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Pssicossocialess en el
ámmbitoo sannitario
Unidad 4.
4 Orgganización n de
tareaas y fuunciones
UNIDAD 4. ORGANIZACIÓN DE TAREAS Y
FUNCIONES
La actividad laboral puede resultar, satisfactoria, gratificante e interesante o
puede llegar a convertirse en un acto monótono, aburrido e ingrato.
En las tareas y funciones, se han de tener en cuenta un grupo de factores que si
no son los adecuados, pueden llegar a convertirse en desencadenantes de
trastornos para la salud de la persona (fatiga, trastornos psicofísicos, estrés...) y/o
fuente de insatisfacción laboral.
Algunos de los factores relacionados con las tareas y funciones de los puestos de
trabajo son los siguientes.
4.1 Autonomía
Bajo este factor se acogen aspectos de las condiciones de trabajo referentes a la
capacidad y posibilidad individual del trabajador para gestionar y tomar
decisiones tanto sobre aspectos de la estructuración temporal de la actividad
laboral como sobre cuestiones de procedimiento y organización del trabajo. El
método recoge estos aspectos sobre los que se proyecta la autonomía en dos
grandes bloques:
• Autonomía temporal. Se refiere a la libertad concedida al trabajador sobre
la gestión de algunos aspectos de la organización temporal de la carga de
trabajo y de los descansos, tales como la elección del ritmo, las
posibilidades de alterarlo si fuera necesario, la distribución de los
descansos durante la jornada y el disfrute del tiempo libre para atender a
cuestiones personales.
• Autonomía decisional. La autonomía decisional hace referencia a la
capacidad de un trabajador para influir en el desarrollo cotidiano de su
trabajo, que se manifiesta en la posibilidad de tomar decisiones sobre las
tareas a realizar, su distribución, la elección de procedimientos y métodos,
la resolución de incidencias, etc.
4.2 Carga de trabajo
Por carga de trabajo se entiende el nivel de demanda de trabajo a la que el
trabajador ha de hacer frente, es decir, el grado de movilización requerido para
resolver lo que exige la actividad laboral, con independencia de la naturaleza de la
carga de trabajo (cognitiva o emocional). En la carga de trabajo mental
distinguimos dos situaciones:
• Sobrecarga de trabajo: Se genera cuando el volumen de trabajo, la
complejidad de la tarea y el tiempo disponible para realizarla, están por
encima de la capacidad del trabajador para responder a la tarea.
• Subcarga de trabajo: Se genera cuando el volumen de trabajo está muy por
debajo del necesario para mantener el mínimo nivel de activación en el
trabajador o la tarea no implica ningún compromiso mental resultando
para el trabajador insuficiente y produciéndole rechazo, y estados similares
a la fatiga.
En el ámbito sanitario, el trabajo hospitalario supone la aplicación de unos
conocimientos científicos y técnicos, en unas condiciones que pueden-conducir a
situaciones de sobrecarga y, consecuentemente, a alteraciones patológicas. En
este caso la carga mental viene determinada por la necesidad de dar respuesta
inmediata a informaciones complejas, numerosas y constantemente diferentes.
No es necesario resaltar la complejidad de los datos médicos, es suficiente
resaltar la complejidad de los conocimientos que entran en juego, y el hecho de
que cada uno no tiene sentido por sí solo, sino en relación al conjunto de datos. El
desarrollo de la tarea en este sector de actividad implica el mantenimiento
constante de un nivel de atención bastante elevado.
La información, además, es fluctuante: cada enfermo sigue un proceso de
evolución distinto, por lo que la interpretación de variables debe adaptase en
cada caso. Consecuentemente, lo mismo ocurre con las decisiones: no se puede
tener un patrón de respuesta pues en cada caso, según las circunstancias
individuales, deberá seguirse un tratamiento u otro.
Por otra parte, si consideramos como factor interviniente en la aparición de la
carga mental las consecuencias de las decisiones que se toman, y por tanto de los
posibles errores, es evidente que en el trabajo hospitalario esta variable
interviene de manera decisiva por la responsabilidad que los trabajadores tienen
sobre la salud de los enfermos.
A este proceso de tratamiento de información se añaden otros factores que, si
bien no son generadores directos de carga mental, sí inciden en su desarrollo:
• Existencia de situaciones de incertidumbre: a menudo la información de la
que se dispone no es suficiente para decidir qué acción debe
emprenderse.
• Existencia de presiones temporales: la evolución de los enfermos exige
tener que decidir, en un momento dado, entre varias posibilidades lo que
supone una toma de decisión rápida.
• El tipo de pacientes que se tratan: por un lado podemos considerar la
autonomía de los enfermos, considerada ésta como el grado de
dependencia de los demás.
• La gravedad de los enfermos, relacionada con la edad de los mismos: no es
lo mismo tratar a enfermos crónicos o termínales que a enfermos de
menor gravedad, y además si los primeros son jóvenes la carga de trabajo
es mayor.
• El trato con pacientes y familiares: supone un trabajo de atención al
público, en el que a menudo se reciben agresiones de tipo verbal
llegándose en ocasiones a la agresión física.
A todo ello hay que añadir, además, la creciente aplicación de las nuevas
tecnologías, que pueden imponer graves exigencias a la capacidad humana para
procesar la información. Estas tecnologías implican a menudo la recogida e
integración rápida de información y las demandas pueden acercarse mucho e
incluso sobrepasar la capacidad de respuesta del trabajador.
Merece especial atención, a este respecto, el trabajo en unidades de vigilancia
intensiva, que algunos autores comparan con las salas de control industrial en
cuanto a la complejidad de la información a tratar, pues en ambos casos debe
interpretarse a partir de una serie de señales o códigos que llegan a través de los
monitores.
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del trabajo (ver cuadro 1). Esta tensión es variable según las características
individuales y, por la activación que conlleva, puede facilitar la realización de la
tarea; sin embargo, también puede tener efectos perjudiciales en otras ocasiones,
por ejemplo: cuando se alcanzan estados de fatiga mental y estados similares por
monotonía, hipovigilancia o saturación; por último, entre otros efectos posibles,
cabe mencionar el efecto de preparación o de entrenamiento para la tarea.
Cuadro 1. Esquema de factores que configuran la carga mental y sus efectos
El desempeño de tareas o actividades muy largas, uniformes o repetitivas puede
comportar somnolencia, disminución de la capacidad de reacción y, en definitiva,
un estado de activación reducida, de lenta evolución, que se traduce en
fluctuaciones en el rendimiento, así como en una desagradable sensación
personal de monotonía; ésta, se etiqueta como hipovigilancia si se deriva de la
realización de tareas de vigilancia, especialmente de actividades de detección muy
poco variadas. El estado de saturación mental de la persona se puede presentar
en tareas o situaciones de trabajo repetitivas en las que se tiene la sensación de
estancamiento, de que no se avanza nada o de que no conducen a nada; se
caracteriza por inestabilidad nerviosa (desequilibrio), fuerte rechazo emocional de
la situación o tarea repetitiva y otros síntomas adicionales como: cólera o enojo,
disminución del rendimiento y/o sentimientos de fatiga e inclinación a renunciar,
a retirarse. La saturación se diferencia de la sensación de monotonía y de la
hipovigilancia porque el nivel de activación de la persona es invariable o creciente
y está asociado a emociones negativas.
4.3 Demandas psicológicas
Las demandas psicológicas se refieren a la naturaleza de las distintas exigencias a
las que se ha de hacer frente en el trabajo. Tales demandas suelen ser de
naturaleza cognitiva y de naturaleza emocional.
Las exigencias cognitivas se definen según el grado de movilización y de esfuerzo
intelectual al que debe hacer frente el trabajador en el desempeño de sus tareas
(procesamiento de información del entorno o del sistema de trabajo a partir de
conocimientos previos, actividades de memorización y recuperación de
información de la memoria, de razonamiento y búsqueda de soluciones, etc.). De
esta forma, el sistema cognitivo se ve comprometido, en mayor o menor medida,
en función de las exigencias del trabajo en cuanto a la demanda de manejo de
información y conocimiento, demandas de planificación, toma de iniciativas, etc.
Se producen exigencias emocionales en aquellas situaciones en las que el
desempeño de la tarea conlleva un esfuerzo que afecta a las emociones que el
trabajador puede sentir. Con carácter general, tal esfuerzo va dirigido a reprimir
los sentimientos o emociones y a mantener la compostura para dar respuesta a
las demandas del trabajo, por ejemplo, en el caso de trato con pacientes, clientes,
etc.
Las exigencias emocionales o también llamado trabajo emocional es una de las
principales características de muchos puestos del ámbito sanitario.
Rotación de puestos
Las razones que pueden justificar la opción de rotar de puesto de trabajo son muy
variadas: la seguridad de equipos y personas; la imposibilidad momentánea de
suprimir o modificar cierta tarea tediosa o pesada, repartir la fatiga que puede
producir el desempeño de las tareas de determinado puesto; una mayor
motivación del personal, etc. La rotación de puestos y la ampliación de tareas son
dos modificaciones de tipo organizativo que se adoptan como forma de
prevención de algunas patologías relacionadas con movimientos repetitivos
(tenosinovitis, epicondilitis, síndrome del túnel carpiano, ... ), siempre y cuando
impliquen un cambio real de los movimientos que se realizan y no se someta a las
personas a otros factores de riesgo (por ejemplo: vibraciones) que puedan
ocasionar patologías similares.
Este sistema de organización del trabajo comprende a varios trabajadores que se
intercambian sus puestos de trabajo periódicamente. El intervalo de tiempo que
se permanece en un mismo puesto o en una misma tarea puede oscilar desde
menos de una jornada de trabajo hasta varios meses. En cualquier caso, conviene
que los propios interesados participen en esta iniciativa de cambio y aporten su
parecer respecto al intervalo de rotación.
Ampliación
La escasa variedad de tareas y las tareas de poco contenido pueden despertar
sentimientos de monotonía y aburrimiento. Distintos estudios señalan que las
personas suelen manifestar mayor satisfacción en el trabajo cuando éste aglutina
tareas diversas y de una complejidad manejable, que sea acorde con los
conocimientos y las destrezas de la persona. Sin embargo, cuando el trabajo es
repetitivo, rutinario, poco variado y no permite la aplicación de conocimientos, la
toma de decisiones y cierto grado de responsabilidad sobre ellas se traduce en
una menor satisfacción laboral de la persona. La realización del trabajo debe
representar un desafío tolerable para la persona (que no sea excesivo, ni muy
escaso).
Los puestos de trabajo que pueden ser objeto de un programa de ampliación de
su contenido deben ser similares entre sí desde el punto de vista cualitativo. La
ampliación supone una redistribución de las tareas entre tales puestos, de
manera que en cada uno de ellos sea mayor la variedad de tareas, sin que ello
comporte un aumento de la carga de trabajo desde el punto de vista cuantitativo.
Enriquecimiento de puestos
El enfoque del enriquecimiento del contenido del puesto de trabajo pretende
simultanear dos objetivos. Por un lado, aumentar la eficacia de la organización del
trabajo y, por otro, conferir a los puestos de trabajo un contenido tal, que resulte
estimulante para la persona.
El enriquecimiento del contenido de un puesto de trabajo se basa en el abandono
de la idea de la división tradicional del trabajo y, así, se extienden al puesto de
trabajo aspectos relativos a la elección del método de trabajo, a la organización
del ritmo, etc. Con ello se pretende no sólo aliviar la posible monotonía generada
por la repetición de tareas simples, sino también enriquecer el contexto de la
tarea y facilitar la identificación del trabajador con aquello que realiza y de lo que
se le hace responsable, su participación y su implicación en el trabajo. Para ello, se
integran las tareas parciales en un conjunto coherente, con sentido, y se propicia
el ejercicio y desarrollo de algunas aptitudes humanas de mayor cualificación
(visión global, iniciativa, responsabilidad, etc.).
Mientras que la ampliación del contenido de un puesto de trabajo se traduce en
una mayor heterogeneidad de tareas, en el enriquecimiento del contenido la
heterogeneidad es más bien de funciones. Sin embargo, esta distinción no se
acompaña de ningún tipo de juicio de valor respecto a la idoneidad de una sobre
la otra.
4.5 Desempeño de rol
En una organización, el «rol» o «papel» de cada uno sería un conjunto de
expectativas de conducta asociadas con su puesto, un patrón de comportamiento
que se espera de quien desempeñe cada puesto, con cierta independencia de la
persona que sea.
A este conjunto de expectativas propias y ajenas acerca del patrón de conductas
apropiado al puesto que se ocupa, también se le denomina rol, por afinidad con el
teatro, donde se llamaba así al papel (físicamente era un rollo de pergamino) que
se asignaba a cada actor o actriz para interpretarlo y que estaba determinando
qué tipo de conductas se esperaban de estos actores o actrices durante la
representación. La idea que conlleva el concepto de rol es que hay conductas que
se adscriben a determinadas posiciones en sí, no importa quién las ocupe.
Una persona a lo largo de su vida desempeña, en distintos grupos sociales,
diferentes roles y, además, algunos de ellos de forma simultánea. Así, se pueden
desempeñar al mismo tiempo los roles de hijo/a, padre/ madre, hermano/a, etc.,
en la familia, y los roles de jefe/ a, subordinándo/a, compañero/a, director/a,
consultor/a, especialista, administrativo/a, etc., en el mundo del trabajo.
El papel que cada individuo debe desempeñar en el mundo laboral representa, en
general, la forma en que se espera que se realice el trabajo. Suele estar
configurado conjuntamente por el propio trabajador o trabajadora, por las
personas que desempeñan ese mismo papel y por las terceras personas cuyos
roles interactúan con el del trabajador o trabajadora. El papel de cada persona se
integra en el conjunto de la empresa y, en ella, los distintos papeles existen unos
en función de otros. Cada papel está relacionado con los de los demás y se refiere
no sólo al trabajo que ha de realizarse, sino también al estilo de comportamiento
y de relación con otras personas, las actitudes y, en ocasiones, al estilo de vida
fuera de la empresa (ver cuadro 1).
Cuadro 1: Aspectos sobre los que influye el rol y determinantes del rol
Cuando una persona entra a formar parte de una organización, ocupará un
puesto en la misma en función del trabajo que vaya a realizar. Esta persona tiene
sus propias ideas acerca del papel o rol que debe desempeñar en su puesto.
También, otras personas de la organización, o relacionadas con ella, tienen sus
propias expectativas acerca del papel o rol que aquella persona debe
desempeñar. Tales expectativas pueden expresarse de modo más o menos
explícito y concreto. Alguien recién incorporado, poco a poco, va haciéndose una
idea de lo que se espera de él y pueden originarse diferentes situaciones.
Una situación deseable se produciría cuando la persona percibe concordancia
entre las expectativas de la organización y las suyas propias acerca del rol que
debe jugar, su papel está claramente configurado y es asumido por todos. Pero
cuando la persona percibe divergencias entre ellas, se podría hablar de una
situación de «conflicto de rol». Una tercera situación es la de «ambigüedad de
rol», que se produce cuando la persona percibe indefinición respecto al rol que
debe jugar y tiene una imagen confusa del mismo. Esto puede deberse a que las
expectativas que los demás tienen están poco claras, poco o mal explicitadas y/o
presentan amplios márgenes de incertidumbre.
Las situaciones de ambigüedad y de conflicto de rol en el trabajo repercuten
negativamente en el bienestar psicológico. Se las considera como fuentes de
tensión para la persona que así las vive y se incluyen entre las dimensiones
subjetivas que contribuyen al estrés en el trabajo, junto con la carga de trabajo, la
responsabilidad sobre personas y cosas, las relaciones interpersonales, el grado
de control y de participación, la inseguridad en el empleo, etc.
Ambigüedad de rol
La persona con ambigüedad de rol vive en la incertidumbre, no sabe qué se
espera de ella, es decir, no tiene configurado con claridad cuál es su rol en la
empresa. La ambigüedad de rol se refiere a la situación que vive la persona
cuando no tiene suficientes puntos de referencia para desempeñar su labor o
bien éstos no son adecuados. En definitiva, dispone de una información
inadecuada para hacerse una idea clara del rol que se le asigna, bien por ser
incompleta, bien por ser interpretable de varias maneras, o bien por ser muy
cambiante. Tal información debería tratar sobre el propósito u objetivos de su
trabajo, su autoridad y sus responsabilidades, su estilo de relación y
comunicación con los demás, etc. La ambigüedad de rol en el trabajo es una
importante fuente de estrés para los trabajadores.
Como ya se ha indicado anteriormente, en la configuración del rol interviene el
propio interesado. Éste tiene una imagen de su rol, de las actitudes, opiniones y
conductas que considera pertinentes a la posición que ocupa y que posibilitarían
su desempeño. Las aportaciones de esta imagen a la configuración del rol, lo
impregnan con ciertas características o rasgos de la propia personalidad del actor
(se diría que «personalizan» el rol). Las consecuencias de estas aportaciones
pueden ser favorables o no, tanto para quien ha de jugar el rol como para los que
juegan roles conexos.
Por ejemplo, cuando no está claro qué tipo de relación (de subordinado, de igual,
etc.) debe mantenerse con otras personas de puestos jerárquicamente superiores
y de departamentos diferentes al propio, uno podría intentar estructurarlas de
acuerdo con su estilo personal. Si éste suele ser el tratar con los demás en
términos de igualdad, puede que cuando se comunique con estas personas lo
haga en estos términos y según sea la reacción que perciba en su interlocutor de
aceptación o rechazo, mantendrá o modificará, respectivamente, su estilo de
comunicación. También puede ocurrir que sea su interlocutor quien modifique el
estilo de comunicación pero, en todo caso, se irá despejando una incógnita en su
rol, que es, en este ejemplo, el tipo de relación-comunicación que se mantiene
con otros puestos del sistema de roles en que se actúa.
Conflicto de rol
Se produce cuando hay demandas, exigencias en el trabajo que son entre sí
incongruentes o incompatibles para realizar el trabajo.
Se ha demostrado que el conflicto de rol está relacionado con la insatisfacción,
disminución de la implicación con el trabajo y deterioro del rendimiento. Entre los
trabajadores industriales sometidos a algún conflicto de roles se ha encontrado
una mayor tensión a causa del trabajo, menor satisfacción con él y menor
confianza en la organización.
La situación de conflicto de rol puede originarse de diversas formas. Se entiende
que una persona sufrirá un conflicto de rol si percibe que una o más personas o
grupos de la organización, con quienes está vinculada (dentro de un sistema de
roles), tienen expectativas divergentes sobre qué ha de hacer y/o cómo ha de
conducirse, que son incompatibles o incongruentes entre sí o bien con la
realización del trabajo.
Por ejemplo, un mando intermedio puede vivir una situación de conflicto de rol
cuando está sometido a exigencias divergentes por parte de sus directivos
(cumplimiento estricto de los objetivos y plazos marcados) y de sus subordinados
(elasticidad en los plazos, que no se les presione, etc.). Una persona que ocupe un
puesto en una planta de hospitalización puede recibir demandas incompatibles
entre sí, por ejemplo, cuando la dirección lanza mensajes acerca de la gran
importancia que concede al respeto de los métodos de trabajo para garantizar la
seguridad de todos y, por otra parte, se le pide un rendimiento que para
conseguirlo deba contravenir los procedimientos y métodos de trabajo seguros.
En ocasiones, las exigencias legítimas que se reciben desde distintos puestos de
un mismo sistema o red de roles son imposibles de cumplir dentro del margen de
tiempo de que se dispone y la persona se encuentra en la tesitura de priorizar sin
tener un criterio adecuado en el que apoyarse para ello. Esto puede vivirse como
una situación de conflicto. La persona puede tener problemas para organizar
jerárquicamente las demandas legítimas que se le plantean o bien un dilema
entre hacerlo todo, en detrimento de la calidad, o hacer lo que pueda con los
niveles de calidad adecuados.
También puede producirse una situación que la persona vive como un conflicto
de rol, cuando percibe que el rol que debe desempeñar comprende actividades y
conductas que no quiere realizar, bien porque considere que no se ajustan a lo
que entiende que es su rol, bien porque las considere inútiles y sin contenido, o
bien porque vayan en contra de su sistema de creencias y valores. Un ejemplo del
primer caso se encontraría en la persona a la que se le pide que se encargue de
asuntos que no guardan relación alguna con la actividad y objetivos de la
empresa, sino con temas personales de alguien y está convencida de que ello no
forma parte de sus obligaciones laborales. Ejemplo del segundo caso, sería la
persona que tiene que realizar actividades que considera vacías, sin significado
alguno. El tercer caso se encontraría en la persona que recibe instrucciones de
mentir en alguna ocasión y, ello contraviene su sistema de valores, o la persona
que tiene convicciones ecologistas, de defensa de la vida y del ambiente y trabaja
en una empresa que a veces realiza vertidos incontrolados de residuos
peligrosos.
En general, las personas buscan desempeñar roles congruentes con su sistema
de creencias y valores. Cuando no se consigue, pueden surgir conflictos
personales y situaciones que son vividas como fuente de gran tensión para la
persona, la cual las soporta con un gran coste emocional, por tener que pasar por
encima de su sistema de valores, ya que el cambio de trabajo no resulta sencillo
dada la situación del mercado laboral.