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y del mundo, no está realmente la verdadera, la única
poesía?
Luis Vidales posee estas características primordiales en
un grado todavía incipiente, puesto que apenas empieza.
a escribir y a pensar, pero lo suficientemente acentuado
ya para construir un valor efectivo, excepcional Y admi.
rable en nuestra poesía de hoy y de mañana.
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EL REGRESO A AFRICA
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tal que vengan a incorporarse a la fuente maternal con-
fundiéndose en ella y fecundándola. Clásico no es, 'pues,
el discípulo ni el imitador; es el que inventa, revoluciona
y liberta, el que da normas literarias a una lengua e in-
sensiblemente, por el singular dinamismo de su obra se
convierte en modelo, en maestro; el único que en Amé;ica
ha logrado acercarse al verdadero concepto de clásico es
Rubén Darío.
Ser estilista, es decir, llegar a adquirir un estilo enér-
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gicamente personal, solo se alcanza cuando se tiene ideas
EL CONCEPTO DE LO CLASICO personales; cuando las ideas, aunque no sean nuevas en
el mundo, sí lo son en nosotros mismos y han estado su-
Tomás Márquez defiende en La Nación, de Barranqui- jetas a un trabajoso proceso de nacimiento y elaboración
lla el último folleto del señor Suárez, considerándolo co- en nuestra mente; solo así al convertirlas en palabras,
mo' una obra literaria de gran mérito. Esa es, por otra asumen esa forma cálida y preñada de expresión, esa ro-
busta personalidad inconfundible, distinta a las demás .
parte, la idea que circula en el país, respecto al famoso
que es lo que constituye un estilo. Huysmans, por ejem-
panfleto y, en general, respecto a todos los libros del se-
plo, siendo un revolucionario, era al mismo tiempo esti-
ñor Suárez; liberales y conservadores están de acuerdo en
llamarlo estilista soberano, y don Antonio Gómez Restre- lista, porque en su prosa única, cada verbo, cada adjetivo,
co~e la cosa por .las raíces y la arranca, la sacude, impri-
po, en el prólogo a la primera serie de Escritos se atreve
a afirmar que "es el más clásico de los prosistas colom- m1endole un relleve escultórico, vívido e impresionante,
c?mo si escribiera con un cincel; lo que expresa o lo que
bianos". ~mta se nos clava en el alma y no lo olvidaremos ya
¿Qué entiende don Antonio Gómez Restrepo por "clá- Jamás. Pero ese estilo fue posible en él, porque sus ideas
sico"? El no explica claramente, pero podría creerse que extravagantes eran profundamente personales, las había
da a esa palabra el mismo sentido que la mayoría de las el.aborado y fecundado por sí mismo, y al concretarlas, lo
gentes letradas; es decir, que asimila a clásico a todo el hizo con aquel amor, con aquel apasionado vigor que solo
que, habiendo trasegado más o menos por la literatura sabe poner en sus palabras el que crea.,
clásica, imita correctamente los estilos, las maneras Y
los giros que los clásicos inventaron. Pero en realidad, a . Pero .el señ?r Suárez no posee un sistema propio de
eso no puede llamársele clásico; podría Uamársele clasi- ideas m una mterpretación particular del mundo· toda
cista o cualquiera otra cosa; porque lo verdaderamente su filosofía sigue con docilidad los pasos escolástlcos y
clásico es lo más opuesto a toda imitación servil; el clásico toda su literatura se reduce a una imitación inteligente
es más bien el creador; el que tiene una interpretación de los prosistas castellanos del siglo xvm. Es un exegeta
original de la vida y de las cosas y la encierra dentro de Yun erudito, que al ir a examinar los hombres y las cosas
formas también originales; el que saltando sobre la gra- no puede desembarazarse de los prejuicios metafísicos y
mática, liberta a un idioma de las rígidas cadenas tradi- de los prejuicios gramaticales, y por eso sus conclusiones
cionales y lo rejuvenece y enriquece inyectándole savias respecto a lo que va a analizar están tomadas de ante-
nuevas, no importa que sean exóticas o extranjeras, con mano, preconcebidas; no nos dará nunca una solución
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inesperada, ni nos sorprenderá con una teoría que no ha,.
yamos ya visto u oído en su esencia; se limita a admirar
el pasado, pero no construye nada para el porvenir; no
hay en él nunca, como debe haber siempre en el verda.
dero clásico, un fermento renovador. Por eso la influen.
cia del señor Suárez en nuestra juventud literaria es nu.
la, absolutamente nula, porque no se encuentra en sus
obras aquella fuerza ideológica irresistible que se requiere
para formar discípulos. Hay quienes admiran, eso sí,
su prosa sencilla, tersa y corriente, fruto de largos y con.
cienzudos estudios filológicos, paciente y armoniosa re- 1
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En relación con este aspecto verdaderamente revolucto..
nario y de utilidad todavía perman~nte, los otr~ aspectos
de su obra pasan a segundo térmmo; la esencia poética
• que pudo haber en ella no alcanza a in~luenciar ª. las
generaciones avancistas de hoy; y en r~al~dad, no existió
allí nada esencial y eterno que se convirtiera en germen
fecundo para el porvenir; la lírica actual, bajo ~fluencias
más activas y más recientes, va por otros cammos y per.
sigue otros objetivos; sin embargo, es indudable que. Darío
fue, en un momento determinado, el poeta genumo de
la raza mulata, y casi podría decirse que el poeta genUino MÉJICO ENSEÑA
de América, porque esa raza es un producto caract~risti
camente americano. Darío interpretó con elocuencia po.
derosa los anhelos, las angustias, las esperanzas, las con- Es in explicable, o parecería inexplicable, el enorme si-
cupiscencias, la sicología confusa y transitoria de_ ~ lencio que guardan habitualmente nuestros famosos pro-
pueblo en formación; dijo en rutilantes ver.sos _su afición fesores y especialistas de Derecho Internacional, que,
a las brillantes formas externas, su deslumbramiento fren- según dicen, son los mejores y los más ilustres de Améri-
te a las cosas decorativas, majestuosas y ricas, su admira- ca; pueden serlo o no serlo, pero, en todo caso, no se carac-
ción pueril ante el mármol, el oro, la seda y los. objetos terizan por su actividad intelectual, por su sensibilidad
finos y radiantes, su nostalgia ancestral de esclavitud po- universal, o siquiera hispanoamericana, por su don de
blada de príncipes y princesas, su sujeción sumisa ante el magisterio y de divulgación de nociones y teorías. Suceden
tipo blanco y rubio de manos finas ; creyó siempre co~o en el mundo los más graves y significativos actos inter-
su pobre raza ingenua y tiranizada, que la aristocracia nacionales, y nuestros insignes profesores callan aquí
era el refinamiento, y el refinamiento consistía en _rode~ como unos difuntos, ajenos a toda inquietud y a t oda cu-
de lujo fastuoso y alimentar todas las concupIScencias riosidad; o si las experimentan, no se dignan enriquecer
hambrientas después de una milenaria abstención; Y can- nuestra escasa vida cultural, con una palabra ilustrativa
tó y poetizó esos motivos que interpretaban la sicología que nos una por algún pequeño hilo de comprensión a la
profunda de un pueblo nuevo, ~nhelante, ~a~nativo, marcha agitada y ascendente del mundo. Nadie ha des-
asimilador imitador y pueril. Dano, que era el mismo un pegado los labios, por ejemplo, para hacernos conocer un
verdadero ~ulato de sangre, de aspecto y de espíritu, hiZO Poco el sentido de ese famoso tratado de Rapallo que
nada más que literatura mulata; fue el gran poeta de su conmovió a Europa durante varios días y sentó nuevas
raza, en un instante determinado. nociones de Derecho Internacional extraordinariamente
Pero por lo mismo que fue un poeta puramente i~ter fecundas ; ni se nos ha hecho la más leve exégesis de las
pretativo, y no un poeta impulsor o creador, no extSteD recientes conferencias diplomáticas de Lausana, que po-
en su obra motivos esenciales, eternos, fecundantes que drían interesarnos tan profundamente a nosotros, puesto
puedan transmitirse hasta el porvenir como una fuerza que en ellas se reconoció inusitadamente el derecho a la
estimuladora. Por eso decía yo: "Rubén Darío, que en V~da libre, de un pueblo débil, acechado por todos los impe-
paz descanse". l'íalismos; ni se nos dirá nada, tampoco, del acuerdo que
acaba de firmarse entre Méjico y los Estados Unidos. Sin
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pero había algunos casos especiales en que las diferen-
cias introducidas por los poetas asumían un carácter real-
Jllente sorprendente, por lo absurdo; el oro, por ejemplo,
no era admisible para los poetas, sino considerándolo en
abStracto o aplicándolo en un sentido simbólico: podía
decirse: "cabellos de oro, estrellas de oro, corazón de oro";
pero en cuanto el oro, en su aspecto de artículo de cam-
bio, empezaba a relacionarse con el comercio, ya los poetas
LO POÉTICO y LO PROSAICO principiaban también a detestarlo, a considerarlo como
la cosa más prosaica del mundo: un billete, aunque estu-
viera fuertemente respaldado por áureas barras apiladas
, peri'odista de Barranquilla
Algun . preguntó
., a Santos en los sótanos del banco, era algo abominable, indigno de
Chocano por qué organizaba la rec1tac1on de sus poemas inclufrse no digo ya en el verso, pero ni siquiera en el bol-
ctáculo cobrando las entradas como lo
en forma de espe ' ta contestó que sillo de un poeta. Toda profesión productiva, todo lo que
haría un empresario de teatro; y e1 poe . se relacionaba directamente con el dinero, era despreciado
, , a i·m1·tación de Paul Fort y Maeterlmck, qule-
d
proce ia as1,
.
d u 'dos of re-
1 Argentina y los Esta os ru
con altivez por los poetas; e igualmente despreciaban a
los desgraciados que se dedicaban a acaparar esa vil cosa
~i~n~~c~~\~t~:S yªsus versos de una manera rigurosamente sucia, que es el dinero; decirle millonario a un individuo,
comercial. era el colmo de la ofensa a que podía recurrir un poeta;
Estas declaraciones de Santos Chocano .nos dan, a ¿ute- con eso querían significar a un pequeño ser gordo y afei-
nes no lo conocemos, una idea muy precis~ :~=~caPo~~~ tado, con gruesos anillos en los dedos; a un horrible ente
filosofía persox:ial, de s:u concleptpoo :t~ U:~~ían . resuelto perfectamente prosaico, incapaz de comprender todo lo
d d épocas mmemonales, os que puede haber de poético en la rosa sobre el muro de-
a~~u~damente dividir el universo en dos p~rtes ig~~~~l~ la rruído o en la pálida muchacha frente al crepúsculo.
part~ poética Y la pyartg~::~=a~~~; /~~;:1e~ia~~::a otra.y
considerable la una. •
Pero ya hoy no sucede así, o mejor, ya empieza a no
suceder así.: los poetas están adquiriendo un concepto
Y había cosas poéticas y cosas prosaicas : u.na.ros~:: más general y más uniforme del universo; no han dejado,
·eJ·o era algo singularmente poético, pe sin duda, de ser sensibles al valor poético de la rosa, pero
un muro Vl ' , d t tablemen·
zanahoria sobre el mismo muro, verua a serd e .;r la tarde Principian a ser sensibles al valor poético de la zanahoria;
te prosaica. Una pálid~ mu~hacha as~ma a ica. ro no han comprendido, al fin, que todo en el mundo es algo
a la ventana, constitma la imagen mas.poét E~ bello P<>ético, inclusive el dinero.
lo era• por ejemplo, un .hombre con paraguas.
,, pero no lo era
decir:
¿Y por qué no? En la realidad de la vida moderna el
'deci·r·· "la vaca de los OJOS 1
· carosd' " y hab1a , t"""'btén
_... dinero es el sustituto equivalente de las varitas mágicas,
"esa vaca tiene las oreJ~ gran es ·. . estar con lOS itan poéticas! de los cuentos de hadas; con la misma ma-
actitudes poéticas y actitudes prosaicas, r do y la l'a.ViUosa propiedad con que las varitas mágicas convertían
ojos torcidos hacia arriba, el cabell~ ~emo 1:1eªpoético; ª.un patojo en príncipe o a una princesa en dragón, el
mano sobre el corazón, era ext~aordinana~~ de bruces dinero convierte una choza en castillo, un limpiabotas en
pero no lo era, y sí muy prosaico, estar cai o
lllillonario, o un poeta en comerciante.
en una zanja.
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~ femenina. ¡Dios me guarde de los versos perfectos!
Quiero los versos un poco descoyuntados, pero vivos y que
~engan formados de palabras, no exóticas, sino simple-
Jl'.l.ente imprevistas; que envuelvan al mismo tiempo una
¡dea o una imagen, no nueva, sino que apenas nos deje
un poco atónitos, un poco sorprendidos, porque no la
esperábamos allí, porque no adivinábamos que la estrofa
iba a concluír de esa manera, tan natural sin embargo,
pero tan poco acostumbrada. No importa que todo eso no
esté suj eto a las estrictas reglas métricas y no importa
LOS VERSOS que el vocablo no sea demasiado elevado, demasiado poéti-
co. ¡Hay versos malos que son tan bellos!
Para que una mujer sea verdaderamente bella debe ser Verlaine hablaba de torcerle el cuello a la elocuencia.
un poco fea. Es decir, un poco imperfecta e inarmoniosa Muy bien. ¡Cuanto antes! Pero, al mismo tiempo, el poeta
con algo levemente raro y sorprendente en su belleza: pedía para los versos, música y solo música. ¡Pues no, ya
Ante todo, no ha de estar conformada según esos impe- no, ya es tiempo de torcerle el cuello a la música!
cables modelos griegos que vemos en los mu.seos y que ¿Hasta cuándo nos van a dar los poetas su música can-
ya nos tienen fatigados de corrección y de frialdad. "Sus sada de cascabeles, la terrible música monótona de los
facciones -dice Poe de Lady Ligeia- no se definían en sonetos y de los cuartetos, la música intonsa de todos
el molde corriente que se nos ha enseñado a admirar fal- los metros correctos, que nos hace pensar con pavor en las
samente en las clásicas obras del paganismo". El ideal recitaciones de las escuelas y de las veladas literarias en
moderno de la belleza fe menina no está todo en la perfec- que se dicen epopeyas atroces? Proclamemos el horror a
ción majestuosa de las diosas. Nuestra imaginación ya las palabras musicales, a los metros musicales, a los poe-
un tanto desequilibrada busca mejor en la mujer una mas musicales, de todo género, que, cuando los decimos,
cierta gracia discreta y lejana iluminada por espirituali- o nos los dicen, obligan a adoptar ese tono cantado y
dad penetrante, la mujer que despierta, por su aspecto , ~locuente,. ese tono conmovedor, irresistible para las mu-
imprevisto, ilusiones inesperadas, no le hace que ella sea )eres y para los poetas, ramplón y mediocre como nada
menuda, o demasiado delgada, o tenga los ojos muy gran· en el mundo. Proclamemos la necesidad de que los poetas,
des, o las naricillas pequeñas, no le hace que no lleve los poetas de verdad, no tengan oído ni posean el instinto
proporción nimia en las partes ni tenga la imponencia de la musicalidad fastidiosa de las palabras y de las
olímpica de los mármoles. ¡Ay! ¿cuándo hemos vista Y estrofas.
dónde, aquellos retratos pálidos de Ghirlandajo, llenos de
idealidad vaga y grave, concentrados e inundados de un
grave espíritu místico que los hace radiantes? Yo no sé,
pero amo esa belleza enfermiza que es una reacción con·
tra la Venus, láctea, inespiritual y horriblemente perfecta.
Ahora bien : mi sentimiento personal respecto a la poe-
sía es idéntico a lo que he tratado de explicar de la belle-
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