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El incendio del templo “San José” en 1975 estuvo a punto de destruir la imagen religiosa de

tiempos coloniales más antigua que aún se conserva en San Salvador. Foto de Pedro Rodríguez /
EL DIARIO DE HOY
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NUESTRA SEÑORA DE LA PRESENTACIÓN
Primera patrona de San Salvador

La historia humana se parece cada vez más


a una carrera entre educación y catástrofe.
H. G. Wells

A lo largo de sus casi cinco siglos, San Salvador ha pervivido co-


deándose con los heraldos de la hecatombe; ora seísmos o erupcio-
nes, ora siniestros o aluviones. En consecuencia y de manera impe-
riosa, notables escribientes, al igual que la vox populi, han sabido
exaltar su ímproba vocación de Ave Fénix,1 invariablemente batién-
dose entre el fango y los escombros, renaciendo estólida de sus rui-
nas y miseria.
De súbito entonces uno se percata de que el más mínimo recuen-
to fáctico de nuestra capital puede resultar punzante sólo con reme-
morar su porfía frente a los desperezos del cielo y de la tierra, aún
soslayando vicisitudes que son más atroces por emanar de lo es-
pecíficamente humano.
¡Sufrida nuestra ciudad! No hay duda; pero nunca desahuciada.
Ya en sus albores veremos surgir de sus entrañas un bálsamo. Una
allegada mariana en menuda talla —despuntando en la primitiva
“Aldea”, persistente en la villa, manifiesta en la novel urbe colonial—
se verá cooptada en caóticas circunstancias. La ciudadanía abatida
va a arrogarla, va a enarbolarla, va a renombrarla con el apremio
que imponen las inesperadas y recurrentes adversidades. En su re-
gazo el hundimiento colectivo irá encontrando fundamento, y con el
tiempo devendrá mansamente en acendrada tradición.

Aclaración histórica
La Virgen de La Presentación fue, en un principio, una simbología
religiosa marginal que apareció en los andurriales periféricos al na-
ciente núcleo poblacional colonizador de Cuzcatlán. Una devoción
prístina y espontánea de asentamiento emergente que arrancó muy
Sobreviviente de múltiples calamidades públicas en la historia de la ciudad, la venerada temprano aferrándose a una estatua inicialmente identificada como
patrona salió airosa de su última “prueba de fuego” el 8 de diciembre de 1975.
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“conquistadora”.2 Poco a poco se fue transmutando en eslabón de honor a “una imagen de singular hermosura, cuya disposición es
solidaridad para los nuevos citadinos frente a catastróficas situacio- como de estar sentada, teniendo al Niño Dios en los brazos; su altu-
nes de trascendencia pública. Así lo atestigua un buen número de ra es menos de vara, sus maravillas son muchas, su devoción es
dispares cronistas3 que nos remontan con su verbo restaurador a la grande”.8
cotidianidad de la morada ciudadana.
Estas y otras constataciones consignadas por el fraile Francisco
De esos eruditos, Jorge Larde y Larín es uno de los que más de- Vásquez en su magna obra poseen, entre varias, una virtud meridia-
rramó su prosa sobre el tema. En una recopilación de artículos que na. Y es que permite vincular la visión de antaño con lo que el ojo
la Academia Salvadoreña de la Historia publicó como libro por pri- actual puede captar en presencia de la figura mariana de marras.
mera vez en 1978 bajo el título: El Salvador. Inundaciones e incen-
Por último, mas no por ello menos importante, Santiago Malaina
dios, erupciones y terremotos, el historiador salvadoreño da cuenta
será el intelectual que hemos de celebrar ―dadas ciertas y notorias
en varias entregas del verdadero “calvario” padecido por la ciudad y
razones― en este esfuerzo de aclaración histórica sobre uno de los
su patrona en los desastres.
más curiosos y sobresalientes iconos de adoración con que cuenta
Tales relatos ponen de manifiesto lo prodigioso que ha significa- la historia nacional.
do la probada capacidad de recuperación a lo largo de casi cinco
siglos, no solo del asentamiento capitalino pero también de la propia El P. Malaina —cronista jesuita que recaló en San Salvador du-
efigie mariana encumbrada en “las calamidades públicas”.4 rante la primera mitad del siglo XX— definitivamente es el estudioso
que más integralmente se ha volcado a desentrañar la trama que
No termina uno de asombrarse ante el hecho de que la imagen nos ocupa. Desde el año de 1945, se propuso la restauración de la
invocada como “asilo, amparo y protección de la ciudad”5 en nume- escultura colonial bajo cánones de especialistas en el arte hispanoa-
rosas ocasiones haya estado a punto de sucumbir ella misma, tras- mericano, ya que “yacía arrinconada en la sacristía de la Iglesia
luciendo más bien como apremiada víctima, pero siempre saliendo desde 1927”.9 Diez años después, en 1955, redactó una pulcra y
ilesa de estrepitosos eventos. consistente investigación que va directo al grano desde el mismo
Por ejemplo, en 1594 la descalabró un horrible terremoto que se título: Nuestra Señora de La Presentación.
pasó llevando como si nada a la ciudad entera. En 1580 y en 1693 El opúsculo no tiene parangón en su género. Se destaca por la
estuvo a punto de ser reducida a cenizas cuando sendas llamaradas sobriedad y perfecta dedicación al tema. Quizás por ello sea el que
la sorprendieron en su propia ermita. Y esas son tan sólo algunas mejor expone los argumentos y evidencias, para alcanzar una exac-
pocas cuentas de un luengo rosario calamitoso. Su más reciente ta comprensión contemporánea del origen y evolución de la Virgen
“prueba de fuego” la padeció aquel inolvidable 8 de diciembre de de La Presentación como una tradición religiosa popular netamente
1975 cuando sobrevino la destrucción total del popular templo capi- cuzcatleca de larga data.
talino de “San José” a causa de un precipitado y devastador incen-
Por todo esto, se antoja un poco extraño que alguien tan acucio-
dio.6
so como Lardé y Larín, por ejemplo, aparentemente no haya trope-
Otro de los letrados que habremos de mencionar con indiscutible zado con el texto del P. Malaina al escudriñar las fuentes sobre la
mérito en este tema es Francisco Vásquez, notario, custodio y cro- primera ermita y su advocación mariana en los preámbulos colonia-
nista de la orden franciscana. El fraile nos legó efectiva averiguación les de la ciudad. No es baldío entonces que rescatemos para su re-
sobre el objeto de nuestro estudio a finales del siglo XVII. lanzamiento editorial10 el impecable escrito del jesuita historiador; no
Este ilustrado seráfico comenzó a escribir allá “por los años de sólo por estar dedicado íntegramente a la que devino en proverbial
1683”7 un extenso informe compuesto en dos tomos que tituló: “Patrona de San Salvador”,11 sino porque aporta sobre ella nuevos y
Chronica de la Provincia del Santissimo Nombre de Jesvs de Guate- relevantes datos que deben compartirse y extenderse, en tributo a la
mala. Justamente ahí se encuentra la descripción detallada más an- historia de la metrópoli capitalina.
tigua que se pueda conseguir hasta el día de hoy, no solo de la
hechura pero también de las prácticas devocionales populares en
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Preliminares conclusiones En este sentido, por ejemplo, queda como tarea posar la vista
sobre un documento que data de 1534, en el cual, según Malaina,
Aquilatando a estas alturas lo obtenido en el seguimiento de “se cita una imagen mariana existente en la población y que llama-
aventajados investigadores, se enumeran a continuación unas preli- ban la conquistadora”.18 Habrá que rastrear en archivos foráneos tal
minares conclusiones:12 documento. Esto se torna imprescindible, para proseguir en la pro-
a) La imagen reconocida y venerada en nuestro país como la Vir- ducción de conclusiones diamantinas.
gen de la Presentación, la cual data desde el año 1530,13 constituye 2) No solo la falta de acceso a fuentes primarias es causa de
la simbología y estatuaria religiosa más antigua de San Salvador confusión o pobre reconstrucción de épocas remotas. También
que se conserva hasta la fecha.14 habrá que consignar otro problema. Y éste sólo es posible percibirlo
b) Ya desde su arranque poblacional en “La Aldea”, la primera cuando se comprende que las entidades involucradas —iglesia y
edificación celebrante de San Salvador fue una ermita,15 la cual lle- cabildo— poseen su propia dinámica y lógica funcional, cada una
garía a dedicarse a Nuestra Señora de La Presentación. inscribiendo una terminología propia que las distingue.
c) Esta última afirmación se explica desde que el Alcalde Mayor En este sentido, deben separarse con pinzas cuatro aspectos
de la provincia de San Salvador, Capitán Don Pedro Aguilar y Lasso conceptuales que habrán de definirse debidamente:
de la Vega, a causa de una serie de enjambres sísmicos “fuertes y 2.1) El encabezamiento de la orden religiosa fundacional: Santo
de sostenida intensidad que ocurrían en la ciudad y casi toda la pro- Domingo, San Francisco, etc.
vincia”,16 decide el 21 de noviembre del año 1625 elevar una plega-
ria a la Virgen la Presentación. Para ello, exhibió en procesión a la 2.2) La advocación devocional asignada a la edificación: San An-
señora de la primigenia ermita, con la intención de que intercediera tonio, San Bernardino de Siena, etc.
por la protección de sus habitantes. 2.3) La nomenclatura barrial donde se asienta la edificación: El
d) Desde este hecho en adelante, muchos cronistas civiles y Calvario, San José, Concepción, etc.
eclesiásticos reconocieron la exaltación popular y la trascendencia 2.4) La función religiosa de la edificación: Monasterio, Seminario,
histórica de la Virgen de la Presentación como “soberana Patrona” y Convento, Ermita, Iglesia, Parroquia.
“finalmente el asilo, amparo y protección de la ciudad”.17
Estos términos de referencia a menudo se ven ensimismados o
traslapados en los reportes, informes o relatos. Las asignaciones
Temáticas pendientes suelen entrecruzarse, según sea el cronista fraile o autoridad edili-
cia. Esto puede constatarse desde el mismo arranque historiador
Con todo y estos remates pergeñados en aras de una aclaración
colonial. Pero en escritos contemporáneos, lamentablemente, tam-
histórica sobre la relevancia atribuida a una Virgen de La Presenta-
bién identificamos falta de rigor en la distinción de tales conceptos
ción en la trayectoria de la ciudad de San Salvador, queda aún una
convenientes a cada entelequia institucional.
buena ristra de cuestiones que habrá que dilucidar en futura oportu-
nidad. Proponemos para ello una lista provisional de asuntos pen- Tal vez al evocar un caso familiar actual se puede arrojar luz so-
dientes: bre este escollo investigativo. Por ejemplo, aquel templo capitalino
fundado por la congregación salesiana es conocido como: “Don
1) La limitación en el logro de fuentes documentales de mayor
Rúa” (por 2.4); o “María Auxiliadora” (por 2.2); o “San Miguelito” (por
antigüedad sigue siendo un tremendo reto en el horizonte investiga-
2.3); o “San Juan Bosco” (por 2.1).
dor desde nuestro emplazamiento. Incendios y terremotos, tan fre-
cuentes en el suelo patrio desde sus albores, han vaciado el acervo No hay duda que para un asunto como el que estamos tratando,
manuscrito, invaluable para la labor quijotesca de hurgar la identidad habrá que tener en cuenta estas delicadezas. De otro modo se nos
nacional entrañada y palpitante en registros textuales. escurrirá el real significado de hechos y actores, y caeremos en
substanciales desenfoques comprensivos.

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3) Se impone urgentemente desmadejar una suerte de “nudo ma- 3.2.3) La Virgen de El Pilar.
riano”19 que se ha suscitado en la reconstrucción cronista de la ciu-
A la inicial ermita y posterior Iglesia de La Presentación le fue re-
dad mayor, en gran medida por lo que se ha recusado antes. Este
asignada su dedicación devocional, aunque por un lapso corto, a
nudo puede abordarse en dos vertientes por lo menos:
mediados del siglo XIX. La nueva denominación no es extraña si se
3.1) Desde que el cronista jesuita Santiago Malaina esclarece en considera que la patrona subsistía incólume en su interior, y que su
su opúsculo que la original escultura —presente ya en épocas de perenne compostura instalada en peculiar base provoca en verdad
“La Aldea” (1530)— no corresponde propiamente a la advocación que se le identifique con la imaginería de La Virgen de El Pilar, al
establecida como Virgen de La Presentación20, se vuelve todo un menos desde una tipología de arte sacro peninsular.
desafío ahondar en la clave que explica su identidad y evolución
particular en tierra cuzcatleca. Una advocación para el siglo XXI
3.2) Por lo menos tres advocaciones distintas, pero en cierto mo-
Más allá de lo que estudiosos de antaño nos hayan legado, se-
do relacionadas con la que protagoniza este estudio, saltan a la vis-
guirle la pista al surgimiento y evolución de una simbología religiosa
ta en el cotejo documental enfilado a establecer un patronato maria-
tan singular en tierras cuzcatlecas comporta en nuestro tiempo un
no en San Salvador. Todas ellas se intercalan en una suerte de dis-
gran desafío. Responder a ese reto es, sin duda, de relevancia para
puta velada en diversos relatos, informes, actas, acotaciones de dis-
un mejor conocimiento de nuestra identidad nacional. En esa direc-
tintas épocas, lo que ocasiona una considerable confusión al res-
ción se encamina la aprobación del decreto municipal No. 44, una
pecto. Veamos muy escuetamente esas tres vírgenes tutelares que
oportuna iniciativa del concejo edilicio capitalino a propósito del 462
porfían diversos cronistas:
aniversario de la titulación de San Salvador como ciudad.24

3.2.1) La Virgen de Los Ángeles. Sin embargo, no se trata únicamente de un resguardo patrimonial
o de un rescate tradicional. Quizás lo más importante sea, después
Pocos meses después del devastador terremoto del 21 de abril de todo, la posibilidad de alcanzar para tan oriunda iconografía una
de 1594, la congregación religiosa de Nuestra Señora de La Merced reactualización significativa más acorde a nuestra época.
toma la iniciativa de proponer al alcalde mayor, Don Martín de Vega
y Azeituno, la fundación de un monasterio e iglesia de su orden. Los En ese sentido, puede vislumbrarse una tenue luz cuando se ob-
mercedarios, que a esas alturas estaban sin establecimiento ecle- serva en último momento la disposición de mandos eclesiásticos
siástico en la plaza colonial, aprovecharon de inducir a “que el burgo hacia el reconocimiento de un nuevo “pecado institucional”, el su-
recibiera y proclamara por su abogada y patrona a la Serenísima gestivamente denominado: “pecado ecológico”. Y aunque sea posi-
Reina de los Ángeles.21 Al quedar aparentemente muy dañadas la ble condescender en que resarce la condena global a los estánda-
res de bienestar empecinados en el primer mundo, también es cierto
primitiva ermita y su estatua originaria, resultó perentorio para la ad-
que la nueva fórmula pudiese brindar una buena oportunidad a la
ministración pública aceptar tan reconfortante ofrecimiento. Entran-
rememorada intercesora para su reposicionamiento contemporáneo.
do al relevo una nueva advocación protectora,22 se preservaría el
amparo frente a los remezones telúricos. Con honestidad se ha de considerar el acertado señalamiento de
que las identidades no se fuerzan. En verdad, las simbologías tras-
cendentales se acrisolan en dinámicas colectivas, no por decreto.
3.2.2) La Virgen de El Rosario.
Sin embargo, dadas las crecientes secuelas de un comportamiento
El Dr. Jorge de Viteri y Ungo, al asumir la silla pontificia de primer climático convulso, se debería mantener abierta la expectativa por
obispo de San Salvador aún sin desembarazarse de la gravidez algún resquicio que pudiese surgir.
político-administrativa guatemalteca, proclamó el 1º de octubre de
Para el caso de nacionales propósitos, podemos argüir lo siguien-
1843 a la Virgen de El Rosario como “patrona en segundo lugar de
te: Si bien es cierto que el pretérito significado incrustado en aquella
esta ciudad”.23 Habría que dilucidar qué significa el carácter matiza-
simbología mariana se vio mermado hasta disiparse casi por com-
do de “segundo lugar” en este caso.
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pleto, no ha ocurrido así con las devastaciones que continúan gol- Notas referenciales
peándonos.
1 “Ciudad Fénix” es el título de una crónica sobre San Salvador que a partir de 1907 escri-
La osadía doctrinaria-conceptual a que han llegado instituciones bió el Secretario de la Dirección General de Telégrafos y Teléfonos, Carlos Urrutia Flamen-
milenarias antes aludidas pone de manifiesto que ya los hechos re- co.
basaron los eufemismos y componendas. Los pronósticos ambienta- 2 Corresponde a un tipo de imaginería de la época cuyo labrado escultórico contemplaba su
les del nuevo siglo son más que alarmantes. El polo norte está a portación por un cabalgador durante maniobras castrenses. Su tamaño entonces era conve-
nientemente pequeño, “de algo menos de vara”. Cfr. Vásquez, Francisco. (1714) segunda
punto de desaparecer como región glaciar. Va a derretirse por com- edición 1937, tomo I, pág. 237.
pleto en el más mínimo plazo que podamos imaginarnos. Tanto así
3 Vásquez, Juarros, Funes, Vilanova, Montalvo, Malaina, Lardé y Larín.
que lo verán nuestros ojos en años próximos. Aumentará la potencia
4 Juarros, Domingo. 1857, pág. 32.
aniquiladora de los huracanes, seremos testigos en breve plazo de
un dramático descalabro atmosférico como consecuencia, entre va- 5 Vásquez, Francisco. Ibidem, pág. 237.

rios fermentos, del modelo industrializado de explotación de las bon- 6 La imagen de la virgen según la prensa nacional quedó destruida en el siniestro. Simultá-
neamente el historiador Lardé y Larín, con una pizca de esperanza, clamará por la posibili-
dades del planeta como recursos ad aeternum. dad de su rescate a manos de voluntariosos feligreses. Cfr. Lardé y Larín, Jorge. 1978, pág.
127.
Muchas son ahora las voces competentes que se elevan seña-
lando la irreversibilidad de la situación. El cambio climático es una 7 Malaina, Santiago. 1955, pág. 1.

realidad que debe enfrentarse con conocimiento científico, de acuer- 8 Vásquez, Francisco. Ibidem, pág. 237.
do, pero también con sabiduría ancestral. 9 Malaina, Santiago. Ibidem, pág. 7. En esta referencia la iglesia mencionada sería la de
“San José”.
Es hora entonces de aprestarnos a superar la inconsciencia, bus- 10 En la segunda parte de esta publicación se reproduce tal cual la investigación del P San-
car un reavivamiento de la solidaridad colectiva para afrontar digna- tiago Malaina.
mente las consecuencias de una inminente alteración ecológica de 11 Así la consignan en sus escritos muchos cronistas civiles y religiosos de antaño; y más re-
alcances imponentes. Y si ya tenemos a la mano un medio de con- cientemente, el folleto eclesial publicado en ocasión de su reinstalación parroquial el 2 de
cienciación popular justo en la simbología cuzcatleca que mora en mayo de 1987.
las propias entrañas históricas —lo que la vuelve susceptible de ser 12 Este recuento fundamenta el decreto municipal No. 44 emitido por el concejo municipal de
San Salvador (2006-2009) en el que se declara a la Virgen de La Presentación “Protectora
reorientada entre nos— entonces considerémonos en verdad afortu- Patrona de la Ciudad de San Salvador”. Ver decreto en pág. 3 de esta publicación.
nados … ¡Y volvamos por ella!
13 Malaina, Santiago. 1955, pág. 1.
14 “El más antiguo testimonio del arte español en nuestro país”. Lardé y Larín, Jorge. Ibidem,
pág. 127.
15 Malaina es más directo y claro en su afirmación, mientras que la redacción de Lardé y
Larín permite un cierto margen de ambigüedad. Cfr. Malaina, Santiago. 1955, pág. 1. y
Lardé y Larín, Jorge. 1978, pág. 132.
Antr. Guillermo J. Cuéllar B.
16 Malaina, Santiago. Ibidem, pág. 3.
Proyecto “Ciudad-Museo” 17 Cfr. Vásquez, Francisco. Ibidem, pág. 237.
AMSS-PROMOCULTURA 18 Malaina, Santiago. 1955, pág. 1.
19 Conceptualización del autor.
20 Malaina, Santiago. 1955, pág. 4.
21 Lardé y Larín, Jorge. 1978. ibidem, pág. 54.
22 Como un buen ejemplo del traslape de terminologías que ya se señaló, se muestra el re-
porte de otro historiador salvadoreño que desatina al afirmar que la patrona nombrada en
aquella ocasión fue “la Virgen de La Merced”. Cfr. Fidias Jiménez, Tomás. 1996, pág. 203.
23 Malaina, Santiago. 1944, pág. 43.
24 Ver decreto en pág. 3 de esta publicación.

13 14
19
Bachilleres externadistas de la promoción 1946 posan con la imagen al fondo de la
Virgen de La Presentación. Anuario Externado 1947, Año IV, No 12 pág. 23.

El P. Santiago Malaina posa con la primigenia patrona de la urbe colonial en el antiguo


local del colegio jesuita, Externado de San José, que fue erigido en el terreno de la prístina Alumno externadista de segundo grado recita poema en el día de la madre teniendo al
ermita. Anuario Externado 1949, Año VI, No. 17, pág. 11. fondo la imagen de la primera patrona. Anuario Externado 1949, Año VI, No 17 pág. 12.
28
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Rescatada del incendio de 1975 Nuestra Señora de La Presentación permaneció una
década en Catedral hasta su entronización en propio templo el 2 de mayo de 1987.

Templo parroquial edificado durante el período 1983-1986 por el Comité Pro-construcción y la


comunidad de la zona residencial, bajo la supervisión del P. Rafael Edgardo Urrutia.

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AGRADECIMIENTOS

►Concejo municipal presidido por la Dra. Violeta Menjívar.


►Feligresía Parroquia Nuestra Señora de La Presentación.
►Mons. Fernando Sáenz Lacalle. ►Mons. Gregorio Rosa Chávez.
►Mons. Rafael Urrutia. ►P. Roberto Van den Hende.
►Gloria Morataya. ►Personal de la Biblioteca del colegio Externado
de San José

PROMOCULTURA

Presidenta: Silvia Elena Regalado Blanco.


Dirección Ejecutiva: Alex Galdámez.
Coordinación Editorial: Guillermo Rivera.
Coordinación de Investigación: Guillermo Cuéllar
Fotografía: Alan Rodríguez.

El presente fascículo es una publicación del proyecto “Ciudad Museo” de PROMOCULTURA- AMSS, ter-
minándose de imprimir el 23 de septiembre del 2008 en Impresos Mirella, San Salvador.

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