sus cuatro palmos de tierra. Soledades. Galerías. Otros Poemas. Nunca, si llegan a un sitio, (1919) preguntan a dónde llegan. Cuando caminan, cabalgan a lomos de mula vieja, y no conocen la prisa ni aun en los días de fiesta. Donde hay vino, beben vino; LXIII donde no hay vino, agua fresca. Son buenas gentes que viven, Y era el demonio de mi sueño, el ángel laboran, pasan y sueñan, más hermoso. Brillaban y en un día como tantos, como aceros los ojos victoriosos, descansan bajo la tierra. y las sangrientas llamas de su antorcha alumbraron la honda cripta del alma. XXI -¿Vendrás conmigo? -No, jamás; las tumbas y los muertos me espantan. Daba el reloj las doce... y eran doce Pero la férrea mano golpes de azada en tierra... mi diestra atenazaba. — ¡Mi hora! ...—grité. El silencio -Vendrás conmigo... Y avancé en mi sueño, me respondió: —No temas; cegado por la roja luminaria. tú no verás caer la última gota Y en la cripta sentí sonar cadenas, que en la clepsidra tiembla. y rebullir de fieras enjauladas. Dormirás muchas horas todavía sobre la orilla vieja, y encontrarás una mañana pura LXIV amarrada tu barca a otra ribera. Desde el umbral de un sueño me llamaron... Era la buena voz, la voz querida. LXXXII -Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?.... Llegó a mi corazón una caricia. LOS SUEÑOS -Contigo siempre....Y avancé en mi sueño por una larga, escueta galería, El hada más hermosa ha sonreído sintiendo el roce de la veste pura al ver la lumbre de una estrella pálida, y el palpitar suave de la mano amiga. que en hilo suave, blanco y silencioso se enrosca al huso de su rubia hermana. Y vuelve a sonreír porque en su rueca II el hilo de los campos se enmaraña. Tras la tenue cortina de la alcoba He andado muchos caminos, está el jardín envuelto en luz dorada. he abierto muchas veredas; La cuna, casi en sombra. El niño duerme. he navegado en cien mares, Dos hadas laboriosas lo acompañan, y atracado en cien riberas. hilando de los sueños los sutiles En todas partes he visto copos en ruecas de marfil y plata. caravanas de tristeza, soberbios y melancólicos borrachos de sombra negra, y pedantones al paño que miran, callan, y piensan que saben, porque no beben el vino de las tabernas. Mala gente que camina y va apestando la tierra... Y en todas partes he visto