Está en la página 1de 4

SUPUESTOS PRÁCTICOS. TEMA 22.

Ejercicio 1.

La práctica recoge un fragmento de un texto articulado en cinco párrafos de los que


podemos extraer las siguientes ideas:
– En la década de 1960 se produce el descubrimiento de un grupo de fósiles en el Gran Valle
del Rift que supuso la catalogación de una nueva especie y cuya autoría recae sobre el
matrimonio Leakey.
– Dentro de la explicación del desarrollo evolutivo de la especie humana existían vacíos entre
los australopitecinos y el Erectus.
– Junto a estos nuevos restos se encontraron asociados instrumentos de piedra además de
características morfológicas que lo situaban dentro del género Homo, aunque existe un
debate dentro del mundo académico que pode en duda esta afirmación.
Teniendo en cuenta la información que aparece en este texto, estamos ante el descubrimiento
del Homo Habilis y su situación, tanto filogenética como mediática, dentro del mundo de la
evolución humana.
En 1931 se hallaron por primera vez en la garganta de Olduvai, Tanzania, instrumentos de
piedra, pero hubo que esperar a 1955 a que aparecieran restos de homínidos asociados a esta
industria lítica. En 1964 Louis Leakey, Philip tobias y John Napier decidieron otorgar a estos restos
no la cualidad de una nueva especie, sino de un nuevo género y lo definieron como Homo Habilis.
Tendría una antigüedad, datada gracias a las cenizas volcánicas, de 1,8 millones de años. La técnica
lítica utilizada por ellos fue llamada olduvayense o modo 1.
¿Fue este el primer espécimen perteneciente al género Homo? Es posible que el Homo
Habilis no fuese el primer Homo que existió, pero si el primer Homo del que tenemos restos fósiles.
No obstante, es muy posible que esta especie haya sido mal clasificada. Y ello por varias razones;
por las presiones del momento, fue hecho en los años 60 cuando todavía no había restos fósiles
suficientes, y por la variedad de datos incompatibles en los restos hallados hasta el momento
(algunos mantienen que podría tratarse incluso de un Erectus o incluso a un Ergaster). Tampoco está
clara la relación entre el Habilis y el Rudolfensis. De modo que el Habilis presentaría un galimatías
tal que podría tratarse de una línea muerta que no conduce a ningún sitio. Los primeros restos
hallados fueron los denominados como OH7 (parte del cráneo y la mandíbula), cuyo estudio, sobre
todo la consideración de que su volumen craneal era mayor que el de cualquier australopiteco, fue
lo que hizo considerar que se trataba de un nuevo género que conducía al ser humano y se
presentaba como la transición entre el Australopithecus Africanus y el Homo Erectus.
Actualmente dentro del Habilis solo se meten los restos aparecidos en Olduvai, pero en
ningún caso se considera que la evolución fue lineal entre Australopithecus, Homo Habilis y
Erectus. Esta etapa de la filogenia humana es muy oscura. Podría ser que el Homo Rudolfensis
fuese el primer representante del género Homo y que lo que hasta ahora se llamaba Habilis
perteneciese a otra especie de australopitecinos. Sin embargo, por otra parte, la mayoría de
antropólogos consideran que ninguno de los especímenes de Homo Habilis, por sus características,
caben en los Australopithecus.
¿Cuáles son las características que distinguen al Homo Habilis? Especialmente dos, las
mismas que distinguen a todos los Homo: su mayor capacidad craneal y su industria lítica. Su
volumen craneal no es mucho mayor que el de los australopitecos y su forma es más humanizada.
Los expertos consideran que los australopitecos no tendrían en ningún caso una capacidad craneal
mayor de 530 cm3. El Homo Habilis no tiene más de 670 cm3. Algunos antropólogos consideran
que lo que mejoró no solo fue el volumen craneal, sino la complejidad cerebral. El hecho de comer
carne, cobrar la pieza muerta o arrebatársela a los depredadores requiere una organización social,
comunicativa y, por lo tanto, simbólica más compleja que el simple forrajeo. Esta situación, junto
con el mayor aporte energético de la ingesta de carne, propició el crecimiento cerebral y, a la vez, su
complejidad.
En cuanto a la segunda característica, la utilización de herramientas de piedra, estamos
seguros de que las usaban, tenían capacidad manipuladora y prensil y la suficiente capacidad
craneal, de ahí el nombre con el que fue apellidado. Sin embargo, no estamos seguros de que solo
las usasen ellos y no sus contemporáneos, los australopitecos. La utilización de herramientas
cambió su dieta y esta cambió su morfología cerebral. Un órgano como el cerebro sería imposible
de mantener energéticamente si el hombre no hubiese empezado a comer carne, por eso, por
primera vez, vemos un incremento cerebral significativo, pero eso también trajo cambios
morfológicos en las mandíbulas y en la dentición. Ya no necesitaría una dentición y unas
mandíbulas grandes y fuertes. Además, el incremento cerebral, a su vez, posibilitaría el incremento
de las capacidades intelectuales para afrontar las cada vez más complejas y abstractas relaciones
sociales necesarias para la caza y, en definitiva, para el mantenimiento de la horda.
La mayor parte de los restos de Homo Habilis que conocemos han sido hallados en Koobi
Fora, Kenia, y en Olduvai, Tanzania, (también en otros sitios) y todos tienen una antigüedad entre
2,3 y 1,5 millones de años. Sin embargo, los restos tomados en su conjunto presentan mucha
variedad, tanto en dentición, la mandíbula como en la capacidad craneal. Esta diferencia es lo que
ha hecho que muchos antropólogos lo consideren una especie similar, el Homo Rudolfensis. Otros,
en cambio, explican que esta diferencia se debe al dimorfismo sexual. Y, por último, un grupo
encabezado por B. Wood y M. Collard mantiene que algunos restos fósiles habría que clasificarlos
como Austrolopithecus.
El resto de características anatómicas no habrían variado demasiado respecto de los
Australopithecus, aunque la impresión general es que habrían logrado un aspecto más humanizado.
Su cara sería más grácil, su dentadura más pequeña, su frente ligeramente más abombada, pero
todavía conservan algunos aspecto simiescos: brazos más largos que los humanos, falanges
curvadas.
Ejercicio 2.

La práctica recoge una serie de imágenes numeradas de la 1 a la 6 en las que podemos apreciar
diferentes modos de trabajo lítico, desde la preparación de un núcleo, hasta su talla haciendo uso de
percutores o técnicas.

Llamamos industria lítica a la producción de herramientas a base de rocas y minerales. Cuando


hablamos de la fabricación de herramientas de piedra nos referimos al trabajo de talla que consiste
en golpear una roca con otra para separar uno o varios fragmentos. Éstos se utilizarán en distintas
tareas como matar animales, cortar la carne, tratar sus pieles o realizar trabajos con madera, hueso o
cuerno.
Hoy sabemos que para realizar el trabajo de talla se utilizaron, básicamente, dos técnicas: la talla
por percusión y la talla por presión. La talla por percusión – la técnica más básica – consiste en
golpear una roca con un percutor o instrumento que golpea a modo de martillo. Para ello, la roca
sobre la que se golpea, también llamada núcleo o percusor, puede estar apoyada bien en la mano,
directamente en el suelo, o sobre un yunque que no es más que otra piedra más dura. La parte que se
desprende de ese núcleo recibe el hombre de lasca y constituye la herramienta propiamente dicha,
aunque en ocasiones el núcleo también se puede utilizar.
Hablamos de percusión directa cuando el percutor incide directamente sobre la roca o indirecta
cuando se utiliza un instrumento intermediario a modo de punzón o cincel, sobre el que se ejerce la
fuerza del golpe para que éste la transmita a la piedra sobre la que se trabaja.
Por último, la talla por presión supone el uso de un instrumento para presionar sobre la piedra,
obteniéndose unas láminas. Dado lo delicado de este trabajo, solía emplearse para retocar los
artefactos obtenidos por otras técnicas ya que permitía la obtención de productos muy definidos, de
gran precisión y con menor esfuerzo y riesgo.

Normalmente hablamos de cuatro modos principales de industria lítica con los que podemos
identificar las culturas prehistoricas y, por lo tanto, también podemos usarlos para subdividir la edad
de piedra.

Las primeras herramientas las encontraron en la década de los 50 del siglo pasado Louis y Mary
Leakey en los yacimientos de la garganta de Olduvai, cerca del volcán Serengueti (Tanzania). Los
arqueólogos la denominan cultura olduvayense o Modo 1 y la fechan hace más de 2.5 millones de
años. Los cantos rodados reciben el nombre de pebble tool. Si la herramienta de piedra se trabaja
sobre una cara se llama chopper o chopping tool si se actúa sobre las dos (bifaz o hacha de mano).
Las lascas o esquirlas que se obtienen tras la fractura del núcleo se utilizaban, entre otras cosas, para
cortar la piel, la carne y los tendones de los animales como paso previo a su consumo. Las
herramientas del Modo 1 se caracterizan por su versatilidad. Las piezas se obtienen mediante poco
golpes resultando instrumentos burdos. Se ha comprobado que son objetos de usar y tirar y de una
vida muy corta. Dado que su fabricación no implicaba una gran dificultad, podían hacerse cuando
era necesario, siempre que hubiera materia prima disponible en el entorno.
Las recientes excavaciones llevadas a cabo por la arqueóloga Sonia Harmand en el yacimiento de
Lomekwi (Kenia) han sacado a la luz 149 artefactos de piedra con una antigüedad de 3,3 millones
de años, retrasando en 700.000 años la fecha de la industria lítica considerada más antigua. ¿Quién
pudo fabricar estas herramientas? Existen dos posibilidades: que fuese el Kenyanthropus platytops,
aunque muchos investigadores se oponen, o que fuera alguna especie del género Australopithecus.

En el modo 2, el achelense (1,6 millones de años), se consigue la talla de piedra completa. Primero
más arcaico, con percutores duros, que generan ejes de simetría irregulares, filos irregulares y una
punta ancha. Más adelante, gracias al uso de percutores blandos, se consiguen filos rectos y dos
ejes, transversal y longitudinal, bien definidos que convergen en una punta más estrecha.

El modo 3, el musteriense, tiene como rasgo distintivo la producción exclusiva de lascas de piedra
dando lugar al concepto de enmangue. Los enmangues de madera sirven de soporte a las lascas para
facilitar su manipulación. El método de talla del modo 3 viene ligado al llamado método Levallois,
según el cual se va preparando el núcleo de roca con una serie de percusiones circulares o
centrípetas para luego extraer una gran lasca con filos realizando un golpe hacia el centro del
núcleo. Su duración cronológica se extiende desde hace 125.000 años hasta los 30.000 años.
Podemos considerarla una perfeccionamiento de la industria achelense. Gracias a la talla del método
Levallois, se diversifican los tipos, usos y funciones apareciendo nuevos elementos como las
raederas, los raspadores, cuchillos, los denticulados, las muescas, los buriles o los perforadores.

El método de talla del modo 4 se caracteriza, sobre todo, por la producción de láminas, así como de
raspadores, perforadores, dorsos y buriles. El método laminar es diferente al Levallois, más
complejo y trabajoso, pero que al final consigue resultados mejores. Se tiene que elegir una roca
que debe ser alargada y ancha. Entonces se trabaja de forma que se van extrayendo láminas
aplicándole golpes verticalmente de forma descendente. Si en el método Levallois lo que importa es
la horizontalidad, en el laminar predomina la verticalidad. A partir del período Solutrense se
empieza a dar la termoalteración del sílex. Esto se debe a que se descubre que si el sílex se calienta
entre 300 y 400º C, éste se ablanda y se vuelve dúctil. Las nuevas puntas de lanza son foliformes, es
decir, con forma de hoja. También encontramos industria lítica tallada no por golpes con percutores,
sino por presión. A partir del período Magdaleniense aparecen los arpones líticos. También se
desarrolla el arte mobiliar, es decir, la representación mediante la talla ósea de formas
antropomorfas, zoomorfas y sin forma definida.

También podría gustarte