Está en la página 1de 4

1

El arte, una experiencia indómita

Daniel M. Espinosa Ladino

22050

Facultad de Artes y humanidades, Universidad de Caldas

Razonamiento lógico nivel intermedio

Juan Jaramillo

09 de diciembre de 2022
2

Un arma que atenta en contra de la realidad, esta definición un poco vaga pero que en sí

esconde uno de los más sencillos y solemnes beneficios del arte, sin importa raza, género, edad o

en su defecto intolerancia hacia éste. Es normal para aquellos que sufren de alguna sensibilidad

hacia la vida sentirse identificado o en su defecto suprimido por la melodía de una canción o las

metáforas reveladoras de una poesía o el desenlace trágico de una obra teatral todo esto, en su

conjunto podría denominarse una “experiencia indómita”; ya que la exaltación hacia lo más

primitivo, como lo son las emociones dan lugar a una particular realidad dentro de un relato

histórico, es así como funciona este elemento que sólo agrede a nuestra conciencia humana y que

a su vez sirve como herramienta de introspección.

Es indudable el papel fundamental que jugó en la historia el hecho de haber comprendido

como especie la belleza y la armonía de las cosas que rodean el mundo, así mismo, la necesidad

de impregnar cada elemento en rocas, papel, lienzos, instrumentos musicales, en todo cuanto se

pudiera sacar el beneficio de la constatación del legado artístico. Es así como el arte, también

complementa no solo la cultura, la psicología humana, sino el conocimiento universal y como

éste, un pilar fundamental para nuestra sociedad contemporánea “constituye un espacio

educativo que acrecienta la creatividad individual; ejercita capacidades sensoriales y

psicomotrices en las personas; y, fundamentalmente, que está dirigida a personas que poseen

condiciones, es decir, talento” (Dirección de educación artistica, 2016, pág. 3). Sin embargo, a

pesar de ser el arte no solo un fin, sino un medio hacia la reconciliación personal y grupal es más

que desmeritado por cierto grupo de personas, siempre se ha escuchado a algún amigo que tiene

talento para ciertas actividades artísticas decir que no se dedica a lo que le gusta por miedo a

fracasar, este miedo latente que se escucha en muchos pasillos es lo que en realidad se piensa en
3

Colombia del oficio de dedicarse al arte. Desafortunadamente, la poca o nula inversión en el país

en el sector cultural deja ver la difícil tarea de aquellos que encuentran en el arte no sólo la

expresión de la belleza sino también, un oficio del cual vivir. El arte, entonces, en un país con un

mínimo de oportunidades para desarrollar la creatividad y la exploración de lo convencional es

apenas un golpetazo de suerte para algunos pocos quienes consiguen éxito en un mundo tan

complejo pero tan reducido, no por la exclusividad del talento o del gusto sino más bien por la

importancia que pocos le dan como fuente de riqueza y progreso. El escaso valor del arte,

definitivamente no obedece a su fin mismo, ni a la construcción social, más bien a los recursos

económicos capitalizados en el dinero, que puedan o no representar para quienes se han revestido

de creatividad y sensibilidad.

Ahora bien, todas las personas deben servir como inspiradores de belleza y de paz es así

como se pueden llevar todas las expresiones artísticas no solo a un público hermético, sino

también a los niños, jóvenes y adultos es así como el arte puede representar un cambio

transformador de la sociedad colombiana.


4

REFERENCIAS
Dirección de educación artistica. (2016). Obtenido de

https://abc2.abc.gob.ar/artistica/sites/default/files/elartecomoconocimiento_se.pdf

También podría gustarte