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NEIVA
Guía
Jesús, una vez resucitado, y antes de subir al cielo, sabía que la misión que le
había dejado a sus apóstoles era muy difícil llevarla a cabo por sus propias
fuerzas. Él sabía que iban a necesitar una fuerza especial de lo alto. Es por ello
que les pidió que permanecieran unidos en oración, junto a María, su Madre, y el
día de Pentecostés les envió el Espíritu Santo.
Y a partir de ese momento, lo que hasta ahora era en ellos sólo temor, se
convirtió en fuerza y valor; lo que hasta ahora eran sólo dudas acerca de Jesús,
se convirtió en seguridad y convicción; lo que hasta ahora era sólo confusión al
no poder entender cuál había sido la misión de Jesús en la tierra, se convirtió en
claridad; se les abrió el entendimiento y pudieron comprenderlo todo.
Es por eso que cuando uno de nosotros se para aquí para abrirles su corazón,
siempre invocamos la presencia del Espíritu Santo sobre el para que le dé la
fuerza necesaria para hablar, le inspire las palabras que el Señor quiere que
ustedes escuchen y sea El quien habla a través de ellos.
Yo los invito a que se hagan amigos del Espíritu Santo, que lo invoquen todos
los días, sobre todo cuando tienen que tomar una decisión importante, estén
pasando por una situación difícil, o incluso tengan que entrevistarse con alguien
y no sepan qué decir o cómo actuar.
En el retiro vamos a usar una oración del Cardenal Verdier, y que rezaba San
Juan Pablo II.
Ténganla siempre a mano. Ya se las han repartido y vamos a leerla juntos en
voz alta ahora, despacio y con unción; y así lo haremos durante todo el fin de
semana.
PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO
NEIVA