Está en la página 1de 248

Nicole Dykes Hostile

1
Nicole Dykes Hostile

2
Nicole Dykes Hostile

3
Nicole Dykes Hostile

Nota del staff


Esta traducción está hecha sin fines de lucro. Es un trabajo realizado de
lectoras a lectorxs a quienes les apasiona de igual manera la lectura MM.
Con esto no queremos desprestigiar a los autores que invierten su tiempo
creando estas obras que tanto amamos. Nuestro único fin es que la lectura
llegue a más personas.
Recuerden siempre apoyar a los autores comprando su material legal y
dejando reseñas en las plataformas como incentivo y demostrar lo mucho
que los amamos.

4
Nicole Dykes Hostile

Contenido
Sinopsis Capítulo 17 Capítulo 35
Playlist Capítulo 18 Capítulo 36
Capítulo 1 Capítulo 19 Capítulo 37
Capítulo 2 Capítulo 20 Capítulo 38
Capítulo 3 Capítulo 21 Capítulo 39
Capítulo 4 Capítulo 22 Capítulo 40
Capítulo 5 Capítulo 23 Capítulo 41
Capítulo 6 Capítulo 24 Capítulo 42
Capítulo 7 Capítulo 25 Capítulo 43
Capítulo 8 Capítulo 26 Capítulo 44
Capítulo 9 Capítulo 27 Capítulo 45
Capítulo 10 Capítulo 28 Capítulo 46
Capítulo 11 Capítulo 29 Capítulo 47
Capítulo 12 Capítulo 30 Capítulo 48
Capítulo 13 Capítulo 31 Capítulo 49
Capítulo 14 Capítulo 32 Capítulo 50
Capítulo 15 Capítulo 33 Epílogo
Capítulo 16 Capítulo 34

5
Nicole Dykes Hostile

Sinopsis
Grayson
La vida ha sido fácil para mí. El mejor de mi clase. Mariscal de campo,
estrella del equipo de fútbol. Todos los chicos quieren ser mis amigos y
todas las chicas quieren salir conmigo.
Sí, la vida es bastante dulce.
Excepto que no lo es.
Todo es falso. La escuela es demasiado fácil para mí, y estoy aburrido. El
fútbol ya no es divertido. Los chicos con los que salgo no son realmente
mis amigos.
Y ¿Las chicas? No quiero salir con ellas.
La única persona con quien quiero salir... Es un poco... hostil.

Rhett
La vida nunca ha sido fácil para mí. Un niño de acogida, con la suerte de
ser adoptado cuando era adolescente, pero que aún no encuentra la
manera de ser feliz.
Tengo dos mejores amigos que son increíbles y me apoyan y, sin embargo,
no me atrevo a contarles mi mayor secreto.
Padres que pagan un colegio privado con el que un chico como yo nunca
podría haber soñado... que odio.
Se siente mal cuando debería sentirse bien.
Y supongo que... eso me ha hecho nada más que... hostil.

6
Nicole Dykes Hostile

No dejes que nadie más defina quién eres. Eres quien quieres ser. Tú
importas. Eres poderoso por derecho propio. Y nadie más puede decirte
quién eres o quién deberías ser. Este libro, y todos mis libros, están
escritos para empoderar y nunca, jamás, causar ningún daño. Espero
que encuentres fuerza en mis palabras.

7
Nicole Dykes Hostile

Playlist
Smells Like Teen Spirit – Malia J
You’re Gonna Go Far Kid – The Offspring
September – James Arthur
Every Time You Leave – I Prevail
Abcdefu – GAYLE
Teenagers – My Chemical Romance
DiE4u – Bring Me The Horizon
@ my worst – Blackbear
All These Things I’ve Done – The Killers
Change Your Mind – The All-American Rejects
Breathe Again – Cory Wells
Fuck It – Glass Tides
Here (In Your Arms) – J. Edward
Jellyfish – Slowly Slowly

¡Encuentra la playlist aquí!

8
Nicole Dykes Hostile

Uno
Rhett
Miro fijamente el glaseado azul de la magdalena que tengo delante e
intento por todos los medios sentir alegría. Cualquier tipo de alegría.
Diablos, a estas alturas, me conformaré con sentir cualquier cosa que no
sea la fea amargura que me arrastra a diario.
Tengo dieciocho años.
Dieciocho años y debería sentirme el chico más afortunado del mundo,
pero la verdad es que... que estoy roto. Innegablemente roto.
— ¿No vas a comerte la magdalena? Creo que eso da mala suerte.
Sonrío cuando oigo la voz de Bree detrás de mí y veo sus zapatillas
Converse rojas antes de que se deje caer en los escalones de la entrada
junto a mí. Me giro para mirarla, dejando la magdalena en el suelo.
— ¿Qué otra suerte hay?
Sus ojos se entrecierran y luego los pone en blanco.
—Por favor. Somos la definición de la buena suerte, Rhett —Se gira
ligeramente para señalar la enorme casa que pertenece a los escalones en
los que estamos sentados—. Niños de acogida adoptados por gente rica
que no son idiotas, sino que son increíbles.
Trago con fuerza e intento forzar una sonrisa, pero no me sale. Porque sé
lo afortunado que soy. O lo afortunado que debería sentirme. Mis padres
eran jóvenes cuando me tuvieron. Muy jóvenes. Y luego me perdieron en
el sistema varias veces antes de que mi madre se marchara y mi padre
renunciara definitivamente a su patria potestad sobre mí, dejándome
ahogado en una casa de acogida. Fui rebotando de casa en casa, cada una
peor que la otra.
Conocí a Bree y a Fletcher en la casa de acogida. Se convirtieron en mi
familia. Rara vez acabábamos en el mismo sitio, pero normalmente
permanecíamos en la misma zona y en los mismos colegios hasta que Bree
se escapó literalmente de su padre de acogida y se encontró con Rhys.
Rhys. Un malvado artista del tatuaje. Leal y feroz. No descansó hasta que
ella estuvo a salvo. Él y su esposa, Blair, adoptaron a Bree y luego,
eventualmente, a Fletch y a mí también. Son increíbles. Tienen dinero y
un amor con el que la mayoría de la gente sólo sueña.

9
Nicole Dykes Hostile

Nos trajeron a esta casa enorme que está llena de cosas que nunca hubiera
imaginado, incluyendo una piscina climatizada en el patio trasero que uso
con frecuencia. Cada uno tiene su propio coche, aunque yo casi nunca
conduzco el mío porque me siento culpable. Siento que no me lo he
ganado, así que no debería conducirlo.
Quieren que nos concentremos en la escuela. Y pagan por una lujosa
escuela preparatoria a la que niños como yo nunca tendrían acceso. Y lo
odio. Me negué a ir allí durante un tiempo, pero cuando Fletch cedió y
fue, yo también fui. Para estar con Bree y con él. Odio a los niños ricos
pretenciosos de esa escuela. Odio a los profesores que me dicen que no me
esfuerzo. Odio los partidos de fútbol y a los jugadores que gobiernan la
escuela simplemente porque pueden atrapar una pelota. Quiero decir, un
puto perro puede hacer eso, pero claro, démosles el visto bueno.
Vivo bajo el mismo techo –un techo seguro, debo añadir– con Bree y
Fletcher, mis mejores amigos del mundo. Pero siento que me asfixio cada
día cuando me despierto y entro en mi propio baño con suelo de mármol
calentado.
Me miro en el espejo y lo único que siento es que soy un fraude. Que este
no soy yo. Que no me merezco nada de esto.
Pero no puedo decírselo a Bree. Y no puedo decírselo a Fletcher. Porque
no están más que agradecidos, como debe ser. Y yo, por supuesto, no
puedo decírselo a Blair y Rhys porque son todo lo que podría haber
soñado y personas increíbles a las que quiero. Pero nada de eso cambia el
hecho de que hay algo roto en mi interior.
Algo que está arañando su salida, y me estoy hundiendo cada día. Y ahora,
tengo dieciocho años.
—Sí, tienes razón. Sólo estoy de mal humor.
Bree me da un codazo en el hombro, y me giro para mirarla, deseando
como el demonio poder explicarlo. Desearía poder explicárselo,
describirle todo lo que está dando vueltas en mi cabeza, pero no sé cómo
hacerlo. Fletcher y ella son lo mejor que me ha pasado y, sin embargo, ya
no puedo hablar con ellos. No sobre mí.
Su pequeña mano se desliza por mi pelo, que ha crecido demasiado, y
apoya su mano en mi nuca, buscando mis ojos con los suyos. Creo que
intenta consolarme. Estoy seguro de que está preocupada. Llevo un
tiempo siendo un idiota malhumorado. Pero entonces, noto sus ojos en
mis labios y veo que empieza a inclinarse hacia mí.
Oh. Mierda.
No.
—Bree.

10
Nicole Dykes Hostile

—Está bien, Rhett... De verdad.


Se acerca, y mi corazón amenaza con escaparse de mi pecho por lo rápido
que late. Y no con el buen tipo de anticipación que deberías sentir antes
de un beso. Esto está lleno de temor.
—Bree, no —digo finalmente.
Ella se retira, con cara de sorpresa. Entonces, aparece la mirada de dolor
que estaba temiendo. No dice nada y suelta la mano.
—Lo siento.
Me mira fijamente y temo que pueda llorar. Algo que Bree no hace.
—Yo…
—No eres tú. No es por ti.
Ahora parece enfadada, lo que, honestamente, es un poco más fácil de
manejar.
—No me vengas con esas tonterías.
—No lo es, Bree. Somos amigos. Mejores amigos.
—Oh, sí. Lo que toda chica quiere con el chico que...
—No lo hagas —Sacudo la cabeza y levanto una mano, esperando
detenerla. Porque sabía que esto iba a pasar. Sabía que ella estaba
empezando a verme así, y nunca podré corresponder a lo que ella siente.
No sólo porque es mi amiga, sino...
Me lo quito de encima porque... No, no voy a ir allí. No me permito ir allí.
— ¿No? —Sí, vuelve a parecer herida.
Maldita sea, ¿Por qué existo? Debería estar enamorado de ella. En el
mundo perfecto, estaría enamorado de ella. Bree es hermosa, más que
hermosa. Todos los chicos de nuestra clase salivan por ella, pero ella no
quiere saber nada de los imbéciles de nuestra escuela.
No. Quiere a su malhumorado y roto mejor amigo.
Aparto la mirada de ella y esa sensación de asfixia vuelve con toda su
fuerza.
—No digas lo que ibas a decir —Vuelvo a clavar los ojos en ella—.
No valgo la pena, Bree.
—Tú eres... —Se cruza de brazos. La sudadera con capucha que lleva
es demasiado grande para ella porque es mía—. No me vengas con esa
mierda de auto desprecio. Eres increíble, Rhett. Quiero decir... eres tan
amable. Eres voluntario en refugios el fin de semana, y pintas murales
gratis para hacer el mundo más hermoso. Eres...

11
Nicole Dykes Hostile

Me pongo de pie, tratando de llevar aire a mis pulmones.


—Para. No me conviertas en una especie de santo. Estoy jodido, y lo
sabes.
Ella también se levanta.
—No más que el resto de nosotros.
— ¿Crees que dos personas jodidas hacen un todo? No pueden. Sólo
se rompen más el uno al otro. Lo he visto de primera mano.
Sus ojos se oscurecen, y está cabreada. Y dolida. Hice daño a mi mejor
amiga.
—Entonces, porque soy una ex niña de acogida, ¿No puedes
corresponderme?
Maldita sea.
—No digas que me quieres.
—Pero lo hago —Sus ojos brillan con lágrimas y me quiero morir.
Me aferro a sus pequeños hombros con un agarre flojo.
—Yo también te quiero, Bree... Sólo...
—No —Se limpia una lágrima y me muero un poco más—. No me
digas que no es así. O que me quieres como una amiga o una hermana.
Pero lo hago.
—Lo siento —Me limpio otra lágrima con el pulgar—. Lo siento
mucho.
—Feliz cumpleaños —apenas susurra antes de apartarse y volver a
entrar, lejos de mí.
Sí. Feliz puto cumpleaños para mí.

12
Nicole Dykes Hostile

Dos
Rhett
— ¿Qué pasa entre tú y Bree?
Mierda.
Me giro para mirar a Fletcher, que está echando los cereales en su cuenco
y, como siempre, haciendo un desastre. Mi mejor amigo es un vago. Y un
genio. Uno de verdad. Parece un deportista, pero en realidad es un nerd.
— ¿De qué estás hablando? —Intento hacerme el desentendido y
servirme mis propios cereales.
No se lo cree. Sus grandes y tontos ojos marrones me miran expectantes.
—No soy idiota. Sé que pasa algo. Anoche no hablaron en absoluto y
esta mañana se ha ido sin decirte ni una palabra. Ni siquiera pudo
mirarte, lo cual es raro en ella. Siempre te está mirando.
Sí, su enamoramiento por mí, o lo que sea, tampoco ha pasado
desapercibido para Fletch.
—Déjalo.
—De ninguna manera, hombre —Se mete un bocado en la boca y
mastica, pero apenas termina antes de volver a hablar—. Sé que algo pasa,
y no voy a tomar partido por ustedes. ¿Qué has pasado?
—Parece que sí —refunfuño—. No he hecho nada.
Se ríe, y yo quiero matarlo. Estoy seguro de que mis ojos reflejan ese
sentimiento, pero a él no le importa. Me saca unos buenos quince
centímetros y al menos diez kilos de músculo, así que no se asusta lo más
mínimo.
—Entonces, ¿Es lo que no has hecho? —Mueve las cejas hacia mí de
forma exagerada.
—Bree es como nuestra hermana pequeña. No deberías fomentar
esa mierda. Es enfermizo, amigo.
Se ríe.
—No es tu hermana. No comparten sangre. Está totalmente bien, y
no sé... Tiene sentido. Siempre pensé que ustedes dos terminarían juntos.

13
Nicole Dykes Hostile

— ¿Con quién vas a terminar? —Los dos nos sobresaltamos al oír la


voz de Blair justo cuando aparece en la cocina, vestida como de costumbre
con una falda, una blusa elegante y unos tacones. Pero no dejes que el
atuendo te engañe, Blair es letal cuando lo necesita.
—No quieres saberlo, Blair —digo y miro fijamente a Fletcher, que
intenta no reírse.
Se sirve un poco de café y se sienta frente a mí.
—De acuerdo. Ahora tengo que saberlo. Ya lo sabes.
Mis ojos siguen lanzando dagas a Fletch, pero él sigue sin inmutarse. Me
vuelvo hacia Blair.
—Mi mano y yo, ¿Ok? Asqueroso e incómodo, pero es con quien
Fletch dice que acabaré porque no quiero salir con nadie.
No es realmente una mentira porque me echa mierda todo el tiempo por
eso.
Fletcher suelta una carcajada y se levanta, se mete el resto de los cereales
en la boca y se dirige al fregadero.
—Sí, serán muy felices juntos.
Blair suspira y sacude la cabeza.
—Me alegro de haber preguntado —Se encoge de hombros pero
luego se ríe porque es genial como el infierno—. Aunque, totalmente
normal y toda esa mierda de padres solidarios que se supone que debo
decir.
—Claro. Gracias.
Fletcher pone su cuenco en el lavavajillas y luego agarra su mochila.
—Me voy. Tengo una sesión de tutoría —Es tan inteligente que se
ofrece como voluntario para dar clases particulares a chicos mucho más
tontos. Tiene un año menos que yo, la edad de Bree, pero está en mi clase
de último año porque se saltó un curso.
Y está deseando ir a la universidad el año que viene. Más escuela. Es
divertido.
— ¿Necesitas algo? —Blair se levanta de la mesa y cruza la
habitación hacia él.
La mira con cariño –como la madre que nunca tuvo– y sacude la cabeza.
—Ya está todo listo. Nos vemos esta noche.
Tras un rápido abrazo, se va, y Blair vuelve a sentarse conmigo.
—Y ¿Tú? ¿Necesitas algo?

14
Nicole Dykes Hostile

Blair es una mujer muy dura, pero también es del tipo de las que cuidan a
los demás. Quiere y necesita que todos a su alrededor estén bien todo el
tiempo. Y, de nuevo, debería estar agradecido por ello. Pero en lugar de
eso, me inquieta porque no creo que yo vaya a estar bien nunca.
Y siento que la estoy defraudando.
—No. Estoy bien.
Ella estrecha los ojos, buscando, siempre buscando.
— ¿Seguro? Has estado...
Malhumorado. Enfadado. Desagradecido.
Relleno los espacios en blanco con las palabras que no dice y me levanto
de la mesa, llevando mi cuenco al fregadero para enjuagarlo.
—Estoy bien. Sólo dieciocho años. Probablemente debería dejar de
molestarte pronto.
No parece aliviada como debería. No. En cambio, parece dolida, igual que
Bree. Estoy en una jodida racha.
Las dos mujeres más importantes de mi vida, y me las he arreglado para
molestar a ambas en menos de veinticuatro horas.
—No tienes que irte sólo porque hayas cumplido años. Es una
locura.
Pero quiero hacerlo.
Lo sé, lo sé. Soy un imbécil. Debería amar vivir aquí en esta gran casa de
lujo.
—Sí... Lo sé —Me paro torpemente mientras ella me examina,
esperando una buena respuesta. Una charla en la que divulgue una parte
real de mí mismo como la que ella ha intentado que ocurra desde que
tenía trece años—. Es que creo que... —Me agarro la nuca—. Creo que
sería bueno para mí.
De nuevo con los ojos tristes mientras se apoya en la encimera de la
cocina.
— ¿A dónde irías?
Ok, sé delicado con esto. No le digas que lo tienes planeado desde hace
tiempo.
—Bueno... hay un estudio. No está muy lejos.
Ella parece sorprendida y pregunta cuidadosamente: — ¿Ya has
encontrado un lugar?
—S-sí —Suelto la mano y suspiro, tratando de no herir sus
sentimientos—. Me voy a mudar este fin de semana.
15
Nicole Dykes Hostile

Su boca se abre ligeramente y luego se cierra. Creo que está buscando algo
que decir, pero no puedo aguantar más culpa en mi camino. No importa
lo bien intencionada que sea.
—Sí. Así que... —Agarro mi mochila—… Me mudaré este fin de
semana, y sí... —Le doy un rápido e incómodo abrazo y un beso en la
mejilla—. Gracias.
Ella parpadea y yo me dirijo a la puerta.
—Espera.
Maldita sea. Tan cerca.
Me giro para mirarla. Tiene los brazos cruzados y un pie ligeramente
delante del otro.
— ¿Sí?
— ¿Te vas sin más? ¿Así de fácil? Sabes que, aunque te vayas a
mudar al otro lado del país, sigues siendo parte de esta familia, ¿Verdad?
Eso sí lo sé.
—Llego tarde a la escuela.
—Rhett…
Maldición, está usando su voz de mamá.
—Lo sé. Y me alegro. Quiero serlo. Yo sólo... —Mierda. ¿Cómo
explicar esto a la mujer que ha movido la tierra por mí? ¿Quién ha
cuidado de mí durante cinco años y me ha amado a pesar de que he hecho
todo lo posible para no ser amado?—. Necesito esto.
Sus ojos se suavizan ligeramente y respira profundamente antes de
asentir.
—De acuerdo. Te ayudaremos a trasladar tus cosas este fin de
semana. Y si está demasiado lejos, tendré que mudarme a la casa de al
lado.
Me río y sacudo la cabeza.
—Ojalá estuvieras bromeando.
Ella también se ríe.
—No.
La quiero. La quiero mucho. Sólo es raro cómo lo demuestro, supongo.
—No está lejos.
—Bien. Ahora lleva tu trasero a la escuela.

16
Nicole Dykes Hostile

—Sí, señora —Me voy, agradecido por el indulto, aunque tenga que
ir a la escuela que odio.
Cualquier cosa es mejor que hablar de mis sentimientos.

17
Nicole Dykes Hostile

Tres
Grayson
— ¡Lancaster! —Un brazo grande y musculoso me rodea el cuello y
luego una mano me alborota el pelo—. ¿Estás listo para la fiesta de esta
noche?
Oh, sí. No puedo esperar.
Empujo a Potter lejos de mí. Josh Potter. Receptor abierto. Mi mejor
amigo desde que éramos niños, si se nos puede llamar así. Realmente,
crecimos juntos. Nacimos en la misma ciudad en el mismo año. Nuestros
padres eran amigos, y hemos ido a la misma escuela desde el preescolar.
Así que sí. Amigos.
Por defecto.
—Sí, claro.
Me mira fijamente, claramente confundido por mi falta de entusiasmo por
salir a joder como hacemos cada fin de semana.
—Vamos, hombre. Va a ser una explosión. Sabes, Crystal ha estado
preguntando mucho por ti últimamente —Sus cejas se levantan en un
movimiento exagerado, y en lugar de emoción, siento esa misma
sensación de asco que siempre tengo cuando mis amigos hablan de chicas.
Porque, ¿Qué chico de dieciocho años que es un mariscal de campo no
quiere hablar de tetas todo el día? ¿Verdad?
Bueno... Soy yo. No quiero. Pero si digo eso... habrá muchas más
preguntas que no podré responder.
—Ah, ¿Sí? Pensé que habías dicho que le gustabas.
Se pone un poco más recto.
—Bueno, lo hacía. O… estuve dentro de ella no hace mucho tiempo
—De nuevo, con las cejas, y trato de no estremecerme.
—Sí, definitivamente no estoy interesado en meter mi polla en
cualquier lugar donde haya estado la tuya.
Hace la típica acción de los hermanos, se agarra las pelotas con una mano
y me hace un gesto con la otra.

18
Nicole Dykes Hostile

—Te gustaría que tu polla estuviera cerca de la mía —No lo dice con
otra intención que no sea la de hablar mierda. Lo sé, pero aun así... Me
tenso un poco. No es que quiera tener nada que ver con su polla. De
verdad, de verdad que no.
Eso es sólo.... Asco.
Y no por la parte de la polla. Por la parte de Josh.
—Paso.
Seguimos por el pasillo hacia nuestra primera clase del día, y él dice en
voz demasiado alta: —Nunca metes la polla en ningún sitio, amigo. Un
tipo no puede estar tanto tiempo sin que se le moje la polla. Es
antinatural.
Un profesor pasa, frunciendo el ceño pero sin decir nada, y yo miro a
Potter.
— ¿En serio? Grítalo a todo el mundo y no sabes nada de mi polla.
Me lanza una mirada que dice « ¿En serio?». Y hago una mueca porque sé
que hay muchos rumores sobre mí en el colegio. Rumores que estoy
seguro de que él piensa que deben ser ciertos.
—Lo que sea, amigo. Sólo folla a Crystal. Ella es buena.
— ¿Has oído hablar de besar y no contar? —Porque, ¿Cómo de
jodidamente cliché puede ser? Hablando de todas sus conquistas. Quiero
sermonearlo sobre lo perjudicial que puede ser eso. Sobre que cierre la
boca, pero sé que caería en saco roto. No escuchará. La gente no cambia.
Y esto es el instituto. Es incluso peor que el mundo real para hacer
cambios.
Sólo unos meses más y me iré de aquí.
Trato de recordarme a mí mismo eso mientras tomo asiento a su lado, y él
empieza a hablar con otros chicos que son de nuevo amigos por defecto.
Pero mis ojos acaban por posarse donde siempre lo hacen. En el chico de
pelo rubio arenoso y ojos verdes penetrantes. Es delgado y algo
larguirucho, unos centímetros más bajo que yo y mucho más pequeño.
Pero destila actitud y tiene un aire de «vete a la mierda» que no puedo
ignorar.
Quiero conocer su historia.
Todo sobre él. Pero todo lo que he conseguido sacar de él en los últimos
tres años han sido un par de gruñidos y un «movimiento de cabeza»
cuando mis amigos y yo estábamos por casualidad delante de su taquilla.
Creo que tiene un nuevo tatuaje en el brazo. Su brazo izquierdo está casi
cubierto de tinta, así que supongo que tiene unos padres muy geniales si

19
Nicole Dykes Hostile

firman el formulario de autorización en el instituto y le permitieran


hacerse tantos tatuajes. Los míos enloquecerían.
Me pregunto dónde más los tiene.
—Lancaster—. Salgo de la niebla de Rhett y trato de concentrarme
en Chad.
— ¿Qué?
—He preguntado si estás preparado para la puta fiesta de esta
noche, o qué.
Como si hubiera otra alternativa aceptable.
Estiro mis largas piernas por debajo del escritorio demasiado pequeño en
el que me han metido y asiento con la actitud chulesca a la que todos
están acostumbrados.
—Por supuesto.
—Claro que sí —Eso lo apacigua, y vuelve a coquetear con la chica
de al lado.
Lo que significa que soy libre de volver a mirar fijamente a Rhett. Lo cual
sé que tengo que dejar de hacer. Aunque, tal vez eso haría que los rumores
fueran de otra manera.
Porque los rumores están ahí, pero no se acercan a la verdad.
Que tengo una novia en otro estado. Que estoy saliendo con la madre de
un compañero de clase. Que me acuesto con una profesora, una
profesora.
Todo menos la verdad. Una verdad que he ocultado durante años. Una
verdad que arde en lo más profundo de mi alma, pero que nadie espera
porque soy el chico de oro americano que lo tiene todo. La casa grande. La
educación en un colegio privado. Un fantástico brazo como lanzador. Las
mejores notas. Buena apariencia. Un cuerpo grande y musculoso. Todo.
Y debo ser un caballero. Por eso no hago alarde de mis ligues, o nadie ha
oído hablar de que me haya enrollado con alguna de las chicas del colegio.
O debo tener una amante que mantengo en secreto.
Todos los rumores. Todo menos la verdad...
Soy gay.

20
Nicole Dykes Hostile

Cuatro
Grayson
—Vamos, Grayson... —Crystal me muerde la oreja, prácticamente
sentada en mi regazo—. Sabes que quieres subir conmigo.
De verdad, de verdad que no. Ninguna parte de mí quiere subir con
Crystal. Y no es que no me guste como persona... En realidad es buena
persona. Hemos tenido largas conversaciones sobre música y sobre lo que
quiere hacer en la universidad: quiere ser veterinaria. También hemos
estado en la misma clase desde el jardín de infancia. La mayoría de
nosotros crecimos juntos, asistiendo a las mismas actividades del club de
campo y a los eventos «benéficos» autoindulgentes que nuestros padres
suelen organizar. Por lo tanto, hemos estado muy cerca los uno del otro. Y
me gusta hablar con ella cuando es ella misma. La chica que susurra en
voz baja sus sueños futuros de tener una pequeña clínica veterinaria en un
pueblo pequeño.
Pero ¿Esta versión de ella? ¿En la que cree que sólo tiene tetas y un
pedazo de culo? Sí, lo odio. Lo odio por ella y por mí.
Y lo entiendo. Lo entiendo. Es la animadora principal. Es hermosa y
domina la escuela. Y nadie sabe que es inteligente. Porque nadie se
molesta en conocerla. Ven su cabello rubio perfectamente peinado y su
hermoso rostro. El cuerpo perfecto y la ropa de diseño. El flamante Jeep
que le han regalado este año por Navidad. Y asumen que ella no puede
tener una idea clara en su pequeña cabeza.
—Oye... —Pongo mis manos en sus hombros y la empujo
ligeramente hacia atrás para mirar sus bonitos ojos azules—. ¿Qué tan
borracha estás?
Sus ojos se oscurecen ahora mientras se echa hacia atrás y se cruza de
brazos.
—No estoy borracha, Grayson. Me gustas.
Puede que ahora no esté estúpidamente borracha, pero puedo oler el
alcohol en su aliento.
—Tú también me gustas.
—Pero no lo suficiente como para follar conmigo.
Dios.

21
Nicole Dykes Hostile

Apoyo la cabeza en el sofá, dándome una patada, una vez más, por haber
venido a esta estúpida fiesta. No quiero estar aquí. Pero en el instituto
todo son apariencias. Y si no apareciera esta noche, todo el mundo me
preguntaría por qué el lunes.
Ya no tengo energía para ello. Sólo quedan unos meses.
La universidad será diferente.
¿Verdad?
Baja los brazos y sus ojos se suavizan mientras se inclina, con sus labios
rosados demasiado cerca de los míos.
— ¿Por qué no te gusto así?
Trago con fuerza mientras sus ojos me examinan, y me pregunto
brevemente si lo ve.
—Crystal...
Ella resopla, y luego sus ojos se estrechan en alguien detrás de mí.
— ¿Es ella? ¿Kelly? Esa chica se ha follado a toda la clase de último
año. Probablemente incluso a algunas de las chicas.
Hago una mueca.
—Y eso es un problema, ¿Por qué?
No me gustan los idiotas prejuiciosos, pero seamos sinceros: de eso está
lleno el instituto. Ahora se está enfadando.
—Entonces, ¿Te gusta? ¿Es porque es una zorra? ¿Quieres una chica
con más experiencia? ¿Cómo esa profesora que te estás tirando?
Por Dios, carajo. Me pongo de pie, más que molesto ahora, y
desafortunadamente, ella también lo hace. Quiere respuestas.
— ¿Me estoy follando a una profesora o a Kelly? ¿De qué me acusas
exactamente?
Pone una mano en la cadera y se balancea ligeramente, indicando que ha
bebido más de lo que dice.
—Cualquiera de las dos cosas. De las dos. No tengo ni puta idea. No
me lo vas a decir.
Respiro profundamente, tratando de ser paciente con ella.
—No me estoy follando ninguna de las dos cosas. No me estoy
follando a nadie.
—Mentira —Ella hace un gesto amplio a todo mi cuerpo—. Te estás
follando a alguien. No te ves así y sigues siendo virgen.

22
Nicole Dykes Hostile

—No he dicho que sea virgen. Dije que no me acuesto con nadie. No
a ti. Ni a Kelly. Y ciertamente no a una profesora.
Se muerde el labio inferior con rabia, y por un momento me preocupa que
vaya a hacer sangre.
—Mira, si te gusta una chica con un poco más de... —sus ojos se
dirigen a Kelly—… experiencia...
—Para —Tengo que parar esto. No puedo soportarlo más—. No me
importa con quién se acueste nadie. Si es con nadie o con todo el mundo.
No es de mi incumbencia, y no tiene ninguna relación con que yo quiera
tener sexo con ellos o no.
Ella parece confundida.
— ¿No te importa que haya estado con toda la clase?
Un gemido frustrado burbujea en mi garganta. Nunca discutas con una
persona borracha. Ya lo sé.
—No me creo los rumores, en primer lugar. Cuando un chico dice
que se ha acostado con alguien... No lo creo, ni me importa si es verdad o
no. Y tú, más que nadie, deberías ser más sensible a eso y dejar de
difundir esa mierda.
Se echa hacia atrás a la defensiva.
— ¿Qué se supone que significa eso?
—Quiero decir que siempre hay rumores sobre todos nosotros. Y la
mayoría no son ciertos —Parece dolida por eso, y estoy seguro de que lo
está. Muchos chicos han afirmado haberse acostado con ella, pero no me
lo creí, igual que cuando Josh hablaba de ella hoy. Y realmente no me
importa—. Puedes acostarte con quien quieras, o no. Pero ella también
puede. Se supone que eres su amiga.
Las lágrimas se agolpan en sus ojos, pero no tengo ganas de sentir pena
por ella. Ya he superado esta mierda de instituto.
—Ella te quiere. Y sabe que me gustas.
—Ya. Y ¿Qué? Decidiste decirme lo zorra que era. ¿Crees que eso te
hace ver mejor?
Vuelve a estar enfadada, se cruza de brazos y me mira fijamente.
—Bien. Fóllatela todo lo que quieras. Ya no me importa, Grayson.
Está mintiendo.
Pero de nuevo... No puedo hacer que me importe.
—Genial.

23
Nicole Dykes Hostile

Antes de que pueda decir algo más, salgo de la sala de estar y de la casa,
saliendo al aire fresco de principios de primavera.
Debería haber traído una chaqueta.
Pero al menos aquí fuera puedo respirar. Puedo simpatizar con ella hasta
cierto punto. La gente asume que soy un idiota sólo con mirarme y luego
con mis estadísticas de fútbol. Piensan que soy un deportista con un fondo
fiduciario.
Esa ha sido mi imagen desde la secundaria, tal vez incluso antes.
Pero ese no soy yo.
Quiero decir... Bueno, en cierto modo lo es, hasta cierto punto. Pero la
verdad es que tengo tendencia a meterme en mi cabeza. Pienso demasiado
en todo. Estoy constantemente pensando en el futuro y en lo que voy a
hacer cuando llegue allí.
No me importa el fútbol ni el drama. No me importa echar un polvo,
aunque algún día, sí, quiero experimentar el amor.
Pero, ¿Cómo diablos voy a hacerlo si no encuentro el valor para ser mi
verdadero yo? Eso no lo sé.

24
Nicole Dykes Hostile

Cinco
Rhett
—Bueno, he hecho tu cama. Pero no sé, creo que deberías dejarme
comprarte ropa de cama nueva —Miro a Blair mientras está de pie,
mirando mi cama en el pequeño y sucio apartamento-estudio. Está
encima del garaje de la casa que pertenece a un tipo que conozco. Un tipo
que, por ahora, sólo es conocido por Blair y Rhys como mi amigo.
Mi amigo adulto... Pero no han indagado demasiado sobre cómo nos
conocimos, y por eso, estoy agradecido. Pero conozco a Blair...
—Y tal vez algunos muebles.
Intento no enfadarme. Sé que está tratando de ayudar. Ella es buena en
eso.
—Blair, estoy bien.
Mira a Rhys, que está callado, como siempre. El tipo no habla mucho, y
puedo apreciar eso.
—Está bien... —Mira el espacio vacío de la sala de estar y saca su
teléfono—. Voy a encargarte un sofá como mínimo. Considéralo un regalo
de inauguración.
Rhys casi esboza una sonrisa, lo cual es raro en él. No es que sea un idiota
ni nada por el estilo, pero no es de los que sonríen muy a menudo.
También fue un niño de acogida y lo pasó mucho peor que yo, así que es
comprensible. Se limita a sacudir la cabeza mientras Blair empieza a
hacer clic en su teléfono y me pone una mano fuerte en el hombro.
—Lo siento, chico. Será mejor que la dejes hacerlo o acampará aquí.
Sonrío ante eso porque sé que lo haría.
—Sí. De acuerdo.
Mira alrededor del pequeño espacio.
—No está mal.
—Gracias —Nos quedamos en un silencio que resulta cómodo, uno
al lado del otro, mientras Blair compra por Internet y, estoy seguro, está
comprando mucho más que un sofá.

25
Nicole Dykes Hostile

Rhys se inclina un poco más cerca pero sigue manteniendo su espacio.


Tiene la costumbre de no tocar y, de nuevo, me parece bien.
—Sabes que no tienes que mudarte sólo porque tengas dieciocho
años. Te adoptamos de por vida.
No puedo mirarlo a los ojos. Este hombre ha hecho más por mí que
cualquiera que compartiera mi ADN. Y, lo sepa o no, lo único que he
hecho es ser desagradecido y desleal con él.
—Lo sé.
—Pero todavía quieres irte, ¿Eh? —Lo dice con una leve sonrisa, no
con ira.
—Es que... —Me agarro la nuca e intento como un demonio que se
me ocurra algún tipo de explicación.
Pero antes de que pueda decir nada, él lo hace.
—Lo entiendo. Sólo tienes que saber que estamos aquí. Cuando nos
necesites —Sus poderosos ojos se fijan en los míos mientras se coloca
frente a mí—. No estás solo.
Mierda. Las emociones amenazan con escaparse. Sentimientos que no
puedo ni empezar a entender me abruman mientras asiento con la cabeza,
tratando de decirle en silencio que entiendo lo que está diciendo.
—Gracias. Por todo.
—Esto no es una despedida, chico.
Esbozo una sonrisa ante eso y asiento con la cabeza.
—Lo sé.
—Además, cuando te gradúes, te espera un puesto de aprendiz —
Ahora sonríe de verdad. Es grande y amplia, llena de orgullo, y me dan
ganas de vomitar.
Porque sí, quiero. Pero no es en la tienda de tatuajes de Rhys, la que ha
construido y está prosperando. En cambio, es en una pequeña tienda que
encontré por mi cuenta.
Una donde acepté un trabajo hace una semana. Una cuyo dueño me
alquila este lugar porque, según Kole, sus empleados son familia, y si
alguien necesita un lugar para respirar, él se lo dará.
Pero soy demasiado cobarde para decirle esto a Rhys. Para decirle que no
voy a trabajar en su tienda como ha planeado desde que descubrió lo
mucho que me gusta dibujar.
No tengo la oportunidad de pensar en una respuesta incómoda porque
Blair se acerca a nosotros, bloqueando su teléfono con una expresión de
suficiencia y felicidad.
26
Nicole Dykes Hostile

—De acuerdo. Vas a tener una entrega mañana. No te enfades. Te


quiero —Me besa la mejilla y quiero enfadarme. Pero, aunque estoy
destrozado, reconozco que esto es lo que hacen los padres. Los padres de
verdad cuidan de sus hijos, y se preocupan.
—Gracias, Blair.
Ella sonríe feliz por eso.
—Entonces ¿Cena?
—Yo, uhhh... —No quiero cenar ahora mismo. Quiero instalarme en
mi nueva casa y disfrutar de la tranquilidad.
Pero no puedo decirlo. Afortunadamente, Rhys me salva.
—Blair, vamos. Te invito a cenar.
—Eso es lo que estaba diciendo —Ella lo mira con seriedad, y Rhys
la rodea con un brazo.
—Dejemos que se acomode. Lo llevaremos a cenar dentro de unos
días.
Sus ojos se cruzan con los míos, luego con los de Rhys, y luego vuelve a
mirarme antes de resoplar: —Bien. Te dejaré volar o lo que sea —Me río
de eso, y Rhys también—. Pero lo odio.
Me vuelvo a reír porque sé que lo hace.
—Lo siento.
Ella esboza una sonrisa y luego me atrae en un gran abrazo del que lucho
por no retorcerme demasiado rápido, y dejo que me abrace por un
momento.
—Te quiero. Y pase lo que pase, puedes volver. Siempre. No me
importa si tienes dieciocho años o los putos treinta y siete y vives en mi
sótano. O sesenta. Me da igual.
Finalmente me suelta después de apretarme con fuerza, y yo le hago un
gesto con la cabeza, con la esperanza de ofrecerle algo de consuelo porque
sé que está ansiosa por esto.
—Lo sé, Blair. Lo sé de verdad. Gracias por todo, y te prometo que
estoy bien.
—Todavía estás en el instituto.
—Durante tres meses.
—Será mejor que sigas comiendo bien. Y no llegues tarde. La
escuela aún me llamará si no llegas a tiempo. O los llamaré yo —Su uña
cuidada brilla y me llama la atención cuando me señala—. Te cazaré y
acecharé tu vida si es necesario.

27
Nicole Dykes Hostile

Rhys la atrae hacia él por la cintura.


—Está loca —Le besa la sien y luego la mira directamente—. Todos
sabemos que estás loca. No hace falta que lo digas tan claro.
—Cállate. Cállate —Ella le agarra la mandíbula y luego le besa
rápidamente en los labios, y él sonríe. No tengo ni idea de cómo un tipo
grande y estoico como Rhys se pone en manos de una mujer pequeña,
pero le ama. Eso es seguro.
Y es difícil no querer a Blair.
Se vuelve hacia mí.
—Estoy loca, y estoy loca por ti, pequeño. Tienes que estar bien. Y si
estás pasando por algo...
La interrumpo rápidamente, tratando de cerrar esto.
—No lo estoy. Sólo tengo dieciocho años y quiero ser independiente.
Blair... — ¿Cómo demonios se le explica esto a alguien que fue un niño de
un fondo fiduciario como los niños con los que voy a la escuela?—. He
estado en el sistema desde los seis años. Cuando llegaste a mí, ya estaba
planeando mi fuga en mi decimoctavo cumpleaños. Listo para salir de allí.
Y por la razón que sea, aunque ustedes me dieron un hogar, ese
sentimiento nunca me abandonó.
Ya está. Eso es real. Es una verdad real, y puedo ver que Rhys lo entiende
sólo por sus ojos y el asentimiento que me hace. Pero Blair... Ella nunca
estuvo en el sistema. Ella nunca sintió el abandono surrealista de un
padre que cede legalmente sus derechos sobre ti porque no quiere, o no
puede, tener. Entregándote a un sistema roto y sin mirar atrás.
¿Cómo puede entender eso? ¿Cómo puede entenderlo alguien que no lo
ha vivido?
Sólo me abraza a ella de nuevo cuando Rhys la suelta.
—Bueno, no puedes alejarte de mí.
—Lo he intentado —bromea Rhys, y ella se separa de mí para darle
un codazo juguetón en el estómago. Él hace un sonido «oomph» y luego la
atrae a su lado de nuevo—. Oye, ahora lo he aceptado.
—Eres mejor por eso —Ella le dirige una mirada.
Él sonríe pero no discute.
—Claro que sí.
Ella vuelve a resoplar, sus pequeños hombros caen ligeramente mientras
mira a mí alrededor, que es esencialmente una cama y una cómoda que
ayudaron a trasladar desde mi habitación en su casa.

28
Nicole Dykes Hostile

—Ok, nos vamos —Me abraza de nuevo—. Si necesitas algo, dímelo.


Cualquier cosa —Se retira, pero sigue aferrada a mis hombros—. Y puede
que haya escondido algo de dinero por aquí —Sonríe ampliamente
mientras se dirige a la puerta—. Pero no te preocupes. Este lugar es
pequeño, así que estoy segura de que lo encontrarás todo pronto.
—Blair...
Ella ya está abriendo la puerta, haciendo su salida con Rhys a cuestas.
—No te preocupes.
—Oh, estoy preocupado.
—Deberías estarlo —se ríe Rhys y luego me da un pequeño abrazo –
está mejorando en eso de abrazar—. Cuídate, y aquí estamos.
Asiento con la cabeza, metiendo las manos en los bolsillos de los vaqueros
torpemente porque lo siento.
—Gracias —Miro a las dos personas que se han convertido en mis
padres, por mucho que haya luchado contra ello—. Yo... Sólo gracias.
Rhys asiente, y Blair parece estar a punto de llorar, así que endereza los
hombros y endurece su expresión lo mejor que puede.
—Te quiero. Cena la semana que viene. Lo digo en serio.
Saco las manos de los bolsillos y las levanto en señal de rendición.
—Lo tengo.
—Bien.
Finalmente, bajan las escaleras y se dirigen a su coche antes de que yo
cierre la puerta con llave. Me dirijo a mi cama recién hecha y me tumbo,
mirando al techo.
Y ¿Ahora qué?

29
Nicole Dykes Hostile

Seis
Rhett
Sólo tengo veinte minutos de completo silencio en mi nuevo apartamento
antes de que llamen a mi puerta.
—Maldita sea, Blair —digo en voz baja mientras me bajo de la cama
y me dirijo a la puerta, abriéndola de un tirón.
Pero no es Blair quien está ahí. Es Fletcher.
—Oye, ¿Vas a darme un tour o qué?
Lleva su mochila, colgada de un hombro, y su pelo está perfectamente
peinado. Lleva pantalones vaqueros y las mangas de su camisa abotonada
están remangadas hasta los codos. Fletch es un enigma tras otro. Un nerd
total que parece venir directamente de un trabajo de modelo. O de un
partido de fútbol, aunque no podría lanzar una pelota muy lejos para
salvar su vida. No le interesan los deportes, a pesar de los muchos,
muchos intentos de todos los entrenadores de nuestra escuela. El béisbol,
el baloncesto, el fútbol y el fútbol americano han intentado atraparlo, pero
no.
A Fletcher le interesa mucho la escuela por el aprendizaje.
Es muy raro.
A pesar de querer estar solo en mi nuevo lugar, estoy muy contento de
verlo. Parece que hace tanto tiempo que no pasamos la noche bajo otro
techo. Y esto va a ser raro.
—Entra —Me quito de en medio, y su enorme cuerpo pasa rozando
el mío mientras echa un vistazo a mi casa con un silbido bajo.
—Este lugar es una mierda.
Le empujo el hombro y se ríe antes de cerrar la puerta.
—Que te jodan.
Se ríe y se deja caer en el borde de mi cama después de dejar caer su bolsa
al suelo, poniéndose cómodo.
—Estoy bromeando. No está mal.
—Sí —Me siento a su lado—. Me gusta.

30
Nicole Dykes Hostile

Lo conozco lo suficiente como para saber qué quiere decir algo, pero se
contiene mientras nos sentamos en silencio.
— ¿Qué pasa, Fletch?
Se ríe nerviosamente, mirando el suelo de madera que está bastante
brillante para ser una mierda.
—Le pregunté a Bree si quería venir conmigo a ver este lugar.
Me tenso ante la mención de Bree, y él lo nota, sin duda.
Me estudia detenidamente y no digo nada, aunque un millón de preguntas
pasan por mi cabeza. ¿Cómo de cabreada está? ¿Me odia? ¿Por qué no la
he besado? Podría haberlo hecho. Tal vez.
— ¿Ni siquiera vas a preguntar?
—Preguntar ¿Qué? —Intento hacerme el desentendido, pero no lo
consigo. Fletch es bastante franco.
—Todas las cosas que estás pensando. Como, por ejemplo, por qué
no quiso venir conmigo.
— ¿Sabes por qué? —Mi pecho se siente incómodamente apretado.
Estas dos personas son lo más parecido a hermanos que tengo. Son mi
familia y no puedo perderlos.
Pone los ojos en blanco y se vuelve a tumbar en mi cama, mirando al
techo como hacía yo hace unos instantes.
—No me dice nada, pero me ha dicho que me divierta y que vendrá
a verlo pronto.
Yo también me acuesto, mirando hacia arriba.
—Probablemente esté ocupada.
—Mentira.
Hago una mueca.
— ¿Qué?
Se gira para mirarme, pero no le miro.
— ¿Qué demonios ha pasado? En serio, ustedes dos son mis
mejores amigos. No voy a elegir entre ambos, pero tampoco voy a
sentarme a ver cómo se pierden el uno al otro.
—No puedo decírtelo.
Resopla enfadado, sin dejar de mirarme mientras yo me niego a mirarlo.
—Entonces, ella te ha dicho que está enamorada de ti o lo que sea, y
tú… —Cierro los ojos, odiando que sea tan condenadamente inteligente—.

31
Nicole Dykes Hostile

Tú ¿Qué? ¿Qué demonios has hecho? Por favor, dime que no rechazaste a
nuestra mejor amiga.
Abro los ojos y me giro para mirarle.
— ¿Qué se supone que debía hacer?
—Maldita sea, Rhett —Se incorpora. Sé que está enfadado conmigo,
pero realmente... ¿Qué demonios se supone que debía hacer? Y si Bree no
quería contárselo, ¿Cuánto puedo decirle sin que sea otra traición a ella?
Yo también me incorporo, sintiéndome aún más como una mierda.
—Yo no... —Me agarro la nuca, intentando calmar algo de la tensión
que hay allí—. No pienso en ella de esa manera.
Gira la cabeza para mirarme. No veo ira en sus ojos. Es más bien...
¿Lástima?
— ¿Por qué? Bree es genial.
—Sal con ella.
Él suelta una carcajada ante eso y sacude la cabeza.
—No. Eso es asqueroso. Es como mi hermana.
Le empujo el hombro.
—Eso es lo que estoy diciendo, idiota.
Se ríe de nuevo y luego gime: —Pero ella no te ve como un hermano. Creo
que nunca lo ha hecho. Ustedes dos tienen un vínculo diferente.
—Bree es demasiado buena para mí. Demasiado buena. Esa chica va
a cambiar el mundo.
Me da un codazo en el hombro con el suyo, mucho más grande,
empujándome un poco.
—Y ¿Tú no? Tienes que dejar esta mierda. Asumir que no eres lo
suficientemente bueno. Eso es un desastre —Sus ojos atrapan los míos—.
No hay nada malo en ti.
No tiene ni idea.
—No puedo quererla así.
Parece que se lo está pensando.
—Ok. Lo entiendo. Lo entiendo. Pero, ¿No puedes hablarle?
—Lo he intentado —me defiendo.
—Bueno, está herida. Tienes que hablar con ella. No ha sido ella
misma. Es difícil declararse, Rhett. Y luego ¿Ser rechazada?

32
Nicole Dykes Hostile

No lo sé. Nunca he pensado en el amor, no realmente. Sólo me he


centrado en escapar, en alejarme de la gente que me quiere. Porque soy
esa mierda de humano.
—Lo sé. Lo intentaré.
—Bien. Me alegro —Me da otro codazo—. No tienes nada que con
que distraerte aquí. Ni siquiera una televisión.
—Ni siquiera ves la televisión.
Sonríe y saca su teléfono.
—Voy a pedir comida. Vamos a comer y a hablar de cómo arreglar
esta mierda con Bree.
Suspiro, sabiendo que no va a dejar pasar esto. Porque se preocupa
demasiado. Todos se preocupan demasiado por mí.
Quiero a mi familia, pero sé que mudarme fue la mejor decisión que pude
haber tomado.
Porque tengo algunas cosas muy grandes que resolver.
Y necesito hacerlo por mi cuenta.

33
Nicole Dykes Hostile

Siete
Grayson
Hoy ha sido una mierda. Empezó con mi padre hablando de mis planes
para el futuro, un futuro, debo añadir, que ya tiene trazado para mí. Su
camino exacto. Voy a ir a la misma escuela de la Ivy League a la que él fue.
Me casaré con una buena mujer de una buena familia, pero no hasta
después de graduarme en la universidad, y entonces vendré a trabajar
para él.
Porque desarrollar bienes raíces es exactamente lo que quiero hacer.
Bostezo.
Pero todo está planeado. No hubo preguntas. Simplemente me lo dijeron,
como ha sido toda mi vida, mientras mi madre agarraba su bebida y
asentía con la cabeza en señal de conformidad.
No quiero su vida. Quiero ir a la universidad, pero no a una escuela de la
Ivy League. Quiero descubrir quién soy y tener tiempo para explorar. No
estar abrumado con tanto trabajo escolar que mis globos oculares sangren
y pidan un respiro.
Pero no se detuvo ahí. No. Tuve que encontrarme con mi entrenador de
fútbol y escucharle hablar de jugar al fútbol en la universidad y de lo
decepcionado que está de que haya rechazado a tantos reclutadores. Eso
sí, es primavera, y el fútbol ha terminado hace meses.
Todavía está enfadado conmigo.
Y sí, me encantaba jugar al fútbol hasta que se convirtió en una
obligación. En el instituto. Como si la vida de todos dependiera de que yo
pudiera jugar. El entrenador. La escuela. Los aficionados en las gradas.
Todos miraban cada uno de mis movimientos.
Somos chicos de la escuela preparatoria. No dependemos de las becas
para ir a la universidad como en otras escuelas. Pero éramos un maldito
buen equipo.
Crystal está enfadada conmigo desde la fiesta y se empeñó en el almuerzo
en besarse con Chad, mientras se sentaba en su regazo, manteniendo sus
ojos en mí todo el tiempo. Como si fuera a empezar a quererla si veo su
lengua en la garganta de otro tipo.
Y luego, en la última hora, tuve que quedarme para hablar con mi
profesora de cálculo porque me olvide de responder una puta respuesta
34
Nicole Dykes Hostile

en un examen, lo que era tan inusual, que quería asegurarse de que estoy
bien. No, no estoy jodidamente bien.
Siento que me estoy ahogando. Defraudando a todo el mundo, a pesar de
que estoy haciendo todo a la manera que debe hacerse. He solicitado y he
sido aceptado en la escuela que mi padre eligió para mí. Jugué fútbol los
cuatro años y los llevé al campeonato en mi tercer y último año. Traté de
dejar a Crystal fácilmente. Estudié para el examen de cálculo y aun así
obtuve una A.
Pero nada de eso importa.
Por eso, cuando salí de la escuela y vi que llovía a cántaros, ni siquiera me
molesté, aunque estaba empapado cuando llegué a mi coche. Parece el
final perfecto del día.
Al salir del aparcamiento, veo una figura que camina bajo la lluvia
torrencial con una sudadera negra con capucha que le cubre la cabeza,
pero que es lo único que le protege del chaparrón. Al acercarme, mis
labios se fruncen ligeramente al ver de quién se trata.
Me detengo junto a él y abro la ventanilla ligeramente.
—Sé que tienes un coche.
Tengo su atención. Sus ojos están enfadados y muestran molestia
mientras se acerca a mí.
—Hoy he caminado.
Miro al cielo gris oscuro.
—No fue un buen plan.
—Vete a la mierda, Lancaster.
Hay algo en su animosidad siempre presente que me hace sentir bien.
—Entra.
—Vete a la mierda. Vete —Comienza a caminar de nuevo, y me
alegro de que no haya nadie detrás de mí porque me arrastro lentamente
a su lado.
—Está diluviando. ¿De verdad eres tan testarudo?
—Sí. Vete. Vete —Me alejo un poco y aparco el coche, dejándolo en
marcha cuando salgo y me acerco a él, ignorando el chaparrón.
—Entra en el coche —Un fuerte trueno resuena a nuestro alrededor
justo después de que un rayo encienda el cielo, pero él no se inmuta.
— ¿Cuál es tu problema?
— ¿Mi problema? —Ahora estoy empapado, igual que él. Pero
ninguno de los dos se mueve.
35
Nicole Dykes Hostile

—Sí. Tu problema —Me pincha en el pecho con un dedo huesudo,


que gotea de animosidad—. Me miras fijamente. Todo el maldito tiempo.
Nunca hablamos. Eres un hijo de puta pretencioso —Señala con la cabeza
mi vehículo, el que pagaron mis padres, aunque no soy ingenuo y me doy
cuenta de que vale más que el salario anual de la mayoría de la gente—. Y
no quiero tener nada que ver contigo. Entonces, ¿Por qué te paras y te
ofreces a llevarme?
Me acerco a él, con el cielo cayendo en forma de lluvia punzante, y miro
esos ojos verdes brillantes en los que no puedo dejar de pensar.
—Porque te miro mucho.
Se aparta, claramente sin esperar esa respuesta.
— ¿Qué?
Me encojo de hombros.
—Te miro. Sé que tienes un coche. Sé que tienes un hermano y una
hermana que también tienen coche. Y sin embargo... —Extiendo la mano,
con la palma hacia arriba para atrapar la lluvia—. Estás caminando bajo la
lluvia. Así que tengo curiosidad por saber a qué se debe eso cuando
podrías estar conduciendo o haber pedido a alguien que te llevara —
Vuelvo a bajar la mano a mi costado y me acerco a él, continuando: —
Porque siempre pareces tan condenadamente triste y porque tienes esa
mirada perdida. Por qué, para alguien que parece tenerlo todo, te niegas a
preocuparte por todo.
—Vete a la mierda —escupe con tanto veneno que lo siento
visceralmente en mi alma.
—Tú lo has pedido.
—No te pedí que te detuvieras, ni te pedí que me acecharas como un
asqueroso —Me empuja y empieza a caminar de nuevo, pero se detiene
cuando me oye seguirlo. Señala hacia mi coche—. ¿Vas a dejar ese lujoso y
brillante coche ahí detrás, en marcha?
Me encojo de hombros, sin inmutarme porque, sinceramente, a quién le
importa.
—A menos que te subas. Sí.
— ¿Por qué? —Se acerca a mí, con la rabia que desprende—. ¿Por
qué te importa? No me conoces.
—Pero quiero hacerlo —La confesión se me escapa de los labios,
pero no me retracto. Él ya piensa que soy un acosador loco, y parece haber
captado que lo observo mucho. Algo que debería preocuparme de los
demás si él lo ha hecho, pero no lo hago. Porque, de nuevo, a quién le
importa. Ya no me importa, y todos los que me rodean son tan
inconscientes que sé que en el fondo no tienen ni idea.
36
Nicole Dykes Hostile

Me mira como si estuviera loco y luego resopla, caminando hacia mi coche


y sorprendiéndome cuando abre de un tirón la puerta del lado del
pasajero y se deja caer en mis asientos de cuero. Sonrío para mis adentros
y me pongo al volante, sintiéndome extrañamente triunfante.
—Espero que a tu padre no le molesten los pies llenos de barro y los
asientos mojados —se burla cuando vuelvo a la carretera.
—No me importa si lo hace.
—Ah. Te sientes rebelde, ¿Eh? ¿Es eso lo que es? ¿Volverte contra
papá?
Quiere irritarme, pero esa no es la manera de hacerlo. Soy indiferente
cuando se trata de mis padres. No los odio, pero tampoco me importa lo
suficiente como para tratar de hacerlos enojar.
—No. No verá el daño, si es que lo hay.
Apoya su cabeza húmeda contra mi ventana y mira fijamente hacia afuera.
— ¿Así que no te prestan suficiente atención en casa?
Resoplo.
—Estaría bien con menos atención de la que ya tengo. Que me pare
a recoger tu culo empapado no tiene nada que ver con mis padres —
Apenas puedo ver a través de la lluvia, a pesar del limpiaparabrisas en
alto, así que conduzco lentamente por la calle frente a nuestra escuela—.
Por cierto, ¿A dónde vamos?
—Iba a mi casa para buscar el coche, pero ya llego tarde...
— ¿Tarde para qué?
Me doy cuenta de que se está mordiendo el labio inferior, claramente en
conflicto con decirme a dónde se dirige.
—The mission downtown —Mis cejas deben fruncirse en señal de
confusión, porque ahora puedo sentir sus ojos sobre mí—. Soy voluntario
allí, y llego jodidamente tarde. Así que, si puedes llevarme allí, genial. Si
no, llévame a mi casa, para que pueda tomar mi coche.
Me giro hacia la calle que nos llevará a la interestatal para llegar al centro
más rápidamente.
—No me importa. Sólo me sorprende. Eso es todo.
— ¿Por qué? —Su voz es grave y profunda, un estruendo que va
directo a mi polla, y tengo que ajustarme en mi asiento, esperando que no
lo vea. No estoy del todo convencido de que no me pegue si se entera del
tipo de pensamientos que he tenido sobre él durante los últimos tres años
de instituto.
—Voluntariado después de la escuela. Parece mucho.
37
Nicole Dykes Hostile

—No lo es —gruñe y no ofrece más explicaciones, tal y como


esperaba de él.
Cuando llegamos a The mission downtown, la lluvia aún no ha cesado,
pero rápidamente nos deja tirados a mí y a mi coche en el aparcamiento y
se acerca al edificio de ladrillo. Es bonito que piense que voy a dejarlo
pasar.
Apago el coche, salgo y cierro con llave antes de seguirlo dentro, para su
desaprobación.
— ¿Qué mierda crees que estás haciendo? —gruñe, con su ágil
cuerpo casi pegado al mío mientras me aprisiona contra la pared con el
dedo en la cara.
—Me ofrezco como voluntario —Le ofrezco una sonrisa perezosa.
La ira vibra en él mientras me mira fijamente como si no pudiera
entenderme. No es el primero. Pero justo cuando está a punto de decir
algo más, dos niños –diría que tienen unos once o doce años– se acercan
a nosotros con entusiasmo.
— ¡Rhett! ¡Estás aquí!
Se aparta de mí, su atención se centra en los chicos con vaqueros rotos y
zapatillas de tenis embarradas. Llevan camisetas una talla más grande
para sus pequeños cuerpos, pero ambos sonríen a Rhett como si fuera su
dios.
—Hola, chicos —Rhett se aclara la garganta como si tratara de
ahuyentar su mala actitud, aunque sólo sea por estos niños de ojos
brillantes y llenos de esperanza—. No pensaron que me perdería esto,
¿Verdad?
Sonríen, grandes y brillantes, y juro que es la primera vez que veo a Rhett
sonreír también. Es casi demasiado para procesar.
Mueve la cabeza hacia las puertas dobles.
—Vamos dentro.
Atraviesan alegremente las puertas después de abrirlas, pero Rhett se
vuelve hacia mí, con su sonrisa desaparecida y una mirada mortalmente
fría sustituyéndola.
—No sé cuál es tu juego aquí, y realmente no me importa. Si haces
algo que dañe a estos niños, acabaré contigo.
Le creo. Juro que me tomo la amenaza en serio, pero mi cuerpo palpita
con algo más. Algo prohibido. Algo por lo que no estoy seguro de que no
me vaya a hacer daño. Pero no me importa.

38
Nicole Dykes Hostile

No puedo negar mi insana atracción por este hermoso y dolorosamente


esquivo chico.
Y ninguna parte de mí quiere luchar contra ella.

39
Nicole Dykes Hostile

Ocho
Rhett
¿Por qué demonios no se va? Me he fijado en Grayson a lo largo de los
años. El tipo es difícil de perder. El chico dorado y más grande que la
vida1. Siempre rodeado de un gran grupo de amigos alborotados. Siempre
tiene una chica en su brazo o en su regazo, muriendo por su atención. Los
profesores lo adoran. Es una estrella del fútbol, del béisbol, de todas las
áreas deportivas de nuestra escuela.
Todo el mundo conoce a Grayson.
Pero no me di cuenta de lo molesto que era. No me dejaba en paz, y si no
hubiera estado llegando ya tan tarde por la maldita lluvia, no habría
cedido y me habría subido a su lujoso coche.
Pero no podía perderme esto.
Estos días aquí en The mission downtown. Me mantienen cuerdo.
Por extraño que parezca, me atan a la vida que debería aborrecer y de la
que no quiero formar parte. Pero cuando niños como Max e Ian me miran
con algo parecido a la esperanza en sus ojos, me siento más cerca de la
plenitud que nunca.
Empecé a ser voluntario aquí el año pasado. Todos los niños están en
régimen de acogida y se trata de un programa extraescolar, que
básicamente consiste en asegurarse de que reciben comida y algún tipo de
espacio seguro antes de que vuelvan a sus hogares de acogida rotos.
Porque todo el mundo sabe que el sistema está roto y totalmente
defectuoso, pero de alguna manera, esto es lo más cerca que podemos
llegar a una solución.
Después de despojarnos de nuestras empapadas chaquetas y dejarlas en
un gancho junto a la puerta, Grayson –el molesto idiota– no pierde el
tiempo y se sienta junto a Laney, una chica tímida, e inmediatamente
consigue que se involucre.
Este. Hijo. De. Puta.
Apenas puedo sacarle dos palabras a esa chica, y creo que él ya ha
conseguido una sonrisa de ella. Sacudo la cabeza e intento ignorarlo

1
Expresión que proviene del a larger than life. Esto significa: que atrae una atención especial por su
aspecto o comportamiento inusual y extravagante.
40
Nicole Dykes Hostile

mientras tomo asiento junto a Max, tomando unos lápices de colores de


mierda que me han proporcionado las donaciones.
Cuando reciba mi primer cheque de verdad del salón de tatuajes, les
compraré a estos chicos material artístico de verdad. Pero a Max no le
importa. Agarra varios colores y empieza a delinear algo que aún no tengo
muy claro. El chico es sólo unos años más joven que yo. A sus trece años,
me recuerda mucho a mí mismo cuando estaba en su lugar. Y tiene mucho
talento.
— ¿Cómo van las cosas? —Preguntó en voz baja, indagando con
cautela en su vida, como hago siempre, pero teniendo en mente lo mucho
que odiaba que alguien me hiciera eso. Cuando estaba atrapado en una
casa de acogida. Iba de casa en casa, de un padre de acogida a otro que no
me quería. Que sólo querían el pequeño cheque del gobierno para
tenerme bajo sus techos de mierda, pero que utilizaban el dinero para
Dios sabe qué mientras mi estómago gruñía y mi ropa se deshacía.
Sus hombros pequeños –demasiados pequeños para su edad– se encogen
de hombros mientras dibuja distraídamente, sin arriesgarse a mirar en mi
dirección.
—Está bien.
Está bien. El código universal para decir que no está bien.
Miro hacia la mesa que está contra la pared. Está repleta de zumos y
diferentes aperitivos.
— ¿Quieres comer algo?
Asiente con la cabeza.
—Sí.
Lo miro fijamente, intentando decidir si le creo, pero el chico no es tonto.
Sabe que esta puede ser la única vez que coma esta noche. No es una
exageración. Sé que algunos pensarían que lo es. Que, por supuesto, los
padres de acogida quieren tener a los niños por la bondad de su corazón.
Si no, ¿Por qué lo harían? Y estoy seguro de que algunos lo hacen, pero yo
conozco el sistema desde dentro. Y sé, sin duda, que al menos la mitad, si
no todos, de estos niños –que están hacinados en esta vieja y deteriorada
habitación que por suerte tiene calefacción– se han quedado sin cenar
más veces de las que está bien que los niños se queden sin comer.
—Bien. Tal vez podemos tomar un poco para llevar, ¿No?
Otro asentimiento ausente porque no quiere hablar de ello. Cómo este
programa es sólo una vez a la semana, y sabe que tiene que aprovecharlo
para él y su hermana menor, Carly. Tuvieron suerte de que los colocaran
en el mismo hogar esta vez, pero quién sabe cuánto durará eso.

41
Nicole Dykes Hostile

—No consigo hacer bien el sombreado de esto —Suena frustrado y


yo sonrío porque sé que se toma muy en serio su arte. Le quito el lápiz de
la mano y trato de mostrárselo, sabiendo que el tiempo para hablar se ha
acabado.
Pero mientras trabajo, me observan desde el otro lado de la habitación –
ojos grandes y azules que acabo de notar que tienen algunas motas
doradas–, lo que me hace sentir incómodo y distraído.
No puedo entender de qué se trata. Y quiero gritarle que se vaya. Que no
se meta en su mundo, pero Laney se ríe de algo que él dice, y él aparta sus
ojos de mí para volver a mirarla. Ahora, es mi turno de mirar, y me
cabrea.
Está dibujando algo que la hace reír, pero no puedo verlo. Más vale que no
sea algo inapropiado. Maldito.
Pero algo me dice que no lo es. No tengo ni idea de por qué. No conozco a
este tipo. No lo conozco en absoluto. Podría ser un cretino. Hace tiempo
que aprendí que la buena apariencia y el encanto no tienen nada que ver
con lo buena que es una persona.
Sin embargo, Grayson, con su gran sonrisa tonta que se ensancha cuando
otro chico se acerca a Laney y a él y también se ríe de su dibujo. No puedo
soportarlo más y me levanto del asiento para mirar.
Veo un camión mal dibujado con lo que parece un perro colgando de la
puerta con las orejas echadas hacia atrás y la lengua fuera. Cuando lo
miro, no está tan mal dibujado como pensaba. Es obvio que lo hizo
rápido.
— ¿Qué demonios es eso?
Sus grandes ojos azules me miran con una sonrisa pícara en sus labios
rojos.
—Es un perro en un día de viento, hombre. No me digas que no te
has dado cuenta.
Laney se ríe de nuevo.
—Me gustan sus orejas. Me recuerdan a un perro que uno de mis
padres adoptivos tuvo una vez —Sus ojos se vuelven tristes ahora, y
parece replegarse sobre sí misma. Es la niña a la que estoy acostumbrado,
pero entonces mira a Grayson—. Murió.
Él la mira con tristeza, pero extrañamente, no con lástima.
—Lo siento. Es duro. Todo el mundo sabe que los perros son mucho
mejores que las personas.

42
Nicole Dykes Hostile

Eso la hace reír. Una risa bonita y pequeña, pero aun así. La tristeza
impresa en su carita casi desaparece cuando agarra unos lápices de
colores.
—Necesita color.
—Estoy de acuerdo —dice Grayson mientras la observa colorear su
dibujo.
No sé qué decir. Odio que esté aquí en mi espacio, haciéndolo mejor con
estos niños que yo. Pero no puedo negarles esto si, por la razón que sea,
les gusta.
Tanya, la mujer que dirige el programa, se sienta a mi lado cuando vuelvo
con Max, y sus ojos se quedan mirando a Grayson.
— ¿Quién es tu amigo?
Gruño algo ininteligible mientras trabajo en mi propia obra de arte, y
entonces mis ojos se desvían hacia él. Su pelo oscuro aún está mojado de
antes, y lo lleva peinado hacia atrás. Lleva una camiseta roja ajustada que
está húmeda y se ciñe a unos músculos insanos, esculpidos por años de
practicar deporte.
Para. De. Mirarlo.
Aparto los ojos y me vuelvo hacia Tanya, que ahora me mira con recelo.
Me encojo de hombros.
—Sólo un chico de la escuela que me llevó en coche.
Max se ríe.
—De tu escuela de niños ricos.
No les oculto nada a estos chicos. Saben que fui un niño de acogida que
tuvo suerte y encontró un hogar. Saben que voy a un colegio de lujo, pero
no me juzgan por ello, aparte de hacerme pasar un mal rato de vez en
cuando.
—Sí. De la Academia de los Idiotas.
Tanya me sacude la cabeza, amonestándome por el apodo, pero sonríe
ligeramente.
—Bueno, ciertamente parece que pertenece allí —Se pone seria
mientras sus ojos se dirigen a Max—. Pero todos sabemos que las
apariencias engañan, ¿Verdad?
Max se encoge de hombros.
—Supongo —Sus ojos se encuentran con los míos—. ¿Qué piensas
de él?

43
Nicole Dykes Hostile

Intento no hacerlo. No quiero pensar en él en absoluto. De todos modos,


mis ojos se desvían inconscientemente en su dirección, observando sus
dientes blancos y rectos mientras sonríe a los niños y bromea. Intento
ignorar la forma en que las venas de sus bíceps se abultan cuando mueve
los brazos, coloreando la hoja blanca de papel que tiene delante.
—Está bien.
Max se ríe de nuevo, concentrándose en su dibujo más que en mí, pero
puedo sentir a Tanya mirándome de nuevo. El calor me sube por el cuello
hasta las mejillas cuando me pregunto si me ha visto mirar demasiado
tiempo sus fuertes y musculosos brazos o su estúpido y atractivo rostro.
Si conoce los pensamientos que me rondan por la cabeza, no dice nada. Se
va para ayudar a otra persona y yo vuelvo a lo que estaba haciendo.
Ian se une a nosotros, y hago lo posible por enseñarles la técnica adecuada
para sombrear. Cuando llega la hora de volver a casa, evito ponerme la
chaqueta aún húmeda al igual que Grayson. Caminamos juntos hacia la
salida.
—Ya puedes irte —gruño, empujando las puertas.
Prácticamente puedo sentir cómo pone los ojos en blanco, pero no miro.
—Sigue lloviendo. Deja de ser una molestia y deja que te lleve a
casa.
Me erizo, cabreado porque parece que no me teme en absoluto. No es que
quiera que lo haga, pero es una especie de acuerdo no escrito que nos
dejemos en paz. Que sus amiguitos se mantengan jodidamente alejados
de mí y que todos convivamos.
Dejo de caminar antes de que lleguemos a su coche, pero todavía al
amparo de la cornisa del edificio.
— ¿A qué se debe tu repentino interés por mí?
Me mira a los ojos.
—Creo que hemos establecido que tengo interés en ti desde hace
tiempo.
Mierda.
—No me digas esas cosas. No suena bien.
— ¿Cómo suena?
Odio su estúpida voz profunda y ronca. Odio aún más lo que me hace y
empujo mis piernas para empezar a caminar.
—Bien. Llévame a casa. Pero eso es todo. No somos amigos.

44
Nicole Dykes Hostile

Esboza una sonrisa mientras subimos a su coche, demasiado caro, y lo


pone en marcha.
—Oh, Rhett. Creo que vamos a ser grandes amigos —Sonríe y sale
del aparcamiento con una confianza que no puedo soportar.

45
Nicole Dykes Hostile

Nueve
Grayson
Llevo a Rhett a su casa, pero me sorprende cuando aparco el coche en la
entrada, y no sale inmediatamente del coche. Me vuelvo para mirar su
perfil, su fuerte mandíbula y sus labios carnosos. Su brazo izquierdo está
cubierto de una hermosa tinta negra. Su cabello rubio arenoso está
despeinado por la lluvia, y me encanta que esté cortado a los lados y
mucho más largo en la parte superior.
— ¿Qué estás mirando? —Se gira, con sus ojos ardientes clavados en
mí.
—A ti —respondo con sinceridad, aún consciente de que podría
volverse totalmente loco conmigo, pero sin encontrar la motivación para
que le importe.
—No lo hagas —Parece que ahora hay menos veneno en su tono,
pero tal vez ha sido un día largo y no lo tiene ánimo.
Vuelvo la mirada hacia la pequeña casa blanca en la que he aparcado. No
está deteriorada ni en ruinas ni mucho menos, pero tampoco es algo a lo
que esté acostumbrado. Es sencilla. En el lado más pequeño, con un
garaje para un coche que tiene escaleras en los lados, que suben a lo que
parece una habitación por encima de ella.
—Esto es genial.
Suelta una bocanada de aire impaciente y sus ojos se encuentran con los
míos.
—Odio que sepas dónde vivo.
No puedo evitar que se me forme una lenta sonrisa en la cara.
—Me gusta —Vuelvo a mirar hacia la casa—. ¿Puedo entrar?
¿Conocer a tus padres?
—Mis padres no viven aquí. Y no.
Mi ceño se frunce. He preguntado un poco sobre él y he descubierto que
es adoptado. Y yo que pensaba que vivía con sus padres adoptivos y sus
dos hermanos.
— ¿No lo hacen?
—No. Me he mudado. Vivo aquí.
46
Nicole Dykes Hostile

Vuelvo a mirar la casa de aspecto sencillo y silbo por lo bajo.


—Vaya, qué bien. ¿Alquilas?
Se burla y me sacude la cabeza como si fuera un cachorro molesto que le
muerde los talones y lo sigue a todas partes. Por supuesto, Rhett me hace
sentir así.
—La casa no —Su mirada se desliza hacia el garaje, y yo asiento en
señal de comprensión.
—Genial, hombre. Entonces, ¿Puedo ver tu apartamento?
Soy demasiado atrevido con él. Lo sé. Normalmente, soy frío y distante.
La gente se acerca a mí, pero eso no va a suceder con Rhett. Tengo que ser
el agresor. El que hace cada movimiento, y algo de eso me enciende.
Me siento desafiado a su lado.
Algo que no he sentido en mucho, mucho tiempo, si es que alguna vez lo
he hecho.
—No —Me calla fácilmente, como sabía que lo haría.
—Oh, vamos. Sabes que quieres enseñarme tu casa.
Se pasa los dedos por su grueso pelo.
—No. No quiero. Ya es bastante malo que sepas dónde vivo. Ahora,
tienes que irte.
Empieza a abrir la puerta, pero yo le agarro de la muñeca. Su mirada
vuela hacia la mía, y se me corta la respiración al contacto y al hecho de
que no se aparte.
—Grayson.
No lo suelto.
—La mayoría de la gente me llama Lancaster.
—Sí, bueno, eso es una estupidez.
Me río de su brusquedad, y realmente le arranco una sonrisa sincera.
Mierda, es precioso.
—No tienes el mismo apellido que tus hermanos —digo
estúpidamente, y él se separa de mí, sacando su muñeca de mi agarre.
— ¿Y?
Me encojo de hombros, tratando de hacerme el despreocupado, sabiendo
que él prefiere eso.
—Sólo una observación.

47
Nicole Dykes Hostile

—Cambiaron sus apellidos cuando Blair y Rhys los adoptaron. Yo


no lo hice. No es gran cosa.
Asiento con la cabeza, tratando de combatir mi sonrisa porque realmente
me está hablando. Después de años de mirarlo como un bicho raro –
esperando una conversación de verdad– me está hablando.
—Sí. Lo entiendo.
No lo entiendo. Pero no me entrometo. Me mira, con sus ojos de ese
hermoso color esmeralda.
—Lo sentí como una traición a mis padres, mis padres biológicos —
Suelta una carcajada sin gracia mientras mira hacia otro lado—. Aunque
no me querían, carajo, no me parecía bien.
Me duele el corazón por él, y empiezo a darme cuenta de que hay mucho
más en el hermoso chico roto que parece aburrido de la vida mientras
dibuja en su cuaderno durante la clase. Está herido. De un dolor profundo
que se remonta a su infancia, uno que ni siquiera puedo empezar a
comprender.
Decido cambiar de tema.
—Así que esos niños...
Sus ojos se dirigen de nuevo a los míos.
— ¿Qué pasa con ellos?
— ¿Necesitan algo? Tal vez podría hablar con mi padre...
—No —responde al instante—. No necesitan limosnas de ti o de tu
familia.
Lo dice con mucha malicia, pero intento no ofenderme.
—No es una limosna. Sólo me di cuenta de que los zapatos de Laney
estaban un poco rotos y...
De nuevo, con la ira ardiente en sus ojos.
—No te atrevas a juzgarla. O a ninguno de ellos.
Levanto una mano en señal de rendición silenciosa.
—No lo hago —Hoy ha sido mucho más divertido de lo que pensé
que sería el voluntariado. Laney, la dulce y tranquila niña de doce años, se
sinceró conmigo y me habló de sus nuevos padres de acogida. Dijo que
parecían agradables y que su casa era decente.
Lo dijo de una manera que hizo que pareciera que había pasado por
tantas cosas que mi cerebro apenas podía procesar, y eso que es seis años
menor que yo. Me hizo mirar de verdad alrededor de esa habitación a

48
Nicole Dykes Hostile

niños –chicos geniales, inteligentes y divertidos– que no estaban siendo


atendidos.
Me rompió.
—Sólo quiero ayudar.
—No —Abre la puerta del coche. La lluvia por fin ha empezado a
amainar.
— ¿No?
Sale del coche, pero no da el portazo que yo esperaba. Se agacha para
mirarme.
—Vuelve a tu lujosa casa con tu ridículo coche, demasiado caro, y
olvida que vivo aquí.
Mis ojos se estrechan en su dirección.
— ¿Ahora quién está juzgando?
Su mirada parece suavizarse sólo ligeramente.
—Como he dicho, Grayson. No somos amigos.
Con eso, cierra la puerta y lo veo subir las escaleras hasta su apartamento.
Entonces, sonrío.
Porque sí. Sí, lo somos.

49
Nicole Dykes Hostile

Diez
Rhett
Tengo las manos sucias de carbón mientras dibujo en el papel cremoso
que tengo delante. Estoy totalmente y felizmente perdido en mi propio
mundo hasta que oigo una molesta y familiar voz ronca detrás de mí.
—No está mal.
Mierda.
Suspiro mientras mi mano deja de moverse por el papel.
—No —Suelto el lápiz y me giro para mirar a mi nuevo acosador,
aparentemente.
Me sonríe con su cara grande y tonta de guapo, de pie con su imponente
cuerpo y luego estudia lo que estaba haciendo a solas en el aula de arte
antes de que empiece la primera hora. Me gusta llegar temprano.
O lo hacía antes de descubrir que mi nuevo amigo aparentemente también
lo hace.
—Vuelve a tu parte de la escuela.
Su sonrisa sólo se amplía.
—Oh, ahora ¿Por qué no podemos llevarnos bien? ¿Eh? —Sus ojos
azules brillan con una molesta picardía—. Estaré encantado de compartir
mi parte de la escuela contigo.
Me muevo incómodo en el taburete en el que estoy sentado, sin saber
cómo me hace retorcerme como lo hace. No lo conozco. No sé mucho
sobre él. Y sin embargo... No puedo dejar de pensar en él desde que me
llevó hace unos días en auto.
—Vete. Vete.
—Dices mucho eso. Vas a empezar a herir mis sentimientos.
Pongo los ojos en blanco ante su exagerada ridiculez.
—Sí, claro.
—Vamos. Admite que te estoy empezando a gustarte —Trato de
ignorar su rostro apuesto y la forma en que sus ojos azules brillan con una
satisfacción que me desconcierta.

50
Nicole Dykes Hostile

—Eres un pesado.
Está a punto de decir algo que estoy seguro de que me irritará, a juzgar
por la mirada juguetona de su rostro, pero se interrumpe.
— ¿Grayson? —Los dos miramos rápidamente hacia la puerta
cuando la señora Holler, la profesora de arte, entra en la habitación, con
sus tacones haciendo clic en el suelo de baldosas—. Eres tú, cariño. ¿Cómo
estás?
Enarco una ceja en su dirección y digo en voz alta: — ¿Cariño?
Sonríe y camina hacia mi profesora favorita.
—Sí. Cuánto tiempo sin verte, ¿Eh?
Parece entristecida por eso mientras asiente con la cabeza.
—Así es. Te he echado de menos por aquí.
¿Qué? ¿Por aquí? ¿La sala de arte? Está sonriendo, pero no parece tan
real como hace un momento.
—Sí, lo siento. Fútbol. Baloncesto. Sociedad de Honor. Toda esa
mierda.
Debería regañarlo por su lenguaje como hace conmigo y con todos los
demás, pero no lo hace. Su cara cae aún más en su lugar.
—Lo sé.
¿Qué demonios está pasando?
—Bueno, debería irme. Ha sido un placer verla, Srta. Holler.
Ella lo saluda, y el maldito me guiña el ojo antes de hacer su salida, y me
quedo pensando qué más no sé de él. Lo cual me irrita mucho.
Sigue sonriendo mientras se sienta en su escritorio.
—Lo he echado de menos.
— ¿Grayson Lancaster? —Mi tono está lleno de incredulidad porque
no tengo ni idea de cómo esta profesora de arte tan genial puede tener
alguna conexión con el Sr. Chico deportista-chico de Oro
—Sí —Me mira confundida.
— ¿Le diste clases? ¿Estuvo en clases de arte? —No me lo imagino.
El tipo grita cabeza de chorlito, no artista.
Sonríe con cariño y luego asiente con la cabeza, caminando hacia mí.
—Lo hice. Pero no en el instituto. A veces olvido que no estabas aquí
entonces.

51
Nicole Dykes Hostile

Nunca lo olvido. Sinceramente, no sé qué es peor: las escuelas públicas de


mierda en las que estaba antes de conocer a Rhys y Blair, que apenas
podían permitirse el lujo de pagar la calefacción, por no hablar de los
materiales de arte, o esta maldita escuela de niños ricos de lujo que tiene
todo lo que un niño como yo nunca soñaría. Incluyendo materiales de arte
de primera calidad y un profesor de primera que realmente se preocupa
por mis habilidades.
Vuelvo a dibujar.
—No me lo imagino a él y el arte juntos.
Ella se limita a sacudir la cabeza, observando mi dibujo con su aguda
mirada.
—Tenía un talento increíble. Me decepcionó mucho no ver su
nombre en mi registro en su primer año o después.
— ¿Grayson? —Vuelvo a preguntar. Levanto el pulgar por encima
del hombro hacia la puerta que acaba de atravesar—. ¿El enorme cabeza
de chorlito con la chaqueta de letterman?
—Vamos, Rhett —me reprende—. Creía que eras mejor que las
etiquetas y toda esa mierda de estereotipos.
Me siento avergonzado porque la señorita Holler es la única luz brillante
en esta maldita escuela, y maldita sea si quiero que se decepcione de mí.
—Lo soy. Sólo que no puedo imaginarlo.
Mira por encima de mi boceto oscuro que empezó distraídamente como
una chica pero que se ha transformado en la amiga que he estado echando
de menos como una loca últimamente: Bree.
—Su trabajo era siempre brillante y hermoso. Utilizaba audaces
estallidos de color que eran realmente impresionantes —Su dedo arrastra
por las líneas oscuras de mi dibujo antes de añadir: —En realidad, ustedes
dos se complementan perfectamente.
— ¿Qué? —Mis ojos se dirigen a los suyos, sin saber cómo me siento
con su afirmación.
—Es el contraste perfecto, Rhett. Ambos son hermosos a su manera.
Ambos son audaces y fuertes. Su elección de colores y tu intrépido
encuadre. Simplemente impresionante.
La miro como si estuviera loca, pero ella se queda mirando mi boceto de
Bree con una admiración que admito que hace que mi pecho se hinche de
orgullo.
—Y ¿Quién es esa chica misteriosa, por cierto? La dibujas mucho.
Lo hago. Porque Bree es preciosa, por dentro y por fuera, e incluso antes
de nuestra pelea o lo que sea, estaba empezando a echarla de menos,
52
Nicole Dykes Hostile

sabiendo que esta mierda de crecer y convertirnos en adultos iba a


separarnos. Dibujarla es más fácil que hablar con ella e intentar como sea
arreglar lo que rompí y no puedo explicar.
Sé que albergo demasiados secretos con ella y con Fletch.
Secretos que ni siquiera deberían ser secretos, pero lo son para mí.
—Una amiga.
Ella sonríe de forma cómplice. Cree que estoy enamorado de esta chica. O
que me la estoy tirando. Pero no es eso. Amor adolescente. Yo suspirando
por una chica o algo así por la forma en que sonríe y me guiña el ojo antes
de volver a su escritorio para esperar a que empiecen las clases.
Sería mucho más fácil si lo fuera.

53
Nicole Dykes Hostile

Once
Grayson
—Mieeeeerda... Esa chica... —No me molesto en mirar detrás de mí
a la actual obsesión de Josh. No importa quién sea. Habla así a menudo.
Siempre sobre lo buenas que son y cómo no puede esperar a verlas
desnudas—. Esos ojos. Ese cuerpo. Esa cara. Ella es...
—Ella es ¿Qué? — Enarco una ceja y me meto una papa frita en la
boca mientras me siento en la abarrotada mesa del almuerzo, demasiado
acostumbrado a sus payasadas.
—Es la futura señora Potter —Mueve las cejas y yo pongo los ojos en
blanco. Todos los demás están ocupados con sus propias conversaciones y
no nos prestan atención.
—Ah, ¿Sí?— Sé que todo es una tontería, pero tiene mi curiosidad
aumentada por la razón que sea—. Tengo que ver esto.
Sigue poniendo ojos de corazón a la pobre detrás de mí.
—Sí. Definitivamente le daré mi apellido. Años de felicidad y
fidelidad —Sí, claro—. Antes del inevitable divorcio —resoplo y me giro
para mirar por encima del hombro, divisando al instante a Bree, la
hermana adoptiva de mi actual obsesión. Miro a mi alrededor para ver si
hay alguien más, pero está sola, mirando su teléfono y apoyada en la
pared. Lleva el pelo rizado recogido en la cabeza y parece concentrada en
lo que está mirando.
Una punzada de celos me recorre como ninguna otra, y no tiene nada que
ver con que mi amigo esté babeando por ella.
Rhett la estaba dibujando esta mañana. Es imposible que no sea ella el
centro de su dibujo. Cada detalle era la chica que está delante de mí.
Hasta su linda nariz de botón y sus labios de puchero. Y cada uno de los
rizos de su cabeza.
Me doy la vuelta lentamente para devolver la mirada a Josh, que no se ha
limpiado la baba de la barbilla.
—Sí. Buena suerte con eso.
Todo el mundo por aquí sabe que Bree Moore está totalmente fuera de los
límites. La chica sólo sale con Rhett y Fletcher, no quiere saber nada de
nosotros, igual que Rhett.

54
Nicole Dykes Hostile

¿Está enamorado de ella? ¿Es por eso que la dibujó? ¿Ella le corresponde?
Trato de alejar la sensación de asco y calor que me tortura ante ese
pensamiento. Por supuesto, están enamorados. No son parientes y son
totalmente inseparables. Excepto desde hace un par de semanas.
Es raro verla sola.
—Recuerda mis palabras, va a ser mi futura esposa —Entrecierro
los ojos y él se ríe, encogiéndose de hombros—. O mi próximo polvo.
—No —Me sorprendo a mí mismo con la respuesta gruñida, pero
me mantengo firme—. No vas a tocar a Bree. Ni siquiera te acerques a ella.
No sé por qué siento la necesidad de protegerla por encima de todas las
demás chicas de las que he escuchado hablar a mis estúpidos amigos a lo
largo del año. Ella es la última que realmente necesita mi ayuda. Rhett y
Fletcher tienen eso cubierto.
— ¿Qué? —Parece tan sorprendido como yo por la ferocidad de mi
tono.
—Ya me has oído. Déjala en paz.
Me estudia con cautela, sus ojos se dirigen a ella y luego a mí.
—Oh, Dios mío.
— ¿Qué? —Me muevo en mi asiento, incómodo por la forma en que
me mira, como si hubiera llegado a una gran revelación.
—Bree —Se inclina más cerca, y yo trato de ponerme al día con lo
que cree saber—. Ella es la elegida.
—La elegida ¿Qué?
Mueve las cejas, con un aspecto tan divertido que me asusta.
—La. La —Su sonrisa se ensancha mientras mira a nadie en
particular y luego vuelve a mirarme a mí—. La que te tiene azotado. La
razón por la que nunca consigo que te diviertas.
Oh Jesús.
—No.
Se ríe para sí mismo, encorvándose en su silla.
—Claro. ¿Por qué si no te importa que vaya por ella entonces?
—Porque no le gustas.
Se ríe.
— ¿Desde cuándo eso me detiene? Será mejor que hables ahora o la
haré mía.

55
Nicole Dykes Hostile

Lo dice en tono de broma, pero sigue sin gustarme. Por qué, no lo sé


exactamente. Sólo estaba teniendo un ataque de celos por la chica por
tener al chico que quiero, pero aun así, no quiero que tipos como Josh
vayan detrás de ella. No es que ella no pueda defenderse.
—Aléjate de ella, mierda.
Él sólo sonríe con una sonrisa brillante, como si hubiera resuelto algún
misterio. Le devuelve la mirada, negando con la cabeza.
—Maldita sea. Sabía que tenía que ser alguien muy especial, pero
Bree Moore... Mierda.
—No hables de ella.
¿Qué es un rumor más? Y no es que haya mentido descaradamente,
¿Verdad?
No tengo tiempo de pensarlo más porque mis ojos se fijan en Rhett
cuando entra en el comedor, con la mochila echada al azar sobre el
hombro mientras habla con Fletcher, que está a su lado.
Veo cómo le hace un rápido gesto con la cabeza a Bree –que es
francamente incómodo– y ella le devuelve la más mínima sonrisa antes de
que él salude a ambos y deje a Fletcher para que hable con Bree.
¿Qué demonios ha sido eso?
No pierdo más tiempo y salto de mi silla, dejando a mis amigos atrás y
siguiendo a Rhett mientras se dirige al patio fuera del comedor. Hoy hace
bastante frío, pero estoy bien con una camiseta de manga larga.
Rhett se da la vuelta, sin parecer tan sorprendido por mis payasadas de
acosador a estas alturas.
— ¿Te has saltado el almuerzo?
—He comido unas papas fritas. ¿Por qué me sigues?
—Quería preguntarte algo.
Sorprendentemente, no me manda a la mierda y se queda parado, con una
ceja levantada, diciéndome que siga.
— ¿Qué vas a hacer esta noche?
Ahora parece sospechoso, se pasa la mano por el pelo despeinado y se
encoge de hombros.
—Nada. ¿Por qué?
Sonrío.
—Porque somos amigos. Podría ir a verte —Sacude la cabeza y
empieza a dirigirse al otro lado del patio para poder entrar en el pasillo
que lleva a la sala de arte, pero le alcanzo—. Llevaré la comida.
56
Nicole Dykes Hostile

Se detiene y parece que se lo está pensando.


—Tienes todo un grupo de amigos. Los he visto —Hace un gesto
hacia el comedor—. ¿Por qué no vas a molestarlos?
Mi sonrisa sólo se amplía.
—Tú eres más divertido —Resopla, pero no me da la misma
sensación de «jódete» con él. Un progreso—. Podemos ver Netflix y comer
pizza.
—No tengo Netflix.
—No me importa.
Me estudia en silencio, probablemente tratando de decidir cuál es mi
problema, y honestamente, si lo descubre, espero que me haga frente.
Nunca he estado tan enamorado de nadie en mi vida. Tal vez sólo esté
aburrido, pero hay algo en Rhett que me intriga.
Adoptado. Es voluntario con los niños en su tiempo libre. Un gran artista.
Probablemente sea heterosexual.
Y no puedo dejar de pensar en él.
—Bien.
— ¿Qué? —Estoy tan sorprendido por su respuesta que tengo que
volver a preguntar.
Me dedica la más pequeña de las sonrisas, con los dedos clavados en su
espeso pelo.
—He dicho bien. Ocho. En mi casa.
—De acuerdo —Me quedo de pie, atónito, estúpido, mientras él
sacude la cabeza, suelta la mano de su pelo y atraviesa la puerta hacia el
pasillo.
Mierda.
Totalmente vamos a ser amigos.

57
Nicole Dykes Hostile

Doce
Rhett
No puedo creer que aceptara que viniera aquí. ¿En qué carajo estaba
pensando?
Sus grandes y tontos ojos azules me vuelven estúpido.
Quizás estoy echando tanto de menos a Bree que apenas puedo
soportarlo. Y aun así, no puedo recomponerme lo suficiente como para
enfrentarme a ella y hablar. Ella también parece estar bien con este
acuerdo.
Pensé que mi corazón se arrugaba completamente cuando la vi en el
comedor. Fletch quería que fuera a hablar con ella, a sentarme y a
almorzar como siempre lo hemos hecho, pero no pude hacerlo. No puedo
soportar ni un segundo más del silencio educado ni que ella apenas pueda
mirarme a los ojos.
Así que, sí. Ahora soy nuevo amigo del maldito Grayson Lancaster, y es
extraño. Ni siquiera sé cómo explicar lo increíblemente raro que es, pero
el tipo está bajo mi piel. Puedo admitir que ha estado en mis
pensamientos últimamente. Un enigma total. El deportista engreído que
siempre creí que era, se está transformando en este chico que se preocupa
por los demás y que solía dibujar tan bien que mi profesora favorita
recuerda su paso por su clase. Un chico que, por la razón que sea, de
repente no deja en paz a este solitario total.
Al que he atrapado mirándome más de una vez. Mierda. ¿Por qué no
puedo sacármelo de la cabeza? No tiene ningún sentido, pero nada lo
tiene en estos días.
Suena un golpe en la puerta de mi apartamento y pongo los ojos en
blanco, levantándome del sofá.
—Sólo son las 7:30, cara de mierda —Abro la puerta, con una
sonrisa divertida en la cara. Pero se me cae cuando veo a Bree de pie con
una mirada confusa.
— ¿Cara de mierda? ¿En serio?
—Oye, tú no —Me paro en la puerta, aturdido y mirando a mi mejor
amiga, que parece nerviosa por estar aquí. Bree. Parece nerviosa por estar
en mi casa. Eso es muy jodido.

58
Nicole Dykes Hostile

—Hola —Sus ojos azules miran detrás de mí, luego se posan en mi


cara, y juro que por un momento, mis rodillas se sienten débiles porque
parece que hace una eternidad que no hacemos contacto visual.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —Mierda. Espero que no haya sonado como
si no la quisiera aquí—. No es que quiera que te vayas ni nada parecido —
añado rápidamente. Jesús, mierda. Nunca me había sentido tan
incómodo con Bree.
Me sonríe y se pasa por detrás de la oreja un rizo suelto que se le ha
escapado de la coleta.
— ¿Vas a invitarme a entrar o estás esperando al verdadero cara de
mierda?
Maldita sea, olvidé que Grayson llegará en treinta minutos. ¿Quiero que
Bree sepa que estoy saliendo con el enemigo? No especialmente.
—Sí, pasa —Me quito de en medio, dejándola pasar. Ella entra, y sus
ojos se fijan instantáneamente en mi lugar con interés antes de volverse
hacia mí.
—Me gusta. Fletch dijo que Blair lo decoró.
Me río porque tenía razón. Ha mandado un sofá, pero también platos, una
mesa de centro, una televisión y un sillón reclinable. Sin mencionar la
ropa de cama nueva, las toallas y los cubiertos.
—Sí. Ella lo hizo.
—Ha hecho un gran trabajo —dice Bree con una dulce sonrisa, y mi
corazón vuelve a estremecerse. Debería haberla besado. ¿Por qué no
puedo devolverle el amor de esa manera? Sería complicado, pero más fácil
que esto.
¿No es así?
—Te echo de menos —dice, y yo la miro como un idiota.
—Yo también te echo de menos.
—Bien —Parece aliviada antes de empujar mi hombro
juguetonamente—. Deja de evitarme.
—No lo hago —Me pongo la mano en el pecho, frotando
distraídamente sobre mi corazón—. Pensé que querías espacio después
de... —Me detengo porque... incómodo...
Pero ella se ríe, y al instante me recuerda los viejos tiempos.
— ¿Después de que lo jodiera todo, confesara mi amor por ti e
intentara besarte?
—Jesús, Bree —Me tumbo en el sofá, y ella se ríe, siguiendo su
ejemplo y metiendo una pierna debajo de ella, de cara a mí.
59
Nicole Dykes Hostile

—Lo siento, ¿Ok? Fue una tontería.


—No fue una tontería. No, si eso es lo que sentías —Me paso la
mano por el pelo—. El idiota soy yo. Habría sido mucho más fácil si...
—Si ¿Qué? —Parece divertida pero también un poco triste—. ¿Si
hubieras fingido que sentías eso por mí? ¿Me hubieras besado? ¿Si
hubieras fingido que me amabas? ¿Para quién habría sido mejor?
Lo pienso, frustrado y confuso, apoyando la cabeza en el sofá.
—No lo sé. Pero todo está muy revuelto.
Sonrío cuando siento su dedo arrastrarse por mi mejilla lentamente y me
giro para mirarla a los ojos, que no contienen más que consuelo y amor.
—Sabía que no te sentías así. Nunca me engañaste, Rhett. Fue una
estupidez. Y está bien. No quiero amor por lástima.
Resoplo una rápida carcajada.
—Eres demasiada buena para cualquier lástima —Tomo su mano
entre las mías y tiro de ambas sobre mi corazón—. Lo siento, Bree. Estoy
jodido.
Ella sacude la cabeza enfáticamente.
—No lo estás. Eres bueno. Muy bueno. Sólo que no lo sabes, y eso
me rompe el corazón.
No discuto con ella. Es una discusión que he tenido con todos los que
ahora llamo familia. No sé cómo explicárselo. Bree, Fletch y Rhys
deberían entenderlo, pero no lo hacen. Pasan mucho tiempo diciéndome
lo bueno que soy, pero no puedo superar el hecho de que, si fuera tan
bueno, mis padres no me habrían abandonado.
Que no puedo amar a mi mejor amiga como se merece.
Que voy a molestar totalmente a Rhys cuando intente darme mi nuevo
puesto de aprendiz, pero que en su lugar voy a trabajar para la
competencia.
Estoy más que jodido.
—Me gusta este lugar. Te sienta bien —dice Bree, mirando de nuevo
a su alrededor.
—Sí, por mucho que quiera cabrearme con Blair, tiene buen gusto —
Y lo digo en serio. Nada es llamativo ni loco. Todo es muy sencillo y
oscuro. Muy yo.
Bree retira su mano con suavidad y luego me da una palmadita en el
muslo.

60
Nicole Dykes Hostile

—Bueno, tienes un cara de mierda en camino —Se levanta y me


mira—. Por cierto, ¿Quién es?
Bueno, mierda.
—Nadie. Sólo alguien de la escuela.
Sus cejas se arrugan. Piensa que estoy loco, pero se encoge de hombros y
se dirige a la puerta. Se gira para mirarme cuando llega, y me encuentro
con ella allí.
— ¿Amigos?
—Para siempre. No puedes deshacerte de mí, Bree.
Se muerde el labio inferior y respira rápida y profundamente.
—Ok, bien. No me evites más. Come conmigo. Te echo de menos.
Sonrío.
—Sí, señora.
Se ríe y luego me besa la mejilla.
—Y si decides que finalmente quieres hablar de todo esto... —Vuelve
a mirar a su alrededor y luego sus ojos se clavan en los míos—. Estoy aquí.
Cuando quieras. ¿De acuerdo?
Asiento con la cabeza, pero no estoy seguro de cuándo podré sincerarme
con todo. Cuando podría volver a tener una conversación totalmente
abierta con ella.
Ella debe renunciar a una respuesta verbal porque abre la puerta.
—De acuerdo. Te veré mañana —La acompaño hasta el último
escalón, todavía entumecido por la sorpresa de su aparición.
Nos despedimos rápidamente y la veo subir a su coche y alejarse antes de
volver a entrar en mi apartamento.
Así que eso acaba de suceder.
Unos instantes después, llaman de nuevo a la puerta. Ya son casi las ocho,
así que debe ser Grayson. Cuando abro la puerta esta vez, el gigante con
su cara demasiado bonita y su sonrisa brillante está allí.
—Realmente has abierto la puerta.
—Sí. Estoy tan sorprendido como tú.
Sólo se ríe y sostiene una bolsa de papel de un restaurante italiano local.
—Pensé que habías dicho pizza.
Se encoge de hombros.

61
Nicole Dykes Hostile

—Pensé que la pasta sonaba un poco mejor. Quiero decir, es nuestra


primera cita de amigos, ¿No?
Todo mi cuerpo se calienta con la palabra «cita», y creo que él lo sabe por
el giro de sus labios.
—No. Es. Una. Cita.
—Cita de amigos, tonto. Déjame entrar.
Está demasiado contento. Quiero decir, realmente. Uno pensaría que los
ricos y mimados estarían contentos con cómo les salieron las cosas. Pero
muchas veces, escuchas que sus vidas no son tan geniales. Pero aquí está
Grayson, siempre con una sonrisa, siempre riendo, y pareciendo
jodidamente feliz.
Me quito de en medio con un fuerte suspiro, y él me roza, el contacto de
su cuerpo musculoso y enorme rozando el mío casi me hace cortocircuitar
el cerebro por razones que no puedo explicar.
Nada se siente normal a su alrededor.
Nada.
Todo se siente raro y extraño, pero no de una manera desagradable como
debería.
No... Cuando me mira con esos ojos, y su cuerpo está cerca del mío, no
puedo pensar con claridad. Apenas puedo respirar.
Y por alguna razón... no lo odio del todo.

62
Nicole Dykes Hostile

Trece
Grayson
No puedo creer que haya abierto la puerta y que ahora esté en el
apartamento de Rhett. Esto no puede ser real. Es algo que he soñado
durante lo que parece ser una eternidad. Y sí... Sé que me estoy
adelantando a los acontecimientos y actuando como un idiota enamorado
porque está claro que está saliendo con Bree... Pero, aun así, se siente bien
estar aquí.
El simple hecho de ser amigo de él parece un gran logro.
— ¿Comida? —Levanto la bolsa y él gruñe –no es un hablador– y
saca dos platos del armario.
Agarra dos botellas de agua y nos sentamos en los taburetes de la barra de
la cocina, echamos la pasta en los platos y empezamos a comer.
—Esto es tan jodidamente raro —dice antes de llevarse la botella de
agua a los labios y beber un gran trago. No puedo concentrarme porque
mis ojos se fijan en su prominente nuez de Adán y en cómo se mueve.
Pienso en querer lamerle la garganta, poner mis labios y mi lengua en
todas partes. Arrastrando mi lengua cada vez más abajo...
— ¿Grayson?
Mierda.
Obligo a mis ojos a subir a los suyos, y él parece asustado con las cejas
levantadas.
— ¿Sí?
—He dicho que esto es raro, y luego te callas y me miras fijamente.
Sí, tengo que controlarme. Me siento más recto y me aclaro la garganta.
— ¿Qué tiene de raro que dos amigos salgan juntos?
—Dos tipos que ni siquiera han hablado antes. ¿De repente, somos
amigos? Es raro.
—Sólo si tú lo haces raro —bromeo, esperando que no decida
echarme de repente.

63
Nicole Dykes Hostile

Por suerte, se encoge de hombros y se lleva la pasta a la boca. Una boca


que no puedo dejar de mirar. En serio, ¿Qué demonios me pasa? Quiero
decir, he estado enamorado antes, pero nada como esto.
Y estoy bastante seguro de que es totalmente intocable, teniendo en
cuenta que vi salir el coche de Bree justo cuando estaba a punto de entrar.
Está con ella. Son la pareja perfecta, hermosos y ligeramente emo, y yo
soy el tonto que lo desea como un idiota.
Terminamos la cena en un incómodo silencio mientras me siento y evalúo
toda mi maldita vida. Este no soy yo. Silencioso e incómodo. ¿Qué carajo?
Soy ruidoso, extrovertido, a menudo engreído, y consigo lo que quiero.
¿Qué demonios me está haciendo?
—Tengo cable.
— ¿Qué? —Vuelvo de mi aturdimiento justo a tiempo para escuchar
a Rhett y ver que me mira como si hubiera perdido la maldita cabeza. Lo
cual, para ser justos, creo que tengo.
—Cable —Señala con la cabeza la zona de estar de su estudio y el
bonito y cómodo sofá de cuero negro—. No tengo Netflix, pero tengo
cable. Podemos intentar encontrar algo para ver.
—Oh —Asiento con la cabeza como un idiota—. Sí. Suena bien.
Pone los platos en el fregadero, y yo me muevo hacia el sofá, todavía
moviéndome lentamente y tratando de convencerme a mí mismo de que
me haga el interesante. He estado en el Estatal en varios deportes
diferentes. He ganado partidos en los últimos segundos, sin esfuerzo,
debo añadir. Pero ¿Esto? ¿Estar con el tipo con el que tengo una obsesión
desde hace al menos tres años en su casa? Sí. Esto es presión.
Se sienta a mi lado, en el otro lado del sofá, y yo deseo desesperadamente
desplazarme hacia el centro. Diablos, si soy sincero, me encantaría
aparcar mi culo en su regazo. Pero ya sabes... los límites y todo eso.
Hace clic en los canales, dejándolo en algo a lo que ninguno de los dos
presta atención cuando sus ojos se encuentran con los míos.
—Mierda. Esto es muy raro —dice de nuevo.
—No lo es —Me encojo de hombros, intentando parecer
despreocupado—. ¿Por qué no podemos convivir? Quiero decir, tiene
sentido. Vamos a la misma escuela. La misma clase.
—Vidas diferentes —responde rápidamente.
—No es tan diferente —Me quito los zapatos de una patada,
dejándolos junto al sofá y me giro para mirarlo, metiendo un pie debajo
de mí—. Los dos tenemos dieciocho años, ¿Verdad?

64
Nicole Dykes Hostile

—Sí —Su voz es grave, lo que hace que me cueste concentrarme,


pero tengo que superar este obstáculo.
—Bien. ¿Ves? Un punto en común.
Me señala.
—Practicas todos los deportes conocidos por el hombre —Señala su
propio pecho—. Nunca he practicado un deporte en mi vida y ni siquiera
me gusta verlos.
Me muerdo el labio inferior mientras lo pienso, pero no se me escapa que
sus ojos siguen cuidadosamente el movimiento. Nuestras miradas se
encuentran mientras me aclaro la garganta y vuelvo a intentar
concentrarme.
—No practico todos los deportes. Odio el maldito golf.
Resopla, sacudiendo la cabeza.
—No es un deporte.
—Es un deporte, pero es estúpido.
Se apoya en el sofá, su cuerpo parece relajarse un poco y luego me señala
de nuevo.
—Nacido de los padres con los que actualmente vives.
—No es todo lo que parece —respondo porque puede que no sea
adoptado, pero estoy bastante seguro de que no estoy aquí por las razones
correctas. Es más bien por obligación y tradición.
Parece procesar eso y luego se encoge de hombros. Lo considero un punto
para mí.
—A los dos nos gusta dibujar —digo con una media sonrisa
mientras él se encuentra con mis ojos molestos.
—Pero tú lo has dejado. ¿Por qué?
Bueno, estamos hablando. Teniendo una conversación real. No puedo
acobardarme y dejar de hablar ahora.
—Mi padre —Capto la simpatía en sus ojos y añado rápidamente: —
Él no creía que fuera una cosa lo suficientemente buena, así que la dejé.
Pero fue mi elección.
—Claro que lo fue —Sus labios carnosos se mueven.
—Lo fue. No es que fuera a seguir una carrera artística.
—Y ¿Eso es tan malo? —Se endereza y se gira para mirarme. Hay
una hostilidad en sus ojos a la que me he acostumbrado.
—No. Simplemente no es el plan.

65
Nicole Dykes Hostile

— ¿El plan de quién?


De repente me siento incómodo y me doy una patada por haber abierto
esta discusión. No es de esto de lo que quiero hablar ahora. Sé que mi
futuro ya está planeado. Por ahora, sólo quiero ver qué es esta loca
atracción por Rhett. Quiero hacer algo totalmente por mi cuenta mientras
pueda.
— ¿Estás saliendo con Bree? —Suelto, y sus ojos se abren de par en
par.
— ¿Qué?
Me mantengo firme porque ya ha salido a la luz, más vale que lo haga.
—Bree. La he visto salir y sé que son cercanos. Sólo me pregunto
qué tan cerca, eso es todo.
—No pasa nada con Bree. Aléjate de ella —El repentino cambio en
su comportamiento es cómico porque está claro que piensa que tengo un
interés en Bree. No va a suceder.
Levanto las manos delante de mí en señal de rendición.
—No voy a acercarme a ella. Sólo tenía curiosidad
—No hay nada entre nosotros. Es como mi hermana. Pero te
mandaré a la mierda a ti o a cualquiera que le haga daño. ¿Entendido?
Pobre Josh.
—Lo entiendo. No me interesa tu hermana —Me acerco a él, con el
corazón retumbando en mi pecho porque no me interesa ni ella ni
ninguna mujer, y necesito decírselo. Necesito decírselo a alguien.
Necesito...
Me inclino más hacia él, mis ojos en sus labios, deseando tantas cosas a la
vez. Justo cuando estoy a punto de llegar a mi destino deseado, su mano
en mi pecho me empuja hacia atrás y me impide reclamar sus labios para
mí.
— ¿Qué estás haciendo?
Mierda. Estoy viviendo todas las pesadillas que he tenido durante años.
Eso es lo que estoy haciendo.
—Yo…
Niega con la cabeza y parece horrorizado, así que me siento un poco hacia
atrás, tratando de calmar mi corazón acelerado.
—Tú ¿Qué?
— ¿Qué crees que estoy haciendo? —Eso es genial, Grayson.
Combatir las preguntas con preguntas. Brillante.

66
Nicole Dykes Hostile

—Creo que estabas a punto de besarme.


Me giro lentamente, apartándome de él y apoyándome en el sofá.
—Oh.
No se mueve.
— ¿Lo estabas?
Niego con la cabeza lentamente, incapaz de mirarlo. ¿Por qué he hecho
eso? Ha sido una estupidez. Él es heterosexual. Y yo soy un idiota.
— ¿Podemos olvidarnos de esto?
Gira su cuerpo para mirar también al frente, se apoya en el sofá y nuestros
hombros se rozan.
— ¿Eres…?
Cierro los ojos brevemente, sabiendo lo que está preguntando. Lo que me
he preguntado durante tanto tiempo y cuya respuesta conozco. Pero no se
lo he dicho a nadie. No he querido agitar el barco y echar a perder toda mi
vida por nada.
Porque, ¿Qué sentido tiene ahora mismo? No tengo a nadie por quien
hacerlo. Sólo a mí. Y se ha demostrado, una y otra vez, que lo que quiero
no parece ser una prioridad.
—Sí —respondo en voz baja.
—Eres gay —dice Rhett por mí, y vuelvo a asentir.
—Sí.
Debería decirle que no me delate. Que no le diga a todo el mundo en la
escuela mañana que intenté besarlo. Pero no me atrevo a hacerlo. No es
que esté tratando de ocultarlo. Simplemente no ha surgido.
Bueno –cuando Crystal estaba en mi regazo, moliendo sobre mí y
rogándome que me la follara–, quizás podría haberlo hecho. O cuando
Josh me ha molestado sobre las chicas o sobre Bree hoy, podría haber
surgido.
Mierda.
Me paso la mano por la cara y gimo. Lo he estado ocultando.
Mierda. Mierda. Mierda.
—Hey —Salto ligeramente cuando siento la mano de Rhett rozando
mi brazo—. No pasa nada. No se lo diré a nadie, Grayson. No lo haría.
Me río, pero suena ligeramente psicótico mientras sacudo la cabeza.
—No me preocupa. Quiero decir, debería estarlo —Me pongo de pie,
con demasiada energía zumbando dentro de mi cuerpo—. Toda mi vida
67
Nicole Dykes Hostile

implosionaría. Estoy bastante seguro de que mi padre no contaba con que


su hijo fuera gay.
—No es una decisión que él o tú puedan tomar —gruñe, y mis ojos
vuelven a posarse en él mientras se sienta tenso en el sofá.
—No, no lo es, pero eso no significa que lo acepte. Probablemente
me repudiaría.
—Entonces no te merece en primer lugar —Lo dice con convicción,
y aunque en el fondo de mi mente, sé que tiene razón, no puedo llegar a
eso.
—Realmente no quiero hablar de ello —Vuelvo a sentarme en el otro
lado del sofá, pero me giro lentamente hacia Rhett—. No intentaré besarte
de nuevo, ¿Ok? ¿Podemos dejar esto?
Bueno, sí. Ahora me entra el pánico.
—Oye —Rhett se acerca más a mí ahora—. No me molesta que casi
me beses, o lo que sea.
Lo estudio con cautela.
— ¿No estas molesto?
Mueve la cabeza lentamente, con los ojos fijos en mis labios. Juro que el
corazón se me va a salir del pecho.
—No.
—Rhett… —Antes de que pueda decir nada más, sus labios
presionan lentamente contra los míos, casi de forma revenida, explorando
con extrema precaución. Me quedo quieto, pero mis labios se separan
cuando los suyos se mueven contra los míos, y lo siento por todas partes.
El beso se hace más profundo y su mano encuentra el camino hacia mi
pelo, agarrándome con fuerza y atrayéndome hacia él, y mi gemido se
filtra en el beso porque nunca nada se ha sentido tan bueno. Su pecho me
presiona mientras su lengua se adentra en mi boca, probándome y luego
volviéndose exigente, buscando un acceso que yo le concedo fácilmente.
Siento que mis pulmones van a explotar, pero no quiero apartarme. No
quiero que esto termine nunca. Siento que su mano se suelta de mi pelo y,
de repente, sus labios se separan de los míos mientras me mira fijamente
a los ojos.
—Mierda.
Lo miro fijamente, con los labios aún abiertos e hinchados por su abusivo
y adictivo beso.
—Sí —jadeo, queriendo más, pero sin saber qué significa todo esto.
—Deberías irte.
68
Nicole Dykes Hostile

— ¿Qué? —Lo miro fijamente, horrorizado. No es en absoluto lo que


esperaba.
Se levanta bruscamente. Mis ojos se dirigen inmediatamente al evidente
bulto en su chándal que no intenta ocultar pero que claramente le asusta.
Me encuentro en una situación similar, pero mis ajustados vaqueros me
resultan incómodos e implacables mientras me pongo de pie y me
enfrento a él.
—No tienes que apartarme.
—No lo hago —Su tono está lleno de ira y confusión.
—Lo estás haciendo.
—Vete. Fuera. Lo digo en serio, Grayson. Vete —Me mira con
autoridad, pero también hay súplica allí.
No me enfrento a él. En cambio, me escabullo fuera de su apartamento
como un cobarde y salgo hacia mi coche.
Un simple beso.
Y ha puesto mi vida patas arriba. Debería intentar olvidarlo. Seguirle la
corriente a su negación o lo que sea que quiera hacer aquí, pero no puedo.
Porque ese simple beso lo fue todo.

69
Nicole Dykes Hostile

Catorce
Rhett
No puedo dejar de pensar en ese beso.
Quiero decir que no puedo dejar de pensar en él. Después de ser un idiota
total y echarlo de mi apartamento, me acosté en mi cama y repetí ese beso
una y otra vez. Luego, cuando no podía dejar de pensar en ello, me di una
larga ducha, intentando que mi polla y mi mente se calmaran.
No funcionó. Ni siquiera después de masturbarme, porque sólo podía
pensar en Grayson. Esos labios carnosos atacando los míos. Su cuerpo
duro presionado contra el mío. No puedo respirar.
No puedo concentrarme.
—Vaya. Me siento halagado.
Todo mi cuerpo se sacude al oír una voz profunda detrás de mí.
— ¿Por qué?
Se mueve a mi lado. No puedo evitar respirar su embriagador aroma.
Limpio y fresco, probablemente caro.
—Son mis labios los que estás dibujando.
Señala con la cabeza el papel que tengo delante. Solo labios. Eso es todo lo
que parece que puedo hacer esta mañana. Y odio que tenga razón. Son
suyos.
—Vete. Fuera.
—No —Se sienta en el taburete junto a mí—. Quiero decir, lo haría si
pensara que es lo que realmente quieres.
—Eso lo dicen todos los pervertidos de la historia —Pero no hay
malicia en mi tono, porque no se equivoca. Anoche ni siquiera quise
apartarlo, pero no pude manejar los sentimientos que me recorrían.
Fue una chispa que encendió una llama que había estado hirviendo a
fuego lento bajo la superficie. Una que ni siquiera sabía que estaba ahí.
Un fuego que juro que no creía que fuera capaz de hacer.
—Rhett —Su voz es tranquila y cautelosa. Es tan vulnerable que lo
miro y veo el cansancio en su rostro.
—Aquí no, Grayson.
70
Nicole Dykes Hostile

— ¿Temes que te delate? —No lo dice de forma amenazante, más


bien con curiosidad.
— ¿No tienes miedo de que te haga eso? Anoche parecías bastante
asustado por esa posibilidad. Dudo que tus amiguitos, los colegas, lo
acepten.
—En primer lugar, no los conoces. Demonios, apenas los conozco —
Levanto una ceja y él continúa: —Pero sí. No sé lo que pensarían, y
realmente no me importa.
—Claro —me burlo.
—Bueno, está bien. Me importa un poco, pero no lo suficiente como
para dejar que me aleje. Ese beso...
—Baja la voz —siseo, mientras mis ojos recorren frenéticamente la
sala de arte vacía. Cuando llegué aquí, ya era objeto de bastantes
chismorreos de instituto: vaqueros rotos, sudadera con capucha y actitud
de «vete al infierno». Estoy seguro de que podían oler a los pobres en mí.
Se oían susurros en todos los pasillos. Y ahora que estoy casi libre de este
lugar, eso es lo último que necesito. Suavizo mi tono ligeramente y le
lanzo una mirada suplicante—. Por favor.
—Quiero hablar de ello.
Yo también. Pero tampoco quiero. Mi mente es un torbellino de confusión
y no sé lo que quiero. Me quedo mirando demasiado tiempo sus labios
carnosos y sus pómulos de corte alto, y trato de tragarme el nudo en la
garganta junto con el deseo que no puedo negar.
—Más tarde.
—Esta noche es la noche de los voluntarios, ¿Verdad?
Dios mío, ¿Está bromeando?
—No. Eso no es algo para ti. Es la noche de los voluntarios para mí.
No para ti.
Parece no molestarse, levantándose del taburete.
—No es así. Le dije a Tanya que volvería.
Maldito. Idiota.
—Grayson.
—Iré, Rhett —Parece decidido, y sé que no hay nada que lo detenga.
Pero tampoco creo que sea sólo para fastidiarme o para ir a hablar
conmigo sobre la última noche. Se frota la nuca con la mano, parece casi
nervioso—.Quiero ver cómo está Laney. Si está bien.
Lucho contra una sonrisa y en su lugar suspiro con fuerza.

71
Nicole Dykes Hostile

—Eres un verdadero dolor de cabeza.


Me sonríe, dejando caer la mano a su lado.
— ¿Has venido caminando hoy?
—Sí —Asiento con la cabeza en dirección a una de las ventanas que
muestra un día brillante y soleado en el exterior—. No llueve.
—Igual te llevo —dice, tan seguro de sí mismo, que no sé si me
excita o me molesta.
—No —Doy la vuelta completa en el taburete, pero en lugar de
retroceder, se acerca a mí, se inclina y coloca una mano a cada lado de mí,
con las palmas de las manos apoyadas sobre la mesa de arte que hay
detrás de mí.
—Sí.
Mierda, ok. Sí, es excitante. Estoy demasiado excitado para que me
queden ocho horas de clase.
—Bien —digo, y no parece sorprendido.
El maldito se inclina aún más hasta que su boca está cerca de mi oído.
—No puedo esperar.
Cierro los ojos involuntariamente, respirando su aroma limpio y
masculino y deseando que mi cuerpo se calme. No puedo hacer nada
contra mis hormonas enloquecidas aquí mismo, y él lo sabe.
Cuando abro los ojos, se aleja y abandona la habitación con un guiño
cómplice, y me gustaría estar molesto.
Puedo soportar el enfado.
¿Estar más excitado de lo que he estado en toda mi vida?
Sí, eso es nuevo.

72
Nicole Dykes Hostile

Quince
Grayson
Tengo que jugar con calma. Lo sé. Me lo sigo diciendo a mí mismo. Pero,
¿Me hago caso? No. Porque no puedo dejar de mirarlo. Es jodidamente
perfecto.
Y ese beso.
Dios mío. Ese. Beso.
No puedo sacarlo de mi mente. Quiero hacerlo una y otra vez. Y
honestamente, me asusta que probablemente esté más que dispuesto a
aguantar un montón de mierda de Rhett para conseguirlo.
—Me gustan sus galletas —Aparto mi atención de Rhett, que está
pasando el rato en la otra mesa con Max e Ian, y sonrío a Laney, que me
habla de su madre adoptiva.
— ¿De qué tipo?
—De chocolate —dice contenta mientras colorea otro de mis
dibujos.
—Qué bien. Al menos no es de avena con pasas. Quiero decir... eso
no es una galleta. Eso es fruta y avena.
Se ríe y mueve la cabeza, y juro que es el sonido más dulce que he oído
nunca. No me gusta lo fácil que ha sido encariñarme con esta niña, pero
sé que quiero que esté bien. Capto la mirada curiosa de Rhett desde el
otro lado de la habitación y no puedo evitarlo, lanzándole un rápido
guiño.
Frunce el ceño y, sin duda, refunfuña algo para sí mismo, lo que me hace
reír. El viaje hasta aquí ha sido tranquilo, pero me ha dejado traerlo. Eso
tiene que ser una buena señal, ¿No?
Podría haberme mandado a la mierda. Amenazarme con contarle a todos
lo de nuestro beso. Haber sido un completo imbécil. Pero no lo hizo. Creo
que está deseando pasar más tiempo conmigo casi tanto como yo con él.
Cuando nos despedimos de los niños y de Tanya, ni siquiera intenta
discutir que lo lleve a casa. Simplemente se sube al asiento del copiloto y
nos quedamos en silencio mientras conduzco hasta su casa. Mis nervios
están a flor de piel y me sudan las palmas de las manos mientras agarro el
volante.

73
Nicole Dykes Hostile

Tengo miedo de lo que vaya a decir cuando por fin rompa el silencio, pero,
por la razón que sea, voy a dejar que tome la iniciativa. Necesito escuchar
lo que realmente siente al respecto. Quiero escuchar todo lo que se refiere
a Rhett.
Cuando aparco el coche, no sale inmediatamente, pero tampoco me invita
a subir. Lo que hace es más sorprendente que cualquier cosa que yo
pudiera haber soñado. Se desabrocha el cinturón de seguridad, y entonces
su mano está en mi nuca, arrastrándome hacia él, con sus labios
presionando firmemente contra los míos.
Santa. Mierda.
Tardo un momento en ponerme al día, pero cuando consigo
desabrocharme el cinturón de seguridad, me inclino hacia él, atacando su
boca con la mía. Nuestras lenguas luchan por el dominio: la suya se
adentra en mi boca y la mía se hunde en la suya, mezclándose y
saboreándose mutuamente.
Sus dedos se clavan en mi nuca, y estoy seguro de que mañana tendré un
moretón ahí, pero no me importa. Su cuerpo duro apoyado en mí y su
boca devorando la mía es todo lo que podría desear. Ojalá mi coche fuera
más grande. Arrastraría su culo hasta el asiento trasero y no le dejaría
salir. Pero pronto me muerde el labio inferior y me presiona una mano en
el pecho, empujándome hacia atrás pero dejando la palma de la mano allí,
tocando mi piel a través de la camisa.
—Grayson —respira con fuerza.
—Rhett —le respondo jadeando, mirando sus labios carnosos,
hinchados por mi ataque.
—Yo…
—No lo hagas —le suplico—. Por favor, no. No digas que esto es un
error o que no eres gay o lo que sea que vayas a decir —Hago un gesto
entre nuestros dos cuerpos—. No puedes negar la atracción que hay aquí.
Sacude la cabeza lentamente, dejando caer su mano de mi pecho y
arrastrándola por su pelo.
—No soy gay.
Me burlo, dispuesto a discutir. Pero entonces, veo la mirada perdida en
sus ojos, y espero.
—No sé lo que soy, Grayson. Yo…
—Está bien —digo rápidamente, sin querer que se moleste—. De
verdad. Somos jóvenes. Y si no quieres admitir...
Me corta con una mirada y una mordacidad en su tono.
—No es cuestión de admitirlo.
74
Nicole Dykes Hostile

—Entonces ¿Qué es? —Realmente quiero saber –porque de nuevo


ese beso lo fue todo, y me muero por hacerlo una y otra vez. Pero sé que
necesito más la respuesta.
Veo cómo su nuez de Adán se balancea en su garganta mientras sus ojos
se entrecierran. Se gira para mirar por el parabrisas, con la mirada
perdida y confusa.
—Se trata de no saber qué demonios soy, Grayson.
Quiero entenderlo. Me cabrea que mi cerebro no se ponga al día, pero no
lo hace.
— ¿Qué quieres decir?
Sus ojos se encuentran con los míos, y puedo ver que está luchando.
—Quiero decir... —Otro trago difícil, y su voz es ronca cuando
continúa: —Siempre pensé que no era nada.
—No eres nada —replico rápidamente, porque ¿Cómo puede pensar
eso?
—No —Sacude la cabeza, claramente frustrado porque soy un idiota
que no lo entiende—. Quiero decir... sexualmente —Se aleja de mí y mira
por la ventanilla lateral—. Pensé que no me interesaba el sexo. Hasta el
punto de que estaba seguro de que estaba totalmente roto.
Sí... Ok... Eso no me cuadra en el cerebro, pero no quiero cabrearlo, así
que sé que tengo que andarme con pies de plomo.
—Uh... —Buen trabajo, manteniendo tu estatus de idiota, Grayson.
Su mirada se encuentra con la mía de nuevo, pero no parece enfadado.
—No creo que sea gay porque hasta que empezaste a acosarme...
Sonrío ante eso e interpongo: —Te refieres a intentar ser tu amigo.
Me devuelve una media sonrisa y sacude la cabeza.
—Sí... claro —Se agarra la nuca con la mano—. No me atraía nadie.
No a un nivel en el que quisiera besarlos. Veía a una chica guapa o a un
chico guapo y admitía que eran atractivos, pero no quería besarlos.
— ¿Hasta mí? —Pregunto con una pizca de emoción en mi voz.
Él pone los ojos en blanco, gimiendo, y mientras suelta la mano de su
cuello, se apoya en el reposacabezas.
—Jesús, ahora vas a ser aún más insufrible, ¿No?
Me río de eso. No puedo evitarlo.
—Sí, probablemente.

75
Nicole Dykes Hostile

Sus labios se vuelven ligeramente hacia arriba en una sonrisa, pero no me


mira.
—Entonces... ¿Ves lo que quiero decir? No tengo ninguna etiqueta.
—Probablemente eso no sea cierto —Recuesto la cabeza contra mi
propio reposacabezas y miro por la ventanilla delantera—. Hay muchas
etiquetas para la sexualidad. Quizá seas pansexual. O bisexual.
—Nunca me ha atraído nadie más. No tiene sentido.
—Demi. As. Gay. Flor tardía2 ¿Importa?
Su cabeza gira ahora en mi dirección mientras se sienta erguido, y yo hago
lo mismo para mirarle a los ojos.
—Claro que importa. No sé lo que soy.
—Tú eres Rhett —Le señalo, completamente serio—. Imbécil
malhumorado, artista decente, muy buen besador. Rhett.
Parece que le molesta y le divierte en parte mi respuesta, pero no me
suelta un gruñido como yo pensaba que haría. En lugar de eso, parece
estar pensándolo antes de resoplar, agarrando el pomo y empujando la
puerta del coche para abrirla, todavía sosteniendo mi mirada.
—Bien. Podemos ser amigos.
Sonrío.
— ¿Amigos que se besan?
Niega con la cabeza, pero, Dios mío, sonríe de verdad al salir de mi coche.
—Puede ser. Vamos a ver qué pasa, ¿Ok?
Asiento con demasiadas ganas, y él pone los ojos en blanco, todavía con
esa hermosa sonrisa cuando cierra la puerta y me saluda con el dedo
corazón antes de que me aleje de su sitio.
Amigos que tal vez se besen.
Definitivamente, puedo aceptarlo.

2
Late bloomer: es una persona cuyos talentos o capacidades no son visibles para los demás hasta
más tarde de lo habitual. Esta frase se puede adaptar como: Flor Tardía.
76
Nicole Dykes Hostile

Dieciséis
Rhett
Aprovechó el tema de los “nuevos amigos” muy rápido. Me gustaría poder
decir que me molesta que esté sentado en mi sofá al día siguiente, pero no
es así. En absoluto. Tenía entrenamiento de baloncesto después de la
escuela, pero vino justo después. Debe de haberse duchado en el colegio
porque todavía tiene el pelo húmedo y va vestido con unos pantalones de
deporte y una camiseta del colegio. El corazón se me acelera en el pecho
solo por su proximidad.
No hemos hecho nada más que sentarnos aquí, viendo la televisión juntos
sin pensar. Sin embargo, mi cuerpo está en alerta máxima, plenamente
consciente de mi insana atracción por este grano en el culo que no me
deja en paz.
No quiero que me deje en paz, si soy sincero conmigo mismo.
Porque nunca me había sentido así. Nunca. Fletcher hablaba de chicas
guapas a mi alrededor, y Bree hablaba de famosos que le parecían
atractivos, y yo los escuchaba, pensando que era un robot o algo así. Es
decir, sí, pensaba que la persona de la que hablaban era atractiva, pero no
era esta sensación abrasadora –casi abrasadora– que tengo cuando mis
labios tocan los de Grayson.
Cuando lo miro, es todo lo que puedo pensar. Hacer que suceda una y otra
vez. Sentir que mi cuerpo se ilumina, que cada nervio cobra vida dentro
de mí. Y eso es exactamente lo que ha hecho conmigo. Me ha dado vida.
Mentiría si dijera que no tener una etiqueta específica para lo que soy me
vuelve loco. Si fuera pansexual o bisexual o demi, ¿No habría devuelto el
beso a Bree? Me encanta todo de ella. Y es hermosa. Pero no, la única
persona en este mundo que hace que se me acelere el pulso y se me ponga
la polla increíblemente dura es el deportista engreído, privilegiado y súper
rico que está a mi lado.
— ¿Qué pasó entre tú y Bree?
¿Esto es lo que quiero decir con lo de «un grano en el culo»? ¿Quién
demonios suelta preguntas como esa?
Giro la cabeza con un profundo suspiro y miro a Grayson, que se ha
puesto cómodo, quitándose los zapatos y estirando sus largas piernas.
—No ha pasado nada con Bree. Ya te lo he dicho.

77
Nicole Dykes Hostile

Por favor, déjalo.


Las cosas están mejorando con Bree –hoy me senté con ella en el
almuerzo–, pero sigue estando tensa, y eso me mata.
—Sin embargo, algo pasó. Bree, Fletcher y tú eran inseparables,
pero las cosas están raras últimamente.
—Y sólo lo sabes porque eres un acosador loco —Mi voz es más
juguetona que molesta, y eso me frustra. Solía ser tan bueno para estar
molesto con él.
Se ríe, tomando un puñado de palomitas entre nosotros y metiéndoselo en
la boca, masticando y luego, por supuesto, abriendo de nuevo su gran
boca.
—No tienes que decírmelo, pero puedes hacerlo.
Me muevo incómodo en mi sitio en el sofá porque no creo que pueda
hacerlo sin traicionar a Bree, y no voy a hacerlo.
—No ha pasado nada entre nosotros. Ya te lo he dicho. No me he
sentido atraído por nadie antes que... —El «tú» del final de la frase no lo
digo, pero él lo ha oído de todos modos porque está sonriendo.
Y siento que analiza cada parte de esa frase.
—Bien. Entonces, a ella le gustas tú, y a ti no te gusta ella.
No respondo, lo que él toma como una respuesta.
—Por favor, deja a Bree fuera de nuestras conversaciones, ¿Ok?
Realmente te mataré si tengo que hacerlo.
—Pero no quieres hacerlo —Ahora sonríe aún más. El maldito—.
Eso es muy dulce.
Muevo el bol de palomitas de entre nosotros a la mesa de café y luego me
giro para mirarlo.
—Entonces, hablemos de algo que te haga sentir incómodo.
Ahora sí que parece nervioso. Interesante. Me gusta que no sea
totalmente imperturbable.
—No lo hagamos —Se gira para mirarme—. Podríamos trabajar en
ser amigos de besos otra vez —Mueve las cejas de forma ridícula. ¿En
serio? ¿Esta es la única persona que me atrae?
—No. No hasta que descubra por qué dejaste de dibujar tan
fácilmente. Dices que tu padre no te obligó, pero la señora Holler actuó
como si te encantara. Y te he visto dibujar con los niños en la misión. Te
encanta. Entonces, ¿Por qué dejarlo?
Su sonrisa se atenúa, y bien, odio eso.

78
Nicole Dykes Hostile

—Ya te lo he dicho. A mi padre no le pareció una asignatura


optativa lo suficientemente buena, y yo estuve de acuerdo.
—Entonces, ¿Vas a crecer para ser igual que papá? —Bromeo, pero
sé que hay una mordacidad en mi tono. Siempre lo hay.
Se estremece y se encoge de hombros.
—Como mi abuelo, en realidad.
— ¿Qué? —No me lo esperaba, por la razón que sea.
Su expresión es solemne y evocadora mientras sus ojos se entristecen.
—El padre de mi padre. Era un humano increíble. No venía de muy
lejos. Una familia de ocho miembros con demasiadas bocas que alimentar
y poco dinero. Pero trabajó muy duro y consiguió una beca para la
universidad. Empezó su propia empresa e hizo una tonelada de dinero.
Así que viene de un dinero, pero del tipo que se ganó hace un par de
generaciones.
—De todos modos, fue bueno conmigo. Mis padres... —Suelta una
pequeña risa de autodesprecio y suspira—. No podían estar conmigo, así
que pasé mucho tiempo con él. Era divertido.
—Me alegro de que lo tuvieras —Lo digo sinceramente.
—Yo también —Sonríe con tristeza.
—Supongo que algo le pasó ya que estamos hablando en tiempo
pasado.
Asiente con la cabeza.
—Sí. Murió hace unos años. Tuvo un derrame cerebral un par de
años antes y no fue realmente el mismo después de eso. Fue duro ver a un
hombre tan fuerte derribado.
Maldita sea. Hay más de ese lado decente que estoy viendo. Realmente
hace que sea difícil que no me guste.
—Entonces, ¿Quieres ser como tu abuelo?
—Sí. Quiero hacer cosas buenas con el dinero que gana la empresa.
Donar un porcentaje de los beneficios a la caridad y esas cosas. Cosas que
mi padre cortó cuando se hizo cargo. Mataría a mi abuelo de nuevo el
saber la mierda que mi padre ha hecho a su negocio.
Es muy, muy bueno. Maldita sea.
—Sin embargo, ¿A tu abuelo le gustaría que te gustara dibujar? —Lo
digo con un tono interrogativo, y él sonríe, acomodando su costado en el
respaldo del sofá.

79
Nicole Dykes Hostile

—Le gustaría. Alentaba todo lo que me gustaba hacer —Su sonrisa


no hace más que crecer, y sé que su abuelo significaba mucho para él.
—Entonces, ¿Por qué dejarlo? — ¿Por qué estoy presionando tanto?
Tal vez necesito que tengamos al menos eso en común. O tal vez sólo me
molesta que deje que su padre lo controle.
Se encoge de hombros.
—Si quiero trabajar en el bufete de mi padre y acabar haciéndome
cargo, tengo que hacer las cosas a su manera.
Lo estudio por un momento, viendo la amargura en sus ojos, y todo
encaja. Quiere tomar el mando algún día y hacer que su abuelo se sienta
orgulloso, pero para ello tiene que seguir la línea durante un tiempo.
—Mierda.
Suelta una carcajada.
—Sí.
— ¿Merece la pena?
Se encoge de hombros.
—No lo sé. Quiero que mi abuelo esté orgulloso. Y si eso significa
dejar de dibujar y nadar, tal vez esté bien.
— ¿Natación? —Enarco una ceja y él parece tímido y vulnerable.
Asiente lentamente con la cabeza.
—Sí. Estuve en el equipo de natación en el instituto y en mi primer
año.
—Creo que la natación estaría bien para tu padre. ¿No está eso más
cerca de la mierda de la liga Ivy?
Se ríe y sacude la cabeza de una manera adorable que encuentro
entrañable y ¿Qué mierda? ¿Cuándo me he sentido así?
—El baloncesto es mucho más popular aquí. Y ya sabes... hay que
ser popular para salir adelante en la vida.
La amargura en su tono es algo que entiendo al cien por cien.
—Claro.
Me entristece por él. Que le quiten toda la alegría.
Me ofrece una pequeña y triste sonrisa.
—Pero sigo nadando. Hay algo en ello que es adictivo. Así que no
podía dejarlo por completo.

80
Nicole Dykes Hostile

La pasión que veo en sus ojos mientras piensa en ello me recuerda que
quizá tengamos mucho más en común de lo que creía.
—Sí. Cuando estás bajo el agua, es como si el mundo entero
desapareciera. Aunque sea por un momento.
Lanza la cabeza hacia un lado, pareciendo sorprendido.
— ¿Te gusta nadar?
—Me encanta.
— ¿De verdad? —Ahora está casi cómicamente sorprendido, pero
entonces sus ojos recorren mi cuerpo de una manera que me enciende—.
Supongo que tiene sentido.
— ¿Qué significa eso?
Sus ojos se posan de nuevo en los míos, y tiene esa mirada diabólica.
—Estás en forma como la mierda, pero no haces ningún deporte.
Pongo los ojos en blanco porque yo no me describiría como «en forma
como la mierda».
Siempre he sido delgado, sobre todo cuando estaba en un centro de
acogida y no sabía de dónde iba a salir mi próxima comida. He ganado un
poco de músculo ahora que me han alimentado –a veces a la fuerza por mi
increíble madre, Blair– pero Grayson tiene fácilmente quince kilos de
músculo duro como una roca esculpido.
Y ahora, mi mente se consume con pensamientos sobre ese cuerpo
musculoso, y no consigo formar palabras.
Me encojo de hombros.
—Nado tan a menudo como puedo, pero ya sabes... el maldito
invierno. Hace tiempo que no puedo hacerlo.
Vuelve a sonreír.
—Deberías venir a mi casa.
Estudio su sonrisa arrogante y luego me burlo con media risa añadida.
—Tienes una piscina cubierta, ¿Verdad, hijo de puta mimado?
Suelta una carcajada, pero se las arregla para no sonar como un fanfarrón.
En cambio, se muestra casi tímido.
—Tal vez —Se pasa una mano por su espeso pelo—. Voy a nadar
todos los días. Mis padres nunca están en casa, así que tengo la piscina
para mí solo.
—Quizá acepte tu oferta.

81
Nicole Dykes Hostile

Se inclina más hacia mí, sus ojos buscan los míos mientras respiro su
aroma y miro esos ojos azul oscuro.
—Cuando quieras —Se acerca más a mí—. Oye, ¿Rhett?
— ¿Sí? —Apenas respiro la única palabra entre nosotros mientras
me inclino, mi nariz rozando la suya.
— ¿Podemos practicar lo de ser “amigos que quizás se besan”
ahora?
Siento que una sonrisa se apodera de mis labios al rozar los suyos, pero
sólo brevemente.
—Sí.
Eso es todo lo que necesitamos para cerrar la pequeña brecha que nos
separa, su mano va a la parte posterior de mi cabeza, atrayéndome hacia
él mientras mi mano derecha presiona sobre su corazón que late
rápidamente, no para apartarlo sino para sentirlo. Para sentir el golpe,
golpe, golpe de su corazón bajo mi carne y sus labios contra los míos
cuando nuestras bocas se encuentran en un beso caliente y hambriento.
Me empuja hacia atrás y yo me muevo de buena gana hasta que su
enorme cuerpo queda pegado al mío y sus manos están en mi pelo.
Nuestras pollas cubiertas están duras y se arrastran sobre las del otro.
Nos apretamos y nos retorcemos el uno contra el otro.
Nos morimos de hambre.
—Eres jodidamente perfecto, Rhett —respira contra mis labios. No
tengo fuerzas para discutir, para decirle lo equivocado que está. Me limito
a agarrarle el culo con las dos manos y a apretarme contra él,
persiguiendo el subidón y sin dejar que los nervios se apoderen de mí
porque quiero esto.
Sea lo que sea esto con este tipo totalmente sorprendente.

82
Nicole Dykes Hostile

Diecisiete
Grayson
Deberíamos parar y tener una conversación sobre qué demonios estamos
haciendo, pero no me atrevo a hacerlo. Estoy perdido en el dulce sabor de
Rhett. De sus suaves y carnosos labios tratando de devorar mi boca. De
nuestras lenguas batiéndose en duelo y de su cuerpo pequeño pero firme
debajo de mí. Está tan duro como yo. Y cada vez que su polla se arrastra
sobre la mía, una sacudida recorre mis pelotas, el deseo de correrse es casi
abrumador.
Beso su mandíbula, mordiendo y haciendo que gruña de necesidad.
Mierda, qué calor. Me apoyo en un brazo y le levanto el dobladillo de la
camisa hasta que capta la indirecta y me ayuda a quitársela.
Mis pelotas están deseando liberarse, pero no voy a precipitarme no verlo
así por primera vez. Sus pupilas están dilatadas y su pecho se llena de aire
una y otra vez mientras espera mi siguiente movimiento. Es delgado, no
tan definido como yo, pero sus hombros están bien musculados –
probablemente de la natación– y su torso es un lienzo de bello arte.
No está totalmente cubierto, pero su caja torácica izquierda tiene tinta
que se arremolina sobre ella, y ambos pectorales también están tatuados.
Me pregunto si él diseñó el arte porque todo parece muy Rhett. Alambre
de púas abstracto y llamas. La oscuridad de la que no se da cuenta es en
realidad su luz.
El faro que me atrajo a él.
Porque Rhett es increíblemente hermoso.
—Guau —respiro y beso sobre cada uno de los pectorales definidos,
rozando los duros pezones, haciendo que sus caderas se agiten hacia
arriba.
—Grayson... —Él está igual de desesperado y sin aliento.
Sus dedos me agarran el pelo mientras desciendo más y más, mi polla
palpitando, pero lo ignoro mientras llego a la parte superior de sus
vaqueros y luego beso cada hueso de la cadera. Abro el botón de sus
vaqueros y miro hacia arriba para mirarle a los ojos.
— ¿Está bien?
Con su asentimiento inmediato, sé que está feliz porque eso no es propio
de él. Sonrío para mis adentros por estar haciéndole esto, volviéndolo loco
83
Nicole Dykes Hostile

de deseo. Le bajo la cremallera y le bajo los vaqueros, pero le dejo puestos


los calzoncillos oscuros. Me acerca de nuevo a él, pierde la paciencia y se
quita los vaqueros de una patada mientras nuestros labios se vuelven a
encontrar.
Nos besamos así durante lo que parece una eternidad, ambos gimiendo y
gruñendo por el deseo y la frustración de necesitar más.
— ¿Has hecho esto alguna vez? —Me encuentro preguntando. ¿Por
qué? No tengo ni puta idea.
Se aparta ligeramente para mirarme a los ojos.
—No.
—Quiero decir, ¿Con alguien? Sé que dijiste que nunca te atrajo
nadie antes, pero...
Observo con impotencia cómo se muerde el labio inferior.
—No lo he hecho. Así que no. No he besado a nadie ni he hecho
nada.
Sigo sin entenderlo del todo. No es que tenga que etiquetarlo ni nada por
el estilo, porque no lo hago, pero tengo... curiosidad, supongo.
—Pero ¿Te gustaría...? — ¿Por qué estoy hablando cuando mi
cuerpo está encima del suyo?—. ¿Alguna vez has...? —Miro hacia abajo,
entre nosotros, donde sus calzoncillos se abren con la evidente erección
contra la que me estaba machacando hace un momento, antes de dejar
que mi boca empiece a hablar en lugar de seguir besándole hasta la
saciedad.
Se mueve debajo de mí, pero no me aparta.
— ¿Qué estás preguntando? Creo que ya hemos superado la fase de
incomodidad, teniendo en cuenta que tu dura polla sigue presionada
contra la mía.
Mis caderas se mueven hacia delante casi involuntariamente al
recordarlo, y ambos gemimos, sus manos agarrando mis bíceps, y me
pregunto una vez más por qué demonios estoy hablando. Pero hay algo
más con Rhett, aunque no pueda explicarlo. Quiero saberlo todo cuando
se trata de él. Y hablar es tan raro. Supongo que estoy tomando mi
oportunidad con él semidesnudo e inmovilizado debajo de mí.
— ¿Se te ha puesto dura antes? Quiero decir, dijiste que no creías
estar interesado en el sexo...
Se le escapa una pequeña carcajada y siento cómo se me calientan las
mejillas porque estoy seguro de que es una pregunta realmente estúpida.
—Sí, he estado duro muchas veces —No se está burlando de mí ni
mucho menos como pensaba, y ahora utiliza una de sus manos para
84
Nicole Dykes Hostile

acariciar mi brazo en lugar de agarrarlo—. Es difícil de explicar. Pasé por


la pubertad como todo el mundo. Tenía erecciones completamente
inexplicables y ganas de masturbarme todo el tiempo, pero no era
pensando en nadie en particular. De hecho, la idea de hacerlo con
cualquier otra persona solía estresarme.
Asiento con la cabeza mientras trato de entender y luego vuelvo a
mordisquear su mandíbula, bajando a chupar su cuello.
—Quizá seas muy, muy exigente.
Me empuja juguetonamente.
—No puede ser eso.
Me río porque sí, estoy bromeando Entonces mis labios se funden con los
suyos de nuevo, a nuestras pollas no les importa que deje de hablar,
ambos estamos totalmente empalmados. Rompe el beso para arrancarme
la camiseta y tirarla detrás de nosotros. El choque de nuestra piel desnuda
no se parece a nada que haya sentido antes.
—Jesús —Arrastra una mano sobre mis abdominales, encontrando
cada cresta y volviéndome loco en el proceso—. ¿Has hecho esto antes?
Ah. El que no habla de repente también está hablando. Qué raro.
Le muerdo el labio inferior y niego con la cabeza, aunque supongo que
técnicamente ya he tonteado con un chico antes, pero nada parece
importar ahora.
—En el campamento de verano, me hicieron algunas pajas y
mamadas, pero nada como esto.
Su palma se posa entre mis pectorales, y él se echa hacia atrás
ligeramente, con una ceja enarcada en señal de diversión.
— ¿Qué? ¿Cuándo tenías doce años? ¿En un puto campamento de
verano?
—Dieciséis, imbécil. Era consejero, y uno de los otros consejeros y
yo tonteamos un poco. Su familia es aún peor que la mía, así que sabía
que sería discreto.
—Eso es jodidamente triste.
Me encojo de hombros, porque sí, lo es. La reputación lo es todo. Es como
si nuestras familias se vieran a sí mismas como la realeza o alguna
mierda. Deben mantener las líneas de sangre limpias y procrear con otros
humanos privilegiados.
—Sí, aunque ahora no importa —Lo beso de nuevo, profundamente,
saboreando la sensación de su cálida piel contra la mía.

85
Nicole Dykes Hostile

—Es cierto —Sus dedos me agarran el pelo mientras me atrae hacia


él, nuestras pollas se rozan, y mi mente casi hace un cortocircuito.
— ¿Cómo quieres correrte? —Le muerdo el labio y desciendo. Lo
quiero como sea, pero necesito que me lo diga.
—No lo sé. Nunca he hecho nada antes —Mis ojos se encuentran
con los suyos y veo su vulnerabilidad al descubierto. Me bajo el chándal y
me lo quito, pero me dejo los calzoncillos puestos. Todavía tengo un poco
de miedo de que, si me ve la polla, salga corriendo.
Vuelvo a subir, muriéndome de ganas de ver su polla, pero pensando que
tengo que ir despacio. Paso un dedo por su pómulo afilado y luego por su
labio inferior.
—No tenemos que hacer más que besarnos. O podemos volver a ver
la televisión. Me da igual.
Es la verdad, no importa que mi cuerpo se revuelva ante mis palabras.
Niega con la cabeza.
—No. Creo que podría morir si no me corro pronto. Te deseo. Sólo
que no sé cómo funciona todo —Sonrío y parece que quiere darme un
puñetazo—. Cállate. Cállate.
Me río y luego lo beso suavemente mientras dejo que una mano baje, baje,
baje hasta que estoy en el borde de sus calzoncillos.
—Dime que pare si quieres que lo haga.
Se mueve en el sofá debajo de mí, dejando que sus piernas se abran
ligeramente mientras meto la mano en sus calzoncillos y encuentro su
carne caliente y dura. Mi frente se apoya en la suya, y suelto una bocanada
de aire mientras él gime ligeramente mientras exploro la cabeza de su
polla, rozando la punta que gotea con mi pulgar.
—Grayson —jadea—. Por favor, no pares.
—No lo haré —Lo agarro con la mano, rodeando su impresionante
grosor, muriéndome de ganas de probarlo, pero dando pasos de bebé.
Se jode en mi puño, y ambos gemimos cuando tomo su boca con la mía,
besándolo desesperadamente mientras mi mano se desliza sobre su polla,
usando su pre-semen para hacer las cosas lo suficientemente resbaladizas
mientras me revuelvo contra el sofá como un loco.
Los dos perseguimos la liberación, besándonos mientras sus manos
recorren mi espalda desnuda y bajan hasta mi culo mientras me empujo
contra el sofá e imagino su polla perfecta cubierta por la tela de los
calzoncillos en mi mano. Es más grande de lo que esperaba, dado que él es
más pequeño de estatura, pero no es monstruosa. No tengo ninguna duda
de que es jodidamente perfecta.

86
Nicole Dykes Hostile

—Mierda, estoy cerca. Por favor, no pares —jadea cerca de mi oído


mientras me acerca a él por el culo.
—Sí. Suéltate, Rhett. Ven. Quiero sentirte.
Su polla se sacude en mi mano mientras sus caderas empujan hacia arriba
en mi apretado puño.
—Sí. Jesús. Mierda, me estoy viniendo —Suena casi sorprendido
mientras aumento la velocidad de cada golpe, perdiéndome en las
sensaciones.
Su cálido semen sale disparado, cubriendo mi mano mientras un duro
grito escapa de sus labios. No puedo aguantar más. Se me engrosan las
pelotas y mi polla se estremece con mi propia liberación, soltándose en
mis calzoncillos.
Eso va a ser una mierda más tarde. Pero ahora todo lo que puedo hacer es
besar sus dulces labios, tragándome cada sonido de placer y agitando mis
caderas, inclinándome hacia nuestra mutua liberación.
—Santa. Mierda.
Mi cuerpo se extiende sobre el suyo, mi cara en el pliegue de su cuello
mientras los dos tratamos de recuperar el aliento.
Pero entonces, retengo el mío cuando me doy cuenta de que podría
volverse loco ahora mismo, después de que ambos estemos saciados y casi
desnudos el uno contra el otro.
Por favor, no me apartes, Rhett.
No sé si mi corazón podría soportarlo.

87
Nicole Dykes Hostile

Dieciocho
Rhett
Santa. Mierda.
¿Fue eso real?
Me muevo un poco bajo el peso de Grayson y sé, sin duda, que eso fue
muy real. Nunca me había sentido así en toda mi vida. Siento su aliento
contra mi cuello mientras intento regular mi propia respiración.
Me sorprende que no haya dicho nada. ¿Se está asustando? Quiero decir,
dijo que era gay y que había estado con otro chico. Esto no es nuevo para
él. Pero tal vez...
Tal vez todavía está asustado, temiendo que se lo diga a toda la escuela o
algo así.
Lo agarro por los lados de la cabeza y lo levanto para que me mire a los
ojos. No veo ningún indicio de la alegría que suele tener. En cambio,
parece muy preocupado.
— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Parece sorprendido por mi pregunta.
—Estoy bien —Sus ojos azules buscan los míos—. ¿Estás bien?
—Estoy bien —Inclino un poco la cabeza hacia atrás para apoyarla
en el sofá, pero sigo sosteniendo la suya entre mis manos—. Creo que
nunca me he corrido tan fuerte.
Se sobresalta un poco pero luego sonríe.
—Yo tampoco —Parece casi tímido, su voz es casi un susurro
cuando dice: —Por favor, no me eches, Rhett. Todavía no —Lo miro
horrorizado, con los ojos abiertos de par en par, y su voz sigue siendo una
súplica silenciosa—. Me iré si quieres, pero por favor, no de inmediato.
Mierda.
Me incorporo un poco, pero lo mantengo firme en mi agarre, mis pulgares
rozando sus pómulos.
—No quiero que te vayas. ¿Por qué crees que...? —Por supuesto.
Porque soy el imbécil que lo echó después de que nos besáramos. Intento

88
Nicole Dykes Hostile

suavizar mí siempre dura mirada—. Quiero que te quedes un rato. Que


hablemos más.
La sorpresa en sus ojos casi me revienta.
Dios, soy tan imbécil.
—De acuerdo —Se vuelve a sentar sobre sus rodillas, obligándome a
soltarlo mientras me siento, de repente consciente de que mi estómago
está cubierto de semen.
—Vuelvo enseguida, ¿Ok? —Asiente con la cabeza, pero parece
dudar—. De hecho —Me levanto y le tomo de la mano, tirando de él
conmigo—, probablemente tú también necesites limpiarte, ¿Verdad?
Se sonroja un poco, se muerde el labio inferior y asiente con la cabeza.
Maldita sea, es adorable. Voy a tener que acostumbrarme a esos
pensamientos.
—Vamos —Me subo los calzoncillos por encima del desorden y me
dirijo al cuarto de baño para agarrar dos de las toallas de felpa que Blair
ha pedido para mí y entregándole una cuando me sigue dentro, llevando
solo los calzoncillos.
Por alguna razón, es muy incómodo. Es decir, acabamos de hacer que el
otro se corra, pero parece que tenemos una regla de no mirar. Me
concentro en bajarme los calzoncillos, quitármelos de una patada y
limpiarme mientras él hace lo mismo. Hago lo posible por no mirarlo
mientras entro en mi habitación y busco unos calzoncillos nuevos, y me
los pongo.
Sin embargo, no puedo apartar los ojos de su culo apretado cuando vuelve
al sofá, encuentra sus pantalones y se los pone sin ropa interior.
Bueno, eso va a hacer que sea difícil concentrarse.
Se mete los calzoncillos estropeados en el bolsillo y yo sonrío por lo
ridículo que es. No tengo ni idea de qué demonios está pasando. Hoy,
antes de que viniera, sólo era un tipo al que besé una vez. Uno en el que
no puedo dejar de pensar. Ahora, realmente lo he visto venirse –lo he
visto venirse realmente– conmigo. Y si antes no podía dejar de pensar en
él, no hay forma de que lo haga ahora.
También me pongo unos pantalones antes de acercarme a él y tumbarme
en el sofá. Se muestra cauteloso, todavía me mira con indecisión, pero de
todos modos se sienta a mi lado. Se peina temblorosamente el grueso pelo
con los dedos y se gira para mirarme.
—Así que eso pasó.
Le sonrío, haciendo lo posible para que se relaje.
—Sucedió.

89
Nicole Dykes Hostile

—No voy a decírselo a nadie, Rhett. Sé que no tienes ninguna razón


para confiar en mí, pero no lo haré.
¿Todavía está atascado en eso?
Me giro para mirarlo de frente en el sofá.
—Sé que no lo harás, pero eso no me preocupa. Tampoco se lo diré
a nadie.
Deja escapar una bocanada de aire aliviado, pero no creo que sea por lo de
que no se lo diré a nadie.
—Lo sé... —Creía que su arrogancia me molestaba, pero odio lo
inquieto que he dejado a este tipo normalmente casi arrogante—. Sé que
estás averiguando cosas.
Me estremezco ligeramente ante eso y apoyo mi costado en el respaldo del
sofá.
—Grayson, escúchame, ¿Sí? —Sus ojos se fijan tan ferozmente en
los míos que casi me dejan sin aliento, pero tengo su atención, así que
continúo—. Estoy jodido.
—Rhett... —empieza, pero levanto una mano, pidiéndole en silencio
que me deje terminar.
—Estoy seguro de que ya lo sabes. Estuve en una casa de acogida
hasta los trece años. Luego Bree, Fletch y yo fuimos adoptados por Blair y
Rhys.
Asiente lentamente con la cabeza.
—Lo he oído, pero no me creo las cosas si no vienen de la fuente.
Sonrío y luego maldigo en silencio porque esa es otra razón para que me
guste que no necesito.
—No confié en Blair y Rhys durante mucho tiempo. No tenía
sentimientos raros hacia ellos ni nada, pero no confiaba en nadie. Nunca
—Intenté con todas mis fuerzas que no me gustaran—. Pero poco a poco
se fueron abriendo camino.
Sonríe.
—No es algo tan malo, ¿Verdad?
Sacudo la cabeza.
—Son geniales. Realmente geniales. No sólo se aman –y me refiero
a un tipo de amor épico del que sólo se lee y que te da algo de náuseas–
sino que nos aman a los tres.
—Entonces, ¿Por qué me cuentas esto? —Parece receloso, y debería.

90
Nicole Dykes Hostile

—Porque no importa lo buenos que sean... —Me encuentro con sus


ojos con intensidad—. No me importa. Estoy jodido, más que jodido, en la
cabeza. No confío plenamente en ellos, aunque sólo hayan hecho cosas
buenas por mí. Aunque no sólo dicen que me quieren, sino que lo
demuestran.
Me estudia, sus largas pestañas revolotean ligeramente y ganan mi
atención.
—Pero tú te preocupas por ellos.
No es una pregunta.
—Me importan. Realmente lo hago, pero hay una parte de mí que...
Mierda. ¿Cómo explico lo jodido que soy?
—No dejas que te quieran —dice, y de nuevo, no es una pregunta.
—Los alejo. Los mantengo a distancia porque simplemente no
puedo hacerlo. Y no han hecho nada malo. Nunca. Incluso Bree y Fletch...
—Se me revuelven las tripas porque sé que es verdad.
Sin embargo, me sorprende: en lugar de decir algo o intentar
convencerme de que no estoy jodido, me atrae hacia su cuerpo,
rodeándome con sus enormes brazos en un abrazo de oso del que no
podría salir ni aunque lo intentara.
Pero no lo intento. Me limito a enterrar mi cara en su pecho contra el
duro músculo y dejo que me abrace, lo que también es algo jodidamente
nuevo para mí.
—Creo que haces las cosas a tu manera, Rhett —Su voz retumba en
su pecho, y de alguna manera eso me reconforta.
—No lo sé. Sólo sé que estoy jodido —digo, aún enterrado en su
enorme pecho.
Juro que puedo sentir que sonríe, aunque no pueda verlo.
Me alejo ligeramente y él deja caer sus brazos, pero ninguno de los dos
pone espacio entre nosotros.
—De todos modos, creo que siempre estaré averiguando cosas. No
sé si alguna vez me entenderé de verdad.
Parece preocupado, luego se encoge de hombros.
—Está bien. Siempre que pueda estar ahí en el camino.
— ¿Por qué querrías hacer eso?
Mi pregunta probablemente debería ofenderlo o, demonios, incluso
cabrearlo. Pero no, el cabrón sólo sonríe más intensamente.

91
Nicole Dykes Hostile

— ¿Por qué no querría hacerlo? Me gustas. Me gusta ser “amigos


que a veces se besan”. Y me gusta mucho más ser “amigos que a veces
hacen que el otro se corra”.
Levanto una ceja y su sonrisa se ilumina aún más.
—Realmente necesitas etiquetas, ¿No?
Se ríe, moviendo mi cuerpo para que estemos uno al lado del otro, con un
brazo alrededor de mí y los dos apoyados en el sofá.
—No para la sexualidad, sino para lo que somos ahora. Sí. Y me
gusta esa etiqueta.
Pongo los ojos en blanco, pero, maldita sea, también sonrío.
—Bien.
—Entonces, ¿Tus padres son buenos?
Asiento rápidamente porque sí, Blair y Rhys son el sueño. Se preocupan.
Nos quieren. Nos dejan ser quienes somos sin intentar controlarnos.
—Sí. Y yo soy una mierda porque, aunque ellos lo sean, estoy
traicionando a Rhys de la peor manera posible.
Siento que su él se pone rígido a mi lado.
— ¿Por lo que estamos haciendo?
De nuevo, pongo los ojos en blanco, pero también de nuevo sonrío
mientras niego con la cabeza.
—No. No por nada que hayamos hecho. Por mí —Mi corazón se
aprieta con fuerza en mi pecho, dolorosamente fuerte, porque sé que a
Rhys le importa un bledo si estoy con un chico o con una chica o con
cualquiera. Pero lo que le estoy haciendo ahora no es bueno. Es bajo.
—Entonces ¿Qué? Porque si son tan geniales como dices, dudo que
haya algo que puedas hacer con lo que no estén de acuerdo —Se gira hacia
mí, con los ojos muy abiertos—. A menos que estés enganchado a las
drogas o algo así.
—Jesús, carajo. Eres ridículo, ¿Lo sabías? —Sus ojos siguen
abiertos—. Rhys es un artista del tatuaje. Uno de los mejores. Es increíble.
— ¿S-sí...? —Está claro que aún no lo entiende, pero lo intenta.
Resoplo, incapaz de creer que vaya a decir algo de esto en voz alta.
—Me ofreció ser aprendiz en su tienda. Es decir, los artistas de todo
el mundo matarían por aprender de él, pero él me lo ha ofrecido a mí.
Me mira con expectación.
—Pero no lo quiero.

92
Nicole Dykes Hostile

Sus cejas se fruncen.


— ¿No quieres ser un artista del tatuaje? Seguro que le parece bien.
—No —Me pongo de pie porque quedarme sentado me está
poniendo nervioso—. Yo quiero. Lo he querido desde que conocí a Rhys.
—Bien. Entonces, ¿Cuál es el problema?
Hago un gesto alrededor del apartamento.
—Este lugar. Pertenece a mi nuevo jefe —Ladea la cabeza, pero en
lugar de que él adivine, yo continúo—. No es de Rhys. Kole. Es el dueño de
Hostile Ink, una tienda a unas manzanas de aquí. Voy a empezar allí justo
después de las vacaciones de primavera.
Ahora se ha puesto al día, poniéndose de pie y colocando sus grandes
manos sobre mis hombros.
—Oh.
—Sí. Entonces, ¿Ves? Pedazo de mierda. Debería trabajar para él,
pero no puedo.
—Estoy seguro de que tienes tus razones.
—Las tengo. No quiero que me den todo. Quiero trabajar por ello, y
Rhys... —Resoplo, alejándome de Grayson de nuevo, asfixiándome con la
verdad que burbujea—. Él es talentoso, pero su lugar, es tan conocido
ahora, es enorme, y me sentiría...
Grayson sonríe.
— ¿Falso?
Asiento con la cabeza.
—Sí. Exactamente —No puedo creer que lo entienda.
Se vuelve a sentar en mi sofá, con las piernas abiertas y un brazo colgado
sobre el respaldo, y vuelve a parecer el hijo de puta engreído que conozco.
—Tómalo de uno grande... Lo entiendo.
— ¿Cómo es que eres un falso? —Me vuelvo a sentar, pero un poco
más lejos de él.
—Hago todo según el libro de mi padre. Sólo para poder ganar su
compañía algún día. Para poder tomar el mando.
—Por un bien mayor —señalo.
Su sonrisa arrogante se amplía.

93
Nicole Dykes Hostile

—No he dicho que no tenga mis razones. Pero creo que tu padre te
perdonará.
Este. Chico.
Es como si me entendiera de una manera que nadie lo ha hecho, pero
todavía no puedo comprenderlo.

94
Nicole Dykes Hostile

Diecinueve
Grayson
—Estás mirando, amigo —Me sacan de mis pensamientos sobre mi
actual obsesión y el haber estado en su casa la semana pasada cuando
Josh me da un codazo.
— ¿Qué?
Sonríe y luego sacude la cabeza, su carnosa mano se clava en mi hombro.
—No puedo creer que no lo haya visto antes. No puedes dejar de
mirar a Bree.
Sí, claro. Bree. Eso es lo que estoy mirando. No a su muy, muy sexy
hermano sentado a su lado en la mesa del almuerzo.
No estoy mirando su pelo desordenado, aunque super caliente, o su brazo
musculoso cubierto de tinta. No estoy pensando en que lo he visto sin casi
nada de ropa y he sentido su cuerpo rozando el mío. No estoy, seguro, tal
vez pensando en su polla perfecta que no he podido ver de cerca mientras
nos limpiábamos y ni siquiera cuando dicha polla estaba en mi mano.
Me vuelvo de mala gana hacia Josh.
—No estoy mirando.
Él tose fuertemente en su mano.
—Mentira —Y luego se ríe de su propia broma. En serio, ¿Cómo
diablos somos amigos?
—No es así. Sólo estaba pensando en después de la escuela.
Probablemente debería ir a hablar con Rhett.
— ¿Rhett? —Josh escupe su nombre con disgusto, haciendo que
apriete los puños.
—Sí. Rhett. Somos amigos —Amigos que tal vez se besan y se hacen
venir, pero no necesito añadir esa parte.
Señala su dedo en mi dirección.
—Eres amigo de él —Vuelve a lanzar su mano en dirección a Rhett.
Sólo sonrío mientras me pongo de pie, tratando de ocultar la puta sonrisa
más tonta porque sí, creo que finalmente estamos en ese estatus como
mínimo. No me hizo irme después. Pasamos el rato y se abrió a mí.
95
Nicole Dykes Hostile

Más de lo que nunca pensé que lo haría. Me confió lo de sus padres y lo de


pensar que algo anda mal con él. Y voy a hacer todo lo posible para
mostrarle que no hay absolutamente nada malo en él.
No he podido dejar de pensar en ello. No he tenido el valor de invitarlo a
salir este fin de semana, ni siquiera ayer después del colegio, pero esta
noche sé que puedo hacerlo. Le doy una palmadita en el hombro a Josh de
forma condescendiente.
—Sí, amigos.
Me alejo con la mochila al hombro, sin esperar a escuchar nada más de él
y me dirijo a la mesa de Rhett, con el corazón en la garganta todo el
tiempo. No tengo ni idea de cómo me hace sentir tan desordenado cuando
estoy en su presencia, pero da igual. Lo soportaré mientras pueda estar
cerca de él.
—Hola, Rhett.
Me mira, sin sonreír, pero sin parecer demasiado molesto por mi
presencia. Así que, ya sabes... progreso.
—Grayson.
— ¿Te has perdido? —me dice su hermano Fletcher, a quien mi
entrenador de fútbol intentó convencer de que se uniera al equipo de
fútbol porque el tipo es fuerte, y me mira fijamente.
Lo entiendo. No hemos sido precisamente amigos. Pero quiero decir,
vamos. No es que vaya por ahí metiendo a los nerds en las taquillas o lo
que sea que crean que hacen los deportistas. Y si alguna vez viera eso, lo
detendría.
—No. Busco a Rhett —Me vuelvo hacia él, y ahora juro que veo una
sonrisa irónica jugando en esos labios pecaminosos—. ¿Podemos hablar
un momento?
—Claro. Siéntate —Empuja la silla de al lado con el pie. Me
sorprende que no me aparte para hablar en privado, pero tampoco pasa
nada.
Bree, que está sentada a su lado, lo observa atentamente, claramente
queriendo decir algo. No estoy seguro de haberla oído hablar antes. Es
decir, he oído a Fletcher, que es el que levanta la mano con cada respuesta
en clase.
Me quito el bolso del hombro y lo dejo caer a mi lado mientras él me
espera, casi en un desafío. Me siento con confianza. Puede que sea un
tonto torpe a su alrededor, pero sigo siendo el tipo excesivamente seguro
de mí mismo de siempre.
—Entonces, ¿Nos ofrecemos como voluntarios esta noche o qué?

96
Nicole Dykes Hostile

—Tú. Voluntario —resopla Fletcher, claramente aún molesto por


que esté cerca de su hermano.
—Sí —responde Rhett, sentándose un poco más erguido. Se vuelve
hacia Bree y Fletcher—. Ha estado ayudando en el centro.
A Bree casi se le cae la mandíbula al suelo. Bueno, está claro que no son
mis mayores fans.
— ¿Lo hace?
Rhett se aclara la garganta. Me doy cuenta de que está avergonzado por
mí. Debería ofenderme, pero lo dejo salirse con la suya. Bueno, más o
menos. Le rodeo el hombro con el brazo y lo atraigo hacia el mío,
sonriendo como una idiota y dándole caña.
—Ahora somos amigos. ¿Es para tanto?
Rhett parece querer apartarme de un empujón, pero le doy crédito cuando
no lo hace. Aunque su cuerpo está muy tenso.
—Lo somos. Supongo.
Bree le mira, horrorizada.
—Espera —Me hace un gesto y finalmente suelto a Rhett –aunque el
contacto de su cuerpo es fenomenal—. ¿Este es «cara de mierda»?
—Suena bien —Fletcher mete su comentario mientras yo ladeo la
cabeza hacia un lado, mirando a Rhett.
—Lo siento, ¿Qué?
Se ríe mientras asiente a Bree.
—Sí. Definitivamente.
—Bonito apodo. ¿Puedo tener uno diferente? —Pregunto mientras
los ojos de Rhett se encuentran con los míos.
—No —Deja escapar una pequeña sonrisa—. Bree vino antes que tú
el otro día, y pensé que eras tú. Pero en lugar de eso era ella. Así que,
accidentalmente, la llamé por tu apodo.
Me río, pensando en ello, porque sí, me lo imagino.
Bree mueve la cabeza de un lado a otro, todavía incrédula.
— ¿Son realmente amigos?
Rhett suspira con fuerza y luego asiente.
—Supongo que sí.
—Vaya —Fletcher parece igual de asombrado.

97
Nicole Dykes Hostile

—Tenemos muchas cosas en común. No parezcas tan sorprendido


—intento defenderme.
Fletcher resopla.
— ¿Cómo qué?
Esta vez es Rhett el que sale en defensa: —Los dos dibujamos y los dos
somos voluntarios. Estoy tan sorprendido como tú, pero él no es tan malo.
Me cobro el corazón con la mano en señal de agradecimiento.
—Por favor. Para. Me estoy sonrojando.
Se ríe de nuevo, y maldita sea, ese sonido. Lo es todo.
Y debe sorprender a Bree y a Fletcher porque lo miran sorprendidos.
—Vaya. Ok —Bree se termina la leche y la vuelve a colocar en su
bandeja—. Esto es raro.
Ignoro su desdén y me vuelvo hacia Rhett.
—Entonces, ¿Esta noche? ¿Conduzco yo?
—No. Hoy he conducido yo.
Entrecierro los ojos porque él sabía que querría llevarlo, pero entonces me
dedica una sonrisa de suficiencia.
—Así que, supongo que puedes seguirme hasta mi casa, si quieres, y
viajar conmigo.
—Me parece un plan.
Fletcher se levanta, agarra su mochila y se la echa al hombro.
—Esto es jodidamente raro.
Bree también se levanta.
—Sí. Tengo preguntas… —Sus ojos se dirigen a mí, y luego mira a
Rhett, con tristeza y anhelo en esos bonitos ojos, y de acuerdo, una parte
de mí definitivamente siente compasión por ella. No debe ser fácil estar
enamorado de tu mejor amigo—. Más tarde.
Rhett parece aceptarlo, pero se queda en la mesa mientras nos dejan
sentados solos. Me vuelvo hacia él, con las cejas alzadas.
—Eso fue doloroso para ti, ¿Verdad?
— ¿Admitir que eres un humano decente? Claro que sí.
— ¿De verdad? —Me inclino hacia él—. ¿Aunque te haya hecho
correrte más fuerte que nunca en tu vida?

98
Nicole Dykes Hostile

Sus ojos se abren de par en par, y no me pierdo la inhalación aguda o su


manzana de Adán deslizándose a lo largo de su garganta cuando traga.
—Aquí no.
Me siento un poco hacia atrás en mi silla.
— ¿Amigos secretos?
—No. Pero las otras partes sí. ¿Verdad? —Me estudia y yo asiento
con la cabeza.
Sonrío.
— ¿Te refieres a la parte de “amigos que quizás se besan”?
Baja la voz, pero sus ojos están muy cerca de la diversión.
—Sí. Lo de los besos y las corridas. Esas partes deberían quedar
fuera de la escuela.
—No eres divertido —Sonrío, recostándome en mi asiento e
ignorando las miradas de mis amigos desde la mesa del almuerzo.
Se levanta y me sorprende cuando baja la voz y se inclina hacia mí.
—Ya sabes que eso no es cierto. Puedo ser muy divertido —Se pone
de pie y me toca respirar con fuerza. Mi polla se estremece y se pone
semidura en medio del maldito comedor. Luego me guiña un ojo antes de
irse.
Estoy tan jodidamente agradecido por mi mochila mientras la apoyo
rápidamente en mi regazo.
Él. En realidad. Mierda. Me guiñó el ojo.
Y maldita sea, si mi polla no está ahora completamente dura.

99
Nicole Dykes Hostile

Veinte
Rhett
Así que, hoy fue raro. Tengo que admitir que Grayson tiene un enorme
conjunto de bolas en él. Viniendo a mi mesa de almuerzo con toda la
escuela presente para formalizar nuestra nueva amistad. Y luego el cabrón
me rodeó con su enorme brazo, claramente sin importarle los chismes.
Por supuesto, nadie se acercó a la verdad por lo que escuché. En su
mayoría, todo el mundo está sorprendido de que seamos amigos después
de cuatro años de instituto. Que dos chicos completamente opuestos se
hicieran amigos fue la comidilla del instituto.
Y Bree y Fletch.
Que no dejaba de preguntar, pero ¿Qué podía decir? ¿Qué es la única
persona por la que he sentido una atracción sexual? ¿Que cuando me hizo
venir, mi visión se volvió totalmente blanca y luego negra, y juro que vi
colores que nunca antes había imaginado?
Porque por muy cursi y jodidamente tópico que suene, es exactamente lo
que pasó.
Así que lo esquivé y fui al centro con Grayson después de la escuela.
Ahora, estamos en mi casa de nuevo, sentados en mi coche. No sé si
debería invitarlo a subir o qué debería hacer exactamente.
Mierda, nunca he estado tan incómodo en mi vida.
—Esos niños... —Me giro para mirarlo, escuchando su voz profunda
y llena de asombro—. Son increíbles.
El corazón se me aprieta en el pecho porque sé que no está diciendo
tonterías. Lo veo en su cara.
—Sí.
Sonríe, pero es triste.
—Laney es muy divertida. Cuando se abre, es muy divertida. E
inteligente.
Maldito sea este tipo.
Apago el motor y me desabrocho el cinturón de seguridad, volviéndome
hacia él.

100
Nicole Dykes Hostile

—Sí. Le gustas. No habla mucho.


—Ninguno lo hace, ¿Verdad?
Sacudo la cabeza.
—No. La confianza es muy difícil en el sistema.
Se desabrocha el cinturón y se gira en su asiento para mirarme a los ojos.
La luna es grande esta noche, así que hay bastante luz en el coche.
— ¿Me contaras sobre eso?
Es una pregunta. No es una exigencia ni nada que se le parezca. Es
curiosidad.
—No me gusta pensar en esa época de mi vida —Asiente con la
cabeza y no me presiona, lo que hace que quiera contarle más—. Pero fue
difícil. Sé que tiene que haber gente buena por ahí, que hay buenos padres
adoptivos. Diablos, yo fui adoptado por dos de ellos, pero...
— ¿La mayoría son malos?
Me trago la sensación de bilis en la garganta, mi estómago se aprieta
dolorosamente con los recordatorios.
—Sí —Mi voz no suena como la mía, pero por alguna razón, quiero
contarle más—. Mi mamá se fue cuando era muy pequeño. Pero mi
padre... —Me siento aún más enfermo, pensando en él—. Actuó como si
quisiera intentarlo durante mucho tiempo. La cagaba y yo acababa en una
casa de acogida. La primera vez fue con una pareja de ancianos que no
eran tan malos. Incluso eran algo agradables, pero lo único que quería era
volver a casa con mi padre.
Grayson escucha en silencio, prestando mucha atención.
—Y mi padre me recuperaba haciendo lo mínimo, pero no tardaba
en volver a meter la pata. Lo arrestaban o fallaba en una prueba de
drogas. Perdía su trabajo y nos echaba de nuestra casa, que era un
pequeño apartamento de mierda, pero aun así no conseguía mantenerlo.
Y cada hogar en el que me colocaban era progresivamente peor.
Extiende la mano, sorprendiéndome con su toque en mi mano, pero
rápidamente me recupero y permito su consuelo.
—Algunos eran simplemente negligentes. Algunos eran estrictos,
como si creyeran que podían arreglarnos.
— ¿Arreglarte?
Asiento con la cabeza, con el sabor de la bilis de vuelta.
—Sí. Como si fuéramos niños rotos sin una estructura real antes, así
que nos trataban como esclavos con un horario estricto. Dándonos
múltiples tareas al día. Corrigiendo la gramática y menospreciándonos
101
Nicole Dykes Hostile

cuando miraban nuestros deberes. Habría estado bien, pero lo hacían con
desprecio. Nos inculcaron que la forma en que fuimos criados estaba mal.
Que éramos malos.
—Eso es horrible —No hay piedad ni juicio en su tono.
—Y a algunos les gustaba pegar.
—Jesús.
Sé que debe ser duro para él escuchar esto, pero no se inmuta.
—Algunos son peores. Ni yo ni Bree pasamos por eso, pero hemos
escuchado esas historias directamente de niños como nosotros. Y
Fletcher, tenía un padre adoptivo al que le gustaba mucho pegarle.
— ¿Fletcher? —Parece sorprendido por eso, y me río rápidamente
porque sí, ahora es una bestia. Es difícil imaginarlo flaco con un ojo negro
y la nariz rota.
—”Mantenerlos hambrientos y débiles, luego golpearlos”, parecían
ser muchos de sus lemas.
—Malditos imbéciles.
Sonrío.
—Sí. Y es por eso que no confiamos fácilmente. Nunca tuvimos a
nadie vigilando nuestras espaldas, ni siquiera a los que prometieron que
lo harían. Nuestros trabajadores sociales nos decepcionaron. Nuestros
profesores. Nuestros padres. Todos los que deberían habernos protegido
no lo hicieron.
—Tienen que arreglar esto. Tienen que saber que el sistema es
defectuoso.
—Es algo conocido. Pero no creo que sean todos malos. Sólo es un
sistema sobrecargado y mal pagado. Y lo malo supera mucho a lo bueno.
—Pues tienen que hacer algo al respecto —Suena muy decidido, y yo
intento no reírme porque no quiero que piense que me estoy burlando de
él.
—Sí. Pero esos niños son duros. Estarán bien.
Su mano se acerca a mi cara y me pasa el pulgar por la mejilla.
—Lo harán, estoy seguro. Te tienen a ti para cuidarlos.
—Y a ti —Sonrío, y él me devuelve la sonrisa con tanta intensidad
que es cegadora.
—Y a mí —Se inclina rápidamente, rozando sus labios sobre los
míos de una manera vacilante para la que no tengo paciencia. Me agarro a
su nuca y lo atraigo para darle un beso profundo que he estado deseando

102
Nicole Dykes Hostile

todo el día. Ahora no es cauteloso y me devuelve el beso, lamiendo mi


boca y aumentando mi necesidad.
— ¿Vienes a mi casa? —Se queda sin aliento, pero no se aparta, me
chupa y muerde el labio inferior mientras hace su petición.
Giro la cabeza para mirar mi apartamento vacío.
—Ya estamos en mi casa. ¿Por qué no entramos?
Mis ojos vuelven a encontrarse con los suyos y nuestras frentes se rozan.
—He pensado que podríamos ir a nadar.
Me cuesta no sonreír.
—Y ¿Tus padres?
Se aparta, una oscuridad que no había visto en él aparece, pero que es
breve.
—Están en Europa —Debo hacer una mueca porque se ríe—. Sí, lo
sé. Un puto cliché. Pero lo son. Mi padre tiene negocios y mi madre tiene
un amante.
Estoy seguro de que ahora me he quedado con la boca abierta.
—Oh.
Se ríe de nuevo, una risa completa mientras se reclina en el asiento de mi
coche.
—Lo sé. Es jodidamente ridículo. Mi padre lo sabe, pero no le
importa, aunque mi madre hace todo lo posible por ponerlo celoso. Sólo
Dios sabe cuántas amantes tiene mi padre en el extranjero y aquí. Pero da
igual. No volverán hasta dentro de un par de semanas, por lo menos.
Se ría o no, sé que compartir esto conmigo lo hace sentir vulnerable.
—Sí. Iré. Déjame ir a buscar unos bañadores.
Asiente con la cabeza, su sonrisa es brillante.
—Genial. Supongo que debería agarrar mi propio coche.
—Sí. Te seguiré, ¿De acuerdo?
—De acuerdo —Hay un calor en sus ojos y una electricidad entre
nosotros que no puedo negar.
Ya ni siquiera me resisto a ello.

103
Nicole Dykes Hostile

Veintiuno
Grayson
—Maldita sea —Rhett silba mientras lo dejo entrar en la casa de mis
padres. Sacudo la cabeza, cerrando la puerta principal tras nosotros.
—Es ridículo.
Los ojos de Rhett recorren el vestíbulo y suben a la gran escalera que lleva
al piso superior, donde están la mayoría de los dormitorios. Esta casa es
demasiado grande para tres personas. Sobre todo, cuando normalmente
sólo hay una persona en casa. Pero todo es cuestión de prestigio para mi
padre. Y para mi madre también, supongo.
Les encanta hacer grandes fiestas aquí y ver la envidia en los ojos de sus
amigos. La codicia. La amargura de sus rivales, desfilando como aliados.
—Te mostraré mi habitación, y podemos cambiarnos —Asiento con
la cabeza hacia sus manos, que están agarrando un par de bañadores
negros.
Él también asiente, aun observando la casa que es más bien una mansión.
Mi abuelo lo hizo muy, muy bien, y mi padre, a pesar de ser un imbécil, no
ha hecho más que aumentar su riqueza inicial.
Rhett me sigue por las escaleras.
— ¿Tu dormitorio está en el sótano?
Llegamos al final de los escalones, y giro a la izquierda hacia mi
habitación.
—Sí. Está cerca de la piscina. No podría ser de otra manera.
Él no se atreve a decir nada más. No es que lo necesite. No hay nada más
que contar. Mis padres no son cálidos y acogedores. No quieren estar
cerca de mí, y con el tiempo, he aprendido a ser amigo de la
independencia. Me gusta tener esta parte de la casa para mí. No tengo que
escucharlos discutir, ni hacer las paces. Y estoy más que contento de no
tener que escuchar ningún sonido horripilante flotando por el pasillo
cuando el otro no está en casa, e invitan a un amante.
Me mudé aquí hace unos años. Fue la mejor decisión que he tomado.
Entramos en mi habitación y sus ojos recorren todo. No tengo mucho
aquí, pero hay un escritorio, una cama, un enorme televisor montado en
la pared, una mesa auxiliar y una cómoda.

104
Nicole Dykes Hostile

Señalo el baño adjunto.


—Puedes cambiarte ahí, si quieres.
Sonríe, probablemente al oír el nerviosismo en mi voz. No tengo ni idea
de por qué estoy nervioso. Nunca nadie me había hecho sentir así. Entra
en el cuarto de baño, encendiendo la luz, pero su descarado culo no cierra
la puerta.
Me relamo los labios y veo cómo se quita la camiseta. Me mira por encima
del hombro como si se preguntara si lo estoy mirando. No creo que pueda
apartar la mirada aunque lo intente. Al menos no si él no me lo pide. Me
paro a los pies de la cama y veo cómo sus largos dedos descienden hasta el
botón de sus vaqueros y lo abren. Definitivamente, sabe que lo estoy
observando.
Mis ojos se pasean por sus abdominales tensos y su hermosa tinta, mi
polla se agita de deseo, pero no quiero asustarlo. Sigo dejando que sea él
quien marque el ritmo de lo que sea esto entre nosotros.
— ¿No tienes que cambiarte tú también? —Oigo el tono divertido de
su voz y sonrío—. Si querías verme desnudo, sólo tenías que pedirlo —Se
baja los vaqueros después de bajarse la cremallera, y me olvido de todo
cuando su firme culo, agarrado con fuerza por sus calzoncillos negros,
queda a la vista.
—Maldita sea —Sé que debería apartar la mirada. Tengo que
hacerlo. Esto no es lo mismo que un encuentro. Le pedí que viniera a
nadar y ahora lo estoy mirando.
—Pareces muy ensimismado allí —Oigo la voz profunda de Rhett
cuando entra en mi habitación, con el bañador en la mano y sólo con los
calzoncillos puestos.
—Estaba pensando que debería mirar hacia otro lado —Sonrío, pero
no me siento tan seguro como logro parecer.
— ¿Por qué? —Sus ojos arden con un calor tan intenso que aspiro
un fuerte jadeo que debería avergonzarme. Probablemente lo haría si no
estuviera tan excitado—. No he dicho que lo hagas.
Trago con fuerza, bajando la mano para agarrar mi dura polla a través de
los vaqueros y ajustarme para estar un poco más cómodo, pero los ojos de
Rhett siguen mi movimiento.
—No. No lo hiciste. Si lo hubieras hecho, habría mirado hacia otro
lado.
Asiente despacio, pensándolo detenidamente.
—Lo sé.

105
Nicole Dykes Hostile

Se baja los calzoncillos muy lentamente y estoy seguro de que trago saliva
al verlo. Está a punto de matarme. Su dura polla se libera, golpeando
contra sus abdominales. Es tan hermosa como pensé que sería: gruesa y
larga, cortada y ya goteando en la punta. Se quita los calzoncillos de una
patada y se queda totalmente desnudo ante mí.
Dios mío. Mierda. Creo que he dejado de respirar.
—Grayson —Su voz es ronca, goteando necesidad, pero también
llena de autoridad—. Ven aquí.
No pierdo el tiempo y me dirijo hacia él, lo agarro por la nuca y lo atraigo
para darle un beso acalorado. Me tira de la camisa y ambos retrocedemos
lo suficiente como para que él me la quite por la cabeza y la arroje detrás
de nosotros antes de volver a encontrar nuestras bocas.
Siento esos mismos dedos largos y elegantes trabajando en el botón de
mis vaqueros mientras me agarro a su pelo y lo atraigo hacia mí. Deseo
tantas cosas a la vez, con la polla dura y dolorida por el deseo.
De ¿Qué? No estoy del todo seguro, pero él también quiere esto. Ahora lo
sé. No me ha apartado, sólo me ha atraído, y voy a aceptar todo lo que me
dé. Sus labios magullan los míos en un beso de castigo mientras sus
manos se introducen en mis vaqueros, agarrando mi culo por encima de
los calzoncillos y empujando de mi polla contra la suya.
Ambos gemimos por el contacto.
—Jesús, Rhett. Me estás matando.
Siento que sonríe contra mi mandíbula mientras baja su boca hasta mi
cuello, lamiendo y chupando la piel de allí.
—No te mueras. Eso sería una mierda para mí.
—Qué dulce —Tiro de su pelo lo suficiente para que sus ojos se
encuentren con los míos—. ¿Qué quieres?
Observo su garganta mientras traga, sus labios hinchados por nuestro
beso, mientras lo piensa.
—Tu boca.
Sonrío, sabiendo que tengo que ponérselo un poco difícil. Me inclino
hacia él y lo beso suavemente en los labios, sólo un picotazo.
— ¿Aquí?
Mueve la cabeza lentamente.
—No.
Sonrío y bajo por su cuello, luego por su pectoral izquierdo para besar su
duro pezón.

106
Nicole Dykes Hostile

— ¿Aquí?
—Mi polla. Quiero tu boca en mi polla. Me estoy muriendo aquí.
Deja de ser un dolor en el culo —Suena desesperado.
Me río, sin poder evitarlo, mientras me pongo de rodillas, a la altura de su
hermosa polla, e intento contener el gemido de necesidad que amenaza
con salir de mis labios. Porque Dios mío, es perfecto.
—Por favor —Es una súplica silenciosa, pero no deja de ser una
súplica. Del solitario, normalmente tranquilo chico que ha sido un
misterio para mí. Y no hay manera de que no lo saque de su miseria.
—Eres perfecto, Rhett.
Resopla una risa rápida, pero se convierte en un gemido cuando saco la
lengua y lamo la punta de su polla, saboreando el pre-semen salado que
me espera. Su mano me agarra el pelo, no hasta el punto de dolerme, pero
lo suficiente como para hacerme saber que le gusta esto.
Lo desea.
Y yo también.
Me meto la punta en la boca y chupo.
—Sí. Dios, Grayson —Su voz es jadeante y muy sexy, mientras sus
dedos se aferran a mi pelo.
Me meto más de él en la boca, amando la sensación de su pesada polla.
Usando mi lengua, succiono para acercarlo cada vez más a la liberación,
moviendo mi cabeza sobre su polla y llevándola tan lejos como puedo sin
atragantarme. Aún no he practicado lo suficiente la garganta profunda,
pero si él me lo permite, pronto cambiaré esa situación.
Mi propia polla está palpitando, aún encerrada en mis calzoncillos y mis
vaqueros, y sé que lo haré cada vez que pueda si él no me aparta. El miedo
a que lo haga está en el fondo de mi mente, pero mientras sus caderas se
agitan y su agarre en mi pelo aumenta, me permito perderme en todas las
sensaciones que me recorren.
—Grayson, estoy cerca.
Siento que intenta tirar de mí, pero no me detengo, sino que redoblo mis
esfuerzos. Chupando más fuerte. Quiero saborearlo. Lo necesito. Sin
embargo, no quiero sacarlo de mi boca lo suficiente como para
comunicarlo, así que sólo gimo alrededor de su polla, esperando que me
haga entender.
—Me voy a correr, Grayson —Está desesperado, entonces escucho
un largo gemido mientras pruebo más pre-semen antes de que su polla se
sacuda, liberando chorro tras chorro de semen en mi boca—. Carajo —
Respira con dificultad, pero no dejo de hacerlo hasta que le saco hasta la

107
Nicole Dykes Hostile

última gota. Trago y lo lamo hasta dejarlo limpio antes de ponerme de pie
para mirarlo, preocupado por lo que va a decir y hacer después del
orgasmo.
Sus ojos son amables cuando me devuelve la mirada, llenos de asombro,
antes de estrellar su boca contra la mía, sorprendiéndome. Sin duda se
está saboreando a sí mismo, pero no parece importarle. Devora mi boca,
empujando frenéticamente mis vaqueros y mis calzoncillos hacia abajo
para liberar mi polla.
Estoy duro como el acero y ansiando liberarme, pero no esperaba nada de
él. Cuando envuelve mi pene con su mano, casi lloro de alivio y gimo en su
boca.
—Eso ha sido tan jodidamente excitante —Su voz está cargada de
excitación mientras sigue besando y acariciando mi polla con la mano,
deslizando el pulgar por la punta que gotea y utilizando mi liquido
preseminal como lubricante—. Nunca he sentido nada tan bueno en toda
mi vida como tu boca a mí alrededor, tragándome.
Mis caderas se agitan en su mano por sí solas, sus palabras me estimulan.
—Tu polla es perfecta. Te la chuparía todos los días si pudiera.
Sonríe mientras me besa y aumenta la velocidad de sus movimientos.
— ¿Quién dice que no puedes?
Gimo, mordiendo su labio inferior, tirando de él con mis dientes y
atacando su boca porque lo deseo. Lo quiero. Puede que sea adicto.
Sólo hacen falta unas pocas caricias más para que me corra sobre su
mano, mis pelotas se vacían mientras él me ordeña, los dos convertidos en
un desastre jadeante. Cuando me suelta, su frente se apoya en la mía.
—Mierda. Eso ha sido intenso.
Mis hombros se mueven con una risa silenciosa.
—Sí.
Me alejo lo suficiente como para mirar sus ojos conmovedores.
— ¿Todavía quieres nadar?
Me concede la sonrisa más pecaminosamente hermosa antes de golpear
juguetonamente mi brazo con su mano limpia.
—Por supuesto que sí. Pero antes deberíamos lavarnos el semen.
Me río y acepto, observando cómo se flexiona su culo apretado mientras
lo contemplo por detrás, siguiéndolo hasta mi cuarto de baño. Le ofrecería
una ducha, pero no estoy seguro de querer presionarlo más.

108
Nicole Dykes Hostile

En su lugar, nos lavamos rápidamente con toallitas y agua y jabón del


lavabo antes de ponernos el bañador. Pero vuelve a sorprenderme cuando
me atrae para darme un tierno beso antes de mirarme a los ojos.
—Quiero estar aquí. Si no fuera así, no hubiera venido.
Me dice que no va a apartarme con sus propias palabras. A su manera.
Porque así es Rhett.
Y maldita sea, le creo.

109
Nicole Dykes Hostile

Veintidós
Rhett
Mis piernas aún se sienten débiles por haberme corrido tan fuerte en la
boca de Grayson. No puedo creer lo bien que se sintió. Traté de advertirle,
pero siguió haciéndolo. Incluso parecía disfrutar de ello, obteniendo su
propio placer.
No sé cómo definir lo que está pasando con nosotros. Todavía no sé cómo
etiquetarme, pero lo que sí sé es que no quiero que esto termine. Lo
anhelo.
Me conduce a una cálida habitación sin ventanas y con una gran piscina
con una pantalla de gran tamaño al final, que supongo que es para ver
películas.
—Vaya.
Tira dos toallas de playa en una de las tumbonas que parecen cómodas.
—No parezcas tan impresionado. Podría pensar que me estás
utilizando para mi casa.
Me río.
—No, sólo tus habilidades para chupar pollas.
Se ríe con facilidad. Puede aguantar una broma de un idiota como yo, lo
que creo que puede ser otra razón más para que me guste.
—La piscina tampoco es una mala ventaja, ¿Verdad?
Miro el agua brillante de la piscina y sonrío. La emoción que me recorre es
casi ridícula.
—Eso está bien también.
—Entonces, vamos —Mueve las cejas y salta a la piscina sin ninguna
delicadeza. Su enorme y musculoso cuerpo hace un buen chapoteo antes
de que su cabeza salga del agua y se quite el pelo de los ojos—. Vamos. No
me digas que estabas mintiendo sobre la natación.
No respondo, sino que me lanzo a la piscina con él, saliendo del agua y
asegurándome de salpicarlo cuando me echo el pelo hacia atrás. Sus
grandes manos me agarran por las caderas bajo el agua y, por un
momento, me pierdo en él. En esos grandes ojos azules y en su blanca y
brillante sonrisa.
110
Nicole Dykes Hostile

— ¿Qué me estás haciendo?


El lado derecho de su boca se levanta en una sonrisa de complicidad
mientras me roza un rápido beso en los labios antes de soltarme y
sumergirme rápidamente bajo el agua.
Maldito.
Me defiendo y salgo a la superficie antes de sumergirlo en retribución.
Luchamos y nadamos hasta que nuestros músculos se cansan, y acabamos
en las escaleras, todavía en el agua, pero sentados de forma que el agua le
llega a la cintura a él y un poco más a mí.
—Esto es agradable, tengo que admitirlo —Disfruto de la sensación
del agua, sin querer salir.
—Sí. Es la mejor parte de la casa.
Miro hacia la piscina, desconectando y disfrutando del momento. El resto
del mundo se desvanece como suele ocurrir cuando estoy en el agua.
Salgo de las escaleras, doy largas brazadas y nado a lo largo de la piscina.
Dejo que todo se vaya por el momento.
Apenas me doy cuenta cuando Grayson empieza a nadar a mi lado con sus
largos y poderosos brazos deslizándose fácilmente por el agua y
manteniéndose a mi altura sin esfuerzo. No hablamos. Nos limitamos a
nadar vuelta tras vuelta, de un lado a otro, a lo largo de la piscina.
No me preocupa defraudar a Rhys ni tener que responder ante Bree y
Fletcher sobre mi nueva amistad con Grayson. No me preocupan las
etiquetas ni lo que significa todo esto entre nosotros. No supone ningún
esfuerzo.
Es liberador, incluso cuando me arden los músculos y sé que tengo que
parar y tomarme un descanso pronto. Sólo soy yo en el agua. Sin un
pasado horrible. Sin un futuro incierto. Sólo yo.
Cuando Grayson deja de nadar, me obligo a mí mismo a parar también,
quedándome en el agua mientras él nada hacia mí y me rodea con sus
brazos, jadeando por la velocidad de nuestras vueltas.
—Maldita sea. Realmente te gusta nadar. ¿Por qué no estás en el
equipo de natación?
Me río a carcajadas.
—Sí, no. Nado para mí, para nadie más.
Sonríe y me besa suavemente los labios, y yo le rodeo el cuello con mis
brazos cansados. Sus ojos buscan los míos y veo que quiere preguntarme
algo. Parece resistirse, así que espero, sin saber si estoy preparado para
escuchar lo que quiere decir.
—Deberíamos irnos juntos.
111
Nicole Dykes Hostile

Ok, sí. Eso no es para nada lo que esperaba.


—¿Qué? No.
No parece sorprendido.
—Piénsalo.
—¿Te refieres a huir juntos o algo así?
Se ríe, y como estamos muy cerca el uno del otro, siento el estruendo de
su risa y lo empujo juguetonamente.
—No. No huir conmigo. Vámonos juntos. Como un viaje.
Levanto una ceja escéptica.
—No.
Me salpica con agua.
—Ni siquiera me has pedido los detalles.
Le devuelvo el chapuzón.
—No necesito detalles. Apenas somos amigos y ¿Quieres que
planeemos un viaje juntos?
Él nada más cerca de mí, y yo me alejo nadando. De nuevo, él nada más
cerca, y yo me alejo nadando hasta que ambos estamos donde podemos
estar cómodamente en el agua.
—Somos amigos —Se pasa el agua por el pelo y lo veo caer de nuevo
a la piscina.
—Bien. Somos amigos. Pero no amigos de viaje.
Se ríe de eso. Sin esfuerzo.
—Claro que lo somos. No estoy hablando de huir juntos ni de hacer
un gran viaje. Digo que… un par de días durante las vacaciones de
primavera, deberíamos hacer las maletas y conducir hasta los Ozarks.
Tengo una cabaña.
Lo miro con desconfianza.
—¿Tienes una cabaña? O ¿Tu padre tiene una cabaña?
Por suerte, no he tenido el placer de conocer a su padre, pero estoy
bastante seguro de que no me agradará.
—Tengo una cabaña. Mi abuelo me la dejó. Es mía y sólo mía. Y es
increíble.
—Mierda. ¿Tienes dieciocho años y tienes una cabaña propia?

112
Nicole Dykes Hostile

Parece avergonzado, pero lo disimula con un encogimiento de hombros


arrogante.
—¿Qué joven de dieciocho años no la tiene? Actúas como si fuera
extraño o algo así.
Está poniendo mucho sarcasmo. Busco en mi cerebro una razón para no
hacer esto. Es demasiado pronto. Apenas nos conocemos. No tengo ni
idea de lo que somos, y ¿Si un viaje le da... ideas de lo que somos? Mierda.
Sin embargo, no expreso ninguna de esas preocupaciones. Lo que sale de
mi boca es: —¿No tienes práctica?
Sonríe, y el imbécil sabe que me tiene.
—No. Nuestro último partido de baloncesto es el viernes, y no
empiezo los entrenamientos de béisbol hasta un par de semanas después
de las vacaciones.
—Jesús. Realmente practicas todos los deportes.
Ignora mi obvia observación.
—No empiezas tu nuevo trabajo hasta después de las vacaciones de
primavera. Así que vamos a escaparnos unos días —Sus ojos buscan los
míos y, al mismo tiempo, me piden que confíe en él—. Quiero conocerte
mejor —Sonríe—. Y quiero hacer que te corras más.
Imbécil.
La idea de que me toque más, de que su boca caliente envuelva mi polla y
además poder ver la embriagadora visión de cómo se deja llevar… Es
demasiado para resistirse, especialmente después de pensar que no era
capaz de eso durante tanto tiempo. Debería decir que no. Sé que debería.
Pero lo miro a los ojos y hace que mi corazón se acelere de excitación.
—De acuerdo.
No sé qué demonios me está haciendo.
Pero tampoco quiero huir de él.

113
Nicole Dykes Hostile

Veintitrés
Rhett
—¡Por fin! —Blair me rodea el cuello con sus delgados brazos y
prácticamente me arrastra hacia la casa. No puedo evitar que la pequeña
sonrisa se forme en mis labios. La he echado de menos. No he estado en
casa desde que me mudé.
—Blair. No estrangules al niño —Oigo la profunda voz de Rhys
mientras se acerca, pero Blair no me suelta.
—No lo estoy estrangulando. Lo estoy abrazando, y luego puede que
le dé una bofetada... —Todavía me sujeta, pero se aparta lo suficiente
como para mirarme a los ojos—. Hace meses que no estás en casa.
Casi me río y consigo sonreír.
—No han pasado meses, Blair.
—Lo parece. ¿Qué demonios?
Me pongo serio porque, aunque esté bromeando, sé que le duele.
—Lo siento. He estado algo ocupado.
—Sí. Tiene un nuevo amigo —Fletch baja las escaleras justo a
tiempo para echarme mierda.
—¿Qué? —Blair me suelta, pero permanece cerca—. ¿Tienes un
amigo?
Debería ser triste que esté tan malditamente sorprendida por la idea de
que tenga un amigo, pero no puedo culparla.
—Oh, sí —Bree entra en el vestíbulo –vestida con sus vaqueros rotos
y una camiseta suelta, con el pelo recogido en una coleta y luciendo las
mismas zapatillas Converse que suele llevar– con una gran sonrisa—.
Definitivamente tiene un nuevo amigo. Un nuevo amigo secreto del que
no quiere decirnos nada.
Me encojo de hombros y me meto las manos en los bolsillos, sintiéndome
como un imbécil por no darles más detalles. He pasado unas cuantas
noches saliendo con Grayson desde aquella primera noche. Nadando y
tonteando hasta tarde, y luego siempre vuelvo a mi casa. Debería
resistirme a él, pero parece que no puedo.

114
Nicole Dykes Hostile

Está emocionado por nuestro viaje a la cabaña. Nos vamos mañana.


Tampoco podría rechazarlo en eso. No importa cuántas veces me dije que
lo haría. Traté de obligarme a decir las palabras, pero lo que salió fue
«seguro», en lugar de «no». Así que, parece que me voy a un viaje de tres
días con Grayson.
Pensé que debía hacer una aparición aquí primero. Pero como se
empeñan en echarme mierda, empiezo a arrepentirme.
—Conoces a Grayson. Vamos al colegio con él —Le digo a Bree
mientras me abraza rápidamente.
—¿Grayson? —Rhys dice el nombre en un tono neutro, pero puedo
oír el matiz de sospecha en él.
—Grayson Lancaster. El tercero —me dice Fletcher, tan servicial.
Lo fulmino con la mirada, pero él se limita a esbozar una sonrisa
exagerada.
—¿El tercero? —pregunta Blair, con una mano en la cadera y una
ceja levantada.
—¿Por qué demonios estamos hablando de Grayson? Creía que
estaba aquí para cenar —Intento distraerlos, pero son demasiado listos
para eso.
—Porque es raro. Y lo sabes —dice Bree mientras me toma de la
mano y me arrastra hasta el comedor con todos los demás siguiéndola—.
No lo entiendo. No tienen nada en común. ¿Qué puede gustarte de él?
Su polla, su boca en mi polla, sus manos en mi polla... probablemente no
sea una buena respuesta.
Sé que es mucho más que eso. Mucho más. Pero es jodidamente confuso.
Sigo diciéndome a mí mismo que se lo diré cuando sepa las respuestas por
mí mismo, pero en este momento, no estoy seguro de lo que realmente me
retiene. No me juzgarán por estar con un chico. En el fondo lo sé, pero
parece que no puedo decir nada.
Me encojo de hombros.
—Simplemente lo hace.
Me siento frente a Fletcher, que me mira.
—¿Sólo lo haces? Es un deportista.
—Y ¿Qué? ¿Qué demonios importa eso? —Suelto un chasquido a la
defensiva, pero Fletch no se echa atrás, y tampoco parece dolido por mi
tono.
—Simplemente importa —me devuelve el disparo.

115
Nicole Dykes Hostile

—Bueno, chicos. Relájense —Blair toma asiento al final de la mesa y


me pasa un plato lleno de panecillos—. Me alegro de que tengas un nuevo
amigo. Y si quieres contarnos más sobre él, puedes hacerlo.
Sonríe. ¿Lo sabe? Trago grueso y asiento con la cabeza, esperando que el
tema de conversación pase a otra cosa.
—Entonces, sólo un par de meses más de escuela. ¿Estás listo para
empezar tu carrera? —Bueno, maldita sea. No sé qué es peor. Me vuelvo
hacia Rhys, que parece tan condenadamente feliz de que empiece en su
tienda que podría vomitar.
Me limito a asentir con la cabeza y le paso los panecillos a Bree, que está
sentada a mi lado. Sin embargo, Rhys acepta mi respuesta, ya que él
mismo es un hombre de pocas palabras, y la conversación pasa a otros
temas, como que Fletch se va pronto a la universidad. Y cómo Blair va a
tener que asfixiar a Bree con atenciones ya que es su último bebé en la
casa.
Sin embargo, a Bree no parece molestarle lo más mínimo. Tardó un poco
en encariñarse con Blair, pero una vez que lo hizo, han sido inseparables.
—Entonces, ¿Qué pasa con el resto de tus vacaciones de primavera?
¿Cuáles son tus planes, Rhett? —Blair pregunta, y me doy cuenta de que
ha estado hablando con Bree y Fletcher sobre el voluntariado para
construir una casa para Houses for Humanity3. Debería haber visto venir
la pregunta.
—Sí, nos vendría bien algo más de ayuda —dice Fletch.
Mierda.
—Eh... —Me meto las papas en la boca y mastico mientras todos
esperan mi respuesta—. Me encantaría, pero tengo un viaje planeado para
unos días.
—¿Viaje? —Las cejas de Blair se fruncen mientras espera más
explicaciones.
—Sí.
—¿Adónde? —Blair definitivamente no está dejando pasar esto.
—Sólo a los Ozarks. A una cabaña por unos días.
—¿Con quién? —Bree pregunta, su tono gotea con la sospecha.
—Con Grayson —Me encojo de hombros, tratando
desesperadamente de parecer despreocupado por todo el asunto, aunque

3
Habitat for Humanity International, es una organización no gubernamental y no lucrativa internacional,
la cual fue fundada en 1976. Sus miembros construyen viviendas sencillas, decentes y fáciles de
mantener, para personas de escasos recursos en diversos países del mundo.
116
Nicole Dykes Hostile

sé que es raro. Sé que saben que pasa algo—. Tiene una cabaña allí. Vamos
a ir en coche y nos quedaremos unos días.
—¿Te vas con él? —Bree me está estudiando con demasiada
atención, y me está dando comezón.
—Sí. No es gran cosa.
Todos me están mirando. Maldita sea. Finalmente, Fletcher se ríe y dice:
—Qué raro.
Y Bree suelta una risita, lo que hace sonreír a Rhys y a Blair. Suelto un
suspiro de alivio porque sí, es raro, pero también me hace mucha ilusión.
Y ni siquiera sé cómo procesar eso en este momento.

117
Nicole Dykes Hostile

Veinticuatro
Grayson
Ya estamos aquí. No he estado en la cabaña desde hace mucho tiempo,
probablemente cerca de un año, pero ahora estamos aquí. El viaje fue
tranquilo, lo que era de esperar con Rhett, pero no tiene un aspecto tan
desolado como suele ser. Demonios, casi sonrió un par de veces durante el
viaje.
Parece casi... no sé... pacífico. Y no lo odio.
Aparco delante de la cabaña y espero la respuesta de Rhett.
Definitivamente no es como la casa de mis padres. Para empezar, es más
pequeña y no es tan grande ni pomposa. Esa es una de mis partes
favoritas, si soy sincero.
Es una simple cabaña de dos dormitorios con un altillo. Hay un fresco
porche con un columpio de madera que cuelga de él. Está rodeada de
pinos y un hermoso cielo azul.
—Wow.
—¿Wow bueno?
Contengo la respiración mientras espero su respuesta. Está mirando
alrededor de la zona a propósito, y luego se vuelve hacia mí con una
sonrisa en su hermoso rostro.
—Buen wow. Sí.
Suelto el aire de mis pulmones. No sé por qué me importa tanto su
aprobación de mi cabaña, pero así es.
Salimos, agarramos nuestras maletas y nos dirigimos al interior. Está
decorada con sencillez. Un sofá y una silla en el salón. Un baño con una
cortina de ducha negra. Hay una cama en el altillo y un dormitorio
principal en la planta baja.
—Puedes elegir el altillo o el dormitorio real. Depende de ti —No
quiero asumir que dormiremos en la misma cama. Aunque hayamos
tonteado, todavía no hemos dormido juntos.
Se gira para mirarme, con el bolso aún colgado del hombro y una bonita
sonrisa en la cara. No hay dientes en la sonrisa. Rara vez los hay, pero
sigue siendo hermosa.

118
Nicole Dykes Hostile

—¿De verdad? ¿Vamos a dormir en camas separadas?


Mi boca esboza una sonrisa porque no creo que él quiera hacerlo. Intento
disimularlo, encogiéndome de hombros.
—No quería que pensaras que te había traído aquí para tener sexo.
Se ríe, una hermosa carcajada que ilumina toda su cara.
—Sí, claro —Camina hacia el loft con paso seguro—. El loft se ve
muy bien —Sube la escalera de hierro arremolinada y deja su bolsa cerca
de la cama.
Dejo mi bolsa junto a la puerta, pues no quiero dormir en el dormitorio
principal. Todo en mí tira hacia él, pero me quedo quieto. Siempre tengo
miedo de asustarlo con todo lo que siento por dentro.
Vuelve a bajar las escaleras y se tumba en el sofá, con sus largas piernas
estiradas.
—¿Qué hay que hacer aquí?
Aparco mi culo junto a él en el sofá.
—Normalmente aprovecho mi tiempo aquí para masturbarme sin
parar.
Se burla, sacudiendo la cabeza, pero hay una sonrisa en su cara.
—Eso no me sorprende en absoluto.
Le doy una respuesta real.
—Me gusta salir a pasear. Es un poco, no sé... tranquilo. Y me
encanta nadar aquí cuando hace calor.
Sus ojos se dirigen a la única ventana del salón y al lago.
—Se ve bien. Pero hace un frío de la mierda.
Me burlo, haciéndome el duro.
—Vamos. No te acobardes. Hoy hay como veintitrés grados, y ayer
había ochenta.
—Y la semana pasada, hacía cincuenta. De ninguna manera me
meteré en esa agua.
—Gallina.
Sus ojos se encuentran con los míos con un brillo mortal.
—No soy un niño al que puedas manipular. Si quieres que se te
caigan las pelotas, adelante.
—De acuerdo, entonces —Me pongo de pie, y él me mira con
atención—. Pero los dos sabemos que echarías de menos mis pelotas.
119
Nicole Dykes Hostile

Me quito la camiseta y me dirijo a la puerta, tirando la camiseta al suelo.


Lo oigo refunfuñar detrás de mí, siguiéndome. La cabaña está aislada y
tiene su propio muelle, así que llego en un santiamén, caminando hasta el
final.
Rhett me sigue, aun completamente vestido.
—Deja de molestar.
Sacudo la cabeza con una sonrisa y me desabrocho el botón de los
vaqueros, mirando al agua.
—No estoy bromeando —Me acerco a él—. Nunca voy de farol4.
Veo cómo su garganta se mueve con vacilación mientras me observa. Sé
que el agua está fría. Sé que es una estupidez, pero todo lo que siento es el
torrente que me atraviesa y hace que mi corazón bombee más rápido. Me
quito los zapatos de una patada, me quito los calcetines y me bajo la
cremallera de los vaqueros, de modo que sólo llevo unos calzoncillos
negros.
Sus ojos se deslizan lentamente por mi cuerpo, haciendo que se me ponga
la piel de gallina.
—No lo hagas.
Me quito los vaqueros de una patada y tiro de él hacia mí por la cintura de
los suyos.
—No seas gallina. Salta, Rhett. Suéltate un poco.
Sus ojos se mueven hacia el agua tranquila cerca del muelle, y no me
aparta.
—Está demasiado fría. Vamos a entrar en shock.
—No hace tanto frío. Ha hecho calor. No es que estemos en
diciembre.
—Apenas es primavera.
—Me voy —Lo suelto y me dirijo al borde del muelle, con el corazón
todavía retumbando en mi pecho.
Esto va a ser una mierda.
—Eres un culo obstinado. Lo sabes, ¿Verdad? —Oigo movimiento
detrás de mí y, antes de darme cuenta, está a mi lado en calzoncillos y
mirando el agua como si la odiara.
Es mejor que él me mire así. Pero ya veremos cuánto dura eso.
—Esto es tan jodidamente estúpido —Mueve la cabeza.
4
Cuando se refiere a que algo es de mentira o una trampa, normalmente para distraer la atención de las
personas.
120
Nicole Dykes Hostile

Sí. Sí lo es.
Me lanzo con los pies por delante, sabiendo que es poco profundo en este
punto y sin darme tiempo a retroceder.
¡Maldita sea!
Sí. Hace mucho frío y el agua sólo me llega a la cintura. Aun así, me burlo
de él, intentando que no me vea temblar.
—Vamos, Rhett. No te eches atrás ahora.
Levanto las manos en el aire, notando que los pelos de mis brazos se
erizan.
—Eres un idiota —Niega con la cabeza pero luego salta también—.
Malditas bolas de mierda —Me mira, sus dientes castañetean casi al
instante—. ¿Qué demonios te pasa?
Me río y lo agarro rápidamente, tirando de él bajo el agua conmigo. Su
cuerpo se agita y me empuja, saliendo del agua y maldiciendo, pero
también riendo. Volvemos a nadar hasta el muelle y salimos rápidamente.
—Mierda, qué frío —Cruza los brazos sobre el pecho, frotándolos.
Asiento con la cabeza y camino hasta que los dedos de nuestros pies
descalzos se tocan. Utilizo mis manos para calentar sus bíceps,
saboreando la sensación de sus duros músculos bajo mis palmas. Sus ojos
se encuentran con los míos y me inclino hacia él para besarlo. Debe de ser
demasiado dulce para su gusto, porque sus dedos se clavan en mis bíceps
mientras intensifica el beso, sujetándome y devorando mi boca.
Gruño de hambre. Mi polla, que de repente ha dejado de estar fría, se
pone rígida en mis calzoncillos mientras nos apretamos el uno contra el
otro y nos besamos al aire libre.
Libre. Me siento libre en este momento.
—Rhett —respiro contra sus labios mientras me pellizca y muerde el
labio inferior. Ya estoy al borde, deseándolo desesperadamente—. Sé lo
que podríamos hacer para calentarnos.
Siento que sonríe mientras su frente se apoya en la mía, y entonces gira
ligeramente la cabeza para mirar a su alrededor.
—No veo a nadie por aquí, pero probablemente deberíamos entrar
porque creo que sé cuál es tu sugerencia.
Vuelve a apoyar su frente contra la mía, y yo respiro profundamente,
negando lentamente con la cabeza porque dudo que lo sepa realmente.
—Quiero que me folles.

121
Nicole Dykes Hostile

—¿Q-qué? —Parece horrorizado mientras se retira. No está


sorprendido. Definitivamente no está contento. Pero absolutamente
aterrorizado—. ¿De qué demonios estás hablando?
¿Tanto le repugna la idea de tener sexo conmigo?
—Oh, ¿Eso es demasiado gay para ti? ¿En serio? —La ira se dispara
a través de mí. Años de inseguridad afloran a la superficie al ver su cara
tan sorprendida por la idea. Me suelta y yo lo suelto a él también,
alejándonos el uno del otro. Los dos sólo en ropa interior—. Hemos jodido
Dios sabe cuántas veces. He tenido mi boca en tu polla, pero ¿Follar
conmigo es demasiado?
—¿Qué? No, no es eso —Parece más aturdido que enfadado, pero yo
sigo cabreado, necesitando una explicación. Mi mente repasa cada una de
las caricias. Cada beso. Nunca me había mirado así. Nunca parecía
asqueado por nada de lo que hemos hecho.
—¿Qué es entonces?
—No puedes pedirme que haga eso —Tengo que calmarme, tal vez
no le guste el sexo anal. A mucha gente no le gusta. He escuchado de
parejas gay que nunca tienen sexo anal. No pasa nada. Intento centrarme.
—¿Por qué no? —Me acerco a él, pero retrocede, agachándose y
recogiendo su ropa. El rechazo me escuece.
—Porque no puedes. Simplemente no puedes. Eso es enorme. ¿De
acuerdo? Nunca has... —Respira hondo, resoplando y nervioso—.
Simplemente no. No voy a ser el primero en follar contigo
—Entonces, ¿Ese es el problema? ¿No te da asco?
—¿Qué? —Ahora parece sorprendido—. No. ¿Por qué habría de
hacerlo? Es que no puedo ser el primero. Es algo demasiado grande.
No sé por qué demonios está haciendo esto tan grande. Es sólo un paso
más de lo que ya hemos hecho.
—No lo es. No tiene por qué serlo. Hemos estado jodiendo mucho.
Me gusta, por si no se nota, y quiero más. Me quedan unos meses antes de
tener que ir a la universidad y trabajar con mi padre. Quiero aprovechar
los últimos meses que tengo para hacer lo que quiero.
—Y ¿Si tu padre se entera de todos tus experimentos? —Me agarra
los vaqueros y los empuja contra mi pecho.
Los sostengo, pero no me muevo.
—No es experimentar. Soy gay y lo sé. No estoy experimentando,
pero estoy tratando de disfrutar. Y él no se va a enterar. ¿Qué diferencia
hay entre que nos hagamos correr el uno al otro y que tú me metas la polla
en el culo?

122
Nicole Dykes Hostile

Sus ojos se abren de par en par al oír eso, y noto que respira con más
fuerza y que su mirada se dirige a mi pecho desnudo. Lo desea. Pero no lo
admite.
Se pasa la mano por el pelo mojado y sacude la cabeza como si aclarara
sus pensamientos.
—No puedo hacerlo. Es un gran problema. No puedo ser el primero
de alguien. Simplemente no puedo. Lo demás está bien. Pero no me pidas
que haga eso.
Ladeo la cabeza hacia un lado, estudiándolo, sorprendido por el miedo
que veo en su rostro. El tipo está pálido, parece a punto de desmayarse.
—Estás bromeando, ¿Verdad? ¿Qué demonios, Rhett?
—Es que no puedo —Se aleja dando pisotones hacia la cabaña,
llevando consigo sus zapatos y su ropa. Observo su culo apenas cubierto
por los calzoncillos mojados que se le pegan y los músculos de su espalda,
pero estoy demasiado enfadado para excitarme.
No entiendo a este tipo tanto como creía.
Y eso ya era poco.

123
Nicole Dykes Hostile

Veinticinco
Rhett
Maldita sea, Dios mío. ¿Qué demonios me pasa?
No debería ser un gran problema. Hemos hecho todo lo demás, pero
cuando me dijo que quería que me lo follara, nunca he tenido más miedo.
Quiero que lo deje pasar. Quiero volver a antes de su petición, cuando sólo
estábamos tonteando.
Cuando sólo éramos dos tipos tonteando.
Entro en la cabaña y subo las escaleras hasta el desván, arrojando mi ropa
al suelo y empujando mis calzoncillos empapados, para luego arrojarlos a
la pila. Me acerco a mi bolsa y abro la cremallera mientras oigo los fuertes
pasos de Grayson subiendo las escaleras.
Sus ojos recorren mi forma desnuda, pero no es la lujuria habitual que veo
en sus ojos cuando finalmente se encuentran con los míos. No, está
enfadado.
—Habla conmigo.
—Ya lo hice. Te dije que no podía hacerlo.
—No me diste una explicación.
—Lo hice. Sólo que no te gustó —Agarro unos calzoncillos secos y
me los subo por el culo.
Sigue con los calzoncillos mojados, que se adhieren obscenamente a su
trasero, lo que hace que me quede momentáneamente mirando antes de
que se aclare la garganta y reclame mi atención.
—¿Que no quieres ser el primero en follar conmigo? Sí, no me
gusta. ¿Qué demonios importa?
Es demasiado real. Demasiado permanente. Demasiado jodido todo.
—Simplemente no puedo —Hago un gesto amplio en su dirección—.
Tienes que cambiarte, o se te caerán las pelotas de verdad.
Pone los ojos en blanco, sin moverse, el muy testarudo. Mi cuerpo aún
está helado por haber saltado a ese maldito lago, y sé que el suyo también.
—Estoy bien. Dime por qué. Necesito más explicaciones.

124
Nicole Dykes Hostile

Resoplo y me siento en el borde de la cama, tirando del gran edredón


hacia arriba y sobre mis hombros.
—Siéntate conmigo.
Se quita los calzoncillos mojados y los lanza hacia la pila de ropa,
claramente sin preocuparse por su desnudez. Se une a mí en la cama,
agarra la mitad del edredón. Su brazo frío y desnudo roza el mío mientras
nos envolvemos en la manta. Me mira, esperando más explicaciones.
—Nos une para siempre, ¿Sabes?
Parece molesto, pero no arremete.
—Creo que ya lo estamos.
Es hora de ser realmente sincero.
—Ni siquiera sé quién soy. Aun así. Quiero decir, sé que me gustas,
y me gusta tontear. Pero si ni siquiera sé quién soy... —Suspiro con fuerza
y me envuelvo en la manta—. ¿Cómo puedo saber lo que somos juntos?
Sus ojos buscan los míos, y espero que se burle de mí mientras sus cejas
se fruncen en un profundo pensamiento.
—Espera. Así que crees que por querer follar necesito una etiqueta o
algo así. Como una charla del tipo “qué somos”.
Asiento rápidamente con la cabeza porque ¿No es entonces cuando suele
venir la charla? Al menos cuando se trata de primeras veces y esas cosas.
—Sí. Y no tengo ni idea de cómo navegar por todo esto.
Su sonrisa es amable, pero también algo amenazante mientras me empuja
el hombro juguetonamente.
—Jesús, no era una propuesta de matrimonio. No estaba
declarando mi amor por ti ni nada por el estilo. Simplemente tienes una
polla muy bonita y quería sentirla dentro de mí.
Dios mío. Podría matarme. A mi polla le gusta demasiado la idea de estar
dentro de él, moviéndose en mis calzoncillos con sólo pensarlo.
Sin embargo, continúa, aparentemente inconsciente de lo que sus
palabras me hacen.
—Yo tampoco sé lo que somos —Gira más su gran cuerpo para
mirarme y yo hago lo mismo. Cuando sus grandes manos capturan mi
cara, aspiro con fuerza, sorprendido y deseando su tacto—. Sé que no
tenemos mucho tiempo juntos. Me voy en septiembre. Tienes sueños que
cumplir aquí. Somos “amigos que definitivamente se besan y se hacen
venir”. Pero yo también quiero pasar a “amigos que follan”.

125
Nicole Dykes Hostile

Mi ceja derecha se levanta mientras lo estudio. No veo en sus ojos azules


ningún indicio de necesitar más que eso o de que simplemente me diga lo
que cree que quiero oír.
—¿Tan fácil como eso?
—Sí. Tan fácil como eso. Aunque si no quieres, me parece bien que
busquemos otras formas de hacer que el otro se corra. Pero creo que
contigo estaría bien. Confío en ti.
Si eso no es una daga al corazón...
—No deberías.
—¿Por qué? ¿Planeas hacerme daño?
—No. Pero estoy seguro de que te dolerá —Sé que me refiero al otro
tipo de dolor. El tipo de dolor en el que ni siquiera puedo pensar. Su
corazón. Su alma. Jodiéndolo para siempre, como yo. Pero voy por el tipo
de daño fácil. El físico—. Quiero decir... mi polla no es precisamente
pequeña.
Por suerte, no me llama la atención por mis idioteces y se ríe de eso, una
risa que le ilumina la cara.
—No. Definitivamente no lo es. Seguro que la primera vez será un
asco, pero como todo, habrá que practicar —Mueve las cejas hacia mí y
suelta mi cara de su agarre.
—¿De verdad quieres eso conmigo?
Ladea la cabeza, sacudiéndola como si yo fuera ridículo.
—Sí. Lo quiero.
Tengo que apartar la mirada, la vulnerabilidad me invade de nuevo.
—Y si nunca quiero... —Hago una pausa y me aclaro la garganta,
sintiéndome estúpido—, ya sabes, devolver el favor.
Me arriesgo a mirarlo, pero lo único que veo es amabilidad en su cara, tan
guapo como la mierda.
—No es una cosa de ojo por ojo, ni siquiera cerca. He pasado
suficiente tiempo experimentando con mis propios dedos para saber que
me gusta mucho tener algo en el culo. Me estás haciendo un favor al
darme esa gran polla.
Santa. Mierda. Esa polla de la que habla está dura como una roca en mis
calzoncillos ahora, la punta asomando y tratando como el infierno de
llegar a él.
—¿Has hecho eso?
Se ríe, sacudiendo la cabeza.

126
Nicole Dykes Hostile

—Tenía curiosidad —Su sonrisa se amplía—. Y me gusta mucho.


Mi respiración ha aumentado considerablemente ante sus palabras, mi
polla palpita con un dolor innegable.
—Quiero mirar.
Veo cómo sus pupilas se ensanchan y su nuez de Adán se desliza a lo largo
de su apretada garganta mientras su respiración también se acelera.
—Ahora vuelvo.
Se levanta, y veo cómo su culo se flexiona con cada paso mientras se
dirige a las escaleras, con su polla tan dura como la mía. Mi corazón se
acelera, pero no quiero parar. No quiero pensar demasiado. Sólo quiero
esto.
Vuelve, arrojando un frasco de lubricante y un preservativo sobre la cama,
todavía completamente desnudo mientras me quito la manta de los
hombros, que de repente ya no tengo tanto frío.
Respira entrecortadamente y se acerca a mí lentamente, moviéndose
entre mis piernas mientras mis manos se posan en las mejillas desnudas
de su sólido culo. Se inclina y captura mis labios con los suyos,
besándome suave y lentamente, como si estuviera memorizando cada
segundo.
—No tenemos que hacer nada que no quieras.
Asiento con la cabeza, temblando de nervios y excitación mientras me
agarro a su nuca y lo atraigo hacia mí para darle un beso tumultuoso que
enciende todos los nervios. Lo deseo. Todavía no sé quién soy, ni sé lo que
somos. Pero sé que lo quiero.
Me tumbo de nuevo en la cama, tomando su cuerpo con el mío mientras
nos besamos, ambos luchando por el dominio. Nos doy la vuelta para que
yo esté encima, pero él hace rodar rápidamente mi cuerpo bajo el suyo.
Mis uñas se clavan en la piel de su espalda, raspando y dejando sin duda
una marca.
Me pellizca y muerde la carne del cuello y luego la del pecho. Vuelvo a
girar para ponerme encima, y mis labios se dirigen a su cuello, chupando
y dejando seguramente un moretón.
—Quiero mirarte.
Me sonríe mientras me inclino hacia atrás, sentándome a horcajadas
sobre él y observando cada músculo rígido.
—¿Mirar qué, Rhett?
Oh, se cree que es lindo.

127
Nicole Dykes Hostile

Me inclino hacia delante, le muerdo el labio inferior y le doy un beso


tranquilizador antes de volver a sentarme.
—Quiero ver cómo deslizas tus dedos dentro de ti —Siento que su
polla se agita debajo de mí, y una sonrisa perversa se extiende por mi
cara—. Quiero que te prepares para que mi gran polla te estire —Agarro su
mano derecha y me meto uno de sus dedos en mi boca, chupándolo
obscenamente y haciéndole gemir antes de soltarlo—. Un dedo no es
suficiente —Miro entre nosotros mi polla intentando escapar de mis
calzoncillos—. Va a doler.
Asiente con la cabeza lentamente, tragando grueso.
—Sí, pero quiero hacerlo. Quiero sentirte durante días.
Me balanceo contra él, mi eje dolorido arrastrándose a lo largo del suyo,
haciendo que se mueva hacia arriba, buscando alivio. Me llevo dos de sus
dedos a la boca y los chupo antes de soltarlos.
—No creo que dos sean suficientes.
Mueve la cabeza, con la mirada llena de lujuria, las pupilas dilatadas y la
respiración agitada.
—No. Llegaré a tres.
Vuelvo a sonreír y me meto tres de sus dedos en la boca, mojándolos con
mi saliva y bajando lo suficiente para dejarle espacio mientras suelto su
mano.
—Muéstrame.
—Con mucho gusto.
Mis ojos están pegados a él, incapaz de apartar la mirada porque esto está
sucediendo.
Y nunca he deseado nada más en toda mi vida.

128
Nicole Dykes Hostile

Veintiséis
Grayson
Mierda, esto está sucediendo. Estoy bastante seguro de que mi corazón se
va a salir del pecho. Y a pesar de los nervios de tener a Rhett viéndome
jugar conmigo mismo, también es una gran excitación. Mi polla gotea pre-
semen, y me muero por sentirlo dentro de mí.
Utilizo mis dedos mojados –gracias a la exhibición deliciosamente sucia
de Rhett– para acariciar mi borde, todo ello mientras sus ojos
permanecen fijos entre mis piernas. Abro más las piernas, doblándolas
por la rodilla y apoyando los pies en la cama.
—Oh, Dios, Rhett. No puedo esperar. Me muero por tener esa gran
polla estirándome.
Su respuesta es un gruñido salvaje.
—Entonces prepárate para mí.
Deslizo un dedo dentro hasta el nudillo, disfrutando de la sensación de
ardor, sabiendo que esto es sólo el comienzo.
—Se siente tan bien —Su mano se desliza hasta mi polla, jugando
con el líquido preseminal de la punta y deslizándola por mi raja.
Mis caderas se agitan mientras añado otro dedo, tratando de estirarme
lentamente.
—Vas a tener que hacerlo mejor que eso.
Asiento con la cabeza, tomando el lubricante con la mano libre y abriendo
el tapón.
—Nunca dudes de mí.
Empieza a acariciarme ahora, usando mi pre-semen como lubricante, y yo
intento no correrme antes de que lo haga dentro de mí.
—Oh, yo no… Lubrícate para mí. Lubrícate bien porque no quiero
que sea fácil. Quiero sentir tu calor apretado a mí alrededor y oírte gritar
por más.
Jesús. Mierda. Para alguien que antes no se consideraba sexual, sí que
sabe hablar de forma sucia.

129
Nicole Dykes Hostile

Lubrico rápidamente mis dedos antes de volver a deslizarlos dentro,


haciendo una tijera y acercándome lo más posible. Disminuye la velocidad
de sus movimientos, volviendo a acariciar la punta.
—Por favor, Rhett. Estoy listo.
Me sacude la cabeza con obstinación.
—No. Un dedo más —Se tapa el bulto con la otra mano—. Mi polla
es más grande.
Es realmente gruesa. Me va a doler mucho. Asiento con la cabeza e
introduzco otro dedo, gimiendo por la intrusión, pero encontrando ese
punto profundo que hace que mi polla gotee aún más. Mis caderas se
mueven hacia arriba por la necesidad de correrme.
—Estoy listo —Mi voz es ronca, y estoy desesperado mientras
muevo los dedos, estando demasiado cerca de perder mi semen, y los
retiro—. Ahora.
Él asiente, soltando mi polla y poniéndose de pie para quitarse los
calzoncillos. Observo esa polla tan apetecible que pronto estará dentro de
mí mientras agarra el condón, abre el envoltorio y lo desliza sobre sí
mismo. Sus ojos se cruzan con los míos, y veo un destello de
vulnerabilidad en ellos cuando me mira.
— ¿Cómo quieres hacerlo?
Abro más las piernas.
—Así.
Sus ojos bajan, bajan, bajan, a lo largo de mi cuerpo, y traga saliva antes
de asentir y unirse a mí en la cama, colocándose entre mis piernas.
— ¿Estás seguro?
Le agarro el culo desnudo y me encanta la forma en que sus músculos se
flexionan cuando los agarro.
—Sí. Ahora fóllame.
Coloca su polla enfundada en mi entrada, burlándose de mí, pero sin
entrar. Se queda ahí congelado.
—Rhett. Ahora —Sueno muy necesitado, pero no me importa.
Presiona dentro, y ambos jadeamos. Su gorda cabeza apenas entra en mi
agujero, y suelto un gemido mientras me ajusto. Pero no lo dejo
retroceder, sigo teniéndolo agarrado el culo.
—Más.
Hace una mueca, y no puedo decir si es de placer o de dolor mientras se
mueve otro centímetro.

130
Nicole Dykes Hostile

—Mierda. Estás apretado. Pensé que te habías preparado.


—Lo hice. Es que eres enorme —Lo atraigo más cerca, empujándolo
más dentro de mí—. No me voy a romper.
—Puede que sí —Se desliza otro centímetro, y ambos gemimos.
—Más —Disfruto de la sensación de ardor, cada centímetro me
estira más para acomodarlo.
Empuja, pero es poco profundo, y yo me impaciento al empujar también
hacia delante, tirando de él más adentro hasta que finalmente toca fondo,
completamente sentado.
—Jesús. Mierda —Se inclina hacia delante y me besa con fuerza,
magullando mis labios mientras ambos nos tomamos un momento para
sentir cada centímetro de él dentro de mí.
— ¿Estás bien?
Mis manos se apoyan ahora en su culo, sin empujar ni tirar mientras
inhalo y exhalo, tratando de adaptarme al dolor. Asiento lentamente.
—Sí.
Se echa hacia atrás hasta que su polla está casi fuera, y entonces se mueve
dentro de mí con un movimiento hermoso y tortuosamente lento en el que
siento cada centímetro de su recorrido. No me penetra como había
prometido. No, se toma su tiempo, entrando y saliendo, volviéndome
lentamente loco hasta que le pido más.
Lo atraigo con un beso acalorado mientras nos movemos juntos, y cuando
me clava la próstata, grito estranguladamente: —Sí. Ahí.
Toma la dirección y se desplaza para golpearme de nuevo en el ángulo
correcto.
—Estás tan jodidamente apretado. Me estás estrangulando la polla.
—Estoy cerca —mi voz se quiebra mientras jadeo contra su boca—.
Necesito... — ¿Qué necesito? Me siento desesperado. Estoy tan cerca del
límite, pero es difícil de llegar, no está a mi alcance.
Pero cuando se sienta, empujando dentro de mí con más fuerza, tan fuerte
que sé que lo sentiré durante días como quería, y envuelve su mano
alrededor de mi polla, me libero. El semen brota de mi polla y sobre mis
abdominales mientras grito, y él se une a mí, con su gruesa polla
sacudiéndose dentro de mí y todo su cuerpo en tensión.
Veo cómo se tensan los músculos de sus brazos y las venas de su cuello. Es
hermoso siempre, pero especialmente cuando se corre.

131
Nicole Dykes Hostile

Somos un desastre cubierto de sudor cuando se desploma sobre mí, pero


ninguno de los dos se mueve. Siento su corazón latiendo contra el mío y
no quiero que este momento termine nunca.
No quiero irme en septiembre. No quiero ser Grayson Lancaster el
tercero. Quiero quedarme aquí para siempre.
Y sí, sé que es una locura. Sé que esto va a terminar en última instancia, y
será mejor que me empape de Rhett ahora.
Porque cuando llegue septiembre, todo terminará.

132
Nicole Dykes Hostile

Veintisiete
Rhett
Después de correrme tan fuerte –que hasta vi las estrellas– y
desplomarme sobre Grayson, nos tomamos un tiempo para recuperar el
aliento antes de bajar al baño y limpiarnos. Noté la ligera mueca de dolor
en su cara con cada paso que daba, y soy un maldito enfermo porque mi
polla se recuperó casi al instante, sabiendo que ese dolor era por tenerme
dentro de él.
Sin embargo, en lugar de tontear más, nos dejamos caer de nuevo en la
cama, con su gran brazo alrededor de mí, los dos desnudos pero sin
inmutarnos.
—Wow.
Siento su sonrisa.
—Sí. Wow.
No se molesta en preguntar si es un buen wow porque lo sabe. Nunca
olvidaré la sensación de estar dentro del apretado musculo que se llama
culo. Mierda.
Fue todo.
—Vamos a hacerlo otra vez —Me río de sus palabras, pero no
discuto.
—Hoy no, no lo haremos.
—Mentira.
Me río con facilidad, todavía algo sorprendido por el poco esfuerzo que
me cuesta estos días sentirme relajado con Grayson.
—No finjas que no te duele mi asombrosa habilidad para joder.
Se ríe, y siento el estruendo de su risa contra mi cuerpo.
—Oh, estoy dolorido, pero se siente tan malditamente bien, que
quiero más.
—Tan jodidamente codicioso...
Se pone de lado y me agarra la cara, tirando de mí en un beso en el que
me pierdo. Podría quedarme así todo el tiempo que estamos aquí, y esa
idea me excita y me aterra a la vez.
133
Nicole Dykes Hostile

—Sí —Se inclina y su mano rodea mi polla dura—. Ahora soy adicto.
Me da una larga caricia antes de que lo bese de nuevo y me libere de su
agarre.
— ¿Qué quieres hacer hoy? —Sus ojos bajan hasta mi polla, y niego
con la cabeza, agarrando mis calzoncillos del suelo y tirando de ellos sobre
mi erección—. No. Otra cosa.
Resopla como un niño, pero se levanta de la cama de mala gana,
pasándose los dedos por el pelo desordenado.
—Podríamos ir a dar un paseo.
Asiento con la cabeza mientras busco un par de vaqueros y me los pongo,
mi polla empieza a calmarse, aunque la idea de quedarme dentro todo el
día y follar con él sin sentido es más atractiva que un paseo. Sé que tiene
que estar más dolorido de lo que dice, y deberíamos aprovechar el tiempo
aquí.
—Me parece bien.
Se dirige a las escaleras, bajando, y yo tomo una camiseta, tirando de ella
mientras lo sigo. Se viste y salimos al exterior, encontrando un camino
entre los árboles y observando todo. No he salido de la ciudad –no suelo
ser aficionado a la naturaleza–, pero hay algo en el aire fresco que me
gusta.
—Ya veo por qué te gusta este lugar.
Su sonrisa es infantil mientras mira a su alrededor.
—Sí. Siempre me ha gustado este lugar. Solía llorar a mares cuando
tenía que irme.
—No tienes que hacer que suene como si hubieras sido un niño
pequeño la última vez que pasó eso —me burlo—. Sé sincero. Eso fue este
año, ¿No?
Resopla.
—Me has atrapado.
Caminamos entre los árboles hasta la orilla del lago. No hay muelle aquí, y
el lago está bastante abajo, pero la vista es increíble mientras el sol
empieza a ponerse.
—Vaya, es casi el final de nuestro primer día.
Su sonrisa irradia mientras me empuja el hombro.
—Sin embargo, no ha sido un desperdicio de primer día. Yo diría
que ha sido muy productivo.
Sacudo la cabeza, pero no puedo evitar la sonrisa. Ni siquiera lo intento.

134
Nicole Dykes Hostile

—Sí, lo fue.
— ¿Sigues enloqueciendo? —Sus hombros se hunden ligeramente
mientras mete las manos en los bolsillos.
—No —Soy firme en mi respuesta mientras me vuelvo hacia él—. No
lo hago.
Se lame el labio inferior y levanta los ojos para mirarme.
— ¿Estuvo bien?
—Sabes que sí —Le pongo una mano en el hombro, no me gusta la
incertidumbre que parezco causar en él—. Fue jodidamente increíble. Más
allá —Sacudo la cabeza, todavía asombrado mientras miro más allá de él
hacia el lago—. No sabía que algo pudiera sentirse tan bien.
—Sí —Parece igual de fascinado—. Yo tampoco lo sabía.
Le empujo juguetonamente y él se ríe antes de devolverme el empujón.
—Entonces, no lo cuestiones. Lo quiero. Me ha encantado. Y quiero
volver a hacerlo —Le doy una palmada en el culo con cuidado—. Después
de que le dé un descanso a ese culo, claro.
Nos reímos y bromeamos, paseando por el bosque aislado que rodea la
cabaña hasta que volvemos para asar los filetes que ha metido en una
nevera. Después de la cena, volvemos a la cama, pero no me lo follo.
Después de machacarnos mutuamente, desnudos, hasta corrernos, nos
quedamos tumbados, aún cubiertos por nuestra mutua liberación. Intento
no dejar que mi mente divague en lo que va a pasar al final del verano.
En cómo podemos ocultar esto a todo el mundo. Conociéndolos, mi
familia probablemente ya lo sabe. Pero ¿La suya? Su padre lo odiará por
algo tan simple como por quién se siente atraído. Podría arruinar su vida,
esta locura de atracción que tenemos el uno hacia el otro.
— ¿Vale la pena? —Preguntó en voz tan baja que apenas se oye.
Se pone de lado y mis ojos se fijan en el musculoso bíceps que sostiene su
cabeza.
— ¿Qué es lo que vale la pena?
Yo también me pongo de lado para poder mirarlo. La luz de la luna que
brilla en la habitación me permite apreciar sus afilados rasgos con
facilidad.
—Ocultar una parte de ti para conseguir la compañía de tu abuelo.
Está pensativo, lo piensa detenidamente antes de tragar, su garganta baila
con el movimiento.
—Sí, creo que sí. Era su sueño para mí, ¿Sabes?

135
Nicole Dykes Hostile

—Pero ¿Él lo querría así?


Sus rasgos se oscurecen, y sé que está tan preocupado como yo por ello.
—No será tan malo. Quiero decir... —suspira—, no es que no pueda
seguir siendo yo.
—Pero tienes que ocultarlo.
Parece dolido, no me oculta sus pensamientos mientras da un
asentimiento recortado.
—Sí. Lo haré.
Me inclino hacia delante y le robo un beso en los labios, sin querer
retorcer aún más el cuchillo. Sé que no es como quiere vivir su vida, pero
también sé que es importante para él poder recuperar la empresa de su
abuelo.
—Y ¿Tú?
—Y yo ¿Qué? —Me echo hacia atrás y apoyo la cabeza en la
almohada.
— ¿Siempre te vas a esconder?
Trago con fuerza al ver que me llama la atención, pero no me enfado por
ello.
—No me escondo. Es que... No tengo respuestas, ¿Sabes?
Se encoge de hombros, acercándose a mí, con la cabeza en mi almohada.
—Creo que tienes algunas.
— ¿Las tengo? —Enarco una ceja—. Y ¿Qué les diría exactamente a
las personas que me importan en mi vida? ¿Que soy un “amigo que folla”
con Grayson?
Se ríe ante eso, su boca se abre mientras su cabeza cae ligeramente hacia
atrás.
—Por lo que parece, tu familia estaría totalmente de acuerdo con
esa explicación.
Sonrío.
—Sí, lo estarían. Probablemente demasiado bien con ello. Estoy
seguro de que Blair me acribillaría con preguntas totalmente
inapropiadas.
Sonríe y se acerca tanto que su nariz roza la mía.
—Quiero conocerla algún día.

136
Nicole Dykes Hostile

El «algún día» está ahí porque realmente no está en nuestro futuro


cercano –la reunión con los padres y el asunto de las citas fuera de lo
común– y ambos lo sabemos.
—Sí, le encantarías.
Sonríe suavemente, y nuestros ojos se cierran mientras estamos
tumbados, con las piernas entrelazadas, mientras yo intento por todos los
medios evitar que mi corazón se enrede tanto como mis piernas.
Pero creo que ya he fracasado en eso.

137
Nicole Dykes Hostile

Veintiocho
Grayson
—No tienes que hacer esto —Miro el cuerpo desnudo de Rhett
mientras se arrodilla, el agua cayendo sobre los dos. Es una ducha
pequeña, pero nos apretujamos para caber dentro.
—Cállate. Arriba —gruñe mientras sujeta mi dura polla con una
mano y lame la punta, gimiendo al saborearme por primera vez.
Inclino la cabeza hacia atrás, abrumado por la sensación de que se lleva
más de mí a la boca.
—Mierda.
Juro que siento que el maldito sonríe alrededor de mi polla. Se mete más
en la boca, burlándose de mí con su lengua, ya es bueno en esto. Por
supuesto, lo es. No creo que Rhett pueda fallar en nada, a pesar de lo que
piensa.
Le hice una mamada, queriendo divertirme un poco en la ducha esta
mañana, pero nunca esperé que se arrodillara y me correspondiera. No
me habría importado nada molerme contra él hasta que ambos nos
ensuciáramos de nuevo, pero me sorprendió como siempre lo hace.
Anoche volvimos a tener sexo después de que Rhett decidiera que había
pasado suficiente tiempo para que yo estuviera preparado. Fue incluso
mejor que la primera vez, y mi culo aún está tierno porque lo hizo con la
pasión que esperaba de él.
Le paso los dedos por el pelo mojado mientras me chupa con fuerza,
haciendo que me flaqueen las rodillas. Ya estoy a punto, pero cuando
introduce su mano entre mis mejillas, presionando su dedo contra mi
agujero, mi polla se estremece y le tiro del pelo.
—Rhett. Estoy cerca. Voy a... —Me chupa la polla con vigor, y pierdo
el control—. Oh, Dios —Me corro con un gemido prolongado, desatando
en su boca. Él traga, lamiendo mi pene antes de levantarse, con sus ojos
verdes brillando.
—Santa. Mierda.
Se inclina hacia mí, con su fuerte mano agarrando mi nuca y tirando de
mí para darme un sucio beso en el que me saboreo en su lengua. La
chupo, haciendo que un gemido retumbe en él y en mi boca.

138
Nicole Dykes Hostile

Me empuja hacia atrás juguetonamente con una sonrisa en los labios


antes de caminar directamente bajo el chorro de agua y lavarse sin jabón.
—No puedo creer que tengamos que irnos hoy.
No quiero hacerlo.
Pero no digo las palabras. Nuestros tres días han terminado y mañana
volvemos a la escuela. Pero ninguna parte de mí quiere dejar el santuario
que hemos encontrado en esta cabaña. Ha sido un viaje breve, pero hemos
pasado todo el tiempo envueltos el uno en el otro. Dando paseos,
hablando un poco –aunque sin profundizar demasiado–, cocinando, y
haciendo que el otro se corra.
Ha sido todo lo que nunca pensé que podría ser. Y ahora, se acabó.
De vuelta a la escuela con mis amigos, donde tengo que mantenerlo en
secreto. De vuelta a sus amigos, que sospechan, pero no lo dicen
abiertamente. De vuelta a mis padres, si es que se molestan en volver a
casa. De vuelta a la vida.
—Sí —Se aparta del chorro de agua y yo me meto bajo el cabezal de
la ducha, enjuagándome antes de salir los dos, secándonos.
— ¿Tal vez podamos volver aquí este verano?
Miro a Rhett por encima del hombro mientras se ata una toalla alrededor
de su delgada cintura.
— ¿Te gustaría eso?
Su sonrisa es tímida, como si hubiera dicho algo que no debía mientras
me vuelvo hacia él, envolviendo mi toalla alrededor de mi cintura.
—Sí. Tal vez.
Me acerco a él, dejando que mi mano caiga sobre su cadera y tirando de él
hacia mí.
—Me gustaría.
Su boca se inclina hacia arriba en el lado derecho.
—De acuerdo. Quizá podamos ir a nadar de verdad.
—Sólo si no te acobardas otra vez.
Me da un empujón en el hombro y nos reímos, dirigiéndonos al loft –
donde ambos nos hemos alojado este viaje– y vistiéndonos. Cuando se
pone los vaqueros y la camiseta, se sienta en el borde y se pasa los dedos
por el pelo húmedo.
— ¿Estás bien con todo lo que ha pasado?
Lucho por sonreír porque sé que habla muy en serio y no quiero que
vuelva a meterse en su cabeza.
139
Nicole Dykes Hostile

—Sí. Y quiero continuar.


Frunce el ceño.
—Pero sólo en secreto. ¿Verdad?
Me paso la camiseta por la cabeza y me abrocho los vaqueros antes de
sentarme a su lado.
— ¿Es eso un problema?
Me siento mal al hacer la pregunta. Sé que al principio parecía estar de
acuerdo con no contarle a nadie lo nuestro, pero tal vez ahora que nos
acostamos se lo está pensando mejor. Y ¿Por qué no? A su familia no le
importaría que estuviera involucrado con un chico.
Ambos sabemos que el problema aquí es conmigo. Y mí jodida familia.
Lleva su mano a la nuca y veo cómo sus dedos la agarran con fuerza.
—No. Está bien.
— ¿Estás seguro? —Busco en sus ojos, esperando que realmente
esté bien. No quiero hacerle daño, pero no puedo dejar que mi padre se
entere. No tengo ni idea de lo que haría, pero sé que no sería bueno.
—Estoy seguro —Suelta la mano y se gira para mirarme con una
mirada de determinación. —No pasa nada. Es que odio mentir a mis
amigos.
Sé que está hablando de Bree y Fletcher. También sé lo unido que está a
ellos.
—No tienes que hacerlo.
Lanza la cabeza hacia un lado con una ceja levantada.
—Te he dicho que está bien. Que lo haré.
—Lo sé... pero... —Suspiro, mi corazón se acelera ante la idea de que
mi padre se entere. Aun así, confío en Rhett—. Sé que no debe ser fácil
ocultar cosas a Bree y Fletcher. Puedes decírselo. Si confías en que no se
lo dirán a nadie, yo confío en ti.
El alivio en sus ojos me dice que eso es lo que le estaba frenando.
—Gracias —Traga, su garganta se tambalea, y veo la sinceridad en
su mirada—. Nunca te sacarían del armario. Te lo prometo.
Sonrío y le doy un beso en los labios.
—No eres mi secreto, Rhett. Si pudiera, gritaría a los cuatro vientos
que me has jodido este fin de semana.

140
Nicole Dykes Hostile

Se ríe contra mi boca y me besa de nuevo. Sus dedos me agarran por la


parte de atrás del pelo de una forma dominante que me hace entrar en
calor.
Porque cuando hace eso y me besa así, puedo engañarme y creer que le
pertenezco.

141
Nicole Dykes Hostile

Veintinueve
Rhett
—Lo has hecho bien hoy, chico —Kole me da una palmadita en el
hombro y me sonríe mientras me ocupo de limpiar su puesto después de
su último tatuaje. Era uno grande. Una pieza entera de espalda con un
arte intrincado, y aunque Hostile Ink no tiene la insana reputación que
tiene la tienda de Rhys, son condenadamente buenos y van camino a ello.
Sólo hay otros dos empleados aquí. Camden, que hace sobre todo
piercings, y Maverick, que se dedica principalmente a los tatuajes. Es una
tienda pequeña, pero estuvieron ocupados todo el día con las citas y las
visitas.
—Gracias, Kole.
— ¿Crees que te va a gustar esto? —Sonríe, apoyándose en su silla.
—Sí —Sólo sonríe ante la simple respuesta, pero ¿Qué más se
supone que debo decir? Sí me gusta estar aquí, pero me destripa saber
que no le he dicho nada a Rhys y saber lo mal que lo voy a decepcionar
cuando me gradúe y no empiece a trabajar en su tienda.
— ¿Pensando en Rhys? —Kole irrumpe en mis pensamientos,
leyendo mi mente. Conoce a Rhys. Conoce a Rhys demasiado bien porque
–verás, la traición es aún más profunda– Rhys lo entrenó. Así es como
conocí a Kole y supe de este lugar. Sólo trabajó con Rhys durante un año
antes de empezar su propia tienda. Y no me malinterpretes, tenía la
bendición de Rhys.
Rhys no es realmente una persona competitiva y quiere que a Kole le vaya
bien. Pero eso no significa que no se sienta perjudicado porque yo trabaje
aquí en lugar de en su tienda. Cuando Kole me ofreció el trabajo, casi lo
rechacé, pero lo quería. Lo deseaba tanto que podía saborearlo, y creo que
Kole lo sabía. Aceptó no decírselo a Rhys hasta que yo estuviera listo,
aunque todavía se ven de vez en cuando.
La única razón por la que Kole me ofreció el trabajo fue porque, cuando
pasé a ver su nueva tienda, se me escapó que no quería trabajar para
Rhys. Que no podía tenerlo en mis manos. Lo entendió pero me dijo que,
con él, tendría que ganármelo.
Puede parecer hipócrita, considerando que mi conexión con Rhys es la
razón por la que tengo este trabajo, pero tenía sentido en mi cabeza. Y
Kole no me lo está dando sin más. Me está enseñando, me está
142
Nicole Dykes Hostile

entrenando para ser el mejor, y de paso me trata como a su chico perra de


siempre, haciéndome ir a hacer café y a limpiar la tienda.
Como cualquier otro aprendiz del planeta. Se siente como un trabajo. No
un privilegio.
Asiento rápidamente con la cabeza.
—Sí.
—Estará bien, hombre. Rhys lo entenderá.
—No estoy tan seguro de eso —digo honestamente, y él no discute
más. No tiene sentido, y sé que tengo que decírselo a Rhys más pronto que
tarde. Me está carcomiendo.
Sigo pensando en ello cuando llego a mi casa, pero me distraigo cuando
veo el coche de Bree aparcado en la entrada. Salgo del coche y miro a mi
alrededor, viéndola sentada en lo alto de mis escaleras. Subo, con el
corazón retumbando en mi pecho por la preocupación.
— ¿Bree? —Ella ofrece una pequeña sonrisa y se levanta cuando
llego a la cima.
—Hola. Me preguntaba si ibas a volver a casa.
El sentimiento de culpa asciende, amenazando con ahogarme.
— ¿Cuánto tiempo has estado esperando?
Se encoge de hombros.
—No mucho. ¿Puedo entrar?
Asiento con la cabeza, meto la llave en la cerradura y la dejo entrar en mi
casa. Enciendo las luces y cierro la puerta, preguntándome qué demonios
está pasando.
— ¿Qué pasa, Bree? ¿Estás bien?
Toma asiento en mi sofá y palmea el lugar que está a su lado. Me siento,
esperando que todo esté bien con ella. No he sido un buen amigo
últimamente, y lo sé.
—Estoy bien. Relájate —Ella lee mi mente con facilidad, y yo trato
como el demonio de seguir su dirección.
—Está bien.
—Es que no te he visto mucho en la escuela, y luego te fuiste
durante las vacaciones de primavera.
No señalo que sólo estuve fuera tres días. Pero sé que no he estado mucho
más tiempo que eso. He estado distante y raro.
—Me alegro de que estés aquí. Sólo me sorprende.

143
Nicole Dykes Hostile

Asiente con la cabeza, mordiéndose el labio inferior con nerviosismo, lo


cual es muy extraño. Bree no se pone nerviosa conmigo.
— ¿Qué pasa entre tú y Grayson?
Maldita sea. Ok, lo ha dicho directamente. Me aclaro la garganta y me
siento un poco más recto.
—Uhm...
—No —Está muy seria—. No pienses en una mentira ni busques la
forma correcta de decírmelo. Sólo dime la verdad. Cuéntame qué pasa
porque últimamente estás muy raro. Y sé que metí la pata cuando casi te
beso, pero te echo de menos.
Niego con la cabeza de forma rotunda.
—No. Eso... —Mierda. No sé qué decir.
Su mano se posa en mi rodilla y me hace sentir que está bien.
—Lo hice. Metí la pata en muchas cosas, pero no me arrepiento
porque era la verdad. Era real. Estaba enamorada de ti... —Su voz tiembla
ligeramente—. Todavía lo estoy.
—Bree... —interrumpo sin decir nada, pero ella sacude la cabeza.
—No. Ese no es tu problema. Es el mío, y es algo en lo que estoy
trabajando. No tienes que sentirte culpable porque no sientas eso por mí.
Tomo sus pequeñas manos entre las mías y me giro en su dirección.
—Quiero hacerlo. Quiero decir… Yo... —ser un tonto tartamudo es
exactamente lo que soy.
Ella sólo sonríe y me deja sostener sus manos entre las mías.
—Tú no me quieres así. Y está bien, pero todavía tenemos que ser
mejores amigos, Rhett. No puedo soportar que no lo seamos, y no tienes
que ocultarme nada. Nunca.
Asiento con la cabeza, mudo, entendiendo lo que quiere decir. Me alegro
de haber hablado con Grayson de esto antes de salir de la cabaña. Nunca
lo traicionaría contando su secreto si él no hubiera dicho que estaba bien.
Pero odio mentirle a Bree.
—Nosotros, uhm... —Siento la garganta seca. No me avergüenzo, y
sé que Bree es lo más alejada de un fanático religioso o algo así, pero aun
así... Esto es difícil—. Somos como... —alza una ceja con manicura hacia
mí, esperando que vaya al grano—. Hemos hecho cosas.
— ¿Cosas? —Apenas puede contener la risa.
—Que te jodan.
Se ríe de nuevo.
144
Nicole Dykes Hostile

— ¿Qué tipo de cosas, Rhett?


Mi labio se mueve con una breve sonrisa.
— ¿Cómo lo sabes? Quiero decir... En serio, Bree. ¿Tienes cámaras
escondidas por aquí?
Se ríe y arruga su bonita nariz.
—No. No soy una asquerosa acosadora, muchas gracias. Es que, no
sé... —Su hombro se levanta, y su sonrisa es hermosa—. Vi la forma en que
lo miraste y la forma posesiva-de-mierda que te mira. Si prestas atención,
es bastante obvio.
Debo parecer enfermo porque ella lo nota. Suelto sus manos, sintiéndolo
en mis entrañas.
— ¿Es obvio?
—No —me tranquiliza rápidamente—. No es obvio para todos en la
escuela. Sólo para la gente que te conoce de verdad.
— ¿Fletch? —Pregunto, y ella sacude la cabeza.
—Está bien. Obvio para mí. Fletch apenas se conoce a sí mismo, y
mucho menos presta la suficiente atención como para darse cuenta de
esto —Me da un empujón en el hombro—. Pero incluso si fuera obvio para
todos, ¿Te importaría realmente?
—Sí —Ladea la cabeza, dispuesta a preguntarme por qué, sin duda—
. Grayson... Su familia no es como nosotros. Lo perderá todo.
— ¿Qué carajo? —Parece enfurecida, y sacudo la cabeza, rodeándola
con un brazo.
—Sí. Lo sé. Son unos imbéciles. Y él tiene mucho en juego para
hacer lo que ellos quieren que haga. Lo que probablemente no incluye
follar con tipos.
—Espera —Gira la cabeza para mirarme, con la mandíbula
desencajada—. ¿Follar? ¿Te ha follado a ti?
—Bree —Me río incómodamente—. No. Y no hablamos de eso.
—Que te jodan. Yo sí lo hago. Quiero saber todas las cosas.
—No —digo con firmeza, pero mierda, también sonrío—. No voy a
hablar de esto. Te he dicho que hemos hecho cosas.
—Cosas puede significar muchas cosas. Quiero detalles, maldita sea
—Sus ojos brillan con picardía, y por primera vez en mucho tiempo, siento
que tengo a mi mejor amiga de vuelta.
—No.
Ella resopla y apoya su cabeza en mi hombro.
145
Nicole Dykes Hostile

— ¿Así que por eso no ha salido?


Asiento, apoyando mi cabeza en la suya.
—Sí. No sé si alguna vez podrá hacerlo. Tiene unos sueños muy
grandes, y si quiere que se hagan realidad, tiene que jugar con las reglas
de su padre.
—Eso es una mierda, Rhett.
Estoy de acuerdo, y me da más coraje de lo que puedo admitir.
—Lo sé.
—Pero ¿Qué hay de ti? —Me giro cuando ella levanta la cabeza para
mirarme de nuevo—. ¿Por qué no me dijiste que te gustaban los chicos?
Sabes que eso no podría importarme menos. Si es lo que eres, está bien.
Quiero a mi mejor amiga. Puede que no esté enamorado de ella, pero la
quiero. Le doy un beso en la sien y luego la vuelvo a arrimar a mi lado.
—No conozco mi verdad.
— ¿Qué?
No sé cómo explicar esto, pero hago mi mejor esfuerzo.
—Hasta que Grayson... —Suspiro y sacudo la cabeza con una
pequeña sonrisa sólo de pensar en él—. No me sentía atraído por nadie de
esa manera. Pensaba que estaba roto.
—Cuéntame más.
—Sabía cuándo alguien era atractivo, pero no quería...
—Joder con ellos —suministra, y yo asiento con la cabeza.
—Sí. Hasta él, que no tiene ningún sentido. No intentaba ocultarte
nada, Bree. Sólo trataba de entenderlo todo, supongo. Todavía no lo
entiendo.
Gira su cuerpo para poder mirarme, con una sonrisa triste y dulce en su
bonita cara.
—Háblame de él.
— ¿Grayson? —La miro con confusión, y cuando asiente, me encojo
el hombro sobre el que está recostada—. Lo conoces.
Ella sacude la cabeza, su pelo se mueve contra mi hombro y me hace
cosquillas en el cuello.
—No el verdadero. Sé lo que he visto en la escuela y a sus amigos
imbéciles. No sé qué te ha llevado a sentirte atraído por él.
Me río de eso.

146
Nicole Dykes Hostile

—Que sea un verdadero grano en el culo se mantiene.


Su nariz se arruga y sus cejas se fruncen, todavía con la bonita sonrisa en
su cara.
— ¿Qué significa eso?
—Un día me vio caminando bajo la lluvia e insistió en llevarme. Yo
llegaba tarde al centro, así que acepté, pero el muy maldito no se quiso ir.
Se quedó y se ofreció como voluntario también. Dios, Bree, hizo reír a
Laney. Una carcajada completa. Esta chica que no dejaba entrar a nadie,
que tiene algunos traumas locos y problemas de confianza, y él la hizo reír
el maldito primer día en cuestión de segundos. Y luego, quiso seguir
yendo.
Se sienta más erguida, observándome atentamente.
— ¿Qué más?
—Dibuja —Sacudo la cabeza, aún sin poder creerlo—. Y lo hace bien.
La Sra. Holler me enseñó sus antiguos trabajos, y es atrevido y brillante.
Es perfecto —Me doy cuenta de que estoy sonriendo demasiado cuando
sus ojos se iluminan al verme hablar de Grayson. Me avergüenzo y me
retraigo un poco en el sofá, queriendo que diga algo y pase de este
momento incómodo, pero ella sigue sonriéndome.
—Eres un idiota.
— ¿Qué? —Eso no es lo que esperaba.
—Claro que te atrae. Esos niños, el voluntariado, es lo más
importante en tu vida. Y él simplemente entró y fue natural con ellos.
Acogedor.
Lucho contra una sonrisa.
—Ha sido muy wow.
Vuelve a recostarse contra mi hombro, apoyando su cabeza en él.
—Tenemos problemas. Fletch, tú y yo. No confiamos fácilmente, en
absoluto. Tiene sentido que necesites una conexión realmente sólida antes
de sentirte lo suficientemente libre como para confiar en alguien con tu
cuerpo.
—Entonces ¿Por qué no te quise? —La pregunta puede ser hiriente,
pero me molesta mucho. Puedo entender que tal vez sea pansexual o
incluso demisexual, pero por qué no quise a Bree de esa manera. Es
preciosa, divertida y perfecta en todos los sentidos.
—Quizá me veas como una hermana —Se estremece y me río—.
Pero además, no creo que la sexualidad sea tan blanca y negra. Hay zonas
grises. Depende de ti cómo te identifiques, yo no puedo decirte eso. Y si
no necesitas una etiqueta, también está bien. Pero ambos sabemos que no
147
Nicole Dykes Hostile

sé dibujar una mierda —Resoplo porque ella no puede. Apenas puede


dibujar una figura de palo. Me da un puñetazo y continúa: —Y esos
niños... —Su voz se vuelve triste.
—Bree...
Sacude la cabeza y parece que está a dos segundos de sollozar.
—No puedo estar cerca de ellos. Cada vez que iba allí contigo, sentía
que me iba a asfixiar. Y me siento muy culpable porque yo salí y ellos no, y
me recuerdan una época en la que no quiero pensar.
Beso la parte superior de su cabeza.
—No pasa nada. Todos lidiamos con nuestros pasados de diferentes
maneras. Algo que es terapéutico para mí es traumático para ti. No tienes
que sentirte culpable por ello.
Siento que sonríe y se limpia una lágrima de la mejilla.
—Sin embargo, él puede hacerlo. Y se preocupa. Entiendo por qué
lo ves así. Por qué puedes hacer cosas con él. Y me alegro por ti.
—Gracias, Bree. Pero esto tiene que quedar entre nosotros, ¿Ok?
¿Por favor?
—Por supuesto —Se sienta y me mira directamente—. No se lo diré
a nadie. Lo sabes.
Sonrío porque lo sé. Confío en ella.
—Puede que se lo cuente a Fletch, pero a nadie más hasta que no
sea un problema. Incluso Rhys y Blair tampoco necesitan saberlo.
—No es gran cosa.
— ¿Qué quieres decir? Que tengas una relación es un gran
problema.
—No es una relación. Se va en septiembre.
Ahora parece confundida y molesta.
— ¿Vas a dejar que la única persona con la que has sentido una
conexión se vaya sin más?
—No es serio —Sé que es mentira, y ella también, pero por suerte
sólo me llama idiota de nuevo y lo deja pasar.
Sé que me va a doler mucho cuando se vaya, pero también sé que es
imposible que se quede.

148
Nicole Dykes Hostile

Treinta
Grayson
—Lancaster, ¿Vienes o qué? —Pongo los ojos en blanco hacia Josh,
que ya se ha duchado y vestido después del entrenamiento. La cagué y me
lancé durante el entrenamiento, resbalando de forma desagradable contra
la base y raspándome la rodilla. Así que tuve que escuchar a mi
entrenador darme un sermón durante diez minutos sobre las técnicas
correctas de deslizamiento.
Como si me importara un bledo esta última temporada de béisbol.
Debería, lo sé. Pero no lo hago. Sólo estoy aguantando hasta el verano.
—No necesitas que te acompañe al estacionamiento, ¿Verdad,
Potter? Creo que ya eres lo suficientemente grande. Estarás bien.
—Te mostraré lo grande que es —Se pone en modo cabeza de
chorlito—. Nos vemos mañana.
Asiento con un gruñido mientras sale de los vestuarios y saludo al
entrenador mientras se marcha también con otro rápido sermón. Me
quito la camiseta y me pongo los pantalones cuando oigo entrar a alguien
y me doy la vuelta, sorprendido de ver a Rhett, con un aspecto totalmente
fuera de lugar.
—Jesús, mierda. Esto apesta.
Me río.
— ¿Qué? ¿No te gusta el olor de veinte tipos sudados?
Niega con la cabeza, su nariz se arruga de una manera demasiado linda
para su cara normal de ceño fruncido.
— ¿Has terminado el entrenamiento?
Asiento con la cabeza.
—Sí, pero necesito una ducha —Muevo las cejas—. ¿Quieres
ayudarme?
Mira a su alrededor, sus ojos recorren el vestuario con cautela.
—Probablemente no sea una buena idea.
Me bajo las mallas, dejándome sólo el bóxer negro, y me alejo de él para
quitármelos por y, por supuesto, para que me vea el culo sin pudor.

149
Nicole Dykes Hostile

Lo oigo aclararse la garganta, no indiferente.


—Eres un puto provocador.
—Aquí no hay burlas —Me acerco a él y lo agarro por las caderas—.
No hay nadie aquí.
Mira hacia abajo, admirando y arrastrando su dedo por el ligero rastro de
pelo en mi bajo vientre.
—No podemos.
No hemos tenido sexo desde que salimos de la cabaña hace diez días, y me
estoy muriendo aquí. Hemos tenido un par de sesiones de pajas mutuas,
pero no ha vuelto a estar dentro de mí. Ha estado ocupado con el trabajo y
el voluntariado, y yo he tenido prácticas y deberes.
—Te echo de menos —Me inclino hacia él, respirándolo, y absorbo
la hermosa sonrisa que me ofrece.
—Yo también te echo de menos. Estoy aquí porque pensé que
querrías volver a mi casa.
—Sí —Asiento con la cabeza con demasiadas ganas, pero no me
importa. Le doy un beso rápido en los labios—. Tengo que lavarme esto
muy rápido.
Sus ojos bajan hacia donde estoy mirando y luego vuelven a subir a mi
cara.
— ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
La preocupación me calienta por dentro, pero le quito importancia, como
siempre.
—Por supuesto. Soy un atleta. Esto no es nada.
—Gran tipo duro —se burla.
—Ya lo sabes —Me quito lo que me queda y me dirijo a la ducha, sin
avergonzarme de mi desnudez. Ya lo ha visto todo antes, y planeo que lo
vea una y otra vez.
Toma asiento en el banco para esperar mientras me lavo rápidamente,
siseando cuando el jabón me pica la herida, pero sacudiéndolo
rápidamente. Agarró una toalla y me seco, vistiéndome y luchando contra
todo lo que hay dentro de mí que quiere agarrarlo y darle un beso aquí en
los vestuarios.
Sé que tiene razón. Es muy arriesgado, pero apesta. Tengo a Rhett, al
menos por el momento, y quiero presumir de ello. Quiero gritarlo alto y
orgulloso, pero tengo que ser inteligente. Con cuidado. Como lo he sido la
mayor parte de mi vida.

150
Nicole Dykes Hostile

Caminamos hasta el aparcamiento y él se apoya en el capó de mi coche,


mirando a su alrededor, que ahora está casi vacío.
—Le dije a Bree.
— ¿Qué?
—Lo nuestro —Parece tímido al respecto, y no puedo evitar sonreír.
—Te he dicho que está bien.
—Lo sé. Sólo quería que lo supieras. No se lo va a decir a nadie.
Pero yo quiero que lo haga. Quiero decir, no realmente, pero quiero que
sea capaz de hacerlo. Quiero decírselo a todo el mundo, y la realidad me
revuelve las tripas.
—Confío en ti —El momento es demasiado pesado sin que ninguno
de los dos diga nada más. Pongo una sonrisa en mi cara y me apoyo en mi
coche junto a él, dándole un codazo en el hombro—. Entonces, ¿Vienes a
mi partido del viernes? Es en casa.
Se burla: —Claro que no.
—Oh, vamos. Iría a animarte si alguna vez hay un concurso de
tatuajes o una feria de arte o alguna mierda.
— ¿Feria de arte? ¿En serio?
Me río.
—Entonces, ¿Eso es un no? —Sabía que lo sería. Nunca ha ido a un
partido en todo el tiempo que llevamos en el colegio. Pero tengo que
admitir que me encantaría la idea de que estuviera allí en la multitud,
animándome en secreto.
Sabiendo que ha estado dentro de mí. Sabiendo que sabe cómo soy
cuando me corro. Sus manos han estado sobre mí, y nadie más lo sabe. Es
egoísta y jodido, pero sabiendo que me está mirando, querría que
estuviera orgulloso. Sentir que ha elegido al ganador.
—Definitivamente no.
Y aplasta esa pequeña fantasía.
Me encojo de hombros.
—Sí, me lo imaginaba.
—Tengo que trabajar.
Sonrío.
— ¿Cómo va eso?
Ahora se ilumina, y eso ilumina mi sonrisa.

151
Nicole Dykes Hostile

—Muy bien. Estoy aprendiendo mucho, y son increíbles. Tienen


tiempo para poner todo su empeño en ello. No es un ritmo rápido,
¿Sabes? Y se preocupan por el arte —Parece ligeramente avergonzado
ahora y se agarra la nuca con la mano—. No es que Rhys no haga eso en su
tienda también. Lo hacen.
Odio la culpa que siente.
—Supongo que aún no se lo has dicho.
Niega con la cabeza, bajando la mirada a su tenis.
—No sé cómo.
—Ya lo descubrirás —Le rodeo con el brazo y, sorprendentemente,
no me aparta—. Te lo prometo.
—Siento no poder ir a tu partido.
Lo empujo juguetonamente.
—No, no lo sientes —Saco las llaves del bolsillo y abro el coche—.
Pero puedes compensarme.
Le guiño un ojo y él niega con la cabeza, pero sonríe de oreja a oreja.
—Guíame por el camino.
Me subo a mi coche y lo hago, guiándole hasta su casa.
No tenemos mucho en común. Sé que prefiere comer vidrio que ir a mi
partido de béisbol. Y nunca entenderé el infierno por el que pasó cuando
era más joven.
Pero cuando estamos juntos, envueltos en las sábanas de su cama más
tarde esa noche, sudorosos y sin aliento después de que se adueñe de mi
culo –literalmente– y de que por fin vuelva a estar dentro de mí, nada de
eso importa. Recuesto mi cabeza sobre su pecho desnudo y escucho los
latidos de su corazón.
Ojalá pudiéramos quedarnos así para siempre y que el resto del mundo no
importara.
Sólo nosotros.

152
Nicole Dykes Hostile

Treinta y uno
Rhett
—Ok. Dime por qué demonios vamos a pasar la noche del viernes
aquí, de entre todos los sitios —se queja Fletch mientras atravesamos el
aparcamiento lleno de coches hacia los campos de béisbol.
—Como si tuvieras otros planes importantes —bromeo, intentando
no correr de vuelta al coche de Bree. ¿Qué demonios estoy haciendo aquí?
—Oh, sí que los tenía. Tenía un plan con mis libros de texto. Se
acercan los finales.
Bree pone los ojos en blanco, pateando una roca rebelde del pavimento a
un lado.
—Puedes permitirte una noche libre, chico genio.
Le sonrío. Siempre me cubre la espalda, aunque sé que ella tampoco
quiere estar aquí.
—A algunos nos importa nuestra carrera académica —canta y rodea
su pequeño hombro con su grueso brazo.
—Alguien necesita echar un polvo —se burla antes de darle un
codazo juguetón cuando él no la suelta.
— ¿Ah sí, Bree Bree? Tú eres de las que habla... —le responde
bromeando.
Pongo los ojos en blanco, pero sonrío porque me siento como en los viejos
tiempos con ellos. Nos echamos mierda el uno al otro. Es lo que hacemos.
Pero la verdad es que ninguno de nosotros sabe cómo conectar con otras
personas el tiempo suficiente para salir con ellas.
No salimos con nadie. No confiamos. Simplemente no lo hacemos.
Hasta ahora.
Mis ojos se mueven lentamente hacia el banquillo de béisbol y al instante
se centran en el gran cuerpo de Grayson mientras se estira con un bate en
la mano. El partido ya ha empezado y está en la tercera entrada, según el
marcador, con el equipo visitante ganando por dos.
Sin embargo, Grayson parece tranquilo mientras se acerca al plato.
Desearía que mis ojos no estuvieran pegados a la forma pecaminosa en

153
Nicole Dykes Hostile

que sus pantalones de béisbol abrazan ese delicioso culo, pero lo están. Lo
están, mierda. No puedo apartar la mirada.
—Pero en serio —Fletcher me da un codazo, apartando mi mirada
hambrienta de Grayson y devolviéndola a él y a Bree—. ¿Por qué
demonios estamos aquí?
Los ojos de Bree se encuentran con los míos, pero no parecen
presionarme para que se lo diga. Aun así, Fletcher bien podría ser mi
hermano, y aunque no entiendo muy bien lo que nos pasa a Grayson y a
mí, sé que quiero seguir haciéndolo. Y eso significa que no quiero
ocultarlo a las personas más importantes de mi vida.
Me encuentro con su mirada confusa.
—Estoy tonteando con uno de los jugadores.
No parece demasiado sorprendido mientras mira hacia el campo justo
cuando oímos el tintineo del bate cuando Grayson golpea la pelota en el
campo. El público pierde la cabeza a nuestro alrededor, gritando a un
volumen ensordecedor.
Fletch se vuelve hacia mí.
— ¿Tonteando?
Asiento con la cabeza, esperando a que diga algo más y sintiendo un
cosquilleo nervioso en las tripas por lo que pueda decir. No debería
preocuparme. Sé que es una buena persona.
— ¿Cuál? —Se gira para ver a Grayson rodear las bases y luego se
vuelve hacia mí, con los ojos muy abiertos—. ¿Te estás tirando a Grayson
Lancaster? ¿Me estás tomando el pelo?
—O ¿Te está follando a ti? —Bree se burla con una sonrisa.
—Me alegro de que podamos ser maduros en esto —digo, sin dejar
de mirar a Grayson mientras sus pies aterrizan en el plato.
Me ve, y su sonrisa de comemierda es brillante y reveladora. Me va a
echar mucha mierda por aparecer esta noche, pero puedo decir que se
alegra de que esté aquí.
—Pero ¿De verdad? ¿Grayson? —Fletch vuelve a reclamar mi
atención y yo asiento con la cabeza.
—Sí. ¿Es un problema?
Sus cejas se fruncen mientras lo piensa. Sé que no tiene nada que ver con
que Grayson sea un chico y todo tiene que ver con la forma en que
crecimos: despreciando a los privilegiados con dinero.
— ¿Te gusta de verdad?
Asiento con la cabeza una vez.
154
Nicole Dykes Hostile

—Sí, me gusta —Me aclaro la garganta y enderezo los hombros—.


No es para nada quien yo creía que era. Es bueno, Fletch.
Sus cejas se fruncen más juntas mientras su frente se arruga
profundamente en el pensamiento.
—Es un tercero. Tiene más dinero del que podríamos imaginar. Le
han regalado coches nuevos en cada cumpleaños y en cada Navidad. No es
broma, el tipo tiene un coche nuevo casi cada mes.
Eso es una exageración, pero se entiende.
—Él no puede evitar que provenga del dinero más de lo que
nosotros podemos evitar que no lo hagamos. Y creo que su coche es
bastante brillante y nuevo.
Cruza los brazos sobre su amplio pecho.
—Es un deportista.
—Y ¿Qué?
Vuelve a mirar hacia el campo de béisbol, y yo también mientras otro
bateador se acerca al plato.
— ¿Esto te gusta de verdad? ¿Los pantalones ajustados y los
sombreros ridículos?
Bree se muerde el labio inferior y asiente en señal de agradecimiento
mientras observa a los chicos vestidos con los mismos uniformes de
béisbol.
—Oh, sí. Ya lo creo.
— ¿Qué? —Me río y la miro—. Dime que no tienes un nuevo fetiche
por los deportistas.
Se ríe y se encoge de hombros.
—Puede ser. Intenté lo del artista melancólico, pero no funcionó del
todo —Se apoya en mí y la abrazo.
—Parece que era un idiota.
Fletcher se ilumina ahora.
—Oh, bien. ¿Por fin podemos bromear sobre esto? Porque tengo
algunos muy buenos.
—No —decimos tanto Bree como yo, y él se ríe.
Sus ojos se desvían hacia Grayson, que está ocupado hablando de mierda
con otro jugador en el banquillo.
—Grayson Lancaster.
Sacudo la cabeza.
155
Nicole Dykes Hostile

—Lo sé, es raro. Pero sí.


Se encoge de hombros y suelta un suspiro.
—Bueno. Será mejor que no haga ninguna de sus estupideces de
macho.
—Grayson no es así, hombre. Es un buen tipo. Incluso es voluntario
en el centro conmigo.
— ¿Eso es real? Pensé que sólo estaba jodiendo —Parece
sorprendido.
—No, va conmigo siempre. Se preocupa por los niños.
Bree y Fletcher comparten una mirada, y sé que ambos se sienten
culpables porque no se atreven a ser voluntarios en el centro, pero nunca
se los echaré en cara. Lo entiendo.
—De acuerdo —Me pone una mano en el hombro y la agarra con
fuerza—. Si te gusta, lo toleraré.
Resoplo una carcajada porque eso es lo más bueno que va a pasar con
Fletcher.
—Gracias —Recuerdo mi conversación con Grayson y añado
rápidamente: —Pero no puedes decírselo a nadie, ¿Ok? Tiene que
quedarse aquí —Hago un gesto entre los tres y sus ojos se oscurecen.
— ¿Por qué?
—Porque te pido que no se lo digas a nadie.
— ¿Para ti? O ¿Para él? ¿Qué carajo? ¿Eres su pequeño y sucio
secreto, Rhett?
—Cálmate —Bree intenta aplacar su lado protector.
—No —Sus ojos se encuentran con los míos—. Dímelo. Porque eso
es una mierda. Debería estar pavoneándose como un maldito rey,
diciéndole a todo el mundo que tiene la suerte de tenerte.
—No es así —Entiendo por qué está molesto, pero realmente no me
molesta. No me interesa tener a nadie más en mis asuntos—. Su familia
no es como la nuestra, ¿Bueno? Sus amigos...
—Conozco a sus amigos. Son una panda de estúpidos. Pero eso no
significa que deba esconderte.
—Él no está fuera, Fletch. Y tú no puedes sacarlo. Eso no es tarea de
nadie más. ¿De acuerdo? No puedes decir una palabra.
Está enojado. Sé que lo está. Sacude la cabeza.
— ¿No ha salido? ¿Pero está contigo?

156
Nicole Dykes Hostile

Me encojo de hombros.
—Es complicado. No estamos realmente juntos, ¿Ok? Estamos
tonteando.
—Porque es un idiota —interviene rápidamente Bree.
—Se va a la universidad en la costa oeste. Yo me quedo aquí. No hay
necesidad de hacer estallar nuestras vidas por... —Siento que mi irritación
crece porque no sé lo que somos, y todavía no sé realmente lo que soy—.
Por nada.
—Pero tú no eres nada, Rhett —Puede que ahora sea grande y
voluminoso –músculo y altura de locura –, pero sigo viendo al chico joven
del que me hice amigo hace tantos años—. Eres... —Parece frustrado
mientras busca las palabras—. ¿Estás fuera?
Me encojo de hombros.
—No sé lo que soy. Sólo sé que me gusta, y es la primera y única
persona que me ha interesado de esa manera.
—De todas formas, no deberías salir del armario si no quieres. Es
tan tonto. ¿Por qué no puedes decir simplemente “estoy saliendo con esta
persona” y ya está? No “soy gay” o “soy bi” o lo que sea. No debería
importar.
Sonrío porque eso es todo lo que tuve que hacer con ambos. Ni siquiera
parpadearon cuando les dije que había estado tonteando con un chico, y
dudo que Blair y Rhys lo hagan también.
—Está bien. No diré una palabra. Pero no me gusta que te esconda.
—No lo hace. Realmente no lo hace —me defiendo—. Me invitó a
venir. Se sentó con nosotros en la comida. No soy su pequeño y sucio
secreto, Fletch. Su mundo es diferente al mío.
Fletcher parece entender eso.
—Bien. Te gusta, así que le daré una oportunidad. Y no diré ni una
palabra a nadie de que están follando.
Lo empujo juguetonamente, y él se ríe, y eso es todo. El resto del partido
nos quedamos de pie junto a la valla viendo cómo juegan, bromeando
sobre estupideces y hablando de que Fletch se va a la universidad y de que
Blair mimará a Bree cuando no estemos.
Cuando termina, y nuestro equipo ha ganado, Grayson no pierde tiempo y
sale de la verja, directo hacia nosotros.
—Vaya, vaya, vaya. ¿Qué pasó con lo de tener que trabajar?

157
Nicole Dykes Hostile

Es presumido y tan condenadamente guapo, que tengo unas ganas


irrefrenables de tirar de su enorme y sudoroso cuerpo contra el mío, pero
mantengo los pies plantados donde están.
—Mi jefe me ha dejado salir un poco antes —me hago el
desentendido, pero él sonríe con una mirada cómplice que me gustaría
besar en su cara.
— ¿No pudiste resistirte a verme con el uniforme? —bromea, y
siento que Fletcher lo mira, probablemente sorprendido por el descarado
coqueteo.
—Me has atrapado.
— ¡Lancaster! —Mierda. Siento que Bree y Fletcher se congelan
junto conmigo cuando Josh Potter se abre paso hacia nosotros, con su voz
fuerte y retumbante mientras rodea con un brazo el cuerpo de Grayson—.
¿Vienes con nosotros?
Grayson no duda.
—No.
— ¿Qué? —Es como si se diera cuenta de que estamos allí, y sus ojos
lascivos se posan en Bree—. Oh. Ya veo.
Grayson pone los ojos en blanco, pero no dice nada más.
— ¿Vas a tener una fiesta diferente entonces, Lancaster? —Mueve
los ojos hacia Bree, que parece estar a punto de darle un puñetazo.
—Sí. Me has atrapado—Grayson aprovecha mis palabras para
apaciguar a su amigo, que se revuelve el pelo y luego se ríe maníacamente
mientras se aleja de nosotros.
Grita algo así como «quiero todos los detalles» por encima del hombro
antes de volver a reunirse con los otros cabezas de chorlito, y los tres
posamos nuestras miradas interrogativas en Grayson, que se limita a
levantar sus grandes hombros y a intentar quitárselo de encima.
—Cree que tengo algo con Bree.
— ¿Qué? —me atragantó con disgusto—. ¿Por qué?
—Sí —Fletch da un paso adelante—. ¿Por qué piensa eso?
—Para —Me muevo entre Fletcher y Grayson, pero miro
directamente a Grayson y pregunto con más calma: — ¿Por qué?
—Cuando te miraba a ti, supuso que estaba mirando a Bree —Mis
labios se mueven con una sonrisa de la que no estoy orgulloso, al escuchar
que me estaba mirando a mí.
Sin embargo, a Fletch no parece hacerle gracia.

158
Nicole Dykes Hostile

—Y ¿No lo corregiste?
Los ojos de Grayson se dirigen a Bree, con cara de vergüenza.
—Pensé que si le dejaba pensar eso, tal vez se apartaría de ti.
Bree se cruza de brazos y se burla: —Como si necesitara que el gran
Grayson Lancaster tercero me proteja.
Grayson me mira en busca de apoyo, y no puedo dejar que se retuerza.
Rodeo a Bree con el brazo y la atraigo en un abrazo lateral, besando su
sien.
—Todos sabemos que eres una malota. Aunque no puedo decir que
odie la idea de que ese tipo finalmente se retire.
—Debería retroceder porque yo se lo he dicho, no porque otro tipo
haya reclamado.
—Puedo decirle que no estamos juntos, Bree —Grayson parece
adorablemente asustado por mi mejor amiga, y debería estarlo, hasta
cierto punto. Bree es maravillosamente feroz, pero sé que lo hizo por
amabilidad y no por ser un imbécil. Así es Grayson.
Ella no parece tan molesta ahora mientras lo evalúa.
—No. Pero, por favor, no hables de mí a mis espaldas. No necesito
que nadie me proteja, ni ahora ni nunca.
Él levanta las manos en señal de rendición.
—Diablos, te pagaré para que seas mi guardaespaldas ahora mismo.
No tengo ninguna duda de que puedes ocuparte de los tuyos.
Ella se ríe de eso y sacude la cabeza.
—Ni siquiera tú podrías pagarme.
Se ríe, aliviado.
—Lo siento. Te juro que no le doy detalles que pide ni le digo nada
de ti. Es que no puedo dejar de mirar a tu hermano, y tú sueles estar a su
lado.
Ella sonríe y Fletcher hace un ruido de náuseas por el que le doy un
puñetazo en el hombro. Ella agarra a Fletcher del brazo.
—Vamos. Dejemos a los tortolitos —Me guiña un ojo y le doy las
gracias en silencio.
Se van y me vuelvo hacia Grayson.
— ¿Vas a una fiesta?
Niega con la cabeza.
—Sólo si es una fiesta privada.
159
Nicole Dykes Hostile

—Si dices “en mis pantalones”, juro que no te dejaré entrar en ellos
nunca más —Se ríe, y es hermoso. Todo en él es tan malditamente
hermoso.
—Necesito ducharme y cambiarme.
Le doy otro repaso, mirando esos pantalones tan ajustados que me están
haciendo mucha gracia.
—Sí, no me importa que te pongas eso. Sólo lo digo —Mi hombro se
levanta con un encogimiento de hombros, y él se acerca un poco más a mí.
La multitud casi se ha disipado. Aun así, sé que debemos tener cuidado, y
él también debe hacerlo, porque mantiene una buena distancia.
—Uh-oh. Ahora estás metido en todo el asunto del béisbol, ¿Eh?
—No tengo ni idea de lo que me has hecho —Vuelvo a mirar hacia el
aparcamiento casi vacío—. Y mi transporte se fue, así que pensé que tal
vez podrías llevarme a casa.
Asiente con la cabeza, su mirada ahora está llena de calor, lo que hace que
un escalofrío de necesidad me recorra la columna vertebral.
—De acuerdo. Vamos.
El impulso de agarrar su mano es fuerte mientras caminamos hacia su
coche, pero no lo hago. Lucho contra ello.
No puedo evitar preguntarme si él tiene el mismo impulso.

160
Nicole Dykes Hostile

Treinta y dos
Grayson
Vino a mi partido. Se presentó de verdad, y no puedo borrar la estúpida
sonrisa de mi cara. Ni siquiera cuando entramos en su apartamento y
cierra la puerta tras nosotros.
—Estuviste en mi partido —digo estúpidamente lo que es obvio.
Se gira hacia mí, con un brillo en los ojos.
—Estuve.
—Dijiste que no irías.
Se encoge de hombros, pasándose los dedos por el pelo.
—Parecía que era importante para ti.
Un nudo se forma en mi garganta ante sus palabras. Se dio cuenta de eso.
Creía que había actuado con calma, pero supongo que no.
Me acerco a él, agarrando la parte superior de sus vaqueros y atrayéndolo
hacia mí.
—Lo fue. Me ha encantado verte ahí fuera.
Ahora sonríe con suficiencia, pero también me doy cuenta de que no está
acostumbrado a este tipo de emociones. Yo tampoco.
—No estuviste tan mal en el campo —Una mano sube por mi
espalda hasta el cuello.
—No estuve tan mal, ¿Eh? Hice un home-run.
— ¿Buen trabajo? —Lo dice como una pregunta, lo que me hace reír
antes de acercar mis labios a los suyos, chocando contra ellos con la
necesidad y el calor que encuentra de frente. Es urgente y salvaje mientras
nos arrancamos la ropa mutuamente. Probablemente debería
preocuparme por estar sudado por el juego, pero no parece molestarle
mientras sus dedos se deslizan por mi pelo y sus uñas se clavan en mi
cuero cabelludo.
—Gracias por estar ahí —digo entre besos ásperos, y él sólo gruñe
mientras volvemos a acercarnos a su cama, ambos totalmente,
gloriosamente desnudos ahora. El deslizamiento de nuestras pollas
desnudas es suficiente para hacerme perder la cabeza. Nuestras fugas de
161
Nicole Dykes Hostile

pre-semen añaden lubricación para que nos frotemos el uno contra el otro
hacia el éxtasis, pero no es suficiente.
Nunca es suficiente con él. Lo quiero todo a la vez. Lo quiero dentro de
mí. Quiero estar dentro de él. Quiero saborearlo, y quiero su boca sobre
mí. La sensación de su dura polla rozando la mía hace que se me encojan
los dedos de los pies y que me duelan las pelotas por la necesidad de
liberarse. Con su duro cuerpo bajo el mío, me agarra por el culo y me
atrae hacia él.
—Mierda, estás caliente.
Sonríe contra mis labios antes de mover su boca hacia mi cuello y chupar.
—Estoy cerca.
Asiento con la cabeza, arqueando la espalda hacia él, con los huevos
apretados.
—Estoy muy cerca. Tu cuerpo es una locura.
Sus dedos se clavan en mi culo.
—Y lo dices tú. Este culo. Este puto culo perfecto y sólido —Me
muerde la mandíbula y luego tira del lóbulo de mi oreja con sus dientes—.
Es lo único en lo que podía pensar en ese partido.
—Mierda, Rhett —Empujo mis caderas contra las suyas, y cuando
las froto, mi semen se desprende de mi polla y cubre su bajo vientre,
siento su polla sacudirse y miro hacia abajo a tiempo para ver su
liberación uniéndose a la mía.
—Maldita sea.
Asiento con la cabeza mientras me pongo de espaldas a él, los dos
jadeando y en un lío pegajoso y sudoroso. Después de unos minutos,
seguimos tumbados de espaldas, y él dice: —Así que mis amigos lo saben.
Mis labios se mueven en una sonrisa.
—Sí, lo sé. No pasa nada.
—No dirán nada, Grayson. Te lo prometo.
—No me preocupa —Lo digo en serio. Realmente no lo hace. Nunca
he confiado más en nadie en mi vida.
Parece satisfecho con eso mientras salgo de la cama, y él me sigue,
golpeando mi trasero con la palma de la mano.
—Vamos a limpiarnos.
—Claro que sí —Lo sigo con avidez hasta la pequeña ducha de su
cuarto de baño, amando la oportunidad de pasar más tiempo desnudo con

162
Nicole Dykes Hostile

Rhett. Apenas cabemos, pero no importa. Somos todo besos y caricias


lentas, y es el cielo.
Cada minuto.
Vino a mi juego.
Después de salir de la ducha y secarnos, volvemos a caer en la cama. Los
dos seguimos desnudos cuando me atrae hacia él y le beso los suaves
labios.
—Has venido a mi juego —le digo con nostalgia, y su sonrisa
calienta lugares en mí que ni siquiera sabía que existían.
No sabía que mi trabajo era hacerlo sonreír hasta que le conocí. Ahora lo
sé. Este es mi destino.
Hacer sonreír a mi chico gruñón.
—Estás obsesionado —Asiento con la cabeza y le doy un mordisco
en el labio inferior, sin discrepar.
Agarro los lados de su cara, perdido en el momento.
—Ven al baile conmigo.
Se sobresalta, pero no se separa de mí.
—No.
La respuesta de siempre.
— ¿Por favor?
No se burla de mí por suplicar, y no se aleja. Lo llamo una victoria.
—Mira, un partido de béisbol es una cosa, pero... ¿El baile de
graduación?
Me siento estúpido por preguntar. No quiero cambiar a Rhett. No tengo
ningún deseo de hacerlo.
—Bueno. Sí, tienes razón.
Sonríe y me besa suavemente, haciéndonos rodar para que recargue su
cabeza en mi pecho. Hago lentos y perezosos círculos con mis dedos en su
espalda desnuda, sintiendo su cálido aliento contra la piel de mi pecho.
Me pregunta: — ¿Iras?
Oigo la vulnerabilidad en su pregunta, pero no estoy seguro de que nadie
más la oiga si está escuchando. Intenta mantener la calma.
—Creo que voy con el grupo de siempre, pero no con una cita.
Levanta la cabeza lo suficiente como para encontrarse con mis ojos, y veo
todas las preguntas no formuladas allí. En cambio, me pregunta: —
Cuando me lo pediste, ¿Te referías a una cita?
163
Nicole Dykes Hostile

Me duele el pecho ante la pregunta porque quiero salir con Rhett.


Realmente quiero salir con él. Pero sé que no es posible.
Él entierra su cabeza en mi pecho, sin hacerme responder.
— ¿Está bien si voy? —Mi voz suena débil, pero maldita sea, soy
débil por él.
No me importa.
Siento que ahora sonríe.
—No necesitas mi permiso —Sus ojos vuelven a encontrarse con los
míos—. Y, sí, está bien. Divertirse normalmente en el instituto. Una
última vez, ¿No?
Asiento con la cabeza, con el pecho ardiendo por el dolor de nuevo,
pensando en el final del instituto. Acabo de encontrarlo, y no tardaré en
tener que dejarlo.
—Supongo —Le pincho el costado juguetonamente, tratando de
aligerar el ambiente—. Sabes que podrías conformarte un poquito. Ir al
baile. Dejar que te haga feliz y esa mierda. Bailar con canciones horribles
con gente que no soportas. Ir a una fiesta pésima después donde estemos
todos borrachos y estúpidos.
— ¿Quieres aprovecharte de mí? No necesitas el baile para eso —se
burla.
—Claro que no. Quiero que te aproveches de mí —Le beso la nariz—.
Hazme todas las cosas sucias.
Sonríe y se sube a mi cuerpo, agarrándome los brazos y sujetándolos a los
lados de mi cabeza.
— ¿Por qué esperar?
Me río, y él también lo hace.
—De acuerdo.
Me inclino hacia arriba mientras él se inclina hacia abajo,
encontrándonos en el medio para un beso caliente, mientras ambos nos
ponemos duros de nuevo, necesitándonos mutuamente de maneras que
no podemos decir.
Es suficiente por ahora. Sólo necesito concentrarme en el momento en
que estoy en la cama de Rhett, envuelto en él.

164
Nicole Dykes Hostile

Treinta y tres
Rhett
—Jesús, Bree. Esto es realmente estúpido —La miro con su vestido
naranja y el ramillete de lirios en la muñeca.
—No es una estupidez. Ir a un partido de béisbol fue una estupidez.
Esto... —suspira y me arregla la estúpida pajarita del cuello—. Esta es
nuestras últimas experiencias juntos en el instituto. Y creo que podría ser
divertido.
Enarco una ceja, sorprendido por este acontecimiento. Nunca ha querido
hacer nada que se considere una experiencia típica de instituto, pero
cuando le hablé de la fiesta de graduación y de que Grayson me lo pidiera,
parece que le gustó mucho la idea.
—Sé lo que estás haciendo.
Se encoge de hombros.
—Así que cállate y dame las gracias.
Sonrío y le beso la sien. Blair estaba más que emocionada cuando Bree le
dijo que Fletcher, Bree y yo queríamos ir al baile. Por supuesto, Blair se
volvió más que loca y le compró a Bree joyas, tacones, un vestido y la llevó
a maquillarse hoy. Intentó por todos los medios que Fletch y yo fuéramos
también –para qué, aún no estoy seguro– pero le permitimos elegir
esmoquin para nosotros.
Fletch se ve muy bien en un esmoquin blanco y corbata negra con el pelo
peinado. No hubo una sola chica en el gimnasio que no salivara cuando lo
vieron esta noche. De hecho, creo que toda la escuela nos miraba atónito a
los tres cuando entramos.
Y no fue mi imaginación. Bree y Fletcher también lo sintieron.
—Jesús, ¿Deberíamos haber anunciado formalmente que
estaríamos aquí esta noche o algo así? —pregunta Bree, haciendo que
Fletch y yo nos riamos. Ambos enlazamos nuestros brazos con uno de los
suyos y la guiamos hacia dentro.
—Esto fue idea tuya, Bree Bree —digo mientras busco a Grayson.

165
Nicole Dykes Hostile

—Esto fue idea de tu novio, Rhetty —susurra ella, inclinándose


junto a mi oído, y yo me río, gustándome demasiado el sonido del término
«novio» aplicado a Grayson.
No puedo.
Tengo que dejar de hacerlo.
Lo veo al otro lado de la habitación, con los ojos puestos aquí, pero está
ocupado bailando con una chica de nuestra clase. Crystal, creo que es su
nombre. Sus manos lo recorren, deslizándose por su espalda y subiendo
por sus anchos hombros mientras él mantiene sus manos en las caderas
de ella. Sus ojos se cruzan con los míos y veo que se iluminan de sorpresa,
pero no deja de bailar con ella.
Lo cual... duh. Por supuesto, no lo hace. Está aquí con ella. Necesita que
todos los de su grupo de amigos piensen eso, estoy seguro.
Me siento en una de las mesas decoradas con algún tema ridículo que no
entiendo, sintiéndome de repente derrotado y estúpido. Bree se sienta a
mi lado mientras Fletch dice algo sobre saludar a una chica que conoce.
Ni siquiera señalo que probablemente solo la «conozca» desde hace unos
segundos o lo hará, si es que no se ha enrollado ya con ella. Se va, y Bree
me da un golpecito por debajo de la mesa con uno de sus tacones.
— ¿Qué pasa?
—Esto es una estupidez. Ya te lo dije, Bree. No encajo aquí, y él
está... —Hago un gesto hacia donde está ocupado en su gran grupo de
amigos, con las manos todavía en Crystal—. Se está divirtiendo. Está bien
aquí sin mí.
—Estás siendo un idiota otra vez —dice con el verdadero estilo de
Bree.
— ¿Cómo?
Ella suspira suavemente, sacudiendo la cabeza hacia mí y apoyando el
codo en la mesa, apoyando la cabeza en su mano.
—Rhett, ustedes acordaron no decírselo a nadie. Le dijiste que no
ibas a venir. ¿Qué quieres que haga? ¿Venir corriendo y bailar con
nosotros? ¿Que diga, “que se joda todo”?
Más o menos.
Sé que es una estupidez porque soy yo el que ha estado totalmente de
acuerdo con que no se lo cuente a nadie. Pero ahora, mientras veo a
Crystal alisar una mano sobre su mejilla, siento que la rabia burbujea
dentro de mí, lo cual no entiendo.
—No —Sacudo la cabeza—. Es una estupidez. Esto es una estupidez.
No debería estar aquí.
166
Nicole Dykes Hostile

Su rostro se suaviza mientras me ofrece una sonrisa.


—No puedo imaginar lo difícil que es tener todo tipo de
sentimientos y no poder decírselo a todo el mundo —Frunce los labios,
sumida en sus pensamientos, y luego ríe suavemente—. Bueno, supongo
que sé lo que se siente.
—Bree... —Siento una punzada de culpabilidad por todo lo nuestro,
pero ella niega con la cabeza.
—Pero no es lo mismo porque sé que los dos sienten algo por el
otro, y no poder compartirlo tiene que ser un asco.
—Se va a ir al final del verano.
—Pero eso no significa que no tengas sentimientos por él. No lo
hagas. No alejes tus sentimientos.
Quiero reírme porque eso es lo que he estado haciendo toda mi vida.
—Soy bueno en eso.
Se sienta y me agarra la mano.
—No tan bueno como crees —Mira por encima del hombro a
Grayson y sus amigos—. Y sé que estás sufriendo. Podemos irnos si
quieres, pero estás aquí para demostrarle que te importa.
Se vuelve y mis ojos se encuentran con los suyos.
— ¿Cómo hago eso si no puedo estar con él?
—Estando aquí.
Asiento con la cabeza, aun sintiéndome mal por toda la situación.
Odiando a sus padres y a sus amigos y a todas las malditas cosas que nos
separan. También odio que Bree tenga razón y que yo sea un idiota
enamorado de él.
O bueno, ya me he enamorado de él, porque cuando estoy en la pista de
baile con Bree y miro a Grayson con los brazos de Crystal alrededor de su
cuello, apoyándose en él, viendo cómo siente su gran cuerpo contra el
suyo, apenas puedo respirar por los celos.
No puedo concentrarme en nada más que en sus manos sobre él y en el
hecho de que todos los miran y ven una pareja. Miran a Grayson y ven la
fachada. Ven al deportista rico que es heterosexual y que se la lleva de la
fiesta después.
No saben que le gusta dibujar y nadar. Que es amable y compasivo. Que es
voluntario con los niños después de la escuela. Y que en lugar de curvas
suaves, prefiere los músculos duros.
No saben que ha tenido sus labios en cada centímetro de mi cuerpo, y que
me ha encantado cada segundo. Y de repente, todo es demasiado. Me
167
Nicole Dykes Hostile

disculpo con Bree y salgo corriendo del gimnasio, tratando de recuperar el


aliento.
Yo no soy así. Yo no me apego. No me siento posesivo. No quiero ir a
arrancar las manos de una chica del cuerpo de mi hombre. Pero ahora no
puedo pensar con claridad mientras entro en el pasillo y recorro la bahía
de taquillas.
Oigo pasos detrás de mí, pero me pierdo en esta niebla. Por supuesto, la
única vez que tengo una atracción insana por alguien, es por alguien
totalmente inaccesible.
— ¿Rhett? —La voz de Grayson vacila con preocupación, y me doy
la vuelta para verlo... todo su apuesto esplendor en su ajustado esmoquin.
—Vete.
—No —Se acerca a mí—. Creía que no vendrías al baile de
graduación.
—No lo hacía.
Estoy cabreado. Me frustra no poder decirle a todo el mundo que estamos
juntos.
— ¿Qué quieres de mí, Rhett? Dímelo.
Me río, pero sin gracia.
—Nada.
—No me mientas —Se acerca, sus ojos buscan los míos—.
Cuéntame.
—Nada. No quiero nada de ti.
Sus zapatos tocan los míos. Él respira con dificultad, y yo también.
—Dime.
—No.
—Rhett —Me agarra la nuca de la manera que me gusta –posesiva y
fuerte– y apoya su frente contra la mía—. Cuéntame.
—No —vuelvo a decir y observo el ascenso y descenso de su pecho.
—Odié verte con Bree. Incluso sabiendo que no la ves así. Sabiendo
que otras personas en el gimnasio probablemente piensen diferente.
Sacudo la cabeza lentamente.
—Eres el que habla con las manos de Crystal encima. Deberías
habértela tirado en la pista de baile. Habría sido aún más convincente.
—Eso no es justo —dice, pero su voz es tranquila.

168
Nicole Dykes Hostile

—Nada de esto es justo.


Levanto la cabeza y me encuentro con sus ojos mientras asiente con la
cabeza.
— ¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres que entre y le diga a todo el
mundo que estamos juntos?
—No estamos juntos.
—Exactamente —Su voz está llena de ira.
— ¿Estás enojado conmigo?
— ¡Estoy enfadado con la vida, Rhett! —Su voz retumba mientras
extiende los brazos hacia los lados—. Quiero hacer lo correcto por mi
abuelo, pero para hacerlo, tengo que ser el maldito chico de oro. Tengo
que jugar el juego, y ha estado bien. Totalmente bien —Deja caer los
brazos a los lados—. Hasta que llegaste tú.
— ¿Yo?
—Sí. Tú. Me recuerdas que todo es una mentira y que no es justo.
La rabia llena mis entrañas, pero no hacia él. No estoy enfadado con él.
—Nunca quise a nadie hasta que llegaste tú. Y ahora... —Me rindo y
suspiro con un resoplido de rabia.
Me toma la cara con una de sus grandes manos.
—Y ¿Ahora qué?
Levanto los ojos para mirarle.
—No puedo dejar de pensar en ti. Sé por qué no podemos decir
nada, pero es difícil, y lo odio, carajo.
—Yo también —Me da un beso suave y rápido en los labios y decido
aguantarme.
— ¿Vienes a casa conmigo?
Asiente con la cabeza más rápido de lo que esperaba.
—Sí.
—Y ¿El baile de graduación? —Pregunto dubitativo. Si quiere volver
a entrar ahí, lo haré. Lo veré jugar al juego y pasar el rato con gente con la
que no tiene mucho en común, pero podría matarme.
—Al diablo con el baile de graduación. Te quiero a ti —Me tomo de
la mano y tira de mí hacia el aparcamiento, sin darme la oportunidad de
discutir. Le envío un mensaje de texto a Bree para informarle de que me
he ido con Grayson, y ella me devuelve un emoji de dedo corazón, y luego
un emoji de ojos de corazón justo después.

169
Nicole Dykes Hostile

Grayson conduce hasta mi casa, y cuando entramos, es como siempre. No


podemos dejar de tocarnos, explorando y memorizando cada centímetro
del otro.
Cuando pasamos a mi cama, los dos estamos desnudos. Me lleva al borde
de la locura chupándome la polla con unas habilidades demenciales que
ha perfeccionado en los últimos dos meses.
—Grayson —le ruego que se detenga antes de que caiga por
completo.
Su boca se desprende de mi dolorida polla con un ruido obsceno antes de
subir por mi cuerpo y besar mis labios, poniendo una mano en mi mejilla.
— ¿Qué pasa?
Intento por todos los medios que mis nervios no se desaten.
—Creo que quiero estar atado a ti.
— ¿Qué? —Se levanta un poco, apuntalando su gran cuerpo con los
brazos, haciéndolos flexionar—. Estás atado a mí.
Pienso en sus palabras en la cabaña cuando se entregó a mí por primera
vez. Cuando me preocupaba que nos atara si dábamos ese paso, y en lo
estúpido que era porque he estado atado a él desde el día lluvioso en que
me hizo subir a su coche.
—Lo sé. Pero quiero estar aún más atado a ti.
Parece confundido, y yo sonrío, quitándole el pelo de la frente. Está
desordenado por mis dedos.
—Di más.
Me río.
—De acuerdo —Mi corazón se acelera en mi pecho mientras reúno
el valor para decirle lo que quiero—. Quiero que me folles.
Sus ojos se abren de par en par en señal de sorpresa, algo que podría
hacerme reír si no estuviera tan excitado e igualmente nervioso.
—No tienes que hacerlo. Sabes que me encanta que me folles.
Asiento con la cabeza y arrastro una mano sobre su sólido pecho,
sintiendo los latidos de su corazón.
—Y eso también me gusta, pero quiero probar esto —Me inclino
hacia arriba y atrapo sus labios con los míos, soltando algunos de mis
nervios—. Te quiero dentro de mí.
Lo veo tragar, su garganta se balancea de una manera tan sexy porque
Grayson está nervioso. Y está muy excitado.
—Bueno. Sí —Su voz es áspera y casi un jadeo cuando responde.
170
Nicole Dykes Hostile

Lo empujo y me dirijo al cajón de la mesa junto a mi cama, agarrando el


lubricante y un condón y entregándoselos con manos temblorosas.
—Puede que no... —Me encojo pensando en su gigantesca polla en
mi culo.
—Si no te gusta, pararemos. Sólo tienes que decírmelo.
Es entonces cuando me doy cuenta de lo mucho que confío en él. Asiento
con la cabeza y me atrae hacia un dulce beso, haciendo que me duela el
corazón y que mis nervios se disipen porque lo tengo en este momento, y
no quiero parar.
Se toma su tiempo conmigo, echando lubricante en sus dedos y
abriéndome con uno y luego con dos. No puedo decir que me guste la
sensación de sus dedos estirándome al principio, pero cuando da con un
punto mágico dentro, mi polla se despierta y mis caderas se levantan de la
cama.
—Mierda.
Sólo se ríe, rozando de nuevo ese punto antes de sacar y añadir otro dedo,
haciendo que el ardor se intensifique de nuevo. Pero antes de que mi
erección pueda flaquear, mueve su caliente boca hasta la punta de mi
polla y me chupa en su húmedo calor.
—Mierda, Grayson. Sí —Aprieto mis manos en su pelo, y sus dedos
vuelven a rozar mi próstata, haciéndome temblar y maldecir, demasiado
cerca del límite—. Estoy cerca. Demasiado cerca. Mierda. Fóllame,
Grayson.
Soy un desastre necesitado entre dientes, pero él se apiada de mí, sacando
sus dedos y su boca de mi polla. Pero cuando enfunda su gruesa polla con
el condón y me mira, mis nervios vuelven a aparecer.
—Eres tan malditamente hermoso. Dime si quieres que pare —Se
inclina y me besa, y yo hago que mi corazón se ralentice mientras respiro
a través del dolor inicial de la punta de su polla atravesando el apretado
anillo de músculos—. Jesús, mierda —Me mira a los ojos—. ¿Estás bien?
Asiento con la cabeza e inhalo y exhalo lentamente.
—Sí, sigue.
Lo hace. Se adentra en mi cuerpo con la paciencia de un santo,
estirándome y poseyéndome de una manera que nunca creí posible.
Cuando está completamente hundido dentro de mí, los dos nos quedamos
paralizados, mirándonos fijamente en una especie de trance.
Le agarro el culo con las manos y lo mantengo ahí, sin dejar que se mueva,
pero sin dejar que se aleje tampoco. Disfruto de cada segundo, de cada
flexión de su polla dentro de mí mientras su cuello se tensa por la
necesidad de moverse. La necesidad de fricción y liberación.
171
Nicole Dykes Hostile

—Fóllame, Grayson —digo por fin, y él esboza la sonrisa más bonita


que he visto nunca, y eso es mucho decir, porque suele sonreír.
Cuando se retira casi por completo y vuelve a entrar en mí con un
movimiento fluido, los dos gemimos de intenso placer. La punta de su
polla golpea ese lugar dentro de mí y me vuelve loco de desesperación por
correrme.
—Ya está. Por favor, Dios. Justo ahí.
Vuelve a clavarme la próstata con precisión, y yo abro más las piernas,
levantando las rodillas y dándole mejor acceso. Mi polla está dura como
una roca y gotea sobre mi estómago, pidiendo alivio.
Los músculos de sus brazos se tensan mientras embiste mi cuerpo una y
otra vez, proporcionándome el placer suficiente para olvidarme por
completo del dolor.
—Sí —jadeo, envolviendo mi mano alrededor de mi pene y
acariciándolo con vigor—. Estoy cerca.
—Gracias, mierda —Se inclina hacia delante y me besa—. Vente. Por
favor, vamos.
Entonces se inclina hacia atrás y me penetra, golpeando mi próstata y
haciéndome gritar mientras el semen salpica mis abdominales. Eso
desencadena su liberación y lo lleva al límite con sólo unos cuantos golpes
más de su polla antes de que se desplome sobre mí.
—Eres jodidamente pesado —gruño, y él sólo se ríe, alisando el pelo
de mi cabeza y sin moverse.
—Estoy hecho polvo. No puedo moverme.
Me río de eso, sintiéndome ligero en el momento.
—Pues entonces estamos jodidos porque creo que mi cuerpo es
igual de inútil.
Me besa la sien.
—Me moveré en un minuto. Quiero sentirte un poco más.
Las palabras son inocentes, pero siguen tocando una fibra sensible en mi
interior.
Porque un poco más es todo lo que queremos.

172
Nicole Dykes Hostile

Treinta y cuatro
Grayson
Soy un graduado de la escuela secundaria.
Mierda. ¿Cómo es posible?
Hoy he cruzado el escenario y he estrechado la mano de mi director, con
mis padres entre la multitud, felicitando a los demás padres que estaban a
su alrededor y que probablemente sentían envidia porque me había
graduado como el mejor de mi clase.
Seguro que se regodeaban de mis notas y de que pronto me iría a la Costa
Oeste. No porque estén realmente orgullosos. Porque era lo que se
esperaba, y eso es lo que hice.
Me sorprendo cuando veo a Rhett caminando entre la multitud en mi
casa, buscando a alguien en la habitación. Es estúpido esperar que sea yo,
pero ¿Qué otra cosa podría estar haciendo aquí?
— ¿Rhett? —Su cara de preocupación me tiene en alerta máxima
cuando nos encontramos en medio del gran salón de la casa de mis
padres—. ¿Estás bien?
— ¿Está Bree aquí?
— ¿Qué? ¿Bree? —Sacudo la cabeza y miro a mi alrededor—. Creo
que no. No la he visto. ¿Por qué?
Saca su teléfono del bolsillo.
—Me envió un mensaje de texto diciendo que estaba aquí. No
entiendo por qué demonios vendría aquí. Odia las fiestas.
Sí, creo que nunca la he visto en una.
—No la he visto, pero está algo descontrolado aquí, así que no
conozco a la mitad de la gente de aquí —Me meto las manos en los
bolsillos, extrañamente avergonzado por la enorme fiesta que se celebra a
nuestro alrededor.
—Sí, por cierto, ¿Cómo ha ocurrido esto? No sabía que estabas
dando una fiesta.
Me agarro la nuca con nerviosismo, todavía cabreado por ello pero
intentando disimularlo.

173
Nicole Dykes Hostile

—Mis padres insistieron. Y están convenientemente de camino


fuera del país, así que ya sabes que, si la cosa se tuerce, son sólo
travesuras de instituto.
— ¿Tus padres alentaron una fiesta en tu casa? —Me estudia y me
siento como un bicho raro. Sé que es raro.
—Sí. Ya sabes, cuanto más grande mejor. Debo mostrar mi
popularidad, y ya sabes, me lo he ganado —Estoy seguro de que oye el
sarcasmo en mi tono, y no tengo energía para ocultarlo. No quería una
gran fiesta. No quería estar cerca de nadie más que de Rhett esta noche.
Aunque, siendo el tipo responsable que es, en lugar de ir a una fiesta,
estaba en el trabajo—. Me sorprendieron con ello cuando volvimos de la
cena.
—Vaya.
—Sí, estoy jodido.
Se ríe de eso, una sonrisa jugando en sus labios.
—No lo estás. Ellos lo están. Pero tú no lo estás —Vuelve a mirar a
su alrededor—. Entonces, ¿No hay una Bree por aquí?
—Vamos a buscarla. Es una casa grande, y para ser sincero, me he
escondido mucho.
Miramos alrededor, y no puedo decir que odie tener a Rhett en mi
compañía. Tiene buen aspecto con sus vaqueros rotos y su camiseta negra
de Hostile Ink.
— ¿Dejaste el trabajo para venir aquí?
—Sí, Kole es muy genial. No sé. Es que el mensaje de Bree me dio
una sensación rara. No parecía ella.
— ¿Por qué iba a venir aquí sin ustedes? —Pienso en voz alta. No
ayuda, lo sé, pero no tiene sentido.
Nos dirigimos a la planta baja, y primero veo el pelo rizado familiar
mientras una pareja se revuelve en mi sofá. Luego veo la cara de Josh.
—Oh, mierda.
— ¿Bree? —Rhett empieza a acercarse a la pareja que se está
besando, y yo lo alcanzo rápidamente mientras agarra la camiseta de
Josh, tirando de él hacia atrás y apartándolo efectivamente de Bree—.
¿Qué carajo está pasando ahora mismo?
—Atrás, Rhett —Josh se levanta, pero tropieza y luego empuja a
Rhett.

174
Nicole Dykes Hostile

— ¿Yo? ¿Retroceder? —Los puños de Rhett están apretados a los


lados mientras mira a Bree, que está claramente fuera de sí también. Se
tira de la camiseta –que se había subido– hacia abajo y se alisa el pelo.
—Rhett, cálmate.
— ¿Calmarme? Me envías un mensaje de texto diciendo que vas a
una fiesta en casa de Grayson, y yo salgo del trabajo para asegurarme de
que estás bien, ¿sólo para encontrarte aquí con Josh? ¿Estás bien?
¿Cuánto has bebido?
Josh levanta las manos, claramente ebrio o drogado o ambas cosas –sus
ojos enrojecidos hablan de ello– y ahora se ríe.
—No hemos bebido tanto. Sólo nos estamos divirtiendo.
Rhett agarra el cuello de Josh, y me tenso mientras tira de su cuerpo hacia
el suyo.
— ¿Has puesto algo en su bebida?
Bree se levanta, poniendo los ojos en blanco y tirando de las manos de
Rhett.
—Suéltalo. No estoy tan borracha ni fuera de mí, ¿Ok? Sólo fue un
estúpido momento débil.
— ¿Momento débil? —Rhett se vuelve hacia ella—. ¿Qué demonios?
—Pensé que querrías venir a la fiesta de Grayson, así que te dije que
vinieras. Y luego me encontré con Josh.
— ¿Con la lengua?
Ella se sonroja y luego suelta una risita, claramente sintiendo lo que sea
que haya bebido.
—Me estoy divirtiendo, Rhetty. ¿De acuerdo? No sería tan malo
para todos nosotros aflojar. Eso es lo que he decidido. El partido de
béisbol, el baile, una fiesta. Sólo estoy tratando de experimentarlo todo
antes de que se acabe para mí también. Quiero decir, tú te mudaste, y
Fletch se va a la universidad —Sus palabras me golpean justo en las tripas,
y deben golpear a Rhett también porque parece enfermo—. Sólo estoy
sola.
—Mierda —Suelta a Josh y se vuelve hacia Bree—. Estoy aquí, Bree.
No me voy a ninguna parte.
Ella moquea, ya no se ríe, y veo la tristeza en sus ojos. Me siento mal por
la pobre chica. Están cambiando muchas cosas.
—Sí, lo estás. Te has mudado. Tienes novio —Me hace un gesto, y
Rhett y yo nos quedamos helados.

175
Nicole Dykes Hostile

— ¿Qué? —El ceño de Josh se arruga, y los ojos de Bree se


ensanchan mientras se tapa la boca.
—Oh, mierda. No. Eso no. No un novio. No quise decir eso —Parece
asustada y el corazón casi se me sale del pecho. Rhett parece que va a
vomitar.
— ¿Novio? —Los ojos vidriosos de Josh se encuentran con los
míos—. ¿Ustedes dos?
—Eh... —Sigo congelado.
—No —Bree sacude la cabeza, pero luego se agarra el estómago—.
Oh, Dios. Voy a vomitar.
—Mierda —gime Rhett y me mira—. Lo siento mucho. Yo…
—Ve —Asiento con la cabeza hacia Bree—. Ayúdala. Llévala a casa.
Está bien.
Parece que quiere discutir, pero ella hace otro ruido de náuseas, y él la
guía lejos, mirándome de nuevo con remordimiento en los ojos. Le hago
un gesto para que se vaya y me vuelvo hacia Josh.
— ¿Te estás tirando a Rhett?
Me aclaro la garganta, preguntándome si puedo interpretar esto como si
Bree hubiera cometido un error de borrachera. Pero estoy muy cansado
de todo esto. No quiero disimularlo.
—Sí.
Lo piensa y luego se ríe, dándome una palmada en la espalda.
—Y yo que pensaba que te estaba robando la novia. Huh. Mierda.
—No —Mis labios hacen un ruido de chasquido mientras espero que
se asuste o diga algo idiota.
—Huh.
— ¿Eh?
Sonríe y luego se encoge de hombros.
—Quiero decir, él no me produce nada. Pero si crees que está
bueno, genial.
— ¿Eso es todo?
Parece herido ahora, frunciendo el ceño.
— ¿Crees que no me parecería bien que te follaras a un tipo?
Me encojo de hombros.

176
Nicole Dykes Hostile

—No lo sé. Estoy bastante seguro de que a mi padre no le parecería


bien. No puede enterarse.
Se deja caer en el sofá después de agarrar una cerveza que espero que sea
suya y dar un trago.
—Bueno, tu padre es un imbécil. El mío también. Pero yo no lo soy.
Y no se lo voy a decir a nadie. Ni me importa a quién te folles.
Curiosamente, le creo. Me siento a su lado, preguntándome cómo le he
juzgado mal.
— ¿Jugando con Bree Moore?
Se ríe.
—Sí, probablemente no fue la mejor idea cuando ya estaba borracho
como una cuba. Pensé que estaba viendo cosas cuando entró por la
puerta.
—Parecía bastante fuera de sí.
—Sólo la vi beber una cerveza. Pero también nos tomamos un par
de tragos juntos.
—Rhett te va a patear el culo —Levanto los pies sobre la mesa frente
al sofá, y él parece genuinamente preocupado.
— ¿Tú crees? Te juro que no la forcé. Ella me besó, y yo le devolví el
beso —Levanta las manos—. Lo juro, incluso mantuve mis manos
alrededor de su cintura. Bree es una buena chica. Me gusta.
Realmente le creo.
—Creo que estará bien. También es una chica fuerte. No creo que
hubiera estado aquí si no quisiera. Pero creo que ahora también está algo
alterada.
—Sí, está bien —Su sonrisa bobalicona no abandona su cara, y
sacudo la cabeza antes de levantarme.
—Mira, me voy a casa de Rhett. No dejes que quemen la casa. ¿De
acuerdo?
—Sí, ve a hacer algo. Yo vigilaré el fuerte —Aunque parece que está
a punto de desmayarse.
Me río y me voy, conduciendo hasta casa de Rhett, pero aún no está en
casa. Parecía realmente preocupado, así que no hay manera de que me
vaya antes de tener la oportunidad de hablar con él.
¿Quién iba a decir que mis amigos no eran tan malos?

177
Nicole Dykes Hostile

Treinta y cinco
Rhett
¿Qué demonios está pasando? Bree acaba de sacar a Grayson del armario.
Parecía tranquilo al respecto. Bueno, al menos no enfadado por ello,
aunque sí totalmente asustado. Pero aun así, no está bien. ¿Cómo pudo
hacer eso?
¿Y cómo pudo aparecer en su casa y emborracharse? Bree no bebe. Esto
no es propio de ella. Termina de vomitar en los arbustos y se apoya en mi
coche.
—Oh, Dios mío.
—Le has contado a Josh lo mío con Grayson. ¿Qué demonios, Bree?
Sus ojos acuosos se encuentran con los míos y parece horrorizada.
—Lo siento mucho. Dios mío, Rhett. Lo siento mucho. No sé por
qué dije eso. Se me escapó, y fue tan estúpido. Lo siento mucho.
Sé que lo está, y me inclino a su lado.
— ¿Qué pasa? Nunca bebes.
Se limpia la boca con la mano mientras otra lágrima se desliza por su
mejilla.
—Ha sido una locura verlos a ti y a Fletch cruzar el escenario hoy,
pasando a la siguiente parte de sus vidas. Dejándome a mí.
La rodeo con un brazo y la estrecho.
—No me voy a ninguna parte. Estoy aquí, Bree.
Ella resopla, con voz triste.
—Lo estás, pero no lo estás. Tienes a Grayson, y pronto empezarás
tu carrera. Fletcher se va a mudar. Todo esto me ha afectado mucho —
Vuelve a sorber y luego gira la cabeza para mirarme con esos ojos
desesperadamente tristes—. Lo siento mucho. Me disculparé con él. Se lo
prometo. Ha sido una estupidez. No era mí…
La abrazo más fuerte.
—Sé que no lo hiciste. Y gracias. No creo que esté enfadado, más
bien conmocionado. Pero por ahora, vamos a llevarte a casa, ¿Ok?

178
Nicole Dykes Hostile

Ella asiente.
—Lo siento mucho, Rhett.
Beso la parte superior de su cabeza.
—Lo sé. Siento no haber estado ahí para ti. Lo haré mejor, ¿De
acuerdo? Te lo prometo. Sabes que te quiero.
Ella emite un sollozo ahogado y asiente con la cabeza antes de limpiarse
los ojos y bajarse del coche.
—Lo sé.
Se sube al asiento del copiloto y yo echo una última mirada en dirección a
la casa antes de ponerme al volante. Parece muy cansada y se apoya en la
ventanilla con los ojos cerrados. Decido no hacer más preguntas por esta
noche.
Podemos seguir hablando mañana, así que subo el volumen de su música
favorita y la conduzco hasta la casa de Blair y Rhys, aparcando en la
entrada y acompañándola hasta la puerta principal. Cuando abro la
puerta con la llave que aún tengo, me recibe un Rhys preocupado.
No me sorprende, es protector.
— ¿Qué pasa? —dice su voz profunda y preocupada.
Bree endereza los hombros y le ofrece un fuerte: —Nada. Estoy bien.
Rhett sólo me ha traído a casa.
Él no se lo cree, pero ninguno de los dos dice una palabra. Me besa la
mejilla y luego la suya antes de marcharse hacia su habitación. Blair entra
en el vestíbulo, mirando a Bree, luego a mí y después a Rhys.
— ¿Qué pasa?
Bree sigue caminando y yo mantengo la voz baja.
—Creo que le vendría bien una charla.
Blair asiente decidida y comprensiva, y sale detrás de Bree. Rhys cierra la
puerta tras de mí cuando entro completamente en la casa.
— ¿Tú también necesitas hablar?
Me encojo de hombros, tan condenadamente cansado por esta noche y, de
acuerdo, tal vez por los últimos años.
—Sí, tal vez.
Asiente con la cabeza y señala el salón, donde lo sigo y nos sentamos en el
gran sofá.
— ¿Qué pasa?

179
Nicole Dykes Hostile

Hay tantas cosas. Quiero contárselo todo. Este hombre me ha dado una
segunda oportunidad en la vida. Él es la razón por la que me he graduado
hoy, la razón por la que encontré mi pasión en el arte que me llevó a mi
futura carrera. Él me dio un lugar seguro cuando nunca soñé que podría
tener eso.
—Eres heterosexual, ¿Verdad? ¿Totalmente heterosexual? —Lo
suelto en lugar de un agradecimiento. Y por supuesto, al instante parece
confundido.
¿Por qué no iba a estarlo? Por Dios.
—Quiero decir... —Resoplo, molesta conmigo mismo—. Sólo te
interesan las mujeres.
—Sólo estoy interesado en una mujer. Sí. ¿Por qué? ¿Qué pasa?
No creo que piense diferente de mí. No lo creo. Sé que no es como el
padre de Grayson.
—Creo que estoy enamorado de un chico —Mierda. Eso fue
demasiado real.
¿Enamorado?
Mierda.
Su cara se ilumina de sorpresa, pero es diferente. No sé cómo puedo
saberlo, pero de algún modo sé que su sorpresa es más por la parte del
amor que por la del chico. Pero antes de que pueda decir nada en
respuesta, sus ojos miran detrás del sofá donde está Blair con los ojos
muy abiertos.
Bueno, que me jodan.
—Lo siento mucho. No era mi intención escuchar eso. Bree está
durmiendo, y yo... —Parece realmente nerviosa. Es la primera vez que la
veo así.
—No pasa nada. Yo también quiero hablar contigo.
Se ilumina al oír eso y se acerca para sentarse entre nosotros, poniendo
una mano en mi rodilla.
— ¿Estás enamorado?
Sonrío para mis adentros porque tenía razón. Se van a centrar en la parte
del amor.
—Yo... —Mi voz no funciona—. Creo que sí.
Ella sonríe demasiado.
—Oh, Dios mío, Rhett. Eso es genial.

180
Nicole Dykes Hostile

—Es con un chico —digo estúpidamente, y ella se ríe de eso, toda


amable y aceptando.
— ¿Y? ¿Sabes cuántas chicas me han hecho girar la cabeza a lo largo
de los años? Incluso hubo una, justo después de que me graduara en el
instituto. Ella tenía la más suave...
—De acuerdo —Levanto la mano para detenerla—. Lo estás
haciendo raro.
Ella se ríe de eso y afortunadamente se detiene.
—Sólo estoy diciendo. Chico, chica... lo que sea. Si lo quieres —se
vuelve hacia Rhys con una sonrisa y luego hacia mí—, nosotros también lo
haremos. ¿Hay amor y respeto entre los dos?
Asiento mudamente, con el pecho lleno de orgullo, tan malditamente
agradecido por estas dos personas que me acogieron. Personas de las que
nunca me sentí digno, no por ellos, sino por mí.
—Sí. Es genial.
Ella sonríe ante eso y coloca una mano en mi rodilla.
—Eso es bueno, Rhett. Quiero conocerlo. Ahora mismo —Pongo los
ojos en blanco, pero no puedo dejar de sonreír porque, por supuesto, ella
lo hace. Ella chasquea los dedos—. Oh. Estás cuidándote, ¿Verdad? Sé que
te di todo el discurso de los condones para evitar el embarazo, y no tienes
que preocuparte por esa parte. Pero las enfermedades siguen existiendo.
Pillo los labios de Rhys curvándose en una sonrisa divertida, y gimo: —
Blair, lo sé.
Sin embargo, ahora está en modo mamá súper seria. Es demasiado tarde.
—Maldita sea, supongo que debería haber mencionado el lubricante
también. Ya sabes. Es importante. Y tienes que saberlo. Y la preparación.
Tienes que tomarte tu tiempo.
—Jesús —Me pongo de pie—. Ahora sí que lo estás haciendo raro,
Blair.
Ella se ríe y se levanta también.
— ¿Qué? Hablo muy en serio. Es importante. Y si tienes alguna
pregunta, dímelo.
Definitivamente no le estoy preguntando sobre sexo, y tampoco le digo
que lo sé por experiencia. Pero, aun así, la atraigo hacia mí y la abrazo.
—Lamento haber sido tan imbécil.
Parece realmente sorprendida por eso, se aferra a mi hombro pero se
aparta lo suficiente como para mirarme a los ojos.

181
Nicole Dykes Hostile

—No eres un imbécil. Eres mi dulce niño —Utiliza una mano para
apartar mi pelo, y su mirada se intensifica—. Rhett, he sabido que estabas
destinado a ser mi hijo desde el día en que Bree te trajo a casa. Te
queríamos. Eres deseado, y eres amado.
Maldita sea, Blair.
Se me llenan los ojos de lágrimas y se me hace un nudo en la garganta
porque lo sé. En el fondo, siempre lo he sabido. Pero he luchado contra
ello.
—Siento haberte alejado. Y haberme mudado. No fue nada que
ustedes hicieran.
Rhys se levanta ahora, uniéndose a nosotros.
—Este es tu hogar. Para siempre, chico. Pase lo que pase, pero
también estoy muy orgulloso de que hayas hecho tu propio camino.
Debería decírselo, pero tengo miedo de estropear este momento. Algo que
ni siquiera sabía que necesitaba.
—Estoy agradecido con ustedes. Realmente lo estoy.
—Lo sabemos —dice Blair como si fuera lo más fácil del mundo—.
Eres nuestro. Tanto si luchas como si lo aceptas, eres nuestro. Ya sea que
tengas dieciocho o cincuenta años. No importa. Te queremos.
—Yo también los quiero —Sonríe y me abraza.
—Esto es asqueroso —Sorbetea y me doy cuenta de que está
llorando.
—Sí. Realmente lo es —Pero sólo la abrazo más fuerte.
—Vamos a hacer un día familiar al estilo Moore, ¿Ok? Pronto —
Estoy de acuerdo, pero se me revuelve la tripa cuando oigo el apellido
Moore contra el que luché.
—Quiero cambiar mi apellido.
Los dos parecen sorprendidos, y Blair vuelve a inclinarse hacia atrás,
escudriñando mi rostro.
— ¿Lo quieres?
Asiento con la cabeza, sintiéndome como un niño estúpido hasta que veo
que Rhys lleva la mayor sonrisa que he visto en su cara.
—Por fin.
Me río ante eso, y entonces, también lo hace Blair.
—Iré contigo si quieres.

182
Nicole Dykes Hostile

Asiento con la cabeza y le sonrío.


Por fin estoy preparado para ser un Moore y tal vez dejar que me quieran,
como siempre lo han hecho. Pero esta vez, sin luchar contra ello.

183
Nicole Dykes Hostile

Treinta y seis
Grayson
No estoy seguro de cuánto tiempo he estado aquí, pero me siento aliviado
cuando veo los faros y luego el coche de Rhett antes de que se baje, con
aspecto de estar sorprendido de que esté aquí pero no molesto.
—Hola —dice al llegar a mí.
—Hola.
Nos miramos fijamente durante unos instantes antes de seguirlo por las
escaleras hasta su casa. Nos deja entrar a los dos y cierra la puerta tras
nosotros, con un lenguaje corporal tenso que no me gusta.
—Lo siento —Sus ojos verdes se encuentran con los míos, con una
oscuridad en ellos.
—No es culpa tuya.
Se tumba en el sofá y deja las llaves sobre la mesa.
—Sí lo es. Tú confiaste en mí, y yo en ella. Nunca pensé que ella
diría algo.
Me siento a su lado, queriendo atraerlo hacia mí, pero también
conociendo a Rhett bastante bien a estas alturas. El contacto físico no es
lo que necesita. Todavía no.
—La mierda pasa. Sé que ella no quería hacer eso.
—No lo hizo —Lo dice ferozmente, pero luego retrocede
rápidamente—. Quiero decir, fue jodido, no estoy tratando de defenderla,
pero...
—Pero ella es Bree. Siempre la defenderás, y deberías hacerlo. Es tu
hermana.
Parece muy conflictivo.
—Lo siente mucho.
Sonrío ante eso.
—Lo sé. No pasa nada. Josh estaba... —Vuelvo a pensar en mi amigo
bobo—. Estaba bien, y no lo sé —Me vuelvo a apoyar en el sofá—. No estoy

184
Nicole Dykes Hostile

tan molesto por ello como tal vez debería estarlo. Creo que incluso estoy
un poco aliviado.
Parece aturdido por eso.
— ¿Qué?
Giro la cabeza para mirarlo: ese chico misterioso del que me he
enamorado totalmente. En quien no puedo dejar de pensar. Al cruzar ese
escenario hoy, supe que estaba un paso más cerca de dejarlo, y maldita
sea, no quiero hacerlo.
—Sabes que quiero... —Hago una pausa, tragando las emociones
que obstruyen mi garganta y me obligan a intentarlo—. He estado
pensando mucho últimamente. Tengo tantas ganas de tener lo que mi
abuelo construyó y devolverlo a lo que él quería que fuera. Pero no sé,
Rhett, quizá el precio sea demasiado alto.
Sigue pareciendo conflictivo, e imagino que la guerra dentro de esa cabeza
es más de lo que puedo soportar. En lugar de rogarme que salga o que esté
con él, se acerca un poco más a mí y se aclara la garganta.
—Mis padres saben lo nuestro ahora.
— ¿De verdad?
Asiente con la cabeza.
—Blair quiere conocerte. Y ha ofrecido un curso de lubricación.
Me río de eso, libre y ligero. Estoy seguro de que estaba tratando de
aligerar el ambiente oscuro de la habitación.
—Yo también quiero conocerla —Sonrío—. Aunque no estoy seguro
de la lección de lubricación.
Él gime y se inclina hacia atrás junto a mí, cubriendo su cara.
—Ella es mucho.
—Pero la quieres —digo definitivamente porque no hay duda. Puedo
oírlo en su voz.
—La quiero —Baja las manos y gira la cabeza para mirarme—.
Todavía no he podido contarle a Rhys lo del trabajo, pero quiero hacerlo.
Asiento, sabiendo que es una carga para él.
—Creo que todo irá bien. Te quieren —Pienso en el amor que me
demostró mi abuelo, como si nunca pudiera hacer nada malo, incluso
cuando parecía que era lo único que hacía cuando estaba cerca de mi
padre. Si Rhys quiere a Rhett la mitad de lo que ese hombre me quería a
mí, sé que todo irá bien—. Deberías decírselo.
Él asiente rápidamente con la cabeza.

185
Nicole Dykes Hostile

—Sí. Tal vez lo haga —No señala que estoy guardando secretos a mi
propio padre ni me presiona para que le diga que soy gay.
Nos sentamos en un cómodo silencio hasta que gira más su cuerpo, lo
suficiente como para acaparar mi cara entre sus manos.
—Eres un buen hombre, Grayson. Es bueno que vayas a continuar
el legado de tu abuelo.
Mi corazón se parte por la mitad, y no sé si es por su admiración o porque
tengo tantas ganas de que me pida que me quede. Que me ruegue que no
me vaya y que diga «a la mierda todo». Pero sé que no es justo.
Lo que tenemos es todavía nuevo. Somos demasiado malditamente
jóvenes para estar hablando de siempre, y no puedo echar a perder toda
mi vida por una relación de «amigos que se besan, tontean y follan». Y no
puedo pedirle que quiera más que eso o que me pida que me quede.
Así que hago lo que mejor sé hacer y añado un poco de humor y
distracción.
— ¿Por qué carajo seguimos usando ropa? —Muevo las cejas en
dirección a la cama, y Rhett se ríe, saltando del sofá casi al instante y
tirando de mí hacia la cama.
—Según Blair, necesitamos mucho, mucho lubricante. Y
preparación.
Estallo en carcajadas mientras él finge estremecerse antes de que estrelle
mis labios contra los suyos y lo aborde sobre la cama.
Porque por ahora, esto es suficiente.
Aún me queda el verano con él.

186
Nicole Dykes Hostile

Treinta y siete
Rhett
Bien, es hora de sacarlo. Ya no puedo hacer esto. Cambié mi apellido
oficialmente la semana pasada, y estoy listo para empezar en la tienda de
Rhys mañana. Es hora de enfrentarse a él. Kole me ha dicho varias veces
que, si quiero ir a trabajar para Rhys, siempre puedo volver. Pero no
puedo hacerlo.
Simplemente no puedo.
Entro en la tienda de Rhys y me saluda casi inmediatamente.
—Hola, chico. Empiezas mañana, ¿Sabes? Deberías estar
holgazaneando y disfrutando de ser un niño un día más.
En lugar de reírme, la culpa vuelve a aparecer porque llevo meses
trabajando, y él parece feliz ante la idea de que empiece aquí mañana.
Tal vez debería hacerlo.
Pero me lo quito de encima rápidamente.
—Rhys, ¿Puedo hablar contigo un minuto?
Miro alrededor de la ajetreada tienda e intento como un demonio
permanecer fuerte. Se gira hacia el gigantesco reloj de acero de la pared y
luego vuelve a mirarme.
—Sí, tengo una hora antes de tener otro cliente programado.
¿Quieres salir fuera?
Asiento con la cabeza, sorprendido de que tenga una hora entera libre,
pero creo que últimamente se está recortando un poco. Dejando más a los
novatos en su taller y trabajando en los trabajos intrincados. Genial,
ahora me siento aún peor.
Salimos a la calle y me estudia con cautela, pero no me presiona para que
me ponga manos a la obra. No, Rhys está tranquilo mientras espera,
aunque puedo ver la preocupación en sus ojos. Está bien, sólo díselo.
—No puedo trabajar aquí —Tal vez lo haga mejor que eso. Parece
sorprendido como si le hubieran dado una fuerte bofetada en la
mandíbula ante mi estúpido desparpajo—. Es decir, quiero hacerlo, pero
es que... —Sigo divagando—. Es demasiado, Rhys. Eres genial, y la tienda

187
Nicole Dykes Hostile

es increíble. Quiero decir, has aparecido en la televisión y en revistas, y sé


que eres un genial. No tiene nada que ver con eso...
Levanta una mano, haciéndome callar.
—Respira.
Lo hago. Pero mi corazón sigue acelerado. He tratado de mantener a mi
familia a distancia. De verdad, de verdad, pero después de contarles lo de
Grayson la otra noche, me di cuenta de lo mal que lo había hecho. Porque
se han metido en mi corazón, y maldita sea, quiero que estén orgullosos
de mí. Quiero que esté orgulloso de que tenga su apellido, y aquí estoy,
defraudándolo.
—Rhett —Pone una mano en mi hombro. Es un toque ligero, pero
aún firme de alguna manera—. Háblame. ¿Qué pasa?
Vuelvo a respirar profundamente y trato de endurecer mi postura. Ser
fuerte.
—Kole me ofreció un trabajo. Lo acepté. Y siento no habértelo dicho
—Me agarro la nuca con la mano con tanta fuerza que me duele—. Te he
dicho que soy una mierda.
Su rostro permanece estoico. Rhys es difícil de leer.
— ¿Kole? ¿Como el chico que trabajó aquí durante un tiempo?
Asiento con la cabeza.
—El hombre al que enseñaste. Sí. Lo siento mucho, Rhys.
Su ceño se frunce por un momento.
— ¿Por qué no me lo has dicho?
Me encojo de hombros, mirando a mis pies, con la mano aún clavada en el
cuello.
—No quería que me odiaras. O que pensaras que soy un
desagradecido —Vuelvo a mirarlo a los ojos—. Te prometo que estoy muy
agradecido contigo y con Blair. Yo…
Sus labios se curvan lentamente.
—Rhett. Mira, sé que no soy la persona más fácil de hablar. Estoy
trabajando en ello, pero lo sé —Coloca su otra mano en mi otro hombro y
me mira de frente—. Pero puedes decirme lo que sea. ¿Crees que estaría
algo menos que orgulloso de que quieras hacer tu propio camino? ¿Que
no quieres que te den un trabajo?
Parpadeo sorprendido.
— ¿Lo entiendes?
Casi se ríe de eso, sus ojos brillan con eso.
188
Nicole Dykes Hostile

—Sí, así es. Cuando creces como lo hicimos nosotros, planeas y


conspiras para salir de ahí. Ya tenías planes antes de que Blair y yo te
adoptáramos, y es difícil salirse de eso.
Asiento con la cabeza porque sí lo entiende.
—Y que conste que no te estaba dando una mierda. Te lo has
ganado, y te lo habrías seguido ganando. Pero si quieres trabajar en la
tienda de Kole, deberías hacerlo. Que sepas que aquí también tienes tu
casa.
Me siento mejor, pero también de alguna manera peor, porque él es
bueno. Blair es buena. Bree es buena. Fletch es bueno, y no entiendo
cómo terminé con ellos. Todavía no me siento digno.
Como si leyera mi mente, Rhys me suelta, pero sus ojos no lo hacen.
—Y tienes un hogar con tu familia, no importa dónde te mudes.
Blair está loca, y te encontrará.
Me río de eso, agradecido por la ruptura de la tensión.
—Oh, lo sé.
Sonríe y luego asiente con la cabeza detrás de mí.
—La tienda de Kole está cerca de aquí, ¿Verdad?
Asiento con la cabeza.
—Sí, está como a tres manzanas.
— ¿Quieres enseñarme? Hace tiempo que no voy. Probablemente
debería hablarlo con Kole.
—Sí. Bien. ¿Qué pasa con tu cliente?
Saca su teléfono del bolsillo y lo mira.
—Debería tener mucho tiempo.
—De acuerdo. Vamos entonces.
— ¿Cómo se llama su tienda? —Rhys pregunta.
—Hostil Ink —digo con una sonrisa, esperando una broma sobre lo
apropiado que es que vaya a trabajar allí.
Sólo se burla con una sonrisa y sacudiendo la cabeza.
—Maldito nombre estúpido — bromea, y yo me río.
Empezamos a caminar hacia lo de Kole, y todavía no puedo creer la
maldita suerte que tengo. Supongo que, al igual que Rhys, todavía estoy
trabajando en algunas cosas.

189
Nicole Dykes Hostile

Todo parece demasiado bueno para ser verdad. Como si todo tuviera que
salir mal tarde o temprano, y sólo estoy esperando que me derribe.
Pero supongo que ese golpe en particular probablemente llegue al final
del verano. Y es aún peor porque sé que está llegando, y no tengo ni idea
de cómo detenerlo.

190
Nicole Dykes Hostile

Treinta y ocho
Grayson
—Es imposible que hayas hecho esto —Laney suelta una risita y
asiente con la cabeza de forma exuberante.
—Lo hice, Grayson.
Mastico la galleta de mantequilla de maní en mi boca y hago sonidos de
gemidos exagerados, negando con la cabeza.
—No. De ninguna manera. Estás mintiendo. Lo sé.
Ella suelta una risita y vuelve a sacudir la cabeza.
—No. Realmente lo hice. Mi madre adoptiva ayudó un poco, pero
los hice yo.
Finjo estudiarla con incredulidad y luego sonrío.
—Hiciste un buen trabajo.
Se anima, sus grandes ojos están llenos de luz y son muy distintos a los
que tenía cuando la conocí. Está claro que esta familia de acogida está
funcionando. Gracias a Dios.
—Gracias.
—Alguien tiene los ojos saltones —dice Max, y al principio creo que
se refiere a Laney, pero cuando me vuelvo para mirarlo, está dirigiendo su
burla a Rhett, que ahora tiene la cara de piedra.
—No lo hagas.
—Lo hago —responde Max, y me río.
— ¿Ahora te gusto, Rhett? —me burlo mientras él mira el boceto
que tiene delante y no a ninguno de nosotros.
—Creo que sí —dice Max con alegría, e Ian se une también. Pasamos
un buen rato echando mierda a Rhett hasta que los chicos tienen que irse
a casa, y Rhett y yo salimos hacia mi coche.
Ya no tengo que pelearme con él para que venga conmigo. Simplemente lo
recojo en su casa o en el trabajo, y nos dirigimos aquí sin falta cada martes
y jueves. A pesar de ser verano, el programa sigue funcionando como un
reloj.

191
Nicole Dykes Hostile

La conocida sensación de desagrado me llena el pecho mientras subo a mi


coche, sabiendo que pronto tendré que renunciar a ellos también.
Tampoco sé cómo hacerlo. Esos niños se han convertido en una parte
importante de mi vida.
— ¿Qué pasa? —El profundo timbre de Rhett me saca de mi
depresión casi de inmediato porque él está aquí. Al menos por ahora, está
aquí.
—Nada. ¿Tú casa? —Se retuerce un poco en su asiento y noto que
está nervioso por algo—. ¿Qué?
—Estaba, uhm, pensando que tal vez podrías llevarnos a la casa de
Blair y Rhys. Sé de hecho que van a cenar dentro de una hora.
—Ah ¿Sí? Y ¿Cómo es eso?
Se encoge de hombros y aún parece un poco nervioso.
—Blair leyó hace tiempo lo importante que es para los niños tener
una estructura. Así que se aseguró de que cenáramos a la misma hora
todas las noches.
Sonrío.
—Parece estupenda.
—Lo es. ¿Quieres conocerla?
Mi corazón se acelera de nuevo, algo que siempre parece ocurrir cerca de
Rhett. Probablemente debería hacer que lo revisaran. Pero ¿Conocer a sus
padres? Ese es un gran paso.
—Sí. Está bien.
Asiente, por fin parece calmarse un poco y me da la dirección.
—Le conté a Rhys lo de Hostile —dice cuando estamos en camino.
— ¿Sí? ¿Cómo se lo ha tomado?
—Realmente bien. Demasiado bien, mierda —Su sonrisa es amplia
ahora mientras se pasa una mano por el pelo y se relaja en su asiento—.
Creo que se sintió aliviado de no tener que aguantarme —dice en broma, y
no me cabe duda de que Rhys lo quería cerca. Pero también tenía el
presentimiento de que todo saldría bien.
—Me alegro.
—Yo también —Parece más feliz de lo que nunca le he visto.
Finalmente encontró su lugar en el mundo. Sus padres saben que está con
un chico y no les importa. Tiene el trabajo que quería y la bendición de su
padre.

192
Nicole Dykes Hostile

Agarra mi mano libre con la suya y apoya las dos en mi muslo. Y vuelvo a
tener esa sensación de malestar porque creo que él también me quiere en
todo este escenario de la nueva vida, pero no lo dice. Yo tampoco puedo
decirlo.
Y es un asco.
Intento hacer lo que he estado haciendo y apartarlo. Tratar de disfrutar el
ahora y no preocuparme por el futuro. Pero sé que se acaba pronto.
Cuando aparco en casa de sus padres subimos, y él parece más
emocionado que nervioso.
—Están locos. Sólo te aviso.
Sonrío por el cariño que hay en su voz.
—Yo me encargo.
Prueba la puerta y, sorprendentemente, no está cerrada, así que
entramos. Veo primero a Bree, que parece felizmente sorprendida
mientras rodea el cuello de Rhett con sus brazos.
— ¿Qué haces aquí?
Rhett se ríe y le devuelve el abrazo.
—He pensado en colarnos en la cena.
— ¿Tienes noticias? —Ella le agarra los hombros y se echa un poco
hacia atrás con un brillo burlón en los ojos—. ¿Estás embarazado?
Él la empuja juguetonamente y ella se ríe antes de volver su mirada hacia
mí, pareciendo culpable ahora, con el rostro serio.
—Grayson. Hola.
—Hola.
—Siento mucho lo de la fiesta. No quería...
Levanto una mano para detener su disculpa. Ya la he perdonado.
—No pasa nada. De verdad.
Pero no parece aliviada.
—Realmente no lo está. Eso no estuvo bien. Lo siento. Y con gusto
le ofreceré daño corporal a Josh si se atreve a decir una palabra.
Me río fácilmente de eso porque no tengo duda de que lo hará.
—No. Es un buen tipo —Hago un gesto de picardía con los ojos—.
Deberías salir con él.
Ella finge unas arcadas y todos nos reímos antes de que Rhett le rodee los
hombros con sus brazos.
193
Nicole Dykes Hostile

—Vamos a comer.
Nos lleva al comedor, donde una bonita mujer rubia está alborotando a
Fletcher y un hombre gigante, estoico y de buen aspecto, está sentado en
la cabecera de la mesa, sacudiendo la cabeza con diversión. Sé que son sus
padres y que la mujer es Blair. Nos mira y toda su cara se ilumina
mientras se acerca a nosotros.
— ¡Rhett! ¡Oh, Dios mío! ¿Has venido a cenar?
Ella lo abraza, y Rhett se ríe –el sonido al que aún no me acostumbro pero
que quiero escuchar cada vez más.
—Sí. Acabo de llegar. Actúan como si hubieran pasado años.
—Eso fue para dejar a una Bree borracha, no para pasar tiempo con
nosotros —Lo suelta y se vuelve hacia mí—. Oh, Dios mío. Tú eres
Grayson, ¿No? —Se vuelve hacia Rhett, toda orgullosa—. Has traído un
chico a casa.
Rhett gime y se vuelve hacia mí.
— ¿Ves? Loco.
Me río porque definitivamente puedo manejar este tipo de locura, incluso
cuando la mujer mucho más pequeña me envuelve con sus brazos y me
abraza tan fuerte que me cuesta respirar.
—Soy Blair. Estoy muy contenta de que estés aquí. Siéntate.
—Lo haría si pudiera respirar —digo con una risita.
Me suelta, y yo aspiro un poco de aire a mis pulmones antes de devolverle
el saludo al hombre que debe ser Rhys. Me ofrece una rápida inclinación
de cabeza, y realmente agradezco que no sea un abrazador. Si su mujer
puede casi romperme las costillas, no estoy seguro de qué daño me haría.
Sin embargo, según Rhett, a Rhys no le gusta mucho tocar.
Tomamos asiento uno al lado del otro, y Blair hace un gesto con la mano
hacia la comida que huele deliciosamente.
—Esto fue delivery. Para que lo sepas, yo no cocino.
—Me parece muy bien.
— ¿Por qué le dices eso, Blair? —pregunta Bree con una sonrisa,
echando papa en su plato—. Podrías haberte atribuido el mérito.
Blair sacude la cabeza.
—Claro que no. Entonces, ¿Qué haría si se acostumbrara y pensara
que puedo cocinar? No —Me mira, su sonrisa es brillante y amable—. No
cocino en absoluto. Prefiero no quemar la casa.

194
Nicole Dykes Hostile

—Todos estamos agradecidos por eso también, Blair —dice Rhys, y


levanta el dedo corazón a su marido juguetonamente.
Fletcher me mira fijamente desde su asiento al otro lado de la mesa, y
espero que me diga que me largue de su casa y me aleje de su hermano o
algo así. Pero sólo me pide que le pase los panecillos, y lo hago. Me sonríe
con suficiencia, negando con la cabeza.
—Maldito Grayson Lancaster.
Rhett levanta su propio dedo corazón, y Fletcher le lanza un panecillo.
—No. Nada de peleas de comida, niños desordenados —regaña
Blair, pero la mujer está claramente bromeando. Nunca había visto a unos
padres tan orgullosos mientras ambos miran alrededor de la mesa.
—Entonces, ¿Qué vas a hacer este verano, Grayson? —me pregunta
Blair, y todos esperan la respuesta.
—No mucho, para ser sincero. Es un poco raro. Nunca he tenido
tanto tiempo libre —admito. Ahora que el instituto y las clases han
terminado, me he quedado sin nada.
Me vuelvo para mirar al melancólico chico que está a mi lado y sonrío.
Bueno, excepto Rhett.
—Sí. Bueno, disfrútalo. El verano antes de la universidad es
bastante mágico —me dice Blair, pero luego mira también a Fletcher, que
sé que también se va a la universidad en otoño.
Sin embargo, siento que el cuerpo de Rhett se tensa junto al mío y ambos
pensamos en el final del verano mágico. Lo sé.
—Sí, bueno, Rhett me mantiene ocupado haciendo de voluntario en
el centro, al menos.
Sus ojos se iluminan de nuevo.
—Me dijo que te gusta ser voluntario allí. Eso es maravilloso.
—Y ¿Tu cabaña? —pregunta Bree.
Me vuelvo hacia ella.
— ¿Qué pasa con ella?
Ella resopla y bebe un trago rápido.
—Si tuviera una cabaña en el lago, ahí pasaría todo mi verano.
Me muevo incómodo en mi asiento porque ese era mi plan antes de Rhett.
Pasar los últimos meses antes de la universidad en mi cabaña. Pero no
podía dejarlo, sabiendo que tiene que quedarse aquí y trabajar.
Sin embargo, le quito importancia.

195
Nicole Dykes Hostile

—Tal vez al final del verano, lo haré.


Veo una pequeña sonrisa en los labios carnosos de Rhett, como si
estuviera esperando la invitación. Una que definitivamente le extenderé
más tarde.
Después de la cena, les doy las gracias y Blair nos abraza a Rhett y a mí
una vez más antes de que volvamos a su casa. Inmediatamente nos
dirigimos a su cama, con nuestras bocas fundidas, separándonos sólo para
arrancarnos la ropa.
—Tu familia es realmente...
—Sí. Tal vez podamos hablar de ellos más tarde, cuando mi mano
no esté envuelta en tu polla —dice y acaricia mi polla desnuda con su
mano, haciéndome gemir y olvidarme por completo de lo que estaba
hablando.
—Sí. Bien, sí —le digo y le beso la boca, chupando su lengua
mientras me introduzco en su mano.
Agarra rápidamente el lubricante y el preservativo de su cajón, algo que ya
hemos hecho muchas veces. Todo parece tan fácil. Cambiando,
dependiendo de nuestro estado de ánimo. Pero esta noche, está claro que
él quiere follar, y yo quiero que me follen.
Ni siquiera tenemos que hablar de ello. Me prepara y, antes de que me dé
cuenta, su polla resbaladiza está dentro de mí, los dos volando hacia el
éxtasis.
—Quiero que vengas conmigo a la cabaña —digo jadeando cuando
llega a ese punto dulce dentro de mí.
—Sigues hablando —Me pongo a cuatro patas cuando me penetra
por detrás, y sonrío cuando me levanta, con su mano acariciando mi
polla—. Debo estar haciendo algo mal —Me penetra más profundamente,
y mi polla gotea pre-semen en su mano mientras jadeo y sacudo la cabeza.
—No. No está mal. Tan, tan bien. Por favor.
—Entonces, ¿Por qué sigues hablando?
Mi mente es una papilla en este punto, y ni siquiera sé de qué está
hablando.
—No hay que hablar. Nada. Sólo fóllame.
Puedo sentir su sonrisa de satisfacción contra mi hombro mientras se
abalanza sobre mí, trabajando mi polla en su mano una y otra vez hasta
que las estrellas estallan detrás de mis ojos. Vuelvo a empujar,
apretándolo con mi culo y soltándolo. El semen sale a borbotones de mi
polla mientras grito de alivio y placer cuando siento su polla sacudirse en
mi culo, su voz se agita al decir mi nombre.

196
Nicole Dykes Hostile

Caemos sobre la cama, ambos sin aliento y felices, su mano cayendo sobre
mi corazón.
—Sí. Le pediré a Kole una semana libre al final del verano.
Sonrío hasta que vuelve ese sentimiento, la inminente fatalidad.
El final del verano.

197
Nicole Dykes Hostile

Treinta y nueve
Rhett
¿Cómo diablos estamos ya al final del verano? No tiene sentido. Estoy
feliz de estar aquí en la cabaña de Grayson, pero me duele literalmente el
estómago cuando pienso que es la última maldita semana con él.
Pasamos el verano follando y yo trabajando en Hostile Ink. Fuimos
voluntarios en el centro. Y ahora casi se acaba. Esto es todo.
Diablos, incluso cenamos con mi familia una vez a la semana. Ha sido el
mejor puto verano de mi vida, y ahora está llegando a su fin.
Aunque estoy tumbado en la cama con un Grayson desnudo, no puedo
luchar contra la melancolía de mi corazón.
—Dime lo que estás pensando —Arrastra un dedo por el lado de mi
mandíbula y se gira hacia su lado.
—Nada.
—Mentiroso —dice rápidamente.
Suspiro fuertemente porque no debería estar pensando en nada más que
en el hecho de que estamos aquí tumbados desnudos y mirando una vista
bastante fantástica del lago.
—No puedo pedirte que te quedes.
Si está sorprendido, no lo demuestra. Me pongo de lado y le miro
directamente.
—Lo sé —Se muerde de su labio inferior, royéndolo con sus
pensamientos—. Quiero decir... que podrías.
Sacudo la cabeza rápidamente, cubriendo su corazón con la palma de la
mano.
—No puedo. Si no vas a la escuela que él quiere, no tienes ninguna
posibilidad de conseguir la compañía de tu abuelo, ¿Verdad?
Su rostro cae, llevándose mi corazón con él.
—No. Creo que no.
No puedo pedirle eso, por mucho que lo desee.
—Y menos si es para quedarte aquí con un tipo.
198
Nicole Dykes Hostile

Sus dedos se deslizan por mi pelo, y se inclina, su nariz rozando la mía.


—No eres un tipo cualquiera, y lo sabes.
Lo sé. Puedo sentir el cambio, sea lo que sea, no somos sólo «amigos que
follan» o se besan o algo así. Somos mucho más que esto, y vuelvo a
ahogarme. Revolcándome en el odio al mundo. ¿Por qué no puede ser
fácil una maldita cosa?
—Supongo que tampoco puedo pedirte que vengas conmigo,
¿Verdad? —Puedo oír la tristeza en su pregunta.
—Claro —Mis ojos se cierran mientras su frente se apoya en la
mía—. Puede que no conozca mi identidad exacta, pero sé que, esté con
quien esté, quiero que sea en voz alta.
No dice nada durante un rato, y nos quedamos tumbados, con nuestras
frentes tocándose, mi mano sobre su cálido pecho, sintiendo su corazón
latiendo con su mano cubriendo mi pelo.
—Te lo mereces —Las palabras son apenas ahogadas, y su voz se
quiebra en la última parte.
—Y tú también.
Abro los ojos y veo que él ha cerrado los suyos.
—Quizá ya no merezca la pena.
Sus ojos se abren lentamente y se encuentran con los míos mientras se
retira un poco, pero no puedo pedirle que lo haga. Que lo deje todo por
mí.
—Tal vez sí. Sé lo importante que es para ti. Lo entiendo, Grayson.
—Pero eso es todo para nosotros.
Asiento con la cabeza, aunque no era una pregunta.
—Sí. Aunque ya lo sabíamos —Intento como un demonio volver a
levantar el muro, ser fuerte—. Tenemos dieciocho años. Esto es sólo el
principio de nuestras vidas, ¿Sabes? Tú irás a la universidad y yo me
quedaré aquí y me dejaré la piel. Luego tendrás tu compañía.
Me pongo de espaldas y tiro de él conmigo, para que su cabeza descanse
sobre mi pecho.
—En unos treinta años.
Por primera vez, oigo lo cansado que está. Lo agotador que debe ser vivir
para otra persona. Quiero decirle que no tiene por qué hacerlo. Que puede
ser él mismo y ser amado, pero no creo que sea mi lugar.
Creo que tiene que descubrirlo por sí mismo. No puedo rogarle que se
quede más de lo que él puede rogarme que vaya con él. Somos demasiado

199
Nicole Dykes Hostile

jóvenes. Demasiados inseguros. Demasiado jodido todo. Y aunque crea


que puedo estar enamorado de él, no creo que el amor sea suficiente.
Todo lo demás tiene que caer en su lugar también, y simplemente no es
así.
En absoluto.
—Basta de esta mierda —Beso la parte superior de su cabeza y luego
me alejo para salir de la cama en toda mi gloria desnuda—. Necesitamos
una ducha. Necesitamos mamadas y todos los orgasmos que podamos.
Tenemos que ir de excursión, y tenemos que ir a saltar a ese lago caliente,
ahora que no se nos van a caer las pelotas del frío. Tenemos una semana
juntos. No la desperdiciemos en cosas que no podemos controlar.
Sonríe ante eso –afortunadamente– y se sube a mi lado de la cama,
tirando de mí hacia él por las caderas y besándome ferozmente,
haciéndome olvidar todas las cosas tristes en las que no podía dejar de
pensar hace unos momentos.
—Me gusta ese plan.
Sonrío, arrastrando mi mano sobre su pecho y abdominales ridículamente
esculpidos.
—A mí también.
Envuelvo mi mano alrededor de su polla, a la que parece gustarle mucho,
mucho mi plan, y la acaricio lentamente mientras le doy un beso de
muerte.
No quiero pensar en nada más por ahora.

200
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta
Grayson
Me voy mañana. Mañana por la mañana temprano nos iremos de la
cabaña, y luego iré al aeropuerto y me iré. No tengo ni idea de cómo el
tiempo ha volado tan rápido este verano, pero daría cualquier cosa por
tener más tiempo.
Las manos de Rhett se dirigen a mis hombros, sacándome de mis
aturdidos pensamientos justo antes de empujarme bajo el agua del lago.
No chisporroteo a pesar de estar sorprendido, sólo lo agarro por la cintura
y lo meto debajo conmigo.
Está oscuro, pero el sol se ha puesto hace un rato y hoy hace un calor de
mil demonios. El agua se siente increíble mientras luchamos bajo ella y
luego ambos salimos a tomar aire.
Pronto, el juego se convierte en besos y manoseos, como si no tuviéramos
suficiente el uno con el otro. Llegamos al muelle, donde me ayuda a
levantarme y luego pone mi cuerpo encima del suyo. Aquí es donde quiero
estar.
No sólo ahora, sino siempre.
Me inclino y lo beso suavemente, memorizando cada gemido, cada jadeo y
la sensación de que me chupa la lengua y de que yo le hago lo mismo.
Siempre luchando por el dominio. Ambos lo conseguimos de alguna
manera.
Sus dedos se deslizan por mi pelo mojado, y mientras chocamos nuestras
pollas apretadas el uno contra el otro, su cuerpo se retuerce bajo el mío
mientras me empujo contra él, deseando desesperadamente la liberación,
pero sin querer que se acabe tampoco.
—Sabes, esto está muy aislado, pero quizá deberíamos entrar —dice
contra mis labios.
Sonrío y le instigo: —Gallina.
Se ríe y me pellizca el labio inferior.
—No. Quiero desnudarte y no quiero que nadie más lo vea.
Lo dice en broma, pero maldita sea, si no me apuñala directamente en el
pecho. Yo tampoco quiero que nadie más lo vea desnudo, maldita sea. Me

201
Nicole Dykes Hostile

pongo de pie y le agarro de la mano, tirando de él antes de empujarlo


juguetonamente.
— ¡El que llegue primero a la vuelta, va abajo! —grito y oigo su risa
justo antes de que me empuje y corra hacia la cabaña. De acuerdo,
entonces.
Pero no pienso dejarle ganar, corriendo por la hierba seca por la falta de
lluvia y que cruje bajo mis pies descalzos. Pero apenas llega a la puerta
principal antes que yo. La abre de un tirón y lo sigo dentro antes de que
me agarre por la nuca y me atraiga para darme un beso abrasador.
—Supongo que yo gano.
Sonrío, y la emoción de estar dentro de él me hace sentir un placer
enorme en todo el cuerpo. Nos besamos hasta las escaleras y apenas nos
separamos lo suficiente para subirlas antes de aterrizar en la cama. Nos
quitamos el bañador y lo tiramos por el suelo, y nuestros besos se vuelven
más desesperados.
—No sé qué voy a hacer sin esto —digo contra sus labios. No hablo
de sexo, al menos no sólo de sexo.
—Estoy seguro de que te las arreglarás —intenta disimular, pero veo
su dolor, incluso con la luz de la luna que apenas ilumina la habitación.
Se pone de espaldas, tirando de mi cuerpo completamente encima de él y
hacia abajo, besándome con más firmeza y no dejándome hablar más.
Probablemente sea inteligente. No puede salir nada bueno de hablar. Ya
hemos hablado de todo.
No puedo pedirle que se vaya conmigo y que oculte lo que somos el uno
para el otro, y él no puede pedirme que me quede y renuncie a los sueños
de toda mi vida.
Agarro el lubricante y un preservativo, necesitando enterrarme
profundamente dentro de él, sin querer que mi mente siga
preguntándome cosas. Pronto estoy de espaldas, y él está sobre mí,
besándome el cuello mientras lubrico mis dedos y los hundo dentro de él
de uno en uno. Cuando le meto tres dedos, grita mi nombre una y otra
vez, pidiendo más.
Pero no espera a que le dé instrucciones. Pronto toma el mando,
enfundando mi polla y apartándose de mí, dejándome ver cómo desliza
ese culo perfecto por mi polla palpitante, tragándosela en un movimiento
tortuoso.
—Mierda —digo mientras agarro sus caderas con ambas manos y,
juntos, movemos su cuerpo sobre el mío. Mi polla se hunde en su
apretado calor una y otra vez, volviéndome loco.

202
Nicole Dykes Hostile

Tiro de su cuerpo hacia atrás para que se recueste casi por completo, y él
gira la cabeza para ofrecerme sus labios, que acepto con gratitud,
introduciéndome en su interior y enganchando una mano bajo su rodilla
para arrastrarlo conmigo.
Nos besamos, mordiéndonos, hambrientos el uno del otro, hasta que me
vuelvo loco de necesidad. Se separa, jadeando, y me ofrece la palma de la
mano. Sé lo que quiere, y arrastro mi lengua sobre su mano, mojándola
antes de que busque su polla, acariciándola furiosamente mientras follo
dentro de él, esperando como el demonio que esté cerca.
Echa la cabeza hacia atrás contra la almohada que hay junto a mi cabeza.
Cuando veo su semen salir a chorros de su polla y siento su culo
apretando fuertemente a mí alrededor, todo ha terminado. Me corro con
tanta fuerza que ni siquiera puedo emitir un sonido, casi temo haberme
desmayado.
—Jesús —dice, se vuelve hacia mí y me besa suavemente los labios,
todavía jadeando y tan sin aliento como yo.
Después de unas cuantas caricias más dentro de él, mi polla, cada vez más
blanda, sale de su culo y ambos gemimos. Se vuelve hacia mí, con una
sonrisa en los labios, y me pasa una mano por la mejilla. No decimos nada
durante mucho tiempo. De hecho, tengo que frotarme la mano en el
pecho, donde estoy bastante seguro de que mi puto corazón se parte en
dos.
Vuelvo a ponerme de lado y agarró el regalo que le he comprado y se lo
doy. Lo mira con escepticismo.
— ¿Una llave?
Asiento con la cabeza, me tumbo de espaldas y lo atraigo hacia mí,
apoyando su cabeza en mi pecho. Él mira la llave de plata que tiene en la
mano.
—Para la cabaña. Quiero que tengas una llave, para que puedas
venir cuando quieras.
No puedo ver su cara, pero puedo sentir su estado de ánimo.
—No.
Me río ante su característica respuesta inicial.
—Sí —Le beso la parte superior de la cabeza—. Este lugar es especial
para mí. Odio no poder darte todo lo que quiero, pero al menos puedo
darte acceso a este lugar —Donde fuimos felices. No digo la última parte
en voz alta. Sólo lo pienso. Porque conozco a Rhett lo suficiente como
para saber que no le gusta ese nivel de sentimentalismo.
—Grayson, no puedo venir aquí sin ti.

203
Nicole Dykes Hostile

Su voz es triste, y sí, mi corazón está definitivamente roto.


—Sí, puedes. Me vas a enviar un selfie tuya en esta cama cuando me
eches de menos. Y sé que me echarás de menos —añado, intentando
inyectar un poco de humor, pero él no se ríe.
Permanece demasiado tiempo en silencio, y entonces apenas le oigo
cuando habla: —Te echaré de menos.
—Yo también te echaré de menos.
Me gustaría no tener que ir, pero no creo que pueda dejarlo todo y
defraudar a mi abuelo. Debo hacer los cambios que él haría en su
empresa. Devolver a la comunidad y hacer del mundo un lugar mejor,
como él siempre hablaba. Mi padre cortó casi todas las donaciones de
caridad. Sólo invierte en empresas de mierda que hacen el mundo más
tóxico y contaminado de lo que ya es. Estoy impulsado a hacer algo mejor
con el nombre de la familia. Tengo que hacerlo.
Pero tiene un precio tremendamente alto.

204
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y uno
Rhett
—Avísame cuando llegues —digo tontamente, odiando cada
segundo de esto y esperando como el demonio poder superarlo.
Fuimos a casa de Blair y Rhys para un brunch de despedida, y ahora, el
Uber de Grayson lo espera en la entrada para llevarle al aeropuerto.
—Sí. Lo haré —Nos miramos fijamente durante demasiado tiempo
antes de agarrar su cadera y tirar de él hacia mí. Su mano me agarra por la
parte de atrás del pelo mientras nuestros labios chocan en un beso de
despedida infernal. Uno que puede matarme.
El acalorado beso se reduce a un desesperado roce de nuestros labios
mientras nos soltamos, sin que ninguno de los dos quiera soltarse.
—Hablaremos pronto —Se dirige al Uber, con las maletas ya en el
maletero. Pero se detiene y me mira por encima del hombro antes de
volverse completamente hacia mí—. Ven conmigo.
Mierda.
Da otro paso hacia mí.
—Sé que es una locura, y que por fin has empezado a tolerarme no
hace mucho... —Se acerca a mí y toma el lado de mi cara con su gran
mano—. Pero podemos hacer que funcione.
Mis ojos se cierran involuntariamente mientras respiro su colonia y su
champú, dejando que me toque, sabiendo que deseo tanto decir que sí.
—Yo…
—Podríamos encontrar un apartamento juntos. Uno con un lugar
de tatuajes cerca.
Oigo la desesperación en su voz, y casi me revienta.
—Grayson.
Debe oír el no en mi voz porque suelta la mano, y le oigo sorbetear justo
cuando abro los ojos y veo que los suyos están llenos de lágrimas que no
ha dejado caer.
—Lo sé.

205
Nicole Dykes Hostile

—Lo siento —digo, sintiendo que las lágrimas también se agolpan


en mis ojos. Un sollozo casi se me escapa de la garganta porque suena
increíble vivir con él. Pero no sería realmente suyo. No podríamos ser
vistos juntos, y yo sólo sería su compañero de piso. Y no puedo hacer eso.
Vuelve a sorbetear y luego esboza una sonrisa poco convincente.
—Lo sé. Estaba bromeando, ¿Ok? Era una broma. Sé que no
podemos hacerlo.
Le acaricio la nuca con la mano y atraigo su cara hacia la mía, apoyando
nuestras frentes una contra la otra.
—Yo lo haría —Si tan solo...
—Lo sé —respira—. Quizá algún día.
Se separa y me mira a los ojos con súplica. Asiento con la cabeza. Porque
puedo concederle eso.
—Sí. Tal vez.
Ahora sonríe un poco más y luego presiona sus labios contra los míos para
un breve beso antes de subir al Uber. Me quedo de pie en la entrada,
mirando sin poder moverme.
Unos instantes después, Bree y Fletch se unen a mí en el camino de
entrada y ambos apoyan sus cabezas en mis hombros.
—No dejes que se vaya, Rhett —La voz de Bree es suave y dulce.
—Ya se ha ido.
Siento el movimiento de su cabeza contra mi hombro.
—Puedes irte con él.
Sonrío.
— ¿Escuchando a escondidas?
Se encoge de hombros.
—Él quería que fueras.
—No puedo.
Se aparta de mí, con los ojos llenos de lástima y tristeza.
— ¿Por qué? Lo quieres. Está claro que él te quiere. ¿Por qué no
estar juntos?
Fletch levanta su cabeza de mi hombro y luego lo agarra con una mano en
un apretón reconfortante.
—Tengo que estar de acuerdo.

206
Nicole Dykes Hostile

Sacudo la cabeza, también de acuerdo, pero todavía tengo que decir que
no.
—No está fuera, y no puede estarlo. Yo sería su secreto. No puedo
hacer eso.
Bree se burla, lo cual es raro porque pensé que lo entendería.
—Te he amado durante mucho tiempo en secreto —Mis ojos se
abren de par en par por la sorpresa, y Fletch solo parece divertido antes
de que Bree continue: —Te amé, y tú no me correspondiste. Y eso está
bien, pero maldita sea, Rhett. ¿Que la persona que amas te corresponda?
Es un regalo tan increíble.
—No podía amarme en voz alta, Bree. Honestamente ¿Crees que, si
te hubiera correspondido, pero te hubiera dicho que nadie más podía
saberlo, habrías estado bien?
Parece que se lo piensa un rato, y creo que la tengo. Pero entonces su
cabeza se mueve lentamente de un lado a otro, y coloca una mano en su
cadera.
—Creo que habría valido la pena tener un amor mutuo y hermoso.
Sí.
Fletch parece incómodo, pero no dice nada, probablemente sin querer
elegir un bando.
—No puedo hacerlo, Bree. Tiene planes que no voy a arruinar, pero
tampoco puedo ser su mantenido, escondiéndome del mundo. Prefiero
estar solo que ser el secreto de alguien.
Sus ojos están llenos de lágrimas mientras me abraza con fuerza.
—Eres un idiota.
Me río.
—Eso he oído.
Siento su sonrisa contra mi pecho, y entonces Fletcher nos rodea a los dos
con sus enormes brazos para darnos un gran abrazo de hermano.
Tengo una sensación molesta en el fondo de mi mente que me dice que
debería ir tras él. Que tal vez Bree tenga razón, y que podríamos
resolverlo. Pero al final, sé que lo que hice fue lo correcto.
Tenía que dejarlo ir.

207
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y dos
Rhett
Ha pasado un mes desde que Grayson se fue, y me estoy acostumbrando a
mi papel en Hostile Ink. Todos los empleados son increíbles, incluido
Kole. Hoy ha empezado una chica nueva, que tiene bastante experiencia
con los tatuajes –su especialidad son los tatuajes de acuarela– y todo el
mundo habla de ella.
La tienda está tranquila cuando me pide mi opinión sobre uno de sus
bocetos, y me siento a su lado en la sala de descanso.
—Me gusta —digo, y ella sonríe.
Es guapa, con el pelo teñido de rojo oscuro, un bonito piercing en la nariz
y tatuajes en los brazos.
—Gracias. Creo que me está gustando —Sus ojos son verdes con
unas pequeñas estrías doradas que brillan cuando sonríe—. Por cierto, soy
Josie.
—Sí, lo sé —Kole la presentó en la tienda hoy mismo—. Yo soy
Rhett.
Ella sonríe y vuelve a dibujar.
—Lo sé. El guapo y melancólico del fondo —Ella sonríe, lo que hace
que sus hoyuelos se noten.
—No soy melancólico.
Se ríe y luego se encoge de hombros, sus ojos se encuentran con los míos
de nuevo.
—Bueno, yo lo soy la mayor parte del tiempo. Así que lo entiendo.
— ¿Por qué eres melancólica? —Le digo, entablando una
conversación casual.
—Mi novia rompió conmigo hace un par de semanas. Está
mejorando. Pero créeme, hace unos días, todavía era una perra furiosa.
Por un momento pensé que estaba coqueteando conmigo, y tengo que
admitir que siento un poco de alivio cuando dice que tuvo una novia. No
es que no sea guapa, y estoy seguro de que es muy genial, pero mi mente
sigue completamente centrada en cierto deportista tonto y guapísimo.

208
Nicole Dykes Hostile

—Siento lo de tu novia. ¿Qué ha pasado? —Al darme cuenta de que


no debería haber preguntado eso, añado rápidamente: —Si te apetece
hablar de ello.
Ella se ríe y me quita de encima la incomodidad.
—Soy un libro abierto, lo que ella odiaba. Es una persona muy
reservada, lo que está muy bien, pero yo no.
— ¿Por eso rompieron?
Se encoge de hombros, su sonrisa se vuelve ligeramente amarga mientras
vuelve a su boceto.
—Más o menos. Su mayor problema es que soy pansexual y no lo
soportaba.
Frunzo el ceño.
— ¿Por qué iba a importar eso si estás con ella?
—Exactamente —Hace un gesto amplio al respecto—. Yo estaba con
ella, así que no debería haber importado. Pero también era muy posesiva,
lo que no puedo soportar. Yo también tuve un novio así una vez. No
podían entender –sólo porque estoy abierta a estar con alguien,
independientemente de su género o identidad– que, si estoy en una
relación, es a quien quiero.
—Eso es una mierda.
Ella no está en desacuerdo.
—Sí, lo fue. Realmente me importaba ella, pero lo de los celos es un
duro no para mí.
—Sí —digo tontamente porque todo lo que pude pensar en el último
mes es si alguien más tenía sus manos o labios en Grayson. Pero sé que no
tengo derecho a él. No es mío, y es libre de estar con quien quiera.
—Ahí está esa mirada melancólica de nuevo.
Me aclaro la garganta y trato de salir de mis pensamientos.
—Es que he tenido que romper con mí... —Me río sin humor y
sacudo la cabeza—. Supongo que no hemos roto realmente, y ni siquiera
sé lo que era para mí.
—Pero sigue siendo una mierda —me dice.
—Sí, lo es. Ni siquiera estaba seguro de ser sexual hasta que lo
conocí, y luego...
Sus ojos se iluminan al escucharme.
—Entonces nada más que fuego, ¿Eh?

209
Nicole Dykes Hostile

Me río, sorprendido por lo cómodo que me siento con ella.


—Sí. Totalmente —Me recuesto en mi silla—. Ahora, no creo que
vuelva a encontrar eso —No es que quiera hacerlo.
—Puede que sí —Ella mira por encima de su hombro y luego vuelve
a mirarme—. Está bastante muerto, y necesito practicar. ¿Qué tal si me
dejas usar ese cuerpo tuyo?
Levanto una ceja.
—Te refieres a la tinta, ¿Verdad?
Se ríe y se levanta.
—Sí.
Acepto, y cuando vuelvo a casa más tarde esa noche, estoy luciendo un
flamante tatuaje de acuarela que, por supuesto, me recuerda a Grayson
porque todas las putas cosas lo hacen. Los colores vivos se parecen a sus
antiguos dibujos. El interior de mi bíceps está cubierto de salpicaduras de
tinta con diferentes colores vibrantes.
Me quito la camiseta y me siento en la cama, apoyándome en el cabecero
antes de videollamar a Grayson. No puedo quitármelo de la cabeza, así
que ¿Por qué luchar contra él? Es tarde, así que sé que puede que no
conteste.
Al segundo timbre, aparece, con el pelo revuelto, y veo que también está
sin camiseta, aunque la habitación está bastante oscura.
—Rhett —Definitivamente estaba dormido, su voz llena de grava.
—Hola. Siento haberte despertado.
Enciende una luz, su pecho esculpido y sus abdominales en plena
exhibición mientras se sienta en la cama y bosteza, todavía sosteniendo el
teléfono.
—Estaba soñando contigo.
Me lanza una sonrisa tímida que hace que mi pecho se apriete con un
profundo dolor.
—Hoy me he hecho un tatuaje.
Parece divertido por mi cambio de tema.
— ¿Sí? Déjame ver.
Levanto el brazo y no puedo evitar flexionar un poco al mostrarlo. Él silba
y yo paso el brazo por detrás de la cabeza, inclinándome hacia atrás.
—Me gusta. Es precioso. ¿Quién es el artista?

210
Nicole Dykes Hostile

—Una chica nueva de la tienda —El ceño fruncido en su apuesto


rostro es casi inmediato, pero trata de ocultarlo.
—Oh. Es genial.
—Sí. Acaba de romper con su novia, así que tenemos una cosa
melancólica en común. Sus palabras.
—Lo hizo bien —Sonríe, pareciendo aliviado ahora que ha oído la
palabra novia, así que lo molesto un poco más.
—Sí, hablamos mucho. Al parecer, es pansexual —Su sonrisa vuelve
a caer, y le sacudo la cabeza—. Sabes que estamos en un videochat,
¿Verdad? Puedo ver tu cara.
—Pues mierda —gime y echa la cabeza hacia atrás.
—No me gusta, Grayson —Y no lo hago. Para nada. Tenemos
algunas cosas en común, pero estoy bastante seguro de que mi corazón
está pegado a Grayson.
Sus ojos se encuentran con los de la cámara de nuevo.
—No tengo derecho a ti. Puedes estar con quien quieras.
Su voz es triste, y no puedo evitar preguntar: —Y ¿Tú? ¿Te gusta alguien?
Se ríe de mí.
—Videochat, ¿Recuerdas? Tienes un aspecto bastante melancólico,
Rhett.
Levanto el dedo corazón detrás de la cabeza y me aseguro de que pueda
verlo con el ángulo de la cámara. Sólo se ríe.
Sacude la cabeza, con una sonrisa triste en sus hermosos y carnosos
labios.
—Apenas tengo tiempo para dormir, y mucho menos para
encontrar a alguien con quien meterme.
Me rio, que era exactamente su intención.
—Debería dejarte volver a dormir. Sólo quería que vieras la nueva
tinta.
—Gracias. Me encanta. Muy atrevido.
Sonrío y no digo las palabras que estoy pensando.
No le digo que lo he hecho para él.
Aunque estoy bastante seguro de que ya lo sabe.

211
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y tres
Grayson
Odio la universidad.
Corrección. Odio esta universidad en particular. Estoy ocupado todo el
tiempo. Siempre tratando de mantenerme al día con cursos que no me
interesan, y lucho por mantenerme despierto en cada clase.
Incluyendo en la que estoy sentado en este momento.
Finanzas.
Bostezo.
Estoy seguro de que este tema es apasionante para algunos de mis
compañeros de clase. Mirando a mí alrededor, veo que algunos de estos
cabrones están echando espuma por la boca mientras escuchan al
profesor hablar de los multimillonarios y de las inversiones con las que se
han forrado. Pero yo no.
Sonrío mientras miro mi teléfono, donde tomé una foto de lo que dibujé
anoche. Es un poco duro. Sólo tenía una caja de lápices de colores que
encontré en la librería del campus, pero me gusta.
Es la cabaña y el lago, con colores ridículamente brillantes para los
árboles y el agua azul. No es realista. Es más bien abstracto. Me hace
añorar esa época del verano. Quiero recuperarlo.
Le envié la foto a Rhett esta mañana, sin dejar de pensar en ello. Pero me
imagino que está en el trabajo. Probablemente con la supertalentosa e
increíble chica de la que se enamorará pronto.
El pensamiento hace que mis tripas se retuerzan de amargura.
Ella le hizo un tatuaje.
Un hermoso y atrevido tatuaje de tinta en su piel. Una piel que quiero
lamer. Una piel de la que ya conozco el sabor, pero de la que quiero más.
Mucho más.
Mi teléfono se enciende, pero no hace ningún ruido ya que está silenciado
para la clase. No puedo creer lo que ven mis ojos cuando veo el boceto que
me ha enviado. Es un boceto a carboncillo, exactamente la misma escena
en perfecto contraste con la que le envié, y hace que mi estúpido corazón
se agite en mi pecho.
212
Nicole Dykes Hostile

Le envío un mensaje de texto rápidamente, tratando de mantener el


teléfono en mi regazo. Pero, de todas formas, a nadie le importa en esta
gran sala de conferencias.

Yo: ¿Has ido allí desde el verano?


Estoy bastante seguro de que me lo habría dicho si lo hubiera hecho.
Rhett: No. No creo que esté bien ir sin ti.
Lo echo de menos. Odio lo mucho que lo echo de menos. ¿Por qué no le
dije que estoy enamorado de él y que quiero encontrar una manera de que
funcione?
¿Por qué?
Porque soy una cobarde.
Yo: ¿Tal vez para las vacaciones de otoño?
Puedo ver los tres puntos de él escribiendo algo. Luego se detiene y vuelve
a empezar.
Rhett: Sí. Tal vez.
No es un no.
Rhett: Tengo que irme. ¿Hablamos más tarde?
Yo: Sí. El dibujo no está mal. Con un poco de práctica, incluso podría ser
genial algún día... quizás.
Me devuelve el emoji del dedo corazón, y juro que eso me hace sonreír
más que cualquier intento de flirteo miserable en este campus.
Aquí nadie sabe que soy gay. He ido a algunas fiestas y he conocido a un
par de chicos que creo que estaban interesados, pero yo no lo estaba.
Ninguna parte de mí estaba interesada en ellos.
Estoy muy jodido.

213
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y cuatro
Rhett
Ya es Halloween. He hablado con Grayson de vez en cuando, pero no lo
suficiente. Sé que está muy ocupado con los deberes y las clases, y yo he
estado trabajando mucho en Hostile. Pero aun así es una mierda.
Siempre está en mi mente, y sé que lo tengo mal. Sigo pensando en lo que
dijo Bree: que tener a la persona que amas, que te corresponda, es el
mayor regalo y podría valer la pena tener que esconderlo. Pero no puedo
hacerme a la idea. No puedo ser su secreto, por mucho que lo quiera.
Y él ni siquiera sabe que lo quiero.
Ni siquiera sé si él siente lo mismo. Por lo que sé, podría estar ligando por
todo el campus. O tener un novio.
Mierda.
Me froto el punto del pecho que me duele como el demonio al pensar en
eso.
—No vas a poner esa cara todo el tiempo, ¿Verdad? —Bree bromea,
y yo la miro, con su disfraz de Wednesday Addams 5. Está preciosa vestida
de negro, y entonces Fletch la rodea con su camisa de rayas blancas y
negras y sus largos pantalones cortos negros: el Pugsly6 de su Wednesday.
—Estás jodidamente ridículo —digo, empujando su hombro
juguetonamente.
Él sólo se ríe, sin importarle un carajo porque prácticamente haría
cualquier cosa por nosotros dos. Kole da una fiesta de Halloween en su
casa esta noche, y Bree quería ir. Está tratando de ser más social estos
días.
Intentaron por todos los medios que me disfrazara de Gómez7, pero no
hubo manera. Estoy aquí, pero no estoy disfrazado. En su lugar, elegí
unos vaqueros y una camiseta que hizo que Bree pusiera los ojos en
blanco y me llamara «original».
Creo que estaba siendo sarcástica.

5
O como se la conoce en Latan, Merlina.
6
El hermano de Merlina.
7
Papá Addams.
214
Nicole Dykes Hostile

Cuando entramos, la casa está llena de mis compañeros de trabajo.


Algunos tienen citas, pero también hay mucha gente que no reconozco.
Kole se acerca a nosotros, dándome un medio abrazo con una cerveza en
la mano, vestido como una especie de superhéroe.
—Oye, realmente estás aquí.
—Sí —No sueno feliz, lo sé.
Bree se mueve a mi lado.
—Esto es lo mejor que se puede hacer —Me hace un gesto, y Kole
sólo se ríe, sin sorprenderse en absoluto.
—Bueno, al menos lo has intentado, Rhett —Frunzo el ceño, y él
vuelve a reírse—. Siéntanse como en casa. Hay comida por todas partes y
mucho alcohol, para el que ninguno de ustedes tiene edad, ¿Verdad? —
Sacudimos la cabeza, ninguno de nosotros está aquí para
emborracharse—. Bueno, hay comida —Me da una palmadita en la
espalda y le doy las gracias. Se va a hablar con alguien más, y entonces veo
a alguien en la esquina, alguien conocido.
—No.
Bree sonríe a mi lado mientras se encoge de hombros inocentemente.
— ¿Qué pasa? ¿Ves a alguien conocido?
Me vuelvo hacia ella.
— ¿Has hecho esto?
Ella vuelve a levantar el hombro.
—No tengo ni idea de lo que estás hablando.
Está sonriendo demasiado para no saberlo, pero no me importa.
Simplemente sonrío y me acerco al tipo de gran tamaño vestido
ridículamente con un vestido negro y una peluca de pelo largo y negro.
— ¿En serio? ¿Morticia?
Grayson me muestra su gran y brillante sonrisa, y me doy cuenta de que
incluso lleva un grueso delineador de ojos negro que hace que sus ojos
azules resalten aún más. Se encoge de hombros.
—Puedo llevar un vestido.
Pongo los ojos en blanco, pero me alegro tanto de verlo que apenas puedo
disimularlo.
— ¿Qué haces aquí? Se supone que estás en la universidad.
—También lo está Fletcher —Asiente con la cabeza en dirección a
mis amigos, quienes, cuando los miro, apartan rápidamente la vista de

215
Nicole Dykes Hostile

nosotros. Está claro que están asimilando el espectáculo. Me río y le


devuelvo la sonrisa, negando con la cabeza.
—Fletcher sólo vive a una hora de casa.
Se encoge de hombros, casi con cara de vergüenza.
—No fue un vuelo largo.
Vuelvo a mirar a mis amigos, que siguen observándonos, y luego a
Grayson.
— ¿Bree? Ella te puso en esto, ¿Verdad? —No puedo ver a Fletcher
llamando a Grayson.
Su gran hombro se levanta.
—Te he echado de menos.
No le doy una mierda por admitir eso. Simplemente agarro su mano y tiro
de él hacia la puerta, pasando por delante de Bree y Fletcher mientras
vamos.
—Pueden llegar bien a casa, ¿Verdad?
Los dos asienten, sonriendo con exagerada ridiculez, y yo sigo avanzando
junto a ellos, arrastrando a Morticia detrás de mí hasta que subimos las
escaleras y entramos en mi apartamento. Cuando la puerta se cierra, estoy
sobre él, con mis labios y mis manos sobre él.
—Yo también te he echado de menos —respiro contra su boca, y él
me muerde el labio inferior antes de besarme con fuerza, mientras sus
manos tantean mi camisa para quitármela. Agarro la peluca y me la quito
con facilidad, arrojándola detrás de nosotros y metiendo los dedos en su
suave pelo.
Ya no nos da tiempo a hablar. No puedo permitirme pensar en que, muy
probablemente, tenga que irse mañana temprano. Simplemente me
pierdo en él. Nos besamos y nos arrancamos la ropa, dirigiéndonos al
sofá, donde casi hace que mi cerebro entre en cortocircuito. Agarra un
condón y un lubricante de mi cajón, se unta los dedos y me lanza el
condón antes de subirse a la cama, completamente desnudo y a cuatro
patas.
—Fóllame. Te he echado de menos —Gime mientras juega con su
agujero, estirándose para mí. Es mejor así. Él mirando hacia otro lado, su
hermoso culo en exhibición para mí mientras trabaja en un dedo y luego
dos—. Rhett —Suena necesitado y desesperado, haciéndome gemir en mi
propia desesperación. Me pongo el condón y me uno a él en la cama,
untando mi polla con la mano y deslizando un dedo para unirlo a los dos
suyos—. Sí, te necesito. Estoy bien.

216
Nicole Dykes Hostile

Los dos sacamos los dedos y lo introduzco de una sola vez. Me quedo
quieto, empapándome de la sensación de nuevo. De estar dentro de
Grayson. Me retiro y luego empujo hacia adelante, golpeando dentro de él
una y otra vez. Quiero que sea duro. Quiero que me sienta durante días.
Quiero aferrarme a esta sensación y no dejarla ir nunca, pero también
quiero que se acabe porque mi corazón está a punto de salirse del pecho
por el deseo de mucho más.
Sentirlo apretarse a mi alrededor, el calor apretado de su cuerpo cálido,
estar conectados así... es demasiado. Sólo hace que lo eche más de menos.
—No lo hagas —Debo haber dejado de moverme porque me mira
por encima del hombro.
Lo agarro por la cintura y tiro de él hacia arriba, de modo que los dos
estamos de rodillas, todavía conectados. Gira la cabeza para buscar mis
labios, besándome suavemente y diciéndome sin palabras que está
pensando lo mismo que yo. Mi mano roza su mejilla.
—No —vuelve a decir, y yo trago saliva, tratando de alejar todas mis
emociones antes de volver a besarlo, aferrándome a él y empujando
dentro, haciéndole gritar cuando llego a ese punto perfecto—. Sí. Ahí.
Sus dedos me agarran por la nuca mientras su mano se dirige a su polla,
acariciándola furiosamente. Mi polla se mueve dentro y fuera de él, mis
pelotas se tensan, y sé que estoy perdido.
—Mierda, qué bien te sientes —Lo veo trabajar su polla, y es lo más
caliente que he visto nunca. Sus músculos están tensos, y sé que él
también está cerca—. No te corras.
Gime, el sonido es demasiado bonito para alguien tan jodidamente fuerte.
—Necesito correrme —Jadea y no deja de acariciarse.
Aparto su mano, mientras me introduzco en su apretado calor. Una, dos
veces, y luego me corro con tanta fuerza que casi me caigo sobre él, pero
consigo mantenerme en pie.
Cuando me repongo lo suficiente, me separo de él y lo suelto, poniéndome
de espaldas y tirando de él hacia mi pecho para que me dé su polla. No se
contiene ni se muestra tímido en lo más mínimo. Simplemente toma lo
que necesita, que es exactamente lo que yo quería.
Me agarro a sus caderas, pero mis extremidades son básicamente inútiles
en este momento. No importa, sin embargo, esto es todo Grayson
mientras se mueve dentro de mi boca. Relajo la garganta, dejando que me
penetre una y otra vez, sabiendo que probablemente también lo sentiré
mañana. El primer chorro de su salada liberación golpea la parte
posterior de mi garganta, y luego continúa follando mi boca mientras

217
Nicole Dykes Hostile

trago su carga hasta que su polla gastada cae de mis labios, y se mueve
para acostarse a mi lado.
—Merece la pena el viaje.
Me río de eso.
—Imbécil.
Sólo sonríe, pero ninguno de los dos dice una palabra más. Me deshago
del condón, nos limpiamos los dos y nos metemos debajo de las sábanas,
él me acurruca mientras nos quedamos dormidos.
Porque esto es todo lo que podemos tener.
Momentos fugaces.

218
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y cinco
Grayson
Dios, lo he echado de menos. Me aferro a su cálido cuerpo y maldigo el
hecho de que la alarma de mi teléfono esté a punto de sonar en unos
minutos. He estado aquí tumbado, intentando pensar en una forma de
estar con él. Diciéndome a mí mismo que puedo hacerlo.
Que puedo dejarlo todo por él. Que mi abuelo estaría de acuerdo con eso.
Que el mundo estará bien sin la caridad de su negocio. Pero termino
sintiéndome como una mierda por pensar en esos pensamientos. Y me
pregunto si tengo el valor de enfrentarme a mi padre.
Ni siquiera tengo el valor de decirle a Rhett lo mucho que lo amo. Que lo
dejaría todo por él si me dijera que también quiere eso conmigo.
Porque tengo miedo.
Pero maldita sea, sé que eso tampoco es justo. Sé que él también tiene
miedo.
O tal vez estoy completamente equivocado. Tal vez él no quiere su para
siempre en este momento. Somos muy jóvenes.
Está descubriendo quién es, tal vez no quiere establecerse.
—Tus pensamientos son fuertes.
Sólo abrazo su cuerpo más fuerte contra mí y no discuto.
—Te echo de menos —vuelvo a decir porque es tan cierto como lo
fue anoche, quizá incluso más esta mañana.
—No hagas esto —Oigo el dolor en su voz, envolviendo las palabras
mientras me suplica que me tranquilice. Y Dios, ojalá pudiera—. No me
echas de menos. Tienes un montón de cosas en marcha. Cosas buenas,
estoy seguro. Fue un desliz momentáneo.
—No digas eso. No he volado hasta aquí por capricho. Te echaba de
menos y quería verte, y tú te alegraste de verme anoche —Es un hecho. Sé
que lo es. Tiene que serlo.
—Grayson... —Suspira y rueda hacia su otro lado para mirarme a los
ojos.
—Quizá podamos hacer que funcione.

219
Nicole Dykes Hostile

—No —Sonreiría ante su respuesta habitual si no fuera tan


frustrante.
—Contigo siempre es un no —Mi respuesta está cargada de dolor
porque ya no quiero que me diga que no. Quiero un sí. Quiero que lo
intente. Que quiera intentarlo.
—Sí, la gente dice que soy difícil —Me ofrece una sonrisa triste.
Y maldita sea, le devuelvo la sonrisa mientras le paso una mano por la
mejilla.
—Lo eres.
Se ríe suavemente y asiente, sus labios rozando los míos.
—Lo sé. Pero ya hemos hablado de esto. No hay nada que podamos
hacer. No puede funcionar ahora.
—Podría.
No se burla de mí, pero sacude la cabeza con un suave: —No.
Trago, el nudo en la garganta es demasiado grande para hacerlo
desaparecer.
—Volveré para Acción de Gracias. Mis padres organizan todos los
años una gran y estúpida fiesta con comida de encargo.
El dolor aparece en su cara y me estremezco porque sé lo que viene.
—No podemos hacer esto. Nos estamos engañando. Duele
demasiado.
Se me aprieta el estómago y me siento mal porque esto parece una
despedida.
—Duele demasiado saber que no volveremos a tenerlo, pero si sé
que te veré el mes que viene... —Apoyo la palma de mi mano en su
mejilla—. Entonces se siente un poco mejor, ¿No?
Cubre mi mano con la suya para que pueda sentir el movimiento de su
cabeza.
—No. Sólo prolonga lo inevitable. Anoche fue genial, pero esta
mañana siento que podría morir sabiendo que vas a salir por esa puerta.
—Pero volveré el mes que viene.
—Pero no es real —Se sienta bruscamente—. No puedo hacer esto —
Sus ojos suplican a los míos—. Por favor. Tienes que irte.
Asiento lentamente mientras me pongo de pie y me doy cuenta de que lo
único que tengo es el vestido negro que está hecho una bola en el suelo de
su apartamento. Se ríe de mi situación y se acerca a su vestidor,
encontrando unas sudaderas y una camiseta para mí.
220
Nicole Dykes Hostile

—Quédatelos.
Lo miro fijamente, con el corazón apretado en un torno.
—Siempre puedes llamarme si me necesitas. No voy a decir que no.
Nunca te diré que no.
—Grayson —Suena apenado, y sólo aprieto un beso en sus labios
antes de vestirme y salir lo más rápido posible.
Porque tiene razón... Duele demasiado.

221
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y seis
Rhett
No debería haberle dicho que no sobre el Día de Acción de Gracias. Saber
que está en la misma ciudad que yo y que no me llame me está matando.
Pero hasta ahora, ha respetado bastante mis deseos. Ha habido algunos
mensajes aquí y allá, pero ha sido tenso.
Hemos mantenido la distancia, y lo odio.
Estamos a punto de comer el festín que ha preparado Rhys –porque Blair
no cocina, y a veces lo hace Rhys– cuando suena un mensaje en mi
teléfono.
Espero estúpidamente que sea Grayson, pero cuando miro, veo que es
Ian. Hace tiempo que les di mi número a todos los chicos. Pero ahora, mi
corazón se acelera por una razón totalmente nueva cuando veo por qué
está enviando un mensaje. Max está en el hospital.
Mierda.
Me pongo de pie, los cuatro rostros de mi familia me miran preocupados
ante lo que estoy seguro es la expresión de horror en mi rostro.
— ¿Qué pasa? —Blair se levanta e inmediatamente viene hacia mí.
—Max —digo a duras penas, pero me obligo a seguir—. Uno de los
chicos del centro. Su padre adoptivo le dio una paliza.
Veo que la gran mano de Fletcher se cierra en un puño sobre la mesa,
pero no dice nada.
Miro a Blair.
—Está en el hospital.
Blair asiente, tomando mi mano ya en modo protector.
—Bien, guárdennos un poco de tarta. Vamos —Agarra su bolso y le
da un beso a Rhys antes de que salgamos por la puerta. Ella es genial en
momentos como este.
Nadie discute ni nos cuestiona, simplemente salimos. Blair nos lleva al
hospital en silencio, y las tripas se me revuelven de culpa. Sabía que
estaba en un lugar de mierda, pero dejé que me dijera que estaba bien. Mi

222
Nicole Dykes Hostile

mente arde de rabia porque no entiendo cómo alguien puede hacer daño a
un niño. No está bien.
Cuando llegamos, Blair me acompaña a verlo. Ian está en la silla junto a la
cama, con aspecto de estar agotado y preocupado, y noto que tiene sangre
en la camisa.
— ¿Estabas allí? —le pregunto, sobresaltándolo al principio y
queriendo retractarme.
Asiente con tristeza, mirando a Max, que está muy golpeado, pero parece
dormir. Tiene la cara magullada e hinchada y un brazo escayolado.
—Sí. Me estaba protegiendo. Fue una estupidez. Me burlé
estúpidamente de ese maldito.
— ¿Dónde está la policía? —Ian se encoge de hombros, y yo insisto:
—Ian.
—Me escabullí cuando llegaron y luego volví a meterme. Me
habrían hecho ir a un hogar temporal, Rhett. No quiero dejarlo.
Pienso en todas las veces que me puse delante de alguien para proteger a
Fletch y en lo cabreado que estaba la noche en que Bree, Blair, Rhys y yo
fuimos a su último hogar de acogida y él estaba fuera con un ojo morado.
—Voy a pensar en algo. ¿De acuerdo?
Pero ¿Qué? Ni siquiera tengo diecinueve años todavía. Tengo mi propia
casa, pero es un estudio. Nunca me aprobarán la tutela.
Blair debe oír mis pensamientos porque me pone una mano en el hombro
mientras busca su móvil en el bolso.
—Déjame hacer algunas llamadas, ¿Ok? —Mis ojos se encuentran
con los suyos, y veo que están mojados por las lágrimas que ella intenta
secar—. ¿Confías en mí?
Lo dice como una pregunta, así que asiento con la cabeza.
—Siempre.
Ahora mantiene la voz baja.
— ¿Sus nombres? Nombre y apellido.
Le digo, y ella me dedica una rápida sonrisa, luego le guiña un ojo a Ian
antes de salir al pasillo. Ian me mira con una ceja levantada.
— ¿Qué fue eso?
No quiero darle esperanzas, así que me encojo de hombros y cambio de
tema, señalando con la cabeza la cama del hospital.
— ¿Han dicho los médicos si está bien?

223
Nicole Dykes Hostile

—Brazo roto y algunos moratones. Costillas rotas. Pero sí, creen que
se pondrá bien. Arrestaron a ese imbécil, pero ¿Qué importa? Nos
pondrán con otro.
—Tal vez no —Ambos saltamos al oír la voz de Grayson detrás de mí
antes de que entre. Le da una sonrisa de disculpa a Ian—. Siento meterme.
A pesar de la seriedad de la situación y el ambiente oscuro de la
habitación, Ian se ilumina ligeramente cuando ve a Grayson.
—No pasa nada.
—Grayson, ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo...? —Me detengo a
mitad de la frase porque lo sé—. ¿Bree?
No se encoge ni parece avergonzado.
—Sí. Todavía nos mandamos mensajes a veces.
Debería estar enfadado, pero no lo estoy. No tengo ningún derecho sobre
ninguno de los dos. Pueden hablar con quien quieran, y no me sorprende
en absoluto que Bree haya seguido en contacto, sabiendo lo que siento por
él.
Los ojos de Grayson recorren la forma dormida de Max, y parece que se le
revuelve el estómago. Sé lo mucho que quiere a estos niños. Es lo que me
atrajo de él en primer lugar.
— ¿Qué podemos hacer? —Su voz se quiebra y es inquietantemente
silenciosa.
—No lo sé.
Pero Blair sí, entra con su sonrisa más brillante –puesta ahí a propósito
para que todos nos sintamos a gusto. Se vuelve hacia mí, proyectando
fuerza y calma, aunque sé que está temblando de rabia por dentro.
—Bien, he hablado con mi amiga trabajadora social y, como me he
puesto al día con todo el tema de la acogida, Rhys y yo podemos tener a
Ian y a Max.
Ian la mira desde su silla, con una mirada curiosa pero reservada.
— ¿Qué?
No conoce a Blair, pero le he hablado de ella.
—Ian, esta es Blair. La mujer que nos adoptó a Fletch, Bree y a mí
cuando la necesitábamos. Y parece que va a hacer lo mismo con Max y
contigo.
— ¿Por qué? —No puede evitarlo. No se fía de la gente, y yo lo
entiendo mejor que nadie. Blair tampoco se inmuta porque ha tenido que
lidiar con mi hosco trasero durante mucho tiempo.

224
Nicole Dykes Hostile

Se acerca a él y se arrodilla para poder mirarlo a los ojos. Le dirige esa


mirada reconfortante y dulce que, viniendo de una mujer tan fuerte,
infunde calma a todos los que la rodean.
—Tengo mucho espacio en mi casa, y parece que tú y Max necesitan
un lugar donde quedarse —Ian asiente con la cabeza lentamente—. Me
gustaría dárselos.
—Pero ¿Por qué?
Me pongo rígido junto a Grayson, esperando que confíe en ella, pero
sabiendo que llevará tiempo.
—Blair y Rhys no han sido más que buenos conmigo. Te prometo
que estarás a salvo con ellos. Puede que te obligue a comer verduras y a
tomar vitaminas, pero eso es lo más malo que hay en su casa.
Veo que Blair sonríe al oír eso mientras toma la mejilla de Ian con
cuidado.
—Sé que has pasado por un infierno, y me gustaría poder arreglarlo
para todos los niños de ahí fuera. Pero si puedo ayudar a unos pocos, eso
es lo que voy a hacer. Quiero ayudarte.
Maldita sea, es buena. Recuerdo que tampoco entendía el motivo por el
que quería ayudarme, pero ahora lo sé. Rhys fue abusado. El hombre que
ella ama más que a nadie en el mundo pasó por un dolor y una tortura
horribles cuando estaba en la casa de acogida, y nadie lo salvó.
No hasta ella. Cuando ya era un hombre adulto y enojado.
—Bueno —dice Ian, todavía indeciso, pero veo en su mirada su
deseo de confiar en ella.
—Bien, genial —Blair se levanta, tomando eso como una victoria y
no presionando porque de nuevo, ella es hábil. Mira a Grayson—.
Grayson, puedes quedarte con Ian un minuto. Quiero hablar con Rhett.
Él acepta, y yo salgo al pasillo con Blair, donde ella me tira en un rápido
abrazo, tomando todo mi dolor en sí misma en ese breve abrazo.
—Todo va a estar bien.
Quiero derrumbarme. Quiero gritar porque nunca está bien. En realidad,
no. Pero no lo hago. Me limito a asentir con la cabeza cuando me suelta
del fuerte abrazo, pero me sujeta por los hombros.
—Voy a acoger a los dos temporalmente al principio. Pero también
me han aprobado la atención a largo plazo, así que presentaré todo eso.
La trabajadora social está en camino. No voy a dejar que les pase nada
más, Rhett. Lo prometo.
Sé que no lo hará.

225
Nicole Dykes Hostile

—Gracias —Siento una ráfaga de culpa porque sé que ella está


haciendo esto por mí—. No tienes que hacer esto...
—Para —me calla fácilmente, dirigiéndome una mirada severa—.
Tengo suerte, Rhett. Lo sabes, ¿Verdad? Soy la afortunada por tener a
Bree, a Fletcher y a ti como hijos. Tuve suerte con todos ustedes, y ahora,
añado a Max e Ian.
Resoplo y niego con la cabeza.
— ¿Por qué? —Es la misma pregunta que le hizo Ian, la misma que
ya conozco la respuesta. Pero aun así se me escapa de la boca porque uno
pensaría que, si realmente lo estuviera haciendo por Rhys, se sentiría muy
satisfecha de salvar a Bree, a Fletcher y a mí. Más que eso. Son tres por
uno.
Me estudia de una manera que me hace retorcerme, y luego una sonrisa se
forma en sus labios.
—No sé cómo voy a convencerte de esto, pero yo no te salvé. No he
salvado a ninguno de ustedes. Todos llegaron a mi vida y la mejoraron. Sí,
me dio un propósito, pero ustedes me dieron mucho más. Mucho más.
—Seguro que te he hecho pasar un mal rato.
Se ríe.
—Y yo te lo devolví. Me encantan los retos. Y te quiero a ti, a Bree y
a Fletch. Ustedes y Rhys lo son todo para mí. Nunca quise arreglarlos
porque no estuvieran rotos. Son fuertes, hermosos y divertidos. Brillantes
a su manera, y me ha encantado verlos crecer.
Sé que lo dice en serio.
—Estás loca.
Se ríe y yo también me río mientras me abraza de nuevo.
—Y ahora, dos de mis hijos se han ido, y me he quedado mirando y
mirando esas habitaciones vacías, pensando que hay alguien ahí fuera que
puede necesitarlos, y entonces, bam... —Vuelve a mirar a la habitación del
hospital y luego a mí—. Hay dos niños que necesitan un hogar.
—Son buenos chicos.
—No tengo ninguna duda. No es una coincidencia ni una molestia.
No es algo que tenga que arreglar, sino dos niños que tengo la
oportunidad de conocer. Ningún niño es una carga, Rhett. Ni uno solo.
Llegaron a tu vida y luego a la mía por una razón.
—Tú y el destino —me burlo porque ella es una gran creyente del
destino.
—Tienes toda la razón —Me besa la mejilla—. Te quiero, pequeño.

226
Nicole Dykes Hostile

—Yo también te quiero. Gracias por hacer esto.


Sólo me sonríe, segura y fuerte como siempre, lanzándome un guiño antes
de volver a la habitación para explicarle más a Ian.
No sé por qué soy uno de los afortunados que ha salido. Pero no les
negaré a Max e Ian la oportunidad de hacer lo mismo.

227
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y siete
Grayson
La trabajadora social está aquí, ordenando el papeleo, e Ian parece muy
cansado mientras responde a más preguntas. Cuando terminan, Blair le
dedica a Ian una sonrisa amable.
— ¿Estás listo para ir a casa?
Ahora se endereza en la silla, con los ojos puestos en Max mientras mueve
la cabeza de un lado a otro con un movimiento de pánico.
—No. Tengo que estar aquí cuando se despierte. Se va a asustar.
Odia los hospitales. Por favor, no me hagas dejarlo.
Blair se abalanza a su lado, tirando de él en un abrazo.
—Está bien, cariño. Pero estás agotado. Has tenido un día horrible y
necesitas descansar.
Le tiembla el labio inferior mientras la mira, asustado e inseguro.
—No puede despertarse solo. No puede.
—Estaré aquí —declara Rhett.
—Yo también —añado porque no hay manera de que me vaya a
ninguna parte.
Ian nos mira a los dos, todavía claramente preocupado.
—Le aterra la oscuridad. No apagues la luz. Y odia a los médicos.
Los dos asentimos en señal de seguridad, y Rhett se acerca a él, poniendo
una mano en su hombro.
—Te lo prometo. No lo dejaremos, y mantendremos las luces
encendidas. ¿De acuerdo? —Se arrodilla frente a Ian para mirarle a los
ojos—. Blair y Rhys, son tan buenas personas. Sé que es difícil de creer,
pero te juro que ambos son buenos. Y Bree y Fletcher también estarán allí.
Estás en buenas manos y no te dejaría ir.
Ian busca los ojos de Rhett, ojos que sé que son seguros y llenos de fuerza.
—De acuerdo.
Nos despedimos mientras Blair abraza a Rhett y le promete que cuidará
bien de Ian y que volverán mañana. Entonces nos quedamos Rhett y yo en
228
Nicole Dykes Hostile

la habitación con un Max dormido. La enfermera trae dos sillas tipo cama,
pero ninguno de nosotros se tumba.
Su cuerpo palpita de rabia, y puedo verlo y sentirlo desde el otro lado de la
habitación mientras mira fijamente a Max, que está destrozado y
golpeado y que yace en la cama del hospital.
—Rhett.
Se acerca a mí, casi maniático.
—No es jodidamente justo.
Su voz es tranquila, pero oigo la furia en ella.
—No. No lo es.
— ¿Por qué ellos? —Está temblando, y quiero tirar de él hacia mí,
pero sé que no quiere que le toquen ahora mismo. No es posible—. ¿Por
qué niños que ya han tenido una vida de mierda? ¿Por qué son presa de
hombres así?
Es una pregunta retórica. Nadie tiene la respuesta para eso, y yo no
ofrezco una.
—No es justo. Son inteligentes y divertidos. Buenos chicos. No se
merecen esto.
—Nadie lo merece.
Sus ojos doloridos se encuentran con los míos.
—No tenías que venir.
Casi me río de eso porque por supuesto que sí. No sólo porque me
importan esos niños, sino porque no puedo aceptar que Rhett y yo no
podamos estar juntos. Todo lo que he pensado en el último mes es en él y
en cómo lo quiero.
Cómo no puedo obligarme a entrar en la caja creada por mi padre, por
mucho que quiera hacer cosas buenas con la empresa de mi abuelo.
Tendré que encontrar otra manera.
Porque quiero a Rhett.
Pero ahora no es el momento de decírselo. Ahora, todo lo que puedo hacer
es estar aquí para él. La noche se alarga, y ninguno de los dos duerme
realmente. Tampoco hablamos, porque no hay nada más que decir ahora.
Es una mierda que existan imbéciles como el hombre que golpeó a Max.
Que puedan hacer daño a los niños y salirse con la suya durante mucho
tiempo antes de que alguien intervenga finalmente.
Al día siguiente, Max está lo suficientemente bien como para ir a casa, y
los médicos lo dejan al cuidado de Blair. Está aturdido y claramente
cansado, pero va con Ian y ella de vuelta a su casa. Rhett va con ellos para
229
Nicole Dykes Hostile

que se instalen, dando las gracias rápidamente y despidiéndose de mí.


Pero no he terminado con él.
Me despido, pero sé que no es permanente. No esta vez.
Voy a casa de mis padres, donde todo está tranquilo después de la fiesta
que dieron ayer por Acción de Gracias. La casa está impecable, lo que
significa que las mucamas han hecho diligentemente su trabajo, como
siempre.
Busco a mi padre, pero no veo ni rastro de él. Seguramente ya ha volado a
algún sitio, incapaz de soportar la vida familiar durante demasiado
tiempo. Lo que sí encuentro es a mi madre, desmayada con un antifaz de
raso en la cara y una copa de vino a su lado en el sofá.
—Mamá.
Se revuelve, pero no se despierta.
Tengo que hacerlo antes de perder contra los nervios. Tengo que decírselo
a alguien.
—Mamá —vuelvo a decir, esta vez más fuerte.
Se levanta de su posición encorvada en el sofá, se quita el antifaz y me
mira fijamente.
— ¿Qué?
Sí, siempre he sido un inconveniente para esta mujer, pero asumo que ella
será la más fácil de dar la noticia, así que lo hago.
—Soy gay.
Su nariz se arruga en un instante de disgusto mientras se sienta más
erguida y parpadea.
— ¿Qué acabas de decir?
Me mantengo firme. Por Rhett, pero también por mí. Porque no puedo
seguir ocultando esto como si fuera un secreto asqueroso. No lo es. Lo que
siento por Rhett es hermoso.
—Soy gay —repito.
Se burla, molesta, mientras mira la copa de vino vacía, claramente
decepcionada de que no quede nada.
—No. No lo eres.
—Sí, lo soy —No puedo creer que se ponga así. Quiero decir, puedo,
pero no me lo creo. Pensé que sería la más fácil. Lo que supongo que dice
mucho de lo difícil que será con mi padre, pero no me importa.

230
Nicole Dykes Hostile

—No lo eres. Y aunque lo fueras... —Se levanta y sus ojos –que


todos me han dicho toda la vida que son exactamente iguales a los míos–
se clavan en mí—. Vas a cambiar eso. Es inaceptable.
—No es algo que pueda o quiera cambiar. Estoy enamorado —Se
siente bien decirlo en voz alta, a pesar de su cara agria.
Ella resopla.
—Amor. Por favor. Esto es ridículo. Deja de decir estas cosas.
Me inclino hacia ella.
—Soy gay, y estoy enamorado, y me importa una mierda lo que
pienses al respecto. Voy a dejar la escuela y a mudarme otra vez aquí para
estar con él.
Sus ojos disparan dagas en mi dirección, pero no me echo atrás.
—No. No lo harás. Lo perderás todo, lo sabes. Nunca entregará la
empresa a un... —Agita la mano en el aire, buscando la palabra de odio
apropiada, estoy seguro.
—No me importa.
—¿No? —Realmente podría ser malvada—. ¿No te importa la
compañía de tu abuelo? Sé que te importa, Grayson.
Por supuesto, ella trataría de usar eso en mi contra.
—No me importa. Crearé otra cosa.
Ella se burla.
—¿Con qué? No tienes nada sin nosotros, y no has sido más que una
decepción.
—¿Cómo puedes decirme eso? —Me está provocando, y ha
funcionado. Mi voz se eleva—. He hecho todo lo que me has pedido. He
sido tu maldita marioneta, y, aun así, no te ha importado. Nunca. No
podías molestarte en preocuparte. He terminado —Y lo hago—. No
importaba lo que hiciera, no podía complacerte, aunque hiciera todo
según tu plan.
—No seas tan dramático, Grayson.
—Se lo diré a papá cara a cara, y luego terminaré con los dos. Ya no
me importa. No puedo vivir mi vida así ni un segundo más.
—Es una fase —Se acerca más a mí—. Y no se lo dirás a tu padre. Me
culpará a mí.
—¿Me estás tomando el pelo? —Tengo que dar un paso atrás,
alejándome de ella. Me tiemblan las manos de rabia y lucho contra las
lágrimas de rabia—. No se trata de ti. Se trata de mí. Soy gay y tengo la

231
Nicole Dykes Hostile

oportunidad de ser feliz. Realmente feliz. Y sé, en el fondo, que el abuelo


querría eso para mí. Pero incluso si no lo quisiera, no me importa. Ya no
voy a vivir mi vida para nadie más.
Salgo furioso de la casa y me dirijo a mi coche, conduciendo hacia el único
lugar en el que quiero estar. Me siento aliviado cuando veo el coche de
Rhett en la entrada y me apresuro a subir las escaleras, golpeando su
puerta.
Rhett responde con un par de pantalones de chándal gris oscuro y nada
más, con aspecto confuso y el pelo revuelto. Supongo que estaba
durmiendo, pero no me da pena despertarlo porque esto no puede
esperar.
Caigo en sus brazos, casi derribándolo.
—No puedo seguir haciendo esto. La odio. Los odio.
Me agarra la cara con las manos mientras me aferro a su cintura.
—¿Qué pasa? ¿Qué ha pasado?
—Se lo he dicho.
Busca en mis ojos, con una mirada completamente confusa.
—¿Que le has dicho a quién?
No tengo sentido mientras comienzo a sollozar, dejando salir todo. Años y
años de represión, de vivir mi vida según lo que ellos querían. De no
permitirme nunca ser yo mismo.
—No vale la pena.
—Odio esto, Grayson. Odio verte roto así. Dime qué pasó —Me
arrastra a su apartamento, cerrando la puerta tras nosotros mientras me
guía hasta el sofá, con mi cuerpo apoyado en el suyo.
—Te amo.
Se queda helado, pero no me preocupa porque sé que él también me ama.
Y no importa cuál sea su primera reacción –aunque sea el típico no–, sé
que me ama.
—Cuéntame qué ha pasado.
—Ya he terminado. Le dije a mi madre que soy gay y que voy a dejar
la escuela y volver aquí porque te amo y quiero. Quiero esto más que
nada.
Me envuelvo en él, mi cara enterrada en su pecho.
—No tienes que destrozar tu vida por mí. Podemos resolverlo.
Sacudo la cabeza, respirándolo y saboreando la sensación de su piel cálida
y desnuda.
232
Nicole Dykes Hostile

—Odio la escuela. Y nunca me iba a dar el negocio. Nunca. Nada de


lo que hago es lo suficientemente bueno. Tal vez pueda conseguir una
beca de arte o algo así. Trabajaré hasta que pueda permitirme tomar
clases. No me importa. Sólo quiero ser finalmente yo.
Juro que puedo sentir que sonríe mientras me levanta suavemente para
que me encuentre con sus ojos.
—Eres precioso —Sonrío, con los ojos humedecidos por las
lágrimas. Pero no me importa cuando su pulgar acaricia mi mejilla y sus
ojos me dicen lo que su boca está a punto de hacer incluso antes de
decir:—Yo también te amo.
Sonrío, besando sus labios carnosos y sin preocuparme de nada porque
Rhett también me ama.
Todo lo demás ya lo resolveremos.

233
Nicole Dykes Hostile

Treinta y ocho
Rhett
Despertarme con la cálida lengua de Grayson deslizándose por mis
abdominales es probablemente la mejor manera que se me ocurre de
despertarme. Toda esta semana ha sido un lío, pero la mayor parte ha
sido buena.
Que Max se lastimara fue lo peor, pero ahora sé que está en un lugar
seguro. En un lugar donde nadie puede volver a hacerle daño. Se ha
instalado en mi antigua habitación, mientras que Ian tomó la de Fletcher.
Blair los llevó de compras a los dos para que tuvieran sus propias cosas,
únicas para ellos, para que fuera su hogar, igual que hizo con nosotros.
Y al igual que nosotros, todavía no se fían. Todavía no, pero lo están
consiguiendo.
Ver lo enfadado que estaba Grayson con toda la situación, como se quedó
allí con nosotros y se aseguró de que estuvieran bien, sólo solidificó mi
amor por él. Pero todavía no podía decirlo en voz alta.
Cuando se presentó en mi casa, destrozado, supe entonces que haría todo
lo posible por mantenerlo.
Nuestra edad no importa. Sus padres no importan. Cuando es amor, y
cuando es real, sólo tienes que ir por ello. He aprendido eso de él y de ver
a Blair y Rhys durante años. Su amor no fue fácil, pero no creo que deba
serlo. Al menos no todo el tiempo.
Tomas la decisión de estar juntos, y eso es todo. Esa parte es fácil, así que
puedes asumir todo el resto. Todas las cosas difíciles se vuelven más
fáciles porque estás con la persona que amas.
Y eso es lo que vamos a hacer.
—Tengo que ir a trabajar.
Siento que su boca se levanta en una sonrisa mientras alcanza mi hueso
izquierdo de la cadera y lo mordisquea.
—Entonces, ¿Dices que quieres que me detenga? —Besa el otro
hueso de la cadera, deslizando su lengua por la V que apunta
directamente a donde más lo necesito.
—No. Digo que te des prisa y te tragues mi polla de una vez.

234
Nicole Dykes Hostile

Sólo se ríe, pero luego me da exactamente lo que quiero, su boca en mi


polla. Siseo de placer mientras me traga como un profesional.
—Te estás volviendo muy bueno en esto —Se balancea sobre mi
polla, llevándola hacia el fondo de tal manera que oigo sus arcadas, pero
sigue adelante, decidido a darme placer.
Dios, lo amo. Por muchas razones.
No duro mucho, mis manos se deslizan por su pelo y lo agarran con fuerza
mientras me pierdo en un orgasmo con un grito fuerte, mi semen cae a
chorros en su boca. Se lo traga y luego me lame, sin poder saciarse antes
de que lo levante y lo empuje hacia su espalda, deslizándose hacia abajo
para devolverle el favor.
Ojalá tuviéramos más tiempo, pero tengo que ir a trabajar. Me lo llevo a la
boca y lo acaricio lentamente, agarrando sus pelotas con la mano y
haciéndolas rodar. Le lamo el tronco hasta las pelotas, deseando tenerlo
todo.
—Rhett —jadea cuando le meto dos dedos en la boca, instándole a
hacer lo que le pido: empaparlos. Cuando están bien empapados, le meto
uno en el culo, seguido del otro, haciendo que se retuerza y su cuerpo se
retuerza. Me meto su gran polla en la boca y la acaricio con los dedos
hasta que grita su liberación y yo me trago hasta la última gota.
Vuelvo a subir y beso sus labios, compartiendo ambos el sabor del otro
mientras nos besamos, enredados en las sábanas de mi cama, aunque
ahora es realmente nuestra. Se ha mudado extraoficialmente conmigo.
No ha vuelto a su casa a por sus cosas, y esta semana ha llevado mi ropa.
Pero ambos sabemos que todavía tiene que enfrentarse a su padre.
Le he asegurado que, pase lo que pase, lo superaremos. Pero no creo que
esté preocupado. Parece tranquilo incluso después de que ambos nos
hayamos duchado, y me da un rápido beso.
—Te veré después del trabajo.
—Si me necesitas antes, llama —Entrecierro los ojos, haciéndole
saber que hablo muy en serio.
Él sólo sonríe y me besa la punta de la nariz.
—Mi gran y fuerte protector.
—Vete a la mierda —me río agitando el dedo corazón, y él se va con
una risita.
Hoy va a hablar con su padre, y lo único que puedo hacer es esperar que
no rompa a mi persona favorita.
Pero pase lo que pase, aunque lo intente, estaré ahí para recomponerlo,
como él ha hecho conmigo.
235
Nicole Dykes Hostile

Cuarenta y Nueve
Grayson
Tengo que hacerlo.
Por muy intolerante que fuera mi madre cuando se lo conté, sé que
todavía tengo que enfrentarme a mi padre. Necesito hacer esto por mí.
Me está esperando. Me ha enviado un mensaje y hemos fijado una hora
para vernos en casa. Así que sé que lo sabe, aunque no haya dicho nada.
Ojalá no lo hiciera, pero me tiemblan las manos mientras me dirijo al
interior de la casa y subo a su despacho. Está allí, esperándome en su silla,
y me indica con la cabeza la del enfrente que me siente.
Lo hago. Ninguno de los dos dice nada. Nos miramos fijamente mientras
espero cualquier cosa horrible que vaya a decir. Para que me reprenda y
trate de hundirme. Pero no se lo permitiré. Le prometí a Rhett que no
dejaría que me hiciera eso.
Se aclara la garganta y se sienta un poco más recto.
—Tu madre me ha contado tus noticias.
Noticias.
Casi pongo los ojos en blanco, pero me resisto.
—Soy gay.
No pone ninguna clase de cara. Sus rasgos no se inmutan en absoluto, de
hecho.
—Sí. Eso. Y estás con alguien.
Asiento con la cabeza, aunque en realidad no era una pregunta.
—Sí. Estoy enamorado de él.
Me estudia, y mi piel se calienta mientras espero ansiosamente su
respuesta.
—Y quieres dejar la escuela.
Me obligo a enderezar la columna vertebral y a mirarle a los ojos.
—Sí, quiero.
—¿Qué planes tienes exactamente?

236
Nicole Dykes Hostile

Mi ceño se frunce; mi cara no es tan robótica como la de mis padres.


—Quiero ir a la universidad aquí. Vivir con Rhett, obtener un título
que realmente me interese.
—Negocios.
Sacudo la cabeza.
—Quiero hacer algo que me dé sentido. Yo... —Realmente no tengo
un plan. Y él también lo sabe.
—¿Estarías dispuesto a tomar cursos de negocios aquí hasta que
encuentres lo que quieres hacer?
Mierda, esa era una pregunta de verdad. No una exigencia. Me quedo
congelado un rato porque, desde que tengo uso de razón, siempre me ha
dicho lo que iba a hacer. Nunca ha preguntado.
—Podría. Sí. Siempre y cuando pueda tomar algunos cursos de arte
también.
Su ojo derecho titila con desdén, pero para su fortuna, no dice nada
negativo.
—Y ¿Este... chico?
—Hombre.
Resopla, pero se corrige.
—Este hombre, Rhett... ¿Cuáles son sus planes para el futuro?
¿Esto realmente está sucediendo? ¿Estamos teniendo una conversación
civilizada?
—Es un talentoso artista del tatuaje —Mi padre hace una mueca,
pero yo continúo, sintiendo la necesidad de defender a Rhett aunque no
debería hacerlo—. Es increíble en lo que hace, y no me sorprendería que
algún día tuviera su propia tienda. Su padre tiene un lucrativo negocio
propio.
Eso, por supuesto, tiene su aprobación, e inclina la barbilla en un rápido
asentimiento.
—¿Ya está trabajando?
—Es un aprendiz, pero sí, trabaja. Trabaja mucho.
—Bien.
Santa. Mierda. Creo que estoy en la Dimensión Desconocida. Estoy casi
seguro de ello.
—¿No te importa que sea un hombre?

237
Nicole Dykes Hostile

Todo mi cuerpo tiembla de nervios, pero necesito saberlo. Necesito que


sepa que no voy a cambiar, pase lo que pase.
—¿Por qué habría de importarme con quién te acuestas? Mientras
vayas a la escuela y estés con alguien que también sea disciplinado, no
podría importarme menos si es hombre o mujer.
Lo dice con tanta naturalidad, como si no fuera gran cosa. Y siento una
amargura en el estómago porque pensé que lo sería. Pensé que me
repudiaría. No tuve a Rhett todo este tiempo porque pensé que no podía.
Y podía haberlo hecho.
Perdí el tiempo teniendo miedo.
—Lo amo.
Se muestra frívolo al respecto, agitando la mano en el aire, apartándola.
—Bien. Bien. No necesito detalles, igual que no los necesitaría si
estuvieras con una mujer.
—Mamá...
De nuevo lo aparta con la mano.
—Tu madre es dramática. Debería haber sabido que no me
importaría una mierda. Sinceramente, probablemente sea mejor así
porque sé que no vas a dejar embarazada a nadie.
Hago una mueca, odiando eso. Pero es algo muy propio de mi padre.
—Entonces, ¿Te parece bien que vaya a la escuela aquí?
Se sienta en su silla con un resoplido.
—No es lo que quería, pero es mejor a que abandones por completo.
Solicita la matrícula y te enviaré el cheque.
Asiento con la cabeza, tontamente.
—De acuerdo.
—Bien —Agarra su teléfono—. Puedes irte.
Me levanto para recoger algunas cosas de mi habitación antes de salir de
la casa con desconcierto. No fue perfecto, ni siquiera cerca. Pero era mejor
que todas las cosas horribles que imaginaba.
Vuelvo a casa de Rhett y desempaqueto mis cosas –me dio una llave el día
después de que le dijera por fin que le amaba. Me dijo que esta es mi casa
tanto como la suya. Pienso pagar el alquiler. Pero la idea de vivir con
Rhett es demasiado buena para dejarlo pasar. No había manera de decir
que no.
Cuando termina el turno de Rhett en la tienda, me manda un mensaje
para decirme que va a ir a cenar a casa de Blair y Rhys y me dice que yo
238
Nicole Dykes Hostile

también debería ir. Es una obviedad, y cuando llego allí, me recibe Blair
con un gran abrazo.
—Hola, cariño. Esperaba no tener que llevarte la cena. Me encanta
tu apartamento, pero es un poco pequeño para todos nosotros.
Sonrío porque he llegado a conocerla bastante bien y sé que habla en
serio.
Se retira y pone su palma en mi mejilla, más maternal que nadie que haya
conocido.
—¿Estás bien?
Asiento con la cabeza.
—Mi padre estaba extrañamente bien con todo esto.
Deja escapar un profundo suspiro, sus ojos se cierran y luego se abren
mientras brillan con lágrimas.
—Bien. Estaba dispuesta a golpear su garganta si era necesario.
Me río, y Rhett entra, envolviendo un brazo alrededor de mi lado.
—No querrás ver a Blair cuando se pone en plan mamá oso salvaje.
—Eh, puede que lo haya disfrutado —digo y me giro hacia Rhett,
dándole un beso de saludo. Uno corto y respetuoso, por supuesto, ya que
su madre está aquí.
—¿Ha ido bien?
Tomo su mano y camino con él y Blair hacia el comedor, donde todos los
demás están esperando –Bree, Max, Ian, y Rhys; Fletcher está de vuelta
en la escuela.
—Sí. No pareció importarle en absoluto que estuviera con un chico.
Estaba más preocupado por mi educación.
Nos sentamos a la mesa, pero siento a Rhett tenso a mi lado.
—¿Qué ha dicho?
—Que me va a pagar la universidad aquí. Incluso pedí clases de
arte.
—No. De ninguna manera —Se le cae la mandíbula y me río.
Blair me pasa las papas y yo las pongo en mi plato.
—Bien. Y ¿Eso es lo que quieres? ¿Ir a la universidad?
Miro a Rhett y sonrío, luego me vuelvo hacia Blair.
—Sí. Quiero un título en cualquier área que elija. Creo que me
ayudará tenerlo. Y no parecía oponerse a que algún día me hiciera cargo.
239
Nicole Dykes Hostile

—Eso suena bien —Blair sonríe ampliamente mientras se fija en lo


poco que tiene Max en el plato y le pone más.
Sus moretones están empezando a desaparecer, pero todavía veo rojo
cada vez que pienso en él en esa cama. Cada vez que oigo en mi cabeza el
grito de rabia de Rhett de aquella noche. Sé que no puedo cambiar el
mundo, pero me gustaría cursar alguna carrera que me permita mejorarlo
un poco.
Aunque sea a mi manera.

240
Nicole Dykes Hostile

Cincuenta
Grayson
—Vente.
Rhett gime. Sus manos están presionadas contra el azulejo de la ducha, su
culo inclinado hacia mí mientras bombeo dentro de él.
—Cerca.
Me acerco con mi mano enjabonada mientras el agua cae sobre mi
espalda y le acaricio la polla.
—Ahora, tenemos que irnos.
—Ungh —Me encanta cuando se pone así, desesperado y necesitado
mientras empuja su culo hacia atrás, tomando mi polla tanto como yo
estoy empujando dentro de él.
Muerdo la parte posterior de su hombro, hundiendo mis dientes en su
carne y llenando su codicioso agujero una y otra vez, acariciándolo con mi
mano.
—Vente para mí, Rhett. Pinta la pared de la ducha.
—Eres tan jodidamente sucio.
Le encanta. Su culo se aprieta alrededor de mí con tanta fuerza que veo las
estrellas y empujo dentro de él con más fuerza, sabiendo que doy en el
punto perfecto cuando grita. Un chorro tras otro de semen sale de su
polla, y yo pierdo el control, corriéndome dentro de él.
Nos despedimos de los preservativos en cuanto nos fuimos a vivir juntos,
después de hacerme la prueba y asegurarme de que estaba limpio.
Me separo de él y se gira para mirarme, empujándonos bajo el chorro de
la ducha mientras me besa profundamente.
—Blair se va a enfadar si llegamos tarde.
—Por favor, nunca menciones su nombre cuando estemos
desnudos.
Me río y me enjuago, golpeando su culo desnudo antes de salir y secarme.
—Necesitamos una ducha más grande.

241
Nicole Dykes Hostile

—Algún día, niño rico. No me cabe duda de que vas a insistir en


tener una casa más grande.
Me enrollo la toalla alrededor de la cintura y voy al lavabo a lavarme los
dientes.
—Quizá una cabaña.
Veo su reflejo en el espejo y le guiño un ojo.
—Eso sí que me gustaría.
—A mí también —Sale, cierra el grifo y se envuelve la cintura con
una toalla. Toma su cepillo de dientes y se lava los dientes junto a mí.
Es todo muy doméstico.
—Feliz Navidad.
—Feliz Navidad. ¿Era ese mi regalo? —Asiente con la cabeza hacia
la ducha, y yo me río, escupiendo la pasta de dientes en el lavabo y
enjuagándome la boca.
—Sí, semen navideño.
Él suelta una carcajada –se ríe mucho más ahora– y luego escupe en el
lavabo antes de volverse hacia mí y plantarme un beso en los labios.
—No podría haber pedido nada mejor.
Me río y me agarro a sus caderas.
—Te pido para más tarde.
Se estremece visiblemente –al parecer, yo le hago eso– y luego asiente con
la cabeza.
—Está bien —Me mordisquea el cuello, pero tengo que apartarme y
obligarlo a vestirse para no llegar tarde al desayuno de Navidad con su
familia, que también se ha convertido en la mía.
Son todo lo que podría haber pedido. Incluso Fletcher, al que he
empezado a caerle bien, se nota. Bueno, o al menos me aguanta por Rhett,
y lo acepto.
No tenía ni idea de que pudiera ser así. Que una familia pudiera ser tan
cálida y cariñosa y demonios, ni siquiera compartir sangre, pero no
importa. Todos ellos son hijos de Rhys y Blair, y estoy bastante seguro de
que me han adoptado también.
Empiezo la escuela el próximo semestre. No hablo con mis padres, más
que para conseguir el cheque para la escuela, pero no importa. Tengo a
Rhett. Tengo su amor. Y su familia. Una cabaña.
No cambiaría una maldita cosa.

242
Nicole Dykes Hostile

Epilogo
Rhett
Siete años después...

—Tenemos que irnos —Grayson entra en la sala de estar con un


niño risueño puesto boca abajo y colgado de la espalda.
Me río y me pongo de pie, agarrando al niño de cinco años y poniéndolo
de pie, sujetándolo.
—¿Qué haces, pequeño?
Andrew se ríe, un niño feliz ahora, muy distinto de cuando lo conocimos
el año pasado. Estaba sucio y era demasiado pequeño para tener cuatro
años, llorando y aferrándose a su hermano.
Grayson terminó la universidad más rápido de lo que nadie debería, pero
se licenció en empresariales y humanidades con una especialización en
arte. Enseguida consiguió un trabajo en City Mission, donde supervisó
muchos proyectos.
Cuando nos presentaron a Andrew y Ben a través de uno de los programas
extraescolares, supimos que era lo correcto. Que debían ser nuestros.
Muchas cosas han cambiado en los últimos siete años, pero el espíritu de
Grayson y su amor obstinado e inquebrantable no han hecho más que
crecer. Se ha convertido en el hombre que sé que su abuelo admiraría. Yo
también lo admiro. Nos casamos hace unos años en una pequeña
ceremonia a la que asistió toda mi familia. Josh fue incluso su padrino,
mientras que Bree y Fletch estuvieron a mi lado.
Cuando decidimos que queríamos adoptar a Ben y Andrew, compramos
una casa cerca de la de Rhys y mi tienda –sí, me asocié con mi padre, y no
podría estar más contento. Me lo he ganado, y soy muy bueno en mi
trabajo. Y se me ocurren nuevas formas de comercializar la tienda y
hacerla aún más rentable.
También tenemos la cabaña en los Ozarks a la que vamos cada vez que los
niños no están en la escuela y podemos descansar un poco. Pero ahora
mismo, llegamos tarde a la Navidad.
—La abuela Blair se va a enfadar si llegamos tarde —le digo a mi
hijo en tono de broma.
243
Nicole Dykes Hostile

Andrew se ríe y se retuerce de mis brazos.


—¡La abuela nunca se enfada conmigo! —canta, y sabe que es
verdad. El pequeño diablillo se las arregla con cualquier cosa.
Grayson se ríe mientras Andrew se pone las botas en los pies junto a la
puerta principal.
—No puedo creer que Blair insista en que la llamen “abuela”. Ella
parece una persona a la que no le gustaría ese título.
Me río porque sí, sigue siendo rubia y un bombón total, pero si Ben y
Andrew la llaman de otra manera, ella les dice rápidamente exactamente
quién es para ellos.
—Le encanta.
Grayson se vuelve hacia mí, tomando mi cara entre sus grandes manos.
—Te amo.
—Estás siendo asqueroso.
Sólo se ríe, fuerte y pesado con la felicidad.
—Sí. Únete a mí.
Le beso la nariz.
—Yo también te amo. Ahora vamos a preparar a nuestros hijos para
irnos porque no quiero escuchar el sermón de Blair. Le encanta echarme
mierda.
—¡Uhmmmm! ¡Has dicho una mala palabra! —dice Ben mientras
entra en la habitación de un salto.
Pongo los ojos en blanco, pero le agarro por la cintura y le hago cosquillas.
—Pero no me vas a delatar —Le hago más cosquillas, provocando
un ataque de risa—. ¿Verdad?
—Bien, bien —se ríe. Es el sonido más bonito del mundo. Pelea
conmigo por ello. Levanta las manos en señal de rendición—. No lo diré.
Lo suelto y sale corriendo, riéndose mientras Grayson le pone un abrigo a
Andrew, y yo lo observo con asombro. Nunca pensé que esto fuera
posible. Que un niño roto al que sus padres no querían pudiera encontrar
tanto maldito amor en este feo mundo.
Que no sólo pudiera tenerlo sino también devolverlo, pero eso es lo que
Grayson ha hecho por mí. Me ha mostrado amor. Demonios, no aceptó un
no por respuesta y me amó a través de toda mi ira y amargura hasta que
no tuve más remedio que devolverle el amor.
Bree es feliz ahora. Casada, con un hijo y otro en camino. Fletch, sí, nos
sorprendió a todos, y estoy bastante seguro de que también está total y
244
Nicole Dykes Hostile

completamente enamorado. Blair y Rhys son sólidos. Siguen siendo muy


felices, y cuando Max e Ian se fueron de casa para ir a la universidad, Blair
encontró dos almas más que necesitaban un hogar.
Solía pensar que ella veía a Rhys en todos nosotros. Que estaba tratando
de corregir un error, y tal vez lo hacía a su manera. Pero hace poco me
dijo que, para ella, cada uno de nosotros es un humano perfectamente
individual con sus propios pensamientos y luchas. Con nuestras propias
almas que necesitan orientación, y ella obtiene algo único de cada uno de
nosotros.
Que en realidad sanamos una parte de ella y seguimos haciéndolo.
Ella es un ángel por derecho propio, pero afirma que nosotros también lo
somos. No sé si eso es cierto, pero sí sé que es una madre estupenda y que
cualquier niño que vive en su casa se convierte en suyo, hasta la médula.
Grayson me besa los labios y me estudia detenidamente.
—¿Estás bien?
Sonrío, algo que me resulta muy fácil ahora.
—Sí. Vamos —Me besa y agarramos a los chicos y nos dirigimos al
coche.
Todavía me considero demisexual, pero la etiqueta específica no me ha
importado en mucho tiempo, porque una vez que estuve con Grayson, él
fue todo lo que necesité. Él es todo lo que siempre he querido. Aun así, me
di cuenta de que lo exageré todo en una cosa enorme cuando tal vez no lo
era en absoluto.
Mi familia, ellos me han amado, sin importar nada, desde que los
conozco. Debería haber confiado en ellos, pero no puedo cambiar que
entonces no lo hiciera. Ahora lo hago. Ellos me querían, y yo sólo tenía
que permitírselo.
Porque cuando te ofrecen amor, aunque no confíes al principio, cuando te
demuestran una y otra vez que te quieren, sólo tienes que aceptarlo.

245
Nicole Dykes Hostile

Nota del autor


¡Muchas gracias por leer Hostile! Este libro fue difícil para mí. Les juro
que pensé que nunca lo iba a terminar. Y no porque no me gustara, creo
que quizás fue porque me gusta mucho.
Estaba constantemente preocupada por el viaje de Rhett y su identidad.
Preocupada de que accidentalmente hiriera a alguien con ello. Sé que las
etiquetas son importantes porque dan a la gente un lugar al que
pertenecer. Hay una libertad en tener un grupo de personas como tú. Y
también hay libertad en ser tú mismo. Así que tuve que encontrar ese
equilibrio con Rhett, lo que fue difícil.
Quiero que todas las personas sientan su valor. Quiero que todos se
sientan seguros en lo que son. Y nunca jamás quiero causar daño. Es mi
deseo que algún día, nadie tenga que salir del armario. Que puedan
decir a quién aman y eso sea todo. Eso es lo único que importa. Que no
haya odio ni animosidad. Que nosotros, como humanos, podamos
simplemente amarnos unos a otros.
¿Creo que ocurrirá? Probablemente no. Pero creo que puede mejorar.
Creo que podemos intentar ponernos en el lugar de otras personas y
pensar realmente en cómo sería ser ellos. Me encantan estos personajes.
Me encanta el viaje de dos personas que se enamoran.
Y, espero que mis historias sólo curen un trozo dentro de ti y nunca te
hagan daño.
Si te encantaron Rhys y Blair y quieres su historia, ya está publicada. El
título de su libro es Clarity. No quise vincularlo a este, no para engañar
a nadie ni para ser tramposa, sino porque no quería que nadie se
sintiera presionado a leerlo si las historias de hombres y mujeres no son
lo suyo.
Y, de nuevo, gracias por leer esta historia. ¡Espero, de todo corazón, que
les haya encantado! A mí me encantan, y empiezo a pensar que Fletcher
necesita su propia historia algún día.
Gracias a Emma, Ari y Elle por estar siempre ahí y por ser lo
suficientemente fuertes como para señalarme cosas para que las piense
y las cambie. Porque ¿De qué sirve ser humano si no estamos dispuestos
a escuchar, crecer y cambiar?
Todos tenemos espacio para aprender algo.
Gracias a Dena por ser una auténtica estrella del rock y editar mis
libros. Si eres un autor que necesita un editor, no puedo recomendar lo
246
Nicole Dykes Hostile

suficiente a Dena Mastrogiovanni. Ella lo es todo. Muchas gracias a


Sarah Grim Sentz por la preciosa portada y también a Dez Purington
por el hermoso formato. Todos ustedes son increíbles.
Y a las Novicias: ¡Las quiero! No podría hacerlo sin ustedes. Gracias por
ser mi lugar seguro y por animarme.
Sean amables los unos con los otros. Y sean amables con ustedes mismos
porque son importantes.
Con cariño,
Nicole.

247
Nicole Dykes Hostile

Bonus

248

También podría gustarte