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Educación Secundaria
Autoconcepto ........................................................................................................ 14
Autoestima ........................................................................................................... 16
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Algunas críticas a la teoría de Kohlberg (II)............................................................... 36
Resumen ...................................................................................................................... 38
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UD 1. El adolescente I: desarrollo físico, cognitivo, personal y
moral
Un profesor debe estar familiarizado con las condiciones que definen y marcan el momento vital
de sus alumnos, en este caso, la adolescencia. Para poder realizar una intervención exitosa, sea
de la naturaleza que sea, hay que contar con la información suficiente sobre los agentes que
participan en un determinado contexto. De lo contario, las posibilidades de convertirse en un guía
eficaz, capaz de brindar una ayuda que tenga en cuenta las necesidades reales de los individuos,
disminuirán considerablemente. En el caso que nos ocupa, se desarrollará una función de
acompañamiento, apoyo y crecimiento personal; además de una intervención educativa con los
alumnos de clase.
Figura 1. Los adolescentes valoran mucho sentirse aceptados por el grupo y disfrutan de las relaciones con sus iguales.
Imagen de un grupo de adolescentes que se divierte haciéndose una fotografía conjuntamente.
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1.1. La adolescencia
En la primera parte de la asignatura, compuesta por dos unidades didácticas, se va a realizar una
primera toma de contacto con el mundo adolescente y los cambios más determinantes por los
que transita.
Para comenzar, se van a analizar los diferentes elementos de cambio que atraviesa un ser
humano, desde su etapa más infantil hasta conformarse como un adulto independiente, así como
las teorías psicológicas que justifican dichos comportamientos y que nos van a ayudar a
comprender ciertos comportamientos de la etapa.
En segundo lugar, se trabajarán los diferentes procesos cognitivos que sustentan el aprendizaje,
entre los que destacan el constructivismo y el procesamiento de la información, haciendo una
especial mención a las diferentes teorías de la motivación.
Viaja
El Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud tiene el objetivo de recabar información
sobre los adolescentes españoles. El docente puede encontrar interesante acceder a los datos
sobre temas como la salud, el género, la emancipación o el uso de las TIC.
La palabra adolescente proviene del latín adolescere, que significa «crecer o desarrollarse». La
adolescencia es un constructo social propio de la cultura occidental contemporánea.
Es habitual definir la adolescencia como el periodo de transición que tiene lugar entre la infancia
y la adultez durante el cual se producen varios cambios, tanto a nivel físico como cognitivo, social,
emocional y moral.
Debido al carácter abstracto de este concepto, no hay un consenso unitario entre los académicos
sobre cuál es su duración exacta o los momentos concretos de inicio y fin (Palacios et al., 2014).
De hecho, en las últimas décadas, el periodo correspondiente a la adolescencia prácticamente se
ha duplicado. Esto se debe, por un lado, al abandono precoz de la infancia y, por otro, a la entrada
tardía en el mundo adulto. Por tanto, en la actualidad podemos encontrar preadolescentes de 10
años y adolescentes/jóvenes de 30 años.
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Por ello, algunos autores han recomendado dividir este periodo en diferentes subetapas (Coll,
2014):
Figura 2. Subetapas de la adolescencia. La adolescencia temprana abarca desde los 11 a los 14 años, la adolescencia
media desde los 15 a los 18 y, finalmente, la adolescencia tardía o juventud se desarrolla desde los 18 años en
adelante. Fuente: Coll, 2014 (adaptación).
El desarrollo de estas subetapas implica que los adolescentes no van a enfrentar todos los cambios
que conlleva este periodo de su vida de forma simultánea. Se van a ir sucediendo de forma
secuencial: primero los cambios físicos y la sexualidad (es decir, la pubertad); posteriormente,
los cambios sociales y familiares; y, finalmente, en el cambio más importante, la ocupación y la
independencia, la remodelación del cerebro. Es en esta etapa en la que se pone orden en la
corteza cerebral, dando lugar a un cerebro organizado, pero a la vez flexible y adaptable a los
cambios del entorno.
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«En un periodo de diez años, el adolescente vive una secuencia de enormes cambios. La
mente alcanza nuevos dominios de análisis, abstracción y creatividad». En Redes, Punset
dedica un capítulo a la adolescencia.
En esta unidad, vamos a abordar los principales cambios que se producen durante la adolescencia.
Todos estos cambios van a ser los encargados de perfilar el adulto potencial y van a fomentar la
generación de la personalidad.
A, B, C…
Ahondaremos más adelante en el término personalidad, así como en las teorías que lo
fundamentan.
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Figura 3. Los cambios derivados de la adolescencia se subdividen en biológicos, psicológicos, cognitivos, sociales y
morales.
La pubertad hace referencia a los cambios que se producen a nivel físico en el cuerpo de las
personas durante el final de la infancia y que tienen que ver con la maduración sexual, culminando
con la aparición de la capacidad reproductora. Es decir, hace referencia a la transformación física
del cuerpo del infante al adulto (Papalia et al., 2009). La pubertad tiene comienzo en los primeros
años de la adolescencia, en torno a los 10-11 años, aunque las chicas experimentan antes los
cambios (Urbano y Yuni, 2014; Palacios et al., 2014).
Diversos investigadores han encontrado que, con respecto a generaciones anteriores, se está
produciendo un descenso en la edad de comienzo de la pubertad, así como en el tiempo en
alcanzar la madurez sexual, lo cual se ha denominado tendencia secular. Los motivos pueden
ser diversos: mayor higiene y cuidados, mejor nutrición, entornos más seguros y relaciones más
cercanas (Palacios et al., 2014; Papalia et al., 2009).
La sexualidad forma parte del desarrollo normal del niño y el adolescente. Desde la primera
infancia el niño experimenta sensaciones placenteras al tocarse, al ser acariciado y besado, y
observa las expresiones de afecto y las actitudes sexuales de los adultos que le rodean, que en
ocasiones trata de imitar. Durante el periodo prepuberal se establece la identidad sexual y el
niño continúa recogiendo información sobre la sexualidad a partir de los amigos, los maestros y
la familia.
Nota
En esta etapa el niño puede desarrollar una actitud negativa hacia la sexualidad si descubre
que los adultos evitan hablar de las partes de su cuerpo relacionadas con la sexualidad, las
describen con eufemismos o rechazan cualquier tipo de conducta relacionada con el sexo,
incluidas las que el niño puede manifestar espontáneamente, como la erección.
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Al iniciarse la pubertad aumenta la preocupación por la sexualidad. En la primera etapa de la
adolescencia es frecuente la masturbación y las fantasías sexuales, mientras que en la
adolescencia media suelen producirse los primeros contactos físicos como una forma de
exploración y aventura, y en la adolescencia tardía habitualmente se inician las relaciones
sexuales que incluyen el coito.
Sabías que:
Todos los cambios y transformaciones que viven los adolescentes pueden generar
sentimientos de inseguridad, incomodidad o incluso desagrado. En general el adolescente se
siente inseguro en sus relaciones con otros.
No abordar estos problemas en los primeros años de la edad adulta puede conducir a
trastornos de ansiedad o a no poder tener relaciones sexuales satisfactorias en el futuro.
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Estos cambios hormonales conllevan cambios físicos que se pueden dividir en los caracteres
sexuales primarios, es decir, los órganos sexuales, y los caracteres sexuales secundarios,
que no están directamente relacionados con el aparato reproductor, como, la aparición de vello,
el cambio de voz, el crecimiento de los senos en las mujeres y el ensanchamiento de los hombros
en los hombres (Palacios et al., 2014; Papalia et al., 2009).
Este proceso se determina en cambios concretos de la fisionomía humana, tal y como se muestran
a continuación:
Después del tercer año de la • Aumento del tamaño • Desarrollo del vello en
pubertad del útero, los labios y el la cara y en las axilas.
clítoris. • Rápido crecimiento de
• Aumento del vello en el la estatura.
pubis y en las axilas. • Aumento del grosor de
• Aparición de la los huesos y los
menarquia, el primer músculos.
ciclo menstrual, • Comienzo de la
alrededor de los 12 producción de los
años. espermatozoides y las
primeras eyaculaciones
(espermaquia).
Tabla 1. Principales cambios en el cuerpo durante la pubertad. Fuente: Adaptado de Pérez Pérez, Navarro Soria y
Cantero Vicente, 2012 (p. 235).
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Con respecto al crecimiento, se debe, principalmente, a hormonas que segrega la hipófisis
anterior:
Mientras que llegan a la adultez biológica, las personas paradójicamente no han logrado aún el
desarrollo cognitivo de la adolescencia. No es de extrañar que este desfase produzca conflictos.
La influencia de las hormonas sexuales puede explicar algunos cambios que se producen en su
comportamiento, como el aumento del deseo sexual y la inestabilidad emocional, ya que estas
sustancias tienen efectos poderosos en el cerebro de los adolescentes. Sin embargo, no hay que
perder de vista que todo esto va a estar mediado por factores sociales y culturales (Palacios
et al., 2014; Pérez y Navarro, 2012).
Los cambios físicos que se producen durante la pubertad tendrán un fuerte impacto psicológico
en el individuo, y es importante tener en cuenta cómo reacciona el entorno del adolescente para
poder entender la imagen que este construirá acerca de sus cambios. Por ejemplo, la cultura
occidental parece valorar como positivos los cambios que se producirán en el cuerpo del varón,
que generalmente se verá más musculado y atlético. En cambio, con el cuerpo de la mujer pasará
lo opuesto, ya que el aumento de grasa corporal va en contra del ideal de belleza moderno, muy
asociado a la delgadez y que puede suponer una gran presión para muchas adolescentes (Palacios
et al., 2014).
El bienestar del adolescente estará determinado en gran parte por su grado de aceptación de los
cambios físicos que se han producido en su cuerpo. Por esta razón, el momento en el cual tengan
lugar estas modificaciones puede ser determinante.
No obstante, más allá del momento en que tengan lugar los cambios de la pubertad, lo que
realmente va a posibilitar que el adolescente desarrolle una actitud positiva hacia su cuerpo va a
depender del ambiente sociocultural en el que se encuentre (Palacios et al., 2014; Papalia et al.,
2009; Pérez y Navarro, 2012). Variables como el entorno familiar, la etnia, la escuela, el
vecindario o las redes de iguales, entre otras, van a tener un peso determinante en este proceso
(Palacios et al., 2014; Papalia et al., 2009; Pérez y Navarro, 2012).
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La disparidad e idiosincrasia personal determina que no todos los adolescentes se desarrollen en
la misma medida ni al mismo tiempo, por lo que una de las situaciones que se puede presentar
es el desarrollo temprano o, por el contrario, tardío de la pubertad:
El iniciar la pubertad de forma temprana o precoz suele conllevar efectos negativos, puesto que
los adolescentes pueden no tener la madurez suficiente para asimilar de manera flexible y positiva
los cambios que se suceden (Palacios et al., 2014). Según Alsaker (1996):
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En el caso del sexo biológico hombre, los cambios tempranos suelen acarrear efectos positivos
(Papalia et al., 2009), debido al aumento en la capacidad física, el desarrollo muscular y el
rendimiento atlético. Esto les hace destacar entre sus iguales y ser merecedores de sus elogios,
generando en ellos más confianza y autoestima (Palacios et al., 2014; Papalia et al., 2009).
En el caso del sexo biológico mujer, aquellas que se desarrollan prematuramente suelen
presentar problemas de inestabilidad emocional, problemas para socializar y baja autoestima
(Palacios et al., 2014; Papalia et al., 2009). Puede que esto esté relacionado con el hecho de que
no estén preparadas para asumir una serie de roles de género culturalmente impuestos a la mujer
(Palacios et al., 2014; Papalia et al., 2009). Suelen presentar peores calificaciones, así como
mayores tasas de absentismo y disconformidad con la escuela (Stattin y Magnusson, 1990;
Barrio, Carcavilla y Martín, 2006).
Recuerda
Una de las conclusiones más importantes que puede extraer el docente de este apartado es
que existe una gran variabilidad en cuanto al desarrollo y madurez de los adolescentes de
una clase. Esto provocará que exista una gran diversidad de comportamientos en el aula.
Por el contrario, el hecho de iniciar la pubertad de forma tardía hace que se inviertan los
efectos que se observan en la pubertad precoz. Así, los niños tendrán un cuerpo menos
desarrollado durante más tiempo; por tanto, pueden encontrarse «pequeños y débiles», en
situación de desventaja con el resto. Por el contrario, las niñas, al comenzar más tarde, tienen
tiempo para ir observando a sus compañeras y asimilar los cambios que irán teniendo lugar
(Palacios et al., 2014; Papalia et al., 2009).
Por otro lado, la pubertad tardía conlleva un cociente intelectual (CI) más bajo que los promedios
del grupo (Duke, Carlsmith y Jennings, 1982).
En este sentido, Elkind (1931-actualidad) apuntó que la recién estrenada capacidad para el
pensamiento formal va a traer consigo una serie de características adicionales que van a
definir el pensamiento del adolescente (Delgado, 2009; Palacios et al., 2014; Papalia et al.,
2009):
1. Idealismo
Su habilidad para formar pensamientos abstractos le va a permitir desarrollar ideas más allá de
lo inmediato y lo real. Es capaz de ir más allá y concebir nuevas posibilidades, que muchas veces
tienen que ver con sus deseos y valores.
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Es en esta etapa cuando los adolescentes empiezan a adoptar ideas políticas y sociales
determinadas, percatándose de la distancia que hay entre el mundo real y el mundo ideal,
volviéndose especialmente sensibles con la hipocresía, a la que criticarán duramente.
Esta actitud los llevará, a menudo, a cuestionar a las figuras de autoridad, como a sus padres o,
incluso, al docente. Asimismo, los adolescentes quieren aspirar a tener una apariencia ideal para
sí mismos y con sus iguales. Esta es la causa de sus inseguridades y el tiempo dedicado al cuidado
personal.
El docente debe comprender la importancia que tiene para el adolescente la imagen personal y
no ridiculizar. El papel del docente será acompañarle en la reflexión de los orígenes de esta
importancia de lo externo (medios de comunicación, presión social…) y la búsqueda de cierto
equilibrio entre lo externo y lo interno
2. Egocentrismo adolescente
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Fábula personal
Audiencia imaginaria
Los adolescentes comienzan a dar mucha importancia a lo que los demás piensen sobre ellos.
Por esta razón, pasan mucho tiempo anticipando mentalmente las reacciones que pueden tener
los otros ante sus actuaciones. Fruto de ese egocentrismo adolescente se sentirán
continuamente evaluados y observados por los demás, incapaces de separar sus propios
pensamientos del resto, lo que los llevará a ensayar mentalmente su conducta ante una
audiencia imaginaria.
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1.2.5. Autoconcepto y autoestima
Son muchas las ocasiones en las que se utilizan ambos términos como sinónimos; sin embargo,
aunque son términos muy relacionados, son diferentes. El autoconcepto es la imagen que posee
uno acerca de sí mismo, y la autoestima es la valoración subjetiva que hace el individuo de sí
mismo.
Autoconcepto
El autoconcepto es la imagen o idea que una persona tiene sobre sí misma. Se trata de una
dimensión dinámica de la personalidad que se hace más compleja progresivamente. Es un sistema
multidimensional que se va integrando en la visión que de sí mismo se tiene, enriqueciéndola
(Martín et al., 2011).
Yo físico
En Educación Infantil los niños se describen a partir de sus rasgos físicos y posesiones; por
ejemplo: «Soy alto, tengo el pelo rubio».
Yo activo
Yo social
Los adolescentes incorporan referencias a otras personas y grupos, con lo que de esta manera
es un autoconcepto más social. Dejan de concebirse a sí mismos de forma individual; por
ejemplo: «Me encanta estar con mis amigos».
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Yo psicológico
Autoconcepto (II)
El autoconcepto va a ir evolucionando durante la propia adolescencia (Palacios et al., 2014; Pérez
y Navarro, 2012):
Las abstracciones se conectan Deseos y sentimientos propios. «No sé por qué me da tanto
entre ellas. Diferenciación de los atributos miedo hablar con las chicas,
Confusión y malestar ante las en función de los roles y el pero soy muy popular entre los
contradicciones. contexto. chicos».
Integración del autoconcepto. Atributos relacionados con «Soy una chica muy sociable,
Resolución de las valores y creencias personales. sobre todo cuando estoy
incongruencias. rodeada de chicas, pero cuando
estoy con chicos me siento
avergonzada porque son más
agresivos».
Tabla 3. Evolución del autoconcepto durante la adolescencia. Fuente: Palacios et al., 2014 (adaptación).
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En la adolescencia temprana, el autoconcepto está poco integrado, existen pensamientos
abstractos sobre uno mismo que no tienen mucha relación entre ellos. Generalmente hacen
referencia al reconocimiento de sus habilidades sociales y a la percepción que el adolescente tiene
sobre la imagen que le devuelven los demás (Palacios et al., 2014; Pérez y Navarro, 2012).
El autoconcepto se desarrolla a partir de la interacción con los demás y los atributos que estos
vuelcan sobre el adolescente. Los padres serán las primeras figuras de referencia y apoyo.
Posteriormente, tanto sus compañeros de clase como el docente jugarán un papel fundamental a
la hora de consolidar la concepción que el adolescente tiene de sí mismo.
El profesor ha de ser consciente del impacto que pueden tener sus mensajes de reconocimiento
y valoración (Pérez y Navarro, 2012).
Autoestima
La autoestima hace referencia a los pensamientos y sentimientos de valía sobre uno mismo. Es
la dimensión valorativa o evaluativa del autoconcepto.
La autoestima global del adolescente será el resultado de promediar los sentimientos de valía
que alberga en los diferentes contextos. Pero, evidentemente, esto también va a depender del
valor que le otorgue a sus competencias en un campo determinado (Pérez y Navarro, 2012).
Ejemplo:
A pesar de la importancia que el adolescente concede a la valoración de sus iguales, los padres
siguen ejerciendo una poderosa influencia en su autoestima. Los alumnos que gocen de una gran
cohesión familiar, reciban una gran cantidad de afecto familiar y participen de un sistema
democrático se verán favorecidos con una mayor seguridad y confianza en sí mismos (Palacios et
al., 2014; Pérez y Navarro, 2012).
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A menudo, el elevado grado de importancia que el adolescente concede a ser aceptado por sus
compañeros puede ir en detrimento de su rendimiento en otros ámbitos, como el académico.
Sin embargo, parece que enfocarse demasiado en los estudios o en las relaciones familiares
tampoco es bueno, ya que parece estar relacionado con un aumento de la inestabilidad emocional
al generarse una actitud de dependencia (Palacios et al., 2014; Pérez y Navarro, 2012).
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Además, como parece lógico, la autoestima no se mantiene estable a lo largo del tiempo,
fluctuando a lo largo de la vida. En la adolescencia parece seguir un patrón, más o menos,
generalizado, que tiene que ver con los cambios que se van sucediendo (Palacios et al., 2014).
Esto puede explicarse debido a los cambios físicos que experimenta el/la joven, que le hacen
sentirse inseguro con su cuerpo. Según la literatura, esto será más acusado en el caso de las
chicas, que sentirán con más fuerza las presiones de la cultura para alcanzar un determinado tipo
de físico.
Otro motivo puede ser el cambio del colegio al instituto, que suele tener lugar en esta época. De
pronto el adolescente pasa de sentirse como un veterano, que conoce y domina todos los recursos
que tiene a su disposición en el centro escolar, a sentirse como un novato que se mueve por
terreno desconocido.
Por último, el inicio de las relaciones sexuales puede añadir más presión en el adolescente,
acrecentando su inseguridad (Palacios et al., 2014).
Autoestima (II)
En lo que nos concierne, la importancia de la autoestima viene determinada por las
consecuencias que esta puede tener sobre el rendimiento académico. Así, una persona con una
autoestima negativa va a ser sensible a la crítica y temerá equivocarse. Esto va a producir una
evitación de situaciones que supongan retos para su capacidad y la posibilidad de ser juzgado por
otros. Dicha persona va a desconfiar sobre sus competencias y producirá una evitación del
fracaso. Esto puede ser así a pesar de que objetivamente sea más competentes que otros. De
esta forma, limitaría sus oportunidades de aprender.
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Figura 6. El ciclo de la autoestima y su relación con las expectativas de éxito, pensamientos negativos y esfuerzo.
Fuente: Adaptado de Martín, Guzmán y Sánchez-Sandoval, 2011 (adaptación).
Asimismo, la autoestima también estará asociada con la capacidad para crear y mantener
relaciones sociales, puesto que aquellos que se perciben de forma positiva suelen ser más alegres,
confiados, cercanos y abiertos, y estarán más relajados al interactuar con sus iguales, lo cual
mejorará sus habilidades sociales (Martín et al., 2011).
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1.2.6. Identidad
Las ganancias a nivel cognitivo que presenta el adolescente con la entrada al pensamiento formal
gracias a la maduración del córtex prefrontal van a repercutir el desarrollo de su personalidad.
Sus nuevas capacidades cognitivas le permitirán plantearse cuestiones relacionadas con su propia
identidad.
Para responder a esta pregunta, el adolescente se verá arrastrado a iniciar un viaje en busca de
su identidad.
Al final de la adolescencia, la personalidad habrá adquirido una gran estabilidad —aunque todavía
será suficientemente maleable durante la etapa adulta— y que puede considerarse como uno de
los grandes hitos evolutivos (Palacios et al., 2014).
La identidad personal va a estar integrada por identidades grupales (p. ej., género o étnica).
Por esto, se produce un aumento de los estereotipos de género con la finalidad de subrayar su
identidad (Coll, 2014).
Nota
Cada etapa es, por tanto, un desafío para el crecimiento y desarrollo de la personalidad. Estas
vendrán definidas por un conflicto entre dos polaridades de naturaleza psicosocial. Si este se
resuelve con éxito, el carácter resultará fortalecido; de lo contrario, resultará debilitado. Un
desarrollo óptimo implica que las demandas sociales vayan acompasadas con las necesidades y
habilidades del individuo (Vidal-Abarca et al., 2014).
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En el siguiente vídeo podrás encontrar un breve resumen de la teoría de las etapas del
desarrollo psicosocial de Erikson.
Los cambios radicales que se producen durante este momento vital obligarán al individuo a buscar
un nuevo sentido de sí mismo. Este participará en situaciones más diversas, donde se verá
obligado a adoptar diversos roles y a establecer relaciones cada vez más complejas. Deberá
encontrar un compromiso entre sus propios valores e ideales, que serán posibles gracias al
pensamiento formal, y los del grupo. Durante esta etapa, el adolescente ensayará varias
conductas y explorará diversos papeles hasta encontrar aquel en el que se sienta más cómodo.
Este proceso de dudas, búsqueda y exploración fue denominado moratoria por Erikson.
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Difusión de la identidad
Los adolescentes que se encuentran en un estado de difusión de la identidad son más proclives a
desarrollar trastornos psicológicos. Suelen presentar altos niveles de ansiedad y baja autoestima.
Tienen dificultades para establecer relaciones íntimas y generalmente tendrán una actitud
conformista y evitativa. Intentarán por todos los medios alejarse de situaciones conflictivas. Los
adolescentes que se encuentran en este estatus de identidad hacen el consumo más elevado de
drogas.
Moratoria
El adolescente continúa en el proceso de búsqueda de la identidad, sin ser capaz de tomar una
decisión y comprometerse definitivamente.
«Aún no tengo muy clara cuál es mi postura política, aunque estoy valorando unas cuantas
opciones».
Para los adolescentes que se encuentran en el estado de moratoria, también confluyen aspectos
positivos y negativos. Como todavía no han sido capaces de resolver la crisis en la que se
encuentran, tendrán todavía elevados niveles de ansiedad producto de la indecisión, además de
una baja autoestima. Por otro lado, compartirán aquellas cualidades positivas de aquellos que
han podido resolver con éxito esta crisis: conducta prosocial y posturas abiertas y flexibles. El
consumo de drogas que hacen los adolescentes con este estatus de identidad es menor con
respecto a los de difusión de identidad, pero mayor que los de identidad hipotecada.
El adolescente se ha comprometido con una posibilidad, pero sin haber realizado un periodo de
moratoria, es decir, sin haber explorado alternativas.
«En temas políticos opino como mis padres, que siempre tienen razón».
Aquellos individuos que tienen una identidad hipotecada presentarán una mezcla de rasgos
positivos y negativos. Por un lado, tendrán niveles bajos de ansiedad, alta autoestima y, de
acuerdo con la teoría, el nivel de consumo de drogas será poco probable o muy bajo. El bienestar
emocional puede deberse al hecho de haber alcanzado un compromiso con su identidad. Los
aspectos negativos están relacionados con su excesiva obediencia, elevada dependencia de sus
padres y la inflexibilidad y rigidez de sus posturas.
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Logro de identidad
«Hay ciertos valores e ideales que considero fundamentales; por tanto, mi inclinación
política es aquella que mejor los representa».
Por último, aquellos que han alcanzado el logro de la identidad serán los más autónomos, con
mayor autoestima y confianza en sí mismos. Son también los más capaces de desarrollar
relaciones caracterizadas por la intimidad y la cooperación.
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Además, también se ha criticado la concepción unitaria del logro de la identidad. Así pues, un
adolescente puede tener una postura muy consolidada en cuanto a su posición política (logro de
identidad) y, sin embargo, estar confundido en cuanto a la elección de futuro profesional
(difusión). Lo que ocurrirá generalmente es que el dominio que el adolescente considere más
relevante para su identidad terminará articulando el resto.
Ejemplo:
Un adolescente que se considere como muy social y preocupado por los demás terminará
eligiendo una profesión que le permita desarrollar esas habilidades, como puede ser la
enfermería o la educación (Palacios et al., 2014).
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Otras críticas que se han vertido sobre la teoría de la identidad de Erikson tienen que ver con el
hecho de que esta no refleja adecuadamente la realidad de la sociedad occidental moderna.
Actualmente se habla de una identidad posmoderna, que no se considera tan estable y unitaria
como inicialmente se había propuesto, sino que se modifica con el transcurso de la vida (Vidal-
Abarca et al., 2014).
Figura 9. Uno de los procesos más importantes de la adolescencia tiene que ver con la creación de una identidad más o
menos estable. En la imagen se muestra a una adolescente con un bocadillo de pensamiento el que aparece un signo de
interrogación.
Figura 10. Jean Piaget, uno de los psicólogos más influyentes de todos los tiempos. Imagen de Jean Piaget. Fuente:
Wikimedia.
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Piaget postuló que el desarrollo del pensamiento en el ser humano está dividido en cuatro etapas
o estadios.
A continuación, se lleva a cabo un breve resumen de los periodos de la teoría de Piaget (Aguirre
Baztan, 1994).
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Esta etapa se caracteriza por presentar un pensamiento egocentrista a todos los niveles: físico,
social, lingüístico y lógico.
Así, el niño/a preoperatorio va a tener dificultades a la hora de establecer relaciones con los otros
y se muestra centrado en su propio punto de vista. Un ejemplo de este tipo de pensamiento es
la clásica tarea de las tres montañas.
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Asimismo, el pensamiento de esta etapa se caracteriza por lo siguiente:
• Finalismo: tendencia a creer que todos los acontecimientos tienen una causa última.
• Artificialismo: todas las cosas que existen están hechas por el hombre.
• Animismo: los objetos inertes tienen vida.
• Realismo: indiferenciación entre el mundo psíquico y físico.
Tras la aparición de la función simbólica, se produce el inicio del juego simbólico, donde ensaya
su capacidad de abstracción representando con sus juguetes narrativas y dinámicas a las que se
ve expuesto. Esta capacidad para representar objetos mediante símbolos libera al niño de la
necesidad de manipularlos directamente.
De este modo, el niño descubre, por ejemplo, que puede hacer de mamá dando el biberón a su
muñeca de juguete. O que una rama de un árbol puede convertirse en una poderosa espada.
Figura 11. Juego simbólico. Dos niños juegan a ser piratas utilizando una caja como barco y un catalejo de cartón. El
primer niño evoca observar por el catalejo, mientras que el segundo, con la mano en la frente, intenta atisbar tierra.
Esta etapa recibe este nombre porque el niño empieza a manipular su entorno realizando
operaciones cada vez más complejas, pero siempre ligadas a una situación inmediata o concreta.
Se crean, de este modo, los fundamentos del pensamiento lógico e inductivo, en el que se va
de lo particular a lo general. Las operaciones concretas son acciones organizadas, internalizadas
y reversibles. El niño supera la idea típica del periodo preoperacional y antepondrá el uso de la
lógica a la percepción sensorial. Una tarea típica piagetiana para comprender este cambio de
pensamiento es la tarea de la conservación del líquido.
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Mediante el razonamiento de las operaciones concretas el niño puede también, por ejemplo,
agrupar elementos en función de alguna característica, como puede ser el color o la textura. Un
ejemplo de un razonamiento de este tipo es el siguiente (parte de casos concretos y llega a una
conclusión general):
Los adolescentes no basan sus pensamientos en las experiencias reales, sino que crean
situaciones verosímiles, hechos que constituyen posibilidades puramente hipotéticas y pueden
intentar razonar de forma lógica sobre ellas. Prevén todas las situaciones y relaciones causales
posibles entre sus elementos.
Como resultado de esta característica, el adolescente empieza a ser muy idealista sobre las
posibilidades de su propia vida, sobre los problemas del medio ambiente, las injusticias… Se
muestra disconforme cuando compara la realidad con esta visión idealizada del mundo.
Razonamiento hipotético-deductivo
El adolescente, al igual que un científico, crea hipótesis acerca del funcionamiento del mundo.
Más adelante somete sus ideas a pruebas diseñando pequeños experimentos. Al poder elaborar
hipótesis, ya no necesita disponer de casos concretos a su alrededor, así que puede desligarse
de la situación concreta tanto en el tiempo como en el espacio.
En el libro De la lógica del niño a la lógica del adolescente (1955), Inhelder y Piaget plantean a
los adolescentes diferentes problemas propios de la física newtoniana. Uno de los ejemplos más
conocidos es la tarea del péndulo.
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Lenguaje proposicional
Se trata, por tanto, de la capacidad de operar no solo directamente sobre objetos sino sobre
proposiciones verbales, es decir, sobre afirmaciones de lo que puede ser posible,
independientes de la realidad concreta.
Naturaleza combinatoria
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Para asimilar la teoría de Piaget, se puede acceder al siguiente vídeo animado que contiene
una entretenida explicación de cada una de las etapas cognitivas.
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En lo concerniente a la etapa de las operaciones formales, se ha cuestionado el momento
evolutivo en el que tiene lugar. Aunque no se ha llegado a una conclusión, sí que hay cierto
consenso científico en un aspecto: solo una minoría domina la utilización del pensamiento
hipotético-deductivo con suficiente maestría antes de los 16 años.
El mismo Piaget llegó a aceptar que el estadio del pensamiento formal tiene lugar más tarde de
lo que inicialmente había propuesto, en torno a los 15 años, y se extiende hasta los 20 (Pérez y
Navarro, 2012). Algunos autores incluso afirman que no todo el mundo alcanza este tipo de
pensamiento.
La teoría de los estadios ignora las diferencias individuales que existen entre los adolescentes y
asume que todos ellos han tenido las mismas oportunidades para desarrollarse, como, por
ejemplo, asistir a la escuela. Otras críticas tienen que ver con el hecho de que no todas las tareas
que requieren la utilización del pensamiento formal presentan el mismo nivel de complejidad, y
que dicha temática y la familiaridad del adolescente con la tarea va a repercutir en el uso o no de
este tipo de pensamiento.
Por ejemplo, un adolescente puede mostrar una gran capacidad resolviendo problemas de física,
pero tener un rendimiento mediocre en temas de informática. Uno de los aspectos que fomenta
el desarrollo del pensamiento formal es la instrucción y formación en lógica de las ciencias o
matemáticas (Martín et al., 2011).
Por último, también se ha cuestionado que la adquisición del pensamiento formal pueda
considerarse como la cúspide en cuanto a desarrollo cognitivo, pudiendo existir otros tipos de
pensamiento más elevados (Palacios et al., 2014).
Este tipo de pensamiento, llamado pensamiento posformal, está relacionado con las
interacciones entre personas y la coordinación interpersonal, más que por las interacciones con
el entorno físico (Martín et al., 2011).
El cerebro adolescente
Durante la pubertad se produce la reorganización de sinapsis que finalizarían en una mejoría de
la eficacia de circuitos nerviosos. Se va a producir un proceso de poda sináptica, lo que conlleva
una disminución de sustancia gris y un aumento de mielinización.
Este proceso va a producir un aumento en la facilidad para comunicar las distintas regiones
cerebrales corticales y subcorticales, de forma que se facilite el funcionamiento de los sistemas
morales, emocionales y cognitivos (Toro, 2010; Frith y Blakemore, 2007).
Por tanto, estamos ante un periodo de máxima sensibilidad ante las experiencias tal como se
produce en los primeros tres años de vida. Este cambio sustancial a nivel cerebral soporta el
fundamento de la teoría de Piaget con respecto a la entrada en el periodo de las operaciones
formales.
La corteza prefrontal, que es desde el punto de vista filogenético una estructura moderna, se
desarrolla en último lugar. Esta región cerebral se encarga de la atención selectiva, toma de
decisiones, planificación y de la autorregulación de la conducta humana (Goldberg, 2004), la
capacidad de controlar conductas socialmente no deseadas, así como del procesamiento de los
aspectos morales (Damasio, 2010).
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Figura 12. Córtex prefrontal en vista lateral. Imagen craneal con la zona del córtex prefrontal resaltado. Fuente:
Wikimedia.
A, B, C…
• Poda sináptica: proceso que elimina las sinapsis excesivas que se producen en los
primeros años de vida.
• Mielinización: recubrir los axones con una sustancia llamada mielina encargada de
proteger a las neuronas.
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Figura 13. Amígdala en imagen lateral. Imagen cerebral con la zona de la amígdala resaltado. Fuente: Wikimedia.
Los cambios psicológicos y cognitivos van a derivar en la configuración de una nueva persona con
unas características diferentes al niño de origen. Este paso de inestabilidad general deriva en un
proceso de autorreafirmación personal, en el cual se determinan nuevas relaciones y consolidan
otras antiguas, reconduciéndose y modificándose acorde a las situaciones que vive el adolescente.
Figura 14. Los cambios sociales en la adolescencia. Imagen de un grupo de jóvenes de espaldas que entrelazan sus
brazos por los hombros en señal de amistad y compañerismo.
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Las buenas relaciones con los compañeros se han asociado con un mejor ajuste emocional y
comportamental en el adolescente (Oliva, Parra y Sánchez-Queija, 2002). Además de los grupos
formales a los que pertenecen, los adolescentes suelen agruparse en grupos naturales que tienen
varias funciones relacionadas con su desarrollo (Sánchez-Sandoval et al., 2011):
Existe una tendencia a pensar en la influencia de los compañeros como negativa; sin embargo,
suelen ser presiones neutras o incluso positivas. La influencia de los amigos es mayor que en la
infancia, si bien no compite con la de los padres, más bien es complementaria. Los adolescentes
suelen imitar y toman como modelos a los que perciben como habilidosos y populares (Palacios
et al., 2014).
Nota
Las nuevas tecnologías son básicas en el desarrollo social del adolescente actual. Se ha
demostrado que mantener a los adolescentes apartados de las redes sociales a partir de las
cuales se ponen en contacto con sus iguales (Instagram, WhatsApp…) puede producir un
sentimiento de aislamiento social (Sánchez-Sandoval et al., 2011).
Por último, aparecen las parejas relacionadas entre sí, desintegrando la pandilla mixta. Con el
aumento del impulso sexual, comienzan a tener interés por establecer relaciones sexuales y de
pareja. Así, comienzan a tener sus primeras citas (sobre 12-13 años), lo que va a influir en el
grado de ajuste socioemocional y satisface cuatro necesidades (Furman y Wehner, 1994):
sexuales, de apego, de dar y recibir apoyo, y de afiliación.
Relaciones familiares
Durante la adolescencia se producen una serie de cambios en las dinámicas familiares, si bien
estos cambios no tienen por qué producir conflictos. Por ejemplo, los adolescentes suelen ser más
asertivos y pasar más tiempo fuera de casa. En general, la pubertad coincide con el periodo de
mayor conflictividad, a partir del cual comienza a disminuir. Esos conflictos familiares suelen
producirse debido a aspectos de la vida cotidiana (hora de volver a casa, forma de vestir…).
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Otro aspecto que influye es el cambio a una percepción más realista del adolescente con respecto
a sus padres, a los cuales ya no percibe como todopoderosos u omnisapientes. Su desarrollo
cognitivo permitirá que puedan argumentar mejor sus desavenencias. Por otro lado, la mayoría
de los adolescentes suelen tener una buena comunicación con sus padres, comentándoles los
temas que les preocupan (inclusive relaciones sexuales o drogas) (Palacios et al., 2014).
Por otro lado, los estilos educativos parentales influyen sobre las características de sus hijos/as
adolescentes (figura 15). Así, se pueden diferenciar cuatro tipos de estilos educativos (Palacios
et al., 2014):
Figura 15. Características de los hijos según estilos parentales. Fuente: Palacios et al., 2014 (adaptación)
Práctica:
El «dilema de Heinz»:
En Europa, una mujer estaba a punto de morir de un tipo especial de cáncer. Sin embargo,
existía el medicamento que los médicos pensaban que podía salvarla. Era una forma de radio
que recientemente había descubierto un farmacólogo de la misma ciudad. Resultaba caro
hacer el medicamento, pero el farmacólogo cobraba 20 000 €, es decir, diez veces el costo
del medicamento, por una dosis pequeña, que quizá le salvara la vida.
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Heinz, esposo de la mujer enferma, pidió prestado todo el dinero que pudo, unos 10 000 €,
es decir, la mitad de lo que necesitaba. Le dijo al farmacólogo que su mujer se estaba
muriendo y le pidió que le vendiera el medicamento más barato o que le permitiera pagar
después. El farmacólogo respondió: «No, yo descubrí el medicamento y voy a hacer dinero
con él». Ante esta respuesta Heinz se desesperó e irrumpió en el laboratorio para robar el
medicamento para su esposa.
Kohlberg (1927-1987) desarrolló una teoría sobre las etapas del desarrollo moral. A través
de su investigación, que consistía en la presentación de dilemas morales a grupos de niños,
adolescentes y adultos —es decir, situaciones donde no queda claro cuál es la opción éticamente
correcta o incorrecta—, llegó a la conclusión de que el desarrollo moral podía dividirse en tres
niveles. Estos, a su vez, podrían subdividirse en dos etapas u orientaciones (Woolfolk, 1999).
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Nota
Kohlberg planteaba a sus participantes dilemas como el denominado «dilema de Heinz». Con
base en dicho dilema, ¿debió Heinz haber actuado así?
Existe una serie de reglas externas que es preciso cumplir para evitar consecuencias
desagradables.
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Etapa 2. Orientación a las recompensas personales
Es la filosofía de «ojo por ojo y diente por diente». Para satisfacer ciertas necesidades es necesario
comportarse de una determinada manera y así obtener ciertos beneficios. Sin el aliciente de la
recompensa, las acciones morales pierden su atractivo.
«Ayudaré a mi hermano pequeño para que así luego mis padres me dejen jugar al
ordenador».
Hay que actuar de una determinada manera para estar a la altura de las expectativas sociales y
ser aceptado por el grupo.
«Seré amable y respetuoso con mis compañeros de clase para ganarme su confianza y
admiración».
Existe una serie de leyes absolutas e inflexibles que todas las personas deben cumplir para
favorecer el orden en la sociedad.
«Nunca hay que poner en duda los criterios del juez, siempre hay que hacer lo que él diga
porque es lo correcto».
Se entiende que las normas son meros contratos sociales entre personas. Existen muchos puntos
de vista válidos, todos respetables.
«Hay ciertas leyes en esta sociedad que han quedado obsoletas, es necesario cambiarlas
para adaptarlas a los tiempos que corren».
El razonamiento moral se basa en un razonamiento lógico y abstracto por el que se deduce que
existen unos principios universales válidos para todo el mundo.
«Existe una serie de derechos universales que todas las personas del mundo comparten.
Todos los individuos, más allá de sus características externas o situacionales, son
esencialmente iguales».
Según Kohlberg, durante los primeros años de la adolescencia se produce una transición de la
moral preconvencional a la convencional, en torno a los 10 años (Palacios et al., 2014,
p. 390).
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Como se puede observar, no es extraño que la primera etapa de la moralidad convencional esté
marcada por la necesidad de adaptarse al grupo. Durante el apartado anterior sobre el desarrollo
de la personalidad, se ha visto la importancia que va adquiriendo el grupo de iguales para
determinar la imagen que el adolescente tiene de sí mismo.
Para Kohlberg, la mayoría de las personas permanecerán en la etapa convencional y solo algunos
individuos durante el final de la adolescencia o la adultez podrán entrar en la etapa
posconvencional (Palacios et al., 2014).
Ejemplo:
Un adolescente puede tener claro que las leyes que regulan el medio ambiente son meros
contratos sociales y que es necesario luchar para cambiarlas, puesto que son insuficientes
para afrontar los restos de la sociedad moderna (lo que se denomina como «moral
posconvencional»). Sin embargo, el mismo adolescente, cuando está en clase, en cuanto
sienta que el profesor no le presta atención, aprovechará la oportunidad para hacer el
gamberro (lo que se denomina como «moral preconvencional»).
Otras objeciones exclusivas a esta teoría tienen que ver con el hecho de que este autor muchas
veces no realizó una distinción entre convencionalismos sociales y temas morales. Las
convenciones sociales son reglas implícitas que regulan ciertos comportamientos (Woolfolk,
1999). En este sentido, Turiel (1998) diferenciaba entre el campo moral (temas referentes a la
imparcialidad o a la justicia, como robar, mentir o matar) y el campo social (reglas que implican
relaciones entre personas, como ser educado o llevar ropa adecuada).
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e.moti.on
«Tu hijo está a punto de morir porque ha sido diagnosticado con una enfermedad terminal.
Existe una posibilidad de salvarlo, pero es cara y el seguro no la cubre. Desesperado, irrumpes
en el hospital con una pistola y obligas a los médicos a practicarle la intervención». Es el
argumento de la película John Q, que bien podría ser el enunciado de un dilema con el que
Kohlberg evaluaba a sus sujetos.
Ejemplo:
En una cultura, comer con las manos puede ser algo aceptable e incluso natural. En países
como España, generalmente, esto es visto como un signo de rudeza y mala educación. Sin
embargo, esto no merece muchas consideraciones éticas. Las verdaderas preocupaciones
morales giran en torno a otros temas como, por ejemplo, la violencia, el hurto o el asesinato.
Cuando Kohlberg realizó su investigación sobre moralidad, utilizó principalmente a varones como
sujetos. Por tanto, no es de extrañar que las críticas estén relacionadas con este punto. Gilligan
(1936-actualidad) propuso un modelo alternativo que diese cuenta de las diferencias de género.
Nota
«El puercoespín necesitaba una casa para el invierno y se fue a vivir con los topos. Sin
embargo, estos se dieron cuenta de que las púas les pinchaban y eran molestas. ¿Qué
deberían hacer?».
Como resultado, las niñas buscaban soluciones que respetaran y no lastimaran a ninguno de
los dos animales.
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Esto llevó a la autora a confeccionar un modelo que tuviera en cuenta las etapas de desarrollo
moral de las mujeres (véase tabla 4). Es importante destacar que este modelo no cuenta con un
apoyo científico suficiente, ya que no se han encontrado diferencias sustanciales entre hombres
y mujeres. Ambas perspectivas, la centrada en la justicia y la centrada en los demás, parecen
tener cabida en ambos géneros.
Etapa Descripción
Tabla 4. Niveles de desarrollo moral de la mujer según Gilligan. Fuente: Palacios et al., 2014, p. 488 (adaptación).
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Resumen
En esta unidad se han estudiado las características del adolescente desde el punto de vista de la
psicología del desarrollo, así como las teorías que las apoyan. Todos estos cambios que se
presentan en el adolescente componen el desarrollo por determinar un ser nuevo, dejando atrás
al niño que se era, para dar paso a un «yo» más maduro, personal; en resumen, definirse como
ser independiente con una personalidad propia.
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«Mil ochocientos millones de personas entre los 10 y los 24 años tienen el futuro del planeta
en sus manos». ¿Existe una comunicación real entre los adolescentes y sus padres? Este
vídeo servirá para reflexionar sobre la importancia del diálogo entre generaciones.
Figura 16. Adolescentes felices. Imagen de un grupo de jóvenes de espaldas que entrelazan
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Cambios biológicos
La producción de nuevas hormonas provocará una serie de cambios en el cuerpo de los niños
y las niñas. Esto, a su vez, acarreará una serie de repercusiones a nivel psicológico, a las que
el adolescente deberá enfrentarse. Su capacidad para ajustarse a la nueva situación dependerá
en gran parte del momento en que tenga lugar su maduración, el género y el apoyo de sus
seres queridos.
Cambios cognitivos
Cambios psicológicos
Se han tocado los temas del autoconcepto, la autoestima y la identidad, que, a pesar de estar
estrechamente relacionados, guardan algunas diferencias clave. La formación de una
personalidad estable por parte del adolescente está estrechamente ligada a su relación con los
iguales. El resultado que alcance durante la exploración de la identidad acarreará una serie de
consecuencias para su bienestar psicológico.
Cambios sociales
Cambios morales
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Mapa de contenidos
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Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Pérez Pérez, N. y Navarro Soria, I. (eds.). (2012). Psicología del desarrollo humano: del
nacimiento a la vejez. ECU. http://ebookcentral.proquest.com/lib/mediaui1sp/detail.action?do
cID=3205511
Bibliografía complementaria
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Psychiatry, 37, 249-258.
Barrio, R., Carcavilla, A. y Martín, M. (2006). Pubertad precoz y tardía. Información terapéutica
del Sistema Nacional de Salud, 30(4), 95-107.
Damasio, A. (2010). Y el cerebro creó al hombre. ¿Cómo pudo el cerebro generar emociones,
sentimientos, ideas y el yo? Destino.
Delgado Egido, B. (ed.). (2009). Psicología del desarrollo: desde la infancia a la vejez (vol. 2).
McGraw-Hill España. https://elibro.net/es/lc/bibliotecaui1/titulos/50174
Duke, P., Carlsmith, J. y Jennings, D. (1982). Educational correlates of early and late sexual
maturation in adolescence. Journal of Pediatrics, 100(4), 633-637.
Frisch, R. E., Gotz-Welbergen, A. V. McArthur, J. W., Albright, T., Witschi, J., Bullen, B.,
Birnholz, J., Reed, R. B. y Hermann, H. (1981). Delayed menarche and amenorrhea of college
athletes in relation to age of onset of training. Journal of American Medical Association, 246(14),
1559-1563.
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Frith, U. y Blakemore, S. J. (2007). Cómo aprende el cerebro. Las claves para la educación.
Ariel.
Martín, C., Aguilar, J., Guzmán, N. y Sánchez-Sandoval, Y. (2011). Desarrollo del pensamiento
en la adolescencia. En C. Martín y J. Navarro (coords.), Psicología para el profesorado de
Educación Secundaria y Bachillerato. Pirámide.
Oliva, A., Ríos, M., Antolín, L., Parra, Á., Hernando, Á. y Pertegal, M. Á. (2010). Más allá del
déficit: construyendo un modelo de desarrollo positivo adolescente. Infancia y Aprendizaje,
33(2), 223-234.
Urbano, C. A. y Yuni, J. A. (2014). Psicología del desarrollo: enfoques y perspectivas del curso
vital. Editorial Brujas. https://elibro.net/es/lc/bibliotecaui1/titulos/78157
Vidal-Abarca, E., García Ros, R. y Pérez González, F. (eds.). (2014). Aprendizaje y desarrollo
de la personalidad. Alianza Editorial.
Otros recursos
Aprendemos Juntos 2030. (29 de junio de 2020). El pensamiento adolescente. Javier Valverde,
pedagogo y orientador educativo. [Vídeo]. YouTube. https://youtu.be/HZXamHrMGic
Fundación FAD Juventud. Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. (s. f.).
https://www.adolescenciayjuventud.org/
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FilmAffinity. (s. f.). John Q. https://www.filmaffinity.com/es/film181581.html
RTVE. (16 de diciembre de 2012). La adolescencia nos hizo humanos. Redes. [Vídeo].
https://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-adolescencia-hizo-humanos/1615249/
TED. (1 de octubre de 2012). Amy Cuddy. El lenguaje corporal moldea nuestra identidad.
[Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Ks-_Mh1QhMc
TED. (7 de junio de 2019). How to build your confidence and spark it in others. Brittany
Packnett. [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=b5ZESpOAolU
Ted-Ed. (12 de enero de 2016). How menstruation works. Emma Bryce. [Vídeo]. YouTube.
https://youtu.be/ayzN5f3qN8g
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