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Artículo 219.- Tribunales militares.

Los tribunales militares conocerán de los delitos o faltas cometidos


por los integrantes del Ejército de Guatemala.

Ningún civil podrá ser juzgado por tribunales militares.

Se reforma el artículo 219, el cual queda así:

ARTÍCULO 219.- Tribunales militares. Los tribunales militares conocerán de los delitos o faltas de
naturaleza estrictamente militar tipificados en el código militar, cometidos por integrantes del Ejército
de Guatemala.

Ningún civil podrá ser juzgado por tribunales militares.

Con respecto a la reforma de artículo 219 de la Constitución Política de la República de Guatemala “Este
artículo reconoce la existencia de los tribunales militares a los que les asigna jurisdicción para
conocer de los delitos o faltas cometidos por los integrantes del Ejército de Guatemala, tiene
como finalidad el que todo militar sea juzgado por tribunales en cuya conformación intervengan
miembros del ejército. Ello guarda congruencia con el derecho que le asiste a toda persona a ser
juzgado por un juez legal o juez natural y que consiste en la atribución de potestades para juzgar
que corresponde al juez o tribunal predeterminado por la ley, Por ello puede concluirse que el
espíritu de la norma que el legislador constituyente quiso plasmar en la misma al instituir la
jurisdicción penal militar a la que se refiere el artículo 219 de la Constitución, es el de excluir del
conocimiento de los jueces ordinarios, el juzgamiento de los delitos militares con el objeto de
garantizarle a los integrantes de la institución armada el acceso a la justicia y a un debido proceso
conforme los principios de imparcialidad e independencia que deben prevalecer en la
administración de ésta, en concordancia con los artículos 203 y 204 de la Constitución

MOTIVOS DE LA REFORMA
La propuesta de reforma constitucional precisa el alcance de la jurisdicción militar para
delitos y faltas que por su naturaleza atenten contra bienes jurídicos propios del orden
militar cometidos por integrantes del Ejército en servicio activo.
Los estándares internacionales sobre derechos humanos han determinado que los civiles
no pueden ser juzgados por tribunales militares sino por el fuero común. Asimismo, se ha
establecido que los tribunales militares al juzgar a civiles no cumplen los requisitos de
independencia, imparcialidad, ni constituyen, para efectos de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, el juez natural para juzgar ese tipo de asuntos..
La reforma constitucional planteada trata de clarificar los conceptos del texto actual y evitar
discusiones judiciales que han representado alargar juicios.

En este sentido, queda establecido de forma categórica que los tribunales militares conocerán de
delitos o faltas que afecten bienes jurídicos propios del orden militar cometidos por integrantes
activos del Ejército de Guatemala y asimismo queda el principio de que jamás un tribunal militar
podrá juzgar a civiles, conforme a los estándares internacionales sobre derechos humanos
Implicaciones legales de la reforma de los artículos objeto de análisis.

4. opinión personal y jurídica de la reforma 

El proyecto busca reducir el número de delitos que son juzgados por los tribunales
militares, se protegen los bienes jurídicos como la vida o la libertad y que el apartado se
refiere a bienes jurídicos propios del ejército como la obediencia.

OPINION JURIDICA DE LA REFORMA

En otro orden de ideas, la Corte de Constitucionalidad ha tenido ocasión de pronunciarse respecto de la


interpretación del artículo 219 de la CPRG, sentando la doctrina que prima en Guatemala respecto de
cómo discernir cuándo el juzgamiento de miembros del Ejército es materia de jurisdicción ordinaria y
cuándo es materia de jurisdicción militar:

"El espíritu de la norma constitucional que establece la jurisdicción militar es el de atribuir al


conocimiento de la justicia penal militar a los delitos cometidos por integrantes del Ejército en servicio
activo o en relación con el mismo servicio. Dicha atribución comprende fundamentalmente el
conocimiento y juzgamiento de los delitos militares en los que se afecte un bien jurídico militar, siendo
éste el principal fundamento de la excepcionalidad de la jurisdicción militar.

Lo anterior ha significado que en los casos penales por violaciones a los derechos humanos que
involucran a personal militar en activo o en situación de retiro que han llegado conocimiento del OJ, éste
los ha considerado invariablemente como propios del ejercicio de la jurisdicción común, por entender
que dichas conductas, tipificadas en la legislación ordinaria, no afectan bienes jurídicos militares, sino
bienes jurídicos de carácter general.

5.  un listado de pros y contras de la reforma de los artículos asignados 

Las ventajas atinentes para una reforma son consideradas precedentemente. Las desventajas,
indicaremos escuetamente, por razón de espacio, y las resumimos en dos ámbitos; Conveniencia
y oportunidad. La necesidad del procedimiento de la Reforma no conviene actualmente, habida
cuenta el peligro que entraña tener los convencionales las manos absolutamente libres para
modificar, no solo los artículos necesarios, sino cualesquiera que pueda interesar a la mayoría de
los mismos que controlan la convención y se forman, muchas veces, en función a intereses “non
santos”, que pueden terminar cayendo “de la sartén al fuego”, dado que la Convención
Constituyente no tiene impedimento alguno, para modificar desde el Art. 1 al 290 (no tenemos
cláusulas pétreas) salvo lo prescripto en el Art. 291 de la CP y, entonces, los acuerdos previos,
que puedan concertarse o incluso firmarse, no tienen valor jurídico ni impedimento legal alguno,
si los convencionales se proponen dejarlos sin efecto.

La oportunidad es, francamente, desfavorable considerando los aspectos políticos, sociales y


económicos que afronta el país, los cuales se arrastran desde hace años ya; las desavenencias y
las críticas acres entre partidos y movimientos políticos y ni qué decir los enconos,
enfrentamientos e incluso asesinatos en los movimientos internos de uno de ellos y los agravios
que se dan dentro de sus propias juntas directivas y distintas bancadas legis- lativas de los
partidos mayoritarios. En esta situación la constituyente instituye una caja de Pandora, que hace
imposible predecir el resultado esperado. Existen reclamos sociales legítimos y también los
inspirados, alentados y solventados por grupos de intereses, que no pocas veces buscan
desestabilizar y obtener ventajas que no corresponden ni se identifican con los razonables y justos
pedidos de grupos sociales.

Se corre el riesgo, entonces, que los magros recursos del Estado puedan comprometerse para
satisfacer intereses propios del grupo mayoritario o de los que se unen, con oportunismo, para
lograr sus propósitos, malversando o dilapidando los débiles recursos del Estado –mejor dicho
del pueblo–, dinero que debe destinarse para cubrir necesidades educativas, sanitarias, de
seguridad, de vivienda, de falta de empleos, deprimir la pobreza y mejorar las instituciones
elevando su solidez y funcionamiento. No comentamos el implacable y destructivo flagelo de las
corrupciones, que es sabido se dan en instituciones públicas y privadas. Desarrollar este ámbito
exigiría llenar páginas que no se disponen.

En resumen, ante situaciones estrictamente objetivas como las descriptas, concluimos, repitiendo,
que la necesidad de la Reforma puede resultar contraproducente y negativa hasta que no se
superen o mejoren sustancialmente las condiciones adversas puntualizadas.

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