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En los años ochenta, se impulsaron programas de privatización y apertura comercial, con

el objeto de combatir los desequilibrios, desterrar la crisis y retomar el desarrollo económico,


para alcanzar la justicia, democracia y libertad, mismos que fueron retomados en los años
noventa y que acompañaron las negociaciones del TLCAN.

El TLCAN impuso el libre tránsito de bienes y servicios y la eliminación de aranceles y, ha


sido el conductor del proceso de integración subordinada de los tres países a la
globalización y financiación, en beneficio de los grandes corporativos. Este Tratado está
integrado por 90 artículos en 22 capítulos divididos en ocho partes.

En el aspecto económico, las exportaciones de México se concentraron en Estados Unidos,


por un número reducido de transnacionales. En cuanto a las importaciones, también se han
beneficiado pocas corporaciones tales como Maseca, grupo Lala y Bimbo, que importan
materias de Estados Unidos con grandes ganancias.

El sector agropecuario ha resultado gravemente afectado, ya que los pequeños productores


de México, han sido arrasados por los productores de Estados Unidos, quienes cuentan
con créditos, asistencia técnica y mejor tecnología.

Se creía que el TLCAN elevaría la productividad e impulsaría al sector industrial,


agropecuario y de servicios, multiplicando el empleo y recuperando el poder adquisitivo del
salario, sin embargo, el rezago tecnológico de las empresas mexicanas las ha llevado a la
quiebra o bien a ser absorbidas por extranjeras, alimentando la concentración sin elevar la
inversión.

El desequilibrado crecimiento y limitada inversión, ha impactado negativamente a los


salarios, al nivel y calidad del empleo, ya que la fuerza y potencia de la apertura económica
se basa en la contracción salarial y en la oferta laboral, generando dilapidación de
capacidades laborales de trabajadores capacitados.

Otro de los efectos nocivos del TLCAN y resultado de la concentración salarial y deterioro
de las condiciones de trabajo y de la vida, es la pobreza.

En lo que hace a las reformas emprendidas por el gobierno de México, han carecido de
credibilidad, solidez y posibilidades de éxito, pretendiendo legalizar el funcionamiento de
ciertos mecanismos y prácticas que estaban en el campo de la legitimidad e ilegalidad, tales
como la Reforma Laboral, Reforma Fiscal, Reforma en Telecomunicaciones, Reforma
Educativa, Reforma Político-Electoral y la Reforma Financiera, que han sido concebidas
como piedra de toque para las grandes corporaciones, ya que esconden una estrategia
económica.

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