuela que mi padre eligió para mí. Jugué fútbol los
cuatro años y los llevé al campeonato en mi tercer y último año. Traté de
dejar a Crystal fácilmente. Estudié para el examen de cálculo y aun así
obtuve una A.
Pero nada de eso importa.
Por eso, cuando salí de la escuela y vi que llovía a cántaros, ni siquiera me
molesté, aunque estaba empapado cuando llegué a mi coche. Parece el
final perfecto del día.
Al salir del aparcamiento, veo una figura que camina bajo la lluvia
torrencial con una sudadera negra con capucha que le cubre la cabeza,
pero que es lo único que le protege del chaparrón. Al acercarme, mis
labios se fruncen ligeramente al ver de quién se trata.
Me detengo junto a él y abro la ventanilla ligeramente.
—Sé que tienes un coche.
Tengo su atención. Sus ojos están enfadados y muestran molestia
mientras se acerca a mí.
—Hoy he caminado.
Miro al cielo gris oscuro.
—No fue un buen plan.
—Vete a la mierda, Lancaster.
Hay algo en su animosidad siempre presente que me hace sentir bien.
—Entra.
—Vete a la mierda. Vete —Comienza a caminar de nuevo, y me
alegro de que no haya nadie detrás de mí porque me arrastro lentamente
a su lado.
—Está diluviando. ¿De verdad eres tan testarudo?
—Sí. Vete. Vete —Me alejo un poco y aparco el coche, dejándolo en
marcha cuando salgo y me acerco a él, ignorando el chaparrón.
—Entra en el coche —Un fuerte trueno resuena a nuestro alrededor
justo después de que un rayo encienda el cielo, pero él no se inmuta.
— ¿Cuál es tu problema?
— ¿Mi problema? —Ahora estoy empapado, igual que él. Pero
ninguno de los dos se mueve.
35
Nicole Dykes Hostile
38
Nicole Dykes Hostile
39
Nicole Dykes Hostile
Ocho
Rhett
¿Por qué demonios no se va? Me he fijado en Grayson a lo largo de los
años. El tipo es difícil de perder. El chico dorado y más grande que la
vida1. Siempre rodeado de un gran grupo de amigos alborotados. Siempre
tiene una chica en su brazo o en su regazo, muriendo por su atención. Los
profesores lo adoran. Es una estrella del fútbol, del béisbol, de todas las
áreas deportivas de nuestra escuela.
Todo el mundo conoce a Grayson.
Pero no me di cuenta de lo molesto que era. No me dejaba en paz, y si no
hubiera estado llegando ya tan tarde por la maldita lluvia, no habría
cedido y me habría subido a su lujoso coche.
Pero no podía perderme esto.
Estos días aquí en The mission downtown. Me mantienen cuerdo.
Por extraño que parezca, me atan a la vida que debería aborrecer y de la
que no quiero formar parte. Pero cuando niños como Max e Ian me miran
con algo parecido a la esperanza en sus ojos, me siento más cerca de la
plenitud que nunca.
Empecé a ser voluntario aquí el año pasado. Todos los niños están en
régimen de acogida y se trata de un programa extraescolar, que
básicamente consiste en asegurarse de que reciben comida y algún tipo de
espacio seguro antes de que vuelvan a sus hogares de acogida rotos.
Porque todo el mundo sabe que el sistema está roto y totalmente
defectuoso, pero de alguna manera, esto es lo más cerca que podemos
llegar a una solución.
Después de despojarnos de nuestras empapadas chaquetas y dejarlas en
un gancho junto a la puerta, Grayson –el molesto idiota– no pierde el
tiempo y se sienta junto a Laney, una chica tímida, e inmediatamente
consigue que se involucre.
Este. Hijo. De. Puta.
Apenas puedo sacarle dos palabras a esa chica, y creo que él ya ha
conseguido una sonrisa de ella. Sacudo la cabeza e intento ignorarlo
1
Expresión que proviene del a larger than life. Esto significa: que atrae una atención especial por su
aspecto o comportamiento inusual y extravagante.
40
Nicole Dykes Hostile
41
Nicole Dykes Hostile
42
Nicole Dykes Hostile
Eso la hace reír. Una risa bonita y pequeña, pero aun así. La tristeza
impresa en su carita casi desaparece cuando agarra unos lápices de
colores.
—Necesita color.
—Estoy de acuerdo —dice Grayson mientras la observa colorear su
dibujo.
No sé qué decir. Odio que esté aquí en mi espacio, haciéndolo mejor con
estos niños que yo. Pero no puedo negarles esto si, por la razón que sea,
les gusta.
Tanya, la mujer que dirige el programa, se sienta a mi lado cuando vuelvo
con Max, y sus ojos se quedan mirando a Grayson.
— ¿Quién es tu amigo?
Gruño algo ininteligible mientras trabajo en mi propia obra de arte, y
entonces mis ojos se desvían hacia él. Su pelo oscuro aún está mojado de
antes, y lo lleva peinado hacia atrás. Lleva una camiseta roja ajustada que
está húmeda y se ciñe a unos músculos insanos, esculpidos por años de
practicar deporte.
Para. De. Mirarlo.
Aparto los ojos y me vuelvo hacia Tanya, que ahora me mira con recelo.
Me encojo de hombros.
—Sólo un chico de la escuela que me llevó en coche.
Max se ríe.
—De tu escuela de niños ricos.
No les oculto nada a estos chicos. Saben que fui un niño de acogida que
tuvo suerte y encontró un hogar. Saben que voy a un colegio de lujo, pero
no me juzgan por ello, aparte de hacerme pasar un mal rato de vez en
cuando.
—Sí. De la Academia de los Idiotas.
Tanya me sacude la cabeza, amonestándome por el apodo, pero sonríe
ligeramente.
—Bueno, ciertamente parece que pertenece allí —Se pone seria
mientras sus ojos se dirigen a Max—. Pero todos sabemos que las
apariencias engañan, ¿Verdad?
Max se encoge de hombros.
—Supongo —Sus ojos se encuentran con los míos—. ¿Qué piensas
de él?
43
Nicole Dykes Hostile
44
Nicole Dykes Hostile
45
Nicole Dykes Hostile
Nueve
Grayson
Llevo a Rhett a su casa, pero me sorprende cuando aparco el coche en la
entrada, y no sale inmediatamente del coche. Me vuelvo para mirar su
perfil, su fuerte mandíbula y sus labios carnosos. Su brazo izquierdo está
cubierto de una hermosa tinta negra. Su cabello rubio arenoso está
despeinado por la lluvia, y me encanta que esté cortado a los lados y
mucho más largo en la parte superior.
— ¿Qué estás mirando? —Se gira, con sus ojos ardientes clavados en
mí.
—A ti —respondo con sinceridad, aún consciente de que podría
volverse totalmente loco conmigo, pero sin encontrar la motivación para
que le importe.
—No lo hagas —Parece que ahora hay menos veneno en su tono,
pero tal vez ha sido un día largo y no lo tiene ánimo.
Vuelvo la mirada hacia la pequeña casa blanca en la que he aparcado. No
está deteriorada ni en ruinas ni mucho menos, pero tampoco es algo a lo
que esté acostumbrado. Es sencilla. En el lado más pequeño, con un
garaje para un coche que tiene escaleras en los lados, que suben a lo que
parece una habitación por encima de ella.
—Esto es genial.
Suelta una bocanada de aire impaciente y sus ojos se encuentran con los
míos.
—Odio que sepas dónde vivo.
No puedo evitar que se me forme una lenta sonrisa en la cara.
—Me gusta —Vuelvo a mirar hacia la casa—. ¿Puedo entrar?
¿Conocer a tus padres?
—Mis padres no viven aquí. Y no.
Mi ceño se frunce. He preguntado un poco sobre él y he descubierto que
es adoptado. Y yo que pensaba que vivía con sus padres adoptivos y sus
dos hermanos.
— ¿No lo hacen?
—No. Me he mudado. Vivo aquí.
46
Nicole Dykes Hostile
47
Nicole Dykes Hostile
48
Nicole Dykes Hostile
49
Nicole Dykes Hostile
Diez
Rhett
Tengo las manos sucias de carbón mientras dibujo en el papel cremoso
que tengo delante. Estoy totalmente y felizmente perdido en mi propio
mundo hasta que oigo una molesta y familiar voz ronca detrás de mí.
—No está mal.
Mierda.
Suspiro mientras mi mano deja de moverse por el papel.
—No —Suelto el lápiz y me giro para mirar a mi nuevo acosador,
aparentemente.
Me sonríe con su cara grande y tonta de guapo, de pie con su imponente
cuerpo y luego estudia lo que estaba haciendo a solas en el aula de arte
antes de que empiece la primera hora. Me gusta llegar temprano.
O lo hacía antes de descubrir que mi nuevo amigo aparentemente también
lo hace.
—Vuelve a tu parte de la escuela.
Su sonrisa sólo se amplía.
—Oh, ahora ¿Por qué no podemos llevarnos bien? ¿Eh? —Sus ojos
azules brillan con una molesta picardía—. Estaré encantado de compartir
mi parte de la escuela contigo.
Me muevo incómodo en el taburete en el que estoy sentado, sin saber
cómo me hace retorcerme como lo hace. No lo conozco. No sé mucho
sobre él. Y sin embargo... No puedo dejar de pensar en él desde que me
llevó hace unos días en auto.
—Vete. Vete.
—Dices mucho eso. Vas a empezar a herir mis sentimientos.
Pongo los ojos en blanco ante su exagerada ridiculez.
—Sí, claro.
—Vamos. Admite que te estoy empezando a gustarte —Trato de
ignorar su rostro apuesto y la forma en que sus ojos azules brillan con una
satisfacción que me desconcierta.
50
Nicole Dykes Hostile
—Eres un pesado.
Está a punto de decir algo que estoy seguro de que me irritará, a juzgar
por la mirada juguetona de su rostro, pero se interrumpe.
— ¿Grayson? —Los dos miramos rápidamente hacia la puerta
cuando la señora Holler, la profesora de arte, entra en la habitación, con
sus tacones haciendo clic en el suelo de baldosas—. Eres tú, cariño. ¿Cómo
estás?
Enarco una ceja en su dirección y digo en voz alta: — ¿Cariño?
Sonríe y camina hacia mi profesora favorita.
—Sí. Cuánto tiempo sin verte, ¿Eh?
Parece entristecida por eso mientras asiente con la cabeza.
—Así es. Te he echado de menos por aquí.
¿Qué? ¿Por aquí? ¿La sala de arte? Está sonriendo, pero no parece tan
real como hace un momento.
—Sí, lo siento. Fútbol. Baloncesto. Sociedad de Honor. Toda esa
mierda.
Debería regañarlo por su lenguaje como hace conmigo y con todos los
demás, pero no lo hace. Su cara cae aún más en su lugar.
—Lo sé.
¿Qué demonios está pasando?
—Bueno, debería irme. Ha sido un placer verla, Srta. Holler.
Ella lo saluda, y el maldito me guiña el ojo antes de hacer su salida, y me
quedo pensando qué más no sé de él. Lo cual me irrita mucho.
Sigue sonriendo mientras se sienta en su escritorio.
—Lo he echado de menos.
— ¿Grayson Lancaster? —Mi tono está lleno de incredulidad porque
no tengo ni idea de cómo esta profesora de arte tan genial puede tener
alguna conexión con el Sr. Chico deportista-chico de Oro
—Sí —Me mira confundida.
— ¿Le diste clases? ¿Estuvo en clases de arte? —No me lo imagino.
El tipo grita cabeza de chorlito, no artista.
Sonríe con cariño y luego asiente con la cabeza, caminando hacia mí.
—Lo hice. Pero no en el instituto. A veces olvido que no estabas aquí
entonces.
51
Nicole Dykes Hostile
53
Nicole Dykes Hostile
Once
Grayson
—Mieeeeerda... Esa chica... —No me molesto en mirar detrás de mí
a la actual obsesión de Josh. No importa quién sea. Habla así a menudo.
Siempre sobre lo buenas que son y cómo no puede esperar a verlas
desnudas—. Esos ojos. Ese cuerpo. Esa cara. Ella es...
—Ella es ¿Qué? — Enarco una ceja y me meto una papa frita en la
boca mientras me siento en la abarrotada mesa del almuerzo, demasiado
acostumbrado a sus payasadas.
—Es la futura señora Potter —Mueve las cejas y yo pongo los ojos en
blanco. Todos los demás están ocupados con sus propias conversaciones y
no nos prestan atención.
—Ah, ¿Sí?— Sé que todo es una tontería, pero tiene mi curiosidad
aumentada por la razón que sea—. Tengo que ver esto.
Sigue poniendo ojos de corazón a la pobre detrás de mí.
—Sí. Definitivamente le daré mi apellido. Años de felicidad y
fidelidad —Sí, claro—. Antes del inevitable divorcio —resoplo y me giro
para mirar por encima del hombro, divisando al instante a Bree, la
hermana adoptiva de mi actual obsesión. Miro a mi alrededor para ver si
hay alguien más, pero está sola, mirando su teléfono y apoyada en la
pared. Lleva el pelo rizado recogido en la cabeza y parece concentrada en
lo que está mirando.
Una punzada de celos me recorre como ninguna otra, y no tiene nada que
ver con que mi amigo esté babeando por ella.
Rhett la estaba dibujando esta mañana. Es imposible que no sea ella el
centro de su dibujo. Cada detalle era la chica que está delante de mí.
Hasta su linda nariz de botón y sus labios de puchero. Y cada uno de los
rizos de su cabeza.
Me doy la vuelta lentamente para devolver la mirada a Josh, que no se ha
limpiado la baba de la barbilla.
—Sí. Buena suerte con eso.
Todo el mundo por aquí sabe que Bree Moore está totalmente fuera de los
límites. La chica sólo sale con Rhett y Fletcher, no quiere saber nada de
nosotros, igual que Rhett.
54
Nicole Dykes Hostile
¿Está enamorado de ella? ¿Es por eso que la dibujó? ¿Ella le corresponde?
Trato de alejar la sensación de asco y calor que me tortura ante ese
pensamiento. Por supuesto, están enamorados. No son parientes y son
totalmente inseparables. Excepto desde hace un par de semanas.
Es raro verla sola.
—Recuerda mis palabras, va a ser mi futura esposa —Entrecierro
los ojos y él se ríe, encogiéndose de hombros—. O mi próximo polvo.
—No —Me sorprendo a mí mismo con la respuesta gruñida, pero
me mantengo firme—. No vas a tocar a Bree. Ni siquiera te acerques a ella.
No sé por qué siento la necesidad de protegerla por encima de todas las
demás chicas de las que he escuchado hablar a mis estúpidos amigos a lo
largo del año. Ella es la última que realmente necesita mi ayuda. Rhett y
Fletcher tienen eso cubierto.
— ¿Qué? —Parece tan sorprendido como yo por la ferocidad de mi
tono.
—Ya me has oído. Déjala en paz.
Me estudia con cautela, sus ojos se dirigen a ella y luego a mí.
—Oh, Dios mío.
— ¿Qué? —Me muevo en mi asiento, incómodo por la forma en que
me mira, como si hubiera llegado a una gran revelación.
—Bree —Se inclina más cerca, y yo trato de ponerme al día con lo
que cree saber—. Ella es la elegida.
—La elegida ¿Qué?
Mueve las cejas, con un aspecto tan divertido que me asusta.
—La. La —Su sonrisa se ensancha mientras mira a nadie en
particular y luego vuelve a mirarme a mí—. La que te tiene azotado. La
razón por la que nunca consigo que te diviertas.
Oh Jesús.
—No.
Se ríe para sí mismo, encorvándose en su silla.
—Claro. ¿Por qué si no te importa que vaya por ella entonces?
—Porque no le gustas.
Se ríe.
— ¿Desde cuándo eso me detiene? Será mejor que hables ahora o la
haré mía.
55
Nicole Dykes Hostile
57
Nicole Dykes Hostile
Doce
Rhett
No puedo creer que aceptara que viniera aquí. ¿En qué carajo estaba
pensando?
Sus grandes y tontos ojos azules me vuelven estúpido.
Quizás estoy echando tanto de menos a Bree que apenas puedo
soportarlo. Y aun así, no puedo recomponerme lo suficiente como para
enfrentarme a ella y hablar. Ella también parece estar bien con este
acuerdo.
Pensé que mi corazón se arrugaba completamente cuando la vi en el
comedor. Fletch quería que fuera a hablar con ella, a sentarme y a
almorzar como siempre lo hemos hecho, pero no pude hacerlo. No puedo
soportar ni un segundo más del silencio educado ni que ella apenas pueda
mirarme a los ojos.
Así que, sí. Ahora soy nuevo amigo del maldito Grayson Lancaster, y es
extraño. Ni siquiera sé cómo explicar lo increíblemente raro que es, pero
el tipo está bajo mi piel. Puedo admitir que ha estado en mis
pensamientos últimamente. Un enigma total. El deportista engreído que
siempre creí que era, se está transformando en este chico que se preocupa
por los demás y que solía dibujar tan bien que mi profesora favorita
recuerda su paso por su clase. Un chico que, por la razón que sea, de
repente no deja en paz a este solitario total.
Al que he atrapado mirándome más de una vez. Mierda. ¿Por qué no
puedo sacármelo de la cabeza? No tiene ningún sentido, pero nada lo
tiene en estos días.
Suena un golpe en la puerta de mi apartamento y pongo los ojos en
blanco, levantándome del sofá.
—Sólo son las 7:30, cara de mierda —Abro la puerta, con una
sonrisa divertida en la cara. Pero se me cae cuando veo a Bree de pie con
una mirada confusa.
— ¿Cara de mierda? ¿En serio?
—Oye, tú no —Me paro en la puerta, aturdido y mirando a mi mejor
amiga, que parece nerviosa por estar aquí. Bree. Parece nerviosa por estar
en mi casa. Eso es muy jodido.
58
Nicole Dykes Hostile
60
Nicole Dykes Hostile
61
Nicole Dykes Hostile
62
Nicole Dykes Hostile
Trece
Grayson
No puedo creer que haya abierto la puerta y que ahora esté en el
apartamento de Rhett. Esto no puede ser real. Es algo que he soñado
durante lo que parece ser una eternidad. Y sí... Sé que me estoy
adelantando a los acontecimientos y actuando como un idiota enamorado
porque está claro que está saliendo con Bree... Pero, aun así, se siente bien
estar aquí.
El simple hecho de ser amigo de él parece un gran logro.
— ¿Comida? —Levanto la bolsa y él gruñe –no es un hablador– y
saca dos platos del armario.
Agarra dos botellas de agua y nos sentamos en los taburetes de la barra de
la cocina, echamos la pasta en los platos y empezamos a comer.
—Esto es tan jodidamente raro —dice antes de llevarse la botella de
agua a los labios y beber un gran trago. No puedo concentrarme porque
mis ojos se fijan en su prominente nuez de Adán y en cómo se mueve.
Pienso en querer lamerle la garganta, poner mis labios y mi lengua en
todas partes. Arrastrando mi lengua cada vez más abajo...
— ¿Grayson?
Mierda.
Obligo a mis ojos a subir a los suyos, y él parece asustado con las cejas
levantadas.
— ¿Sí?
—He dicho que esto es raro, y luego te callas y me miras fijamente.
Sí, tengo que controlarme. Me siento más recto y me aclaro la garganta.
— ¿Qué tiene de raro que dos amigos salgan juntos?
—Dos tipos que ni siquiera han hablado antes. ¿De repente, somos
amigos? Es raro.
—Sólo si tú lo haces raro —bromeo, esperando que no decida
echarme de repente.
63
Nicole Dykes Hostile
64
Nicole Dykes Hostile
65
Nicole Dykes Hostile
66
Nicole Dykes Hostile
69
Nicole Dykes Hostile
Catorce
Rhett
No puedo dejar de pensar en ese beso.
Quiero decir que no puedo dejar de pensar en él. Después de ser un idiota
total y echarlo de mi apartamento, me acosté en mi cama y repetí ese beso
una y otra vez. Luego, cuando no podía dejar de pensar en ello, me di una
larga ducha, intentando que mi polla y mi mente se calmaran.
No funcionó. Ni siquiera después de masturbarme, porque sólo podía
pensar en Grayson. Esos labios carnosos atacando los míos. Su cuerpo
duro presionado contra el mío. No puedo respirar.
No puedo concentrarme.
—Vaya. Me siento halagado.
Todo mi cuerpo se sacude al oír una voz profunda detrás de mí.
— ¿Por qué?
Se mueve a mi lado. No puedo evitar respirar su embriagador aroma.
Limpio y fresco, probablemente caro.
—Son mis labios los que estás dibujando.
Señala con la cabeza el papel que tengo delante. Solo labios. Eso es todo lo
que parece que puedo hacer esta mañana. Y odio que tenga razón. Son
suyos.
—Vete. Fuera.
—No —Se sienta en el taburete junto a mí—. Quiero decir, lo haría si
pensara que es lo que realmente quieres.
—Eso lo dicen todos los pervertidos de la historia —Pero no hay
malicia en mi tono, porque no se equivoca. Anoche ni siquiera quise
apartarlo, pero no pude manejar los sentimientos que me recorrían.
Fue una chispa que encendió una llama que había estado hirviendo a
fuego lento bajo la superficie. Una que ni siquiera sabía que estaba ahí.
Un fuego que juro que no creía que fuera capaz de hacer.
—Rhett —Su voz es tranquila y cautelosa. Es tan vulnerable que lo
miro y veo el cansancio en su rostro.
—Aquí no, Grayson.
70
Nicole Dykes Hostile
71
Nicole Dykes Hostile
72
Nicole Dykes Hostile
Quince
Grayson
Tengo que jugar con calma. Lo sé. Me lo sigo diciendo a mí mismo. Pero,
¿Me hago caso? No. Porque no puedo dejar de mirarlo. Es jodidamente
perfecto.
Y ese beso.
Dios mío. Ese. Beso.
No puedo sacarlo de mi mente. Quiero hacerlo una y otra vez. Y
honestamente, me asusta que probablemente esté más que dispuesto a
aguantar un montón de mierda de Rhett para conseguirlo.
—Me gustan sus galletas —Aparto mi atención de Rhett, que está
pasando el rato en la otra mesa con Max e Ian, y sonrío a Laney, que me
habla de su madre adoptiva.
— ¿De qué tipo?
—De chocolate —dice contenta mientras colorea otro de mis
dibujos.
—Qué bien. Al menos no es de avena con pasas. Quiero decir... eso
no es una galleta. Eso es fruta y avena.
Se ríe y mueve la cabeza, y juro que es el sonido más dulce que he oído
nunca. No me gusta lo fácil que ha sido encariñarme con esta niña, pero
sé que quiero que esté bien. Capto la mirada curiosa de Rhett desde el
otro lado de la habitación y no puedo evitarlo, lanzándole un rápido
guiño.
Frunce el ceño y, sin duda, refunfuña algo para sí mismo, lo que me hace
reír. El viaje hasta aquí ha sido tranquilo, pero me ha dejado traerlo. Eso
tiene que ser una buena señal, ¿No?
Podría haberme mandado a la mierda. Amenazarme con contarle a todos
lo de nuestro beso. Haber sido un completo imbécil. Pero no lo hizo. Creo
que está deseando pasar más tiempo conmigo casi tanto como yo con él.
Cuando nos despedimos de los niños y de Tanya, ni siquiera intenta
discutir que lo lleve a casa. Simplemente se sube al asiento del copiloto y
nos quedamos en silencio mientras conduzco hasta su casa. Mis nervios
están a flor de piel y me sudan las palmas de las manos mientras agarro el
volante.
73
Nicole Dykes Hostile
Tengo miedo de lo que vaya a decir cuando por fin rompa el silencio, pero,
por la razón que sea, voy a dejar que tome la iniciativa. Necesito escuchar
lo que realmente siente al respecto. Quiero escuchar todo lo que se refiere
a Rhett.
Cuando aparco el coche, no sale inmediatamente, pero tampoco me invita
a subir. Lo que hace es más sorprendente que cualquier cosa que yo
pudiera haber soñado. Se desabrocha el cinturón de seguridad, y entonces
su mano está en mi nuca, arrastrándome hacia él, con sus labios
presionando firmemente contra los míos.
Santa. Mierda.
Tardo un momento en ponerme al día, pero cuando consigo
desabrocharme el cinturón de seguridad, me inclino hacia él, atacando su
boca con la mía. Nuestras lenguas luchan por el dominio: la suya se
adentra en mi boca y la mía se hunde en la suya, mezclándose y
saboreándose mutuamente.
Sus dedos se clavan en mi nuca, y estoy seguro de que mañana tendré un
moretón ahí, pero no me importa. Su cuerpo duro apoyado en mí y su
boca devorando la mía es todo lo que podría desear. Ojalá mi coche fuera
más grande. Arrastraría su culo hasta el asiento trasero y no le dejaría
salir. Pero pronto me muerde el labio inferior y me presiona una mano en
el pecho, empujándome hacia atrás pero dejando la palma de la mano allí,
tocando mi piel a través de la camisa.
—Grayson —respira con fuerza.
—Rhett —le respondo jadeando, mirando sus labios carnosos,
hinchados por mi ataque.
—Yo…
—No lo hagas —le suplico—. Por favor, no. No digas que esto es un
error o que no eres gay o lo que sea que vayas a decir —Hago un gesto
entre nuestros dos cuerpos—. No puedes negar la atracción que hay aquí.
Sacude la cabeza lentamente, dejando caer su mano de mi pecho y
arrastrándola por su pelo.
—No soy gay.
Me burlo, dispuesto a discutir. Pero entonces, veo la mirada perdida en
sus ojos, y espero.
—No sé lo que soy, Grayson. Yo…
—Está bien —digo rápidamente, sin querer que se moleste—. De
verdad. Somos jóvenes. Y si no quieres admitir...
Me corta con una mirada y una mordacidad en su tono.
—No es cuestión de admitirlo.
74
Nicole Dykes Hostile
75
Nicole Dykes Hostile
2
Late bloomer: es una persona cuyos talentos o capacidades no son visibles para los demás hasta
más tarde de lo habitual. Esta frase se puede adaptar como: Flor Tardía.
76
Nicole Dykes Hostile
Dieciséis
Rhett
Aprovechó el tema de los “nuevos amigos” muy rápido. Me gustaría poder
decir que me molesta que esté sentado en mi sofá al día siguiente, pero no
es así. En absoluto. Tenía entrenamiento de baloncesto después de la
escuela, pero vino justo después. Debe de haberse duchado en el colegio
porque todavía tiene el pelo húmedo y va vestido con unos pantalones de
deporte y una camiseta del colegio. El corazón se me acelera en el pecho
solo por su proximidad.
No hemos hecho nada más que sentarnos aquí, viendo la televisión juntos
sin pensar. Sin embargo, mi cuerpo está en alerta máxima, plenamente
consciente de mi insana atracción por este grano en el culo que no me
deja en paz.
No quiero que me deje en paz, si soy sincero conmigo mismo.
Porque nunca me había sentido así. Nunca. Fletcher hablaba de chicas
guapas a mi alrededor, y Bree hablaba de famosos que le parecían
atractivos, y yo los escuchaba, pensando que era un robot o algo así. Es
decir, sí, pensaba que la persona de la que hablaban era atractiva, pero no
era esta sensación abrasadora –casi abrasadora– que tengo cuando mis
labios tocan los de Grayson.
Cuando lo miro, es todo lo que puedo pensar. Hacer que suceda una y otra
vez. Sentir que mi cuerpo se ilumina, que cada nervio cobra vida dentro
de mí. Y eso es exactamente lo que ha hecho conmigo. Me ha dado vida.
Mentiría si dijera que no tener una etiqueta específica para lo que soy me
vuelve loco. Si fuera pansexual o bisexual o demi, ¿No habría devuelto el
beso a Bree? Me encanta todo de ella. Y es hermosa. Pero no, la única
persona en este mundo que hace que se me acelere el pulso y se me ponga
la polla increíblemente dura es el deportista engreído, privilegiado y súper
rico que está a mi lado.
— ¿Qué pasó entre tú y Bree?
¿Esto es lo que quiero decir con lo de «un grano en el culo»? ¿Quién
demonios suelta preguntas como esa?
Giro la cabeza con un profundo suspiro y miro a Grayson, que se ha
puesto cómodo, quitándose los zapatos y estirando sus largas piernas.
—No ha pasado nada con Bree. Ya te lo he dicho.
77
Nicole Dykes Hostile
78
Nicole Dykes Hostile
79
Nicole Dykes Hostile
80
Nicole Dykes Hostile
La pasión que veo en sus ojos mientras piensa en ello me recuerda que
quizá tengamos mucho más en común de lo que creía.
—Sí. Cuando estás bajo el agua, es como si el mundo entero
desapareciera. Aunque sea por un momento.
Lanza la cabeza hacia un lado, pareciendo sorprendido.
— ¿Te gusta nadar?
—Me encanta.
— ¿De verdad? —Ahora está casi cómicamente sorprendido, pero
entonces sus ojos recorren mi cuerpo de una manera que me enciende—.
Supongo que tiene sentido.
— ¿Qué significa eso?
Sus ojos se posan de nuevo en los míos, y tiene esa mirada diabólica.
—Estás en forma como la mierda, pero no haces ningún deporte.
Pongo los ojos en blanco porque yo no me describiría como «en forma
como la mierda».
Siempre he sido delgado, sobre todo cuando estaba en un centro de
acogida y no sabía de dónde iba a salir mi próxima comida. He ganado un
poco de músculo ahora que me han alimentado –a veces a la fuerza por mi
increíble madre, Blair– pero Grayson tiene fácilmente quince kilos de
músculo duro como una roca esculpido.
Y ahora, mi mente se consume con pensamientos sobre ese cuerpo
musculoso, y no consigo formar palabras.
Me encojo de hombros.
—Nado tan a menudo como puedo, pero ya sabes... el maldito
invierno. Hace tiempo que no puedo hacerlo.
Vuelve a sonreír.
—Deberías venir a mi casa.
Estudio su sonrisa arrogante y luego me burlo con media risa añadida.
—Tienes una piscina cubierta, ¿Verdad, hijo de puta mimado?
Suelta una carcajada, pero se las arregla para no sonar como un fanfarrón.
En cambio, se muestra casi tímido.
—Tal vez —Se pasa una mano por su espeso pelo—. Voy a nadar
todos los días. Mis padres nunca están en casa, así que tengo la piscina
para mí solo.
—Quizá acepte tu oferta.
81
Nicole Dykes Hostile
Se inclina más hacia mí, sus ojos buscan los míos mientras respiro su
aroma y miro esos ojos azul oscuro.
—Cuando quieras —Se acerca más a mí—. Oye, ¿Rhett?
— ¿Sí? —Apenas respiro la única palabra entre nosotros mientras
me inclino, mi nariz rozando la suya.
— ¿Podemos practicar lo de ser “amigos que quizás se besan”
ahora?
Siento que una sonrisa se apodera de mis labios al rozar los suyos, pero
sólo brevemente.
—Sí.
Eso es todo lo que necesitamos para cerrar la pequeña brecha que nos
separa, su mano va a la parte posterior de mi cabeza, atrayéndome hacia
él mientras mi mano derecha presiona sobre su corazón que late
rápidamente, no para apartarlo sino para sentirlo. Para sentir el golpe,
golpe, golpe de su corazón bajo mi carne y sus labios contra los míos
cuando nuestras bocas se encuentran en un beso caliente y hambriento.
Me empuja hacia atrás y yo me muevo de buena gana hasta que su
enorme cuerpo queda pegado al mío y sus manos están en mi pelo.
Nuestras pollas cubiertas están duras y se arrastran sobre las del otro.
Nos apretamos y nos retorcemos el uno contra el otro.
Nos morimos de hambre.
—Eres jodidamente perfecto, Rhett —respira contra mis labios. No
tengo fuerzas para discutir, para decirle lo equivocado que está. Me limito
a agarrarle el culo con las dos manos y a apretarme contra él,
persiguiendo el subidón y sin dejar que los nervios se apoderen de mí
porque quiero esto.
Sea lo que sea esto con este tipo totalmente sorprendente.
82
Nicole Dykes Hostile
Diecisiete
Grayson
Deberíamos parar y tener una conversación sobre qué demonios estamos
haciendo, pero no me atrevo a hacerlo. Estoy perdido en el dulce sabor de
Rhett. De sus suaves y carnosos labios tratando de devorar mi boca. De
nuestras lenguas batiéndose en duelo y de su cuerpo pequeño pero firme
debajo de mí. Está tan duro como yo. Y cada vez que su polla se arrastra
sobre la mía, una sacudida recorre mis pelotas, el deseo de correrse es casi
abrumador.
Beso su mandíbula, mordiendo y haciendo que gruña de necesidad.
Mierda, qué calor. Me apoyo en un brazo y le levanto el dobladillo de la
camisa hasta que capta la indirecta y me ayuda a quitársela.
Mis pelotas están deseando liberarse, pero no voy a precipitarme no verlo
así por primera vez. Sus pupilas están dilatadas y su pecho se llena de aire
una y otra vez mientras espera mi siguiente movimiento. Es delgado, no
tan definido como yo, pero sus hombros están bien musculados –
probablemente de la natación– y su torso es un lienzo de bello arte.
No está totalmente cubierto, pero su caja torácica izquierda tiene tinta
que se arremolina sobre ella, y ambos pectorales también están tatuados.
Me pregunto si él diseñó el arte porque todo parece muy Rhett. Alambre
de púas abstracto y llamas. La oscuridad de la que no se da cuenta es en
realidad su luz.
El faro que me atrajo a él.
Porque Rhett es increíblemente hermoso.
—Guau —respiro y beso sobre cada uno de los pectorales definidos,
rozando los duros pezones, haciendo que sus caderas se agiten hacia
arriba.
—Grayson... —Él está igual de desesperado y sin aliento.
Sus dedos me agarran el pelo mientras desciendo más y más, mi polla
palpitando, pero lo ignoro mientras llego a la parte superior de sus
vaqueros y luego beso cada hueso de la cadera. Abro el botón de sus
vaqueros y miro hacia arriba para mirarle a los ojos.
— ¿Está bien?
Con su asentimiento inmediato, sé que está feliz porque eso no es propio
de él. Sonrío para mis adentros por estar haciéndole esto, volviéndolo loco
83
Nicole Dykes Hostile
85
Nicole Dykes Hostile
86
Nicole Dykes Hostile
87
Nicole Dykes Hostile
Dieciocho
Rhett
Santa. Mierda.
¿Fue eso real?
Me muevo un poco bajo el peso de Grayson y sé, sin duda, que eso fue
muy real. Nunca me había sentido así en toda mi vida. Siento su aliento
contra mi cuello mientras intento regular mi propia respiración.
Me sorprende que no haya dicho nada. ¿Se está asustando? Quiero decir,
dijo que era gay y que había estado con otro chico. Esto no es nuevo para
él. Pero tal vez...
Tal vez todavía está asustado, temiendo que se lo diga a toda la escuela o
algo así.
Lo agarro por los lados de la cabeza y lo levanto para que me mire a los
ojos. No veo ningún indicio de la alegría que suele tener. En cambio,
parece muy preocupado.
— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Parece sorprendido por mi pregunta.
—Estoy bien —Sus ojos azules buscan los míos—. ¿Estás bien?
—Estoy bien —Inclino un poco la cabeza hacia atrás para apoyarla
en el sofá, pero sigo sosteniendo la suya entre mis manos—. Creo que
nunca me he corrido tan fuerte.
Se sobresalta un poco pero luego sonríe.
—Yo tampoco —Parece casi tímido, su voz es casi un susurro
cuando dice: —Por favor, no me eches, Rhett. Todavía no —Lo miro
horrorizado, con los ojos abiertos de par en par, y su voz sigue siendo una
súplica silenciosa—. Me iré si quieres, pero por favor, no de inmediato.
Mierda.
Me incorporo un poco, pero lo mantengo firme en mi agarre, mis pulgares
rozando sus pómulos.
—No quiero que te vayas. ¿Por qué crees que...? —Por supuesto.
Porque soy el imbécil que lo echó después de que nos besáramos. Intento
88
Nicole Dykes Hostile
89
Nicole Dykes Hostile
90
Nicole Dykes Hostile
91
Nicole Dykes Hostile
92
Nicole Dykes Hostile
93
Nicole Dykes Hostile
—No he dicho que no tenga mis razones. Pero creo que tu padre te
perdonará.
Este. Chico.
Es como si me entendiera de una manera que nadie lo ha hecho, pero
todavía no puedo comprenderlo.
94
Nicole Dykes Hostile
Diecinueve
Grayson
—Estás mirando, amigo —Me sacan de mis pensamientos sobre mi
actual obsesión y el haber estado en su casa la semana pasada cuando
Josh me da un codazo.
— ¿Qué?
Sonríe y luego sacude la cabeza, su carnosa mano se clava en mi hombro.
—No puedo creer que no lo haya visto antes. No puedes dejar de
mirar a Bree.
Sí, claro. Bree. Eso es lo que estoy mirando. No a su muy, muy sexy
hermano sentado a su lado en la mesa del almuerzo.
No estoy mirando su pelo desordenado, aunque super caliente, o su brazo
musculoso cubierto de tinta. No estoy pensando en que lo he visto sin casi
nada de ropa y he sentido su cuerpo rozando el mío. No estoy, seguro, tal
vez pensando en su polla perfecta que no he podido ver de cerca mientras
nos limpiábamos y ni siquiera cuando dicha polla estaba en mi mano.
Me vuelvo de mala gana hacia Josh.
—No estoy mirando.
Él tose fuertemente en su mano.
—Mentira —Y luego se ríe de su propia broma. En serio, ¿Cómo
diablos somos amigos?
—No es así. Sólo estaba pensando en después de la escuela.
Probablemente debería ir a hablar con Rhett.
— ¿Rhett? —Josh escupe su nombre con disgusto, haciendo que
apriete los puños.
—Sí. Rhett. Somos amigos —Amigos que tal vez se besan y se hacen
venir, pero no necesito añadir esa parte.
Señala su dedo en mi dirección.
—Eres amigo de él —Vuelve a lanzar su mano en dirección a Rhett.
Sólo sonrío mientras me pongo de pie, tratando de ocultar la puta sonrisa
más tonta porque sí, creo que finalmente estamos en ese estatus como
mínimo. No me hizo irme después. Pasamos el rato y se abrió a mí.
95
Nicole Dykes Hostile
96
Nicole Dykes Hostile
97
Nicole Dykes Hostile
98
Nicole Dykes Hostile
99
Nicole Dykes Hostile
Veinte
Rhett
Así que, hoy fue raro. Tengo que admitir que Grayson tiene un enorme
conjunto de bolas en él. Viniendo a mi mesa de almuerzo con toda la
escuela presente para formalizar nuestra nueva amistad. Y luego el cabrón
me rodeó con su enorme brazo, claramente sin importarle los chismes.
Por supuesto, nadie se acercó a la verdad por lo que escuché. En su
mayoría, todo el mundo está sorprendido de que seamos amigos después
de cuatro años de instituto. Que dos chicos completamente opuestos se
hicieran amigos fue la comidilla del instituto.
Y Bree y Fletch.
Que no dejaba de preguntar, pero ¿Qué podía decir? ¿Qué es la única
persona por la que he sentido una atracción sexual? ¿Que cuando me hizo
venir, mi visión se volvió totalmente blanca y luego negra, y juro que vi
colores que nunca antes había imaginado?
Porque por muy cursi y jodidamente tópico que suene, es exactamente lo
que pasó.
Así que lo esquivé y fui al centro con Grayson después de la escuela.
Ahora, estamos en mi casa de nuevo, sentados en mi coche. No sé si
debería invitarlo a subir o qué debería hacer exactamente.
Mierda, nunca he estado tan incómodo en mi vida.
—Esos niños... —Me giro para mirarlo, escuchando su voz profunda
y llena de asombro—. Son increíbles.
El corazón se me aprieta en el pecho porque sé que no está diciendo
tonterías. Lo veo en su cara.
—Sí.
Sonríe, pero es triste.
—Laney es muy divertida. Cuando se abre, es muy divertida. E
inteligente.
Maldito sea este tipo.
Apago el motor y me desabrocho el cinturón de seguridad, volviéndome
hacia él.
100
Nicole Dykes Hostile
cuando miraban nuestros deberes. Habría estado bien, pero lo hacían con
desprecio. Nos inculcaron que la forma en que fuimos criados estaba mal.
Que éramos malos.
—Eso es horrible —No hay piedad ni juicio en su tono.
—Y a algunos les gustaba pegar.
—Jesús.
Sé que debe ser duro para él escuchar esto, pero no se inmuta.
—Algunos son peores. Ni yo ni Bree pasamos por eso, pero hemos
escuchado esas historias directamente de niños como nosotros. Y
Fletcher, tenía un padre adoptivo al que le gustaba mucho pegarle.
— ¿Fletcher? —Parece sorprendido por eso, y me río rápidamente
porque sí, ahora es una bestia. Es difícil imaginarlo flaco con un ojo negro
y la nariz rota.
—”Mantenerlos hambrientos y débiles, luego golpearlos”, parecían
ser muchos de sus lemas.
—Malditos imbéciles.
Sonrío.
—Sí. Y es por eso que no confiamos fácilmente. Nunca tuvimos a
nadie vigilando nuestras espaldas, ni siquiera a los que prometieron que
lo harían. Nuestros trabajadores sociales nos decepcionaron. Nuestros
profesores. Nuestros padres. Todos los que deberían habernos protegido
no lo hicieron.
—Tienen que arreglar esto. Tienen que saber que el sistema es
defectuoso.
—Es algo conocido. Pero no creo que sean todos malos. Sólo es un
sistema sobrecargado y mal pagado. Y lo malo supera mucho a lo bueno.
—Pues tienen que hacer algo al respecto —Suena muy decidido, y yo
intento no reírme porque no quiero que piense que me estoy burlando de
él.
—Sí. Pero esos niños son duros. Estarán bien.
Su mano se acerca a mi cara y me pasa el pulgar por la mejilla.
—Lo harán, estoy seguro. Te tienen a ti para cuidarlos.
—Y a ti —Sonrío, y él me devuelve la sonrisa con tanta intensidad
que es cegadora.
—Y a mí —Se inclina rápidamente, rozando sus labios sobre los
míos de una manera vacilante para la que no tengo paciencia. Me agarro a
su nuca y lo atraigo para darle un beso profundo que he estado deseando
102
Nicole Dykes Hostile
103
Nicole Dykes Hostile
Veintiuno
Grayson
—Maldita sea —Rhett silba mientras lo dejo entrar en la casa de mis
padres. Sacudo la cabeza, cerrando la puerta principal tras nosotros.
—Es ridículo.
Los ojos de Rhett recorren el vestíbulo y suben a la gran escalera que lleva
al piso superior, donde están la mayoría de los dormitorios. Esta casa es
demasiado grande para tres personas. Sobre todo, cuando normalmente
sólo hay una persona en casa. Pero todo es cuestión de prestigio para mi
padre. Y para mi madre también, supongo.
Les encanta hacer grandes fiestas aquí y ver la envidia en los ojos de sus
amigos. La codicia. La amargura de sus rivales, desfilando como aliados.
—Te mostraré mi habitación, y podemos cambiarnos —Asiento con
la cabeza hacia sus manos, que están agarrando un par de bañadores
negros.
Él también asiente, aun observando la casa que es más bien una mansión.
Mi abuelo lo hizo muy, muy bien, y mi padre, a pesar de ser un imbécil, no
ha hecho más que aumentar su riqueza inicial.
Rhett me sigue por las escaleras.
— ¿Tu dormitorio está en el sótano?
Llegamos al final de los escalones, y giro a la izquierda hacia mi
habitación.
—Sí. Está cerca de la piscina. No podría ser de otra manera.
Él no se atreve a decir nada más. No es que lo necesite. No hay nada más
que contar. Mis padres no son cálidos y acogedores. No quieren estar
cerca de mí, y con el tiempo, he aprendido a ser amigo de la
independencia. Me gusta tener esta parte de la casa para mí. No tengo que
escucharlos discutir, ni hacer las paces. Y estoy más que contento de no
tener que escuchar ningún sonido horripilante flotando por el pasillo
cuando el otro no está en casa, e invitan a un amante.
Me mudé aquí hace unos años. Fue la mejor decisión que he tomado.
Entramos en mi habitación y sus ojos recorren todo. No tengo mucho
aquí, pero hay un escritorio, una cama, un enorme televisor montado en
la pared, una mesa auxiliar y una cómoda.
104
Nicole Dykes Hostile
105
Nicole Dykes Hostile
Se baja los calzoncillos muy lentamente y estoy seguro de que trago saliva
al verlo. Está a punto de matarme. Su dura polla se libera, golpeando
contra sus abdominales. Es tan hermosa como pensé que sería: gruesa y
larga, cortada y ya goteando en la punta. Se quita los calzoncillos de una
patada y se queda totalmente desnudo ante mí.
Dios mío. Mierda. Creo que he dejado de respirar.
—Grayson —Su voz es ronca, goteando necesidad, pero también
llena de autoridad—. Ven aquí.
No pierdo el tiempo y me dirijo hacia él, lo agarro por la nuca y lo atraigo
para darle un beso acalorado. Me tira de la camisa y ambos retrocedemos
lo suficiente como para que él me la quite por la cabeza y la arroje detrás
de nosotros antes de volver a encontrar nuestras bocas.
Siento esos mismos dedos largos y elegantes trabajando en el botón de
mis vaqueros mientras me agarro a su pelo y lo atraigo hacia mí. Deseo
tantas cosas a la vez, con la polla dura y dolorida por el deseo.
De ¿Qué? No estoy del todo seguro, pero él también quiere esto. Ahora lo
sé. No me ha apartado, sólo me ha atraído, y voy a aceptar todo lo que me
dé. Sus labios magullan los míos en un beso de castigo mientras sus
manos se introducen en mis vaqueros, agarrando mi culo por encima de
los calzoncillos y empujando de mi polla contra la suya.
Ambos gemimos por el contacto.
—Jesús, Rhett. Me estás matando.
Siento que sonríe contra mi mandíbula mientras baja su boca hasta mi
cuello, lamiendo y chupando la piel de allí.
—No te mueras. Eso sería una mierda para mí.
—Qué dulce —Tiro de su pelo lo suficiente para que sus ojos se
encuentren con los míos—. ¿Qué quieres?
Observo su garganta mientras traga, sus labios hinchados por nuestro
beso, mientras lo piensa.
—Tu boca.
Sonrío, sabiendo que tengo que ponérselo un poco difícil. Me inclino
hacia él y lo beso suavemente en los labios, sólo un picotazo.
— ¿Aquí?
Mueve la cabeza lentamente.
—No.
Sonrío y bajo por su cuello, luego por su pectoral izquierdo para besar su
duro pezón.
106
Nicole Dykes Hostile
— ¿Aquí?
—Mi polla. Quiero tu boca en mi polla. Me estoy muriendo aquí.
Deja de ser un dolor en el culo —Suena desesperado.
Me río, sin poder evitarlo, mientras me pongo de rodillas, a la altura de su
hermosa polla, e intento contener el gemido de necesidad que amenaza
con salir de mis labios. Porque Dios mío, es perfecto.
—Por favor —Es una súplica silenciosa, pero no deja de ser una
súplica. Del solitario, normalmente tranquilo chico que ha sido un
misterio para mí. Y no hay manera de que no lo saque de su miseria.
—Eres perfecto, Rhett.
Resopla una risa rápida, pero se convierte en un gemido cuando saco la
lengua y lamo la punta de su polla, saboreando el pre-semen salado que
me espera. Su mano me agarra el pelo, no hasta el punto de dolerme, pero
lo suficiente como para hacerme saber que le gusta esto.
Lo desea.
Y yo también.
Me meto la punta en la boca y chupo.
—Sí. Dios, Grayson —Su voz es jadeante y muy sexy, mientras sus
dedos se aferran a mi pelo.
Me meto más de él en la boca, amando la sensación de su pesada polla.
Usando mi lengua, succiono para acercarlo cada vez más a la liberación,
moviendo mi cabeza sobre su polla y llevándola tan lejos como puedo sin
atragantarme. Aún no he practicado lo suficiente la garganta profunda,
pero si él me lo permite, pronto cambiaré esa situación.
Mi propia polla está palpitando, aún encerrada en mis calzoncillos y mis
vaqueros, y sé que lo haré cada vez que pueda si él no me aparta. El miedo
a que lo haga está en el fondo de mi mente, pero mientras sus caderas se
agitan y su agarre en mi pelo aumenta, me permito perderme en todas las
sensaciones que me recorren.
—Grayson, estoy cerca.
Siento que intenta tirar de mí, pero no me detengo, sino que redoblo mis
esfuerzos. Chupando más fuerte. Quiero saborearlo. Lo necesito. Sin
embargo, no quiero sacarlo de mi boca lo suficiente como para
comunicarlo, así que sólo gimo alrededor de su polla, esperando que me
haga entender.
—Me voy a correr, Grayson —Está desesperado, entonces escucho
un largo gemido mientras pruebo más pre-semen antes de que su polla se
sacuda, liberando chorro tras chorro de semen en mi boca—. Carajo —
Respira con dificultad, pero no dejo de hacerlo hasta que le saco hasta la
107
Nicole Dykes Hostile
última gota. Trago y lo lamo hasta dejarlo limpio antes de ponerme de pie
para mirarlo, preocupado por lo que va a decir y hacer después del
orgasmo.
Sus ojos son amables cuando me devuelve la mirada, llenos de asombro,
antes de estrellar su boca contra la mía, sorprendiéndome. Sin duda se
está saboreando a sí mismo, pero no parece importarle. Devora mi boca,
empujando frenéticamente mis vaqueros y mis calzoncillos hacia abajo
para liberar mi polla.
Estoy duro como el acero y ansiando liberarme, pero no esperaba nada de
él. Cuando envuelve mi pene con su mano, casi lloro de alivio y gimo en su
boca.
—Eso ha sido tan jodidamente excitante —Su voz está cargada de
excitación mientras sigue besando y acariciando mi polla con la mano,
deslizando el pulgar por la punta que gotea y utilizando mi liquido
preseminal como lubricante—. Nunca he sentido nada tan bueno en toda
mi vida como tu boca a mí alrededor, tragándome.
Mis caderas se agitan en su mano por sí solas, sus palabras me estimulan.
—Tu polla es perfecta. Te la chuparía todos los días si pudiera.
Sonríe mientras me besa y aumenta la velocidad de sus movimientos.
— ¿Quién dice que no puedes?
Gimo, mordiendo su labio inferior, tirando de él con mis dientes y
atacando su boca porque lo deseo. Lo quiero. Puede que sea adicto.
Sólo hacen falta unas pocas caricias más para que me corra sobre su
mano, mis pelotas se vacían mientras él me ordeña, los dos convertidos en
un desastre jadeante. Cuando me suelta, su frente se apoya en la mía.
—Mierda. Eso ha sido intenso.
Mis hombros se mueven con una risa silenciosa.
—Sí.
Me alejo lo suficiente como para mirar sus ojos conmovedores.
— ¿Todavía quieres nadar?
Me concede la sonrisa más pecaminosamente hermosa antes de golpear
juguetonamente mi brazo con su mano limpia.
—Por supuesto que sí. Pero antes deberíamos lavarnos el semen.
Me río y acepto, observando cómo se flexiona su culo apretado mientras
lo contemplo por detrás, siguiéndolo hasta mi cuarto de baño. Le ofrecería
una ducha, pero no estoy seguro de querer presionarlo más.
108
Nicole Dykes Hostile
109
Nicole Dykes Hostile
Veintidós
Rhett
Mis piernas aún se sienten débiles por haberme corrido tan fuerte en la
boca de Grayson. No puedo creer lo bien que se sintió. Traté de advertirle,
pero siguió haciéndolo. Incluso parecía disfrutar de ello, obteniendo su
propio placer.
No sé cómo definir lo que está pasando con nosotros. Todavía no sé cómo
etiquetarme, pero lo que sí sé es que no quiero que esto termine. Lo
anhelo.
Me conduce a una cálida habitación sin ventanas y con una gran piscina
con una pantalla de gran tamaño al final, que supongo que es para ver
películas.
—Vaya.
Tira dos toallas de playa en una de las tumbonas que parecen cómodas.
—No parezcas tan impresionado. Podría pensar que me estás
utilizando para mi casa.
Me río.
—No, sólo tus habilidades para chupar pollas.
Se ríe con facilidad. Puede aguantar una broma de un idiota como yo, lo
que creo que puede ser otra razón más para que me guste.
—La piscina tampoco es una mala ventaja, ¿Verdad?
Miro el agua brillante de la piscina y sonrío. La emoción que me recorre es
casi ridícula.
—Eso está bien también.
—Entonces, vamos —Mueve las cejas y salta a la piscina sin ninguna
delicadeza. Su enorme y musculoso cuerpo hace un buen chapoteo antes
de que su cabeza salga del agua y se quite el pelo de los ojos—. Vamos. No
me digas que estabas mintiendo sobre la natación.
No respondo, sino que me lanzo a la piscina con él, saliendo del agua y
asegurándome de salpicarlo cuando me echo el pelo hacia atrás. Sus
grandes manos me agarran por las caderas bajo el agua y, por un
momento, me pierdo en él. En esos grandes ojos azules y en su blanca y
brillante sonrisa.
110
Nicole Dykes Hostile
112
Nicole Dykes Hostile
113
Nicole Dykes Hostile
Veintitrés
Rhett
—¡Por fin! —Blair me rodea el cuello con sus delgados brazos y
prácticamente me arrastra hacia la casa. No puedo evitar que la pequeña
sonrisa se forme en mis labios. La he echado de menos. No he estado en
casa desde que me mudé.
—Blair. No estrangules al niño —Oigo la profunda voz de Rhys
mientras se acerca, pero Blair no me suelta.
—No lo estoy estrangulando. Lo estoy abrazando, y luego puede que
le dé una bofetada... —Todavía me sujeta, pero se aparta lo suficiente
como para mirarme a los ojos—. Hace meses que no estás en casa.
Casi me río y consigo sonreír.
—No han pasado meses, Blair.
—Lo parece. ¿Qué demonios?
Me pongo serio porque, aunque esté bromeando, sé que le duele.
—Lo siento. He estado algo ocupado.
—Sí. Tiene un nuevo amigo —Fletch baja las escaleras justo a
tiempo para echarme mierda.
—¿Qué? —Blair me suelta, pero permanece cerca—. ¿Tienes un
amigo?
Debería ser triste que esté tan malditamente sorprendida por la idea de
que tenga un amigo, pero no puedo culparla.
—Oh, sí —Bree entra en el vestíbulo –vestida con sus vaqueros rotos
y una camiseta suelta, con el pelo recogido en una coleta y luciendo las
mismas zapatillas Converse que suele llevar– con una gran sonrisa—.
Definitivamente tiene un nuevo amigo. Un nuevo amigo secreto del que
no quiere decirnos nada.
Me encojo de hombros y me meto las manos en los bolsillos, sintiéndome
como un imbécil por no darles más detalles. He pasado unas cuantas
noches saliendo con Grayson desde aquella primera noche. Nadando y
tonteando hasta tarde, y luego siempre vuelvo a mi casa. Debería
resistirme a él, pero parece que no puedo.
114
Nicole Dykes Hostile
115
Nicole Dykes Hostile
3
Habitat for Humanity International, es una organización no gubernamental y no lucrativa internacional,
la cual fue fundada en 1976. Sus miembros construyen viviendas sencillas, decentes y fáciles de
mantener, para personas de escasos recursos en diversos países del mundo.
116
Nicole Dykes Hostile
sé que es raro. Sé que saben que pasa algo—. Tiene una cabaña allí. Vamos
a ir en coche y nos quedaremos unos días.
—¿Te vas con él? —Bree me está estudiando con demasiada
atención, y me está dando comezón.
—Sí. No es gran cosa.
Todos me están mirando. Maldita sea. Finalmente, Fletcher se ríe y dice:
—Qué raro.
Y Bree suelta una risita, lo que hace sonreír a Rhys y a Blair. Suelto un
suspiro de alivio porque sí, es raro, pero también me hace mucha ilusión.
Y ni siquiera sé cómo procesar eso en este momento.
117
Nicole Dykes Hostile
Veinticuatro
Grayson
Ya estamos aquí. No he estado en la cabaña desde hace mucho tiempo,
probablemente cerca de un año, pero ahora estamos aquí. El viaje fue
tranquilo, lo que era de esperar con Rhett, pero no tiene un aspecto tan
desolado como suele ser. Demonios, casi sonrió un par de veces durante el
viaje.
Parece casi... no sé... pacífico. Y no lo odio.
Aparco delante de la cabaña y espero la respuesta de Rhett.
Definitivamente no es como la casa de mis padres. Para empezar, es más
pequeña y no es tan grande ni pomposa. Esa es una de mis partes
favoritas, si soy sincero.
Es una simple cabaña de dos dormitorios con un altillo. Hay un fresco
porche con un columpio de madera que cuelga de él. Está rodeada de
pinos y un hermoso cielo azul.
—Wow.
—¿Wow bueno?
Contengo la respiración mientras espero su respuesta. Está mirando
alrededor de la zona a propósito, y luego se vuelve hacia mí con una
sonrisa en su hermoso rostro.
—Buen wow. Sí.
Suelto el aire de mis pulmones. No sé por qué me importa tanto su
aprobación de mi cabaña, pero así es.
Salimos, agarramos nuestras maletas y nos dirigimos al interior. Está
decorada con sencillez. Un sofá y una silla en el salón. Un baño con una
cortina de ducha negra. Hay una cama en el altillo y un dormitorio
principal en la planta baja.
—Puedes elegir el altillo o el dormitorio real. Depende de ti —No
quiero asumir que dormiremos en la misma cama. Aunque hayamos
tonteado, todavía no hemos dormido juntos.
Se gira para mirarme, con el bolso aún colgado del hombro y una bonita
sonrisa en la cara. No hay dientes en la sonrisa. Rara vez los hay, pero
sigue siendo hermosa.
118
Nicole Dykes Hostile
Sí. Sí lo es.
Me lanzo con los pies por delante, sabiendo que es poco profundo en este
punto y sin darme tiempo a retroceder.
¡Maldita sea!
Sí. Hace mucho frío y el agua sólo me llega a la cintura. Aun así, me burlo
de él, intentando que no me vea temblar.
—Vamos, Rhett. No te eches atrás ahora.
Levanto las manos en el aire, notando que los pelos de mis brazos se
erizan.
—Eres un idiota —Niega con la cabeza pero luego salta también—.
Malditas bolas de mierda —Me mira, sus dientes castañetean casi al
instante—. ¿Qué demonios te pasa?
Me río y lo agarro rápidamente, tirando de él bajo el agua conmigo. Su
cuerpo se agita y me empuja, saliendo del agua y maldiciendo, pero
también riendo. Volvemos a nadar hasta el muelle y salimos rápidamente.
—Mierda, qué frío —Cruza los brazos sobre el pecho, frotándolos.
Asiento con la cabeza y camino hasta que los dedos de nuestros pies
descalzos se tocan. Utilizo mis manos para calentar sus bíceps,
saboreando la sensación de sus duros músculos bajo mis palmas. Sus ojos
se encuentran con los míos y me inclino hacia él para besarlo. Debe de ser
demasiado dulce para su gusto, porque sus dedos se clavan en mis bíceps
mientras intensifica el beso, sujetándome y devorando mi boca.
Gruño de hambre. Mi polla, que de repente ha dejado de estar fría, se
pone rígida en mis calzoncillos mientras nos apretamos el uno contra el
otro y nos besamos al aire libre.
Libre. Me siento libre en este momento.
—Rhett —respiro contra sus labios mientras me pellizca y muerde el
labio inferior. Ya estoy al borde, deseándolo desesperadamente—. Sé lo
que podríamos hacer para calentarnos.
Siento que sonríe mientras su frente se apoya en la mía, y entonces gira
ligeramente la cabeza para mirar a su alrededor.
—No veo a nadie por aquí, pero probablemente deberíamos entrar
porque creo que sé cuál es tu sugerencia.
Vuelve a apoyar su frente contra la mía, y yo respiro profundamente,
negando lentamente con la cabeza porque dudo que lo sepa realmente.
—Quiero que me folles.
121
Nicole Dykes Hostile
122
Nicole Dykes Hostile
Sus ojos se abren de par en par al oír eso, y noto que respira con más
fuerza y que su mirada se dirige a mi pecho desnudo. Lo desea. Pero no lo
admite.
Se pasa la mano por el pelo mojado y sacude la cabeza como si aclarara
sus pensamientos.
—No puedo hacerlo. Es un gran problema. No puedo ser el primero
de alguien. Simplemente no puedo. Lo demás está bien. Pero no me pidas
que haga eso.
Ladeo la cabeza hacia un lado, estudiándolo, sorprendido por el miedo
que veo en su rostro. El tipo está pálido, parece a punto de desmayarse.
—Estás bromeando, ¿Verdad? ¿Qué demonios, Rhett?
—Es que no puedo —Se aleja dando pisotones hacia la cabaña,
llevando consigo sus zapatos y su ropa. Observo su culo apenas cubierto
por los calzoncillos mojados que se le pegan y los músculos de su espalda,
pero estoy demasiado enfadado para excitarme.
No entiendo a este tipo tanto como creía.
Y eso ya era poco.
123
Nicole Dykes Hostile
Veinticinco
Rhett
Maldita sea, Dios mío. ¿Qué demonios me pasa?
No debería ser un gran problema. Hemos hecho todo lo demás, pero
cuando me dijo que quería que me lo follara, nunca he tenido más miedo.
Quiero que lo deje pasar. Quiero volver a antes de su petición, cuando sólo
estábamos tonteando.
Cuando sólo éramos dos tipos tonteando.
Entro en la cabaña y subo las escaleras hasta el desván, arrojando mi ropa
al suelo y empujando mis calzoncillos empapados, para luego arrojarlos a
la pila. Me acerco a mi bolsa y abro la cremallera mientras oigo los fuertes
pasos de Grayson subiendo las escaleras.
Sus ojos recorren mi forma desnuda, pero no es la lujuria habitual que veo
en sus ojos cuando finalmente se encuentran con los míos. No, está
enfadado.
—Habla conmigo.
—Ya lo hice. Te dije que no podía hacerlo.
—No me diste una explicación.
—Lo hice. Sólo que no te gustó —Agarro unos calzoncillos secos y
me los subo por el culo.
Sigue con los calzoncillos mojados, que se adhieren obscenamente a su
trasero, lo que hace que me quede momentáneamente mirando antes de
que se aclare la garganta y reclame mi atención.
—¿Que no quieres ser el primero en follar conmigo? Sí, no me
gusta. ¿Qué demonios importa?
Es demasiado real. Demasiado permanente. Demasiado jodido todo.
—Simplemente no puedo —Hago un gesto amplio en su dirección—.
Tienes que cambiarte, o se te caerán las pelotas de verdad.
Pone los ojos en blanco, sin moverse, el muy testarudo. Mi cuerpo aún
está helado por haber saltado a ese maldito lago, y sé que el suyo también.
—Estoy bien. Dime por qué. Necesito más explicaciones.
124
Nicole Dykes Hostile
125
Nicole Dykes Hostile
126
Nicole Dykes Hostile
127
Nicole Dykes Hostile
128
Nicole Dykes Hostile
Veintiséis
Grayson
Mierda, esto está sucediendo. Estoy bastante seguro de que mi corazón se
va a salir del pecho. Y a pesar de los nervios de tener a Rhett viéndome
jugar conmigo mismo, también es una gran excitación. Mi polla gotea pre-
semen, y me muero por sentirlo dentro de mí.
Utilizo mis dedos mojados –gracias a la exhibición deliciosamente sucia
de Rhett– para acariciar mi borde, todo ello mientras sus ojos
permanecen fijos entre mis piernas. Abro más las piernas, doblándolas
por la rodilla y apoyando los pies en la cama.
—Oh, Dios, Rhett. No puedo esperar. Me muero por tener esa gran
polla estirándome.
Su respuesta es un gruñido salvaje.
—Entonces prepárate para mí.
Deslizo un dedo dentro hasta el nudillo, disfrutando de la sensación de
ardor, sabiendo que esto es sólo el comienzo.
—Se siente tan bien —Su mano se desliza hasta mi polla, jugando
con el líquido preseminal de la punta y deslizándola por mi raja.
Mis caderas se agitan mientras añado otro dedo, tratando de estirarme
lentamente.
—Vas a tener que hacerlo mejor que eso.
Asiento con la cabeza, tomando el lubricante con la mano libre y abriendo
el tapón.
—Nunca dudes de mí.
Empieza a acariciarme ahora, usando mi pre-semen como lubricante, y yo
intento no correrme antes de que lo haga dentro de mí.
—Oh, yo no… Lubrícate para mí. Lubrícate bien porque no quiero
que sea fácil. Quiero sentir tu calor apretado a mí alrededor y oírte gritar
por más.
Jesús. Mierda. Para alguien que antes no se consideraba sexual, sí que
sabe hablar de forma sucia.
129
Nicole Dykes Hostile
130
Nicole Dykes Hostile
131
Nicole Dykes Hostile
132
Nicole Dykes Hostile
Veintisiete
Rhett
Después de correrme tan fuerte –que hasta vi las estrellas– y
desplomarme sobre Grayson, nos tomamos un tiempo para recuperar el
aliento antes de bajar al baño y limpiarnos. Noté la ligera mueca de dolor
en su cara con cada paso que daba, y soy un maldito enfermo porque mi
polla se recuperó casi al instante, sabiendo que ese dolor era por tenerme
dentro de él.
Sin embargo, en lugar de tontear más, nos dejamos caer de nuevo en la
cama, con su gran brazo alrededor de mí, los dos desnudos pero sin
inmutarnos.
—Wow.
Siento su sonrisa.
—Sí. Wow.
No se molesta en preguntar si es un buen wow porque lo sabe. Nunca
olvidaré la sensación de estar dentro del apretado musculo que se llama
culo. Mierda.
Fue todo.
—Vamos a hacerlo otra vez —Me río de sus palabras, pero no
discuto.
—Hoy no, no lo haremos.
—Mentira.
Me río con facilidad, todavía algo sorprendido por el poco esfuerzo que
me cuesta estos días sentirme relajado con Grayson.
—No finjas que no te duele mi asombrosa habilidad para joder.
Se ríe, y siento el estruendo de su risa contra mi cuerpo.
—Oh, estoy dolorido, pero se siente tan malditamente bien, que
quiero más.
—Tan jodidamente codicioso...
Se pone de lado y me agarra la cara, tirando de mí en un beso en el que
me pierdo. Podría quedarme así todo el tiempo que estamos aquí, y esa
idea me excita y me aterra a la vez.
133
Nicole Dykes Hostile
—Sí —Se inclina y su mano rodea mi polla dura—. Ahora soy adicto.
Me da una larga caricia antes de que lo bese de nuevo y me libere de su
agarre.
— ¿Qué quieres hacer hoy? —Sus ojos bajan hasta mi polla, y niego
con la cabeza, agarrando mis calzoncillos del suelo y tirando de ellos sobre
mi erección—. No. Otra cosa.
Resopla como un niño, pero se levanta de la cama de mala gana,
pasándose los dedos por el pelo desordenado.
—Podríamos ir a dar un paseo.
Asiento con la cabeza mientras busco un par de vaqueros y me los pongo,
mi polla empieza a calmarse, aunque la idea de quedarme dentro todo el
día y follar con él sin sentido es más atractiva que un paseo. Sé que tiene
que estar más dolorido de lo que dice, y deberíamos aprovechar el tiempo
aquí.
—Me parece bien.
Se dirige a las escaleras, bajando, y yo tomo una camiseta, tirando de ella
mientras lo sigo. Se viste y salimos al exterior, encontrando un camino
entre los árboles y observando todo. No he salido de la ciudad –no suelo
ser aficionado a la naturaleza–, pero hay algo en el aire fresco que me
gusta.
—Ya veo por qué te gusta este lugar.
Su sonrisa es infantil mientras mira a su alrededor.
—Sí. Siempre me ha gustado este lugar. Solía llorar a mares cuando
tenía que irme.
—No tienes que hacer que suene como si hubieras sido un niño
pequeño la última vez que pasó eso —me burlo—. Sé sincero. Eso fue este
año, ¿No?
Resopla.
—Me has atrapado.
Caminamos entre los árboles hasta la orilla del lago. No hay muelle aquí, y
el lago está bastante abajo, pero la vista es increíble mientras el sol
empieza a ponerse.
—Vaya, es casi el final de nuestro primer día.
Su sonrisa irradia mientras me empuja el hombro.
—Sin embargo, no ha sido un desperdicio de primer día. Yo diría
que ha sido muy productivo.
Sacudo la cabeza, pero no puedo evitar la sonrisa. Ni siquiera lo intento.
134
Nicole Dykes Hostile
—Sí, lo fue.
— ¿Sigues enloqueciendo? —Sus hombros se hunden ligeramente
mientras mete las manos en los bolsillos.
—No —Soy firme en mi respuesta mientras me vuelvo hacia él—. No
lo hago.
Se lame el labio inferior y levanta los ojos para mirarme.
— ¿Estuvo bien?
—Sabes que sí —Le pongo una mano en el hombro, no me gusta la
incertidumbre que parezco causar en él—. Fue jodidamente increíble. Más
allá —Sacudo la cabeza, todavía asombrado mientras miro más allá de él
hacia el lago—. No sabía que algo pudiera sentirse tan bien.
—Sí —Parece igual de fascinado—. Yo tampoco lo sabía.
Le empujo juguetonamente y él se ríe antes de devolverme el empujón.
—Entonces, no lo cuestiones. Lo quiero. Me ha encantado. Y quiero
volver a hacerlo —Le doy una palmada en el culo con cuidado—. Después
de que le dé un descanso a ese culo, claro.
Nos reímos y bromeamos, paseando por el bosque aislado que rodea la
cabaña hasta que volvemos para asar los filetes que ha metido en una
nevera. Después de la cena, volvemos a la cama, pero no me lo follo.
Después de machacarnos mutuamente, desnudos, hasta corrernos, nos
quedamos tumbados, aún cubiertos por nuestra mutua liberación. Intento
no dejar que mi mente divague en lo que va a pasar al final del verano.
En cómo podemos ocultar esto a todo el mundo. Conociéndolos, mi
familia probablemente ya lo sabe. Pero ¿La suya? Su padre lo odiará por
algo tan simple como por quién se siente atraído. Podría arruinar su vida,
esta locura de atracción que tenemos el uno hacia el otro.
— ¿Vale la pena? —Preguntó en voz tan baja que apenas se oye.
Se pone de lado y mis ojos se fijan en el musculoso bíceps que sostiene su
cabeza.
— ¿Qué es lo que vale la pena?
Yo también me pongo de lado para poder mirarlo. La luz de la luna que
brilla en la habitación me permite apreciar sus afilados rasgos con
facilidad.
—Ocultar una parte de ti para conseguir la compañía de tu abuelo.
Está pensativo, lo piensa detenidamente antes de tragar, su garganta baila
con el movimiento.
—Sí, creo que sí. Era su sueño para mí, ¿Sabes?
135
Nicole Dykes Hostile
136
Nicole Dykes Hostile
137
Nicole Dykes Hostile
Veintiocho
Grayson
—No tienes que hacer esto —Miro el cuerpo desnudo de Rhett
mientras se arrodilla, el agua cayendo sobre los dos. Es una ducha
pequeña, pero nos apretujamos para caber dentro.
—Cállate. Arriba —gruñe mientras sujeta mi dura polla con una
mano y lame la punta, gimiendo al saborearme por primera vez.
Inclino la cabeza hacia atrás, abrumado por la sensación de que se lleva
más de mí a la boca.
—Mierda.
Juro que siento que el maldito sonríe alrededor de mi polla. Se mete más
en la boca, burlándose de mí con su lengua, ya es bueno en esto. Por
supuesto, lo es. No creo que Rhett pueda fallar en nada, a pesar de lo que
piensa.
Le hice una mamada, queriendo divertirme un poco en la ducha esta
mañana, pero nunca esperé que se arrodillara y me correspondiera. No
me habría importado nada molerme contra él hasta que ambos nos
ensuciáramos de nuevo, pero me sorprendió como siempre lo hace.
Anoche volvimos a tener sexo después de que Rhett decidiera que había
pasado suficiente tiempo para que yo estuviera preparado. Fue incluso
mejor que la primera vez, y mi culo aún está tierno porque lo hizo con la
pasión que esperaba de él.
Le paso los dedos por el pelo mojado mientras me chupa con fuerza,
haciendo que me flaqueen las rodillas. Ya estoy a punto, pero cuando
introduce su mano entre mis mejillas, presionando su dedo contra mi
agujero, mi polla se estremece y le tiro del pelo.
—Rhett. Estoy cerca. Voy a... —Me chupa la polla con vigor, y pierdo
el control—. Oh, Dios —Me corro con un gemido prolongado, desatando
en su boca. Él traga, lamiendo mi pene antes de levantarse, con sus ojos
verdes brillando.
—Santa. Mierda.
Se inclina hacia mí, con su fuerte mano agarrando mi nuca y tirando de
mí para darme un sucio beso en el que me saboreo en su lengua. La
chupo, haciendo que un gemido retumbe en él y en mi boca.
138
Nicole Dykes Hostile
140
Nicole Dykes Hostile
141
Nicole Dykes Hostile
Veintinueve
Rhett
—Lo has hecho bien hoy, chico —Kole me da una palmadita en el
hombro y me sonríe mientras me ocupo de limpiar su puesto después de
su último tatuaje. Era uno grande. Una pieza entera de espalda con un
arte intrincado, y aunque Hostile Ink no tiene la insana reputación que
tiene la tienda de Rhys, son condenadamente buenos y van camino a ello.
Sólo hay otros dos empleados aquí. Camden, que hace sobre todo
piercings, y Maverick, que se dedica principalmente a los tatuajes. Es una
tienda pequeña, pero estuvieron ocupados todo el día con las citas y las
visitas.
—Gracias, Kole.
— ¿Crees que te va a gustar esto? —Sonríe, apoyándose en su silla.
—Sí —Sólo sonríe ante la simple respuesta, pero ¿Qué más se
supone que debo decir? Sí me gusta estar aquí, pero me destripa saber
que no le he dicho nada a Rhys y saber lo mal que lo voy a decepcionar
cuando me gradúe y no empiece a trabajar en su tienda.
— ¿Pensando en Rhys? —Kole irrumpe en mis pensamientos,
leyendo mi mente. Conoce a Rhys. Conoce a Rhys demasiado bien porque
–verás, la traición es aún más profunda– Rhys lo entrenó. Así es como
conocí a Kole y supe de este lugar. Sólo trabajó con Rhys durante un año
antes de empezar su propia tienda. Y no me malinterpretes, tenía la
bendición de Rhys.
Rhys no es realmente una persona competitiva y quiere que a Kole le vaya
bien. Pero eso no significa que no se sienta perjudicado porque yo trabaje
aquí en lugar de en su tienda. Cuando Kole me ofreció el trabajo, casi lo
rechacé, pero lo quería. Lo deseaba tanto que podía saborearlo, y creo que
Kole lo sabía. Aceptó no decírselo a Rhys hasta que yo estuviera listo,
aunque todavía se ven de vez en cuando.
La única razón por la que Kole me ofreció el trabajo fue porque, cuando
pasé a ver su nueva tienda, se me escapó que no quería trabajar para
Rhys. Que no podía tenerlo en mis manos. Lo entendió pero me dijo que,
con él, tendría que ganármelo.
Puede parecer hipócrita, considerando que mi conexión con Rhys es la
razón por la que tengo este trabajo, pero tenía sentido en mi cabeza. Y
Kole no me lo está dando sin más. Me está enseñando, me está
142
Nicole Dykes Hostile
143
Nicole Dykes Hostile
146
Nicole Dykes Hostile
148
Nicole Dykes Hostile
Treinta
Grayson
—Lancaster, ¿Vienes o qué? —Pongo los ojos en blanco hacia Josh,
que ya se ha duchado y vestido después del entrenamiento. La cagué y me
lancé durante el entrenamiento, resbalando de forma desagradable contra
la base y raspándome la rodilla. Así que tuve que escuchar a mi
entrenador darme un sermón durante diez minutos sobre las técnicas
correctas de deslizamiento.
Como si me importara un bledo esta última temporada de béisbol.
Debería, lo sé. Pero no lo hago. Sólo estoy aguantando hasta el verano.
—No necesitas que te acompañe al estacionamiento, ¿Verdad,
Potter? Creo que ya eres lo suficientemente grande. Estarás bien.
—Te mostraré lo grande que es —Se pone en modo cabeza de
chorlito—. Nos vemos mañana.
Asiento con un gruñido mientras sale de los vestuarios y saludo al
entrenador mientras se marcha también con otro rápido sermón. Me
quito la camiseta y me pongo los pantalones cuando oigo entrar a alguien
y me doy la vuelta, sorprendido de ver a Rhett, con un aspecto totalmente
fuera de lugar.
—Jesús, mierda. Esto apesta.
Me río.
— ¿Qué? ¿No te gusta el olor de veinte tipos sudados?
Niega con la cabeza, su nariz se arruga de una manera demasiado linda
para su cara normal de ceño fruncido.
— ¿Has terminado el entrenamiento?
Asiento con la cabeza.
—Sí, pero necesito una ducha —Muevo las cejas—. ¿Quieres
ayudarme?
Mira a su alrededor, sus ojos recorren el vestuario con cautela.
—Probablemente no sea una buena idea.
Me bajo las mallas, dejándome sólo el bóxer negro, y me alejo de él para
quitármelos por y, por supuesto, para que me vea el culo sin pudor.
149
Nicole Dykes Hostile
150
Nicole Dykes Hostile
151
Nicole Dykes Hostile
152
Nicole Dykes Hostile
Treinta y uno
Rhett
—Ok. Dime por qué demonios vamos a pasar la noche del viernes
aquí, de entre todos los sitios —se queja Fletch mientras atravesamos el
aparcamiento lleno de coches hacia los campos de béisbol.
—Como si tuvieras otros planes importantes —bromeo, intentando
no correr de vuelta al coche de Bree. ¿Qué demonios estoy haciendo aquí?
—Oh, sí que los tenía. Tenía un plan con mis libros de texto. Se
acercan los finales.
Bree pone los ojos en blanco, pateando una roca rebelde del pavimento a
un lado.
—Puedes permitirte una noche libre, chico genio.
Le sonrío. Siempre me cubre la espalda, aunque sé que ella tampoco
quiere estar aquí.
—A algunos nos importa nuestra carrera académica —canta y rodea
su pequeño hombro con su grueso brazo.
—Alguien necesita echar un polvo —se burla antes de darle un
codazo juguetón cuando él no la suelta.
— ¿Ah sí, Bree Bree? Tú eres de las que habla... —le responde
bromeando.
Pongo los ojos en blanco, pero sonrío porque me siento como en los viejos
tiempos con ellos. Nos echamos mierda el uno al otro. Es lo que hacemos.
Pero la verdad es que ninguno de nosotros sabe cómo conectar con otras
personas el tiempo suficiente para salir con ellas.
No salimos con nadie. No confiamos. Simplemente no lo hacemos.
Hasta ahora.
Mis ojos se mueven lentamente hacia el banquillo de béisbol y al instante
se centran en el gran cuerpo de Grayson mientras se estira con un bate en
la mano. El partido ya ha empezado y está en la tercera entrada, según el
marcador, con el equipo visitante ganando por dos.
Sin embargo, Grayson parece tranquilo mientras se acerca al plato.
Desearía que mis ojos no estuvieran pegados a la forma pecaminosa en
153
Nicole Dykes Hostile
que sus pantalones de béisbol abrazan ese delicioso culo, pero lo están. Lo
están, mierda. No puedo apartar la mirada.
—Pero en serio —Fletcher me da un codazo, apartando mi mirada
hambrienta de Grayson y devolviéndola a él y a Bree—. ¿Por qué
demonios estamos aquí?
Los ojos de Bree se encuentran con los míos, pero no parecen
presionarme para que se lo diga. Aun así, Fletcher bien podría ser mi
hermano, y aunque no entiendo muy bien lo que nos pasa a Grayson y a
mí, sé que quiero seguir haciéndolo. Y eso significa que no quiero
ocultarlo a las personas más importantes de mi vida.
Me encuentro con su mirada confusa.
—Estoy tonteando con uno de los jugadores.
No parece demasiado sorprendido mientras mira hacia el campo justo
cuando oímos el tintineo del bate cuando Grayson golpea la pelota en el
campo. El público pierde la cabeza a nuestro alrededor, gritando a un
volumen ensordecedor.
Fletch se vuelve hacia mí.
— ¿Tonteando?
Asiento con la cabeza, esperando a que diga algo más y sintiendo un
cosquilleo nervioso en las tripas por lo que pueda decir. No debería
preocuparme. Sé que es una buena persona.
— ¿Cuál? —Se gira para ver a Grayson rodear las bases y luego se
vuelve hacia mí, con los ojos muy abiertos—. ¿Te estás tirando a Grayson
Lancaster? ¿Me estás tomando el pelo?
—O ¿Te está follando a ti? —Bree se burla con una sonrisa.
—Me alegro de que podamos ser maduros en esto —digo, sin dejar
de mirar a Grayson mientras sus pies aterrizan en el plato.
Me ve, y su sonrisa de comemierda es brillante y reveladora. Me va a
echar mucha mierda por aparecer esta noche, pero puedo decir que se
alegra de que esté aquí.
—Pero ¿De verdad? ¿Grayson? —Fletch vuelve a reclamar mi
atención y yo asiento con la cabeza.
—Sí. ¿Es un problema?
Sus cejas se fruncen mientras lo piensa. Sé que no tiene nada que ver con
que Grayson sea un chico y todo tiene que ver con la forma en que
crecimos: despreciando a los privilegiados con dinero.
— ¿Te gusta de verdad?
Asiento con la cabeza una vez.
154
Nicole Dykes Hostile
156
Nicole Dykes Hostile
Me encojo de hombros.
—Es complicado. No estamos realmente juntos, ¿Ok? Estamos
tonteando.
—Porque es un idiota —interviene rápidamente Bree.
—Se va a la universidad en la costa oeste. Yo me quedo aquí. No hay
necesidad de hacer estallar nuestras vidas por... —Siento que mi irritación
crece porque no sé lo que somos, y todavía no sé realmente lo que soy—.
Por nada.
—Pero tú no eres nada, Rhett —Puede que ahora sea grande y
voluminoso –músculo y altura de locura –, pero sigo viendo al chico joven
del que me hice amigo hace tantos años—. Eres... —Parece frustrado
mientras busca las palabras—. ¿Estás fuera?
Me encojo de hombros.
—No sé lo que soy. Sólo sé que me gusta, y es la primera y única
persona que me ha interesado de esa manera.
—De todas formas, no deberías salir del armario si no quieres. Es
tan tonto. ¿Por qué no puedes decir simplemente “estoy saliendo con esta
persona” y ya está? No “soy gay” o “soy bi” o lo que sea. No debería
importar.
Sonrío porque eso es todo lo que tuve que hacer con ambos. Ni siquiera
parpadearon cuando les dije que había estado tonteando con un chico, y
dudo que Blair y Rhys lo hagan también.
—Está bien. No diré una palabra. Pero no me gusta que te esconda.
—No lo hace. Realmente no lo hace —me defiendo—. Me invitó a
venir. Se sentó con nosotros en la comida. No soy su pequeño y sucio
secreto, Fletch. Su mundo es diferente al mío.
Fletcher parece entender eso.
—Bien. Te gusta, así que le daré una oportunidad. Y no diré ni una
palabra a nadie de que están follando.
Lo empujo juguetonamente, y él se ríe, y eso es todo. El resto del partido
nos quedamos de pie junto a la valla viendo cómo juegan, bromeando
sobre estupideces y hablando de que Fletch se va a la universidad y de que
Blair mimará a Bree cuando no estemos.
Cuando termina, y nuestro equipo ha ganado, Grayson no pierde tiempo y
sale de la verja, directo hacia nosotros.
—Vaya, vaya, vaya. ¿Qué pasó con lo de tener que trabajar?
157
Nicole Dykes Hostile
158
Nicole Dykes Hostile
—Y ¿No lo corregiste?
Los ojos de Grayson se dirigen a Bree, con cara de vergüenza.
—Pensé que si le dejaba pensar eso, tal vez se apartaría de ti.
Bree se cruza de brazos y se burla: —Como si necesitara que el gran
Grayson Lancaster tercero me proteja.
Grayson me mira en busca de apoyo, y no puedo dejar que se retuerza.
Rodeo a Bree con el brazo y la atraigo en un abrazo lateral, besando su
sien.
—Todos sabemos que eres una malota. Aunque no puedo decir que
odie la idea de que ese tipo finalmente se retire.
—Debería retroceder porque yo se lo he dicho, no porque otro tipo
haya reclamado.
—Puedo decirle que no estamos juntos, Bree —Grayson parece
adorablemente asustado por mi mejor amiga, y debería estarlo, hasta
cierto punto. Bree es maravillosamente feroz, pero sé que lo hizo por
amabilidad y no por ser un imbécil. Así es Grayson.
Ella no parece tan molesta ahora mientras lo evalúa.
—No. Pero, por favor, no hables de mí a mis espaldas. No necesito
que nadie me proteja, ni ahora ni nunca.
Él levanta las manos en señal de rendición.
—Diablos, te pagaré para que seas mi guardaespaldas ahora mismo.
No tengo ninguna duda de que puedes ocuparte de los tuyos.
Ella se ríe de eso y sacude la cabeza.
—Ni siquiera tú podrías pagarme.
Se ríe, aliviado.
—Lo siento. Te juro que no le doy detalles que pide ni le digo nada
de ti. Es que no puedo dejar de mirar a tu hermano, y tú sueles estar a su
lado.
Ella sonríe y Fletcher hace un ruido de náuseas por el que le doy un
puñetazo en el hombro. Ella agarra a Fletcher del brazo.
—Vamos. Dejemos a los tortolitos —Me guiña un ojo y le doy las
gracias en silencio.
Se van y me vuelvo hacia Grayson.
— ¿Vas a una fiesta?
Niega con la cabeza.
—Sólo si es una fiesta privada.
159
Nicole Dykes Hostile
—Si dices “en mis pantalones”, juro que no te dejaré entrar en ellos
nunca más —Se ríe, y es hermoso. Todo en él es tan malditamente
hermoso.
—Necesito ducharme y cambiarme.
Le doy otro repaso, mirando esos pantalones tan ajustados que me están
haciendo mucha gracia.
—Sí, no me importa que te pongas eso. Sólo lo digo —Mi hombro se
levanta con un encogimiento de hombros, y él se acerca un poco más a mí.
La multitud casi se ha disipado. Aun así, sé que debemos tener cuidado, y
él también debe hacerlo, porque mantiene una buena distancia.
—Uh-oh. Ahora estás metido en todo el asunto del béisbol, ¿Eh?
—No tengo ni idea de lo que me has hecho —Vuelvo a mirar hacia el
aparcamiento casi vacío—. Y mi transporte se fue, así que pensé que tal
vez podrías llevarme a casa.
Asiente con la cabeza, su mirada ahora está llena de calor, lo que hace que
un escalofrío de necesidad me recorra la columna vertebral.
—De acuerdo. Vamos.
El impulso de agarrar su mano es fuerte mientras caminamos hacia su
coche, pero no lo hago. Lucho contra ello.
No puedo evitar preguntarme si él tiene el mismo impulso.
160
Nicole Dykes Hostile
Treinta y dos
Grayson
Vino a mi partido. Se presentó de verdad, y no puedo borrar la estúpida
sonrisa de mi cara. Ni siquiera cuando entramos en su apartamento y
cierra la puerta tras nosotros.
—Estuviste en mi partido —digo estúpidamente lo que es obvio.
Se gira hacia mí, con un brillo en los ojos.
—Estuve.
—Dijiste que no irías.
Se encoge de hombros, pasándose los dedos por el pelo.
—Parecía que era importante para ti.
Un nudo se forma en mi garganta ante sus palabras. Se dio cuenta de eso.
Creía que había actuado con calma, pero supongo que no.
Me acerco a él, agarrando la parte superior de sus vaqueros y atrayéndolo
hacia mí.
—Lo fue. Me ha encantado verte ahí fuera.
Ahora sonríe con suficiencia, pero también me doy cuenta de que no está
acostumbrado a este tipo de emociones. Yo tampoco.
—No estuviste tan mal en el campo —Una mano sube por mi
espalda hasta el cuello.
—No estuve tan mal, ¿Eh? Hice un home-run.
— ¿Buen trabajo? —Lo dice como una pregunta, lo que me hace reír
antes de acercar mis labios a los suyos, chocando contra ellos con la
necesidad y el calor que encuentra de frente. Es urgente y salvaje mientras
nos arrancamos la ropa mutuamente. Probablemente debería
preocuparme por estar sudado por el juego, pero no parece molestarle
mientras sus dedos se deslizan por mi pelo y sus uñas se clavan en mi
cuero cabelludo.
—Gracias por estar ahí —digo entre besos ásperos, y él sólo gruñe
mientras volvemos a acercarnos a su cama, ambos totalmente,
gloriosamente desnudos ahora. El deslizamiento de nuestras pollas
desnudas es suficiente para hacerme perder la cabeza. Nuestras fugas de
161
Nicole Dykes Hostile
pre-semen añaden lubricación para que nos frotemos el uno contra el otro
hacia el éxtasis, pero no es suficiente.
Nunca es suficiente con él. Lo quiero todo a la vez. Lo quiero dentro de
mí. Quiero estar dentro de él. Quiero saborearlo, y quiero su boca sobre
mí. La sensación de su dura polla rozando la mía hace que se me encojan
los dedos de los pies y que me duelan las pelotas por la necesidad de
liberarse. Con su duro cuerpo bajo el mío, me agarra por el culo y me
atrae hacia él.
—Mierda, estás caliente.
Sonríe contra mis labios antes de mover su boca hacia mi cuello y chupar.
—Estoy cerca.
Asiento con la cabeza, arqueando la espalda hacia él, con los huevos
apretados.
—Estoy muy cerca. Tu cuerpo es una locura.
Sus dedos se clavan en mi culo.
—Y lo dices tú. Este culo. Este puto culo perfecto y sólido —Me
muerde la mandíbula y luego tira del lóbulo de mi oreja con sus dientes—.
Es lo único en lo que podía pensar en ese partido.
—Mierda, Rhett —Empujo mis caderas contra las suyas, y cuando
las froto, mi semen se desprende de mi polla y cubre su bajo vientre,
siento su polla sacudirse y miro hacia abajo a tiempo para ver su
liberación uniéndose a la mía.
—Maldita sea.
Asiento con la cabeza mientras me pongo de espaldas a él, los dos
jadeando y en un lío pegajoso y sudoroso. Después de unos minutos,
seguimos tumbados de espaldas, y él dice: —Así que mis amigos lo saben.
Mis labios se mueven en una sonrisa.
—Sí, lo sé. No pasa nada.
—No dirán nada, Grayson. Te lo prometo.
—No me preocupa —Lo digo en serio. Realmente no lo hace. Nunca
he confiado más en nadie en mi vida.
Parece satisfecho con eso mientras salgo de la cama, y él me sigue,
golpeando mi trasero con la palma de la mano.
—Vamos a limpiarnos.
—Claro que sí —Lo sigo con avidez hasta la pequeña ducha de su
cuarto de baño, amando la oportunidad de pasar más tiempo desnudo con
162
Nicole Dykes Hostile
164
Nicole Dykes Hostile
Treinta y tres
Rhett
—Jesús, Bree. Esto es realmente estúpido —La miro con su vestido
naranja y el ramillete de lirios en la muñeca.
—No es una estupidez. Ir a un partido de béisbol fue una estupidez.
Esto... —suspira y me arregla la estúpida pajarita del cuello—. Esta es
nuestras últimas experiencias juntos en el instituto. Y creo que podría ser
divertido.
Enarco una ceja, sorprendido por este acontecimiento. Nunca ha querido
hacer nada que se considere una experiencia típica de instituto, pero
cuando le hablé de la fiesta de graduación y de que Grayson me lo pidiera,
parece que le gustó mucho la idea.
—Sé lo que estás haciendo.
Se encoge de hombros.
—Así que cállate y dame las gracias.
Sonrío y le beso la sien. Blair estaba más que emocionada cuando Bree le
dijo que Fletcher, Bree y yo queríamos ir al baile. Por supuesto, Blair se
volvió más que loca y le compró a Bree joyas, tacones, un vestido y la llevó
a maquillarse hoy. Intentó por todos los medios que Fletch y yo fuéramos
también –para qué, aún no estoy seguro– pero le permitimos elegir
esmoquin para nosotros.
Fletch se ve muy bien en un esmoquin blanco y corbata negra con el pelo
peinado. No hubo una sola chica en el gimnasio que no salivara cuando lo
vieron esta noche. De hecho, creo que toda la escuela nos miraba atónito a
los tres cuando entramos.
Y no fue mi imaginación. Bree y Fletcher también lo sintieron.
—Jesús, ¿Deberíamos haber anunciado formalmente que
estaríamos aquí esta noche o algo así? —pregunta Bree, haciendo que
Fletch y yo nos riamos. Ambos enlazamos nuestros brazos con uno de los
suyos y la guiamos hacia dentro.
—Esto fue idea tuya, Bree Bree —digo mientras busco a Grayson.
165
Nicole Dykes Hostile
168
Nicole Dykes Hostile
169
Nicole Dykes Hostile
172
Nicole Dykes Hostile
Treinta y cuatro
Grayson
Soy un graduado de la escuela secundaria.
Mierda. ¿Cómo es posible?
Hoy he cruzado el escenario y he estrechado la mano de mi director, con
mis padres entre la multitud, felicitando a los demás padres que estaban a
su alrededor y que probablemente sentían envidia porque me había
graduado como el mejor de mi clase.
Seguro que se regodeaban de mis notas y de que pronto me iría a la Costa
Oeste. No porque estén realmente orgullosos. Porque era lo que se
esperaba, y eso es lo que hice.
Me sorprendo cuando veo a Rhett caminando entre la multitud en mi
casa, buscando a alguien en la habitación. Es estúpido esperar que sea yo,
pero ¿Qué otra cosa podría estar haciendo aquí?
— ¿Rhett? —Su cara de preocupación me tiene en alerta máxima
cuando nos encontramos en medio del gran salón de la casa de mis
padres—. ¿Estás bien?
— ¿Está Bree aquí?
— ¿Qué? ¿Bree? —Sacudo la cabeza y miro a mi alrededor—. Creo
que no. No la he visto. ¿Por qué?
Saca su teléfono del bolsillo.
—Me envió un mensaje de texto diciendo que estaba aquí. No
entiendo por qué demonios vendría aquí. Odia las fiestas.
Sí, creo que nunca la he visto en una.
—No la he visto, pero está algo descontrolado aquí, así que no
conozco a la mitad de la gente de aquí —Me meto las manos en los
bolsillos, extrañamente avergonzado por la enorme fiesta que se celebra a
nuestro alrededor.
—Sí, por cierto, ¿Cómo ha ocurrido esto? No sabía que estabas
dando una fiesta.
Me agarro la nuca con nerviosismo, todavía cabreado por ello pero
intentando disimularlo.
173
Nicole Dykes Hostile
174
Nicole Dykes Hostile
175
Nicole Dykes Hostile
176
Nicole Dykes Hostile
177
Nicole Dykes Hostile
Treinta y cinco
Rhett
¿Qué demonios está pasando? Bree acaba de sacar a Grayson del armario.
Parecía tranquilo al respecto. Bueno, al menos no enfadado por ello,
aunque sí totalmente asustado. Pero aun así, no está bien. ¿Cómo pudo
hacer eso?
¿Y cómo pudo aparecer en su casa y emborracharse? Bree no bebe. Esto
no es propio de ella. Termina de vomitar en los arbustos y se apoya en mi
coche.
—Oh, Dios mío.
—Le has contado a Josh lo mío con Grayson. ¿Qué demonios, Bree?
Sus ojos acuosos se encuentran con los míos y parece horrorizada.
—Lo siento mucho. Dios mío, Rhett. Lo siento mucho. No sé por
qué dije eso. Se me escapó, y fue tan estúpido. Lo siento mucho.
Sé que lo está, y me inclino a su lado.
— ¿Qué pasa? Nunca bebes.
Se limpia la boca con la mano mientras otra lágrima se desliza por su
mejilla.
—Ha sido una locura verlos a ti y a Fletch cruzar el escenario hoy,
pasando a la siguiente parte de sus vidas. Dejándome a mí.
La rodeo con un brazo y la estrecho.
—No me voy a ninguna parte. Estoy aquí, Bree.
Ella resopla, con voz triste.
—Lo estás, pero no lo estás. Tienes a Grayson, y pronto empezarás
tu carrera. Fletcher se va a mudar. Todo esto me ha afectado mucho —
Vuelve a sorber y luego gira la cabeza para mirarme con esos ojos
desesperadamente tristes—. Lo siento mucho. Me disculparé con él. Se lo
prometo. Ha sido una estupidez. No era mí…
La abrazo más fuerte.
—Sé que no lo hiciste. Y gracias. No creo que esté enfadado, más
bien conmocionado. Pero por ahora, vamos a llevarte a casa, ¿Ok?
178
Nicole Dykes Hostile
Ella asiente.
—Lo siento mucho, Rhett.
Beso la parte superior de su cabeza.
—Lo sé. Siento no haber estado ahí para ti. Lo haré mejor, ¿De
acuerdo? Te lo prometo. Sabes que te quiero.
Ella emite un sollozo ahogado y asiente con la cabeza antes de limpiarse
los ojos y bajarse del coche.
—Lo sé.
Se sube al asiento del copiloto y yo echo una última mirada en dirección a
la casa antes de ponerme al volante. Parece muy cansada y se apoya en la
ventanilla con los ojos cerrados. Decido no hacer más preguntas por esta
noche.
Podemos seguir hablando mañana, así que subo el volumen de su música
favorita y la conduzco hasta la casa de Blair y Rhys, aparcando en la
entrada y acompañándola hasta la puerta principal. Cuando abro la
puerta con la llave que aún tengo, me recibe un Rhys preocupado.
No me sorprende, es protector.
— ¿Qué pasa? —dice su voz profunda y preocupada.
Bree endereza los hombros y le ofrece un fuerte: —Nada. Estoy bien.
Rhett sólo me ha traído a casa.
Él no se lo cree, pero ninguno de los dos dice una palabra. Me besa la
mejilla y luego la suya antes de marcharse hacia su habitación. Blair entra
en el vestíbulo, mirando a Bree, luego a mí y después a Rhys.
— ¿Qué pasa?
Bree sigue caminando y yo mantengo la voz baja.
—Creo que le vendría bien una charla.
Blair asiente decidida y comprensiva, y sale detrás de Bree. Rhys cierra la
puerta tras de mí cuando entro completamente en la casa.
— ¿Tú también necesitas hablar?
Me encojo de hombros, tan condenadamente cansado por esta noche y, de
acuerdo, tal vez por los últimos años.
—Sí, tal vez.
Asiente con la cabeza y señala el salón, donde lo sigo y nos sentamos en el
gran sofá.
— ¿Qué pasa?
179
Nicole Dykes Hostile
Hay tantas cosas. Quiero contárselo todo. Este hombre me ha dado una
segunda oportunidad en la vida. Él es la razón por la que me he graduado
hoy, la razón por la que encontré mi pasión en el arte que me llevó a mi
futura carrera. Él me dio un lugar seguro cuando nunca soñé que podría
tener eso.
—Eres heterosexual, ¿Verdad? ¿Totalmente heterosexual? —Lo
suelto en lugar de un agradecimiento. Y por supuesto, al instante parece
confundido.
¿Por qué no iba a estarlo? Por Dios.
—Quiero decir... —Resoplo, molesta conmigo mismo—. Sólo te
interesan las mujeres.
—Sólo estoy interesado en una mujer. Sí. ¿Por qué? ¿Qué pasa?
No creo que piense diferente de mí. No lo creo. Sé que no es como el
padre de Grayson.
—Creo que estoy enamorado de un chico —Mierda. Eso fue
demasiado real.
¿Enamorado?
Mierda.
Su cara se ilumina de sorpresa, pero es diferente. No sé cómo puedo
saberlo, pero de algún modo sé que su sorpresa es más por la parte del
amor que por la del chico. Pero antes de que pueda decir nada en
respuesta, sus ojos miran detrás del sofá donde está Blair con los ojos
muy abiertos.
Bueno, que me jodan.
—Lo siento mucho. No era mi intención escuchar eso. Bree está
durmiendo, y yo... —Parece realmente nerviosa. Es la primera vez que la
veo así.
—No pasa nada. Yo también quiero hablar contigo.
Se ilumina al oír eso y se acerca para sentarse entre nosotros, poniendo
una mano en mi rodilla.
— ¿Estás enamorado?
Sonrío para mis adentros porque tenía razón. Se van a centrar en la parte
del amor.
—Yo... —Mi voz no funciona—. Creo que sí.
Ella sonríe demasiado.
—Oh, Dios mío, Rhett. Eso es genial.
180
Nicole Dykes Hostile
181
Nicole Dykes Hostile
—No eres un imbécil. Eres mi dulce niño —Utiliza una mano para
apartar mi pelo, y su mirada se intensifica—. Rhett, he sabido que estabas
destinado a ser mi hijo desde el día en que Bree te trajo a casa. Te
queríamos. Eres deseado, y eres amado.
Maldita sea, Blair.
Se me llenan los ojos de lágrimas y se me hace un nudo en la garganta
porque lo sé. En el fondo, siempre lo he sabido. Pero he luchado contra
ello.
—Siento haberte alejado. Y haberme mudado. No fue nada que
ustedes hicieran.
Rhys se levanta ahora, uniéndose a nosotros.
—Este es tu hogar. Para siempre, chico. Pase lo que pase, pero
también estoy muy orgulloso de que hayas hecho tu propio camino.
Debería decírselo, pero tengo miedo de estropear este momento. Algo que
ni siquiera sabía que necesitaba.
—Estoy agradecido con ustedes. Realmente lo estoy.
—Lo sabemos —dice Blair como si fuera lo más fácil del mundo—.
Eres nuestro. Tanto si luchas como si lo aceptas, eres nuestro. Ya sea que
tengas dieciocho o cincuenta años. No importa. Te queremos.
—Yo también los quiero —Sonríe y me abraza.
—Esto es asqueroso —Sorbetea y me doy cuenta de que está
llorando.
—Sí. Realmente lo es —Pero sólo la abrazo más fuerte.
—Vamos a hacer un día familiar al estilo Moore, ¿Ok? Pronto —
Estoy de acuerdo, pero se me revuelve la tripa cuando oigo el apellido
Moore contra el que luché.
—Quiero cambiar mi apellido.
Los dos parecen sorprendidos, y Blair vuelve a inclinarse hacia atrás,
escudriñando mi rostro.
— ¿Lo quieres?
Asiento con la cabeza, sintiéndome como un niño estúpido hasta que veo
que Rhys lleva la mayor sonrisa que he visto en su cara.
—Por fin.
Me río ante eso, y entonces, también lo hace Blair.
—Iré contigo si quieres.
182
Nicole Dykes Hostile
183
Nicole Dykes Hostile
Treinta y seis
Grayson
No estoy seguro de cuánto tiempo he estado aquí, pero me siento aliviado
cuando veo los faros y luego el coche de Rhett antes de que se baje, con
aspecto de estar sorprendido de que esté aquí pero no molesto.
—Hola —dice al llegar a mí.
—Hola.
Nos miramos fijamente durante unos instantes antes de seguirlo por las
escaleras hasta su casa. Nos deja entrar a los dos y cierra la puerta tras
nosotros, con un lenguaje corporal tenso que no me gusta.
—Lo siento —Sus ojos verdes se encuentran con los míos, con una
oscuridad en ellos.
—No es culpa tuya.
Se tumba en el sofá y deja las llaves sobre la mesa.
—Sí lo es. Tú confiaste en mí, y yo en ella. Nunca pensé que ella
diría algo.
Me siento a su lado, queriendo atraerlo hacia mí, pero también
conociendo a Rhett bastante bien a estas alturas. El contacto físico no es
lo que necesita. Todavía no.
—La mierda pasa. Sé que ella no quería hacer eso.
—No lo hizo —Lo dice ferozmente, pero luego retrocede
rápidamente—. Quiero decir, fue jodido, no estoy tratando de defenderla,
pero...
—Pero ella es Bree. Siempre la defenderás, y deberías hacerlo. Es tu
hermana.
Parece muy conflictivo.
—Lo siente mucho.
Sonrío ante eso.
—Lo sé. No pasa nada. Josh estaba... —Vuelvo a pensar en mi amigo
bobo—. Estaba bien, y no lo sé —Me vuelvo a apoyar en el sofá—. No estoy
184
Nicole Dykes Hostile
tan molesto por ello como tal vez debería estarlo. Creo que incluso estoy
un poco aliviado.
Parece aturdido por eso.
— ¿Qué?
Giro la cabeza para mirarlo: ese chico misterioso del que me he
enamorado totalmente. En quien no puedo dejar de pensar. Al cruzar ese
escenario hoy, supe que estaba un paso más cerca de dejarlo, y maldita
sea, no quiero hacerlo.
—Sabes que quiero... —Hago una pausa, tragando las emociones
que obstruyen mi garganta y me obligan a intentarlo—. He estado
pensando mucho últimamente. Tengo tantas ganas de tener lo que mi
abuelo construyó y devolverlo a lo que él quería que fuera. Pero no sé,
Rhett, quizá el precio sea demasiado alto.
Sigue pareciendo conflictivo, e imagino que la guerra dentro de esa cabeza
es más de lo que puedo soportar. En lugar de rogarme que salga o que esté
con él, se acerca un poco más a mí y se aclara la garganta.
—Mis padres saben lo nuestro ahora.
— ¿De verdad?
Asiente con la cabeza.
—Blair quiere conocerte. Y ha ofrecido un curso de lubricación.
Me río de eso, libre y ligero. Estoy seguro de que estaba tratando de
aligerar el ambiente oscuro de la habitación.
—Yo también quiero conocerla —Sonrío—. Aunque no estoy seguro
de la lección de lubricación.
Él gime y se inclina hacia atrás junto a mí, cubriendo su cara.
—Ella es mucho.
—Pero la quieres —digo definitivamente porque no hay duda. Puedo
oírlo en su voz.
—La quiero —Baja las manos y gira la cabeza para mirarme—.
Todavía no he podido contarle a Rhys lo del trabajo, pero quiero hacerlo.
Asiento, sabiendo que es una carga para él.
—Creo que todo irá bien. Te quieren —Pienso en el amor que me
demostró mi abuelo, como si nunca pudiera hacer nada malo, incluso
cuando parecía que era lo único que hacía cuando estaba cerca de mi
padre. Si Rhys quiere a Rhett la mitad de lo que ese hombre me quería a
mí, sé que todo irá bien—. Deberías decírselo.
Él asiente rápidamente con la cabeza.
185
Nicole Dykes Hostile
—Sí. Tal vez lo haga —No señala que estoy guardando secretos a mi
propio padre ni me presiona para que le diga que soy gay.
Nos sentamos en un cómodo silencio hasta que gira más su cuerpo, lo
suficiente como para acaparar mi cara entre sus manos.
—Eres un buen hombre, Grayson. Es bueno que vayas a continuar
el legado de tu abuelo.
Mi corazón se parte por la mitad, y no sé si es por su admiración o porque
tengo tantas ganas de que me pida que me quede. Que me ruegue que no
me vaya y que diga «a la mierda todo». Pero sé que no es justo.
Lo que tenemos es todavía nuevo. Somos demasiado malditamente
jóvenes para estar hablando de siempre, y no puedo echar a perder toda
mi vida por una relación de «amigos que se besan, tontean y follan». Y no
puedo pedirle que quiera más que eso o que me pida que me quede.
Así que hago lo que mejor sé hacer y añado un poco de humor y
distracción.
— ¿Por qué carajo seguimos usando ropa? —Muevo las cejas en
dirección a la cama, y Rhett se ríe, saltando del sofá casi al instante y
tirando de mí hacia la cama.
—Según Blair, necesitamos mucho, mucho lubricante. Y
preparación.
Estallo en carcajadas mientras él finge estremecerse antes de que estrelle
mis labios contra los suyos y lo aborde sobre la cama.
Porque por ahora, esto es suficiente.
Aún me queda el verano con él.
186
Nicole Dykes Hostile
Treinta y siete
Rhett
Bien, es hora de sacarlo. Ya no puedo hacer esto. Cambié mi apellido
oficialmente la semana pasada, y estoy listo para empezar en la tienda de
Rhys mañana. Es hora de enfrentarse a él. Kole me ha dicho varias veces
que, si quiero ir a trabajar para Rhys, siempre puedo volver. Pero no
puedo hacerlo.
Simplemente no puedo.
Entro en la tienda de Rhys y me saluda casi inmediatamente.
—Hola, chico. Empiezas mañana, ¿Sabes? Deberías estar
holgazaneando y disfrutando de ser un niño un día más.
En lugar de reírme, la culpa vuelve a aparecer porque llevo meses
trabajando, y él parece feliz ante la idea de que empiece aquí mañana.
Tal vez debería hacerlo.
Pero me lo quito de encima rápidamente.
—Rhys, ¿Puedo hablar contigo un minuto?
Miro alrededor de la ajetreada tienda e intento como un demonio
permanecer fuerte. Se gira hacia el gigantesco reloj de acero de la pared y
luego vuelve a mirarme.
—Sí, tengo una hora antes de tener otro cliente programado.
¿Quieres salir fuera?
Asiento con la cabeza, sorprendido de que tenga una hora entera libre,
pero creo que últimamente se está recortando un poco. Dejando más a los
novatos en su taller y trabajando en los trabajos intrincados. Genial,
ahora me siento aún peor.
Salimos a la calle y me estudia con cautela, pero no me presiona para que
me ponga manos a la obra. No, Rhys está tranquilo mientras espera,
aunque puedo ver la preocupación en sus ojos. Está bien, sólo díselo.
—No puedo trabajar aquí —Tal vez lo haga mejor que eso. Parece
sorprendido como si le hubieran dado una fuerte bofetada en la
mandíbula ante mi estúpido desparpajo—. Es decir, quiero hacerlo, pero
es que... —Sigo divagando—. Es demasiado, Rhys. Eres genial, y la tienda
187
Nicole Dykes Hostile
189
Nicole Dykes Hostile
Todo parece demasiado bueno para ser verdad. Como si todo tuviera que
salir mal tarde o temprano, y sólo estoy esperando que me derribe.
Pero supongo que ese golpe en particular probablemente llegue al final
del verano. Y es aún peor porque sé que está llegando, y no tengo ni idea
de cómo detenerlo.
190
Nicole Dykes Hostile
Treinta y ocho
Grayson
—Es imposible que hayas hecho esto —Laney suelta una risita y
asiente con la cabeza de forma exuberante.
—Lo hice, Grayson.
Mastico la galleta de mantequilla de maní en mi boca y hago sonidos de
gemidos exagerados, negando con la cabeza.
—No. De ninguna manera. Estás mintiendo. Lo sé.
Ella suelta una risita y vuelve a sacudir la cabeza.
—No. Realmente lo hice. Mi madre adoptiva ayudó un poco, pero
los hice yo.
Finjo estudiarla con incredulidad y luego sonrío.
—Hiciste un buen trabajo.
Se anima, sus grandes ojos están llenos de luz y son muy distintos a los
que tenía cuando la conocí. Está claro que esta familia de acogida está
funcionando. Gracias a Dios.
—Gracias.
—Alguien tiene los ojos saltones —dice Max, y al principio creo que
se refiere a Laney, pero cuando me vuelvo para mirarlo, está dirigiendo su
burla a Rhett, que ahora tiene la cara de piedra.
—No lo hagas.
—Lo hago —responde Max, y me río.
— ¿Ahora te gusto, Rhett? —me burlo mientras él mira el boceto
que tiene delante y no a ninguno de nosotros.
—Creo que sí —dice Max con alegría, e Ian se une también. Pasamos
un buen rato echando mierda a Rhett hasta que los chicos tienen que irse
a casa, y Rhett y yo salimos hacia mi coche.
Ya no tengo que pelearme con él para que venga conmigo. Simplemente lo
recojo en su casa o en el trabajo, y nos dirigimos aquí sin falta cada martes
y jueves. A pesar de ser verano, el programa sigue funcionando como un
reloj.
191
Nicole Dykes Hostile
192
Nicole Dykes Hostile
Agarra mi mano libre con la suya y apoya las dos en mi muslo. Y vuelvo a
tener esa sensación de malestar porque creo que él también me quiere en
todo este escenario de la nueva vida, pero no lo dice. Yo tampoco puedo
decirlo.
Y es un asco.
Intento hacer lo que he estado haciendo y apartarlo. Tratar de disfrutar el
ahora y no preocuparme por el futuro. Pero sé que se acaba pronto.
Cuando aparco en casa de sus padres subimos, y él parece más
emocionado que nervioso.
—Están locos. Sólo te aviso.
Sonrío por el cariño que hay en su voz.
—Yo me encargo.
Prueba la puerta y, sorprendentemente, no está cerrada, así que
entramos. Veo primero a Bree, que parece felizmente sorprendida
mientras rodea el cuello de Rhett con sus brazos.
— ¿Qué haces aquí?
Rhett se ríe y le devuelve el abrazo.
—He pensado en colarnos en la cena.
— ¿Tienes noticias? —Ella le agarra los hombros y se echa un poco
hacia atrás con un brillo burlón en los ojos—. ¿Estás embarazado?
Él la empuja juguetonamente y ella se ríe antes de volver su mirada hacia
mí, pareciendo culpable ahora, con el rostro serio.
—Grayson. Hola.
—Hola.
—Siento mucho lo de la fiesta. No quería...
Levanto una mano para detener su disculpa. Ya la he perdonado.
—No pasa nada. De verdad.
Pero no parece aliviada.
—Realmente no lo está. Eso no estuvo bien. Lo siento. Y con gusto
le ofreceré daño corporal a Josh si se atreve a decir una palabra.
Me río fácilmente de eso porque no tengo duda de que lo hará.
—No. Es un buen tipo —Hago un gesto de picardía con los ojos—.
Deberías salir con él.
Ella finge unas arcadas y todos nos reímos antes de que Rhett le rodee los
hombros con sus brazos.
193
Nicole Dykes Hostile
—Vamos a comer.
Nos lleva al comedor, donde una bonita mujer rubia está alborotando a
Fletcher y un hombre gigante, estoico y de buen aspecto, está sentado en
la cabecera de la mesa, sacudiendo la cabeza con diversión. Sé que son sus
padres y que la mujer es Blair. Nos mira y toda su cara se ilumina
mientras se acerca a nosotros.
— ¡Rhett! ¡Oh, Dios mío! ¿Has venido a cenar?
Ella lo abraza, y Rhett se ríe –el sonido al que aún no me acostumbro pero
que quiero escuchar cada vez más.
—Sí. Acabo de llegar. Actúan como si hubieran pasado años.
—Eso fue para dejar a una Bree borracha, no para pasar tiempo con
nosotros —Lo suelta y se vuelve hacia mí—. Oh, Dios mío. Tú eres
Grayson, ¿No? —Se vuelve hacia Rhett, toda orgullosa—. Has traído un
chico a casa.
Rhett gime y se vuelve hacia mí.
— ¿Ves? Loco.
Me río porque definitivamente puedo manejar este tipo de locura, incluso
cuando la mujer mucho más pequeña me envuelve con sus brazos y me
abraza tan fuerte que me cuesta respirar.
—Soy Blair. Estoy muy contenta de que estés aquí. Siéntate.
—Lo haría si pudiera respirar —digo con una risita.
Me suelta, y yo aspiro un poco de aire a mis pulmones antes de devolverle
el saludo al hombre que debe ser Rhys. Me ofrece una rápida inclinación
de cabeza, y realmente agradezco que no sea un abrazador. Si su mujer
puede casi romperme las costillas, no estoy seguro de qué daño me haría.
Sin embargo, según Rhett, a Rhys no le gusta mucho tocar.
Tomamos asiento uno al lado del otro, y Blair hace un gesto con la mano
hacia la comida que huele deliciosamente.
—Esto fue delivery. Para que lo sepas, yo no cocino.
—Me parece muy bien.
— ¿Por qué le dices eso, Blair? —pregunta Bree con una sonrisa,
echando papa en su plato—. Podrías haberte atribuido el mérito.
Blair sacude la cabeza.
—Claro que no. Entonces, ¿Qué haría si se acostumbrara y pensara
que puedo cocinar? No —Me mira, su sonrisa es brillante y amable—. No
cocino en absoluto. Prefiero no quemar la casa.
194
Nicole Dykes Hostile
195
Nicole Dykes Hostile
196
Nicole Dykes Hostile
Caemos sobre la cama, ambos sin aliento y felices, su mano cayendo sobre
mi corazón.
—Sí. Le pediré a Kole una semana libre al final del verano.
Sonrío hasta que vuelve ese sentimiento, la inminente fatalidad.
El final del verano.
197
Nicole Dykes Hostile
Treinta y nueve
Rhett
¿Cómo diablos estamos ya al final del verano? No tiene sentido. Estoy
feliz de estar aquí en la cabaña de Grayson, pero me duele literalmente el
estómago cuando pienso que es la última maldita semana con él.
Pasamos el verano follando y yo trabajando en Hostile Ink. Fuimos
voluntarios en el centro. Y ahora casi se acaba. Esto es todo.
Diablos, incluso cenamos con mi familia una vez a la semana. Ha sido el
mejor puto verano de mi vida, y ahora está llegando a su fin.
Aunque estoy tumbado en la cama con un Grayson desnudo, no puedo
luchar contra la melancolía de mi corazón.
—Dime lo que estás pensando —Arrastra un dedo por el lado de mi
mandíbula y se gira hacia su lado.
—Nada.
—Mentiroso —dice rápidamente.
Suspiro fuertemente porque no debería estar pensando en nada más que
en el hecho de que estamos aquí tumbados desnudos y mirando una vista
bastante fantástica del lago.
—No puedo pedirte que te quedes.
Si está sorprendido, no lo demuestra. Me pongo de lado y le miro
directamente.
—Lo sé —Se muerde de su labio inferior, royéndolo con sus
pensamientos—. Quiero decir... que podrías.
Sacudo la cabeza rápidamente, cubriendo su corazón con la palma de la
mano.
—No puedo. Si no vas a la escuela que él quiere, no tienes ninguna
posibilidad de conseguir la compañía de tu abuelo, ¿Verdad?
Su rostro cae, llevándose mi corazón con él.
—No. Creo que no.
No puedo pedirle eso, por mucho que lo desee.
—Y menos si es para quedarte aquí con un tipo.
198
Nicole Dykes Hostile
199
Nicole Dykes Hostile
200
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta
Grayson
Me voy mañana. Mañana por la mañana temprano nos iremos de la
cabaña, y luego iré al aeropuerto y me iré. No tengo ni idea de cómo el
tiempo ha volado tan rápido este verano, pero daría cualquier cosa por
tener más tiempo.
Las manos de Rhett se dirigen a mis hombros, sacándome de mis
aturdidos pensamientos justo antes de empujarme bajo el agua del lago.
No chisporroteo a pesar de estar sorprendido, sólo lo agarro por la cintura
y lo meto debajo conmigo.
Está oscuro, pero el sol se ha puesto hace un rato y hoy hace un calor de
mil demonios. El agua se siente increíble mientras luchamos bajo ella y
luego ambos salimos a tomar aire.
Pronto, el juego se convierte en besos y manoseos, como si no tuviéramos
suficiente el uno con el otro. Llegamos al muelle, donde me ayuda a
levantarme y luego pone mi cuerpo encima del suyo. Aquí es donde quiero
estar.
No sólo ahora, sino siempre.
Me inclino y lo beso suavemente, memorizando cada gemido, cada jadeo y
la sensación de que me chupa la lengua y de que yo le hago lo mismo.
Siempre luchando por el dominio. Ambos lo conseguimos de alguna
manera.
Sus dedos se deslizan por mi pelo mojado, y mientras chocamos nuestras
pollas apretadas el uno contra el otro, su cuerpo se retuerce bajo el mío
mientras me empujo contra él, deseando desesperadamente la liberación,
pero sin querer que se acabe tampoco.
—Sabes, esto está muy aislado, pero quizá deberíamos entrar —dice
contra mis labios.
Sonrío y le instigo: —Gallina.
Se ríe y me pellizca el labio inferior.
—No. Quiero desnudarte y no quiero que nadie más lo vea.
Lo dice en broma, pero maldita sea, si no me apuñala directamente en el
pecho. Yo tampoco quiero que nadie más lo vea desnudo, maldita sea. Me
201
Nicole Dykes Hostile
202
Nicole Dykes Hostile
Tiro de su cuerpo hacia atrás para que se recueste casi por completo, y él
gira la cabeza para ofrecerme sus labios, que acepto con gratitud,
introduciéndome en su interior y enganchando una mano bajo su rodilla
para arrastrarlo conmigo.
Nos besamos, mordiéndonos, hambrientos el uno del otro, hasta que me
vuelvo loco de necesidad. Se separa, jadeando, y me ofrece la palma de la
mano. Sé lo que quiere, y arrastro mi lengua sobre su mano, mojándola
antes de que busque su polla, acariciándola furiosamente mientras follo
dentro de él, esperando como el demonio que esté cerca.
Echa la cabeza hacia atrás contra la almohada que hay junto a mi cabeza.
Cuando veo su semen salir a chorros de su polla y siento su culo
apretando fuertemente a mí alrededor, todo ha terminado. Me corro con
tanta fuerza que ni siquiera puedo emitir un sonido, casi temo haberme
desmayado.
—Jesús —dice, se vuelve hacia mí y me besa suavemente los labios,
todavía jadeando y tan sin aliento como yo.
Después de unas cuantas caricias más dentro de él, mi polla, cada vez más
blanda, sale de su culo y ambos gemimos. Se vuelve hacia mí, con una
sonrisa en los labios, y me pasa una mano por la mejilla. No decimos nada
durante mucho tiempo. De hecho, tengo que frotarme la mano en el
pecho, donde estoy bastante seguro de que mi puto corazón se parte en
dos.
Vuelvo a ponerme de lado y agarró el regalo que le he comprado y se lo
doy. Lo mira con escepticismo.
— ¿Una llave?
Asiento con la cabeza, me tumbo de espaldas y lo atraigo hacia mí,
apoyando su cabeza en mi pecho. Él mira la llave de plata que tiene en la
mano.
—Para la cabaña. Quiero que tengas una llave, para que puedas
venir cuando quieras.
No puedo ver su cara, pero puedo sentir su estado de ánimo.
—No.
Me río ante su característica respuesta inicial.
—Sí —Le beso la parte superior de la cabeza—. Este lugar es especial
para mí. Odio no poder darte todo lo que quiero, pero al menos puedo
darte acceso a este lugar —Donde fuimos felices. No digo la última parte
en voz alta. Sólo lo pienso. Porque conozco a Rhett lo suficiente como
para saber que no le gusta ese nivel de sentimentalismo.
—Grayson, no puedo venir aquí sin ti.
203
Nicole Dykes Hostile
204
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y uno
Rhett
—Avísame cuando llegues —digo tontamente, odiando cada
segundo de esto y esperando como el demonio poder superarlo.
Fuimos a casa de Blair y Rhys para un brunch de despedida, y ahora, el
Uber de Grayson lo espera en la entrada para llevarle al aeropuerto.
—Sí. Lo haré —Nos miramos fijamente durante demasiado tiempo
antes de agarrar su cadera y tirar de él hacia mí. Su mano me agarra por la
parte de atrás del pelo mientras nuestros labios chocan en un beso de
despedida infernal. Uno que puede matarme.
El acalorado beso se reduce a un desesperado roce de nuestros labios
mientras nos soltamos, sin que ninguno de los dos quiera soltarse.
—Hablaremos pronto —Se dirige al Uber, con las maletas ya en el
maletero. Pero se detiene y me mira por encima del hombro antes de
volverse completamente hacia mí—. Ven conmigo.
Mierda.
Da otro paso hacia mí.
—Sé que es una locura, y que por fin has empezado a tolerarme no
hace mucho... —Se acerca a mí y toma el lado de mi cara con su gran
mano—. Pero podemos hacer que funcione.
Mis ojos se cierran involuntariamente mientras respiro su colonia y su
champú, dejando que me toque, sabiendo que deseo tanto decir que sí.
—Yo…
—Podríamos encontrar un apartamento juntos. Uno con un lugar
de tatuajes cerca.
Oigo la desesperación en su voz, y casi me revienta.
—Grayson.
Debe oír el no en mi voz porque suelta la mano, y le oigo sorbetear justo
cuando abro los ojos y veo que los suyos están llenos de lágrimas que no
ha dejado caer.
—Lo sé.
205
Nicole Dykes Hostile
206
Nicole Dykes Hostile
Sacudo la cabeza, también de acuerdo, pero todavía tengo que decir que
no.
—No está fuera, y no puede estarlo. Yo sería su secreto. No puedo
hacer eso.
Bree se burla, lo cual es raro porque pensé que lo entendería.
—Te he amado durante mucho tiempo en secreto —Mis ojos se
abren de par en par por la sorpresa, y Fletch solo parece divertido antes
de que Bree continue: —Te amé, y tú no me correspondiste. Y eso está
bien, pero maldita sea, Rhett. ¿Que la persona que amas te corresponda?
Es un regalo tan increíble.
—No podía amarme en voz alta, Bree. Honestamente ¿Crees que, si
te hubiera correspondido, pero te hubiera dicho que nadie más podía
saberlo, habrías estado bien?
Parece que se lo piensa un rato, y creo que la tengo. Pero entonces su
cabeza se mueve lentamente de un lado a otro, y coloca una mano en su
cadera.
—Creo que habría valido la pena tener un amor mutuo y hermoso.
Sí.
Fletch parece incómodo, pero no dice nada, probablemente sin querer
elegir un bando.
—No puedo hacerlo, Bree. Tiene planes que no voy a arruinar, pero
tampoco puedo ser su mantenido, escondiéndome del mundo. Prefiero
estar solo que ser el secreto de alguien.
Sus ojos están llenos de lágrimas mientras me abraza con fuerza.
—Eres un idiota.
Me río.
—Eso he oído.
Siento su sonrisa contra mi pecho, y entonces Fletcher nos rodea a los dos
con sus enormes brazos para darnos un gran abrazo de hermano.
Tengo una sensación molesta en el fondo de mi mente que me dice que
debería ir tras él. Que tal vez Bree tenga razón, y que podríamos
resolverlo. Pero al final, sé que lo que hice fue lo correcto.
Tenía que dejarlo ir.
207
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y dos
Rhett
Ha pasado un mes desde que Grayson se fue, y me estoy acostumbrando a
mi papel en Hostile Ink. Todos los empleados son increíbles, incluido
Kole. Hoy ha empezado una chica nueva, que tiene bastante experiencia
con los tatuajes –su especialidad son los tatuajes de acuarela– y todo el
mundo habla de ella.
La tienda está tranquila cuando me pide mi opinión sobre uno de sus
bocetos, y me siento a su lado en la sala de descanso.
—Me gusta —digo, y ella sonríe.
Es guapa, con el pelo teñido de rojo oscuro, un bonito piercing en la nariz
y tatuajes en los brazos.
—Gracias. Creo que me está gustando —Sus ojos son verdes con
unas pequeñas estrías doradas que brillan cuando sonríe—. Por cierto, soy
Josie.
—Sí, lo sé —Kole la presentó en la tienda hoy mismo—. Yo soy
Rhett.
Ella sonríe y vuelve a dibujar.
—Lo sé. El guapo y melancólico del fondo —Ella sonríe, lo que hace
que sus hoyuelos se noten.
—No soy melancólico.
Se ríe y luego se encoge de hombros, sus ojos se encuentran con los míos
de nuevo.
—Bueno, yo lo soy la mayor parte del tiempo. Así que lo entiendo.
— ¿Por qué eres melancólica? —Le digo, entablando una
conversación casual.
—Mi novia rompió conmigo hace un par de semanas. Está
mejorando. Pero créeme, hace unos días, todavía era una perra furiosa.
Por un momento pensé que estaba coqueteando conmigo, y tengo que
admitir que siento un poco de alivio cuando dice que tuvo una novia. No
es que no sea guapa, y estoy seguro de que es muy genial, pero mi mente
sigue completamente centrada en cierto deportista tonto y guapísimo.
208
Nicole Dykes Hostile
209
Nicole Dykes Hostile
210
Nicole Dykes Hostile
211
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y tres
Grayson
Odio la universidad.
Corrección. Odio esta universidad en particular. Estoy ocupado todo el
tiempo. Siempre tratando de mantenerme al día con cursos que no me
interesan, y lucho por mantenerme despierto en cada clase.
Incluyendo en la que estoy sentado en este momento.
Finanzas.
Bostezo.
Estoy seguro de que este tema es apasionante para algunos de mis
compañeros de clase. Mirando a mí alrededor, veo que algunos de estos
cabrones están echando espuma por la boca mientras escuchan al
profesor hablar de los multimillonarios y de las inversiones con las que se
han forrado. Pero yo no.
Sonrío mientras miro mi teléfono, donde tomé una foto de lo que dibujé
anoche. Es un poco duro. Sólo tenía una caja de lápices de colores que
encontré en la librería del campus, pero me gusta.
Es la cabaña y el lago, con colores ridículamente brillantes para los
árboles y el agua azul. No es realista. Es más bien abstracto. Me hace
añorar esa época del verano. Quiero recuperarlo.
Le envié la foto a Rhett esta mañana, sin dejar de pensar en ello. Pero me
imagino que está en el trabajo. Probablemente con la supertalentosa e
increíble chica de la que se enamorará pronto.
El pensamiento hace que mis tripas se retuerzan de amargura.
Ella le hizo un tatuaje.
Un hermoso y atrevido tatuaje de tinta en su piel. Una piel que quiero
lamer. Una piel de la que ya conozco el sabor, pero de la que quiero más.
Mucho más.
Mi teléfono se enciende, pero no hace ningún ruido ya que está silenciado
para la clase. No puedo creer lo que ven mis ojos cuando veo el boceto que
me ha enviado. Es un boceto a carboncillo, exactamente la misma escena
en perfecto contraste con la que le envié, y hace que mi estúpido corazón
se agite en mi pecho.
212
Nicole Dykes Hostile
213
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y cuatro
Rhett
Ya es Halloween. He hablado con Grayson de vez en cuando, pero no lo
suficiente. Sé que está muy ocupado con los deberes y las clases, y yo he
estado trabajando mucho en Hostile. Pero aun así es una mierda.
Siempre está en mi mente, y sé que lo tengo mal. Sigo pensando en lo que
dijo Bree: que tener a la persona que amas, que te corresponda, es el
mayor regalo y podría valer la pena tener que esconderlo. Pero no puedo
hacerme a la idea. No puedo ser su secreto, por mucho que lo quiera.
Y él ni siquiera sabe que lo quiero.
Ni siquiera sé si él siente lo mismo. Por lo que sé, podría estar ligando por
todo el campus. O tener un novio.
Mierda.
Me froto el punto del pecho que me duele como el demonio al pensar en
eso.
—No vas a poner esa cara todo el tiempo, ¿Verdad? —Bree bromea,
y yo la miro, con su disfraz de Wednesday Addams 5. Está preciosa vestida
de negro, y entonces Fletch la rodea con su camisa de rayas blancas y
negras y sus largos pantalones cortos negros: el Pugsly6 de su Wednesday.
—Estás jodidamente ridículo —digo, empujando su hombro
juguetonamente.
Él sólo se ríe, sin importarle un carajo porque prácticamente haría
cualquier cosa por nosotros dos. Kole da una fiesta de Halloween en su
casa esta noche, y Bree quería ir. Está tratando de ser más social estos
días.
Intentaron por todos los medios que me disfrazara de Gómez7, pero no
hubo manera. Estoy aquí, pero no estoy disfrazado. En su lugar, elegí
unos vaqueros y una camiseta que hizo que Bree pusiera los ojos en
blanco y me llamara «original».
Creo que estaba siendo sarcástica.
5
O como se la conoce en Latan, Merlina.
6
El hermano de Merlina.
7
Papá Addams.
214
Nicole Dykes Hostile
215
Nicole Dykes Hostile
216
Nicole Dykes Hostile
Los dos sacamos los dedos y lo introduzco de una sola vez. Me quedo
quieto, empapándome de la sensación de nuevo. De estar dentro de
Grayson. Me retiro y luego empujo hacia adelante, golpeando dentro de él
una y otra vez. Quiero que sea duro. Quiero que me sienta durante días.
Quiero aferrarme a esta sensación y no dejarla ir nunca, pero también
quiero que se acabe porque mi corazón está a punto de salirse del pecho
por el deseo de mucho más.
Sentirlo apretarse a mi alrededor, el calor apretado de su cuerpo cálido,
estar conectados así... es demasiado. Sólo hace que lo eche más de menos.
—No lo hagas —Debo haber dejado de moverme porque me mira
por encima del hombro.
Lo agarro por la cintura y tiro de él hacia arriba, de modo que los dos
estamos de rodillas, todavía conectados. Gira la cabeza para buscar mis
labios, besándome suavemente y diciéndome sin palabras que está
pensando lo mismo que yo. Mi mano roza su mejilla.
—No —vuelve a decir, y yo trago saliva, tratando de alejar todas mis
emociones antes de volver a besarlo, aferrándome a él y empujando
dentro, haciéndole gritar cuando llego a ese punto perfecto—. Sí. Ahí.
Sus dedos me agarran por la nuca mientras su mano se dirige a su polla,
acariciándola furiosamente. Mi polla se mueve dentro y fuera de él, mis
pelotas se tensan, y sé que estoy perdido.
—Mierda, qué bien te sientes —Lo veo trabajar su polla, y es lo más
caliente que he visto nunca. Sus músculos están tensos, y sé que él
también está cerca—. No te corras.
Gime, el sonido es demasiado bonito para alguien tan jodidamente fuerte.
—Necesito correrme —Jadea y no deja de acariciarse.
Aparto su mano, mientras me introduzco en su apretado calor. Una, dos
veces, y luego me corro con tanta fuerza que casi me caigo sobre él, pero
consigo mantenerme en pie.
Cuando me repongo lo suficiente, me separo de él y lo suelto, poniéndome
de espaldas y tirando de él hacia mi pecho para que me dé su polla. No se
contiene ni se muestra tímido en lo más mínimo. Simplemente toma lo
que necesita, que es exactamente lo que yo quería.
Me agarro a sus caderas, pero mis extremidades son básicamente inútiles
en este momento. No importa, sin embargo, esto es todo Grayson
mientras se mueve dentro de mi boca. Relajo la garganta, dejando que me
penetre una y otra vez, sabiendo que probablemente también lo sentiré
mañana. El primer chorro de su salada liberación golpea la parte
posterior de mi garganta, y luego continúa follando mi boca mientras
217
Nicole Dykes Hostile
trago su carga hasta que su polla gastada cae de mis labios, y se mueve
para acostarse a mi lado.
—Merece la pena el viaje.
Me río de eso.
—Imbécil.
Sólo sonríe, pero ninguno de los dos dice una palabra más. Me deshago
del condón, nos limpiamos los dos y nos metemos debajo de las sábanas,
él me acurruca mientras nos quedamos dormidos.
Porque esto es todo lo que podemos tener.
Momentos fugaces.
218
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y cinco
Grayson
Dios, lo he echado de menos. Me aferro a su cálido cuerpo y maldigo el
hecho de que la alarma de mi teléfono esté a punto de sonar en unos
minutos. He estado aquí tumbado, intentando pensar en una forma de
estar con él. Diciéndome a mí mismo que puedo hacerlo.
Que puedo dejarlo todo por él. Que mi abuelo estaría de acuerdo con eso.
Que el mundo estará bien sin la caridad de su negocio. Pero termino
sintiéndome como una mierda por pensar en esos pensamientos. Y me
pregunto si tengo el valor de enfrentarme a mi padre.
Ni siquiera tengo el valor de decirle a Rhett lo mucho que lo amo. Que lo
dejaría todo por él si me dijera que también quiere eso conmigo.
Porque tengo miedo.
Pero maldita sea, sé que eso tampoco es justo. Sé que él también tiene
miedo.
O tal vez estoy completamente equivocado. Tal vez él no quiere su para
siempre en este momento. Somos muy jóvenes.
Está descubriendo quién es, tal vez no quiere establecerse.
—Tus pensamientos son fuertes.
Sólo abrazo su cuerpo más fuerte contra mí y no discuto.
—Te echo de menos —vuelvo a decir porque es tan cierto como lo
fue anoche, quizá incluso más esta mañana.
—No hagas esto —Oigo el dolor en su voz, envolviendo las palabras
mientras me suplica que me tranquilice. Y Dios, ojalá pudiera—. No me
echas de menos. Tienes un montón de cosas en marcha. Cosas buenas,
estoy seguro. Fue un desliz momentáneo.
—No digas eso. No he volado hasta aquí por capricho. Te echaba de
menos y quería verte, y tú te alegraste de verme anoche —Es un hecho. Sé
que lo es. Tiene que serlo.
—Grayson... —Suspira y rueda hacia su otro lado para mirarme a los
ojos.
—Quizá podamos hacer que funcione.
219
Nicole Dykes Hostile
—Quédatelos.
Lo miro fijamente, con el corazón apretado en un torno.
—Siempre puedes llamarme si me necesitas. No voy a decir que no.
Nunca te diré que no.
—Grayson —Suena apenado, y sólo aprieto un beso en sus labios
antes de vestirme y salir lo más rápido posible.
Porque tiene razón... Duele demasiado.
221
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y seis
Rhett
No debería haberle dicho que no sobre el Día de Acción de Gracias. Saber
que está en la misma ciudad que yo y que no me llame me está matando.
Pero hasta ahora, ha respetado bastante mis deseos. Ha habido algunos
mensajes aquí y allá, pero ha sido tenso.
Hemos mantenido la distancia, y lo odio.
Estamos a punto de comer el festín que ha preparado Rhys –porque Blair
no cocina, y a veces lo hace Rhys– cuando suena un mensaje en mi
teléfono.
Espero estúpidamente que sea Grayson, pero cuando miro, veo que es
Ian. Hace tiempo que les di mi número a todos los chicos. Pero ahora, mi
corazón se acelera por una razón totalmente nueva cuando veo por qué
está enviando un mensaje. Max está en el hospital.
Mierda.
Me pongo de pie, los cuatro rostros de mi familia me miran preocupados
ante lo que estoy seguro es la expresión de horror en mi rostro.
— ¿Qué pasa? —Blair se levanta e inmediatamente viene hacia mí.
—Max —digo a duras penas, pero me obligo a seguir—. Uno de los
chicos del centro. Su padre adoptivo le dio una paliza.
Veo que la gran mano de Fletcher se cierra en un puño sobre la mesa,
pero no dice nada.
Miro a Blair.
—Está en el hospital.
Blair asiente, tomando mi mano ya en modo protector.
—Bien, guárdennos un poco de tarta. Vamos —Agarra su bolso y le
da un beso a Rhys antes de que salgamos por la puerta. Ella es genial en
momentos como este.
Nadie discute ni nos cuestiona, simplemente salimos. Blair nos lleva al
hospital en silencio, y las tripas se me revuelven de culpa. Sabía que
estaba en un lugar de mierda, pero dejé que me dijera que estaba bien. Mi
222
Nicole Dykes Hostile
mente arde de rabia porque no entiendo cómo alguien puede hacer daño a
un niño. No está bien.
Cuando llegamos, Blair me acompaña a verlo. Ian está en la silla junto a la
cama, con aspecto de estar agotado y preocupado, y noto que tiene sangre
en la camisa.
— ¿Estabas allí? —le pregunto, sobresaltándolo al principio y
queriendo retractarme.
Asiente con tristeza, mirando a Max, que está muy golpeado, pero parece
dormir. Tiene la cara magullada e hinchada y un brazo escayolado.
—Sí. Me estaba protegiendo. Fue una estupidez. Me burlé
estúpidamente de ese maldito.
— ¿Dónde está la policía? —Ian se encoge de hombros, y yo insisto:
—Ian.
—Me escabullí cuando llegaron y luego volví a meterme. Me
habrían hecho ir a un hogar temporal, Rhett. No quiero dejarlo.
Pienso en todas las veces que me puse delante de alguien para proteger a
Fletch y en lo cabreado que estaba la noche en que Bree, Blair, Rhys y yo
fuimos a su último hogar de acogida y él estaba fuera con un ojo morado.
—Voy a pensar en algo. ¿De acuerdo?
Pero ¿Qué? Ni siquiera tengo diecinueve años todavía. Tengo mi propia
casa, pero es un estudio. Nunca me aprobarán la tutela.
Blair debe oír mis pensamientos porque me pone una mano en el hombro
mientras busca su móvil en el bolso.
—Déjame hacer algunas llamadas, ¿Ok? —Mis ojos se encuentran
con los suyos, y veo que están mojados por las lágrimas que ella intenta
secar—. ¿Confías en mí?
Lo dice como una pregunta, así que asiento con la cabeza.
—Siempre.
Ahora mantiene la voz baja.
— ¿Sus nombres? Nombre y apellido.
Le digo, y ella me dedica una rápida sonrisa, luego le guiña un ojo a Ian
antes de salir al pasillo. Ian me mira con una ceja levantada.
— ¿Qué fue eso?
No quiero darle esperanzas, así que me encojo de hombros y cambio de
tema, señalando con la cabeza la cama del hospital.
— ¿Han dicho los médicos si está bien?
223
Nicole Dykes Hostile
—Brazo roto y algunos moratones. Costillas rotas. Pero sí, creen que
se pondrá bien. Arrestaron a ese imbécil, pero ¿Qué importa? Nos
pondrán con otro.
—Tal vez no —Ambos saltamos al oír la voz de Grayson detrás de mí
antes de que entre. Le da una sonrisa de disculpa a Ian—. Siento meterme.
A pesar de la seriedad de la situación y el ambiente oscuro de la
habitación, Ian se ilumina ligeramente cuando ve a Grayson.
—No pasa nada.
—Grayson, ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo...? —Me detengo a
mitad de la frase porque lo sé—. ¿Bree?
No se encoge ni parece avergonzado.
—Sí. Todavía nos mandamos mensajes a veces.
Debería estar enfadado, pero no lo estoy. No tengo ningún derecho sobre
ninguno de los dos. Pueden hablar con quien quieran, y no me sorprende
en absoluto que Bree haya seguido en contacto, sabiendo lo que siento por
él.
Los ojos de Grayson recorren la forma dormida de Max, y parece que se le
revuelve el estómago. Sé lo mucho que quiere a estos niños. Es lo que me
atrajo de él en primer lugar.
— ¿Qué podemos hacer? —Su voz se quiebra y es inquietantemente
silenciosa.
—No lo sé.
Pero Blair sí, entra con su sonrisa más brillante –puesta ahí a propósito
para que todos nos sintamos a gusto. Se vuelve hacia mí, proyectando
fuerza y calma, aunque sé que está temblando de rabia por dentro.
—Bien, he hablado con mi amiga trabajadora social y, como me he
puesto al día con todo el tema de la acogida, Rhys y yo podemos tener a
Ian y a Max.
Ian la mira desde su silla, con una mirada curiosa pero reservada.
— ¿Qué?
No conoce a Blair, pero le he hablado de ella.
—Ian, esta es Blair. La mujer que nos adoptó a Fletch, Bree y a mí
cuando la necesitábamos. Y parece que va a hacer lo mismo con Max y
contigo.
— ¿Por qué? —No puede evitarlo. No se fía de la gente, y yo lo
entiendo mejor que nadie. Blair tampoco se inmuta porque ha tenido que
lidiar con mi hosco trasero durante mucho tiempo.
224
Nicole Dykes Hostile
225
Nicole Dykes Hostile
226
Nicole Dykes Hostile
227
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y siete
Grayson
La trabajadora social está aquí, ordenando el papeleo, e Ian parece muy
cansado mientras responde a más preguntas. Cuando terminan, Blair le
dedica a Ian una sonrisa amable.
— ¿Estás listo para ir a casa?
Ahora se endereza en la silla, con los ojos puestos en Max mientras mueve
la cabeza de un lado a otro con un movimiento de pánico.
—No. Tengo que estar aquí cuando se despierte. Se va a asustar.
Odia los hospitales. Por favor, no me hagas dejarlo.
Blair se abalanza a su lado, tirando de él en un abrazo.
—Está bien, cariño. Pero estás agotado. Has tenido un día horrible y
necesitas descansar.
Le tiembla el labio inferior mientras la mira, asustado e inseguro.
—No puede despertarse solo. No puede.
—Estaré aquí —declara Rhett.
—Yo también —añado porque no hay manera de que me vaya a
ninguna parte.
Ian nos mira a los dos, todavía claramente preocupado.
—Le aterra la oscuridad. No apagues la luz. Y odia a los médicos.
Los dos asentimos en señal de seguridad, y Rhett se acerca a él, poniendo
una mano en su hombro.
—Te lo prometo. No lo dejaremos, y mantendremos las luces
encendidas. ¿De acuerdo? —Se arrodilla frente a Ian para mirarle a los
ojos—. Blair y Rhys, son tan buenas personas. Sé que es difícil de creer,
pero te juro que ambos son buenos. Y Bree y Fletcher también estarán allí.
Estás en buenas manos y no te dejaría ir.
Ian busca los ojos de Rhett, ojos que sé que son seguros y llenos de fuerza.
—De acuerdo.
Nos despedimos mientras Blair abraza a Rhett y le promete que cuidará
bien de Ian y que volverán mañana. Entonces nos quedamos Rhett y yo en
228
Nicole Dykes Hostile
la habitación con un Max dormido. La enfermera trae dos sillas tipo cama,
pero ninguno de nosotros se tumba.
Su cuerpo palpita de rabia, y puedo verlo y sentirlo desde el otro lado de la
habitación mientras mira fijamente a Max, que está destrozado y
golpeado y que yace en la cama del hospital.
—Rhett.
Se acerca a mí, casi maniático.
—No es jodidamente justo.
Su voz es tranquila, pero oigo la furia en ella.
—No. No lo es.
— ¿Por qué ellos? —Está temblando, y quiero tirar de él hacia mí,
pero sé que no quiere que le toquen ahora mismo. No es posible—. ¿Por
qué niños que ya han tenido una vida de mierda? ¿Por qué son presa de
hombres así?
Es una pregunta retórica. Nadie tiene la respuesta para eso, y yo no
ofrezco una.
—No es justo. Son inteligentes y divertidos. Buenos chicos. No se
merecen esto.
—Nadie lo merece.
Sus ojos doloridos se encuentran con los míos.
—No tenías que venir.
Casi me río de eso porque por supuesto que sí. No sólo porque me
importan esos niños, sino porque no puedo aceptar que Rhett y yo no
podamos estar juntos. Todo lo que he pensado en el último mes es en él y
en cómo lo quiero.
Cómo no puedo obligarme a entrar en la caja creada por mi padre, por
mucho que quiera hacer cosas buenas con la empresa de mi abuelo.
Tendré que encontrar otra manera.
Porque quiero a Rhett.
Pero ahora no es el momento de decírselo. Ahora, todo lo que puedo hacer
es estar aquí para él. La noche se alarga, y ninguno de los dos duerme
realmente. Tampoco hablamos, porque no hay nada más que decir ahora.
Es una mierda que existan imbéciles como el hombre que golpeó a Max.
Que puedan hacer daño a los niños y salirse con la suya durante mucho
tiempo antes de que alguien intervenga finalmente.
Al día siguiente, Max está lo suficientemente bien como para ir a casa, y
los médicos lo dejan al cuidado de Blair. Está aturdido y claramente
cansado, pero va con Ian y ella de vuelta a su casa. Rhett va con ellos para
229
Nicole Dykes Hostile
230
Nicole Dykes Hostile
231
Nicole Dykes Hostile
233
Nicole Dykes Hostile
Treinta y ocho
Rhett
Despertarme con la cálida lengua de Grayson deslizándose por mis
abdominales es probablemente la mejor manera que se me ocurre de
despertarme. Toda esta semana ha sido un lío, pero la mayor parte ha
sido buena.
Que Max se lastimara fue lo peor, pero ahora sé que está en un lugar
seguro. En un lugar donde nadie puede volver a hacerle daño. Se ha
instalado en mi antigua habitación, mientras que Ian tomó la de Fletcher.
Blair los llevó de compras a los dos para que tuvieran sus propias cosas,
únicas para ellos, para que fuera su hogar, igual que hizo con nosotros.
Y al igual que nosotros, todavía no se fían. Todavía no, pero lo están
consiguiendo.
Ver lo enfadado que estaba Grayson con toda la situación, como se quedó
allí con nosotros y se aseguró de que estuvieran bien, sólo solidificó mi
amor por él. Pero todavía no podía decirlo en voz alta.
Cuando se presentó en mi casa, destrozado, supe entonces que haría todo
lo posible por mantenerlo.
Nuestra edad no importa. Sus padres no importan. Cuando es amor, y
cuando es real, sólo tienes que ir por ello. He aprendido eso de él y de ver
a Blair y Rhys durante años. Su amor no fue fácil, pero no creo que deba
serlo. Al menos no todo el tiempo.
Tomas la decisión de estar juntos, y eso es todo. Esa parte es fácil, así que
puedes asumir todo el resto. Todas las cosas difíciles se vuelven más
fáciles porque estás con la persona que amas.
Y eso es lo que vamos a hacer.
—Tengo que ir a trabajar.
Siento que su boca se levanta en una sonrisa mientras alcanza mi hueso
izquierdo de la cadera y lo mordisquea.
—Entonces, ¿Dices que quieres que me detenga? —Besa el otro
hueso de la cadera, deslizando su lengua por la V que apunta
directamente a donde más lo necesito.
—No. Digo que te des prisa y te tragues mi polla de una vez.
234
Nicole Dykes Hostile
Cuarenta y Nueve
Grayson
Tengo que hacerlo.
Por muy intolerante que fuera mi madre cuando se lo conté, sé que
todavía tengo que enfrentarme a mi padre. Necesito hacer esto por mí.
Me está esperando. Me ha enviado un mensaje y hemos fijado una hora
para vernos en casa. Así que sé que lo sabe, aunque no haya dicho nada.
Ojalá no lo hiciera, pero me tiemblan las manos mientras me dirijo al
interior de la casa y subo a su despacho. Está allí, esperándome en su silla,
y me indica con la cabeza la del enfrente que me siente.
Lo hago. Ninguno de los dos dice nada. Nos miramos fijamente mientras
espero cualquier cosa horrible que vaya a decir. Para que me reprenda y
trate de hundirme. Pero no se lo permitiré. Le prometí a Rhett que no
dejaría que me hiciera eso.
Se aclara la garganta y se sienta un poco más recto.
—Tu madre me ha contado tus noticias.
Noticias.
Casi pongo los ojos en blanco, pero me resisto.
—Soy gay.
No pone ninguna clase de cara. Sus rasgos no se inmutan en absoluto, de
hecho.
—Sí. Eso. Y estás con alguien.
Asiento con la cabeza, aunque en realidad no era una pregunta.
—Sí. Estoy enamorado de él.
Me estudia, y mi piel se calienta mientras espero ansiosamente su
respuesta.
—Y quieres dejar la escuela.
Me obligo a enderezar la columna vertebral y a mirarle a los ojos.
—Sí, quiero.
—¿Qué planes tienes exactamente?
236
Nicole Dykes Hostile
237
Nicole Dykes Hostile
también debería ir. Es una obviedad, y cuando llego allí, me recibe Blair
con un gran abrazo.
—Hola, cariño. Esperaba no tener que llevarte la cena. Me encanta
tu apartamento, pero es un poco pequeño para todos nosotros.
Sonrío porque he llegado a conocerla bastante bien y sé que habla en
serio.
Se retira y pone su palma en mi mejilla, más maternal que nadie que haya
conocido.
—¿Estás bien?
Asiento con la cabeza.
—Mi padre estaba extrañamente bien con todo esto.
Deja escapar un profundo suspiro, sus ojos se cierran y luego se abren
mientras brillan con lágrimas.
—Bien. Estaba dispuesta a golpear su garganta si era necesario.
Me río, y Rhett entra, envolviendo un brazo alrededor de mi lado.
—No querrás ver a Blair cuando se pone en plan mamá oso salvaje.
—Eh, puede que lo haya disfrutado —digo y me giro hacia Rhett,
dándole un beso de saludo. Uno corto y respetuoso, por supuesto, ya que
su madre está aquí.
—¿Ha ido bien?
Tomo su mano y camino con él y Blair hacia el comedor, donde todos los
demás están esperando –Bree, Max, Ian, y Rhys; Fletcher está de vuelta
en la escuela.
—Sí. No pareció importarle en absoluto que estuviera con un chico.
Estaba más preocupado por mi educación.
Nos sentamos a la mesa, pero siento a Rhett tenso a mi lado.
—¿Qué ha dicho?
—Que me va a pagar la universidad aquí. Incluso pedí clases de
arte.
—No. De ninguna manera —Se le cae la mandíbula y me río.
Blair me pasa las papas y yo las pongo en mi plato.
—Bien. Y ¿Eso es lo que quieres? ¿Ir a la universidad?
Miro a Rhett y sonrío, luego me vuelvo hacia Blair.
—Sí. Quiero un título en cualquier área que elija. Creo que me
ayudará tenerlo. Y no parecía oponerse a que algún día me hiciera cargo.
239
Nicole Dykes Hostile
240
Nicole Dykes Hostile
Cincuenta
Grayson
—Vente.
Rhett gime. Sus manos están presionadas contra el azulejo de la ducha, su
culo inclinado hacia mí mientras bombeo dentro de él.
—Cerca.
Me acerco con mi mano enjabonada mientras el agua cae sobre mi
espalda y le acaricio la polla.
—Ahora, tenemos que irnos.
—Ungh —Me encanta cuando se pone así, desesperado y necesitado
mientras empuja su culo hacia atrás, tomando mi polla tanto como yo
estoy empujando dentro de él.
Muerdo la parte posterior de su hombro, hundiendo mis dientes en su
carne y llenando su codicioso agujero una y otra vez, acariciándolo con mi
mano.
—Vente para mí, Rhett. Pinta la pared de la ducha.
—Eres tan jodidamente sucio.
Le encanta. Su culo se aprieta alrededor de mí con tanta fuerza que veo las
estrellas y empujo dentro de él con más fuerza, sabiendo que doy en el
punto perfecto cuando grita. Un chorro tras otro de semen sale de su
polla, y yo pierdo el control, corriéndome dentro de él.
Nos despedimos de los preservativos en cuanto nos fuimos a vivir juntos,
después de hacerme la prueba y asegurarme de que estaba limpio.
Me separo de él y se gira para mirarme, empujándonos bajo el chorro de
la ducha mientras me besa profundamente.
—Blair se va a enfadar si llegamos tarde.
—Por favor, nunca menciones su nombre cuando estemos
desnudos.
Me río y me enjuago, golpeando su culo desnudo antes de salir y secarme.
—Necesitamos una ducha más grande.
241
Nicole Dykes Hostile
242
Nicole Dykes Hostile
Epilogo
Rhett
Siete años después...
245
Nicole Dykes Hostile
247
Nicole Dykes Hostile
Bonus
248