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Traducción parcial de libro, en el marco de las actividades de enseñanza e

investigación a cargo de la Prof. Adj. Adriana Molas, del Programa


Fundamentos Históricos y Políticos de las Prácticas en Psicología de la
Facultad de Psicología de la UdelaR
Montevideo, agosto 2019

Libro: Pistas del método de la cartografía. Investigación-intervención


y producción de subjetividad.
Capítulo: Presentación
Passos, Eduardo
Kastrup, Virginia
Da Escóssia, Liliana
Ed. Sulina, 2009. Porto Alegre, Brasil
Págs.: 1-16
ISBN: 0788520505304

Traducción: Lic. Rodrigo Irazoqui


Primera revisión: Adriana Molas
PRESENTACIÓN

En los años 2005 a 2007, un grupo de profesores e investigadores se reunió una vez por mes
en el Departamento de Psicología de la Universidad Federal Fluminense y en el Instituto de Psicología
de la Universidad Federal de Río de Janeiro en seminarios de investigación cuyo objetivo fue la
elaboración de las pistas del método de la cartografía. Unidos por la afinidad teórica con el
pensamiento de Gilles Deleuze y Félix Guattari y por inquietudes relativas a la metodología de
investigación, Eduardo Passos, Virgínia Kastrup, Silvia Tedesco, André do Eirado, Regina Benevides,
Auterives Maciel, Liliana da Escóssia, Maria Helena Vasconcelos, Johnny Alvarez y Laura Pozzana,
así como diversos alumnos de graduación y posgraduación presentaron y discutieron ideas, crearon
duplas de trabajo, escribieron textos y, en un ambiente de camaradería, realizaron un fecundo ejercicio
de construcción colectiva del conocimiento. Definimos inicialmente que en cada encuentro nos
dedicaríamos a una de diez pistas metodológicas de la cartografía - lo que llamábamos “decálogo del
método de la cartografía”. Fueron tres años de trabajo. En 2005 realizamos la primera rueda de
discusión. EN cada encuentro una dupla presentaba las ideas disparadoras del debate, apuntando a la
colectivización del esfuerzo de sistematización del método. En 2006 cada dupla presentó un texto para
ser discutido en el grupo. Muchos comentarios, críticas y ajustes propuestos. En 2007 hubo una nueva
rueda de discusión, ahora trabajando con los textos revisados. Las discusiones versaban sobre
cuestiones teórico-conceptuales, buscaban la formulación adecuada de los problemas metodológicos,
envolvieron la eliminación y el aumento de pistas y concurrieron para el diseño final que este libro
asumió 1
Investigando procesos de producción de subjetividad, entrábamos en un debate metodológico
que tradicionalmente se organiza prioritariamente a partir de la oposición entre métodos de
investigación cuantitativa y cualitativa. Los impases metodológicos muchas veces son atribuidos a la
naturaleza de la investigación cualitativa, que reúne gran parte de las investigaciones en el campo de
los estudios de la subjetividad. Se argumenta que, si la investigación cuantitativa se adecua bien a
frames y scripts preexistentes, como tesis y cuestionarios padronizados, además de contar con
métodos estadísticos y softwares de última generación que dan la tranquilizadora imagen de
sofisticación y exactitud científica, lo mismo no ocurre la investigación cualitativa. Ésta requiere
procedimientos más abiertos y al mismo tiempo más inventivos. Por otro lado, la distinción entre
investigación cuantitativa y cualitativa, aunque pertinente, surge aún insuficiente, ya que los procesos
de producción de la realidad se expresan de múltiples maneras, cabiendo la inclusión datos
cuantitativos y cualitativos. Investigaciones cuantitativas y cualitativas pueden constituir prácticas
cartográficas, siempre y cuando se propongan el acompañamiento de procesos. Más allá de la
distinción cuantitativa-cualitativa restan en abierto impases relativos a la adecuación entre la
naturaleza del problema investigado y las exigencias del método. La cuestión es cómo investigar
procesos sin dejar que se nos escapen entre los dedos.
Con ese desafío por delante, nos movíamos inicialmente entre cuestiones disparadoras: ¿cómo
estudiar procesos acompañado movimientos, y no tanto aprehender estructuras y estados de cosas?
Investigando procesos, ¿cómo recurrir a un método igualmente procesual? ¿Cómo asegurar, en el
plano de los procesos, la sintonía entre objeto y método? Desde el inicio estábamos al tanto de que la
elaboración del método de la cartografía no podría conducir a la formulación de reglas o protocolos.
Percibimos también que nuestras inquietudes estaban presentes en la práctica diaria de muchos de
nuestros colegas.

1
Una primera versión de las pistas del método de la cartografía fue presentada en el texto de Virginia Kastrup:
“El método de la cartografía y los cuatro niveles de la investigación-intervención”, publicado en Lúcia Rabello
de Castro e Vera Besset (Orgs.), Pesquisa-intervenção na infância e juventude (Rio de Janeiro, Nau, 2008).

1
Investigadores que indagan procesos en las áreas de salud, educación, cognición, clínica,
grupos e instituciones, entre otros, enfrentaban muchas veces, en la escritura de sus proyectos,
dificultades para dar cuenta del ítem consagrado al método. ¿Cómo nombrar las estrategias empleadas
en la investigación, cuando ellas no se encuadran bien en el modelo de la ciencia moderna, que
recomienda métodos de representación de objetos preexistentes? ¿Cómo encontrar un método de
investigación que esté en sintonía con el carácter procesual de la investigación? En lo que concierne a
la denominada colecta de datos, tal dificultad es muchas veces contorneada por el apelo a la noción de
observación participante y a las entrevistas semiestructuradas. Aunque conveniente en cierta medida,
el vocabulario importado de la investigación etnográfica y de las investigaciones cualitativas en
psicología y en las ciencias humanas en general parece, todavía, muy genérico y lejos de ser
satisfactorio.
Buscamos referencias en el concepto de cartografía que es presentado por Gilles Deleuze y
Félix Guattari en la Introducción de Mil Mesetas (Paris: Minuit, 1980; Rio de Janeiro: Editora 34,
1995). En el comienzo del libro, los autores definen el proyecto de esta escritura de a dos: texto-
agenciamiento, libro-multiplicidad hecho de diferentes fechas y velocidades. ¿Cuál es la coherencia
del libro? ¿Cuál es su unidad? hay una claro rechazo a la organización que es propia de un “libro-
raíz”, libro que se estructura como si hiciera el calco de lo que quiere tratar; que se ahonda para
develar la esencia de lo que investiga; que trata de la realidad de “su objeto” como si solo pudiera
representarla. Libro-raíz que se inocenta de cualquier compromiso con la génesis de la realidad, con la
coartada de representarla de manera clara y formal. Mil Mesetas no se propone como “imagen del
mundo”. La diversidad que es materia del pensamiento y carne del texto es descrita, entonces, como
líneas que se condensan en estratos más o menos duros, más o menos segmentados y en constante
rearreglo - como los terremotos por el movimiento de las placas tectónicas que componen la Tierra.
Las mil mesetas se mantienen lado a lado, sin jerarquías y sin totalización. Tal geología filosófico-
política convoca a una decisión metodológica, o mejor, a una actitud (ethos de la investigación) que
opera no por unificación/totalización, sino por “sustracción de lo único”, como en la fórmula de n-1.
Menos lo Uno. Menos el Todo, de tal manera que la realidad se presenta como plano de composición
de elementos heterogéneos y de función heterogenética: plano de diferencias y plano del diferir frente
a lo cual el pensamiento es llamado menos a representar de lo que a acompañar el engendramiento de
aquello que él piensa. He aquí el sentido de la cartografía: acompañamiento de percursos, implicación
en procesos de producción, conexión de redes o rizomas.
Es así que Deleuze y Guattari designan a su Introducción: rizoma. La cartografía surge como
un principio el rizoma que atestigua, en el pensamiento, su fuerza performática, su pragmática:
principio “enteramente vuelto para una experimentación anclada en lo real” (Deleuze e Guattari,
1995, p. 21). En este mapa, justamente porque en él nada se calca, no hay un único sentido para su
experimentación ni una misma entrada. Son múltiples las entradas en una cartografía. La realidad
cartografiada se presenta como mapa móvil, de manera tal todo aquello que tiene apariencia de “lo
mismo” no pasa de un concentrado de significación, de saber y de poder, que puede por veces tener la
pretensión ilegítima de ser centro de organización del rizoma. Sin embargo, el rizoma no tiene centro.
En un sistema acéntrico, ¿cómo concebir la dirección metodológica? La metodología, cuando
se impone como palabra de orden, se define por reglas previamente establecidas. De ahí el sentido
tradicional de metodología que está impreso en la propia etimología de la palabra: methá-hódos. Con
esta dirección, la investigación es definida como un camino (hódos) predeterminado por las metas
dadas de partida. A su vez, la cartografía propone una inversión metodológica: transformar el metá-
hódos en hódos-metá. Esta inversión consiste en una apuesta en la experimentación del pensamiento -
un método no para ser aplicado, sino para ser experimentado y asumido como actitud. Con esto no se
renuncia al rigor, sino que este es resignificado. El rigor del camino, su precisión, está más próximo
de los movimientos de la vida o de la normatividad de lo vivo, de la que habla Canguilhem. La
precisión no es tomada como exactitud, sino como compromiso e interés, como implicación en la
realidad, como intervención.
En 1982, Suely Rolnik agencia la venida de Félix Guattari a Brasil. Esta visita fue la ocasión
para un importante ejercicio cartográfico. Los dos cartógrafos señalaron diferentes líneas de
composición de la experiencia macro y micropolítica brasileña. No indicaron apenas los impases y
peligros que vivíamos en aquellos años de finalización de la dictadura y de anuncio del proceso de
democratización institucional, teniendo como trasfondo la ola neoliberal la globalización capitalística.
Privilegiaron, sobre todo, las líneas flexibles y de fuga que indicaban gérmenes potenciales para el
cambio: los movimientos negro, feminista, gay, de la Reforma Psiquiátrica brasileña, los medios
alternativos, autonomización del Partido de los Trabajadores. El mapa que fue trazado a partir de las
andanzas de Guattari por Brasil indicaba menos lo que era de lo que estaba en vías de ser. El mapa
cartografiaba nuestros movimientos micropolíticos y daba pistas de cómo acompañar esos procesos de
acción minoritaria. El libro-rizoma que de allí resultó (Micropolítica. Cartografías del deseo.
Petrópolis: Vozes, 1986) impacto verdaderamente a los que estaban ahí participando del tejido de
aquellas redes.
Es también en el fin de los años 1980 que Suely Rolnik presenta 24 “figuras-tipo de lo
femenino” que dan pistas al cartógrafo que quiere acompañar las mutaciones del capitalismo en su
relación con las políticas de subjetivación. Suely hace una Cartografía Sentimental del mundo en el
que vivimos, tomando a las “novinhas” como personajes conceptuales que en su deriva histórica - de
los años 1950 a los 1980 - expresan movimientos de cambio, alteraciones de los regímenes de
afectabilidad, reconfiguraciones micropolíticas del deseo. El trabajo de Suely Rolnik junto a Peter
Pelbart y Luiz Orlandi garantizaron al Núcleo de Estudios e Investigaciones la Subjetividad del
Programa de Estudios Posgraduados en Psicología de la PUC/SP gran importancia en la formulación
de las direcciones del método cartográfico.
En el sur de Brasil, la investigación cartográfica encuentra un importante laboratorio. La
condición de extremo sur debe haber favorecido las experimentaciones que desde el I Foro Social
Mundial en Porto alegre (2001) anunciaron el lema de una nueva izquierda internacional: Estoy Foro.
Allá también Tânia Galli ha conducido la grupalización de investigadores interesados en el modo de
hacer de la cartografía. El libro Cartografía y devenires. La construcción del presente (Porto Alegre:
UFRGS, 2003) afirmó problemas cruciales para el campo de la investigación en las ciencias humanas:
a) imposibilidad de la transparencia de la mirada del investigador y la afirmación del perspectivismo;
b) crítica de la separación entre sujeto y objeto y articulación del conocimiento con el deseo e
implicación; c) rechazo de la actitud demostrativa en nombre del constructivismo entendido como
experimentación de conceptos y nuevos dispositivos de intervención.
En campinas, en el Departamento de Medicina Preventiva de la UNICAMP, Sergio Carvalho
y el grupo Conexiones han contribuído para la ampliación del debate cartográfico en el campo de
investigación de las prácticas de atención y gestión en salud. Lo mismo sucede en Sergipe, con el
grupo Prosaico, del Departamento de Psicología de la UFS. El método de la cartografía se presenta,
así, como alternativa importante para acompañar el movimiento de la reforma sanitaria brasileña y las
luchas macro y micropolíticas para la producción de políticas públicas en Brasil. Otros cartógrafos
han extendido esta apuesta metodológica en el campo de la salud pública.
En la Universidad Federal Fluminense y en la Universidad Federal de Río de Janeiro, el grupo
de investigación Cognición y Subjetividad tomó el tema de la cartografía como problema
metodológico, surgido frente a los impases experimentados en el campo de los estudios de la
cognición. En nuestro percurso, partimos del problema formulado en el proyecto de investigación “La
noción de subjetividad y la superación del modelo de la representación” (CNPq, 95/96). En ese
momento, poníamos en cuestión el presupuesto de que conocer es representar o reconocer la realidad.
Se configuraba para nosotros la importancia del binomio cognición/creación, lo que nos exigió

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investigar con más detalle la dimensión temporal de los procesos de producción de conocimiento.
Llegamos a la definición del concepto de cognición como creación, autopoyesis (Humberto Maturana
& Francisco Varela) o enacción (Francisco Varela). De acuerdo con tal perspectiva, los polos de la
relación cognoscente (sujeto y objeto) son efectos, y no condición de la actividad cognitiva. Con el
ensanchamiento del concepto de cognición y su inseparabilidad de la idea de creación, la producción
de conocimiento no encuentra fundamentos en un sujeto cognitivo previo ni en un supuesto mundo
dado, sino que configura, de manera pragmática y recíproca, el sí y el dominio cognitivo. Destituida
de fundamentos invariantes, la práctica cognitiva engendra concretamente subjetividades y mundos.
La investigación de la cognición creadora coloca entonces el problema del compromiso ético del acto
cognitivo con la realidad creada. Producción de conocimiento, producción de subjetividad. He aquí
que surge el problema metodológico. ¿Cómo estudiar este plano de producción de la realidad? ¿Qué
método nos permite acompañar estos procesos de producción?
En vez de reglas para ser aplicadas, propusimos la idea de pistas. Presentamos pistas para
guiarnos en el trabajo de la investigación, sabiendo que para acompañar procesos no podemos tener
predeterminada de antemano la totalidad de los procedimientos metodológicos. Las pistas que guían
al cartógrafo son como referencias que concurren para la manutención de una actitud de apertura a lo
que se va produciendo y de calibración del caminar en el propio percurso de la investigación - el
hódos-metá de la investigación.
En este volumen, enumeramos ocho pistas para la práctica del método de la cartografía. Hace
treinta años Guattari (O inconsciente maquínico. Ensaios de esquizoanálise. Campinas: Papirus, 1988
[1979]) proponía los “Ocho principios” del esquizoanálisis. Si el primer principio fue “No impedir”,
esto es, no estorbar los procesos en curso, el último re-colocaba las bases de la enumeración
propuesta, diciendo: “Toda idea de principio debe ser considerada sospechosa”. Era la idea de
principio que se disolvía en la contundencia de la apuesta metodológica de Guattari, haciendo con que
no se pudiera esperar por una garantía definitiva (tal como un fundamento) para el trabajo del análisis.
En este volumen, enumeramos ocho pistas para la práctica del método de la cartografía. Como destacó
Regina Benavides, podemos decir que más que la sintonía del número 8, las pistas que proponemos
ahora se orientaron por una actitud atenta a lo que ya en 1979 Guattari convocaba.
La presentación de las pistas no corresponde a un orden jerárquico. La lectura de la primera
pista no es un prerrequisito para la lectura de la segunda y así sucesivamente. La organización del
libro corresponde a un rizoma. El lector puede iniciar por la pista que juzgue más conveniente o
interesante y leer las otras en la secuencia que le plazca. Como no podría dejar de ser, ellas remiten
unas a las otras. Aún como un rizoma, las pistas aquí presentadas no forman una totalidad, sino un
conjunto de líneas en conexión y de referencias, cuyo objetivo es desarrollar y colectivizar la
experiencia del cartógrafo.
La pista 1, “La cartografía como método de investigación-intervención”, es presentada por
Eduardo Passos y Regina Benavides. Basada en la contribución del análisis institucional, discute la
indisociabilidad entre el conocimiento y la transformación, tanto de la realidad cuanto del
investigador
La pista 2 es trabajada por Virginia Kastrup en el texto “El funcionamiento de la atención en
el trabajo del cartógrafo”. Creando una interlocución entre Freud, Bergson y la pragmática
fenomenológica, son definidos los cuatro gestos de la atención cartográfica: el rastreo, el toque, el
aterrizaje y el reconocimiento atento.
En la pista 3, Laura Pozzana y Virginia Kastrup discuten la idea de que “Cartografiar es
acompañar procesos”. Basado en una investigación sobre talleres de lectura con niños, el texto analiza
la distinción entre la propuesta de la ciencia moderna de representar objetos y la propuesta de la
cartografía de acompañar procesos, además de presentar un ejercicio de la (re)invención metodológica
en las entrevistas con niños.
La pista 4 viene presentada en el texto de Virginia Kastrup y Regina Benavides:
“Movimientos-funciones del dispositivo en el método de la cartografía”. Las ideas de Foucault y
Deleuze surgen mezcladas con ejemplos concretos extraídos del campo de la clínica y de la
investigación con deficientes visuales. Son propuestos tres movimientos-funciones: de referencia, de
explicitación y de producción y transformación de la realidad.
La pista 5 fue escrita por Liliana da Escóssia y Silvia Tedesco en el texto “El colectivo de
fuerzas como plano de la experiencia cartográfica”, las autoras señalan, apoyadas sobre todo en
Gilbert Simondon y Gilles Deleuze, que al lado de los contornos estables de lo que denominamos
formas, objetos o sujetos, coexiste el plano colectivo de las fuerzas que los producen, además de
definir a la cartografía como práctica de construcción de ese plano.
La pista 6 es presentada por Eduardo Passos y André do Eirado en el texto “Cartografía como
disolución del punto de vista del observador”. El texto revela la preocupación en señalar que el
rechazo del objetivismo positivista no debe conducir a la afirmación de la participación de intereses,
creencias y juicios del investigador, concluyendo que objetivismo y subjetivismo son dos caras de la
misma moneda.
La pista 7, “Cartografiar es habitar un territorio existencial”, es presentada por Johnny
Alvarez y Eduardo Passos. A través del relato de una investigación sobre el aprendizaje de la
capoeira, el texto trae a escena la importancia de la inmersión del cartógrafo en el territorio y sus
signos.
La pista 8 aborda el tema de la escritura de textos de investigación. Eduardo Passos y Regina
Benavides presentan en “Por una política de la narratividad” la idea de que la alteración metodológica
propuesta por la cartografía exige un cambio de las prácticas de narrar.
Cerrando la coletanea, el texto “Diario de abordo de un viaje-intervención”, de Regina
Benavides y Eduardo Passos presenta un ejemplo vivo de la construcción colectiva de una
investigación. Usando un intercambio de correspondencia durante un viaje de investigación-
intervención, discuten la utilización del hors-texte.
Como balance final del libro, un Epílogo discute la formación del cartógrafo y las políticas
cognitivas del investigador, además de abrir nuevos problemas que continúan desafiando al
pensamiento y prestan atención al rigor de la investigación cartográfica.

Eduardo Passos,
Virgínia Kastrup
y Liliana da Escóssia

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