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Pasantía
(Consultorio I )
SEDE: Hohenau
3er Curso.
FICHA DE ACTIVIDAD Semana N° 2
CUESTIONARIO
Explicar
Desarrollo
1. Características generales para ser terapeuta.
2. Motivaciones relacionadas con la profesión
3. Actitudes que favorecen la relación del terapeuta.
Cierre
N° Puntaje Puntaje
Indicadores de evaluación
Asignado logrado
1 Presentar el trabajo en tiempo y forma 1 punto
2 Usar los términos técnicos 3 punto
3 2 punto
Sintetiza adecuadamente
4 Aspectos relevantes 1 punto
TOTAL 7 Puntos.
Qué características debe tener un buen terapeuta?
¿Cómo establecer una buena relación con un cliente? ¿Cómo conseguir que
comprenda, esté de acuerdo con y recuerde las propuestas de evaluación y
tratamiento? ¿Cómo motivarle para que coopere en el proceso de evaluación y
tratamiento? ¿Cómo manejar las dificultades que surgen en la terapia? ¿Cómo lograr
superar las posibles resistencias al cambio? Estas y otras preguntas relacionadas tienen
que ver con la importante cuestión de las habilidades terapéuticas. Varios son los
aspectos de esta cuestión que van a ser abordados en este tema: a) características y
habilidades del terapeuta que influyen en la terapia; b) adaptación de la intervención a
las características de los clientes; c) manejo de las situaciones problemáticas que
surgen tanto por parte del terapeuta como del cliente; y d) estrategias para mejorar el
cumplimiento del tratamiento, tanto por parte del paciente como del terapeuta. Un
aspecto fundamental de la situación terapéutica es la relación entre terapeuta y
cliente.
Esta puede definirse como los sentimientos y actitudes que los participantes en la
terapia tienen entre sí y la manera en que los expresan. Goldstein y Myers (1986)
definen una relación terapéutica o positiva como sentimientos de agrado, respeto y
confianza por parte del cliente
hacia el terapeuta combinados con sentimientos similares de parte de este hacia el
cliente.
Cuanto mejor sea la relación, más inclinado se mostrará el cliente a explorar sus
problemas con el terapeuta y más probable será que colabore y participe activamente
en los procesos de evaluación e intervención. Terapeuta y cliente deben experimentar
un sentimiento de “nosotros” y constituir un equipo, una alianza en el trabajo conjunto
hacia la consecución de los objetivos terapéuticos. Se han destacado tres componentes
en esta alianza terapéutica: a) vínculo emocional positivo entre cliente y terapeuta, b)
acuerdo mutuo sobre las metas de la intervención, y c) acuerdo mutuo sobre las tareas
terapéuticas.
Una relación positiva entre terapeuta y cliente es un predictor positivo de buenos
resultados
terapéuticos (Keijsers, Schaap y Hoogduin, 2000) y contribuye sustancialmente a estos
últimos.
De todos modos, aunque se considera un elemento necesario, no es suficiente; en la
gran mayoría de los casos se requiere además el empleo de técnicas específicas.
Es importante que los terapeutas atiendan de forma habitual a cómo se desarrolla la
relación
terapéutica y a las respuestas del cliente y de él mismo al respecto. Esto facilita
mejorar la relación, reparar posible rupturas en la alianza y modificar estrategias, al
tiempo que dificulta la terminación prematura del tratamiento.
Naturalmente, la importancia de la relación entre terapeuta y cliente se extiende
también a la relación del terapeuta con aquellas personas con las que interactúa en el
contexto de la intervención; por ejemplo, los responsables del cliente cuando este es
menor de edad o sufre algún tipo de incapacitación. Por otra parte, es también de gran
importancia que haya una buena relación entre el cliente y otros profesionales que le
atienden (p.ej., enfermeras, cuidadores).
Conviene tener en cuenta que, a diferencia de una relación de amistad, la relación
terapéutica es totalmente asimétrica (se centra en las necesidades del paciente), no
altruista (el terapeuta cobra por su trabajo y, por tanto, el cliente no tiene por qué
sentirse en deuda con él) y sujeta a una serie de reglas formales de funcionamiento
(frecuencia y duración de las sesiones, lugar de las mismas, puntualidad, honorarios,
duración limitada de la terapia, colaboración activa del cliente).
La relación terapéutica, y en general, los resultados de la terapia se ven influidas por
una serie de características del terapeuta y del paciente que se tratan a continuación
(Garfield, 1994; Beutler, Machado y Neufeldt, 1994; Keijsers, Schaap y Hoogduin, 2000;
Schaap et al., 1993). Luegose abordará el manejo de situaciones problemáticas, tanto
del terapeuta como del cliente, y diversas estrategias para facilitar el cumplimiento del
tratamiento.
Llevar a término una terapia implica aplicar unas técnicas, pero no consiste
simplemente en esto. El terapeuta ha de tener la creatividad y sensibilidad clínicas
necesarias. Toda terapia tiene un parte fundamental de arte, la cual es necesaria a la
hora de decidir qué actitudes y en qué grado son necesarias para qué clientes en
distintas fases de la intervención y en qué momento conviene actuar de una u otra
manera.