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- Concesión Administrativa.
Para abordar el tema del sub epígrafe, debemos tener en consideración que la concesión
de servicios públicos y de obras públicas constituyen una especie del género conocido
como "concesiones administrativas". Se utiliza la expresión en plural, porque no existe
una sola forma de concesión, sino que esta se puede manifestar de distintas maneras y
en consecuencia tampoco tienen un régimen jurídico uniforme.
La doctrina científica gala señala que durante dos tercios del siglo XIX la concesión era
denominada concession de travail public que implicaba la construcción de la obra pública.
Luego, a finales del siglo XIX la concesión se configura como la construcción de la obra y
la explotación del servicio público. Finalmente, a comienzos del siglo XX se considera la
concesión como una técnica de gestión del servicio público con independencia de la
ejecución de la obra pública. (22) Esta evolución ha permitido señalar que "la concesión
es una operación por la cual un particular se encarga, de los gastos, riesgos y peligros,
del funcionamiento de un servicio público, y de la ejecución de obras públicas, gracias a la
concesión temporal de derechos del Poder Público efectuado de modo reglamentario, y
también a una remuneración prevista contractualmente y que resulta generalmente de la
tasa que está autorizado a percibir de los usuarios del servicio".(23)
La concesión de obra pública, institución tan útil durante la segunda mitad del siglo XIX y
comienzos del siglo XX, había sido casi totalmente olvidada tanto por las
Administraciones de los distintos países como por la doctrina científica en general. Ello es
producto de la expansión de la institución del Servicio Público, lo que produjo una
yuxtaposición de ésta sobre la obra pública, reafirmándose así, la concesión de servicios
públicos y reduciéndose a su mínima expresión la concesión de obra pública. Ello llevó a
afirmar que la concesión de servicio público pasó a envolver a la concesión de obra
pública.(24)
Ello así, es preciso recordar que en nuestro derecho la figura jurídica para la ejecución de
las obras públicas y de los servicios públicos son los contratos administrativos y que tanto
nuestra doctrina científica como la jurisprudencia han reconocido la naturaleza contractual
de la concesión administrativa.
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Exp: 96-007390-007-CO-E
Res: 06432-98
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José, a las diez
horas treinta minutos del cuatro de setiembre de mil novecientos noventa y ocho.
Claro está que esta Empresa es una entidad privada concesionaria (mediante la vía
contractual-administrativa pertinente) de la Prestación del Servicio Público de Transporte
Remunerado de Personas.
En forma sencilla, pero clara, vemos que la "tarifa" es el precio a pagarse, en este caso,
por la prestación y obtención de un "servicio" y como bien lo expone, en forma resumida,
el tratadista José Canasi, en su obra "Derecho Administrativo", Volumen II, Parte
Especial, al referirse a las tarifas del Servicio Público: "...la tarifa como la tasa,...deben ser
exigidas de manera compensatoria, lo que equivale a decir, que sean justas, razonables
y uniformes." Tales son los aspectos esenciales de la tarifa a aplicar en el Servicio Público
que brinda esta entidad.
En tal sentido, al ser la fijación tarifaria dada a esta Empresa -gratuitamente- indebida e
injusta, nuestros reclamos operan en razón de que la tarifa vigente, fijada por el órgano
aquí accionados, NO permite cubrir los costos (en sentido general) de operación del
Servicio que se nos ha asignado, como bien lo prevé el numeral 31 de la Ley No. 3503:
Ley Reguladora del Transporte Remunerado de Personas en Vehículos Automotores. Lo
anterior máxime cuando se han aportado los elementos de juicio indispensables y
suficientes para demostrar su procedencia.
El artículo 32 del mismo cuerpo legal indicado corrobora lo dicho en el párrafo anterior y
claramente nos dice que "la fijación o modificación de las tarifas de transporte automotor
de personas, se hará dentro del principio de servicio al costo que se tratará de
establecer, hasta donde sea posible, tomando en cuenta los costos medios de operación
dentro de normas modernas de organización y eficiencia, el grado de aprovechamiento de
la capacidad de los vehículos y permitiendo al capital invertido un rédito anual justo."
Conforme lo dicho, es muy claro que en una forma que consideramos del todo
"calculada", los órganos aquí co-accionados, fijaron en forma por demás
antojadiza, abusiva y arbitraria nuestro incremento tarifario determinado a finales
del año de 1994; dejando de apreciar debidamente nuestra realidad y situación
económica-operativa (por demás demostrada en forma técnica). Tal -de por sí- es
un acto arbitrario, del todo violatorio del mandato de los numerales 31 y 32 de la ley
No. 3503, antes citada.
Veamos de seguido los Derechos y Principios Fundamentales que dan sustento a nuestra
petición de reajuste o fijación debida de tarifas, mismos que al no obtener debida y justa
respuesta dentro del término de Ley han sido violentados por la "administracción"
objeto del presente Amparo:
El numeral 44 del Decreto Ejecutivo No. 17751-MOPT del 18 de setiembre de 1987, que
es el Reglamento de Actuaciones y Procedimientos de la Comisión Técnica de
Transportes, manda que dicho órgano resuelva los asuntos sometidos a su conocimiento
en un plazo de 30 días naturales. Tal resolución debe darla contando con el debido
criterio de sus órganos técnicos de colaboración (en el caso de la Dirección co-
accionada). Hoy dicho plazo está sobradamente superado y no hemos tenido respuesta
debida y justa alguna, ni siquiera sabemos la situación interlocutoria de nuestras
gestiones (son dos). Ello importa una infracción al mandato de los numerales 27 y 41 de
nuestra Constitución Política. Solicitando se resuelva en tales extremos el presente
Amparo, en forma conjunta, al ser ambos Derechos (Respuesta y Justicia) correlativos.
(Ver además: Artículos 32 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional; 329 de la Ley
General de la Administración Pública; y 19 y 37.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa)
Dado que la tarifa en nuestro medio es lo que en diferentes latitudes (España, Argentina y
Francia) se conoce como una "tarifa-propiedad", el desconocimiento de una variación
(aumento) debido para la misma, en todo caso, importaría un perjuicio a nuestro peculio y
así una infracción al Principio Fundamental de Integridad Patrimonial y al Derecho
Fundamental de Propiedad Privada, consagrados por el numeral 45 constitucional.
También, como entidad "prestataria" del Servicio Público aludido, esta Empresa cuenta
con plenos "derechos subjetivos y situaciones jurídicas consolidadas", entre los cuales se
enmarca -como uno principal- el derecho de tarifa y reajuste tarifario. Desatender tal
derecho importa ir contra el mandato expreso del artículo 34 de nuestra Carta Magna.
Todo lo anterior es bien resumido por el tratadista argentino CANASI, de anterior cita, al
expresar: "el concesionario (en cuanto a la tarifa y su modificación) adquiere un
derecho que no puede desconocerse, ya que el sistema de concesiones de
servicios públicos estaría, de otro modo, expuesto a una inestabilidad contraria a
los principios constitucionales que aseguran el respeto a los contratos y contraría
también a los propios intereses de la comunidad"..."la Constitución asegura la
inviolabilidad de la propiedad y no la intangibilidad del contrato. En este sentido, la
propiedad adquirida por un contrato válido (refiriéndose a la tarifa) está, como tal,
protegida por la Constitución."
Así, también desde la perspectiva constitucional es del todo procedente lo reclamado por
este Amparo.