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Universidad de Buenos Aires


Facultad de Psicología

Tesis de Licenciatura en Psicología:

“Sobre el proceso Edípico


y el proceso Psicótico”

Parodi, Pablo Federico


L.U.: 26.312.821
Tutora: Grosso, María Verónica
DNI: 24.756.794
1

Índice
Introducción:
La historia de una hipótesis………………………………………………………..2

Delimitación del objeto de estudio.


Objetivos principales y secundarios……………………………………………..4

Estado del arte………………………………………………………………………..7

Metodología……………………………………………………………………….…15

Marco teórico………………………………………………………………………..17

Desarrollo:
La estructura preedípica en Juanito………………………………….…………30

La función de la Metáfora Paterna……………………………………………….39

Por el lado del desencadenamiento……………………………………………..47

La parábola paterna y la hipérbola delirante…………………………………..53

Los distintos momentos de la reconstrucción del mundo………………….70

Conclusión:
Conclusión general………………..……………………………………………….83
Conclusión personal ………………………………………………………………87

Bibliografía…………… ………………………… …………… ……… …..………88


2

Introducción:
La historia de una hipótesis.

He llegado a la carrera con ciertas creencias que articulan saberes culturales y


tiene un sesgo bastante biologicista, tal vez apoyadas en la teoría de la
evolución y en lo que comúnmente se conoce del Complejo de Edipo: en este
los niños se enamoran de sus progenitores y elaboran un patrón de búsqueda
que tienen como base ciertos rasgos, no solo fisiológicos, de estos. Ese patrón
se utilizaría en la vida adulta, de modo tal que esos rasgos se busquen en las
posibles parejas.
Si bien al poco tiempo de comenzar con la carrera, abandono dicha hipótesis,
persiste la mirada biologicista respecto del asunto y cuando curso la asignatura
Neurofisiología, me topo con un concepto que despertó mi interés: el llamado
“periodo crítico”. Los canarios adquieren el canto sólo si son expuestos al canto
de otros canarios durante el transcurso de sus 6 primeros meses de vida, es
decir que si un canario no tiene contacto con el canto de los otros, una vez
cumplidos estos 6 meses, este ya no es capaz de desarrollar su propio canto,
es decir, su conducta sexual. En ello encuentro una analogía, que vincula esta
nueva idea, con las mías que he mencionado al principio, sigue siendo una
perspectiva biologicista, que fui perdiendo, con el transcurrir de las materias.
Pero aquí, con esa analogía, se me plantea una nueva inquietud, pues me
parece muy curioso que exista un tiempo para ese tipo de aprendizajes, y sin
saber aún nada, ni sobre la metáfora paterna y la metáfora delirante, ya
empezaba a esbozar la idea de que podía existir algo así como un “Edipo a
destiempo”, pues al menos en los canarios existe un momento en el cual la
conducta sexual es aprendida, y esto podría ser homologo con la anterior
creencia del patrón de búsqueda cuasi darwiniano, trocando conducta sexual
del canario por deseo del hablante.
Con esa inquietud cursé la mayor parte de la carrera, llegó Escuela Francesa,
conocí la metáfora paterna; luego, Psicopatología, allí escuché que para Lacan
“lo normal es la psicosis”, nunca encontré esta frase en su obra, solo en “El fin
y las finalidades del análisis” de Soler.
3

En su momento, esa frase me hizo pensar a la psicosis como la estructura


inicial del viviente y al Edipo como el proceso que transforma esa estructura
psicótica, en neurótica; digamos que sin saberlo tenía una lectura Kleiniana.
También en Psicopatología estaban esperándome otros conceptos, la
compensación imaginaria del Edipo ausente y la metáfora delirante, que se
asemejaba mucho a eso que antes había pensado como “Edipo a destiempo”,
el interés por este tema seguía convocándome. Cuando tomo contacto con el
concepto de tiempo lógico, ese “destiempo” comienza a vincularse al concepto
de estructura.
Ya sobre el final de la carrera, en Adultos, me topo con una pista: la incipiente
estructura del niño. Lacan en “Más allá del principio de realidad” dice que la
identificación transciende a la mera imitación y que el niño por ser aún
inestructurado, no se identifica solo con los rasgos de la coyuntura parental,
sino que se identifica con la estructura misma, con el deseo que allí circula.
Tiempo y estructura se articulan todavía más, pues ese destiempo se termina
de separar del calendario y comienza a tener más peso la estructura, su
devenir, en tanto que se vincula a ese tiempo como lógico.
Éste es ya el punto donde comienzo con el presente trabajo propiamente dicho,
a este punto llegué orientado por algunas inquietudes: ¿qué puntos en común
habría entre el Complejo de Edipo y el “Edipo a destiempo”?, ¿qué diferencias
habría?, ¿qué consecuencias tendrían?, ¿son distintos los resultados de
metáfora paterna y delirante?, y si lo fueran, ¿cómo y por qué lo son?.
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Delimitación del objeto de estudio.


Objetivos principales y secundarios.

Esas preguntas que han sido enunciadas líneas atrás, nos ayudan a recortar
nuestro objeto de estudio. En un primer acercamiento podríamos decir que es
la metáfora paterna y sus consecuencias estructurales, contrastadas con la
metáfora delirante y sus consecuencias, sean estas estructurales o no.
Ambas, metáfora paterna y delirante, podrían ser pensadas como el resultado,
por un lado del Edipo y por el otro como punto culmine de la psicosis.
Lacan define a la psicosis como un proceso en “De una cuestión preliminar…”,
y si los pensamos como proceso (a ambos), implica que existe algo al inicio,
por ejemplo una determinada estructura, y que ese algo se transforma en otra
cosa, de modo tal que la estructura al inicio del proceso, sería diferente de la
estructura al final del mismo, es decir que en el marco del proceso, algo se
transforma.
De este modo, el incluir el concepto de proceso en nuestro objeto de estudio,
nos lleva a tener que redefinirlo como el proceso psicótico y el proceso edípico,
expandiéndose el recorte previo y consecuentemente, tendremos también que
replantearnos las preguntas que habíamos explicitado anteriormente, esas que
son previas al inicio de esta investigación. Teniendo en cuenta nuestro objeto
de estudio, podrían ser resumidas en una sola pregunta: ¿Qué relación existe
entre el proceso Edípico y el proceso Psicótico? No nos referimos simplemente
a que la ausencia del uno, hace posible al otro, nosotros intuimos que tiene que
haber algo más y lo que intentaremos es articular ambos procesos.
Esta es una pregunta muy amplia, creemos que sería conveniente plantear
alguna hipótesis, no tanto para que oriente nuestra tarea, sino más bien para
que acote los posibles resultados, esperando poder afirmarla o refutarla:

H0: El proceso Edípico y el Psicótico son equivalentes.

Es una afirmación arriesgada, casi kamikaze, alguno diría que la respuesta es


obvia, sin embargo creemos que podríamos concluir que efectivamente son
equivalentes, lo cual sería una conclusión bastante novedosa; o bien
5

podríamos refutarla lo cual también sería interesante, puesto que si son


equivalentes el asunto terminaría allí, pero si no lo son, deberíamos dar un por
qué, es decir, enunciar qué es lo que los diferencia.
Para poder saber si son equivalentes o no, enunciaremos los criterios, que de
cumplirse, nos llevarían a concluir su equivalencia. Para ello nos valdremos de
hipótesis auxiliares:

H1: Las estructuras previas al proceso Psicótico y las previas al Edípico son
equiparables.
H2: Tanto el proceso Psicótico, como el Edípico comienzan de igual modo.
H3: Tanto el proceso Psicótico, como el Edípico culminan de igual modo.
H4: Tanto el proceso Psicótico, como el Edípico tienen la misma función en el
aparato psíquico.
H5: Tanto en el proceso Psicótico, como en el Edípico existe un viraje
estructural, es decir que la estructura previa difiere de la estructura resultante
del proceso.
H6: Las estructuras resultantes del proceso Psicótico, y las del Edípico son
equiparables.
Le hemos dado a nuestra intuición una forma que se aproxima a la de una
prueba de hipótesis, estas contienen pequeñas ambigüedades como por
ejemplo el termino equiparable, que no es exactamente un sinónimo de
equivalente, término que sí utilizamos en la hipótesis principal, de este modo
intentamos darle cierta flexibilidad, que nos da lugar para investigar, si no fuese
así, esa pregunta tan cerrada se estaría limitando en el sentido de aceptar o
rechazar un puñado de enunciados.
Equiparable en este trabajo tiene el sentido de semejante, similar y
comparable.
Por otra parte, puede que el resultado al que arribemos no nos lleve ni a
aceptar completamente la hipótesis principal, ni a refutarla, pues puede ocurrir
que afirmemos algunas hipótesis auxiliares; es decir que concluyamos que lo
procesos Psicóticos y Edípicos, ni son exactamente lo mismo, ni carecen de
relación alguna, sino que en algunos aspectos o unidades de análisis,
coinciden o son homólogos y en otros no.
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Estado del arte

Es notable que Lacan escribiera De una cuestión preliminar a todo tratamiento


posible de la psicosis, entre diciembre de 1957 y enero de 1958, es decir que
no es contemporáneo del Seminario 3, Las psicosis, sino que lo es del
Seminario 5, donde lo más novedoso son las clases sobre Los tres tiempos del
Edipo y la clase sobre La metáfora paterna. Teniendo en cuenta esta
sincronicidad, nos parece asombroso no haber encontrado textos que articulen
el Edipo y la psicosis como procesos, más allá de aquellos artículos que
establecen una relación causal, entre la forclusión del significante-del-nombre-
del-padre y el proceso Psicótico, se podría decir que es la mayor parte de la
literatura psicoanalítica sobre el tema. Pero en realidad donde hay forclusión
del significante-del-nombre-del-padre, no hay Edipo, es decir que no tratan el
Edipo y el proceso psicótico, sino que tratan de la forclusión y la psicosis.

En nuestra búsqueda nos encontramos con un artículo titulado de forma muy


interesante, El origen psicótico de la neurosis. En realidad es una conferencia
que dio Gilberto Koolhaas, en 1958, del otro lado del Río de la Plata, en
Montevideo, pero no se trata más que de un comentario de fragmentos de
Envidia y gratitud, el texto de Melanie Klein, allí explica las alternancias de las
fases maniaco depresivas y esquizo paranoides, que desembocan vía la
gratitud en la relación de objeto, si esto no ocurre, uno de los motivos, por dar
un ejemplo, sería la fijación de la experiencia perversa, estaríamos ante un
impedimento para la solución del Complejo Edípico. En este artículo se explica
cómo la perversión funciona como defensa contra la psicosis y se entiende a
esta última como una regresión, en mayor o menor medida, a las fases
preedípicas.
Si bien tanto el trabajo de Gilberto Koolhaas, así como el de Melanie Klein,
vinculan directamente el Complejo de Edipo con la psicosis su espíritu es muy
distinto del nuestro: en primer lugar, mientras ellos hacen foco en la psicosis
como un punto de partida, para nosotros es un proceso y en segundo lugar
mientras que ellos piensan que la psicosis es una suerte de regresión a lo
preedípico, nosotros por el momento nos inclinamos a creer que en la
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culminación del proceso Psicótico, el sujeto logra algo que justamente tiende a
lo opuesto, es decir que construiría una serie de defensas que dificultarían el
retorno a estadios anteriores.

Un texto que vincula metáfora paterna y metáfora delirante, es decir el proceso


Edípico y el proceso Psicótico en su última fase, es La metáfora delirante de D.
P. Schreber, de Santiago Mazzuca, que se encuentra en el libro “Elaboraciones
lacanianas sobre la psicosis”. Allí él propone una metáfora, como la paterna,
tomando ciertos significantes que recorta del caso, pareciera que en la opinión
de Santiago Mazzuca la metáfora delirante de Schreber es eso, una metáfora
paterna pero realizada con significantes del delirio.

Seelenwollust
Selikeit . Seelenmord => Selikeit Dios .
Seelenwollust X Schreberitos
Seelenmord o mujer de Dios

Beatitud del alma: Selikei


Voluptuosidad del alma: Seelenwollust
Asesinato del alma: Seelenmord

Si bien este trabajo coincide con el nuestro, en espíritu, es decir que tanto
Santiago Mazzuca como nosotros creemos que en el punto culmine del
proceso psicótico el sujeto logra construir algo que va al lugar donde falta el
Edipo, nosotros propondremos otra aritmética para intentar darle soporte a este
hecho. Para Santiago Mazzuca, Selikeit, va al lugar del significante-del-
nombre-del-padre, pero nosotros creemos que podría pensarse a este como
precluido, es decir que ya no es capaz de ser metaforizado, o mejor dicho ya
no puede ser puesto en relación a esa X de la metáfora paterna. En segundo
lugar, como el autor indica, toma la estructura de la metáfora paterna y ubica
allí los significantes primordiales de la subjetividad de Schreber, esto nos lleva
a preguntarnos si tendría como resultado un Edipo, nosotros desgraciadamente
no contamos con el suficiente optimismo para afirmarlo. Ambos
8

cuestionamientos responden a una misma lógica, la preclusión, que no es


exactamente sinónimo de forclusión, sino que indica que no puede llevarse a
cabo la operación metafórica, o sea que aquel significante por precluido, ya sea
el significante-del-nombre-del-padre o Selikeit, no pueden ocupar ese lugar,
consideramos que el problema no es del significante, sino que el lugar del
significante que se pone en relación a esa X queda clausurado.
Más allá de esta crítica, en “De una cuestión preliminar…” Lacan se acerca a
este problema:
“La Verwerfung será pues considerada por nosotros como preclusión del
significante. En el punto donde, ya veremos cómo, es llamado el
Nombre-del-Padre, puede pues responder en el Otro un puro y simple
agujero, el cual por la carencia del efecto metafórico provocará un
agujero correspondiente en el lugar de la significación fálica.
Es la única forma en que nos es posible concebir aquello cuyo
desenlace nos presenta Schreber como el de un daño que no está
capacitado para develar sino en parte y en el que, nos dice, con los
nombres de Flechsig y de Schreber, el término "asesinato de almas"
(Seelenmord: S. 22-II) desempeña un papel esencial”1.
Más allá de lo objetado anteriormente, en cuanto a la estructura metafórica,
Lacan ubica otro significante que va al lugar del significante-del-nombre-del-
padre, Seelenmord "asesinato de almas", nosotros creemos que por tratarse de
otro momento de la historia de Schreber, tampoco es ese el significante que
usaremos y, aparte de esto, Lacan lo ubica en los focos de la hipérbola y no en
el lugar del NP dentro de la metáfora paterna. Más adelante, nosotros
preferiremos ubicar los significantes en los vértices de la hipérbola más que en
los focos.

Para concluir, nos referiremos a la tesis de doctorado de Marta Ortega Moreno,


ella realiza un trabajo extensísimo y complejísimo para articular el esquema R,
que es resultado según ella de la salida del Edipo, con el esquema I, haciendo
uso, como intermediario, del esquema que se encuentra en la página 234 de El

1
Lacan J. (1957-1957), “De una cuestión preliminar…”, (p. 540), Escritos Tomo II, Buenos Aires: Siglo
XXI (2003).
9

Seminario, Libro V de la edición de Paidós. Ese esquema ilustra el momento de


la decisión estructural.

Según ella dice “este Esquema, que llamaremos T, “progresa” a R para


culminar en la estructura del sujeto al término del Edipo o “regresa” a I”.
Su tesis termina proponiendo un nuevo grafo, en el cual inserta las hipérbolas
distorsionadas del esquema I, dentro de la realidad del sujeto en el esquema R
(vale aclarar que el esquema R no se refiere a los tres registros en sí sino a
cómo operan en el sujeto). Respecto del caso Schreber ella afirma:
“Podemos representar ese estado de suspensión con un movimiento
oscilatorio de los focos generadores Φ0 P0 en la forma de vaivén a favor
del anudamiento (flecha azul pequeña sobre foco generador Φ0 P0) y a
favor del desanudamiento (la inercia misma de la estructura, marcada en
su color correspondiente en función del registro sobre focos generadores
(Φ 0 P0) siendo así que ese momento de fuerza resultante sea “0””.
Su formalización sería la siguiente:
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El problema lo encontramos en que esta inserción de la hipérbola en la banda


central del esquema R, sin entrar en detalle de las torsiones y distorsiones,
señalaremos aquí dos cuestiones: la primera es que la banda central del
esquema R es una banda de Moebius, lo que implica que es una superficie
limitada, sin embargo, el esquema I es una superficie no limitada que se
extiende al infinito, lo cual a nosotros nos parece problemático dentro del
planteo de la Dra. Moreno. Por otro lado, piensa a las curvas de la hipérbola
como toros de una cadena borromea y que al enlazarse lo harían en diagonal,
es decir como una banda de Moebius:

Para luego enlazar las ramas de la hipérbola:


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Esta es una síntesis extremadamente breve de la postura tomada por la Dra.


Marta Ortega Moreno, su tesis nos ha parecido tremendamente interesante, y
tanto la Dra. como nosotros, hemos puesto atención a la distancia entre las dos
ramas de la hipérbola, las cuales ella lee utilizando teoría de nudos y nosotros
nos valdremos de otras teorías, si bien podemos señalar por el momento que
diferimos en cómo leemos las asíntotas, para ella “que las curvas sean
asintóticas sería leído por teoría de nudos como desanudamiento”, mientras
que nosotros leeremos las asíntotas de modo opuesto a este.
Por otra parte, nosotros podríamos pensar su grafo del final del proceso
psicótico como un Cross-cap, es decir, equivalente al esquema R, nosotros
tomaremos otro camino.
Para finalizar, su objeto de estudio difiere del nuestro: “Esta Tesis centra su
objeto de estudio en un análisis teórico-topológico del Esquema I: P0 Φ0”,
mientras que el nuestro, al que no lo hemos delimitado con tanta precisión, es
el proceso Psicótico y el proceso Edípico.

Post-scriptum
Luego de terminada esta tesis, nos encontramos con una conferencia que no
podemos dejar de mencionar.
Fue titulada Lógica y poesía. Habla y escritura. (2014) y ha tenido lugar en la
Facultad de Psicología de la UBA. Los disertantes fueron el Dr. Alfredo
12

Eidelsztein y el Dr. Jean Michel Vappereau, este último en la parte final de la


conferencia, toca un tema central en nuestro trabajo, el de la función fálica.

Primero Jean Michel se refiere a la teoría de conjuntos, define el a como un


conjunto, dice: “un conjunto es una letra y no un paquete de objetos, la teoría
de conjuntos es una cosa a escribir, a leer (…) de allí mi reducción del
psicoanálisis a la teoría de conjuntos”2.
Un rato más tarde, afirma: “función fálica es la castración” y escribe en el
pizarrón: i(x)=x. Él lo aclara, “es la función identidad, en teoría de conjuntos
ABC, supongan que tienen un conjunto, ABC, ustedes tienen la función
identidad. A A, le corresponde A; a B, le corresponde B y a C le corresponde
C, ustedes escriben esto de una manera genérica con una variable (señala la
(x))”, agrega: “la nieve es blanca, eso es verdadero, si y solo si, la nieve es
blanca, la verdad es el principio de la x, pero no es x=x, es i de x igual a x, los
niños lo advierten en la palabra, no es genital, (señala la i), cuando hay un
órgano, cuando hay la potencia, cuando hay el poder, es igual sin que eso esté
ahí (señala la x que está a la derecha del igual), la castración, la función fálica
es lo mismo que la castración, un matema nos permite pensar de manera no
genital la función fálica de la castración, escribimos cosas así para explicar
cosas incomprensibles como el fonema”3.
Pues bien, estamos de acuerdo con parte de lo expresado por Vappereau, la
función fálica es la castración, que la castración no tiene que ver con la
genitalidad, y que para que se dé ese si y solo si la nieve es blanca tenga que
mediar la verdad, nosotros añadiremos que como efecto.
Si bien en otros artículos se explaya un poco más, como por ejemplo en uno
titulado “La función fálica”, donde vuelve sobre la idea de la verdad,
ciertamente lo que explicita en la conferencia, nos lleva hacia puntos de
discordancia.

2
Eidelsztein A. y Vappereau J. [Graduados de Psicologia]. (2015/03/12), Conferencia: Logica y
poesía. Habla y escritura, (min. 22 a 25), UBA, Facultad de Psicología. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=wP6TV8dy32s&t=37s
3
Eidelsztein A. y Vappereau J. [Graduados de Psicologia]. (2015/03/12), Conferencia: Logica y
poesía. Habla y escritura, (min. 22 a 25), UBA, Facultad de Psicología. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=wP6TV8dy32s&t=37s
13

En primer lugar, i(x)=x, es una tautología, del griego ταυτολογία, "decir lo


mismo", a nosotros nos recuerda el principio de identidad, todo objeto solo es
igual a sí mismo, él lo explica así “la nieve es blanca, eso es verdadero, si y
solo si, la nieve es blanca” y aunque aclare que no se trata de x=x, tenemos
nuestras dudas, pues a “A, le corresponde A; a B, le corresponde B y a C le
corresponde C”. Nosotros nos inclinaríamos a pensar que i(x)=x, sería un mejor
matema para intentar formalizar el significante, pues este es en su pura
diferencia, es lo que los demás significantes no son, es decir que, solo es igual
a sí mismo. Por otra parte, “la nieve es blanca, eso es verdadero, si y solo si, la
nieve es blanca”, a nosotros nos hace pensar que la fórmula planteada se
refiere sobre todo al efecto de verdad más que a la función fálica, nosotros
hemos de proponer otra aritmética para esta, no lo adelantaremos aquí, pues
creemos que sería mejor que nos acompañen en el recorrido de su deducción.
14

Metodología

El proceso de elaboración de esta tesis podemos dividirlo en dos, el primer


tramo se caracteriza por la informalidad, parte de una intuición aún sin mucho
fundamento, una creencia que no termina de ser formulada. En esta primera
etapa la recolección de información, definiciones, conceptos, articulaciones
teóricas, no está orientada pues todavía no ha comenzado la investigación,
literalmente nos encontramos con párrafos interesantes, que son relativos a
nuestra intuición, en el material de lectura de diferentes materias, es una etapa
que dura unos años y podríamos decir que tiene esas dos características
principales, por un lado la creencia intuitiva y por otro, que en lo que hace a
recopilación de información, hay hallazgos pero no se busca información
activamente.
Podrimos afirmar que el pasaje de la investigación informal a la investigación
metodológica se da a partir de que la intuición con la que empezamos es
formulada y tomada como hipótesis, a partir de allí, es que pasamos a dirigir
nuestra búsqueda guiados por esa primer hipótesis, que en principio adoptó la
forma de algo que podría expresarse como “el Edipo y la metáfora delirante son
equivalentes”, esto es una analogía, Freud utiliza este tipo de lógica para
introducir su tesis sobre el sueño: “¿con qué sueña el ganso? (…) Pues con el
maíz”4.
Durante el proceso de investigación conceptual y bibliográfica, queda en un
segundo plano esta hipótesis que homologa el Edipo con la metáfora delirante
y paulatinamente comenzamos a hacer foco en los rasgos en común de
ambos, formulando así algunas hipótesis secundarias, es decir, pasamos de la
analogía a la abducción, esto es efecto de la investigación bibliográfica que nos
permite no solo modelar las hipótesis, sino que también esta pasa a estar
integrada con ciertas “reglas”, de las cuales deducimos los rasgos y esto es
necesario para poder poner a prueba nuestra hipótesis, constatar que la regla
predice los rasgos.

4
Freud S. (1899), La interpretación de los sueños, (p. 151), en Obras Completas Tomo IV, Buenos Aires:
Amorrortu.
15

Antes de finalizar nos referiremos a los casos que tomaremos, dos son
historiales clásicos, ya trabajados ampliamente por diversos autores, el caso
Juanito y el historial del Presidente Schreber, esto supone una gran ventaja
para nosotros, puesto que más allá de que podamos tener cierta lectura
heterodoxa de los mismos, nos proporciona un importante marco de referencia,
por no decir directamente marco teórico. Los otros tres casos, dos son usuarios
del Hospital Borda y el tercero es una persona con la que hemos tenido
contacto personalmente, pero el grueso del material que tomaremos es una
serie de correos electrónicos que nos ha estado enviando, no a nosotros
específicamente, pero formamos parte de su lista de difusión, por llamarlo de
alguna manera.
La selección de los casos no es aleatoria, todo lo contrario, por ejemplo de la
gran cantidad de pacientes con quienes hemos tenido contacto en el hospital
solo tomamos estos dos, se los ha elegido a ellos y no a otros porque tienen
relación con esa regla de la que se había hablado.
Por otra parte Juanito es, o está comenzando a ser, neurótico; Schreber
construyó una metáfora delirante, y los otros tres, están en diferentes
momentos del proceso Psicótico.
Seleccionamos los casos con un enfoque nomotético, los paradigmáticos,
Juanito y Schreber; mientras que los otros tres han sido seleccionados según el
enfoque ideográfico, es decir por sus particularidades.

Pasémoslo en limpio, partimos de una intuición, una creencia, con la cual


construimos una serie de hipótesis que contienen ciertas reglas, de las cuales
se desprenden ciertos rasgos que, si nuestra hipótesis es correcta, deberían
constatarse en los casos, de esta forma pondremos a prueba nuestra hipótesis,
pudiendo aceptarla, total o parcialmente, o bien rechazarla total o parcialmente.
16

Marco teórico

Nuestra posición teórica, es decir aquel conjunto de ideas que forman un


sistema con el cual abordamos, pensamos e interrogamos a la experiencia, las
prácticas, así como también a otras teorías; podría incluirse dentro de la
enseñanza de Lacan, aunque también tomemos a otros autores dentro del
campo psicoanalítico, la gran mayoría de conceptos que intentaremos articular
son tomados de la obra de este autor.
Sabemos que muchos de esos conceptos son realmente complejos, algunos de
estos han sido tomados como objetos de estudio de tesis doctorales, por
ejemplo la Dra. Diana Rabinovich ha escrito su tesis sobre el objeto a, el Dr.
Juan Olaso escribió su tesis sobre el concepto de identificación en la obra de
Lacan; dicho de otro modo, no pretendemos definir cada uno de los conceptos,
solo intentaremos mostrar nuestro modo de pensarlos, pues de estos
constructos se puede decir realmente mucho, en este apartado nos
abocaremos a la tarea de intentar explicitar cómo los entendemos, o si se
quiere, cómo los malentendemos, puesto que nuestro objetivo es más bien dar
aquí una referencia para el lector de cómo serán utilizados.

Ya que inscribimos nuestro marco teórico dentro del campo psicoanalítico y


que en esta tesis utilizaremos topología, realicemos el intento de poner en
palabras nuestra postura.
Podríamos afirmar que, al menos para nosotros, se trata del estudio de las
relaciones lógicas entre conceptos abstractos, lo que resultaría un poco
complicado es precisar si estamos intentando hablar del psicoanálisis o de la
topología. Se podrá objetar que es una mala definición de topología y una peor
aún de psicoanálisis, aunque esta breve frase no podría quedar excluida de
una definición que a nosotros nos complazca, ni de lo uno ni de lo otro.
Ese es el motivo por el cual hemos de incluir matemáticas en nuestra tesis, no
solamente topológicas porque consideramos que al menos en parte ambas
disciplinas tienen el mismo objeto de estudio: relaciones lógicas y conceptos
abstractos.
17

Por si el lector pensara que esto no es motivo suficiente, Lacan dice respecto
de este tema:
“Es ahí que lo que puede venirnos a decir de lo real se distingue, pues lo
real — si ustedes lo toman tal como he creído, en el curso de los
tiempos, tiempos que son los de mi experiencia… — lo real no podría
inscribirse más que por un impase de formalización. Y es por esto,
es por esto que he creído poder diseñar su modelo con la
formalización matemática, en tanto que ésta es la elaboración más
avanzada que nos haya sido dado producir, la elaboración más
avanzada de la significancia. De una significancia de la cual, en suma —
hablo de la formalización matemática — se puede decir que se hace a
lo contrario del sentido — iba casi a decir: a contra-sentido. El “eso no
quiere decir nada” en lo concerniente a las matemáticas, es lo que
dicen, en nuestro tiempo, los filósofos de las matemáticas, así fuesen
ellos mismos matemáticos.”5

Los resaltados en negrita los agregamos nosotros.

Las superficies topológicas que utilizaremos son la banda de Moebius, el


cilindro y el Cross-cap. En primer lugar al hablar de superficies (y si bien
algunas de estas son representables en espacios de tres dimensiones, a veces
con iguales propiedades) estamos hablando de estructuras bidimensionales, es
decir, algo que no existe o casi no existe, por fuera del mundo de las ideas.

El cilindro es una superficie topológica, que cuenta con dos bordes que lo
limitan, tiene dos caras y un agujero central irreductible, la banda de Moebius
es un cilindro con una semitorsión, lo que cambia sus propiedades topológicas,
tiene un solo borde que hace de límite y cuenta con una sola cara y un agujero
central.
El Cross-cap es una superficie topológica cerrada, es decir que existe un
adentro y un afuera separados, es una semiesfera suturada con una banda de
Moebius autoatravesada por su línea media, o sea que la separación del
5
Lacan J. (1972-1973), Seminario XX Otra vez, clase del 20/3/73, Versión Critica: edición de Ricardo
Rodríguez Ponte, Buenos Aires: EFBA.
18

adentro y el afuera depende de esta sutura que se realiza con su único borde,
si realizáramos dicha sutura con un cilindro, al contar con dos bordes no
quedaría separado el adentro del afuera, es decir no sería un Cross-cap.

La semitorsión presente en la banda de Moebius, nos servirá como pivote


puesto que la banda central del esquema R es una banda de Moebius y el
esquema I es una hipérbola que Lacan semitorsiona para poder colocar en el
esquema I como él lo dice “las letras del R”, dicho de otro modo, nos habilita a
pensar el esquema I, como hipérbola y a partir de allí, utilizar el plano
cartesiano.
Nosotros aquí trabajaremos con parábolas e hipérbolas, en topología ambas
curvas son equivalentes, se pueden trasformar la una en la otra, pero si esas
figuras son plasmadas en el plano cartesiano dejarían de ser equivalentes, este
último, el plano cartesiano, es lo que nos permitirá transformar la geometría en
álgebra, para luego poder realizar un análisis matemático de las funciones
resultantes de las operaciones.

Lacan en 1980 visita Caracas, allí relanza su causa Freudiana, aunque lo hace
poniendo un pero: “creo adecuado decirles algunas palabras del debate que
mantengo con Freud, y que no es de ayer (…) mis tres no son los suyos (…)
Eso le di yo a los míos. Se los di para que supieran orientarse en la práctica.
¿Pero, se orientan mejor que con la tópica legada por Freud a los suyos?”6,
pensamos que los “míos” de Lacan estarían más contentos si él hubiese
hablado de sus 4, aquí se refiere a real, simbólico e imaginario.
Para poder contestar si nos orientamos un poco con estos registros, primero
deberíamos entenderlos.
Creemos que los registros como tales, no están desde el comienzo, no operan
desde el inicio, si bien algunos psicoanalistas afirman “a este mundo venimos
con un nombre y por algún deseo”, si esto tiene efectos (porque puede no
tenerlo en lo más mínimo), nos inclinamos a pensar que los tiene après-coup.
Para que el ser viviente entre en el mundo del lenguaje es necesario que algo

6
Lacan J. (1980), Seminario de Caracas, Versión Critica: edición de Ricardo Rodríguez Ponte, Buenos
Aires: EFBA.
19

pase, ese suceso es la vivencia de satisfacción, la cual es precedida por la


vivencia de dolor, ambas son míticas, es decir que si bien por sus efectos
podemos inferir que ocurren, no sabemos ni cómo, ni cuándo suceden.
Dicho de otro modo, estamos pensando a estas vivencias míticas, como el
momento en que se inaugura, en el que se crea el aparato psíquico, o sea lo
simbólico.
Destacamos dos características, por un lado, parte de la vivencia se inscribe
como huella, esto es un significante, y por otro lado de la cosa en sí nada se
inscribe. Ambas vivencias tienen consecuencias, la vivencia mítica de dolor
deja como secuela el quantum afectivo (relacionado con el concepto de
angustia del cual nos ocuparemos más adelante) y la vivencia mítica de
satisfacción inaugura el camino desiderativo, mediante este es que se tramita
entre las representaciones del aparato psíquico el quantum afectivo, es decir
que en sí mismo es una defensa contra la angustia, pero no nos adelantemos y
recapitulemos: lo simbólico tiene un punto de inicio, y recién después de que
existe lo simbólico, podemos hablar tanto de lo Real como de lo imaginario. Por
un lado lo Real será pensado como eso que queda por fuera de lo simbólico,
pero que tiene efectos sobre lo simbólico. Es extraño, pues sin eso que aún no
es Real (quantum afectivo), no habría simbólico posible y recién cuando hay lo
simbólico, podemos decir que aquello era un Real.

En el seminario XXI, dice respecto de lo Real “te bautizo, Real, a tí, en tanto
que tercera dimensión”7, pareciera estar haciéndonos una broma porque lo real
es justo eso que no consiste, pero lo que ocurre aquí es otra cosa, nuestras
retinas captan la luz bidimensionalmente, lo mismo que nuestro tacto con las
superficies, nuestros órganos solo pueden acercarse al mundo como
bidimensional, sin embargo la tercera dimensión está allí y tiene efectos sobre
una lógica y es por ello que si bien sentimos bidimensionalmente al mundo, lo
podemos representar en tres dimensiones.
Volviendo a la cita anterior, lo imaginario sería no la tercera dimensión, sino
más bien el percibir el mundo en 3D, lo imaginario es resultado de la
articulación simbólica, de la metáfora y metonimia, no la metáfora y metonimia
7
Lacan J. (1973-1974), Seminario XXI, Los incautos no yerran (Los nombres del padre), Versión
Psikolibro, inédita.
20

en sí, más bien lo que esta produce (sentido, fantasma, mundo). Si la máquina
combinatoria que es lo simbólico se pone en movimiento, es porque existe un
Real que opera, llamémoslo Das Ding, a, quantum afectivo, energía psíquica, o
como sea, pero allí está, lo inferimos, como a la tercera dimensión, por sus
efectos sobre lo simbólico, y por su resultado, lo imaginario.
En este punto tenemos una incongruencia en nuestro modo de pensar estos
conceptos, sobre todo con lo Real, lo entendemos como lo que si bien no
puede ser capturado, metabolizado, por la cadena significante, tiene efectos
sobre ella, todo suena muy lindo pero ɸ no hace cadena, sino que la regula y
no es real, es simbólico, en nuestro trabajo no pretendemos responder este
interrogante que se nos presenta, pero creemos apropiado dejar esta incógnita
planteada. Puede que ɸ, pertenezca al cuarto registro que omite en Caracas y
que sea llamado simbólico solo porque al momento de definirlo, él aún no habla
de sinthome, o como suele sucedernos con Lacan, nos deja siempre la duda de
si tal vez no le entendimos ni el “buen día”, aunque la definición que da en su
escrito “La significación del falo”, parezca de las más accesibles:
“El falo aquí se esclarece por su función. El falo en la doctrina freudiana
no es una fantasía, si hay que entender por ello un efecto imaginario. No
es tampoco como tal un objeto (parcial, interno, bueno, malo, etc...) en la
medida en que ese término tiende a apreciar la realidad interesada en
una relación. Menos aún es el órgano, pene o clítoris, que simboliza. Y
no sin razón tomó Freud su referencia del simulacro que era para los
antiguos.”8
Primeramente el falo tiene o es una función, o las dos cosas, luego despeja
algunas cuestiones que podrían confundirnos, no es un objeto interno, externo
bueno o malo, no es el órgano sexual y tampoco su imagen. Hasta aquí
sabemos que no es el falo, solo nos adelanta que tiene/es una función. Líneas
abajo aclara a qué función se refiere:
“Es el significante destinado a designar en su conjunto los efectos del
significado, en cuanto el significante los condiciona por su presencia de
significante.”9

8
Lacan J. (1958), La significación del falo, (p. 657), Escritos, Tomo II, Buenos Aires: Siglo XXI (2003).
9
Lacan J. (1958), La significación del falo, (p. 657), Escritos, Tomo II, Buenos Aires: Siglo XXI (2003).
21

Esa función que es/tiene ɸ, está destinada, es decir que está prefijada en el
aparato, es un significante primordial y su función es designar en su conjunto,
connotar, señalar, marcar, resaltar, ponderar a los efectos de significación, es
decir, a lo producido por la articulación significante. El falo simbólico no forma
parte de la cadena, la regula en términos de deseo y goce. Agregaremos que
en “La dirección de la cura” dice que ɸ es un significante impar, es decir que no
entra en la lógica de presencia/ausencia, en contraposición al falo como
imaginario (φ), que sí puede ser negativizado (- φ), en “Subversión del sujeto”
afirma que:
“el falo simbólico imposible de hacer negativo, significante del goce.”10

Un concepto central de nuestro marco teórico y no decimos central solo por


adjetivarlo de algún modo, sino porque es articulador de muchos otros
constructos, es el de la angustia.
Se ha escrito realmente mucho al respecto, pero aquí más que reproducir lo
que ya se ha dicho, esbozaremos nuestro particular modo de entender este
concepto.
Comenzaremos por “Más allá del principio del placer” 1920, allí Freud utiliza la
metáfora de la vesícula viva y la barrera antiestímulo, en “El yo y el ello” 1923,
Freud dibuja el esquema del aparato psíquico de su segunda tópica, integrando
a la vesícula con el yo, el ello, el superyo, la realidad exterior, etc, pero en lo
que a la angustia se refiere, eso que él comenzó a pensar como barrera
antiestimulo, recién en “Inhibición, síntoma y angustia”, 1925, se consolidará
como una nueva teoría de la angustia en su obra.
Se trata de dos tipos de angustia, la angustia señal y automática, la señal es un
progreso en el aparato psíquico, se pasa de la causa de angustia, de la
inermidad, a su condición, se va del desamparo, del peligro, a la simbolización
de eso que causa la inermidad y el desamparo, es decir que la señal es ante lo
que es condición.
Mientras que la angustia automática es un exceso de estímulo que anega y
destruye el aparato psíquico, la angustia como señal es una protección, tiene

10
Lacan J. (1960), Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, (p. 783), en
Escritos tomo 2, Buenos Aires: Siglo XXI (2003).
22

función de defensa, o mejor dicho la llama. Nosotros utilizamos aquí el término


defensa, en lugar de represión, porque lo consideramos más amplio pues se
puede pensar a la represión como uno de muchos mecanismos defensivos.
En Lacan ese desamparo que supone la angustia, se da ante la imposibilidad
del sujeto de saber que se es para el deseo del Otro, tenemos allí un punto en
común, esa falta de simbolización.
Podemos pensar a la angustia automática como la consecuencia de que la
barrera antiestímulo ha sido perforada, tal vez propiciado por la falta de señal
angustiosa; o como la caída de una respuesta anticipada a la pregunta; o todo
lo contrario, es decir que el hecho de que la pregunta se formule desarticula las
defensas que hasta ese momento eran eficaces.
Esto es vinculable con el concepto de objeto a, es decir lo radicalmente
impensable, pues es lo que sí aparece, necesariamente perfora la barrera
antiestímulo y viceversa, lo que aparece solo cuando la barrera es perforada.
El objeto a es un constructo complejo, Lacan en “Alocución sobre las psicosis
del niño” dice: “Si fuera tan fácil hablar de él, lo llamaríamos de otro modo y no
objeto a”11, es necesaria esta cita para tomar algo de coraje.
El a es pensado por nosotros como un triple articulador, pues es causa de
deseo, de angustia, y objeto pulsional.
Ya hemos hablado un poco de la angustia así que empecemos por allí, como
presencia el a es causa de angustia, dicho de otro modo, podríamos pensar
que si aparece, se formula la pregunta, ¿Che voui?, o que cuando se formula la
pregunta solo se puede responder a. Este modo de entenderlo es similar a
como fue pensada, líneas arriba, la barrera antiestímulo, el objeto y la angustia.
Otra de sus aristas, el a como ausencia, como falta, es causa de deseo:
“La Cosa, es el objeto que Freud, en "La negación", señaló que se trata
de volver a encontrar. Pero lo único que encontramos es la nostalgia del
objeto, el término de nostalgia es siempre cercano al deseo como tal” en
posición del inconsciente se afirma “El intervalo que se repite, la más

11 Lacan J. (1967), Alocución sobre las psicosis del niño, (p. 386), Otros escritos, Buenos Aires: Paidós.
23

radical estructura de la cadena significante, es el lugar frecuentado por la


metonimia, vehículo, por lo menos eso enseñamos, del deseo”12.
Podríamos decir entonces que, del objeto se han inscripto los atributos, no el
objeto en sí y esto, si se quiere, inaugura el camino desiderativo, es decir el
intento fallido de reencontrarlo, por eso sostenemos que como ausencia, como
falta, habiéndose redoblado por una pérdida, el objeto a causa deseo.

Respecto del goce, diremos en principio que es un producto del significante


que no puede reabsorber en la metáfora y en la metonimia significante.
“La energía ligada es la que circula por los caminos y las redes del
significante, es la que es articulable como metáfora y metonimia,
condensación y desplazamiento –permite un metabolismo del goce–”.13
Pero debemos aquí hacer un pequeño paréntesis y agregar que lo que falta, la
falta en sí, debe ser redoblada por una pérdida, afirma la Dra. Diana
Rabinovich, y es esta pérdida la que transforma a esa falta en causa de deseo
y plus de gozar, ella lo dice del siguiente modo “tiene que actuar una pérdida
para que exista tanto la causa de deseo como el plus de gozar, se pierden
cosas diferentes del lado del plus de gozar se pierde el goce absoluto del sexo,
del lado de la causa del deseo se pierde la verdad toda o la verdad como
absoluta”14.
Volviendo al goce, en subversión del sujeto, Lacan llama goce a “aquello cuya
falta haría vano el universo” y más adelante, hablando de la interdicción del
goce por la Ley, añade que:
“aun si la ley ordenase: Goza, el sujeto sólo podría contestar con un:
Oigo, donde el goce ya no estaría sino sobreentendido.”15
Hay aquí un juego de palabras jouis (“goza”) y j’ouïs (“oigo”), es decir que la
supuesta Ley interdicta u ordena gozar, es eludida por el equívoco, oigo
sentido, pues ahí también está el goce, va más allá del cuerpo.

12
Rabinovich, D. (2005), Teórico N°11, Desgravado de clases: Martes 21-06-05, Escuela Francesa,
Inédito.
13
Rabinovich, D., Ficha de cátedra: Goce y Das Ding, Escuela Francesa, Inédito.
14
Rabinovich, D. [UNABTV]. (2013/08/08), Seminario Internacional: "La teoría del objeto en
psicoanálisis", Día 1 parte 4, UNABTV, Santiago, Chile. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=128tIgnoI4c
15
Lacan J. (1960), Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, (p. 781), en
Escritos tomo 2, Buenos Aires: Siglo XXI (2003).
24

A la altura del seminario 7, el goce es entendido como la satisfacción de una


pulsión, en el seminario 23, se refiere al tema:
“Los filósofos ingleses. Yo los llamo filósofos porque no son
psicoanalistas. Ellos creen férreamente que la palabra no tiene efectos.
Están equivocados. Ellos se imaginan que hay pulsiones, y aun cuando
quieren no traducir pulsión por instinto. Ellos no se imaginan que las
pulsiones, eso es el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir,
pero que este decir, para que resuene, para que consuene, (…) es
preciso que el cuerpo sea allí sensible (…) Esto es porque el cuerpo
tiene algunos orificios, de los que el más importante es la oreja, porque
no puede cerrarse, porque es a causa de eso que responde en el cuerpo
a lo que he llamado la voz”16.
Este decir, lo simbólico como un eco que rebota en el cuerpo, eso es la pulsión,
y si hay satisfacción pulsional, será con significantes, es decir que se goza de
la estructura del significante, la pulsión en su recorrido, contornea el objeto a
del campo del Otro, y esto no quiere decir que se goza solo con un significante,
es de la estructura del significante de lo que se goza, añadimos que por su
estructura el significante deja por fuera al objeto y que este, es motor y razón
de existencia de lo simbólico. Así es como el objeto a articula goce, pulsión y
significante.
En la clase 3 del seminario 20, también parte de la relación entre el significante
y el goce, piensa al significante como la causa del goce, en sentido aristotélico,
causa material, causa formal, causa eficiente y causa final.
Pensemos en una escultura como por ejemplo El David: su causa material
sería el mármol que lo conforma; la causa formal, justamente es la forma que
adopta el mármol, la del David. La causa eficiente es de donde proviene esa
sustancia (materia más forma), en este caso es el deseo de Miguel Ángel, es
justamente su proyecto que limita el goce, en cuanto a la causa final, es el
¿para qué? Y esto deberíamos preguntárselo a Miguel Ángel, o al menos
interiorizarnos en su biografía, Lacan la vincula al vocativo del mandamiento17.

16
Lacan J. (1976-1976), Seminario XXIII, El Sinthome, Clase 1, Versión Psikolibro, inédita.
17
Lacan J. (1972-1973), Seminario XX, Otra vez, Clase del 19/12/72, Versión crítica: edición de Ricardo
Rodríguez, Buenos Aires: EFBA.
25

Así es como define no solo la relación entre goce y significante, sino a esa
sustancia que no es ni la sustancia extensa, ni la sustancia pensante
cartesiana, es la sustancia gozante.
He aquí un error conceptual que no podemos sortear, pues más allá de lo
antedicho, pensamos que el goce puede darse por fuera del significante, y allí
es donde no somos capaces de separar goce y angustia.

No podríamos concluir nuestro marco teórico sin hablar de metáfora paterna y


metáfora delirante. Comencemos por la metáfora paterna, en la clase 11 del
seminario 5, Lacan la homologa al complejo de castración:
“Les hablo de la metáfora paterna. Espero Uds. se hayan dado cuenta
que les hablo del complejo de castración”18.
La metáfora paterna podría definirse como el proceso tachar al Otro, de castrar
al Otro e instaurar la Ley del deseo y del Goce, es decir que ambos están
regulados por esta, pero ¿ocurre lo mismo con la metáfora delirante?
La metáfora paterna comienza cuando se rompe la identificación imaginaria
que obtura la pregunta por el Ser, cuando se quebranta la simetría con el
objeto imaginario que completaría al Otro. El proceso psicótico, que culminaría
con la metáfora delirante, comienza con la caducidad de un mecanismo de
compensación, y justamente, compensa porque obtura la pregunta por el Ser,
al igual que sucede con la simetría especular madre=niño=falo, del triángulo
imaginario de ese primer tiempo del complejo de Edipo.
Si bien en el comienzo de ambos se puede trazar un paralelismo, también se
nos podría objetar que no todos los procesos psicóticos culminan en una
metáfora delirante, es verdad, pero tampoco todos los procesos edípicos
culminan con la metáfora paterna completa. El problema sería que en ambos
casos los procesos no habrían culminado, “el nombre-del-padre hay que
tenerlo, pero también hay que saber servirse de él”19 esto nos lleva a pensar
que si bien pueden estar inscriptos los significantes de la metáfora paterna, hay

18
Lacan, J. (1957-1958), El Seminario. Libro V: “Las formaciones del inconsciente”, (p. 203), Buenos
Aires: Paidós.
19
Lacan, J. (1957-1958), El Seminario. Libro V: “Las formaciones del inconsciente”, (p. 160), Buenos
Aires: Paidós.
26

que realizarla, y que entonces la causa de la psicosis no solo deberíamos


buscarla en la forclusión. Más adelante retomaremos esto.
Por otro lado la metáfora paterna es el punto de llegada del Edipo. Justamente
lo mismo podríamos decir de la metáfora delirante, que es un punto de llegada,
pero no del proceso Edípico, sino del proceso Psicótico. No agregaremos más
al respecto, para no adelantarnos al desarrollo de este trabajo.

Retomando el término de forclusión, Lacan en la última clase del seminario 3,


lo utiliza para traducir Verwerfung, pero en “De una cuestión preliminar”, el
vocablo forclusión es sustituido por preclusión, según el entendimiento de
Armando Suárez, director de la edición de Siglo XXI, en español contamos con
un una palabra más precisa.
Si buscamos del alemán al francés la traducción de Verwerfung, el diccionario
Collins lo traduce como distorsion, que en español es distorsión, palabra más
que interesante en el marco de lo que será esta tesis, pero tal vez no sea la
mejor traducción; otros resultados que obtuvimos fueron: gauchissement
(cobrarse, desformación), rejet (denegación, rechazo), feille (rotura,
interrupción), por el momento solo tomemos Verwerfung como algo distinto de
“forclusión”.
Si buscamos el párrafo en que Lacan introduce el término en el Seminario 3 de
la edición de Staferla en francés y lo copiamos en el traductor de google o en
Collins, tendremos otra sorpresa:

“En tout cas, pour la phénoménologie de la psychose, il nous est


impossible de méconnaître l’originalité du signifiant comme tel, à savoir
que c’est de l’accès, de l’appréhension d’un signifiant auquel le sujet est
appelé, et auquel pour quelque raison, pour laquelle je ne m’appesantis
pas pour l’instant, et autour de laquelle tourne toute la notion de la
Verwerfung dont je suis parti, et pour laquelle - incidemment tout bien
réfléchi - je vous propose en fin d’année, puisque nous aurons à le
reprendre, d’adopter définitivement cette traduction que je crois la
meilleure : « la forclusion », parce que notre « rejet » et tout ce qui
27

s’ensuit, en fin de compte ne donne pas satisfaction. Mais laissons le


phénomène de la Verwerfung en tant que tel comme point de départ.”20

“En cualquier caso, por la fenomenología de la psicosis, nos es


imposible ignorar la originalidad del significante como tal, a saber, que es
acceso, aprehensión de un significante al que se llama el sujeto, y para
el cual alguna razón, por la cual no estoy habitando por el momento, y
alrededor de la cual gira toda la noción de la Verwerfung de la cual salí,
y para la cual, por cierto, bien pensada, les propongo a fin de año, ya
que tendremos que tomarlo de nuevo, para adoptar definitivamente esta
traducción que considero la mejor: "la ejecución hipotecaria", porque
nuestro "rechazo" y todo lo que sigue, al final, no es satisfactorio. Pero
dejemos que el propio fenómeno Verwerfung como punto de partida.”

La traducción arriba copiada es de googletranslate, pero según Collins, también


se trata de “la ejecución hipotecaria”.
Si tomamos nuevamente el diccionario Collins y buscamos “forclusión” en
francés, lo traduce al español como: ejecución.
En la edición de Paidós se coloca una nota al pie:

“Forclusión. Clásicamente este término tenía dos acepciones en francés:


1- En derecho: Vencimiento de una facultad o derecho no ejercido en
los plazos prescriptos.
2- Figurativamente: exclusión forzada, imposibilidad de entrar, de
participar.
En castellano no existe ningún equivalente exacto. Por otra parte, su
difusión ha precedido la publicación del presente seminario, y forclusión
se ha vuelto de uso habitual en el ambiente psicoanalítico. En base a
esta difusión y al hecho de que el Petit Robert (1978), del cual están
tomadas las dos acepciones anteriores, incluye una tercera acepción:

20
Lacan J. (1955-1956), Séminaire III, Psychoses, Clase 25, Versión alternativa. Recuperado de:
www.staferla.free.fr/S3/S3.htm
28

3- Psicoanálisis: mecanismo que está en el origen de los estados


psicóticos.”21

Cabe señalar que “porque nuestro "rechazo" y todo lo que sigue, al final, no es
satisfactorio. Pero dejemos que el propio fenómeno Verwerfung como punto de
partida.” está excluido de la edición del seminario en español, allí hay un pero
que Lacan pone al Verwerfung, en tanto rechazo. Según la edición de Paidós,
Lacan dice “no retorno a la noción de Verwerfung de la cual partí”, para luego
proponer como alternativa el vocablo forclusión, a menudo este concepto se
nos lo explica como una traducción, como si para Lacan Verwerfung fuese lo
mismo que forclusión, es decir rechazo.
Nosotros creemos que la acepción correcta es la que deriva del derecho, la
numero 1 de la nota al pie de la edición de Paidós, y esta acepción es la
definición de preclusión, esta última involucra tiempos en el marco de un
proceso legal, así habíamos pensado la metáfora paterna, como el proceso que
instaura la Ley que regula el deseo y el goce, que barra al Otro, es un proceso
que involucra tiempos, es sobre esos tiempos que nosotros también nos
formulamos preguntas. La preclusión está articulada al saber servirse del
significante-del-nombre-del-padre y a la etiología de la psicosis.

21
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 457), Buenos Aires: Paidós.
29

Desarrollo
La estructura preedípica en Juanito

El caso Juanito es siempre utilizado para ilustrar el mecanismo de la fobia,


creemos que esa mirada sobre el caso Juanito nos torna opacas ciertas
cuestiones. Este historial no solo nos habla de las vicisitudes de su Edipo,
también nos muestra el proceso mediante el cual él desarrolla su estructura
neurótica. En el Seminario 4, Lacan nos muestra con precisión el punto de
llegada a partir del cual podemos decir que Juanito es neurótico: “Juanito, a
partir de los cuatro años y medio, hace lo que se llama una fobia, es decir, una
neurosis”22, la fobia de Juanito es una metáfora, que no solo implica a caballos
y su Wiwimacher, es una metáfora que tiene que ver con el deseo y el goce, al
igual que la metáfora paterna, de hecho el caso Juanito no parece estar
hablando más que de eso, del proceso de construcción de su metáfora paterna.
En el seminario 4 para Lacan su síntoma se desencadena por la aparición del
pene real “cuando entra en juego su goce real con su propio pene real”23, más
adelante añade “el niño empieza a ver como una trampa, lo que durante tanto
tiempo había sido para él, el paraíso, la felicidad”24 25
, en nuestra lectura del
caso este punto es central.
En la conferencia de Ginebra, Lacan dice: “es el carácter traumático de la
experiencia del goce genital, lo que constituye, no solo lo que desencadena la
fobia del niño, sino su naturaleza misma. Es un goce que tiene carácter de
encuentro, de irrupción repentina, es experimentado como algo que le viene
desde afuera, que le es ajeno y que Juanito no puede aún metaforizar”26.
El punto de llegada para nosotros, es cuando Juanito ya puede hacer algo, en
las palabras de F. Schejtman: Donde el padre no muerde bien, el niño se

22
Lacan, J. (1956-1956), El Seminario. Libro IV: “La relación de objeto”, (p. 223),
Buenos Aires: Paidós.
23
Lacan, J. (1956-1957), El Seminario. Libro IV: “La relación de objeto”, (p. 243),
Buenos Aires: Paidós.
24
Lacan, J. (1957-1958), El Seminario. Libro IV: “La relación de objeto”, (p. 228),
Buenos Aires: Paidós.
25
A la cita N° 24 se le han sacado los signos de interrogación, pues en realidad es una afirmación pues
comienza preguntando ¿No ven? y que dentro de la pregunta existe una afirmación, que es la citada.
26
Lacan J. (1975), Conferencia en Ginebra sobre el síntoma, Intervenciones y textos 2. Buenos Aires:
Manantial.
30

inventa un caballo27, es el síntoma de Juanito el resultado de una operación


metafórica, que involucra al goce.

Pero ¿tendríamos los suficientes elementos para hablar de la estructura


neurótica de Juanito antes de este punto?, es decir a este síntoma lo
llamaremos fóbico porque se trata de Hans. Muy probablemente si
escucháramos decir a un paciente en el Hospital Borda algo similar: que teme a
los perros, aduciendo que le van a arrancar una parte de su cuerpo, tal vez nos
inclinaríamos en adjetivarlo como delirio, dicho de otro modo, si dejamos a un
lado el concepto de certeza, fenomenológicamente, ambos serían muy
similares.
Sabemos que a partir de los 4 años y medio Juanito ya cuanta con una
estructura neurótica, entonces antes de ese punto ¿cuál es su estructura?.

Teniendo en cuenta esto dividimos en dos al caso del pequeño Hans, por un
lado el Hans fóbico, ya neurótico; por otro lado el Hans que aún no ha llegado
al punto que señalaremos como crítico del Edipo.
El periodo del caso Juanito que a nosotros nos interesa en este apartado, es el
último nombrado y lo denominaremos como la etapa preedípica de Juanito, la
etapa fálica primitiva o el paraíso de la felicidad.

Lacan sitúa su punto nodal y negativo en el segundo tiempo del Edipo, en la


clase 10 del Seminario 5 se refiere a éste: “la madre es una cuestión, en un
momento dado de la evolución del Edipo, se plantea para el sujeto: la de
aceptar, registrar, simbolizar él mismo, volver significante a esta privación cuyo
objeto se comprueba que es la madre. (…) Esta privación, el infantil sujeto la
asume o no la asume, la acepta o la rechaza. Este punto es esencial, ustedes
lo encontrarán en todas las encrucijadas, cada vez que vuestra experiencia los
lleve hasta un cierto punto que ahora intentamos definir como "nodal" en el
Edipo”28.

26
Schejtman F. y otros (2012), Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis, (p. 346), Buenos Aires:
Grama.
28
Lacan J. (1957-1958), Seminario V, Las formaciones del inconsciente, Clase 10, Versión Psikolibro,
inédita.
31

En este punto nodal, existe la posibilidad de que el padre deje de estar velado,
es decir que ese otro objeto del mundo hacia el cual el Otro primordial también
dirige su deseo, adquiera status significante, o que eso no suceda.
Nosotros en cambio destacaremos la condición necesaria para que esa
posibilidad exista, nos referimos al punto en que se rompe el triángulo
imaginario madre=niño=falo, esta ruptura la situamos en el pasaje del primer al
segundo tiempo del Edipo. Hacemos esta salvedad por algunas cuestiones
importantes, primero creemos que allí existe una pérdida; segundo,
encontramos en esa ruptura una condición lógica necesaria para que el niño
llegue a ese punto nodal que menciona Lacan donde el niño acepta o rechaza
la inscripción del significante-del-nombre-del-padre y, tercero, ya veremos que
esa identificación al falo es en sí la estructura preedípica de Juanito, la del
paraíso de la felicidad.
Iremos pensando estas tres cuestiones y articulándolas entre sí.

Por lo antedicho consideramos al Edipo como ausente en este periodo que


tomamos, es decir, como no operativo, puesto que más allá de haber
comenzado, no ha concluido. Es más, en el periodo que estamos recortando,
es anterior a que al sujeto se le presente la instancia donde, o acepta, o
rechaza. En este momento no se trata de forclusión o preclusión, de que se
inscriba o no el significante-del-nombre-del-padre, ni siquiera de haber sabido
servirse de él, Juanito no ha llegado aún ahí.
Para ser claros, si aceptan el ejercicio mental que les proponemos, aunque
sabemos que el desenlace del proceso es el desarrollo de una estructura
neurótica, si consideramos lo recortado, está todo aún por verse, Juanito por
ejemplo podría nunca haber construido su metáfora paterna, es decir que a
esta altura hubiera podido tomador otro camino, del que efectivamente tomó.

Es oportuno explicitar nuestra postura en la lectura de la metáfora paterna, en


el Seminario 5 Lacan dice: “¿qué es lo que quiere, esa? Me encantaría ser yo
lo que quiere, pero está claro que no solo me quiere a mí. Le da vueltas a
32

alguna otra cosa.”29, hasta allí no hay algo que pueda objetarse pero acto
seguido dice: “A lo que le da vueltas es a esa X”, si se nos permite forzar contra
la voluntad explícita del autor, otra lectura, proponemos leer la X, como la
incógnita del Ser propio, este forzamiento más adelante nos será de utilidad
para poder pensar otras cuestiones. Por otra parte no es un gran forzamiento,
ya que en la página siguiente dice: “El niño, con más o menos astucia o suerte,
puede llegar a entrever muy pronto lo que es esa X imaginaria, y, una vez lo ha
comprendido, hacerse falo”30, primero la X es esa otra cosa que le anda dando
vueltas a la madre, luego el niño sin saber muy bien qué es esa X, se ubica a sí
mismo en ese lugar, hay allí un pasaje de una posición a otra en la lectura de
esa X. Nosotros adoptaremos la segunda posición, es decir que entenderemos
en este trabajo a esa X como el lugar donde se ubica el niño, esa X es el lugar
de la incógnita del deseo del Otro, el lugar de la pregunta por el Ser del niño.
Ambas están relacionadas, después de todo la pregunta por el Ser y por el
deseo del Otro, por el goce del Otro, en el fondo son una misma pregunta, si
tengo sed, entonces no soy agua31.

En el periodo del paraíso de la felicidad de Juanito, él encarna el objeto


imaginario que completaría a la madre (φ), es la etapa fálica primitiva de la que
habla Lacan en la clase Los tres tiempos del Edipo: a Juanito le basta y le es
suficiente con serlo, el falo, dirá Lacan. La pregunta es ¿para qué le basta?.
El triángulo imaginario madre-niño-falo no es solamente la ilusión que tiene el
niño de poder completar a la madre, es decir, hacer que la madre no desee
nada por tenerlo a él. Aquí DM en este tiempo es un A completo y sin tachar
desde la perspectiva del niño. Vamos un poco más allá, expresémoslo en otros
términos:

DM = DM o también podríamos escribirlo de la siguiente forma, A=A


φ X φ X

29
Lacan, J. (1957-1958), El Seminario. Libro V: “Las formaciones del inconsciente”, (p. 179),
Buenos Aires: Paidós.
30
Lacan, J. (1957-1958), El Seminario. Libro V: “Las formaciones del inconsciente”, (p. 180),
Buenos Aires: Paidós.
31
Umérez, O. (2003), Cuaderno de teóricos, Buenos Aires: Centro de Estudiantes de Psicología.
33

Juanito al identificarse al falo imaginario también elude unos cuantos


problemas.
Si simplificamos la ecuación, cualquiera de ellas, llegamos a la letra Freudiana
X=φ, es decir niño=falo, allí él sabe lo que es, sabe qué quiere el A, sabe cuál
es su deseo, la pregunta de la angustia, ¿Che voui? está bastante bien
obturada, es decir que podríamos empezar a pensar esto como su estructura,
pues regula el deseo y el goce.
También podríamos compararlo con lo que en el Seminario 3 Lacan llama
compensación imaginaria del Edipo ausente, porque por más que tengan sus
diferencias existen similitudes, funciona como una respuesta anticipada
imaginaria a la pregunta por el deseo, por un lado; y por otro en Juanito el
Edipo aún está ausente en esta etapa, no opera como estructura, pues en
Juanito aún no hay estructura neurótica, esta comparación ni es inocente, ni
casual.

En “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” Lacan


define a la psicosis como un proceso que comienza con la “cascada de
retoques del significante, de donde procede el desastre creciente de lo
imaginario (…) hasta que el significante y el significado se estabilicen en una
metáfora”32. Esa metáfora él la adjetiva como delirante, nos parece atinado
cortar una palabra antes la cita, porque esto es lo que le ocurrirá a Juanito, a
excepción de que él arribara a una metáfora fóbica, y luego veremos que tanto
el proceso Psicótico como el Edípico comienzan de forma semejante.

Un día Juanito sale a dar un paseo con su gobernanta por el Schönbrunn y


vuelve angustiado, en lugar de encontrar consuelo en su madre, se angustia
aún más, se angustia y no puede decir nada al respecto, “se trata de una
angustia que es aquí señal del desencadenamiento”33, tal vez por la aparición
del pene real, tal vez porque ese Wiwimacher y su goce le son ajenos, se ha
roto la simetría de la ecuación:

32
Lacan J. (1957-1958), De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, (p. 552),
en Escritos tomo 2, Buenos Aires: Siglo XXI (2003).
33
Schejtman F. y otros (2012), Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis, (p. 344), Buenos Aires:
Grama.
34

DM ≠ DM
φ X

Cae esa respuesta anticipada que proporcionaba el triángulo imaginario madre-


niño- φ, la angustia es producto de que φ ≠ X, entonces φ ya no alcanza para
responder la pregunta por el sujeto, ni por el deseo del Otro, ni por su goce,
esto se corresponde con la primera parte de la definición del proceso Psicótico:
se puede afirmar que ha comenzado la cascada de retoques del significante y
el desastre creciente imaginario.
El punto es que Juanito estaba definido hasta ese momento por Ser el objeto
que completaría a su madre y a su vez se completaba a sí mismo, todo eso
que era lo que más le gustaba, camelearla, se termina para él, porque ahora
debajo de su barriguita encontró algo que le interesa mucho, ese goce lo
expulsa del paraíso, no por estar prohibido, él hace caso omiso a la prohibición
y continua con su onanismo, él ya no entra en ese lugar que lo definía, él ya no
es solo φ para el Otro, pues también le gusta mucho jugar con su hacepipí,
este es el punto donde Juanito tiene sed, lo que implica que no es agua, y
entonces ¿Che voui? está frente a una mantis sin saber qué objeto es él. En
esa angustia muda hay un breve colapso del mundo.
El deseo en Juanito estaba claro, él deseaba el deseo de su madre, pero ahora
tiene a su Wiwimacher complicándole la vida, según Lacan: “Juanito le presta
efectivamente los mayores servicios, encarna realmente para ella su falo, y así
es mantenido en la posición de súbdito. Se encuentra sometido, (…) y esta es
la fuente de su angustia y su fobia”34.

En general podríamos decir que el pasaje del primer tiempo del Edipo al
segundo, no es sin angustia, no hace falta un padre castrador que encarne el
Dios del trueno, ni un padre que muerda bien, ni siquiera un padre,
simplemente que la identificación imaginaria con X=φ se quebrante, esto
implica un colapso del mundo, porque abre la pregunta, si no soy φ, entonces
¿qué soy? Este es el punto crítico que nosotros señalamos.
34
Lacan, J. (1957-1958), El Seminario. Libro V: “Las formaciones del inconsciente”, (p. 199),
Buenos Aires: Paidós.
35

Juanito atraviesa unas cuantas vicisitudes en su Edipo, puede pasar como le


ocurrió a él, o de otro modo, que el niño comprenda que su madre no solo lo
desea a él. Lo que le pasó a Juanito es que ya no entra más en ese lugar,
porque a él le interesan otras cuestiones, sea como sea, si no se rompe el
triángulo imaginario madre-niño-falo, el padre en lo simbólico, el Significante-
del-Nombre-del-Padre, continuará velado, como si el padre tocara la flauta,
diría Lacan.
Es esta la condición necesaria de la que hablamos líneas arriba, φ ≠ X, pues es
lógicamente necesario para que exista la posibilidad de que el Significante-del-
Nombre-del-Padre pueda ser inscripto, o no. Si no sucede el padre continúa en
lo simbólico velado, no hay chance ni de aceptar, ni de rechazar en el segundo
tiempo del Edipo, y para esto primero se debe atravesar la frontera del primer
tiempo.

Tal vez nos ayude a entender lo anterior, el aclarar, cómo es entendido en este
trabajo el Significante-del-Nombre-del-Padre enmarcado en la metáfora
paterna. Lacan dice que el padre interviene castrando a la madre, es decir, que
la madre deja de ser la encarnación de A pasando a ser Ⱥ, un Otro deseante,
deseante de algo que el niño no es, por esto el Significante-del-Nombre-del-
Padre lo pensamos como un objeto del mundo, distinto al Ser del niño, hacia el
cual la madre también dirige su deseo, y es justamente este deseo materno lo
que le da estatus de significante a ese otro objeto del mundo, esto es lo que el
niño acepta o rechaza, pero si aún se sostiene la simetría imaginaria X= φ, no
hay lugar para ese otro objeto del mundo y por tanto, ese otro objeto, no
adquiere el status de Significante-del-Nombre-del-Padre, es decir, eso que vía
metafórica se pone en relación a esa X, el lugar del sujeto.

Respecto de la pérdida que mencionamos anteriormente, sostenemos que en


el punto que destacamos (φ ≠ X), es donde se redobla la falta de objeto como
pérdida de objeto, siendo entonces esa pérdida causa de deseo y plus de
gozar, pues junto al objeto se pierde la verdad toda del goce absoluto, “tiene
que actuar una pérdida para que exista tanto la causa de deseo como el plus
36

de gozar, se pierden cosas diferentes del lado del plus de gozar se pierde el
goce absoluto del sexo, del lado de la causa del deseo se pierde la verdad toda
o la verdad como absoluta”35.
La falta aquí es pensada como falta de naturalidad de la sexualidad humana y
del objeto. No se goza del objeto en sí, sino que de lo que se goza es de la
posesión de este objeto, afirma la Dra. Diana Rabinovich.
Para ser causa y plus, el objeto que faltaba, debe aparte ser perdido. La
ruptura del triángulo imaginario madre=niño=falo, hemos visto casi hasta el
hartazgo, implica que se rompa la identificación del niño con φ.
Cuando esta se quebranta ¿qué se pierde?.
Se pierde el Otro al que el niño completaba, se pierde a sí mismo como objeto
del deseo del Otro, pero sobre todo se pierde la existencia de la verdad toda
del goce absoluto, es decir, la equivalencia φ=X.
Juanito pierde eso donde confluía su deseo y su goce.

Según el Dr. Alfredo Eidelsztein, “la metáfora paterna sirve para distinguir la
encarnadura del Otro, que puede ser la madre, el padre, cualquiera… del A
como orden simbólico (…) algo así como que nadie es Dios, porque si alguien
es Dios y Dios quiere que te conviertas en mujer, te convertís en mujer como le
paso a Schreber”36.
Sería problemático hablar de estructura neurótica a lo largo de todo el caso
Juanito como también lo sería hablar de estructura psicótica o perversa en la
diacronía completa, más bien el historial del pequeño Hans parece estar
mostrándonos una construcción. Si se nos permite suponer una estructura en
lo preedipico, lo que ocurre con Juanito es que parte de una estructura hacia
otra estructura, va de la existencia de Dios a su castración, va de a A hacia Ⱥ.

Sea que ubiquemos ese punto nodal donde lo sitúa Lacan, en el segundo
tiempo del Edipo, o donde lo situamos nosotros, en el pasaje del primer al

35
Rabinovich D. [UNABTV]. (2013/08/08), Seminario Internacional: "La teoría del objeto en
psicoanálisis", Día 1 parte 4, UNABTV, Santiago, Chile. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=128tIgnoI4c
36
Eidelsztein, A. [Alfredo Eidelsztein]. (2018/06/28), ¿Cómo trabaja un psicoanalista?, (min. 37 a 40),
Seminario internacional, Centro Psicoanalítico de Chile, Santiago, Chile. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=jmg9334gSto
37

segundo tiempo, hasta que el Edipo no concluya, no podemos pensarlo como


operativo y esta es la razón de la división que efectuamos. En la fobia de Hans
ya es operativo el Edipo, pues esta es producto de su atravesamiento, por otra
parte en el periodo que nosotros hemos denominado preedípico (mas allá de
que la novela edípica haya comenzado hace rato), no es efectiva la perdida,
pues lo que opera como estructura, es el triángulo madre=niño=falo, lo que
podemos expresar de otro modo como: la existencia de la verdad toda del goce
absoluto. Esto último no difiere de la estructura perversa, allí Juanito sabe que
es para el Otro, sabe respecto del deseo y el goce del Otro, encarna al falo dirá
Lacan, y nosotros agregamos que esto aúna deseo y goce. Juanito primero
cuenta con una estructura donde no hay división subjetiva, él en ese momento
lógico, no está dividido entre el deseo y el goce, hay un Otro completo, existe la
verdad toda del goce absoluto, su estructura de partida en el marco de su
proceso edípico es perversa S(A).

Entonces Juanito va desde S(A), perversión, hacia una estructura neurótica


$(Ⱥ), pues la mandíbula del caballo nos muestra el punto donde divergen el
goce y el deseo, es decir que ya no existe la verdad toda del goce absoluto,
queda dividido entre ser o no ser el falo de la madre, es decir que su madre sea
Otro u Ⱥ.

La función de la Metáfora Paterna

“Les hablo de la metáfora paterna. Espero que se hayan dado cuenta de que
les estoy hablando del complejo de castración. No porque les hable de la
metáfora paterna les estoy hablando del Edipo”37, así Lacan da comienzo a su
segunda clase sobre los Tres tiempos del Edipo en el seminario 5,
homologando la metáfora paterna con el complejo de castración, aclarando a
su audiencia la función que la metáfora paterna tiene en el Edipo, y en
definitiva eso es la metáfora paterna, una función, una función
lógico/matemática:

37
Lacan, J. (1957-1958), El Seminario. Libro V: “Las formaciones del inconsciente”, (p. 203),
Buenos Aires: Paidós (1999).
38

NP . DM = Ⱥ
DM X φ

O también podríamos escribirla de la siguiente forma:

NP . DM = ɸ
DM X

Pasando de que lo que el Otro quiere es el objeto imaginario al Falo simbólico


Ⱥ=ɸ
φ

Si simplificamos la fórmula, los DM se cancelan entre sí:

NP . DM = ɸ => NP= ɸ
DM X X

Allí hemos llegado a la simplificación de la Función Fálica, pero aún nos resta
tomar un supuesto, que el Significante-del-Nombre-del-Padre, que Los-
Nombres-del-Padre, pueden estar inscriptos y el sujeto se ha sabido servir de
eso, y que esto no varía, es decir que es una constante, en contraposición a
una variable. Entonces si eso es fijo, podemos reemplazarlo por un número
cualquiera de los números reales, en este caso y por cuestiones prácticas
tomaremos el número 1, pero el resultado sería igual en todos los casos, una
constante dividida por una incógnita, X:

1= ɸ
X

Esta función es ahora graficable:


39

Recordemos aquí la definición de falo que Lacan explicita en Escritos II: “El falo
aquí se esclarece por su función. El falo en la doctrina freudiana no es una
fantasía, si hay que entender por ello un efecto imaginario. No es tampoco
como tal un objeto (parcial, interno, bueno, malo, etc...) en la medida en que
ese término tiende a apreciar la realidad interesada en una relación.
Menos aún es el órgano, pene o clítoris, que simboliza. Y no sin razón tomó
Freud su referencia del simulacro que era para los antiguos.
Pues el falo es un significante, un significante cuya función, en la economía
intrasubjetiva del análisis, levanta tal vez el velo de la que tenía en los
misterios. Pues es el significante destinado a designar en su conjunto los
efectos del significado, en cuanto el significante los condiciona por su presencia
de significante”38. “El falo es el significante privilegiado de esa marca en que la
parte del logos se une al advenimiento del deseo”39.

Teniendo en cuenta esta definición, proponemos que en el marco de este


trabajo a la función que derivamos de la metáfora paterna, la llamemos Función
Fálica (no estamos haciendo uso matemático del término derivada en este
caso), en su gráfica, se pueden articular varios conceptos cuyas relaciones ya
estaban explicitadas anteriormente por diversos autores, pero dispersas sin
una relación directa entre sí.
38
Lacan J. (1958), La significación del falo, (p. 657), Escritos, Tomo II, Buenos Aires: Siglo XXI (2003).
39
Lacan J. (1958), La significación del falo, (p. 659), Escritos Tomo II, Buenos Aires: Siglo XXI (2003).
40

Esta es una función que cuenta con dos asíntotas, una horizontal y otra
vertical, esto es así independientemente del valor del numerador. Ambas
asíntotas coinciden con los ejes de abscisas y ordenadas. Al número 1 que
ponemos en lugar del Significante-del-Nombre-del-Padre, se lo ha elegido así
porque el inconsciente es descripto muchas veces como un enjambre de unos,
haciendo alusión a “lo uno” en su pura diferencia respecto de los otros, “uno-
entre-otros”40.
Si consideramos que la X de la metáfora paterna, es la incógnita del Ser, del
deseo, del goce, entonces las curvas son las respuestas que otorga dicha
Función Fálica, a estas preguntas.
Ese conjunto de respuestas anticipadas, en nuestra gráfica, podrían ser
llamadas curvas simbólico-imaginarias, por un lado son el resultado de la
Función Fálica, que es simbólica, y por otro, no solo es que representan la
imagen de la función (matemáticamente hablando), sino que también, dada la
definición de Falo antes citada, este es un significante que regula la cadena y
los efectos de significación imaginarios. Las curvas son el resultado de la
función significante, son la respuesta anticipada a la incógnita del Ser,
respuesta hecha de sentido, imaginarias, es decir un producto de lo simbólico.

Anteriormente mencionamos que la función tiene dos asíntotas, una horizontal


y una vertical, ambas asíntotas se superponen con los ejes X e Y en la Función
Fálica que corresponde a la estructura neurótica, veremos más adelante que
esta superposición se da solo en la Función Fálica.
¿Cómo pensar a los ejes y las asíntotas? El esclarecer lo uno, nos ayudará a
esclarecer lo otro.
Podemos ir anticipando que el vertical Y lo vincularemos al deseo y el
eje/asíntota horizontal X lo vincularemos al goce, esto no es indistinto, porque
las propiedades de ambos no son iguales, esto último ya lo ampliaremos
cuando analicemos el dominio y la imagen de la función.

40
Lacan J. (1972-1973), Seminario XX Otra vez, Clase del 26/06/73, Versión Critica: edición de Ricardo
Rodríguez Ponte, Buenos Aires: EFBA
41

Por un lado el concepto de asíntota implica una convergencia hacia un punto


sin llegar nunca a él, esto es fácilmente relacionable con el concepto de deseo,
pues el deseo es deseo de otra cosa, aunque esto no nos dice mucho, al
menos respecto de dónde ubicar al deseo, pues el eje X e Y cumplirían con
dicha condición, ambos se superponen con las asíntotas, pero como dijimos en
el párrafo anterior no es indistinto que sea el eje horizontal X o el vertical Y.

Diana Rabinovich afirma que “el deseo inconsciente, incluso el deseo del otro
con minúscula, marca redes y senderos, y actúa como una barrera frente a ese
producto tan escurridizo que huye del significante que es el goce. Incluso, hay
que destacar la presencia en Lacan del término de barrera. (...) Para Lacan esa
barrera que defiende frente al goce es el deseo que pone un límite a ese
goce”41, es importante allí el “defiende”, pues si el deseo es una defensa contra
el goce, donde la defensa falla, hay goce, pero donde la defensa no falla no
existe el goce, esto sería pensándolo como goce todo, goce extremo, infinito.
Este modo de pensarlo en términos absolutos nos brinda las coordenadas para
leer las asíntotas y los ejes.

Esta defensa se puede observar en las relaciones que marcan las curvas entre
abscisas y ordenadas. Si seguimos alguna de las curvas, veremos que marcan
la relación entre el deseo y el goce que es inversa: cuando aumenta el deseo,
disminuye el goce y cuando el deseo mengua, aumenta el goce; aunque
todavía no hemos situado estos conceptos, inferimos que uno de ellos lo
ubicaremos en el eje vertical y el otro en el horizontal, entonces nunca, ni el
deseo ni el goce llegan a ser cero y esto es lo esperable, porque si el goce
fuese cero, el deseo debería ser infinito y viceversa, si el goce fuese infinito el
deseo sería cero; dicho de otro modo, ni deseo, ni goce llegan nunca a adquirir
valores extremos como el cero o el infinito.

El deseo como barrera es lógicamente posterior al goce, esta relación lógica es


algo similar a lo que Freud escribe en I.S.A. respecto de la angustia señal.

41
Rabinovich, D. (2005), Desgravado de clases, Teórico N°11, Psicoanálisis: Escuela Francesa Cat. I,
Martes 21-06-05, Facultad de Psicología, UBA. Inédito.
42

“El goce de Das Ding deja como secuela el camino desiderativo”42, por otra
parte el goce lo pensamos del lado de la pregunta ¿Che vuoi?, el enigma de
esta pregunta, es representado por la X, es decir las abscisas, el eje horizontal,
la respuesta está del lado de la Y, matemáticamente hablando variables
dependientes e independientes, es por ello que ubicamos la dimensión de goce
en el eje de las X y la respuesta a ello, la defensa, es decir el deseo, lo
ubicamos en el eje de las Y. Más adelante añadiremos otro motivo para nuestra
decisión de ubicar en la asíntota vertical, o eje Y, al deseo y en la horizontal, o
eje X, al goce.

Podemos ahora comenzar a incluir el articulador de estos dos conceptos,


deseo y goce. Para ello tomaré dos citas del libro Clínica de las Impulsiones, de
Diana Rabinovich, por un lado dice: "Entonces en torno a ese agujero central,
ese vacío central, de la Cosa, donde el sujeto estructura, en relación con esa
satisfacción de borde, "una logística de la defensa" en la pulsión, logística que
corresponde a las diversas posiciones subjetivas frente al goce pulsional"43; en
la segunda cita, afirma que: "Deseo y goce, deseo y pulsión se presentan pues
teniendo como bisagra esa doble articulación del objeto a, por un lado como
función de causa del deseo, por otro con la función del plus de gozar"44. Vale
aclarar que a la altura del seminario 7, Lacan define goce como satisfacción de
una pulsión, pero a la altura del seminario 20 se goza de los significantes, pues
el significante es causa de goce, causa material, causa formal, causa final y
causa eficiente, dice Lacan en la clase del 19/12/72.
El profesor Umérez lo resumiría diciendo “la pulsión oral no se satisface con el
churrasco, sino con la carta”45.
Entonces hay una satisfacción de borde, que tiene función de defensa y nos
mantiene a “cierta distancia de las vecindades de La Cosa”46, mediante el
camino desiderativo, que no es otro que el camino del significante y la
significación, es decir de ɸ (aunque este no sea el único camino). Esa es La

42
Rabinovich D., Ficha de cátedra Goce y Das Ding, Ficha de Cátedra,
Psicoanálisis: Escuela Francesa Cat. I, Facultad de Psicología, UBA. Inédito.
43
Rabinovich, D., Clínica de las Impulsiones, Editorial Manantial, P. 101
44
Rabinovich, D., Clínica de las Impulsiones, Editorial Manantial, P. 7
45
Umérez, O. (2003). Cuaderno de teóricos. Buenos Aires: Centro de Estudiantes de Psicología.
46
Rabinovich D., Ficha de cátedra “Escuela Francesa”, Goce y Das Ding, Inédito.
43

Cosa que en Lacan es llamada objeto a, que es la bisagra del deseo y el goce,
o dicho de otro modo, causa de deseo y plus de gozar. Situaremos en la
intersección de ambos ejes, eso que a la altura del seminario 10 es lo que “no
debe aparecer. Esto es el a, el resto aborrecido del Otro”47.

Pero si lo antedicho no es considerado suficiente, podremos añadir aún más


motivos para ubicar en esas coordenadas al objeto a, en el origen (0;0).
Del conjunto infinito de Reales, ese punto (0;0) es el único que no aparece en
la función, el cero es el único número que no pertenece ni al dominio de la
función, ni a su imagen, ambas están definidas para todos los números reales a
excepción del 0. Dicho de otro modo, teniendo en cuenta nuestra Función
Fálica 1/X=ɸ, cualquiera sea el número que pongamos en el numerador, en
este caso 1, si lo dividimos entre 0, el resultado es indeterminado, es decir que
la función no da respuesta, y por otro lado, sea X cualquier número real, nunca
va a arrojar como resultado 0, es decir que el punto (0;0) queda por fuera de la
función simbólica y se recorta de los números reales, allí es donde se
desdibujan las coordenadas del sujeto, allí el deseo y el goce se disparan al
infinito y al mismo tiempo colapsan en la nada. En nuestra ecuación 1/X= ɸ, el
(0;0) es el objeto a, lo que queda por fuera de lo simbólico, el punto de angustia
en el sentido de angustia automática, la angustia que desencadena, donde no
hay respuesta simbólico-imaginaria, la estructura neurótica cuenta con una
función defensiva eficiente, la Función Fálica que regula deseo y goce, velando
el objeto que es también objeto de angustia, esta es la función de las asíntotas,
esto se advierte en las curvas de la función, a medida que nos acercamos al
punto (0;0) por un lado, nos alejamos más por el otro. Siempre se mantiene
cierta distancia del origen, de las vecindades de La Cosa.

En la neurosis, podremos gozar del significante como sostenía Umérez; de lo


imaginario, por ejemplo del Yo en las caracteropatías -y también en la vida
cotidiana más o menos saludable- como sostiene Rabinovich en Clínica de las
impulsiones, pero de lo que no gozamos es del objeto a, Lacan utiliza el

47
Lacan J. (1962-1963), El Seminario. Libro X, La angustia, (p.133), Buenos Aires: Paidós.
44

término usufructo48 pues se goza del derecho sobre el objeto pero no del objeto
en sí. Muy bien protegida que está esta estructura, hemos escuchado a
algunos docentes decir que él afirmaba que a sus neuróticos nada los
desencadenaba, ni siquiera el horror de la guerra, cosa muy verosímil para
nosotros, pero que desgraciadamente no encontramos esa afirmación por
ningún lado, ni en sus seminarios, ni en sus escritos; solo está aquí por su
verosimilitud y porque esperamos algún día encontrarla.
El objeto a en neurosis no aparece, al menos no sin un velo, pero tiene efectos,
es causa de deseo y es plus de gozar, como objeto de angustia aparece velado
por la Función Fálica.

La esperanza matemática de que aparezca el objeto a (que ubicamos en cero)


se calcula como un punto, el cero, dividido por el dominio de la función (los
números reales excepto el cero), esto es un conjunto infinito, quedaría así: 1/∞.
Tiende a cero, aunque el resultado no es cero sino que es una indeterminación,
es decir que existe una probabilidad no nula de que aparezca el a sin velo, con
lo cual esto puede acontecer, aunque nunca ocurra porque su probabilidad
tiende a cero. Ya veremos que esto será distinto en la estructura psicótica.

A esta altura, hemos transformado una simple gráfica en esquema al poder


ubicar las coordenadas del sujeto y sus relaciones:

48
Lacan J.(1972-1973), Seminario XX Otra vez, Clase del 21/11/72, Versión Critica: edición de Ricardo
Rodríguez Ponte, Buenos Aires: EFBA.
45

Habíamos pensado a la X como el lugar del sujeto, que es sujeto de deseo y


también sujeto de goce, como el lugar de la pregunta, la Función Fálica es la
que da una respuesta anticipada a dicha pregunta, vinculándose de ese modo
con el fantasma.
46

Por el lado del desencadenamiento

Anteriormente dijimos que íbamos a añadir un motivo más que dé soporte a


nuestra deducción que vincula al deseo con el eje vertical y al goce con el
horizontal y este punto merece su apartado propio.
En “De una cuestión preliminar…” Lacan afirma que “para que la psicosis se
desencadene, es necesario que el Nombre-del-Padre, verworfen, precluido, es
decir sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en oposición
simbólica al sujeto. (…) por el agujero que abre en el significado, inicia la
cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre
creciente en lo imaginario”49.

Si bien la metáfora paterna existe en la estructura neurótica y esto también


implica no solo que el Significante-del-Nombre-del-Padre está inscripto, sino
que aparte el sujeto se ha sabido servir de él, sería interesante pensar qué
pasaría en nuestra fórmula, con la Función Fálica, si el Significante-del-
Nombre-del-Padre por algún motivo y en algún momento faltara, es decir, sea
puro agujero, un conjunto vacío, cero:

Ø . DM = Ø
DM X

49
Lacan J. (1957-1958), De una cuestión preliminar…, (p. 551), en Escritos tomo 2, Buenos Aires: Siglo
XXI (2003).
47

Las curvas colapsan sobre el eje que denota el goce, no hay aquí caminos
desiderativos al menos que cumplan su función defensiva, la única respuesta
es goce, no hay deseo en ese momento lógico, solo goce.
Sería una respuesta del lado de la psicosis por faltar el Significante-Nombre-
del-Padre, esto puede ser ejemplificado con el paciente de Katan que Lacan
toma en la clase 5 del seminario 3. Este hombrecito estaba identificado con su
amigo, esa identificación imaginaria mantenía compensado al sujeto. El
problema comienza cuando la chica que a ambos les gustaba, lo elige a él, el
hombrecito queda perplejo, Lacan dice: “Este hombrecillo había comprendido
aún menos que nosotros. Chocaba ahí con algo, y faltándole por entero la
clave, se metió tres meses en su cama, como para ubicarse. Estaba en la
perplejidad”50.
¿Qué es lo que ocurrió allí?
La identificación imaginaria con su amigo lo mantenía compensado, es decir
que cumplía una función estructural, le proporcionaba una prótesis, señalaba
como deseado a un objeto imaginario i(a), los problemas comienzan cuando
ese objeto deja de faltarle, cuando esa señorita lo elige a él.
En la prepsicosis el problema no sería tanto la inexistencia de deseo como se
suele escuchar, porque lo hay. Sino más bien el asunto está en el cumplimiento
de deseo, pues puede que el deseo no se relance.

50
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 289), Buenos Aires: Paidós.
48

Podemos intentar escribir la estructura prepsicótica como un matema: $(A-i(a)),


pues en la estructura psicótica como en la prepsicótica hay un Otro que
está completo, de allí el problema con el relanzamiento de deseo. Lo que
le falta es ortopédico: existe un objeto imaginario vinculado al deseo,
pero no es el objeto causa de deseo, pues no se encuentra detrás, sino
delante, no es el a, sino que es un objeto del mundo, imaginario, por eso
la consumación, el cumplimiento de deseo puede ser problemático.
Este objeto de deseo no está perdido o, dicho de otro modo, puede ser
reencontrado.
Si bien hay Otro completo, en nuestro matema hay una suerte de falta. Tanto si
los mecanismos de compensación son imaginarios -por ejemplo
identificaciones-, o simbólicos -efectos de verdad o efectos de nominación-, lo
que se sustrae es imaginario, o bien por estar señalado por la identificación, o
bien por ser la resultante de la lógica significante que lo denota, por tanto lo
expresamos como un i(a) que se resta.
Podríamos en lugar de nuestro i(a), haber restado φ, esto se asemejaría a una
de las formas de escribir el resultado de la metáfora paterna A/φ, en este caso
puestos en relación directa, conjugados, y no separados por una resta, que
como veremos más adelante divide en términos la ecuación.
También podríamos haber elegido a’ como objeto imaginario, sin embargo,
podemos suponerlo incluido en el i(a), “para ver donde se fija verdaderamente
la punta del deseo, para hacer "función", basta una mancha para hacer
"función" de lunar”51 dice Lacan, respecto del i(a), en esa imagen gestáltica
i(a), el a’ es el lunar que tiene función.
También según Diana Rabinovich, el i(a) no solo se relaciona a su propia
imagen especular, sino que allí se encuentra el a y conserva su capacidad de
ser núcleo aglutinante de goce52, dicho de otro modo, hay cierta regulación del
goce y por tanto del deseo53. En definitiva, restamos el matema i(a) porque lo
consideramos más amplio que a’ o φ.

51
Lacan J. (1962-1963), Seminario X, La angustia, Clase 19, Versión Psikolibro. Inedita.
52
Rabinovich D., Clínica de las Impulsiones, Editorial Manantial, Capitulo 2??
53
En la última relectura que realizamos de este trabajo, nos pareció atinado señalar sin desviarnos de la
cuestión, que en la estructura neurótica, mediante la Función Fálica 1/X= ɸ es el deseo el que regula al
goce, mientras que en la estructura prepsicótica $(A-i(a)), al estar el Otro completo y no haberse
construido la Función Fálica, quizás no funcione de igual modo, inclusive podría pensarse por ejemplo,
49

En esta estructura el problema podría pensarse como que el deseo, no es


deseo de otra cosa y la consumación podría dejar al sujeto desprovisto de
deseo, ahí es cuando el Nombre-del-Padre es llamado en oposición simbólica
al sujeto, pero no hay respuesta alguna. El correlato fenomenológico de esta
extinción de deseo es la perplejidad.

Allí el sujeto experimenta el agujero en la estructura significante, el libreto


imaginario que le proporciona la identificación a su amigo queda caduco ante
ese suceso y junto con el deseo, lo que también se extingue es el camino
desiderativo, es decir que momentáneamente y en la perplejidad, podemos
pensar a la metáfora y a la metonimia como suspendidas, es decir un sujeto
presa del goce.

Desde Freud podríamos pensarlo como angustia automática, es decir un


exceso de energía psíquica suelta que inunda, que anega el aparato psíquico,
inutilizándolo, de allí que no puede dar respuesta; aunque si fuesen lo mismo,
Lacan nos hubiese remitido a esta idea, en lugar de decirnos que tomemos al
pie de la letra eso que describe como llegar al pie del agujero. Por más que nos
sea difícil explicitar la diferencia, por ambos caminos llegamos al mismo lugar,
a la ausencia de metáfora y metonimia o al anegamiento del aparato psíquico.

Aquí es necesario aclarar que esto, ni ocurre en todos los


desencadenamientos, ni en todos los brotes, es más, puede que ocurra pero
sin ser destacable en el relato de la biografía de una persona. También puede
que coexistan más de un mecanismo de compensación, por ejemplo, una
identificación imaginaria y un efecto de nominación.
Les proponemos un nuevo ejercicio mental, supongamos que el paciente de
Katan efectivamente estaba definido por Ser el sujeto que desea a esa chica,
ante la consumación, el resultado no sería muy distinto a lo que le pasó
efectivamente, queda desamparado frente a la mantis.
Pero ahora supongamos que no solo se mantiene compensado por la
identificación con su amigo, sino que le gusta escribir, como a Joyce, pero sin

que la estructura $(A-i(a)), regula primero al goce y esto actúa sobre el deseo, al contrario de lo que
sostenemos para la estructura neurótica.
50

tantas aspiraciones, aunque convocándolo apasionadamente, podríamos


pensar que la consumación tal vez no hubiera tenido los efectos desastrosos
que tuvo. Sería muy verosímil pensar que esa pasión por su tarea, esa
dimensión proyectual, sostenga al menos un poco su deseo y entonces tal vez
el desenlace sería distinto, con esto lo que queremos hacer notar es que si bien
la consumación de deseo puede causar estragos, no estamos hablando de un
deseo cualquiera, hay una condición, este deseo debe ser el soporte de la
estructura del sujeto, algo así como la identificación de Juanito con φ en el
paraíso de la felicidad. Siguiendo este razonamiento, el paciente de Katan y
Juanito, no están tan lejos.

En el momento en que Juanito experimenta angustia muda, cuando vuelve del


paseo con su gobernanta y se enfrenta a su madre, podríamos decir que es el
momento en que “es necesario que el Nombre-del-Padre (…), sea llamado allí
en oposición simbólica al sujeto”, bueno, llamar lo llama pero no hay respuesta,
esto no se debe ni a la preclusión, ni a la forclusión, si no que al igual que el
paciente de Katan, él tampoco cuenta aún con la Función Fálica, cuyo
resultado sería que el Significante-del-Nombre-del-Padre advenga en relación a
la X que representa al sujeto en la metáfora paterna. Él justamente la está
armando en ese momento y éste es el punto donde es necesario que Juanito
relance su deseo, pues su deseo ya no pasa por ser el φ para A.
En ese punto hay una falta de respuesta simbólico-imaginaria, pero en un
segundo momento lógico sí la hay, se ve a sí mismo como bocado de ese Otro
que ella encarna y esto ya es un gran paso, su mundo se rearma, aunque sea
bastante tétrico.

En ambos casos, el paciente de Katan y en la angustia muda de Juanito, no


hay respuesta simbólico-imaginaria, y en parte es lo que vincula a ambos
sujetos. En ese momento están, si se nos permite decirlo así, en una suerte de
gris estructural. Juanito se encuentra en el momento en el que comienza a
estructurarse como neurótico, faltan pocos momentos lógicos para que
desarrolle su fobia, y el paciente de Katan se encuentra atravesando el viraje
de pre-psicosis (como lo indica Lacan) a psicosis.
51

A ese momento que podríamos llamar en ambos casos desencadenamiento, lo


señalamos por la falta de repuesta simbólico-imaginaria, es decir, que en el
lugar del Otro hay solo silencio, hay solo un puro agujero significante, lo cual
podríamos escribir de la siguiente manera: $( ). En ese momento al que
podemos adjetivar como lógico, hay una ausencia de tramitación, se anega el
aparato psíquico, no hay en este momento deseo ni del Otro ni deseo a secas,
que funcione como una barrera contra el goce.
Los dos, Juanito y el paciente de Katan, pasan por el mismo lugar, lo que les
ocurre a ambos es muy similar y si bien en nuestras hipótesis, casi que hemos
dejado de lado nuestra vieja intuición del destiempo del Edipo, el desarrollo nos
vuelve a plantear la misma incógnita y nos lleva a pensar que aquellos sujetos
que no pasan en la infancia por esa instancia donde no hay respuesta
simbólico-imaginaria ante el Otro, en una etapa de la vida aún inestructurada,
diría Lacan, al enfrentarse de adultos a este suceso, podrían ser que
comiencen los estragos subjetivos.
Tal vez ambos estén pasando por primera vez en sus vidas por ese lugar, la
diferencia es que a partir de pasar por allí, Juanito será capaz de relanzar su
deseo, no podemos afirmar lo mismo respecto del paciente de Katan.

Lacan marca una diferencia entre las estructuras psicóticas y neuróticas ante la
situación de la falta de significación. En el Seminario 3 señala que “en las
neurosis la significación desaparece por un tiempo, eclipsada, y va a anidar a
otro lado; mientras que la realidad aguanta bien el golpe”54, como contrapartida
en la estructura psicótica tenemos el “crepúsculo de la realidad que caracteriza
la entrada en la psicosis”55.

54
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 290), Buenos Aires: Paidós.
55
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 293), Buenos Aires: Paidós.
52

La parábola paterna y la hipérbola delirante

En De una cuestión preliminar… Lacan presenta su esquema i, referente a la


metáfora delirante del Presidente Schreber, se trata de una hipérbola, uno de
los motivos para que él la elija, según Alfredo Eidelsztein, es que la palabra
Hipérbola proviene de la palabra griega ὑπερβολή (exceso)56. Otro motivo son
sus asíntotas, F. Schejtman en Elaboraciones lacanianas de la psicosis dice
respecto de las asíntotas que “Schreber consigue el deseo asintótico del que
hablaba Freud”57.

Esta hipérbola es yuxtapuesta con el esquema R, también presentado en el


escrito antes mencionado, pero para poder superponer la hipérbola con el
esquema R, esta hipérbola debe ser previamente distorsionada, formando así
el esquema i.
La distorsión es la operación no topológica, que transforma una banda de
Moebius en un cilindro, alterando sus propiedades topológicas. Por un lado, la
banda de Moebius es una única superficie que cuenta con una sola cara y con
un solo borde que hace de límite (ambas propiedades se conservan en tres
dimensiones) y por tanto un solo agujero central. Sin embargo el cilindro no
tiene dichas propiedades, pues en tres dimensiones, cuenta con dos bordes
que lo limitan y con dos caras, aparte de otra propiedad topológica, cuenta con
dos agujeros centrales irreductibles.
Según Alfredo Eidelsztein, “la superficie topológica que Lacan utiliza para
entender la estructura neurótica es el Cross-Cap, este es una semiesfera
suturada por una banda de Moebius autoatravesada en su línea media, con
esta sutura, la semiesfera se transforma en una superficie cerrada, es decir que
existe un adentro y un afuera del Cross-Cap, delimitados y separados el uno
del otro”58, pero si dicha sutura de la semiesfera la realizamos con un cilindro,
obtendríamos otro resultado: una superficie abierta, sin un afuera y un adentro.
Esto se debe a dos motivos: el primero, es que el cilindro cuenta con dos
56
Si lo encuentro, buscar video de youtube o retirar cita.
57
Schejtman F. y otros (2019), Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis, Buenos Aires: Grama.
58
Eidelsztein A. [Bernardo Mateu]. (2017/03/12), Curso de Topología y psicoanálisis Clase 5 de 7, (min.
1:00:00 a 1:15:00), Apertura Sociedad Psicoanalítica, recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=7Bqe5PT0-Hg&t=2949s
53

bordes en lugar de solo uno como la banda de Moebius, y el segundo motivo


es que el cilindro tiene dos agujeros centrales irreductibles, por tanto, el
resultado será una superficie abierta.
Que el resultado sea una superficie abierta, explicaría algunos fenómenos
elementales como las intrusiones del pensamiento, voces, o pacientes que
refieren ser telépatas receptores, o como esa paciente de Winnicott, que
afirmaba que vivía fuera de su cuerpo y que este era una maquina difícil de
manejar, personas que afirman que le faltan órganos, por ejemplo el Dr. Valle,
usuario del Borda y también médico, que una semana dice que le falta el
corazón, otra el páncreas, etc. Podríamos añadir más fenomenología en este
sentido.

En el esquema i la falta de límites, se encuentra en el sombreado, que se


extiende al infinito por ser una representación de una estructura abierta,
mientras que el esquema R, es una figura transformable topológicamente en un
Cross-Cap. Pueden juntarse los triángulos S e I, hasta que sean sus puntos
infinitamente próximos, esa posibilidad está marcada por la línea punteada del
triángulo I, por otra parte la banda central R es una banda de Moebius, si se
observan sus lados están semitorsionados: m y M por un lado, e i e I por otro,
se indica de este modo la semitorsión, m, M e i, I, pues se unen en diagonal.

Pero se nos podría decir que el esquema i también tiene sus punto m, M e i, I
que se unen en diagonal, es decir si está presente la torsión moebiana, ¿por
54

qué no es una banda de Moebius? En primer lugar, la banda de Moebius tiene


un borde que hace de límite, es decir que es una superficie limitada, el
esquema i no está limitado pues lo sombreado se extiende hacia el infinito, y en
segundo lugar, la semitorsión que se puede apreciar es producida por la
distorsión que Lacan le aplica a la doble curva de la hipérbola para poder ser
yuxtapuesta con el esquema R y así ubicar como dice Lacan sus puntos
geométricos (los del esquema R), en el esquema i.

En resumen el esquema i es básicamente una hipérbola, nosotros aquí hemos


propuesto una gráfica para la neurosis, una parábola que deducimos de la
Función Fálica y tomaremos entonces la base del esquema i, es decir la
hipérbola.

Ambas estructuras geométricas son cortes de un cono, variando el ángulo del


corte se producen hipérbolas o parábolas, como se observa en la siguiente
figura:

Si el corte del cono se realiza con un ángulo igual o mayor al existente entre el
eje vertical del cono y su lado, pero menor al ángulo del lado del cono,
entonces este corte formará una hipérbola.
Si el corte se realiza paralelo al lado del cono, es decir, con el mismo ángulo
que hay entre el eje vertical y el lado del cono, este corte formará una parábola,
dicho de otro modo, ambas curvas (hipérbola y parábola) son derivadas de la
misma estructura, el cono vincula a una con otra.
55

Más adelante, el análisis matemático que hemos realizado a la parábola


podremos realizarlo en la hipérbola, pero primero es necesario dar otro paso.

La parábola también es la expresión en el plano cartesiano de la Función


Fálica. De la hipérbola propuesta por Lacan, nosotros podemos dar el paso
inverso y hallar su expresión aritmética:

x² – y² =1
a² b²

Lo primero a tener en cuenta es que en la metáfora paterna, los elementos


están vinculados por multiplicaciones, porque la división es otro modo de
multiplicar, es decir que podemos escribir la metáfora paterna del siguiente
modo:

NP. DM-¹ . DM . X-¹= ɸ

Esto es aritméticamente equivalente al modo tradicional de escribir la metáfora


paterna, la operación que articula, que pone en relación directa a los elementos
es la multiplicación y la división. Lo podemos ejemplificar con lo que sucede
con las conjugaciones verbales del español, podemos expresar nosotros y la
acción de caminar, diciendo caminamos. No podríamos afirmar que la suma o
la resta tienen iguales propiedades, pues en lugar de poner en relación directa,
lo que hacen es separar en términos la ecuación, quedando en este caso dos
puestas en relación distintas, es decir que parte la ecuación en: x²/a² por un
lado; y por otro en: y²/b². Ambas variables, x e y, no se articulan entre sí, o al
menos no lo hacen de forma directa.

Volviendo a la ecuación de nuestra hipérbola, los valores a y b, pueden ser


cualquier número real exceptuando el 0, pero debemos tener en cuenta que no
son variables, sino constantes, estos están relacionados con la excentricidad
de la hipérbola, es decir con cuánto se separan o acercan las curvas al origen
(0;0) y entre sí. Cuanto más grandes son las constantes más se alejan del
56

origen, cuanto más chicas son dichas constantes, más se acercan las curvas al
punto (0;0), pero no pueden adoptar el valor 0, siempre existe una distancia.
Hablamos de que se acercan o alejan, pero no es una relación asintótica, dada
una hipérbola esta distancia es fija, y es un segmento pues la distancia entre
los puntos más próximos es siempre mayor a cero.

Dado que podemos siempre colocar un punto más entre los extremos de un
segmento cualquiera, este está compuesto por infinitos puntos, todo segmento
lo está, porque sus puntos extremos no son infinitamente próximos, y esto es lo
que ocurre entre las curvas de toda hipérbola: sus puntos más cercanos al
origen delimitan un segmento compuesto por infinitos puntos.

Es preciso hacer aquí una aclaración, como mencionamos, la excentricidad de


la hipérbola depende de a y b que son constantes y las curvas están separadas
por un segmento. En la parábola no podremos usar este razonamiento, porque
la cercanía de las curvas a sus asíntotas depende de una variable, en lugar de
poder agregar un punto más entre la curva y la asíntota, sea la vertical u
horizontal, lo que ocurre es que se puede acortar la distancia entre la curva y la
asíntota, siempre un poco más, restando un punto. Tomemos por ejemplo la
asíntota vertical: en el límite en que X tiende a cero, las curvas se vuelven
infinitamente próximas a la asíntota vertical, y entre dos puntos infinitamente
próximos, no podremos colocar otro punto.

Si por lo antedicho inferimos que los valores de a y b no alterarían las


propiedades que consideramos elementales de la hipérbola, proponemos que
tanto a como b, sean 1, de esta forma la ecuación resulta más simple, porque
1² =1 y cualquier número dividido 1, es ese mismo número, de esta manera, la
ecuación de nuestra hipérbola queda de la siguiente forma: x² – y² =1.
57

En primer lugar es preciso destacar de la ecuación de la función de la hipérbola


(x² – y² =1) que las variables están elevadas al cuadrado, es decir, grado
segundo. Lacan se refiere a ello en De una cuestión preliminar… de la
siguiente forma: “Observemos por otra parte que nos encontramos aquí en
presencia de esos fenómenos que han sido llamados erróneamente intuitivos,
por el hecho de que el efecto de significación se adelanta en ellos al desarrollo
de ésta. Se trata de un hecho de un efecto del significante, por su grado de
certidumbre (grado segundo: significación de significación), toma su peso
proporcional al vacío enigmático que se presenta primeramente en el lugar de
la significación misma.”59, otro modo de pensar esto se puede inferir de lo
expresado líneas arriba, la operación aritmética que articula un significante con
otro es la multiplicación, entonces, X² es X multiplicado X, un significante que
se refiere a sí mismo, que no hace cadena, es una certeza.

59
Lacan J., (1957-1958). De una cuestión preliminar…, (p. 516), en Escritos tomo 2, Buenos Aires:
Siglo XXI (2003).
58

Volvamos nuestra atención al segmento de excentricidad, que se extiende del


punto A al A’. En la parábola habíamos ubicado al objeto a en el único punto
donde no hay respuesta de las curvas simbólico-imaginaria, el (0;0); sin
embargo en nuestra hipérbola es un segmento el que excede a la posibilidad
de respuesta simbólico-imaginaria, el [A, A’].
Habíamos pensado, en el apartado en el que se habló de la parábola, que la
posibilidad de que a aparezca desnudo, era una posibilidad no nula, pero que
tendía a cero, si seguimos el mismo razonamiento encontraremos un resultado
muy distinto, pues los números reales son un conjunto infinito y el segmento [A,
A’] aunque encuentre sus límites en los puntos A y A’, también es infinito. La
esperanza matemática de que aparezca el a se calcularía como ∞/∞, y esto es
indeterminado, es decir que está entre 0% y el 100% de probabilidad, si la
metáfora delirante es un punto de llegada donde observamos cierta estabilidad
del sujeto, este modo de pensarlo pareciera ni afirmarlo ni negarlo, no podemos
sacar de allí conclusiones.

Podemos errar aún más y preguntarnos sobre la relación de los ejes X e Y,


teniendo en cuenta al deseo como defensa contra el goce. Veremos que la
relación es directa en lugar de inversa, a medida que aumenta el deseo,
también lo hace el goce, lo cual sería erróneo, parece que no podemos usar
exactamente la misma lógica para leer ambos gráficos. Una lectura de los ejes
X e Y, tal y como fue realizada en la parábola nos conduciría a estos errores.
Quizás sería necesario desandar el camino que nos ha llevado a nombrar a los
ejes X e Y de ese modo y hacerlo teniendo en cuenta ciertos elementos que
ahora han aparecido, como por ejemplo el desdoblamiento de las asíntotas que
antes estaban yuxtapuestas a los ejes y los vértices de las curvas que son
puntos críticos, es decir de inflexión en las curvas simbólico-imaginarias.

Se había pensado al eje Y como la coordenada del deseo, por estar


superpuesto con la asíntota vertical, y al eje X se lo había pensado como el eje
del goce, por ser la variable vinculada a la pregunta ¿Che vuoi?, a la incógnita
del Ser, del deseo y del goce. Sí allí faltaba respuesta simbólico-imaginaria,
habría entonces angustia, es decir que el eje Y podría ser leído como el lugar
59

donde se formula la respuesta anticipada a la pregunta por el Ser, y el eje X es


la pregunta por el Ser, que solo se formula si no hay una respuesta anticipada
en el eje Y, el conjunto de valores que puede adoptar Y es lo que se denomina
justamente imagen.

Otra cosa destacable es que, mientras que en la parábola el dominio estaba


limitado por una asíntota a la cual la imagen tendía, en la hipérbola, el corte es
abrupto y es en un vértice, es decir que mientras que en la parábola nos vamos
acercando al límite en el mismo sentido (con pendiente de igual signo,
matemáticamente hablando) en la misma dirección, en la hipérbola llegamos al
límite del dominio en cierto punto identificable.
Pensémoslo del siguiente modo, si nos acercamos al vértice de la hipérbola, de
derecha a izquierda, en esa dirección llega un momento que no encontramos
otro punto más a la izquierda, sino que el siguiente punto en la curva ya se
encuentra a la derecha, hay un corte repentino, esto no ocurre en la parábola,
puesto que siempre habrá un punto más en la misma dirección. Mientras que
en la hipérbola hay un punto de inflexión en las curvas simbólico-imaginarias,
en la parábola siempre encontraremos un punto infinitamente próximo a otro
punto, manteniendo el sentido. En la hipérbola esto se cumple pero con dos
excepciones, una en cada vértice.

Es necesario aclarar que si bien Lacan toma la hipérbola para construir el


esquema I, nada dice de los vértices ni del signo de la derivada primera de su
función, pero en la clase 3 del seminario sobre la psicosis, refiriéndose a la
palabra en el delirio dice: “ambas formas, la más plena y la más vacía,
detienen la significación, son una especie de plomada en la red del discurso
del sujeto. Característica estructural que, en el abordaje clínico, permite
reconocer la rúbrica del delirio”60 (El destacado es nuestro).
Es ese detenimiento de la significación, lo ubicaremos en los vértices.

En matemáticas y también en economía, ese tipo de puntos, son llamados


puntos críticos, se definen por el cambio de signo de la derivada primera de la

60
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 53), Buenos Aires: Paidós.
60

función. Podríamos agrupar a grandes rasgos los valores que puede adoptar la
derivada primera de una de las ramas de nuestra hipérbola, en tres categorías:
las pendientes positivas (los valores de la imagen (Y) se van incrementando de
izquierda a derecha), las pendientes negativas (los valores de la imagen
decrecen de izquierda a derecha) y los puntos donde las pendientes son 0 o ∞.
Cuando encontramos esos valores en las pendientes (0 o ∞), sabremos que
estamos en un punto donde cambia el signo de la derivada primera de la
función (es decir su pendiente), tal vez quede más claro si lo graficamos:

Entonces el vértice A y el A’ en nuestra hipérbola son puntos críticos, no solo


cambia el sentido, puntualmente se detiene, no hay otro punto lindante con el
mismo sentido, es decir que se corta y cambia. Así como en matemáticas
necesitaríamos al menos dos puntos para poder calcular la pendiente; para que
exista sentido, psicoanalíticamente hablando, necesitamos un significante que
se articule a otro, en nuestro modelo, esto no ocurre en los puntos críticos, el
significante aparece aislado, solo articulado a sí mismo, es la significación en
grado segundo de la que habla Lacan en De una cuestión preliminar…
61

Parecería ser un punto similar al que arriba el paciente de Katan, del cual
Lacan comenta: Chocaba ahí con algo (…) un mínimo de sensibilidad (…)
permite palpar algo, la sensación que tiene el sujeto de haber llegado al borde
del agujero61. La diferencia con el paciente de Katan es que a él le faltaba por
entero la clave y aquí pareciera que no es así, porque hay una respuesta que
puede tener forma de fenómeno elemental, estos son los puntos críticos que
limitan el agujero, son significantes desencadenados, la palabra plena y la
vacía detienen la significación. Este tipo de fenómenos donde la significación
se detiene, son los que podemos ubicar allí en los puntos A y A’ que tienen
pendiente infinita.
Más adelante retomaremos este punto y lo ejemplificaremos.

Habíamos dicho que era problemático leer los ejes de la hipérbola en los
mismos términos en que fueron leídas en la parábola, también mencionamos
que F. Schejtman en Elaboraciones lacanianas de la psicosis dice respecto de
las asíntotas que Schreber consigue el deseo asintótico del que hablaba Freud.
Claudio Godoy da un paso más, él dice que: “el goce transexualista se
relaciona con la función del Ideal que pone un límite asintótico al agujero de Po
(…) no ubica aquí un exceso sino más bien un límite”62.
Por otra parte Diana Rabinovich afirma que el deseo inconsciente, incluso el
deseo del otro con minúscula, marca redes y senderos, y actúa como una
barrera frente a ese producto tan escurridizo que huye del significante que es el
goce63, entonces sería oportuno hacer notar que esos puntos críticos, A y A’,
son de la infinita curva hiperbólica, los que más alejados se encuentran de las
asíntotas y si allí ubicamos al deseo, estos puntos no serían solo de detención
metonímica y metafórica, sino que también esperaríamos encontrar ahí el
punto de mayor goce del sujeto.
Por otra parte habíamos visto a A y A’ como los límites de las curvas simbólico-
imaginaria, o dicho de otro modo, puntos que limitan el agujero en la estructura
significante. Es decir que esos puntos de detención de la significación,

61
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 289), Buenos Aires: Paidós.
62
Schejtman F. y otros (2012), Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis, (p. 169), Buenos Aires:
Grama.
63
Rabinovich D. (2005), Desgravado de clases, Teórico N°11, Escuela Francesa, 21-06-05, Inédito.
62

podríamos pensarlos como una suerte de defensa, si se nos permite,


relacionada con el concepto de angustia señal.

También se había pensado al deseo como lógicamente posterior al goce, si en


el proceso psicótico el experimentar el agujero en la trama significante lo
pensamos como punto de partida y el deseo asintótico lo tomamos como punto
de llegada, podemos ubicar un momento intermedio: el primer límite al agujero
en el momento del restablecimiento de cierta lógica del mundo, en esa palabra
que, tanto por plena como por vacía, detiene la significación evitando que el
sujeto llegue al punto donde la pregunta se formula sola ¿Che voui?, el punto
en que se es tragado por la falta de significante.

Aquí es preciso hacer un par de aclaraciones, en primer lugar que el hecho de


ser tragado por el agujero de la estructura significante, la perplejidad, que
situamos como punto de partida, no es lo mismo que el aplanamiento afectivo,
o melancolía, o retracción libidinal, estamos aquí ante dos conceptos de orden
distinto. Muchas personas que han pasado o están atravesando el proceso
psicótico, es decir que estuvieron o están locos, refieren que en el comienzo de
su locura han tenido una suerte de “depresión”, Schreber decía que su deseo
de vivir estaba en permanente bancarrota, pero también hemos conocido otros
sujetos que estando locos, no hacen referencia a depresiones o melancolías,
con lo cual esto parecería entrar en conflicto con las ideas planteadas al
principio del párrafo, pero no es así, dado que creemos que estas depresiones
o melancolías, ya forman parte del restablecimiento del mundo y son de orden
fenomenológico, mientras que el experimentar el agujero en la estructura
significante, lo consideramos un momento lógico, su dimensión cronológica
puede tener la duración de un instante, fenomenológicamente podría ser leído
como poco relevante por el propio sujeto en el relato de su biografía: aquella
tarde me sentí un poco mal, en el trabajo fui al baño y me quede allí un rato
sentado en el inodoro, sentía raro. Esa poca importancia en la narración de su
historia, que inclusive puede leerse como algo anecdótico, en nuestra opinión
no le restaría su carácter de punto de partida del proceso psicótico.
63

Nos inclinamos a creer que como tiempo lógico, no solo podríamos pensarlo
como algo que lleva al sujeto a meterse tres meses en su cama, como para
ubicarse64 , también podría ser pensado como algo sincrónico, pues un
momento lógico, que puede ser instantáneo o prolongarse en el tiempo.

Nosotros proponemos que los vértices tienen una función, limitar el agujero del
enjambre significante65. Podemos verlo en Schreber (haciendo una lectura muy
heterodoxa). Él pasa primero por una etapa en la que decía que pronto moriría,
que su cerebro estaba reblandecido, luego tiene certeza respecto de las
intenciones de Flechsig, él quiere abusar sexualmente de él, y punto culmine
de la serie, por un lado la certeza de la inmortalidad premasculatoria (él es
inmortal mientras se está emasculando), que contradice su previa certeza de
que pronto moriría y por otro lado la certeza de que se está emasculando para
ser la mujer de Dios. Ambas certezas, la inmortalidad y la emasculación, dan
soporte a su construcción delirante, su tarea mesiánica, es decir, las asíntotas
del deseo, pero la certeza como tal la encontramos desde el comienzo. El
restablecimiento del mundo comienza con una certeza que luego va/podría ir
deviniendo en otra/s.

Antes de seguir, aclaremos aquí que estos puntos de detención, de


significación al cuadrado pueden ser dos o tres, muchísimos, o simplemente
uno; y que no en todos los casos culminan de este modo, formando un sistema
delirante que converja asintóticamente hacia el cumplimiento de deseo, este es
el punto de llegada. Más adelante lo ilustraremos con los dichos de algunas
personas con quienes he tenido contacto.

Pasémoslo en limpio, creemos que el deseo como asintótico está anclado y


soportado por estos puntos de detención del sentido, que hacen de frontera
respecto del agujero de la estructura significante. En los vértices, puntos de
pendiente infinita, ubicamos las certezas, las verdades del sujeto y en la
opinión de Diana Rabinovich donde sea que el sujeto encuentre su verdad, la

64
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 289), Buenos Aires: Paidós.
65
Lacan J. (1972-1973), Seminario XX Otra vez, Clase 13, Versión Critica: edición de Ricardo Rodríguez
Ponte, Buenos Aires: EFBA.
64

cambia por el objeto a66, en estos casos es una verdad toda, pues allí la
pendiente, es decir, el sentido es infinito.

Otro modo de pensarlo, en la opinión de Alfredo Eidelsztein, cuando el nombre-


del-padre falla lo que ocurre es que el deseo cae, que no hay deseo67 y
recordemos que según Diana Rabinovich el deseo es una barrera contra el
goce, entonces nos es válido pensar que esos vértices están limitando el
agujero en la estructura significante, son el punto de mayor goce del sujeto, un
punto lindante con la angustia. Este coto, esta frontera con lo real, en la
estructura neurótica es construido por la metaforización del significante-del-
nombre-del-padre, mientras que en la locura, ese límite se encuentra, en
principio, en los puntos de detención del sentido, las palabras más plenas o
más vacías.
Es decir que podríamos pensar a los vértices como una estructura defensiva,
que hacen de límite a esas vecindades de la cosa, pues lo que ocurre sin estos
puntos de detención es el colapso del sujeto, al menos como sujeto deseante,
que es lo que podemos observar en el estado más agudo de la enfermedad.
No estamos afirmando que estos puntos se mantengan invariantes durante el
proceso Psicótico, en el delirio de Schreber, Flechsig deviene en Dios, el sueño
de duermevela, deviene primero en abuso sexual, luego en emasculación por
milagro de Dios y esto es necesario para llevar a cabo la tarea mesiánica.

66
Lacan J. (1964-1965), Seminario XII, Problemas cruciales del psicoanálisis, en: Dra. Diana
Rabinovich, Concepto de objeto en psicoanálisis: el objeto a, Ficha de cátedra, Metodología
Psicoanalítica, Inédito.
67
Eidelsztein A. [APOLa internacional]. (2018/05/25), Clase 1 del primer Curso de enseñanza de
Apertura, "Propuesta de otra clínica", (min: 45), Apertura Sociedad Psicoanalítica, recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=WFb2pEFBK-k
65

Podemos ubicar estos conceptos en nuestra hipérbola:

Aquí es preciso vencer la tentación de leer los puntos de detención, la


inmortalidad mientras siga siendo hombre y que se está emasculando, bajo la
dupla freudiana de muerte y sexualidad. Esto nos llevaría a leer por un lado la
inmortalidad y por otro la emasculación, como cuestiones separadas y no lo
son tanto, justamente por contradecirse: es inmortal, pero está dejando de
serlo, lo sabe.
Este es el punto culmine del delirio de Schreber, la contradicción le otorga
cierta flexibilidad al deliro, es inmortal, pero no todo, o no todo el tiempo, o no
para siempre. Por otra parte las primeras construcciones delirantes del mundo,
traerían como consecuencia un sufrimiento psíquico, al menos, difícil de
soportar, la certeza de abuso sexual por parte de Flechsig, le daba consistencia
al goce del Otro no diría inmediata, pero estaba ahí cerca, mientras que en su
forma última el goce del Otro se encuentra en el horizonte, para eso falta todo
66

el tiempo necesario para que complete su emasculación. Y esto no será para


siempre, algún día morirá.

Anteriormente hemos propuesto una serie de matemas, intentando sintetizar


determinadas estructuras, por ejemplo la del sujeto en perplejidad, ahora nos
toca la difícil tarea de proponer un matema para la metáfora delirante: $(A-a).
No estamos negativizando al objeto a, él en eso se parece al cero, pues no
puede ser ni positivo ni negativo, pero podemos estar restándolo,
sustrayéndolo, porque el lugar del Otro está completo, el resto no ha caído.
De este modo nos estamos valiendo de sus características primordiales, el
objeto a, es causa de deseo y plus de gozar, es radicalmente impensable, es
un imposible lógico, es imposible de ser hallado.
En el estadio terminal del proceso psicótico, es decir, en la metáfora delirante,
el Otro continúa sin barrar, como diría Alfredo Eidelsztein, existe un Dios,
aunque este Dios quiera algo, en el caso del presidente Schreber, que él lleve
a cabo su tarea mesiánica. Esto es en sí mismo una contradicción, quien quiere
algo, es porque justamente no es Dios, pues a este Dios un tanto depreciado
algo le está faltando, la tarea mesiánica, y eso es lo que intentamos expresar
con el –a, su condición de objeto imposible lleva intrínsecamente la lógica de la
asíntota, es imposible que sea hallado, aunque por otra parte, es esto lo que
hace de este Otro un Dios, pues puede ser dicho acabadamente lo que le falta,
puede ser articulado el deseo sin resto: repoblar el mundo con Schreberitos.
Sin embargo, eso radicalmente impensable, el objeto a “resto aborrecido del
Otro”68 existe no solo como ausencia, no solo como puro agujero, sino que
también es articulado y al mismo tiempo falta. Es difícil de expresar, está
restándose, siempre, ahora.

Intentemos entenderlo de la siguiente manera, es lo mismo escribir 1-1, que


escribir directamente su resultado 0, ambos son equivalentes.
Pero si en lugar de 1-1, tenemos 1-√2, jamás encontraremos el resultado como
un número; es más, así como existen diversos mecanismos de compensación,
también podemos escribirlo de maneras distintas, (√2-1)*-1, por ejemplo, pero

68
Lacan J. (1962-1963), El Seminario. Libro X, La angustia, (p. 133), Buenos Aires: Paidós.
67

el mayor acercamiento que podemos tener al resultado, su versión más


matemáticamente elegante69, más simplificada es 1-√2.
En este sentido √2 y a están emparentados, uno es imposible lógico y el otro es
irracional, tiene infinitos decimales aleatorios, ambos son impensables.
Podemos iniciar la escritura del resultado de 1-√2 como un número, pero nunca
culminaremos, por más que logremos escribir incontables decimales, es un
número infinito, lo que logremos escribir es insignificante respecto de su
totalidad.
Eso es la asíntota del deseo en Schreber y lo llamamos metáfora delirante, es
decir, en esa estructura no falta nada, pero al mismo tiempo eso que no falta, a
partir de cierto momento, comienza a faltar, se está restando, pero jamás
termina de restarse, no puede escribirse como algo terminado Ⱥ.
Podríamos decir que el Otro y el a están vinculados por una resta, no están
conjugados por una multiplicación o división, el signo “-“ separa los términos.

La Dra. Diana Rabinovich, en la conferencia anteriormente citada sobre “La


teoría del objeto en psicoanálisis”, afirma que el objeto falta, pero esa falta
debe redoblarse mediante una pérdida para que sea causa de deseo y plus de
gozar; esa falta, que luego se pierde es el a, y aunque no lo dice literalmente, lo
inferimos, por ejemplo de ese “causa de deseo y plus de gozar”.
Ahora bien, ella afirma que se pierden cosas de orden distinto, por el lado de la
causa de deseo se pierde la verdad absoluta y, por el lado del plus de gozar, se
pierde el goce todo. Lo que intentamos sintetizar en nuestro matema $(A-a), es
que, por suerte o desgracia, no todo está perdido en Schreber. Por el lado de la
causa de deseo, parece que no está perdida la verdad toda, verdad absoluta, lo
demuestran sus certezas, pero por el lado del plus de gozar, allí puede que sí
opere la pérdida, porque si bien existe un horizonte de goce todo en Ser La
Mujer de Dios, al igual que todo horizonte se aleja con cada paso que damos
hacia él.

69
“Elegancia Matemática: una demostración matemática elegante es la que presenta el resultado deseado
de forma más directa y concisa posible.”, en: Charles D. Miller, Vern E. Heeren, Hornsby J. (2012),
Matemática: razonamiento y aplicaciones, (p. 201), Buenos Aires: Pearson.
68

Es esto último lo que nos lleva a pensar que el a está, al menos en parte,
restándose, perdiéndose con cada paso de Schreber.
Sabemos que esta afirmación que acabamos de realizar, que el objeto falta en
alguna de sus caras y en otras no; que esta forma de pensar a ese objeto que
inventó Lacan, podríamos decir para nombrar eso que falta, es radicalmente
heterodoxa (por adjetivarla de algún modo), pero hasta ella nos han llevado
nuestras deducciones y aún no hemos podido refutarla.
Sea como sea, inclusive si esta sensación que tenemos de que hay algo que
no encaja del todo en nuestro matema, sin saber qué es, sintiendo que
estamos cerca pero que algo pifia, y siendo pesimistas, pensando que dentro
de un tiempo sí podríamos falsear nuestra propuesta $(A-a); lo importante es
que así y todo estamos respondiendo a una de nuestras inquietudes, pues una
vez que el proceso psicótico concluye en una metáfora delirante, la estructura
ya no es la misma de la prepsicosis. Y si bien $(A-a), por el momento, no nos
deja del todo conformes, de lo que sí estamos seguros es que la estructura
resultante del proceso psicótico es distinta de: $(A-i(a)).
69

Distintos momentos de la reconstrucción del mundo

Sería interesante pensar en tres momentos de la reconstrucción del mundo en


los procesos psicóticos, porque tal vez esto nos permita hacer un paralelismo
con lo que le ocurrió a Juanito. En Elaboraciones lacanianas de la neurosis,
F. Schejtman, sostiene que Juanito se desencadena luego de un paseo con su
gobernanta por Schönbrunn, suponemos allí un colapso del mundo, sincrónico,
al menos de duración instantánea, en el momento en que experimenta angustia
muda frente a la presencia de la madre, esto como dijimos, comienza cuando
se rompe el triángulo imaginario madre-niño-φ, por el surgimiento de un nuevo
quehacer, la masturbación, entonces él ya no está definido por ser el objeto
que complementa a la madre y ella se complementa a él, en ese lugar él ya no
entra, cae la identificación que lo definía, y al ver a la madre se le formula la
pregunta ¿qué soy?, ¿qué quiero?, ¿qué objeto soy para su deseo?, ¿Che
voui?.
Como consecuencia, angustia muda, se desencadena, en el siguiente
momento comienza a reconstruir el mundo, pero le da consistencia al goce del
Otro, si se nos permite el uso del término, tiene la certeza de ser el bocado de
la madre, aquí ya hay una respuesta, pero el goce del Otro es inminente, es
una posición difícilmente sostenible.

En un próximo momento esa certidumbre cae, sus perseguidores ahora son los
caballos, que dicho sea de paso, quieren arrancarle el hacepipí, por un lado
podríamos decir que sin él sería posible volver a habitar el paraíso de la
felicidad y, por otra parte, la amenaza no es inmediata, si bien en Viena y en
esa época, seguramente abundaban los caballos, él puede protegerse tomando
las medidas preventivas que conocemos como “el parapeto fóbico de Juanito”.
Lo que nos interesa destacar, es que cada vez se va distanciando más del
destino trágico, siempre que adopta una nueva posición pareciera ser cada vez
menos padeciente.

La evolución del delirio de Schreber sigue un sendero similar, aunque


muchísimo más florido, pero básicamente, el ocupar ese puesto como
70

Presidente del Tribunal de Justicia, enciende la mecha, o mejor dicho lo


expulsa del lugar que ocupaba, ahora él está por encima de hombres mayores
que él, según muchos autores ya citados, esta es la causa.
En nuestra opinión, fuese cual fuese el mecanismo de compensación que lo
mantenía estabilizado, sean efectos de nominación, efectos de verdad,
identificaciones imaginarias, o una combinación de los anteriores, el ocupar ese
cargo hace que esos mecanismos queden caducos.
A partir de allí, su deseo empieza a estar en bancarrota, hay un ocaso del
mundo, el cual es seguido por su reconstrucción, pero es un mundo con un
Otro gozador muy cercano, en un primer momento se sabe corrompido y
muerto, luego tiene la certeza de que Flechsig no alberga buenas intenciones y
pretende abusar sexualmente de él, pero esto irá deviniendo, mutando y
paulatinamente se va alejando de ese destino inminente, dando lugar a la
aparición de la certeza de su inmortalidad y su proceso emasculatorio.

Por un lado, en esas certezas se ancla la asíntota del deseo, su tarea


mesiánica, de esa forma logra postdatar el goce del Otro indefinidamente. Por
otra parte podríamos pensar si esas certezas están realmente aisladas, como
significantes desencadenados, o si más allá de que están separadas por el
abismo infinito de [A-A’] (es decir lo que queda por fuera de lo simbólico-
imaginario), se refieren la una a la otra, en una suerte de encadenamiento.
Por el momento nuestra postura es que sí se vinculan la una a la otra.
Queremos dejar expresada esta postura, aunque en el presente trabajo no
abordemos este tema y tampoco por el momento avancemos en la
argumentación.

Anteriormente anticipamos que íbamos a ilustrar con los dichos u


observaciones de personas que hemos conocido o con quienes tuvimos
entrevistas o algún tipo de contacto y nos parece que es oportuno, pues
podemos hacer referencia a esos distintos momentos de los que se venía
hablando.
El problema que se nos presenta es que estos momentos parecen ser lógicos,
pues pueden tener la duración de un instante o durar indefinidamente, por
71

ejemplo en Juanito todo el proceso del que hablamos, ocurre en un puñado de


meses, mientras que en Schreber son unos cuantos años, lo cual nos haría
inaccesible el proceso en su cronología completa.

Tal vez aún más importante es aclarar, que si bien aquí proponemos un camino
que va de una posición donde el mundo entero falta y que los movimientos
tienden a ser hacia lugares cada vez menos padecientes, sabemos que existen
empeoramientos, nuevos brotes, incluso en usuarios dados de alta. No
estamos desconociendo el fenómeno de las puertas giratorias, pero sí creemos
que si un paciente ya estabilizado, que ha logrado reconstruir su mundo, en la
dirección que hemos señalado, si este volviera a la fase más aguda de la
enfermedad y su mundo colapsara una vez más, se relanzaría el proceso de
reconstrucción en el mismo sentido, tendiendo a pasar de posiciones más
padecientes, a otras menos padecientes, pues el principio del placer tiende a
metabolizar el goce, o mejor dicho, como si en esta metabolización del goce
que llamamos metáfora delirante, el camino desiderativo, marcara el rumbo.

Por desgracia no podemos hablar de la diacronía de un único sujeto, puesto


que a eso no hemos tenido acceso, pero en lugar de eso podemos hablar de la
sincronía de varios sujetos en diferentes momentos, aquí debemos hacer una
nueva salvedad: estos sujetos no solo son distintas personas sino que aparte
se encuentran en diferentes momentos de la enfermedad, sus diagnósticos no
son idénticos, sobretodo el del primer sujeto del que hablaremos.

El primer momento se había pensado como el colapso del mundo, como


perplejidad. Concurrí un par de años al servicio de Admisión del Hospital
Borda, que es donde se trata el estado más agudo de la enfermedad, pero sin
éxito, como los profesionales que allí trabajan dicen: es difícil ver a alguien
perplejo, se quedan donde están, por lo general los problemas comienzan
cuando empiezan a florecer los síntomas. Cuando llegan por sus propios
medios ya no están perplejos, cuando los derivan de otros hospitales ya están
72

medicados y cuando los trae la familia o los amigos, es porque ya están


brotados.
Así que el primer momento lógico, puede ser decepcionante para el lector.

El segundo momento fue pensado como el restablecimiento del mundo y


podríamos decir sin caer en una generalización, que es el de mayor sufrimiento
psíquico del sujeto. No estamos diciendo que sí o sí el sujeto deba pasar por
un momento de padecimiento desgarrador, pero si en el proceso esto sucede,
es de esperar que ocurra en el segundo momento.

En el servicio de control de medicación del Hospital Borda, tuve la oportunidad


de observar a un usuario al que llamaré El Objeto de Satán, digo observé
porque el paciente no hablaba debido a la tremenda cantidad de medicación
que se le suministraba. Los profesionales decían que él tiene la certeza de que
el diablo lo va a matar, apareciendo él con su poder sobrenatural, o poseyendo
a otra persona o incluso a él mismo.
Ellos me contaron que él estaba muy medicado, su diagnóstico era
esquizofrenia muy resistente, es decir que él pertenecía a aquel minúsculo
porcentaje de personas en que el tratamiento farmacológico no tiene efectos
(no desaparecen los síntomas positivos del estado agudo de la enfermedad).
Cuando lo vi, el paciente claramente tenía problemas para controlar su cuerpo,
daba saltitos, caminaba torpemente, estaba alucinando visualmente, intentaba
agarrar objetos que no existían (no había nada más que aire a dos metros de
distancia), se babeaba (al punto de gotear el piso) y se tiraba encima de los
profesionales, quienes me contaron que le suministraban la dosis máxima, y
que si bajaban la cantidad de fármacos, su control motriz mejoraba, pero ahí
aparecían por todos lados los perseguidores y las voces, y él comenzaría a
lastimarse pegándose trompadas o dándose la cara contra la pared.

No sin medicación, sino con menos del máximo, es que Satán aparecía, el
goce absoluto estaba presente todo el tiempo. Satán omnipotente y
omnipresente, encarnado en cualquiera, incluso en el mismo usuario o en el
73

aire como una aparición. En este momento el síntoma se encuentra en su gran


mayoría (por no decir en su totalidad) del otro lado del principio del placer.

El tercer momento lo ejemplificaremos con los relatos de una usuaria


ambulatoria que entrevistamos en el Servicio de Mujeres del Hospital Borda,
ella es una mujer de unos 55 años que se presenta como: Cristina, María,
Milagros, Rosario, Ángeles… y algunos nombres más, también de impronta
católica como sus nombres, contándonos que los mismos se los puso un pastor
Evangélico, y nos dice: ustedes llámenme Cristi.

Según cuenta, al parecer su vida no ha sido fácil, de joven tuvo un amor, Bachi,
él la dejó y luego murió; también estuvo embarazada una vez y perdió el
embarazo a los cuatro meses y medio.
Afirma que Margaret Thatcher la secuestró en la época de la guerra de
Malvinas, porque ella, es decir Cristi, es amiga de los pobres; también nos
contó que estudió inglés hace muchos años (becada por la embajada de
EEUU) y que debe culminar sus estudios para poder casarse con un vecino
que le recuerda a Bachi. Por último, ella dice ser evangelizadora, cuando llega
al servicio, bendice a sus compañeras y a los profesionales que allí trabajan.

El psicólogo tratante nos comenta cuando concluye la entrevista, que ella no


estuvo secuestrada sino que estuvo presa 3 días, aparentemente por una razia
policial en la época de la dictadura. Respecto de que ella es evangelizadora, no
tendríamos objeciones, solo el hecho de que los nombres que le fueron dados
por el Pastor, se nos comenta que su verdadero nombre es Cristina y por
último, también se nos contó que ella no tiene ningún pretendiente y que el
vecino a quien hace referencia no estaría interesado en casarse con ella.
También en el transcurso de la entrevista pudimos advertir que su
conocimiento del inglés es muy escaso, es decir que no ha estudiado inglés.

Hasta aquí a modo de viñeta recortamos estos dichos. Lo notorio es que la


dimensión temporal parece dividir los delirios: fue secuestrada, es hoy una
74

evangelizadora con muchos nombres católicos y en el futuro concluirá sus


estudios para casarse con su vecino. Si bien se conectan entre sí, como su
proyecto delirante de terminar de estudiar inglés y casarse, están vinculados
con el recuerdo de su antiguo amor, Bachi, y la fantasía de haber sido becada
por la embajada de EEUU, esto también puede ser leído como
discontinuidades, cortes temporales, los delirios no conforman un único sistema
total.
Es necesario hacer una aclaración, sabemos que es el sujeto actual el que
efectúa ese proceso de lectura delirante de lo que fue, lo que es y lo que será,
sin embargo notamos que lo uno, no deviene en lo otro, si bien hay puntos de
conexión entre esos delirios, son solo puntos, lo que es, no deviene de lo que
fue y lo que es no muta hacia lo que será.

Por otra parte, es interesante destacar algunos puntos de detención del


sentido, que en la entrevista se dieron sobre todo cuando se refería a su
historia y su proyecto amoroso.
Cuando le preguntamos por su historia amorosa ella comenzó a hablar de
Bachi, del lugar donde trabajaban, y de su relación, ella decía que la
mezquinaba: “él me mezquinaba como a una hermana”.
Nosotros le preguntamos a qué se refería con eso de mezquinar, y ella
comenzó a contar en inglés y a decir las tablas de multiplicar y el abecedario,
termina de hablar, hace una pausa, se ríe y nos cuenta que Thatcher la mandó
a secuestrar en la época de la guerra de las Malvinas.
Ubicamos allí el primero de los dos puntos de detención del sentido que
presenciamos en la entrevista.

Habiendo pasado unos quince minutos más de entrevista, el discurrir de temas,


nos lleva a hablar de la dimensión proyectual, es en ese momento donde ella
nos cuenta que se va a casar con su vecino, una vez que concluya sus
estudios de inglés. Yo me encontraba parado detrás de algunos alumnos y no
había participado activamente de la entrevista, tenía puesta una remera que
decía “Keep calm and pass the ball”, hecha esta aclaración proseguimos con el
relato. Uno de los alumnos le preguntó si ya estaba inscripta en algún curso de
75

inglés o cuándo se inscribiría, entonces Cristi me mira y susurra “como me


observa” y comienza a leer mi remera keep calm and one two three four five,
seguidos de oraciones religiosas que nosotros no conocíamos. Su recitado
habrán sido de unos 30 segundos, luego hace una pausa, se ríe y comienza
contándonos que ella trabaja desde los 11 años.
Al terminar la entrevista, ella nos saluda muy amablemente y cuando está por
salir de la habitación en donde la entrevistamos, se da vuelta y afirma: ustedes
ya sabían y nos pide que no le contemos a nadie de su secuestro.

Por lo que hemos podido escuchar y observar, Cristi no se encuentra en una


posición tan sufriente como el Objeto de Satán, sin embargo su concepción
delirante del mundo parece no alcanzar para darle coherencia total, es como si
su delirio estuviera dividido, fragmentado, es como si formara sistemas
parciales y no totales, como si parte del delirio se enfocara en el pasado, en lo
que fue, y otro delirio explicara lo que es y otro delirio se refiriera a lo que será
en el futuro, y aunque tengan ciertos puntos de contacto, ciertas lógicas que
comparten, los leemos como mundos distintos, obviamente quien relata es el $
aquí y ahora.
¿Cuáles son los puntos de contacto entre estos tres delirios y dónde los
advertimos? En los dichos de que su vecino le recordaba a su antiguo amor, el
inglés estaba presente en Thatcher, sus estudios y en su proyecto amoroso.
Sin embargo creemos que no es un delirio consistente, sólido, por poner un
ejemplo obvio, si ella nos hubiese dicho que vio a la Virgen María, que ella le
dio todos esos nombres católicos que ella tiene como evangelizadora que es, y
que en el futuro derrotará a la maldad del mundo, pensaríamos bastante
distinto. Hay allí una serie que organiza el mundo, contrariamente en Cristi,
esta organización del mundo es un tanto difusa y nos parece interesante
destacarlo.

En esta entrevista, que duró unos 45 minutos, hemos observado cómo Cristi se
acerca a la frontera de su/s mundo/s y se sale de este para luego volver a
entrar, cuando en su relato se acerca a determinado punto, por ejemplo el
significado de mezquinar o cómo llevaría a cabo su proyecto de estudio y
76

amoroso; si bien la respuesta no pareciera ser angustia, no puede encontrar un


sentido, responde con estribillos, con palabras que por vacías, “detienen la
significación, son una especie de plomada en la red del discurso del sujeto”70,
son la significación al cuadrado de las que se habló en apartados anteriores, en
este caso una defensa rudimentaria de esos mundos delirantes que Cristi logró
armar.

En el cuarto momento, siguiendo con nuestra lógica, debería ser el de menor


padecimiento psíquico del sujeto, el mundo allí debería estar armado
consistentemente y por ambas cuestiones suponemos que sería menos
probable que el sujeto se vuelva a brotar. Desgraciadamente el menos
probable está bastante lejos de imposible, pero sin embargo en este cuarto
momento puede que exista una respuesta anticipada que obtura, que impide
que la pregunta se formule sola.

En los ejemplos anteriores se comentó respecto de dos pacientes del Borda


que hemos observado y entrevistado. Este caso es extraño porque cuando tuve
contacto cara a cara con esta persona, fue antes de su desencadenamiento, se
trata de Rulo, un excompañero de otra gerencia de la misma empresa donde
trabajo, si bien no éramos colaboradores directos, nos conocíamos.
El material al que accedimos se compone, por un lado, de entrevistas con
algunos compañeros de trabajo de aquel momento, gente con la que Rulo ha
llegado a compartir incluso veraneos y, por otro lado, una serie de emails que
luego de desvincularse de la empresa comenzó a mandar en cadena, a
personas de apellidos italianos: en estos emails él plasma parte del delirio que
logró construir.

Rulo es una persona de unos 40 años aproximadamente, nacido en una ciudad


santafecina, su apellido es de origen italiano, tanto por parte de madre como de
padre. Este dato en su vida no es nada irrelevante. Al terminar la secundaria se
mudó a Buenos Aires y comenzó a estudiar Ingeniería en Sistemas en la UBA,

70
Lacan J. (1955-1956), El Seminario. Libro III, Las psicosis, (p. 33), Buenos Aires: Paidós.
77

consiguió trabajo en un medio de comunicación, en la gerencia de sistemas,


pero un día se llevó a su casa 20 notebooks, no las vendió, simplemente él se
las llevó. Las autoridades de la empresa le pidieron que las devuelva intactas,
pues no tenía por qué habérselas llevado, el hecho no fue denunciado como
robo. Al cabo de un breve periodo de tiempo Rulo se encontraba ya con
licencia psiquiátrica. Este periodo se extendió por cuatro años, Rulo mejoraba,
volvía a trabajar algunos meses y nuevamente le daban licencia psiquiátrica,
hasta que la empresa lo indemnizó y volvió a su ciudad natal con su familia.
Al entrevistar a sus compañeros de trabajo, nos anoticiamos que los problemas
en la vida de Rulo habían comenzado antes del episodio de las notebooks. Uno
de sus compañeros nos contó que un tiempo antes de aquello, su novia y él
terminaron la relación, a partir de allí él dejo de hablar con sus compañeros y
ellos lo veían triste y deprimido. Luego de esto uno de los compañeros con
quien hablamos nos dice que le llamó mucho la atención el cambio abrupto de
Rulo, este entrevistado, valga la aclaración, tiene apellido español y nos dice
que cuando lo volvió a ver luego de la primera licencia, lo cruzaba por los
pasillos y Rulo le decía: “vos sabes”.
Entonces le preguntamos si él cree que Rulo se refería a que el entrevistado
sabía de sistemas o algo así, pero el entrevistado nos dice que no parecía que
se refiriera a eso: estaba muy raro, no sé a qué se refería, me miraba raro, me
clavaba los ojos y me decía “vos sabes.” y se iba, ni me daba tiempo a decirle
nada, me sorprendía.
Cuando Rulo se desvincula de la empresa en 2014, vuelve con su familia a su
ciudad y comienza a mandar los emails mencionados más arriba con
frecuencia variable, a veces uno por semana otras veces cada 15 días.
Yo accedí a ese material por tener apellido Italiano, Parodi, es por eso que
estoy en su lista de correo, desgraciadamente borré muchísimos emails, no
sabía que esa información me sería de utilidad, solo cuento con los correos que
mandó en 2017, 2018 y con lo que recuerdo de los emails anteriores.

No en todos los correos, pero si en la mayoría luego del saludo final, nos pide
confidencialidad con el material que nos brinda, pero de una forma un tanto
extraña:
78

“PD1: Mantener esta información entre gentilicios Italianos/Apellido Italiano!!!


PD2: Entender que es un juego y dinero por cobrar!!!
PD3: Evitar informar a gentilicios de otro Apellido (Español, Francés, Inglés,
Alemán, Croata, etc., etc.) hasta cumplimentar el juego!!!”

El término gentilicio, que utiliza frecuentemente, podemos recortarlo como


significante, pues pareciera estar en el centro de su mundo, ahí él encuentra la
causa de todo y a lo que todo pareciera remitir, es una verdad absoluta y es la
lógica central de su mundo.

En una serie de mails, se refiere a lo que él llama “peregrinación”, en dos


correos lo explica con lujo de detalles. El primero se titula “Acerca de
obligaciones (peregrinación)” y el segundo al que vamos a referimos es “Iva y
vuelta”. En el primero hace un promedio de cuánta es la distancia entre los
lugares de residencia de sus abuelos, por ejemplo Nápoles y Lombardía, que
están a 500 y 200 km de Roma, luego realiza la misma operación para los
lugares de residencia de sus padres respecto de CABA, une estos dos cálculos
expresándolos en porcentajes de la distancia total norte-sur de Italia, para
luego aplicar esos porcentajes a la distancia de Ushuaia-Quiaca y así llega a la
conclusión de que el debería mudarse a Córdoba, Colonia, Sunchales, pero
dice que primero tiene temas que resolver (no expresa cuáles son). Allí en este
correo Rulo mediante el uso de porcentajes hace equivaler Italia y Argentina,
los hace intercambiables. También en “Iva y vuelta” él dice:

“El “negro Chorro” que quiere tener laburo en la logística!!!


Forzar a movilizarse a los italianos a otra peregrinación, que peregrine en lugar
de los españoles”

Luego se nombra a sí mismo en tercera persona: “Rulo ya participó del iva y


vuelta, 20 años en capital federal”.
Este es un tema que toca en otro correo, “Acerca de movilidades sociales”,
donde expresa cuánto ganará un gentilicio X, con determinada edad y
79

formación, según viva en el norte o en el sur del país, tomando como referencia
media a CABA, por lo tanto, una vez concluida su obligación de peregrinación
iva y vuelta, a él le correspondería determinado salario. Vale aclarar que esta
división del país en norte y sur es explicada en muchos correos, y que el norte
y el sur pertenecen a dos “france” distintas, que también son llamadas redes de
consumo. El “france” del sur es vinculado al gentilicio italiano, a un diario de
tirada nacional y a un sistema de créditos que fomenta el consumo, en cambio
el “france” del norte es vinculado a otro diario de tirada nacional y está
controlado por los gentilicios VCG (vascos, catalanes y gallegos) que quieren
adoptar el sistema alemán y perjudican a los gentilicios italianos. Si bien no
está en el centro de la escena, el neologismo “france”, que es vinculado a
sistemas de crédito y consumo, a nosotros nos hace pensar en el sistema
francés de amortización, que por su formación en la UBA él seguramente
conoce, y aunque no hemos querido intervenir preguntándole,
consecuentemente, solo podemos señalar el carácter neológico de “france”, al
que también solo le falta una S, para ser “francés”. Podría ser señalado como
otro neologismo el hecho de que escriba iva en lugar de iba, pues por el
contexto nos inclinamos a tomarlo no como otra falta de ortografía ni error de
tipeo, ya que guarda relación con lo monetario al igual que parte del contenido
de su delirio, por ejemplo, el sueldo que le corresponde según su gentilicio
luego de la peregrinación.

Volviendo a la idea de los gentilicios, que se encuentra por todo su mundo,


desde su ex gerente, que tenía apellido español y le pagó a los médicos para
que lo apartaran de la empresa, hasta las elecciones de sedes de mundiales,
también lee en esa clave a los genocidas de la dictadura cívico-militar-
eclesiástica por el origen de sus apellidos, hace lo propio con los expresidentes
del BCRA, con el origen de los bancos (Francés, Deutsche Bank, Nación, BNL,
Santander, etc.), dice que, impulsado por los Franceses y los Españoles, el
vaticano quiere quedarse con el acuífero del norte, todo está tamizado por la
misma idea hasta incluso este año (2018) una grata noticia, se quiere comprar
un auto, no podía ser de otro modo, un Fiat, porque las automotrices tampoco
quedan fuera de esta división entre perseguidores y perseguidos, algunas
80

veces es más intrincado pero muchas otras es explicito, luego de hablar que
otros gentilicios quieren quedarse con negocios para ellos, dice:
“O sea, se está frenando a las personas de gentilicios Italianos / Italianos de
cumplimentar lo obligatorio¡!
Obligaciones:
=> transferir el $$$ respetando el esquema de Ing. Civil / Arquitectónico
=> circular el $$$ a través de marcas Italianas (FIAT, FCA, Gama, etc.)
=> trabajar Diariamente
=> preparar locales, negocios, empresas
=> formar profesionales”

Nuestra idea no es abrumar ni aburrir al lector, ni saturarlos de detalles.


Nosotros habíamos propuesto a Rulo, como un ejemplo de construcción de un
delirio en una posición, si se nos permite la expresión, cuyo grado de
padecimiento es relativamente bajo y en este punto se nos podría objetar: ¡pero
aparecen perseguidores por todos lados! Franceses, Alemanes, Vascos,
Gallegos, etc.

Si bien Rulo en un momento refiere que su gerente (de apellido español) “le
hizo una cama” para perjudicarlo por descendiente de Italianos, él por un lado
no está solo en esta lucha pues es entre las colectividades, lo que Rulo logra
es correrse él, al menos un poco, del centro de la escena, pues los
perseguidores no persiguen a Rulo, sino a las comunidades de gentilicios
Italianos.
Por otra parte, si bien nos pide confidencialidad al despedirse, respecto de los
datos que nos comunica, también dice que este conflicto es un juego, aunque
involucre dinero, es decir que aunque es muy importante, no es algo de vida o
muerte. La idea de juego nos remite a un escenario donde algunos pierden y
otros ganan lo que los demás perdieron, como en el juego de suma cero. Da la
impresión de que a eso es a lo que se refiere, aunque tampoco se lo hemos
preguntado, es un supuesto que podría tomarse, pues también en este caso,
su formación universitaria hace muy probable que él conozca este concepto.
81

Aquí podríamos pensar que el vértice que soporta el delirio es el gentilicio, allí
se ancla su tarea de advertir a algunos desprevenidos como yo, de lo que está
ocurriendo, sin exagerar en cientos de emails y argumentaciones, no sería
descabellado pensar que allí hay algo asintótico, que tiene que ver con el
deseo y con el goce, su misión es un poco más modesta que repoblar el
mundo, pero también tiene algo de mesiánico, tal vez el pretender abrirle los
ojos a los Argentinos de apellido italianos.
Aquí el significante gentilicio, es decir, la lógica con la que este sujeto lee-
construye su historia, su proyecto y su Ser, no solo soporta su reconstrucción
delirante del mundo, sino que también lo hace más soportable, queda en un
segundo plano el ser perseguido por su exjefe, pues la lucha perseguidores-
perseguidos, se da entre colectividades. Allí, en ese punto, encontramos una
verdad absoluta y un goce en el horizonte, es decir algo muy similar a lo que
afirmamos al final del apartado anterior.
82

Conclusiones
Conclusión general

Nos habíamos planteado una serie de hipótesis que deberíamos refrescar:


H0: El proceso Edípico y el Psicótico son equivalentes.
H1: Las estructuras previas al proceso Psicótico y las previas al Edípico son
equiparables.
H2: Tanto el proceso Psicótico, como el Edípico comienzan de igual modo.
H3: Tanto el proceso Psicótico, como el Edípico culminan de igual modo.
H4: Tanto el proceso Psicótico, como el Edípico tienen la misma función en el
aparato psíquico.
H5: Tanto en el proceso Psicótico, como en el Edípico existe un viraje
estructural, es decir que la estructura previa difiere de la estructura resultante
del proceso.
H6: Las estructuras resultantes del proceso Psicótico y las del Edípico son
equiparables.

Comencemos por hablar de H1. ¿Las estructuras previas de ambos procesos


son equiparables? Nosotros pensamos que la estructura preedípica es
esencialmente perversa, Juanito comienza su proceso Edípico de esa forma,
propusimos el matema S(A), no podríamos afirmar que este matema
representa también la estructura prepsicótica, pues hemos propuesto el
matema $(A-i(a)).
Debemos rechazar esta hipótesis, pues ambos procesos tienen por origen
distintas estructuras.

Por el lado de H2, ¿ambos procesos comienzan del mismo modo?


Podemos afirmar que sí, con la caducidad o rotura de una identificación
imaginaria, efecto de nominación o efecto de verdad, las tres se conjugan en la
identificación de Juanito al φ, porque esta identificación se articula con la
verdad toda del goce absoluto y a su vez también define, nomina a su Ser.
Teniendo en cuenta la angustia muda de Juanito y la perplejidad, hemos
propuesto el siguiente matema $( ), tanto para la entrada en el proceso Edípico,
83

como para la entrada en el proceso Psicótico. Por ello aceptamos H2, pues
ambos comienzan con un desencadenamiento.

Es momento de hablar de H3 ¿ambos procesos concluyen de igual modo?


No, pues la conclusión del proceso Edípico, es homologable a la realización de
la metáfora paterna, es decir, saber servirse del significante-del-nombre-del-
padre, cuyo resultado es $(Ⱥ), y no podemos decir lo mismo de la culminación
del proceso Psicótico.

Esta vez, estamos en condiciones de aceptar H4, pues estos procesos tienen la
misma función en el aparato psíquico.
Habíamos dicho que el proceso Edípico comenzaba con S(A), la entrada en
dicho proceso la escribimos como $( ) y este concluía con $(Ⱥ), efectuándose
una pérdida que redobla la falta.
Si bien en el punto de partida que hemos propuesto, es disímil $(A-i(a)), el
comienzo del proceso en sí coincide $( ).
Aunque habíamos dicho que el resultado de ambos procesos no era el mismo,
esto no impide que su función sí lo sea.
Pensemos en la tarea mesiánica de Schreber, o la que es un poco más
modesta, que inferimos de los dichos de Rulo, y aunque hay Otro completo,
pues Schreber sabe y dice lo que le falta: emascularse, ser la mujer de Dios y
repoblar el mundo. Lo puede decir, existe A, pero eso mismo, emascularse, ser
la mujer de Dios y repoblar el mundo, le falta, a.
Hay allí un deseo asintótico, propusimos como matema de la metáfora delirante
$(A-a), habíamos argumentado respecto de la separación en términos, como
una no articulación directa. Este mismo argumento es el que usaremos, pues
pérdida hay, pero el Otro completo también lo hay.
Debemos hacer dos salvedades, la primera es que eso se resta como saber,
como verdad toda y como goce absoluto del sexo, en el caso de la metáfora
paterna; pero como goce absoluto, en el de la metáfora delirante, sin restarse
como saber y verdad toda.
La otra salvedad es que la resta en la metáfora delirante es en tiempo
presente, lo habíamos intentado explicar con 1-√2, pues no se llega a escribir el
84

resultado. Siempre se está restando, por eso es que hay falta, aunque en el
Otro hay completud.
En cuanto a la función, en el punto culmine de ambos procesos, sea el Edípico
o el Psicótico, el sujeto logra construir algo que, si bien es disímil, tiene función
defensiva, y que justamente impide el retorno a la estructura anterior, y la
aparición de la pregunta ¿Che vuoi?

Y por lo antedicho, también aceptamos H5, en ambos procesos hay viraje


estructural.

Siguiendo la argumentación planteada, rechazamos H6, las estructuras


resultantes del proceso Psicótico y las del Edípico no son equiparables.
Como resultado del proceso Edípico, se obtiene una estructura con A barrado:
Ⱥ. En cambio el resultado del proceso Psicótico es disímil, pues la falta no
termina de redoblarse como pérdida y en el lugar del Otro existe una verdad no
contingente.

Para concluir, debemos rechazar nuestra hipótesis principal H0, el proceso


Edípico y el Psicótico no son equivalentes.

Sin embargo estamos en condición de sacar algunas conclusiones, pues más


allá de partir de estructuras diferentes, la entrada en ambos procesos se da de
igual forma, en los dos se da un viraje estructural, por otra parte, si bien sus
resultados son disímiles y parten de estructuras diferentes, la función de estos
procesos es la misma, redoblar la falta mediante una pérdida, aunque en un
caso es más logrado que en otro y en última instancia lo que se logra es algo
que obtura la pregunta por el Ser.
No consideramos a la psicosis como una regresión a lo preedípico, pues con la
culminación del proceso Psicótico, el sujeto logra algo que justamente tiende a
lo opuesto, es decir que construiría una serie de defensas que dificultarían el
retorno a estadios anteriores, y al igual que Santiago Mazuca -a quien
tomamos en el estado del arte-, llegamos a la misma conclusión pero por otro
85

camino: el sujeto psicótico con la metáfora delirante logra construir algo que va
al lugar donde falta el Edipo.
Agregamos que este último, el Edipo, tiene también al menos esa función,
causar una pérdida y dificultar el retorno a la estructura preedípica.
86

Conclusión personal
La confección de esta tesis fue para mí, un gran desafío, que me trajo alegrías
y dolores de cabeza en partes iguales, muchas veces sintiendo que las
clavijitas no entran en los agujeritos, otra con esa sensación de que estoy
frente al descubrimiento de que el agua moja, lo obvio, pero también y
afortunadamente, en muchas oportunidades llegando a deducciones que, en
principio, las considere novedosas, aunque más tarde descubriera que eso ya
había sido escrito por alguien. Esto en sí mismo me trae una nueva desilusión y
una nueva alegría, sobretodo porque el hecho de que esas deducciones
coinciden con eso que encuentro en terceros, lo cual me hace pensar que tal
vez no he entendido todo al revés.
Fue un trabajo muy convocante y difícil, una de las cosas que me propuse, y
creo haber conseguido, es que mi producción tenga apoyo matemático, siento
que hoy el psicoanálisis está abandonando ese esfuerzo, para mí también
hubiese sido más simple hacer esta herramienta a un lado, pues por el camino
que elegí se me presentaron incontables clavijitas y agujeritos. Hace un tiempo
escuchaba decir a un profe que las matemáticas obturan. Si quise tomar éste
camino que ciertamente es el que me parece más difícil, es porque considero lo
contrario, que lo real no podría inscribirse más que por un impase de
formalización71 y que esto es justamente, porque, son justamente eso, lo que
no quiere decir nada71. Vale aclarar que no creo que la matemáticas y la lógica
tengan un saber intrínseco, pero pueden alojar algún saber, justamente por no
querer decir nada.
Para finalizar otro de los retos a los que me enfrenté, es a poner un punto final
a esta tesis, cada vez que incorporaba una nueva relación lógica, el trabajo no
consistía en añadirla, sino en reformular todo, repensar lo que había escrito,
desde el marco teórico hasta las conclusiones.
Por último y aunque no hay apartado de agradecimientos en mi tesis, quiero
agradecerle a mi tutora María Verónica Grosso, no solo por haber leído esas
reformulaciones con infinita paciencia, también por haberme incentivado a
escribir y a expresar mi postura, sin inhibiciones.

71
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