Está en la página 1de 163

Edgar Willems

EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES

EL RITMO MUSICAL ciales de la música y sobre sus re-


.EL RITMO MUSICAL
laciones con la naturaleza huma-
Egdar Willems na.
La personalidad de Edgar Wi-
·El ritmo ocupa un lugar muy llems, notable musicólogo y pe-
importante en la educación mu- dagogo suizo de prestigio mun-
sical porque es, en el orden cro- dial, es ampliamente ·c onocida
nológico evolutivo, el primero de por los lectores de Eudeba, en
los elementos vivientes de la mú- cuya colección LA ESCUELA
sica. EN EL TIEMPO ya fueron publi-
El autor de esta obra, mediante cados La preparación musical de
su larga práctica musical consa- los más pequeflos y Las ba°ses
grada a la educación y reeduca- psicológicas de la educación mu-
ción rítmica de alumnos de to- sical.
das las edades, ha realizado expe-
riencias psicológicas concluyen- OTROS TITULOS DE EUDEBA
tes que le permiten aclarar los
problemas del ritmo. Estética de la música contempo-
"Es indispensable - afirma- ha- ránea - A. Grló.a
cer una d istinción entre el ritmo Música de la era técnica
(fuente de vida y de forma musi - F. Prieberg.
cales), la rítmica (ciencia de las Fraseo y articulación -
formas rítmicas) y la métrica H. Keller
(medio intelectual de medición) . Música a la vista - C. Lambert.
Considerar el ritmo no en forma Iniciación musical infantil
aislada, sino como parte inte- E. G. de Gil
grante de la tríade ritmo - mefo-
dfa - armonía y considerar el
ritmo, as{ como la melodía y la
Romances y viejas canciones
D. Ling
La música y el niño - W. Ho-
.
ca
Q
armonía, como elementos de ward 'O
una sfntesis musical-humana': El estado actual de la educación w
El ritmo musical está dirigido no musical en el mundo - E.
sólo al artista, sino también . al Kraus
psicólogo y al educador, que ha- .La música afronorteamericana -
llarán en este estudio valiosos N. R. Ortiz Oderigo
aportes sobre los elementos esen-
EL RITlvlO NIV~JCAL

¡
~ 1
Edgar Willems

Í
El ritmo
musical
Estudio psicológico

. LA ESCUELA EN EL TIEMPO

'fEMAS/l\IQSICA EDITORIAL UN _______ M~. ·~' ~ f\l¡- nTTl<NOS AIRES

·'
· 4 L/~
,"'"''·"' :R····
f
. RICORDI
MUSICA
.· ' : . fLORli,A 677·Ba.Aa,
:.._:__-·-~--. . TEL.392• 43116
Titulo de la obra original:
Le rythme musical
l!:tude psycho(ogique
Presses Universitaires de France, Paris, 1954:

PRóLOGO DEL AUTOR PARA ESTA EDICIÓN

'.Tradui;ida por
VIOLETA HEMSY DE GAINZA
. Esta traducción ~parece en un país que me ha aco-
gido con comprensión y gran simpatía. Me siento feliz
de ello en nombre de la causa musical.
/ Primera edición: junio de 1964 Sient.o .un vivo reconocimiento' hacia los profesores
Segunda ~dición: setiembre de 1979 de música que he encontrado y que tratan de hacer -y
algunos lo hacen ya desde hace varios años- educación
n;msical.
En esta· educación el ritmo ocupa un lugar muy
importante porque es, en el orden cronológico evoluti-
vo, el primero de los elementos vivientes de la música.
Para la comprensión del ritmo musical, co~no para
la de 'todo ritmo artístico, podemos ir hacia el rei110 ve-
getal, donde se manifiestan las fuerzas propulsivas fisio-
lógicas indispensables para la creación.
Un gran poeta. francés, Paul Valéry, ha escrito:
"Siento en mí una virtud de planta." Esta virtud puede
EUDEBA. S.E.M. · ampliarse en nosotros con toda nuestra - "animalidad",
· Fundad1 por 11 Universidad de Buenos Aires toda nuestra "hominalidad", todo nuestro ideal, dirigido
a través de la música ,. de la educación musical hacia
I

la eterna Belleza.
,@ 1964
EDITORIAL UNIVF.RSIT ..\RIA DE BUl!NOS AIRES
Rivadavia 1571/73 . . . . Buenos Aires, abril de 1963.
sOciedlld de Economía Mixta
Hecho el dq)6sito d~ ley EDGAR WILLEMS
IMPRESO EN LA ARGENTINA-PRINTED IN ARGENTINA.

7
·Al ig1111l q11e el m'.t~,
el rilmo musical
es vida y forma.

PREFACIO

En la mus1ca del siglo xx, el ritmo ha adquirido


una importancia singular. A Yeccs llega a ser inclusive
1 objeto de un verdadero culto. · De elemento primordial
/ que era, est;í en camino de transformarse, sin razón, en
el elemento m;ís esencial, destronando a la melodía y a
la ar\:nonía con las cuales formú siempre una indisoluble
tríade.
¿Por qué ha logrado ocupar un lugar semejante?
¿Hay qué buscar la raz<'>n ele ello en su naturaleza mis·
ma? ¿O bien, trabado durante unos tres siglos por el uso
abusivo ele una métrica, sometida a su. vez al dominio
'.
1 de. la armonía, bilscó el ritmo liberarse de esa tutela?
~O clchemos ver en este predon~inio del ritmo un signo
ele la evoluciém ele los tiempos, d,onde ciertas energías,
con.tenidas largamente por una razún autoritaria y pre-
suntuosa, qüiebran sus barreras? ¿Y por qué esta expan-
sión de las fuerzas rítmicas alcanza su plenitud en la
época actual? ·
Er problema excede del marco ele la música occi-
dental. Alcanza las raíces mismas del arte musical y su
evolución a través de las razas y de las.edades. Nos incita
a confrontar las ideas de un Plat<'>n, de un Aristóteles,
de .un Aristógenes.• con los 'dátos ele la fisiología, de la
psicología y de la filosofía modernas, con el fin de llegar
n una nueva síntesis.
1\J;ís que nunca, se estudia el ritmo en sus múltiples·
aspectos. En el mundo inorg;ínico, que se cxtiencle des- ·

9
'PREPAClO
EL R1TM0 MUSICAL .

de el átomo a los astros, pasando por el reino mineral, concepciones estrechas o inéompletas del pasado. Gra~ias .
. .expresa, entre otras cosas, la periodicidad y los diversos a una larga práctica musical, consagrada a la educación
fenómenos vibratorios, como la vibración sonora; en el y a la reeducació~. rítmic~ de alu~no~ de ~odas , las
terreno orgá.nico se Jo encuentra en las manifestaciones edades, hemos podido· realizar experiencias ps1cológ1cas
de la vida vegetal, animal y humana, y en particular en . concluyentes capaces de aclarar, nos parece, el problema
la pulsación cardíaca, b respiración y la marcha, toma- del ritmo. Por otra parte, la práctica de diversas disci-
das éomo fuentes de ritmo rµusical; en el arte desemp~ña plinas artísticas nos ha permitido considerar el proble-
un papel importante, principalmente en Ja danza y en la ma del ritmo bajo variados aspectos .. Hemos completado
música. En Ja más amplia acepción del término se ma- nuestra experiencia personal con el estudio de la mayor
nifiesta tanto en la evolución de las artes como en la de · parte de los escritos que tratan del ritmo, con el fin de
los seres humanos y en lá de sus instituciones sociales; poder ofrecer también un panorama del tema en Ja for-
en una palabra, está presente en todo lq que cae bajo ma más concisa posible, Hemos recurrido a las obras
nuestros sentidos y 'en todo aquello que los sobrepasá. alemanas, cuyo aporte no puede, ser desdeñado cuando

· Materialistas y espiritualistas man y abusan de la · se trata de la métrica y del ritmo griegos. También he-
/ mos otorgado un lugar al pensamiento oriental y a cier~
palabra "titmo". En verdad, todos se encuentran fren-
te a una misma realidad que interpreta~ de acuerdo con tas concepciones espiritualistas modernas que difieren de
las neces'idades de su causa,. Para nosotros, los músicos, la ciencia oficial.
el ritmo es a la vez materia y espíritu, vida y forma, co- Para emprender un estudio éficaz del' ritmo musical
mo el arte mismo, encontrándose los dos ·indisoluble- es indispensable, a nuestro parecer:
mente unidos. Por su causa primera, se puede conside- a) Hacer una distinción entre el ritmo (fuente de
rar al ritmo como espiritual; pero en rns manifestacio- vida y de forma musicales), la rítmica (ciencia de las Jo:-
nes, tal como se dan en el artista, creador o intérprete, mas rítmicas) y la métrica (medio intelectual ele med1•,
' reviste formas materiales siempre nuevas; formas cuya ción). En el lenguaje corriente, inadecuado para cxpre•
coherencia y perfección dependen del impulso vital in- sar las realidades psicológicas esenciales, la· palabra "rit-
dividuál. · . · mo" se emplea, generalmente, tanto para la forma es-
Conocemos la indigencia de las palabras y de las crita (las fórmulas) como para el fenómeno ele vida que
nociones frente a las realidades v nos inclinarnos ante Jo hace nacer; y a .menudo se considera suficieµte opo'
el artista inspirado que realiza eÍ ritmo verdadero, aun ncr el ritmo al compás. Figura también, en forma abu-
sin_ conocer su naturaleza .. Sin embargo, tanto en el arte Riva; en muchos tratados de teoría de la música, como
como en la vida, la creación puede ser favÓrecida:cpor el
título del capítulo que trata exclusivamente del compás;
conocimiento; cuando éste se basa en la experiencia· y
no solo en conceptos, a menudo erróneos; que· traban la es necesario pues desconfiar de Ja indigencia del vo-
expresión de la vida y. del impulso creador. cabulario.
. Por eso quisiéramos contribuir con este estudio so• ; b) Considerar el ritmo no en forma aislada, sino
bre el ritmo, en la· medida de nuestras fuerzas, a la ela· é como parte integrante de la tríade: ritmo-melodí!L-armo•,.
· boración de una estética musica1· pvorable a la expan; tifa (tomándose. lá palabra "armonía" en el sentido téc-
sión de la vida mu~ical, una estética 1.herada de algunas . nlco). Cada uno de Jos tres elementos, aunque intima-

11
10
EL RITMO MUSICAL _ PREP.tl.CIO

mente unjdo, a los otros dos en la síntesis artística, conser- mana. Y el creador que procura determinar su estética
va su propia naturaleza, sus característic'!S·, ¿no se encuentra en el mismo caso y no le resulta ventajo·
c) Considerar el ritmo, así como l¡t melodía y la ar- so reencontrar, con mayor conciencia que en el pasado,
rrtoní¡l, como elementos de una síntesis musical-humana. Ja úaturalezá esencial de los elementos de la música que
Porque la músicá es un modo de expresión del ser huma~ son el ritmo, la melodía y la armonía? .
no y cada uno de los, tres elementos fundamentales de la Toda nuestra actividad artística y pedagógica ha sido
músiea representa un aspecto profundo, vital, def ser hu- inspirada, desde el comienzo, por el anhelo, instintivo
mano. Solo podemos, pues, captar el carácter real del rit- primero y luego consciente, de establecer prindpios y,
mo al relacionarlo cori el ser huniáno. en especial, ordenámientos adecuados· para reaccionar con-
. Los tres puntos citados más arriba determinan el espí- tra la anarquía y las contradicciones que reinan en las
. ritu con que ha sido concebida nuestra obra, y la dife- teorías. Hemos procurado también establecer vínculos
r~ncia de otros escritos que han tratado sobre el ritmo. tan estrechos como fue1;a posible entre el arte y el hombre,
· Daremos, en nuestra obra, cierta importancia a las persuadidos de que el progreso del arte, que creemos que
1 manifestaciones de la naturaleza y de.los diferentes reinos no tiene límites, es tributario del progreso del hom-
/ como fuentes de inspiración auténticas y vivificantes, fuen- bre mismo.
tes que, col).scierite o inconscientemente, han alimentado · Estamos lejos de pretender dar la solución del proble-
siempre la imaginación de Jos creadores. . . · ma del í:itmo, problema que, por ser, del orden de la vida
. La rítmica y la métrica, cada una de las cuales po- misma, sobrepasa nuestros conceptos. Nosotros propone-
dría merecer una obra, serán tratadas, por falta de espa- mos una solución basada en la experiencia; ella puede,
cio, de manera sintética y desde un punto de vista más en nuestra opinión, corregir muchos errores concernientes
bien teórico que práctico. Lo mismo ocurrhá con la educa- al. ritmo y favorecer así la evolución de la música, en la
ción rítmica. que el ritmo ha tomado, a ejemplo de la Grecia antigua
· · Nos proponemos también establecer vínculos prác- -si bien' por razones muy diferentes-, un lugar pre·
ticos entre la concepción del ritmo y la vida rítmica. Da-. ponderante •
do que nuestros esfuerzos tienden a satisfacér no solo al
artista, en sus posibilidades creadoras, sino también al
psicólogo y al educador, ellos se inclinan más. hacia el as-
pecto esencialista que hacia el existencialista 1 de la mú-
·sica. ·Los pedagogos, en particular, deben tener en' cuenta
las posibilidades de los alumnos;. es, pues, indispensable·
que posean nociones claras sobre los elementos esenciales
de la música y sobre, sus relaciones con la natm:aleza hu-

. 1 Entendemos por "esencialismo" aquello que tie'ne relación


con la esencia de Ja música y .las cualidades potenciales deÍ músico.
El existencialismo, como elemento opuesto y complementario, se re-·
fiere para_. n~sotros a los ele~entos formales de· la músic~ 'y a las
obras musicales. ·

12
!
¡::..___
INTROIJUCCióN

. Tener ritmo constituye, para un músico, un hecho


completamente natural. Por eso muchos artistas, absorbi·
dos por la aceión, no procuran profundizar en la natura·
leza del ritmo;; se ,contentan con vivirlo y .poseen la firme
· convicción, mejor dicho, la prueba viral, de que lo reali~
zan. La ejecución de obras ·maei.tras los ha introducido
de golpe en lo esencial del arte, y el constante esfuerzo
para establecer contacto, m~ís all{t de las formas, con el
espíritu de la obra, los ha mantenido en el camino co·
rrecto al abrigo de un intclcttualismo esterilizante. Ellos
pueden, pues, ejecutar una obra de arte sin conocer con
precisión la naturaleza de los elementos que la constituyen.
Pero hay artistas, principa1mente entre los más gran·
des, en quienes el amor a la belleza se encuentra unido
a una inextinguible sed ele conocimiento. A ellos no les
repugna mezclar la filosofía y la psicología con el arte y,
en el deseo de realizar más conscientemente su "unicidad"
individual, tienden a unir el conocimiento con el acto.
Ef conocimiento de la naturaleza del ritmo sé con-
vierte ·en una neée&idad en la educación. y en particular
en la reeducación, donde es preciso, reaccionar contra los
efectos de una enseñanza defectuosa. Hay una diferencia
entre "proceder bien" y "saher cómo se procede". En la
actualidad, en que_ el ritmo ha oc.upado un lugar prepon-
derante en la 1b1ísica, ya no podelnos contentarnos con
una enseñanza, ni con una. actividad· crcadoi'a rítmica
1h:iicamentc empíricas. Queremos saber lo qué es el ~itmo

15
¡'

·El. RITMO MUSICAL lNTRODUCClóN


,, -
música!, el de ladas partes y el de siempre; el de los ne- évolution, habla acerca del ritmo, algo más extensamente;
gros, el de los orientales, el de los griegos, el de los músicos , ·pero si. bien, por. una parte, hace una distinción correcta
antiguos y modernos. Este ritmo se ha manifestado con los ~ntre el ritmo y el compás, no da, por otra parte, al ritmo
más diversos as,pectos de acuerdo con las épocas y también más que una significación muy general, que se aplica al
con las rázas, dotadas de un temperamento más o menos plano de la composición. Diez años antes había escrit9
físico, afectivo o mental. una. Théorie du rythme dans, la composition moderne,
La conciencia lnnilana ha pasado en el transcurso· de d'apres la doctrine antique, en la que trata en realidad de
los siglos por los estadios más diversos; ~e ha concentrado· la rítmica (ciencia de las formas rítmicas) y no del ritmo
cada vez más sobre el mundo que la rodea, mundo que propiamente dicho. · 1

escruta y estudia con espíritu positivo y científico. Su cu- Charles Nef, en su Histoire de la musique dice, con
riosidad y sus investigaciones abarcan· los terrenos más razón: "indudablemente, la música tiene como elemento
d_iver~os; aplica· sus métodos de investigación tanto a las· _ primordial el ritmo", pero ve en el ritmo ante todo el
· .c1enc1as exactas como a. la psicología y a las artes, y se · demento periódico, que es un elemento cuantitativo;
complace en la elaboración de grandes síntesis. mientras que el ritmo es sobre todo de esencia cualitativa.
Por eso uno. podría asombrarse, con razón, de que Patíl Bekker, en La musique, no dice nada, sobre el
duran:e mucho tiempo. el .ritmo haya ocupado apenas un ritmo. ¿Cómo puede un musicógrafo, como él mismo ex-·
pequcno lugar en los escntos de los musicólogos y de los presa,· dedicarse a desentrañar las leyes inherentes a las
psicólogos del arte. · ·, · · i:nanifestaciones históricas de la música sin adjudicar un
. ,En 173~, l\Iatthcson rcco?ocía la importancia de la lugar preponderante .al ritmo?
teona del ntmo, pero la consideraba como "una ciencia , Camille l\Iauclair, e11 La religion de la musique, tam-
confusa". · poco habla sobre el tema .
. En. 1~97; ~f. Lussy comprueba que "entre nósotros, G. Révész, en Einführung in die Musikpsychologie
la pcncia del ritmo se encuentra en la actualidad no sola- solo de paso se refiere al ritmo.
mente. descuidada, sino también abandonada por com~ · ·. Citamos apenas algunos ejemplos, a~ombrados al coro:
pleto".. . probar que, aun en libros que tratan de filosofía, de esté-
, . . . En 1906, L. Danioh se asombra "de la escasez de tica o del arte musical, al ritmo se le dedica poco lugar y
escrJLos sobre el tema del ritmo". · que; a veces, ni siquiera figura en el índice de materias.
Numerosos autores han escrito sobre la música sin Existe allí una laguna evidente, disculpable cuando
hablar del ritmo o refiriéndose apenas a él. más en los autores del siglo pasado, como H. Taine, que .
. Charles-M~~ie .Widor consagró veinte capítulos a una· no se ocupa del ritm<;> en su Philpsophie de l'art, pero no
· mteresante Inzt1at1on musicale sin dedicar un solo capí- en los autores de nuestros días, cuando el ritmo ha adqui-
. tulo al ritmo. · · rido una importancia primordial en la música .
. · ,Albert Lavignac, en 1Vlusique et les musiciens, da no- . Los primeros estudios modernos sobre el ritmo datan
.c10nes elementales, pero solo se refiere al ritmo de una de la segunda mitad del siglo XIX, pero conciernen solo
manera muy superficial a propósito de las relaciones entre a la músi~a griega. M. Lussy y J. Combarieu fueron los
la acústica y el ritmo. . primeros que, a fines del siglo pasado, comenzaron a inde-
Jules Combarieu, en La musique, ses _lois et son pendizarse del dominio de las teorías griegas.

17
n. RfT.\10 MUSlCAL
i. J,'\TROVL'CCCóN

. En 1896, con Arbeit und Rhythmus, Karl Bücher ini-


ta, al acoplar Ja rítmica con la duración y -la métrica con
cia una nueva era para el estudio del ritmo. En adelante
el acento. Y, dice luego E. Kurth, que, a pesar de las exce-
se .~studiará el ritmo en función directa de la vida, colo-
lentes contribuciones a la ciencia del ritmo, nos hallamos
cando el acento no sobre d ordccnamiento, como hacían
muy lejos de haber llegado a un acuerdo, después de
los griegos, sino sobre el movimiento, signo de la vida.
Riemann. ·
La definición: "el movimientó ordenado" se opondrá a ¿Como, por otra parte, podría existir concordancia
l<,1. de Platón: ."el ordenamiento del movimiento". Se bus-
sobre bases tan formales y limitad;is? El ritmo incluye a
cará el origen del ritmo en los movimientos fisiológitos
la vez, como el compás, valores de duración y de in.tensi-
del cuerpo humano antes que en la ciencia de los números.
dacl.. Es necesario buscar la diferencia en otrá parte.
E~ problema del ritn)o sobrepasa ampliamente, en sus A su vez, A. Denéréaz escribe todavía en 1937, a pesar
n~odahdades, la oposición que hemos presentado · inten-
<le los trabajos de Lussy, de Jaques-Dalcroze y de otros
cwnalme_nte de man.era simplificada. Es complejo y pro- más, en su Cours d'harmonié, página 6: "La vida rítmica
fundo. En la actualidad, el aspecto "vital'' del ritmo mo- ofrece así un vasto campo de explotación, casi inexplora·
derno se encuentra a menudo vinculado a la corriente d.º• e~ el que los acentos rítmicos, patéticos y ritmopaté-
/ científica materialista, y el concepto "vida" está, afectado tlcos se oponen o se superponen según el gusto de la s.en-
de ~na materia!idad que se opone a fa concepción espiri- sibilidad personal para animar la métrica convencional".
tualista. El artista, por suerte, escapa a la tendencia uni- Se trata, en efecto, de la vida rítmica, y el estudio de
lateralmente ma~erialista. Al bu.scar, más que en épocas tsta vida solo puede ser abordado con la condición de
pasadas, las cualidades materiales del sonido del acorde ipcorporar el ritmo en una síntesis que una fa música al
del ri~mo, sabe, por experienci_a, q~e todo _vie~1e y nq pue:_ ser humano. A medida que se separa la parte del todo
de mas que vemr de la materia misma. Y es así como el al cual pertenece, uno se pierde en los detalles y se llega,
artista p~·acticante pu~de _efectuar un precioso aporte a la por la práctica, a reglas, insuficientes, allí donde se hallan
e!aborac1ón de una estética y de una filosofí.a de la mú- en juego grandes leyes. i..¡-o se puede, pues, hablar· con
. sica. Actuandc;> a la ve~ en. l_a materia y por el espíritu, conocimiento del ritmo sin ·ubicarlo en la tríade: ritmó-
está cerca de una sínte:ns viviente que so!o pide ser con- " melodía-armonía y sin situar a esta misma tríade en la
cretacla en conceptos. síntesis humana. ·
A partir del siglo XX comienzan a abundar las ob.:as
q~e tratan del ritmo. Pero, a pesar dé los nu_merosos estu- ·.-·
d10s de 19s ritmólo!?os, esta~o~ aún lejos de haber llegado
ª. una co11:cordancia de opmiones. Ernst Kurth, eri ,su
libro Musz~-Psychologie, destaca, en la página 300, que
antes de Riemann ya se comenzaba a llegar a un acuerdo
p_ara hacer una distinción entre la rítmica, como pertene- ;.
ciente al _orden de las rela~iones de inte~sidad (a.cento)
:·¡· y_ la métnca, como perteneciente al orden de las relacio-
n~s de medid~ (duración), pero que Riemann, en su estu-
dio sobre el ritmo llegó a la solución exactamente opues-

¡¡ ·· IH 19
l..........,
.:·
1 '''·
1

Primera parte

EL RIT~IO :\IUSICAL

'1
/

i'
i
i
i~·
CAPÍTULO 1

NATURALEZA DEL RITMO

/
·§ _l. LA NOCIÓN DE RITMO

Por extraño que pueda parecer a primera vista, se ha


confundido a menudo la noción del ritmo coil el ritino
mis.roo. Nos hemos contentado eón abstracciones pura-
mente intelectuales que no corresponden a. los hechos
reales, a la experiencia, indispensable para todo conoci-
miento valedero. Si se considera, además, que el signifi-
cado del término ·"ritmo" ha cambiado a través del tiem-
po y tiene en la actualidad una polivalencia casi descon-
certante, se comprenderá hasta qué punto es difícil estu- ·
dia.r d ritmo.
Ya se trate del ritmo en general o del ritmo musical
·en particular, uno se da cuenta de la inutilidad de las
especulaciones intelectuales y se llega .. a desconfiar del. ra~
wnamien~o discursivo que desfigura fatalmente el valor
de las realidades tratadas.
i·. 1 Importa, sin embargo; en interés del arte, de la psi-
cología y. de la pedagogía, abarcar con mirada retrospec-
tiva la evolución de la noción de ritmo :nusiCal v de la~
i· realizaciones artísticas, y compararlas con las teorías que
1
~ aplican en los conseryatorios de música y en las cáte·
1
I','
dras •de w,u$icologfa de las universidades. ·
¡'~
1::

,l ~-----
N,ffUl~ALEZA DEL RffJ\10

. r
, . La palabra ,¡ritmo;, viene del grieg-b rhuthmos f>bra musical, tener un rilmo perfecto y no tener, .por
raiz es rhe • ( ) H , ' . , cuya otra parte, Jl!ás que. una noción vaga de la naturaleza
rencia l o ~o _corro . , ab~a pues primitivámente refe-
d . a m~yi~mento. Poco importa que se haya atribui- misma del ritino. Por eso no resulta asombroso que la
o este movimiento a las olas del mar, a los ríos, a los to- noci6n de ri_tmo haya variado a través de las épocas.
rrentes, c?mo supone .E. Sonnenschein, o al -fluir de la
convers ~ción -ya que el ritmo griego estaba primitiva-
1
.mente igado . .a la.. poes'
, ~ª· . E s ~ornente
. . . ·
atnbmr una gran Evolución di: la cnnricncia rítmica
importancia al~ r~1z griega, ongen de la palabra, raíz que
. enc~ntra?Ios as1m1smo _en las lenguas indoeuro eas, como Los primeros estadios del despertar de la conciencia.
el sa~scnto, con la m1s?1a significación de m~vimiento. nifio pueden darnos preciosas indicaciones sobre la
Sm _embargo, a partir del momento en que el hombre evolución de la conciencia rítmiéa, porque son, en cierto
ha quen~o tomar conciencia del movimiento y ha inten- modo, representativos del despertar de la conciencia de
. tado me?~rlo, h~ recu~rido a otros elementos: el nitmero . In humanidad. ¿Qué ocurre en la pr<ictica? Cuando el
la _d~1rac1on! la mtens1dad, etc.; el medio empleado ard educador procura establecer fas bases del conocimiento
/ medir ha s1d~ por desgracia confundido a menudo pcon rítmico, hace que el niño realice diversm movimientos:
la ~~~da ª med!r, y. a causa de esto la palabra "iitmo" h:i balanceo del cuerpo, movimientos de los brazos, marcha,
rec1 i o 1os sigmficados m<is diversos. , carrera, etc., movimientos estimulados por el canto o la
. . El ritmo viviente, intuitivo, ha existido siem¡m~ . ejecución ron instrumentos. La conciencia intelectual de
mientras
u · .que .la nocwn
· · d. e ramo
· Y la conciencia cerebral• los ritmos phísticos ó musicales no interviene todavía;
;v~l el~~. implica se han transformado de acuerdo con la debe incluso ser dejada a un lado, ante el temor de que
. UCion del ser humano. Nacieron teorías que ayudaron perturbe la buena ejecución. Solo la bitsqueda de la be-
Y. ob~truyeron alternativamente el despertar de la .. lleza, de la perfección del gesto, guía a 1 profesor y al
c1enrna 't .
01
s· . . . con-
. n mica. i nosotros queremos aprehendá el pro- alumno. La actividad motora se enriquece entonces con
ema de cerca, nos vemos obligados a tener constante- una conciencia intuitiva gracias a la pdctica. Cuant9 me-
~ente delante de. l~s. ojos la triple realidad siguiente: el nos cerebral sea el niño, mejores serún sus movimrentos.
11t~?, elemento "'.1~1ente, ~rtístico; la teoria 'd~l ritmo, el ,Llega elmomento en que es necesario pasar del acto
I~ec ~o p~ra _adqmnr conciencia· de aquél, y la conciencia - n la conciencia concreta, cerebral, a!Jropiada para esta-
~~~;1ca, I?d1spe?s~ble al art.ista para hace!' tina obra de blen;r una teoría. El niño golpea, por ejemplo, con las
f . El rlt?1o v1v1ente, aunque se manifieste de modo di- manós, varias· veces seguidas, la fórmula:· tres c;orcheas y
erente se~un l~ materia. de que se trate, permanece, sin 1111 - silencio de corchea. Si el niño cuenta: un-dos..,-tres,
e!llbargo, mvanable en su misma esencia; no lo conver- un-dos-tres~ etc., adquiere una conciencia puramente nu-
tiremos, no obstante, en una cosa "en sí". mérica del ri-tnioj el silencio pasa inadvertido. Esta ma-
Tributari.?, ª.la vez de la vida y de la materia, el rit- nera puramente cerebral de contar no corresponde a la
mo resulta d1f1c1l de determinar. La 1)alabra " "t " csel'lcia del ritmo, ni a la duración real, ni a la intensidad
solo d d · · ' ' n mo y aún menos a la plástica. El niño cuenta el nitmero de
• . pue e es1gnar, pues, una -relación entte un hecho
~-~:1~~~~· que a me1.mdo se nos escapa, y un concepto que . impactos sonoros, pero permanece ~jeno :i su distribución
mamos de el. .Se puede, en la ejecución de. una en el tiempo. Es. lo que_ ocurre en la poesía francesa

25
_x~n C.:ll.·ILl:Z.I DfL RJD!O

EL RIT1\f0 1\WSICAl. -·.


Estos tres estadios se V-Uelven a encontra!· bajo diver-
ll"J8 as ectos, formandociclo~ más. o menos ráp1d~,s ? lentos.
cuando se escriben alejandrinos; se cuentan las sílabas,
sin más .. Esto es también lo que ha debido ocurrir en los 1! ·f 'ño la suces!ón de estad10s puede ser i.ip1d~. En
comienzos de la poesía griega. Luego, la fórmula arsis- ~nnm~>i~1 si 'se considera a la húmani~ad en su con1unto,
tesis ha introducido un elemento temporal, pero fue solo den ver gra.ndes ciclos concermentes a cada raza y
8C pue · l 1 veremos en
~on las teorías de Aristógenes, basadas sobre el tiempo , uun englobando a todas las. razas, t~ :~m~ 0 · · .
básico, cuando la noción de duración se ha concretado. el capítulo: "El ritmo musical y la~ tazas .
¿Cuáles son los estadios de la toma de conciencia, por Corres onde a la época actual poder esboz~r un co~n-
ejemplo, cuan_do el niño marca un ritmo? La conciencia pcndio ele ~a evolución de :a conciencia ,~ít1~ica, i~~~~~~~
numérica del número cíe impactos sonoros puede ser con- n los descubrimientos relacionados con t a ma l f' .
siderada como la característica del primer estadio. El se- Y de las razas pnmiuva.s, asi• como al progreso
· . . ·
. ·
de a 1sro-
,
gundo estadio es aquel en que el niño adquiere concien- logía y de la psicologia.
cia de la relación que existe entre los golpes que él da y Desde la época de los antiguos ~riegos (pcnsa·1~s eln
1,
el fluir del tiempo, es decir la duración. Con este fin, el Pl tón Aristóteles y Aristógenes, siglos VI y v ,i. .) . a
! a . , . del ritmo después ele haber pasado por el csta-
educador recurre al movimiento corporal, después a la
imaginación motora. El niño adquiere así la noci6n del cl~nolen;1e~tal numérico del que hemos hablado (sP. cu:-n-
c 10 e e ' ' · · ) ha recorrido
tiempo básico, unidad de tiempo, así como la del tempo ta el número de sílabas o de notas, s1i: .m~s ' d
(grado de rapidez). En un tercer estadio, el niño pasa· tres grandes etapas de toma de conCiencia. qu~ po emos
de la conciencia del tempo a la de la unidad superior, . . . ·. d la si uiente manera: ]Q, conc1cn~1a del. ek-
smtet1zadr e 'ón· g2Q conc_ iencia del elemento rntensirlad;
o sea, forma rítmica completa, por ejemplo, un compás, mento urnc1 ., ' . . . . e· .con a.lgu-
· como en nuestro sistema métrico. Es el elemento inten- . . .. de la plá~tica
"y conciencia · del
· ntmo. ,1temos,
. '•< •
3
. , - variantes Jo que hemos escrito en un opt .. c,1-
sidad -l?s acentos- el que permite, sin la ayuda. del. nas pequenas . . . • .
cálculo, tomar concienda de la unidad superior. Las sub- lo Le jazz et l' oreille musical e: . .
. divisiones del tempo en valores binarios y ternarios ven- . , Para- los griep;os, el ritmo era ·~un orden en la repar-
drán a completar los datos teóricos. . · tición de las duraciones" (Aristógenes). Dos ya]orcs l[u~cla-
) Ja breve ( ) proc ucían,
Solo m_ás tarde el alumno, dueño de los valores· agó- mentales. la sílaba 1arga (-· .v . ; . l ~ l . entos r_ít-
gicos y dinámicos, podrá adquirir, en su práctica instru- - nedio de variadas combmac10nes, os e em
mental, las cualidades plásticas que sobrepasan la preci- in~~;s ue llevaban el nombre de: troqueo (- .._.,), .yambo
sión teórica y a través de las cuales reencontrará, esta vez q l' ·1 (- ) ana¡>csto (~...__. -) , etc. El com-
conscientemente, el ritmo viviente, siempre variado, rico (.__.-) ' e actl -o · .._.,~/
t to • por un alzar como por un .dar • •.
· de sustancia humana traspuesta al ·plano del arte. P.ás podía comenzar an ·
, Th Reinach "nada autoriza a creer que a
. · · 1 emi-
Considerada en su. conjunto, podemos pues distin- Y. s~gun 1 ~isma o el sonido extraído. del instrumento
guir, en la educació11 rítmica, tres estadios que el educa:: :~~e':~ªaumento de intensidad durante ~1 dar. E~ otr~~
· -c!or de.berá ·siempre tener en cuenta: v~da inconsciente, alabras,el ictus; .. es ajeno al. ~ca.nro as1 como a: ~ m
toma de conciencia, vida consciente. Es lo que se en- P. 1
tnca de . os griegos ·
. " i Eso no SJ<TmÍica que no cx.stteran
n .
.... cuentra en la idea de Renán:• "El espíritu humano atra•
viesa tres estadios que se pueden d~signar <;on los tres nom-. La musique grecque, Parfs, l'ayot, 1926, pág. 79. , .
bres de sincretismP,. análisis y síntesis".
27
26
¡

El RJTMO MUSICAL
NATUIULBZA DEL RITMO

va!·i~clmies de intensidad, pew desde el punto de vista. .· . En cuanto a las indicaciones de los xalores dinámicos, .
. 1:onco no ~e les prestaba atención. En la pr<Íctica, la ., el diccionario Riemann dice al respecto sobre la· palabra
ntm?pea griega tenía en cuenta la intensidad: "Las lar-·. 11
crescerido": "Las indicaciones de grados dinámicos, f,
gas t~enclen a apoyarse sobre los tiempos fuertes, las breves . p, ff, pp, existían ya antes del año 1600 y se enseñaba
conviene~. a los t1emp~s cl~~Jilcs".2 _Es preciso distinguir Lumbién, en los métodos de canto,_ el arte de aumenta~
en.tre la 11tmopea, realizac10n del ritmo, v la teoría rít- · y de disminuir la intensidad de un sonido. ~ ., pero ni .
mica. ~or otra parte, la mt'isica griega, al estar íntima- · las d~nominaciones de crescendo y de diminuendo, ni
mente hg~da a .layo.esía y <1 Ja danza. incluía sin ning·una los signos expresivos ~ y --.. aparecieron antes ~el
duda mauces d111am1cos. ' ·
aiglo XVIII ..• Francesco Geminiani explí~a .en su Traité
C:º? las teorías ele Aristógenes, basadas sobre el tiem- , du. bon goiit (1749) el valor de los signos < y >·
po b~s1co (valo: i;i<is _preciso que las largas y brevés, A él se refiere Joh. Stamitz en sus indicaciones detalladas
somet1-das a vanac10nes de duración), la noc!ón de' los '. de los matices, y por interm~dio de l~ escuela de M~nn­
v'.ll~res temporales del r~trrio se clarifica. Los griegos co- · heim (así como de Jo~~elh y de Reichhardt), la eJCC?,·
no;i~n co,~pases, pero e~tos no constitufrin,. como en la • ción expresiva se convuuó en norma para la orquesta_ .
mus1c~ clas1ca,, nµe;as m11clacles m<ís grandes. Los mm pa- Por' eso M. Emmanuel ha podido decir que hay dos rit-
ses griegos teman s1er~pre como unidad d tiempo f);ísico. mos: el ritmo antiguo y el ritmo moderno.
. . ~n la Edad l\fedia, cuando el latín vulgar se trans- . Estaba reservado a la época actual agregar a los· ele-
f?rmo en francés, el. a~en.to tónico de la palabra se con- · mentos de duración e intensidad, un nuevo aspecto del
v1ert~ en ~l acento ~hnamico de la música. La intensfrlad , ritmo: la plástica, gracias a la .c?al los ritmos e~ocan las
ª.dqmere importanoa respecto a la duración. "En los an- cualidades de la materia: elasticidad, peso, densidad, etc.
tiguos cantos silábicos de la liturgia cristi<tna ... tocio ras- Si hay escasos signos para indicar los m~tices diná-
tro de "largas" y "breves" ha desaparecido ... , y el uso da 1·icos del ritmo, casi no los hay para determinar los va- .
a una ele las vocales ele cualquier palabra, y precisamente lores plásticos. Sin embargo, casi todos los profesores ~e
a aque~la que llevaba antes el acento nwhídico, prepon- piano exigen, en la actualidad, a sus alumnos, una e1e-
deranoa sobre las otras, por medio de la intensidad" a cución plástica, aun sin saber exactam~nte en qué con-
.Solo más adelante, sin embargo, los elcmc_ntos ele in: siste eso. También se cree a menudo, sm razón, que nó
. tens1dad llegarán a- oci_ipar s11 verdadero lugar junto q
se puede enseñar la plástica.
los .e~e~1entos de durac10n. El nacimiento de Ja mú~ica
Acabamos de considerar, en ·grandes lineas, un as·
pohfo?1ca que ~xigía puntos de encuentro característi-
pecto.de la evolución de la conciencia del ritmo. Existen
~os, dio u~a creciente importancia a la intensidad; y esta otros; pero éste, por sí solo, basta para mostrar hasta
1mp~rt.ancia .se acrecentó con la expansión ele la 1üüsica
qué punto las concepciones unilaterales, como la de. los
~r~omca e mstrum~ntal, dando lugar a la teoría de Jos
tiempos fuertes y tiempos débiles". ' griegos, poi: ejemplo,· basada únic~ment~ en la dura~ión,
han sido superadas y son poco viables en la actualidad.
Se ha cumplido una evolución y nosotros debemos te-
2'FR. GEVAERT, Histoire et t11éorie de fa musiquede l'A11tiquité.
Gand, Hoste, 1881, t. U, pág. 65. nerla en cuenta. .
3
'.'f·EMMANUEr., Histoire de fa Tangue 111usicafe Paris Laurens
1911, p¡ig. 228. . , • '
La influencill; del pensamiento, en cambio, no si~m­
pre ha sido propi~ia para el ritmo .. ;Las t~orías melódicas

29
JI.. Rtl .\10 .111'.\I<,". !i.

NA1'URALBZA. DEl RtrMD


· o arn)ónicas, por ejemplo, han trabado o dctenidó a mc-
nudosu progreso. Así, en el siglo 1x, Hucbald de Saint- Ql'mula ejecutada en crescendo. Se ha ritmado, pues, el
Amand, en el órgano (empleo de cuanás y quintas) hace, 11.'lmero que, por sí misino, no tiene ritmo propio, no
literalmente pcdazus el ntmo. En el siglo xm, se lo al- ~lene movimiento.
tera ~~ nu~vo en. benefici~ d~I. discant? .. Se si.ipcrponen Veamos otro ejemplo del sentido d.e la palabra "rit-
c~~uo~ •. a -v_eces se hace comcid1r la musica de una can- • mo", que se va ampliando cuando el ritmo pasa de ~or­
c10n p~ca1:esca con. un cant_o gregoriano, lo cual no deja'! DlUll pequeñas a grandes formas: En 1;1na obra ~usical
de perjudicar al rltmo. Misas enteras tenían como com· ; hoy pequeños ritmos que pueden surgir del. sent~do ~el
plen_iento cancio?es popul~res, por ejemplo, la lvlesse ; lnovumento (a menudo corporal) o de la imagmac1ón
de l homme arme, de Josqum Des Prés. motora. Éstos son verdaderos ritmos. Pueden encade·
1:ª evolución de la música se cumple de acuerdo con mu·se con otros ritmos, originando así formas cada vez
las, i:ri1smas leyes complejas que la del ser humano,· y la lllÚ!I grandes, miembros d7 trase en llrimer tér~ino, des-
. mus1ca º.frece, sobre .este tema, un campo de observación pués frases y períodos, finalmente forn~as mas grandes
de una .nqueza ai:reoable para psicólogos y filósofos. Por · LOtlavía, verdaderas construcciones sonoras. Llega~os así
l~ plemtud de vida que encierra, al recurrir a. las prin- ; A la arquitectura musical que, en nuestra op1món'. se
c1pales facultades humai;ias, la música ofrece más que la~ llparta de fa esencia del ritmo a medida que la evaluación
. otras. artes, comparaciones y analogías rÚediante las cua- ucl tiempo que transcurre se nos esnpa y debe ser. rem-
les su naturaleza, así como la del ser humano, se'aclaran , . pinzada por una' conciencia cerebral Je ~as prop~~~iones.
mutuamente. ·
Se confunde a menudo la percepción del tiempo
'que pasa" con fa conciencia ínteleci:.ual del tiempo, como_
Sentiqo amplio de la palabra "ritmo" tuando decimos: "son la,s diez" o bien: "trabajé durante
tl'CS horas" .. Musicalmente hablando, artísticamente ha-
.. La palabra ritmo .se toma en un sentido amplio,
figurado, en cuanto deja de referirse al movimiento; es blando sobre todo, la conciencia del tiempo, del tempo,
lo que ~curre, por ejemplo, en las proporciones y los del tompás, de la medida, de las dimensione.s de las par-
ordena1mentos puramente espaciales, Lo mismo sucede tes de una obra, no reside en las nociones mtelectuales,
· cuando se adapta la palabra a elementos donde el movi- . · 11lno en una sensación real de la duración en el ti~mpo.
- miento está tomado· en un sentido metafórico.. Así un lista sensación, p9r ej.emplo la ~uración de un ~muto,
número, por ejemplo: 23.249, puede, ser. considerado en no puede obtenerse _ni. por m~d19 del cerebr?, ~u por la
f~rma rítmica, sin, que esté ritmado, hablando 'con pro- emotividad o el sentimiento, smo por el movimiento cor-
piedad. '.En. efecto, se ~e puede c_onsiderar desde el ángul<? poral efei::tivo o imagi?ado. . .
del m?v~miento:, ~ab1éndolo visto sobre una· chapa de Le damos tambien un sentido ampliado cada vez
automov1l, él musico puede escandir instintivamente ese que se asimila el ritmo a .un el~men~~ más gl~bal, más
número, que da la siguiente fórmula·: c::ompleto que él. Hay_ qmenes identifican el ramo c~n
la vida, con la Inteligencia divina, con el Todo, el Es-
t ) ,. ¡ > > píritu, con Dios. Considerar el ritmo como una i:nanifes·
.b 1 J.
nue • 1J
1 J. tación puramente espiritual, apartando de .él deliberada·
doi •ere&, dos : cuatro 118 mente la materia, es otro aspecto donde se_ confunde la
· cosa con la fuente_ de la que. emana. El ritm~ puede te-

81
NAl'URALBZA DEL Rll'MO
EL rui:~w Ml'SIC.JL.

El ~·entído· restringido de la palabra ~'ritmo"·

Como la palabra ritmo ha sido empleada para de~


1nnr los elementos más diversos, desde los más materia-
l hasta los más espirituales, no es asombroso que algunos
Uto1·cs, atraídos especialmente por cierto aspecto del
tino, hayan reservado la palabra a este aspecto, incluso
ata a una sola de las características <le este aspecto.
través de la evolución, el ritmo se ha manifestado, de
·cuerdo con las tendencias y con· el tempe:-ramento de los
pueblos, bajo diversos aspectos tributarios de fa variedad
le datos elementales, más materiales (instrumentos) o más
uapirituales (concepciones) sobre los cuales se apoyaba.
Los grl.egos solo veían en el ritmo (entendamos: la
1•ltmica) relaciones de números, las cuales se referían úni-
cumente a valores de duración. \' cuando Aristógenes
cx.igc de los ritmos que pertenezcan a uno de los géneros
Igual (1'/l), doble (2/1), o sesquiáltero (3/2), solo habla,
por cierto, de. una parte de los ritmo.s utilizados en su
apoca. Y S~n Agustín, a~ n? re~onocerles ritmo a los 1:1ú-
a1cos profes10nales, restnngia sm duda alguna el senado
del ritmo, que solo atribuía al uso consciente de las rela-
ciones numéricas, ignoradas por los músicos corrientes.
. En la actualidad, el ritmo designa a veces un fenó·
meno puramente material o únicamente espiritual. :t\lu-
chos autores modernos quisieron ver solo el aspecto sub-
jetivo del ritmo, confundiendo así, a ejemplo de Kant, el
mundo con nuestra conciencia. Cuando R. Dumesnil
escribe: "El ritmo es una necesidad del espíritu" ,4 restrin-
ge el sentido del ritmo.· En cambio, cuando dice: "La
noción del ritmo es una necesidad del espíritu", 5 está en
. lo cierto. Fr. '\'Varrain ve en el ritmo "una síntesis sub-
jetiva,,de duraciones limitadas, distintas y perceptibles

4 Le ·1·yth111e musical, París, Mercüre tle France, 1921, pág. 46.


li Ibid., pág. 11

35
32
i!l' TOTMO MUSICAL
NATURALEZA. DEL RITMO
c:omo
. d otales"" . Ese f' he e·I10 su b":1e.·t1. vo, exist•·
.
Jerta ·sob re un enómeno 1norwmico ~ _, 1·)e1·0
·
t. •
est-'a in-
• -
. ,¿:
1 u11a api'eciación correcta de la totalidad del problema,
constituye , b' . i orgamco; no'· 1onos a .detenernos algunos instantes en ciertos aspectos
mental del u;.~: q~e ~n aspect?, científico, exclusivamente ndamentales del problema del ritmo musical, aspectos
-del ritmo y ~::~;;nt1el~e_. relaoon. ~on. la rítmica, ciencia jlescuidados o ignorados d~masiado a menudo. ·
. e utmo propiamente dicho.
Otro e1em I · · d
del r1't1no p o t1p1c:;o el sentido demasiado limitado
se encuentra en l d f" · ·
rizan al ritmo en tanto es .. fs e m_1c_1?nes CJ.Ue caracte- , § 2. RITMO MUSICAL Y OTROS RITMOS
la repetición que uede consti~u~epet1c1~n".. Ahora bien,
cuantitativo, repit~ a me d .· r por s1 misma un ritmo El ritmo musical
tativa, representando u m:l o Iltmos de _naturaleza cuali·
leza no cambia por la i~p:t~~~:nto de v~da cuya natura- - '
El ritmo ·musical se distingue del ritmo en general·
1úún con ella. ' · wn Y no tiene nada en co. ··por el hecho de estar condicionado por elementos .musi·
.cnlcs. Estos .elementos suponen una selección de valores
sobr:~:i::~nddeeve~t cuán difícil es ponerse de acuerdo .1 ltmicos basados ya sea sob1:e un sistema de compases, ya
aca sobre un tiempo básico (por ejemplo la breve, como
-musical en · I n mo en general y sob re 1a d e ramo
· , entre los griegos). Un sistema ordenado es indispensable
. l. part1cu ar. Entre los ·griegos ésta se limitaba '
;a:r~~~~o~~nceptos ~bst~actos y constituía más bíen el - : . para establecer una tradición y fijar las fórmulas que de-
el 't e u_na_ mmona selecta. A través del tiempo ben ser escrita~ y leídas teniendo en vista la ejecución.
n mo se convirtió en part · t ' X.a selección de los valores dinámicos (acentos y matices
humana; descendió de las al~um egra~~e de la naturaleza , dinámicos) es más grande, pero como éstos son de na-
zar, más allá de las te , ra~ espmtuales para alcan- turaleza más cualitativa que los valores agógicos (dura-~
materiaJes. ona~ particulares, los niveles m;is
ciones y matices de duración), escapan en gran parte a
. b. Para e,l conoci~iento del ritmo no basta elaborar ln sistematización. En cuanto a los valores plásticos, más
rntiles todavía, se resisten a la transcripción gráfica a
~~di~s r~~~~-~as~~!ic~ltm~ ne~esita ser v~vid~, sobre todo pesar de algunos ensayos de compositores modernos. Es··
d . .raoas a experiencias razonadas probable, pues, que la ciencia rítmica permanezca siem-
p~ emos comprobar a nuestro alrededor
mismo~, en lo concerniente al ritmo, hecl;o[ vf~~e~~;otros pre incompleta. . '
feD;am1~ntols constructivos,. relaciones controlables s, or- Para ser musical, el ritmo debe. emplear, además, so-
og1as ieve adoras· El an·T . l - , . ' ana- nidos. codificados, como ocurre, por ejemplo, en las es-
·nos nocion . , ·•. is1s y a smtes1s pueden dar- talas, occidentales o de otros tipos. Porque música quie·
, _es claras apreciables, reconfortantes y- , t'l
en 1a practica artística rítmica. u I es re deeir melodía; cuando incorpora también la armo-
nía (material) de los occidentales (los orientales solo co-
unt~~~:tos autores han descuidado la c~nsicieración de .nocen la armonía espiritual)> el ritmo puede estar influido
p portantes! Por eso, como resulta difícil llegar por el encadenamiento de ios acordes y puede colaborar
G Co11ce¡1tio11 j1sycho·J.1h.vsi1ologique de l
en el establecimi.ento de las cadencias, que desempeñan
1921. " gammf', París, Rhéa, entre nos()tros un papel importante. .
De la colaboración del ritmó con los elementos me-
:r. i
r( ~ , ,\. . 35
?:
S,1TC:RALEZA DEL RITMO·
!'l. RffAJO ÚVSICAL

Iódi~os y armónicos, ¿se puede inferir fa existencia de UJL tmo del tambor, de las castañuel<;t~· etc., ~ aun el ritI:1º
ritmo específicamente musical?· En cierto sentido sí. Siri-, lpeado con. las manos. ¿Ha perdido el ntm? su carác·
embarg~ •. podemos muy bien co1~cebir que .. haciendo~ tor esencial? No lo creemos así. Al con~rano, aparece
a?stracciqn. de todo .elemento musical, no quitamos al; cnsi mejor en su pureza original. .Algo 1m~ortantc: la
r~tmo propiamente dicho ninguno de sus. caracteres esen·
música moderna, y en particulat el ¡azz, han mco~·porado
, ciales, es decir, valo~es . ªf?ógicos,. dinámicos y plásticos, la música el ritmo sonoro to_mado eri. el sentido más
11
o:dena?os por un prmc1p10 de vida que les da. ~oheren- • ;nmplio. Los rnidos ritmados tienen alh a. menudo d.e:
c1a y v1da y que se nos manifiesta gracias al movimiento.> recho de ciudadanía. Se recuerdan los ensayos ex~rem1s
. Hay qui~nes afirman, sin embargo, que. solo existe •
5 'lns de ún Marinetti, introduciendo en la orquesta mstru:
mcntos productores de ruidos (stfsurros, gorg~)teos, raspa·
r~tmo en .funoón de la música. Pero hasta la misma prác-;
· mientos, etc.), y el aporte de los instrumentistas negros,
t~ca mu~i:al, creadora y pedagógica, exige una concep·
ci~n. del :Itmo en general, concepción basada no sobre la), nmericanos (jazz) o africanos. . .
Se plantea la pregunta: ¿se trata de decadencia:.? de
·rnus1ca, su~o so~:e la im~ginación_ motora; necesaria pata e:
un enriquecimiento? De lo ,u!10 y de. lo otro. En. nerto -
l~ buena ejec~tc1on del ritmo mus1caL Otros dicen qlie el
~cntido, el retorno de la mus1ca al ntmo m_arca un~ r~­
n~mo es fu.~oónde la "n~usical!dad'.', dando a esta pala--
bra, un sen~1do muy amplio y_ d1scuublc. Toda una cate- p;resión; por otra parte, la pe~fección y la nqueza ntm1·
g?na ~le i~1.1~to!·es, .?e esculto.res,_ hasta d~ :1rqnitcctos, se
~ns pueden ser elementos preciosos y fe.cundos. ..
Más ale.jado todavía de la música ~C' halla el rttmo
dicen . mu~1cahstas . ~u mus1:ahdad surg1na, según ellos,
de la naturaleza propia del ntmo. 7 ¿No están abusando sonoro de las nláquinas, de los trab~JOS manuales, ~e
de las palabras y no reniegan, así, de las características tos ruidos de la naturaleza. Nos refenrci:ios a e~los mas
de .sus respectivas disciplinas artísticas? Se comprende adelante como fuentes de inspiración rítmica musical.
mejor que los poetas se digan "musicalistas" (·música
ante todol), 8 pues el elementü melódico, en las alite;acio-
Del sonido al ritmo musical
ne,s y e;i e~pecial en las asonancias, no le cede en nada,
en musicalidad, al elemento rítmico. · Se podría establecer, como veremos, una_ líne~ gené- ·
No, el ritmo no es necesariamente musical. Es. de tica que ya desde el sonido ~o ritmad? al_ sonido ntmado
naturaleza más general y, en cierto sentido, premusical. o ritmo sonoro, y luego al ritmo musical. . .. .
· 19 Sonido continuo, no ritmado, abstra.cc1011 hecha,
El ritmo sonoro ,.deniemente del ritmo vibratorio del .somdo, dd cual
e\ 1 . ' •
no pode,¡nos tomar conciencia como ntmo:
. . Si despojamos al ritmo musical de los elementos me-"
lódi7os y armónicos, queda todavía un ritmo, ritmado
musu:almente, que encuentra su lugar en la música: el

7 Primer manifiesto de la Asociación de los '·Artistas musicalis- 2Q Sonido con interrupción irregular; por ejei:iplo,
tas"', París, 1932. · un golpeteo irregular sobre un vidrio; hay m?v1m1ento
8 De la mwique avant toúte clwse, cita de P VERLAINE.
so.noro y nada más; no se lo pued~ anotar musicalmente.
(N. del T.)
37
36
EL RITMO MUSlC.H. ...
NATUJ{ALEZA DEL U/1'i\IO

·gota 3;esonido con int:rrupción ~egular; por ejem·plo un~ Sonido mantenido con variación de timbre, regu-
- . agua que cae 11ay ya'nt · . ·' ··
ci<?n y alternanci~ del ~onido con sTI~~d~ses ·. ex1~te r:~t}, o armoniosamente irregular; el caso· es raro, pero se
regular o cadencia es el Jirimer ti. l 1' La.1ep;t1~1ó., puede observar al utilizar· los pedales en el piano, así
. po e e a sene ntm1ca: mo en ciertos batimentos ·(interferencia de sonidos);
OK l'itmos idénticos en duración y en intensidad púeden
! J l ...J ~JJJJJJJj
-- - - . . - - .
lfcrfr en cuanto al timbre y, a causa de esto, no tener
mismo valor expresivo. Este valor de timbre, combi·
.si esos r'itmos provienen de la vid t" .. . ) 1do con valores•. a menudo irracionales, de duración y
intensidad, contribuye a dar plasticidad al ritmo; ad-
Iitativo que no posee un ritmo me~án1i:~~n un valor cua¡
lere importancia en la orquesta, donde hace' destacar la.
senti~: Sonido con variac~ón ~e
duración y que tien~ un' olirritmia que, sin diferenciación de los timbr~s, pasa·
corcheL~~s s~:~~:r~~:~)°:c~~n mental (ritmo exterior;~ In a menudo inadvertida. · ·
. va. ó dé cualquier otra clase (ri~~¿or una ~ausa, afecti¡¡ . 7Q Los rit'mos indicados en 4Q, 5Q y 6Q pueden com-
ciencia, de claudicación): de alegria,. de impa~:. ' hlnarsc y originar así otras especies de ritmos; así el 4Q
puede presentarse al mismo tiempo que el 5Q o el 6Q, el
J .
; n .n J l~ r.1=, J1 ti

y" J11! .J j) rJ J>.i


DQ al mismo tiempo que el 69, o aun los tres juntos.
Acabamos de enumerar lós principros esenciales que
, determinan la naturaleza de los ritmos· y que, gracia!
59 Sonido ·d . .,
. regular o ~1an.tcm o _con varzaczon de intensidad,, >Nobre todo a las variaciones de duración (49), permiten
námica pu~~no~1osamente irregular; esta modulación di- J )os ritm<;>s más div~rsos, y con las variaciones de intensi-
mento e en~r una causa física (fenómeno de bati·; dnd (59), las más diversas expresióries de las sensaciones,
i .' que blos. aftnadores utilizan para la afinación del - 8Cll timien tos y estados de ánimo.
P ano, este at1mento puede ser sim l
lo encuentra tam·bie'n e 1 ~ e o compuesto; se Esta clasificación podría trasladarse analógicamente,
••, n a gunos rmdos de · 1· ) ·· c:on la misma precisión, al campo de la pintura: color
~~~~se ~~~e~r~~~ c:~sa fisio!ógica (algunos so:~~~ ?::e: (8onido), interrupciones, valores (intensidad), cualidades.
la sangre). Es i., ... s~t t' por ejemplo, de la circulación de materiales (opaco, brillante, etc. = timbres diferentes),'
. "'" an e raro que haya . "ó d .
s1dad .· sin interrupción
, .. del son1"do. vanac1 n e tnten- etcétera .

Desde el punto de vista psicológico y filosófico,. el


Mmido y el ritmo pueden oponerse el uno al otro como
si fueran dos principios esenciales irreductibles que se
b) Gres.cendo y decrescend. o, ya sean aislados · completan el uno con el otro, existiendo, por ejemplo,
o ..b ten sucediénclose: . preponderancia del ritmo en la danza, y del sonido, en el
canto. La oposición entre el sonido y el ri.tmo y su carác-
.:e::::::----= <::::::>- ~ .. , ter compJementario han sido destacados, entre ot~as, por
38
39
EL filTMO MUSICAL
NATURAl:EZA DEL. RITMO

la Ley de Creación de H. Wronsky, 9 en la que se han\ Sin ser sonoro, como ritmo plástjco, el ritmo no ne-
inspirado autores tales como C. Durutte,10 y E. Britt.11.
Los dos elementos pueden, por. otra parte, ser considera-
ccsi ta el concurso de' la música y puede inclu~o pr.es~in­
lr del sonido. La alegría del bailarín; la alegria plasuca,
dos elementos. premusicales,. estando el ·sonido no obs- es alegría espiritual cua~do se halla engendrada por la
tante más. cerca de la música que el ritmo; éste, sin el realización de un ideal de belleza. Es .la belleza corpo-
concurso del sonido, no puede adquirir virtudes musica- t'izada, encarnada en· el ser humano. El bailarín. trata de
l.es~ mientras que el sonido, por su misma naturaleza, •enlizar conscientemente lo que el animal hace sm saber-
· forma ya parte del misterio musi~al que reside ante toJo lo. El ritmo corporal del animal es a menudo más puro
en el poder, a la vez constructor y afectivo, del sonido.
y más armonioso que. el del ser humano, afectado de c.e·
En las páginas siguientes volveremos aún un momen· rcbralismo; pero solo el homb:e es capaz ?e crear artis-
to sobre un punto: ¿el ritmo debe ser .necesariamente so- tlcamente gracias a la concit;ncia, a la .técmca que crea Y
noro para organizar el "tiempo musical", o puede ser ni ideal espiritual que lo amma. ·
simplemente plástico?
El ritmo musical, por sí solo, no puede ser música;
sería más bien danza sonora; tocar el tambor. es una dan-
El ritmo plástico zn ele los· brazos y de las manos, y tocar el piano, ¿no es,.
desde el punto de vista del ritmo, una danza de los dedos, .
Si la musicalidad de las obras plásticas (pictórica5, de las manos y de ·los brazos, en la que algunos hacen
escultóricas, etc.) es discutible, es en c;amb~o difícil, si no ¡>articipar el cuerpo entero? Del mis.m? modo la danza,
imposible, negar a esas obras cualidades rítmicas. Pues, por sí sola, no realiza la pleni,~ud artisuca huma?ª• dado
en arte, el ritmo es lin elemento esencial; es la expresión que en sus medios de. expresión ell~ es. exclusivamente
de la vida en movimiento. En la· medida en que las re- · corporal. El ritmo se completa mediante los element~s
ladones de movimientos (en'. el tiempo y el espacio) dan melódicos y armónicos; así a la danza se agrega la mu-
/lugar. a relaciones exclusivamente espaciales, considera- sica, o por lo menos el sonido. ~ste complement.p es me·
das fuera de.sus relaciones con el tiempo, el término "rit- nos importante en las danzas orientales, sagradas, 9ue en
mo" da lugar a los términos "proporción" y "simetría", · las danzas occidentales, profanas; el símbolo enriqu~ce
tomado este último término en el sentido griego de con: '' Jos gestos de las danzas orientales, dánd~les resonancias
. modulación, de simetría irracional. espirituales. El ritmo no e~, pues, necesariamente son?ro, .
En la danza, el ritmo es a la vez ·espacial y temporal, y es preciso buscar su esencia fuera del mu~do del,,so~ido.
y ·es quizás allí. donde el ritmo se encuentra concretado Volveremos sobre este punto en el capitulo.: Ritmo,
en su e.sencia más característica. Se habla. evidentemente melodía, armonía", § 4. . .
más del ritmo en la música que en la danza, porque se pesde el punto de vista deJ.•arte, es. preciso averiguar
opone a la melodía y a la armonía. En la danza está · Ja naturaleza profunda y esenc1!il. del ritmo en las ca~ac­
solo; la danza e,s ritmo. tcrísticas comunes a todos los ritmos, . ya sean musica-
les, sonoros o plásticos. En. los tres cas~s, _como ver~mos
9Messianisme, obra póstuma, 1876. de nuevo más adelante, el ritmo se realiza por medio de
10Technie harmonique. Ja imaginación motora, ya sea. ins~ira~o por eleme~tos
u La synthese de la mu.rique, París, Véga, 1938. . materiales o espirituales. Esta 1magmac1ón motora llene

41
!'.·-
1.:' \

r
.
j
.

. EL RITMO MUSIC¡fL NATURALEZA DEI. RITMO -


.'

m base material en los diYersos moviniientos de la na-;J ,·del arte. Se canalizan las -creaciones en fórmuias, que
turaleza y sobre todo en los <lelcuerpo humano. El rit~i, utilizan en seguida para hacer arte después de haber·_
mo ''iviente se encúentra ya presente en el reino vegetá1,12: 1 codificado en fórmulas estrechas y convencionales. No
se expande en el animal y se vuelve consciente en d' batantc, si en. el lenguaje corriente el ritmo significa a
hombre. In vez vida, formas y fórmulas, se llega a menudo, eri la
ceoría, a eliminar el elemento vital en beneficio de las
- 6rmulas que ha suscitado. Se olvida el ritmo y se con-
El ritmo inorgánico .erva la rítmica. Y por poco que se tome, por ejemplo,
n forma literal la idea de V. d'Indy: "El ritmo musical
En cuanto extendemos el sentido que acabamos de:; esultá de las relaciones de tiempo establecidas por el
dar al .ritmo, al terreno artístico, corremos el riesgo de,: eepíritu humano", idea de la cual ni él mismo era vícti-
·producir confusiones. Tomemos un ejemplo, en el arte~ ma en la práctica, se corre el riesgo .de dejar a un l~do
el ritmo es vivo, orgánico; ahora bien, podemos per•.i los ritmos vivos que la'vida nos ofrece. Por eso se percibe
fectamente hablar del ritmo inorgánico, es decir del roo-; lo. diferencia entre una obra inspirada y aquella que ha
vimiento ordenado en el dominio físico, químico, inter-! 1ldo creada solo con la inteligencia. ~ ,.
atómico o cósmico. ·Así, la vibración de una cuerda, fenó~}
· Es comprensible que al comienzo se hayan producido
meno objetivo, que produce el fenómeno subjetivo lla•:
graves confusiones acerca de la· teoría del ritmo y 9ue no
mado "sonido", es un ritmo en una acepción am_plia, peró'i
1e hayan diferenciado claramente no s<;>lo .la rítnuca: cl~l
correcta, del término. Esta vibración pertenece, sin nin·:?
! ritmo, sino tampoco la métrica de la ntm1ca. Al pnnc1-
guna duda, al movimiento ordenado y desempeña el pa-:;:
pio, la música, riiás vocal que instrumental, ha esta.do
pel que se conoce; sin esta vibración no habría músicá.;
unida siempre a la palabra y, por ende, a la métrica '
Pero esta vibración no es lo que llamamos ritmo en mú-/
sica. No se trata de un r.itmo musical propiamente dicho;:~¡ poética. _ .
sino de un movimiento periódico, y por consiguiente or~:¡, Aún en la actualidad las confusiones se pcllJ_}etúan.
denado, que re'sulta difícil no llamar "ritmo". Así, Mathis Lussy comienza Ja introducción de su libro
Le rythme musical en estos términ~s: "La finalidad de
este libro no es enseñar a los compositores a crear formas
§ 3. RITMO, RÍTMICA, MÉTRICA
rítmicas nuevas: ¡para esta creación, la naturaleza ha de-
positadó el secreto en sus almas, en su inspiración! Nues-
El ritmo es el movimiento ordenado.. tra intención es mucho más modesta; se reduce a pro-
La rítmica es Ja ordenación del movimiento. ~ porcionar a los músicos los medios de limitar, de disti!1-
La métrica es Ja medida del movimiento. :,;
") guir las diferentes formas rítmicas de las obras que e1e-
_ En todo tiempo hubo autores que confundieron el: . cutan, de analizarlas, de conocer su. género, la naturaleza
ritmo, la rítmica y la métrica: Confusiones lamentables;; de su contposición, de sus funciones y acen_tos". El autor
estas, pues se hacen, en general, en detrimento de la vida'¡~ propone, pues, una ciencia r!tmica y no· un~ teoría del
1 ritmo, pµes ésta tend!ía precisamente por objeto ayu~ar
12 Ver los hermosos ritmos del reino vegetal en a crear formas rítmicas. Por otra parte, el autor ·emite
Kunst, de KARL BLossFELi:'T, Berlin, W'asmuth,. 1935. juicios excelentes acerca de la . naturaleza viv~ente del

42 43
EL RlTMO MUSICAL
\ \., .\:ATliUllLEZA V~L Rff.\10
\
,ritmo, pero la. cónfusión existe y ~s~a lo lleva a expresal;! para e 1 hombre lo\\ q uc el ritmo
. es para l a mus1ca.
' . .s. e
graves mexactitudes. 1\f. Lussy asocia, además -demasia-, 11cde muy bien ejec\¡tar ritmos sin saber a punto ÍlJO
do, en nuestra ?pinión::....,. la rítmica al compás. La obra?. . o que son, con la cor14ición, sin embargo, de s~ber por
Le rythme m11s1cnl, de Ph. Biton se encuentra en, el inis-f Instinto de. dónde extraer la vida que debe animar las
mo c~so 9.ue la de M. Lussy. El autor trata allí las for"~ fol'mas. rítmicas. '',
mas r1t1?1cas Y. no_ el ritmo, el cual solo ocupa en el libro: El ritmo viviente ha .existido siempre en las artes.
un lugar restnngrdo: algunas pocas líneas al final de la'' Los griegos, pueblo de artistas, entre 9.uienes la, teorfa
obra. El autór :xpresa, por otra parte, muy correcta-: del ritmo se encontraba en estado naciente, poman sm
mer:te en la págma 14: "Esta obra ha sido concebida y~ . duda mucha alma en la ejecución del ritmo. Los pocos
realizada como un tratado de análisis musical". - ., ·escritos que nos han llegado de ellos solo se ref!eren ª. la
La confusión que estos dos autores han creado res.i-~ l'ltmica, es decir a la ciencia de las formas del ramo (for-
d~más en el ~~pleo d~ las palabras y más particularrri.en:/ mas muy diversas y que exceden en: mucho a nuestra. mé·
.te en la elecc1on del titulo, que en el verdadero sentido lrica). En cuanto a la ejecución rítmica, se la menc10na
de sus obras'. sentido, por otra parte, netamente definidc)i, con el nombre de "ritmopea".13 Esta ritmopea no tenía
p~r ellos mismos. Por desgracia, no siempre ocurre lo{ J'cglas fijas y dejaba libre curso a la imaginación del con~·
mismo, Y ~recuentemente ~o,se hace ninguna distinción,;\ positor. Si aceptamos el juicio de f'· Laloy, "un. ~stes1·
en las t~?nas, entre la reahda.d rítmica viviente y las for-} coras o un Píndaro disponian tan libremente sus ntmos
. 11!-as _esc11~as gue deben representarla, así como entre la'. como el compositor moderno coloca libremente las notas
1( 1'.~t1!11ca, ~1e?ºª del :itmo, y la métrica occidental, sistema,'. de su melodía; ellos hablaban un lenguaje rítmico en el
r1g1do, htn1tado. e mcompleto, sintetizado por la barra] que cada palabra y cada frase tenían su valor".
de coml?ás. , El ntm~, la rítmic~ ~ Ja métrica constituye~'., Mientras que la rítmica solo tenía en cuenta valores
tres cat~gon~s esencialmente d1stmtas. El primero, una·.:· de duración (valores cuantitatirns), la ritmopea conocía
~ropuls1ón vital concretada animando una materici plás· la intensidad (elemento más bien cualitativo). Fr. Ge-
tica o sonora; la segunda, la ciencia de las formas rítmi-.., vaert fue uno de los primeros en: revelar el valor de la
cas que compr_ende la escritura y las reglas del fraseo; Ja ;; ritmopea griega y destacó su carácter profundamente
tercera, ~ma simple forma de medición. Detengámonos · humano.
algunos mstantes en estas tres cat¡;gorías. '
El ritmo efectivo trasciende siempre las fórmulas y
las reglas. Éstas, por otra parte, por su misma naturale-
El ritmo za, resultan muy incompletas: las duraciones solo pueden
ser indicadas de una manera métrica, matemática, que
corresponde raras veces a los valores de la duración psico-
. ~l ritmo es parte integrante de la ~ida; es a la vez lógica (así, por ejemplo, no siendo matemática la r~gu­
Psp,1 r~tual .Y material, a la vez vital y formal. Este ritmo .·' laridad psicológica, las 4 negras de un comp<is de 4 uem·
esta mflmdo o engendrado por formas o fórmulas exis- ; pos, toleran· e incluso exigen modificaciones de valores);
tent~s, pe!o puede también provenir en línea directa decl los valores· de intensi.dad están indicados solo grosso mo-
l~ vida, ''.tda física, afectiva, mental o espiritual. Sus me- '
<hos técnicos de expresión resultan de lá vida física, que:\ 13 Del griego rhutmos =ritmo y poiein = hacer.
,,/

H
45
l.iL RITMO. MUSICAL
\ ,,.ff<'RAWA 0" RM'MO

do, y los valorrs plásticos se hallan l bralius a la iniciativa· 1ublc para la músic\ cl;ísica, no deja ele ser una traba
<lcl. ejecutante. _ · , . · purn la libre expansiq1 del ritmo. _·
· - Una_ dikrencia esencial entr el ritmo vivo y la fór- La creación artístka implica la elaboración de for-
m~la reside en el hecho de qúe 1 primero es irreversible mas pequeñas y graneles. Nacidas de la vida, éstas se
mientras que la segunda conoc; inversiones. Así, la fOr- mantienen en vida potedcial y esperan que se les dé una
mula:_ corchea-dos semicorcheas da, invertida: 'dos semi- t·c:alización espiritual. Md.?-iante ellas, podemos tener ac-
corcheas-corchea. Los· valores empleados so~ idénticos, ceso a la potencia creadora del ritmo del cual_ nacieron.
'
'/,¡ P.ero el sentido artístico es totalmente distinto, y para Ellas nos ponen en contado con el pensamiento, con el
eJe:;cutar~as con e! espíritu correcto y alcanzar el valor ¡i¡cnio cie los maestros y nos ayudan a descubrir las fuen-
ps1cológ1co del ntmo, es preciso ir más allá del valor tes que han viYificaclo sus creaciones. . -· .
~.o~ma:I. . Por eso no podemos ·tomar muy en cuenta los Si, a pesar de esto, insistimos sobre lo c¡ue d1fe.renc1a
ritmos no retrogradablcs" de que habla O. Messiaen. Ja rítmica del ritmo, es porque debemos desconfiar de
Solo son "formas rítmicas" irreversibles. Un ritmo vi- las facilidades que la rítmica nos ofrece y del peligro que
v!cnte, así -como el tic1l1po" jam;ís es reversible; esto cons-. 1:xiste de caer en un formalismo intransigente y a veces
t1tuye una de sus- camcterísticas. t:sfrecho que, en la pdctica, impulsa a un predominio
Para_ ejecutar 'un ritmo, peqt~efío o, grande, no basta de la forma escrita y visual sobre la \'Ída sonora, lo cual
pues realizar la fórmula: es preciso que un impulso vital~ 1.:s muy ,lamentable desde el punto de vista artístico.
procedente de adentro hacia afuerá, restituya, a través El verdadero artista escapa a la tiranía de las formas
~le la fórmula, la vida de la que ella es apenas un signo consagradas. Si es compositor, crea formas nuevas o con-
mtelectual. licre a las formas existentes una vida renovada. · Si es
intérprete, busca a través de la fórmula dada, la vida de
la obra y también la suya propia, porque debe recrear de
La rítmica nwcrdo con su temperamento. Descubrirá en una mis-
Jlla fórmula potencialidades di\'crsas; la menor fórmu-
En tiempos de los griegos, la rítmica era tributaria ;; la rítmica:
del ritmo de la prosa y ele la poesía. Lo era también del
de la danza. Más adelante, la música se liberó de sus ·
_ tutelas primitivas: las la.rgas y las breves dieron lugar a
n.rrn.Jn.n·.nJ
v~l~res puramente musicales, basados sobre el tiempo puede,, en efecto, corresponder a diferentes ipterpretaci~-
bas1co (comparable a nuestra corchea). Al comienzo, la 11es según el carácter del fragmento; sus valores respecti-
rítmiéa sqlo conocía los valores de duración. Más ade- vos dependen de ligeras e instintivas -variaciones en las
lante, al comienzo de la Edad Media, sobre todo cuando duraciones, los acentos y los matices plásticos.
el latín se transformó en francés, se tuvieron en cuenta Recordemos el caso particular de la gimnasia rítmi- ·
los valores de intensidad, los acentos. Con el desarrollo c:a, llamada rítmica .Jaques~Dalcroze. No tiene parent.es-
de la polifonía y sobre todo con el nacimiento de la ar- co con la rítmica griega, salvo por la un_ión de la música ·
monía, el acento cobró una imporcancia creciente, cola- y de las fórmulas rítmicas plásticas. Es un método basa.-
borando en la creación dei- compás; éste, elenento favo: do en la música y el movimiento corporal, destinado a
46
47
\
H R/T,1!0 /lfllSJCÁL s ATU R;JLE::Z.1 DEL Rff,\J.0

desarrollar el sentido del ritmo pl;' stico y musical. Apl i· guiar de la marcha, de las .danzas -ritmo que puede set
cada con inteligencia y habilidad, resulta eminentementt eminentemente vivo..,-·concuerda perfectamente con la ha·
\propicia para el desarrollo de a imaginación motora, ., na de compús; pero cuántas veces, en cambio, ést<i. ha
clave del ritmo musical. Diren . s algunas palabras acer- ;, tl'nbado la libre expansión del ritmo verdadero; lo cual
ca de ella en el capítulo sobrc,cducación rítmica. . ha Hevado a l\l. Lussy ;~ proponer la tr:i~cripción ele las
En su mejor sentido, la gi1Ánasia rítmica de i:.
Jaques-:· obras de los grandes maestros en una escritura más CO·
Dalcroze es una verdadera c~Íucarión del ritmo vi\'iente. rrectamente métrica. Creemos que su esfuerzo eta su·
y, a la inversa de lo que ocúrrc en otros casns donde ~t· pcrfluo, porque el compá~ deberfa ser con:i<lerado sien.1
llama ritmo a lo que no es más yye 1 itmica, M: llama ' pre como lo que eu realidad es: un med10 para. im:d11
aquí rítmica a lo que en realidad es ritlllo ln:íniu1 \Cilil la cluraci<'rn, medición ele orden puramente rnantlt~tivo
excepción de los abusos que se han cometido y ck h> 1111a simple indicación exterior, aunque necesaria, para
desviaciones dd principio inicial). rencontrar el pensamiento del maestro. No es necesario.
pues, dar una importancia demasiado grande a la~ ba-
nas de compás; permanezcamos siempre espiritualnientc
La métrica despiertos, al acecho ele los ordenamienlos rítmicos mu·
s'.c a les, infinitos en posibilidades, como todo fenr'imeno
¡La mayor parte de las teorías de mustc:a actu:1 l11:\'11 de vida. ·
te en boga hablan, en el capítulo del ritmo, solamente de En un seuticlo ami)lio, el ritmo engloba la rítmica y
los compases! La causa de esta lamentable confusión ck la IJ1étrica; de igual modo la rítmica, como ciencia ge·
términos debe provenir de una confusión en el p~nsa­ neral de las formas del ritmo, engloba la métrica. Ésta
miento. La diferencia entre el eomp<is y el ritmo debería debe mantenerse como humilde ser\'idora ele la rítmica,
ser puntualizada desde el comienzo de Ja rnseííanza. Es y ambas. estar al servicio dd ritmo.
preciso comenzar por despertar, en los principiantes, el
sentido .del ritmo, este instinto tan humano; el compás
vendrá a su tiempo, cuando se trate de enseii.ar a medir ~ 4. RITMO. 'h:L<>llÍA . . \R.\10'.'<ÍA
el ritmo viviente, que se ha practicado ya bajo diferentes
formas, con el fin de escribirlo. Abstracción hecha de los dos polos extremos, mate·
¿No es este el proceso normal? Y sin embargo ¡cuán- ria! y espiritual, que son la materia s<mora (sonido e ins-
tos niños comienzan su educación rítmica (?) por el es- trnmentos) y el espíritu musical (inspiración y arte), po-
tudio del compás! , Como la misma observación debe demos decir que !ns elementos fundamentales ele la mú-
hacerse en lo concerniente a la educación auditiva, don- sica son: el ritmo, la melodía v la armonía. Ya nos rnJo:
de la teoría precede demasiado a menudo a la práctica q~1emos dei:tro ele tm e~1f~qu~ anti~t~o o .i11odernó, on:i·
sonora, no resulta asombroso que haya tan pocos músicos dental u onental, matenahsta o csp1nt11ahsta, se encuen-
creadores y tantos intérpretes métricos. tra ~ir todas partes un aníerdo respecto a este punto.
· El compás, por cierto, tiene para~ la (música occiden- ¡I~l acuerdo es menos pe:rfecw cuando ~-.~ trata ·de de·'
tal, armónica, una importancia· muy grande. Favorece terminar la naturaleza de estos elementos. ¿No se ha
el auge de la armonía. En numerosos casos, el ritmo re- col1siderado dcmasiaclo a menudo el ritmo, y la rítmic~1
EL RITMO MUSICAL
I
/
I ~
"' N AT'l RAWZA DEL RITMO

col_l Ja cual se h.> ha confundido, cc>íÍ10 elementos separa-~ en el ritmo, es ordenado o proporcionado,. p1~11to ese1~­
dos de la melodía y de la armoníá? Para determinar Ja S clal y determinante. El término "orden" g~1;,re. de~1.r
naturaleza del ritmo musical es indispensable situarlo en .:1 f disposición metódica (¿de qué?), y ''proporc10n, s1gmfi-
un conjunto donde se lo pueda oponer a los· otros dos): t:a conformidad y relación de/ partes (¿de que?) entre
. elementos fundamentales, arraig-ados ·ambos, como el rit- ellas y con un' todo., A esta cierta cosa, Platón la. !lama
mo, en la naturaleza humana, pero a su m¡mera y en su ·¡ movimiento. Por otra parte, el orden y la pro~orc10n ca-
pí·opio campo. . '. racterizan a la melodía y a la armonía con la nusma razón
Si resulta difícil hablar a· sabiendas del arte musical,- i. que el ritmo. , ,
arte sutil, rico y profúndo entre tocios; lo es menos, ha- - Para V. d'Indy, el ritmo, as1 como la melod1a. Y la
. hlar de sus elementos constitutivos en limci<'in de una armonía, es "de origen científico". "La mús~ca depende
~í.ntesis ordenada que pueda resistir a Ja experiencia, ya a la vez de las ciencias matemáticas, por el !litr~o; ~~ la~
sea ésta aplicada a la enseñanza, la creación o la inter- ciencias naturales, por la Melodía; de las ciencias .fis1cas,
pretación de las obras. En esta síntesis ordenada, el rit- · por la Armonía".16 Para colmar una laguna evidente,
mo ocupará un lugar- que le es propio a él solo, y sus el autor agrega: "Sin embargo, estos tres element~s,. de
relaciones con la melodía y la armonía estm;án aclaradas origen científico, no pueden alc~~~ar el efecto art1~tlc~,
por los lugares respectivos que estos dos elementos ten- la Expresión, sino con la comhc~o~ ele estar .en mov1·
drán en la síntesis musical. miento ... " Ahora bien, este movimiento. constituye ·pre·
¡Cuántos autores han hablado del ritmo sin situarlo ' cisamente una característica esencial del ntmo.
en el conjunto del que forma parte! ¡Y cuantag confu- - No resulta fácil hablar a la vez de los elementos ca·
siones han. resultado de ello! Ph. Bitan, por ejemplo, en racterísticos y de las cualidades comunes a los tr_es ,ele·
su libro, por otra parte tan interesante desde más de -un mentos fundamentales de la música. Ritmo, melodia Y
pun~o de vista, presenta como elementos rítmicos: la in- armonía se interpenetran y se influyen mutua~ente; for-
tensidad, la duración y. . . ¡la entonación! 14 Este tercer· man, al completarse, una síntesis armoni~sa. Los ~res son
elemento se refiere a la altura de los sonidos y pertenece, a la vez movimiento, agudeza sonora y simultaneidad de
pues, sin discusión, al orden melódico. ¡Qué más natural · sonidos, pero en proporciones dif,erente;. qu~ pueden ser
que el ritnio tenga una influencia sobre la melodía, como sintetizadas en el esquema de mas aba)~· dond~ el espe-
también s.0bre la armonía! Puede también, a la inversa, sor de las líneas representa la importancia relativa de los
sufrir la de aquéllos. Pero de allí a presentar la ento· elementos. .
nación como elemento rítmico existe' un trecho que no Este esquema no tiene valor 7n sí, pero permite esta-
hay que recorrer de ninguna manera, so pena de confu- blecer un ordenamiento constructivo.
SimuÍtaneidad
sión, que puede inducir en error a los jóvenes músicos. de los sonidos
Algunas definiciones se prestan á confusión. Así: - J\Iovimienlo Altura de los so11idos
"El Orden y Ja Proporción en el Espacio y el Tiempo:
tal es la definición del ritmo" .15 No Se menciona lo que, Ritmo:
'Melodía:
14 I.e ryth1í1é musical, Ginebra, Henri, 1948, págs. 17 y 117. ' Armoníá:
lü V. »'INDY, Cottrs de composition musical, París, Durand,
1902, p<lg. 18. . 1a-1bid., pág. '?O.,

51
·50
NAH'l~ALEZ.1 Df.l. IUT.\IO.
H RITJIO .\ICSiC.:IL

En el esquema se perciben dos sentidos:· vertical yj, Es posible encontrar en el _reino vegetal un hermoso
horizontal. En el sentido vertical: El movimiento es la ca-( 9{111bolo,· ilustrativo ele las relac10nes de los tres elementos
racterística del ritmo; esd presente en la melodía, en el, fundamentales, con los troncos y las ramas, las ho.jas y las
sentido de que los sonidos se suceden, al subir y al bajar;;~ flores,. los frutos y los granos. La geometría ofrece.•u.n ~ím­
de manera más sutil, se encuentra en la armonía en la ' hnlo todavía mús abstracto con la línea .. la superf1ne y el .
marcha de las voces que se aproximan y se apartan unas·j \'olt1mui. Los tres elementos se hallan siempre en un mis-
de otras; está presente, asimismo, en las "caídas" caden- mo orden v en las mismas relaciones los unos con los
ciales. La alt11ra de los sonidos está presente en el ritmo otros. Orn~rc lo mismo, en. un sentido mús general, con
musical, porque debe ser sonoro; constituye la caracterís- los números: 1, 2 y .3. El orden ordinal (siendo 1, el pri-
tica esencial de la melodía; se encuentra también en la ar- :, , mero, etc.) :1sí como el orden cardinal (siendo '.! más que
monía, porque los acordes se componen de sonidos. La ; J, etc.) se encuentran cfcct'iYamentc en la naturaleza y en
si11111lianeidacl de los sonidos estú.espiritualmente presente las relaciones mutuas de los tres elementos. .
01 el ritmo sonoro, porque cada impacto sonoro del ritmo'
forma parte de una unidad orgánica, armoniosa, presente
en el espíritu; se encuentra en la melodía por los acordes El ritmo
sobreentendidos y aun preexistentes, alí dónde la melodía
cstü hecha según los acordes; desemp~ña el primer papel Desde el punto de vista genético, d ritmo precede a l.a
en la armonía y le confiere, como al acorde, poder caracte: mdodía: pero es, en esencia, un ck1~1c11to de 01:d~:n mas
rístico particular. general, no exclusivamente característico d.e la mus1ca. La
En sentido horizont<a: El ritmo se realiza en su plcni- ' música comienza, en realidad. con el somclo, que es una
tud en .el movimiento; el elemento altura le es por cierto rxpresiún directa del alma y se1:;í siempre el. centro de la
indispensable, pero un sonido solo, puede bastarle, como música. La· arn10nía-solo nnnplcta la mclod1a. ;1portando
ocurre con los instrumentos de percusión; la simultanei- a la música más materialidad so11or;• y 111;ís intcli~encia,
dad de los impactos sonoros se encuentra en la polirritmia, y por ende, m;ís profundidad. .
siempre presente, en m:iyor o menor grado, en la armonia ... El hecho de que las fc'irnmlas de ritn1<!s mt'.'icales ¡me-
La melodía no puede existir sin ritmo y, como consecuen- ' dan ser realizadas sin que sean sonoras'. smo s1mpl_emcnte
cia, sin movimiento; se despliega en las. variaciones de la pUsticas, rnntriliuye. a inostr;~1:, con. mas de un e¡~mplo'.
altura sonora; mediante la polifonía entra en el .dominio hasta qué punto el ntmo se chlcrenna de la 111elod1.i Y. de
de la armonía y por las relaciones de los sonidos, en el del la armonía. Ik aquí uno de {·sws; cw~ndo yo tra1Jsm1t_o,
acorde. La armonía es movimiento por el encadenamiento por presión de la mano derech.a, un ntmo .ª la mano 1z~
de los acordes, siendo el acorde mismo, en principio, está· quierda de un alumno q~1e esta frente a nu, ,Y _el_ alumn~
t1co y a causa de esto en oposición extrema con el ritmo,. transmite a su vez este ramo con su mano de1echa a mi
que es esencialmente dinámico; es .también altura de los mano izquierda, hay u.n ritmo ?º sonoro, pero _vivo y bien
sonidos, porque es melodía virtual, en los sonidos de los característico_,. Será más puro s1 se ~ransm1te d~rec~amente
acordes; constituye específicamente simultaneidad de los mediante la imaginación motora sm pasar p;1meramente
sonidos y en este terreno cumple su aporte verdadero a
1
por el intelecto, quien s~ representa una sene de valore~
la música. rítmicos ;ínotados, por c1emplo: negras, corcheas, etc. Es

52 53
EL Rffi\10 i\IUSICAL NATURALEZA DEL RITMO

ceste.ritmo, hecho sonoro, el que nosotros llamamos ritmo tes autores. Hallamos el mismo error en Brunetiere, que
musical Y' que ser;í condici01v1do y enriquecido por los ele- consideraba la altüra musical: como d elemento constituti-
mentos melódicos y armónicos. . . . rn del ritmo de los versos.
El ritmo es t111 elemento forn1al, estructural, necesario Existe iiltcrdependcntia entre el ritmo y la melodía;
e incluso indispensable a la música. Constituye su base, pero cuando se trata de determinar la 1:aturalcza de _estos
el ,apoyo material. Le da la. corporeidad y la vida. Pero dos elementos fundamentales, es convemente, con el fm ele
una música demasiado centrada sobre los elementos rítmi· evitar una confusión, hablar solo con muchas reservas del
cos tien~~ .~salir del dominio musi~al propiamente dicho ritmo melódico, que es el principio del movimiento tras-
en benebc10 del valor material y mágico del. ritmo. Este puesto al campo de la altura sonora. Tanto más cuando
valor puede existir fuera de la música en el solo movi- . nada impide hablar con la misma razón de ritrí10 armémi•
miento corporal (ya sea danza, o repetición de un mismo co, ele melodía armónica, de armonía melódica, cte. Hecha
movimiento). La magia se convierte en encantamiento en 'forma circunspecta y con una eventual preparacibn, la
c~ta1ulo utiliza el sonido, ya .sea mediante la palabra o mezcla de términos puede aproximarnos a la vida música!,
bien l?º.r el canto. En este último caso cst<Í incorporada a donde la síntesis tiene primacía, en la práctica, sobre el
_la musica, hasta tal punto que algunos autores, como . an<ílisis. Pero, cuando se trata del estudio psicológ·ico ele
Comba~·ieu; la han tonsidera,do como uno de sus puntos los elementos básicos, la claridad y la precisión son indis-
de partida, como una de süs fuentes v .aun como su fuente pensables. ·
principal.17 '
La línea, símbolo de la propubión vital, puede repre-
~entar el ritmo, primer elc111cnto. Pero cuando se habla
de la línea mel1'1dica, ((UC representa el ascenso y el des-
El ritui() y la melodía
censo del sonido, se corre gran riesgo de ser inducido a
error. Como lcis sonidos de la melodía (intervalos) solo
Cuando al hablar del rítino inelódico .se entiende poi \·;den en función de la tónica o de la fundamental de· un
éste el movimiento de los sonidos que suben y bajan, el acorde, se trata en realidad no de una línea, sino de uná
error no es grave; existe allí u11a especie ele ritmó. '¡Pero superficie cuya base sería una línea que representa la tóni-
no olvidemos que la inelodía no est<Í hecha de sonidos, ca o la fundamental: la línea superior, alej;indosc o accr-
sino de intervalos! Si; en cambio, se entiende por ritmo
dndose a esta base, representa los intervalos.
meMd'.co ese elemento del cual la melodía no puede pres-
cindir para adquirir forma, el error es co11siden1blc y ¡me-
de originar confusiones psicológicas y errores pedagógicos.
Es, pues, peligroso englobar la altura entre los elementos
constitutivos del ritmo y sería completamente· equivocado La melodía se 'encuentra así simbolizada por la super·
hacer depender el ritmo de la altura o de la melodía. , ficie, segundo elemento, mientras que el ritmo lo. est;'L
· . · Esos lamentables errores están, por desgracia, muy di- por la línea.
fundidos; se los encuentra hasta en los'escritos de eminen- Citemos también a E<lm. Buchet, que tiende a elimi-
nar la melodía en beneficio del ritmo' v de la armonía,
11 La musique et la magie, París, Picard, 1909. mientras (1ue, p<~r nuestra parte, no dutÍ<nnos en conside-

54 55
EL RlTMO MUSICAL NATURALEZA DEL RJTMO

rar la melodía como el elemento central, .más esencialmeri- nos corporal. Si el ritmo es el elemento más dinámico,
.te característico de. la música. He aquí, entre otras- cosas, Ja armonía, por el contrario, es el más est<itico"
lo que leemos: ''Se admite generalmente que la música se ,.
descompone en tres elementos: ritmo, melodía y ·armonía'; } La interdependencia del ritmo y de la armonía_ pa· ·
pero éstos podrían. reducirse, para ser estrictos, a dos: rit- : , rece menos evidente, a causa de su "alejamiento" (como
mo y armonía, no siendo la melodía un· elemento autóno- ':. en el egnema), que la que existe entre el ritmo y la me-
mo; combinación de sonidos -o de tonalidades cuando j lodía, o entre la melodía y la ~rmonía (por su posición
éIIa modula- solo.existe por el movimiento". 18 Para l\fax-.:; central). La interdependencia existe, no obstante, y es
d'Ollone, en cambio, la melodía existe úni<'.amente en fun- lamentable que en los t.ratados y en los cursos de armonía
ción· de la armonía. 19 Adopta el punto de vista de Ra- se haya insistido tan poco sobre la importancia del ritmo
. meau, al que cita en las páginas 11, 20 y 188. en la armonía. Esto probablemente se debe,. en parte, al
La melodía depende, materialmente hablando, dé la hecho de haberse abandonado la armonía práctica, la ar-
altura de los sonidos, elemento que no puede ser reducido monía "auditiva'', que condúce tanto a la impro\'isacic)n
al del movimiento rítmico; desde el punto de vista psico- como a la composición, para remplazarla por la armonía
lógico, aquélla existe gracias a la sensibilidad emoti\'a, escrita, abstracta, cerebral. La manera de considerar la
.principio esencialmente distinto del dinamismo humano cnsei'íanza. armónica, pasando sin transici<'>n del solfeo
propio del ritmo o de la Ü1teligencia que preside la con-.
elemental, a menudo muy teórico, al encadenamiento de
ciencia de la simultaneidad de los sonidos. Los ejemplos
los acordes de 3 y de 4 sonidos -sin examinar una teoría
citados arriba prueban, una vez m<ís, la necesidad de colo-_
n1elódit.-a, ni siquiera una pdctica de intervalos-, rortaba
car el ritmo en la tríade: ritmo, melodía y armonía, y
evidentemente los lazos que vinculaban el ritmo a Ja ar·
de vincularlo a las facultades humanas que pueden) acla-
manía por el clem~nto intermediario: rl inter\'alo m¿..
rar11os la diferencia esencial que existe entre estos tres
Jódico y armónico.
elementos.

Se ha hablado también del ritmo obtenido mediante


El ritmo y la armonía variaciones de. timbres. Nada m<ís natural. El timbre
puede contribuir a la naturaleza del ritmo sonoro; lo en·
La armonía, concebida en el sentido técnico de la ric¡uece con un valor plástico. Se trata de cuaJida~es ma-
palabra, ha sido considerada a menudo como _si fuera lo . teriales que participan de Ja naturaleza misma de los
opuesto del ritmo. Esto se justifica por m;ís de un~. ra· · instrumentos, caracterizados por el timbre (proporciona-
zón. De los tres elementos fundamentales de la mus1ca, lirlad de Jos sonidos parciales). Estos. elementos materia-
el ritmo es el elemento más corporal, J;i armonía el me- les, sutiles, han sido poco tomados en cuenta en la mú-
sica occidental del pasado.
18 En Les rythmes et /11 -..ie. de L\1<,,1·:1.-L\\'ASTI:'.F. l'arí~. :'Ion,
Ha sido necesario llegar a nuestra época, ávida de
1947, pág. 233.
111·1.e langage t1,usical, Ginebra. !.a Palatine, l!l:,'.:!. págs. 11. perfección material, para dotar al ritmo de esta "plastici-
25 y 183. dad'' que deriva ele un conjunto de matices agógicos y di-

56 5¡
NA1. _RALEZA. DEL R/T;\10
EL RITMO · MVSIC.tlL

námicos sutiles, a~mentados por el ,timbre, cualidad ma- que hemos presentado en el Earág:rafo precedente y qué
lo completa:
terial del sonido.
J. Vida fisiol<Sgica 2. .t1f<"clir•a 3. Mental

-·§ 5. EL R!Tl\IO Y EL SER HUMANO ).

2.
· Para llegar a determinar lo que el ritmo puede te.ner 3.
de fisiológico, no basta estudiarlo ai:ladame1:te en fun-
ción de la natúralcza humana; es preoso rclac10narlo co~1 Este esquema no supone necesariamente un orden
la melodía y la armonía a fin de situarlo en la s~n.tes1s jerárquico; pues, respecto '11 arte, es un;I tríade cuyos
musical.:..Jmmana. Pues el ritmo participa de la unicidad elementos est<Ín sobre un mismo plano artístico.
y de la complejidad de esta síntesis._ Ella, sola puede p:~­ Los tres elementos, representados por las líneas cuyo.
porcionarnos las claves de un'.t ps1c~l~gia de la mus1ca gl:ado de espesor corresponde al grado de importancia en
susceptible de ilumin~r la real.1dad v1v1ente del arte mu- cada uno de los tres dominios humanos, pueden, por con-
sical, así como las luentes vwas de cada uno de sus siguiente, presentarse bajo tres aspectos, alcanzando así,
elementos. los tres, por sí solos, la síntesis humana.
A primera vista el pi"oblema parece bastante si~1.~p_le: Hay que advertir, desde el comienzo, que los elemen-
la ínúsica misteriosa unidad indefinible, se mamfiesta tos, musicales y humanos, designados con el número 3,
gracias a ~lgunos elementos materiales y espiritu;~le~. Ya implican los designados con el número 2: ócmTe lo 1ilis-
que, como arte,. constituye una obra ·hun1ana, rcl lcp los mo con el 2, que contiene el l. La armonía supone, 1>ue~.
a'spectos más _diversos d~ 1.1~1estra natu~«ilcz'.~',.dc, I~>~. n~aks evidentemente, la existencia de la 111clodia, que aquélla
-1os m:ís accesibles al anahs1s son: Ja vida lis10log1c,1, .•1fcc- contiene, y· Ja melodía incluye asimismo el ritmo. En
tiva y' mental. Para encontrar bases. súl idas. y s~1ficiente­ forma paralela, la vida mental presupone la vida ;1fecti\'a
mente amplias para englobar las lormas m~1s1calcs de que ella contiene, y ésta, Ja \'ida hiol<'igica, que le es
cualquier época y de toda raza, es p~ws de pnmera úec.e- indispensable.
sidad considerar los tres elementos fundamentales ei:i .su Conocemos el peligro<tle Ja sistematización y las ilu-
función vital y confrontarlos con las partes respectivas, siones creadas por algunas aríalogbs establecidas de ma-
correspondientes, de la naturaleza humana. nera superficial; pero sabemos también, por la pníctica
Si se puede decfr qt)e el ritmo sonoro, la melo(~Í~ y la artística y pedagógica ele la música, que. exlstc1.1, ei'Í esto
·armonía son los elementos constitutivos de la mus1ca Y como en la vida, ordenamiento:; creadores; sin cnvo co-
que la música lleva el sello de los principales aspectos de nocimiento las investigaciones psicológicas corren dl ries-
. la naturaleza humana, no estamos lejos de extraer una go de concluir en un fracaso .
conclusión muy importante desde el punto de vista psico- Por otra parte, nosotros consi<ler~mos los esquemas
lógico: los tres elementos musicales corresponden a los dados como si sirvieran de intro<luc;ción para un mundo
tres elementos de la natural,eza lmmana. que desafía toda esquematizaci<'m. Cada uno de los ele-
Se puede, pues, Jiacer ~n es(1uema comparable al mentos que hemos considerado, y que nosotros tratamos

59
58
l\'ATURALEZA DEL RITMO

en [uúción de la \·ida corriente (que .se puede llanfar lor simLolico, religioso; ellos atribuyen un valor mágico
consciente), existe y Yivc al niYel ch~ la subconcicnc!a; e<>o a ciertas fórmulas llamadas "mantrams", en las que el
(Icbería bastar para incitarnos a tener nrncha c1:·cuns- ·• ritmo tiene una gran importancia. Entre los negros, la
pección. No es menos c;erto que. algunos onknam1entos tlanza está a menudo asociada a los ritos religiosos y a
pueden aclarar el problema del ntn:io· · . . la magia. Su pdctica del ritmo, desprovista de teoría
J\[argit Varró, en Der lebencl1ge K_l,av1cru11fnT:c~1t, escrita y tic conocimiento psicológico, revela cualidades
se halla muy cerca de m1estra concepeton cua~1~l? dice rítmicas de gran valor, ignoradas durante mucho tiempo
que )a audición rítmica es congénita, que la a~1c~1.c10n m?- por los músicos occidentales, cualidades que. están en re·
Jódica lo es hasta cierto punto y que Ja amhc10n anno- !ación directa con la naturaleza fisiológica del ser humano.
nica constituye en realidad Ja parte intelcctnál de la Fr. Gcvaert fue uno de los primeros en entrever la
audición musical. importancia dd ritmo fisiológico en el ritmo musical.
Las siguientes líneas lo atestiguan: " ... principio funda·
mental del ritmo que parece pertenecer al campo de la
El ritmo fisiológico fisiología. Este hallazgo, que se debe a los trabajos de
nuestro siglo, se pone en evidencia por el análisis rítmico
Consideremos los tres aspectos del ritmo que cstún de las oLras maestras de poesía de la Antigüedad. No
representados en el esquema.' com~n.zai?d? por el mús ca-. hay, pues,. a decir verdad, una rítmica griega distinta de
racterístico de los tres: el n tmo hs10log1co. la rítmica occidental".~º El autor des.taca también el va-
l'vlediante la vida fisiológica, de la cual participa en lor fisiológico de la fórmula griega: arsis-tesis (expan·
diversos grados, el ritmo aporta a la m~1sica ~111:1 contri- sión y comprensiqn, di<ístole y sístole). Es probable que
bución característica. Siempre ha ocurnclo as1. Por otra el ritmo de los griegos, en sus manifestaciones prácticas,
parte al comparar los instrumentos ele música y su empleo, no se diferenciara mucho del nuestro; en cambio, su con-
yere1~os que los instrumentos de p~r~usión ponen. e1~ cepción difiere ele la nuestra a causa de la diferencia ele
juego más que los instrumentos melod1cos y armómcos, mentalidad; Esto debe haber influido sobre la práctica
la naturaleza fisiológica del ser humano y que bas- rítmica, sin alcanzar por eso .al ritmo propiamente dicho,
tante a menudo el. ritmo se inspira o está directamente
ni a su naturaleza fisiológica que forma parte de sus
influido por aquéllos. La influencia fisiológica del ritmo
características.
está en relación directa con Ja naturaleza del ser que es
afectado por el ritmo. Por eso nosotros ~~m~i~n podem?s Insistir demasiado sobre el aspecto fisiológico del rit-
decir, con J. Combarieu: "Los efectos f1Sl?log1cos del nt- mo implica un peligro de materialidad, y hasta de de-
mo están en razón inversa ele la cultura intelectual, por- cadencia para la musica; pero las exageraciones o las
que el efecto de la música sobre un ~jeto no intelectual aberraciones no pueden alterar el hecho de que la vida
no encuentra resistencia." fisiológica, como toda vida por otra parte, es de esencia
Es evidente que desde el pú~to ~e ~ista del. ~rte, el espiritual.
ritmo, aun corporal, puede servir ob3euvos esp1ntuales.
Los hindúes dan al ritmo musical, así como a la danza ~u llistoií"e el t/iéorie de la 111usiq11e cf,, l'Antiquité; Gante,
con la cual se encuentra a menudo relacionado, un va- Hoste, 1881, pág. 5.

. 60 () 1
EL ,{/TMO MUSICAL NATl!R;ILEZ,1 DEL RIVIÓ,,

El ritm~ afectivo 'parle no podemos permanecer mudos; ¿qué otro r~medio


queda sino que .el corazón exprese su alegría mediante
A nuestro juicio, solo se puede. hablar de ritmo afe<:;i gritos ele júbilo sin sujetarla a palabras, incapaces de
tivo por extensión de la palabra "ritmo". Se trata de! t'xpresarla suficientemente?". 2 ª El ritmo, en el caso pre-
primer elemento traspuesto al segundo estrato de nue~:,. sente, est<í al servicio de la emoción.
tro esquema. Es evidente que el ritmo, en particular e~ En la interpretación~ pianística, la emoción desem-
ritmo musical, es uno de los elementos princip~les de l · peüa un papel determinante para el valor del ritmo. Es-
expresión de los sentimientos. El ser humano expresa l~ to ~s ~o que h~ !~echo decir a l\[áttheson: "No hay que
alegría o cualquier otro sentimiento mediante movimién:, prcl~rir el movmuento ele los dedos al del corazón".
tos o cambios de fisonomía; esto no quiere decir, sin eml Echemos también una mirada a las páginas 377 y si-
bargo, · que el movimiento sea de naturaleza afectiva~:. guientes del hermoso libro de Albert Schweitzer: ]. S.
Ocurre lo mismo con el ~·itmo que, muy físico en su m~ Bach, clone.le habla de los ritmos desde el punto de vista
do de expresión, recibe el sello de la emoción. De mane~i afectivo: r.itmos de quietud, de terror, de alegría, etc.
ra que la emo.ción, creando el movimiento bello, enri;~
quece el arte. , vV. Wundt, en Éféments 'de psychologie-physiolo·
µ;ii¡ue, habla de "spanungsaffekte", sentimientos caracte-
. En cambio, el sentimentalismo. puede hacer perder':, rizados por una espera, una tensión, frente a lo incierto
al ritmo su integridad. ¿No fue por reacción contra .el; o lo. desconocido, a la que sigue un reposo, un relaja-
sentimentalismo p~r lo que Stravinski ha declarado la,r, miento. Estos sentimientos (esperanza, espera, etc.) com·
guerra contra "la expresión"?: "La expresión no ha silfo'~ port<m la agitación, las dudas, las sacudidas, las inhibi-
jamás propiedad inmanente de. la mús~ca." 21 Él n~ ve:: ciones que el ritmo musical es el más capaz de trascri-
en la música y -luego en el ritmo- smo construcción;';. l:ir. Riemann, a propósito del valor afectivo del ritmo,
orden y relaciones de movimientos. : dice, entre otros conceptos, en el Dictionnaire de musique:
. Es ésa una actitud subjetiva que no corresponde á~· "La larga, por oposici<'>n a la breve, produce una impre•
la realidad. Siempre ei ritmo ha tenido posibilidades ex::~ sjón de apaciguamiento; la breve por oposición a la lar·
presivas. Los griegos no lo ignoraban: "La cu~stión del:; ga, una impresión de excitación. La sucesión de un gran
ethos de los ritmos, es decir de su valor expresivo, de su,; número de breves tiene algo de inestable, de agitado; la
significado estético' o moral, ha preocupado a los anti~'.; de un cierto número de largas, algo de rioble, de solemne
guas críticos casi tanto como la del ethos de los géner?~ o a veces de deprimente, de aplastante."
y de los modos melódicos". 22 Sa~ Agust~n (siglos I".'·vr, ;¡
para quien, a ejemplo de los gnegos, ritmo oratono y ;, La importancia afectiva del ritmo aumenta en la me-
ritmó musical eran una misma cosa, did: "Para expresar, , dida en que la afectividad está ligada a elementos físi-
júbilo no hay necesidad el~ recurrir a las palabras. . . y ' cos. Pero cuarido la naturaleza de la afectividad se espi-
.allí doride por una parte faltan las palabras y por otra ritualiza, se sustrae a la influencia rítm.ica y se expresa
median~e la melodía y la armonía. ·
21 Chroniques de 111a. r•ie, l'arís, Deniiel, 1935, p:íg. 116.
22 T11. REIXACI!, 1.11 musique grecque, París, Payot, 23 l>. JoHNER, Méthode de plain·chant grégorien, Ratisbona,
pág. 113., Pustet, 1909, pág. 105, traducción de J. Benoist.

62 63
EL RITl\10 l\IUSICAL NATURALEZA DEL RITMO

En la música ..:...que es ante tod,o sonido y melodía, . El ritmo mental


ambos cargádos de afectividad- el ·ritmo está frecuente- .
mente col.ocado al servicio de la emoción, del sentimiento, . Así como, ampliando el alcance del ·ritmo se ha
y esto en especial en la' música e~presiva .. El arte es ante hab~ado de ritmo afectivo. se puede hacer lo mis~o para
todo expresión de la belleza; quien dice belleza dice el n~mo. ment~l. Según. el esquema, se aparta más aún
emoción, amor, sentimiento. El ritmo en arte es, pues, del .ritmo propiamente dicho. Muchos músicos creen que
todo eso. Si nosotros hemos destacado, más arriba, la el r~tmo es de n~turaleza mental. En realidad, confunden
importancia del aspecto fisiológico del ritmo, es a causa · el nt_mo real, viv~>, ~on la noción del ritmo. Los griegos
del papel particular que desempel1a en la miísica, en opo- r~lac101~aban la ntmica con los números, pero no el ritmo
sición con la melodía y la armonía. Así, pues, a pesar de n_i la ntmopea. Cuando Platón dice: "Distinguiréis el
que el ritmo esté frecuentemente ~ometido a la emoción, ntm~ en el vuelo de un pájaro, en las pulsaciones de las
sería erróneo dec.ir que es ele naturaleza afectiva. Georges arte~i~s:. en el paso del bailarín, en los períodos de la
PitoieH toca lo esencial del tema cuando dice: "El ritmo oraCI_on , se trata del ritmo real. Cuando leemos: "El
es una fuerza que permite expresar lo incxpresa\blc; pa~aJe brusco del yambo (___ -) al peonio (- · )
fuerza que nos permite poner ''en orden" y en "ritmo" m~!~~ba la sacudida de una caída, el jadeo de u'fl'wllo-
los niovimientos secretos ele nuestra alma, los ,cuales, zo :-" nos hallamos en, la ritmopca. En cambio, las re-
privados de este guía, permanecerían en estado de caos." :.?~ . l~c10r:ies matemáticas se encuentran en jurisdicción de la
En la danza el ritmo alcanza el máximo de plastici- · ciencia de las formas ~ítmicas. Resulta extraño que tan-
dad; en la música, que es una "danza del corazón'', el rit- to~ auto~es hayan podido confundir la cosa con la noción
mo pierde su corporeidad; se espiritualiza, conservan?º· que la representa.
por su primera naturaleza, un lazo con el mundo material. E'.l ritmo n~ es, pues, mental, pero no es factible, en
En el momento en que se elige un tempo en música, ca~b10,. cre~r ntmos por la acción de la inteligencia, de
1
que traduce a menudo .un estado de ánimo y no sola- la imagmación; empero, cuanto más se aparte el 'ritmo
mente un movimiento natural, se está en el dominio de de la naturaleza corporal para identificarse con la men-
la afectividad, aunque podamos determinar el tiempo tal', ~en?s p~ofundo será su aporte a la música. El ritmo
con un metrónomo y aunque presente, en general, ínti- , esta md~scutiblemente más unido al cuerpo humano en
mas relaciones con el pulso, la re~piración o la marcha. f~rma directa que la melodía (más tributaria de la emo-

En la música expresiYa, particularmente, .el valor ció.n) Y. que la armonía (que no puede existir sin in-
teligencia). .
afectivo, subjetivo, del ritmo tiene primacía sobre el va-
lor físico, más objetivo, que se encuentra con frecúencia · Por la inteligencia, el ritmo es dominado, canaliza-
en la música pura. En el ritmo mental, del que hablare- do: a 1?e~udo deformado, para fines exclusivamente ar- , ,
qmtect~mcos. No es prudente identificar el ritmo con
mos a continuación, encontraremos de nuevo valores
la arqmtectura. La arquitectura necesita el ritmo; lo in·
más objetivos. vers? es menos sostenible y no es aquélla la que mostrará
al ritmo bajo su verdadero aspecto. En el análisis de las
2~ En Le r)'tlime, N9 12, Ginebra, lnslitut Jaques-Dalcroze,
pág. 30. 25 L. LALOY, Aristoxene de Tarente, París, These, 1904, .pág. 345, '

fi4 65
NATURALEZA DBL RITMÓ ,
U. J.:.rt'.Úu ,11U.l/C·JL

Las soluciones que proponemos al problema del rit:.


formas musicales, <:;au(o más uno se aleja .del "pequeño"· nio no pretenden ser completas, ni las únicas posibles,
rÚmo, de la célula rítmica! para alcanzar, por grados su- pero tienden a mostrarlo bajo una luz nueva, destacando
cesivos (miembros de frases, frases, etc.) el p}an ge~eral algunos de sus aspectos permanentes, susceptibles de ofre-
de la obra, más sé aparta de la naturaleza real d~l ntmo cer bases más valederas que las del pasado. .
y más se aproxima a la arqu.itectura. .La argmtectura
musical determina la forma, sm determmar, sm embar-
go, la naturaleza del contenido. ·, .
§ 6. ELEMENTOS AGÓGICOS, DINÁMICOS Y PLÁSTICOS¡
. Hay un campo donde lo. mental _domma: es en la
polirritmia. En cuanto hay simuitai:ieidad, hay concep-
ción mental. Éste es un aspecto del ritmo cuya importan- Hemos visto, en el § 1 del capítulo 1, de qué mane-
cia no debe subestimarse. ra la conciencia rítmica ha evolucionado desde la anti-
Como elemento artístico, el ritmo cae, pues, hasta gua Grecia hasta nuestros días. Al comienzo, solo eran
cierto punto, bajo la influencia y el dominio de la ~nte­ tenidos en cuenta los elementos de duración, que repre-
ligencia. Pero podemos decir, por otra }~~~te, que la mte· sentan un aspecto mental del problema: se trata, al prin-
ligencia se limita a explotar en su benehc10 un elem7nto cipio, de un simple cálculo numérico de las sílabas, . luego
q~e es de naturaleza. muy distint_a d.e la suya propia Y de la diferenciación de las sílabas en cortas y largás con
cuyas bases se encuentran en el mstmto motor r en la valores relativos y finalmente de la evaluación absoluta
de los valores según un tiempo básico. Más adelante, los
imaginación motora. La mayor parte de los estudios más
modernos sobre el ritmo tienden a demostrarlo. Nuestra elementos de intensidad provocan el despertar de la con-
propia experiencia nos ha convencid? de ello,. tanto ror ciencia afectiva del ritmo y, en fin, los elementos plásticos
los resultados obtenidos en la educación y la reeducación hacen nacer una conciencia fisiológica.
ritm!ca como por la comprobación de los errores de .l?s En la práctica, los tres elementos -agógico, dinámi-
que son· víc~imas alui;nnos y profesores, cuya educac1on co y plástico- han coexistido siempre, pero en propor-
rítmica ha sido demasiado cerebral. . ciones que han variado según la naturaleza de las cir-
A\gunos ritmólogos ~estacados'. como R. "Yestphal, cunstancias y la disposición de espíritu de las razas y
han querido explicar el ntmo musical por medio de las de las épocas.
teorías griegas. Incluso L. Laloy, en ·~~ nc;>ta~le obra
. Aristoxene de Tarente llega a la conclusion siguiente, en
la página 283: "Como además carecemos_por completo de Elementos agógicos
una teoría moderna del ritmo, lo mejor que. se podrí~
hacer es tomar de la Antigüedad este notable .sistema... .
No obstante, un sistema puramente formal no puede ser Se llaman elementos agógicos los que tienen relación
suficiente .. Estamos en la actualidad en presencia de un~ con la duración, con el tempo (del griego agoge = tem-
rica floración de formas rítmicas que reclama perspe~u- · po). Cuan.do la palabra füe introducida por Rugo Rie.
vas amplias y profundas, y nece.sitamos una concepción mann, hacia 1884, solo se refería a las ligeras modificado- .
del ritmo que se inspire en la vida y no se acantone en nes del tempo y tenía casi el sentido de rubato. Después,
las formas. el término se utiliza en un sentido más amplio· y tie.ne

66 67
EL RITMO MUSICAL
NATURALEZA DEL RITMO

· como paralelo y complemento el término "dinámico" de Marti?i, Plaisir d'amour, ejecutada delante de los apa·
que designa los valóres de intensidad. ratos registrad~res. del abate Rousselot, donde las 6 cor-
Es evidente que la duración desempeña el papel prin- cheas_ pertenecientes al octavo ,compás valen respectiva-
cipal entre los valores rítmicos y más especialmente eñ mente 93, 90, 50,. 97, 8~ y IIO centésim0s de segund0 .2s
la escritura rítmica donde, gracias a la notaeión propor- Hay, pues, una diferencia de más del doble entre los va-
cional, nacida hacia el siglo XII en Occidente, ha podido lores 50 Y ll O.. ~o mismo ocurrirá en los recitativos (es-
. ser fijada de una manera relativamente precisa. Nosotros er tos e? nota~ion. proporci~mal sin barras de compás)
Jecimos: relativamente, pensando en el ritmo artístico, que estan relac10.nados con el lenguaje. En la poesía, lo~
tal como debe ser realizado. Métricamente, satisface las· 'ªlores de du.ración s~rán de igual modo muy variables,
exigencias actuales; rítmicamente, no constituirá nunca como ~n el e.1emplo siguiente, tomado del libro Le vers
nada más que una indicación irnpredsa, mús bien cuan.ti- ! ~anr.azs, de ~1. Grammont, página 88, donde las dura_;
~ativa que cualitativa. · cl10nes respectivas de las sílabas están indicadas en l / 100
Si el ~alor absoluto de las notas, que regula la pro- e e segundo: · .
porcionalidad de los valores entre ellas, se conserva vale-
dero como tal, está sometido sin embargo, en la práctica Courbés comme un chcval qui scnt venir son maitre
artística a la ley de la relatividad. En efecto, el fraseo 27 36 16 20 26 51 18 24 10 26 26 56 23
comporta variaciones del tempo. Una de las primeras lis se .disaicnt entre - eux: quclqu'un
leyes. del fraseo está indicada por Ant. Tirabassi en estos 19 19
de grand va · nartre.
18 30 42 69 26 -23
térml.nos: "La frase comienza por el ictus (punto de par· 11 61 26 104 21
tiqa), luego los valores de duración disminuyen progre-
sivamente hasta un máximo (acento agóglco); después los El pro~le.m~ .se complica de extraña manera si se
valores aumentan progresivamente a medida que se apro- h.ace una ?1stmc1on entre el valor objetivo de las dura·
ximan a la mora vocis que precede al repo~o" .20 La dismi- c!?nes registradas mediante aparatos con toda la preci-
nución de valor, que es una intensidad rítmica creciente, ' s1on deseable y el valor subjetivo, tal como lo siente el
se l}ama protasis; el aumento, que es lo inverso, se llama, oyente', ~ste v~l~r, de naturaleza psíquica, ue esca á a
apodosis. "El justo valor agógico dado a las notas_ en ~a pr.eclSlón metn;a, depende de muchos fac{ores. Afidré
relación al lugar que ocupan en la protasis o en la apo- i ouns, en el· articulo Le rythme concret,29 resume sus
dosis constituye el ritmo". 27 Jaques-Dalcroze en su Cours · deas d respecto en la siguiente forma·· "l a d uracion
· ' ·a este ·. . '
de Solfege trata en detalle los matices agógicos, que están, .~rgamca e una melodía, ejecutada con un mismo tiem o
por otra parte, generalmente ligados a matices dinámicos; l)e Cmetró~omo, puede modificarse según esté emitid~·
, on diversos modos de ataque ( 1 d .
un accelerando implica normalmente un créscendo; un sostenido)· 2) e d'f , . go pea o, punteado,
rallentando, del mismo modo, un decrescendo. . ' on i erentes matices; 3) Hacia el a udo
Las diferencias de valor pueden también afectar las o hacia el grave; 4) Con diferentes instrumentos Deguna
manera ,general , pued e d ecirse
· ·
que es~a duración · se esti-
notas separadamente .. Eugenc Landry cita la romanza
"8 TI ' . d .
26 Grammaire et transcrij1lion· de la notatio11 j>roportionelle. por R~' D ieorze
UMESNII..
u rythme et Te r\•thme du fran~ais déclamé c'1tado
, , ,
21 Id.
W Revista Polyf1honie, París, Mas,e, 1948, págs. 6 y 7.

68
69
BL RlI'MO MUSICAL

NATURALEZA QEL RITMO


rará proporcionalmente a la brevedad de los sonidos; a la
fuerza de la intensidad, a la altura del registro (en cuan- del siglo xviil), los brazos del director de orquesta etc ?
to a las variaciones relativas a los diversos instrumentos, Po: otra parte, ~a ~oncien.c~a de la duración ¿no es 'tribt~­
son demasiado múltiples y sutiles como. para ser gene- ~ana de los movimientos fmológicos que, grandes ó peque-
ralizadas)". nos, se concretan todos en el espacio?
Una vez más puede verse hasta qué punto la sensibF
lidad del artista· excede en mucho a los valores cuantitati- ~n el ritmo real y viviente, duración e intensidad
. vos, medibles. · Lo que no quiere decir que haya que des- van siempre a la par; solo la conciencia intelectual se com-
.deñar esos valores; son de primera necesidad. Lo cuanti- pla~e, a veces: en apartar uno de estos dos elementos de la f.
tativo aventaja, en urgencia, a lo cualitativo, pero solo noción del ritmo. Todo músico sensible sabe -para no
esto último permite alcanzar un plano artístico. tomar más que un ejemplo a la pasada- que en la Mr-
. En la epoca en que la notación proporcional estaba mula rítmica
. ttl1¡ 1 , es na t ura1 acentuar la ultima
,;. · · nota
ya establecida, la ejecución se hacía a !?;USto del artista. o aun la primera, pero que no lo es acentuar la segunda
_Fue solo hacia fines del siglo xv1 o en los comienzos del (la corchea) .
. siglo xvn cuando empezaron a designarse los tempi con
las' palabras andante, ada!!;ÍO, alle gro, etc. Estas indicacio-
nes no se refieren a una duración abstracta, sino a una du-
ración vívida y cargadá de sentimiento. Tanto más cuanto Elementos dinámicos
hay que destacar la rehición que existe ya sea entre estos
tcmpi y el pulso (normal = andante= 70 a 80 por minu- , . El ritmo concreto encierra, muy naturalmente ade-
to; al!a~io =alrededor de 40 a 50; allegro =alrededor mas de los elem~ntos de duración, elementos de ii;tensi-
de 120 a 130, según P. Rougnon), o entre estos tempi ~ad. Éstos pueden clasifica;se en tres categorías; ~) Inten-
y el pulso, la marcha y la respiración, como ló quie- si.dad ~eneral (suave, mediana, fuerte, etc.); b) Matices
ren Y. Bilst!n y otros. Los elementos cualitativos en- dmá(mi,co? (cres~en~o, decrescendo, etc.); e) Acentos diver-
riquecen la cluración: son la expresión de estados de sos metncos.' ~it~icos, patéticos, etc.). En conjunto, esos
ánimo. Fue también en la misma época cuando los ele~entos di?amic?s (del griego dunamis =fuerza) han
músicos comenzaron a colocar indicaciones de intensidad: salido de la vida misma y han caracterizado siempre el rit-
f, ff, p, pp. Estas indicaciones tienen que ver con valores mo, aun en las épocas en que la teoría no los tomaln
. cualitativos y muestran, del mismo modo que los tempi, en cuenta. · '·
los esfuerzos hechos para adquirir conciencia de los valo- . F.ren~e a la duración que es, en genera], de orden
res afectivos de la música y, en el presente caso, del ritmo. cuf~n.titativo: t~do lo concerniente a la ir:tensidad es un
Conviene recordar que la conciencia de la duración re eJ? cualitativo ~e la vida; la intensidad expresa fas
es inseparáble de la del espacio, a tal punto que -la dura- e.moc10n~s y las pas10n~s. Se habla a veces de ethos de los
ción se concreta, en realidad o en forma imaginaria, en el ritmos gneq?s. ¿~s posible concebirlos en el terreno t'mico
espacio. ¿No está materializada para nosotrns en un ob- de. la duración, SI~ las fluctuaciones, las oposiciones diná·
jeto que se mueve: las agujas del reloj, la arena <lel rdoj micas? ¡No, por cierto!
de arena, t'l balancín del metrónomo (i11v·ntado a fines , Aunque, t.eór~camente, se dirigían de acuerdo con las
le:es matemáticas de la dnraci<'>n, los griegos, <.:omo po;.
70
71
NA1:URALEZA DEL RITMO
EL· RITMO MUSICAL
en cuenta teóricamente, al estaf'.'la ciencia del ritmo solo·
otra parte todos los pueblos, han debido escandir sus ;¡ en sus_ comienzos.
poemas y sus cántos. ' . La importancia del acento melódico y del acento de
Hay que distinguí~ entre la realidad efectiva y la intensi~ad ha variado en el transcurso del tiempo. "Des-
teoría. Con esta condición, podemos admitir y· compren• de el siglo n de nuestra era, el acento tónico comenzó a'
der la rítmica griega. Ésta abarcaba, por otra parte,. el per~er su .carácter melódico para transformarse· en. acento
ritmo (teoría) y la ritmopea (realización práctica del rit- de mtens1dad".aa Al transformarse el lenguaje influyó
mo). Así, cuando Th. Reinach, autoridad en la materia, sobre la evolución de la rítmica: " ... como consecuencia
afirma que: "Nada autoriza a creer que la emisión vocal, de la transformación del acento melódico en acento de
o el sonido extraído del instrumento, sufre un aumento de intensidad se producirá una verdadera revolución, no
intensidad durante el ataque'',:io se trata solo de la rela- solamente en la métrica aplicada a la poesía, sino en toda
ción .entre lá intensidad y el ataque, pero nosotros pode- la rítmica, tanto musical y orquestal como verbal".34
mos agregar que nada ailtoriza a creer que todos los soni- · No se puede negar la importancia que la intensidad
dos hayan tenido la misma intensidad. Adem<Ís, el autor,· ha tenido en todos los grados de Ja evolución musical.
por otro lado, aclara que el ritmo efectivo y el compás M. Emmanuel la acepta para las razas primitivas: "por
son dos elementos diferentes. 1\1. Emmanucl, quien dice. rudo que fuera el pensamiento de los primeros poetas-
también que "el dar no quiere decir tiempo fuerte" 31 músicos-bailarines, se puede decir que la música, la poe-
se expresa en otra parte en estos términos: "la forma · sía y la danza, nacidas de una misma necesidad, han sur-
normal es aquella donde· hay, al comienzo, coinciden- gido de un mismo impulso. El ritmo que les servía de
cia entre el dar del comp<ís y el dar del tiempo (pie) unión tuvo, en principio y en el principio, la intensidad
o entre el alzar del compás y el alzar del tiempo". (Los como factor"; pero el autor agrega: "El ritmo, organiza-
dos existen, según l\L Emmanuel, y puéden reforzarse o · dor de las duraciones ... , repudió pronto los groseros ja-
contrarrestarse.) El autor dice también: "la zona del dar lones con que se contentaba en el arte primitivo; El arte
entera se opone, por una especie de pesadez, a toda la zona refinado de los griegos sustituyó poco a poco los jalones
clcl alzar" .3!! inflexibles por equivalencias, simetrías, por "aproxima-
Aunque la intensidad, como grado de actividad, de. ciones". Anula el choque inidal del comp;ís. Del compás
potencia, presenta un cadcter más psíquico que la fuer- hizo un organismo más viviente, pero tanto más libre,
za, de naturaleza más mecánica y material, es muy difícil y del cual el oído por sí solo no revelaba todas las su ti le~
separar, en el estudio del ritmo, los términos "fuerza" zas. Hacía falta que el espíritu interviniera".35
y "peso", de la intensidad. Se admite, por otra parte, Algunos autores excluy<"n la intensidad en la natu- ·
que la lengua griega llevaba acentos melódicos; ¿se pue-
raleza del ritmo: "Es necesario agregar a la µación de
de concebir que la elevación de voz se haga siempre sin
·. variación de intensidad sonora, por débil que ella sea?
33 Tn. REINACH, op. cit., pág. 69.
Es, en cambio, comprensible que ello no se haya tenido 34 M. EllfMANUEL, "Le rythmc d'Euripidc 11 Debussy", en Pre-
mier Congr;es du rythme., Ginebra, 1926, pág. 110.
30 I,a musique grecque, ojJ. cit., pág. 7~. 35 A.: LAVIGNAC, E1101clopedie de la musique. l'arls, Delagrave,
:11 Histoire de la langue musicale, op. czt., pág. 121. 1914-, pág. 471. .
a:i Ibid., pág. 117,
73
72
EL RITMO MUSICAL
¡r
'.;/, NATURALEZA DBL RITMO
· tiempo, la de periodicidad, lo que implica necesariamen· \ . ',
te lar obligación de movimientos ... ; algunos añaden alH/'' tras que otras expiran" .38 Estos matices no desempeña~
la noción de acentuación de algunos tiempos del compás.' han, sin embargo, ningún papel desde el punto de vista
Esta acentuación es independiente del ritmo; conviene, de la medición prosódica.
pues, hacer abstracción de ella en la. definición de la pa- Algunos autores que caracterizan el ritmo por el or-
labra misma". 36 · den, dan a la intensidad un valor de primer plano. Así
Otros autores, en cambio, creen que, aun en tiempos R. Dumesnil dice: "El acento, es decir, el efecto de fuerza
de los griegos, el ritmo incluye necesariamente la inten- y de intensidad es el álma del ritmo", y a~rega la opinión
. sidad. L. Dalmasso sostiene positivamente que el acento de V. d'Indy: "el acento ejerce ... una influencia auto-
agudo griego ·da. una intensidad mayor (pesadez o fuer- crática sobre el ritmo, a tal punto que delante de aquél
za) a la sílaba., Y E. Sonnenschein, que se refiere a to<lo acento tónico se atenúa o desaparece".39
. opinión, agrega: "En muchas lenguas el acent~ lleva. con· · Para varios musicólogos, el ritmo es sobre todo una
sigo .dos elementos; ·el apoyo, stress, (fuerza, mtens1dad, cuestión de intensidad. H. Goujon en Le rythme mental,
pesadez) y la altura del sonido"; él cree que "el factor considera el ritmo como "una serie dinámicá cúyos térmi-
preeminente en el latín. era el apoyo, como ocurre con nos forman un sistema homogéneo". Para G. Dumas "el
el acento inglés o germánico".37 Por supuesto que las ritmo consiste ante todo en la acentuación, es decir, los
lenguas han evolucionado a veces dando más o menos tiert1pos fuertes y débiles".
importancia (sobre todo teórica) al acento melódico o Los gregorianistas no ven, en generál, cri el .ritmo
intensivo de las sílabas. Las invasiones de los germanos, más que la naturaleza . numérica solamente y por ello
por ejemplo, perjudicaron el latín literario en favor del abstracta y mental, rechazando la intensidad, expresión
latín vulgar; a causa de esto; la sílaba pasó de la agudeza más directa de la emociém. Es evidente que la intensidad
a la fuerza. En el siglo n el acento tónico griego comen· ofrece un peligro de subjetivismo, hasta de seiltime'nta-
Zó también a perder su carácter melódico para transfor- lismo, y '}lle la plasticidad, de naturakza. más corporal
maFse en acento· de intensidad. · ·aún, aporta un peligro <le materialismo. Pero el arte es
En Occidente, los tiempos fuertes y débiles de los humano y no puede renegar por completo de sus relacio-
compases no se conocían aún en los siglos xv y xv1. Sin nes corporales. No existe arte metafísico.
embargo, los matices dinámicos tenían, sin duda alguna, Por otra parte, no todos los gregorianistas compar-
derecho de ciudadanía. Citamos, en nuestro apoyo, .a . ten la misma opinión y muchos aceptan la importancia
Hourgues y Denéréaz: "Sería .completamf!.nte puyril ne· L de los matices dinámicos; sin contar a todos aquellos que,
gatlo en lo concerniente a los cantores acompañados con: negando la fuerza, aceptan la pesadez de la tesis o el im-
·d laúd; para quienes el recitativo era un parland~ cal- } pulso del arsis. Entre ellos, citemos a L. David y Dom
cado sobre la dinámica del lenguaje y de este lenguaje' Pothier. Por su parte, Dom Mocquereau dice: "Éste. (el
toscano donde algunas sílabas se lanzan al asalto mien~ :'.: ritmo) dispone armoniosamente la sucesión de los soni·
' dos. breves y largos, combina atractivamente los sonidos
36 L. DANIO~. La musique et l'oreille, París, Fischbacher, fuertes y débiles, los sonidos agudos y graves, los timbres
1907' pág. 138.
~7 11'hal is Tlhyth111?. Oxford, l\l;u:kwcll, 192:;, pág. 207. 38 La musique et la .vie intérieure, París, .\kan, -1921.
39 Le rythme musical, pág. 74.

74
LL RIT1}!0 MUSIC&. NATURALEZA DEL RITMO
/

de toda clase" .4º Pierre Carraz admite también la in ten- - ri1mos psicofisÍológicos los acentos de intensidad corres-
sidad: "que el acento haya sido igualmente intensivo ... , ponden a explosiones o crisis afecti\'as".1 3 ErÍ1st Kurth,
eso nos parecé una consecuencia 1ntural de su elevación d eminente psicólogo de la música, en el parágrafo "die
melódica a la que un acrecentamiento_ dinámico sigue lktonungsrhythmik" (la rítmica de la acentuación), de
11at11ralmente rnmo su sombra". El áutor cita, para sos- Musik-Psychologie, insiste con razón sobre el valor psí-
tl'ncr su punto de ,·ista, al abate Rousselot: "La teoría quico del acento, opuesto a los valores físicos del ritmo. -
de ti n acento pu rarncn te musical. . . sin intensidad, es Tomamos un último ejemplo, para ilustrar la na-
antifisiolc'Jgica". Cita también a l\Iax Nieclcrman (Précis turaleza de la intensidad en el ritmo, de la quirono-
rlf' jil1onétir¡11c 11istorir¡11c): "En principio el elemento de inía tal como está indicada en los manuales que traian ·
aJttüa v el demento ele intensidad son i1~clepenc1i~ntes el acerca de ésta. · Las _curvas están, en general, presentadas
1 110 del otro, pero en la pr;ktica se producen casi siem·
1 como esquemas abstractos, punteadas o de igual· espe-
prl' juntos". 41 _ sor en el trazo: · -
J Coimbaricu refiere que de Coussemaker fue el
primero en establecer el principio del acento: "el acento :.-·.1 ·-"•. l
gramat:cal que relaciona la música con la filosofía acla-
í·a _toda la _cuesticín ele los neumas". "Los neumas tienen '
su origen en los acentos (de Coussemaker); las Cuánto más completas, más armoniosas .resultan cuan- -
que los acentos cumplen, el lugar que ocupan, la finali- do la pluma se abandona a las inflexiones naturales,
dad que persiguen, todo demuestra de una manera irre- _ dando: -
sistihle que se encuentran en el origen de los neumas, con -
los cu¡tles tienen una analogía perfecta desde todos los
~~
asprctos".-1'.! evocando así valores de intensidad. Inmediatamente la
Condene insistir sobre el car;ícter afectivo ele curv<i se vuelve viva, habla a la imaginación. P. Carraz
elementos dinám~cos y destacar, a la pasada, que !;¡ inten- lo tiene en cuenta cuando se refiere a la quironqmía. Por
sidad cst<í en relación m;ís directa con la melodía (altuni otra parte, cuando quien la dirige se abandona a la in-
ele los sonidos) que la_ duración: ;no es la melodía de tuición, a la jnspiración, ¿su actitud no :~e vuelve espon-
naturaleza esencialmente afectiYa? (Nosotros no decimos: táneamente matizada, no solamente de intensidades evo·
emotiva, término nds restrictiYo.) Un tempo, lento o cadoras, sino también de cualidades plásticas que, no por
vi'\'o tiene por sí· mismo un ethos, pero ¡cmínto más vi- ser discretas (y ellas pueden ser muy dignas) constituyen
viente llega a ser si se le confiere un carácter intensivo! aport-es menos preciosos para el arte? El peso, al que
Pocos autores han tratado directamente el carácter afee--. se atribuye gran importancia, ~orno por otra parte tam-
tivo, expresivo, de la -intensidad. Sin embargo: "en los bién el impulsó, ¿no tienen vida tanto en el espacio co-
mo en el tiempo? Ambos evocan la corporeidad que
40 Le nnm/Jre musical grégorien .. . , R?ma y Tournai, Desdée,
hace factible la unión entre el cielo y la tierra, como
1908, pág.. 31.
41 lnitiatio11 grégorie1me, Ginebra, La Lutrin, pág. 83. 43 M. GHYKA, Essai sur le rythme, París, Gallimard, -1938,
42 Théorie du rythme . .. , París" Picart, 1897, págs. 158 y !'61. pág. 135.
,..,..
76 ".
NA'L'Ul<ÍlLE:t.,¡ VEL lU'l'/\10
EL RlTMO MUSICAL

de los valores agógicos y dinámicos, valores plásticos. Di· .:


decían los chinos acerca de la música. Dom Benoit de fídles para determinar en. su expresión formal; ellos re-
Malherbes da al gesto, en la dirección del canto llano, velan, sin· embargo, bastante fácilmente su naturale2.a.
un valor de danza. Según él, el gesto da altura, fuerza Desde el momento que pensamos en la plasticidad, ve-
y veloi:idad. mos cuerpos y sus atributos materiales: peso, volumen,
. El estudio del elemento dinámico en el ritmo se densidad, elasticidad, etc. Es mediante relaciones suti-
hace difícil por el carácter mismo de la intensidad, más les. entr~ los elementos agógicos y dinámicos, ay~dadas
cualitativo que cuantitativo. En el capítulo 1, § 1, nos Pº!'" ~l timbre, como el músico . traduce sus impresiones
hemos .referido al lugar que ocupa la intensidad en la p}ast1cas. Una sucesión de valores sonoros que van, por
evolución de la noción de ritmo. ·En la práctica, todo e1emplo, en decrescendo y en accelerando, pueden evocar
dependerá, pues, de la cualidad del espíritu que anima una pelota que rebota; la manera de ejecutar esta suc~sión
a la obra y de los vínculos que ella establece con la sen- de sonidos puede evocar la materia más o menos dura o
sibilidad humana. Hay, en efecto, un gran margen en- blanda, ligera o pesada, elástica ~ no del cuerpo rebotante.
tre la . conciencia analítica, cerebral, aun llevada hasta Para hacer tangible la manera en que las relaciones
la virtuosidad, y lá. conciencia vital del ritmo, la única ·entre el tiempo y el espacio pueden estar condicionadas
capaz de identificarse con el espíritu de una obra· o de por el peso, tomaremos un ejemplo en el patinaje: lanzado
crear obras nuevas. con una misma fuerza, un cuerpo pesado provocará en
Señalamos para recordar, los diversos acentos de in. el espacio una curva más grande que un cuerpo ligero.
tensídad: métricos, rítmicos, patéticos, negativos (súbito Duración, intensidad y peso son tributarios los unos de
piano) de los cuales lo esencial ha sido dicho por autore5 los otros y condicionan el ritmo. En el toque pianístico
tales como Momigny, Riemann y en especial M. Lussy, en se encuentran las mismas relaciones, pero en forma aún
sus obras, así como por Jaqucs-Dalcroze, que da, entre más sutiles y más variadas. Es necesario, para obtener un
otras, 12 reglas de matices que se refieren a las relacio- toque plástico, hacer intervenir el peso de la mano y del
nes entre los valores agógicos, dinámicos y melódicos. brazo, hasta del busto; lo que demuestra bien el carácter
Pero en este terreno, lo mismo qµe en otros, no todo físico del elemento plástico en el ritmo. La elasticidad y
puede ser detallado, y el compositor recargaría inútil- la flexibilidad del instllJmentista, como la del patinador,
mente la partitura si quisiera especificarlo todo. Hay son indispensables para dosificar con precisión y virtuosi-
que buscar la solución, repetimos una vez más, en el es- dad los diversos elementos que entran en juego en la ex-
píritu de la obra y en las ,cualidades artísticas que todo. 'presión rítmica.
educador debe despertar constantemente en el alumno! Muchos músicos carecen de plasticidad en su toque.
ya ~sea por el ejemplo de los maestros o bien recurriendo Un eminente profesor decía respecto a una alumna que
a su vida interior. acababa de interpretar un trozo en el piano: "Ella es mú-
sica, pero le falta la plasticidad", y el profesor agregaba:
"pero eso no se le puede dar". Nosotros creemos, en cam-
Elementos pldsticos, bio, que el conocimiento de la naturaleza de las cualida-
des píasticas permite despertar en el alumno los valo~es
Desde que se vislumbra la corporeidad del ritmo fisiológicos, claves de la plasticidad.
musical, nos encontramos dispuestos a admitir, además
79
78
EL RITMO Ml1SlCJfL NATURALEZA. DEL RI1'MO

En tie~pos de J. S. Bach, la rejecución pianística de- plásticos son difíciles de determinar. E.s preciso, pues, te,
bía carecer de pl\lsticidad, pues se movían poco las ma·. ner el sentido plásticó. Se pu,ede clesarrollar la imagina·
nos;· por otra parte, los primeros pianoforte· carecían de ción plástica concentrándose sobre los valores plásticos del
cualidades plásticas y además -las dos condiciones se mundo físico que nos _rodea y -lo que es más· precioso
relacionan- los músicos buscaban en esa época cualida- todavía para el músico- sobre los valores plásticos de
des menos materiales que en la actualidad. Con Liszt y nuestra propia vida corporal. Así aprovecharemos el ejem-
sus alumnos -citemos aquí a Mme. Jaell, el toque pianís- plo de .los artistas que poseen cualidades plásticas.
tico se volvió más flexible, más matizado, más plástico. En la poesía moderna se encuentra también, en forma
La gimnasia rítmica de Jaques-Dalcroze, allí donde se ha-. paralela a la música, una evolución a favor de las cualida-
sa realmente en los movimientos naturales del cuerpo des plásticas. En grados diversos; poetas tales como Baude-
-desgraciadamente no siempre es éste el caso- favorece laire, Verlaine y en especial Verhaeren, tienen el sentido
el· despertar y el desarrollo del sentido plástico. de la plasticidad poética. ·
No todos los instrumentos tienen los mismos valores. Se podría objetar que el se'ntido plástico es un ele·
plásticos, y algunos, como el órgano, el clave -y en espe- mento de decadencia en el arte musical. Su naturalei:a
cial la cornamusa y la gaita- están, por así decir, despro- esencialmente material oculta sin duda asechanzas que
vistos de ellos. El violín, la flauta, tienen cada uno sus amenazan su dignidad. Sin embargo, no hace decaer ne-
cualidades' propias. El canto ofrece muchos recursos plás· cesariamente la música. Todo depende de la actitud del
ticos, pero están en general muy descuidados. La imposta- artista. El arte no es espiritualidad pura; la materia des-
ción de la voz, a menudo demasiado uniforme, demasiado empeña allí un papel importante y necesario. El peligro
rígida, va en contra de Ia plasticidad vocal; por otra par· radica en los excesos. El jazz, por ejemplo, ha abusado de
te, la atención a menudo consagrada únicamente a los va- los valores plásticos tomándolos como único objetivo o,
lores vocales, deja a un lado la música y con ésta, los lo que es peor, entregándose a veces a evocaciones fisioló-
valores plásticos del ritmo. gicas de una vulgaridad desvergonzada, envileciendo así,
Eri cierto sentido se puede hablar también de la plas· sinescrúpulos, el noble arte de la música.
ticidad de un sonido, de un intervalo, de un acorde, de Los valores plásticos han existido siempre en mayor
una melodía o de un encadenamiento armónico. El soni- o menor grado en la música, pero solamente en nuestra
do, independientemente de su fuerza, puede tener más o época se ha adquirido realmente conciencia de ellos y se
merios volumen; un intervalo armónico, un acorde, tienen les atribuye una gran ir'nportancia. ·La multiplicidad de
además un peso, una densidad, tributarios de los sonidos los acentos en la música actual favorece la expresión plás-
armónicos. y de los sonidos resultantes que engendran. tica, ya conciernan a la duración, la intens.idad, la altura
Una frase melódica y, con mayor razón, una frase armó'
del sonido o el timbre. L:1 emisión del sonido, su articu-
nica son susceptibles de plasticidad; a los elementos lación (con el legato, el staccato y sus derivados) constitu-
que acabamos de enumerar, a propó~ito de los sonidos yen también elementos favorables a la plasticidad.
y de lbs acordes, vienen a: agregarse cualidades plásticas
tonales, de las cuales una de las más promiri'entes es la :Menos todavía que para los elementos agógicos, se
caída cadencia!. disp,an'e de fórmulas y de signos especiales para los ele·
Siendo más cualitativos que cuantitativos, los valores mentas plásticos. Algunos autores, como Joaquín Nin,

80 81
Ei RITMO MC!SlCJfL
XATVRALEZA- bEL RITMO
han hecho algunos ensayos para aumentar el número de
signos empleados comúnmente y que son: · pre a la intensidad sonora que el cuerpo produce. Así, en
el salto, el alzar es intenso, pero el dar es sonoro en el
momento en que, durante el relajamiento del cuerpo el
·•-A>~.-.-,... .. pie toca el suelo. En la ejecución pianística, el sonido se
Lo que es poco, en comparación con la riqueza de la obtiene, también a menudo en la relajación; por otra par-
paleta plástica. Lo más simple es inspirarse en el carác- te, un solo acorde puede ser producido por un movimiento
ter, el estilo, que debe revelar la intuidón con la ayuda corporal que comporta tres elementos; preparación~ im• /
de la tradición. pacto sonoro y relajación. Por eso, no hay que asombrar-
La música, bajo la influencia de algunos maestros . se de que la plasticidad pianística ofrezca todavía, en la
a<:tuales, pero también bajo la del jazz, ha evolucionado actualidad, problemas complejos a la cagacidad de los
en un sentido plástico. No hay más que escuchar algunas profesores.
obras de Stravinski: la Sacre du Printemps, la Symphonie
en trois mouvements, y otras de Darius Milhaud, de Ho-
negger, para darse cuenta de ello. . § 7. DEFINICIÓN DEL RITMO
Una página de Ramuz, que describe a Stravinski
componiendo, evoca , de manera, viviente, las tendencias El ritmo, que está a la vez en el hombre y fuera del
plásticas del compositor ruso: "Todo aquello que habla hombre, que constituye una necesidad espiritual y una ne~
sido ruido, todo aquello que había sido, por ejemplo, una cesidad material, es el primero de los tres elementos fun-
enormidad de notas golpeadas sobre los címbalos con el damentales de la música. Sin ritmo no hay melodía ni ar-
mazo de fieltro o el de cuero, con los pequeños y los gran- monía. En su origen mismo, es un elemento pren1usical,
des mazos, y tan pronto con las duras como con las suaves; como el sonido; existe fuera de la música, doñde repre·
que había sido sonidos de tambor, notas ensayadas sobre senta, como en las otras artes y en los fenómenos de la na-
el piano o el violín; que había sido cantado, que había sido turaleza, la primera manifestación de la vida.
gritado, que había sido discutido, que había sido ideas, Las formas rítmicas musicales han variado en el tran-
_sentimientos, sensaciones, que se agitaba primero en una curso de los tiempos y según los pueblos que practicaban
cabeza, luego en otra, luego en el aire, entre dos cabezas: el arte musieal. Por eso, como muchas definiéiones del
que estaba ahora fijo, sin moverse más, se había conver- ritmo se refieren, en realidad, a sus formas y no a su esen- .
tido en una serie de puntos inmóviles, y se había vuelto cia, han resultado de ello numerosas apreciaciones, a me-
silencio, perp un silencio rico y como hinchado de ante- , nudo superficiales e incompletas. Nosotros hemos tomado
'mano de aquello que tenía que restituir". 4 4 nota de más de cuatrocientas, de unos doscientos autores,
El problema de la. plasticidad musical se complica a cuya lista completa, sugestiva desde más de un punto de
causa de que en la realización (danza rítmica o ejecución vista, sobrepasaría el marco de esta obra.
pianística), el dinamismo corporal no corresponde siem· Vários autores modernos, al referirse al ritmo musical,,
se han basado, a menudo exclusivamente, en definiciones ·
H Souvenirs rnr lgnr Stral'inshi, Lausana, Mermod, 1929,
de una época acabada, como la de los griegos, por ejemplo,
pág . .):). donde el ritmo era considerado bajo el aspecto formal y
solo tenían en cuenta el elemento de duración, en tanto
82
83
liL RlTMO MUSICAL NATURALEZA DEL, RITMO

que el ritmo musical occidental, y la concepción que de están hechas para distinguir las cósas que se nombran y
éste se deriva, comporta también .un aspecto dinámico y a no para mostrar su naturaleza".
menudo incluso un aspecto plástico. Nosotros pasaremos revista a los principales aspectos
El arte, y el ritmo modernos se han enriquecido con del ritmo, puestos en claro por las definiciones que se es-
eleme_ntos fisio~ógicos y psicológicos que los antiguos calonan desde Platón hasta nuestros días. No hemos se-
descmdaban o ignoraban. La mayor parte de los · artis- parado las definiciones que se refieren al ritmo en gene-
tas se han dado cuenta de ello y siguen las tendencias ral de. las concernientes al ritmo musical. Húbierá sido
de la época. No siempre ocurre lo mismo con los ritmó- .;.
difícil, hasta incluso imposible, al no haber hecho a me-
logos y pedagogos. Estos últimos, sin embargo, deberían nudo, ni los mismos autores, la distinciém entre estas dos
. estar al corriente de las tendencias actuales; tanto más categorías .
cuanto tienen la misión de preparar el porvenir. La mayoría de las definiciones se agrupa -con justa
En nuestra época, la tarea de los educadores es espe- razón, por otra parte- alrededor de la noción de movi-
cialmente ardua. En la mlísica occidental, muy eclécti- miento. Como los modernos, aunque con menos insis-
ca, están representados los más diversos estilos; el ritmo tencia, los griegos y los orientales han. dado una gran
incluye los de las razas más primitivas; la melodía se en- importancia teórica al movimiento en el ritmo; y si los
riquece con los giros y los modos orientales, la armonía negros tuvieran teorías -la naturaleza de su música y
se aduefia de los .ruidos. Se buscan, más allá de las artes, de sus danzas lo demuestra- harían otro tanto. Ya Aris-
las fuentes del arte; se quiere descubrir, más allá de las tóteles se preguntaba: "¿Por qué los ritmos.. . reflejan
producciones musicales de todas partes, la música; más estados de ánimo ... ? ¿Es porque los ritmos ... son mo-
allá de los ritmos, el ritmo, aqud que los engloba a todos Yimientos, como las acciones? 4 :; Recordemos oue Platc>n
y es la fuente viva, única, creadora. ha dicho: "Ustedes distinguirán el ritmo en el vuelo de
En realidad, no se puede conocer la naturaleza in- un p<l.jaro, en las pulsaciones de las arterias, en el paso
del bailarín, en los períodos del discurso". Para San
trínse~a del ritmo. Al de_cir "ritmo" todos pensamos,
aproximadamente, en la misma realidad; pero esta reali- Agustín: "El ritmo es el arte de los movimientos co-
dad se nos escapa. Nosotros sentimos que el ritmo exige, rrectos". Según Inayat Khan: "La ley del movimiento
es-ritmo." ·
de nuestra parte, una sensibilidad accesible a las sutilezas
~ue son propia~ d7 su naturaleza matizada y que lo dis- La importancia del movimiento en el ritmo musical
tmguen de la ntm1ca y del compás. . ·· surge de diversas consideraciones. Y en primer término,
más por el ritmo que por la melodía y la armonía, la
Es un elemento indefinible que da una propulsión míisica es un arte del movimiento. Después, si los grie-
vital a la música. Al procurar ser conscientes de su natu- gos calificaban a la música, .Ja poesía y la danza, como
raleza inmaterial, corremos el riesgo de dismiriuirlo a la ;irtes del movimiento, es, sin ninguna duda, a causa del
escala de nuestra comprensión. y' cuando lo concreta- denominador común: el ritmo. ¡Notemos que no se Ila·
m9s en fórmulas, nos alejamos de su fuente primera, lo ma jamás a estas artes, artes del orden! Es probable
que ha hecho decir a P. Valéry: "definiciones de cosas
que escandalizaban· a Pascal y que son monstruos del es- H T.rs ¡n·oblcmes d'Aristolr, Fr. GEVAERT y Vot.LGRAFF, 1899,
píritu". Pascal ha dicho, en efecto: "Las definiciones 1902, p:íg. 71. .

85
NATURALEZA /JEL Rl.Ti\10
EL RITMO MUSICAL

también que a causa del prindpio del mov1m1ento, co- la respiración, H. Riemann en los. latidos del pulso y
mún a las artes plásticas (donde se encuentra a menudo K. Bücher en los movimientos corporales. Entre los mo-
en estado estático, "durmiendo" o "cristalizado") los 'i
dernos que han dado importancia· al movimiento en el
griegos diferenciaran mal los términos rhutmos (relacio- ritmo, citarnos a J. J. Momigny: "El ritmo es el paso de
nado con la duración) y arithmos (relacionado más bien los seres animados, los movimientos que realizan en .su
con el esp~cio; las dos palabras provienen, por otra par- andar o en su vuelo"; Ch. Beauquier: "El ritmo es el mo-
te, de la misma raíz. Cuando se dice que el ritmo está en vimiento en el sonido, el movimiento ordenado"; Dom
el tiempo y que la simetría está en el espacio, es por la Mocquereau: "En efecto, poseemos en nosotros mismos
presencia o ausencia de movimiento como se distinguen el ritmo 'en estado Yiviente. La vida que existe en nos-
uno de otro. · otros y s.e ~esliza en el tiempo, se manifiesta por una serie
Buen número de autores han tropezado con la difi- de movmuentos ordenados con admirable regularidad".
L. Laloy, A. Gevaert, Jaques-Dalcroze, Angela Diller,
cultad que. representa, a primera vista, el hecho de que
R. Dumesnil, Dom .Gajard, M. Jaell, L. Nounebcrg: "El
se atribuvc a las artes plásticas ritmo en cuanto es movi-
ritmo es la ley del· movimiento natural"; J. d'Udine,
, miento. Para quien practica personalmente las bellas
artes, el problema resulta claro,. pues las aborda como ar- J. Ward. Hemos anotado unos sesenta.
tista y no como intelectual. El artista sabe que él trans- Sin embargo, no se debe identificar el ritmo con el
mite a su obra una .parte de su propia vida que expresa movimiento, como lo han hecho varios autores, del cual
mediante el movimiento. Este movimiento adopta un solo es un aspecto organizado; de todos modos, es menos
aspecto visual entre los visuales, cerebral entre los inte- peligroso confundirlo con el movimiento que, por ejem-
lectuales, dinámico en el artista completo. El dibujo está ' plo, con el orden, Ja proporción o la repetición; pues; sin
~specialmente regido por el movimiento. En las artes movimiento no hay ritmo sino por analogia, mientras qm~
plásticas el movimiento está congelado, fijado en el es- sin ordenamiento hay todavía ritmo, aunque a veces des-
pacio, pero virtualmente viviente. Por otra parte, aun equilibrado, desordenado. El movimiento- es no solamen-
las proporciones espaciales toman un valor en el tiempo, te la condición primera para la manifestación del ritmo,
por la duración que la vista pone al recorr<:>rlas. En reali~ sino también para la toma de conciencia de la duración.
dad, el espacio está más estrechamente\ ligado al tiempo Ni la emoción, ni la inteligencia, pueden dar fa sensa-
de lo que parece a primera vis.ta. · J ción del tiempo que 'transcurre, sino solamente los mo-
El impulso vital rítmico que se expresa de diversas vimientos corporales y, a falta de éstos, la imaginación
maneras en las artes proviene de la misma fuente. "Exis- motora; la inteligencia solo da un conocimiento abstracto.
te una sola rítmica general", dice Dom l\focquerean. La Después del ;'movimiento'', el principio de orden,
J?Úsica, mejor que cualquier otro arte, nos puede infor- de ordenamiento, de proporción, de organización, reúne
mar acerca de la naturaleza de ese ritmo general. cuya la mayoría de los votos. Fueron sobre todo los griegos
co!1stante principal es el movimiento; es, pues, el, movi- (Platón, Aristógenes, Arístiqes Quintiliano) quienes, con•
m1en~p el que nos da la clave de la comprensión y de la sideraron el ritmo desde el punto de vista del orden, y la
práctica artística del ritmo. definición de Platón: "el ritmo. es el ordenamiento del
Varios. psicólogos han visto la fuente del ritmo en movimiento", ha tenido una influencia considerable a
los movimientos: "\V. "\'\Tundt en la marcha, M. Lussv en través· de los siglos. Casi todos los autores modernos cuya
I • ;

8fi 87
EL RITMO MUSICAL
!\",ffUR.1LEZA DEL RITMO

definición gira alrededor de la no,ción de orden, se han


inspirado en los griegos. Sin embargo, cuando el mismo Hay un hecho cier.to: la vida nos ofrece una colec-
Platón hablaba del ritmó viviente, lo situaba, como aca- ción casi ilimitada de ritmos ordenados según sus leyes.
bamos de verlo, en la vida misma. Por eso las teorías Cuando nosotros marchamos, corremos, saltamos, obede-
griegas, no lo olvidemos, hablan solo de· lá ciencia de las éemos. a ord.enamientos establecidos por la vida y a los
formas musicales; y como la música, se identificaba con cuales, si queremos utilizarlos, debemos someternos hu-
las artes. del movimiento, que· son la poesía y la danza, mildemente. ·Y cuando, como en la danza -y la danza
la noción del ritmo musical se extendió a estas artes: Los puede ser sonora- nuestra libre voluntad .se expresa,
vínculos entre la música y la vida eran ~tablecidos, co- nosotros solo estamos combinando movimientos que de-
mo hemos visto, por la ritmopea, facultad de realizar ben obedecer a ordenamientos existentes, determinados
el ritmo. · · por .las resistencias materiales y el condicionamiento .de
Destacamos algunas definiciones que tienen relación nuestro cuerpo.
con el orden: Arísticles Quintiliano: "El ritmo es un Si se procura dominar esas ley:s. m~diante el int;-
conjunto. de tiempos dispuestos según un cierto orden"; lecto, se corre el riesgo de caer en estihzac1ones tanto ma~
Aristógenes: "El ritmo es orden en la repart!cit'm ele las discutibles cuanto más se apartan de la naturaleza. S1
duraciones"; G. Brelet: "El ritmo es el orden del tiempo uno se libera de aquéllas, el éamino está abierto 1~ara
creado por la conciencia; el ritmo es el orden en sí"; las aberraciones. Se trata, pues, tanto de tomar concien-
V. d'Indy: "El orden y la proporción en .el espacio y el cia de los ordenamientos que la naturaleza nos ofrece
tiempo: tal es la definición del ritmo"; \V. Howarcl: "El como de crear nosotros mismos ritmos nuevos. ·
Iitmo en _el sentido original es ordenamien'to del tiem- El principio del orden está en Ja base. de las f1ropor-
pd'; Dom Mocquereau, quien adopta la definición de ciones por las que se concreta el ordenanuento. ·¿Pueden
Platón, aclara con razón: "Este ordenamif'nto, esta puesta éstas bastar para caracterizar el ritmo? No lo cr:emos
en orden, es la forma misma del ritmo", haciendo así así, pues conciein.en únicamente a las formas i:ítm1cas Y
una correcta distinción entre el ritmo y la forma. no al principio vital. Cuando E. Sonnenschem -cuya
El ordenamiento es, sin discusión, uno de los elemen- obra What is Rhythm? es de real interés y de una pro-
tos. esenciales del ritmo. Podemos-considerarlo como uno bidad científica ejemplar- pone el acento sobre la pro-
de los dos polos entre los cuales evoluciona l~ concepción porcionalidad, confunde, como tantos otros, a nuestro
del _ritmo, siendo el otro polo el movimiento. Pero, ¿en entender, ritmos y formas rítmicas. Su definición expre·
qué consiste este ordenamiento y quién lo ha creado? sa: "El ritmo es aquella propiedad. de una serie de a,c?n-
En realidad, hay dos clases de º!denamientos: los que tecimientos en el tiempo, que produce sobre el espmtu
·creamos nosotros mismos y los que están dados por Ja del observador la impresión de que las duraciones, acon-
naturaleza y por, la vida. Los que pertenecen a nuestra tecimientos o grupos de acontecimientos de los que se .
jurisdicción son realizados por nuestra voluntad cons- compone la serie, son proporcionados". En tanto se trate
ciente,. y en. ese caso son frecuentemente de orden cere- de formas solas, su definición es perfecta, pero entonces
bral. Los otros pueden inspirárnos, instruirnos, pero es' el título de su libró debería ser: ¿Qué son las formas rít-
ca·pan a menudo al análisis, tanto por su forma como por micas? y no ¿Qué es el ritmo? Hecha esta corrección y -
su naturaleza. evitada así la confusión, puede llegarse a un acuerdo en-
tre aquellos •que ven el ritmo desde el ángulo formal y
88
89
N,1TURALEZA DEL RITMO

EL RIT11!0 J!USJCAL
cambio, la noción del ritmo pertenece, evidentemente,
aquellos que dan importancia primordial al elemento al dominio de la inteligencia y de la subjetividad, como
·vital del ritmo. expresa muy correctamente R. Dumesnil: "La noción
Al sustituir los términos "orden" y "ordenamiento" de,l ritmo es una necesidad del espíritu".
por la palabra "organización'', se acentúa la diferencia En el capítulo I, § 5, hemos visto lo que es precis?
que existe entre los dos aspectos del ritmo: el movimien- entender por ritmo _mental, pues lo mental puede combi-
to y el orden, o aun: la vida y la forma. La organización nar y crear ritmos, pero no pu~de. d<:'cirs.e, ,ror eso,
concierne, en efecto, solamente a las forma~ rítmicas que, que el ritmo sea mental; el conoc1m1ento ntm1co hasta
ellas solas, caen bajo nuestro poder de ~rganización, de se opone a menudo categóricamente al instinto rítmico
racionalización. Por eso, la métrica está más organizada que él contrarresta. Por eso no podemos estar ele acuerdo
que la rítmica y ésta más que el ritmo Nosotros pode- con V. d'Indy cuando dice: "El ritmo resultanté ele la
mos organizar formas rítmicas e incluso movimientos. desigualdad de los tiempos se expresa por números y a:-
¿Podemos decir otro tanto en lo concerniente a la vida? pende de las leyes aritméticas". 46 Este ~nuncia~o contri-
En cuanto a ella, estamos obligados a recurrir a las leyes buye a alentar a los pedagogos a ensenar el ritmo n_ie-
de la vida que comportan a menudo en ellas mismas una d!ante el cálculo. Algunos profesores hacen contar in-
organización vital que nos trasciende. Por eso, en arte cansablemente: "uno y dos y tres, etc.". ¡Y cuentan con
es preciso poder ser receptivo y flexible, para poder "co- este cálculo para desarrollar el sentido del ritmo! El co-
laborar" con los ordenamientos vitales existentes. Tam- nocimiento mental rítmico y el instinto rítmico son dos
bién podríamos decir que la vida crea el ritmo al crear aspectos complementarios de la práctica musical. "La
el movimiento y organizarlo. Cuanto más se recurre a energía rítmica, dice S. Zweig, no es nunca intelectual;
las formas, haciendo abstracción del elemento vida,. más no está ni en la expresión verbal, ni en la música; se
limitadas serán estas formas, más se tropezará también afirma de manera puramente emotiva y corporal, por
con dificultades, tanto en el dominio de la creación como así decir".
en el de la educación y el análisis de las formas musicales. Nosotros podemos considerar tres estadios netamen-
Considerar el ritmo bajo los aspectos que acabamos te diferenciados en la elaboración del ritmo artístico:
de ver, puede llevar a considerarb como directamente 1Q Vivir el ritmo; 2: Sentirlo vivir en uno; 39 Tener la
tributario de la inteligencia, del espíritu; las siguientes conciencia mental de aquél, de manera de poder escri-
definiciones lo atestiguan: "El ritmo es una creación del birlo y leerlo. El primer estadio pertenece al orden d:.
espíritu" (A. Bertelin); "El ritmo es el orden en el tiem- la acción inconsciente, el segundo al orden de la sensi-
po Cíeado por la conciencia" (G. Brelet); "El ritmo es bilidad, el tercero al de la inteligencia.
una creación estética. . . el ritmo poético es una creación El cerebro humano solo puede dar una conciencia
de la razón ... el ritmo es una forma que la razón impo- intelectual del ritmo. Para vivir el ritmo hay que recu-
ne al lenguaje" (J. Combarieu). -· · rrir a la actividad motora, a los movimientos. reales o
Es evidente que, como arte, el ritmo es una creación imaginados. Esta imaginación motora es, por otra pa~t':,
del espíritu. Ahora bien, debemos concebir el arte desde el bosquejo de un movimiento verdadero; es el "mov1-
un ángulo subjetivo. El ritmo, considerado en su esen-
cia, sobrepasa, sin embargo, la subjetividad, como hemos 4G Cours de co111pusitio11 111Hsicalc, tomo l, pág. 6. ·
podido verlo, pues se lo encuentra en la naturaleza. En
91
90-
EL RITMO MUSICAL NATUR,ALEZA DEL RlBIO .

m~ento en estado naciente" de Ribot. La verdadera con- otros dos, ocupando la armonía el tercer lugar; b) El
c;ienci~ rí.tmica, 9ue .sobrepasa la conceptualidad, exige orden cardinal, donde el tres vale más que el dos, porque
e~penenc1a, conoencrn física, muscular, nerviosa, exten- Jo contiene, y el dos más qué el. uno; e) El orden espi-
dida, hasta en sus ramificaciones emotivas e intelectuales. ritual artístico, donde la melodía está considerada como
· Por otra pa~te, la acción y el pensamiento· se influyen . d centro alrededor del cual evolucionan el ritmo y Ja
de manera rcnproca. E. Jaques:Dalcroze dice: "Es un armonía .
. e~ror creer ~ue el cuerpo debe trabajar antes que el espí- Toniemos el segundo pumo, el del origen <le la mú- -
n~u, o desmtercsándose del espíritu. Pensar un movi· sica. Las concepciones materialistas tienden a presentar
~1ent? a1?.tes de hacerlo es pr?vocar su mayor facilidad de el ritmo como el punto de partida de la música. El hecho
e1e:uoón . Pero, el pensamiento puede también obsta- de que no haya melodía sin ritmo parece darles la razón.
cuhzar el acto correcto. Uno de mis profesores de canto, Pero, no hay tampoco melodía sin intervalos sonoros y
l\Ime: ~.eauck, se había acostumbrado a decir: "La pre· tenemos el derecho <le preguntarnos si el origen de la
ocupac101_1 mata la. ocupación". Hay en el arte un fado música no debe ser buscado en la altura de los sonidos
co~s.truct1vo somc;t1.do al intelecto organizador; pero los y la afectividad que los provoca. ~
~entos de la act1v1dad, (~C la sensibilidad y de la intui- Veamos algunos argumentos que militan a favor de
ción no deben ser subestimados. . · esta segunda hipótesis: el canto de un pájaro ¿es melodía
¿Cómo, por. otra. par~e, entenderse con las palá'bras, o ritmo? ¿Se trata de un orden físico o afectivo? Nos in-
c~m las solas nociones, cuando se trata de la realidad mu- clinamos por lo segundo. Un perro ladra: ¿no lo hace
sical? Hay .un hecho cierto: el ritmo real supera las fór- para expresar su cólera, su miedo o su alegría? Un níño
mul~~ Y ~l mtclec.to que las crea; como el arte, constituye pequeño canturrea: es un balbuceo musical; pertenece
una · razon superior". al orden melódico más que al rítmico. Se dice a menudo
El ritmo, lo hemos visto, es sin discusión un ele- que los primeros instrumentos de música son rítmicos;
mento fundamental ele la música. Se ha dado gnn im- pero se olvida que el primer instrumento, que será siem-
portanc.ia a la fórmula enunciada por Hans d~ Bülow pre fundamental, es la voz humana. Esta voz se expresa
al. co~n~enzo de su curso de composición musical: "AJ ante todo en el orden melódico.
pnnc1p1? era el ritmo". Esta paráfrasis del comienzo del Muchas definiciones dan al ritmo un valor exagera- ,

. Evange~1~. según. S~n .Juan, se pue~Ie comparar con Ja de


1

do: "La música es ritmo" (Confucio). "El ritmo solo im-


Go~~he. Al pnnc1p10 era la aa:1ón": pues el ritmo es prime a la materia sonora una forma fija, concreta, vida
acc10n. Pero esta frase ¿tiene el valor qüe algunos le atri- y energía espiritual" (M. Lussy); "El ritmo solo puede
buyen Y no. nos induce en error? Pues, pa'ra el músico poner nuestra vida interior en contacto con la ese11cia
¿no. es pre~1s.~ decir: "Al principio era el sonido" r Es del universo" (Edm. Buchet). Lo más que 'se puede de-
nuestra op1nion. Sea como fuese, tocamos aquí un do- cir, con d'Indy y A. Honegger, es que el ritmo es el ele·
bl_e problema: el del lugar que ocupan los elementos fnn- mento primordial de la música, pero especificando con
dame~talcs de la música, y el del origen de lá música. G. Migot: "El ritmo tiene la prioridad, pero la melodía ·
... · El· <?rden habi~ual: ritmo, melodía, armonía, puede tiene la primacía". Y cua,ndo V. d'Indy dice: "El ritmo,
se 1 < ons1d<:rado ba.10 t~es aspectos: a) El orden ordinal, elemento primitivo ,y primordial de todo arte", la pala-
donde_ el ramo es el pnmer elemento, indispensable a los . bra "primitivo" es la menos discutible.

93
- NA1'URAl.E7.A DEL RITMO
· ~luchos autores han· insistido sobre el aspecto "vida"
· del ritmo. Algunos identifican el ritmo· con la vida. Es nos el instinto rítmico. La falta de ritmo corresponde _
esa una concepción espiritualista, eventualmente, defen- a una deficiencia física o a una actitud mental que· des-
dible. Ella, sin embargo, no encuadra en nuestra con- precia las actividades corporales. J. Combarieu dice, ya
cepción musical, donde la melodía y la armonía constitu- lo hemos visto, que los efectos fisiológicos del ritmo es-
yen, con la misma razón que el ritmo, manifestaciones tán en razón inversa de la cultura intelectual. Hay entre -
de la vida. El ritmo es vida, pero no es la vida. los intelectuales resistencias a los efectos fisiológicos del
A r:uestro entender, el ritmo musical es siempre a ritmo que desconocen los pueblos no civilizados. Es pre-
la vez vida y forma; vida en su esencia, forma en su exis- cisamente en el carácter fisiológico del ritmo donde hay
tencia. Cuando los hombres de ciencia, frente a los fenó- que buscar la causa de la indefectible perfección del rit-
menos vitales, se atrincheran detrás de las fórmulas ma- mo de los negros que hacen jazz auténtico. En el caso de
t~máticas basadas sobre las proporciones, despojan a la alumnos ritmicamente deficientes se impone una "desce-
vida de sus válores cualitativos y solo retienen los ele- rebralización" que pueda conducirlos a una actitud más
mentos cuantitativos. Esta cuantificación no puede sa- armoniosa, estableciendo víncul;)s entre el ritmo musical
tisfacer al músico, ni al psicólogo. Sin ser consciente de y el cuerpo. Se puede decir, por otra parte, que el ritmo
ello, el ser humano está en constante unión con la vida es tributario del temperamento, de la sexualidad, del
univ~rsal. El latir del corazón, la respiración, la marcha, impulso vital. Entre los linfáticos, a menudo falta el
. constituyen algunos de sus aspectos; el elemento vital ritmo; entre los nerviosos, raramente; pero está a veces
, supera y trascien.de de. estas formas diversas. sujeto a un desequilibrio.
Desde el momento en que se consideran, más allá Los griegos habían establecido, mediante el ritmo,
de las manifestaciones formales, los hechos vitales, nos una armonía entre el espíritu y el cuerpo, que resultaba
damos cuenta de las dificultades, hasta de la imposibili- _ favorable para el desarrollo humano. En • cambio, la
dad de dar una definición del ritmo que sea realmente Edad Media despreciaba el cuerpo y fue, a causa de
valedera. A lo sumo se puede tratar de determ~nar sm esto, desfavorable para el florecimiento del ritnio. En la
características. Para eso es. indispensable considerar al- actualidad, después de un período de cerebralismo, mu-
ternativamente el aspecto vital del ritmo, sus formas vi· chos pedagogos procuran dar nuevamente al ritmo un
.vientes y su representación escrita, rítmica o métrica. valor completo, tanto fisiológico como espiritual.
Hemos hablado del aspecto "vida" del ritmo. Pero Uno. de los últimos aspectos que tenemos que desta-
¿de cuál vida se trata? Para muchos autores se trata de car es el concernier¡.te a la repetición, la periodicidad.
la vida física, fisiológica. Nosotros hemos mostrado en Veamos algunas definiciones: "El ritmo musical puede
el capítulo primero desde qué ángulo se puede estable- ser definido así: el ritmo es el retorno o la repetición pe-
cer una relación entre la vida fisiológica y el ritmo. El riódica de los mismos valores o grupos .de valor o du'ra-
cuerpo es indispensable para la práctica musical; es el ciones" (A. Gedalge); "Ritmo, carácter periódico de un
tributo terrestre exigido por el ar~e: el cuerpo se expresa movimiento o de un proceso" (A. Lalande); "El ritmo
- mediante el ritmo. Personalmente sabemos, por la prác- es una periodicidad percibida" (P. Servien); "El ritmo
tica, hasta· qué punto es preciso recurrir a los movimien-. consiste en el retorno de un mismo fenómeno a interva-
tos corporales para despertar y desarrollar entre los alum, los regulares" (P. Souriau). ·
La mayor parte de las definiciones aquí menciona-
9·1
.. ISATUl{AW:CA DEL lVÚfO,
:.:l. RITMO MUSICAL

das _valen lo. n_iis~o.. si no más, para el compás que para leza instintiva, que es muy importante. Algunos lcrven
.el ritmo. Se JUstlhcan ya mejor desde que se da a las únicamente en la duraéión o exclusivamente en la in-
palabr.as . "repetici~n" o ''periodicidad" un valor amplio tensidad. Para ·otros, todavía, se encuentra en. el ele-
Y. flexrblc,. que d~p l u!?ar a las repeticiones irregulares. mento arquitectónico. Varios lo confunden con el compás.·
En todo ntmo existen siempre niits o menos repeticiones, M. Lussy lo ve particularmente en la pausa que sigue a
Y. por lo menos una constante rítmica que le da su cohe- los incisos y las frases; otros en . Ja personalidad del ar-
sión, su carúcter. "En una obra de arte, dirá H. Ram- tista; y la lista no está cerrada con ello.
b~ud, un ritmo existe solo por sus constantes, pero no
v:ve más que por sus variables".
Si bien_ es erróneo decir que el ritmo es repetición, § 8. CONCLUSIÓN

s~ puede afmnar, en cambio, que toda·· repetición es rit-


mo; pero este_ ritmo-repetición, ~alvo el caso ~e repetición Los diversos aspectos del ritmo nos muestran _la ri-
de cnrantam1ento, es de naturaleza cuantitativa, mien- queza y l¡i complejidad de este elemento fundamental_
tras que el ritmo propiamente .dicho es cualitativo. Es en de la música, así como las impresiones múltiples y diver-.
gen~ral la cosa repetida la que constituye el verdade- sas que ha producido sobre el espíritu humano. Se han
ro ntmo. · cometido errores de apreciación; algunos autores se han
Periodi~idad ~ repetición se parecen mucho, pero hecho una confusión entre su propia noción del ritmo y
hay un mauz de nqueza a fayor de la periodicidad, que el hecho vital que debía desigiur; otros solo ".!ntrevie-
c?mprende, además de las· constantes que vuelven, va- ron el aspecto formal del probl~ma, alJnndonando o ig-
nan~es qu~ la alejan de la medida y la hacen acercarse
norando las fuentes vivas; varios, arrastrados por un ex-
al ntmo libre. Sucede lo mismo con el término "sime- cesivo tradicionalismo -se trata de toda una corriente ·
tría" que se encuentra en más de una definición del ideológica- se basaron exclusivamente
. en el ritmo gTierro·-
o .
ritmo. Esta palabra, cuando· se refiere al ritmo, debe- ser En la actualidad, nos vemos obligados a tener una
ent~ndida en .el sentido que le daban los griegos. En la concepción más sintética del ritmo, que excede a la mé·
antigua Grecia, la palabra simetría no estaba tomada trica y la rítmica, englobando, además de la -duración,
en el s.enti?o estrecho, geométrico, de igualdad respecto la intensidad y la plasticidad. Por otra parte, la música
a un CJe, smo en aquel, más amplio, de encadenamiento ha evoluciona.do en tal sentido que llega a ser la expre-
de proporciones, es decir de simetría irracional: "con- sión del ser humano integral, tanto físico y afectivo como
modulación", mencionada por Vitruvio, para vincular, mental y espiritual.
ordenar en trazados reguladores armónicos, las células Hay, pues, razones perentorias para no basarse ex-
estéticas· suministradas _por las proporciones elementales clusivamente, por ejemplo, en los datos de la rítmica
· (l\I. Ghyka). Esta simetría es dinámica, en oposición con gdega para e,studiar la naturaleza del ritmo. Nos hace
la simetría geométrica, que es. está ti.ca. _ falta. orientarnos
. .
hacia una . síntesis nueva,
.
enolobando
o
Varios autores han colocado el acento sobre un as- con el ntmo mental (de los números) no solamente el
pecto particular d.el ritmo: sobre su universalidad, vien- - ritmo emotivo, sino también el ritmo füwlógico y físico.
do el, ritmo en _todo, sobre su ~ependencia respecto· a ) Más állú de estos .ritmos dfrersos, es preciso rc:encont_rar
los numeras (a e1emplo de los griegos), sobre su natura- la fuente común:. el impulso vital.

96
:

EL RIT.\IO MUSICAL
i
NATURALEZA DEL RITMO

Si se quiere aceptar el ritmo én su esencia profunda, uifestación de la vida; éstas son condicioucs inmanentes
es necesario -ya lo hemos visto- abstraer del ritmo mu- a todos los fenómenos. No es, pues, por estos elementos
sical no solamente las cualidades musicales, sino. también que podremos caracterizar el ritmo, tal como lo vemos
las cuaiidades sonoras; queda así un substrato rítmico ~!rededor de nosotros o tal como podemos crearlo nos-
no sonoro que puede traducirse tanto plástica o gráfica- otros mismos.
mente como musicalmente. Nosotros lo encontramos en :¡
Guiados por la práctica d~l t:no en dif.erentes cam-
las diversas manifestaciones orgánicas e in 0rgánicas. pos, y eliminando algunos pnnc1p10s demasiado genera-
¿Cuál es la naturaleza de este ritmo? En su natura- les, llegamos a caracterizar el ritmo por dos elementos
leza esencial, metafísica, es indefinible, y quisiéramos de- opuestos y complementarios: el m?vfrr:iento Y, el orden.
cir lo que San Agustín decía del tiempo: "Cuando no me Nosotros reunimos así las dos defm1c10nes mas general-
piden que lo defina, tengo la impresión de poder hacer· niente admitidas: la .de Platón ("el ritmo es el ordena-
'lo fácilmente; pero cuando me lo piden y yo me esfuerzo miento del movimiento'') y la de varios musicólogos y
para ello, ya no puedo lograrlo." La unicidad d.el ritmo pedagogos modernos ("el ritmo es el movimiento ordena-
toca los misterios del espíritu y de la materia. Para el do"). De estas dos definiciones, nosotros habfamos for-
artista, el ritmo es un fenómeno de vida de cuya unicidad mulado personalmente la segunda de ellas, en momentos
se duda. No puede determinar su naturaleza, pero sabe en que el estudio histórico de la cuestión no nos ~abía
que para realizar el ritmo en su autenticidad, debe recu- aún atraído ni puesto en contacto con el pensa~1en.to
rrir no solo, a su inteligencia, ·sino aun a su intuición, de otros. Ella surgía directamente de la expenenc1a.
que, sola, puede unirse a la vida más allá de toda duali- Nosotros completaremos esta definición más· adelante .
dad, de toda oposición. Esta certeza de la unicidad. del mediante un enfoque psicológico.
ritmo constituye, para el músico, una prueba de la uni- ¿No fue Charles Beauquier el primero de los occi-
dad de la vida, donde solo penetra "la inteligencia del dentales que, hacia el año 1865, enundó esta fórm~la?
corazón" que es a la vez pensamientos y emociones su- Esta definición satisface las exigencias de la educación
blimados. donde resulta muy ventajoso dar importancia primordial
En el momento en que el ser humano procura ad- al movimiento vivido que, a continuación, se trasmuta
quirir conciencia de las diversas manifestaciones de la en imaginación motora y vivifica el ritmo musical. Res·
vida, recurre a las oposiciones que le permiten aproxi- pecto al alumno, el principiante, está fuera de dud~ <J.Ue
marse técnicamente, materialmente, a la unidad inasible. el .ritmo debería ser vivido corporalmente; es el umco
Para las' necesidades de nuestro estudio concreto del rit- medio de adquirir conciencia de la duración. Más tarde, ·
mo musical, solo nos referiremos de modo pasajero a las sin embargo, se agregarán a este movimiento re~l, mate-
, dualidades metafísicas espíritu-materia, vida-materia, for- rial, ordenamientos movientes cuyo origen es mitad ma-
ma y materia, etc., que entrevén Jos filósofos. Hay ele- terial, mitad espiritual.
mentos más próximos a nuestras posibilidades de inves- A los dos conceptos, movimiento y orden, necesarios
tigación que retendrán con preferencia nuestra atención. para la noción del ritmo, nosotros agreg~mos el de la
Como elementos indispensables. para la manifesta- relatividad, indispensable al ~rte: El a.rte 1amás es. abso-
ción del ritmo, se han establecido el tiempo y el espacio. luto y'.todos los element~s que mt~~1~p.en so.n. tx:ibuta· ·
No lo son m;ís para el ritmo qnc para cualquier otra, ma- tjos · de una dualidad nea en pos1b1hdades 1hm1tadas.

!IH 99
n 1:111w .1ws1c,.1L
l\ATCRALEZ;l DEL RITMO

Sucede lo mismo con el ·ritmo; lo que nos incita· :1 decir


<¡uc d ri/1110 es ww relati<•iclad entre el mnuimfr·nto '.\' d dor (o balancín). El primero representa el movimient~;
orden. Esta relatividad permit<', según el. caso, C!lH: •<· , el segundo, el ord,en. ~·or poco que e~ r~sorte se~ m~s
salte müs uno de los dos polos que rnnstituyen estos dos fuerte o el balancm mas corto, el movnrnento sera mas
elementos que, éomo ''.eremos, son desde más de un pun· .rápido; y por poco que Ia fuerza propulsora sea ir~·egu·
tq ele vista opuestos y complementarios.
lar o el balancín esté mal equilibrado, el ordenanuento
· del movimiento se perturba.
Esta relación entre 'el movimiento y el ol·den puede
tener diferentes caracteres: la proporción, la periodici- El hecho de que hayamos opuesto, e~ nuestro e~que­
dad, la repetición: . En uno de los extremos se convierte ma, la materia.al espíritu, no quiere <leen-, no obstante,
en medida rígida, mecánica, y en el otro se une con la que adoptemos una concepción dualista del hombre y ~el
Yida en el ritmo libre. universo. En la existencia humana, como en el arte, ad-
mitimos como realidad esencial la unidad. de la vida.,
Si se <piiere alcanzar, por el principio de la i l'lati\'i· Sola, la unidad caracteriza la obra de arte. En esta uni-
dad, d aspecto metafísico de Ja cucstiü1~, .hay que rccu· dad, nuestra inteligencia se complace en ver dós polos
rrir a lo que podríamos llamar una ~elat1ndad de seg~m· opuestos, necesarios a toda manifestación. Cuando el ar-
do grado, relati\·idad cuyos dos térnunos extremos senan tista crea, realiza un acto cuya unicidad escapa a las es-,
el espíritu y la materia, superponién?ose a la relatividad peculaciones intelectuales, y maneja los opuestos a me·
primera. Dejamos así la puerta ~h.1erta a todas las e~­ nudo sin saberlo.
peculacioncs filosóficas. La relauv1dac~ entre el mov1·
Es en la manifestación donde, por un lado, la o¡w-
miento v el orden, nds cerra de lns sentidos y, por tanto,
sición entre la materia y el espíritu se pone en evidencia
de las Í)ercepciones que la de segundo grado, permite
ol~tener conclusiones valederas en la pdctica.
y, por otro, su necesidad se afín'?ª· El movimient_ó no
puede existir sin 1.a fuerza o l_a vida que le dan existen-
Establecimos, pues, d pequeño esquema siguiente. cia, ni tampoco sm la matena por la cual se reve~~ a ·
:'.'\o lo consideramos como \';íledcro en ~í. sino simplemen- nosotros; el orden, del mismo modo, exige un espmtu.
te como un soporte intelectual destinado a introducirnos que ordena y una materia susceptible de ser ordenada.
en un mundo que se sitúa más allá de toda esqt~e­
matización.
ESPÍRITU Dualidad movimiento-orden
/ "-..
MOVJMIENTÓ'
. . ' MArERI {
ORDEN En esta dualidad, el movimiento representa la pro-.
pulsión vital y el ritmo libre, cercano a la. naturaleza y
al organismo humano; el ~rd_en, -~l ordcnam1e1:t9 o la_ or-
ganización, representa la hmitacion que canaliza la vida.
En este esquema, las palabras ,"movimiento" Y. "or-
den'' tienen un \'alor como j>alaúras-clm1e cuya Vlftud Es posible representarse simétricamente. los dos polos
opuestos, estando los extremos a igual dist:incia de un cen-
puede sostener nuestra concepción; podríamo~ comparar-
tro que representa el ritmo ideal, el ritmo i;nás ritmado, ni
los con los dos elementos que producen el ntmo de un
demasiado libre ni demasiado regular, uniendo. la fuerza
reloj: el résorte -(o el peso que lo muevf') y el regula-
_a la grada, la rigidez a la flexibilidad. Hacia uno de los
100
101
NATCJV1U:Ztl DEL RITMO ·
EL RITMO MUSICAL

mento en que no existe tn<Ís el movimiento, no hay mús.


extremos, pierde sustancia y se vuelve· prácticamente in-
apto para servir al arte; hacia el otro,· pierde autentici- ritmo, pero puede haber proporción o simetría, como en
dad, se cristaliza y llega a ser metro regular. Influido las artes plásticas cuando se consideran solamente los ele-
por el orden, el ritmo tiende a seguir la "ley del menor mentos espaciales. Pero, el movimiento solo no basta
e~fu~rzo"; arrastrado por el movimiento, entra en juris- para el ritmo musical; es preciso un elemento ordenador ·
d1cc1ón de la "ley del esfuerzo"; entre las dos realiza una que lo domine, lo canalice, tales como el hombre o el
armonía perfecta. terreno que limita los torrentes. Hay, pues, lugar para
En una comunicación al Primer Con[!reso del ritmo, todos los géneros de movimiento, desde los más cercanos ·
A~rien .Bo.v~ evoca esta dualidad: "Entre. la forma orgá- al impülso vital inicial, hasta aquellos que alcanzan el
mca, b1olog1ca, y la forma geométrica, se ha realizado movimiento isócrono.
una perfecta alianza; de allí la diversidad de estilos y Cuando se habla "llel ritmo ele algo, se piensa en la
toda la variedad de la historia del arte", " ... la vida y c.ualidad de su moviñliento: el ritmo de un animal, de
la geometría. son igualmente inhumanas. Lo que es hu- urr tigre, de un gato, es su manera de moverse; el ritmo
mano es el ntino, porque domina a la vez la continuidad
de las máquinas, de los astros, evoca un desplazamiento
y la división, el movimiento y la medida ... "
en el espacio. Otro hecho habla en favor de la suprema-
Entre los aütores cuya concepción se aproxima a Ja cía del movimiento: es más f<ícil imaginar un movimien-
nuestra, deseamos citar, e·ntre otros, a Robert Lachman: to que produce un ordenamiento (empujar un columpio,
"ritmo libre y 1·itmo fijo se encüentran lado a: lada-, como
marchar, etc.) que un ordenamiento provocando un mo-
dos formas igualmente justificadas del movimiento mu-
sical"; E. Vandvik, para quien el ritmo es "d principio vimiento. Éste es en general la causa; el otro, el efecto;
de todas las artes cuya naturaleza consiste en movimiento y si en arte la forma ordenada es importante, el poder
. y orden de fracciones de tiempo"; Ernst Levy: "Llámase que ordena y produce formas es primordial.
«1:netro», energía .desarrollada de acuerdo con el princi- Si se ha exagerado a veces la importancia del orde-
p10 de orden; «ritmo», energía desarrollada de acuerdo namiento en el ritmo, es porque el movimiento cae me-
con el principio de causa a efecto"; Schleich: "equilibrio nos bajo el dominio del intelecto que el orden, el cual,
entre fuerza y resistencia"; Jean Guitton: "Y, tal vez, si gracias a una técnica apropiada, se n1eh·é visible, men-
?ªY ~os clases de ritmos, es porque hay <los gén~ros de surable, y se concreta en formas.
1dent1dades, de las cuales una, que es reiteración, carac-
Según Jean Piaget, Ja noción de orden precede a la
teri~a a la materia y la otra, que es continuación y reno-
de movimiento. El nifío realiza: l 9 Operaciones de ubi-
vación, pertenece al Espíritu"; :Müller von Kulm: "De-
cación que conducen a la noci<'m ele orden; 29 Operacio-
masiada forma produce confusión, demasiada fuerza crea-
nes de desplazamiento <le los que nace la idea de movi-
dora produce violencia".
miento. La primacía del orden se n~fiere aquí solo con·
De los dos elementos complementarios, el movimien- la toma de conciencia, con el acto cerebral. En cambio,
to' es s~n dis~~sión el más característico; por otra. parte, el sentido del movimiento precede al del orden así como
la noción v1v1da del ritmo está sin duda más íntima-
la Yida precede a la conciencia.
mente ligada al ·movimiento que al orden. Desde el mo-

102
EL RITMO MUSICAL XATt:R.,4LEZA DEL RITJ!O

Relatividad que para las otras artes y que adquiere allí un valor más
profundamente humano que en los otros fenómenos de
Busby expresa la idea de la relatividad en su defini: la úaturalcza. Por otra parte, al volverse sonora, audible,
ción: "el ritmo es la propiedad o cualidad por la cual la propulsión din;ímica, el ritmo llega a .ser a la vez m;ís
l<! cadencia de toda especie de movimiento se regulariza perceptible y más espiritual. En la melodía, el ritmo se
y determina". E. Sonneschein se adhiere también a la somete a la<; exigencias afectivas y. se espiritualiza aún
noción de la relatividad entre el movimiento y el orden más. En la armonía y en la construccibn arquitect6nica,
mediante el término "propiedad'', cuando escri.be: ."El como hemos visto, se vuelve mental y pierde una de sus
ritmo es esa propiedad de una serie de acontecimientos características esenciales, su corporeidad.
en el tiempo ... que produce ... la impresión de que las
duraciones. . . son proporcionadas". El movimiento se El aporte de la mi'1sica moderna consiste en haber
encuentra presente en la expresión "acontecimientos en encarnado la música más profundamente gue en épocas
el tiempo" y el orden está representado por la idea de anteriores, exaltando la naturaleza. fisioló~ica del ritmo, -
proporción. Sin embargo, el autor aceñtúa claramente la reaccionando así contra las tendencias demasiado Tfl<'nta-
proporción en detrimento del movimiento. Es esta una lrs del pasado. Nosotros vemos en ello un impulso vi-
tendencia científica propia de los sabios, que se empeñan tal, fayorable a un porvenir todavía desconocido, pero
en reducir todo a valores cuantitativos mensurables. El presentido. Esta materialidad conferida al ritmo llen
aÍte y la psicología artística nos invitan, en cambio, a consig-o, evidentemente. un peJigro de d<':cademja para
c!ar más importancia a los valores cualitativos que, por qnirnes se le entregan sin modrración. Pero las cu;ilicla·
no- ser científicos en el sentido limitado del término, no <les materiales de nn arte no son necesariamente nefastas.
éaen menos por ello en el dominio de la psicología ex- Ueg-amos aquí al delicado problema de la evolución ele
perimental, ,tal como la conciben actualmente buen nú- fa mt'1sica qne, en especial en nuestros días, hac':' reflr,
mero de psicólogos. Éstos no se limitan al aspecto ma- xionar a los mi'1sicos e incita a Jos m;ís impot:tantes entre.
terial, sino que admiten los valores afectivos y mentales. ellos a iusti ficar sus propias creaciones, mientras se husca
Solo ·se puede legislar con re5pecto a categorías simples afanos~mente un fundamento estético m1eYo .que elche ser
y científicas; pero en el dominio del arte, que desborda
a la vez más sintético y más humano gue en el pasado.
las leyes fijadas de esta manera, es necesario recurrir no
solo al intelecto, sino también a la sensibilidad y a la Entre Jos autores gue han resrrvado en forma par-
intuición. Así damos libre acceso a los valores irraciona- tinilar el término "ritmo" a Ja música, señ:ilamo~ a
les, característicos del arte y que permiten, a través de T. J. 1\fomignv: " ... la mi'1sica que es la fuente de todos
las formas· indispensables a toda creación, comunicarse los ritmos ... ": Edm. Buchet: "Estando la palabra ritmo
con el impulso vital en el orden de una relatividad rica ¡:;encralni.ente reservada a las artes musicales ... "; G. Bre-
en p'osibilidades. let: "En la música sola, arte del tiempo, el ritmo no es
una metáfora, sino una realidad viviente; y conocer el
Lo que hemos dicho acerca del ritmo en general es ritmo musical significa conocer Ja esencia del ritmo";
válido para el ritmo musical, con la diferencia de que el "El ritmo espacial es necesariamente impuro y el espa-
término "ritmo" resulta más apropiado para la música cio ... solo e~ rítmico en la medida en que se temporaliza,

101 105
;
en queacoge·dentro de sí el dinatnfamo del tiempo".4 7
Otros' autores parec~n dar primacía afo~ r-itrnos 'Sonoros,
como M. Ghyka cuando esáibe: "Entre las artés de. la dú-
. ración; vamos ahora; dejando a m1 lado la danza, a consi- , CAPíTuLó n
derar la música y la prosodia, y los ritmos que las :carac- ·
) lf!rizari: ri.tmos sonoros o ritmos propiamente dichos".48
, En la actualidad, según las tendencias más materia· MOVIMIENTO, TIE!yl.PO, ESPACIO
'lista.s o más espiritualistas, se confrontan varias coricep-
. _dones del ritmo. Ellas influyen inevitablemente sobre
. el ·arte; ayudan así a operar "est.a conjunción de la. mú:
_sica y de la filosofía, anheJada desde hace tanto tiempo
. por los filósofos". 4D . ' ·,

El _problema del ritmo es complejo. Es· necesario


abordarlo a la vez objetiva y subjetivamente. Comporta § .1. EL MOVIMIENTO
ün aspecto vital y un aspecto formal. ·.Lo puede ·abordar
a la vez el. hombre de .ciencia, el, psicólogo, el filósofo .y. · Cuando consideramos el ritmo bajo el aspecto "vida",
el artista. Estando colocados nosotros en el punto de estamos obligados a _dar al movimiento una Íñiportancia.,
v~sta de la psicología artística, hemos buscado datos pre- . primordi:;tl. Aun quienes, como Platón y Mocquerea~,
cisos en la práctica musical. . ' p_arten del orden para establecer su teoría de.l ritm,o {"El
. . Hay un. punto que es nec{'!Sario no perder de vista: ritmo .es el ordenamiento· del movimiento") toman ·sus
el valor relativo de los elatos analíticos respecto a]a uni- ejemplos de ritmos en el dorninio del movimiento .. Lo
cidad ·artística. Toda obra de arte, lo mismo que. todo. hemos visto ya· en Platón. Según l\focqueréau: "la· vida
ritmo, tiene su valor principal en aquello que constituye· _ que está en nosotros y transcurre en el tiempo, se mani~
su homogeneidad: la belleza. Ella debe regir las relaci<t fiesta mediante una serie de movimientos ordenados eón
nes recíproéas de fos diversos elementos. Por eso nosotros admirable regularidad. El latido del pulso.las pulsado~
podéinos decir, adhiriéndonos al pensamiento de San nes d~L c~razón, la respiración en tres tiempos" la mar,
Agustín: ·~El rit'mo es un movimiento beUo". cha bmana del hombre, son otros tantos hechos fiSioló~
gicos que revelan en nosotros .la existencia coristante de
un ritmo espontáneo y viviente'',1 · - · ·
Dej?ndo estableéida esta imp9itancia primordial del·
movimiento enel ritmo, deseamos decir algunas palabras
sobre éonceptós del movimiento en fa historia y la nátu·
raleza del mismo; , - •·
47 'Le temps. musical,. París, PUF, 1949, .pág. 260..
48 Essai sur le rythme, <JP· cit., pág, 97.
· , .1 Le tlombre musicalgi·égorien . . ~ ~ Roma y 'f~llrnaii Desclée,
' .·· ',49 G, IlRELET, in el prefacio de Psychanalyse de la musiqueJ 1908, t. 1, pág. 42. · - : ·· ·' . . , . . · • · , . e•
d'A; MICHEL, París, ~UF, 1951, pág: XII. -
/:/. IVT.\IO MUSICJIL LAS FUENTES DB INSPIRACléiN DEL RITMO ,,WSlCAL

han procuÍ·ado infundir otra vez al arte un nuevo vigor; real, la propul;ión rítmica vital; se aprenden bellas me·
Se han acercado nuevamente a las fuentes \"ivas suscepti•. lodías y se descuida improvisarlas, menos bellas tal vez,
bles de vivificar la composición, la interpretación y la en~ .: pero que son nuestras, al haber brotado del sustrato de
señanza. Se habla frecuentemente de nueva música. Ésta · nuestro ser; se utilizan encadenamientos de acordes ya
solo puede venir de una actitud renovada respecto a la preparados y se ignora el desenvolvimiento audítivo, .cla·
vida. Por eso es necesario vincular la música, más íntima ve del conocimiento de los intervalos y de los acordes; se
y más conscientemente que en el pasado, a las fuentes utilizan formas musicales cristalizadas: forma lied, sonata,
Yivas ·de la vida y reaccionar contra todo lo que tiende fuga y otras más, y se corre el riesgo de permanecer cauti-
a apartarla de las leyes naturales, materiales y espirituales. vo de esas formas si no se descubre la vida que ellas
:Muchos elementos que agrupamos alrededor de la' · encubren.
palabra "fuente" actúan solo indirectamente, a menudo Resulta, sin embargo, muy provechoso conocer las
<le manera inconsciente, pero no vivifican menos por ello fuentes vivas y extraer de ellas la vida musical a ejemplo
la creación o la intérpretación musical. de los maestros. La dificultad consiste en saber cómo
Las fuentes vivas del arte son accesibles a la mayor buscar no solamente alrededor de uno, sino dentro de-
parte de los seres humanos, pero éstos se contentan de· llllO mismo. .
masiado a menudo con desarrollar un mimetismo artís· El terreno es vasto y, lo reconocemos de buen grado,--
tico de los dones creadores. Por ignorancia, asimilan sin r,odemos perdernos allí. ~~ e~ siempre f;ícil obtern;r. de
discriminación tanto lo malo como lo bueno; lo cual es las fuentes vivas un benef1c10 mmediato para la musica.
particularmente peligroso en nuestra· época, en la que Los grandes maestros lo han hecho. No es, sin embargo,
teóricos y compositores nos proponen enseñanzas y obras, 1 un privilegio reservado únicamente a los grandes cre~do­
si no nefastas, por lo menos discutibles desde el punto de res; pero les ha sido otorgado gracias a su. amor a la vid~,
vista de la evolución musical.· a su sinceridad, gracias a su perseverancia, p~ra ap~ox1-
A veces el instinto, la intüición, nos advierten acerca marse muy cerca de las fuentes vivas y ver as1 ampliarse
de lo que es malo, bueno o perfecto; pero son raros quie- constantemente su horizonte musical. .
nes, a ejemplo de las abejas, saben de cuál flor es preciso El movimiento musical "Jeune France" e.xpresa, en
extraer el zumo. E incluso ¿qué sucede con la abeja en la un manifiesto, el deseo de extender y profund1z~r el s_en·
ac~ualidad? El apicultor, en su deseo de aumentar el tido de la música: "La música debe ser una mamfestac1ón
rendimiento, obstaculiza el proceso natural de selección sonora en relación directa con el sistema cósmico uni-
y elaboración colocando delante de la colmena azúcar o versal". Willy Tappolet ha dicho de los compositores
melaza. ¿Tendremos así miel auténtica? Del mismo mo· del grupo "Jeune France": "Los represen.tantes de este
do en música, es verdad que inconscientemente, se hace- movimiento (que ha sido el punto de partida de un m.?-
música con elementos ya preparados para ser usados. Se vimiento artístico nacional) son interesantes como artis-
· evita el esfuerzo indispensable para la búsqueda en las tas y como hombres ... No se lim~tan al s~lo terreno de
fuentes vivas y, sin dudarlo,. se provoca la anemia de la Ja música. Para ellos tampoco existen tabiques estancos
actividad musical. entre los diversos medios de expresión, entre el arte sa.-
Algunos autores se contentan con fórmulas rítmicas noro, poético y plástico. Y 110 es su n~enor méii_to. el ha-
prefabricadas 'e ignoran de dónde _debe surgir el ritmo ber encontrado nuevamente esa amplitud de mir-as y de

199
·'-
El RITMO · MQSICAL .
LAS . FUENTES DE INSPIRAClóN DEL RITMO MUSICAL

siempre· están en el hombre y en la naturaleza. Antes de


.actividad que los convierte en artesanos profu~damente hacer .;na obra de arte, el hombre ha debido cumplir
humanos". múltiples actos, preparativos inconscientes par~ ~a ex,rre-
La meta que se propone el artista, dirá por su parte . sión del amor a la belleza. Sus funciones fmológ1cas,
René Huyghe, ·es el valor humano y detrás de la obra afectivas mentales y otras más, preludian hasta tal punto
de arte, el artista busca al hombre: "Solo él es verdadero, a las ob~as de arte, que resulta a veces imp~sible hacer
con su carne viviente, bajo la corteza que se ha fabri- la demarcaéión entre un bello acto inconsc1e;nte y un
cado. Y es a éL adonde importa llegar". Para· muchos acto consciente de artista. Así, algunos actores se han
jóvenes artistas, desgraciadamente, solo cuenta la técnica. ii:ispirado en los gestos ~e ~o.s niños, gestos puros y expre-
Allí reside el error. "No basta, como dice Cl. Delvin- sivos, y en los de los pnm1t1vos y de los ?breros, caracte-
court, contestar a la pregunta: ¿cómo voy a expresarme? rizados por el ocio o por los dur~s trabaJOS •• ~l arte ver·
antes de haberse planteado la cuestión: ¿qué tengo que dadero está siempre cerca de la vida y no difiere de ésta
decir?".1 Y por otra parte, aun la técnica no está limi· más que por la voluntad de crear la belleza. . .
tada a los elementos exteriores: "El espíritu hace la téc- A diferencia de las otras artes, en que algunos vesti-
nica", dice Liszt. La música no pierde nada al utilizar gios concretos revelan los oríge~es'. la música no ha de-
. un poco menos de técnica y un poco más de vida. Según jado casi trazas de ellos; su nac1m1ent.o es~á rod~ado de
. Carrel: "La técnica sin una idea es la cosa más peligrosa misterio. Los instrumentos de la preh1stona mus1ca~ S??
que existe.'' ·
poco numerosos e insignificantes en cuanto a las pos1b1h-
No tenemos· la menor intención de denigrar la téc· dades de expresión psíquica musical, sobre todo en lo
nica. Pero no hay incompatibilidad entre un espíritu concerniente a la melodía. Lo que nos ha llegado p~r el
ampliamente abierto a la totalidad de la vida y la técnica camino de la escritura es relativamente nuevo y so~o uene
musical. ¿Difiere mucho el movimiento de las manos en lejanas relaciones con las tradicion~s oral~s,. que. tienen a
el piano de la danza? ¿No es un,movimiento plástico de menudo su origen en las ceremomas de m1ciación y de-
los brazos y de las manos que exige relajación, flexibili- bían ser conservadas en riguroso secreto.
dad, precisión, inteligencia del movimiento, sentido de
Los orígenes de la 'música, sus primeras fuentes, per·
la belleza en el gesto?
manecen pues casi impenetrables para l?s profanos. El
En cuanto a la técnica de la composición, la época psicólogo prudente tratará de reconstrm: las fases más
actual nos propone formas innumerables. Nos encontra- ~alientes de la evolución de las artes, gracias a una obser-
mos sumergidos en ella; ¿qué elegir? ¿No es mejor recu- ~ación circunspecta del desarrollo del niño; ro: º.t~a par-
rrir directamente a la vida? Es ella quien debe determi· te, un estudio de la música de los pueblos. pnm1uv~s le
nar la elección, quien la ~rea pódando lo superfluo y servirá de valiosa ayuda en la reconstrucción aproxima-
.conservando lo esencial. Las teorías más rigurosas no lle- da del pasado. 2
. ga:rÍ a pone,r un dique a las poderosas corrientes de la, vida. Puesto que el ritmo sonoro, visto desde e~ ángulo d;l
El arte comienza solo con el despertar de la conden- movimiento, está en general estrechamen~e ligado al nt-
éia ·artística, con la necesidad de expresar la belleza. Las
fuentes a las que recurre el arte, en cambio, han existido 2 Ver el cap. 1 de. Origine des i11struments de mwique, de . ·
A. Sc:HAEFFNEI!.,París, Payot, 1936.
1 Periódico Olympia, Salzburgo, núm. l. 1

135
134
<,/

\
EL JÜTMO MUSICAL
LAS PUENTES DE INSPIRACióN DEL RITMO MUSICAL
mo plástico, silencioso, podemos encontrar fuentes de
inspiración rítmica en todos los reinos de la naturaleza. dad -de los musicólogos e intérpretes,_que nos revelan
Se encuentran a ~enudo descuidadas nor los músicos bellezas que debemos conocer. La cantidad de obras y
aunque ellos sean, en general, beneficiirios inconscien- de compositores no es el único problema; la variación
tes de las manifestaciones de la naturaleza. Pero el ser de los principios mu.sicales a través de los siglos consti-
hu~ano no vib_ra solamente bajo el impacto de las im- tuye la dificultad mayor. Al ampliarse el horizonte mu-
presiones exteriores; su propia naturaleza es también sical, por una parte hacia el pasado y por otra hacia el
una fuente de inspiración para él. porvenir con todas las proezas y las audacias de los inno-
Por eso, haciendo una rápida revisión que, sin em- vadores ¡cómo no sentirse perplejo delante de tanta ri-
b~rgo, podría res.ultar e~oc~dora, vamos a agrupar las queza, de tanta variedad, de tantos ejemplos para imitar
d1vers~s fuentes d~rect~s, 1~directas o analógicas que pue- . o proponer!
den alimentar la 1magmac1ón motora, liberarla de la in- -· Los maestros, alimentados ellos también con la tra-
fluencia de la 'medida aritmética -útil en su tiempo- · dición, se han enriquecido a menudo con el contacto de
y favorecer así la creación individual. ejemplos musicales impersonales tales como el cantb po-
pular, el cantó llano, la música ex(>tica. Han enriqueci·
do así un vocabulario, remozado su inspiración y planta-
§ 2.. l...As FUENTES MUSICALES DEL RITMO do raíces en el genio popular, favoreciendo a veces el
nacimiento de un arte nacional en países que habían
Es natural buscar las fuentes rítmicas en la misma seguido la evolución general de la música y que se habían
mqsica. Hay allí un material preparado que solo debe- mantenido bajo la influencia del arte clásico, italiano·o
~os reunir, retener, imitar, aprovechar. Estas fuentes wagneriano. Por estas fuentes musicales diversas el ritmo
direct~s, a la vez que ofrecen ventajas indiscutibles, pue- se enriqueció en forma particular, liberándose del domi-
den, sm embargo, llegar a ser un obstáculo para el desarro- nio del compás clásico.
llo de la personalidad artística. Las principales fuentes
musicales del ritmo son cuatro: las obras maestras de los
co1;11positore~, las cantos populares, el canto llano y la B) El canto popular
musica exótica ..
A través de las distintas épocas, la creación musical
de los maestros ha sido fecundada por el canto popular,
A) · L~ obras maestras de los compositores cuyo ritmo refleja a menudo una espontaneidad no tra-
bada por las reglas y las convenciones. El arte polifónico
. La enseñanza tradicional, basada en el culto y la imi- neerlandés, francés y alemán de los siglos :xv y XVI lo
tación de . los maestros, se vuelve cada vez más compli- había adoptado a la par del canto llano. Pero es a par-
cada. No solamente la lista de obras de los maestros ac- tir del siglo XIX cuando el canto popular toma una im-
tuales se alarga y ofrece una variedad casi desconcertan- portancia histórica en la evolución de la música.
te, sin~ que la nómina de los compositores del pasado, Desde el comienzo de este siglo, algunos músicos de
preclásicos u otros más, se acrecienta gracias a la activi- los países eséandinavos se interesaron en el folklore mu-
sical y establecieron así, a veces sin saberlo, las bases de
136
J87
LAS FUENTES DE INSPJRAClóN DEL RITMO MUSICAL
EL RITMO MUSICAL
grante de su patrimonio. En cuanto a Inglaterra, perma-
un arte musical nacional: Weyse en Dinamarca, Haef- neció durante mucho tiempo fiel a la influencia de Haen-
fner en Suecia, Lindemann en Noruega; Pacius en Fin- del y de Mendelssohn, así como al Oratorio, y solo tar~
landia. En algunos países, como en Francia, el interés díaroente conoció un intento de renovación nacion¡.il.
por el canto popular se despertó más tardíamente, pero,
una vez despertado, tomó un gran desarrollo. Algunos .,

músicos se especializaron en la búsqueda de los cantos C) El canto llano


regionales: A. Millien (Nivernais), Bourgault-Ducoudray')
(Baja J3retaña), Vincent d'Indy (Vivarais), Guy Ropartz ' El canto llano se caracteriza, como la música griega,
(Bretaña y Languedoc), Déodat de Séverac (Garona), por un ritmo libre, no medido. Su práctica resulta, pue~.
M. Emmanuel (Borgoña), etc. Otros, como Weckerlin eminentemente adecuada para contrabalancear el ritmo
y Tiersot, propagaron los cantos populares de diversas clásico dócilmente sometido al compás. Sin embargo,
provincias. Los países eslavos tambien enriquecieron la no debe adoptarse la rítmica griega como base del ritmo
música moderna por la variedad y la riqueza de los rit- musical. Como veremos más adelante al referirnos a la
mos que animan sus cantos y sus danzas: Checoslovaquia, rítmica griega, esta base es demasiado unilateral, surge
Hungría, Rumania, etc. El aporte de los ritmos españo- de una prevención que limita la teoría del ritmo a una
les enriqueció en forma particular la música contem- única fórmula binaria: alzar-dar. El arte no se deja
poránea. ' encerrar en una fórmula limitada. El ritmo y el movi·
En más de un país, algunos compositores, inspirán- miento que le es indispensable parten a menudo de una
dose en el folklore, fundaron una música nacional: Glin- fórmula ternaria: comienzo, medio y fin (anacrusa, crusa
ka en Rusia (La vida por el zar, representada en 1836, y metacrusa).
J'
fue decisiva); Smetana en Checoslovaquia; Grieg en No- Es preciso ver en el canto llano no las teorías que
ruega; Pedrell en España. Además, muchos composito- 1e han sido superpuestas, sino la vida real, el imr-ulso
res de los siglos XIX y xx se nutrieron del folklore.- ¿Es humano religioso, que se expresa allí en completa liber-
preciso citar algunos nombres?: los cinco en Rusia (Ba· tad. Por eso, el canto llano puede constituir uno dt> los
lakirev, César Cui, Borodin, M ussorgski, Rimski · Kor- : contrapeso~ más poderosos frente a·la métrica y al mate-
sakov), Béla Bartók y Kodaly en Hungría, Enesco en rialismo musical. En este sentido tuvo una influencia
Rumania, Chopin en Polonia, Sinding en N or'uega, Si- determinante sobre la música moderna.
belius en Finlandia, Albéniz en España, Gevaert en Bél· Al hablar del canto llano, pensamos en el ritmo gre- -
gica, Bovet, Doret y Jaques-Dalcroze en Suiza,ª Bizet y goriano considerado en general, tal como ha surgido d<"
buen número de compositores en Francia. Raros son los. .~ la vida y no solamente en la interpretación rítmica de
músicos que no han sufrido la influencia del canto po- Solesmes, que obedece a un punto de vista particula.r.
pular, aunque solo fuera para escapar de la influencia Además, aquí como en otras partes, la teo~·ía solo debe~·ia
italiana o wagneriana. Alemania e Italia no tenían que ser un punto de apoyo, un punto de partida que ele nm··
reaccionar contra una música que formaba parte inte· gún modo debería ir en contra de la espiritualidad musi-
cal ni de la expresi(m artística. Si hacemos reservas, con:
a JAQUES-DALCROZE no solamente se inspiró en el folklore ciernen, pues, sobre todo a' la aplic:ición servil de f<'ll"·
suizo,. sino que lo enriqueció con- muchos cantos de auténtico ca·
rácter popular. ·

138
EL RITMO MUSIC.U. LAS PUENTES DB INSPIRÁClóN DEL RITMO MUSICAL

- mulas, esterilizantes por ellas mismas. En lo concerniente razas". Estamos aquí frente a un problema fundam~n·
a las bases teóricas -secundarias- del canto llano, nos tal de la evolución de la música, donde el espíritu racial
sentimos también propensos a hacer reservas como las se opone en cierto modo al espíritu individual. Por eso,
han hecho, por otra parte, músicos profanos y religiosos, se plantea el interrogante: ¿podemos .hacer ~uestro el
y entre éstos, algunos benedictinos. Pensamos, entre otros, ritmo de otra raza? Las formas exteriores, si, pero _su
en G. Houdaid, Dom Jeannin, Dom Benoit de Malher- es.encia espiritual, menos. Debussy ha dicho: "Cree.r .que .
. bes. El canto llano viviente es aquel del que habla San las cualidades particulares de una raza so~ transmmbles
Agustín y que, por ejemplo, en los jubilare escapa a la a otra sin perjuicio, es un error que demasiad? a menudo .
palabra y a su ritmo, y donde lél alegría se expresa me- ha falseado nuestra música". Por otra parte, sm embargo,
diante sonidos inarticulados; aquel que expresa toda una hay músicos que han podido ampliar sus horiz?ntes. de
gama de sentimientos humanos mediante ritmos de ale- pensamiento·y de sentimiento, ~ qu~ se han enriquecido ·
gría, de d~lor, de exaltación, y los ritmos más sutiles de con el contacto del ritmo exótico sm fallar por eso en -
adoracióti, de veneración, de sumisión, de aceptación, de su mensaje personal. Eso presupone, evidentemente, un
arrepentimiento. Solo el espíritu, liberado de las teorías, espíritu abierto, flexible y frateri;iaL Sea lo que fuere: los
puede alcanzar esta riqueza de expresión. Desgraciada- ritmos exóticos más diversos enriquecen en la actualidad
mente, se la olvida demasiado en las iglesias, donde los nuestro patrimonio; nos incitan _Y nos al_ientan a pro-
cántos más diversos adquieren a menudo un mismo ca- fundizar la naturaleza íntima y viva del ritmo tal como
rácter, monótono e inexpresivo. Ojalá pudiéramos decir se manifiesta en el folklore de las diversas razas.
con Pierre Carraz: "Si un buen día sienten al cantar
cierta pkazón en los omóplatos, alégrense; será que pe-
queñas alas están tratando de nacer y que el Ritmo os ha § 3. Los RUIDOS DE LA NATURALEZA
elegido. Y ésta es la gracia que os deseo".4 Más adelante
(parte II, capitulo I, § 4) damos el ejemplo de una frase Desde los tiempos más antiguos, los pueblos del Orien-
de canto gregoriano con quironomía y análisi.s. te, más que nosotros, vieron en la naturaleza elementos
profundamente inspiradores. Para .~nos, como por otra
parte para los griegos, cuya co~cepc10n <l.el_ mundo era ya
D) La música exótica más cerebral, el arte, la cienna y la religión estaba~ es- -
trechamente unidos y fuertemente p~netrados de ideas
El aporte rítmico de la música exótica merecería por éticas y filosóficas. Por eso puede decirse que el art~ de
sí solo un volumen. Y no se trata aquí de un aporte de · la Antigüedad era, sobre todo en los períodos de apogeo
simples fórmulas rítmicas, sino de un carácter rítmico cultural, más completo que el nuestro. Para l~~ pueblos
.que ·sobrepasa los casos particulares y se arraiga en el ge· antiguos, el arte era a la vez el símbolo del espmtu Y su
nio de las razas. Si nosotros decimos "razas", es necesario representación. Ellos conocían a1;1n los elementos de la
considerar el problema desde un cierto án.gulo, tal como naturaleza y las fuerzas q1;1~ los _amman; los representaban
lo hacemos. en el capítulo IV: "El· ritmo musical y las con formas imaginadas, simbólicas, y se acerca~an ~ ellas
con un respeto religioso. El estado de conciencia del
4 lnitiation grégorien11e, Ginebra, Le Lutrin, 1949, pág. 114. hombre de los tiempos modernos, que se ha apartado.

140 141
1'