Hoja de ruta 2050.

Transición energética nacional

La gestión ambiental
y energética de organizaciones
CONTENIDO
1. Objetivos

2. Hoja de ruta 2050. Transición energética nacional

Objetivos de la hoja de ruta para 2050. Puntos clave.
Transición económica, industrial y social.
Estrategia para la reducción de emisiones contaminantes.
Planes de descarbonización.
3. Bibliografía

Objetivos
• Comprensión y aprendizaje conciso del marco
europeo de política para la transición energética y
como afectan a la transición energética nacional.
• Analizar los aspectos relacionados con la
problemática ambiental y energética actual.
• Obtener unos conocimientos detallados sobre los
planes de descarbonización.
Hoja de ruta 2050.
Transición energética
nacional
La transición energética se entiende como el cambio
de modelo en lo referente a la producción, distribución
y consumo de energía desde el actual sistema hacia
otro más sostenible. El núcleo central de este cambio se
basa en hacer a las energías renovables y a la eficiencia
energética protagonista en detrimento del uso de los
combustibles fósiles.
De hecho, la producción de energía mediante fuentes
primarias fósiles (carbón, petróleo y gas natural) es la
principal causa del cambio climático, ya que es en su
combustión donde se libera la mayor parte del CO2 (dióxido
de carbono). Los combustibles fósiles no son renovables
porque, una vez consumidos, solo pueden regenerarse
en una escala temporal geológica de millones de años, y
están presentes en cantidades limitadas.
Además de la presión del cambio climático, existen otras
muchas razones para plantear el cambio. Métodos de
producción de energía como las plantas nucleares han
demostrado desde la década de los años 80 fallos de
seguridad que han tenido consecuencias irreparables con el
conocimiento actual del ser humano, como las catástrofes
de Chernóbil o la de Fukushima, más recientemente.
España, así como un gran número de países, ha entendido
este cambio como uno de los grandes desafíos para la
sociedad del siglo XXI. Teniendo en cuenta que, en 2019,
el 84,3 % del consumo mundial de energía se basó en
combustibles fósiles, puede visualizarse la magnitud
de la transformación que este cambio implica. Para
que se pueda realizar la transformación se requerirá de
una revolución conceptual y práctica de los modelos de
producción y consumo de energía.
Ha sido gracias al empuje de la comunidad científica,
desde la década de los años 80, que se ha podido
plantear el reto de la transición energética a gobiernos
y consumidores, que también son llamados a afrontar
el cambio controlando y optimizando su consumo de
energía. Así, la transición energética es también una
transición social y de comportamiento.
Hoja de ruta 2050. Transición energética nacional | 3
En cualquier caso, los actores llamados a participar
en la transición energética en España desarrollarán su
actividad dentro de los 3 ejes estratégicos principales
que se establecen en la hoja de ruta 2050 para la
descarbonización de la economía:
• Desarrollo de energías renovables.
• Eficiencia energética y rehabilitación.
• Movilidad sostenible.
Objetivos de la hoja de ruta para
2050. Puntos clave
La hoja de ruta 2050 es una iniciativa consensuada por
los miembros de la Unión Europea, que define un camino
rentable hacia un entorno más limpio, respetuoso con
el clima y una economía europea competitiva a largo
plazo. Este reto plantea como objetivo de partida la
reducción global de las emisiones nacionales para 2030,
2040 y 2050 en un 40 %, 60 % y 80 %, respectivamente
(en comparación con los datos recogidos para 1990).
Dichos valores sería posible lograrlos a través de
medidas de reducción dentro de la UE y no incluye
los posibles usos de créditos internacionales para
compensar emisiones.
España, como miembro de la UE, adquiere este
compromiso como propio, que ha quedado formalmente
recogido en las conclusiones del Consejo Europeo del
12 de diciembre de 2019; refrendando el objetivo de
que la UE sea climáticamente neutra en el año 2050.
Compromiso que también ha quedado patente a nivel
nacional, con la Declaración de la Emergencia Climática
y Ambiental acordada por el Consejo de Ministros el
21 de enero de 2020 (una resolución que responde al
consenso generalizado de la comunidad científica, que
reclama acción urgente para salvaguardar el medio
ambiente, la salud y la seguridad de la ciudadanía), la Ley
de Cambio Climático y Transición Energética o el Plan
Nacional de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC). Todos
ellos con el objetivo de mitigar los efectos del cambio
climático y de descarbonizar la economía española.
Este compromiso no es altruista. España es
especialmente vulnerable frente al cambio climático,
pues la subida de las temperaturas, los cambios en
el régimen de precipitaciones o las sequías pueden
tener efectos muy adversos en sectores relevantes
en la economía nacional y en la salud de la población,
fundamentalmente sobre la población en riesgo de
exclusión. En este mismo sentido, un estudio reciente
de la Comisión Europea ha estimado los impactos
en términos económicos del cambio climático en la
agricultura, la energía y la productividad laboral; así
como los derivados de las inundaciones fluviales, las
inundaciones costeras y la mortalidad adicional por
olas de calor. El impacto económico agregado, en un
escenario de cambio climático intenso, sería 8 veces
mayor en los países del sur de Europa que en los del
norte. Cifra que se reduciría en 4 veces si el ascenso
global de la temperatura media de la atmósfera fuera de
2° C, como se refleja a continuación (figura 1).
 Hoja de ruta 2050. Transición energética nacional | 4

Reino Unido Europa Central Europa Central

Europa del Norte Sur de Europa Unión Europea
e Irlanda (norte) (sur)
High 2° C High 2° C High 2° C High 2° C High 2° C High 2° C
0
Cambio en el nivel de bienestar.%
(Participación en el PIB)

-1

-2

Mortalidad
Energía
Productividad laboral
-3 Inundaciones costeras
Inundaciones interiores
Agricultura

-4

Figura 1. Comparativa del impacto económico previsto en las diferentes zonas de la Unión Europea a causa del cambio climático.
Fuente: Final report of the JRC PESETA III Project, 2018.

Por lo tanto, la lucha contra el cambio climático desde
España es una cuestión de responsabilidad sobre el
futuro de la nación, así como una obligación con base a
los compromisos adquiridos como miembro de la Unión
Europea y parte del Acuerdo de París.
Con este fin, España ha concretado los objetivos de la
hoja de ruta 2050 a nivel nacional a través de la Estrategia
a Largo Plazo (ELP). Se trata de una hoja de ruta, en sí
misma, para avanzar hacia la neutralidad climática en el
horizonte 2050, con hitos intermedios en 2030 y 2040, de
modo equivalente a la hoja de ruta europea.
Debido a su marco temporal, cabe señalar que la misión
de la ELP no es conocer cómo se producirán los cambios
tecnológicos concretos en los diferentes sectores de la
economía. Se trata de presentar una propuesta coherente
sobre dicha transformación empleando el conocimiento
científico-técnico disponible en la actualidad.
La estrategia de descarbonización a largo plazo (ELP)
es extensa y tiene diferentes enfoques según el sector,
aunque como marco general establece un triple objetivo:
• “En primer lugar, cumplir con los compromisos del
Acuerdo de París.
• En segundo lugar, anticipar y planificar la transición
hacia una economía climáticamente neutra, teniendo
en cuenta los retos y el debate social, empresarial
y político sobre sus implicaciones y necesidades.
Esa transformación ha de ser abordada de forma
integral, dado que afecta a numerosos elementos
transversales de la economía y la sociedad.
• Por último, debe ofrecer un objetivo claro a largo
plazo, lo que ayudará a anticipar las líneas de
actuación necesarias y, por tanto, a maximizar
y aprovechar las oportunidades derivadas de la
transición energética reduciendo los riesgos”.

En las próximas décadas no solo se producirán
innovaciones tecnológicas sino también transformaciones
en los sistemas económicos o en las formas de
organización social, que son difíciles de anticipar con
certeza. Sin embargo, las amenazas y los riesgos del
cambio climático son conocidos, así como también lo son
muchas formas de prevenirlos.
De esta forma, la estrategia proporciona líneas de
actuación y ventanas temporales a medio y largo plazo
a los inversores, a los agentes económicos, sociales,
medioambientales y al conjunto de la sociedad española,
para el periodo 2021-2050.
La ELP estima que la mejora de la eficiencia energética
y el ahorro reducirá a la mitad el consumo de energía
primaria desde su publicación hasta 2050. Prevé,
además, independizar el incremento del PIB del consumo
de energía y estima que para ese mismo año el uso de
energías renovables se dividirá de la siguiente manera:
• 100 % en el sistema eléctrico.
• 79 % en el sector transporte.
• 97 % en el sector de calor y frío.

Esto implicará una reducción estimada de las emisiones
de GEI en 2050 respecto a valores actuales del 98 % en
movilidad y en transporte, más del 90 % en industria,
cerca del 60 % en el sector agropecuario y residuos en
un 100 %, totalmente descarbonizado, en el sector de
la construcción. Por otra parte, el consumo de energía
primaria se reducirá en un 40 % gracias a las políticas
de eficiencia energética, a los cambios de hábitos y a la
economía circular, haciendo énfasis en una reducción de
más del 30 % en el consumo de energía final.
En resumen, la ELP contempla un modelo energético más
descentralizado, multidireccional y complejo, donde el
autoconsumo, la participación ciudadana y los recursos
energéticos distribuidos, como el almacenamiento, la
generación distribuida o la gestión de la demanda, serán
factores clave. De igual modo, la digitalización de las
redes, así como los nuevos esquemas de operación,
tendrán un papel fundamental en este nuevo modelo.
Transición económica, industrial y
social
La transición energética nacional está indisolublemente
unida a cambios en la economía, la industria y la
sociedad. No podría ser de otro modo dada la magnitud
de la trasformación que plantea.
Los modelos matemáticos en lo que se basa la ELP
plantean un crecimiento de las energías renovables tan
notable que permitirá al sector industrial español adquirir
una posición de liderazgo en estas tecnologías, y otras
nuevas asociadas como el almacenamiento de energía
o el uso del hidrógeno “renovable”.
La revolución tecnológica aparejada a la incorporación
de las energías renovables implicará oportunidades y
palancas para la modernización y descarbonización
de los diferentes sectores económicos del país, con el
consecuente impacto en la cadena de valor industrial,
que verá aumentada su competitividad y capacidad
productiva en todos los sectores.
En lo referente a generación de empleo y nuevas
oportunidades económicas asociadas a la transición
energética, la ELP contempla a España líder en nuevos
segmentos de la cadena de valor como los relacionados
con la digitalización y la economía circular; ayudada en
gran medida por el uso de los Fondos de Recuperación
y Resiliencia. En conjunto, la estrategia estima una
creación de unos 300.000 puestos de trabajo hasta
2050, con un margen positivo de 1,6 % por encima de
un escenario en el que la ELP no se hubiese aplicado.
Las inversiones acumuladas asociadas a la transición
en la ocupación de la población se estiman en 300.000
millones de euros para el periodo 2031-2050, cifra
que hay que sumar a los 250.000 millones de euros
que movilizará la implementación del PNIEC para el
periodo que va desde 2021 hasta 2030. Las inversiones
adicionales anuales se situarán en torno a un 1 % del PIB,
en línea con las cifras presentadas por la Estrategia a
Largo Plazo Europeo 2050.
Hoja de ruta 2050. Transición energética nacional | 5
Por su parte, se ha valorado para el sector industrial una
importante reducción de las emisiones de CO2, desde
los 72 Mt de 2020 a las 7 Mt en 2050. Esta estimación
se hace en un escenario en el que la capacidad
industrial aumenta, pero en la que las industrias optan
por materias primas alternativas y el fomento de la
economía circular. Además, surgirán nuevos modelos de
negocio industrial como los asociados a la captación y
almacenamiento de CO2 o la I+D+i donde el sector podrá
encontrar segmentos en los que va a ser competitivos a
nivel internacional. Dentro de este mismo ámbito y en el
desarrollo de la movilidad sostenible, el uso del hidrógeno
renovable será un vector energético que contribuirá a la
descarbonización de estos sectores.
Algunos de los cambios planteados para el sector
industrial tendrán reflejo directo en la movilidad
sostenible, que además se verá afectado por los cambios
modales y la integración de la planificación urbanística,
participando de forma clave en la transformación del
sector de la movilidad. La estimación de la ELP para
este sector en 2050 es de una reducción de más de tres
cuartas partes de las emisiones de GEI en la movilidad
y transporte (79 %, concretamente) como consecuencia
del uso de energía final de origen renovable.
Por otra parte, el sector agrícola experimentará paralelamente
un avance significativo hacia la descarbonización. Aunque,
por sus características, alcanzar un sector agrícola con cero
emisiones es actualmente inviable. El camino marcado
por la ELP permitirá lograr una reducción importante de
emisiones de forma absoluta gracias a la mejora de la
gestión de cultivos, fertilizantes y estiércoles, a la producción
de biogás, a la conservación de suelos, la alimentación del
ganado y las rotaciones de cultivos, la digitalización y las
tecnologías inteligentes para el riego y la fertilización, así
como a la reducción del desperdicio en la cadena alimentaria
de consumo nacional y a la modificación progresiva de los
hábitos alimentarios para retornar a dietas más saludables y
equilibradas como la dieta mediterránea.
Aunque estas transiciones son ambiciosas, todas ellas
dependen directa o indirectamente de la descarbonización
del sistema eléctrico, que será el vector de cambio
para la reducción de las emisiones de GEI a todas las
escalas. La ELP estima que el sector eléctrico será el
primero en reducir totalmente sus emisiones, estando
descarbonizado en 2050. Para que el sector eléctrico
pueda actuar como núcleo de la descarbonización
nacional es necesario que la demanda esté electrificada,
especialmente en lo que se refiere al sector residencial
(81 %) y servicios (91 %), aunque también el industrial y
la movilidad. Además, el desarrollo de los sistemas de
almacenamiento integrados en la red será fundamental
para garantizar el total aprovechamiento del potencial de
las energías renovables.

Otro sector protagonista de la transición energética es el
de la edificación. El parque de viviendas actual necesita
someterse a rehabilitación energética en línea con la
denominada “Nueva Bauhaus Europea”. Las proyecciones
que se hacen al día de hoy valoran que el ritmo de
renovación de viviendas se duplicará en los próximos 10
años, y estas darán lugar a una mayor eficiencia energética
y de los recursos. La ELP estima que, gracias a las citadas
renovaciones y a las nuevas edificaciones con un consumo
energético casi nulo, el sector de la edificación tendrá una
completa descarbonización en el 2050. La rehabilitación
energética será clave desde 2021, abriendo un importante
nicho de actividad económica, teniendo lugar protagonista
los sistemas de climatización, donde se prevé que el 96 %
serán sistemas renovables para mediados de siglo. Las
inversiones en edificios residenciales y comerciales están
previstos que se vean incrementados en 20.000 millones
de euros anuales durante la próxima década, elevando la
inversión anual a 70.000 millones de euros (figura 2).
El despliegue tecnológico necesario para que
estos cambios se produzcan contribuirán al
autoabastecimiento energético y al uso más eficiente de
los recursos, que revertirán en una mejor salud del medio
ambiente y en un incremento de la resiliencia al cambio
climático. Las nuevas transformaciones se realizarán
sobre la base del incremento de la cohesión territorial,
contribuyendo al desarrollo rural y haciendo frente al
reto demográfico, pero también mediante el diseño de
ciudades más habitables, al tiempo que se abren nuevas
oportunidades para el empleo.
De forma inevitable, todos los cambios económicos,
industriales y energéticos tendrán repercusiones
positivas en las personas y la naturaleza, generando
efectos positivos en la salud y la calidad de vida, y
favoreciendo la conservación de la biodiversidad y la
adaptación a los efectos del cambio climático.
500.000
450.000
400.000
350.000
300.000
250.000
200.000
150.000
100.000
50.000
0
1990 1995 2000 2005 2010 2015
Transport Generación de energía eléctrica
Industria Residencial, Comercial e Institurcional
Agricultura y residuos Otros sectores, fugitivas, uso de productos y fluorados
Figura 2. Evolución de las emisiones GEI según la ELP desde 1990 hasta 2050 (kt CO2 eq). Fuente: MITECO, 2020.
Hoja de ruta 2050. Transición energética nacional | 6
Así, se estima que la transición de cada sector permitirá
una reducción de la presencia de contaminantes primarios
asociados a la polución atmosférica como los siguientes:
• El dióxido de azufre (SO2), en un 55 %.
• Los óxidos nitrosos (NOX), en un 38 %.
• Las partículas finas PM2.5, en un 36 %.
Además, la ELP valora una disminución de más del 60 %
en el número de muertes prematuras por los efectos de la
contaminación en el año 2050 con respecto a 2010 gracias
a la neutralidad climática.
Por último, se ha definido en la ELP al capital natural
como uno de los grandes protagonistas de la ruta que
marca esta estrategia. Esto es consecuencia de su
valor intrínseco y de su participación fundamental en
el equilibrio de las emisiones al actuar como sumidero
de CO2, absorbiéndolo de la atmósfera y fijándolo
como biomasa susceptible de ser empleada como
materia prima sostenible.
El rol de los sumideros naturales de carbono, es
fundamental en la transición hacia la descarbonización,
por lo que se redoblarán esfuerzos para reforestar más de
20.000 hectáreas al año entre 2020 y 2050, lo que implica
un crecimiento neto del 4 % de la superficie de tierras
forestales a nivel nacional. Esta medida irá acompañada
de la mejora de la gestión forestal, la restauración y
recuperación de 50.000 hectáreas de humedales hasta
2050. Solo con la aplicación de las medidas referentes a
los sumideros naturales está prevista la eliminación de
37 Mt CO2eq.
La conservación y ampliación de esos espacios
constituye una herramienta para luchar contra la pérdida
de biodiversidad y, además, está asociada a actividades
económicas y a la generación de empleo, especialmente
en entornos rurales.
2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050

Escenario Tendencial PNIEC 2030
Escenario Tendencial PNIEC 2030
2020 2030
Figura 2. Diagrama de los escenarios analizados en el PNIEC y en la ELP. Fuente: MITECO, 2020.
Estrategia para la reducción de
emisiones contaminantes. Planes
de descarbonización
La ELP se configura como una pieza esencial dentro de los
planes de descarbonización de España, que se completa
con el Marco de Energía y Clima del Gobierno junto a Ley
7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición
energética, la estrategia de transición justa, la estrategia
de pobreza energética, el plan nacional de adaptación al
cambio climático y, en especial, el plan nacional integrado
de energía y clima (2021-2030). La ELP sigue la línea
marcada por el PNIEC y desarrolla la trayectoria y las vías
para lograr los objetivos de reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero establecidos en la Ley de
Cambio Climático y Transición Energética.
Las medidas articuladas en el PNIEC se llevan ejecutando
desde su publicación a través de estrategias, hojas
de ruta y disposiciones legislativas. Algunas de ellas,
como la “hoja de ruta del hidrógeno: una apuesta por el
hidrógeno renovable” o la “estrategia de almacenamiento
energético”, tienen además una visión a 2050 en total
consonancia con la ELP.
Aunque, la ELP define la estrategia general para la
consecución de los objetivos propuestos, la hoja de
ruta se concreta de manera detallada por medio de los
PNIEC, cuya elaboración está fijada cada diez años y que
se actualizarán cada cinco.
Hoja de ruta 2050. Transición energética nacional | 7
Escenario Tendencial ELP 2050
Escenario ELP 2050
2040 2050
La estrategia para el desarrollo de la descarbonización
se configura en torno a cinco grandes capítulos:
1. Mitigación: eficiencia energética y renovables.
2. Sumideros naturales de carbono.
3. Adaptación.
4. Descarbonización sectorial: analizado en detalle en
el punto anterior.
5. Factores transversales.
Se ha dado en llamar factores transversales para la
aplicación de la ELP a los ámbitos en los que se pretende
incidir y potenciar para que los planes encaminados a
la reducción y supresión de emisiones de GEI cuenten
con la participación de todos los actores y sectores
indispensables. El nexo de unión de todos ellos será
la ciudadanía como protagonista de la transición, que
deben alcanzar la cohesión social y adquirir nuevos
valores y hábitos de comportamiento para posibilitar
el cambio del conjunto de la sociedad. Estos factores
transversales del cambio que inciden en la ciudadanía
como vector de cambio son los siguientes:
• Digitalización.
• Educación, formación profesional y aprendizaje
continuo.
• Igualdad de género.
• Transición justa, industrialización y economía
circular.
• Implicación del sector financiero.
• Emprendimiento, empleo y economía social.
• Investigación, innovación y desarrollo.
• Reto demográfico.
• Objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones
Unidas (Agenda 2030).
• El papel del nuevo modelo de ciudad más habitable.
• Dimensión internacional y proyección social.
 Hoja de ruta 2050. Transición energética nacional | 8

Bibliografía
1. MITECO, “Estrategia de descarbonización a largo
plazo 2050. Estrategia a largo plazo para una
economía española, moderna, competitiva y
climáticamente neutra en 2050”, 2020, pp. 1-69.
[En Línea]. Disponible en: file:///C:/Users/fresl/
Downloads/Borrador%20Estrategia%20de%20
descarbonizaci%C3%B3n%20a%20Largo%20
Plazo%202050.PDF [Accedido 02-08-21].