INFORME DE AUTOEVALUACIÓN CON FINES DE ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL
1. SINOPSIS Este hecho, que para los librepensadores restringía la autonomía y libertad de cátedra,
“… Si los Republicanos me prestan su apoyo
pienso seriamente fundar, con el concurso de los
más competentes profesores de esta capital, la
Universidad Libre.”
Rafael Uribe Uribe (1903)
1.1 RESEÑA HISTÓRICA DE LA UNIVERSIDAD LIBRE
1.1.1 Contexto fundacional
La Universidad Libre emergió a la realidad en una época específica de nuestra historia.
Era la época en que reinaba el dogmatismo y la intransigencia en todos los órdenes
de la inteligencia.
Para una mejor comprensión del alba de la Universidad Libre, viene bien recordar que,
continuando con las vicisitudes de nuestra vida republicana en el siglo XIX, en el año
de 1863, con el liderazgo del General Tomás Cipriano de Mosquera, se expidió una
Constitución denominándonos Estados Unidos de Colombia. Dicha carta política se
caracterizó por cimentar una idolología radical en los campos del liberalismo, del fe-
deralismo, del laicismo y del librecambismo, y por una educación pública, entre otras.
Frente a este mundo político, social y económico, en el que se vivió en constante
zozobra auspiciado por los detentadores de poder, surge un grupo llamado la Rege-
neración integrado por los conservadores, los liberales de derecha y la Iglesia Católica,
liderado por Rafael Núñez, que una vez en el gobierno logra derrotar militarmente a
sus opositores del liberalismo radical e impulsa la aprobación de una nueva Constitu-
ción, la de 1886. Bajo esta norma superior, radicalmente opuesta a la precedente, se
instala la hegemonía conservadora y el confesionalismo, con marcada limitación de las
libertades e influencia en la educación de la misma estirpe. Este momento histórico es
testigo de una época difícil para la sociedad civil colombiana. La coyuntura evidencia
una pugna partidista, por tanto, polarizada entre el liberalismo y el conservadurismo
colombiano. La Nación quedaría en manos de las ideas y prioridades políticas conser-
vadoras, dentro de las que se puede mencionar, principalmente, el restablecimiento de
48 la estrecha relación entre el Estado, la iglesia y las instituciones educativas.
añorada en la educación superior, produjo la apertura de establecimientos universi-
tarios alternativos. Dichos proyectos dieron origen a la universidad Republicana que,
como se verá más adelante, terminaría concretándose en la Universidad Libre, tras un
proceso de transición, mejoramiento y transformación de las condiciones con las que
se garantizaría la educación universitaria.
La finalidad de estas instituciones, y en especial de la Universidad Libre, era la de
ofrecer una educación de alta calidad y con proyección social, es decir, una educación
que estuviera al alcance de toda la población y, ante todo, un lugar en el que se ejer-
ciera bajo la condición de la libertad de pensamiento y de cátedra, la enseñanza y el
aprendizaje de los distintos saberes pragmáticos y humanistas, que proporcionarían
a los estudiantes de la época, el criterio para afrontar, no solo una regeneración en lo
político, sino una regeneración cultural a partir de la educación, que demanda per se,
nuevos prototipos de pensamiento.
En el señalado contexto surge la Universidad Libre. Como se deduce, su origen cro-
nológico data de finales del siglo XIX, con la creación por parte del señor Luis Antonio
Robles de la Universidad Republicana en el año 1890, en la ciudad de Bogotá, con la
intención de formar una institución de cátedra libre, practicada por los claustros du-
rante el radicalismo.
Al término del citado siglo, Colombia carecía de tierra fértil para cosechar proyectos
exitosos en educación superior, pues por las rivalidades entre conservadores y libera-
les, con sus respectivas fracciones, se aprestaba a iniciar una confrontación armada,
tristemente recordada como la Guerra de los mil días (18 de octubre de 1899 – 21 de
noviembre de 1902). La nación se vio abocada, por la incomprensión de la razón de
ser del poder político en el Estado, a escribir uno de los capítulos más tristes y trágicos
de nuestra historia. Durante la guerra y el posconflicto se hacía materialmente difícil
que la Universidad Republicana pudiese ser un proyecto educativo sostenible.
No obstante las nefastas consecuencias que produjo aquella confrontación armada,
una vez firmada la paz definitiva en el navegante foráneo Wisconsin, dos mentes bri-
llantes, líderes del liberalismo, emergen a la vida civil como voceros de libertad y espe-
ranza. Para el país, en particular para la Universidad Libre, el General Rafael Uribe Uribe
y el General Benjamín Herrera Cortés, como hombres de paz, liberales, demócratas y
visionarios, en el posconflicto, se convierten en precursores de un infalible vehículo de
progreso: la educación para todos.
En una sociedad feudal y colonial, en donde la religión, los grandes propietarios, la
prevalencia de prejuicios educativos, la ignorancia, el atraso y el autoritarismo se aso- 49
INFORME DE AUTOEVALUACIÓN CON FINES DE ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL
maban cotidianamente a la luz del día, Rafael Uribe Uribe, caudillo liberal inmolado
en 1914, jugó trascendental papel como orientador ideológico en la construcción del
proyecto educativo y social llamado Universidad Libre. Este insigne patriota liberal,
radical, reconocido en su época como maestro, periodista y pedagogo, con voca-
ción inclinada a descubrir los apremios sociales que agobiaban al pueblo, de prédica
invariablemente de carácter social, pudo, además de orientar las huestes liberales y
trazar el horizonte para la reconstrucción de un partido desecho y derrotado, apoyar el
proyecto de creación de nuestra Casa de Estudios, al que, junto con Benjamín Herrera,
entregaron todos sus esfuerzos, inteligencias e ideología.
El General Uribe, fue quien primero habló de fundar una universidad popular, lo que
constituye la aurora misma del nacimiento de esta institución. Pretendió una universi-
dad de estirpe liberal, con universal y amplio criterio académico que estuviese al nivel
de las universidades confesionales de la época, pero que, a su vez, fuese la alternativa
de inclusión social e ideológica. Esta idea fue agitada por el caudillo liberal, con mayor
vehemencia, luego del abandono del quinquenio de Rafael Reyes (1905-1909) y de la
reforma constitucional de 1910, que brindó algunos aires de renovación republicana.
Desafortunamente, el 15 de octubre de 1914, el General Uribe, a las afuera del Con-
greso de la República, fue bilmente herido y vino a morir a su residencia ubicada en La
Candelaria, hoy sede de la Universidad Libre y constituida como museo en homenaje
a nuestro precursor.
Por la directa relación que tiene la Universidad Republicana con la creación de la Uni-
versidad Libre, retomamos las breves referencias que de ella hacemos para señalar
que su vida práctica, por asuntos económicos y, quizás, por la misma ideología tan
difícil de sostener en aquellos tiempos, no fue posible. Sin embargo, en abril de 1912,
ante notario, se creó la nueva Universidad Republicana como Compañía Anónima. Su
objeto fue registrado así: ”…el fin que persigue la compañía es meramente patriótico y
los socios fundadores, inspirados en los más elevados ideales, tienen en mira facilitar la
instrucción, adaptar los estudios a las necesidades del país, desarrollar las facultades
de trabajo disciplinado y productivo, levantar el nivel moral por el cultivo de los sen-
timientos elevados que forman el carácter, y hacer hombres tolerantes, respetuosos
de las creencias y derechos de los demás que rindan culto a los deberes e ideales
humanos”.
El renovado impulso dado a la Universidad Republicana como una Compañía Anóni-
ma, con el liderazgo de don Eugenio Gómez, no fue ajeno al fracaso, principalmente
por razones económicas. De otro lado, es importante resaltar que por la ideología
fundante de la Universidad Republicana, el público en general, los intelectuales y estu-
50 diantes de la época en particular, la empezaron a denominar Universidad Libre.
Aunando a lo anterior, también es menester recordar que quince distinguidos inte-
lectuales liberales y masones constituyeron una sociedad jurídica, el 23 de abril de
1912, para crear un amplio Instituto Nacional de Educación y de Instrucción Superior
y Profesional, con el propósito de enseñar libremente todas las tendencias filosóficas.
Con la fijación social de una universidad Libre, al introducir reformas a los estatutos de
la Compañía Anónima antes señalada, entre otras, la del nombre, y la participación de
miembros del Instituto Nacional de Educación y de Instrucción Superior y Profesional,
el 30 de octubre de 1913, se crea jurídicamente la Universidad Libre, como entidad
independiente de la Universidad Republicana.
Al término del año de 1914, en lo atinente a la historia de la Universidad Libre, tenemos
lo siguiente: su creación legal, el reconocimiento social de una Institución de Educa-
ción Superior enarbolada como crisol de un mundo ideológico renovador, con uno de
sus mentores fenecidos por la intolerancia que ha sido constante en la historia colom-
biana, y una carencia de fondos para su debido funcionamiento. Por fortuna para el
país y para quienes hemos sido formados profesionalmente en esta Casa de Estudios,
lo mismo que para las presentes y futuras generaciones, contábamos con un insigne
hombre, un verdadero par del General Rafael Uribe Uribe, el General Benjamín Herrera,
quien se erige como el hombre más importante para entonces del Partido Liberal y de
las ideas liberales. Con él, no obstante todas las vicisitudes por las que había pasado
la idea de una universidad popular y pluralista, por su carácter, vehemencia y auténtico
liderazgo de ideología liberal, el proyecto estaba a salvo.
El General Benjamín Herrera, un hombre de alma férrea, honesto y pulquérrimo, desde
su mocedad agitaba las banderas de las ideas liberales, republicanas y democráticas.
Fue un indiscutible líder que fungió como gran general en la fatídica Guerra de los Mil
Días. Al firmar la paz, junto al General Rafael Uribe Uribe, como lo hemos advertido,
le presta un importante servicio al país en posconflicto como constructor de sólidas
bases para una paz duradera.
Entre sus muchos logros y aportes se destaca su idea y liderazgo para la convocatoria
de una Convención Nacional con el propósito de reformar la Constitución de 1886,
que promulga en 1910, entre otros, el Acto Legislativo No. 03, que encamina al país
por un sendero de renovación y progreso. Bajo el Gobierno de José Vicente Concha,
fungió como el primer Ministro de Agricultura demostrando grades dotes como admi-
nistrador. Y, por aclamación de la Convención Liberal en la sesión del 17 de diciembre
de 1921, reunida en Bogotá, fue postulado como candidato a la Presidencia de la
República en contienda con el candidato del Partido Conservador, el General Pedro
Nel Ospina. Al ser derrotado, hizo suya, como principal meta, el poner a funcionar la 51
INFORME DE AUTOEVALUACIÓN CON FINES DE ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL
Universidad Libre. Consideró que estabilizada la paz y restablecido el orden jurídico
republicano, era oportuno y conveniente ofrecerle a la juventud una institución como
ésta, donde se pudieran expresar todas las doctrinas filosóficas, económicas y socia-
les, sin limitación alguna, para que la mente de los estudiantes recibiera un permanente
baño de luz.
Papel importante hubo de jugar el doctor César Julio Rodríguez, Gerente de la Univer-
sidad Libre desde 1915 y animador como el que más de dicho proyecto educativo. El
30 de marzo de 1922, dirigió un conocido mensaje al General Benjamín Herrera y a la
Convención del Partido Liberal, exhortándolos una vez más a que tomaran decisiones
eficaces para conseguir el efectivo funcionamiento de la Universidad Libre. En con-
secuencia, la Convención Liberal aprobó recomendar a los liberales prestar decidido
apoyo a la obra de la Universidad Libre, según el Acuerdo No.06, dado en Ibagué el 3
de abril de 1922. Cabe anotar, por la estrecha relación de la Institución con la Masone-
ría, con hombres librepensadores y de buenas costumbres, que en ese mismo año se
institucionalizó, también con la poderosa influencia del General Herrera, la Gran Logia
de Colombia con sede en Bogotá, de la cual fue desde entonces su Gran Patrono.
Seguidamente, el General Herrera, de manera personal, tomó la iniciativa de recaudar
dineros para impulsar la apertura de la Universidad en forma definitiva. Recibió colabo-
ración económica de sus colegas parlamentarios, donaciones de liberales de diferen-
tes partes del país, información de la prensa, cartas, boletines, mensajes, visitas, etc.
El país todo se enteró de esta campaña docente.
La juventud y los universitarios liberales, en reconocimiento a la importancia nacional y
política del General Herrera y, en especial, a su dedicación por el futuro académico de
las nuevas generaciones, le tributaron una manifestación multitudinaria el 20 de mayo
de 1922 que partió de la plaza de Bolívar hasta su residencia en el Hotel Franklin, ubi-
cado en la carrera 7a. con calle13, de Bogotá. Allí, recibió a la juventud y en discurso
de respuesta manifestó lo siguiente, que ha sido guía ideológica y filosófica de la Ins-
titución:
“Quiero llamar la atención de modo especial a la característica que debe singularizar
este vasto establecimiento docente con que el liberalismo colombiano quiere dotar al
país: La Universidad Libre, no debe ser un foco de sectarismo, ni una fuente perturba-
dora de la conciencia individual; ese moderno establecimiento debe ser una escuela
universal, sin restricciones ni imposiciones; ese hogar espiritual debe ser amplísimo
templo abierto a todas las orientaciones del magisterio civilizador, y a todas las sanas
ideas en materia de educación; nada que ate la conciencia a los prejuicios y a las
preocupaciones; pero nada tampoco que atente contra la libertad ni la conciencia del
52
individuo. No vamos a fundar una cátedra liberal, sino una amplísima aula en que se
agiten y se muevan, con noble libertad, los temas científicos, y los principios filosóficos
aceptados por la moderna civilización”. 1
En este orden de ideas, el General Herrera logró abrir definitivamente las puertas de la
Universidad Libre. Fue elegido Presidente del Consejo Directivo y, desde esa posición,
se alistó a ponerla en marcha. Empieza a funcionar el 13 de febrero de 1923.
Es por lo narrado en breves líneas que para la Universidad Libre, el General Rafael
Uribe Uribe es su principal ideólogo y precursor, y el General Benjamín Herrera su
fundador. La fundación data del 13 de febrero de 1923, fecha en la cual se abren, de
manera ininterrumpida, las aulas de clase a los sectores sociales menos favorecidos,
con la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, la Facultad de Ingeniería, la Facultad
de Literatura y Filosofía, la Escuela de Comercio, la Escuela de Artes y Oficios y la Es-
cuela Preparatoria (Bachillerato).
Y, corolario con lo señalado, la Universidad Libre, desde sus inicios, se exhibe como
un espacio de agitación intelectual donde se enseñan viejas y nuevas tesis políticas,
sociales y económicas, sin temor ni dogmatismo. Así, en síntesis, la Universidad Libre
está afincada en principios democráticos tales como la igualdad, la libertad de pensa-
miento, la libertad de cátedra, la libertad de aprendizaje, la investigación científica, la
fraternidad, el pluralismo, la tolerancia, la dignidad humana, la inclusión social, la ética,
el laicismo y la autonomía universitaria. Como se infiere, existe amplia coincidencia con
los principios reformistas que soplaron en 1918 sobre la ciudad argentina de Córdoba,
cuando universitarios y profesores proclamaban la cátedra libre, la investigación cientí-
fica fundada en la realidad objetiva, la autonomía académica y el gobierno compartido
entre los estamentos básicos.
En este relato histórico es importante precisar que en el año de 1947, a iniciativa de
un eminente colaborador de la Universidad Libre, el Doctor Jorge Soto del Corral, se
liquidó aquella sociedad anónima para transformase en la actual Corporación Univer-
sidad Libre, mediante escritura No.181 del 20 de enero de ese año, otorgada en la
Notaría Tercera del Circuito de Bogotá. Para hacer esa liquidación se alegó que no se
había completado el 50% del capital social. Así, hoy la Universidad Libre es una per-
sona jurídica de naturaleza privada y sin ánimo de lucro, que se esfuerza por cumplir
con las juventudes estudiosas de Colombia, depositaria de la posteridad, el lema de su
escudo “Scentia - fons - libertatis” (La ciencia es fuente de la libertad).
53
1. UNIVERSIDAD LIBRE, Mario Baena Upegui y Julio Roberto Galindo. Libro de Oro de la Universidad Libre, Ediciones Escala. Bogotá, 1995. Pág. 66.
INFORME DE AUTOEVALUACIÓN CON FINES DE ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL
1.1.2 Participación de insignes colombianos en la historia de
la Universidad Libre
A Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera, durante el transcurso de la historia de la Uni-
versidad Libre, se suman grandes hombres de la vida nacional que con su inteligencia,
experiencia y profesionalismo han contribuido a la consolidación de su proyecto aca-
démico. Entre las destacadas personalidades, nos permitimos relacionar las siguien-
tes: César Julio Rodríguez, José Antonio Restrepo, Miguel López Pumarejo, Germán
Zea Hernández, César Ordoñez Quintero, Jorge Soto del Corral, Tulio Enrique Tascón,
Darío Samper, Jaime Angulo Bossa y Gustavo Humberto Rodríguez (Anexo 1).
Y, por su indiscutible trasegar y trascendencia política, hacemos una breve relación de
otros grandes hombres del siglo XX que tuvieron estrechos vínculos con la Universidad
Libre.
En primer lugar, tenemos a Jorge Eliécer Gaitán. Oriundo de la región cundiboyasence,
nació en 1903 y la fecha de su fallecimiento, es el recordado 9 de abril de 1948 en
la ciudad de Bogotá, “el bogotazo”. Reconocido jurista y político, sus aportes al De-
recho Penal y en especial a la criminología, tienen una fuerte influencia de la escuela
positivista de Enrico Ferri. Jorge Eliecer Gaitán, es una figura nacional, su particular
oratoria, sus posiciones políticas, las discusiones públicas que suscitaba, el impacto y
la aclamación popular, lo posicionaron como una de las figuras que inspiraba amores
y odios apasionados.
De la Universidad Libre, Gaitán no solo fue en la juventud un entusiasta promotor de su
fundación, sino que llegó a ocupar la Rectoría. Se desempeñó, además, como profe-
sor de Derecho Penal, clases en las que dictó sus famosas conferencias de sociología
criminal, a las que asistían masivamente estudiantes y abogados de la ciudad.
Sucedió a Gaitán, Diego Luis Córdoba, otro de sus grandes servidores, profesor du-
rante 20 años, miembro de la Consiliatura y Presidente de la Corporación, a quien en
palabras de Gerardo Molina ante su tumba en agosto 30 de 1960, lo catalogó como
un hombre que fue fiel a su decisión de mantener el hilo conductor de la Universidad
que viene desde Herrera, que pasó por Gaitán, y que fundamentan aquellos principios
de enseñanza sin restricciones confesionales, de nacionalismo y de justicia social que
deben circular por la sangre de las generaciones que a ella acuden.
Otra destacada personalidad para nuestra Casa de Estudios fue Darío Echandía. To-
das sus biografías coinciden en que este hombre de origen campesino, contaba con
54 una inmensa erudición -que cultivara a lo largo de su vida- acerca de la cultura anti-
gua, la filosofía y las lenguas de Platón y Cicerón. Su participación en la vida política
fue importante, pues hizo parte activa del ejecutivo, del legislativo y del judicial, propo-
niendo reformas y llevando al país a discusiones sobre temas trascendentales para la
organización institucional nacional, que anticiparían algunos de los cambios del siglo
XXI en temas administrativos.
Es relevante destacar el proyecto de reforma de la educación que en 1936 propusiera
Echandía desde el Congreso. Esta reforma buscaba la independencia de la educación,
respecto de los intereses del Estado. Para Darío Echandía, la academia era el foco del
desarrollo y del pensamiento de un país, por lo que, habría que generar una indepen-
dencia de las instituciones, con miras a un funcionamiento armónico del Estado.
Su participación en la Universidad Libre, está dada por el estrecho vínculo con el Par-
tido Liberal, pero ante todo, por su vocación como docente. Seguro de que el proyec-
to académico de la Universidad Libre propiciaba el espacio para ejercer una cátedra
abierta, independiente de los intereses políticos y religiosos, Echandía, apoyó el pro-
yecto de Benjamín Herrera como docente en las cátedras de latín, griego y filosofía del
Derecho. Se destaca que fue Presidente de la Corporación en 1964.
También destacamos a Alfonso López Michelsen, quien fue un hombre cosmopolita,
y por tanto, un hombre capaz de visualizar y contemplar a una sociedad en todos
sus niveles. Es decir, capaz de comprender las necesidades de las sociedades en un
momento específico de la historia, y a su vez, adelantarse a los hechos para prever el
direccionamiento “correcto” hacía el cual, se puede llevar a un país a estados avan-
zados de bienestar. Su formación como abogado, sus múltiples especializaciones y
formación posgradual -que se pueden traducir, de algún modo, en la curiosidad de los
hombres sabios -su contacto con la historia y las culturas de otros lugares, lo llevaron
a convertirse en uno de los más innovadores y más criticados mandatos presidenciales
durante el período de 1974 a 1978.
Además de un destacado administrador, su obra intelectual fue prolija y fecunda. Entre
otros, destacamos textos como: Introducción al estudio de la Constitución de Co-
lombia (1942), La estirpe calvinista en nuestras instituciones (1946) y la novela Los
elegidos (1953). Congresista, ministro, presidente, escritor, docente universitario y pro-
ductor cinematográfico, fueron algunas de las labores a las que López Michelsen se
dedicó con ahínco y talento.
Su relación con la Universidad Libre, está estrechamente ligada a su vocación por
la academia, pues estuvo vinculado como docente de Derecho Constitucional, y en
1964, asume la Presidencia de la Corporación. López Michelsen es, sin duda, uno de
los hombres que deben ser recordados en la historia nacional por su lucidez y su obra. 55