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Informes actuales de
obesidad https://doi.org/10.1007/s13679-018-0320-0

METABOLISMO (M DALAMAGA, SECCIÓN EDITORA)

Factores de riesgo e implicaciones de la obesidad infantil

Susann Weihrauch-Blüher1 y Susanna Wiegand2

# Springer Science+Business Media, LLC, parte de Springer Nature 2018

Resumen

Propósito de la revisión Esta revisión resume nuestra comprensión actual de los factores asociados con la obesidad infantil, incluidas las tasas de prevalencia más
recientes, la efectividad de las estrategias de intervención y el riesgo de enfermedades concomitantes más adelante en la vida.
Hallazgos recientes La obesidad ha alcanzado dimensiones globales y la prevalencia de la obesidad infantil se ha multiplicado por ocho desde 1975.
Las intervenciones para la prevención de la obesidad se han centrado principalmente en los ajustes de comportamiento hasta la fecha, es decir, las intervenciones que
se han centrado en los cambios de comportamiento del individuo, como aumentar el ejercicio físico diario o optimizar la dieta. Sin embargo, los efectos han sido muy
limitados en todo el mundo y no han podido detener el aumento de la prevalencia de la obesidad hasta el momento. Por lo tanto, se necesitan con urgencia medidas
basadas en la comunidad/orientadas al medio ambiente, como la promoción de opciones de alimentos saludables gravando los alimentos no saludables, normas
obligatorias para las comidas en los jardines de infancia y las escuelas, el aumento de la actividad física diaria en los jardines de infancia y las escuelas, así como la
prohibición de los alimentos no saludables. Anuncio de comida para niños.
Resumen La reestructuración de las intervenciones contra la obesidad hacia medidas basadas en la comunidad/orientadas al medio ambiente para contrarrestar un
entorno obesogénico es obligatoria para el éxito sostenible y para detener la epidemia de obesidad. Es necesario moverse rápido, ya que el sobrepeso moderado
antes del comienzo de la pubertad se asocia con un riesgo significativamente mayor de diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular en la mediana edad.

Palabras clave Obesidad. Infancia . Adolescencia prevención Enfermedad cardiometabólica. Factor de riesgo . Diabetes tipo 2

Introducción: prevalencia de la niñez prevalencia de la obesidad en los niños más pequeños hasta la adolescencia,

Obesidad se observa un fuerte aumento después, y muchos jóvenes ya presentan

El sobrepeso y la obesidad infantil se han convertido en una crisis de salud
pública. La prevalencia de la obesidad se ha duplicado en más de 70 países
desde 1980, según se analizó en una evaluación sistemática dentro del Estudio
de Carga Global de Enfermedad. Un total de 107,7 millones de niños y 603,7
millones de adultos eran obesos
en 2015 [1]. Por lo tanto, la prevalencia de la obesidad llegó al 5 % entre los
niños de todo el mundo en 2015, y la prevalencia del sobrepeso y la obesidad
en conjunto llegó incluso al 23 % [1, 2].
Aunque parece haber una estabilización o incluso una disminución en
obesidad extrema o mórbida [3•, 4, 5]. Es alarmante que el aumento de la
obesidad infantil supere el aumento de la obesidad adulta en muchos países [1].
En 2015, el exceso de peso corporal representó alrededor de cuatro
millones de muertes en todo el mundo, y casi el 70 % de estas muertes se
debieron a enfermedades cardiovasculares [3•]. Otras secuelas crónicas de la
obesidad, además de la enfermedad cardiovascular, incluyen diabetes mellitus,
mayor riesgo de neoplasias malignas o trastornos musculoesqueléticos, y muchas
otras [3•]. La incidencia de comorbilidades cardiometabólicas ya es
considerablemente mayor en los adolescentes obesos que en los de peso normal
[6–9].

Este artículo es parte de la Colección Temática sobre el Metabolismo

Por un lado, las intervenciones terapéuticas para la obesidad infantil han
mostrado un éxito muy limitado hasta la fecha, con una pérdida de peso
* Susann Weihrauch-Blüher
susann.weihrauch-blueher@uk-halle.de alcanzable de 0,05 a 0,42 unidades BMD-SDS (desviación estándar del índice
de masa corporal) durante 12 a 24 meses, y tasas de éxito se correlacionan

1 claramente con la edad con niños más pequeños que tienen un resultado
Departamento de Pediatría I/Endocrinología Pediátrica, Universidad
significativamente mejor [10, 11]. Por otro lado, un estudio de cohorte reciente
Hospital de Halle-Wittenberg, Ernst-Grube-Strasse 40, 06120 Halle/
Saale, Alemania de Dinamarca ha demostrado claramente que incluso cualquier esfuerzo e
2 incluso pequeños pasos hacia un peso corporal normal durante la infancia
Centro de Atención Socio-Pediátrica/Endocrinología Pediátrica y
Diabetología, Charité Universitätsmedizin Berlin, Berlín, Alemania reducen el riesgo de obesidad.
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enfermedad cardiometabólica relacionada más adelante de manera
significativa: los niños obesos que podían reducir su IMC hacia el peso
corporal normal entre los 7 y los 13 años de edad, es decir, antes de la
pubertad, y que podían mantener un peso normal hasta la edad adulta
temprana tenían riesgo de desarrollar tipo 2 similar a la de los niños que
tuvieron un peso corporal normal durante toda su vida [12••].
Prevención de la obesidad infantil: hay que replantearse
los objetivos
Medidas basadas en la comunidad/medio ambiente
La prevención de la obesidad se ha clasificado en intervenciones orientadas
al comportamiento (basadas en el individuo) e intervenciones basadas en la
comunidad u orientadas al entorno (relacionadas con el contexto).
Mientras que los programas de prevención orientados al comportamiento
tienen como objetivo cambiar los factores del estilo de vida individual, como
aumentar la actividad física u optimizar la dieta, los programas orientados al
medio ambiente tienen como objetivo apoyar la implementación de la toma de
decisiones relevantes para la salud y los factores ambientales como el
vecindario residencial para para influir positivamente en el estado del peso
mediante el comportamiento relacionado con la salud [13, 14].
Hasta la fecha, los programas de prevención de la obesidad se han
centrado principalmente en intervenciones conductuales con efectos marginales
en el peso corporal de los niños a largo plazo [15, 16]. Grandes ensayos
controlados aleatorios han demostrado que las estrategias actuales de
prevención del sobrepeso y la obesidad infantil son insuficientes en términos
de reducción del peso corporal a largo plazo e inadecuadas en la vida diaria o
en la práctica clínica en la mayoría de los países del mundo.
Además, los datos disponibles son muy heterogéneos en cuanto al tipo, la
duración y la intensidad de las intervenciones, así como el seguimiento a largo
plazo [16]. Además, la mayoría de los programas no llegan de manera efectiva
a ciertos grupos en riesgo de desarrollar obesidad [16].
Las partes interesadas internacionales y las organizaciones científicas
están de acuerdo en que debe haber un cambio hacia estrategias de
prevención basadas en la comunidad/orientadas al medio ambiente para
detener la epidemia mundial de obesidad. Sin embargo, casi no hay estudios
disponibles hasta la fecha que hayan investigado la efectividad y el resultado
a largo plazo de tales intervenciones.
Sin embargo, los datos disponibles que han estudiado el impacto del
entorno (social) en el aumento de peso a largo plazo son interesantes y
apuntan hacia la dirección en la que debemos avanzar: un estudio evaluó
varios factores ambientales diferentes (incluidos los factores sociales) sobre el
riesgo de obesidad infantil durante un período de 4 años e incluyendo un total
de 500 niños. Los determinantes más importantes del peso corporal de los
niños fueron la longitud de la calle en la que vivían los niños (las calles más
largas tienen un mayor impacto en el peso corporal elevado), la accesibilidad
a pie al parque infantil más cercano, la frecuencia de los autobuses/trenes que
pasan por la calle y el estatus socioeconómico (SES) del vecindario. Sin
embargo, el SES tuvo la mayor
Representante actual de Obes
impacto; el IMC-SDS de los niños que viven en barrios socioeconómicamente
desfavorecidos osciló 0,31 puntos SDS por encima del grupo de referencia
[17].
Dado el pequeño número de estudios disponibles sobre el resultado a
largo plazo de la prevención ambiental en la regulación del peso corporal, es
demasiado pronto para sacar conclusiones sobre el efecto individual de los
cambios en las condiciones ambientales.
Varios grupos y asociaciones científicas han recomendado medidas
adicionales para la prevención de la obesidad basada en el medio ambiente.
Estas medidas se discuten cada vez más como obligatorias para un éxito
sostenible en la lucha contra la epidemia de obesidad y están estrechamente
relacionadas con el Plan de acción mundial para la prevención y el control de
las enfermedades no transmisibles de la OMS. Tales medidas incluyen la
restricción de la publicidad de alimentos no saludables para los niños, la mejora
de las comidas escolares mediante el desarrollo de estándares de calidad
vinculantes para las ofertas de catering en jardines de infancia y escuelas, la
implementación de un impuesto sobre el azúcar o las grasas para reducir el
consumo de alimentos no saludables y el aumento de actividad física diaria
ofreciendo más actividad física/deportiva en escuelas y jardines de infancia
[18•].
Sin embargo, la eficacia, la viabilidad de la implementación generalizada
y la sostenibilidad de tales medidas deben evaluarse en diferentes entornos y
a largo plazo [1]. Algunos países ya han comenzado a implementar algunas
de estas medidas o políticas; sin embargo, hasta la fecha no se pudo
demostrar ningún éxito importante en términos de disminución de la prevalencia
de la obesidad en la población, ya que aún no se dispone de datos a largo
plazo [19].
Obesidad durante la infancia y riesgo de
enfermedades concomitantes más adelante en la vida
Las comorbilidades relacionadas con la obesidad comienzan ya en la infancia:
más de la mitad de los niños y adolescentes obesos tienen al menos un factor
de riesgo cardiovascular bioquímico o clínico y uno
cuarta parte tiene más de dos [20]. Muchos adolescentes obesos siguen
siendo obesos hasta la edad adulta, con una mayor morbilidad y mortalidad
debido a trastornos cardiovasculares, metabólicos u oncológicos [21].
El estudio del NICHD sobre cuidado infantil temprano y desarrollo juvenil
fue uno de los primeros estudios que investigó la capacidad de las trayectorias
del índice de masa corporal durante la niñez para predecir el riesgo
cardiovascular en la adolescencia. En este estudio se establecieron curvas de
crecimiento y peso (IMC) para 657 niños de 1 a 10 años, separadamente para
niñas y niños.
Se determinaron los predictores de riesgo cardiovascular a la edad de 15 años
y se controlaron los factores de confusión: los niños que eran obesos a la
edad de 15 meses y que permanecieron obesos durante la infancia y la niñez
temprana y media tenían un riesgo significativamente elevado de desarrollar
enfermedad cardiovascular en la adolescencia [22]. Sin embargo, algunos
jóvenes obesos nunca se ven afectados por ninguna comorbilidad
cardiometabólica. Por lo tanto, el concepto de metabólicamente saludable
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obesidad (MHO) ha sido implementado. La prevalencia de
MHO en jóvenes obesos se estima entre 4.2 [23] y
25% [24]. Estamos lejos de comprender los mecanismos patogenéticos
subyacentes y la fisiología de la MHO; sin embargo, alto
el peso al nacer y el aumento de peso durante la infancia han
se ha discutido cada vez más como predictores de la sensibilidad a la insulina e
incluso del metabolismo del tejido adiposo más adelante en la vida y podría
por lo tanto, contribuyen al desarrollo de enfermedades metabólicas y
cardiovasculares [25].
¿Qué pasa con los niños obesos “sanos” y los problemas cardiovasculares?
riesgo más adelante en la vida? El estudio del corazón de Bogalusa ha abordado este
pregunta dentro de un gran estudio de cohorte que involucró a 1098 individuos,
tanto niños (de 5 a 17 años de edad) como adultos (de 24 a 24 años de edad).
43 años). El estudio reveló que los niños obesos sin
comorbilidad metabólica/cardiovascular durante la infancia fueron
más probabilidades de mantener este estado saludable en la edad adulta a pesar de
siendo obeso Además, mostraron un perfil cardiometabólico comparable al de
los niños no obesos y al de los niños no obesos.
adultos [23]. Estos resultados sugieren que un perfil de riesgo cardiometabólico
favorable puede mantenerse más adelante en la vida, independientemente del
estado de peso durante la infancia.
Sin embargo, la interpretación de los resultados no es tan simple como nosotros.
muy lejos de comprender el mecanismo subyacente, es decir, por qué
algunos pacientes conservan una buena salud cardiometabólica a pesar de ser
obesos y otros no. Además, el concepto de MHO
parece ser cierto solo para una minoría de pacientes: un estudio que involucró
a más de 6000 sujetos y un período de seguimiento de
más de 20 años han demostrado claramente que la reducción del cuerpo
peso hacia el rango de peso normal, es decir, disminución de la gravedad
si la obesidad, entre la infancia y la edad adulta, se asocia
con una reducción significativa de las características del síndrome metabólico,
como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial o la dislipidemia [26]. Por otro
lado, si la obesidad persiste hasta
adolescencia, el riesgo de enfermedad coronaria en la mediana edad es
aumentó significativamente [27]. Grandes estudios prospectivos de cohortes
podría mostrar claramente que la duración de la obesidad se asocia de forma
independiente con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y que
cada año el incremento en la duración de la obesidad aumenta la
riesgo de diabetes hasta en un 14% [28]. Estos hallazgos tienen
apoyado por un estudio reciente de Dinamarca, que muestra que
un aumento en el IMC entre los 7 años de edad y la edad adulta temprana se
asocia con un riesgo significativamente mayor de tipo 2
diabetes más tarde en la vida, incluso si el peso corporal había sido normal en
7 años [12••]. Sin embargo, también hay buenas noticias: niños obesos
que podrían reducir su IMC hacia el peso corporal normal
entre los 7 y los 13 años, es decir, antes de la pubertad, y que
podía mantener un peso normal hasta la edad adulta temprana, tenía un
riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que era similar al de
niños que tuvieron un peso corporal normal a lo largo de su vida
[12••]. Niños que habían reducido su peso corporal a lo normal
rango entre los 13 años de edad y la edad adulta temprana tenía un riesgo
desarrollar diabetes tipo 2 que era más alta que la de
niños que nunca habían tenido sobrepeso pero menos que eso
entre los niños que habían tenido sobrepeso desde la infancia
[12••]. Entonces, cada esfuerzo hacia la normalización del IMC cuenta
y es importante para prevenir enfermedades concomitantes más adelante en la vida, ya que
el sobrepeso ya (leve) durante la niñez parece estar asociado con un mayor
riesgo cardiovascular en la mediana edad: una gran
estudio de cohorte de Israel ha analizado conjuntos de datos de 2,3 millones de
adolescentes entre 1967 y 2010. Los autores pudieron
muestran que un IMC entre los percentiles 50 y 74 (que
sería considerado como peso normal) ya estaba asociado
con un riesgo significativamente mayor de enfermedad cardiovascular
y muerte por enfermedad coronaria en comparación con aquellos con
Valores de IMC entre el percentil 5 y 24 durante
40 años de seguimiento. Las tasas más bajas de enfermedades cardiovasculares
se observaron muertes en el grupo con valores de IMC entre
Percentil 25 y 49 durante la adolescencia. Así, no sólo
la obesidad, pero también el sobrepeso (leve) durante la adolescencia parece
asociarse con un riesgo sustancialmente mayor de enfermedad cardiovascular
en la mediana edad. La asociación es similar en ambos
sexos Sin embargo, un umbral de IMC distinto que está asociado
con mayor riesgo queda por determinar [29••]. Panadero
et al. encontró que el IMC a los 7 años ya está asociado
con mayor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular
en la edad adulta, y esta asociación se hizo más fuerte hasta el
edad de 13 [30].
Trasladando estos hallazgos a los adultos, el menor riesgo de
muerte (teniendo en cuenta varios factores de confusión) parece
estar entre valores de IMC entre 20 y 25 kg/m2 como se muestra
por el Estudio de la Carga Global de Morbilidad [3•].
Discusión
El principio hipocrático “primum non nocere” (sobre todo hacer
no hacer daño) es una de las piedras angulares de la medicina. Sin embargo, las
definiciones de buena salud y enfermedad a menudo se superponen, y la necesidad
estrategias de prevención o intervención factibles pero también efectivas para
mantener una buena salud ha sido con frecuencia la
foco de discusión controvertida entre diferentes profesiones.
Esto es especialmente cierto en el campo de la obesidad y la
secuelas
El dilema médico al que se enfrentan cada vez más los médicos y los
profesionales de la salud es que, por un lado, la obesidad infantil ha aumentado
drásticamente desde 1975, es decir,
8 a 8,7 veces [31]. Este aumento en la prevalencia de la obesidad se asocia
con una mayor morbilidad y mortalidad más adelante en la vida:
El sobrepeso o la obesidad en la adolescencia pueden explicar como
hasta el 20% de las muertes cardiovasculares y el 25% de las muertes
de enfermedad coronaria cuando los jóvenes afectados alcanzan la mitad de la
vida [29••].
Por otro lado, aunque existen intervenciones efectivas para la prevención y
el tratamiento de la obesidad infantil y adolescente.
disponible como se muestra en las revisiones sistemáticas de Cochrane
base de datos, los efectos de tales intervenciones han sido bastante pequeños
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Fig. 1 Obesidad infantil:
Factores de influencia:
factores de influencia controlables
y efectos seleccionados sobre la salud
La inactividad física
Hábitos dietéticos
Comportamiento sedentario
Estatus socioeconómico
Duración e intensidad del sueño
Ambiente obesogénico
Estrategias de marketing para
Alimentos densos en energía
hasta la fecha [11, 32]. Dificultades adicionales incluyen la falta de
mantener un peso corporal reducido a largo plazo debido a la mala
cumplimiento de los cambios en el estilo de vida, así como el fracaso de muchos
programas e intervenciones en la vida diaria y la práctica clínica como
la adherencia de los niños y adolescentes afectados es bastante baja
y muchos pacientes no ven la necesidad de buscar atención médica debido
al bienestar subjetivo [33].
Sin embargo, cardiometabólicos, ortopédicos, psicológicos,
y otras comorbilidades están claramente asociadas con un aumento drástico del
peso corporal, como lo muestran numerosas cohortes
estudios y revisiones sistemáticas y como se discutió anteriormente en este
manuscrito. El mensaje alarmante que tenemos que afrontar es que
aumento ya moderado del IMC, entre 7 y 13 años
de edad, se asocia con un riesgo significativamente mayor para el tipo 2
diabetes y enfermedad cardiovascular en la mediana edad [12••, 29••].
El IMC alto se ha convertido en uno de los principales riesgos para la salud como
evaluada en el estudio Global Burden of Disease 2015. Como ambos
Los países industrializados y en desarrollo se ven afectados por una prevalencia
creciente de obesidad en todos los grupos de edad, el problema es
no es simplemente atribuible a los ingresos o la riqueza [1]. Sin embargo, un
asociación entre el estatus socioeconómico (SES) y el cuerpo
el peso y el mantenimiento de una buena salud están bien establecidos
y ampliamente aceptado [14, 15].
El estudio longitudinal IDEFICS incluyó 2401 europeos
niños entre 2 y 10 años de edad y ha investigado
la asociación entre desventajas socioeconómicas (niños de familias con bajos
ingresos, baja educación, migrantes
origen, padres desempleados, padres sin red social y de familias no tradicionales)
y el total de niños
puntuación del síndrome metabólico (MetS) al inicio y en el seguimiento
después de 2 años. Para el cálculo de la puntuación de riesgo MetS, la suma de
puntajes z de la circunferencia de la cintura, presión arterial, lípidos y
se aplicó resistencia a la insulina. En ambos momentos, los autores
podría mostrar claramente una correlación significativa entre la desventaja
socioeconómica y la puntuación MetS más alta en comparación con los no
Representante actual de Obes
Efectos:
Cardiovascular
Enfermedad
glucosa alterada
Tolerancia / Tipo 2 DM
INFANCIA
OBESIDAD
Problemas psicosociales
/ Estigmatización
Neoplasias malignas
Problemas ortopédicos
niños en desventaja socioeconómica. Esto ha llevado a la
conclusiones de que los niños de familias socioeconómicamente desfavorecidas
tienen un alto riesgo metabólico independientemente de
alimentación, actividad física, conductas sedentarias y bienestar
[34••].
La evidencia existente sugiere que los determinantes socioeconómicos
pueden influir en diferentes niveles desde el punto de vista macroeconómico.
factores y la capacidad de tomar decisiones de salud individuales
a factores de micronivel como las alteraciones epigenéticas [35, 36].
Factores que conducen al aumento individual del peso corporal.
son muy complejos y están lejos de ser completamente entendidos.
Muchas condiciones y predisposiciones juegan en concierto y son
responsable de la epidemia mundial de obesidad. Importante
los impulsores son cambios en el entorno alimentario, como 24/7
disponibilidad, accesibilidad y asequibilidad de energía densa
alimentos y bebidas azucaradas, así como estrategias de marketing de
tales alimentos, que han llevado a un exceso de ingesta de energía y peso
ganancia, comenzando tan temprano como en la infancia y la primera infancia [37].
Por otro lado, otro impulsor de la epidemia de obesidad es
la oportunidad reducida para la actividad física durante la niñez
y la adolescencia como resultado de la urbanización, así como el aumento
ing uso de nuevos medios durante el tiempo libre [37]. Esto también resulta
en menor duración del sueño y menor eficiencia del sueño, asociado
con un perfil de riesgo cardiometabólico más pobre en la adolescencia temprana,
independientemente de otros factores relacionados con la obesidad [38].
Por lo tanto, el impacto de la cantidad y la calidad del sueño en el perfil de riesgo
cardiovascular, los ritmos circadianos a lo largo del desarrollo (desde la fantasía
hasta la edad adulta) y otros factores como el peso corporal
regulación/obesidad en la infancia y la adolescencia necesita ser
evaluado además de los factores discutidos anteriormente [39]
(Figura 1).
Hasta la fecha, las intervenciones contra la obesidad se han centrado
principalmente en cambios de comportamiento individuales, y hemos visto claramente que estos
las medidas no conducen a una reducción eficaz de la prevalencia de la obesidad
ni a un éxito sostenible a largo plazo en la mayoría de los casos.
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países. Por lo tanto, tenemos que avanzar rápidamente hacia enfoques
basados en la comunidad o el medio ambiente para detener la situación.
Especialmente en el campo de la prevención de la obesidad en la
infancia, todas las intervenciones basadas en la comunidad o orientadas al
medio ambiente conducirían al apoyo a la salud y el desarrollo de todos los
niños y adolescentes. No centrarse aún más en ciertos grupos de riesgo
puede reducir el estigma social de la obesidad. Sin embargo, las medidas
de prevención de la obesidad implementadas hasta la fecha no pueden
contrarrestar por sí solas la epidemia de obesidad en nuestro complejo
entorno obesogénico. Las medidas adicionales y distintas, tal como se
describen en el Plan de acción mundial para la prevención y el control de las
enfermedades no transmisibles de la OMS, deben determinarse a nivel de
los responsables de la toma de decisiones en materia de políticas educativas
y de salud. Para detener la epidemia mundial de obesidad, es fundamental
que participen los responsables de la toma de decisiones políticas.
Conclusiones
Las estrategias de intervención para el sobrepeso y la obesidad en la niñez
y la adolescencia han mostrado solo efectos limitados hasta la fecha y son
inadecuadas para el éxito a largo plazo en la mayoría de los países del
mundo. Por lo tanto, es obligatorio repensar y revisar las pautas y
recomendaciones disponibles: se necesitan con urgencia enfoques basados
en la comunidad o orientados al medio ambiente, como se describió
anteriormente, para detener la epidemia mundial de obesidad y mejorar la
salud individual y la salud de las generaciones futuras.
Como muchos jóvenes obesos siguen siendo obesos hasta la edad
adulta y como la obesidad se asocia con un aumento significativo de la
morbilidad y la mortalidad más adelante en la vida, la normalización del peso
corporal durante la infancia y antes de la pubertad es cada vez más
importante. Se debe hacer todo lo posible para contrarrestar la epidemia de
obesidad a la que nos enfrentamos y que ha evolucionado hacia una crisis
de salud mundial durante las últimas décadas.
Cumplimiento de Normas Éticas
Conflicto de intereses Susann Weihrauch-Blüher y Susanna Wiegand declaran no tener ningún
conflicto de intereses.
Derechos humanos y animales y consentimiento informado Este artículo no contiene ningún
estudio con sujetos humanos o animales realizado por ninguno de los autores.
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2016;374(25):2430–40 Un IMC entre los percentiles 50 y 74 (es decir, dentro del
rango normal aceptado) durante la adolescencia ya está fuertemente asociado con
un aumento de la mortalidad cardiovascular y por todas las causas durante los 40
años de seguimiento. arriba. Por lo tanto, el sobrepeso leve durante la adolescencia
puede provocar una morbilidad significativa y un aumento de la mortalidad en la
edad adulta.
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IntJ Cardiol. 2018. https://doi.org/10.1016/j.ijcard.2018.07.053 Los niños de familias
socioeconómicamente desfavorecidas tienen un alto riesgo metabólico
independientemente de la dieta, la actividad física, los comportamientos sedentarios
y el bienestar. Dado que las intervenciones contra la obesidad no han logrado
dirigirse a estos grupos hasta la fecha, se deben desarrollar futuras intervenciones
para abordar las disparidades de salud.
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