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Resumen
El Proyecto de Ley de Contratos del Sector Público regula un nuevo contrato de colaboración público privada que
complementa las fórmulas de colaboración ya existentes en el ordenamiento jurídico como las concesiones. No esta
blece reglas para la colaboración público privada institucional. Trata de cubrir un vació legal y permitir una gestión
más flexible del riesgo y la financiación, particularmente en proyectos de I+D+i para obtener productos no existen
tes en el mercado, aunque estas posibilidades se hacen extensivas a otro tipo de contratos. Se adjudican a través de un
nuevo procedimiento el diálogo competitivo reservado para contratos especialmente complejos pero que garantiza
adecuadamente la transparencia y competencia.
Palabras clave: Colaboración público privada, Concesiones, Flexibilidad en la colaboración, Riesgo del contrato y
Diálogo competitivo.
1. Introducción
En el momento de redactar estas líneas el proyecto de Ley de Contratos del Sector Pú
blico se encuentra en tramitación en las Cortes. Se requiere, pues, una cierta osadía para
abordar el análisis de una de las novedades que ha recabado la atención de los especialistas
en los estados iniciales de preparación y difusión del proyecto: la regulación del contrato de
colaboración público privada. Sin duda la activación de esta figura que exige la incorpora
ción de elementos inéditos en la configuración legal de la contratación pública en España va
a ser objeto de un riguroso escrutinio en su andadura por las Cámaras que puede conducir a
alterar su contenido de forma significativa o a modular una alternativa a esta fórmula con
tractual que se aleje de la descripción y valoraciones que a continuación se realizan.
Esta provisionalidad en la construcción del modelo de contrato de colaboración públi
co-privada —aprobado, en la configuración que este artículo discute, por el Gobierno pero
sin que por ahora cuente con el refrendo parlamentario que cristalizaría de forma definitiva
esta figura— comporta el riesgo, menor para el autor de estas líneas, pero más acusado para
sus editores y lectores de dedicar sus esfuerzos a publicar o conocer un material de arqueolo
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gía legal de escaso interés práctico, que quedaría circunscrito a la exposición de los funda
mentos y antecedentes que inspiraron las soluciones incorporadas al proyecto de Ley.
derando, junto a los importantes efectos económicos positivos, los costes (seguro de cambio,
gastos fiscales e impacto de los peajes) que la construcción de estas infraestructuras ha pro
yectado sobre varias generaciones de contribuyentes y usuarios.
Así pues, el vacío que la Ley de Contratos del Sector Público pretende colmatar no se
localiza en sus aspectos sustantivos en el ámbito de las concesiones de obras públicas o de
gestión de servicio público que disponen desde hace tiempo —como se discutirá con más ex
tensión— de fórmulas específicas de colaboración público privada sino más bien en la au
sencia de previsiones para abordar el desarrollo contractual de proyectos de resultado difuso
y difícil definición previa, que ligados a los procesos de I+D+i o al mantenimiento proactivo
de instalaciones complejas, tenían difícil encaje en la configuración legal de la contratación
que obligaría al empresario a asumir plenamente el riesgo de desarrollo de un proyecto para
la Administración, en condiciones que difícilmente serían aceptadas por el mercado, o no
permiten estimular mediante incrementos en el precio del contrato la obtención de resultados
económicamente significativos que redunden, una vez consolidados los gastos directos y las
reducciones de gastos o incremento de ingresos obtenidos, en un mejor resultado económico
para la Administración.
No obstante, la construcción de este instrumento legal no se ha limitado a contemplar
este único tipo de contratos sino que se ha soportado en una arquitectura flexible capaz de
adecuarse a diferentes modelos de contratos dentro de la amplia tipología susceptible de ser
comprendida en las definiciones generales del artículo 11 del Proyecto de Ley.
Merece la pena dedicar unas líneas a explicitar —aunque del contexto presupuestario
puede deducirse fácilmente— la ausencia directa de motivaciones asociadas a lo que se ha
llamado «ingeniería financiera» concebida para influir en el cómputo de los agregados que
configuran el saldo financiero de las Administraciones Públicas, en la introducción de la fi
gura contractual que estamos comentando. Baste observar casi simultáneamente a la aproba
ción por el Gobierno del proyecto de Ley, que el escenario donde se estaban formulando los
Presupuestos Generales del Estado para 2007 se construía sobre el dato de su superávit efec
tivo en las cuentas de las Administraciones Públicas del ejercicio 2005 (el primero de la de
mocracia) y con una prospectiva de mejora de este saldo, en ejercicios posteriores.
Estas circunstancias ponen de manifiesto la capacidad de las Administraciones Públi
cas para abordar en la actualidad, como capitalistas, proyectos de gran envergadura financie
ra y, por tanto, no considerar como un elemento esencial de las decisiones del Gobierno el
construir un mecanismo de diferimiento del déficit público.
Pero además, es necesario poner de manifiesto que el proyecto de Ley se elabora, desde
el conocimiento de la decisión de Eurostat de febrero de 2004, sobre el tratamiento de la co
laboración público privada.
Sin entrar a analizar en detalle esta decisión, desarrollada e integrada en el manual para
el cálculo del déficit y la deuda, es obvio que limita la discrecionalidad del tratamiento con
El marco legal de la colaboración público-privada en el proyecto de ley de contratos del sector público 15
table de los activos generados en un contrato de colaboración, que deberán ser integrados en
el balance de las Administraciones y computarse íntegramente en el cálculo de la capacidad
o necesidad de financiación, cuando el socio público soporte el riesgo de la construcción y
alguno de los dos riesgos de disponibilidad o de demanda.
Por lo tanto, es fácil deducir que las consideraciones relativas a utilizar este mecanismo
para permitir niveles superiores de gasto público sin impacto inmediato en el déficit no han
sido decisivas a la hora de configurar el contrato de colaboración que, sin embargo, sí incor
pora elementos que permiten introducir, en la elección o repudio de este tipo de contratos
para afrontar un proyecto, evaluaciones precisas sobre el impacto previsto en las cuentas pú
blicas de la alternativa retenida.
En este sentido, la preocupación que la Comisión Europea expresaba en su Comunica
ción de 2003 sobre finanzas públicas en la UEM «existe el riesgo de que la utilización de las
asociaciones público privadas esté únicamente motivada por la voluntad de «sacar» los gas
tos de capital de los presupuestos públicos a fin de evitar las restricciones presupuestarias»
no puede proyectarse sobre las soluciones del proyecto de Ley que está enfocado, más bien, a
explotar «el sólido fundamento microeconómico, en la medida en que lleva a un aumento en
la eficiencia sin poner en peligro el logro de los objetivos públicos» que la misma Comunica
ción atribuye a las prácticas de colaboración.
tos y la correlativa necesidad de atenerse a los principios generales que del Tratado CE se de
ducen para licitar contratos públicos no sujetos específicamente a las Directivas; todo ello
sin perjuicio de estimular la concurrencia y cooperación más amplia de la iniciativa privada
en los procesos de cobertura de estas necesidades públicas.
Por lo tanto, desde la óptica comunitaria estas fórmulas de colaboración que no tienen
cómoda acogida en las Directivas son, sin embargo, susceptibles de operar como contratos
públicos y este rasgo esencial es el que debe determinar su adjudicación y sus características.
En consecuencia, el proyecto de Ley parte de asunción de la inserción de estos contra
tos en el ámbito de la obtención de bienes y servicios públicos derivada del despliegue de de
cisiones de los poderes públicos; coherentemente con las percepciones expuestas por la Co
misión Europea en el Libro Verde sobre colaboración público privada y el derecho
comunitario en materia de contratación pública y concesiones (2004), y su consecuencia:
Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico de
las regiones sobre colaboración público privada y derecho comunitario en materia de contra
tación pública y concesiones, de 15 de noviembre de 2005, al tiempo que incorpora una de
nominación que sugiere el mayor compromiso financiero y de gestión del sector privado en
este tipo de contratos de naturaleza pública; manteniendo, sin embargo, la terminología tra
dicional referida a las fórmulas de colaboración consolidadas históricamente en nuestro or
denamiento.
El motivo determinante para la elaboración del proyecto de Ley de Contratos del Sector
Público es la necesidad de trasponer la Directiva 2004/18/CE, sobre coordinación de los pro
cedimientos de adjudicación de los contratos públicos de obras, suministros y servicios. Por
lo tanto, parece razonable analizar —con ayuda de los textos de la Directiva y las considera
ciones contenidas en el Libro Verde y la Comunicación mencionados en el epígrafe ante
rior— la superestructura que el derecho comunitario define y dentro de la cuál debería de
senvolverse la regulación nacional. Advirtiendo, no obstante, la escasa concreción que estos
textos aportan como ayuda a iniciativas legislativas nacionales debido, sin duda, a la dificul
tad de las sucesivas familias de Directivas sobre contratos públicos para armonizar los proce
dimientos de adjudicación de concesiones donde persiste un ámbito de autonomía muy signi
ficativo de las autoridades nacionales para desarrollar las regulaciones pertinentes dentro de
las coordenadas generales que se deducen de la aplicación del Tratado CE.
configurar una colaboración público privada institucional, aportan un marco conceptual, jun
to a los principios mencionados, que supondrá un avance sensible en la precisión del enfoque
para abordar el establecimiento de este tipo de relaciones de colaboración y para interpretar
las cuestiones que se susciten durante su ejecución.
gor futuro de la regulación comunitaria, que por otro lado no es previsible en esta
materia.
Las propuestas del Proyecto de Ley para configurar un nuevo contrato, que surgen del
escenario esbozado en las páginas anteriores, operan —como en los otros contratos típicos—
con referencia a la regulación común, por un lado, y en normas específicas por otro lado.
A los efectos de facilitar el seguimiento de las consideraciones posteriores, y de omitir
las citas de artículos y sus reiteraciones, el lector puede encontrar un anexo a este texto don
de se identifican los artículos más relevantes del Proyecto que afectan de forma singular al
contrato de colaboración público privada.
La consideración de los mismos —y en su lectura conjunta con el resto de los preceptos
del Proyecto de Ley— permite abordar un análisis preliminar de los rasgos esenciales del
contrato que subyacen en la estructura del Anteproyecto, evitando que las líneas que siguen
se vean obligadas a constituir un conjunto de escolios de los artículos pertinentes.
mientos ordinarios de contratación, para que esta flexibilidad se utilice cuando su necesidad
debidamente contrastada represente la mejor solución de las posibles.
Aunque de forma muy sintética el juego elemental de la nueva figura contractual queda
explicado con las consideraciones anteriores, es conveniente abordar con un mínimo de deta
lle algunos aspectos que se han planteado como puntos oscuros del Proyecto, o cuya dimen
sión no se deduce en todos sus matices de la simple lectura del articulado.
Como se advertía a principio de estas páginas existen varias fórmulas contractuales sus
ceptibles de ser consideradas contratos de colaboración. El Proyecto de Ley, sin embargo, re
serva esta terminología para un tipo de contratos cuya regulación organiza en los preceptos
enunciados. Estos contratos se consideran explícitamente desde el texto legal como contratos
de carácter administrativo. El razonamiento que inspira esta determinación se basa en la pre
tensión de la Administración contratante de operar a través de las potestades que la Ley reco
noce fundamentalmente a la hora de interpretar y modificar los contratos administrativos,
como lógica contrapartida ante el mayor riesgo que aquella asume durante la ejecución de
estos contratos. Se trata de evitar, mediante la utilización de esta fórmula, que la aplicación
del criterio de absorción por la prestación de mayor importancia económica (artículo 12 del
Proyecto) pudiera dar lugar en estos contratos —que presumiblemente van a estar configura
dos por prestaciones complejas— a que se les atribuyera una naturaleza privada si incorpo
ran prestaciones conceptual y legalmente asimilables a contratos privados: patrimoniales,
servicios financieros, etc., cuya cuantía económica exceda la de la prestación que se pretende
obtener.
Esto no obsta y así lo sugiere la exposición de motivos (IV.1) para que entidades sujetas
a la Ley pero que operan en régimen de derecho privado puedan utilizar esta figura de con
tratación mediante su incorporación a instrucciones internas de contratación si lo estiman
conveniente y sujetándola a reglas determinadas según el principio de libertad de pactos. A
estos efectos es necesario tener en cuenta que la prohibición de pago aplazado (Art. 75.7) no
se aplica a las entidades que operan en régimen de derecho privado y el artículo 199 que esta
blece el principio de riesgo y ventura del empresario en la ejecución de los contratos admi
nistrativos tampoco es de aplicación a estas entidades. Desde el punto de vista procedimental
la tramitación de contratos de esta naturaleza por agentes públicos que no tengan la conside
ración de Administraciones Públicas no estará sujeta a las reglas específicas establecidas
para estos contratos cuando vayan a ser celebrados por entidades que tengan el carácter de
Administraciones. Por lo tanto, los operadores públicos que deseen celebrarlos deberán iden
tificar el tipo del contrato en que se situarían teniendo en cuenta la regla de absorción del ar
tículo 12 del proyecto, verificar si su cuantía los sujeta a regulación armonizada y en este
caso, aplicar esta regulación hasta la adjudicación. Si no están sujetos a dicha regulación de
berían aplicar las reglas internas de que se hayan dotado para garantizar el cumplimiento de
los principios de la Ley.
El marco legal de la colaboración público-privada en el proyecto de ley de contratos del sector público 21
Sin embargo, debe quedar claro que este contrato no será el regulado en la Ley, que es
de naturaleza administrativa y celebrado por una Administración Pública.
De hecho, en la discusión del anterior punto 4.5 se ha anticipado la solución a este inte
rrogante. Pero dada la proximidad de estas figuras, conviene efectuar dos precisiones.
La concesión de obra pública no podría articularse de forma distinta al contrato típico
previsto para este supuesto si la contraprestación por la realización de la obra consistiera to
tal o parcialmente en el derecho a explotar directamente la obra. Para que exista colaboración
público privada debe estipularse un precio eventualmente modulable y vinculado a objeti
vos.
Así pues, podría encajarse en esta fórmula de colaboración un contrato basado en el
«peaje en la sombra» que también fuera posible concebir bajo la técnica de concesión de
obra pública.
Si la prestación principal de un contrato de colaboración se asimila a una concesión, la
Ley permitiría (Art. 290) extender la duración de 20 años a la prevista expresamente para las
concesiones de 40 años. Por lo tanto, desde este punto de vista no existiría diferencia alguna
entre uno y otro contrato.
Por lo tanto, la única peculiaridad diferenciadora del contrato de colaboración con una
concesión basada en una retribución pactada sería la referida al reparto de riesgo que podría
formularse de manera más abierta en el contrato de colaboración.
5. Conclusión
De forma un tanto apresurada y provisional se han esbozado las líneas que el Proyecto
de Ley de Contratos del Sector Público incorpora para complementar las fórmulas de colabo
ración público privada existentes en nuestro ordenamiento. El texto del Proyecto es suficien
te para articular el nuevo tipo de contrato aunque quedará, obviamente, el recurso al desarro
llo reglamentario para precisar algunos elementos que deban ser complementados.
Abstract
The Public Contracts Bill regulates a new public private partnership contract that complements the existing ways of
collaboration in the Spanish legislation, such as concessions. It does not establish rules for the public private institu
tional partnership. It tries to cover a legal gap and allows a more flexible management of risk and financing, espe
cially for projects of R+D for obtaining products that do not exist on the market, although these possibilities can be
extended to other types of contracts. They are awarded by a new process, the competitive dialogue, reserved for es
pecially complex contracts that suitably guarantee competition and transparency.
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ANEXO
porte que deba satisfacerse en esa moneda, y se incluirá una estimación en euros del importe
total del contrato.
7. Se prohíbe el pago aplazado del precio en los contratos de las Administraciones
Públicas, excepto en los supuestos en que el sistema de pago se establezca mediante la moda
lidad de arrendamiento financiero o de arrendamiento con opción de compra, así como en los
casos en que esta u otra Ley lo autorice expresamente.
Artículo 118. Evaluación previa.
1. Con carácter previo a la iniciación de un expediente de contrato de colaboración
entre el sector público y el sector privado, la Administración contratante deberá elaborar un
documento de evaluación en que se ponga de manifiesto que, habida cuenta de la compleji
dad del contrato, la Administración no está en condiciones de definir, con carácter previo a la
licitación, los medios técnicos necesarios para alcanzar los objetivos proyectados o de esta
blecer los mecanismos jurídicos y financieros para llevar a cabo el contrato, y se efectúe un
análisis comparativo con formas alternativas de contratación que justifiquen en términos de
obtención de mayor valor por precio, de coste global, de eficacia o de imputación de riesgos,
los motivos de carácter jurídico, económico, administrativo y financiero que recomienden la
adopción de esta fórmula de contratación.
2. La evaluación a que se refiere el apartado anterior podrá justificar la elección de
esta fórmula de contratación en la concurrencia de razones de urgencia no imputables a la
Administración contratante que aconsejen utilizar el contrato de colaboración entre el sector
público y el sector privado para atender las necesidades públicas. En este supuesto la evalua
ción se realizará de forma sucinta.
3. La evaluación será realizada por un órgano colegiado donde se integren expertos
con cualificación suficiente en la materia sobre la que verse el contrato.
Artículo 119. Programa funcional.
El órgano de contratación, a la vista de los resultados de la evaluación a que se refiere el
artículo anterior, elaborará un programa funcional que contendrá los elementos básicos que
informarán el diálogo con los contratistas y que se incluirá en el documento descriptivo del
contrato. Particularmente, se identificará en el programa funcional la naturaleza y dimensión
de las necesidades a satisfacer, los elementos jurídicos, técnicos o económicos mínimos que
deben incluir necesariamente las ofertas para ser admitidas al diálogo competitivo, y los cri
terios de adjudicación del contrato.
Artículo 120. Clausulado del contrato.
Los contratos de colaboración entre el sector público y el sector privado deberán incluir
necesariamente, además de las cláusulas relativas a los extremos previstos en el artículo 26,
estipulaciones referidas a los siguientes aspectos:
a) Identificación de las prestaciones principales que constituyen su objeto, que condi
cionarán el régimen sustantivo aplicable al contrato, de conformidad con lo previs
to en la letra m) de este artículo y en el artículo 289.
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