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:: EDER CO GAR C A LO RC A

y OTROS POEMAS
PRECEDIDOS DE

Los siete milagros Garcia Lorca


por MARIO AGUILAR

El fué en Granada.•
por ANTONIO MACHADO

boulevard d'Arco'e
l.

• TO ULOUSE
IN DICE

Los siete mUag'ros de García Lorca, por Ma~rio Ag uilar ..... . Pág. S
El crimen fué en Granada, por Antonio Machado .. ..... .. . > .6
ROMANCERO GITANO: La casada infieL ............ . . . » 7
Preciosa y e! aií'e ............. . .................. . .. .. . » 8
Reyerta. . . . ....... , ............................ .. .... . » 9
La m onja git ana . . ................... . ...... . ..•. .. .•... » 9
Prendi miento ele Antoñito el Camborio . ... . ...... . ....•. » 10
Mue1"t~ de Anto'H ito el Cambo1'io . ... ... ....... o' , .- • • • •••• » 10
San Gab rieZ (Se vi lla) . . .. .. ... . .. .. .. 0 . ' • • • • •• • • • • • • • • •• • » 11
San Migu e! (Granada) . ................ . ..... .. •. . . . . .•. » 12
San Rafa el (Conl0 ba) .. ... . ... ..•. .. .•.. ... ...•....•... » 13
M ue1'to d e (l.?n01' . . . . . . . . . . . . . . • . . . . •. •.. • . . . . . . • . • . • ..•. » 13
R0 1JJ. ance del E ~n plazado . ...... . . ..•....•.. . .. ...•.. . . •. » 14
Romance d e l a !'u na) luna ......... . ......•......•...... » 15
Ro mance de la pena negra . ......... ..... . ... o ' • • • • • • • » 16
Rom,ance .'ionr.t.;nu1.llo . . .. .. .. ..... '. ....... ~ . .. ' ..... •. .:., ~ .. » 16
Rom. aiic e de !(!.. G'l,nrdia civil es pa'liola . . ............ '..•. » 18
Can cié n de ~ !)itano apaleado . . . . .... ..... ' .' ...........•. » 19
E s..;ena d e~ teniente cO'l'onel de la guardia civil. .....•. » 20
LL ANT O POR IGNACIO SANCHEZ MEJIAS :
1. La co 9i da, 31 ! a '1n'nert e . .............................•. » 22
2. La sanF/1'C den'amada . . '........ '... • ...... '.' ........•. 23
3. Cne1'7)0 p1'e se , ~t"e ... . ..................... . ..•. • .•..• . » 25
4. A lrna ausente ...... ... ........... .. ....... ... ....... . » 27
POEMA DEL CANTE JONDO :
GIU.ii'ICO DE ·LA PETENERA:
Ca rn pall. a. . .. ...................... ~ ............... .. . . . » 28
C a1"i1in.o . . ... " " " . " , ... , ... .. ... , .. . . , ... " ....... ' .. . » 28
La s se~s cuerda ';, , , , ... .... , ..............•... ...•. • .... » 28
Danza. En e! lwe¡ 't o de la petenera, .....•. • . • .. . ..... . » 2"Q
M 'lf erte de la petenera . ...................• . . . .. . . . • . . . . » 2~
Falseta.. . . .. .... .. ...... .... . ...... .. '.. .... ..... . ...... . » 20
« D e p1'of'ltnrlis » ....•••. ••••• ••• •••• .•.•.•••...•••..•••••. » 29
Clanto1' . . ' .............' . .. ............ "....... .. .... • .•.. » 29
POEMA DE LA SI GUIRIYA GITANA: Paisaje .......... » 30
La gu ita rra . . . . ..................... . ........... . ... . . » 30
Elg1'·ito ... .......... ....... .......................... . » 30
l::!Jl ~ile n !;i() . . . . . .. ......... • . .• ... .•. • . .... .• .. . . . . •.• .• » 31
El pa so de l a sifj'lú)'iya . .... o' • • • • • • • • • • • • o • • • • • • • • • • • • • • » 31
D esp'lt és de pa sa r .. , ...... • ... . • ~ . ... .•. • .. . .•.. . ...•. . » 31
y. desp'll és . . . .. . ... ........•....•. ~ ... ... • . • ..•.•......• » 31
lIíen¡,ento . ........ . . ... .....•.•..................•. • .. .. ... » 32
,

LOS SIETE MILAGROS


DE GARCIA LonCA
po., QTlaúo. 04(IUila,
1. - El primer milagro cumplido en la vida de García Lorca e's
haber nacido en Fuente Vaqueros, t ierra de gitanos, a 20 km. ' de
Granada. Ya el nombre es un verso: Fuente VaquE:ros ... Predestina-
ción de los nombres y de los lugares. Aquí está ya el agua, presente
siempre en los versos de García Larca, en las fontanas, en los es-
tanques y en los ríos. Aquí los vaqueros, gitanaz:Js. Aquí la tierra
romanceada y de romances. Pudo haber nacido como Falla en Cádiz
(j como Albéniz en Camprodón, músicos de liris mos andal uces; ·pero
c ~ taba escrit o en las estrellas moras · que las viera por primera vez
en Fuente Vaqueros, creando una geo-poética, como h ay una geo-
pOlÍtica.
! 1. - El segundo milagro son SUs padres, labradores, que le dan
la pas sión por la tierra. De este fondo campesino le vino el poder
d,· captación de 10 popular. « De mi padre, decía, h e heredado la
lJas ión y de mi m ad ~' e, la inte ligente finura . » Por eSO s u poesía no
~E:rá nunca, ni a un en la época s urrealista, literatura convencional,
s ino un puñado de tierra d~ F uente Vaqueros con una albahaca.
111. - El tercer milagro está e ncerrad ::> en los cielos y en los
hombres que abrieron su juventud. Se fué a estudiar a Almería, pri-
mero, ciudad árabe y s eca don.de el puebla pena; a Granada, después,
tierra flo r i,da y gitana, por cuyas calles cantan los niños los viejos
romances de Ma r iana Pineda y de l Duque de Alba. Allí encuentra
tres homb r es que lo g uían y lo exaltan, iguales a él, con su mism.)
fundo andaluz: Falla, que 10 inicia en la música; Fernando de los
Ríos , en e l amor al. pueblo y en la guitarra ~amenca, y el profesor
Berruete, en la pint ura. García Larca no debe nada a la Facultad
de Dere cho de Granada, d onde se lice ncia, y, en cambio, la Unive r-
sidad ,de la A.m istad lo doctora en poes:ía, en música y en pintura.
T odas las artes 10 bautizan. Todas las musas lo bendicen. Cuando a
los veinte años, e n 1919, sale para Madrid, ya puede realizarse el
milagro de la e:¡::.ifanín. de Garcia Larca. En Va no publicará sU primer
libro, « Irnpl'esiones y paisajes de GastiUa », impregnado del casté-
llanismo que en la prasa, impone « "Azorín » y .e n la poes'ía An.tonio
~1achado. Ni s iqui c~'a C 3.stil1a con s u energía hi stórica, con S U p a i-
s aje inconmovible y sus ge ntes sahumadas por la eternidad, podrá
perturbar e l alma an.daluza y mod erna de García La r ca y desviar la
trayectoria de sU p oesía. El milagro en él no fué arbitrariedad, s ino
ley de gravedad e s piritual, nacida en Fuente Vaqueros, fortalecida
en Granada, hecha al fin poesía en Madrid.
MARIO AGUILAR

IV. - En el centro de los siete milagros de García Larca, esti


'el cuarto milagro, que es SU poes'ia. Da su « Libro de poemas» cuando
en España se abría una escuela poética llarriada « ultraísmo », de
la que ya nadie se acuerda, en la que se intentaba rebozar con una
forma hermética las palpitaciones .de lo subconsciente; pero aquello
no podía ser, y no fué más que la preparación, aprovechando las
nuevas formas metafóricas y de métrica para la eclosión de la au-
trntica .p oesía lorquiana y sincronizando los nuevos elementos con
] é.!. tradición popular, produce sus canciones y ,SUs romances y España
presencia la aparición del · más tradicionalista y el más moderno
de SUs poetas. No fué . por súbita decisión que Garcia Lorca busc'ó
e1 romance y la canción romanceada, ni tampoco por un rumiado
a.fán de singularización. Entre 1921 y 1924 compone su libro « Can-
c1.ones », y lo guarda hasta 1927. Junto a « Canciones » reposaba otro
libro, « Romance>·o Gitano », confeccionado entre 1924 y 1927, Y )0
guarda. Seis años de inhibición literaria. Seis años de postergar
la fama cuando bulle la creación. En 1928 aparece el « Romancero ».
Nunca se dió en España explosión de gloria lírica como aquella.
Zorrilla, nació ante la tum'b a de Larra; pero sólo para unos grupos
de escritores madrileños. García Larca obtuvo una fama fulminante
y como no eran los s uyOS los romances de Zorrilla, con médula caba-
lleresca y vieja rima, sino romances muy antiguos y muy modernos,
con formas de una modernidad extraordinaria, que podían sugestionar
por igual a la gita!1er'Ía evocada y a la intelectualidad lectora, cor-
rieron de punta a punta de Es·p aña leídos en público, recitados en las
veladas, copiados en los colegios, con ' igual ímp.etu que antaño « Las
golondrinas » de Bécquer o « La marcha triunfal » de Rub én Darío.
Sólo que en el « Roma'n cero » no había ni romanticis mos cloróticos,
ni cursilerías onomatopéyicas. Hace veinte años que nació el « Roman-
ce'ro » y sigue te niendo su pristin o encanto lÍrico. Ant oñito el
Camborio y los Heredias son ya h éroes nacionales, y el pueblo sabe
más de « La casada infiel » que de « La perfecta casada ». No _se ha
dado en el mundo milagro de encarnación lit'e raria como el del
~ Romanc6?'O ». Sólo, y ·de lejos, se ha producido algo semejante en
Francia con « La rose et le réséda » de Louis Aragon.
V. - Antes del milagro del renombre nacional se había hecho el
milagro de la fama intima. García Larca" declamaba m a ravillos amente
s u s versos inéditos en las tertulias de an1igos y éstos los copiaban y
los transmitían a otros auditores, y así, como un aedo helénico, como
un juglar medieval, Lorca cumplía el milagro de sugestionar con su
poesía sin haber editado sus libros, con la fuerza prosélita .de un
t rovador provenzal.
VI. - Y llega el sexto milagro, el de su teatro. Calderón redivivo
y s uperado en intensidad concisa. Eterno tema español del honor;
pero en Calderón es eso, honor, es decir orgullo nobiliario, y en Larca,
honra. En Calderón, el honor lo defienden los hombres a gritos
LOS SIETE MILAGROS 5

retóricos y en Lorca, las mujeres, con rugidos. Aquel clamido de la


nladre en « La casa de Bm'narda » : « i Mi :hija ha· muerto virgen !! ~)
no se oye en ningún drama clásico.
VII. - El último milagro es el de SU pasión, su muerte y SU
resurrección. Qué presentimiento de morir, qué obsesión de la muerte,
qué acompañamiento de héroes suyoS con la lividez cadavérica· :
An-loñito el Camborio, el ginete que va a Córdoba, la Petenera, Sán-
chez Mejías ... De tierra de sol, en sus versos no sale más que la
luna, sol de los muertos . ¿ Quién lo mató? ¿ Qué día la mataron? ¿ A
qué hora y en dónde ? No sabemos nada. Dicen q'ue lo fueron a buscar
a casa de Falla, donde esta·b a refugiado; que lo asesinaron un día de
los primeros de agosto; que tal vez fué la guardia civil, que quizás los
falangistas. Y nada más. En qué año nació, se le preguntaba, y él
respondía, por coquetería o por desviar la influencia de alguna cons-
telación maléfica: « A comienzos de siglo ». Misterio en el nacimiento
y misterio ,e n la muerte. Pero i qué gran resurrección, qué florecer de
apóstoles suyOS en todo lo ancho de la tierra! García Lorca ha sido
nuestro C"risto, y ya todos saben que el crimen fué en Granada, y y a
todos al ir a Granada sabrán que allí hay también un Santo Sepulcro.
Cuando sepamos la 'hora de sU muerte, aquel ritornelo del « Llanto pO>.
Sánchez Meiías » : « Eran las cinco de la tarde ... ». lo aplicaremos a
la hora en que él cayó en sangre, y todo .10 que él dice de Sánchez
Mejías lo diremos de García Lorca, a menos que no salga ·un poeta
que escriba, con la emoción de un Bossuet pero sin su retórica, un
« Llanto por el asesinato de García Lorca ».
Cuando volvamos a España no lo enterraremos entre bóvedas
elocuentes, ni ,b ajo el sauCe de Musset, ni la gran losa tumbal de
Chateaubriand, sino como él pidió en su « Memento » : « Cuando y o
me muera - enterradme con mi guitarra - bajo la arena. - Cuando
yo me muera - ent~rradme entre los naranjos - y ,l a hierbabuena ... »
Así lo enterraremos, como él pidió; pero en la losa, con caracteres
mayúsculos, en todos los idiomas internacionales encabezados por el
latín de las lápidas clásicas, el « Asesinado por los fascistas ». Los
Judíos, para los cristianos, serán siempre el pueblo deicida. Para los
hombres, los franquis tas serán por los siglos de los siglos, los que
dieron pasión y muerte a Nuestro Señor García Larca.

A '~ .- . -
EL CRIMEN FUÉ EN GRANADA ...
poc. dlnlonio cmaeIJado
l. .- E L e R l M E N
Se le vió, caminando entre fusiles, - por una calle larga,
salir al campo frío, - aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico - cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos - no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos; - rezaron: ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
- sangre en la frente y ,p lomo en las entrañas. -
'" Que fué en Granada el crimen
sabed - pobre Granada! - en SU Granada ...
II. - E L P O E T A Y L A M U E R T E
Se le vió caminar solo con Ella,
sin ,m iedo a s u guadaña.
- y 'a el sol en torr'e y torre; los martillos
en yunque - yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
« Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantare la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos qve el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban ...

Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué ·b ien -contigo a solas,
por estos aires de Granada, mi Granada! »
Se le vió caminar.~.
Labrad, amigos, de .p iedra y s ueño, en el Alhambra,
un túmulo. al poeta,
sobre una fuente donde llor·e el agua,
y eternamente diga :
el crimen fué en Granada, en SU Granada!
ROMANCEHO GITANO

LA CASADA EN F lE L
A Lydia Cab1'e'ra y a su. neg'l "ita.

que yo me la llevé a l río Ni nardos ni caracolas


creyendo que era mozuela, tienen el cutis tan fino,
pero tenía marido. ni los cristales con luna
relumbran c~:m ese brillo.
Fué la noche de Sla ntiago Sus muslos se me escapaban

y caSI• por compromISO . como peces sorprendidos , ..
Se apagaron los farol es la mitad llenos de lumbre
y se encendieron los grillos, la mitad llenos de frío.
En las últimas esquinas Aquella noche corrí,
toqué s us pechos dormidos, el mejor de los caminos,
y se me abrieron de pronto montado en potra de nácar
como ramos ·de j acintos. s in bridas y sin estribos.
El almidón de s u enag ua No quiero decir, por hombre,
me s onaba en el oído las cosas q ue ell~ me dijo, ,·
como una pieza de seda La luz del entendimiento
rasgada por di ez cuchillos. me h ace ser. muy com edido.
Sin luz de plata e n s u s copas Sucia de besos y arena,
los árboles han crecida, yo me la llevé del río.
y un horizonte de perros Con el aire se batía n
ladra muy lejos del río. las espadas de los lirios.
,~

* ':: M e p orté como quien soy.


Pasadas las zarzamoras , Como un gitano legítimo.
los juncos y los espinos, la l'ega,lé . un .cos turero
bajo s u mata d e pelo
grande, de raso ,pajizo,
hice un hoyo so bre el limo.
Yo me quité la corbata. y n o quise enamorarm e
Ella se quitó el vestido. pOI'que teniendo marido
Yo -el cinturón con revólver. me dijo que era mozuela
Ella sus cuatro corpiños. c u a nd o la llevaba al río.
8 FEDERICO GARCIA LORCA

PRECIOSA y EL AIRE
A Dántaso Alonso.

s U luna de pergamino
P reciosa tira el pandero
y COI're sin detenerse.
El viento-hombrón ·l a persigue
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero con una e,spada caliente.
de cristales y laureles. Frunce su rumOr el mar.
El silencio sin: estrellas, Los olivos palidecen.
huyendo del sonsonete, Cantan las flautas de umbría
cae donde el mar bate y canta y el liso gong de la nieve.
su noche nena de peces. i Preciosa, corre, Preciosa,
En los picos de la sierra que te coge el viento verde!
los carabineros duermen i Preciosa, corre, Preciosa!
guardando las blancas torres ¡ Míralo por dónde viene!
donde viven los ingleses. Sátiro de estrellas bajas
.y 106 gitanos del agua
con SUs lenguas relucientes.
levantan por distraerse
glorietas de caracolas *'•:).
JI ramas de pino verde. Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los. pinos,
el cónsul de los ingleses.
A su stados por los gritos
Su luna de pergamino tres carabineros vienen,
Preciosa tocando vie.ne. sus negras capas ceñidas
Al verla se ha levantado y los gorros en las s ienes.
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo, El inglés.da a la gitana
lleno de lenguas celestes, un vaso de tibia leche,
mira a la niña tocando y una copa de ginebra
una dulce gaita ausente. que Preciosa no se bebe.
- Niña, deja que levante y mientras cuenta, llorando)
tu vestido para verte. s u aventura a aquella gente,
Abre en mis dedos antiguos en las tejas de pizarra
la rosa azul de tu vientre. e·! viento furioso, muerde.
ROMANCERO GITANO 9

REYERTA LA MONJA GITANA


A Rafael M éndez.

EN la mitad del barranco


A José MO"eno Villa.
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria, S rLENCrO de cal y mirto.
relucen como los peces. Malvas en las hierbas finas.
Una dura luz de naipe La monja borda alhelíes
recorta en el agrio verde sobre una tela pajiza.
caballos enfurecidos Vuelan en la araña gris
y perfiles de jinetes. siete pájaros del prisma.
En la copa de un olivo La iglesia gruñe a 10 lejos
lloran dos viejas mujeres. como un oso panza arriba.
El toro de la reyerta ¡ Qué 'b ien borda! i Con qué gracia!
se sube por las paredes. Sobre la tela pajiza
Angeles negros traían ella quisiera bordar
pañuelos yagua de nieve. fiares de s u fan tas ía.
Angeles con grandes alas i Qué girasol! i Qué m agnolia
de na.vajas de Albacete. de lentejuelas y cintas!
Juan Antonio el de Montilla j Qué azafranes y qué lunas,
rueda muerto la pendiente, en el mantel de la misa!
s u cuerpo lleno de lirios Cinco toronjas se endulzan
y una granada en las s ienes. en la cercana cocina.
Ahora monta cruz de fuego, Las cinco llagas d e Cristo
carretera de la muerte. cortadas en Almeda.
El juez, con guardia civil, Por los ojos de la monja
por los olivares viene. galopan dos caballistas.
Sangre res,b alada gime Un rumor último y sordo
muda canción de serpien te. le de spega la camisa,
- Señores guardias civiles: y, al mirar nubes y montes
aquí pasó lo de siempre. en las yertas lejanías,
Han muerto cuatro r omanos se quiebra su corazón
y cinco cartagineses. de azúcar y yerbaluisa .
L a tarde loca de higueras i Oh, qué llanura empinada
y .de rumores calientes con veinte soles arriba!
cae desmayada en los muslos i Qué ríos puestos de pie
heridos de los jinetes. vislumbra SU fantasía!
y ángeles negros volaban Pero s igue con sUs fia res.
por el aire de l poniente. mientras que de pie, en la brisa,
Angeles de largas trenzas la luz ju~ga el ajedrez
y corazones de 'aceite: alto de la celosía.
10 FEDERICO GARCIA .LORCA
.

PRENDIMIENTO Ni tú eres hijo de nadie,


- ni legítimo Camborio.
DE ANTONITO S'e acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
EL CAMBORIO EN

Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.
EL CAMINO DE SEVILLA A las nueve de la noche
A M arga'rita Xirgu. 10 llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
A NTONIO Torres Heredia, be ben limonada todos.
hijo y nieto de Camhorios, y a las nueve de la noche
con una vara de mimbre le cierran el calabozo,
va a Sevina a ver los toros- mientras el cielo reluce
Moreno de verde luna como la grupa de un potro.
anda des pac io y garboso.
Sus empavonados bucles MUERTE DE ANTONITO
le brillan entre los ojos.
A la mita d del camino EL CAMBORIO
cortó limones redondos, A. José A ntonio Rubio Sac1istán .
y los fu é tirando al agua
b asta que la puso de oro. VOCES de muerte sonaron
y a la mitad del camino, cerca del Guadalquivir.
bajo las ramas de un olmo, Voces antiguas que cercan
guardia civil caminera voz de clavel varonil.
lo llevó codo con codo. Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
El día s e va despacio,
En la lucha daba saltos
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
sobre el mar y los arroyos.
su corbata carmesí,
Las aceitunas aguardan
pero eran cuatro puñales
la noche de Capricornio,
y tuvo que sucumbir.
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo. Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
Antonio Torres Heredia,
cuando los erales sueñan
hijo y nieto de Camborios,
verónicas de alhelí,
viene sin vara de mimbre
voces de muerte sonaron
entre los cinco tricornios.
cerca del Guadalquivir.
- Antonio, ¿ quién eres tu ? - Antonio Torres Heredia.
Si te llamaras Camborio, Camborio de dura crin,
hubieras hecho una fuente moreno de verde luna,
de sangre con cinco chorros. voz de clave! varonil :
ROMANCERO GITANO 11

¿ Quién te ha quitado la vida nervio de plata caliente,


cerca del Guadalquivir? ronda la desierta calle.
- Mis cuatro primos Heredias Sus zapatos de charol
hijos de Benamejí. rompen las dalias del aire
L o que en otros n o envidiaban, con los dos ritmos que cantan
ya lo envidiaban en mí. breves lutos celestiales.
'Z apatos color corinto, En la ribera del mar
medallones de marfil, no hay palma que se le iguale,
y este cutis amasado ni emperador coronado.
con aceituna y jazmín. ni lucero caminante.
- ¡Ay, Antoñito el Camborio, Cuando la cabeza inclina
digno de una Emperatriz! sobre SU pecho ,de jaspe,
Acuérdate de la Virgen la noche busca llanuras
porque te vas a morir. porque quiere arrod illarse.
- i Ay, Federico García, Las guitarras suen a n solas
llama a la Guardia Civil ! para San Gabriel Arcángel,
Ya mi talle se ha quebrado domador de palomillas
como caña de maíz. y en emigo de los sauces.
*.
*>¡;: - San Gabriel : El niño llora
en el vientre de su madre.
Tres golpes de sangre tuvo
No olvides que los gitanos
y se murió de perfil.
te regalaron el traje.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir. II
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín. An unciación de los Reyes,
Otros de rubor cansado bien 1unada y mal vestida,
encendieron un candil. abre la puerta al lucero
y cuando los cuatro .p rimos que por la calle venía.
llegan a Benamejí, El Arcángel San Gabriel,
voces de muerte cesarOn entre azucena y sonrisa,
cerca del Guadalquivir. bisnieto de la Giralda,
se acercaba de visita.
En su chaleco bordado
SAN GABRIEL (Sevilla) grillos ocultos palpitan.
A D. Agustín V i?tu.ales. Las estrellas d"e la noche
se volvieron campanillas.
1 - San Gabriel: Aquí me tienes
UN bello niño de junco, con tres clavos de alegría.
Tu fulgor abre jazmines
anchos hombros, fino talle, sobre : mi cara encendida.
piel de no"ctur"n a" manzana, - Dios te salve, Anunciación.
boca triste y "ojO"S grandes, " Morena de m aravilla. "
12 FEDERICO GARCIA LORCA

Tendrás un niño más bello U n cielo de mulos blancos


que los tallos de la brisa. cierra s us ojos de azogue
- ¡ Ay, San Gabriel de mis ojos ! dando a la quieta penumbra
¡ Gabrielillo de mi vida! un final de corazones.
Pa fa. sentarte yo sueño y el agua se pone fría
Un sillan de clavellinas. para que nadie la toque.
- Dios te s alve, Anunciación, Agua loca y descubierta
bie n lunada y mal vestida. por el monte, m onte, monte.
Tu niño tendrá en el pecho San Miguel, lleno de encajes
un lunar y tres herida s. en la alcoba de su torre,
- j Ay. San Gabriel que re luces! en señ a s u s bellos muslos
i Ga brielillo de mi vida! c eñidos por los faroles.
En el fondo de mis pechos Arcángel domes ticado
ya naCe la leche tibia. en el gesto de las doce,
- Dios te salve, Anunciación . fi nge una cólera dulce
Madre de cien dinas tía s . d e plumas y ruis eñores.
Aridos lucen t us ojos , Sa n Miguel ca.nta en los vidrios;
p a isa jes de caballista. efebo de t res mil noches ,
f r a g ante de agua colonia
•*
:~ y leja no de las flo r es.
E l n iño cant a en el s eno
d e Anuncia ción sorprendida.
,~
•--,
' ,' ' ,'

T r e s bala!:: de almendra v erde E l ma r baila por la playa


t.i e mbla n e n s u v ocecita. u n poema d e balcones.
Y a Sa n Gabriel en el a ir e Las orillas de la luna
p or una escala subí a. p ierden juncos, ganan voces.
L as estrella s d e la noche Vie'n en manolas comiendo
se volvieron si emprevivas. s emillas de girasoles. ·
] 05 culos grandes y ocultos
como planetas de cobre.
SAN MIGUEL (Granada) Vienen al·t os caballeros
y damas de triste ,p orte,
A Diego Bui ga.s d e Da,lmau. morenas por la nos talgia
de un ayer de ruis eñores.
SE ven desde la s baranda s, y el obispo de Manila,
por el monte, monte, monte, cieg o de azafrán y pobre,
mulos y s om-b ras de mulos dice misa con dos filos
cargados de girasoles . para IJlujeres y hombres.
.sus ojos en las umbrías •
se empañan de inmensa noche. **
En los recodos del aire San Miguel se estaba quieto
cruje la aurora salobre. en la alcoba de sU torre,
ROMANCERO GITANO 13

con las enaguas cuajadas II


de espejitos y entredoses.
San Miguel, rey de los globos Un solo pez en e; agua
y de los números nones, que a las d os Córdobas junta:
en el primor ber.b erisco Blanda Córdoba de juncos.
J.e gritos y miradores. Córdoba de arquitectura.
Niños de cara impasible
en la orilla se desnudan,
aprendices de Tobías
SAN RAFAEL y Merlines de cintura,
para fastidiar al pez
(Cordoba) en irónica pregunta
si quiere flores de vino
A Jua.n I z'quiel'do C1'oselles. o saltos de media luna.
Pero el pe:c;, que dora el agua
1
y los mármoles enluta,
C OCHES cerrados llegaban les da lección y equilibrio
de solitaria columna.
a las orillas de juncos
El Arcángel aljamiado
donde las. ondas alisan
de lentejuelas oscuras
romano torso desnudo.
Coches que el Guadalquivir en el mitin de las ondas
busca rumor y cu na.
tiende en SU cristal maduro,
entre láminas de flores •
y resonancias de nublas. **
Los niños tejen y cantan Un solo pez en el agua.
el desengaño del mundo, Dos Córdobas de hermosura
cerca .de los viejos coches Córdoba quebrada en chorros.
perdidos en el nocturno. Celeste Córdoba enj uta.
P ero Córdoba no tiembla
bajo el miste rio confuso,
pues ,s i la sombra levanta MUERTO DE AMOR
la arquitectura del humo,
un pie de mármol afirma A Marguerita Manso.
su casto fulgor enjuto.
Pétalos de lata débil ¿ QUE. es aquello que reluce
reca man los grises puros por los altos corr ed ores?
de la brisa, desplegada - Cierra la puerta hijo mío;
sobre los arcos de triunfo. acaban de dar las on.ce.
y mientras el puente sopla - En mis ojos, sin queI'er,
diez rumores de Neptuno, relumbran cuatro faroles.
vendedores de taba<:o - Será que la ge nte aquélla
huyen por el roto muro. estará fregand c· el cobre.
14 FEDERICO GARCIA LORCA

Ajo de agónica plata el mal' de los juramentos


la luna menguante, pone resonaba, no sé dónde.
caballeras amarillas y el cielo daba portazos
a las amarillas torre s . al brusco rumor del bosque,
La noche llama temblando mientras clamaban las luces
al cristal de .105 balcones, e n los altos corredores.
perseguida por los mil
perros que no la conocen,
y un olor de vino y ámbar ROMANCE
viene de los corredores. DEL EMPLAZADO
o', Pm'a En1ilio Aladrén.

Brisas de caña mojada ¡MI soledad sin descanso!


,

y rumor de viejas voces Ojos chicos de mi cuerpo


resonaban por el arco y grandes de mi caballo
roto de la medianoche. no se cierran por la noche
Bueyes y rosas dormían. ni miran al otro lado,
Sólo por dos corredores donde se aleja tranquilo
las cuatro luces cla maban un s ueño de trece barcos.
con el furor de San Jorge. Sino que, limpios y duros
Tristes mujeres del valle escuderos desvelados,
bajaban su sangre de hombre, mis ojos miran un norte
tranquila de flor cortada de metales y peñascos,
y amarga de muslo joven. donde mi cuerpo sin venas
Viejas mujeres del río consulta naipes helados.
lloraban al pie del monte .-,_"
un minuto intransita ble * o::
de cabelleras y nombr es. Los den sos bueyes del agua
Fachadas de cal ponían embist en a lo~ muchachos
cuadrada y blanca la noche. que se bañan en las lunas
Serafines y gitanos de sus cuernos ondulados.
tocaban acorde ones. y los martillos cantaban
- Madre, cuando yo me muera s obre los yunques sonánbulos
que se enteren los s eñores. el insomnio del jinete
Pon telegramas azules y el insomnio del caballo.
que vayan del Sur al Norte.
Siete gritos, siete sangres, El veinticincp de junio
siete adormideras dobles le dijeron a el Amargo:
quebraron opacas lunas - Ya puedes cortar, si gustas,
en los oscuros salone~. las adelfas de tu patio.
Lleno de manos cortadas Pin ta una cruz en la puerta
y coronitas de ft. ores, y con tu nombre debajo,
ROMANCERO GITANO 15

porque cicutas y ortigas El niño la está mi'rando.


nacerán en tu costado, En el aire conmovido
y agujas de cal mojada Dentro de la fragua el niño
te morderán los zapatos. tiene los ojos cerrados,
Será de noche, en lo oscuro,
por los montes imantados, •
**
donde los bueyes de agu a
Por el olivar venían,
beben los juncos s oñando.
bronce y s ueño, los gitanos.
Pide luces y campanas.
Aprende a cruzar las manos Las cabezas levantadas
y gusta los aires fríos y los ojos entornados.
de metales y peñascos. Cómo canta la zumaya,
Porque dentro de dos meses ¡ ay, como canta en el árbol!
yacerás amortajado. Por el cielo va la luna
Espadón de nebulosa con un niño en la mano.
mueVe en el aire Santiago. Dentro de la fragua lloran,
Grave silencio, de espalda, dando gritos, los gitanos .
manaba el cielo combado. El a ire la veja, vela.
El veinticinco de junio El aire la está velando.
abrió s u s ojos Amargo, mueve ,l a luna sus ,b razos
y enseña, lúbrica y pura,
y el veinticinco de agosto
se . tendió para cerrarlos, sus senos de duro estaño.
Hombres bajaban la calle - Huye luna, luna, luna.
para ver al emplazado Si vinieran los gitanos,
que fijaba sobre el muro harían con tu corazón
su soledad con descanso. collares y a nillos blancos.
y la sábana impeca'b le,
d e duro acento romano, - Niño, déjame que baile.
daba equilibrio a la muerte Cuando vengan los g itanos
con las rectas de sus paños. te encontrarán sobre el yunque
con los ojil1os cerrados.
- Huye¡ luna, luna¡ luna¡
ROMANCE que ya siento sus caballos.
DE LA LUNA LUNA - Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
A Conchita Gm'cia Lorca. El jinete se acercaba
LA luna vjno a la fragua tocando el tambor del llano.

con su polisón de nardos.


El niño la ,m ira, mira.
16 FEDERICO, GARCIA LORC A

-- S ol eda d la v a tu cuer po
ROMANCE c on agua d e las alond ras.
y dej a t u co r a zón
DE LA PENA NEGRA e n pa z, S oled a d Montoy á.
A J ose N avarr o Pan l o.

L AS piquet as d e los gallos


P or a ba j o can ta e l río :
vola nte d e cielo y h o j as.
cava n bu scand o l a a u ro r a , Con fl or es d e calabaza
cuando po r el m onte oscuro la nu eva luz se coro n a.
baja S oled a d Montoya. i Oh pena de los g ita n os !
Cobre a m a rill o, s u ca rne P ena limpia y s ie mp re s ola.
huel e a caba llo y a s ombra. i Oh pen a d e cau Ce oc ulto
Yunques a hum a d os SU s pechos, y m a drugad a re m ota!
gimen can c ion es r ed o nd as.
- Soled a d , ¿ POI' q ui én preg un tas
sin compa ñ a y a estas ~o ras ? ROMANCE
- Pregunte po r qu ie n p regunte,
dime: ¿ a ti q u é se te impo rta ? SONAMBULO
Vengo a buscar lo q u e busco,
A Glo1'ia Gin81'
mi a legría y mi per so n a. y (l, Fe1'na ndo de l os R í os.
- S oled a d de m is pesa r es,
caba llo q ue se d esboca VERDE que t e quiero v erde.
al fin en cuentra la m ar V e rd e vi en to." V erdes r ama s .
y se 10 t raga n las olas. E l ba r co so b re la mar
- N o m e recue rd es el m a r y el ca ba llo en la m o n ta ñ a .
qu e la pen a n egra b ro t a Co n la somb ra e n la cintura
en las t ie r ras d e ace it un a e lla s u eñ a e n s u bara nd a ,
bajo el rumo r d e las hojas. v e rde carn e , p elo ver d e,
- j Sol eda d , q ué pe n a ti enes ! co n oj os d e fr ía plata.
i Qué pe n a t a n lastim osa ! V erd e q u e te quiero verde.
Lloras zumo d e limón B a j o la lu na g itana,
agri o d e esp era y d e b oca, las cosas la están mirando
- i Qu é pe n a ta n g r a nd e ! Corro y ella n o puede mirarlas.
mi casa como un a loca,
mis d os tre n zas po r el s u el o,
de la cocin a a la a lco ba , . V erde que te quiero ver d e.
i Qu é p en• a ! Me estoy p oni end o G l'a nd es estrellas d e escarc h a
de azabach e carn e y ro pa, vien en con el pez de som b ra
i Ay, mis cam isas d e hil o ! q u e a b re el camino del alba.
i "Ay, m is m uslos de amapo la! " L a hi guera fr o ta su \' iento
ROMANCERO GITANO l'f

c on la lij a de s u s ramas, D ejando un rastro de s angre.


y el mon te, gato garduño, Dejando un rastro de lágrimas.
eriza SUs pitas agrias. Temblaban en los tejados
Pero ¿ quién vendrá? ¿ Y por farolillos de hojalata.
[dónde ? .. Mil panderos de cristal
Ella s igue en su baranda, hería n la madrugada.
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
o", Verde que te quiero verde,
- - Compadre, quiero cambiar verde viento, verdes ramas.
mi caballo por su casa, Los dos compadres subieron.
'm i montura por sU espejo, El largo viento dejaba
mi c uchillo, por su manta. en la boca un raro gusto
Compadre, vengo sangrando, de hiel, .d e menta y de albahaca.
des d e los puertos de Cabra. ¡Compadre! ¿ Dónde está, dime,
- Si yo pudiera, moci to, dónd e está tu niña amarga?
este trato se cerraba. ¡ Cuántas v eces te esperó!
P ero yo ya no soy yo, i Cuá.ntas v eces te esperara,
ni mi casa eS ya mi casa. cara fre sca, n egro pelo,
- Compa dre, quiero morir e n esta verde baranda!
decentemen te en mi cama.
De acero, s i puede ser, ..,.,.
~. .'

con las sábanas de holanda.


¿ No' ves la herida que tengo Sobre el rostro d el aljibe
des d e el p ec ho a la garganta? Se m ecía la g ita n a.
- Trescientas rosas morenas V erd e carne, pelo verde,
lleva tu pechera bla nca. con ojos d e fría pl a ta.
Tu san g re rezuma y huele Un carámbano d e luna

alrededor de tu faj a . la sostiene sobre el agua.
L a noche se puso íntima
P ero yo ya no so y yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-
como un a p eque n a plaza .
-~ Dejadme subir al menos
Guardias c iviles borrac hos
h asta las a ltas bara nd as; e n la puerta gol p eaba n .
j d ej ad m e subir!, dej ad me
Verde q ue te quiero verde.
h a s ta las verdes barand a s . V erde vie nto. V erdes ramas.
Barandales de la luna El ba rco so b re la mar.
p or donde retumba el a gua. y el caballo en la montaña.
,.'.
~:'
~. '"

Ya s ub en los do s compadres
hacia las a ltas barandas.
18 FEDERICO GARCIA LORCA

El viento vuelve desnudo


ROMANCE de la GUARDIA la esquina de la sorpresa,
-
CIVIL ESPANOLA en la no che platinoc h e,
noche que no che nochera.
A Juan GueTTe1'O)
C6nsul gene'f a l ele la poesía. *
**
LOS caballos n egros s on.
La Virgen y San José
perdieron sus castañu elas, •

Las h erraduras so n negras. y buscan a los gitanos


Sobre las capas relucen para ver si las e n c u e n tran.
manchas de tinta y de cera. L a Virgen viene vestida
Tienen, por eso no lloran, con un traj e de a lcaldesa,
de plomo las calaveras. de pa pel de chocolate
Con el alma de charol con los collares de almendras.
vienen por la carretera. San José mueve los brazos
Jorobados y nocturnos, bajo una capa de sed a.
por donde animan ordenan Detrás va P edro Domecq
silencios de goma oscura con tres s ulta nes de P ersia.
y miedos de fina arena. La m edia luna soñaba
Pasan, si quieren pasar , un éxtasis de cig ü eñ a .
y ocultan en la cabeza E standartes y faroles
una vaga astronomía invade n las azoteas.
de pi stolas in concretas. Por los espejos sollozan
ba ilarinas s in cad eras.
0** Agua y so mbra, sombra yagua
i Oh, ciudad de los gitanos! por Jerez de la Frontera.
En las esquinas, banderas.
0
La luna y la calabaza 0 0
con las g uindas en conserva. j Oh, ci udad de los gitanos!
i Oh, ciudad de los g itanos! En las esquin as, banderas .
¿ Quién te vió y no te recuerda? Apaga tus verdes luces
Ciudad de dolor y a lmizcle, que vien e la benemérita.
con l as torres de canela. j Oh, ciudad de los gitanos!
,', ¿ Quié n te vió y no te recu erd'a ?
Cuando llegaba la noch e, Dejadla lejos del mar,
noche que noche nochera, s in peines para sus crenchas.
los gitanos en s u s fraguas 0'0
forjaban soles y flechas.
Un -caballo m a lherido Avanzan de d 0 S en fo ndo
llamaba a todas las puertas. a la ciudad de la fie sta.
Gallos de vidrio cantaban Un rumor de s iempr evivas
por Jerez de la Frontera. invade las cartuch eras.
ROMANCERO GITANO 19

Avanzan de do s en fondo. y otras muchachas corrían


Doble nocturno de tel a . perseguidas por sus trenzas,
El.cielo, se les antoja en un aire donde estallan
una vitrina de espuelas, rosas de pólvora negra.
:;:.",
Cuando todos los tejados
,',
',' '.' eran surcos en la tierra,
el alba meció sus hombros
La ciudad, libre de miedo, en largo perfil de piedra.
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles •••
,',•••,',
',' ','
entran a saco por ella s.
Los relojes se pararon, i Oh, ciudad de los gitanos!
y el coñac de las botellas La Guardia civil se aleja
se dis frazó de noviembre por un tunel de silencio
p~ra . no infundir s ospechas. mientras las llamas te cercan,
Un vuelo de gritos largos j Oh, ciudad de los gitanos!
se levantó en las veletas. ¿ Quién te vió y no te recuerda?
Los sables cortan las brisas Que te busquen en mi frente,
que los cascos atropellan. Juego de luna y arena.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas s iniestras, CANCION
dejando
. .
detrás fugace s
remolinos de tijeras. DEL GITANO
En el portal de Belé n
los g itanos se congregan. APALEADO
San José, lleno de herid as,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos V EINTICUATRO bofetadas.
por toda la noche suenan. Veinticinco bofetadas ;
La Virgen cura a los niños después, mi madre, a la noche,
con salivilla de estrella. me pondrá en papel de plata.
Pero la guardia civil Guar dia civil caminera,
avanza sembrando hog u eras, dadme unos sorbitos de agua,
dond e joven y des nud a Agua con peces y barcos.
la ~!llaginación, se q,uema, A g ua, agua, agua, agua.
Rosa la de los Camborios i Ay, mandor de los civiles
gime sentada en s u puerta que estás arriba en tu sala!
con sus ' dos pe'c hos co r tados j No habrá pañuelos de seda
pues tos en una bandeja. para limpiarme la cara!
ESCENA DEL TENIENTE
CORONEL DE LA GUARDIA CIVIL

CUARTO DE BANDERAS
TENIENTE CORONEL. - Yo soy el teniente coronel de la guardia civil.
SARGENTO. - Sí.
TENIENTE CORONEL. - Y no hay quien me d esmi en t a .
SARGENTO. - No.
TENIENTE CORONEL. - Tengo tres estrellas y veinte cruces.
SARGENTO. - Sí.
TENIENTE CORONEL. - Me ha sa lud a do el cardenal arzobispo con s u s
veinticuatro borlas moradas.
SARGENTO. - Sí. .
TENIENTE CO RONEL. - Yo soy el teniente. Yo soy el t e niente. Yo soy
el t eniente coronel de la guardia civil.
(Romeo y JuZieta" celeste) blanco y oro_o se ab1'azun sobre el
jardín d e tabaco de la caja de pU1·OS. El militar acaricia el cañ6n
de u.n fusil lleno de ' sombra submarina., Una voz {lleTa:)
Luna, luna, luna , luna ,
del tiempo de la aceituna.
Cazarla enseña su torre
y Benamejí la oculta.
Luna, luna. luna, luna,
Un gallo canta en la luna.
Señor alcalde, sus niñas
están mirando a la luna.
TENIENTE CORONEL. - ¿ Qué pasa?
SARGENTO. - ¡ Un gitano!
(La mirada de mulo joven d el gitanillo en8omb-rece y agiganta
los ojirris del teniente coronel de la guardia civil.)
TENIENTE CORONEL. - Yo soy el teniente coronel d e la guardia civil.
SARGENTO. - Sí.
TENIENTE CORONEL. - ¿ Tú quién eres?
ESCENA DEL TENIENTE CORONEL 21

GITANO. - Un gitano.
TENIENTE CORONEL. - ¿ y qué es un gitano?
G]T~NO. - Cualquier cosa.
TENIENTE CORONEL. - ¿ Cornó te l1amas ?
G1TANO. - Eso.
TENIENTE CORONEL. - ¿ Qué dices?
G1TANO. - Gitano.
SARGENTO. - Me 10 encontré y 10 he ·t raído.
TENIENTE CORONEL. - ¿ Dónde estabas?
G1TANO. - En la puente de los ríos.
TENIENTE CORONEL. - ¿ Pero de qué ríos?
GITANO. - De todos los ríos.
TENIENTE CORONEL. - ¿ y qué hacías allí?
GITANO. - Una torre de canela.
TENIENTE CORONEL. - ¡Sargento!
SARGENTO. - A la orden, mi teniente coronel de la guardia civil.
GITANO. - He inventado unas alas para volar, y vuelo. Azufre y
rosa en mis labios.
TENIENTE CORONEL. - j Ay!
GITANO. - Aunque no necesito alas, porque vuelo sin ellas. Nube$
y anil10s en mi sangre.
TENIENTE CORONEL. - i Ayy !
GITANO. - En enero tengo azaha r.
TENIENTE CORONEL. - (retorciéndos e ). - j Ayyyyy !
GITANO. - Y naranjas 'en la nieve.
T ENIENTE CORONEL. - j Ayyyyy, pun , pino pam ! (Cae 111Ue?' to)".
(El alma de tabaco y café con l ech e d el teniente cOTonel de la
g u.uTdia. c1.vH sale por la ventana.)
SARGENTO. - j Socorro!

*
**
(En el paHo del cuartel., C'lwt~ o guardias civiles apalean acl
gita.nillo.)
,

LLANTO pon
IGNACIO SANCHEZ MEJIAS
A mi qU61'ida amiga
Encarnación Lopez Julvez.
1
LA GOGIDA V LA MUERTE

la s ci n co d e la tard e.
Eran las cinco e n punto de, la tarde.
Un niño tra jo la blanca sábana
a las cinco d e la tar de.
Una es puerta de cal ya prevenida
a. las ci n co de l a tarde.
Lo demás e ra muerte y s ólo muerte
a las ci nco de la ta'rde .
El viento s e llevó los algodones
a Zas cinco de la tarde.
y el óxido s embró cristal y níquel
a las cin co de la tarde.
Y-a luchan la paloma y el leopardo
a las ci nco d e la ta1~de.
y un mus lo con un asta desolada
a las ci,n co de la tarde.
Comenzaron los sones de bordón
a las c i n co de la tarde.
Las ca mpanas de ars énico y el humo
a las c in c o de la taTele.
,
En las esquinas grupos de s ilencio
a las cin co de la tarde.
y el toro s olo corazón arriba!
a las ci n c o d e la tarde.
Cuando el s udor de nieve fué llegando
a las c i n c o el e la tarde.
Cuando la pl aza s e cubrió de yodo
a las cinco ele la t arde.
La muerte pus o huevos en la herida
a las cinco ele la tar de.
A las cin co ele la tarde.
A la s cinc o en punto de la tarde,
Un ata ú d co n ruedas es la cama
'ap,l/D1- v1 ap oaufa 8VI v
LLANTO POR SANCHEZ MEJIAS 23

Huesos y flautas suenan en ,s u oído


a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a Zas cinco de la tm"de.
A 10 lejos ya viene la grangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la taTde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde.
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A la cinco de la tarde.
i Ay, qué terribles cinco de la tarde!
j Eran las cinco en todos los reloje s !
i Eran las cinco en sombra de la tarde!

Avisad a los jazmines


2 j
con s u blancura pequeña!

LA SANGRE DERRAMADA j Que no quiero verla!

La vaca del viejo mundo


iQ DE no quiero verla! pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
Dile a la luna que venga, derramadas en la arena,
que no quiero ver la sangre y los toros de Guisando,
de Ignacio sobre la arena. casi muerte y casi piedra,
m ugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.
i Que no quiero verla!
No.
La luna de, par en par.
Caballos de nubes quietas, j Que no quiero verla!
y la plaza gris de sueño
con sauces en las barreras. Por las gradas sube Ignacio
i Que no quiero verla! con toda su muerte a cuestas,
Que mi recuerdo se quema. Buscaba el amanecer,
FEDERICO GARCIA LORCA

y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño la desorienta.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
¡No me digáis que la vea!
No quiero sentir el c horro
cada vez con menos fuerza;
ese chorro que ilumina
los tendidos y se vuelca
sobre la pana y el cuero
de muchedumbre sedienta.
i Quién me grita que me asome!
i No me digáis que la vea!

No se cerraron s us ojos
cuando vió los cuernos cerca,
pero las madres terribles
levantaron la cabeza.
y a tra ves de las ganaderías,
hubO un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes,
mayorales de pálida niebla.
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como s u espada
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
i Qué. gran torero en la plaza!
i Qué buen serrano en la sierra!
i Qué blando con las espigas!
j Qué duro con las espu elas!
i Qué tierno con el rocío!
i Qué deslumbrante en 'a feria!
i Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!

Pero ya duerme s in fin.


Ya. los musgos y la hierba
abren con dedos seguros
LLANTO POR SANCHEZ MEJIAS 25

la flor de su calavera.
y su sangre ya viene cantando:
cantando por marismas y praderas,
resbalando por cuernos ateridos,
vacilando sin alma por la niebla,
tropezando con miles de pezuñas
como una larga, oscura, triste lengua,
para formar un charco de agonía
junto al Guadalquivir de las estrellas.
¡ Oh blanco muro de España!
. i Oh negro toro de pena!
i Oh sangre dura de Ignacio!
i Oh ruiseñor de sus venas!
No.
i Que no quiero verla!
i Que no hay cáliz que la contenga,
que no hay golondrinas que se la beban,
no hay es carcha de luz que la enfríe,
no hay canto ni diluvio de azucenas,
no hay cristal que la cubra de plata.
No.
¡ Yo no quiero verla!

3
.
CUERPO PRESENTE

L A piedra es una frente donde los sueños gimen


sin tener agua curva ni cipres es helados.
La p,i edra es una espalda para llevar al tiempo
con árboles de lágrimas y cintas y planetas.

Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas,


levantando sus, tiernos brazos acribillados,
para no ser cazadas por la piedra tendida
que desata sus miembros s in empapar la sangre.

Porque la piedra coge simientes y nublados,


esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.
26 FEDERICO GARCIA LORCA

Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.


Ya se acabó; ¿ qué pasa? Contemplad su figura:
la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
y le h a puesto cabeza de oscuro minotauro.

Ya se acabó. La lluvia penetra por s u boca,


El a ire como loco dej a su pecho hundido,
y el Amor, empapado con lág rimas de nieve,
se calienta en la cumbre de las ganaderías.

¿ Qué di cen? Un -s ilencio con hedores reposa.


E stamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemo s llenarse de agujeros sin fondo.

¿ Quién arruga el sudario? jNo es verdad lo que dice!


Aquí no canta u.adie, ni llora en el rincón,
ni pica las -espuelas, ni espanta la serpiente:
aquí no quiero más que los ojos redondos
para ver ese cuerpo s in posible desc~nso . .

Yo quiero ve r aq uí los hombres de voz dura.


Los que doman caballos y dominan los ríos :
los hombres que les suena el esqueleto y cantan
con una boca llena de sol y pedernales.

Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.


Delante de este c uerpo con las riend as quebradas.
Yo quiero que rile ' enseñen dónde está la salida
para este capitán atado por la muerte.

Yo quiero qu e me enseñen un llanto como un río


que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
sin escuchar .el doble resuello de los toros.

Que se pierda en la plaza redondo de la luna


que finge c uando niña doliente res inmóvil; .
que se pierda en la noche s in canto de los peces
y en la maleza blanca del humo cO!1.gelado.

No quiero que le tapen la cara con pañuelos


para que se' acostumbre con la muerte que lleva.
Vete, Ignacio: No ' sientas el caliente bramido,
Duerme, "vuela, reposa: i También se muere el mar!
LLANTO POR SANCHEZ MEJIAS 27

ALMA AUSENTE

,
N o te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni horrr~ig aJS de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre

No t e conoce el lomo de la piedra,


ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.

El otoño vendrá con caracolas,


uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.

porque te has muerto para s iempre.


como todo s los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.

No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.


Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de s u boca . .
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.

Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,


un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
' y re"cuerdo una brisa triste por los olivos.
POEMA DEL CANTE JONDO

GRAFICO DE LA PENETERA

CAMPANA A Eugenio lJlontes.


BORDON
Con siete ayes clavados.
la torre ¿ dónde irán
amarilla los cien jinetes andaluces
dobla una campana. del naranjal?

Sobre el viento
amarillo LAS SEIS CUERDAS
se abren las campanadas.
En la torre LA guitarra
amarilla hace llorar a los sueños
cesa la campana. El sollozo de las almas
perdidas
El viento con el polvo se escapa por su boca
hace proras de plata. redonda.
y como la tarántula
CAMINO teje una gran estrella
para cazar suspiros,
CIEN jinetes enlutados, que flotan en su negro
¿ dónde irán, aljibe de madera.
por el cielo yacente
del naranjal ?
Ni a Córdoba ni a Sevilla DANZA EN EL HUERTO
llegarán. DE LA PETENERA
Ni a Granada la que suspira
por el mar.
Esos caballos soñolientos la noche del huerto,
los llevarán seis gitanas
al. laberinto de las cruces vestidas de blanco
donde tiembla el cantar. bailan.
POEMA DEL CANTE JONDO 29

En la noche del huerto, FALSETA


co ronadas
con ros as de papel A Y , . petenera gitana!
y biznagas. i Y ayay petenera!
Tu entierro no tuvo niñas
En la noche del huerto, buenas.
s u s dientes de nácar Niñas que dan a Cristo Muerto
escriben la sombra s us g uedejas,
quemada. y lleva n blancas mantillas
en las ferias.
y en la noche del huerto, Tu entierro fué de ge nte
s iniestra.
s u s so mbras se alargan
Gente con el corazón
y llegan has ta el cielo
en la cabeza,
moradas.
que te s iguió llora nd o
por las callejas.
i Ay, petenera g ita na!
MUERTE DE LA PETENERA i Yayay petenera!

EN la casa bla nca. muere « DE PROFUNDIS "


l a p erdición de los hombres. Los cien enamorados
duermen para s iempre
Cien jacas cal"acolean . bajo la tierra seca.
Sus jinetes están nl..1t e't'to8.
Anda lucía tiene
la r g os caminos rojos.
B a jO las estremecidas Córdoba, olivos verdes
e s trellas de los velones, donde poner cien c ru ces,
su fa lda de moa ré tiembla que los recuerden.
entre sus muslos de co bre. Los cien enamorados
duermen para siempre.
Cien jaca s caTa co lean.
Sus jine tes están 1lUte1·to8. CLAMOR

Largas s ombras .afiladas torres


vienen del turbio horizonte,
y el bordón de un a g ui ta rra
amarillas
se rompe. doblan las campanas.
Sobre los vientos
Cien jaca s caTacolean. amarillos
Sus jinetes están m.tte)·tos. s e abren las campanadas.
30 FEDERICO GARCIA LORCA

Por un camino va LA - GUITARRA


la muerte, coronada
de azahares marchitos.
EMPIEZA el llanto
Canta y canta
..
una canClOn
de la guitarra .
Se rompen las copas
en su. vihuela blanca, de la madrugada.
y canta y canta y canta. Empieza el llanto
de l a guitarra.
En las torres amarillas
cesan las campanas . Es inútil callarla.
Es imposible
El viento con el polvo callarla.
h ace proras de plata. Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
E s imposible
POEMA DE LA SIGUIRIY A ca llarla.
GITANA Llora por cos a s
lejanas.
A Ca1'los M 01'1a, Vic·u:iia. Arena del S u r caliente
que pide camelias bla ncas.
PAISAJE Llera flecha sin blanco,
la tarde s in mañana,
campo y el prime!' pájaro mue rto
sobre la ran1a.
de olivos j Oh, gui tarra !
se abre y se cierra Corazón malherido
como un abanico. por cinco es padas.
Sobre el olivar
h ay un cielo hundido
y una lluvia oscura EL GRITO
de luceros frío s.
Ti embla junco y penumbra
a la orilla del río. La elips e de un g rito,
Se riza el aire gris. va de men t e
Los olivos a monte.
estan cargados
de g ritos. Des de los olivos,
Una bandada sera• un arco IrlS
• •
negro
de pájaros cautivos, s obre la noche azul.
que mueven sus larg uís imas
colas en lo sombrío. ¡ Ay !
POEMA DEL CANTE JONDO . 31

Con un arco de viola DESPUES DE PASAR


el grito h a h ec ho vibrar
largas cuerdas del v iento.
LOS niños miran
¡Ay! un punto lejano.
(Las gentes de las cuevas Los candiles se a p agan.
asoman s us velones.) Unas muchachas ciegas
¡Ay! preguntan a la luna,
y por el a ire ascienden
espirales de llanto.
EL SILENCIO

O YE, hijo mío, el s ilencio.


Las montañas m iran
un punto lejano.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbal a n valles yecos y DESPUES
y que inclina las frentes
h ac ia el suelo.
Los labe rintos
que crea el tiempo
EL PASO
se desvanecen.
DE LA SIGUIRIYA

ENTRE mariposas negras (Sólo queda


el desi erto.)
va una muchacha morena,
junto a una blanca serpiente
de nieba. El corazón,
fuente del des eo,
Tien'a de luz,. se desvanece.
cielo de tierra.
V a encadenada al tembior (Sólo queda
de un ritmo que nunca llega; el des ierto.)
tien~. ~ 1. corazón
~ . . de plata
y un puñal en la diestr a . La ilusión de la aurora
y los besos,
¿ A dónde vas, siguiriya, se desvanecen.
con un ritmo s in cabeza?
¿ Qué luna recogerá
tu dolor de cal y adelfa? Sólo qued a
el des ierto.
Tie'/'ra de luz) Un ondulado
ei e lo de tierra. desierto.
32 FEDERICO GARCIA LORCA

MEMENTO

UA NDO yo ]l1e llUlera,


enterradme con llli guitarra
bajo la arena.
Cuando yo me muera
entre los naranjos
y la hiubabuena.
Cuando yo me muera,
enterradme, si queréis,
en una veleta.
j Cuanao yo me lrlUeJ '(:! !


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I
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PRESIDENCIA : CELEGACION GENERAL :


O .. ' J,-M , MARTI FECEO DR VILAR FIOL
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5 1. Ru~ PARC AHINII!: RIf:5 36 . RUI! O'AS S AS
T OULOUSE (HA U T !~C ARONH!.) PARIS (VI ' )

MENSUEL IMPRIM~ EN FRANCE fttp, PRODUCT o N° 198) (HTE-GNf) ,


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